Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Trabajo potenciado y una crítica desde México (2)

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A raíz de la nota anterior, Sebastián Hernández Solorza (en adelante, SHS) envió una respuesta a la sección Comentarios del blog; la reproduzco más abajo (y puede leerse completa en Comentarios). Ahora el eje de SHS pasa por decir que la función de producción que elaboró junto a Alan Deytha Mon, y que demostré que era un sinsentido, no tiene importancia para la crítica que me hacen. Sin embargo, se trata de la función que, según HyD (Hernández y Deytha), representa el trabajo concreto. Un concepto que, siempre según mis críticos, es fundamental -junto al trabajo abstracto- para «demostrar» que mi planteo está equivocado. Pero este es solo un botón de muestra de la “coherencia” entre su respuesta y el texto que publicaron en Revista de Economía Crítica Nº 18. En lo que sigue presento los argumentos de SHS, acompañados de mis comentarios:

  1. «… si aún con los argumentos que presentamos en la propuesta de la función de producción, usted continúa considerando que la función de producción es incorrecta: NO importa». Si no importa, ¿para qué la incluyeron en la crítica? ¿Para oscurecer la discusión?
  2. A continuación SHS escribe que «El objetivo de la función de producción es mostrar la relación entre las variables clave: función de producción y trabajo (vivo y muerto)». Esto es, una función de producción que muestra la relación entre ella misma y trabajo vivo y muerto. ¿Qué sentido tiene esto?
  3. Luego: «La función de producción busca mostrar la relación entre fuerzas productivas y el carácter concreto del trabajo». ¿No era que la función de producción ponía en relación la función de producción con el trabajo vivo y muerto? Ahora SHS pone en relación las fuerzas productivas (pero estas incluyen a la fuerza de trabajo) con el carácter concreto del trabajo, que es, por supuesto, manifestación de una fuerza productiva. ¿Cómo se entiende esto?
  4. «Las respuestas a otras críticas nos parecen más relevantes». Natural, hay que hablar de otra cosa cuando se toma conciencia de que no hay manera de responder a la crítica que se nos hizo.
  5. SHS sostiene que en mi enfoque hay «falta de una definición general de magnitud del valor». Es un absurdo. He tomado la noción de valor de Marx, como puede comprobar cualquiera (tiempo de trabajo social objetivado). Por supuesto, para entender esto hay que tener claros los conceptos de trabajo concreto y abstracto.
  6. Ahora SHS dice que debo leer otros trabajos donde, supuestamente, están bien explicadas las cosas. O sea, cuando señalo que lo que escribió con Deytha Mon no tiene sentido, me remite a la «verdadera explicación». A esto en Argentina le llamamos «correr el arco». Sucede cuando no se sabe qué responder.
  7. Luego SHS dice: “La función que menciona en esta entrada del Blog no es la que proponemos. Quizás el formato de imagen en el artículo haya conducido a malentendidos”. Pero no dice en qué no es igual a la que presenta, junto a Deytha Mon, en su escrito. La realidad es que seguí rigurosamente lo que escribieron mis críticos en su texto publicado en Revista de Economía Crítica Nº 18.
  8. “los elementos de producción son todos aquellos que se requieren para producir (fuerza de trabajo y medios de producción)”. Otro aporte a la confusión. En la ecuación y en el resultado que critiqué figuran “medios de producción usados”. No “elementos de producción”, como ahora dice SHS, sino “medios de producción”. Medios de producción usados, como cualquiera sabe, no incluye fuerza de trabajo. ¿Es posible que hasta esto haya que clarificar?
  9. “La falta de unidades de medida que menciona no es tal”. La realidad es que no hay manera de que el resultado de la ecuación elaborada por HyD sea “medios de producción usados”.
  10. “Esperamos pronto publicar el artículo donde proponemos una forma de modelar y conocer la intensidad del trabajo”. Pero incluyeron intensidad del trabajo en una ecuación. Esto es, mis críticos ahora admiten que meten variables para las cuales no tienen medida. Y después dicen que la falta de medida que menciono no es tal. Aunque también anuncian que en un futuro la van a incluir. Como puede verse, todo es “coherente”. A lo anterior, agrego: En la «muy completa» función de producción de HyD, ha desaparecido toda referencia a la diferencia entre trabajo complejo y trabajo simple. En otros términos, HyD están preocupados por «modelar» la intensidad del trabajo, y «se tragaron» por completo el trabajo complejo. ¿Causalidad? ¿Simple «olvido»? ¿Consideran que no tiene importancia? ¿Por qué no explican este asunto? Me hacen el cargo de no entender tiempo de trabajo social, de no comprender la noción de valor, y hacen desaparecer un concepto clave para lo que he criticado en Mandel, Shaikh y Carchedi. ¿Por qué clave? Pues porque el trabajo complejo es la primera forma en que Marx presenta al trabajo potenciado (capítulo 1 tomo 1 de El Capital, que expone la teoría del valor que, según HyD, desconozco). ¿Les sonará familiar a mis críticos este concepto de «trabajo potenciado«? Si la respuesta es afirmativa, ¿por qué no incluyeron trabajo complejo en su «muy completa función»? ¿O es que tienen que borrar a cualquier costo toda referencia a trabajo potenciado?
  11. “La función de producción puede mejorarse. Sus críticas pueden ayudarnos a mejorarla”. ¿No era que la función de producción que presenté en el blog como perteneciente a HyD no era la de HyD? Pero ahora resulta que mi crítica puede mejorarla…
  12. “Si… no logramos explicarnos adecuadamente, entonces el debate será muy complicado, quizás imposible”. Es mi único punto de coincidencia con mi crítico. Desde el punto de vista del método, soy opuesto a lo que, en otro lugar, he llamado “marxismo críptico” (aquí). Con un agregado apto para este caso: como dije en la nota anterior, trato de administrar mi tiempo de la forma más provechosa. Y a partir de la respuesta de SHS, me doy cuenta de que no solo me insumiría largas horas de trabajo explicar y desenredar los líos teóricos que metieron mis críticos, sino también que estaría obligado a discutir con interlocutores que permanentemente “corren el arco”.

