Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Pablo Rieznik

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En la madrugada de ayer, 17 de septiembre, falleció, víctima de un cáncer, Pablo Rieznik, dirigente del Partido Obrero. Pablo también fue docente de Economía en la facultad de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales. Con esta breve nota quiero rendir homenaje a un compañero que fue un ejemplo de militancia y constancia revolucionaria. En lo personal, Pablo también enlaza con un período de mi vida, entre 1969 y 1974, cuando milité en el viejo Política Obrera, antecesor del actual Partido Obrero. Pablo formó parte de esa juventud que sintió a pleno el impacto del Cordobazo, del mayo francés, de la primavera de Praga y del ejemplo de compromiso militante del Che. Fueron tiempos en que “una emoción sublime reinó, un entusiasmo de espíritu hizo estremecerse al mundo”. Y Pablo se mantuvo fiel a ese “entusiasmo de espíritu” hasta el final. De ahí que, a pesar de que desde hace muchos años nuestros caminos políticos se separaron, – y no pocas veces discutimos fuerte sobre diversos temas- jamás puse en duda acerca de en qué lado de la divisoria de clases estaba.

Sin embargo, mucho de esto se leerá por estos días en la prensa del PO y posiblemente de los partidos del FIT. Por eso, lo que quiero hacer con este pequeño homenaje es transmitir a los jóvenes militantes un mensaje: por fuera de las diferencias políticas y teóricas que pueda haber entre nosotros, hay uniones de compromiso social y revolucionario profundas, que marcan nuestras relaciones. Creo que nunca deberíamos olvidar esto, por más ásperas que sean algunas polémicas.

La última vez que hablé con Pablo fue en octubre del año pasado, debido a una nota sobre teoría marxista del dinero que publicó En defensa del marxismo. Allí me contó que estaba luchando contra un cáncer. Me asombró la entereza, y hasta diría el optimismo, con que afrontaba la enfermedad. Era Rieznik de cuerpo entero.

Para finalizar, una pequeña anécdota, con deuda que no terminé de saldar: tiempo atrás había criticado su interpretación de la teoría de Ricardo sobre salarios. Hace pocas semanas, releyendo sobre el asunto, había llegado a la conclusión de que yo estaba equivocado, y le escribí para decírselo, y que podía usar como quisiera mi admisión. Me devolvió la comunicación con un “gracias”, pero me quedó pendiente pedirle un café para charlar el tema.

Ahora ya no habrá charla sobre salarios, ni café, y menos todavía ocasión para nuestras “furiosas peleas” en mesas redondas sobre si el capitalismo está, o no, en crisis crónica. Adiós Pablo, hasta la victoria.

Written by rolandoastarita

18/09/2015 a 13:00

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22 respuestas

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  1. Hermosas tus palabras Rolo. Abrazo grande

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    Toti Toti

    18/09/2015 at 13:11

  2. Para los que lo quieran conocer https://www.youtube.com/watch?v=EaFjIk4pm20

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    José Mercado

    18/09/2015 at 14:32

  3. Muy lindo, Rolo. Hoy en el cementerio, Altamira contó la misma «anécdota» que vos comentás en el final de tu nota. Era para hablar de Pablo, pero habló muy bien de vos. Se nos fue un irreverente. Nosotros, tuvimos el honor de llevarlos juntos en nuestra lista de Profes en Sociología. Gracias por eso también. Cecilia Rossi.

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    Cecilia Rossi

    18/09/2015 at 14:47

  4. Era un grande golpeador. Fue conocido por organizar una patota que golpeo a estudiantes de Filosofía y Letras de la UBA, que le habían armado una fracción al Partido Obrero. Yo lo recuerdo muy bien a él y a esa intervención suya, tengo una memoria muy buena. Su recuerdo se hace mas evidente a la noche, porque me cuesta respirar con la nariz que me rompió de una trompada el valioso compañero… Espero que no les moleste ver la otra cara de la moneda

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    Graciela Monteagudo

    18/09/2015 at 21:31

  5. Me llamó la atención tu comentario Graciela. Es que ese episodio me lo había relatado un compañero de confianza que fue testigo de los hechos. Creo que fue en 2005-6. Me habló de una patoteada y una cachetada (lo que por supuesto no le quita gravedad al asunto). No me asombró en lo más mínimo considerando los profusos antecedentes de PO en el trato hacia ex compañeros convertidos súbitamente en ‘enemigos del partido’ (y por consiguiente, de la revolución) que preceden y suceden a ese indigno suceso.

