Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

200 años de los “Principios…” de David Ricardo

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El 19 de abril de 1817 se publicaba en Londres Principios de Economía Política y Tributación, de David Ricardo (1772-1823). Por estos días se cumple entonces el bicentenario de la aparición de una obra fundamental en la historia de la ciencia. Es que a pesar de que la mayoría de los capítulos del libro están dedicados a cuestiones prácticas, principalmente a la tributación, “los pocos capítulos teóricos le garantizaron a Ricardo una fama permanente como uno de los grandes economistas” (Rubin). En particular, porque en los Principios… Ricardo basó su teoría en la determinación del valor de las mercancías por el tiempo de trabajo. Al respecto, escribió Marx:

“La base, el punto de partida para la fisiología del sistema burgués –para la comprensión de su coherencia orgánica interna y sus procesos vitales- es la determinación del valor por el tiempo de trabajo. Ricardo parte de ahí y obliga a la ciencia a salir de sus carriles, a explicar la medida en que las otras categorías –las relaciones de producción y comercio- desarrolladas y descritas por ella corresponden a dicha base, a ese punto de partida, o lo contradicen… Esta es, pues, la gran importancia histórica de Ricardo para la ciencia. (…) El hecho de que Ricardo exponga y describa la contradicción económica entre las clases –como lo muestran las relaciones intrínsecas- y que por consiguiente la economía política persiga, descubra la raíz de la lucha histórica y el desarrollo, se encuentran estrechamente unidos a ese mérito científico” (Teorías de la plusvalía, t.2, p. 141).

En ese pasaje Marx también recuerda que Say había considerado que el de Ricardo era “un sistema de discordias”, que tendía “a la producción de hostilidad entre las clases y las naciones”; y que Carey lo había denunciado como “padre del comunismo”. Es que al plantear Ricardo que el trabajo humano es la única fuente del valor, abrió el camino para entender a la ganancia del capital y la renta de la tierra como resultados del trabajo. Por eso Engels escribía, en el prólogo a la edición de 1884 de Miseria de la filosofía, que “el socialismo moderno, sea cual sea su tendencia, se remite exclusivamente a la teoría del valor de Ricardo”, y que esto se debía a dos proposiciones fundamentales de los Principios…: a) que el valor de una mercancía está determinado únicamente por el trabajo requerido para producirla; y b) que el producto de la totalidad del trabajo social se distribuye entre las tres clases sociales, terratenientes, capitalistas y trabajadores. Esas dos proposiciones “habían proporcionado, a partir de 1821 en Inglaterra, material para conclusiones socialistas”. Thomas Hodgskin y William Thompson fueron dos destacados exponentes de ese socialismo ricardiano.

Digamos asimismo que Marx elogia en Ricardo “su característica imparcialidad científica y amor por la verdad” (El Capital, t. 1, p. 533), en relación con el rol de la máquina en el desplazamiento de obreros y la generación de sobrepoblación. Es que en las ediciones tercera y cuarta de los Principios… Ricardo agregó el capítulo “De la maquinaria”, corrigiendo su idea originaria de que la máquina solo traía beneficios para la clase trabajadora.

Todo lo anterior no significa desconocer las diferencias entre la teoría del valor trabajo de Marx y Ricardo. Tengamos presente que Marx criticó a Ricardo por no haber examinado siquiera la forma del valor, y haberse limitado a sus magnitudes, las cantidades de trabajo general, abstracto, que genera las diferencias en las cantidades de valor de las mercancías. Ricardo tampoco cuestionó la forma específica del trabajo humano que constituye la sustancia del valor, y de ahí que consideró que bastaba que hubiera trabajo invertido para que existiera valor. Con lo cual naturalizó el valor y lo convirtió en una categoría ahistórica. Dado que, además, nunca problematizó la realización del valor, consideró al dinero como un simple medio de cambio, destinado a circular. Lo cual encaja con su aceptación de la teoría cuantitativa del dinero y la ley de Say.

