Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Elecciones, tradición socialista y una pregunta-problema

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Dado que el país está entrando en la campaña electoral, me parece conveniente recordar el criterio que tradicionalmente guiaba a los partidos socialistas, o al menos, a sus alas marxistas revolucionarios, en elecciones legislativas. La cuestión me parece necesaria en tanto en algunos grupos marxistas parece primar el afán de conseguir votos y bancas por sobre cualquier otra consideración. En ciertos casos incluso se pone el acento en el “carisma” y la cara bonita de los candidatos, y se procura que estos luzcan como “estadistas” ante la opinión pública, con propuestas “viables y razonables”. La contrapartida es que no se señala con la suficiente firmeza, en los medios públicos -porque la prensa partidaria es otra cosa-, las limitaciones insalvables del parlamentarismo. Concretamente, no se dice con claridad que los problemas fundamentales de las masas trabajadores no se solucionan votando leyes (un caso concreto de cretinismo parlamentario, aquí).

En oposición a estos criterios, en lo que sigue presento dos pasajes que sintetizan la tradición socialista de participación en elecciones parlamentarias. En ambos el eje es la tarea de agitación y propaganda de las ideas del socialismo, y se refieren exclusivamente a las elecciones legislativas.

El primero es de Wilheim Liebknecth, líder de la socialdemocracia alemana:

“Las revoluciones no se hacen consiguiendo el permiso de los altos poderes que tienen la autoridad; el ideal socialista no puede ser alcanzado en el marco del Estado actual; debe derrocar el Estado para asegurar la posibilidad de vida. Ninguna paz con el Estado actual. Fuera la adoración del sufragio universal y directo. Tomemos  parte con toda nuestra energía, como lo hemos hecho hasta ahora, en las elecciones. Pero usemos las elecciones solo como un medio de agitación, y no dejemos de señalar que la urna nunca puede ser la cuna del Estado democrático. El sufragio universal no alcanzará su influencia final y decisiva sobre el Estado y la sociedad hasta después de que haya sido definitivamente eliminado el Estado policial y militar” (The Speeches of Wilhelm Liebknecht, vol. 7, Voices of Revolt. New York: International Publishers, 1928, http://germanhistorydocs.ghi-dc.org/docpage.cfm?docpage_id=2820).

El segundo pasaje es de Lenin, muy influenciado por Liebknecht y la socialdemocracia alemana; obsérvese el carácter general del criterio:

“Si para los politicastros burgueses de todos los países, desde los kadetes rusos hasta los “librepensadores” alemanes o los “radicales” democráticoburgueses de Francia, lo más importante es el éxito inmediato, lo más importante es ganar una banca de diputado, para un partido socialista lo más importante es la propaganda y la agitación entre las masas, lo más importante es la defensa de las ideas del socialismo y de una consecuente y abnegada lucha por una democracia completa” (“Las elecciones en Petersburgo”, septiembre de 1909, Obras Completas, t. 16, p. 20, Cartago).

Dejo planteado, por último, una pregunta-problema: ¿deben los marxistas presentarse a cargos ejecutivos? Si lo hacen, ¿no está asumiendo con ello que un gobierno “socialista”, sin acabar con el Estado, puede transformar la sociedad en un sentido socialista? ¿O se pretende cambiar la naturaleza de clase del Estado mediante reformas electorales? Además, ¿no sería un mensaje de ruptura ideológica y política con la burguesía y la pequeña burguesía presentarse solo a las elecciones parlamentarias, explicando abiertamente por qué los marxistas no tomamos responsabilidad alguna de conducción en el Estado burgués?

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Elecciones, tradición socialista y una pregunta-problema

Written by rolandoastarita

10/05/2017 a 12:08

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21 respuestas

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  1. Y como deben afrontar los marxistas unas elecciones en un paìs en las que se vota al poder legislativo y este a su vez elige al ejecutivo -o al presidente del mismo, por ser màs exacto? En un caso asi parece todo màs complicado. Si se vota por separado al parlamento los marxistas pueden afirmar abiertamente que se presentan a elecciones legislativas con intenciones puramente propagandisticas y agitadoras, rechazando cualquier intento de ocupar puestos de gobierno. En cambio si el gobierno es elegido por el parlamento, el objetivo de obtener escaños se vincula directamente con la de formar un gobierno o influir en su formaciòn.