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    AP

    19/09/2015 at 14:22

    • Fue en el 91, probablemente. la fecha exacta no recuerdo. Pero si se que fue una trompada, lejos de una cacheta. aterrice debajo de la mesa de Patria Grande en el primer piso de Filo, las chicas me levantaron del piso. No fui la unica golpeada. Ese dia golpearon a varios compañeros de la facultad, que todavia tenian pertenencia formal al partido. Tampoco fue la unica vez que el PO armo patotas para sostener a su direccion burocratica, de la que rieznik era parte. una pena que ahora todxs parecen querer re-escribir la historia.

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      Graciela Monteagudo

      20/09/2015 at 11:04

  6. Rolo, muy buen comentario. Comparto tu despedida: hasta la victoria!

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    Alberto Teszkiewicz

    19/09/2015 at 21:06

  7. Recuerdo la salvajada explicitada por Graciela. También recuerdo otras más del PO contra la «Naranja» de Filo (UBA). Una práctica militante común a casi todas las sectas. Todos los que alguna vez hemos militado en alguna secta trotskista (y en general en cualquier capilla izquierdista) recordamos episodios de esa naturaleza. Yo recuerdo la salvaje emboscada que le hizo el MAS al PTS en 1988, apenas los militantes que luego formaron el PTS se alejaron del MAS. También recuerdo en elecciones de centro de estudiantes de Ciencias Sociales (UBA) una feroz batalla entre el PO y el PTS y en otra oportunidad entre el PTS y el MST. Y recuerdo muchas más: sólo para referirme al último lustro: la salvaje agresión del PO a militantes de ese grupo que sufre síndrome de Estocolmo llamado TPR… El mismo Rolando puede dar testimonio de salvajadas, por ejemplo cuando lo echaron del PTS y también de las barbaridades propagadas por Brunello y su secta LSR cuando dejó de activar (y también muchos años después) en esa capilla «unificada con Liga Marxista»…
    El comentario de Graciela es pertinente y se enlaza con otros post de Rolando donde una y otra vez insiste con los métodos de discusión en la izquierda.
    Saludos,
    Fernando.

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    Fernando

    20/09/2015 at 11:56

    • Fernando. Si querés hacer una lista de ‘salvajadas’ como tu las llamas, te quedarías sin papel. El problema es determinar si estos ‘exabruptos’ son el producto de alguna desviación individual o reflejan la naturaleza profunda que se esconde tras la máscara. El dilema sigue siendo: organización política de una clase obrera revolucionaria o partido burocrático cristalizado que lucha por el interés de su propio aparato por encima de cualquier otra consideración.En otras palabras: Partido revolucionario de la clase obrera o secta burocrática con una dirección intelectualoide que opera sobre la clase obrera como tropa de maniobra.

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      AP

      20/09/2015 at 13:29

  8. Pd: Me gustó lo del Síndrome de Estocolmo.

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    AP

    20/09/2015 at 13:31

    • AP: no sé si «partido», tengo mis dudas. Lo de organización no burocrática, sí estoy seguro.
      Robert Michels, alemán militante de izquierda luego convertido al fascismo en Italia, escribió un hermoso libro donde refería la «ley de hierro de la oligarquía» de los partidos políticos. Con elementos aportados por Weber y Marx, llegó a la conclusión de que todo partido ineluctablemente se burocratiza.
      Estoy de acuerdo con Michels. Por eso estoy en contra de la idea leninista-trotkista de «centralismo democrático» y de la idea leninista-bordiguista de «centralismo orgánico»; y tengo mis dudas de la idea socialista pre-Quéhacer de la IIª Internacional (Kautsky-Pannekoek-Luxemburgo: lo mismo da) de partido no centralista-democrático porque también construyeron organizaciones burocráticas. No sé qué organización que no degenere en la burocratización puede construirse, dado que todas las experiencias políticas y sindicales (FORA, CNT española, etc.) que conozco han degenerado en la burocratización.
      Saludos.

