Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS (8)

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La parte 7 de la nota, aquí

El Gran Giro

El 7 de noviembre Stalin publicó un artículo, “El año del Gran Giro”, en el que sostenía que los campesinos medios se estaban incorporando a las cooperativas. Aseguraba que “si el desarrollo de los koljoses y sovjoses se lleva a cabo a un ritmo acelerado, no hay lugar a dudas de que en tres años, más o menos, nuestro país se convertirá en un gran productor de grano, si no en el mayor del mundo”. Se refería también al crecimiento de la iniciativa creativa y al entusiasmo laboral de las masas, animadas por la emulación socialista y por la introducción de la jornada laboral ininterrumpida. Terminaba afirmando que se dejaba el viejo camino del desarrollo capitalista para iniciar el del socialismo (Stalin, 1929a). Ahora la consigna era colectivización total e inmediata. Los campesinos debían incorporarse a los koljoses, o a los sovjoses.

Aclaremos que formalmente el koljós era una cooperativa de producción, en la cual los campesinos participaban voluntariamente; también “en los papeles” debía ser manejada según los principios de autogestión socialista y participación democrática de sus miembros. Sin embargo, solo tenía de cooperativa la propiedad nominal en común de los activos que no fueran la tierra, nacionalizada en 1917. Sus miembros recibían un salario, no participaban de los beneficios, ni gozaban del derecho a retirarse. En consecuencia, no se distinguía, en sustancia, del sovjós, manejado por el Estado y cuyos trabajadores recibían un salario, como si se tratara de una fábrica. Por eso, la entrada al koljós implicaba que los campesinos perdían el control de sus medios de producción (ganado, arado, etcétera), que eran “socializados”. Aunque recién en marzo de 1930 se precisaron qué animales podían ser conservados en propiedad privada; y entonces también se dispuso que los campesinos de los koljoses pudieran tener un lote individual. Es de señalar asimismo que la maquinaria agrícola no pertenecía al koljós, sino a las Estaciones de Máquinas Tractores, del Estado. Los koljoses pagaban un impuesto, que normalmente rondaba el 20% de la cosecha, a las Estaciones para usar los tractores.

Apenas un mes después del discurso de Stalin, el Consejo de Comisarios del Pueblo decidió que se colectivizarían, solo en 1930, 30 millones de hectáreas, y que los sovjoses abarcarían 3,7 millones de hectáreas; alrededor de una cuarta parte de los hogares campesinos deberían estar en granjas colectivas al finalizar ese año (Bettelheim).

El 27 de diciembre de 1929 Stalin brinda otro importante discurso ante estudiantes y especialistas de cuestiones agrarias. Comienza afirmando que millones de campesinos, pobres o de nivel medio, se estaban uniendo a las granjas colectivas, lo que allanaba el camino para acabar con los kulaks como clase social. Sostiene que era imposible continuar la reproducción ampliada de la industria socialista si en el agro seguía predominando la producción del pequeño  campesino, que no se reproducía de forma ampliada. Era necesario por eso avanzar a la agricultura en gran escala, capaz de superar ese estancamiento. Pero para hacerlo con contenido socialista (porque la producción en gran escala también podía ser capitalista) debían introducirse las granjas colectivas y estatales; estas emplearían máquinas y métodos científicos en gran escala. Contra lo que decía la derecha, los campesinos no irían espontáneamente al socialismo, ya que la pequeña producción, librada a sí misma, genera capitalismo, no socialismo. Por eso, las grandes granjas eran la vía para que la ciudad socialista liderara al pequeño campesino. Además, en Rusia, a diferencia de Europa Occidental, el pequeño campesino no estaba atado al lote de tierra, dada la nacionalización de la tierra que había hecho la Revolución. Las granjas colectivas entonces serían la solución al problema de las tijeras: el grano se produciría más barato, y además se crearían las condiciones para superar la antítesis entre la ciudad y el campo.

