Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (10)

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La parte 9, aquí

Resistencia y red de rumores

Lanzada la colectivización, por todo el campo se extendió una densa red de rumores, una de las formas que tomó la resistencia campesina: “Los rumores son omnipresentes en las sociedades campesinas y tienden a prosperar en los climas especialmente propicios del temor y el levantamiento. Los rumores se convierten en una forma de noticias de subsuelo y de expresión social disidente en sociedades, comunidades y grupos que confrontan una prensa censurada y falsificada o tienen dificultades en acceder a las noticias. (…) Sin embargo, durante la colectivización los rumores funcionaron más que como simples noticias o verdad alternativa; fueron un arma en el arsenal de la resistencia campesina” (Viola, 1999; también para lo que sigue).

El rumor esparció el temor, asegurando la cohesión de la aldea frente al peligro “de afuera”, y garantizó el espacio necesario dentro del cual los campesinos construyeron una ideología que los unificó y movilizó contra el Estado. Se decía que este era el Anticristo, y que la granja colectiva su guarida; y que aquellos que firmaran la entrada a las granjas colectivas, serían sometidos a servidumbre, recibirían la marca del Anticristo o estarían obligados a compartir a sus esposas, dado el proyecto de los bolcheviques de “nacionalización de las mujeres”. También se hablaba de la inminente “socialización de los niños”, o de la venta de mujeres y niños a China. La granja colectiva era considerada incompatible con la religión: se decía que habría que trabajar los domingos, que las iglesias estarían cerradas, no se podría rezar y los muertos serían cremados. Pero había rumores más “materialistas”, como que los que entraran a las granjas perderían sus chozas y comerían ratas.

Todo apuntaba a deslegitimar al poder soviético. Los años de guerras y revolución, con sus sufrimientos y devastaciones, habían aumentado los temores y contribuido al aislamiento de las aldeas, y el período de la NEP era interpretado por los campesinos como un simple período de tregua. El sentimiento era de desesperación y desesperanza; por eso también la idea de la llegada del Anticristo se asociaba con el fin del mundo, no su regeneración. Aunque no puede determinarse hasta qué punto los campesinos realmente creían que se acercaba el fin de los tiempos, el rumor contribuía a superar particularismos regionales, y contrapesaba la agitación bolchevique que planteaba la divisoria en términos de clases sociales.

Paralelamente, los ataques bolcheviques a la Iglesia Ortodoxa también contribuyeron a la unificación campesina. En algunos casos el anti-bolchevismo campesino se mezclaba con el antisemitismo, que parece haber estado bastante extendido; por ejemplo, había sacerdotes que afirmaban que los comunistas servían a los intereses judíos. También las mayores libertades sexuales entre la juventud provocaban el rechazo de los campesinos adultos, y muchos interpretaban que detrás de ese cambio de las costumbres estaba la demoníaca triada Comunismo – Anticristo –perversión sexual. Lógicamente, los curas se convertían en usinas y transmisores de los rumores. De ahí también la reacción del gobierno de imponer penas fuertes a sus promotores.

Matanza de animales y liquidación de bienes

Junto al rumor, hubo otras formas de resistencia. Una de ellas fue la matanza de los animales, realizada tanto por los campesinos que no se habían incorporado a las granjas colectivas, como por aquellos que lo habían hecho. Los campesinos interpretaban que se acababa la vida y la cultura campesina tradicionales, y liquidaban el ganado, y a veces también los implementos de trabajo. Para los kulaks, era una forma de “auto-dekulakizarse”; algunos lo hacían antes de abandonar el campo para ir a las ciudades. La “auto-dekulakización” ahorró a cientos de miles de campesinos la expropiación, la deportación o algo peor. Pero los campesinos pobres y medios también protestaban contra una “socialización” que consideraban un saqueo, vendiendo o matando sus animales y otras propiedades, tratando de conservar cash, almacenar comida ante el temor de tiempos duros, o simplemente para negarle al poder soviético los frutos de su labor. También hubo destrucción de maquinaria, y otras formas de resistencia. Deutscher se refirió a esto como una rebelión de tipo luddista. Se trató, observa Viola, de un acto de sabotaje masivo al nuevo sistema de granjas colectivas. La matanza de los animales alcanzó grandes proporciones, afectó fuertemente a la economía, y tuvo consecuencias duraderas en el posterior funcionamiento de los koljoses y sovjoses.

Frente a la resistencia campesina y la liquidación de animales, las autoridades respondieron acelerando, entre fines de 1929 y comienzos de 1930, la colectivización, la dekulakización (que cada vez abarcaba más campesinos medios o incluso pobres) y la socialización de los animales; los funcionarios locales incluso apretaron más el acelerador que el Gobierno central. Lo que agravó la liquidación de animales y equipos por parte de los campesinos; y en respuesta, hubo más represión.

Terror campesino

Junto a las formas de resistencia antes descrita, también hubo un extendido terror, dirigido tanto a los campesinos que rompían con la comunidad, o tenían intención de hacerlo, como contra los funcionarios (véase Viola, 1999). El Gobierno habló de terror kulak, pero el fenómeno fue general: incluso, según las estadísticas oficiales, había una proporción relativamente alta de terroristas no kulaks. Hubo incendios provocados, circulación de amenazas, linchamientos y asesinatos de funcionarios locales y activistas campesinos. La gravedad de la situación era tal que en algunas localidades los miembros del Partido eran advertidos de mantenerse alejados de las ventanas cuando estaban trabajando en las instituciones soviéticas y de no caminar por las calles de la aldea después del anochecer. “La amenaza de violencia, de un ataque súbito o de ‘una bala disparada desde cualquier lugar’, era omnipresente en el campo durante la colectivización” (Viola).

Según las estadísticas nacionales, los incidentes terroristas (incendios, asesinatos, asaltos, etcétera) pasaron de 1027 en 1928 a 9903 en 1929 y a 13.794 en 1930. De acuerdo a la GPU, mientras que en 1929 casi el 44% de los incidentes habían estado relacionados con las requisas de grano, en 1930 el 57% se vinculaban con la dekulakización y la colectivización. En 1930 hubo más de 1000 muertes de funcionarios soviéticos (datos de la GPU que deben ser tomadas con cuidado; véase Viola). La mayoría eran funcionarios locales de bajo rango, y activistas; muchos eran campesinos que apoyaban la colectivización. En ocasiones las ejecuciones y linchamientos se asentaban en formas anteriores de justicia campesina, vinculadas a las prácticas tradicionales comunitarias destinadas a mantener el orden y hacer justicia. También hubo oleadas de levantamientos y manifestaciones en masa, a medida que se intensificó la colectivización, que causaron profunda alarma en la dirección soviética en la primavera de 1930 (véase más adelante). Según las estadísticas oficiales, ese año los disturbios de masas fueron 13.754. Por otra parte, millones de campesinos emigraron a las ciudades, o a las estepas desoladas, donde las familias buscaban refugio y los jóvenes se unían a los “bandidos kulaks”.

