Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (15)

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La parte 14 de la nota, aquí

Excedente generado por la clase obrera

Aunque no hubo transferencia de excedente del agro a la ciudad, sí hubo una extraordinaria transferencia de mano de obra, necesaria para la industrialización. Entre 1926 y 1939 el empleo agrícola bajó de 72 a 48 millones de trabajadores; en su inmensa mayoría fueron transferidos a la industria y otras ocupaciones urbanas.

De esta manera hubo una nueva composición de la clase obrera. Los trabajadores que provenían del campo y se incorporaban a la industria carecían de experiencia sindical. Más importante aún, escapaban del hambre y estaban dispuestos a trabajar por salarios muy bajos. “La colectivización funcionó porque permitió al régimen soviético procurarse mucho grano, y por lo tanto, controlar la geografía de la distribución. Convirtió en insoportable la vida en el campo”; y en las ciudades se podía encontrar la comida que no se encontraba en el campo (Duncan, 1986). Además, muchos fueron trasladados compulsivamente a las ciudades. Para eso, las administraciones industriales firmaban acuerdos con las administraciones de las granjas colectivas, según los cuales estas últimas estaban obligadas a suministrar un número especificado de “miembros sobrantes” de mano de obra (Deutscher, 1971). Las transferencias incluían a jóvenes a partir de los 14 años de edad. Esta masa laboral se incorporaba a una fuerza laboral agotada por años de privaciones, las guerras y convulsiones sociales.

Además, dado que la industrialización  privilegió el desarrollo de la industria pesada en detrimento de la producción de bienes de consumo e inversión residencial, hubo una fuerte caída en los niveles de vida de los trabajadores. Por otra parte, los ritmos eran agotadores. Y en 1935 se extendió el trabajo a destajo, que puso todavía más presión sobre los obreros. Un obrero, ex campesino, escribía a un diario en Siberia, a comienzos de los treinta: “Ahora los trabajadores viven malamente. Antes vivían mejor. Trabajamos duramente por todo lo que valemos durante ocho horas y no podemos relajarnos. Si te relajas ganas poco. Pero hay todo tipo de campañas ‘suban la productividad’, ‘el régimen de economía’. En mi opinión la competencia socialista significa ‘exprime las últimas gotas de los trabajadores’. … No puedo entender lo que está pasando ahora en nuestro país. He estado en la producción por solo un año. Antes vivía en el campo y pensaba a que los trabajadores vivían mejor en la ciudad. No hay diferencia” (citado por Kuromiya, 1985).

Todo indica entonces que la industrialización fue financiada con el excedente generado por la clase obrera. Fue un excedente obtenido por la vía de la plusvalía absoluta, esto es, exprimiendo la fuerza de trabajo. “La mayor parte de los enormes fondos de inversión de la industria era, de hecho, una deducción del presupuesto de los salarios nacionales. En términos reales, una clase obrera mucho más numerosa debía subsistir con una masa reducida de bienes de consumo, en tanto se construían las nuevas centrales, las nuevas acerías y las nuevas fábricas de construcción mecánica” (Deutscher, 1980).

En el mismo sentido, Ellman (1975) afirma que las fuentes principales de la industrialización fueron el aumento en términos numéricos de la clase obrera y la caída del salario real. Según sus cálculos, un 30% del incremento de la acumulación industrial provino del aumento de la plusvalía resultante del aumento numérico de la clase obrera, y el 70% restante por la caída del salario real (véase la parte 13 de la nota). Por otra parte, las condiciones de alojamiento en los treinta eran deplorables (ídem).

Régimen represivo sobre el trabajo

A finales de los años treinta también se endurecieron los reglamentos de trabajo. Además, aunque legalmente la jornada de trabajo era de 7 horas, en la práctica el sobretiempo era obligatorio. La regimentación y coerción sobre el trabajo fueron extremas. “Un giro político de finales de los 1930 que merece atención debido a su impacto en la vida cotidiana fue el endurecimiento de la disciplina laboral con las leyes de 1938 y 1940, que introdujeron  castigos más estrictos por ausentismo y llegadas tarde al trabajo” (Fitzpatrick). Escribe Deutscher: “… algunas de las formas de regimentación del trabajo fueron mucho más drásticas que cualquiera de las que se habían empleado en la militarización del trabajo durante la guerra civil. Los notorios y enormes campos de trabajo forzado, establecidos en la década de los treinta, constituyen un buen ejemplo” (1971). La ley de 1940 imponía penas criminales para todo trabajador que llegara 20 minutos tarde (y no importaban las deficiencias del transporte). Pasarse en los tiempos de descanso era considerado ausencia, y podían ser motivo de despido. En 1938 se estableció una libreta de trabajo, con la que se buscaba controlar los movimientos de los trabajadores, y se impuso de dos a cuatro meses de prisión para los que dejaran los trabajos. Otra sanción para los que abandonaran los empleos sin autorización o hubieran incurrido en indisciplinas laborales consideradas graves fue el desahucio de las viviendas que ocupaban, sin que se les proporcionara otro alojamiento.

