Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (Conclusión)

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La parte anterior de la nota aquí Conclusión

A partir de la situación descrita a lo largo de esta nota, no existe ninguna posibilidad de que la apertura económica con EEUU dé como resultado el fortalecimiento de algo que pueda semejarse siquiera a un régimen socialista. Es que el curso hacia el capitalismo es el resultado de la globalización del capital y de la crisis asociada a la estructura  estatista burocrática de Cuba. En última instancia, Cuba confirma, una vez más, que es imposible construir un “socialismo nacional”, y menos todavía con los métodos de la administración burocrática. Incluso para muchos de los que apostaron al proyecto socialista y realizaron por ello enormes sacrificios -participando en la alfabetización masiva, en la campaña por los 10 millones de toneladas de azúcar, en la guerra de Angola y otras misiones-, hoy el Estado se ha transformado en una abstracción, en un ente enajenado. Un régimen que acepta como algo casi “natural” la prostitución o el negociado del burócrata; o que en el plano internacional mantuvo el silencio frente a una dictadura como la de Videla, o apoyó a Mengistu o Idi Amin, está muy lejos del proyecto humanista del comunismo (en palabras de Marx, “el comunismo es el humanismo conciliado consigo mismo”).

Por eso, el avance al socialismo, como decía Raya Dunayevskaya, necesita de la “negatividad absoluta”, esto es, la negación del capitalismo privado y también la del capitalismo de Estado. Agregaríamos, la negación de toda forma de Estado que se transforma en un instrumento de la burocracia para la explotación del trabajo. Esa “negatividad absoluta” es el programa de una segunda revolución, que debería transformar de raíz la forma de hacer y decidir las políticas públicas. Se trata, en última instancia, del objetivo que alguna vez esbozó Lenin: “Todos los ciudadanos sin excepción deben actuar como jueces y participar en el gobierno del país. Y lo más importante para nosotros es enrolar a todos los trabajadores, sin excepción, en el gobierno del Estado. Esta tarea es tremendamente dificultosa. Pero el socialismo no puede ser introducido por una minoría, por un partido” (citado por Dunayevskaya, Filosofía y revolución. De Hegel a Sarte y de Marx a Mao, Siglo XXI, p. 123, 1989). Se puede discutir, por supuesto, hasta qué punto Lenin se mantuvo fiel a este objetivo (la respuesta de los bolcheviques al Kronstadt sentó un precedente nefasto en el camino de la burocratización de la URSS), pero ese es el norte programático de las corrientes que defienden un programa de democracia real de los productores.

Para esto, el primer paso es la crítica de las prácticas burocráticas y de la concepción de que el “partido de vanguardia” puede sustituir esa democracia de las bases. O que la vanguardia iluminada puede “forzar la marcha de los acontecimientos” imponiendo a millones de personas su propia versión de lo que entiende por socialismo. En una próxima nota analizaremos críticamente las políticas que, con el pretexto de superar el “fatalismo economicista” y el “materialismo metafísico”, pretendieron desconocer las restricciones objetivas que imponían tanto las condiciones sociales –por ejemplo, la existencia de amplias capas de pequeños propietarios campesinos o artesanos- como el desarrollo de las fuerzas productivas y la misma naturaleza. Por ahora digamos que las colectivizaciones forzosas, las supresiones del mercado en pocos años, los planes fantásticos de avances productivos (la industrialización en la URSS, el “Gran Salto Adelante” en China, la zafra de los 10 millones de toneladas en Cuba), que terminaron en gigantescos fracasos y agotaron fuerzas humanas y naturales, deberían entrar en este necesario balance crítico.

Hay que comprender que la transición al socialismo no se hace con “hombres nuevos”, sino con seres humanos comunes, de carne y hueso. En particular, porque los procesos sociales –que involucran cambios en puntos de vista, ideologías, prácticas sociales y costumbres arraigadas durante siglos- son necesariamente lentos, y porque las conciencias y voluntades no pueden ser dirigidas “desde las cumbres de la dirección iluminada con la ciencia del marxismo leninismo”. Máxime cuando una revolución queda aislada, en los marcos de un país atrasado. Por eso, insistimos, el análisis materialista debe suplantar a la especulación idealista –que deviene en legitimación del burócrata colocado por encima de la sociedad- como primer paso de cualquier rectificación. “Las premisas de que partimos no tienen nada de arbitrario, no son ninguna clase de dogmas, sino premisas reales, de las que solo es posible abstraerse en la imaginación. Son los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con que se han encontrado como las engendradas por su propia acción (Marx y Engels, La ideología alemana, Ediciones Pueblos Unidos, p. 19). Hoy el punto de partida son esos individuos reales que viven y han vivido el “socialismo real”, con sus historias y sus experiencias, con su lucha cotidiana por la supervivencia y sus sueños y aspiraciones, y no el idealizado “hombre comunista”, forjado en la imaginación del intelectual de izquierda que todo lo justifica en su nombre. Cuestiones que deberían debatirse y revisarse –como el rol del mercado en su articulación con los objetivos económicos, la promoción de cooperativas reales, los incentivos al trabajo- no pueden encararse al margen o por fuera de este cambio radical en los enfoques.

Pensamos que no hay forma de reconstituir la confianza en un proyecto socialista si no se asume esta revisión que, por supuesto, atañe a las fuerzas de izquierda de conjunto. Una revisión desde la cual las alas más radicales plantearían su perspectiva también radical, la de un socialismo humano, crítico y participativo. Y es una idea que surge de las entrañas mismas de la sociedad cubana, de gente que ha creído en el proyecto socialista y ha luchado por él. Por eso, termino esta nota citando a Ariel Hidalgo, autor del libro Orígenes del movimiento obrero y del pensamiento socialista en Cuba (figuró en la bibliografía de la carrera de Letras), que fue profesor en las Universidades Obreras y Campesinas. A comienzos de los 1980 Hidalgo planteó que en Cuba era necesaria una segunda revolución; “crimen” por el cual fue enviado a prisión en 1981. En 1988 se le informó que no se le daría nunca la libertad a menos que se decidiera a salir del país; aceptó entonces vivir en el exilio. Escribe Hidalgo:

“Los trabajadores eran, nominalmente, los propietarios, pero lo determinante no era la propiedad, sino la posesión directa sobre esos medios y esa posesión la ostentaba otro grupo humano”. (….) “Esto implicaba la necesidad de una segunda revolución, pero esta vez muy diferente, porque si antes se habían expropiado a miles de grandes propietarios privados, ahora se trataba de uno solo, el Estado; o dicho de otra forma, el Estado, que hasta ahora había sido depositario de riquezas pertenecientes al pueblo, debía delegar esas funciones en los colectivos de base. El pueblo debía convertirse, de propietario formal en propietario real”.  (…)

“Consideraba que los medios de producción habían pasado de unas manos a otras, pero no a las de los trabajadores, sino de capitalistas y terratenientes al Estado centralizado con el encubrimiento de una nueva casta de burócratas. No se trataba simplemente de corregir el rumbo, sino de dar un timonazo tan radical como fue el proceso inicial que transformó la gran propiedad privada en estatal. Mas la cuestión no era ya centralizar, sino descentralizar, no se trataba ya de estatizar ni de privatizar, sino de convertir las riquezas realmente en propiedad social, delegando todos los medios en los trabajadores de base para que estos los controlaran directamente sin intermediarios burocráticos”.

“No hubo en Villa [lugar donde Hidalgo fue interrogado por la seguridad cubana en agosto de 1981] discusiones teóricas. Solo en el último interrogatorio, cuando le dije que no perseguía el regreso de Cuba al capitalismo, me preguntó airado: “¿Qué es lo que quiere usted entonces para Cuba?” Y respondí: “Pues una sociedad donde los obreros de cada fábrica, los dependientes de cada comercio, los empleados de cada banco, los maestros de cada escuela, etc., etc., puedan elegir libremente a las administraciones de sus respectivos centros”. Me miró con ojos muy abiertos y me gritó: “¡Usted está loco, completamente loco!” Y al día siguiente me envió al manicomio” (“Memoria al rojo vivo”, http://profesorcastro.jimdo.com/izquierdistas-suicidados-o-encarcelados/).