Por fuera de estas cuestiones puntuales, no olvidemos que, además, sigue en pie el “problemita” que sintetiza mi crítica al enfoque del tipo Mandel, Shaikh y Carchedi. Lo vuelvo a presentar, a ver si, prescindiendo de la “función de producción que muestra la relación entre función de producción y trabajo vivo y muerto”, HyD pueden responder algo coherente: Si en la rama A 10 productores emplean, cada uno en promedio, 10 horas de trabajo para producir la mercancía X; y si el productor 11º emplea 100 horas para producirla, este último ¿ha generado 90 horas de valor “extra” que se transfiere, vaya uno a saber cómo, a otros productores? ¿Pueden contestar HyD esta elemental pregunta?

Para tranquilidad de mis críticos, la cuestión planteada en el ejemplo no exige grandes ecuaciones, ni mucho menos funciones y ecuaciones absurdas. Haciendo un paralelismo, este caso hipotético, muy sencillo, permite ver el asunto en su desnudez, un poco a la manera en que los físicos nos explican la teoría de la relatividad suponiendo trenes que viajan a la velocidad de la luz, o viajeros que se cruzan en el espacio. Si se entienden los conceptos teóricos, luego viene la matemática. Si no se entienden los conceptos teóricos, se termina en ridículas «ecuaciones-funciones» que solo oscurecen el objeto de estudio (¿cuándo los economistas van a entender esto?) En nuestro caso, podemos suponer que el trabajador 11º tiene la misma intensidad de trabajo (operaciones por unidad de tiempo) que los otros productores; que realiza un trabajo que demanda la misma calificación que los otros 10; y que la diferencia entonces es puramente tecnológica. Repito la pregunta: ¿generó este productor 90 horas de valor (objetivadas en dinero, si quieren) que se transfieren a otros productores? La realidad es que no hay forma de responder por la positiva, a menos que conviertan a la teoría del valor de Marx en un absurdo (irónicamente, repitiendo el error -¿o mala fe teórica?- de interpretación de la más vulgar crítica de la derecha a la teoría marxiana).

Cualquier lector puede entender el problema planteado. En tanto no haya cuestiones teóricas que merezcan atención, hasta aquí llegué con este asunto. Por ahora, no da para más.

 Apéndice:
RESPUESTA DE SEBASTIÁN HERNÁNDEZ SOLORZA A NOTA ANTERIOR

(…) Consideramos que no dio respuesta a lo más importante y que la crítica que hace de la función de producción podrá ser continuada con el material que presentamos abajo. Ahora que si aún con los argumentos que presentamos en la propuesta de la función de producción, usted continúa considerando que la función de producción es incorrecta: NO importa. Esto no entra en conflicto con las otras críticas que hicimos. Considere la cantidad de producto como algo dado.

El objetivo de la función de producción es mostrar la relación entre las variables clave: función de producción y trabajo (vivo y muerto). Pero no es indispensable para la critica que hacemos de su argumento. Si considera la cantidad de producto como un dato, las otras críticas permanecen. La crítica que hacemos a la existencia de plusvalor sin plustrabajo y de valor sin más trabajo permanece. La crítica a la inexistencia de una definición general y correcta de la magnitud del valor (TTSN) permanece.