Los sindicatos fueron funcionales al sistema: cuidaban de que los trabajadores recién llegados tuvieran un salario y condiciones de alojamiento elemental, pero también eran los encargados, total o parcialmente, de acostumbrar a los recién llegados a la disciplina laboral. Además, “[e]l sindicato soviético desalentaba las huelgas y detrás del sindicato estaba la policía política” (Deutscher, 1971). Las malas condiciones de vida y alimentación afectaron la productividad y causaron una alta tasa de rotación, así como insatisfacción en los trabajadores.

División de la clase obrera

Con la industrialización el número de obreros industriales creció rápidamente. Solo entre 1928 y 1930 pasó de 2,7 millones a casi 3,7 millones. Pero la incorporación de cientos de miles de nuevos trabajadores a la industria no fortaleció proporcionalmente a la clase obrera, ya que dio lugar a divisiones en su seno; divisiones que fueron aprovechadas por las direcciones de empresa y la burocracia.

Según Kuromiya (1985) los nuevos (ex campesinos en su inmensa mayoría) eran vistos con desconfianza por los trabajadores viejos, eran objeto de discriminación, prejuicios y hostigamiento, y maltratados por la administración y los capataces. Pero las direcciones también se aprovechaban de su inexperiencia y necesidades para erosionar el poder de la vieja clase obrera. Es que los nuevos, en búsqueda de salarios más altos, hacían horas suplementarias (trabajaban entre 10 a 12 horas por día) lo que llevaba a las administraciones a elevar las cuotas del pago por piezas. Esto generaba hostilidad por parte de los trabajadores viejos, que hostigaban a los recién llegados y exigían el derecho exclusivo a ocupar la mejor posición en la producción. A su vez, los nuevos envidiaban las mejores condiciones de trabajo de los viejos. Por otra parte, los nuevos no veían diferencias entre el antiguo propietario capitalista y el director rojo, al que consideraba un explotador. Los sindicatos tenían grandes dificultades para instruirlos políticamente. Incluso costaba que entendieran la diferencia entre el sindicato y el management. Para la dirección del Partido este estrato, proveniente de la pequeña burguesía, no estaba en condiciones de lidiar con las dificultades de la construcción socialista. Pero por otra parte, Stalin se montó sobre las diferencias para acentuarlas y debilitar la resistencia de los viejos trabajadores a su política de “racionalización de la producción”. Según Stalin, la racionalización significaba sacrificios “temporarios e insignificantes” que los viejos obreros no estaban dispuestos a aceptar. Los trabajadores estaban acostumbrados a cerrar filas frente al capataz y rechazaban a los que buscaban romper las primas en la producción a destajo. Para quebrar esta “cultura del trabajo”, Stalin apeló a las brigadas “de shock”, desde comienzos de 1929, y a la competencia socialista para mejorar la productividad y aumentar la disciplina laboral.

Al principio estos movimientos fueron organizados por jóvenes obreros calificados. Hubo un choque con los viejos, quienes consideraban a los jóvenes rompehuelgas y traidores. En juego también estaban los antiguos oficios, que se ponían en peligro por la mecanización; se pensaba que mucho del trabajo calificado estaba siendo reemplazado por trabajo semi-especializado. Partidarios del taylorismo soviético atacaron a los viejos por su conservadurismo, y hubo intentos de debilitar o romper la cultura de trabajo de los viejos obreros. Lo cual provocó resistencias y descontento. A fines de los 1920 este entrelazamiento de obreros viejos descontentos y nuevos indisciplinados creó dificultades “de orden social” y llevó a algunas huelgas. Si bien los viejos se beneficiaban de la proletarización del Partido y del Estado, por otra parte perdían terreno y se sentían inseguros. La dirección stalinista condenó la reacción de la “aristocracia obrera” contra los nuevos y denunció sus tendencias sindicalistas. Estos trabajadores viejos tenían las tradiciones del antiguo sindicalismo, más pluralista y libre, y deben haber resistido el ataque a los sindicatos, a los que dominaron durante los 1920.

Stajanovismo

En 1935, junto a la generalización del trabajo a destajo, las brigadas de choque fueron reemplazadas por el movimiento stajanovista. El nombre se debe al minero Alexéi Stajánov, quien según las autoridades había producido en un solo turno una cantidad asombrosa de carbón. Se premiaba entonces a los obreros que establecían récords de producción; los stajanovistas de hecho prolongaban su jornada para superar las normas establecidas, y de esa manera las elevaban para el conjunto de la clase obrera. Además, las cifras eran infladas, y en la realidad los récords se conseguían con la ayuda del resto de los trabajadores. El stajanovismo provocó resentimiento entre muchos obreros, y fue un nuevo factor que potenció la división al interior de la clase obrera.

