Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trump y el “Nac & Pop” criollo

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Un lector del blog escribió en “Comentarios” que no le sorprende “la euforia de CFK, Atilio Borón y demás “naZional-progresistas” por la victoria de Trump”. Tiene razón, el elogio de las corrientes “nacionales y populares” a Trump no tiene nada de sorpresivo. Veamos un momento las declaraciones.  

Cristina Fernández de Kirchner habló sobre el significado del triunfo de Trump en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Entre otras cosas, dijo:

 

“En los Estados Unidos ganó alguien que hace del proteccionismo, sus trabajadores y la defensa del mercado, su bandera”.
“Ganó alguien que representa la crisis de la representación política producto de la implementación de políticas neoliberales”.
“Lo maravilloso del pueblo de EEUU es que votó por lo que está sintiendo económicamente, a pesar de los exabruptos y de los estereotipos”.
“Acaba de ganar alguien que en sus empresas hace del proteccionismo una de sus principales banderas”.
Por supuesto, no faltó la observación progre: “El problema no es el inmigrante, sino cuando se concentra la riqueza en pocas manos”.

Aplaudían, entre otros, Héctor Recalde, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Wado de Pedro, Martín Sabbatella, Carlos Tomada, junto a los intendentes de Avellaneda, Florencio Varela y Berazategui.

D’Elía, por su parte:

“Algunas medidas que va a tomar Donald Trump me suenan bien al oído. Dicen las malas lenguas que el plan económico de Trump es bajar el impuesto a las ganancias de los trabajadores y a los sectores medios”.
“Por otro lado planea fomentar el retorno de las empresas a EEUU. Acá teníamos empresas norteamericanas, pero no con tratados de libre comercio. Teníamos a General Motors, a la que Cristina le dio 70 millones de dólares en préstamos, pero no con tratados de libre comercio. Los cuidábamos como si fueran empresas nacionales, pero no les permitíamos que trataran a nuestros trabajadores en condiciones humillantes”.
“[Trump] plantea volver más competitivo a EEUU. Está bueno. Quiere levantar barreras proteccionistas. Que se acabe el acuerdo TPP. Y después incrementar las barreras arancelarias con China y México. Todo esto son medidas proteccionistas del mercado interno. ¿Trump es el jefe del kirchnerismo en EEUU?”
“Lo digo en joda, obviamente. Es un loco, un xenófobo, un misógino. Pero el tipo dice que este capitalismo de buitres no va, y esto es lo que votó el pueblo norteamericano” (tomado de http://www.perfil.com/internacional/trump-presidente-delia-festejo-el-voto-contra-la-sociedad-capitalista-financiera.phtml).    

Y por último, Atilio Borón, profesor universitario afín al chavismo-castrismo, sostuvo que el nuevo gobierno [el de Trump] “en materia identitaria y de género es un giro a la derecha, pero con su política económica tengo mis dudas”.
“Con Trump se acabó el ciclo neoliberal iniciado por los Bush y viene un ciclo proteccionista”.
“Trump no me entusiasma, pero puede ser importante que cambie el clima respecto al libre comercio y al mundo financiero. Hay que hacer un esfuerzo, ver qué hay debajo de Trump” (http://radiocooperativa.com.ar/atilio-boron-con-trump-se-acabo-el-ciclo-neoliberal-iniciado-por-los-bush/).

Al margen de los cuestionamientos “en materia identitaria y de género”, en estas declaraciones se observa una coincidencia de fondo, en el plano de la política económica, con Trump (o con los partidarios del Brexit; o con la extrema derecha, europea y de otras partes). Desde el punto de vista ideológico y político, el mensaje central del “nac & pop” criollo a las masas oprimidas es que el nacionalismo es la solución de sus padecimientos.

En otros términos, se le dice a los trabajadores que la lucha no debe ser contra el capital –sea nacional o extranjero, grande o chico, financiero o industrial- sino contra algunas de sus formas particulares. Como si los males del capitalismo estuviera en sus particularidades, y no en su universalidad. Aunque en esto no hay ingenuidad ni confusión. Se trata de políticos e ideólogos conscientes de que el nacionalismo es una vía segura para atar a la clase obrera detrás del carro de la colaboración de clases (o de someter a la clase obrera al dominio de burocracias de Estado). Por eso también, a ese mensaje nacionalista también le es funcional la táctica de “unir fuerzas contra el enemigo principal, el neoliberalismo”. Es la clásica política de los partidos Comunistas, de los “frentes populares con la burguesía nacional y progresista”, que hoy adoptan alegremente no solo organizaciones y dirigentes que vienen del tronco stalinista, sino incluso algunos partidos trotskistas (Argentina es un ejemplo).