El drama de las deportaciones

Además de la hambruna, que trataremos luego, las deportaciones parecen haber sido una de las mayores fuentes de sufrimientos. “El número de los deportados en 1930 es considerable. Trenes enteros, llamados por los campesinos ‘trenes de la muerte’, llevan a los deportados hacia el norte, las estepas y los bosques. Muchos mueren en el trayecto de frío, hambre o epidemias” (Bettelheim, 1978, citando un testigo). “Los preparativos para la deportación –transporte, alojamiento, comida, ropa, medicinas- parecen haberse hecho en simultáneo con las deportaciones. Los resultados fueron catastróficos. Se desataron epidemias en los “asentamientos especiales”, golpeando a los muy jóvenes y a los ancianos. De acuerdo a un informe de julio de 1931, para mayo de ese año más de 20.000 personas habían muerto solo en la región norte” (Viola, 1999).

Un registro del drama se encuentra en el diario de Alejandra Kollontai, embajadora de la URSS en Noruega cuando la colectivización. Antigua oposicionista de izquierda, en 1927 Kollontai se había alineado con Stalin contra Trotsky y Zinoviev. Un huésped, a quien no identifica en su diario, camarada del Partido que acababa de participar en el XVI Congreso, le describe las consecuencias de la orden de Stalin, de enero, de colectivizar rápidamente. El huésped había acompañado trenes cargados de kulaks deportados en el invierno de 1930. Kollontai, desesperada por las historias de desdichados campesinos, “niños, padres, los ancianos y los enfermos, todos arreados en carros como ovejas… Tomaron gente de aldeas prósperas, kulaks, por supuesto, pero de todas maneras personas, no ganado”. La helada era tal que “los niños morían en los brazos de sus madres y eran arrojados de los carros en montones de nieve, mientras sus madres lloraban… No pude dormir después que se fue: madres y niños hambrientos aparecían ante mí… nadie tiene el derecho de matar de hambre a la gente o aumentar innecesariamente sus sufrimientos. ¿Cuántos niños murieron y por qué? Torpe, estúpido, una falta de verdadera humanidad comunista” (citado por Farnsworth, 2010).

Un párrafo aparte merece lo sucedido en la República Soviética de Kazajistán, ya que aquí no se trató de terminar con unidades campesinas sedentarias, sino con el nomadismo. A fines de la década de 1920 el 70% de los kazajos eran pastores nómades que recorrían vastas estepas semiáridas (Ohayon, 2013, también para lo que sigue). Las actividades de granja sedentarias, a cargo de otras nacionalidades, se concentraban en las áreas arables del norte, más ricas. Con la colectivización, el Gobierno soviético buscó convertir en sedentarios a los nómades, ubicándolos en koljoses en zonas que rodeaban a las estepas, y que no eran aptas para la agricultura. Para ello, lanzó una fuerte represión destinada a disciplinar a la población nómade y para aumentar el control sobre el Gobierno de la República, al que no se consideraba suficientemente sovietizado. Entre 1929 y 1932 se redujeron las tenencias de ganado de los nómades con vistas a proveer a las ciudades, y se elevaron las requisas de grano en toda la República. Esto generó resistencias, intentos de insurrección, disturbios y hasta guerrillas. El movimiento involucró a varias miles de personas, pero finalmente cedió cuando comenzó a extenderse el hambre. Muchos pastores huyeron de las estepas para salvar su ganado, lo que representó otra forma de resistencia. Según la GPU, 1,7 millones de kazajos emigraron de sus regiones nativas hacia Afganistán, China, Irán y Mongolia o hacia otras regiones de la URSS.

Agreguemos que a partir de 1928-9 comenzaron también las deportaciones por limpiezas étnicas, que adquirirían enormes proporciones en las décadas siguientes (ver aquí para una referencia).

Bibliografía:

Betttelheim, C. (1978): La lucha de clases en la URSS. Segundo período (1923-1930), México, Siglo XXI.
Farnsworth, B. (2010): «Conversing with Stalin, Surviving the Terror: The Diares of Aleksandra Kollontai and the Internal Life of Politics», Slavic Review, vol. 69, pp. 944-970.
Ohayon, I. (2013): “The Kazakh Famine: The Beginnings of Sedentarization”, Onlyne Encyclopedia of Mass Violence, http://www.massviolence.org/IMG/article_PDF/The-Kazakh-Famine-The-Beginnings.pdf.
Viola, L. (1999): Peasant Rebels under Stalin, Collectivization and the Culture of Peasant Resistance, Oxford University Press.

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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (10)

Written by rolandoastarita

27/04/2016 a 17:14

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37 respuestas

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  1. Hola Rolando.Cuántas partes va a tener esta serie sobre la revolución estalinista? Gracias

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    Jose Miguel

    27/04/2016 at 17:43

  2. Rolando, no puedo sino estar encantado con esta colección de textos sobre la naturaleza del estalinismo en la URSS. Le agradezco muchísimo como estudiante su esfuerzo y dedicación a esclarecer la naturaleza de clase de esta burocracia que no dista mucho de los burócratas argentinos actuales.

    Le quería pedir si, por favor, cuando terminara con esta magnífica colección sobre el anti marxismo disfrazado de marxismo, pudiera hacer una colección sobre el pensamiento de Lenin y Friedrich Engels sobre violencia y táctica revolucionaria.

    Me temo que la génisis del pensamiento stalinista, la violencia sistematizada y la concepción partidaria dogmática, disciplinada y militarista se encuentran más en la segunda mitad del siglo XIX que en el propio Stalin.

    Le suplico por favor, podría concedernos parte de su tiempo e intelecto a brindar luz a este punto oscuro del marxismo que siempre es eludido y casi nunca se estudia? Quiero desnudar al extremo a aquellos violentos que han manchado el carácter humanista del Marxismo como he leído en otros posts de este blog.

    Abrazo

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    Juan

    28/04/2016 at 12:36

    • Juan: Para mí tu comentario es irónico pero decido contestar el nudo de tu falso planteo.

      Implícitamente pareciera que sostenes que el que critica la colectivización forzosa debe negar la violencia revolucionaria (y con ello al marxismo de Marx, Engels, Lenin o Trotsky).

      Astarita no condenó la violencia revolucionaria en estos artículos (ignoro su posición al respecto). Simplemente intenta entender críticamente la revolución rusa y su derrotero, incluida la colectivización forzosa, «violenta», contra los campesinos.

      Una cosa es la violencia revolucionaria contra la burguesía y sus aparatos de represión (policías, ejércitos, bandas fascistas) y otra es la violencia estatal «proletaria» contra campesinos débilmente organizados e inermes. Son dos cosas distintas. El marxismo reconoce la necesidad de la violencia revolucionaria. Si querés ver en esto una continuidad con el estalinismo es otra discusión.

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      Lucas

      28/04/2016 at 16:53

    • Ya el hecho de hacer un comentario sarcástico como respuesta a un relato de un genocidio lo pinta moralmente de cuerpo entero.

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      Danilo Castelli

      28/04/2016 at 19:41

    • Estimado Danilo, no vale la pena responder imbecilidades.