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      Fernando

      20/09/2015 at 16:03

    • De acuerdo que tenemos que pensar más allá de los partidos políticos, al menos si nuestro objetivo es el comunismo. Si queremos hacer política dentro del sistema institucional actual entonces sí, tenemos que hacer un partido político. Pero la organización para el comunismo (me refiero al comunismo como movimiento que anula y suprime el actual estado de cosas, no como ideología) no puede ser un partido político. Ya es un tema saldado en el siglo XX.

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      Danilo Castelli

      21/09/2015 at 13:22

  9. Fernando. Te agradezco la respuesta. Lo que decís da para una extensa discusión que no puedo abordar aquí para no salirme de tópico y abusar de la amplitud de este blog. Si querés y si el moderador lo permite podés publicar un mail y la seguimos. Saludos.

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    AP

    20/09/2015 at 17:53

  10. Si toda organización puede degenerar en burocratización no hay que organizar y esperar que los explotados, sin organizarse, se independicen ideológicamente, derroten a la burguesía y a sus aparatos estatales, supraestatales y paraestatales de la represión.

    Vale decir, hay que conformarse con lo que hay porque eso es imposible.

    Del hecho de que algunas organizaciones políticas se burocratizaron no se sigue la consecuencia de que toda organización se burocratizará. A la vez, no creo que sea posible encontrar una «forma» de organización que impida la burocratización. Me parece que exigirle eso a una forma es caer en un fetichismo formal.

    Si la burocratización tiene fundamentos sociales y políticos será luchando contra esos fundamentos que se podrá evitar la burocratización.

    Es paradójico el ejemplo del POSDR, y luego del partido bolchevique, que fueron un hervidero de luchas internas, de debates ideológicos muy profundos, que no se compadecen con la idea de una estructura burocratizada.

    El proceso de burocratización del partido bolchevique comenzó precisamente en el momento en que se combatía por «conservar» lo conquistado a fuerza de grandes sacrificios. Hasta ese momento, sus principales dirigentes se habían insubordinado al partido en varias oportunidades, algunas veces correctamente (como Lenin) o incorrectamente (como Kamenev y Zinoviev). No creo que una estructura burocrática sea capaz de generar cuadros con la capacidad de crítica que se vio por aquéllos años de principios de siglo XX.

    Ahora bien, pienso que es razonable que en un contexto de aislamiento, atraso, agotamiento de la economía, incremento de la miseria, ataque de potencias imperialistas, la revolución rusa se replegara en un cada vez más grande aparato estatal de defensa y que pasaran a predominar los elementos conservadores del aparato.

    Pero este derrotero no estaba prefijado en la estructura organizativa del partido bolchevique.

    Respetuosamente, creo que es hablar con el diario del lunes y se trata de una argumentación falaz. La conclusión no se sigue de la premisa. Burocratización no es la consecuencia lógica de partido.

    Saludos

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    Lucas

    21/09/2015 at 18:28

    • No tiene absolutamente ninguna base plantear que sólo el «stalinismo» promovió -y fue en parte la cristalización de- la sustitución burocrática de la clase obrera por el partido. Tampoco que la «vieja guardia» bolchevique aceptó la dictadura partidaria a regañadientes, como lamentable necesidad dadas las «condiciones rusas». Dejo dos intervenciones que tuvieron lugar en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista (1920), una de Lenin y otra de Trotsky (que siguió a la primera, en apoyo), esto cuando se discutía el rol de los partidos comunistas a escala mundial:

      Lenin: «Compañeros, me gustaría hacer un par de comentarios sobre las intervenciones de los camaradas Tanner y McLaine. El compañero Tanner decía que él y los otros estaban por la dictadura del proletariado, pero que por ésta se referian a algo distinto que nosotros. Sostuvo que por dictadura del proletariado nosotros queremos en realidad decir la dictadura de la minoría organizada y con consciencia de clase. Pero precisamente una característica de los partidos políticos obreros es que, bajo las condiciones del capitalismo donde los obreros siempre son explotados y no pueden desarrollar sus capacidades humanas, éstos sólo pueden abarcar a una minoría de la clase, de la misma manera que los obreros con real consciencia de clase sólo constituyen una minoría en toda sociedad capitalista. Estamos por tanto forzados a reconocer que la gran masa de obreros sólo puede ser dirigida y guiada por una minoría consciente».