En este último respecto, es necesario destacar que incluso en sectores que se consideran de la izquierda radical se ceden posiciones al nacionalismo, y a la colaboración de clases. De hecho, existe una línea de continuidad que arranca en los “marxismos nacionales”, pasa por todas las variantes de los progresismos “nac & pop”, y termina en la extrema derecha fascista y xenófoba. Esto es, el trotskista que años atrás agitaba la consigna de “fuera los gallegos” (sic, para referirse a los capitalistas propietarios de Aerolíneas Argentinas); o que explicaba que “los obreros españoles viven bien porque España explota a Argentina”; o que afirmó hace poco que el Brexit “fue un voto anticapitalista”, no puede sorprenderse cuando la lógica de la exaltación nacionalista termina en triunfos como el de Trump. Seguramente ahora estará disgustado, y hasta angustiado; pero debería reconsiderar seriamente lo que dijo e hizo.  

En un marco más general, estamos asistiendo a una ola de alcances mundiales de nacionalismo y xenofobia. Millones de personas, explotadas por los poderosos, por el capital y el Estado, confían en el programa nacionalista. Pero hay que resistir esta marea. Hay que empezar por convencer a la gente de izquierda, o con sentimientos genuinamente progresistas, de que las contradicciones del capital no se superan encerrándose en las fronteras nacionales, sino acabando con la propiedad privada del capital. Apoyar guerras comerciales a favor de una u otra fracción de la burguesía, solo alimentará la xenofobia y la división de los pueblos. Recordemos: en los años 1930 los países se embarcaron en guerras comerciales y en políticas más y más proteccionistas, cuyo desemboque lógico fue la guerra, una carnicería humana de proporciones gigantescas. ¿Qué tuvo eso de progresista?

Agreguemos: ser proteccionista no determina que un gobierno sea de izquierda, o amigo de los trabajadores. La España franquista es un ejemplo paradigmático de lo que decimos. Un caso actual es Corea del Norte: el régimen es extremadamente proteccionista, y esto no significa ninguna mejora real para los trabajadores, ni para su autodeterminación u organización. Por eso no hay nada de progresista en programas económicos como el de Trump, o el Brexit. El nacionalismo y proteccionismo de gran potencia es absoluta y totalmente reaccionario. Mal que les pese a los progres castristas chavistas y a todos los nacionalistas “revolucionarios”. La realidad es que, dado el desarrollo que han adquirido las fuerzas productivas, el internacionalismo es una necesidad; y es la única salida realmente progresista para la humanidad.

Subrayamos por último: lo central es resistir el patrioterismo, que todo lo invade e infecta. Tomemos conciencia de que el internacionalismo no se reduce a campañas de solidaridad con tal o cual injusticia que se comete en el mundo. Hoy, ser internacionalista significa razonar siempre desde el punto de vista del antagonismo de clase, y no desde el punto de vista de “mi país”. Es el ABC de una posición crítica del capitalismo, y el pilar de la independencia de clase.

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Trump y el “Nac & Pop” criollo

Written by rolandoastarita

11/11/2016 a 15:26

40 respuestas

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  1. Lo norteamericano no fueron llamdo a elejir entre Trump y la Revolucion , sino entre Clinton y Trump, es decir entre capital financero/ y por lo tanto liberismo y guerra de un lado, y capital industrial y por lo tanto isolacionismo/protecionismo. Y eljeron lo que aleja un poco guerra y desempleo. Tan de sencillo. Y tan marxianamente. Es cierto que el protecionismo no es la via socialista, pero esa opcion no estaba en la mesa, no se trataba de elejir entre gloablizacion socialista y protecionismo capitalista, sino entre globalizacion capitalista y protecionismo capitalista. Elijeron el mal menor.Ninguno cree que Trump es comunista. Y por lo tanto ninguno se encontrarà desilusionado a descubrir esa obviedad, pues todo el mundo ya la sabe

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    marcello

    11/11/2016 at 16:27

    • Es la típica argumentación que critico en la nota (y en general en el blog). Inventan una burguesía supuestamente «progresista» y otra «reaccionaria» (exageran o inventan cualquier división, del tipo «capital industrial versus capital financiero») y abogan por la conciliación de clases. Con este cuento, la burguesía partidaria del Tea Party, de Berlusconi, o de los fascistas húngaros o austriacos, pasa a ser «progresista» frente al «capital financiero apátrida» (cualquier parecido con los argumentos nazis NO es casualidad). Por supuesto, siempre con la excusa de que la revolución socialista hoy no se puede hacer. Me recuerda cuando militantes del PC me decían, en 1976, que había que apoyar a Videla frente «a los sectores ultras», porque, después de todo, «la revolución socialista no está a la vuelta de la esquina. Y antes habían apoyado a Perón, que venía con la Triple A y López Rega, con el mismo argumento. Y así durante toda la vida.