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    David

    10/05/2017 at 12:44

  2. Plantear que la izquierda no presente candidatos a cargos ejecutivos implicaría no presentar ni a presidente, ni a gobernador, ni a intendente. Los cargos ejecutivos son los lugares que arrastran los votos de los cargos deliberativos, y no al revés. Si la izquierda no presentara candidato a presidente, por ejemplo, sus votos se reducirían a la cuarta parte. Máxime en un régimen presidencialista como el que hay en nuestro país, donde el poder ejecutivo decide mucho más que el legislativo. Desde un punto de vista práctico, el papel educativo de no presentarse sería mucho menor que si la izquierda presenta candidatos y denuncia la estructura antidemocrática del poder ejecutivo (me remito para ello al programa del Partido Socialista Argentino de 1896, que reclamaba la supresión del Poder Ejecutivo).
    Creo que algo similar sucede en la Universidad de Buenos Aires. El estatuto establece que el cogobierno es elegido por docentes (sólo profesores titulares concursados), alumnos y graduados (donde terminan votando el resto de los docentes). La izquierda está en contra de la existencia del claustro de graduados, establecida solamente para dar un contrapeso conservador a la universidad en general y convertido, por la fuerza de los hechos, en el refugio de votación (distorsionado, pero refugio al fin) de la gran masa de docentes de la universidad. ¿Habría que llamar a no presentarse en el claustro de graduados? ¿Habría que llamar a no votar? Hay que actuar en las condiciones que se presentan, salvo que impliquen un compromiso aberrante. No me parece que sea el caso ni para los cargos ejecutivos nacionales ni para el claustro de graduados de la UBA.
    Otra cuestión es lo que planteás acerca de las campañas electorales. Creo que el Frente de Izquierda sobre todo se ha dedicado siempre a campañas muy «reivindicativas» y poco «ideológicas». Yo creo que, a la vista de la actual coyuntura internacional, hay que empezar a insistir más (no todo, sólo más) en una impugnación ideológica del capitalismo y señalar el camino a la catástrofe bélica a la que se están inclinando.
    Un abrazo

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    Hernán Díaz

    10/05/2017 at 12:45

    • «Los cargos ejecutivos son los lugares que arrastran los votos de los cargos deliberativos, y no al revés. Si la izquierda no presentara candidato a presidente, por ejemplo, sus votos se reducirían a la cuarta parte». Confirma lo que digo en la nota: son más importantes los votos que el contenido del mensaje.
      Por otra parte, ¿para qué querríamos la gente de izquierda gobernar la UBA?

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      rolandoastarita

      10/05/2017 at 15:58

    • No creo que sean más importantes los votos que el mensaje. Sólo que aquí estamos discutiendo los votos. Para que el mensaje llegue (vamos a suponer que el mensaje es correcto), tiene que estar respaldado por votos. Cuantos más votos se tengan, a partir de un mensaje correcto, más gente escucha tu mensaje. Traduciendo: si la izquierda sigue con votaciones en decimales (he sufrido un 0,017% en todo el país), nadie se acerca a escuchar el mensaje y ese mensaje no existe ni se reproduce ni evoluciona. Eso no implica a mi entender hacer cualquier cosa para tener más votos, pero presentar candidatos a cargos ejecutivos no es «cualquier cosa». Es un cargo (por ejemplo intendente, o gobernador) que la izquierda debiera aceptar para plantear a posteriori que debe ser disuelto en beneficio de los cargos deliberativos. Y tampoco se haría en una provincia sola, sino que surge como propuesta.
      Lo mismo vale para la UBA: hay que presentar listas en graduados, para después, según las circunstancias, poder eliminar el claustro de graduados. El abstencionismo no da resultados. Tampoco el resignar la calidad del mensaje por el hecho de participar. En el medio, hay una fina línea que te deja afuera o te instala como fuerza escuchable.