      Trotsky: «Hoy hemos recibido una propuesta del gobierno polaco para firmar la paz ¿quién decide esta cuestión? Tenemos el Consejo de Comisarios del Pueblo, pero éste tiene que estar sujeto a alguna supervisión ¿supervisión de quién? ¿de una clase obrera, masa amorfa y caótica? No. El Comité Central del partido debe discutir la propuesta y decidir si acaso debe ser respondida. Y cuando enfrentemos una guerra, creemos nuevas divisiones, y debamos reunir las mejores fuerzas para ellas ¿a quién apelamos? Al partido. Al Comité Central. Y se le ordena a cada comité local a que envíe comunistas al frente. Lo mismo corre para el problema agrario, el problema alimenticio y todos los otros problemas ¿quién resolverá estos problemas en España? El Partido Comunista de España y estoy seguro que el compañero Pestaña será uno de los fundadores de ese partido».

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      J

      22/09/2015 at 13:37

  11. Lucas. Lo que han dicho otros compañeros no es que toda forma de organización deriva en burocratización, sino una en particular: El partido.
    En consecuencia, creo, nadie está hablando de cruzarse de brazos a esperar que las masas populares se emancipen a si mismas espontáneamente, con las manos desnudas, sin organización alguna.
    Personalmente, yo reivindico la necesidad del partido. Pero la discusión recién arranca en la aseveración.
    Habría que ver que tipo de partido, en que circunstancias históricas y con que régimen de funcionamiento. Evidentemente, no un partido moldeado según los cánones de los partidos burgueses, es decir, una élite dominante que monopoliza las funciones directrices de un estado gestionado por minorías en beneficio de la perpetuación de un estrato dominante.
    No un partido que lucha por el poder para si mismo convencido de su espíritu desinteresado, espoleado por la persecución de su verdad y nutrido por la virtud declamada, invocando reales o supuestos ‘intereses sociales’ que afirma representar mejor que nadie.
    Trotski había sentenciado una vez que el estalinismo no era la reafirmación revolucionaria del bolchevismo, sino, su negación termidoriana. Habría que investigar a fondo si en el propio bolchevismo no fincaba ninguna raíz y toda la ulterior deformación monstruosa fue producto de factores objetivos incontrolables. Es un tema de debate hasta hoy.
    De todos modos, no hay que olvidar de donde partió esta discusión. Habría que tratar de dilucidar por que en determinadas organizaciones y sus cuadros dirigentes pueden coexistir, tanto la lucha denodada contra la burguesía, como acciones represivas contra compañeros y trabajadores. ¿Una concepción de la función del partido y el socialismo o solo factores objetivos? En este último caso: ¿Cuales?

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    AP

    21/09/2015 at 21:22

    • La terminología de Trotsky da la pista. El bolchevismo, especialmente de mano de Lenin, adoptó rasgos del jacobinismo. Es históricamente comprensible dado la situación semifeudal rusa que las fuerzas subversivas adoptaran estos rasgos. Lenin propuso conscientemente adoptar y adaptar las formas organizativas conspirativas y centralistas de los narodniki a la socialdemocracia rusa. Hay varias expresiones de Lenin que reivindican a los jacobinos en sus escritos y en congresos. Pero más allá de esta autoconciencia, este jacobinismo del bolchevismo se lo puede apreciar con un examen de su praxis, especialmente en relación con el campesinado y la clase obrera.

      «El bolchevismo tiene todas las características fundamentales de la política revolucionaria burguesa, intensificadas por el discernimiento (tomado del marxismo) de las leyes del movimiento de las clases sociales. La frase de Lenin, «el socialdemócrata revolucionario es el jacobino ligado a las masas», es más que una comparación externa. Es, más bien, una expresión de la afinidad interna, técnico-política, con el movimiento de la pequeñaburguesía revolucionaria de la Revolución francesa.»
      https://www.marxists.org/espanol/wagner/1934/tesis.htm

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      Danilo Castelli

      22/09/2015 at 09:11

  12. Debatir con el diario del lunes es lo que hicieron Marx y los mismos bolcheviques. ¿Se supone que tenemos que negarnos a aprender de la experiencia del siglo XX?

    Las posiciones que se basan en excusar todas las acciones bolcheviques y la burocratización del PCUS por las circunstancias de aislamiento, guerra civil, invasión, atraso, etc. no sirven para avanzar en el debate que tenemos hoy por delante. Las posiciones anarquistas que condenan a los bolcheviques y a través de ellos al marxismo tampoco sirven.