La función de producción busca mostrar la relación entre fuerzas productivas y el carácter concreto del trabajo. Creímos que sería más explicativa que oscura, al parecer nos equivocamos. Buscaremos la manera de hacer esto más claro. Pero las respuestas a las otras críticas (existencia de plusvalor sin plustrabajo y la falta de una definición general de magnitud del valor) nos parecen más relevantes. Respecto a la propuesta de función de producción, consideramos conveniente que para resolver sus dudas se dirija a las siguientes notas: [el lector interesado puede consultar en Comentarios].

Nos falta la nota 3, donde expondremos la función general. Sin embargo, si de antemano quiere ver la función general expuesta formalmente así como toda la propuesta le sugerimos leer el siguiente artículo, al menos la primera parte: [el lector interesado puede consultar en Comentarios]

Las primeras dos notas son informales y su objetivo es explicar de forma breve y simple la propuesta. No entramos en detalles, pero presentamos lo esencial. En el artículo podría encontrar, creemos, la mejor explicación. La función que menciona en esta entrada del Blog no es la que proponemos. Quizás el formato de imagen en el artículo haya conducido a malentendidos. Nuestra propuesta es:
qi=(1/n)*suma(eficacia del elemento de producción j * elemento de producción j)
qi es la cantidad de producto final
n es la cantidad de elementos de producción los elementos de producción son todos aquellos que se requieren para producir (fuerza de trabajo y medios de producción) la eficacia es la cantidad de producto final que se obtiene por cierta cantidad del elemento de producción. puede verse como cuanto se obtiene del producto final por unidad del elemento de producción. En el caso en que hay dos elementos de producción n=2 (como en el artículo)

Si la multiplicación entre cada eficacia j y cada elemento j es igual, entonces obtenemos la cantidad de producto exacta, cualquier desviación puede considerarse de dos maneras: 1) desperdicio o 2) producto no terminado. Suponemos hasta ahora que siempre se produce sin desperdicio y siempre se producen unidades completas. La falta de unidades de medida que menciona no es tal. Puede revisar la propuesta y ver cómo se cumplen adecuadamente.
Otro punto es que la intensidad del trabajo se encuentra en el exponente de la jornada laboral (potencia a la jornada laboral en el sentido matemático-literal del término porque es una potencia). Esperamos pronto publicar el artículo donde proponemos una forma de modelar y conocer la intensidad del trabajo.
La función de producción puede mejorarse. Sus críticas pueden ayudarnos a mejorarla.
Encontramos desafortunado que considere oscura nuestra explicación. Si es así y no logramos explicarnos adecuadamente, entonces el debate será muy complicado, quizás imposible.

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«Trabajo potenciado y una crítica desde México (2)»

Written by rolandoastarita

27/05/2015 a 13:16

7 respuestas

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  1. Respuesta al “problemita” de la nota.

    Considere la cantidad de mercancía X producida por todos después de 100 horas. Los primeros diez trabajadores produjeran, cada uno, 10 mercancías X, en conjunto, 100 mercancías X. El trabajador 11º produjo sólo una mercancía X. El conjunto de los 11 trabajadores totalizó 1100 horas y produjo 101 mercancías X. Las mercancías X producidas, más rápido, por los diez primeros trabajadores son indistinguibles, en el mercado, de la mercancía producida, más lentamente, por el último trabajador.

    El tiempo medio de producción de una mercancía es 101/1100 = 0,092 mercancía por hora y, bajo las condiciones referidas – misma intensidad del trabajo y calificación –, si uno mide el tiempo de trabajo en horas, la mercancía X valle socialmente 10,9 horas (= 1100/101).

    El valor individual de las mercancías producidas por los diez primeros trabajadores es de 10 horas y el valor individual de la producida por el último trabajador es de 100 horas.

    Es vendida en el mercado por su valor social de 10,9 horas (en rigor, 1100/101 horas), ligeramente por encima del valor individual de las producidas por los primeros trabajadores y muy por debajo del valor individual de la del último trabajador.

    Este último trabajador «pierde» en la venta de cada mercancía 89,1 horas de trabajo (rigurosamente, sin redondeos, 9000/101 horas) y cada uno de los otros diez trabajadores «ganan» en la venta de cada mercancía 0,9 horas (rigurosamente, 90/101 horas).

    Esto es equivalente a una transferencia del «exceso» de 9000/101 horas del último trabajador en la producción de su mercancía a los diez primeros trabajadores que producen, al mismo tiempo, 100 mercancías. Sin redondeos: 9000/101 = 100 * (90/101). Correcto.