El poder soviético pasaba ahora de una política de restringir las tendencias explotadoras del kulak, a su eliminación como clase. La Oposición, dirigida por Zinoviev y Trotsky, había pedido en 1926-7 la ofensiva contra los campesinos ricos, pero en aquel momento era una política aventurera, dada la debilidad de las granjas colectivas y estatales. En cambio, en 1929, ya se podía reemplazar la producción del grano del kulak con la producción de las granjas colectivas y estatales. Además, la política aconsejada por la Oposición era de simples “pinchazos”, y se necesitaba una ofensiva “real”, que significaba aplastar y acabar con el kulak como clase. Los campesinos ricos no deberían siquiera entrar a las granjas colectivas porque eran los enemigos jurados del movimiento de las granjas colectivas (Stalin, 1929b).

Un aspecto señalado por Fitzpatrick (1999) es que a pesar de la trascendencia de la medida, ni en este discurso ante especialistas agrarios, ni en otras intervenciones, Stalin, o la dirección soviética, dieron alguna guía específica de cómo llevar a cabo la colectivización y la “liquidación del kulak como clase”. Recién el 2 de marzo de 1930, después de dos meses de desastres en el agro, aparecería una declaración pública (“Mareados con el éxito”) de Stalin con algunas precisiones, junto a un descargo de responsabilidades en los funcionarios locales, que fueron acusados de “excesos” socializadores.

En todo caso, por lo menos tres puntos del argumento de Stalin debieron de haber tenido un fuerte impacto en la militancia comunista, la inteligentsia de izquierda y probablemente en sectores de la clase obrera. En primer lugar, la perspectiva de superar definitivamente las crisis de las tijeras; en segundo término, el programa de avanzar hacia una agricultura en escala que representaría, junto a la industrialización, un gran desarrollo de las fuerzas productivas. Pero lo más importante era que ese desarrollo se presentaba en dirección al socialismo. Se acabaría con el kulak (y con los “hombres de la NEP”), al tiempo que la gran industria y la estatización fortalecerían socialmente a la clase obrera. Son los elementos que, a pesar de todas las críticas, Trotsky rescatará como positivos en la política soviética de los 1930.

Burocratización y la “lucha contra la perversión burocrática”

El giro de 1928-9 fue sostenido por mayores niveles de represión y control burocrático por parte de la cúpula dirigente sobre el Partido (que se identificaba más y más con el Estado). Aunque ese mayor control burocrático se acompañó de constantes llamados de la dirección stalinista a combatir a la burocracia. Este aspecto es enfatizado por Bettelheim cuando analiza la XVI Conferencia, realizada en abril de 1929. En esta Conferencia, que fue de transición entre el abandono de la NEP y el inicio de la colectivización, se convocó al Partido y a los soviets a luchar “contra la perversión burocrática del aparato del Estado, que a menudo oculta a amplias masas de trabajadores la naturaleza efectiva del Estado proletario…” (véase Bettelheim). Pero, como dice Bettelheim, la crítica al burocratismo no indaga en sus causas, ni se indica “la vía capaz de hacer posible que la iniciativa de las masas llegue a romper la tendencia de los aparatos a dominarlas y a funcionar como aparatos políticos burgueses, no como aparatos proletarios”.

De todas formas, la repetición de este tipo de ataques a la burocracia desde la alta burocracia (que se reiteran en otros regímenes de “socialismos reales”) obliga a pensar en el motor que los impulsa. En este punto, se pueden adelantar, tentativamente, dos causas. La primera es que pueden ser el reflejo del descontento de las masas con el Estado y sus funcionarios, con su prepotencia y extrañamiento con respecto al ciudadano común. En un Estado que se llama a sí mismo proletario, este no es un tema menor en lo que hace a su legitimación. En los años 1930 la crítica al funcionario insensible a las necesidades y demandas del pueblo, se convirtió en una constante de la vida cotidiana soviética, que se expresaba incluso en chistes y caricaturas de amplia circulación (Fitzpatrick, 1999). Por eso, la denuncia de los comportamientos burocráticos, realizada desde la misma alta dirección burocrática, puede buscar descomprimir el descontento, y constituye un elemento de legitimación de esa misma alta dirección.