Por otra parte, su equivocada idea de que el trabajo tiene valor le impidió explicar de qué manera la plusvalía va a parar a manos del capitalista; ni siquiera investigó el mecanismo. En palabras de Marx, “Ricardo nunca se interesa por el origen de la plusvalía. Lo trata como cosa inherente al modo capitalista de producción, el cual en sus ojos es la forma natural de la producción social” (El Capital, t. 1, p. 625). Sobre esta cuestión, Marx agrega que los economistas burgueses advertían, instintivamente, que era peligroso indagar en profundidad sobre el origen de la plusvalía. Por último, Ricardo nunca pudo conciliar su afirmación de que el valor de las mercancías está determinado por los tiempos de trabajo, con el hecho de que en la sociedad capitalista los precios de mercado oscilan en torno a los precios de producción (regidos por una tasa media general de ganancia).

Sin embargo, y a pesar de las críticas, no hay que perder de vista que Marx se levantó sobre los hombros de la obra de Ricardo. Esto es, la crítica de Marx a la teoría de Ricardo contiene también preservación; o sea, hay ruptura, pero también continuidad. Se trata de un doble movimiento que está en el centro del enfoque dialéctico. Es que “lo nuevo” nunca es completamente “nuevo”, sino contiene también “lo viejo”, pero criticado. En alemán existe el término Aufheben que tiene este doble sentido de “mantener” y al mismo tiempo “hacer cesar”, “poner fin” (Hegel, Ciencia de la Lógica).

Leer a Ricardo

Como no podía ser de otra manera, la economía burguesa rescata de Ricardo los aspectos más apologéticamente superficiales de su obra: su reivindicación de la ley de Say, de la teoría cuantitativa del dinero, y su teoría de las ventajas comparativas. Nosotros, en cambio, reivindicamos en Ricardo el haber presentado “al conjunto del sistema de economía burgués como sometido a una ley fundamental” (Marx): que el valor está generado por el trabajo humano. Este es el punto de partida, y la piedra basal, de la crítica a la sociedad capitalista; y también el eje de la independencia de clase de los trabajadores.

Por eso, cerramos esta nota alentando a los jóvenes estudiosos de Marx a que lean a Ricardo. En particular, los dos primeros capítulos de los Principios…, dedicados al valor y a la renta, respectivamente. Marx decía que en ellos se contiene lo esencial de la obra. En cualquier caso, estamos seguros, les permitirá profundizar en la teoría del valor y de la plusvalía de El Capital.

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200 años de los “Principios…” de David Ricardo

Written by rolandoastarita

22/04/2017 a 18:26

Publicado en Economía

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19 respuestas

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  1. Sabes de algùn enlace de descarga de los «principios»? Intente conseguirlo hace un tiempo y no fui capaz

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    David

    22/04/2017 at 20:12

  2. Lo que llama la atención de la verdad de Marx en cuanto a la ley del valor fundada en el trabajo humano es su carácter cerrado, invariable, absoluto, «ontológico». Ni siquiera las ciencias de la naturaleza, siendo también legalistas, se manejan a un nivel tan absoluto de objetividad para distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Porqué la ciencia social adquiere con Marx ese rasgo tan marcado? Al fin y al cabo la ciencia es un discurso, una narrativa, cuya excesiva racionalidad ya ha sido suficientemente denunciada.

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    mario

    24/04/2017 at 22:13

    • Personalmente soy partidario de que la ciencia debe sustentarse en el dato empírico y el razonamiento. Y me opongo a concebir la ciencia como mero discurso o narrativa. Comprendo que esta última idea está muy extendida en la ciencia social, pero no la comparto en absoluto. Considero que es una concepción reaccionaria de pies a cabeza. Según este enfoque, el Holocausto, por ejemplo, sería mero «relato de los judíos», tan creíble como el relato de los nazis. De la misma manera, la tesis neoclásica que dice que al obrero se le paga según su contribución al producto sería tan «relato» como la que dice que es explotado por el capital. Es el reino del oscurantismo. Marx, por supuesto, estaba muy alejado de esta postura.

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      rolandoastarita

      24/04/2017 at 22:53

  3. El problema es que cada postura realiza un ajuste entre el dato empírico y su respectivo postulado teórico. Así, ambas son verdaderas a su modo. No hay forma de dilucidar cual es más imparcial: Cada cual puede arrimar agua a su molino interminablemente. La discusión, de científica pasa a ser ideológico-política. No sería mejor quedarse en ese nivel y abandonar las pretensiones de cientificidad, de haber capturado la realidad tal cual ésta es. Eso no tendría nada de malo. La ciencia es un discurso coherente, bien estructurado, merecedor de reconocimiento en buena medida pero en el campo social la connotación ideológico-política que invariablemente lleva asociada, en un sentido y en el otro, la vuelve sinuosa. No nos ayuda mucho a entender nuestro lugar en el mundo ni el de los demás de un modo univoco. Lo cual creo debería ser su propósito para distinguirse de todo tipo de discurso interesado, parcializado, tendencioso.