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54 respuestas

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  1. Reblogueó esto en Gerardo Daniel Rossi.

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    Gerardo Daniel

    10/05/2015 at 17:55

  2. ¿Que puntos de contacto ves entre esta ‘segunda revolución’ y el planteo de ‘revolución política’ elaborado por Trotski a mediados de los treinta?

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    AP

    10/05/2015 at 20:18

    • Existe una diferencia con la caracterización de Trotsky de la URSS (y en general del trotskismo sobre los «socialismos reales»). Según LT y los trotskistas, la URSS, China, Cuba, etcétera son «Estados obreros burocratizados». En la nota sobre la URSS discuto esta idea y planteo que en esos regímenes hubo (o hay) una relación de explotación (esto es, apropiación sistemática del excedente por parte de la burocracia), aunque no sea trate de un modo de producción capitalista. Por esto mismo la «segunda revolución» no debería afectar solo la esfera de lo político; también afectaría las relaciones de producción (esto es, la posesión real de los medios de producción).

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      rolandoastarita

      11/05/2015 at 08:49

  3. Estimado compañero, soy admirador de su obra, me declaro anarco-comunista, Ud. me parece un pensador avanzado un siglo a nuestro època, algùn dìa podrè tener el honor de conocerlo personalmente, con sumo gusto lo invito a un cafè y a debatir nuestras ideas. AtteHugo CastellòDNI 13.137.520Mòvil 1550203613

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    hugo castello

    10/05/2015 at 23:24

  4. Profesor, hay forma de conciliar la «autogestión» en cada unidad productiva o en cada comuna, con un plan centralizado para una economía nacional? Políticamente daría lugar a algo así como una confederación? Tienen derecho a la autonomía las comunidades que les ha tocado la administración de un recurso estratégico para el conjunto de una sociedad (Petroleo, agua, minerales, armas, o cualquier industria)?
    Si ya dió las respuestas en el curso de las catorce notas le agradezco que me lo indique. Es que me apuré a empezar por las conclusiones y aún no leí toda la saga, y menos todos los comentarios.

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    Tato

    11/05/2015 at 01:07

    • No trato esta cuestión aquí, y solo de manera lateral en la nota sobre la URSS. Es una de las cuestiones que hay que volver a estudiar en el marxismo, en base a las experiencias de los «socialismos reales». Hasta el momento las conclusiones a las que llego es que durante una etapa relativamente prolongada el plan económico solo podría determinar algunos criterios de utilización del excedente (esto es, de inversión en los sectores que sean de interés para la comunidad), utilizando para ello las señales del mercado. Aclaro que interpreto que Lenin, a partir de la experiencia del comunismo de guerra se estaba inclinando por una idea de este tipo en los últimos años de su vida (aunque la había adelantado en 1918). La gestión de las empresas por los trabajadores debería arrancar del control de costos, procesos de producción y tiempos de trabajo, discusión con los usuarios o consumidores de los productos, salarios y reinversión, y similares. En todo esto debería avanzarse muy lentamente; la práctica de la gestión y el control democrático exige tiempo de aprendizaje, no se improvisa de la noche a la mañana. En este esquema las cooperativas se integrarían a través del mercado (vuelvo a la idea de la NEP). Todo esto exige el control y gestión del Estado por parte del pueblo. Por eso la importancia de la revocabilidad de funcionarios, de la organización de comunas con poder de decisión, y de una democracia deliberativa real que pueda establecer las orientaciones políticas fundamentales (lo que fue completamente desconocido en los «socialismos reales», donde todo se decidía, de hecho, en el Comité Central o el Secretariado de los partidos Comunistas).

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      rolandoastarita

      11/05/2015 at 09:02

  5. Publicas la conclusión cuando Raúl Castro anuncia su vuelta al catolicismo y agradece al Papa sus servicios por la intermediación en la relación con EE UU. En fin, la película avanza cada vez más hacia lo que parece un triste final. Pero bueno por eso mismo me parece valorable tu serie de artículos, porque aún en la derrota los comunistas se niegan a abandonar sus ideas. La cuestión es que si existe la posibilidad de «volver y que seamos millones» habrá que hacerlo apoyándonos en una crítica racional y a fondo de todo, incluyendo nuestras propias experiencias.

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    Omar

    11/05/2015 at 02:55

  6. Estoy de acuerdo porqué el socialismo no es algo épico sino que es la planificación de la economía socialista y generalmente se piensa que es algo ético y moral sin profundizar en la contradicción principal que es capital trabajo, el problema que en Cuba no se pudieron desarrolar las fuerzas productivas y lo que se desarrolló más fue el trabajo artesanal ya que se recicla todo, ya sabemos que es por el bloqueo.

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    Susana

    11/05/2015 at 12:19

    • El argumento «todo se debe al bloqueo» es insostenible. La corrupción de los funcionarios del Estado, el burocratismo y el secretismo, las orientaciones internacionales del tipo de las que he presentado en esta nota, ¿se explican siempre por el bloqueo?
      En un discurso ante la Asamblea Nacional de diciembre de 2010 Raúl Castro, refiriéndose a los problemas en la producción de café (Cuba asesoró a Vietnam para producir café, pero tiene que importarlo), se preguntó, con razón, si también por eso le iban a echar la culpa al bloqueo. El bloqueo explica parte de los problemas, pero la cuestión es más grave y profunda. Es el modelo de tipo stalinista – burocrático el que hace agua por todos lados.

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      rolandoastarita

      11/05/2015 at 12:49

    • Agregado: Reproduzco el pasaje textual de Raúl Castro de su discurso del 18/12/10:

      «Después de la guerra de agresión norteamericana contra Viet Nam, el heroico e invicto pueblo vietnamita nos solicitó que le enseñáramos a sembrar café, y allá fuimos; se le enseñó, se le trasladó nuestra experiencia. Hoy Viet Nam es el segundo exportador de café del mundo. Y un funcionario vietnamita le decía a su colega cubano: “¿Cómo es posible que ustedes que nos enseñaron a sembrar café el otro día, ahora nos estén comprando café?” No sé qué le habrá contestado el cubano. Seguro que le dijo: “El bloqueo.”
      Señalaba también que Cuba estaba gastando casi 50 millones de dólares por año en importar café.

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      rolandoastarita

      11/05/2015 at 12:56

  7. »El pueblo debía convertirse, de propietario formal en propietario real”. Hidalgo apunta al nucleo del problema. El error fatal de los socialismos reales fue la ausencia de la propiedad real y control de los medios de producción por parte de los trabajadores. Si se posee la propiedad real (y juridica) del capital productivo el resto de cuestiones son secundarias. Sin esa propiedad real, cualesquiera otras soluciones tales como, planificación descentralizada, gestión obrera en las empresas, revocabilidad de funcionarios, organización de comunas decisorias, democracia directa , etc…. son insuficientes.

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    antonio

    11/05/2015 at 12:19

  8. Completamente de acuerdo que es el Stalinismo y que comparto qué el Estado cubano esta burocratizado y que la izquierda del rey o sean los Partidos Comunistas que son Stalinistas y sobre todo el argentino , pero también a veces no quiero ver las cosas uniteralmente, con usted estoy de acuerdo cuando explica sobre las leyes del capital y no un modelo del capital según el periódo (neoliberalismo como ejemplo)yentender la ley del valor y la acumulación de las horas que le roban a la clase trabajadora. El Papa le regaló a Raul Castro una imagen de San Martín de Tours que es el protector de los obreros, lástima que el Papa no menciona la explotación y como dividieron a la clase obrera
    en naciones y que el socialismo no es sociolismo y que el socialismo es internacional.
    Cuando Marx explica qué no puede desarrollarse el socialismo sino se desarrollan las fuerzas productivas el socialismo esta condenado al fracazo.