Pero en segundo lugar, el funcionamiento burocrático se convierte invariablemente en un obstáculo para el cumplimiento de las tareas que se proponen. En el caso de la XVI Conferencia, esa preocupación parece acentuada ante los objetivos que fijaba el Plan Quinquenal. Por eso, la Conferencia en sus resoluciones sostiene que las tareas “no pueden resolverse sin una mejora decisiva del aparato del Estado, sin su simplificación y la reducción de su costo, sin abordar de modo preciso las tareas encomendadas a cada uno de sus escalones, sin superar de modo decidido su rutina, su carácter embrollado y la asfixia burocrática, sus camarillas solidarias, su indiferencia hacia las necesidades de los trabajadores” (citado por Bettelheim).

Mucho de esto puede haber estado en la base de la crítica de la XVI Conferencia a la burocracia. Tengamos en cuenta que Stalin, en el curso de la colectivización, más de una vez echará la culpa de los males a los estratos intermedios de funcionarios, que se “exceden”, que “no escuchan a las masas”, que actúan “con indiferencia hacia los trabajadores”, etcétera. Pero además, durante el terror de 1937-8 este será un factor de justificación de los juicios y castigos (cárcel, internamiento en campos de trabajo, pena de muerte) a funcionarios, altos o medios, del Partido o el Estado. Por este motivo, y paradójicamente, el llamado a la lucha contra la burocracia permitió acentuar el control burocrático de la dirección sobre el Partido. La directiva de “eliminar a los elementos burocratizados”, así como la purga de los “elementos pequeñoburgueses” y de los “arribistas”, sirvieron para disciplinar y expulsar a críticos y elementos molestos. No eran las masas las que tomaban medidas contra los funcionarios que se habían alejado de ellas, sino otros funcionarios, dotados de poderes. “Los resultados de las operaciones de depuración dependen esencialmente… de la manera en que actúen los miembros de las comisiones de control… Dado que los miembros de las comisiones de control son escogidos, de hecho, entre los cuadros del partido, solo pueden actuar, en su gran mayoría, de conformidad con lo que consideran ‘correcto’ aquellos, precisamente, a los que deben juzgar” (Bettelheim).

Las resoluciones exigían que para la depuración se tomaran en cuenta las opiniones de los miembros del Partido y que fueran “expulsados sin compasión” los partidarios ocultos de las diversas corrientes (ídem). Era un llamado a una caza de brujas. Como resultado, entre 1929 y 1930, aproximadamente el 11% de los efectivos del Partido fueron depurados. No era una cifra elevada (y una parte se reincorporaría luego), pero contribuyó a crear un marco político altamente represivo.

Una consecuencia inmediata fue que entre abril y diciembre de 1929 se tomarán numerosas decisiones “de carácter histórico –por cuanto conducen al abandono completo de la NEP- sin consultar a las instancias supremas del Partido. Cuando se reúnen estas instancias, solo les queda ratificar decisiones que ya están en curso de ejecución y han sido anunciadas públicamente” (Bettelheim). La asfixia casi total de la democracia socialista en la URSS, no puede dejarse de lado a la hora de hacer balance de en cuánto se reforzaron los elementos “socialistas” a partir del giro de 1928-9.

Bibliografía:
Betttelheim, C. (1978): La lucha de clases en la URSS. Segundo período (1923-1930), México, Siglo XXI.
Fitzpatrick, S. (1999): Everyday Stalinism. Ordinary Life in Extraordinary Times, Soviet Russia in the 1930s, Oxford University Press.
Stalin, J. (1929a): “A Year of Great Change. On the Occasion of the Twelfth Anniversary of the October Revolution”, https://www.marxists.org/reference/archive/stalin/works/collected/volume12/index.htm.
Stalin, J. (1929b): «Concerning Questions of Agrarian Policy in the USSR», https://www.marxists.org/reference/archive/stalin/works/1929/12/27.htm.

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Trotsky, el giro de 1928-9 y la naturaleza social de la URSS

Written by rolandoastarita

09/04/2016 a 19:20

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22 respuestas

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  1. El extrañamiento de los cuadros burocráticos es inevitable. Siempre que se le da un pequeño poder a una persona, existe la posibilidad de que ésta abuse del mismo si es que no sabe cómo utilizarlo. La crítica de usted señor Astarita, debiera buscar las razones de las relaciones de poder entre las personas y a partir de ahi explicar los problemas de todo un sistema social.

