Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

¿Preeminencia de la política, o mandato de los inversores?

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Una de las ideas más repetidas por funcionarios y defensores de los gobiernos kirchneristas fue que, a partir de 2003, “la política” (así, a secas) había pasado a dominar a la “economía” (también a secas). Una idea que pareció ser cierta durante la fase de ascenso del ciclo económico, y la mejora de los términos de intercambio, ocurrida en la primera década de los 2000. Aunque la “preeminencia de la política” mostró sus lagunas-por caso, la inflación no pudo ser manejada a voluntad por la política gubernamental- los años de crecimiento alimentaron la ilusión de que la política de Estado podía superar la restricción de lo económico. Sin embargo, el estancamiento que sufre la economía desde hace cuatro años, combinado con problemas crecientes –caída de las reservas internacionales y endeudamiento a tasas insostenibles, entre otros-, y la propuesta económica del mismo candidato del oficialismo, desnudan la vaciedad del discurso que anunciaba que, gracias al gobierno Kirchner, la política domina a la economía.

El programa del oficialismo

Efectivamente, lo que adelanta Daniel Scioli en reuniones con empresarios e inversores tiene el sello del peso determinante de lo económico: “Vamos a generar un clima inmejorable de negocios”, prometió en el coloquio de IDEA. Luego, en un encuentro con el fondo Greenmantle, dijo que iba a negociar con los fondos buitres, “pero no voy a pagar de más”. Declaraciones que están en línea con lo que habían manifestado algunos de sus colaboradores, el gobernador Juan Manuel Urtubey y los economistas Miguel Beim y Mario Blejer. En EEUU Urtubey afirmó que hay que arreglar con los holdouts, que es necesario normalizarse el INDEC, y que Argentina tiene que volver al mercado de capitales. De regreso en el país, ratificó sus declaraciones, y fue amparado por Scioli.

Blejer sostuvo algo parecido: “hay que buscar la forma de que el problema de los fondos buitre desaparezca”; y agregó que sería positivo para la Argentina convenir una revisión anual del llamado artículo IV, del FMI. Y Beim planteó que es necesario ajustar tarifas, eliminar retenciones, y tomar deuda en el exterior, para lo cual habría que “destrabar la agenda externa”. Lo que equivale a arreglar con los holdouts y normalizar relaciones con los organismos internacionales de crédito. Recordemos que los delegados de Scioli viajaron a Lima para participar en la Asamblea Anual del FMI. Por otra parte, han prometido quitar las retenciones al trigo, el maíz y los productos regionales, y bajar las de la soja, al menos para las zonas menos favorecidas.

Nada de esto es muy distinto de lo que dicen y prometen los economistas de Massa o Macri. Se discuten detalles y formas, no la orientación más general. Por supuesto, algunos altos funcionarios kirchneristas, como fue el caso del Jefe de Gabinete y candidato a gobernador por Buenos Aires, toman distancia y protestan. Pero nadie del oficialismo cuestiona con alguna profundidad la propuesta de Scioli. Es que todos son conscientes de que, en los marcos del capitalismo argentino, dependiente y atrasado, no tienen muchas alternativas. Kicillof puede posar de “patriota antiimperialista heterodoxo”, pero en diálogo con el periodista Morales Solá, de La Nación, sabe explicarse: “Pagar [a los holdouts] es una trampa. No pagar es imposible. Lo entiendo. Estamos trabajando en una negociación, que implica una correlación de fuerzas, como pasó con Repsol” (4/08/15). Como era de esperar, el progresismo “nacional y popular” no hizo escándalo por estas declaraciones. Como tampoco dijo palabra cuando se indemnizó a Repsol (¿no era que debía dinero a Argentina?) o cuando se pagó sin chistar una exorbitancia al Club de París, o cuando se acordaron cláusulas secretas con Chevron. Está todo dentro de lo previsible. Aunque no deja de hablarse sobre la “preeminencia de lo político”.

Más aún, desde el propio ministerio de Economía se admite, de hecho, que la realidad no encaja con el discurso que se difunde. Por ejemplo, los propagandistas del “modelo nacional y popular” afirman que hay que sostener la demanda mediante el gasto público, aun a cosa de un alto déficit fiscal. Pero el Presupuesto enviado por Kicillof al Congreso prevé, para 2016, una reducción del gasto público de 250.000 millones de pesos a 96.000 millones. De la misma manera, se bate el parche del desendeudamiento, pero se toma deuda pagando una tasa de más del 9% en dólares (y aun a esa tasa, hay problemas para endeudarse). Y el Presupuesto prevé una inflación del 14% para 2016, pero Economía paga tasas, en pesos, de más del 25%.

