Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Una reflexión sobre el triunfo de Trump

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El triunfo de Donald Trump ha provocado un fuerte impacto en el mundo, y en particular en amplios sectores de la izquierda. Trump es un racista, machista y anti-inmigrantes, que ha recibido el apoyo de los grupos fascistas y los defensores de la supremacía blanca; y de los elementos más reaccionarios del exilio cubano. También tuvo el apoyo de amplias capas de la clase media –pequeños y medianos empresarios, comerciantes, granjeros-, muchos de ellos partidarios del Tea Party Movement; y de tradicionales votantes del Partido Republicano. Los enemigos declarados de toda esta gente son “la clase política” en general, Washington y su burocracia, Wall Street y las grandes corporaciones, los altos impuestos (en primer lugar los costos del programa de salud de Obama) y el endeudamiento público. Trump supo darles cauce, al presentarse como un outsider (millonario, faltaba más).

Sin embargo, y desde una postura de defensa de las ideas socialistas, uno de los temas más importantes es el voto a Trump de trabajadores, o desocupados, blancos, y vinculados a la industria manufacturera.

Como se ha señalado en muchos estudios y encuestas, tal vez la razón fundamental que explica el voto a Trump de estas franjas de la población trabajadora es el descontento con la situación económica, la pérdida de empleos y la baja de largo plazo de los salarios. Indudablemente, el sector industrial ha sido profundamente afectado. Desde el pico alcanzado en 1979, y hasta 2015, en EEUU se perdieron 7,2 millones de empleos, una caída del 37%. Pero la pérdida más rápida se dio en la última década y media: desde enero de 2000 a diciembre de 2014 se eliminaron 5 millones de puestos de trabajo en la manufactura. Si entre 1980 y 1999 la pérdida fue a un promedio del 0,5% anual, entre 2000 y 2011 fue del 3,1% (véase R. D. Atkinson, L. A. Stewart, S. M. Andes y S. J. Ezell, “Worse Than the Great Depression: What Experts Are Missing About American Manufacturing Decline” ITIF, 2012, http://www2.itif.org/2012-american-manufacturing-decline.pdf).

Además, el cierre de manufacturas fue acompañado por una larga caída de los salarios de una amplia franja de trabajadores: según estadísticas oficiales, los salarios (calculados en dólares de 2013) de las personas que completaron 4 años de colegio secundario, desde 1973 a 2013, cayeron 27,8%. La compensación horaria salarial promedio solo aumentó un 15% desde mediados de los 1970 hasta 2013, en tanto la productividad aumentó en ese lapso un 133%. Otro dato clave: los trabajadores part-time, pero que desean un trabajo a tiempo completo, son 6 millones, el nivel más alto de los últimos 30 años. Aproximadamente el 25% de ellos vive en la pobreza. Los índices de desocupación pueden ser bajos, pero millones están en la subocupación. Como contrapartida, el 1% más rico de la población recibía, en 2014, el 21,2% del ingreso total (en 1973 estos recibían el 8,9% del ingreso total). ¿No hay razones para que los trabajadores rechacen el sistema, sus ideólogos y políticos?

Sin embargo, los ideólogos del capital sostienen que la pérdida de empleos industriales es un proceso “natural”, de transición hacia una economía “de los servicios y el conocimiento”. También se dice que se debe solo al avance tecnológico. Pero si bien hay algo de esto, no se trata solo de avance tecnológico. Lo esencial es que desde la Gran Recesión de 2007-2009 la economía tuvo un crecimiento extremadamente débil, y el producto industrial ha disminuido. En ese marco, las importaciones de China, México u otros países –con costos laborales más bajos-, y la sobrecapacidad de las industrias de China, han puesto una fuerte presión a sectores de la industria yanqui; o han acelerado la salida de capitales. Por eso, la promesa de Trump de poner tarifas del 45% a las mercancías chinas fue vista como una solución por muchos trabajadores. También su promesa de rechazar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (lo que representaría, automáticamente, una suba del 25% de las tarifas).