    Yo por mi parte voy a aprovechar los debates que hubo, antes, durante y después de la revolución rusa, sobre la relación entre el comunismo y la forma partido. Debates que no solo se limitan a los errores -y horrores- que pudieron haber cometido los bolcheviques (empezando por Lenin y Trotsky), sino que son debates sobre el contenido y la forma de la praxis comunista. Pasa que en este debate, al menos en Latinoamérica, solo hemos escuchado la campana leninista. Casi toda la izquierda conoce el folleto «El izquierdismo…» ¿pero quiénes conocen las respuestas a ese folleto que hubo desde la izquierda comunista germano-holandesa? Sin ese conocimiento el debate sobre el partido es pobrísimo y siempre va a tender a decir que los bolcheviques tuvieron la razón o que hicieron lo mejor que pudieron y la conclusión es que hay que hacer «lo mismo pero mejor»…

    Un texto para empezar:
    Carta abierta al camarada Lenin (1920)
    Respuesta al folleto de Lenin «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo»
    https://www.marxists.org/espanol/gorter/1920/carta-abierta.htm

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    Danilo Castelli

    22/09/2015 at 09:00

    • Compañero Danilo. Hace muy bien en publicar esta crítica y no es la única.
      Esta en particular, la leí hace muchos años.
      La izquierda comunista ha de volver a hablar desde la tumba sin nombre en que la sepultaron detractores y oportunistas de todas las especies. Eso no equivale a erigirla en poseedora de la auténtica verdad. Todo ha de ser sometido a crítica nuevamente.
      En lo personal, siempre pensé que ‘Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo’ con todas las notables enseñanzas que encierra, siempre fue un texto más polémico y destinado a sellar la ‘autoridad’ bolchevique en la Tercera Internacional, que riguroso y que dejaba puertas abiertas para el despliegue de toda suerte de capitulaciones.
      No es casual que haya sido la biblia de los aprovechadores que lo utilizaron como ‘carta blanca’ para el oportunismo.
      Si lo juzgamos por los resultados históricos, el ‘triunfo’ sobre la ‘ultraizquierda’ no ha parido más que conciliacionismo socialdemócrata y estalinista y un ‘trotskismo’ que se ha deslizado constantemente por la misma pendiente complementado con la utilización del ‘código penal rojo’ contra toda forma de disidencia y pensamiento crítico, aún en las manifestaciones microscópicas de la gran tragedia represiva que tenemos bajo análisis y de la cual partimos para teorizar.

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      AP

      22/09/2015 at 10:01

    • Coincido en que lo que dijo la izquierda comunista germano-holandesa no debe ser la última palabra de la cuestión. O sea, coincido con no repetir la actitud de la izquierda leninista en sus distintas versiones (stalinista, maoísta, troskistas, guevarista).

      Mi intención es pluralizar el debate y por eso tuerzo la rama hacia la voz menos escuchada y conocida. Si no todo queda dentro del clásico juego bolchevismo vs la amalgama anarquismo+menchevismo+burguesía.

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      Danilo Castelli

      22/09/2015 at 15:37

  13. AP, mi referencia a no caer en el fetichismo de la forma, en relación a las organizaciones en general, fue en respuesta a una apreciación de Fernando que excedía la cuestión del partido en tanto sostenía: «No sé qué organización que no degenere en la burocratización puede construirse, dado que todas las experiencias políticas y sindicales (FORA, CNT española, etc.) que conozco han degenerado en la burocratización.»

    Conocía el escrito de Wagner, no así el de Gorter. En rigor no estoy de acuerdo con las posiciones de Wagner. Más tarde si puedo hago algún comentario porque las tendría que releer.

    De todos modos, cabe recordar que en el «Qué Hacer?» Lenin plantea una organización del partido revolucionario para las condiciones rusas de actuación política. Dos décadas después la Tercera Internacional aprobó un documento sobre estructura organizativa de los partidos que, según Lenin, no había sabido traducir la experiencia rusa a la realidad de otros países y por tanto consideraba a esa resolución como letra muerta.

    El punto que a mí me interesa es: ¿la existencia de luchas internas, de discusiones profundas en el seno de una organización, es expresión de una organización burocratizada o de una organización que educa a sus integrantes en el pensamiento crítico?. No es posible tratar la cuestión de la burocratización olvidando sus raíces sociales y remitiéndose exclusivamente a una cuestión de forma.