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    Susana

    11/05/2015 at 14:08

  9. Estuve esperando a que acabaras de escribir esta nota para poder leerla de forma màs seguida (aunque ya antes les habia echado un ojo por encima a las notas) y me estàn surgiendo algunas dudas. Por lo que he podido entender, el problema màs importante de la economìa cubana es su baja productividad. Dicha falta de productividad se deberìa por una parte a la falta de disciplina e interes en el trabajo, y por la otra, a lo atrasado de la tecnologìa empleada (citas datos de màquinas que no se renuevan desde la època sovietica en la industria azucarera, por ejemplo).Esta falta de productividad serìa en ultima instancia lo que conduce a a la apariciòn de formas mercantil-capitalistas (legales e ilegales) a una escala cada vez mayor, como forma de paliar la escasez de productos. Ademas, se abren las puertas a inversiones extranjeras como metodo de renovar equipo y elevar dicha productividad, y salir asi de un estancamiento crònico. Esto es lo que yo he logrado interpretar a grandes rasgos, no se si entendi mal algo. Ahora aqui vienen mis dudas:

    1- Por que si el Estado es perfectamente consciente de lo anticuada que està la maquinaria no se decide a importarla el mismo con sus recursos? Porque no es capaz de realizar esas inversiones que si logra hacer el capital extranjero?

    2- Por que en el capitalismo no se deja sentir el efecto del extrañamiento frente al trabajo derivado de la no propiedad y el no contol de los medios de producciòn, y en este tipo de economias estatistas si?

    Estas dos cuestiones no me acaban de quedar muy claras. De hecho mire tus notas sobre la URSS y tampoco se me aclararon estas dudas. Un saludo y felicidades por el articulo. He de decirte que yo era de los que apoyaban la revoluciòn cubana sin pestañear y ahora me has echo ponerme en duda muchas cosas.

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    David

    12/05/2015 at 07:26

    • La superación del atraso tecnológico no es una cuestión sencilla. No solo pasa por importar tecnología, sino también por invertir en investigación y desarrollo y en equipos productivos (en este punto discrepo fuertemente con la tesis de la «economía del conocimiento», como expliqué en una parte de la nota). Se trata de tener recursos para destinar a la inversión (incluidas divisas para importar tecnología) y también capacidad tecnológica. Todo esto no se copia fácilmente (como pretende la teoría neoclásica, que habla de una función de producción como si fuera una receta de cocina, que combina de todas las formas posibles «capital» y trabajo). Cuando a estos problemas se suma la gestión burocrática (por naturaleza tiende a ser conservadora), las cosas se agravan más todavía.

      En cualquier caso, debido a estas dificultades, y al acoso a que es sometido un país atrasado en el que triunfa una revolución, es que el socialismo en un solo país es imposible. Los bolcheviques tomaron conciencia de estos problemas ya en los primeros meses después de la toma del poder. De ahí la propuesta de Lenin de retroceder a formas de capitalismo de Estado (entre ellas, concesiones a inversiones extranjeras), que deberían combinarse con el control del poder soviético.

      Con respecto al extrañamiento frente al trabajo y las herramientas, por supuesto que existe en el sistema capitalista (la imagen típica es el trabajo embrutecedor y alienado de la línea de montaje). Solo que en el sistema capitalista existe una coerción permanente, que es la amenaza del despido y la desocupación. En los regímenes de tipo soviético la desocupación generaría grandes problemas de legitimación. Esto brindó un fuerte poder de resistencia a la clase obrera al interior del lugar de trabajo frente a las direcciones y ministerios (ver la nota sobre la URSS), que en parte era «compensado» por la burocracia con una fuerte represión a las libertades de expresión, prensa, organización política.

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      rolandoastarita

      12/05/2015 at 09:20

    • Sigo sin terminar de comprender como es posible que el Estado cubano pueda no tener recursos para invertir en todo lo que haga falta (investigación, importación de máquinas, mejora de comuniscaciones, etc.) teniendo en cuenta los enormes recursos de los que puede hacer uso. Por ejemplo, siendo tan enorme la cantidad de dinero que entra a través de las remesas, no podrían tratar de cobrar un impuesto a eses flujos de dinero? Puede que la sola inversión en importación de maquinarias sea insuficiente, pero evidentemente parece una necesidad primordial. Porque las empresas estatales, siendo conscientes del problema, no usan sus ganancias en modernizar sus equipos?

      Por otra parte, por algunas de las cosas que señalas, pareciera que factores tales como el acoso económico por parte de potencias extranjeras, o el propio atraso secular de Cuba, muy anterior a la revolución, son causas por lo menos igual de importantes que la propia gestión burocrática de la economía. Pero entonces aquí la critica al regimen cubano pierde algo de fuerza.

      Lo referente a la alienación del trabajo lo he comprendido bien, y en efcto si que parece algo imposible de solucionar en el marco del actual sistema cubano.

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      David

      12/05/2015 at 20:03

    • La crítica al programa del socialismo en un solo país tiene como punto de partida la idea de que un país atrasado tecnológicamente no puede superar esa situación por sus solas fuerzas. Este siempre fue un punto fuerte de Trotsky en su discusión con el stalinismo. Los problemas se agravan luego cuando la gestión burocrática quiere superar el atraso con políticas de tipo «salto adelante» (voy a tratarlo en una próxima nota) que terminaron en fracasos y hasta en tragedias humanas de proporciones (la colectivización forzosa en la URSS y el «Salto Adelante» en China son los dos casos paradigmáticos).

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      rolandoastarita

      13/05/2015 at 12:09

  10. En un comentario, Rolando vos decís: «La gestión de las empresas por los trabajadores debería arrancar del control de costos, procesos de producción y tiempos de trabajo, discusión con los usuarios o consumidores de los productos, salarios y reinversión, y similares. En todo esto debería avanzarse muy lentamente; la práctica de la gestión y el control democrático exige tiempo de aprendizaje, no se improvisa de la noche a la mañana.».

    Estimo que estaremos con un largo período histórico con modos de producción y sistemas de propiedad combinados de diferente tipo, y compitiendo entre sí. ¿Pero esa competencia (ya que usamos el mecanismo del mercado) no revirtiría el curso hacia el socialismo?

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    Hernan

    13/05/2015 at 16:17

  11. De acuerdo Rolando, esperare entonces a esa nota a ver si se me aclaran mejor las cosas. De todas formas puedes recomendarme en algún escrito en el que se traten los problemas del socialismo en un solo País desde un punto de vista económico?

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    David

    13/05/2015 at 16:27

    • Sobre los problemas económicos de estos regímenes, cité bastante bibliografía en las notas sobre la URSS. Pero otra forma de abordar el problema es profundizando en la polémica de los años 1920 sobre la relación industria / agro. La industria soviética no estaba en capacidad de abastecer, por cantidades, calidad y precios, de manera adecuada al agro. El peligro de que se soldara el campesino ruso con el capital internacional era real. Por otra parte, el campesino medio y pobre, en situaciones de escasez, tendía al acopio, lo que amenazaba el abastecimiento de las ciudades. Puede decirse que la colectivización fue una de las peores respuestas posibles a la situación; pero de todas maneras, hay que reconocer que no había salida fácil, o sin costos. Tal vez nada demuestre de manera más clara las dificultades que imponía la construcción del socialismo en un solo país, esto es, sin ayuda de la industria de los países más adelantados.

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      rolandoastarita

      14/05/2015 at 12:22

  12. Hay una discusión con respecto a la política económica en la URSS, entre Stalin-Bujarin contra Trotsky. Aclaro que no la conozco en profundidad por lo que puedo equivocarme en alguna apreciación.

    Trotsky plantea que la clase obrera, que era la clase hegemónica en la URSS, vivía peor que el campesinado y que la política económica debía dirigirse a incrementar el nivel de vida los obreros mientras que Stalin – Bujarin sostenían una política, en ese entonces fines de la década del 20, favorable al campesinado.