Lo anterior explicaría también por qué las acusaciones a Trump no hicieron mella en estos trabajadores. Por otra parte, las ciudades y regiones devastadas por el cierre de empresas pueden explicar muchos votos “inexplicables” (hubo voto femenino a Trump, a pesar de su sexismo; o voto de inmigrantes, a pesar de su xenofobia).

La agenda de proteccionismo y xenofobia de Trump se inscribe, además, en el ascenso de las propuestas derechistas, xenófobas y nacionalistas, que también vemos en Europa, y a las que hicimos referencia en otras notas referidas al Brexit (ver, por ejemplo, aquí, aquí, aquí). Se inscribe también en una desaceleración que ha tenido el crecimiento del comercio mundial en los últimos 4 años (aunque, en nuestra opinión, este hecho está lejos de revertir la tendencia a la mundialización del capital). Estos aumentos de las tensiones tienen su causa última en el semi-estancamiento económico de grandes zonas –la zona del euro, Japón- y la agudización de la competencia entre grandes corporaciones.

De todas formas, lo que nos interesa remarcar ahora es que el programa del proteccionismo y el nacionalismo, no constituye una salida progresista para la clase trabajadora. El nacionalismo de gran potencia –en este caso, de la mayor potencia del mundo- es absoluta y totalmente reaccionario. En el caso de EEUU ni siquiera existe la excusa –típica del marxismo nacionalista latinoamericano- de decir “luchamos por la liberación nacional”. Por eso también hay que decir que el proteccionismo “socialista” de Bernie Sanders tampoco tiene un átomo de progresismo. Recordemos que Sanders también propuso rechazar el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México. Es un discurso que allana el camino a los Trump y basuras por el estilo.

En definitiva, el más que justificado odio de los explotados y marginados a Washington, Wall Street y las corporaciones –y por lo tanto, a Hillary Clinton- no es argumento para considerar que el nacionalismo económico, sea en versión Trump, o versión Sanders, constituya una solución para los trabajadores de EEUU, o del resto del mundo (porque lo que sucede en EEUU repercute en todos lados).

Aunque los socialistas se queden en total minoría frente a la corriente dominante, hay que decir las cosas como son. Además, en tanto la clase obrera confíe en el nacionalismo, no habrá posibilidad de construir una agenda socialista. Y esta deberá adoptar, necesariamente, un enfoque internacionalista.

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Una reflexión sobre el triunfo de Trump

Written by rolandoastarita

09/11/2016 a 20:20

29 respuestas

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  1. Cual deberìa ser entonces la posiciòn de un marxista ante los tratados de libre comercio? Habrìa que apoyarlos en un «sentido revolucionario» como hiciera Marx en su momento? Es desde luego una posicion complicada de defender, teniendo cuenta el efecto de este tipo de acuerdos sobre el empleo y los salarios.

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    David

    09/11/2016 at 20:34

    • En tiempos de Marx no creo que hubiera tratados de libre comercio; al menos, no conozco su existencia. Con respecto al debate libre comercio/proteccionismo, Marx hace una crítica a ambas posturas, para concluir que la menos mala era el libre comercio. Pero eso no lo llevó a dar un apoyo político a la fracción partidaria del libre cambio en Gran Bretaña. Pienso que esta postura merece ser rescatada. Es que en la izquierda está muy difundida la idea de que en cualquier disputa en la clase dominante los trabajadores deben apoyar, siempre e invariablemente, a alguna de las fracciones. Esta fue siempre la orientación básica de los socialdemócratas reformistas, y luego de los partidos Comunistas. En contra de esta tradición, es posible entonces adoptar otra postura. Es posicionarse políticamente por fuera de cualquiera de las dos posiciones enfrentadas.