    No hay ningún secreto en la «transferencia» de valor. Se debe sólo al hecho de que la mercancía X es la misma, sólo tiene un precio y en su venta enfrenta la masa de compradores sin tener en cuenta el tiempo que llevó en ser producida por diferentes productores.

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    Rui Fontes

    28/05/2015 at 20:30

  2. Aclaro la última frase de arriba. Sin tener en cuenta el tiempo diferente que llevó al ser producida por productores diferentes. Sólo interesa el tiempo en promedio que llevó al ser producida por todos.

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    Rui Fontes

    28/05/2015 at 20:54

  3. En esencia estamos de acuerdo con Rui Fuentes.

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    • Después de leer el absurdo cálculo de Rui Fuentes (y que SHS, lógicamente, aprueba), se me ocurrió preparar una nota que llevará por título «Ley del valor trabajo y miseria del álgebra». En este respecto, la discusión sobre la «ecuación página 6» no es accesoria a las diferencias, sino ESTÁ EN EL CENTRO DEL PROBLEMA METODOLÓGICO.

      Efectivamente, se trata de la creencia de que los problemas conceptuales se resuelven con el álgebra (o las matemáticas), y esto al costo, inclusive, de presentar «soluciones matemáticas» desprovistas de sentido. Sospecho que esta creencia se podría explicar por la influencia de la economía neoclásica. Esta última, a su vez, está atravesada hasta el tuétano por una visión mecanicista, de tipo newtoniano. De ahí la idea de que lo que no se puede formalizar en algún sistema de ecuaciones no es científico. De ahí también que lo que genera espacios de indeterminación sea leído como negación general de la ley.

      En particular, si Marx sostiene que, en el ejemplo de la plusvalía extraordinaria, el valor social está determinado por la producción de las empresas dominantes, y no por el promedio, y que existe una indeterminación en el precio al que venderá el innovador, la ley del valor se cae. ¿Cómo se explica, en este contexto, la guerra de precios (esto es, el valor social continúa a 1 chelín y el innovador vende a menos de 1 chelín, logrando ganancia extraordinaria), si el «valor social calculado por promedio ponderado» nos daría un único precio? Imposible.

      El álgebra muestra entonces sus limitaciones. Pero no importa, a los que han hecho un fetiche del álgebra, esto los tiene sin cuidado. Más aún, acusan de no entender los conceptos a quienes les dicen que los conceptos no se pueden derivar de las formalizaciones matemáticas, sino al revés, las formalizaciones matemáticas deben adecuarse a los conceptos. Peor todavía, piensan que el concepto es válido en tanto la matemática «cierre». El argumento «la idea de transferencia de valor en el caso de la plusvalía extraordinaria es correcta porque matemáticamente el «plus» de trabajo de la empresa atrasada encaja con la cantidad de plusvalía de la empresa adelantada», es una muestra acabada de este manera de razonar.

      Hace años ya que he criticado este enfoque (y lo han hecho otros, por supuesto). Las matemáticas (el álgebra lineal en particular para el marxismo) son auxiliares, pero nada más que eso. No resuelven los problemas teóricos. Antes de ponerse a hacer matemáticas, hay que tener claros los conceptos. Por ejemplo, antes de «agregar», hay que saber qué se agrega. Y el hecho de que un fenómeno, de cualquier tipo, no se pueda formalizar, no significa que ese fenómeno no exista, o que no esté sometido a leyes. Cualquier matemático sabe que ecuaciones deterministas dan lugar a comportamientos aleatorios. Cualquier físico sabe que muchos movimientos, que son objetivos y existen, no se pueden representar con las ecuaciones diferenciales; o que, si se pueden formalizar, las ecuaciones no se pueden resolver. Y no por ello se niega la existencia de esos fenómenos. También se sabe que el determinismo mecanicista o newtoniano no puede dar cuenta de los fenómenos que se registran a nivel cuántico. Pero esto no niega que existen, aunque contradigan las representaciones arraigadas.

      Volviendo a la ley del valor y la «miseria del álgebra», también hace ya años presenté el caso más notorio de este fetichismo de las matemáticas. Se refiere a la producción conjunta (ejemplo clásico, producción de oveja que da lugar a carne y lana). Tenemos una ecuación y dos incógnitas, por lo cual es imposible resolver matemáticamente el valor individual (TTSN) de la carne y la lana. ¿Cuál es la solución de Sraffa? Pues decidir que hay otro proceso productivo disponible, a fin de tener dos ecuaciones para dos incógnitas. ¿Qué sucede si hay 3 productos conjuntos? Pues tendrá que haber 3 procesos, y así de seguido. ¿Qué sucede si no hay tantos procesos como incógnitas a resolver? Respuesta: a los ojos del mecanicista, enamorado de su álgebra, colapsa la ley del valor trabajo. En su visión, hay que armar ecuaciones a como dé lugar. Y el que no entiende el asunto, es un ignorante en álgebra (y por lo tanto, no puede entender los conceptos de trabajo concreto, abstracto, valor, valor de uso, tiempo de trabajo social, y así de seguido). Es el mundo de la teoría dominada por la miseria del álgebra.