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      Hernán Díaz

      10/05/2017 at 16:36

    • Parece claro que no nos entendemos, estamos en distintas sintonías. Usted escribe: «aquí estamos discutiendo los votos». Y yo no estoy discutiendo los votos, sino el contenido del mensaje. Al margen de que tenga pocos votos. Pero además, si a fin de que llegue el mensaje lo despojamos de contenido socialista, tendremos votos, pero no mensaje con contenido socialista. Y este contenido es lo que importa, en mi opinión (por eso cito la tradición socialista).

      Por último, no alcanzo a ver qué sentido tiene para la izquierda postularse para dirigir instituciones burguesas. ¿Se les quiere cambiar el contenido? En el caso de la UBA, ¿hacer realidad en la sociedad capitalista la consigna de «universidad de los trabajadores»? De nuevo, tengo la impresión de que estamos en distintas sintonías.

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      rolandoastarita

      10/05/2017 at 16:47

  3. Coincido plenamente Rolo. presentarse a cargos ejecutivos hoy, no es tan grave en los hechos, porque no hay chances de ganar, aunque sí es confuso el mensaje que implica. Creo que en el fondo también está esto de que se supone que el «socialismo real» de hoy es algún tipo de poder ejecutivo que limite, reduzca o entorpezca la explotación por medio de medidas redistributivas.
    Lo mismo con los parlamentarios, que suelen ser los más importantes dirigentes. Quizás estoy hablando de más, pero ser diputado da lugar a un manejo de dinero para financiar algunos grupetes y seguir subsistiendo ahí en la más absoluta intrascendencia. Por supuesto eso también implica viajes a congresos, invitaciones a programas de tv, y toda esa pavada muy redituable para el invitado, de esos que has criticado a los intelectuales heterodoxos. Si los dirigentes son los políticos más hábiles, deberían estar avocados a tareas de organización más importantes que la propaganda en el congreso, a la que se puede dedicar a otros buenos oradores, pero no necesariamente a los mejores cuadros.

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    Gus

    10/05/2017 at 16:55

    • Sobre este tema me surgió una duda hace unos meses, cuando me enteré que Del Pla fue fue congresal constituyente en el 94, entiendo que estuvo ahí por su puesto legislativo, pero de algún modo fue partícipe de la constitución -que es la ley burguesa por antonomasia-, no me queda claro si estuvo bien en participar o no. En cuanto a puestos ejecutivos creo que no deberían participar, pero es cierto, de no hacerlo no obtendrían votos; pienso que en caso de presentarse deberían aclarar que no tienen como fin administrar el Estado burgués ni llegar al poder por vía electoral (todo esto jamás lo aclaran en los medios y ‘SE LAS VEN NEGRAS’ cada vez que se les pregunta como sería eso del gobierno de trabajadores).

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      Luciano

      10/05/2017 at 23:00

    • No veo inconveniente en la participación en una Asamblea Constituyente -después de todo, la función del Congreso también es dictar leyes- sino en los discursos con que se participa en estas instituciones. Lo más importante: dejar en claro ante la opinión pública que los problemas fundamentales de la clase trabajadora no se solucionan votando leyes. Por caso, no hay manera de acabar con la desocupación votando una ley que prohíba los despidos, o que reduzca las horas de trabajo, o con «maniobras estratégicas» propias de este tipo de cretinismo parlamentario (o, en un plano apenas más elevado, cretinismo constituyente).