    En su momento Gramsci criticó a Trotsky por este tema tratándolo de demagogo. El italiano sostenía que la clase obrera rusa debía postergar sus intereses inmediatos en defensa de sus intereses históricos para mantener su alianza política con los campesinos (para Gramsci esta cuestión también era fundamental en Italia).

    Así como creo que Trotsky sobrestimaba el factor objetivo en la revolución y no le prestaba tanta atención al factor subjetivo (en su Historia de la revolución rusa no hay un estudio paralelo del desarrollo del partido bolchevique en la clase obrera rusa) me parece que Gramsci, al revés, sobrestima el factor subjetivo, es decir, la capacidad de la clase obrera de mantenerse al frente de la revolución, aún a costa de años de privaciones, sin que ello tenga como consecuencia su reflujo.

    Algo parecido me parece que le pasaba al Che (con su «El socialismo y el hombre en Cuba»).

    Me parece que el que mejor comprendía la relación entre el factor objetivo y el subjetivo era Lenin a quien alguna vez le leí que la revolución había que hacerla con los hombres que da el capitalismo, con todas sus virtudes y defectos.

    En ese sentido, pareciera que en la discusión económica de fines de los 20 Trotsky llevaba más razón que Stalin – Bujarin.

    El punto fundamental era la productividad del trabajo, es decir, la posibilidad de que la clase obrera pudiera en forma paulatina ir librándose del yugo laboral a través de la disminución de los tiempos de trabajo. Sin productividad no es posible la emancipación humana. El Che también comprendía esta cuestión pero me parece que era demasiado optimista con respecto al factor subjetivo.

    De todos modos me interesaría profundizar en este tema aunque no conozco demasiados textos donde se expliciten estas discusiones. Se agradecen las recomendaciones.

    Saludos

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    Lucas

    13/05/2015 at 19:32

  13. Y donde ha estado usted viviendo desde 1959? Y cuando ha estado la experiencia cubana fuera del control del mercado? Desde mi punto de vista, la rebelión proletaria del 59 fue desviada desde los primeros anos de la década de 1960, hacia la izquierda del capital, para servir los intereses imperialistas de la URSS.

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    John Hoyt

    14/05/2015 at 10:45

  14. Ok. Me gusta que Astarita haya llegado a conclusiones aceptables. Creo que durante los último 70 años desde la muerte de Stalin quedaron más que claro los defectos de los socialimos burocráticos. Me parece que ahora es momento de dejar de lado la crítica fácil y evidente. Para construir un marxismo creíble hay que resolver problemas reales y discutir cosas reales.

    Las comunas, la descentralización del poder en el pueblo, la autogestión de las fábricas y los tiempos de trabajo, los incentivos para trabajar, la descentralización de los medios de producción en un contexto adverso de división del trabajo creciente, la satisfacción de necesidades y «niveles de vida» cada vez más altos que sólo se pueden alcanzar mediante la división del trabajo,,,, todos estos temas son cruciales y en ningún foro marxista del mundo se discuten.

    Es muy fácil decir que el Estado debe ser controlado por las comunidades,, pero son las mismas comunidades que votan a Macri pq canta queen? o son las mismas que votan a la burocracia derechista peronista sólo pq «para un peronista no hay nada mejor que otro peronista»? Me parece que es una ligereza importante plantear esto. Estamos muy lejos culturalmente de la descentralización del poder político. Todavía somos animales que nos «montamos» unos a otros para determinar al líder de la manada. El partido y la vanguardia iluminada en su época resolvieron estos probelmas. Sí, a nadie le gusta la dictadura, ni siquiera la del proletariado, pero la realidad es que la gente tampoco podía tener el poder pq culturalmente tampoco era democrática ni siquiera en sus ideales y pensamientos. Esto hay que trabajarlo, y dedicar menos tiempo a criticar las ineficiencias burocráticas que son obvias.

    El otro tema complejísimo y casi nunca trabajado es la apropiación por los trabajadores de los medios de producción. Cómo se apropia una compañía de petróleo? Si esta es resultado de la división del trabajo!! de hecho el gran nivel de vida material alcanzado con el capitalismo es producto de la desigualdad y miseria y esclavitud de miles de millons mientras que pocas minorías de clase media gozan de ese nivel de vida. Todavía no resolvimos cómo, sin división del trabajo, alcanzar el nivel de productividad que es necesario para decir que el comunismo es un sistema de vida mejor. Por ejemplo, descentralizar los medios de producción podría consistir en dejar que cada uno cultive su propia parcela,,, ahora,, es esto mejor que el sistema en el que vivimos? De las clases cultas y avanzadas… quién apoyaría ese sistema de «volver a las raíces»? Nadie, es por eso que el socialismo sigue encontrando su base de apoyo en los esclavos y trabajadores super explotados de los países pobres del mundo subdesarrollado. Es muy fácil decir que la revolución debe venir de un país avanzado, pero demuestra una falta de análisis realista también. Si la revolución fuera hecha por los países avanzados y su clases medias, evidentemente no dejaría la especialización, y en consecuancia, la burocracia.

    El último tema que hay que debatir son los incentivos al trabajo,,, en una empresa donde las tareas están divididas… cómo se logra que cada trabajador se esfuerce al máximo? Cómo se evita la holgazanería de unos pocos? Cómo se incentiva a los ciudadanos a estudiar más? La explotación no es un cocepto puro y sencillo. La explotación en realidad es la división jerárquica natural de la especie, y esta sucede naturalmente al menos que inventemos un sistema económico superior que la neutralice. Pero de esto no se dice nada ni se trabaja teóricamente en el marxismo.

    Espero Astarita que use su cultura, amplia experiencia y tiempo libre (si le queda) para trabajar seriamente estas cuestiones. Si no digamos adiós a la ciencia y demosle la bienvenida a los globos amarillos.

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    carlos

    14/05/2015 at 15:30

  15. Un par de preguntas y un par de respuestas.
    1.»El otro tema complejísimo y casi nunca trabajado es la apropiación por los trabajadores de los medios de producción. Cómo se apropia una compañía de petróleo?». Haciendolos propitetarios. Sin más. No es ningún conflicto. No lo es en una empresa privada-capitalista de hoy en día, y no tiene porque serlo de ningún modo en una empresa socialista. Los trabajadores propietarios deben poseer titulos jurídicos que avalen esa propiedad ante la ley. No es un problema técnico. Es sólo un problema de voluntad política. De querer hacerlo. En la Urss y resto de socialismos reales sus dirigientes simplemente ‘no quisieron’.
    Y, por cierto, una apropiación de la propiedad de una empresa no tiene nada que ver el concepto de la división del trabajo. Son cuestiones muy disitintas.

    2»en una empresa donde las tareas están divididas… cómo se logra que cada trabajador se esfuerce al máximo?» Existen cientos de modelos de incentivos para mejorar el esfuerzo de un trabajador. Uno, simple, es el de incluir en el ingreso-salario del trabajador una parte en forma de ingreso variable en función del rendimiento de su trabajo. Existe en la empresa privada hoy, y ya existió en la Urss, p. ejemplo.Un trabajador en la Urss que superase el 2O/30 % del rendimiento estandar podía llegar a duplicar o triplicar los ingresos de un trabajador con rendimiento normal.
    Saludos.

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    antonio

    15/05/2015 at 13:06

    • Hola comarada Antonio,

      Aprecio su respuesta.
      Titulos jurídicos para repartir una empresa monopolica entre los trabajadores me suena parecido a lo que ocurrió en los 90 con la privatización de YPF donde una parte de los trabajadores cobraron en acciones y se enriquecieron considerablemente pasando de la clase trabajadora a la clase media. Supongamos que el valor total de YPF se reparte en partes iguales entre todos los empleados. En ese caso habría 20.000 empleados con más de un millón de dólares. Es eso parte del modelo socialista? Se lo pregunto sin tono sarcástico. Quiero solamente saber si por ahí pasa la lucha política.

