Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Economistas K y el principio de demanda efectiva

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En otras notas he polemizado con la idea, muy difundida entre los economistas keynesiano-progresistas, de que es posible sostener la demanda en base al gasto público (aquí, aquí). En esta amplío el argumento a partir de la interpretación de Keynes que hacen destacados economistas, identificados con la gestión kirchnerista. Sostienen que, según Keynes, los factores determinantes del ingreso y la producción son el consumo popular y el gasto público. Por ejemplo, el profesor Andrés Asiain, en “Mitos económicos. La ortodoxia contra la demanda interna” (Página 12, 25/10/15) escribe:

“… desde que en los años treinta Kalecki y Keynes desarrollaran el concepto de demanda efectiva, se sabe que los ingresos son un resultado del volumen de gastos. Así, la ampliación de la demanda interna no debe financiarse a costa de un ingreso previo, sino que es la generadora de ingresos vinculados con el mercado interno. Es decir, el mayor gasto público y consumo popular, estimulan las ventas, la producción y el empleo, engordando la recaudación impositiva, los aportes patronales y de los trabajadores a la seguridad social, así como los ingresos empresariales y de otros sectores que conforman el ahorro interno. La idea de agotamiento de esos recursos “manoteados por el Estado”, es una ilusión ortodoxa que no comprende que los mismas se nutren del gasto estatal y su efecto estimulante sobre la producción y el empleo”.

Aquí la inversión ha literalmente “desaparecido”; apenas se mencionan los “ingresos” de los empresarios, asimilando estos con el ahorro. Sin embargo, el ahorro no siempre va automáticamente a la inversión, cuestión en la que insiste Keynes, en oposición a la ortodoxia defensora de la ley de Say. Por eso, una lectura medianamente atenta de la Teoría general nos muestra que en el principio de la demanda efectiva de Keynes la inversión -decisión de los empresarios de qué hacer con sus ingresos- juega el rol central. Para clarificar esta cuestión, en lo que sigue presento ese principio, eje articulador de la teoría keynesiana. La conclusión que adelanto es que, incluso desde la lógica de Keynes, es un error de análisis importante minusvalorar el rol de la inversión.

El principio de la demanda efectiva

El principio de la demanda efectiva es presentado por Keynes en el capítulo tres de la Teoría General, donde establece que los dos componentes principales de la demanda son el consumo y la inversión (razona con una economía cerrada). Su argumento parte de suponer que el consumo crece cuando aumenta el ingreso, pero en menor proporción. Escribe: “cuando aumenta la ocupación aumenta también el ingreso global real de la comunidad; la psicología de esta es tal que cuando el ingreso real aumenta, el consumo crece, pero no tanto como el ingreso” (TG, p. 35).

Viene luego el razonamiento central: dada la propensión al consumo, “los empresarios resentirían una pérdida si el aumento total de la ocupación se destinara a satisfacer la mayor demanda de artículos de consumo inmediato. En consecuencia, para justificar cualquier actividad dada de ocupación, debe existir cierto volumen de inversión que baste para absorber el excedente que arroja la producción total sobre lo que la comunidad decide consumir cuando la ocupación se encuentra a dicho nivel; porque a menos de que exista este volumen de inversión, los ingresos de los empresarios serán menores que los requeridos para inducirlos a ofrecer la cantidad de ocupación de que se trate. Se desprende, por tanto, que dado lo que llamamos propensión a consumir de la comunidad, el nivel de equilibrio de la ocupación… dependerá de la magnitud de la inversión corriente” (ídem).

En el mismo sentido, en su artículo de 1937 del Quarterly Journal, señala que, dada la propensión al consumo, “los empleadores tendrían una pérdida si el conjunto del empleo incrementado se destinara a satisfacer la demanda inmediata de consumo. Por lo tanto, para justificar una cantidad dada de empleo debe haber una cantidad de inversión corriente suficiente para absorber el exceso de output total por encima de lo que la comunidad elige consumir cuando el empleo está a cierto nivel. Ya que a menos que exista este monto de inversión, los ingresos de los empresarios serán menores de lo que se requiere para inducirlos a ofrecer una cantidad dada de empleo”.

Lo explicamos con un sencillo ejemplo numérico. Supongamos primero que los empresarios producen un output por valor de $100, compuesto solo de bienes de consumo. Esta producción genera un ingreso correspondiente de $100 (hay que suponer que se adelanta la distribución de beneficios, además de los salarios). Si la propensión al consumo es 0,8 los empresarios solo pueden vender el output por valor de $80, y hay deficiencia de demanda. O, en palabras de Keynes, existe un exceso de output por encima de lo que la comunidad elige consumir, dado el nivel de empleo; es, además, una demostración de que no se cumple la ley de Say.