    El texto de Michels sobre los partidos había sido analizado por Gramsci durante su encierro. El revolucionario italiano daba una idea de cómo, a su criterio, se podía evitar la burocratización del partido revolucionario: «[Es preciso observar, sin embargo, que una cosa es la democracia en el partido y otra la democracia en el Estado: para conquistar la democracia en el Estado puede ser necesario (o mejor es casi siempre necesario) un partido fuertemente centralizado; y aún más: las cuestiones de democracia y de oligarquía tienen un significado preciso que está dado por la diferencia de clase entre jefes y gregarios. La cuestión deviene política, o sea adquiere un valor real y no sólo de esquematismo sociológico, cuando en la organización se producen escisiones de clase: esto ocurrió en los sindicatos y en los partidos socialdemócratas. Si no existen diferencias de clase la cuestión es puramente técnica (la orquesta no cree que el director sea un patrón oligárquico) de división del trabajo y de educación, es decir: que la concentración debe tener en cuenta que en los partidos populares la educación y el «aprendizaje» político se verifica en gran parte a través de la participación activa de los gregarios en la vida intelectual (discusiones) y organizativa de los partidos. La solución del problema, que se complica justamente por el hecho de que en los partidos avanzados los intelectuales cumplen una gran función, puede encontrarse en la formación de un estrato medio colocado entre los jefes y las masas, que sea lo más numeroso posible y que sirva de equilibrio para impedir a los jefes desviarse en los momentos de crisis radical y para elevar cada vez más a las masas]» (Gramsci, Antonio, Robert Michels y los partidos políticos, en Notas sobre Maquiavelo, sobre política y el Estado moderno. El moderno príncipe. Se puede consultar en http://www.gramsci.org.ar).

    Saludos

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    Lucas

    22/09/2015 at 14:08

    • Yo creo que en este tema hay que aplicar con más que nunca el principio de ir a la realidad, a la teoría, a la realidad. La teoría puede sonar brillante por su sencillez, su impacto y su coherencia lógica interna. ¿Pero qué pasó efectivamente? ¿Se cumplió en la práctica eso que se dijo en la teoría? Y hay que ser implacables en las conclusiones, no ponerse a justificar con circunstancias atenuantes, errores de aplicación, traiciones, desviaciones…

      La teoría del centralismo democrático, por ejemplo, es muy bonita. ¡Qué tentación! Abarca lo mejor de dos mundos: la máxima participación y la máxima eficacia. Ok, pero ¿qué es lo efectivamente hacen las organizaciones que dicen funcionar bajo ese principio? ¿Evitan la burocratización o no?

      En el mismo sentido está muy bueno ese texto de Gramsci, ¿pero qué experiencia lo sustenta? ¿Qué partido funcionó como él dice?

      Sobre la pregunta que hacés:

      «¿la existencia de luchas internas, de discusiones profundas en el seno de una organización, es expresión de una organización burocratizada o de una organización que educa a sus integrantes en el pensamiento crítico?»

      La respuesta corta es que sí puede haber discusiones profundas en el seno de una organización burocratizada. ¿Por qué no? La cuestión es quiénes participan de esa discusión y en qué grado. La discusión puede ser profunda dentro del CC sin conocimiento del resto del partido. La discusión puede publicarse en boletines internos para cumplir con una regla formal de transparencia y aun así los demás miembros del partido ser convidados de piedra. Pensar que una organización donde hay discusiones profundas no puede estar burocratizada sí me parece un fetichismo de la forma. La medida para la burocratización de una organización está en la participación efectiva de sus miembros y en las medidas que la organización tome para desarrollar las capacidades y oportunidades de esa participación efectiva.

      «No es posible tratar la cuestión de la burocratización olvidando sus raíces sociales y remitiéndose exclusivamente a una cuestión de forma.»

      De acuerdo, por eso uno de las críticas más brillantes hechas hacia el leninismo es su carácter revolucionario-burgués. La concepción de la revolución donde la mayoría participa insconscientemente, siendo dirigida o guiada por una minoría consciente, es burguesa. ¿La única diferencia entre el comunismo y la revolución burguesa es el régimen social que se piensa crear y la clase que la protagoniza? Yo digo que también hay diferencias de forma.

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      Danilo Castelli

      22/09/2015 at 15:55


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