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      rolandoastarita

      28/04/2016 at 23:07

    • a Lucas; Marx no reconoce en modo alguno la necesidad histórica de la violencia revolucionaria.
      En el congreso de la AIT de 1872 afirma explícitamente q una revolución ya no es necesaria ni en Inglaterra ni en Usa ni en Holanda. Por no abundar con Engels. Y menos con «excomulgados» por Lenin.

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      santiago

      29/04/2016 at 11:52

  3. Rolando, otra cosa más quería compartir con respecto al punto de los actos terroristas «kulak». No me acuerdo que autor historiador de Rusia había planteado la hipótsesis de que los actos terroristas kulak eran en realidad «ataques de falsa bandera» realizados por el NKVD. Es decir, los servicios de inteligencia, bajo órdenes estrictas de Stalin, creaban agrupaciones ficticias de extrema derecha que asesinaban opositores políticos a Stalin, y después, esto era tomado por los medios de comunicación oficiales como «prueba» de que los campesinos «de derecha» existían y mataban a dirigentes soviéticos para echar por tierra la revolución, lo que era falso.

    Según este autor que no recuerdo, los campesinos medios no estaban tan opuestos al gobierno como se creía, y lo peor de todo, los líderes políticos comunistas locales eran bien vistos por ellos. Por esta razón Stalin pensó en matar dos pájaros de un sólo tiro: primero, Stalin necesitaba una excusa para tener grandes cantidades de trabajadores reclusos en campos de trabajo forzados. Por lo que el Estado vio necesario crear el «terrorismo» a través de los servicios como el NKVD y usar esto como excusa para iniciar la violencia política. En segundo lugar, el terrorismo debía erradicar a los funcionarios comunistas locales que no respondían a Moscú o eran bien vistos por las comunidades locales, lo que los volvía potenciales competidores en la lucha política dentro de la burocracia partidaria.

    Si todo esto se daba como se planeaba, Stalin iba a tener justificado el régimen de esclavitud mediáticamente, con el argumento de la defensa nacional o la defensa ideológica de la revolución. Esto era muy útil ya que la represión contra-terrorista debía quedar bien legitimada en los grandes centros urbanos e industriales, donde Stalin tenía fuerte imagen positiva. Por otro lado, si todo salía bien, Stalin eliminaria a elementos subversivos y competidores dentro de la estructura política sin quedar manchado él de forma directa, ya que oficialmente figuraba como que el «terrorismo de ultra derecha» cometía esos asesinatos.

    Aclarado este punto, se deriva que los juicios de Moscú y las grandes purgas no fueron muy positivas para Stalin desde el punto de vista de su imagen política. Esto lo perjudicó y generó las tendencias opositoras internas dentro de la burocracia que culminarían con su envenenamiento y posterior asesinato en 1953. Sin embargo, el «terrorismo kulak» sí contó con el apoyo político tácito de la burocracia superior por lo menos hasta 1938, ya que el enemigo, en este caso, fue creado y no real.

    Podría confirmarme si algo de esto ocurrió usted que estudió el tema?

    Saludos.

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    Juan

    28/04/2016 at 17:03

  4. Estimados Rolando y seguidores del blog: si bien nunca he dedicado tiempo al estudio del llamado estalinismo, las notas de Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS han despertado mi interés por la temática. Ello me ha llevado a la búsqueda de una serie de textos sobre la cuestión. De esta forma, me he topado con un libro, del filósofo italiano Domenico Losurdo, titulado Stalín. Historia y crítica de una leyenda negra (editado en 2011 en castellano por El Viejo Topo), del que me gustaría conocer su opinión. Gracias por su atención. Salud y fraternidad.

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    JOSÉ

    29/04/2016 at 06:38

    • Hace tiempo leí el libro de Losurdo, me pareció insoportablemente malo. Dice algunas cosas más o menos obvias desde el punto de vista de un análisis marxista (por ejemplo, que no se puede asimilar al stalinismo con el nazismo), pero por lo demás repite los argumentos tradicionales de los stalinistas. Puede comparar el análisis que hago en esta nota con lo de Losurdo y sacar sus conclusiones. El centro del argumento que presento es que con la colectivización forzosa y la industrialización acelerada se consolida el poder burocrático y desaparece todo atisbo de poder obrero. Cuestión que a Losurdo lo tiene sin cuidado (como a todos los stalinistas). Al respecto, no es casual que considere un argumento a favor de Stalin el hecho de que a este lo hayan elogiado personajes como Wiston Churchill.

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      rolandoastarita

      29/04/2016 at 09:39

    • Si quieres una recomendación personal de textos te aconsejaría «La lógica del terror. Stalin y la autodestrucción de los bolcheviques, 1932-1939». Puede ser algo denso a veces, pero todo cuanto afirma está perfectamente documentado y resulta totalmente fiable porque está basado en datos de archivos soviéticos desclasificados, de los que incluye 150 documentos con citas textuales. La fiabilidad de los datos y las afirmaciones siempre es importante a la hora de debatir con estalinistas, que siempre saltan cuestionando tus fuentes como «propaganda imperialista».
      Luego por ejemplo para comprender los debates económicos de los años veinte en la URSS a mi me ayudo mucho esta tesis doctoral que encontré en la página del Instituto Marxista de Economía: http://biblioteca.ucm.es/tesis/19911996/S/2/S2007401.pdf
      Un saludo

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      David

      30/04/2016 at 00:05

  5. Santiago: Marx sostiene, por ejemplo, que la violencia es la partera de la historia. Señala cómo el capital nació chorreando lodo y sangre (El Capital, cap. 24 Acumulación originaria). Tanto así que incluso consideraba a la violencia como una potencia económica. Engels se dedicó a estudiar los problemas militares y del estado no por gusto. Es más, participó de la violencia en la revolución alemana en 1848. El planteo de Marx y Engels, luego de la Comuna de París, de que los trabajadores no pueden usar para sí el aparato de estado burgués y deben destruirlo ¿cómo te pensás que se lo destruye? ¿Le pedís las armas al estado mayor de las fuerzas armadas y esperas a que te las entreguen? Si el capitalismo nació al mundo chorreando lodo y sangre ¿porqué no habría de morir en forma pacífica? Conocido es tema de que Berstein recortó el prólogo de Engels de 1895 a «Lucha de clases en Francia» en el que analiza la cuestión de la violencia para hacerlo parecer un pacifista. Lenin, por su parte, entre 1905-1907 produjo bastante material en relación a cómo organizar la violencia revolucionaria, incluso hasta con respecto a las tareas prácticas (¿Debemos organizar la revolución? Los acontecimientos del día, Las tareas del ejército revolucionario, Carta al Comité Militar de San Petesburgo, Guerra de Guerrillas, Las enseñanzas de la insurrección de Moscú, Plataforma para el III Congreso del POSDR, son parte de ese material). Trotsky, habiendo escrito mucho menos al respecto, siempre se manifestó partidario de la violencia revolucionaria aunque no del terrorismo individual (Sobre la autodefensa obrera, Programa de Transición, ¿Adónde va Francia?, La cuestión de la violencia revolucionaria -en este último analiza la posibilidad de que un gobierno laborista en Inglaterra comience el tránsito al socialismo por la vía parlamentaria y cómo, por la resistencia que opondrá la burguesía inglesa, se necesitará la violencia revolucionaria; parece escrito para Allende-).