    Decir que por culpa de Stalin y la dirección burocrática se creó/reforzó más burocracia y explotación es simplemente buscar un chivo expiatorio. Analice el problema de las relaciones de poder/jerárquicas entre los seres, y como un sistema económico puede superar estas relaciones de dominación y sumisión. Si usted creé que el burocratismo echó a perder el socialismo es porque no leyó absolutamente nada del Marx político y del Engels político. El Marxismo es la teoría de la lucha de una clase contra otra. Es decir, el burocratismo, la organización táctica, y la lucha, están implícitos. Usted, enceguesido por un humanismo «a la Stolbizer» no puede ver esto, y culpa a los estamentos burocráticos del desastre.

    Mi opinión es muy distinta a la suya. El proyecto Soviético fracasó porque la Alta Burguesía Europea venció a Stalin y este no pudo hacer más que endurecer el régimen policial para mantener el control del poder en un país que estaba destruído por la miseria y el atraso. No es casualidad que la represión fuera creciendo a medida que la amenaza de Hitler era más cierta. Hay una relación estrecha. El régimen de Stalin tuvo que ser más duro cuánto más duros eran los enemigos de Europa central apoyados por la Burguesía.

    Finalmente, cuando Stalin es envenado y asesinado por Jruschov y Beria, se implementan las medidas liberales que permiten a las empresas retener ganancias, dando origen al mercado negro y al principio del capitalismo en Rusia. Los agentes del Imperialismo dentro de Rusia terminaron venciendo debido a las condiciones expuestas desde el exterior. Es muy difícil hacer socialismo cuando viene Hitler y te mata 20 millones de rusos a pedido del capital británico.

    Gracias por dejarme compartir la otra versión de la historia. La que usted no cuenta.

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    Iosif

    11/04/2016 at 17:15

    • «Es decir, el burocratismo, la organización táctica, y la lucha, están implícitos. Usted, enceguesido por un humanismo “a la Stolbizer” no puede ver esto, y culpa a los estamentos burocráticos del desastre».
      Pregunto: ¿qué entendió de la nota? Sospecho que ni jota.

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      rolandoastarita

      11/04/2016 at 20:07

    • Entendí lo mismo que usted está queriendo decir en sus más de 8 artículos sobre la URSS. Culpar del desastre a la burocracia, entendida ésta como una camarilla de privilegiados comandada por Stalin. Si bien hace una crítica de Trotsky y se distancia, su argumento sigue siendo un argumento liberal trosko que busca las causas del declive de la URSS en la clase política dirigente. Su argumento base, desnudado de tanto palabrerío y citas irrelevantes se reduce a un reduccionismo local de las causas de la «falta de socialismo» que usted pretende asociar con el período soviético. Nunca analiza el contexto internacional (la omisión es muy llamativa, podría disimularla para que no sospechemos).

      Le propongo que analice y haga notas de por qué no pudo triunfar la democracia de soviets. Hágalo, se lo pido por favor, así terminamos con todo este encubrimiento. En vez de hacer lo fácil, por ejemplo, hablar de cómo se enriquecían los burócratas, hable de por qué la democracia obrera no pudo triunfar. Busque las causas profundas, con ejemplo y detalles del día a día. Lo que usted hace hoy, ahora, es parecido a lo que hacen graciela ocaña y stolbizer hablando de la corrupción 24 horas al día.

      Haga un esfuerzo mental más, yo sé que puede. Por lo menos tiene ínfulas de intelectual, lo que es bueno para el ego.