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      rolandoastarita

      29/05/2015 at 09:01

    • Agregado: quisiera precisar una cuestión, que posiblemente no queda clara en mi anterior comentario. El enfoque de HyD no puede explicar la guerra de precios, la forma principal en que se desarrolla la competencia capitalista. Esto es, no puede explicar el sencillo ejemplo de Marx del capítulo 10 de El Capital, donde el innovador vende el bien por debajo del valor social, pero por encima del «valor individual», y por lo tanto existen DOS precios (de lo contrario, no hay guerra de precios).

      Esto es, a mis críticos las necesidades de la matemática -encajar exactamente excedentes de trabajo de un lado para posibilitar transferencias de valor al innovador- los lleva a postular un precio único (o valor de mercado igual para todas las empresas) determinado por promedios ponderados. Es un típico enfoque de equilibrio, basado en supuestas nociones marxistas, mal digeridas (empezando por las nociones de trabajo abstracto y concreto).

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      rolandoastarita

      29/05/2015 at 11:01

    • Muchachos en el capitalismo los diferenciales de productividad entre competidores no pueden nunca ser semejantes diferenciales. Ahí no opera ningún proceso, sino que el capital 11 está lisa y llanamente en bancarrota. Si de 100 horas (y supongamos que hablamos del capitalismo y una proporción 50-50 entre trabajo necesario y excedente) le «vuelven» 10 no hay nada más que hablar (no gana nada y debe casi todos los salarios, dejando de lado capital constante).
      Con un poco más de realismo en todo caso, ese 11° es barrido (debiera estar barrido hace rato), alguno de los otros 10 produce su mísera unidad, y con 10 productores y dichas condiciones el TTSN baja de 10,9 a 9,9.

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      eemaito

      29/05/2015 at 22:10

  4. Rolando,

    Me da gusto que se esté dando el tiempo para respondernos. Seguramente estaré de acuerdo con mucho del contenido del siguiente post, al igual que estoy de acuerdo con la mayoría de su comentario anterior.

    Sobre la incapacidad de explicar la guerra de precios. Precisamente cuando estábamos trabajando sobre ese tema fue que surgió la postura que hemos expuesto.

    Una cuestión es que exista el TTSN y una cuestión diferente es que cada productor tenga su propio TTN (tiempo de trabajo necesario). Así lo hemos expuesto en nuestros trabajos. Cada productor tiene su propio (individual) tiempo de trabajo necesario y existe un TTSN que puede ser igual o diferente al TTN de todos los que dan lugar a él. De la misma manera, cada productor tiene su propio precio de costo y existe un precio de venta que puede ser igual o diferente a dichos precios de costo.

    Si el TTSN (o precio de venta) es mayor al TTN (o precio de costo individual) entonces esas empresas tendrán ganancias extraordinarias. Si el l TTSN (o precio de venta) es menor al TTN (o precio de costo individual) entonces esas empresas no tendrán ganancias extraordinarias.

    Si las empresas deciden fijar diferentes precios intentando ganarle a sus competidoras, es decir que haya más de un precio en el mercado, entonces la elasticidad de la demanda, la publicidad, los contratos con los mayoristas y demás estrategias decidirán quién gana en dicha competencia.

    Cuando mencioné que coincidimos en lo esencial con Rui Fontes no significa que coincidamos en todo. Decir que hay un único precio para cada mercado, supongo se refiere a un «precio de equilibrio», que podría interpretarse como la expresión monetaria del TTSN. Quizás Rui Fontes se haya inspirado en la teoría neoclásica, la cual de hecho también explica la guerra de precios. Porque la teoría neoclásica afirma un único precio de equilibrio pero en efecto durante la competencia diferentes empresas ponen diferentes precios.

    No veo conflicto en afirmar la existencia del TTSN y afirmar la existencia de múltiples precios de venta determinados por las empresas. En este caso el precio de mercado se distancia del TTSN (considerando que TTN=precio de producción) por efectos de competencia intrasectorial.

    En trabajos posteriores podrá ver cómo explicamos la competencia intra-sectorial e inter-sectorial.

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