Supongamos luego que los empresarios producen un output de $100, pero compuesto de bienes de consumo por $80 y bienes de capital (medios de producción, en términos de Marx) por $20. El ingreso es $100, del cual se gastan $80 en bienes de consumo. Pero ahora la inversión debe cubrir la otra parte de la demanda, para que los ingresos de los empresarios no sean menores al valor del output producido. En caso de que exista esa inversión, y dado el nivel de empleo, se absorbe “el exceso de output total por encima de lo que la comunidad elige consumir”.

Puede verse entonces que por el solo hecho de que, en la teoría de Keynes, la propensión marginal al consumo es menor que la unidad, es absurdo sostener que la demanda puede depender solo del consumo. Agreguemos que la demanda tampoco puede sostenerse solo con el gasto público, como he mostrado en las notas antes referidas. En este último respecto, es significativo que en la TG Keynes dedica extensos desarrollos a los dos componentes de la demanda efectiva que trata en el capítulo tres: una vez presentado el principio de la demanda efectiva, encontramos tres capítulos dedicados al análisis del consumo; ocho a la inversión y a sus determinantes; a lo que se agregan dos capítulos sobre las relaciones entre ingreso, ahorro e inversión; y otro en que trata las expectativas, que influyen en la inversión. En cambio, sobre el gasto público solo encontramos pasajes; y en ninguno plantea que pueda tener siquiera un rol parecido al de la inversión. El gasto público puede tener efectos “estimulantes” (Asiain) sobre la inversión, pero no compensar su ausencia.

La centralidad de la inversión está subrayada, por otra parte, en el artículo de 1937, donde Keynes sintetiza su teoría. Allí dice que esta podía resumirse diciendo que “dada la psicología del público, el nivel del producto y del empleo depende del monto de la inversión” (énfasis agregado). Y explica que esto sucede no porque la inversión sea el único factor del que depende el output agregado, “sino porque es usual en un sistema complejo observar como la causa causans aquel factor que es más proclive a tener una fluctuación súbita y amplia”.

A partir de lo anterior puede entenderse la importancia que dará Keynes a los determinantes de la inversión, la eficiencia marginal del capital y la tasa de interés. Vamos a tratar este aspecto en una próxima nota, pero por ahora adelantamos que al introducir la eficiencia marginal como variable separada de la tasa de interés, y hacerla depender (aunque no exclusivamente) de la demanda esperada, está admitiendo que los empresarios obtienen beneficios en la medida en que deciden invertir; y deciden invertir porque esperan altos beneficios (un razonamiento distinto del que tiene Marx). Por eso, aunque no lo haya formulado explícitamente, “considera los ingresos empresariales como el resultado de las decisiones de gastos, más que al revés” (Kaldor, 1973). Una idea que fue central en Kalecki (y en la teoría de Kalecki la inversión también es esencial para sostener la demanda).

Es claro también que en este esquema el ahorro no es el factor activo decisivo, como piensa la ortodoxia; por eso, desde el enfoque de Keynes, no es suficiente con que haya aumento de los ingresos (y los ahorros) de los empresarios para que se sostenga, o aumente, la demanda. En definitiva, al no clarificar el rol de la inversión, y su relación con la demanda, el profesor Asiain, con un razonamiento supuestamente keynesiano, desemboca en una lógica neoclásica ortodoxa. No es casual por eso que su argumento se interrumpa en “aumentan los ingresos empresarios” (a consecuencia del aumento del consumo y el gasto público); o sea, se interrumpe justamente donde debería empezar.

Una consecuencia natural de la interpretación de la teoría de Keynes que hemos criticado es que invisibiliza el rol de la inversión. Dicho en términos marxistas, invisibiliza la centralidad de la reinversión de plusvalía para la reproducción ampliada del capital. Por eso también deja abierta la puerta para la idea de que la falta de inversión pueda ser «compensada» por el gasto público. Y desde esta perspectiva, es imposible tener un diagnóstico correcto de la dinámica y las contradicciones de la economía argentina en los 2000.

Textos citados:
Kaldor, N. (1973): “Teorías alternativas acerca de la distribución”, en O. Braun (ed.) Teoría del capital y la distribución, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, pp. 77-117.
Keynes, J. M. (1986): Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, México, FCE.
Keynes, J. M. (1937): “The General Theory of Employment”, Quarterly Journal of  Economics, vol. 51, pp. 209-223.