Explosiones de resistencia sin alternativa de fondo

Las duras condiciones de vida, los bajos salarios, los ritmos acelerados, el resentimiento generado por la burocracia y las políticas de división, dieron lugar a algunos estallidos de resistencia obrera. Uno de los más importantes fueron la huelga y manifestaciones callejeras de más de 16.000 trabajadores textiles de la Región Industrial de Ivanovo, a principios de 1932 (véase Rossman, 1997). El motivo fue la reducción de las raciones de alimentos a un nivel que impedía la reproducción física de los trabajadores y sus familias (se había establecido 4 kilos de pan cada 10 días por persona). La fuerza del movimiento y el cuestionamiento que hubo a la política de industrialización, obligaron a la dirección soviética a dar concesiones: se transfirieron recursos desde la industria pesada a la liviana; en mayo de 1932 se legalizaron los mercados de las granjas colectivas; y en octubre se elevaron los salarios industriales, lo que mejoró el nivel de vida de los obreros en las ciudades. Estas concesiones permitieron que cientos de miles de familias de los estratos de menos ingresos pudieran sobrevivir a la hambruna.

Sin embargo, el movimiento también precipitó medidas represivas contra la resistencia a nivel de los lugares de trabajo y la indisciplina, y en agosto y noviembre de 1932 se aprobaron leyes contra el robo de la propiedad socialista y el ausentismo. “El legado de las huelgas, por lo tanto, fue ambiguo” (Rossman). Filtzer (1996) también dice que en los treinta hubo huelgas y manifestaciones callejeras, y que la insubordinación, incluyendo ataques físicos a los directores de empresas y a los stajanovistas, era común. Pero la mayor parte de las veces se trató de explosiones espontáneas de rabia y frustración frente a las condiciones de trabajo que empeoraban y la escasez de bienes. No hubo una oposición coordinada y con un programa capaz de ser alternativa del stalinismo; el curso de fondo de la política oficial no se modificó.

¿Poder obrero frente a la burocracia?

Se ha argumentado que la industrialización tuvo un carácter extensivo, y dado que a partir de los inicios de los 1930 no hubo desocupación (en realidad, había carencia de mano de obra), la clase obrera habría dispuesto de un importante poder de negociación al interior de los lugares de trabajo frente a las administraciones de empresa y las instancias superiores. Era fácil conseguir trabajo, y existía seguridad laboral; era raro que se despidiese a un trabajador. De ahí también que hubiera una presión de la clase obrera, que se hacía sentir a través de la alta movilidad entre las empresas. Ese flujo de trabajadores existió desde los primeros años de la industrialización, y aunque intentó ser combatido por el Gobierno con medidas represivas, se mantuvo hasta el final de la URSS. De ahí que las direcciones de empresas se vieran obligadas, a menudo, a ceder y negociar con los trabajadores de planta. A la rotación de la mano de obra se sumaron otras formas de resistencia: ausentismo, bajos ritmos de producción y alcoholismo.

Sin embargo, hay que relativizar el poder de negociación que tuvo la clase obrera soviética. Es cierto que la desocupación no actuaba como elemento de coerción, como sucede en el capitalismo. Desde este punto de vista, los trabajadores siempre podían apelar al cambio de trabajo. Pero de conjunto, se trataba de una acción defensiva y despolitizada, igual que lo fueron otras acciones de rechazo, tales como el ausentismo, la desatención y el bajo ritmo en el trabajo, o incluso el alcoholismo. Dice Filtzer: “La industrialización había dado lugar a una relación laboral específica en la cual los trabajadores habían devenido incapaces de confrontar a la elite dirigente o la management industrial como una entidad colectiva, en búsqueda de objetivos políticos o económicos más elevados. La naturaleza burocrática y sin plan del sistema, de todas maneras, con su ausencia de regulación económica, permitió a los trabajadores imponer sanciones negativas directamente en el punto de producción. Esto no era ‘resistencia’, sino una acción defensiva individualizada ejercida por una fuerza laboral esencialmente despolitizada y atomizada” (1996).