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    mario

    25/04/2017 at 20:02

    • No comparto sus posturas, y ni siquiera me dan ganas de discutirlas. La idea de que como en las ciencias sociales hay ideologías en danza no hay verdad objetiva posible lleva a un callejón sin salida. Con ese criterio no vale la pena poner en evidencia la falta de fundamento científico de, por ejemplo, el racismo fascista, o la teoría neoclásica. Pero ni siquiera vale la pena discutir su afirmación de que un discurso científico, coherente y con evidencia empírica, no ayuda a entender nuestro lugar en el mundo, porque no habría manera de probarla con coherencia y científicamente. Más aún, ni siquiera se puede discutir la afirmación de que existen discursos interesados y parcializados, porque esa misma afirmación puede ser interesada y parcializada.

      En definitiva, esta cantinela posmnoderna me resulta no solo aburrida, sino también inconducente. Remito, por lo demás, a la brillante refutación que hizo Sokal de todo este discurso. Y confieso que no entiendo bien qué le puede interesar de este blog.

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      rolandoastarita

      26/04/2017 at 15:13

  4. No soy joven, ni tampoco un estudioso de Marx, hasta el momento solo he pretendido ser un militante revolucionario que trata de estar informado sobre la temática del marxismo, porque es algo que considero fundamental.

    Por lo cual considero que referente a la cuestión tratada también es importante tomar en cuenta el texto «El Marx desconocido de Martín Nicolaus», prólogo a la edición de «Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política de Karl Marx». (Borrador) 1857-1858

    …»3- Finalmente, se puede obtener una visión general del progreso analítico que representaron los Grundrisse rastreando la actitud de Marx hacia Ricardo, especialmente hacia su teoría del excedente. En 1844, en ocasión de su primer encuentro con Ricardo y la teoría del excedente, Marx se limitó a destacar que el énfasis que Ricardo ponía en él demostraba que la principal preocupación de la economía burguesa era la ganancia y no los seres humanos, y que esta teoría es la prueba definitiva de la infamia en que se ha hundido la economía política. En Miseria de la filosofía Marx trata a Ricardo con más respeto y cita extensamente al socialista inglés Bray, que utiliza la teoría ricardiana del excedente para probar la explotación de la clase obrera. Pero Marx no cita a Bray para poner de relieve la importancia fundamental de su teoría sino sólo para criticar ciertas deducciones derivadas de ella. Asimismo, en Trabajo asalariado y capital (1849) expone simplemente la teoría ricardiana de que el producto del trabajo vale más que la reproducción del obrero, pero sin profundizar el análisis. En ese momento Marx era plenamente consciente de la existencia de un excedente, pero no era igualmente consciente de las enormes implicaciones de este hecho para la teoría económica; en resumen: la teoría no es el eje de su análisis sino que coexiste pasivamente con el análisis dominante de la oferta y la demanda, y a su sombra. No obstante, cuando en 1850 Marx comenzó a revisar exhaustivamente sus estudios económicos, se sumergió directamente en Ricardo y dedicó por lo menos los dos años siguientes a asimilarlo en detalle. Sus apuntes y sus cuadernos de notas de este período, agregados por los editores al texto de los Grundrisse, demuestran que por entonces Marx había comenzado a comprender las implicaciones de la teoría del excedente de Ricardo y había concentrado su atención sobre ella. Finalmente, en los Grundrisse mismos, aunque Marx critica a Ricardo en varios puntos, sé refiere a él con gran respeto y lo llama el «economista par excellence de la producción». Este cambio gradual de actitud refleja la creciente conciencia que Marx estaba adquiriendo de la importancia de la teoría de la plusvalía, con la cual comienza a fundamentar toda su teoría de la acumulación capitalista, en los Grundrisse.