      Saludos

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      Iosif

      12/04/2016 at 09:42

    • «…Stalin y este no pudo hacer más que endurecer el régimen policial para mantener el control del poder»

      a confesión de parte, relevo de prueba

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      santiago

      12/04/2016 at 10:53

  2. Ah, y antes que me olvide.

    No insulte nuestra inteligencia diciendo que la democracia obrera terminó con el levantamiento de kronsdtadt. No sea tan vulgar y trate de añadir más valor agregado a sus análisis y argumentaciones. Ese levantamiento fue un capricho de la «oficilialidad» del ejército queriendo posicionarse en pleno proceso revolucionario para retomar los privilegios que gozaba en el antiguo régimen. No puede hacerle creer a sus lectores marxistas que la democracia y autogestión en una fábrica se termina porque unos adinerados oficiales de la marina se rebelan. Por favor.

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    Iosif

    12/04/2016 at 09:46

    • Confirmado: No entiende ni jota del asunto, y no vale la pena perder el tiempo tratando de explicarle algo. Consejo, de buena onda: quédese con los manuales URSS. Es lo suyo.

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      rolandoastarita

      12/04/2016 at 10:07

  3. Quería comentar solamente, por lo que dice Iósif, que la reducción del marxismo a una teoría de la lucha de clases es un error bastante común. La lucha de clases no es un planteo novedoso de Marx y la pequeña burguesía radical del siglo XIX la reconocía. Lo que distingue en todo caso al marxismo es el planteo de la necesidad de la dictadura del proletariado como dictadura de clase (no de partido claro está). Un planteo de democracia radical es perfectamente compatible con la lucha de clases sin que por ello se plantee una ruptura con el capitalismo. Por ahí andan algunos reformistas y populistas. No sería extraño entonces que Iósif sostenga por ello las posiciones justificadoras del estalinismo (bajo el seudónimo provocativo de su gran papá Stalin). El reformismo de la vía pacífica al socialismo, a la Berstein, era compatible con la coexistencia pacífica.

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    Lucas

    12/04/2016 at 15:23

    • La historia ha refutado la distinción entre dictadura proletaria y partidaria. Las dictaduras de «clase» son un eufemismo para la dictadura política, que no puede ser otra cosa, que la dictadura de un órgano político más o menos centralizado (partido, asamblea,etc), aún si se hace en interés de una clase o sus miembros son proletarios. La Comuna de París podría haber triunfado; pero debió transformarse en una dictadura partidaria, por que en la lucha, y más contra un enemigo mil veces más poderoso (por influencia, alcance histórico, etc) es fundamental la concentración del poder, no su descentralización. Ahí está el nudo del problema. Y más aguda es la lucha, más centralizado se vuelve el poder. No veo solución a este problema.

      La coexistencia pacífica ciertamente fué un aspecto regresivo de la URSS post Stalin, y en algún sentido, de compromisos en 1920-1930. Pero no lo veo como algo blanco-negro , stalinismo vs «socialismo internacionalista» o marxismo-leninismo vs revisionismo como los antirevisionistas. Para mí, hubo matices. Stalin motorizó la colectivización, avanzo en el sentido necesario, y tuvo como prioridad reforzar el régimen interno. En el aspecto internacional, tuvo desaciertos varios. También lo mismo puede decirse de la URSS post-Stalin: la Unión Soviética colaboró y ayudó a varios países en su liberación nacional y luchas progresistas, de forma indiscutible. Pintar la URSS 1950-1990 como un régimen retrógrado internacionalmente es una falacia.

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      Hernan

      12/04/2016 at 22:27

    • Corta la bocha. Quien justifique una dictadura de partido en el pasado, quiere una dictadura de partido en el futuro. Está bueno que muestren las cartas ocasionalmente, así sabemos quienes son nuestros enemigos.

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      Danilo Castelli

      13/04/2016 at 09:31

    • si definís Socialismo como colectivización, y llamás colectivización al estatalismo del Padrecito de los Pueblos, definitivamente no has leído a Marx

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      santiago

      13/04/2016 at 11:44

    • Socialismo es tendencia a la colectivización, no a la multiplicidad de la pequeña propiedad. Por eso las propuestas de «reforma agraria» son inviables, muy pegadizas en Latinoamérica, pero van al fracaso, dada la menor productividad de multiples pequeños propietarios vs. las economías de escala.