    El planteo de Marx no es de ninguna manera una afirmación sino que admite la «posibilidad» de que la clase obrera logre la supremacía política por medios pacíficos en determinados países. («El obrero deberá conquistar un día la supremacía política para asentar la nueva organización del trabajo; deberá dar al traste con la vieja política que sostienen las viejas instituciones, so pena, como los antiguos cristianos —que despreciaron y rechazaron la política—, de no ver jamás su reino de este mundo. Pero nosotros jamás hemos pretendido que para lograr este objetivo sea preciso emplear en todas partes medios idénticos. Sabemos que hay que tener en cuenta las instituciones, las costumbres y las tradiciones de los diferentes países; y nosotros no negamos que existan países como América, Inglaterra y, si yo conociera mejor vuestras instituciones, agregaría Holanda, en los que los trabajadores «pueden» llegar a su objetivo por medios pacíficos. Si bien esto es cierto, debemos reconocer también que en la mayoría de los países del continente será la fuerza la que deberá servir de palanca de nuestras revoluciones; es a la fuerza a la que habrá que recurrir por algún tiempo a fin de establecer el reino del trabajo.» http://www.marxismoeducar.cl/me36.htm

    Habría que ver si, con respecto a EEUU, hubiera pensado lo mismo (incluso a título de hipótesis) luego de que el estado norteamericano colgara a los mártires de Chicago en 1886 por reclamar la jornada de 8 horas.

    La violencia revolucionaria es una respuesta a la violencia de la clase dominante y su estado. Preguntale a Allende lo que le pasó por pensar que podía llegar al socialismo en forma pacífica.

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    Lucas

    29/04/2016 at 12:50

    • «La violencia es la partera de la historia»: una metáfora muy buena sobre la que valdría la pena reflexionar un poco. La «partera» no puede hacer parir una nueva sociedad imponiendo su programa a millones de campesinos, pequeños propietarios o «trabajadores confundidos con ideologías pequeño burguesas» a fuerza de campos de concentración, deportaciones y fusilamientos en masa.

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      rolandoastarita

      29/04/2016 at 14:26

    • Lucas, ud reproduce el comentario de Marx. ¿Por qué Marx da de baja a Usa, Uk y Holanda de una revolución violenta?. Por un lado porq madura el capitalismo y la clase obrera comienza a gestionar la economía (cooperativas, bolsas de trabajo, etc); por el otro porq Marx es un apasionado de la libertad; lea la carta a Lincoln o los elogios q prodiga al Partdio Republicano Usa (sic), especialmente al Sdor Sumner.
      No es culpa de Marx q Lenin hiciera en Rusia una rev «contra El Capital» como la definiera tempranamente Gramsci y q la hiciera no contra un régimen despótico sino contra una incipiente democracia burguesa.
      Lo q le pasó a Allende no le pasó a Blum ni a Atlee, perdón por la herejía; no podemos simplificar el caso chileno.
      Respecto de la violencia como partera de la Historia, pareciera q ud entiende como violencia la militar, la q llevó a Rusia a tragarse los países del Imperio en el marco de la Urss y luego los de Europa Oriental.
      Desviacionismo militarista, q le dicen.

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      santiago

      29/04/2016 at 17:32

  6. No entiendo por qué fui agredido por mi pregunta anterior. Lo único que pedí era que se expliquen las raíces del centralismo democrático. Entiendo yo, Astarita no estuvo de acuerdo con Krondstadt, y hasta donde sé, no se puede vincular este evento con el burocratismo stalinista sino con el gobierno de Lenin. Existe algo en la concepción del poder político en el centralismo democrático que genera violencia mucho antes de los métodos de Stalin. Quiero que me diga Astarita por qué mi pregunta es una imbecilidad y que hable de la Cheka y no sólo del OGPU y Stalin.

    En simples palabras mi pregunta es:

    Está Astarita de acuerdo con el centralismo democrático?
    Apoya Astarita las acciones de la Cheka?

    Saludos

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    Juan

    29/04/2016 at 13:59

    • Es una imbecilidad pretender explicar un proceso social que abarcó millones de personas, clases sociales enteras, con el cuento de la GPU simulando acciones de terrorismo kulak.

      Por otra parte, ¿qué tiene que ver el centralismo democrático como régimen de partido con el centralismo democrático a nivel social? ¿Qué tiene que ver la acción de la policía durante una guerra contra la intervención contrarrevolucionaria de potencias extranjeras con lo que hizo la GPU a partir de los fines de los 1920?

      Es claro. Los stalinistas no pueden responder con argumentos a los análisis presentados. Por lo tanto hay que embarrar la cancha para que todo parezca igual.

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      rolandoastarita

      29/04/2016 at 14:22

    • Disculpeme señor Astarita, pero la excusa que acaba de presentar de que la Checka representaba el accionar policial durante la intervención contrarevolucionaria de potencias extranjeras es la misma excusa de los nefastos stalinistas. La Cheka también asesinó gente inocente y sin juicio previo que nada tenía que ver con la contrarevolución.

      No entiendo por qué se pone a defender a la Cheka ahora. Pareciera que la muertes están bien cuando defienden los interesas de los suyos y no cuando defienden los intereses de otros. Usted es lo mismo que Stalin y Trotsky. Les gusta matar y hacer carnicerías, y despues lloran cuando se les viene en contra.

      Defender a la Cheka da asco de parte suya. Creia que usted era un humanista pero veo que no lo es. El argumento de que era policia contrarrevolucionaria parece el de la triple A contra la subversión terrorista. Es el mismo argumento.

      Como se le cayó la careta Astarita.

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      Juan

      29/04/2016 at 16:38

    • ¿No puede parar de decir tonterías? En 1918 la URSS fue invadida por potencias extranjeras. Hubo una guerra abierta. Una guerra se pelea con armas. ¿O la Revolución debía rendirse sin luchar? Además, ¿qué tiene que ver una situación de guerra con la represión stalinista, o lo que se hizo con Kronstadt? Por supuesto que a la inmensa mayoría de las personas que están obligadas a ir a una guerra no les gusta matar. ¿O usted piensa que lo hacen por diversión?
      Comprendo que quiera agredir, pero trate de frenar la diarrea de imbecilidades. Haga un esfuerzo, por ahí le sale.