      Con respecto a los incentivos, coincido con usted que el premio a la productividad debe reflejarse en un incremento del ingreso del trabajador. Sin embargo eso no ocurre con los ejemplos que propone. El caso de la URSS fue famoso y el trabajo a destajo fue un régimen de explotación muy violento que terminaba en jornadas de 14 horas. Las empresas privadas de hoy no son muy distintas con sus bonos de productividad. Son prácticamente inalcanzables debido a la competencia de trabajadores que están dispuestos a trabajar más horas de las permitidas y además el reconocimiento de un aumento productivo o de una innovación está sujeto a control burocrático dentro de una empresa. Por lo tanto, los trabajadores pierden el incentivo por producir mejor ya que saben que no se les va a reconocer nada.

      Saludos

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      Carlos

      15/05/2015 at 19:53

  16. Estimado Carlos. Sus dudas y preguntas son razonables y necesarias. Las dos cuestiones planteadas por usted tienen solución técnica. No dude que un trabajo de investigación y estudio economico sobre ellas, realizado por expertos económicos, jurídicos y sociales, daría lugar a formulas de apliación práctica muy fáciles de implementar. Sólo debe existir voluntad política para realizarlas. Yo sólo le voy a dar unas ideas ,muy simples y poco trabajadas, sobre los dos problemas.
    Cuestión títulos jurídicos. No importa que un trabajador socialista sea millonario. El tabajador puede tener 1, 2, o 20 millones. La riqueza no es mala, sino todo lo contrario. Lo que yo desearia y deseo, y entiendo que el socialismo lo quiere y promociona, es que todos los trabajadores (o la mayoría) lo sean. Que la mayoria de trabajadores posea la mayoria de la riqueza productiva. Y en cantidades de riqueza similares, sino iguales. A mi se ocurren dos modelos básicos para el reparto de acciones-titulos. A) Titulos del Estado. Del estado socialista. Todos los trabajadores tienen acciones del Estado. A partes iguales que varían su importe en función de su rendimiento profesional y laboral. y en función de la variacion de los beneficios de la empresas.Es decir, si YPF, u otra empresa, tiene mucho capital y riqueza, TODOS los trabajadores del pais participan y son propietarios de esa riqueza B)Los trabajadores sólo tienen titulos jurídicos en las empresas. Pero no sólo en su propia empresa. Sino que todos los trabajadores tienen acciones en todas las empresas.Esta opción produce los mismos resultados, pero seguramente es más compleja de implantar.
    Cuestión incentivos. En la Urss habría de todo, desde luego. Y lo que usted comenta sobre jornades a destajo de 14 horas es muy probable que haya existido. Los datos de los incentivos en la Urss yo los he quitado de Sergey Kara-Murza, historiador, sociologo, y autor de ‘El Libro Blanco de Rusia’. En el caso de la empresa privada de hoy en día, si es una empresa más democrática (cooperativas, Google, sector informatico en general,…) los incentivos a sus trabajadores funcionan bien, y si es una empresa poco democrática (otros sectores productivos más tradicionales, jerarquizados y burocraticos) funcionan peor y son poco viables.
    Saludos,

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    antonio

    16/05/2015 at 11:14

  17. «Por otra parte, por algunas de las cosas que señalas, pareciera que factores tales como el acoso económico por parte de potencias extranjeras, o el propio atraso secular de Cuba, muy anterior a la revolución, son causas por lo menos igual de importantes que la propia gestión burocrática de la economía. Pero entonces aquí la critica al regimen cubano pierde algo de fuerza.» (David)

    Esta reflexión del compañero David toca un punto clave en la problemática del socialismo. SI ES CIERTO lo que dice Astarita sobre que el socialismo en un sólo país es imposible, peor aún si este es un país atrasado, entonces cae por su propio peso que la perspectiva socialista de la revolución cubana estaba muerta desde el primer día que triunfó la revolución. El gran error de los victoriosos insurgentes cubanos con Fidel Castro a la cabeza fue pretender hacer el socialismo en cuba. Cometieron un error al seguir las orientaciones de Lenin que si admitía la posibilidad del socialismo en un sólo país. El error del Fidel y el Che fue ser leninistas.

    Los revolucionarios cubanos tuvieron la mejor de las intenciones al pretender reemplazar el régimen reaccionario por el socialismo. Ese afán los llevaría inevitablemente a un entrampamiento y a caer en el fango del burocratismo estatista. ¿Cuál es la culpa de Fidel? ¿De qué se le puede acusar a Fidel desde el marxismo? Acaso, ¿de haber querido hacer el socialismo en Cuba? De acuerdo con el pensamiento de Astarita, la revolución cubana cayó en el fango del burocratismo estatista porque sus dirigentes pretendieron hacer el socialismo en Cuba.

    Entonces, si no debieron poner en práctica un programa socialista en Cuba, ¿qué programa debieron poner en práctica? Tal vez un programa de capitalismo de estado bajo “control” proletario. En este aspecto Astarita no es lo suficientemente claro. Probablemente no tenga una respuesta a la mano, tampoco puede exigírsele que la tenga, ya que este es un tema que será dilucidado en décadas a partir de futuras grandes victorias revolucionarias y grandes fracasos.

    El caso es que en las próximas décadas triunfarán (si o si) revoluciones de raigambre proletaria popular en distintos países del mundo, en países parecidos a Bolivia, Grecia o India. ¿Qué programa deberían enarbolar estas futuras revoluciones? Es probable que para ese entonces tampoco haya una respuesta clara y esta oleada de revoluciones también fracase.

    Lo que sí está claro (al menos para mí) que todas las futuras revoluciones contemplarán como aspecto clave de sus programas revolucionarios la orientación leninista mencionada por Astarita:

    “Todos los ciudadanos sin excepción deben actuar como jueces y participar en el gobierno del país. Y lo más importante para nosotros es enrolar a todos los trabajadores, sin excepción, en el gobierno del Estado. Esta tarea es tremendamente dificultosa. Pero el socialismo no puede ser introducido por una minoría, por un partido”

    ¿Cómo hacerlo? He ahí el quid de la cuestión. Ya sabemos que ni los bolcheviques, ni los comunistas chinos, cubanos, etc. lo lograron.

    Desde mi humilde punto de vista la solución pasa por el hecho de que la revolución triunfante convoque lo más pronto posible a elecciones de los consejos de representantes (soviets, comunas, etc.) para constituir con ellos el gobierno del país a partir de la asamblea popular nacional (APN) que se encargue del gobierno político del país. Es esta instancia la que tiene que resolver todas las preocupaciones planteadas por Astarita y los demás compañeros en este foro, desde las relaciones con el capital extranjero y el papel del mercado hasta la repartición de los títulos accionarios de las empresas y la autorización para que un sector de trabajadores se hagan “millonarios”.

    Saludos.

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    • Usted sostiene que la dirección cubana aplicó una política leninista. Luego afirma estar de acuerdo con la idea de Lenin de que «Todos los ciudadanos sin excepción deben actuar como jueces y participar en el gobierno del país». Pero en la nota se plantea que esto es precisamente lo que no ha sucedido en Cuba.

      En cuanto a si Lenin planteaba que se podía alcanzar el socialismo en Rusia, pienso que Trotsky ha refutado esta idea de manera convincente en su crítica al VI Congreso de la Internacional Comunista. Todo indica que en el enfoque leninista, el triunfo de la revolución en Rusia actuaría como incentivo para la revolución europea. En tanto no triunfara la revolución en países adelantados, Rusia debería resistir. Las medidas de tipo «capitalismo de Estado» apuntaban a ese objetivo. Entre muchos otros, el siguiente pasaje de Lenin (citado por Trotsky) expresa el asunto: «Hemos señalado en toda una serie de obras, en todos nuestros discursos, en toda la prensa, que no ocurre lo mismo en Rusia (como en los países capitalistas), donde tenemos una minoría de obreros ocupados en la industria y una mayoría enorme de modestos cultivadores. En un país así, la revolución social no puede triunfar definitivamente más que con dos condiciones. Una, que sea sostenida en tiempo oportuno por la revolución social en uno o varios países avanzados… La otra es el acuerdo entre el proletariado que ejerce su dictadura… y la mayoría de la población campesina. Sabemos que no es el acuerdo con los campesinos lo que puede salvar a la revolución socialista en Rusia en tanto que no se produzca la revolución en otros países…» (citado por Trotsky en Stalin, el gran organizador de derrotas. La III Internacional después de Lenin, Yunque).