      Respecto a la dictadura del partido, no estoy diciendo que comparta nada, sólo intento comprender el proceso histórico y porqué la dictadura de clase conduce necesariamente a la dictadura partidaria. Dame un ejemplo contrario o un desarrollo posible y lo charlamos.

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      Hernan

      13/04/2016 at 14:12

    • Hernán, decís que «la Unión Soviética colaboró y ayudó a varios países en su liberación nacional y luchas progresistas, de forma indiscutible». Aunque no dejás lugar a discusión me gustaría saber cuáles son esos países ¿Podrías nombrar alguno?

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      Tavo

      13/04/2016 at 17:43

    • Cuba, Vietnam, China, los países africanos con gobiernos o prosoviéticos o de tinte nacional-izquierdista, donde la URSS financió varios proyectos de desarrollo endógeno (Egipto con Nasser por ejemplo) ¿Fué regresivo el papel jugado por la URSS a nivel internacional? Todos vivían de llamar a Moscú a que les pase dinero o armamento.

      Es fácil decir «la URSS tendría que haber promovido la revolución proletaria», pero eso es hacer magia.

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      Hernan

      13/04/2016 at 19:05

  4. Históricamente lo que se ha demostrado es que la dictadura es de clase y hay intercambio de personales políticos sin que se vea afectada la dominación de esa dictadura y sin que se vea restringida la participación de las masas. Participan mayormente con la mediación de la representación política (partidos de todas las tendencias e incluso antisistema). Eso es la democracia burguesa. La dictadura más perfecta que pudo erigir la burguesía en el mundo.

    La dictadura del proletariado, devenido en dictadura de partido, históricamente consistió, entre otras cosas, en anular toda participación democrática auténtica de las masas, en promover la censura y la autocensura, el terror (y no solo contra la burguesía) y el genocidio. Ojo, las democracias burguesas también lo han hecho, no lo niego.

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    Lucas

    13/04/2016 at 13:17

    • No todas las dictaduras de partido han anulado toda participación, en todo caso ¿Qué significa participación democrática «auténtica»? ¿Qué identificaría la autenticidad de esa participación popular?
      ¿En la China de Mao no hubo participación de masas? ¿En Cuba socialista?

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      Hernan

      13/04/2016 at 14:59

  5. Participación democrática, soviets o consejos, no represión de las tendencias partidarias obreras. Dirección obrera de la economía a través de sus órganos. En la China de Mao, durante la revolución cultural, se asesinaron, según diferentes fuentes, entre 10 millones y 70 millones de personas ¿Te parece que se puede vivir la democracia en ese régimen?

    En Cuba la clase obrera no se expresaba a través de sus órganos de masas pero por ejemplo, la dirección castrista durante Playa Girón armó a los trabajadores, lo que significa que cumplió con una divisa de todo revolucionario socialista. Así y todo pienso que el régimen cubano es el menos opresivo de los regímenes del socialismo real. Sin embargo, tampoco hay democracia obrera.

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    Lucas

    13/04/2016 at 18:34

  6. Estimado Hernán, permíteme algunos comentarios a tu intervención del 12/04/2016

    “La historia ha refutado la distinción entre dictadura proletaria y partidaria”

    Lo que la historia ha demostrado es la incapacidad de las dictaduras partidarias de sostener una revolución. Todas las dictaduras partidarias que se propusieron el socialismo han caído. Sólo quedan Cuba y Corea del Norte. La presencia de Obama en Cuba es un indicador claro de los planes de la burocracia cubana de abrirse al capitalismo. ¿Para beneficio del pueblo Trabajador cubano?: NO, para beneficio de la burocracia que anhela desesperadamente los privilegios y las ganancias del capitalismo privado.
    La historia ha demostrada que toda dictadura partidaria termina convirtiéndose en una casta política, alejada y diferenciada del pueblo trabajador y con intereses propios. De esta forma termina gobernando en función de sus propios intereses de casta y obteniendo altos niveles materiales de vida a costa de condenar a los trabajadores a salarios de hambre y condiciones míseras de vida.
    Todas las dictaduras partidarias que se propusieron el socialismo han terminado en el capitalismo o están en camino de ello (cuba y corea del norte). ¿No es suficiente este hecho para llegar a la conclusión de que algo no ha funcionado bien y es necesaria una evaluación estricta para encontrar los errores cometidos?