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Economistas K y el principio de demanda efectiva

Written by rolandoastarita

27/11/2015 a 12:22

13 respuestas

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  1. «En definitiva, al no clarificar el rol de la inversión, y su relación con la demanda, el profesor Asiain, con un razonamiento supuestamente keynesiano, desemboca en una lógica neoclásica ortodoxa.»
    «Una consecuencia natural de la interpretación de la teoría de Keynes que hemos criticado es que invisibiliza el rol de la inversión.»
    No creo que sea así, es más, se podría llegar a sostener que tanto Asiain como vos están diciendo lo mismo. Si uno considera que la inversión es principalmente de carácter endógena, esto es, que depende del nivel de la demanda agregada (entiendo que del post se desprende esto mismo), deja de ser un factor fundamental de análisis macroeconómico, por lo menos en el corto plazo, y es por eso que Asiain no lo menciona. La variable exógena es el gasto público, eso impulsa el consumo que a su vez incrementa las ventas de los empresarios, y por ende la inversión.
    Saludos.

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    Agustín Chamorro

    27/11/2015 at 16:23

    • La inversión, en Keynes, no depende de la demanda agregada, sino de la eficiencia marginal del capital y de la tasa de interés. Por eso no basta con que aumenten los ingresos de los empresarios, dada una inyección estatal de la demanda, para que haya inversión. Por eso también, digo en la nota que el próximo paso es analizar los determinantes de la inversión. Pero para llegar a eso antes hay que entender que los dos determinantes centrales de la demanda agregada, en la teoría de Keynes, son el consumo y la inversión; no el consumo y el gasto público. Si se comprende el rol de la inversión en la demanda efectiva, se comprende la importancia de analizar los determinantes de la inversión.
      En otros términos, la TG tiene un orden: el principio de la demanda efectiva se trata antes de los determinantes de la inversión, esto es, antes de analizar qué determina la eficiencia marginal del capital y la tasa de interés. En este respecto, el «olvido» de la inversión no es un «descuido» casual; es sistemático en los K-economistas, como ya lo dije en varias notas. Tal vez hay conciencia de que si se admite la centralidad de la inversión en la demanda, se está obligado a discutir (siempre según el enfoque de Keynes, al que dicen adherir) los determinantes de la eficiencia marginal del capital y de la tasa de interés. Si se pasa por alto esto, nos deslizamos a la idea -en última instancia, fundamento de la ley de Say- de que basta con que haya aumento del ingreso (derivado del aumento gasto público, por ejemplo) para que haya ahorro, e inversión. Pero esto es lo que no sucede en la teoría de Keynes, ni en la realidad (como lo ponen en evidencia múltiples experiencias). Es curioso que aceptando los supuestos de Keynes (con los que desacuerdo), los planteos de los K-economistas que se dicen keynesianos terminan siendo inconsistentes con esos mismos supuestos.

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      rolandoastarita

      27/11/2015 at 16:58

  2. El problema está en asumir que alguien que se hace llamar keynesiano tenga que adherir 100% a lo que decía Keynes (quien, obviamente como ser humano, no era infalible). En la actualidad, muchos keynesianos modernos adhieren a la corriente poskeynesiana (no quisera hablar por Asiain pero por lo que leí de él creería que adhiere a esta corriente), la cual sostiene que la inversión es fundamentalmente inducida, el famoso «acelerador», y esto está respaldado por muchos trabajos empíricos, incluso algunos de autores ortodoxos.
    Si la inversión es inducida, entonces el «olvido» de la inversión tiene bastante lógica y no se debe a que «si se admite la centralidad de la inversión en la demanda, se está obligado a discutir (siempre según el enfoque de Keynes, al que dicen adherir) los determinantes de la eficiencia marginal del capital y de la tasa de interés».
    Saludos

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    Agustín Chamorro

    27/11/2015 at 19:17

    • Por supuesto alguien que se hace llamar keynesiano no tiene por qué adherir al 100% de la teoría keynesiana. Pero aquí no se trata de eso, sino de un economista que habla del principio de demanda efectiva (columna vertebral del argumento de la TG), con referencia explícita a Keynes. Cualquier lector que no haya leído la TG se queda entonces con la impresión de que fue Keynes quien dijo lo que dice el profesor Asiain. ¿Por qué entonces no se dicen las cosas claramente? ¿O es que se usa la autoridad intelectual de Keynes para hacernos pasar gato por liebre?
      Por otra parte, fíjese que la confusión que se introduce lo llevó a usted mismo al error, al punto que en su anterior comentario afirmó que mi planteo era coincidente con el del profesor Asiain.
      En cuanto a la «inversión inducida», si se refiere a que la inversión responde al principio del acelerador, la tesis no resiste no solo el análisis teórico, sino tampoco la prueba de los hechos. Por supuesto, fue funcional para la apología del gobierno K, hasta que la misma experiencia K la derrumbó. Puede consultar aquí y aquí para una discusión, y también el balance. De todas maneras, los defensores de esta idea jamás dijeron que la tomaban de Keynes. Lo cual es para valorar y agradecer, en aras de la claridad de los debates.