Pero incluso esa capacidad de “sanción negativa” de la clase obrera al interior de las plantas, de la que habla Filtzer, parece exagerada. Harry Braverman, en Trabajo y capital monopolista, escribe: “En la práctica, la industrialización [soviética] imitó el modelo capitalista; y conforme la industrialización avanzaba… la Unión Soviética establecía una organización de trabajo diferente solo en detalles a la de los países capitalistas, en tal forma que la clase obrera lleva [el texto es de los 1970] todos los estigmas de las clases obreras occidentales”. En cualquier caso, las negociaciones con las direcciones de empresas tenían límites de los que todos eran conscientes, y no se pasaban. Menos todavía había lugar para cuestionar las orientaciones políticas generales del Gobierno soviético.

Bibliografía:
Braverman, H. (1982): Trabajo y capital monopolista. La degradación del trabajo en el siglo XX, México, Nuestro Tiempo.
Deutscher, I. (1971): Los sindicatos soviéticos, México, Era.
Deutscher, I. (1980): Trotsky, le prophète hors-la-loi, Paris, Union Générale d’Editions.
Duncan, C. A. M. (1986): “On Rapid Industrialization and Collectivization: An Essay in Historiographic Retrieval and Criticism”, Studies in Political Economy, vol. 21, pp. 137-155.
Ellman, M. (1975): “Did the Agricultural Surplus Provide the Resources for the Increase in Investment in the USSR during the First Five Year Plan?», The Economic Journal, vol. 85, pp. 844-63.
Filtzer, D. (1996): “Labor discipline and the decline of soviet system”, International Labor and Working-Class History, Nº 50, pp. 9-28.
Fitzpatrick, S. (2005): La Revolución Rusa, Buenos Aires, Siglo XXI.
Kuromiya, H. (1985): “The Crisis of Proletarian Identity in the Soviet Factory, 1928/1929”, Slavic Review, vol. 44, pp. 280-297.
Mandel, E. (1969: Tratado de economía marxista, México, Era.
Rossman, J. (1997): “Strikes against Stalin in 1930s Russia”, Russian Review, vol. 56, pp. 44-69.

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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (15)

Written by rolandoastarita

06/06/2016 a 09:54

18 respuestas

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  1. la apropiación de la plusvalía hasta niveles de esclavitud me lleva a preguntarme por qué Trotsky calificaba a la Urss como un Est obrero degenerado frente a quienes como Burnham lo asimilaban al capitalismo.

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    santiago

    07/06/2016 at 13:22

  2. Coincidiendo contigo en que la URSS no era capitalismo de estado, me parece que a partir de los estudios que presentas sobre la real capacidad de resistencia de la clase obrera bajo el régimen burocrático hay un cambio de enfoque respecto de posiciones del pasado. Si mal no recuerdo, sostenías que la burocracia era particularmente inestable frente a los conatos de rebelión de la clase obrera -cuestión con la que acuerdo- . No se si de lo que hablas ahora refiere exclusivamente al poder de negociación sindical o si este contexto varió desde los treinta con el paso de las décadas. En lo que respecta al dominio clasista sigo pensando que el poder burocrático, pese a la intensa represión ejercida, era más endeble que el capitalista. Hay muchas razones: la centralización estatal de los medios de producción, la ficción de encarnar el interés obrero y socialista, la ausencia de mediaciones y alternancia política, la supervivencia de ideales igualitarios en fracciones de masa, etc. aunque no creo se lo pueda atribuir a alguna forma de ‘poder obrero’ potencial conectado con un ‘Estado obrero degenerado’ en el concepto primigenio de Trotski (en realidad en vías de degeneración, llegando a afirmar que aún había ‘dictadura del proletariado’ en la URSS) , derivado de la estructura y funcionamiento del sistema económico o cosa por el estilo. Es un concepto que luego mantuvo la mayoría del movimiento trotskista, aunque si le preguntabas a cualquier trotskista no se animara a reconocerlo hasta las últimas instancias.

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    AP

    08/06/2016 at 14:27

    • Es cierto que las protestas por razones económicas o democráticas rápidamente derivaban en un enfrentamiento con la dirigencia estatal. En este respecto, en los regímenes stalinistas parece haber habido menos «amortiguadores» del conflicto. Pero por otra parte el aparato represivo, más la debilidad de la clase obrera y los campesinos, al menos en los años 1930, pueden haber anulado prácticamente la posibilidad de algún levantamiento que cuestionara seriamente el poder burocrático.

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      rolandoastarita

      08/06/2016 at 16:59

  3. Rolo, cómo andas, en líneas breve, ¿cuáles fueron a tu juicio los elementos de legitimidad de la población -especialmente urbana- para apoyar, aunque sea, pasivamente, al gobierno soviético? ¿Se puede decir que luego de 1932 las condiciones de vida fueron elevándose sustancialmente en las capas mejores pagas de la clase?

    Quisiera saber también, si la corrupción estaba presente, o al contrario, era reprimida al decir de Losurdo, con métodos de guerra civil y terrorismo estatal.