    “Las dictaduras de “clase” son un eufemismo para la dictadura política, que no puede ser otra cosa, que la dictadura de un órgano político más o menos centralizado (partido, asamblea, etc.), aún si se hace en interés de una clase o sus miembros son proletarios.”

    La dictadura de clase no es ningún eufemismo, es una realidad posible; del mismo modo como la dictadura de clase de la burguesía es una realidad en el capitalismo. El capitalismo no es ninguna dictadura partidaria. No hay en el capitalismo de EEUU, Alemania, Inglaterra, etc. ninguna casta burocrática distinta de la burguesía y por encima de esta. Es la burguesía, como clase, la que está al mando del capitalismo a través de una compleja institucionalidad que tiene como pilares la democracia representativa, el mercado, el dinero, la propiedad de los medios de producción, el ejército regular, etc.
    Es necesario comprender que dentro de la burguesía hay unidad y lucha, hay competencia, confrontaciones que pueden llegar a guerras, etc. De esta forma se producen los cambios en la correlación de fuerzas entre los distintos sectores burgueses, a nivel nacional e internacional, en donde determinadas facciones dominantes son sustituidas por otras.
    De esta forma, en una sociedad revolucionaria la clase trabajadora debe crear su institucionalidad para poder viabilizar su poder, cuyos pilares deben ser el gobierno de las asambleas populares, el pueblo armado, la propiedad social de los medios de producción, la democracia directa, la gratuidad de los servicios públicos, los bonos de consumo, los fondos sociales de consumo, etc. Proceso el cual no será posible sin la guía científica del partido comunista, cuyo hábitat natural de existencia está en las profundidades de las masas en irreconciliable e inagotable confrontación ideológica con las corrientes idealistas reaccionarias, y donde cada comunista actúa como vanguardia y masa
    Es indiscutible la necesidad de un organismo centralizado que dirija el proceso revolucionario, más aún en condiciones de bloqueo, sabotaje, intervención militar imperialista, etc. Sin embargo, todo ello no justifica la apropiación del poder por una casta burocrática. Cualquier intento de un grupo o sector de la sociedad revolucionaria de apropiarse del poder en contra de la voluntad de las masas organizadas y de su legítimo gobierno, debe ser considerado como un intento de golpe de estado contrarrevolucionario.

    “La Comuna de París podría haber triunfado; pero debió transformarse en una dictadura partidaria, porque en la lucha, y más contra un enemigo mil veces más poderoso (por influencia, alcance histórico, etc.) es fundamental la concentración del poder, no su descentralización. Ahí está el nudo del problema. Y más aguda es la lucha, más centralizado se vuelve el poder. No veo solución a este problema.”

    En caso de una crisis profunda o de una emergencia nacional como una crisis alimentaria o invasión militar de potencias extranjeras, el gobierno revolucionaria como legítimo representante del pueblo organizado, sabrá designar el organismo competente y con las facultades necesarias para enfrentar la emergencia. Así como darle de baja cuando su función haya concluido. La sabiduría popular potenciada con la guía científica de la vanguardia comunista sabrá centralizar el poder o descentralizarlo según las exigencias de cada momento.
    No debe olvidarse que hay una vanguardia comunista de millones de militantes que cada día y cada hora desarrolla una lucha tenaz por la hegemonía ideológica en todos los espacios y en todos los aspectos de la sociedad revolucionaria. Ahí está el verdadero nudo del problema.
    Pretender que un grupo de iluminados tomen las riendas del poder como la mejor forma de conducir la sociedad revolucionaria al socialismo sólo lleva al fracaso, como lo verifican los hechos históricos. Aún así, dicho grupo de iluminados tengan las mejores intenciones y los mejores sentimientos revolucionarios y socialistas, terminarán convirtiéndose inevitablemente en una casta burocrática con intereses propios y en conflicto creciente con los interés de la clase trabajadora.
    El mismo Stalin dijo alguna vez: “Así como vives así piensas”. Fue una de las pocas cosas en las que no se equivocó. Si vives como un burócrata privilegiado terminaras pensando como tal. Lamentablemente jamás se le ocurrió aplicárselo a sí mismo.