      Por último, decir que estas políticas no han desilusionado a la gente es desconocer la historia. Han desilusionado y desmoralizado a millones. Es el resultado más genuino y trágico de estas tácticas stalinistas (y antes, del reformismo socialdemócrata). Llevan a los movimientos populares a la frustración. No hay tales «obviedades» en esas políticas, sino desastres estratégicos que han costado muchísimo.

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 16:38

    • Agregado: acerca de la tesis sobre la fracción «progresista» de la burguesía que encarnaría Trump, ¿está incluido en el asunto su proyecto de acabar con los programas de fomento de las industrias en energía renovable, y dar impulso a la generación de electricidad con usinas que consuman carbón?

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 17:36

  2. Es simple, hay que distinguir el nacionalismo del país oprimido (el real, no el «nacionalismo «de la Barrick y Chevron), que solo puede ser desarrollado consecuentemente por la clase obrera en una transformación socialista (y no «Socialismo del siglo XXI»), y el nacionalismo burgues del país imperialista.

    En este último caso lo que los «nac&pop» están festejando con Trump es una ola proteccionista que emerge como consecuencia de la crisis mundial capitalista, pero eso significa guerra comercial, guerra de monedas, y al fin guerra. Basta ver las últimas guerras mundiales y recordar lo de «las barreras aduaneras se terminan abriendo a cañonazos». O sea, el liberalismo engendra crisis, esta a su vez proteccionismo, y luego guerra.

    El «nac&pop» no solo no distingue entre ambos tipos de nacionalismos, sino que festeja un movimiento más de la crisis que conduce a la catastrofe mundial.

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    Leandro Lobo

    11/11/2016 at 16:34

    • Una precisión: el nacionalismo argentino es también reaccionario, de cabo a rabo. Sobre esto, escribí bastante en el blog. Por ejemplo, aquí, aquí, aquí; aquí.

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 16:42

    • el nacionalismo del país oprimido, por ejemplo, la necesidad de sacar a patadas a la Barrick, es progresivo. Que ese nacionalismo NO pueda llevarlo a cabo la burguesía «nacional» y sus laderos nac&pop, y que solo pueda llevarlo a cabo la clase obrera dentro de una transformación socialista, es otro tema. Pero es innegable que hay tareas nacionales pendientes. Así que en este punto disiento con vos.

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      Leandro Lobo

      11/11/2016 at 18:08

    • Pero la necesidad de sacar a la Barrick no es porque sea extranjera, sino porque destroza el medio ambiente. Si fuera una empresa de capitales nacionales el problema sería el mismo. Tampoco sé qué «tareas nacionales pendientes», en tanto objetivos de una revolución democrático-capitalista, son esas. De nuevo, discuto esas cuestiones en las notas ya referidas.

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 19:44

  3. El capital sea privado o estatal genera desigualdades, hay que luchar por la abolición absoluta de la propiedad y el dinero, automatizar al máximo los procesos productivos y dedicarnos a disfrutar de la vida , que es una sola y muy corta. Sin Dioses en el cielo y sin amos en la tierra.

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    Hugo Castellò

    11/11/2016 at 17:58

    • Astarita, he visto muchas veces q niega q tales o cuales gobiernos sean progresistas(chavez, los k, etc). Cuales serian gobiernos progresistasy que casos historicos merece dicha categorizacion?

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      pedrogfleming

      11/11/2016 at 18:37

    • Lo niego porque es una negación determinada (en el sentido de Spinoza, o Hegel). Esto es, en polémica con los que afirman que el chavismo o el kirchnerismo fueron, o son, gobiernos progresistas. Tal vez un caso histórico, y ejemplo de gobierno burgués progresista, sea el de Lincoln.

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 20:00

  4. Por que el proteccionismo y el aislacionismo, no son posibles? Cuales son las razones para que la globalziacion es una tendencia independiente de los gobiernos a largo plazo?

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    cecilia

    11/11/2016 at 18:46

    • El proteccionismo y el aislacionismo son posibles: ha habido y hay proteccionismo. Y ha habido y hay aislacionismo (Corea del Norte es un caso representativo de esto último). Lo que sostengo es que el proteccionismo o el aislacionismo no modifican la tendencia de fondo hacia la generación de un mercado mundial, y la internacionalización del capital. El impulso a la internacionalización es inherente al capital, a su naturaleza. Tiene que ver con la tendencia a valorizar el capital; para esto es necesario conquistar más y más mercados, y fuentes de aprovisionamiento de insumos y mano de obra. Por eso el capital desde su mismo surgimiento es «internacionalista». Más sobre esto, ver por ejemplo aquí y aquí.