    Un abrazo,Hernan

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    Hernan

    08/06/2016 at 16:29

  4. Acá va la rigurosidad análitica de Astarita. Me pongo lentes de sol para no quedar ciego del brillo de su inteligencia:

    Cita 1

    Un obrero, ex campesino, escribía a un diario en Siberia, a comienzos de los treinta: “Ahora los trabajadores viven malamente. Antes vivían mejor. Trabajamos duramente por todo lo que valemos durante ocho horas y no podemos relajarnos. Si te relajas ganas poco.»

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    «Todo indica entonces que la industrialización fue financiada con el excedente generado por la clase obrera. Fue un excedente obtenido por la vía de la plusvalía absoluta, esto es, exprimiendo la fuerza de trabajo.»

    JAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJA sos peor que Lanata y Majul juntos Astarita. Tenemos que juntar una vaquita entre todos los socialistas y financiarte un programa de televisión para que expongas esto.
    Por favor Marx, que te han hecho.

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    Lenin

    10/06/2016 at 15:59

  5. Señor Lenin

    ¿La risa es su único argumento?

    ¡Que pobreza de espíritu!

    Explique por favor cuales son sus diferencias con Rolando con argumentos serios.

    Si no lo hace,,creo que su comentario es una provocación estúpida.

    ¡Ponga a funcionar las neuronas por favor!

    Y no pierda el tiempo leyendo el blog de Rolando.
    .

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    La duda metódica

    10/06/2016 at 21:20

    • Mi argumento es que Astarita no tiene argumentos. Qué? Está prohibido exponer las falacias del razonamiento de Astarita?

      1-Justifica su idea de que la URSS se basa en la explotación de plusvalía por un chisme de un campesino.
      Cuál es la seriedad de eso?

      2-Existe alguna economía que al transicionar de un feudalismo proto capitalista a una economía socialista no se vea obligada a extraer plusvalía obrera? es posible?

      3-Astarita viene insistiendo en caracterizar a la URSS como un Estado Burocrático que explota a los trabajadores haciendo abstración del contexto político internacional y de cómo la URSS era explotada por los intentos belicistas e imperialistas de otros países. Esto no es inocente y responde a una visión pro anglosajona que tiene Astarita por su condición de Trotskista.

      No sé qué más argumentos quiere para rebatir una idea tan hueca como la expuesta en el blog sobre la explotación obrera en la URSS. Ahora resulta que trabajar 8 horas «duramente» es explotación?? Y yo que soy? un esclavo entonces? y mis jefes que ganan 10 veces más que yo y viven en la oficina?? son explotadores que no trabajan duramente? Por favor, vayan reajustando su visión del mundo muchachos. Estoy podrido que relacionen el Marxismo con vagos y drogadictos. Presenten mejores argumentos por favor.

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      Lenin

      13/06/2016 at 12:45

    • «Existe alguna economía que al transicionar de un feudalismo proto capitalista a una economía socialista no se vea obligada a extraer plusvalía obrera? es posible?»
      «No sé qué más argumentos quiere para rebatir una idea tan hueca como la expuesta en el blog sobre la explotación obrera en la URSS. Ahora resulta que trabajar 8 horas “duramente” es explotación??»
      Al mismo tiempo dice que hubo explotación y que no la hubo… decídase, L.

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      Ezequiel

      13/06/2016 at 16:00

  6. Señor Lenin (aunque le quedaría mejor el seudónimo de Stalin).

    Sus argumentos son típicos del stalinismo.

    El problema de la democracia soviética no existe para Usted.

    ¿Chisme de un campesino?

    Este argumento es una ofensa para los millones de campesinos que murieron por las hambrunas causadas por la colectivización forzosa ordenada por Stalin y su combo de asesinos.

    Aquí están también los campesinos fusilados, los deportados y los condenados a trabajos forzosos que murieron en los campos de concentración stalinistas de Siberia y el resto de la ex-URSS.

    Es verdad, los cadáveres de estos campesinos son bastante «chismosos».

    Por cierto, le pregunto, ¿Cuales son las causas por las que la URSS se derrumbó como un castillo de naipes?

    ¡Cosas veredes, Sancho! La sífilis del movimiento obrero, el stalinismo, todavía sigue vivito y coleando.

    Señor Lenin, por favor, no pierda su tiempo leyendo el blog de Rolando ni tampoco escribiendo comentarios. Así no se amarga la vida con las notas de un «trotskista».

    Y ¡ojo!, si milita en un partido stalinista lo pueden expulsar por cometer una herejía. Lo pueden acusar de pertenecer a la «oposición trotskista contrarrevolucionaria». Y no es broma lo que le digo. En la época de Stalin muchos militantes bolcheviques fueron fusilados por solo haber leído documentos de Trotski.