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      rolandoastarita

      10/11/2016 at 09:35

  2. Coincido en lo esencial. Los datos electorales confirman que el voto de los trabajadores (sobre todo blancos) del llamado Rust Belt, o cinturón de óxido, los estados industrializados linderos a los Grandes Lagos golpeados por la globalización y el desempleo, fue decisivo para el triunfo de Trump.
    En efecto, el magnate no ganó gracias a Florida o Carolina del Norte: lo que inclinó la balanza fueron sus triunfos en tres o cuatro estados clave del Rust Belt: Ohio, Michigan, Wisconsin, Pennsylvania. Todos habían votado a Obama en 2008 y 2012. Si eso volvía a suceder con al menos tres de esos estados, ganaba Hillary. Es atinada la explicación que da Rolo de ese cambio.

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    Marcelo Yunes

    09/11/2016 at 20:58

  3. ¡Excelente Rolo! Con la claridad acostumbrada y en momento necesario

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    JORGE NAVARRO

    09/11/2016 at 21:53

  4. No comprendí muy bien la posición de «posicionarse por fuera de cualquiera de las posiciones enfrentadas». ¿Esto significa una abstención activa?

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    sheshonq10

    10/11/2016 at 12:04

    • Por ejemplo, si hay un referéndum, abstenerse. Pero lo más importante en esa abstención es la explicación con que se fundamenta esa postura.

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      rolandoastarita

      10/11/2016 at 12:12

  5. estimado Profesor, hubo un acuerdo de libre comercio entre Francia y UK, el Acuerdo Cobden-Chevalier, de 1860. Pero me parece que Marx no habla nada del asunto.

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    santiago

    10/11/2016 at 12:18

    • Gracias por el dato, no lo conocía. Hasta donde sé, Marx no habló sobre ese tratado.

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      rolandoastarita

      10/11/2016 at 12:24

    • Evidentemente cuando hablè de la posicion de Marx me referia al debate libre comercio/proteccionismo que seria muy similar al debate sobre los tratados de libre comercio. Ya se que en la època de Marx no habìa tratados de este tipo, o no se les daba al menos la importancia politica de ahora. Aclarado esto, entiendo Rolando que tu posicion seria abstenerse.

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      David

      10/11/2016 at 12:53

  6. El problema de la abstención es que después ocurre como en UK donde resido con el Brexit, o en España de donde soy con Podemos en las últimas elecciones donde más de 1 millón de potenciales votantes se quedaron en casa y debido a ello ahora tenemos otros 4 años de gobiernos neoliberales…

    Hay que proponer alternativas políticas al neoliberalismo, presentarse a elecciones y llegar al poder de forma democrática.
    Desde ahí y con el apoyo de las movilizaciones ciudadanas combatir al sistema capitalista desde dentro.

    La otra opción es cojer el AK47 y asaltar la Casa Blanca, yo me apunto, ¿quien va el primero?

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    Pinfloy

    10/11/2016 at 13:15

    • Sí, la suya es la clásica política de los PC: si no podemos tomar el poder, hay que apoyar alguna corriente burguesa. Los resultados están a la vista. La clase trabajadora y los partidos socialistas y de izquierda enganchados siempre a alguna formación y programa burgués. Así a través de los años y las décadas. Para ponerlo en términos más actuales: ¿qué se ganó con haber apoyado a Syriza?

      Por otra parte, el marxismo no propone el apoliticismo, o el «quedarse en casa». La crítica de Marx al sistema capitalista no es para que la gente se quede en su casa. Y tampoco tiene como objetivo que los trabajadores apoyen programas y estrategias burguesas, o pequeño burguesas (disfrazadas de «socialismo verdadero», «socialismo burgués», y variantes similares).

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      rolandoastarita

      10/11/2016 at 13:30

  7. Si no vas a votar, otros votan por ti, como repito ocurrió en UK con el Brexit donde una gran parte de gente joven y progresista no fue a votar, ocurrió en España, y me imagino que ocurrió en las primarias demócratas en USA, donde lo menos malo para las clases trabajadoras era Bernie Sanders creo.