Estancamiento económico y mandato del capital

La cuestión de fondo, la que rige las declaraciones de los Urtubey y Blejer, de los Scioli y Macri, y similares, es clara: las principales fuerzas burguesas son conscientes de que necesitan intentar generar condiciones para que el capital, nacional o extranjero, invierta. Es una constricción que se impone con toda su fuerza a partir del agravamiento de las condiciones económicas. Pero entonces es también la confesión de que la política tiene que subordinarse a la necesidad primera y dominante en una sociedad en que decide la propiedad privada de los medios de producción. Es la admisión de que el Estado tiene, como función clave, “crear un clima inmejorable de negocios” para que los capitalistas se decidan a invertir.

Pero a esto apuntaba Kicillof cuando pagó la indemnización a Repsol por YPF; y cuando pagó al Club de París y al CIADI. Por eso en su momento dije desde este blog que se iba hacia el arreglo con los holdouts. Aunque el arreglo no se produjo, eso no cambia la tendencia de fondo. Se alteran las formas y los tiempos, – y en esto entra el cálculo político- pero no la sustancia. Cualquiera sea el que gane, va a buscar alguna forma de volver al mercado internacional de capitales. Es que durante las crisis, o en los períodos en que se agudizan los problemas económicos, la determinación de la política por las relaciones de producción subyacentes se hace sentir con toda su fuerza.

Los vaivenes de la “autonomía del Estado”

Lo planteado en el punto anterior se relaciona con la dialéctica que parece existir entre autonomía del Estado (o de la política) y el ciclo económico. Desde un punto de vista muy general, durante las fases de ascenso del ciclo económico, a la par que se profundiza la dependencia mutua de productores y consumidores, se desarrollan la independencia e indiferencia mutua, no solo de los productores y consumidores, sino también del Estado. Este último entonces parece estar por encima de las restricciones que impone el mercado. Los gobiernos, los funcionarios, las instituciones del Estado, parecen independizarse de la constricción económica. El Estado dispone de más libertad y autonomía relativa; por ejemplo, para disponer de la parte del excedente del que se apropia por vía de los impuestos.

Por eso, en esas coyunturas de alza se desarrollan las más fantásticas ideas sobre el poder estatal; por ejemplo, que puede suprimir las crisis capitalistas, fijar los precios adecuados, controlar plenamente a las empresas. En tanto se hace abstracción de las condiciones reales de existencia del capital, por doquier se declara que “la política domina a la economía”. Son los tiempos propicios para que los teóricos del “discurso que crea realidades” expliquen que se acabó “la tiranía de la economía” y acusen al marxismo por su “burdo determinismo mecanicista”.

Pero incluso esa idea de independencia de la instancia política, esa abstracción de la idea dominando las relaciones sociales, no es más que la expresión teórica de las relaciones que dominan a los seres humanos (Marx). Seres humanos y Estado proclaman su autonomía y libertad, cuando en realidad son cada vez más dependientes y en esencia están más subordinados a la lógica del mercado y de la valorización del capital. Por eso, el idilio con la independencia abstracta es violentamente barrido cuando hay crisis, o cuando las dificultades económicas, que los seres humanos no manejan, se agravan. En ese punto se acaban los relatos sobre la construcción discursiva de la realidad. La constricción de lo económico se impone con toda su fuerza a través de la no inversión. Por eso, los discursos no pueden cambiar el hecho de que, por ejemplo, el Gobierno argentino se endeuda pagando una tasa de interés que es el doble de la que pagan otros países latinoamericanos. Ni que los capitales solo consideren las perspectivas de ganancias a la hora de decidir una inversión. Por eso también, los integrantes de Carta Abierta ahora podrían seguir publicando sus abstrusas meditaciones sobre la autonomía de lo político, sin que ello alterara en lo más mínimo el hecho de que los dueños del capital no invierten hasta que no consideran adecuada la cuota en el botín de plusvalía que les corresponde.

Como conclusión política

Por eso, las propuestas electorales de Scioli, Massa o Macri, no se explican por alguna debilidad psicológica de los candidatos, sino por una lógica de clase. Que es la lógica del capital “en general”. El ministro Kicillof, o el gobierno de Cristina Kirchner, o el presidente que asuma en diciembre, no actúan como lo hacen porque son “traidores del pueblo”, o porque “claudiquen frente a las exigencias de los grandes capitales”. Más en general, es un error pensar que el gobierno de los Kirchner es un gobierno “reformista, con vacilaciones”. Aquí no se trata de características personales, sino de las relaciones de clase y los intereses que encarnan.