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      rolandoastarita

      11/11/2016 at 19:56

  5. Creo que los hechos muestran que la dialéctica de Estados es primordial y muchos más potente que la dialéctica de clases. El análisis que aún se centra en la lucha de clases y superación de un capitalismo abstracto (como si los trabajadores no estuvieran escindidos por los intereses internos de cada Estado) se transforma en ideología obsoleta mientras la realidad sigue su curso.

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    Felipe Antonio Silva

    11/11/2016 at 22:09

    • Es cierto que los trabajadores están divididos por las naciones y los Estados. Lo lamentable es que los socialistas alienten esas divisiones, en lugar de combatirlas.

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      rolandoastarita

      12/11/2016 at 00:05

    • Es falso su argumento sobre lucha de clases y el conflicto entre estados. Es su posición, la de que resalta la preponderancia de los conflictos de estados, la que es obsoleta (es el nacionalismo del siglo 19) y no explica en absoluto la realidad. Una cosa es que si exista esa lucha entre sujetos-estados y otra cosa, distinta y falaz, es que sea la dominante. Se equivoca: la lucha dominante es la más nuclear, es la que enfrenta a los elementos más raíz de una sociedad: la lucha de clases.
      Diríjase a los comentarios del post de este blog del 9.08.2016 »Papel moneda, oro y la teoría monetaria de Marx (1) y entenderá ese asunto algo mejor. Se dice ahí ,p.ej, que :
      * »En cualquier caso, desde el enfoque marxista la contradicción fuerzas productivas – relaciones de producción (que se manifiesta, en la sociedad moderna, en el conflicto, u antagonismo capital – trabajo) opera a un nivel más fundamental que los conflictos entre los Estados».
      * »el Estado es un derivado del conflicto de clase, y no al revés¡».

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      antonio

      12/11/2016 at 08:03

    • En la presente etapa histórica del desarrollo del capitalismo, los conflictos interburgueses, -o sea, una manifestación de lucha intraclasista en que la clase obrera de cada estado o nación funge como como masa de maniobra, cuando no carne de cañón de los intereses de sus respectivas burguesías- predominan decididamente sobre la lucha interclasista, vale decir entre burguesía y proletariado. Este reconocimiento no hace abstracto al análisis y mucho menos la pelea por reavivar la lucha entre capitalistas y trabajadores. Muy por el contrario, pone en primer plano la tarea. Es un problema que veo reiterarse una y otra vez en el planteo de muchos compañeros. No se comprende que estamos en una etapa de propaganda. Lo que se hace es sacrificar en aras de supuestos intereses momentáneos la propaganda revolucionaria genuina con la excusa de que ‘la revolución no está’. Es precisamente a causa de ello (aunque no como único factor) que la revolución no está y si seguimos así, nunca estará.

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      AP

      12/11/2016 at 09:39

  6. A propósito del tema del nacionalismo, Rolando, que lejos estamos del análisis que hicimos a principios de los noventa, acerca de que el colapso del estalinismo acompañado del eclipse del nacionalismo frente a la internacionalización del capital, abrían mejores posibilidades para el desarrollo de las ideas socialistas. Parece ser que tanto el estalinismo reciclado como reformismo socialdemócrata , como el nacionalismo, tanto ‘de izquierda’ como ahora de ‘derecha’ siguen gozando de buena salud. No se si a un cuarto de siglo, te merece alguna reflexión.