    La Inquisición stalinista consideraba traidor a cualquier partidario o sospechoso de ser partidario de Trotski o de la oposición de izquierda. No lo digo yo, lo dicen los documentos originales, ultrasecretos, del Comité Central del PCUS. Los puede leer en el libro «La lógica del terror: Stalin y la autodestrucción de los bolcheviques, 1932-1939» (Ver aquí: http://www.casadellibro.com/libro-la-logica-del-terror-stalin-y-la-autodestruccion-de-los-bolchevi-ques-1932-1939/9788484322764/791964)

    Lo tengo digitalizado. Si me da su correo electrónico, se lo puedo enviar con mucho gusto. Le recomiendo que lo lea. Se va a enterar de muchas cosas que quizás no le gusten.

    PD. Y cuídate Rolando, si este Lenin -el de los comentarios, no el otro- estuviera en el poder ya te hubiera fusilado por «espía anglosajón»

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    ladudametódica

    13/06/2016 at 19:07

    • A Ezequiel le respondo que en mi comentario no hubo contradicción alguna. Una cosa es explotar aumentando la plusvalía absoluta en detrimento de los medios de subsistencia. Eso no existió en la URSS como parte del plan de desarrollo industrial. Lo que sí ocurrió es que elementos desclasados durante la guerra civil asesinaron ganado y quemaron comida para desestabilizar al gobierno. Esos son los «campesinos» encarcelados que usted menciona. Sin embargo, el intento mediático que ustedes hacen de la información lleva a creer que el gobierno soviético fue una tiranía asesina de gente inocente.

      Y le respondo a la duda metódica:

      1-Decir que yo lo mandaría a fusilar como método de discusión es una forma de criminalizarme y presentarme como un enemigo. Es una ofensa con un fin discursivo y práctico: el de mi aniquilamiento como voz política. Corta un canal de comunicación, necesario para evitar la violencia. Usted sólo me pone del bando de «los otros» y me invita a salir de este blog. Si eso no es método fascista de discusión no sé qué es.

      2-Si usted cree que Stalin es la sífilis del movimiento obrero… adelante… yo no soy Stalinista, porque idolatrar a una personalidad es parte del fascismo, no es lo mío. De todas formas, notará que el pensamiento de Stalin es una continuación del pensamiento de Lenin, y ambos divergen de la corriente trotskista. Eso es bien conocido, estúdielo por favor. En vez de buscar en Stalin el demonio le pido que estudie a Lenin porque todo lo que ocurrió en la URSS después se ideó con Lenin. Y además encontrará en Trotski cierta defensa de las políticas aplicadas por Stalin. Recuerde que Trotski lo corría por izquierda a Stalin y siempre le pedía que fuera más duro con el «kulak»… así que no sé quién fusilaría a quién.

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      Lenin

      14/06/2016 at 15:42

  7. Sr. Lenin

    La nota de Rolando trata sobre el giro de los años 1928-29 en la URSS, cuando comenzó la colectivización forzosa, violenta, en donde los burócratas del PCUS asesinaron, mataron por hambruna y deportaron a millones de campesinos inocentes, con sus familias completas, todo en nombre de la «revolución y el socialismo». No fueron los «campesinos desclasados» de la guerra civil.

    Otra cosa. Yo no lo invito a salir de este blog. Usted puede hacer lo que le de la absoluta y real gana. Lo único que le sugiero es que no pierda su tiempo leyendo el blog de un «trotskista pro-anglosajón».

    Por cierto, explique Usted, por favor, y con todo respeto: ¿Que significa para Usted ser pro-anglosajón? Los anglosajones son los ingleses y los norteamericanos. Dos países imperialistas.

    Si seguimos su lógica, ¿No sería esta una forma elegante y tramposa de decirle a un «trotskista» como Rolando que es, por lo menos un simpatizante o agente del imperialismo yanqui? ¿O un agente de la CIA?.

    Señor Lenín, por favor y con todo respeto, ¿No significa esta acusación suya que Usted está poniendo a Rolando «en el bando de los otros» y lo esta presentando «como un enemigo»?

    El acusar a Rolando como «pro-anglosajón» ¿Es o no es «una ofensa con un fin discursivo y práctico»: el de aniquilar a Rolando «como voz política»?

    ¿O Usted no se ha dado cuenta que esto significa «fusilar» a Rolando políticamente?

    Sus comentarios no son en absoluto inocentes. Apestan a stalinismo.

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    ladudametódica

    14/06/2016 at 18:07

  8. El horror estalinista ocurrió. No es de comunistas pretender tapar el sol con un dedo. La historia pudo ser diferente si los bolcheviques y sus principales dirigentes no se hubieran equivocado. Sin embargo, es necesario aclarar que esta horrorosa historia no comenzó con Stalin ni terminó con él. Sino que tiene su origen en el régimen de dictadura partidaria que los bolcheviques impusieron bajo la guía ideológica de Trotsky, el dirigente bolchevique con más brillo ante las masas en los primeros años de la revolución.