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    Pinfloy

    10/11/2016 at 13:16

  8. rolo Crees que la baja de los impuestos que propone trump, permitiria el aumento de la tasa de inversion?

    por que pensas que la caida de el TPP, del nafta (o su revaluacion) del brexit, etc la vuelta al proteccionismo y aislacionismo no son duraderas ni en mediano plazo (como en la crisis del 30) cuales son las razones de que la globalizacion es un fenomeno que no se puede parar que va mas alla de las politicas particulares de los gobiernos?

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    juan

    10/11/2016 at 14:00

  9. «To the degree that Mr. Trump is serious about pursuing policies that improve the lives of working families in this country, I and other progressives are prepared to work with him. To the degree that he pursues racist, sexist, xenophobic and anti-environment policies, we will vigorously oppose him.» SANDERS.

    «Oposición constructiva»..Derecho a otra trampa era ir por Sanders.

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    Carver

    10/11/2016 at 14:32

  10. Resulta interesante observar como en momentos de crisis el nacionalismo se antepone a la izquierda como elección de los trabajadores en repudio al establishment
    Tenemos a Trump, me pregunto quien sigue: Marine Le Pen, Nigel Farage,Geert Wilders,Nikolaos Michaloliakos o quien nos dice… Alejandro Biondini

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    Matias

    10/11/2016 at 14:32

  11. debo decir que NO me sorprende en absoluto la euforia de CFK, Atilio Borón y demás «naZional-progresistas» por la victoria de Trump.

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    santiago

    11/11/2016 at 11:38

  12. Hola Rolando
    Muy bueno el comentario sobre el triunfo del impresentable-nuevo presidente USA.
    Muchos se reconfortaron con el sueño americano cuando su mensaje luego del triunfo destilaba urbanismo y buenos modales…
    Como si las palabras no pudieran vaciarse de contenidos verdaderos para endulzar orejas que desean mentiras apaciguadoras. ejemplos vernáculos nos sobran…
    Mientras se hace vox populi que en la primera potencia mundial, hay empobrecimiento, dificultad de progreso social, precarización del empleo, cosas de las que si te querías enterar había que buscarlas mas allá de lo que pinta la apariencia.
    Esto marca la decadencia de los estados nacionales, tan necesarios en los principios del capitalismo. En su estado actual de desarrollo son las grandes corporaciones supranacionales, (apátridas…) las que deciden el destino del planeta.
    Comienza a hacerse entonces visible junto a los signos de decadencia de Estados Unidos la imposibilidad de que Trump pueda cumplir con una promesa de perfil industrial para la clase trabajadora americana que no parece figurar en la agenda de los que mandan.

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    Rodolfo

    11/11/2016 at 14:52

  13. Saludos desde Venezuela de parte de un «castro chavista» disidente. Quisiera debatir algo, tengo tiempo leyendo varios artículos de su blog, comparto sus posturas acerca de la no necesaria relación entre las estatizaciones y el proteccionismo con el socialismo, de hecho podría decir que en el mundo no hay una verdadera experiencia de ese tipo que de saltos contundentes a una nueva forma de sociedad. En ese sentido, he dejado de tener una postura ideológica «radical» en cuanto a la forma de propiedad dentro del propio sistema capitalista, este que durará años y difícilmente nosotros en vida podamos ver algo distinto, por lo que la lucha debe ser, en tanto, por los intereses de la clase trabajadora, mientras se pueda, y sus condiciones laborales y de vida.

    Yo entre Hillary y Trump prefería la victoria de Trump, abstrayéndome de su postura de ultra derecha, de fascismo pues. ¿Por qué? Porque veo en él la posibilidad de un choque de intereses dentro de su país que, de alguna manera, retrase los planes que venía adelantando la administración de Obama con la derecha más neoliberal que hoy día ha llegado a espacios de poder por el agotamiento de los movimiento nacional populistas. En ese sentido, ¿cómo analizas ese panorama?