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    AP

    12/11/2016 at 09:53

    • La teoría actual de los monopolios y las tesis (menos científicas, pero valiosas en la interpretación) sobre los ciclos de la lucha de clases, explican, en mi opinión, a fondo y con razonable precisión, los avatares y desarrollos económico-políticos del Siglo XX y lo que llevamos del 21. Desde 1917. No veo que , tal como dice, hoy los estalinismos reformados o socialdemocracias estén en auge. Los primeros se extinguieron y los segundos están en manifiesto declive. Si, por otra parte, los nacionalismos están al alza: derribado el socialismo y su internacionalismo obrero, vuelven los estados, las naciones, vuelve el falso conflicto, el espejos de colores, el toro, el hombre de paja, el chivo expiatorio que la clase capitalista expone a trabajadores para que se olviden de sus reivindicaciones.
      Según esas tesis de los ciclos revolucionarios, desde el 1917 (y 1949) hasta mediados de los 80, se produce un fase alcista en la expansión de la propiedad del capital productivo (propiedad privada traspasada inicial y fatalmente a estados-no democráticos) y desde mediados de los ochenta se produce la correspondiente fase de contracción y restauración de la propiedad privada, fase bajista que »deshace» los derechos, rentas y patrimonios-capital conquistados por asalariados en las dos revoluciones socialistas. Por Ej. Socialdemocracia en declive (incluido Syriza, Podemos, y siguientes), Brexit, Trump, ultraderecha europea en auge son productos políticos que se entienden y encajan en gran medida con las características intrínsecas a una fase de contracción y monopolización privada del capital como la actual.
      La misma teoría también predice que esta fase bajista termina en un grave hundimiento social, puede ser una guerra promocionada por elites, y, finalmente, la usual respuesta defensiva de la población: revolución.

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      antonio

      12/11/2016 at 11:40

    • Sí, a principios de los 90 muchos pensamos que podía haber una recomposición de la izquierda marxista, a partir de un balance crítico de lo que había sucedido con el stalinismo (y la socialdemocracia). Pero las cosas no se dieron como esperábamos. Es cierto que los PC se debilitaron y en algunos países casi desaparecieron, pero eso no dio lugar al crecimiento de organizaciones con programas marxistas. Incluso gente que había sido crítica del stalinismo, con el paso del tiempo giró hacia el chavismo, o el castrismo (en Argentina está el ejemplo de varios intelectuales y militantes ex-trotskistas). Por otra parte, se regeneraron alternativas socialdemócratas (Syriza y Podemos son ejemplares). Y una de las cosas más llamativas es que parte de la antigua base de los PC termina votando a partidos de la ultraderecha, como sucede en Francia.

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      rolandoastarita

      12/11/2016 at 11:57

  7. Los partidos comunistas, lease estalinistas, se desmoronaron pero no desaparecieron. Es más, en algunos países tuvieron cierta recuperación, aunque sin llegar a su influencia de antaño. La socialdemocracia, que en Europa ya había cortado amarras con toda referencia programática al socialismo clasista, desde los años sesenta, se recreó a si misma en nuevas variantes. Los nacionalismos recobraron aire y se potenciaron, tanto en versiones de ‘izquierda’ como de derecha. Se verificó todo un corrimiento del espectro a derecha. La socialdemocracia se hizo liberal, el estalinismo se hizo socialdemócrata y el trotskismo, a su manera, se hizo estalinista vigorizando las amarras teórico programáticas con que le tributaba. La famosa ‘hora del trotskismo’ resultó ser un completo fraude. Pese a los tan cacareados ‘crecimientos electorales’ especialmente de las variantes vernáculas, la marginalidad en el movimiento obrero sigue siendo ostensible. Son los resultados netos de una derrota histórica insuperada y sin cuya resolución toda lucha proletaria es conducida a vía muerta y todo levantamiento termina en un aborto contrarevolucionario.

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    AP

    12/11/2016 at 15:11

    • »Se verificó todo un corrimiento del espectro a derecha»
      »los resultados netos de una derrota histórica insuperada»

      Esos resultados,y otros tal como. p. ej., el ascenso en Europa de la ultraderecha, la monopolización de los mercados, etc.., son la consecuencia de la fase bajista, de contracción, de retroceso en el ciclo revolucionario (lucha de clases) iniciado en 1.917 (y 1949). De 1917 a 80′ se produce la fase alcista y de avance, y desde mediados 80 a ??, se da el retroceso, la restauración. ¿La restauración de que?: de la PROPIEDAD PRIVADA del capital productivo. No es otra cosa. Como siempre, la estructura económica vigente, y , dentro de ella especialmente el capital, su propiedad y su distribución, es la que manda y determina sobre todo lo demás: política y partidos, ideologías, cultura, etc.. Esta periodo descendente no es eterno y termina tal como otros: revolución social.Yo no veo, a día de hoy, mejor explicación.

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      antonio

      13/11/2016 at 05:24

  8. bueno, el SWP sacó en las elecciones USa 11.000 votos (1 cada 100.000 ciudadanos).
    Y el PC apoyó a Hillary quien, de seguro, no supo que formaba parte de un Frente Popular.

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    santiago

    12/11/2016 at 17:10

  9. es curioso; el PS Usa tuvo sus Alcaldes y Diputados pero la represión del gobierno de Wilson, en vez de fortalecerlos, los debilitó para siempre.
    El PC fue una pieza criminal esencial en el asesinato de Trotsky.
    Y tanto el SWP como el WP tuvieron notables intelectuales.
    Todo en tiempo pasado.