Al margen de roces y tensiones, los gobiernos capitalistas están insertos en relaciones de producción capitalistas. Y lo decisivo para que una economía funcione, y para que el Estado capitalista funcione, es que el capital reinvierta la plusvalía. Pero para eso desde el Estado hay que garantizar las condiciones de reproducción del capital. En esto no hay vueltas. De ahí que este sea el “mandato del capital” para estas elecciones, por sobre los vanos cacareos sobre la autonomía de la política. Por supuesto, un gobierno puede intentar, dentro de un régimen capitalista, el camino alternativo del capitalismo de Estado. Es lo que trató el chavismo en Venezuela, a partir del manejo estatal de la renta petrolera. Pero ni aun con la gigantesca renta que recibió en los 2000 pudo evitar el colapso económico, provocado por la salida de los capitales. Las posibilidades en Argentina son aún más limitadas. Y de esto hay conciencia en la clase dominante, y en sus representantes. Es lo que le aseguran los candidatos del sistema a los inversores. Aunque algunos lo disimulen con melodía nac & pop.

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¿Preeminencia de la política, o mandato de los inversores?

Written by rolandoastarita

16/10/2015 a 16:29

18 respuestas

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  1. Rolo es posible devaluar en 2016 20% o mas sin que produzca gran inflacion como dice cavallo, friguerio, lavagna etc? con las metas inflacionarias se puede devaluar y bajar la inflacion como en otros paises ,donde se bajo la inflacion a un digito ?

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    Ignacio

    16/10/2015 at 16:50

    • La medida en que la devaluación de la moneda se traslada a precios (y salarios) depende en buena medida de la dinámica que se haya traído. En los 1980 las devaluaciones eran seguidas por alzas de precios, y con retraso los salarios; que a su vez eran seguidas de nuevas devaluaciones y alzas de precios; al final, se devaluaba porque subían los precios y los precios subían porque se devaluaba (o las subas se anticipaban a las devaluaciones). Así se entró en una dinámica hiperinflacionaria; los salarios en términos reales cayeron fuertemente, pero la alta inflación hacía casi imposible la acumulación.
      En 2002, dada la desocupación y recesión, la devaluación se trasladó muy parcialmente a precios (ese año la tasa de inflación fue del 42%). En cambio, cuando se produjo la última devaluación fuerte, la suba del tipo de cambio real fue anulada en pocos meses por la inflación. Ahora es posible que suceda algo semejante; aunque es posible que el próximo gobierno busque algún tipo de acuerdo con las cúpulas sindicales para contener salarios, si se devalúa.
      No puedo analizar aquí la política de «meta inflacionaria». Solo decir que el manejo de la tasa de interés (es clave en las políticas de «inflation targeting»), dada la fuga de capitales, no puede ser una «herramienta» de política anti-inflacionaria.

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      rolandoastarita

      16/10/2015 at 17:41

    • Rolando, en el último párrafo de su respuesta a Ignacio dice que «el manejo de la tasa de interés (es clave en las políticas de “inflation targeting”), dada la fuga de capitales, no puede ser una “herramienta” de política anti-inflacionaria.» Mi pregunta es simple: ¿porqué?

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      Mariano

      19/10/2015 at 07:37

    • Sería un poco largo de explicar, pero los programas de “inflation targeting” toman en cuenta, para decidir la política del Banco Central (que pasa por regular la tasa de interés, no la masa monetaria) la llamada brecha del ingreso (el Central baja la tasa de interés cuando el ingreso efectivo es menor al llamado ingreso potencial,y viceversa) y la diferencia entre la inflación objetivo (generalmente 2%, según regla Taylor) y la inflación efectiva (baja la tasa de interés cuando la inflación efectiva es más baja que la inflación objetivo, y viceversa).

      En un país en el que hay una fuerte fuga de capitales -fuga que impulsa la depreciación de la moneda, y esta a su vez impulsa la inflación, lo que aumenta las expectativas de nuevas depreciaciones, etcétera- la suba de la tasa de interés tiene como objetivo frenar la salida de capitales. Lo cual da alas a movimientos especulativos: Capitales líquidos que aprovechan coyunturas de retraso del tipo de cambio, se colocan a interés en moneda local y toman seguros de cambio en el mercado de futuros -hoy el Bco Central está vendido en futuros por unos 9000 millones de dólares-, lo que les proporciona un fabuloso negocio. Pero esta operatoria está lejos de significar inversión productiva. Por lo tanto, en estos casos se busca que la tasa de interés incida sobre el tipo de cambio (de contado y en las expectativas de su evolución); pero así, en la medida en que se controla la inflación retrasando el tipo de cambio y aumentando la tasa de interés local, se favorece la especulación financiera. De ahí las similitudes entre lo que ha estado pasando estos últimos meses y las recetas “neoliberales” más típicas.