    Por otro lado, si los tratados de libre comercio son revocados y comienza una ola proteccionistas dentro de los Estados Unidos, ¿de qué manera la industria latinoamericana aprovecha un costo de oportunidad para desarrollarse?

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    • No entiendo esta manera de razonar. En aras de clarificar la discusión, supongamos que es cierto que «la derecha más neoliberal» sea la que esté esté en el poder hoy, con Obama. ¿Por qué debería ser progresivo que sea desplazada por la «ultra derecha fascista proteccionista»? ¿Qué tiene de progresivo, por caso, un productor agrario del sur profundo de EEUU, partidario del Tea Party, que superexplota a trabajadores inmigrantes, en relación a Google, General Electric o GM? ¿Por qué sería progresivo que gane el representante político de ese agricultor, por sobre el representante político de Google? (suponiendo siempre que se pudieran establecer esas relaciones de representación). Más en general, ¿no podemos razonar en la izquierda desde el punto de vista de la independencia de clase con respecto a TODAS las fracciones de la clase dominante?

      Tampoco entiendo por qué una ola de proteccionismo y guerras comerciales favorecería la industrialización en América Latina. Dado el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas -esto es, su nivel de mundialización-, no hay posibilidad de establecer un desarrollo «hacia adentro», de espaldas al mercado mundial. El caso de Corea del Norte hoy es ilustrativo. Un país estancado, al borde permanente de las hambrunas. ¿Qué sentido tiene eso? Y hay otros muchos ejemplos, aunque no tan extremos. Myanmar tuvo una política extremadamente proteccionista, y nadie puede decir que se distinga por su desarrollo económico o industrialización. Está el caso de Cuba (que ahora, por otra parte, está embarcada en un proyecto de atrae inversiones). Más en general, jamás Marx sostuvo que el socialismo pudiera construirse al interior de las fronteras nacionales. Esta es una idea básica del marxismo. El intento de Stalin de construir el socialismo en un solo país terminó representando un desastre (puede ver algo de esto en las notas que escribí en el blog sobe la colectivización e industrialización forzosas). Pero si no hay socialismo en un solo país, tampoco hay capitalismo en un solo país. Y menos aún capitalismo progresista en un solo país.

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      rolandoastarita

      12/11/2016 at 09:57

  14. Muy buenas compañero profesor Rolando Astarita.
    Yo creo que lo mejor que pudo ocurrir es la victoria de Trump (las clases populares perdemos de las dos maneras, tanto si hubiese ganado la Sra Clinton como Trump que ha sido el ganador), pero digo mejor porque Trump se manifiesta como es, no esconde mucho el pensamiento, se muestra tal cual es esa clase racista que ostenta el poder en EE UU e integra tanto el partido Demócrata como el Republicano; la Sra Clinton ya se veía en la prensa como una persona de izquierda, y ya sabe hasta muchas mujeres de izquierda tan solo por el hecho de ser mujer querían que ganara. El capitalismo pierde sí con Trump una baza ¿cuál? ese mantra que siempre ha engañado a los pueblos, porque el capitalismo y sus representantes la mayoría de las veces no se muestran como son en la realidad, hablan en nombre de todos, dicen representar a todos, ¡hasta sus súbditos!, Trump como se ve no, aunque en el discurso inicial en el que se proclamaba vencedor ya volvía a hacer lo que hacen todos en el mundo entero, hablar de unidad y de que será presidente para todos, cuando no es así.
    Un abrazo a usted y saludos afectuosos.

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    Rodolfo Crespo

    12/11/2016 at 08:55

  15. «El nacionalismo de gran potencia –en este caso, de la mayor potencia del mundo- es absoluta y totalmente reaccionario. En el caso de EEUU ni siquiera existe la excusa –típica del marxismo nacionalista latinoamericano- de decir “luchamos por la liberación nacional”.

    De acuerdo con esa afirmación, en un primer análisis. También de acuerdo con lo que dice en otro lado de que, para un país subdesarrollado, en el marco capitalista, un proteccionismo total, a la manera, extrema, de Corea del Norte, solo supone pobreza y miseria para las clases popualres de dicho país.