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    santiago

    12/11/2016 at 17:13

  10. Soy seguidor de tu blog por los temas que publicás sobre economía. Aunque me gusta más estos artículos que escribís como «analista político», por decirlo de alguna manera.

    Saludos Rolando!

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    Diego Acevedo

    12/11/2016 at 21:05

  11. Estoy de acuerdo con el texto. Incluso recuerdo otro ejemplo: a comienzos de los ’90, luego de la implosión del viejo MAS, y en el marco de esta «confusión» ideológica y teórica señalada en la nota, sectores de base de éste partido y hasta algunos cuadros medios, se pasaron a militar a…el recién fundado MODÍN del represor carapintada y nacionalista Aldo Rico. Argumentaban que era más consecuente en sus posiciones nacionales y en la defensa de la industria local…

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    Armando

    12/11/2016 at 21:37

    • Tal vez un caso más grave del MAS en los 1980 fue cuando hizo una alianza táctica con Saadi, Garré y otros sectores del peronismo para oponerse a la firma del tratado por el Beagle, con Chile. Los argumentos eran completamente nacionalistas; de enfrentamiento con Chile por territorio.

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      rolandoastarita

      12/11/2016 at 23:02

  12. hola Rolando

    Me gusta mucho tu modo de argumentar, además de permitirme aprender, como a veces de otros que acá escriben,tiene una coherencia fundamentada en razones maduradas de una lectura cuidadosa y no sacralizada de la obra de Marx (y no solo) amalgamados con años de experiencia política consecuente.
    Como dicen los zapatistas que tienen un largo entrenamiento en soportar calamidades evangelizantes y explotadoras habrá de pasar mucho tiempo y si la humanidad no acaba exterminándose haciendo inhabitable para ella su propio habitat, tal vez pueda ir alumbrando otro modo de contrato social que contenga o de un cauce diferente al malestar inherente a la cultura.

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    Rodolfo

    13/11/2016 at 00:23

  13. Nacionalismo progresista del pueblo oprimido:
    Me interesaría que me diesen UN EJEMPLO en que un nacionalismo haya conducido al socialismo, a algo parecido al socialismo, haya creado condiciones objetivas para eso, o servido para acumular fuerza, o lo que sea.
    En la guerra de Yugoslavia entre distintos nacionalismos ¿quiénes eran los progresistas?
    En la guerra de Siria ¿hay algún bando «progresista», exceptuando al movimiento de los kurdos de Rojava que NO SE PROPONEN un estado-nación?
    Proteccionismo:
    ¿Cuándo no fue proteccionista hacia adentro el capitalismo norteamericano? ¿Cuándo ese proteccionismo benefició a la clase obrera norteamericana?
    Asilacionismo:
    ¿Trump va a llevar nuevamente a EEUU las fábricas que fueron a China o México? ¿Cómo haría EEUU para aislarse de la economía capitalista mundial?

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    fernando moyano

    13/11/2016 at 20:48

  14. Karl Liebnecht tiene una frase genial: «El patriota es el carnero del internacionalista».
    ¿O acaso, en la Guerra del ´14, el nacionalismo portugués o el montenegrino o el del Reino de Siam, eran más progresistas q el alemán y el británico?

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    santiago

    14/11/2016 at 10:15

  15. Acuerdo con Astarita cuando dice: «Inventan una burguesía supuestamente “progresista” y otra “reaccionaria” (exageran o inventan cualquier división, del tipo “capital industrial versus capital financiero”) y abogan por la conciliación de clases. Con este cuento, la burguesía partidaria del Tea Party, de Berlusconi, o de los fascistas húngaros o austriacos, pasa a ser “progresista” frente al “capital financiero apátrida” (cualquier parecido con los argumentos nazis NO es casualidad).»

    Podemos releer a Reich para observar sus planteos sobre por qué el proletariado puede llegar a apoyar cualquier tipo de planificación capitalista con la convicción de su propia redención humana.

    Creo que existe una coraza emocional o fetiche que protege la consciencia «confundida» de los proletarios. ¿Por qué los razonamientos científicos no hacen mella en todos los proletarios? Pienso que debemos estudiar más las estructuras y mecanismos psicológicos que desvían a la mente de la búsqueda de la correspondencia entre la realidad y las ideas, y la llevan a pensamientos «religiosos» de cualquier tipo, como el nacionalismo que esperanza a millones de trabajadores.