    He aquí la teoría trotskiana de la dictadura partidaria que Stalin siguió casi al pie de la letra.

    • “El Estado proletario se considera con derecho a enviar a todo trabajador adonde su trabajo sea necesario. Y ningún socialista serio negará al gobierno obrero el derecho a castigar al trabajador que se obstine en no llevar a cabo la misión que se le encomiende (…) Sin trabajo obligatorio, sin derecho a dar órdenes y a exigir su cumplimiento, los sindicatos pierden su razón de ser, pues el Estado socialista en formación los necesita, no para luchar por el mejoramiento de las condiciones de trabajo —que es la obra de conjunto de la organización social gubernamental—, sino con el fin de organizar la clase obrera para la producción, con el fin de educarla, de disciplinarla, de distribuirla, de agruparla, de establecer ciertas categorías y fijar a ciertos obreros en sus puestos por un tiempo determinado, con el fin, en una palabra, de introducir autoritariamente a los trabajadores, de acuerdo con el poder, en el plan económico único.” (pág. 55, VIII. LAS CUESTIONES DE ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO, “Terrorismo y comunismo” de L. Trotsky)

    • “Más de una vez se nos ha acusado de haber practicado la dictadura del partido en lugar de la dictadura de los Sóviets. Y, sin embargo, puede afirmarse, sin miedo a equivocarse, que la dictadura de los Sóviets no ha sido posible más que gracias a la dictadura del partido. Gracias a la claridad de sus ideas teóricas, gracias a su fuerte organización revolucionaria, el partido ha asegurado a los Sóviets la posibilidad de transformarse de informes parlamentos obreros que eran, en un instrumento de domino del trabajo. En esta sustitución del poder de la clase obrera por el poder del partido no ha habido nada casual, e incluso, en el fondo, no existe en ello ninguna sustitución. Los comunistas expresan los intereses fundamentales de la clase trabajadora. Es perfectamente natural que en una época en que la historia pone a debate la discusión de estos intereses en toda su magnitud, los comunistas se conviertan en los representantes reconocidos de la clase obrera en su totalidad.” (pág. 124, VII. LA CLASE OBRERA Y SU POLÍTICA SOVIETISTA, “Terrorismo y comunismo” de L. Trotsky)

    • “Hay que decir a los obreros el lugar que deben ocupar, desplazándolos y dirigiéndolos como si fuesen soldados. La obligación de trabajar alcanza su más alto grado de intensidad durante la transición del capitalismo al socialismo. Los desertores del trabajo deberán ser incorporados a batallones disciplinados enviados a campos de concentración”. (Intervención de Trotsky, IX Congreso del partido, Abril de 1920)

    • “Ellos han avanzado consignas peligrosas. Han convertido en fetiche los principios democráticos. Han colocado por encima del partido el derecho de los obreros a elegir sus representantes. Como si el partido no tuviese derecho a afirmar su dictadura, incluso si esta dictadura está en conflicto temporal con los humores cambiantes de la democracia obrera. El partido está obligado a mantener su dictadura, cualesquiera que sean las vacilaciones temporales, incluso de la propia clase obrera. La dictadura no se basa a cada instante en el principio formal de la democracia obrera”. (Intervención de Trotsky, X Congreso del partido, 1921)

    • “Hoy hemos recibido propuestas del gobierno polaco para firmar la paz. ¿Quién decide en esta cuestión? Poseemos el Sovnarkom pero tiene que estar sujeto a un cierto control. ¿Qué control? ¿El control de la clase obrera como masa caótica y sin forma? No. El comité central del partido ha sido reunido para discutir la propuesta y decidir cómo contestarla”. (Declaración de Trotsky en el II Congreso del Komintern 1920)

    Semejantes barbaridades pintan a este dirigente revolucionario como a un teórico con garrafales vacíos e incomprensiones. Finalmente, Trotsky termina lamentándose de las consecuencias que inevitablemente tenía que traer la aplicación práctica de su teoría.

    • “De la democracia del partido no quedan más que recuerdos en la memoria de la vieja generación. Con ella se ha evaporado la democracia de los soviets, de los sindicatos, de las cooperativas, de las organizaciones deportivas y culturales. La jerarquía de los secretarios domina sobre todo y sobre todos.” (La revolución traicionada)

    Si queremos obtener lecciones realmente provechosas del pasado que sirvan a las revoluciones de las próximas décadas debemos analizar los hechos históricos desde su raíz. Está bien criticar el horror estalinista. Lo que no está bien es utilizarlo como cortina de humos para librar de responsabilidades a otros. Ello, en vez de ayudar pone piedras en el camino.