    Pero me asaltan tres dudas y en consecuencia tres preguntas.

    Mi primera pregunta: ¿reconoce sin embargo la posibilidad, dentro del marco capitalista existente, de un «proteccionismo progresista», de carácter «parcial», limitado a determinados bienes o ramas, en los países subdesarrollados, para defender por ejemplo determinados productos primarios -agrícolas, ganaderos, mineros, etc._ de la entrada de los mismos productos más competitivos de los países desarrollados?

    Mi segunda pregunta: ¿reconoce, también dentro del marco capitalista, la posibilidad de un «proteccionismo progresivo», probablemente más «parcial» todavía, limitado a determinados bienes muy concretos, pero ya en países desarrollados, para defender la forma de vida y el trabajo de determinados grupos de la clase obrera, o de campesinos pobres en dichos países, en una situación especialmente grave, esto es, con dificultades para encontrar otro trabajo? En España, por ponerle un ejemplo de esto último, ha desaparecido el pequeño ganadero lácteo fruto de las políticas de librecambio impuestas por la UE, y ahora está en riesgo de extinción la industria del carbón y la forma de vida de muchos trabajadores pobres, mineros del carbón, e incluso la propia existencia de muchas localidades del norte de España cuya economía gira básicamente en torno al carbón. Es la izquierda _Podemos_ quien está proponiendo, en este último caso _el otro ya es insalvable_ una protección del «carbón autóctono», solicitando de la UE y del gobienro español que se imponga una tasa al carbón no autóctono.

    Mi tercera pregunta: en un período de transición del capitalismo al socialismo, en un país subdesarrollado, como fuera la URSS en el 17 _antes de que dicho proceso fuera truncado por la guerra civil, estalinismo, etc._, y antes de que la revolución pueda prender en otras naciones, más desarrolladas, ¿le parecería progresivo un proteccionismo, también parcial y limitado a determinados bienes, para favorecer el crecimiento económico de dicha economía en transición?

    Agradezco sus respuestas

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    • Sobre la primera pregunta: en general los socialistas no deberían aconsejar políticas a la clase dominante. De todas maneras, los países atrasados, productores de bienes primarios, en general no deben competir contra la entrada de los mismos productos en sus mercados (el problema en Argentina no es la entrada de soja o maíz producido en EEUU).

      En segundo término, y como explicaba Marx, el proteccionismo por lo general significa que los productos que se protegen encarecen la canasta salarial. Se gana por un lado y se pierde por el otro. En tercer término, hay que tener en cuenta que países como Argentina han tenido una larga historia de proteccionismo, sin grandes resultados en cuanto a industrialización. A comienzos de los años 1970, luego de más de tres décadas de «industrialización en base a sustitución de importaciones», la estructura productiva era muy atrasada (la experiencia de la España de Franco fue parecida). Dicho todo esto, puede haber proteccionismo progresivo en algunas industrias o ramas, durante algún período de tiempo.

      Con respecto a la segunda pregunta, si una industria es atrasada, con tecnología que ha sido superada, el proteccionismo lo único que hace es prolongar la agonía. A mediano o largo plazo esa industria no se sostiene.

      Con respecto a la tercera pregunta, un país en transición al socialismo típicamente es aislado y boicoteado. Hay proteccionismo de hecho. De todas maneras, un gobierno socialista puede verse en la necesidad de aplicar proteccionismo en determinadas industrias o ramas.

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      rolandoastarita

      14/11/2016 at 19:31

    • Agregado: no quisiera que se pierda el eje de la nota, que es poner de relieve el carácter profundamente REACCIONARIO del nacionalismo burgués, al estilo kirchnerista, o variantes por el estilo. Es increíble que en nombre del progresismo se aplauda a Trump.