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      rolandoastarita

      29/04/2016 at 17:00

  7. Con respecto a la partera de la historia. Es una imagen que tiene que ver con el nacimiento de una nueva sociedad a partir de una vieja que está preñada de una nueva. Es decir, el socialismo es posible a partir del desarrollo de las fuerzas productivas alcanzado por el capitalismo. El socialismo es necesario históricamente (aunque no inevitable, socialismo o barbarie) por los límites del capitalismo. El capitalismo está preñado de socialismo. Esa cuestión es bastante conocida. Pero a grandes rasgos el capitalismo, a través de la acumulación originaria en Europa y en América, se impuso por la violencia contra millones de campesinos. Lo que no se puede imponer por la violencia a millones de campesinos inermes es un sistema que pretende acabar con la explotación y la opresión en todas sus manifestaciones. No se puede acabar con la opresión oprimiendo a aquellos a quienes necesitan libertad (para la asociación libre de productores). Ahí había que demostrar las virtudes de la economía agraria de gran escala por sobre la pequeña parcela para que los campesinos se convencieran por su propia experiencia. Claramente la política estalinista no buscaba eso. Mi intervención no buscaba justificar esta forma de imponer el socialismo sino señalar solamente que no estoy de acuerdo en trazar una línea de continuidad entre la violencia revolucionaria y la violencia estalinista.
    Saludos,

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    Lucas

    29/04/2016 at 14:48

    • Cuando me refiero a que no se puede imponer por la fuerza una nueva sociedad a millones de campesinos y «obreros atrasados», me estoy refiriendo a una sociedad sin clases, sin explotadores ni explotados. Por supuesto, se puede imponer un cambio con represión a escala masiva, como hizo el capitalismo en su nacimiento. O como sucedió en la URSS en los 1930. El resultado es una sociedad en la que hay explotación y opresión. La idea de Marx de que el comunismo es un humanismo tiene que ver con esta necesidad de liberación.

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      rolandoastarita

      29/04/2016 at 15:08

  8. A pesar de la resistencia campesina, al final del día, el estado soviético impuso la colectivización y la industrialización a fuerza del sometimiento de obreros y campesinos. ¿Cuál fue la clave para que un reducido núcleo de jerarcas del partido erigieran y modelaran un estado que aplicó una re-ingeniería a toda la sociedad. Es que el aislamiento y el atraso relativo de ese enorme país, más los sufrimientos derivados de la primera guerra mundial, la revolución y la guerra civil son suficientes para explicar la consolidación de un poder tan implacable que no perdonó a nada ni a nadie en su camino de auto-realización burocrática al amparo de una racionalidad modernizadora, única en su tipo?. .

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    mario

    29/04/2016 at 23:18

    • Tenía dudas de tratar esta cuestión en la nota, pero su pregunta me convence de la conveniencia de hacerlo. De manera sucinta ahora: se ha planteado la pregunta si la colectivización y la industrialización fueron solo una «revolución desde arriba» (como la definieron los stalinistas). En la línea de Fitzpatrik y los llamados «revisionistas», se puede responder que no fue solo «desde arriba», ya que tuvo el apoyo de la militancia comunista, de la juventud organizada en el Konsomol, de activistas sindicales y sociales; y por lo menos el consentimiento de sectores importantes de la clase obrera. El cambio de muchos trotskistas hacia el apoyo a Stalin a partir del anuncio del giro de 1928-9 sería una expresión de esto; también el carácter progresista que, a pesar de los errores de la burocracia, veía Trotsky en la colectivización y la industrialización (tengamos en cuenta que esto parece predominar todavía hoy en organizaciones trotskistas).

      Esto es, hubo elementos importantes de legitimación; entre ellos, la perspectiva del desarrollo de las fuerzas productivas y construir una sociedad socialista. Además, hubo una importante urbanización, acceso a la educación media y superior para obreros y campesinos (lo que, entre otras cosas, formó la nueva elite de la burocracia); todo esto representó un ascenso social para importantes sectores. Los 25.000 brigadistas obreros que fueron enviados al agro no eran «carreristas»; o por lo menos una buena parte de ellos debió de estar convencida de que estaban actuando en el sentido del «progreso de la historia».

      Otra cuestión a tener en cuenta es la que señala Deutscher: la resistencia campesina fue extendida, pero desarticulada. Las fuerzas del Gobierno soviético, en cambio, golpeaban de forma concentrada.

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      rolandoastarita

      30/04/2016 at 12:10

  9. Muchas gracias a Rolando por la respuesta a mi pregunta sobre el texto de Losurdo y a David por sus sugerencias de lectura.

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    José

    30/04/2016 at 11:19

  10. Gracias por su aclaración, Profesor. Es que la noción de una revolución desde arriba no calza con la sola idea de los enormes y continuados sacrificios impuestos a los pueblos de la Unión Soviética durante décadas; algunos mecanismos intermedios debieron actuar para aplicar y legitimar esas políticas, más allá de los procedimientos arbitrarios y terroristas de la Cheka y el NKDV. El Komsomol destaca entre ellos pues, según he visto, actuó como una fuente de liderazgo y activismo cuándo y dónde hizo falta. El papel de la ideología, de su manejo y difusión es menos claro. De todos modos, sería excelente que el tema fuera ampliado en la nota. Supongo que los crímenes, la represión y la brutalidad estalinistas son incuestionables pero no bastan para entender la solidez de un sistema puesto a prueba del modo más terrible durante la guerra ruso-germana.

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    mario

    30/04/2016 at 14:29

    • Un elemento importante de legitimación del régimen fue indudablemente la industrialización, la urbanización y elevación del nivel cultural de obreros y campesinos. Desde lo ideológico, la idea de que se estaba construyendo una sociedad nueva, porvenir por el cual valían la pena los sacrificios. De todas maneras las contradicciones y complejidades de este proceso también se ven en la guerra. Es un hecho que el ejército nazi fue bien recibido por muchos pueblos no rusos. Este es un dato que debería haber hecho reflexionar a los que siguieron caracterizando a la URSS como un régimen socialista (los stalinistas) o un «Estado proletario» (los trotskistas). El propio Trotsky había advertido que si los trabajadores no oponían resistencia a una restauración capitalista, debería revisarse la caracterización de la naturaleza social de la URSS. La realidad es que pueblos enteros saludaron como «libertadores» a los nazis. Una vez derrotados los alemanes, Stalin culpó de traidores a esos pueblos y les impuso castigos colectivos.

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      rolandoastarita

      30/04/2016 at 16:31

  11. Aunque los nazis no tenían ninguna intensión o propósito de ganarse a esos pueblos, lo de ellos era el exterminio o esclavización de pueblos y nacionalidades considerados inferiores pues el aprovechamiento de los grandes territorios conquistados debía privilegiar la futura presencia de alemanes. Llama la atención la presunción nazi sobre la debilidad de régimen comunista, del estado soviético. Creyeron que el sistema caería como un castillo de naipes tras los primeros y terribles golpes infligidos al ER.

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    mario

    01/05/2016 at 11:26

  12. Para Santiago: Respecto de Marx y su concepción favorable a la lucha armada y al papel transformador de la violencia es bastante conocida. Por lo pronto, Abraham Lincoln dirigió una guerra contra los esclavistas del sur de EEUU. ¿Una guerra no es violenta? ¿De dónde surge que para ser un enamorado de la libertad hay que estar en contra de la violencia revolucionaria?

    Baste señalar que el documento fundacional del comunismo revolucionario, el «Manifiesto comunista» toma partido abiertamente por la violencia revolucionaria: «Al esbozar, en líneas muy generales, las diferentes fases de desarrollo del proletariado, hemos seguido las incidencias de la guerra civil más o menos embozada que se plantea en el seno de la sociedad vigente hasta el momento en que esta guerra civil desencadena una revolución abierta y franca, y el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, echa las bases de su poder. (…) Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente.»