      De todas maneras, más importante que lo que dijo Lenin es la confirmación empírica (por vía negativa, hay que admitirlo) de la imposibilidad de construir el socialismo en un solo país. Y en este punto hay que dar cuenta de lo que se afirmó: en la URSS Stalin proclamó que el socialismo estaba construido «en lo fundamental» a mediados de los 1930; luego, en 1960, se sostuvo que en 1980 la economía soviética superaría a la de EEUU y se llegaría al comunismo. En China, cuando se lanza el Gran Salto Adelante, Mao afirma que en poco tiempo superarían a Gran Bretaña. Fidel Castro, en 1959, aseguró que en pocos años el nivel de vida en Cuba sería más alto que en EEUU y la URSS. En todos los casos, prevalecía la misma idea: el socialismo podía construirse al interior de un país. La realidad es que ni siquiera se pudo construir al interior de un bloque de países atrasados. Por esto mismo, la democracia de los trabajadores podrá mejorar las cosas; pero aun con ella, no veo cómo se podría construir una sociedad socialista al interior de Cuba.

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      rolandoastarita

      18/05/2015 at 09:40

  18. nota:
    por un error técnico el post anterior sale con la firma de «polémicacomunistaperu», debió salir con la firma de Amauta, que es la denominación que vengo utilizando.

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    amauta

    18/05/2015 at 04:44

  19. Si la abolición del mercado por decreto, la colectivización forzosa, la liquidación de la NEP, la «Ofensiva» en Cuba de 1968 que eliminó, al menos legalmente, la actividad privada, etc, son medidas de carácter burócratico; si Trotsky tenía razón en combinar plan y señales de mercado, ¿tiene sentido la revolución en sentido económico? O tendremos que asumir (y aceptar) que es posible una revolución política pero que los cambios económicos serían muchísimo más graduales, dada la experiencia del siglo XX? Triunfó entonces, al fin y al cabo, la posición kautskiana y bernsteiniana sobre la aparición gradual de la sociedad socialista?

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    Hernan

    18/05/2015 at 16:22

    • La posición de Bernestein la trató de aplicar la socialdemocracia. Los resultados están a la vista; las políticas de la socialdemocracia europea frente a la crisis capitalista no tienen muchas diferencias con respecto a la derecha. El Estado capitalista no se reforma gradualmente, como decía que podía hacerlo el gobierno de Salvador Allende. Pero sí estoy convencido de que un gobierno (y un Estado) de los trabajadores, que se proponga un programa socialista, deberá avanzar muy lentamente. No se puede imponer el socialismo desde una vanguardia a la población. En los últimos escritos de Lenin se advierte esta cuestión; por ejemplo, cuando aconseja fomentar cooperativas, y dice que sería obra posiblemente de décadas organizar a los pequeños productores en cooperativas reales. Todo dependerá, además, de la ayuda internacional que pueda tener un gobierno revolucionario. Una revolución, en un país atrasado, que queda aislada, muy probablemente dará lugar al surgimiento de una burocracia. En estos temas creo que hay que ser realista, partir de la experiencia histórica y no ocultar los problemas.

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      rolandoastarita

      19/05/2015 at 11:56

    • Entonces señor Astarita no discutamos tanto sobre las revoluciones en los países atrasados. Hablemos mejor de la posibilidad de revolución en los países más desarrollados y como después podría desprenderse apoyo de estos a movimientos populares en los países en vías de desarrollo.

      Si no analizamos estas cuestiones claves todo será en vano, abandonaremos la lucha y caeremos en un conformismo barato fomentado por estos «populismos» sudamericanos conservadores. Prefiero mil veces estudiar la relación de fuerzas entre el proletariado y el capital en EEUU que intentar descubrir que ocurrirá con los burocratismos sudamericanos de derecha (que simulan ser de izquierda).

      Coincido plenamente en que la revolución debe tener un caracter internacional. De hecho todas las revoluciones han sido así, inclusive las burguesas. Pero para esto hay que tener una mirada lo más global posible.

      Con respecto a la vanguardia mi posición es distinta. Yo sí creo que en los países atrasados el socialimso debe venir de la mano de la vanguardia ya que sus pueblos no tienen cultura democrática. El caudillismo y fascismo son muy fuertes en estas tierras y echarían a perder toda revolución si esta no es impuesta desde una dictadura proletaria de vanguardia.

      Saludos

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      carlos

      19/05/2015 at 12:53

    • Pero si no se analizan y discuten a fondo las experiencias de «socialismos reales» no podremos avanzar. Hay que sacar enseñanzas de lo que sucedió.

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      rolandoastarita

      19/05/2015 at 15:48

  20. «Todo dependerá, además, de la ayuda internacional que pueda tener un gobierno revolucionario. Una revolución, en un país atrasado, que queda aislada, muy probablemente dará lugar al surgimiento de una burocracia.» (Astarita)

    Es muy necesario que aclare quienes aportarán la ayuda internacional a un gobierno revolucionario surgido de una revolución en un país atrasado.

    Sería absurdo pensar que esa ayuda internacional vendría de gobiernos burgueses de países capitalistas adelantados. Estos gobiernos burgueses, lejos de prestar ayuda a un gobierno revolucionario, lo que tratarán es de hacerlo caer.

    Entonces, sólo queda la posibilidad que esa ayuda provenga de otros gobiernos revolucionarios economica y tecnologicamente más adelantados. En este caso habría que esperar que una revolución triunfe y se consolide en un país capitalista adelantado.

    También podría especularse que la ayuda podría venir de gobiernos progresistas de países capitalistas adelantados, lo cual es tan relativo e inconsistente como para tomar en serio este tipo de ayuda.

    Finalmente se me ocurre que esa ayuda podría provenir de gobiernos capitalistas por presión de sus clases trabajadoras

    Por favor compañero Rolando Aclare este tema.

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    amauta

    20/05/2015 at 02:54

    • «Entonces, sólo queda la posibilidad que esa ayuda provenga de otros gobiernos revolucionarios economica y tecnologicamente más adelantados. En este caso habría que esperar que una revolución triunfe y se consolide en un país capitalista adelantado». Sí, efectivamente. Si no triunfa el socialismo en países adelantados, es imposible alcanzar una sociedad socialista. Incluso cuando se toma el poder en Rusia los bolcheviques eran conscientes de que el destino último de la revolución dependía de que se extendiera a Europa, Alemania en primer lugar.
      De todas formas, la resistencia y presión de los trabajadores en los países capitalistas pueden obligar a sus gobiernos a limitar la agresión a un nuevo gobierno revolucionario, o incluso a mantener una cierta convivencia más o menos pacífica.

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      rolandoastarita

      20/05/2015 at 08:55

  21. En los mejores tiempos de la revolución cubana, la gran mayoría de sus cuadros revolucionarias seguramente han tenido una fuerte identificación con el pensamiento leninista y, de hecho, se declararon leninistas. El problema fue que se nutrieron de la versión oficial que sobre el leninismo difundía la burocracia soviética. Pero el hecho de identificarse con el leninismo no supone necesariamente una comprensión cabal de lo fundamental del sistema ideológico leninista. En este aspecto creo que los cuadros revolucionarios cubanos tuvieron graves falencias. La incursión del Che en Bolivia bajo la concepción del foco guerrillero fue una muestra muy gruesa de la incomprensión de las orientaciones leninista. Tal vez Ariel Hidalgo fue una de las pocas luces rojas que intentó iluminar un camino revolucionario para el pueblo cubano, pero que la burocracia (que ya había tomado por asalto el poder en Cuba) no permitió brillar.