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      rolandoastarita

      11/05/2017 at 08:58

    • Gus. Te recomiendo, así como a todos los foristas, volver a leer las Tesis de la Tercera sobre el parlamentarismo. Sobre tu observación acerca de los candidatos, la Tercera exigía, precisamente para limitar las ambiciones personalistas, que el 75% de las candidaturas fueran para obreros y campesinos. La función de estos no sería ‘brillar’ en el parlamento, sino leer a viva voz los discursos y proclamas de neto perfil revolucionario preparadas por los propagandistas del partido. Obviamente estábamos en una época en que las elecciones no eran lo que hoy son, un excelente negocio, el principal, en que se sustenta la supervivencia de los aparatos partidarios adaptados a la democracia burguesa.

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      AP

      12/05/2017 at 11:12

  4. Coincido enteramente con el planteo. Mejor no podría estar expresado.

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    AP

    10/05/2017 at 20:22

  5. Que opinion tenes sobre la idea de la izquierda de recurrir a marchas y convocatorias como la de hoy en las que la conduccion del evento es totalmente reformista?
    Sirve realmente de algo? Me estoy empezando a cuestionar hasta que punto sirve hacer cosas asi con la clase obrera tan fragmentada y confundida. saludos

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    Bizantino

    11/05/2017 at 02:15

    • En general, mi criterio es que el participar o no es una cuestión más bien táctica, y lo importante es con qué programa o discurso se participa. Aprovecho para reiterar lo que dije en un anterior comentarios, en que me consultaron por el tema del 2×1: para la clase dominante el hecho de que los milicos genocidas sigan en la cárcel, en la actualidad, no es un problema central. La «unión nacional» burguesa que hubo en el Congreso en torno a este asunto lo pone en evidencia. Por eso es importante que el marxismo se diferencie de esta unidad nacional. Hay que tener presente que la clase dominante va a volver a emplear la violencia, como lo hizo en los 1970, siempre que vea peligrar seriamente al sistema capitalista y la autoridad de su Estado burgués. En esas circunstancias el «nunca más» se transforma siempre en papel mojado. Lo que priman son las relaciones de fuerzas entre las clases.

      Un análisis materialista no puede desconocer este hecho. Y no hay que engañar a la gente con espejitos de colores. Por eso, por caso, no tiene sentido querer asegurar la democracia pidiendo juicio político (el juicio político lo haría el Congreso) a la Corte Suprema. Hay que marcar distancia, siempre y de manera intransigente, con los poderes del Estado. No hay que dar lugar a ninguna forma de ilusión, a ninguna forma de cretinismo parlamentario (enfermedad madura del izquierdismo, hoy muy extendida).

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      rolandoastarita

      11/05/2017 at 09:12

    • Rolo, coincido con tu planteo de «que la clase dominante va a volver a emplear la violencia, como lo hizo en los 1970, siempre que vea peligrar seriamente al sistema capitalista y la autoridad de su Estado burgués». Entiendo que la dictadura fue la forma violenta de romper con la resistencia obrera a una serie de reformas estructurales que eran necesarios para el capital de conjunto. Pero reformas similares se llevaron adelante en otros países capitalistas, con clases obreras bien organizadas, y no se recurrió a formas tan violentas… creo. Me refiero fundamentalmente a los países más desarrollados. ¿Hay alguna explicación general para esto? ¿O se relaciona con las particularidades de las situaciones políticas de cada país? ¿Acaso la mayor productividad de las economías desarrolladas permitió sostener por más tiempo ciertos beneficios del Estado de Bienestar?

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      Gus

      11/05/2017 at 20:33

    • al mismo tiempo, rolo, dado que los juicios y encarcelamiento de los militares no tienen posibilidad de anular una reacción violenta similar en el futuro, ¿tienen sentido las movilizaciones como la del 24? Uno está acostumbrado a que es de izquierda ir, pero si lo relfexiono..¿tiene sentido «pedir» un «nunca más» al Estado? Sin embargo, al mismo tiempo, los marxistas luchamos contra la violación de los derechos constitucionales básicos, por lo tanto, también tiene sentido exigir penas a quienes violaron esos derechos, como forma de generar un consenso sobre la necesariedad de respetar esos derechos. aunque no se si eso es posible realmente….