    Mi concepción de la violencia revolucionaria es de la violencia de masas. Por supuesto, del hecho de que la violencia revolucionaria debe ser un hecho de masas, no saco la conclusión que se lee implícitamente en el programa de transición de que: «Cuando el proletariado lo quiera, hallará los caminos y los medios para armarse”. Eso es el culto al espontaneísmo y su inclusión en el programa de transición es un error garrafal que, inclusive, se da de patadas con otros escritos anteriores de Trotsky, pero que ha servido a la mayor parte del trotskismo para justificarse ante su inacción con respecto a la organización de la violencia revolucionaria y de fustigar con motes del tipo de «foquista» o «desviación militarista» o «sustitucionismo» a quienes se dieron a la tarea de organizar la violencia. La violencia revolucionaria debe ser una violencia de masas. Pero si los revolucionarios no se dan a la tarea de organizarla ese momento no va a llegar.

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    Lucas

    03/05/2016 at 12:17

    • O va a llegar espontanea que es lo peor, ya que en esas condiciones no tiene ninguna posibilidad de victoria

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      Amauta

      04/05/2016 at 19:34

  13. Con respecto al comentario sobre Gramsci, y la supuesta revolución «contra El Capital» no sólo a Usted, sino también a cuadros como Altamira (PO), les escuché y leí decir, que el italiano había opinado que la revolución rusa había sido una revolución contra El Capital de Marx. Altamira lo decía para criticar a Gramsci, Usted lo hace para criticar a Lenin. Tengo que sacar la conclusión que ninguno leyó realmente el artículo de Gramsci.

    Gramsci sostiene que la revolución rusa es una revolución contra El Capital, tal y como había sido interpretado hasta entonces por la socialdemocracia. No lo dice expresamente pero es así. ¿Por qué? Porque para la socialdemocracia (mencheviques por ejemplo) la revolución debía triunfar primero en Francia, Alemania, Inglaterra, o algún otro país capitalista desarrollado y Rusia debía atravesar un período de desarrollo capitalista con dominación de la burguesía (es parte de la discusión interna del POSDR sobre las características que tomaría la revolución rusa, 1905). Por eso Gramsci sostiene en esa nota que en Rusia El Capital era el libro de la burguesía. De todos modos, aún cuando se pueda sostener que Gramsci ha tenido grandes aciertos teóricos, algunas cuestiones que plantea en esa nota son discutibles. Sin embargo, su participación como miembro del CEIC de la III Internacional, su participación en la fundación del PCI, de conformidad con los 21 puntos de la III Internacional, su posición de defensa del frente único de la IC, contra la dirección mayoritaria del PCI (Bordiga), son algunos aspectos de sus praxis que no nos pueden hacer dudar de que estaba a favor de la revolución rusa y no en contra de ella.

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    Lucas

    03/05/2016 at 12:19

  14. Aporto una cita de Engels en el libro de Maxi Nieto:

    «es asimismo evidente que cuando estemos en posesión del poder del Estado, no podremos pensar en expropiar violentamente a los pequeños campesinos (sea con indemnización o sin ella) como nos veremos obligados a hacerlo con los grandes terratenientes. Nuestra misión respecto a los pequeños campesinos consistirá ante todo en encauzar su producción individual y su propiedad privada hacia un régimen cooperativo, no por la fuerza, sino por el ejemplo y brindando la ayuda social para este fin. Y aquí tendremos, ciertamente, medios sobrados para presentar al pequeño campesino la perspectiva de ventajas que ya hoy tienen que parecerle evidentes.»

    https://www.marxists.org/espanol/m-e/1890s/procam94.htm

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    Carver

    03/05/2016 at 14:16

  15. Dice Rolando: «El centro del argumento que presento es que con la colectivización forzosa y la industrialización acelerada se consolida el poder burocrático y desaparece todo atisbo de poder obrero.»

    Coincido con esto. Ahora, luego de terminado el análisis de este proceso, vendría bien analizar por qué el poder obrero en la URSS había quedado reducido a un atisbo.

    Mi opinión es que los principios bolcheviques de política revolucionaria y de construcción del socialismo estaban (y están, a medida que sobreviven en la izquierda actual) reñidos con el poder obrero.

    Dejo dos textos para la reflexión.

    Los bolcheviques y el control obrero, 1917-1921

    Haz clic para acceder a brinton_bolcheviques_1_.pdf

    Tesis sobre el bolchevismo, Su naturaleza de clase y su papel histórico en la praxis proletaria internacional
    https://www.marxists.org/espanol/wagner/1934/tesis.htm

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    Danilo Castelli

    04/05/2016 at 08:18

    • En qué consistió ese atisbo de poder obrero? Cuál fue su institucionalidad? Lo fue el partido bolchevique o la fracción menos burocratizada del partido? Puede hablarse de poder obrero en las condiciones de una dictadura partidaria? Si hubiera triunfado la fracción de Trotsky sobre la de Stalin hubiera sido posible un poder obrero en la URSS que supere los niveles de atisbo, dentro de los marcos de una dictadura partidaria? La vanguardia comunista es el partido de los comunistas, como puede concluirse del libro ¿Que Hacer? de Lenin, o es el partido de la clase obrera, como se concluye del libro Cuestiones del Leninismo de Stalin (con su correlato de que si la clase es única el partido debe ser único)?

      Desde mi punto de vista el poder obrero sólo es posible cuando la clase obrera tenga el control de la sociedad a través de una institucionalidad (gobierno surgido de las propias organizaciones obreras, fuerzas armadas obreras con un carácter más miliciano que regular., etc.) La evidencia histórica ha demostrado categóricamente que la clase obrera tiene que tomar su destino en sus propias manos y no confiar más en capa de intelectuales revolucionarios pequeñoburgueses partidarizados que, por muy buenas intenciones que tengan, si son estos los que toman el poder terminarán burocratizándose inevitablemente y prevaleciendo sus intereses de clase o de casta, en creciente diferenciación y contradicción con los intereses de la clase obrera.

      Aspiramos a una revolución que de lugar a un poder revolucionario que recaiga sobre los consejos obreros y sobre las asambleas populares, los que deben constituirse en la columna vertebral de la sociedad revolucionaria. En este escenario los comunistas y su partido estarán obligados a ganar la hegemonía ideológica y política en ellas (y en todos los demás espacios de la sociedad revolucionaria), en base a méritos propios y en la superioridad de su ciencia y su moral revolucionaria, y en lucha frontal y permanente contra las corrientes retardatarias.

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      Amauta

      05/05/2016 at 02:43

  16. Amauta, creo que idealiza al obrero y a sus instituciones. Las instituciones obreras y los obreros se pueden burocratizar tanto como cualquiera. Ejemplos hay de sobra en todos los países. La evidencia histórica indica que la dictadura de clase se ejerce a través de una dirección. ¿Cómo se evita que esa dirección cristalice en burocracia? ¿cómo se evita que el aparato para combatir a la contrarrevolución se independice de las masas? Un aspecto que usted menciona me parece esencial: El armamento de toda la población trabajadora.