    Al igual que en cualquier estudio de economía comparada, estos, ejemplos cronológicos pueden suscitar la errónea idea de que la aplicación de los conceptos ricardianos transformó a Marx, de la noche a la mañana, de teórico de la oferta y la demanda en teórico de la acumulación de la plusvalía. El cambio fue, por cierto, mucho más gradual. Como ya hemos dicho, hay en sus primeros trabajos elementos de la teoría del excedente y las obras posteriores no afirman en modo alguno que el mecanismo de la competencia no tenga importancia, sino que más bien formulan lo contrario. Estas sutilezas no deben ocultar el hecho de que tuvo lugar una ruptura cualitativa, más allá de la superficie del análisis basado en el mercado, y que esta ruptura es el principal problema analítico de que se ocupan los Grundrisse»…

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    Carlos Parada

    26/04/2017 at 09:08

    • No sé por qué razón este comentario había ido a «spam». De ahí la tardanza en publicarlo.

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      rolandoastarita

      27/04/2017 at 10:35

    • No recordaba esta introducción de Nicolaus, pero creo acordar con lo que afirma en esta cita. El cambio que hay desde los «Manuscritos» de 1844 a los Grundrisse con respecto a Ricardo es notable.

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      rolandoastarita

      28/04/2017 at 12:01

  5. He aprendido muchas cosas en su Blog, luego de varios años de consultarlo con más o menos regularidad y lo seguiré haciendo. Ahora, lo de Sokal fue una payasada, no le veo lo brillante.

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    mario

    26/04/2017 at 22:12

    • La parodia de Sokal fue importante para desnudar el palabrerío vacío, completamente a-científico, de muchos ámbitos académicos estadounidenses (problema que padecemos también en Argentina). Pero más importante es su crítica al relativismo cognitivo de la filosofía de la ciencia. Recomiendo a cualquier lector interesado en la ciencia que lea «Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura».

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      rolandoastarita

      27/04/2017 at 08:32

    • Agregado a Mario: por otra parte, con su criterio no tengo manera de discutir su afirmación de que lo de Sokal fue «una payasada», porque si digo que se debe a un enfoque «interesado y parcializado», y usted dice que mi afirmación de que no fue una payasada también se debe a un enfoque «interesado y parcializado», no habrá posibilidad de decidir entre ambas afirmaciones. Estamos empantanados. Es la imposibilidad del intercambio razonado, y con evidencia empírica, de argumentos. Que es lo que demuestra Sokal con su crítica epistemológica al relativismo cognitivo. Pero estas mismas afirmaciones pueden ser desechadas por usted con el argumento de «enfoque interesado y parcializado» por la ideología.

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      rolandoastarita

      27/04/2017 at 08:54

  6. Los últimos comentarios son interesantes. Pero me hicieron acordar de la payada de «Les Luthiers» ¿Y el animal?
    Yo intervine sobre la temática planteada en el texto, lo hice como una contribución, y quedé esperando algún comentario. Me gustaría conocer tu opinión sobre el planteo realizado por Nicolaus. Si te pido tu opinión es porque, aunque nunca he realizado comentarios aquí, leo muchos de tus textos y considero que tus opiniones son serias e importantes.

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    Carlos Parada

    27/04/2017 at 14:51

  7. La critica que hace Sokal en su libro al relativismo posmoderno me parece pertinente pues por la vía de considerar la verdad como algo relativo a cada cultura no se llega a ninguna parte. Pero brillante me parece la critica de sentido opuesto que hiciera Adorno al encumbramiento ahistórico de la razón científica de cara a un mundo y una sociedad, ambivalentes. Con su «dialéctica» propuso un método para acercarse cada vez más y mejor a una verdad a fin de cuentas inalcanzable.

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    mario

    27/04/2017 at 15:37

  8. Señor Astarita sino basta que haya trabajo invertido para que exista valor ¿qué es entonces lo que bastaría?

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    DMN

    19/06/2017 at 14:48

    • Una observación previa: interpreto que el «sino» de su comentario no es una conjunción adversativa, y corresponde al «si no» de una oración condicional. De manera que si no hay trabajo no hay valor; pero puede haber trabajo sin que haya generación de valor. Por ejemplo, A trabajó en producir un bien X que carece de valor de uso, y por lo tanto no tiene demanda; o sea, X no tiene valor, es invendible. En términos de Marx, el trabajo privado de A no se validó como socialmente necesario y no generó valor.

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      rolandoastarita

      19/06/2017 at 14:54


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