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      Gus

      12/05/2017 at 15:36

  6. Hola Profesor Astarita,

    muy importante la nota. Ir al contenido es lo fundamental. También la reflexión que me genera es que la izquierda anti-capitalista adeuda un replanteamiento de las bases teorico-prácticas que puedan contribuir a su vez a una reorganización y unificación (sin eliminar la identidad de cada partido). Lo consideraría una condición necesaria (no suficiente, tal vez urgente) para recuperar una fuerza y orientación de una perspectiva socialista.

    Saludos,
    Fernando.

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    Fernando Turri

    11/05/2017 at 06:24

  7. Opino que es más urgente para la militancia revolucionaria hacer propaganda en contra de la democracia burguesa, explicar que ella no va a brindarle soluciones a los trabajadores a largo plazo. Y dedicarse a mostrar la relación entre ésta y el capitalismo como sistema de dominación y opresión de las masas.
    ¿Acaso puede lograrse hacer mucha más propaganda desde un sucio parlamento que fuera de él? ¿Dónde está eso demostrado? ¿Acaso la participación en las legislaturas de los candidatos del FIT ha aumentado su influencia en las masas? No jodamos…
    Todo esto sin mencionar la vergonzante propaganda reformista que hacen los “revolucionarios”, “marxistas” en este circo televisivo que son las elecciones burguesas. ¿Qué es esto que dice el FIT de “que la crisis la paguen ‘ellos’”? No solo es un error grande como una casa, ya que no se preocupan en decirle a los obreros que en este sistema social las crisis las pagan los explotados y no los explotadores, sino que ahora les dicen “ellos”, ya no capitalistas, ¿burgueses? ¿Qué eso? Palabra vieja.

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    Santiago Corlé

    11/05/2017 at 08:21

  8. Con respecto al planteo de la nota, en seguida me vino a la memoria el IV Congreso de la Comintern donde se discutió la consigna del gobierno obrero.

    En ese momento la idea del gobierno obrero era admitida como consigna de propaganda general pero el núcleo de la atención se ponía en esa consigna como consigna de ese momento político en particular. Y en ese aspecto se afirmaba que la consigna del gobierno obrero era una consecuencia inevitable de toda la táctica del frente único en contra de los gobiernos de coalición entre la burguesía y la socialdemocracia. Es decir, a esos gobiernos de coalición había que oponerle la coalición política y economía de todos los partidos obreros contra el poder burgués. De esta manera, según la IC, la posesión del aparato de estado burgués en manos del gobierno obrero “debían fortalecer las posiciones de la clase obrera”.

    Ahora bien, para la IC el programa de este gobierno obrero debía ser un programa de guerra civil: debía consistir en armar al proletariado, en desarmar a las organizaciones burguesas contrarrevolucionarias, en instaurar el control de la producción, en hacer recaer sobre los ricos el mayor peso de los impuestos y en destruir la resistencia de la burguesía contrarrevolucionaria.

    En cuanto a su condición de posibilidad, la IC consideraba que lo señalado sólo era posible si surgía de la lucha de masas y si se apoyaba en organismos obreros aptos para el combate y creados por los más vastos sectores de las masas obreras oprimidas. Se admitía la posibilidad de un gobierno obrero surgido de una combinación parlamentaria como ocasión de revitalizar el movimiento obrero revolucionario (esta hipótesis la analiza también Trotsky en “La cuestión de la violencia revolucionaria” sobre un eventual gobierno del laborismo inglés, y es algo pensado claramente para regímenes parlamentarios; en el presidencialismo esto de formar gobierno a través de mayorías parlamentarias no es posible).

    Y luego analizan toda una serie de consideraciones respecto a la participación de los comunistas en gobiernos obreros formados por otras organizaciones no comunistas.

    Es decir que a la hora de formar un gobierno obrero en un estado burgués la IC hacía toda una serie de análisis y consideraciones que hoy ni siquiera se piensan. A lo sumo repiten lo que decía la IC en vez de usar ese método para pensar la realidad actual. Directamente van con las candidaturas a puestos ejecutivos como si fuera lo más normal del mundo.