    Y para una introducción sobre las bases de la orientación nacionalista fascista me parece pertinente este artículo: https://www.mas.org.ar/?p=9678 (cualquier parecido con el ideario de partidos argentinos No es pura casualidad)

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    fel

    15/11/2016 at 12:38

  16. Hola Rolando soy seguidor de tu blog desde el principio he leido todas tus notas. Con algunas concuerdo y otras no.
    Tu visión trata de ser lo más objetiva posible, y la critica es objetiva en cuanto al modelo teórico. No utilizas la chicana política, y en la cátedra de desarrollo leen todos los autores ( keynesianos, amrxistas, monetaristas, estructuralistas, etc) .Por disposición de la FCE en el 2017 no vas a poder dictar mas Desarrollo.
    Es una Lastima ! ! !
    un abarzo
    marcelo dein

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    marcelo dein

    16/11/2016 at 16:37

    • Efectivamente, en la FCE me dijeron que no puedo seguir porque cumplí 65 años. Gracias por el aliento y un cordial saludo.

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      rolandoastarita

      16/11/2016 at 17:14

    • Es el fin de tus obligaciones con la FCE, le dedicarás mas tiempo a otras. Abrazo querido, tu trabajo y pasión no se extinguen !!

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      omar

      16/11/2016 at 18:52

  17. Un artículo muy lúcido, como siempre. Yo estoy de acuerdo con usted, pero sólo una aclaración: el trabajador que vota a Trump no piensa en «su país», y por supuesto tampoco piensa en términos de clase. Simplemente piensa en él y en arreglar (o mejorar) su situación de la forma más inmediata. Busca soluciones rápidas, no óptimas. Y seamos sensatos, la salida internacionalista de la crisis no es una solución inmediata ni mucho menos. Es un discurso que realmente no funciona en términos políticos. El trabajador quiere mejorar su situación y entiende que si mejora la situación de su país, mejorará la suya (porque ciertamente hay intereses nacionales interclasistas). A eso se le junta una dosis de paternalismo y tenemos a Trump de presidente, prometiendo proteger a los trabajadores estadounidenses frente a los chinos y mexicanos.
    Lo cierto es que hay un problema con China, aquí en España pasa igual, por ejemplo antes teníamos una industria textil que ha ido retrocediendo frente a la industria china, porque no puede competir en precio. Y da igual que en realidad esa diferencia de precio se deba a que en China hay una mayor explotación de la fuerza de trabajo de los obreros chinos. Es cierto, pero ese discurso no funciona. El trabajador que ha perdido su puesto de trabajo carga contra China, porque es, por decirlo así, la reacción instintiva o pasional, que fácilmente se impone a un análisis más profundo o meditado de la situación.
    Y perder industria lo que hace es aumentar el paro, bajan los sueldos, baja el consumo nacional, aumenta el gasto público por subsidios de desempleo, etc. Y entonces se transforma en un problema nacional. Y esto no se soluciona diciéndole a los parados «hay que pensar en términos de clase», porque te responden «yo necesito urgentemente un trabajo para pagar la hipoteca, así que déjame de historias» o «estoy harto de que me suban los impuestos», etc.
    El problema de fondo es que el capitalismo no está en cuestión. Ni siquiera esta crisis lo ha cuestionado. Y como no está en cuestión, el trabajador busca soluciones dentro del capitalismo. Y piensa: «yo no tengo trabajo, o lo tengo pero cobro muy poco, porque los chinos trabajan por una miseria y no podemos competir con ellos, así que la solución es ponerle aranceles a la producción china».
    Lo cierto es que la izquierda no ha sabido darle una salida a los trabajadores de la crisis. Lo que hace 8 años se prometía como una ventana abierta para que la izquierda entrara de nuevo en escena, ha terminado en una salida reaccionaria.
    No le digo más que mi padre, que en su juventud se consideraba maoísta, el otro día me confesó que sentía cierta simpatía por Trump. Así están las cosas.
    Aún así, vamos a esperar a ver cómo acaba esto de la vuelta al proteccionismo, porque soy bastante escéptico al respecto.
    Un saludo y siento la extensión del comentario.