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      rolandoastarita

      20/10/2015 at 14:20

    • Mariano, creo q rolando se confundió y publico una respuesta a tu pregunta en otra nota
      https://rolandoastarita.wordpress.com/2015/10/10/pobreza-k-y-el-yelmo-de-niebla/#comment-17433

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      Gus

      20/10/2015 at 12:39

    • Es cierto, recién ahora me doy cuenta. Lo voy a arreglar

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      rolandoastarita

      20/10/2015 at 14:19

  2. Adrian Piva discute la preeminencia de la política o la economía en el gobierno K, en este video. que opinas?

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    Alicia

    16/10/2015 at 16:53

    • Por lo que entiendo del video, Adrián explica al kirchnerismo esencialmente por la política, por la necesidad de construir hegemonía y desplazar la contradicción capital trabajo. No es el enfoque con el que analizo al kirchnerismo, se puede ver en las notas anteriores en que analizo la política económica a partir del 2003.

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      rolandoastarita

      16/10/2015 at 20:05

    • Habría que verlo bien pero me parece que lo que Adrian dice no es incompatible con el análisis de rolo.

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      Sebastian

      17/10/2015 at 01:16

    • No tengo muy en claro si tengo diferencias grandes con el análisis de Adrián. Sí percibo que tal vez subyace un enfoque distinto. En mi opinión, las políticas que se han ido desplegando desde el 2003 (y también antes) obedecieron más a respuestas coyunturales (en muchos casos a problemas macroeconómicos, pero también a necesidades políticas inmediatas) que a una «construcción de hegemonía estratégicamente orientada». Pienso que incluso muchas veces el discurso trató de justificar a posteriori decisiones que se tomaron de forma completamente empírica (por ejemplo, la 125 que desató el conflicto con los empresarios del campo).

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      rolandoastarita

      17/10/2015 at 10:31

  3. Rolando, por qué el kirchnerismo no es un gobierno «reformista»? Existe o existió alguno?

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    Hugo

    16/10/2015 at 18:29

    • Cuando empleo el término «reformista» me refiero a la idea, bastante extendida en sectores de la izquierda, de que el kirchnerismo fue un gobierno con rasgos progresistas, que aprovechó los mayores márgenes de maniobra frente al imperialismo –dadas las condiciones internacionales propicias- para conceder mejoras a los sectores más empobrecidos de la población. Sin embargo, sigue la explicación, el kirchnerismo no rompió con la dominación imperialista, y mantuvo los numerosos compromisos contraídos por los gobiernos anteriores con el gran capital.
      Desde este abordaje, entonces, la crítica se centra en que el kirchnerismo no emprendió un camino de reformas radicales. Por ejemplo, se sostiene que el kirchnerismo tuvo una política “timorata” al reglamentar el comercio exterior, que es manejado por privados. O que tuvo una posición «claudicante» ante el CIADI o el Club de París. Esto es, no adoptó una postura más combativa, etcétera. El análisis que presento en la nota es muy distinto.