    Desde mi punto de vista, La lección más importante que nos dejan las derrotas de los socialismos del siglo XX (o en el siglo XX) es que “no se puede imponer el socialismo desde una vanguardia a la población” como dice Astarita. Por lo tanto, toda revolución del siglo XXI (y demás siglos) debe plantearse el establecimiento inmediato de la democracia directa como nueva forma de Estado. Esto es, edificar un nuevo Estado sobre la base de las Asambleas Populares Permanentes tanto a nivel territorial (comunas, distritos) como a nivel funcional (federaciones de trabajadores industriales, mineros, asociaciones campesinas, asociaciones culturales artísticas, maestros, estudiantes, etc.)

    Esto debe ser radicalmente distinto de lo que ocurrió en la URSS donde no se cumplió con la consigna de “todo el poder a los soviets”. Por el contrario, todo el poder fue al partido y se edificó un nuevo Estado sobre la base del partido. El asunto terminó en un Estado – Partido, muy distinto del Estado – Comuna que planteó Lenin en las “tesis de abril”

    Saludos
    Amauta

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    amauta

    20/05/2015 at 03:35

  22. Agradezco su respuesta y su sinceridad compañero Rolando. En todo caso el agradecimiento viene de todos los pueblos y luchadores sociales por el esfuerzo que Ud. realiza de poner al alcance de los mismos un debate ideológico muy necesario para la lucha proletaria y popular. Por experiencia propia le manifiesto que el debate no es en vano, de hecho sirve para someter a crítica tácticas y estrategias de organizaciones revolucionarias. Así que sigamos adelante.

    La primera reflexión que me produce su respuesta se refiere a la siguiente pregunta ¿cómo es que surgen y se consolidad esas revoluciones en países capitalistas adelantados? y estamos hablando de revoluciones socialistas, de procesos donde el proletariado toma el poder y construye el socialismo. Obviamente no caen del cielo. Llego a estas reflexiones teniendo en cuenta que Ud. a sentenciado que no es posible la construcción del socialismo en un sólo país. No especifica si se trata de un país capitalista avanzado o atrasado. Pregunta directa: ¿considera Ud. posible la construcción del socialismo en un sólo país en un país capitalista adelantado?

    Más preguntas: ¿esas revoluciones surgen simultáneamente en varios países capitalistas avanzados? Haciendo un esfuerzo de imaginación podríamos pensar en una nueva versión de la llamada «primavera árabe» para países capitalistas avanzados. Sin embargo, más atinado y más acorde con el sentido común es pensar que la revolución socialista estalle primero en uno de los países capitalistas avanzados, a partir de lo cual podría extenderse a otros.

    Incluso, podríamos imaginar un escenario en que la revolución socialista en un país capitalista avanzado no logre extenderse a otros países capitalistas avanzados; vale decir, que dicha extensión no se vislumbre en el futuro inmediato. Entonces, en este caso, ¿sería razonable suponer que la suerte de dicha revolución este echada? o, por el contrario, tratándose de un país capitalista avanzado si es posible la construcción del socialismo en un solo país.

    Por mi parte considero que si la revolución triunfante no logra la inmediata entrega de todo el poder a las Asambleas Populares (o consejos de representantes, en bases a normas y reglamentos ya esbozados por Lenin) , a partir de lo cual se instaure la Asamblea Popular Nacional como gobierno político del país, no será posible el socialismo en ningún tipo de país, ya sean estas revoluciones aisladas (individuales) o simultaneas. Sin este requisito la revolución caerá inevitablemente en manos del burocratismo contrarrevolucionario más temprano que tarde. Solo así conoceremos una autentica dictadura proletaria – popular. Hasta ahora solo hemos conocido la dictadura del partido que degenera en burocratismo y lleva de retorno al capitalismo.

    No olvidemos que socialismo se construye con individuos forjados ideológicamente en el capitalismo. La ideología burguesa vive, agazapada pero poderosa aun, en la conciencia social de ese pueblo que se apresta a transformar su sociedad. Esa conciencia social sobreviviente (o supérstite) es el principal enemigo de la revolución, más que el bloqueo o el intervencionismo imperialista. Las dictaduras partidarias que se establecieron en la URSS, china, etc. fueron “pan comido” para esta ideología burguesa supérstite. Le bastó con “tomar por asalto” el comité central del partido para tomar el control de todo el país, cambiar de color al partido y cambiar de rumbo a toda la revolución.

    Es posible que en la entrega del poder a las asambleas polares el partido comunista pierda importantes posiciones de influencia y de control frente a otros partidos o corrientes de opinión (portadoras en distintas tonalidades de la ideología burguesa supérstite) que tienen también importante influencia en la conciencia de las masas. Será a través de arduo “trabajo hormiga” en las bases (como el pez en el agua) donde los comunistas tienen que recuperar las posiciones perdidas. Incluso es posible que tendencias no comunistas tengan mayoría en las Asambleas Populares y en la APN (Asamblea Popular Nacional). En este caso el Pueblo Armado y los mecanismos del Derecho Popular se encargarán de contrarrestar todo intento del burocratismo de asaltar el poder.
    El caso es que la revolución triunfante disuelve todas las fuerzas armadas del capitalismo y lo convierte en pueblo en armas; así mismo disuelve el derecho burgués y establece el derecho popular (democracia proletaria popular) donde se establecen mecanismos para que cada ciudadano, en igualdad de condiciones, tenga voz y voto en relación a los decisiones sobre los más importantes temas nacionales. Estas cuestiones será motivo de tratarlos a profundidad en otro debate.

    Frente a un nuevo Estado edificado de esta manera, la ideología burguesa supérstite tendrá muy escasas posibilidades de asaltar el poder.

    Saludos.
    Amauta
    ¡Proletarios de todos los países, uníos!
    ¡Todo el poder a las Asambleas Populares!