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      rolandoastarita

      14/11/2016 at 19:34

  16. Constato un hecho, retomando, creo, el tema centrsl de su texto. Según lo que leo en sus análisis, en Latinoamérica no solo la burguesía nacionalista «progresista», sino también parte de la izquierda, incluso trotskista, se ha felicitado por el triunfo de Trump. Le aseguro que nada de eso ocurre en Europa, y en concreto en España. Excluida la extrema derecha, hay unanimidad en el rechazo de Trump. En la izquierda, sea socialdemócrata, postcomunista o trotskista, reformista o revolucionaria, incluida la izquierda que apoyó el brexit, hay rechazo sin fisuras de Trump y denuncia de su figura como un eslabón más en la tendencia hacia el auge de movimientos de extrema derecha. Habría que explicar el porqué de estas divergencias entre la izquierda latinoamericana y la europea.

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    Venancio Andreu Baldó

    14/11/2016 at 19:53

    • En el texto no se afirma que los trotskistas hayan aplaudido el triunfo de Trump. Lo que se afirma es que grupos trotskistas también han tenido discursos y políticas nacionalistas. En América Latina amplios sectores de la izquierda son muy nacionalistas. A partir del rechazo a EEUU y a la globalización, se toman posiciones que de hecho terminan siendo similares. en muchos aspectos, a las posturas de la derecha nacionalista más vulgar.

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      rolandoastarita

      14/11/2016 at 23:10

    • Lamento discrepar pero, de hecho, hay ciertos grupos de izquierda europeos que han saludado con simpatía, cuanto menos, el triunfo de Trump. Es cierto que en su mayoría se trata de estalinistas delirantes, pero me da la impresión que es un estado de ánimo extendido en la opinión «anti-imperialista» putinista. Por su parte, el trotskismo, si bien ha rechazado con firmeza al candidato, considero que no se ha desmarcado claramente de su programa económico. Esto se debe a que, junto con buena parte del reformismo burgués, apoyan medidas proteccionistas reaccionarias (recordemos que en su mayoría apoyaron el Brexit).

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      max

      15/11/2016 at 08:03

  17. Max: sería bueno que explicitara los grupos de izquierda europeos que, según usted, han saludado con simpatía el triunfo de Trump. Coincido con la apreciación de Venancio.

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    JOSÉ

    15/11/2016 at 09:31

    • Pues bien, en cuanto a los estalinistas, claramente el PCPE. Se puede objetar que es una secta que no merece la menor atención, pero tienen cierto alcance en redes sociales y contaminan la idea del socialismo en la conciencia de las masas. Además, como apunté, opiniones similares las expresan individualmente putinistas de todo pelaje.
      En cuanto al trotskismo, fui testigo de un debate en que miembros de la corriente cliffista consideraron la victoria de Trump como una derrota de la «fracción neoliberal». Opinión similar expuso Alberto Garzón, máximo referente del reformismo estalinista de IU y PCE, en un artículo reciente. Esto se inscribe en toda esta lógica anti-neoliberal que evita hablar de explotación asalariada y quiere volver a un mundo caduco de barreras comerciales y nacionalismo reaccionario. La postura ante el TTIP es otro ejemplo ilustrativo..

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      max

      15/11/2016 at 10:46

  18. He estado reflexionando acerca de la posición «abstencionista» que deberían optar los comunistas con respecto a las dos fracciones del capital. Una de las debilidades que podría haber es a través de la presión de las opciones «socialdemocrátas» que nos acusarían de ser cómplices del ascenso de este tipo de partidos nacionalistas que supondrían un endurecimiento (reconocido y admitido por parte nuestra) de la vida de los trabajadores. Si por un lado decimos que debemos acordar un programa mínimo para acceder a posiciones de mejora en el capitalismo, ¿cómo podemos defender públicamente la abstención («programa máximo») en unas elecciones en las que no apelar al «voto útil» hacia la fracción progresista del capital supondría un debilitamiento de tal electorado y una posible victoria de la derecha? Reconozco que no me resulta sencilla una respuesta superadora de esta paradoja.

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    sheshonq10

    26/11/2016 at 10:20


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