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      rolandoastarita

      16/10/2015 at 19:45

  4. Rolo, estoy un poco abordando el ciclo en las últimas décadas. Es curioso cómo se leen las cosas de una manera distinta ante la misma situación. Sobre todo pensando en la fase alcista del último ciclo y las cosas que se dicen o han dicho.
    En 2002 se realiza un ajuste brutal. Hablando genéricamente, la tasa de plusvalía se eleva enormemente. También crece la tasa de ganancia. A partir de ahí comienza a reducirse el desempleo, comienza a crecer la inversión, etc.
    Naturalmente el salario real dentro de esa dinámica se irá recomponiendo en mayor o menor medida, incluso incrementándose la participación asalariada en el ingreso. Nuevamente hablando en forma genérica y al nivel del total de la economía, la tasa de plusvalía irá reduciéndose desde un pico crítico, como antes los hizo desde 1976, 1982, 1989. Esto NO implica sin embargo que las ganancias se redujeran. Muy por el contrario, estas crecieron siendo este un indicador fundamental para los propios capitalistas. No obstante, a la hora de hablar de «concesiones» en los años iniciales del último ciclo muchas caracterizaciones de partidos de izquierda marxista u oficialistas, se tiende a transmitir esta idea, de que los empresarios perdieron algo por la presión social establecida con el «Argentinazo» (que no evitó uno de los ajustes más brutales de la historia argentina curiosamente) en un caso o para realizar la sacrosanta alianza entre capital y trabajo en el otro. Claro que no. La masa de ganancias de los capitalistas se expandió sostenidamente desde 2002 hasta 2008 (luego hay un comportamiento más errático) aun con una paulatina reducción en la participación de las ganancias respecto a los salarios. Lo que «perdían» los capitalistas en este último punto, estaba más que compensado por el incremento de la fuerza de trabajo (cuyo trabajo vivo es la base de la masa de plusvalía) y la productividad.
    Como que se deja de lado que la masa de plusvalía puede crecer por un cambio en la tasa o por un incremento de la fuerza de trabajo, todo lo demás constante obviamente.
    Entonces algún partido luego caracteriza que la crisis «orgánica» aun en 2006 no estaba definida, como viendo sólo las «»»concesiones»»» y no que se basaban en un crecimiento monstruoso de las ganancias, de la bolsa de caramelos. O algún intelectual oficialista entiende que estamos en el regreso del peronismo y el fin del ciclo y las crisis, claro hasta que la masa de ganancias comienza a estancarse y digamos la realidad le cae a sopapos a esa euforia (luego entonces empiezan a producir las nuevas interpretaciones sobre por qué no pasó y hasta se ponen críticos y desempolvan explicaciones).

    Saludos

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    Esteban Maito

    17/10/2015 at 19:20

  5. Política es economía concentrada. Ningún charlatán ‘nacional y popular’ lo puede refutar. Su propia demagogia lo confirma.

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    AP

    17/10/2015 at 20:18

  6. Más allá de todo el chamuyo, es la lógica del capital lo que condiciona a la política burguesa y ni siquiera la más pusilánime complicidad intelectual con el relato nac&pop lo puede tapar.

    Haría falta un «Argentina Debate» de los equipos económicos de los distintos candidatos para que sea más transparente el acuerdo que hay entre quienes se presentan como el agua y el aceite.

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    Danilo Castelli

    18/10/2015 at 11:10

    • Interesante la propuesta de ‘Argentina Debate’ de los equipos económicos. Me gustaría enormemente conocer la receta del equipo del FIT. Tal vez ahí se terminaría la charca y se verían obligados a hablar las cosas como son, o se les matarían de risa. Saludos compañero, te debo una respuesta. A la brevedad la envío o lo comento aquí para conocimiento de todos.

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      AP

      18/10/2015 at 16:15

  7. “… Recuperar la credibilidad en el Indec; «acuerdo social» entre el Estado, las empresas y los sindicatos que permita anclar las expectativas; Converger gradualmente al equilibrio fiscal vía el manejo eficiente de la «caja» en el corto plazo y la implementación de una regla fiscal consistente con un crecimiento del gasto público por debajo del crecimiento de la recaudación tributaria en el mediano plazo.; converger gradualmente hacia un tipo de cambio real; mejorar la rentabilidad de los sectores generadores de divisas por la vía fiscal; utilizar la herramienta del crédito internacional; soltar gradualmente los controles de capitales; descenso del costo de fondeo en los mercados internacionales de crédito; incrementos sostenidos de productividad; el litigio con los fondos buitre en Nueva York, donde la necesaria solución del conflicto debe quedar supeditada a un resultado justo para la Argentina; …”

    Eufemismos para techo a las paritarias, ajuste fiscal, devaluación gradual, reducción de retenciones, toma de deuda externa, zona franca para los capitales, mayor explotación del trabajo, arreglo con los buitre, etc.

    Ese es el programa de Scioli, pero también de Macri y Massa. El programa ya ganó, sólo estamos eligiendo entre quiénes lo llevarán a cabo. La progresía K es una de las principales derrotadas.

    Fuente: http://www.cronista.com/3dias/Miguel-Bein-10-razones-para-votar-a-Daniel-Scioli-20151016-0018.html

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    Lucas

    20/10/2015 at 14:52

  8. Buen día profesor le pregunto ¿que consecuencias traería dejar de pagar la deuda externa ?. propuesta tan difundida por los partidos de izquierda . desde el desconocimiento se me viene a la mente que ningún inversor extranjero va a poner un sope en el país

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    Havok

    21/10/2015 at 11:03


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