    Saludos.

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    Amauta

    14/04/2016 at 11:45

    • Creo que las restauraciones capitalistas no se dieron por la «burocracia» o la «dictadura partidaria» sino por la sencilla imposibilidad de aplastar al mercado con medidas administrativas. Lo único que se ha logrado con esos mecanismos, es un extendido mercado negro, una economía sumergida que complementaba, en casos sustituía y corroía a la planificación. Esto en la URSS de 1970-80 fué muy notorio. El mecanismo de fondo , la razón de fondo, es sencillamente económica.

      El error cometido es que no se puede liquidar el mercado de forma acelerada sin terminar con más problemas que soluciones. La hegemonía a alcanzar, en el proceso de transición, es como bien usted mencionó varias veces, ideológica y política. Pero el proceso económico transicional puede llegar a ser muy extendido en el tiempo, y experimentará retrocesos y avances, experimentos y demáses.

      Usted habla de «vanguardia», bastante seguido. Esa vanguardia sencillamente es un conjunto de especialistas, en diferentes áreas, política, económica, de dirección. Está bien para las épocas de movilización de masas. El problema viene cuando la sociedad se estabiliza y la vanguardia se transforma en la capa social destinada a administrar la sociedad, algo completamente inevitable, relacionado con la especialización del trabajo.

      Por eso, siguiendo un poco a Zizek, yo me río con las citas (no suyas) que se hacen con la Comuna como ejemplo de «democracia» y de «antiburocratismo». Es ridículo porque no hubo tiempo para que se consolide la vanguardia como partido o como capa especializada, sencillamente porque la experiencia fué exigua. Entonces la pregunta es ¿cómo hacer cuando la sociedad se estabiliza y se cristaliza la capa de administración?

      Si hay un solo partido, se consolida, de forma más o menos autoritaria, la dictadura de un partido, inevitablemente, aún cuando formalmente se hable de libertad de tendencias. La alternativa es emparchar eso con simulaciones de multipartidismos, como en la ex RDA o en Corea de Kim.

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      Hernan

      14/04/2016 at 12:42

  7. Interna en el FIT: van en distintas listas a la elección del gremio gráfico, por un lado la Bordo (PTS) y por el otro la Naranja (PO)
    http://www.laizquierdadiario.com/La-campana-de-la-Bordo-renovar-y-fortalecer-la-oposicion

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    CHELO 70

    14/04/2016 at 14:43

    • En términos políticos prácticos, el FIT ya no existe hace rato, lamentablemente. No hay *una sola* acción conjunta, una sola declaración política conjunta.

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      Hernan

      14/04/2016 at 16:25

  8. Hablar de dictadura de clase no es mucho mejor que hablar de dictadura de partido.

    Me parece un error entender la dictadura del proletariado como un régimen político. El término dictadura del proletariado, que Marx y Engels tomaron de Blanqui, se refiere a una fase de la lucha de clases inmediatamente posterior al derrocamiento del poder burgués, donde la tarea es extinguir lo que queda de la resistencia de la burguesía mientras van eliminándose las diferencias de clases.

    El régimen político inmediatamente pos-revolucionario debe ser una democracia verdadera, como hoy no existe. No solo porque es el paso evolutivo siguiente a la república representativa (que solo muy parcialmente es una democracia, incluso si no hubiera clases sociales), sino porque es la única manera en que es posible garantizar la máxima participación y compromiso de las comunidades en las tareas de la transformación social. Un nuevo régimen representativo (y una dictadura de partido no es más que eso, solo que sin elecciones) volverá a generar la misma pasividad pre-revolucionaria (que en medio de una revolución es contra-revolucionaria) y favorecerá la creación de una nueva capa o clase dominante.

    Ya lo vimos pasar. Aprendamos de la historia.

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    Danilo Castelli

    14/04/2016 at 22:56


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