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    Amauta

    15/06/2016 at 05:40

  9. Estimado camarada ladudametódica, le agradeceré me envíe el texto «la logica cerl terror…» al correo mp.amauta@gmail.com
    saludos

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    Amauta

    15/06/2016 at 06:02

  10. A eso apunto Amauta. Que se haga una revisión HONESTA de toda la teoría de Marx, Engels y Lenin antes de criticar a Stalin. Es el deber, no una elegancia.

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    Lenin

    15/06/2016 at 08:26

    • Señor Lenin. Por empezar, semejante seudónimo parece un chiste de mal gusto. Tamaña presuntuosidad es reveladora de un espíritu pequeño que procura reemplazar con una portación de apellido, la completa falta de argumentos serios y una incongruencia digna de asombro. Los que llevamos a cuestas muchos años de polémicas con los apologistas del estalinismo, tanto explícitos como vergonzantes y este último parece ser su caso, sabemos por experiencia que difícilmente vayamos a encontrar un planteo con un mínimo de originalidad y mucho menos de honestidad. Esa ‘honestidad’ que usted reclama a Astarita, pero por su casa parece no haber pasado nunca. Ejemplo: Por un lado considera necesaria e inevitable la existencia de ‘explotación’ bajo un régimen de transición desde el ‘protocapitalismo’ (sic) al socialimo. Por el otro dice que no había extracción de plusvalía ‘absoluta’ en detrimento de los medios de subsistencia. Como todos sabemos y usted también, me imagino, la plusvalía es una categoría propia del capitalismo y si la sociedad estaba en ‘transición’ al socialismo no podría hablarse de ella, sino de otra forma de extracción del plusproducto, en este caso, ejercida por el estado. El estado obrero revolucionario era entonces un estado explotador de la clase obrera. Una contradictio in adjecto. Pero además no era plusvalía absoluta (la que se obtiene mediante la prolongación de la jornada laboral e intensificación de los ritmos de trabajo) Es decir, la había de otra clase ¿cual?. Ese era el proyecto de Márx, Engels y Lenin, luego perfeccionado y abonado con millones de muertos por Stalin que llevaría al socialismo y o comunismo? Por que mejor antes de reclamar una revisión ‘honesta’ a los demás no se dedica a revisar mejor sus propios postulados? O es que teme entren en contradicción con su profesión de fe estalinista y antitrostskista? Por que mejor no se saca la careta. Es sabido que a la luz de las monstruosidades que afloraron después del deshielo y hasta hoy se siguen investigando ya no es tan fácil ni digerible reclamarse discípulo del gran capitán (de la contrarevolución-agrego-) pero en aras de la honestidad sería conveniente poner las cartas sobre la mesa y dejar de hacer perder el tiempo a muchos honestos compañeros que pese a la repugnancia, siguen haciendo el honesto esfuerzo de reclamar una reflexión honesta de su parte.

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      AP

      15/06/2016 at 10:42

    • Sr. Lenin

      Todavía no ha respondido a la pregunta que le hice: ¿Qué quiso decir en su comentario donde lanzó la acusación de que Rolando es un «trotskista pro-anglosajón».

      Por favor, responda, no se escape por la tangente, o mejor dicho, como decimos por aquí, «no se haga el loco».

      Sepa usted que este tipo de acusación -calumnia- no es gratuita. Es una acusación típica de los stalinistas.

      Con este argumento fusilaron y mandaron a morir a los campos de concentración de la ex-URSS a miles de trotskistas. Y si no lo sabe puede leer la obra de Pierre Broué Los trotskistas en la URSS (1929-1938). Ver aquí: https://www.marxists.org/espanol/broue/1980/trotskistas_en_la_urss.htm.

      Hágase responsable de lo que dijo. ¿O Usted es de los que tira la piedra y esconde la mano?

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      ladudametódica

      16/06/2016 at 12:58

  11. Recuerdo que la leyenda dice que el perro de Posadas se llamaba Lenin.

    Yendo al tema que plantea Lenin o el perro de Posadas, hay una cuestión que no es posible soslayar y es que en toda formación social tiene que haber producción y apropiación de excedentes.

    No puede no haberlos si esa formación quiere subsistir en el tiempo. Esto lo planteaba Marx. Pero esto no justifica trazar una línea de continuidad del pensamiento entre Marx y Stalin porque acá estamos hablando de que la apropiación del excedente no se hacía efectiva por la colectividad de productores ni por un estado obrero sino por un aparato burocrático genocida. Me parece que hay diferencias.

    Saludos,

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    Lucas

    15/06/2016 at 13:01


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