    También, me parece absolutamente necesario que se produzca un salto en el desarrollo de las fuerzas productiva, en el espacio nacional donde haya triunfado la revolución, antes de la consolidación de la burocracia. Si la revolución y una eventual guerra civil posterior prolongan el estado de miseria de las masas, quien esté al mando del estado revolucionario va a ser quien administre la miseria. Indefectiblemente esa situación lo empoderará en desmedro del poder obrero. Haya partido bolchevique, haya anarquistas, haya consejistas o haya autonomistas en el gobierno.

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    Lucas

    05/05/2016 at 16:20

  17. Estimado Lucas, en el capitalismo las organizaciones obreras terminan burocratizándose en la mayoría de los casos. La misma lógica del capitalismo los induce a ello. Las organizaciones obreras en el capitalismo tienen que adaptarse a la legalidad burguesa. Los estatutos de una organización obrera tienen que acomodarse a ciertos formatos si quiere obtener personería jurídica que lo habilite legalmente para establecer demandas contra la patronal privada o estatal. Bajo esas condiciones muchos dirigentes se venden a la patronal y se forman mafias de organizaciones obreras. Efectivamente, “ejemplos hay de sobra en todos los países”

    Bajo las condiciones de una revolución triunfante donde se ha derrocado el poder de la burguesía funciona otra dinámica y otra lógica entre los actores políticos. Estoy convencido que un elemento obligatorio para evitar la conformación de una burocracia monstruosa que termine liquidando la revolución es la inmediata conformación de un gobierno revolucionario en base a una central de concejos obreros y de asambleas populares. Los comunistas deben ser los llamados a luchar con uñas y dientes para hacer realidad esta alternativa, en contraposición a sectores socialdemócratas, anarquistas, reformistas, etc. que, seguramente, no van a ver con buenos ojos dicha propuesta ya que no calzaría con sus aspiraciones pequeñoburguesas.

    Si los comunistas no logran que el gobierno de los trabajadores se haga realidad y al final resulte que una organización cerrada tome el gobierno y el poder, entonces tendrán que pasar a la oposición dese el seno de las masas y preparar el derrocamiento de dicho gobierno que tarde o temprano se convertirá en una horrorosa burocracia opresora del pueblo.

    Cuando es una organización cerrada y diferenciada de las masas (como un partido) la que toma las riendas del poder y del gobierno se produce un proceso de burocratización inevitable. Este proceso de burocratización lo describe Trotsky en su obra La Revolución Traicionada de una manera brillante. Sin embargo, Trotsky se equivoca cuando concluye que este proceso de burocratización no tiene como causa la dictadura partidaria, sino que surge cuando un sector de ineptos (los menos capaces) toma el control del partido y que no sucedería si dicho control estuviera en manos de los más perspicaces del partido.
    El hecho de que todas las dictaduras partidarias que se proponían la construcción del socialismo hayan fracasado y se hayan convertido en burocracias opresoras de los trabajadores demuestra de modo inobjetable que el razonamiento de Trotsky de los “menos capaces y los más perspicaces” no se corresponde con la realidad.

    Ahora bien, ¿es viable un gobierno sustentado en las organizaciones obrero populares dentro de los marcos de una sociedad revolucionaria? Para empezar, Lenin daba una respuesta positiva. De lo contrario no hubiera asumido las consignas de “todo el poder a los soviets” y “el gobierno de los soviets”. Quienes defendemos esta propuesta tenemos la desventaja de que es algo nuevo y que no tiene antecedentes en la historia.

    Se puede pensar que a dicho gobierno pueden acceder ciudadanos sin una preparación adecuada para gobernar o, peor aún, elementos oportunistas. Sin embargo, todo un ejército de millones de comunistas, en sus más diversas variantes, en férrea lucha contra las corrientes retardatarias por ganar la hegemonía ideológica y política de la sociedad revolucionaria, será el faro que guie a las masas por el camino correcto.

    Estamos hablando de un gobierno constituido por delegados elegidos en sus bases (consejos obreros y asambleas populares permanentes) donde las bases tienen la facultad de cambiar a sus delegados en cualquier momento. Dicho gobierno aprueba las leyes, los planes, los proyectos y elige (con la facultad de revocarlos total o parcialmente) a los cuerpos técnicos para realizarlos. Un cuerpo técnico es el consejo de ministros bajo la batuta del primer ministro. Desde las bases todo ciudadano tiene la facultad de participar activamente con su opinión y su voto en las decisiones políticas. El internet móvil lo hace posible.
    Si todo esto es inviable, entonces el socialismo es imposible.

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    Amauta

    07/05/2016 at 02:47

    • Creo que no es posible planificar en forma previa una institucionalidad que garantice contra la burocratización. De hecho, el marxismo revolucionario se ha negado en reiteradas oportunidades a imaginar en sus detalles una posible organización social socialista. Sí es posible aprender de las experiencias pasadas.

      Como decía Shakespeare, «en el cielo y en la tierra hay más de lo que tu filosofía puede soñar».

      La democracia capitalista no siempre tuvo la misma intensidad. En sus comienzos, por ejemplo, sólo podían votar y ser electos personas con propiedades (censo electoral). La constitución argentina mantiene esos resabios al exigirle a las personas que quieren ser electos como senadores «disfrutar de una renta anual de dos mil pesos fuertes o de una entrada equivalente». Resabio que hoy no se aplica pero que está escrito.

      La burguesía en su democracia dominó a veces de maneras más burdas, menos sofisticadas que en otras etapas. Hoy esa dominación posee mucha más sofisticación e incluye diferentes instancias de mediación entre las demandas de las masas y el poder material real de la sociedad (al menos en la mayoría de las democracias de occidente).

      ¿No es posible pensar que, a medida que las revoluciones proletarias derroten a las burguesías en diferentes partes del mundo, la dictadura proletaria contra la burguesía, puede adoptar formas cada vez más democráticas que las que puede adoptar en un comienzo, cuando hay que formar los aparatos para defenderse, en minoría, de la contrarrevolución?

      Lenin pensaba que la clase obrera, a través de la lucha económica, no podía ascender más que a conciencia tradeunionista. Pues bien, en 1905 el reclamo obrero y la posterior represión zarista le mostraron a Lenin que el proletariado podía ascender a conciencia soviética.

      Me viene a la memoria ahora el diálogo que tienen Emma Goldman y Reed (en la película Red), en el que éste último dice, nada ocurrió como pensábamos o queríamos, pero está ocurriendo (https://www.youtube.com/watch?v=mEGxN-AJxN4). No se puede planificar todo previamente.

      Ahora bien, si la revolución no se extiende, si la contrarrevolución se fortalece, si hay miseria, no va a haber institucionalidad proletaria que garantice contra la burocratización y los nuevos estalinismos.