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    Lucas

    11/05/2017 at 13:25

  9. Coincido con el planteo de la nota, pero, adicionalmente ¿se puede depositar confianza en el Poder Judicial con que falle conforme a los intereses de los trabajadores y el pueblo -vgr. Caso 2×1 en delitos de lesa humanidad, empresas recuperadas, AGR Clarín, etc. etc, cuando también constituye uno de los tres pilares sobre los que se asienta el Estado? ¿Los jueces no van a fallar necesariamente casi siempre en función del cuidado de los intereses la clase dominante y de la preservación del sistema capitalista aún si fuesen elegidos por el pueblo?

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    José S.

    11/05/2017 at 16:47

    • Coincido, la Justicia tiende a ser funcional a los intereses de la burguesía. Pensar que la Justicia se va a poner del lado de la clase obrera porque los jueces se elijan por sufragio es una ingenuidad. Algunos grupos de izquierda también caen en lo mismo cuando demandan que los jefes de policía sean elegidos por el pueblo (al estilo de los sheriff en EEUU).

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      rolandoastarita

      11/05/2017 at 16:56

    • Con respecto a cómo resolverá la justicia, dado que la burguesía ha debido hacer concesiones a las masas a lo largo de la historia y ha dictado a su vez una serie de catálogos de derechos que tienen jerarquía normativa, existe toda una capa de intelectuales burgueses humanistas (estilo el CELS) que integran muchas veces los organismos estatales que son a veces muy progresistas en sus decisiones. Obviamente, son progresistas en un sentido capitalista. Sin impugnar el sistema le exigen al Estado que garantice los derechos de las personas. El fuero laboral es bastante característico en este aspecto, con claroscuros, pero con una orientación pro-trabajador que cada tanto genera las rabietas de los capitalistas locales.

      En materia penal, toda la corriente garantista, más o menos intensa, e incluso la abolicionista, podrían ser encuadrados en el humanismo burgués pacifista. En otros aspectos también. Por ejemplo, existe una causa llamada «Viceconte», de fines de la década del ’90. Es un amparo que en esa época se inició para obligar al estado nacional a fabricar la vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina (Candid1) porque el único laboratorio en el mundo que la fabricaba había dejado de hacerlo porque no era rentable. En ese caso la justicia hizo lugar al pedido y ordenó al estado producir la vacuna, cosa que finalmente hizo si mal no recuerdo. También en otros casos han obligado a las prepagas a dar tratamientos no previstos en el programa médico obligatorio, etc. Hay muchos ejemplos.

      Es decir, no todo es blanco o negro. De hecho, por eso la ideología democrático republicana es tan efectiva, porque en muchos casos el estado a través de sus jueces falla a favor de intereses concretos de los explotados y en contra de los capitalistas, dando así la apariencia de imparcialidad buscadora del bien común.

      En cuanto a la elección de jueces y comisarios, es una locura total. La elección de jueces, particularmente los penales, lo único que generaría es demagogia punitiva. Mientras las ideas dominantes de la época sean las de la burguesía la elección de los jueces puede tener una consecuencia incluso peor que como estamos ahora. Lo mismo sucede con la elección de comisarios. De hecho, en algunos estados de los EEUU ambos cargos se pueden elegir por voto y EEUU es uno de los estados más represores, fronteras adentro, del mundo, con un índice de encarcelamiento altísimo.

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      Lucas

      11/05/2017 at 18:02

  10. Si, de todas maneras aun los más progresistas serán remisos a fallar a favor de trabajadores reconociendo el carácter expropiatorio del trabajo asalariado, el origen de la propiedad del capitalista en aquellas exacciones de plusvalía transformadas en plus capital y el derecho penal condenará a quien se atreva a atentar contra la propiedad y el patrimonio privado obtenido de esa forma o cuando los trabajadores intentan hacer “valer sus derechos” saltando el cerco burocrático de sus tutores gremiales.

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    José S.

    12/05/2017 at 09:10


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