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      rolandoastarita

      27/11/2015 at 19:59

    • Buenísima la clarificación Rolando; el concepto de eficiencia marginal del capital es CENTRAL para Keynes como determinante del criterio de inversión, lo repite CONSTANTEMENTE lo largo de toda la Teoría General. La vulgarización de Keynes por parte del populismo es similar a la que el estalinismo hizo con Marx y Lenin. Saludos y gracias.-

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      Mariano

      30/11/2015 at 10:54

  3. «ingreso», «demanda efectiva», «ingreso global real», «eficiencia marginal del capital», etc. He aquí un diccionario que he encontrado para los que no somos duchos: http://www.economia48.com/spa/d/demanda-efectiva/demanda-efectiva.htm

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    José Mercado

    28/11/2015 at 15:52

  4. Los empleados reciben un sueldo $ que pagan los patrones. Y de ese sueldo $ gastan $’, menor que $, que vuelve a los patrones. La diferencia $-$’ para que los patrones no se fundan proviene de la inversión. ¿Y de dónde sale?

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    José Mercado

    28/11/2015 at 17:11

    • Proviene del beneficio. El problema es que Keynes nunca explica la naturaleza de este beneficio, que surge por «recargo» sobre los costos. El problema se repite en todos los keynesianos.

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      rolandoastarita

      28/11/2015 at 17:17

    • Un momento, usted está planteando que la inversión proviene de aquello que no se consume, que a la vez es una fracción del salario.. eso no equivale a afirmar que toda la inversión de un período es una fracción de los salarios?

      Si esto es así, nos vamos a una situación irrealista en donde la inversión es financiada por los magros ahorros de las masas consumidoras, cuando en realidad la inversion depende de las empresas, que deben reinvertir sus utilidades.

      Además, y no menos importante, si la inversión es entendida como una fracción del salario (salario no consumido), eso significa que el salario no cubre solamente la subsistencia del trabajador, como sucede en la obra de Marx. Sería incompatible hasta con la visión marxista.

      Yo dudo que Keynes se refiera a «los empleados» cuando habla del consumo de la demanda agregada. Creo que el concepto es más amplio y abstracto, y puede también incluir a las empresas cuando deciden redistribuir sus utilidades entre los accionistas (otra forma de consumo).

      Otra cuestión, cómo podemos afirmar que lo que no se consume es inversión? Cuanto tiempo hay que tener el dinero guardado para que se considere inversión? Hay veces que el salario no se consume íntegramente porque hay bienes más caros que requieren más tiempo para ser comprados, ejemplo, un auto. Ahora, yo no consideraría a un Automóvil como inversión, al menos que sea un bien de capital de una empresa.

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      Sebastian

      30/11/2015 at 12:24

    • No entiendo qué entendió de la nota (o de la teoría de Keynes). En ningún lado Keynes afirma que el consumo depende solo del salario (tampoco lo dice la nota). La propensión al consumo se establece sobre los ingresos, que están constituidos por salarios y rentas del capital (el tratamiento de los poskeynesianos de Cambridge, por ejemplo Kaldor, será un poco distinto, pero no meto ahora esa cuestión).

      Por otra parte, sobre su pregunta «cómo podemos afirmar que lo que no se consume es inversión?», la respuesta es que precisamente Keynes plantea que no siempre el ahorro va automáticamente a la inversión. Si fuera así, se cumpliría la ley de Say, que está en el centro de la crítica de Keynes. Por eso también es un error importante interrumpir el razonamiento en «los empresarios aumentaron el ahorro» (luego de una inyección de gasto público). Lo cual explica por qué puede haber inyecciones de gasto público (lo muestran muchas experiencias prácticas) sin que se reanime efectivamente la demanda agregada.

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      rolandoastarita

      30/11/2015 at 12:36

  5. Rolando, fui alumno suyo en la UNQUI desde 2002 al 2004 cuando me recibí, volver a leerlo es reconfortante para abrir la cabeza y escuchar otras voces. Cursaria de nuevo las materias con ud para refrescar conceptos y poder disfrutar mas tanto a ud como a los que comentan. Saludos desde Mendoza!!

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    Ramon P

    01/12/2015 at 16:33

  6. interesante como todo lo suyo dr. Astrarita. Pero, me cabe una duda sobre el papel que juega la inversión publica especialmente en el rescate de las crisis cuando precsiamente falla la Inv. privada. ¿Podria ud ampliar un poco esto?…gracias adelantadas.

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    Luis Rosado

    18/05/2020 at 16:25


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