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    poesiaylibertad

    16/11/2016 at 23:15

    • Mientras sigamos pensando dentro del capitalismo, no hay salida, sea proteccionista, privado o estatal, siempre va a estar ahi para oprimirnos. Pensemos una sociedad sin propiedad privada, sin dinero, sin estado y sin patrones

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      Hugo Castellò

      17/11/2016 at 09:09

    • Efectivamente describes un problema muy real. Lo que ocurre es que en el blog se manejan muchos conceptos tecnicos y teoricos, cosa que a mi no me parece mal, todo lo contrario, me parece muy necesario, pero es cierto que estas ideas luego hay que «bajarlas a tierra», explicarlas en un lenguaje sencillo. En lugar de decir al trabajador «hay que pensar en terminos de clase e internacionalistas» debemos decirle: «si las fabricas se marchan fuera porque los salarios de los obreros de otros paìses son muy bajos lo que hay que hacer no es poner aranceles a los productos de fuera, sino ayudar a los obreros de esos paìses a mejorar su situaciòn laboral. Las organizaciones sindicales y politicas de los trabajadores del primer mundo deben tejer redes de apoyo y colaboracion con las organizaciones de los paìses del tercer mundo, asi los empresarios dejaran de sacar ventaja con las deslocalizaciones».
      Claro està que el trabajador puede seguir prefiriendo el proteccionismo por las razones que sean, pero cuanto menos construimos un discurso sencillo, razonable y facilmente entendible con el que no nos miraràn como seres de otro planeta

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      David

      17/11/2016 at 09:26

    • Es triste ayer su padre maoísta y hoy trumpista. Dicen que la personas mayores se vuelven conservadoras. El día que yo sienta eso lo menos que debiera hacer es comenzar a vomitarme sobre mi propia mierda parafraseando a Che.

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      Rodolfo Crespo

      22/11/2016 at 08:49

    • Hombre, tampoco es que sea Trumpista, sino que siente cierta esperanza en Trump. En realidad, más que conservadurismo, yo creo que lo que pasa es que ha perdido la fe en la izquierda para combatir el liberalismo y ya abraza cualquier cosa, Trump incluido, que parezca salirse un poco del tiesto, sea en el sentido que sea.

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      poesiaylibertad

      03/12/2016 at 22:18

  18. Interesante el dato del beagle, no lo tenía presente. En ese caso, me parece que el mal menor es que Argentina pierda un territorio en disputa con Chile antes de mandar a la clase obrera argentina a la guerra contra la clase obrera chilena como, por ejemplo, quisieron hacer los milicos.

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    Lucas

    21/11/2016 at 15:14

  19. Entiendo perfectamente a los Nac & Pop en su lógica. Siguiendo esas elucubraciones era progresista Hitler al enfrentar el tratado de versalles que había postrado a Alemania luego de la primera guerra mundial. En fin…

    La verdad es que no lo entiendo con respecto a algunos «comunistas» versados en marxismo. Entiendo que se busque una explicación desde lo social pero no que se festeje ni sea vea con ojos positivos el proteccionismo de Trump. El capital norteamericano no necesitó de tratados de libre comercio para penetrar con sus capitales y sus mercancías.

    No lo entiendo en los «comunistas» la verdad. Pienso en Lenin que, por ejemplo, consideraba que era el mal menor que Rusia perdiera sendas guerras ante el imperialismo japonés (1904) y alemán (1914).

    Pienso en Lenin, que apenas pisó Rusia en 1917 se puso a combatir al gobierno provisional resultante de la revolución de febrero. Los rusos vivieron durante siglos bajo el yugo zarista. Por fin se liberaban del zarismo y Lenin combatía al régimen político surgido de la revolución democrática. Cuando el ejército zarista intentó restaurar la autocracia Lenin lo combatió, pero después arreglaría cuentas con Kerensky.

    Con los criterios actuales la política de Lenin sería considerada ultrasectaria. Pero claramente llamaría a combatir a las dos propuestas de la burguesía yanqui y no vería nada positivo en el nacionalismo de gran potencia. De hecho, inclusive, la IC llamaba a que la clase obrera de los países imperialistas combatiera a a su propia burguesía en defensa de los movimientos de liberación nacional en las colonias y semicolonias. ¿Acaso esa no debía ser la política de la II Internacional (1907)? ¿Acaso un socialdemócrata como Jean Jaurés no se enfrentó al nacionalismo francés para frenar la guerra y lo tuvieron que matar? Digo, estos actuales «comunistas» no tienen ni siquiera el nivel de conciencia de un socialdemócrata old school.

    El triunfo de Trump debería hacer hervir la sangre de indignación a cualquier marxista consecuente. No sólo por el triunfo del nacionalismo reaccionario sino porque la izquierda abandonó a la clase obrera norteamericana para dedicarse a la política de identidad o a los estudios académicos. El vacío social no existe. En consecuencia, la conciencia de la clase obrera norteamericana fue ganada en gran medida por un nacionalista reaccionario. Los que no fueron ganados vieron en una genocida como Hillary Clinton al mal menor. Peor escenario no puede haber.

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    Lucas

    23/11/2016 at 11:23


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