      Sin embargo, hoy el problema dista de ser tan cercano. Hoy el problema es que no hay organizaciones revolucionarias con estrategia de poder que tengan inserción de masas y tampoco hay internacional comunista (que es lo único que puede coordinar los esfuerzos revolucionarios a una escala mundial). Es más, las raíces sociales de una eventual burocratización no son las mismas en todos los países (Argentina por ejemplo no tiene un problema campesino porque no tiene campesinos). Es decir, las raíces sociales de una eventual burocratización en una revolución argentina serían en parte diferentes a las de la URSS, o a las de Cuba.

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      Lucas

      16/05/2016 at 11:30

  18. Ciertamente, nunca será posible una organización social en vías al socialismo totalmente inmune a la burocratización. En última instancia, debería ser la fuerza comunista, con todas sus variantes, matices y partidos, los que asuman la defensa del gobierno de los consejos obreros y populares.

    El problema está en que en los comunistas la tendencia «dictadura partidaria» es ampliamente mayoritaria sobre la tendencia «gobierno de consejos». Serán necesarias varias generaciones para que esta situación se revierta. Será inevitable que en las próximas décadas se produzca una nueva ola de revoluciones, donde ambas tendencias establezcan una dura confrontación. Lo más probable es que el triunfo definitivo de la segunda tendencia sea luego de dolorosos nuevos fracasos y altos costo sociales.

    Es indiscutible que el proceso de la toma del poder lo dirige una vanguardia político militar. Lo cruento o incruento de la captura del poder dependerá de las condiciones específicas propias de cada país.

    Está claro que en este proceso dicha vanguardia no puede ser el resultado de una elección democrática de las masas. Por el contrario, las condiciones de la lucha exigen que sea un partido o una alianza de partidos, donde los comunistas pueden o no ser mayoría. Ello dependerá de la capacidad y habilidad de inserción en las masas de tal o cual tendencia política. En este aspecto no debe haber diferencias entre los comunistas.

    Es luego de la captura del poder que el panorama se oscurece. Yo defiendo el criterio de que la vanguardia que dirigió la toma del poder debe convocar a las masas y formar gobierno con los representantes de las organizaciones de masas en torno a un plan de emergencia. Sin embargo, en que momento hacerlo puede depender de muchas eventualidades.

    En el caso de que el derrocamiento del poder burgués sea seguido por un levantamiento contrarrevolucionario o intervención militar de potencias capitalistas extranjeras que pongan en peligro la revolución, es indudable la necesidad de militarizar la sociedad y declarar el estado de guerra, en tanto que podría ser necesario posponer la convocatoria al gobierno de consejos y asambleas. De esta forma, el gobierno sería asumido por un alto mando político militar, donde el componente militar sería cada vez más dominante en la medida de la gravedad del avance de la contrarrevolución armada.

    Superado el estado de guerra o estado de emergencia, no debería haber escusas para establecer el gobierno de los consejos y asambleas. Sin embargo, no dejaran de aparecer los “Trotskys” argumentando que dictadura proletaria es equivalente a dictadura partidaria y que de lo que se trata es de que los más perspicaces estén al frente del partido y del Estado para que no haya hambrunas, requisas, represión, deportaciones, campos de concentración, etc.

    Lo curiosa es que en todas las revoluciones que se propusieron el socialismo en al siglo pasado los “menos capaces” avasallaron siempre a los “más perspicaces”. Entonces, ¿de qué perspicacia estamos hablando?

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    Amauta

    25/05/2016 at 04:40

  19. Estimado Lucas, dice Ud.:

    “¿No es posible pensar que, a medida que las revoluciones proletarias derroten a las burguesías en diferentes partes del mundo, la dictadura proletaria contra la burguesía, puede adoptar formas cada vez más democráticas que las que puede adoptar en un comienzo, cuando hay que formar los aparatos para defenderse, en minoría, de la contrarrevolución?”

    Le respondo:
    ¿No es posible pensar que, a medida que el estado de guerra o de emergencia se vaya resolviendo a favor de los intereses proletarios, «la dictadura proletaria contra la burguesía, puede adoptar formas cada vez más democráticas que las que puede adoptar en un comienzo»?

    Ahora, la pregunta del millón es la siguiente: ¿En qué consisten esas “formas cada vez más democráticas”?

    ¿En que la burocracia partidaria en el poder es más tolerante con la oposición en sus más variadas expresiones (política, ideológica, artística, etc.) y que emerge de las filas de los propios trabajadores?
    ¿En que la burocracia gobernante pone mayor énfasis en la cuestión de la alimentación popular y la satisfacción de las necesidades básicas de la población?
    ¿En que el partido gobernante reconoce una mayor cobertura a la organización independiente de los trabajadores, facilitándoles ciertos espacios de poder, siempre que no lleguen incomodar al poder burocrático?

    Una dictadura de clase no puede ser la dictadura de una organización cerrada como un partido que responde de sus actos ante si mismo; tiene que ser una organización abierta que responda de sus actos ante el conjunto de productores de la sociedad revolucionaria y que pueda ser sancionada por ella. En este aspecto, Lucas, creo que estamos de acuerdo.

    Lo que Ud. Propone es que debe haber un periodo bajo dominio partidario donde las primeras revoluciones post siglo XX “derroten a las burguesías en diferentes partes del mundo”. No sé si se da cuenta de que estamos hablando de varias décadas; por lo menos de más de un siglo. Todo ello comprende varias generaciones. Desde mi punto de vista no es un camino acertado para avanzar hacia el socialismo; más bien, es un camino seguro y directo para la reproducción de una letal burocracia que terminara acabando con la revolución.

    Un proceso revolucionario que se fija como meta una sociedad sin explotados ni explotadores no puede darse el lujo de permitir que una burocracia que detenta el control del Estado y de las fuerzas armadas se reproduzca en una nueva generación. Un ejemplar y victorioso combatiente comunista que termina de burócrata, en pocos años terminará adaptando su pensamiento revolucionario al confort, las comodidades y privilegios que le brinda su condición de burócrata y que no existen para el pueblo llano. Necesariamente hará ajustes a su sistema ideológico y buscará excusas para justificar su nivel de vida, materialmente superior al de las masas trabajadoras. De esta forma buscará estar tranquilo con su conciencia, cayendo en el auto engaño. La historia evidencia millones de casos de degeneración ideológica de comunistas por esta vía. La gran mayoría de revolucionarios comunistas degeneraron ideológicamente al adaptarse a la condición de burócratas. Sin embargo, hay honrosas excepciones, el Che Guevara fue uno de ellos, con su rotunda negación de vivir como burócrata el resto de sus días.

    El asunto se agrava cuando los hijos de estos burócratas, sobre todo los nacidos posteriormente al periodo insurgente, llegan a la edad de asimilarse a los cargos públicos, con el decisivo apoyo de sus padres, burócratas de la vieja guardia. De esta forma, una nueva legión de burócratas que crecieron al calor de las comodidades que se obtienen de los privilegios del poder y que portadores de una mentalidad de casta burocrática mucho más definida que sus padres, constituyen sangre nueva que va a reforzar la identidad y carácter de la burocracia como una clase en formación en sí y para sí.

    Si llegamos a esta situación, que no quede la menos duda que la suerte de la revolución ya está echada.

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    Amauta

    28/05/2016 at 02:09


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