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    amauta

    21/05/2015 at 14:41

    • Si le sirve de algo, compañero y por supuesto, para todos los lectores, aquí le va este fragmento programático donde se critica la idea de que quien debe tomar el poder es el partido:
      ‘Los revolucionarios agrupados en partido no luchamos para que un aparato político tome el poder y desde allí, dirija con mano de hierro la construcción del socialismo. No tenemos una visión elitista respecto del ejercicio del poder, en que una disciplinada formación política, operando sobre la insurrección de masas proletarias despolitizadas se apropia de los frutos de la victoria. Una concepción semejante solo puede conducir a la erección de un absolutismo con pretensiones socialistas. Ello no significa minimizar el rol del, o los partidos revolucionarios, indispensables para difundir la conciencia socialista y para orientar a la vanguardia de lucha en cada viraje de la situación política. En todo caso, el partido revolucionario luchará por la toma del poder por las organizaciones revolucionarias de masas y será en su seno donde dará una pelea constante por que se abra paso la orientación correcta. Los cuadros del partido serán la dirección del proceso revolucionario en la medida que sepan ganar el apoyo de la mayoría de la clase, no solo en la toma del poder, sino, a lo largo de la ulterior transición. No apuntará a conformarse como un poder paralelo y mucho menos substitutivo. En tanto el partido, o los partidos revolucionarios hayan contribuido a educar una amplia vanguardia en la estrategia revolucionaria y hayan podido formar decenas de miles de cuadros orgánicos a la clase, tanto las posibilidades de un giro reaccionario en las masas, como las de un deslizamiento ‘sustitucionista’ se atenúan, incluso bajo condiciones objetivas adversas (penuria económica-intervención extranjera- existencia de oposición contrarrevolucionaria etc.) Un partido revolucionario se comporta como dirección política del proceso revolucionario y no como autoridad jerárquica. En tanto su influencia se base en la persuasión, el ejemplo y el convencimiento racional y no en la opresión ejercida por una minoría sobre la mayoría, su accionar estará exento de todo residuo estatalista burgués. Esto no significa que el partido, al frente de la mayoría de la clase, no pueda ejercer coacción sobre otras fuerzas sociales o, incluso, fracciones de la propia clase obrera, nacional e internacional en tanto estas asuman posiciones reaccionarias. El partido ha de ser vanguardia en la resistencia a la intervención restauracionista o la contrarrevolución interna, ha de estar en la primera fila de una guerra revolucionaria. Pero será extremadamente cauteloso en la limitación de la democracia obrera, aún cuando para ello opere como vanguardia de la mayoría de la clase y desde ya, incurrirá en una desviación autoritaria cuando se postule como reemplazante de esta, sin importar el grado de apoyo que le brinden los trabajadores. Naturalmente, la evolución real de lucha de clases no puede ser contenida en un conjunto de fórmulas secas. Ciertamente, numerosas circunstancias históricas promovieron la concentración del poder en una minoría organizada como respuesta transitoria para la supervivencia de la revolución. La revolución rusa fue una de ellas. Pero aún aquí debemos diferenciar la impelente necesidad de la lisa y llana ‘vocación de poder’, con lo cual volvemos al punto de partida. El partido no lucha por la toma del poder para si mismo, como institución de un futuro estado proletario en que las libertades políticas y la función pública sea acaparada por una minoría. Lucha por la instauración del poder obrero, en los marcos de un estado comunal y por el ejercicio de la dictadura por la abrumadora mayoría de la clase. Postular de antemano que el partido lucha por la conquista del poder para si mismo, induce a establecer una distinción substancial entre este y el conjunto de la clase productora, entre un estrato superior, apto para la dictadura y uno inferior, incapacitado para luchar por su emancipación que se verá realizada por medio de este ‘instrumento desinteresado’ encarnación terrenal de la verdad y la virtud. La consecuencia de esta formar de pensar es la construcción de aparatos sectarios y burocráticos que, lejos de representar el germen de la dictadura revolucionaria de la clase, son la simiente amarga de la dictadura burocrática de partido-estado. Esta concepción, derivada de una fetichización abusiva del modelo bolchevique, del que se rechazan sus justos ejemplos y se adoran sus trágicos errores, es la que campea en la abrumadora mayoría de las organizaciones que conocemos. Si alguna vez se habla del poder para la clase trabajadora es sobreentendiendo que esta fungirá como apéndice del partido iluminado e impoluto y más precisamente, de su dirección, en especial término, su líder bienamado. A lo que conduce este tipo de construcción es historia conocida. Despolitización. Fanatismo. Perpetuación de las direcciones mediante el culto a la personalidad. Imposición de criterios, velada, mediante el cerco de presión, la persecución y la calumnia, o directa, mediante las expulsiones. Usurpación de las prebendas del aparato. Formación de una mentalidad de casta privilegiada. Desprecio por la independencia de la vanguardia natural respecto del partido. Boicot a toda iniciativa de esta, que no encaja en las alquimias del Comité Central. Calificación de ‘enemigo del partido’ o sea: de la revolución, a todo aquel que ose disentir y se niegue obstinadamente a prosternarse. Si esto no alcanza, aparece el rótulo de traidor o algo peor. No es de esperar que esta lógica de pensamiento cambie con el acceso al poder. Lo que hoy es una calumnia infame contra un compañero, la amenaza o el apaleamiento de un disidente, mañana serán las celdas de tortura y los campos de concentración. Hay que prevenir y corregir ahora, por que luego, será tarde.’

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      AP

      21/05/2015 at 20:17

  23. Estimado compañero AP podría ser posible tener acceso al documento completo?. Es muy interesante lo que se plantea en el párrafo. Por mi parte estoy de acuerdo con la mayoría de los razonamientos que se exponen. Supongo que debe ser el pronunciamiento de una organización, tengo interés en saber de que organización se trata..

    La posición de Astarita al respecto al tema la sigo viendo con serias inconsistencias, desde mi modesta opinión. Astarita sostiene que la construcción del socialismo en un país atrasado sólo puede ser posible con el apoyo de un país socialista adelantado. La pregunta cae por su propio peso: ¿cómo, bajo que circunstancias o dentro de que escenario, el país (o los países) capitalista adelantado logró construir (o viene logrando) el socialismo?

    La posición de Astarita tiene dos alternativas:

    1) termina reconociendo que tratándose de un país capitalista adelantado si es posible la revolución e un sólo país

    2) Hay que esperar a un debacle general (colapso total) del capitalismo mundial, donde las principales potencias capitalistas se derrumban como castillo de naipes.

    Sobre lo primero, esperar una revolución en Alemania o Inglaterra en los próximos 50 años es una utopía. Es que, para que se de una revolución las masas tienen que estar sometidas a condiciones de opresión y miseria extremas. En ese lapso de tiempo le aseguro que habrán decenas de revoluciones en los países atrasados.

    Sobre lo segundo, puedo decir sin temor a equivocarme que el capitalismo (cada vez más poderoso y letal) como amo de mundo, es capaz de exterminar a una gran parte de la población mundial, si ello es necesario para mantenerse como sistema dominante. Si tiene que hacerlo, lo hará.

    Saludos
    Amauta

    ¡Proletarios de todos los países, uníos!
    ¡Todo el poder a las Asambleas Populares!

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    amauta

    25/05/2015 at 10:51

    • Si es tan amable de publicar un mail se lo envío compañero.

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      AP

      25/05/2015 at 16:16

  24. Sobre el planteo de Astarita, creo que el, al igual que yo, solo conciben posible la construcción del socialismo en los marcos de la extensión a los países adelantados. Es algo coincidente con el planteo originario de Lenin y Trotski. La posibilidad de la edificación del socialismo en los marcos nacionales de un país (aún si fuese la URSS) fue reflotada por Stalin hacia 1924, borrando con el codo todo lo planteado con anterioridad por los marxistas más eminentes.

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    AP

    25/05/2015 at 16:21

  25. Le agradezco compañero AP. Me lo envía por favor a: mp.amauta@gmail.com

    Continuemos con la discusión.
    Supongamos una revolución en Argentina (suposición para nada descabellada si recordamos la crisis política del 2001-2002) ¿cuál sería su propuesta de programa político para la revolución?

    En vista que Ud. no cree en la construcción del socialismo en un sólo país es probable que se incline por formas mixtas; vale decir, una mezcla de capitalismo privado, capitalismo de estado y formas autogestionarias

    El problema es más grave cuando caemos en la cuenta que en las próximas décadas se producirán (estoy seguro de ello) decenas de revoluciones en los países atrasados; en tanto que es altamente improbable una (al menos una) revolución en algún país adelantado, en ese periodo de tiempo. Para todas esas revoluciones que se vienen en países atrasados, simplemente, no tenemos alternativa

    Concebir posible la construcción del socialismo «en los marcos de la extensión a los países adelantados» es fomentar el inmovilismo; es como decirles a los pueblos que se atreven a revelarse «mejor no hagan nada porque todo fracasará». Esperar revoluciones socialistas en los países adelantados es esperar a las calendas griegas. Desde mi punto de vista serán las revoluciones en los países atrasados las que hagan sucumbir a las potencias capitalistas. La estrategia debe ser rodear al centro desde la periferia.

    Ciertamente, por lo inédito del tema y teniendo en cuanta las experiencias de la URSS y china, forjar formas de economía socialista genera enormes dificultades e impaces. En muchos casos hay que apelar a formas mixtas (formas capitalistas y socialistas). Incluso, en algunas áreas económicas (la agricultura atrasada, por ejemplo) se puede hablar de todo un periodo pre-socialista. Todo esto hay y mucho más. La clave está en que todo este proceso revolucionario se desarrolla sobre la bases de dos pilares: el gobierno del pueblo (sustentado en las asambleas populares) y el pueblo armado (sistema donde las guarniciones militares se sujetan a las asambleas populares y los militares de carrera son personal técnico. Oficiales y tropa tienen voz y voto en las asambleas populares)

    Las opiniones de Lenin, Trosky y demás a este respecto hay que tomarlas con «pinzas». Por lo inédito del asunto, de hecho, estos camarada en muchos aspectos relacionados con el tema estuvieron perdidos.

    Debe quedar claro que todo este debate no es una competencia de iluminados. Quienes deben salir ganando de todo este esfuerzo son los pueblos revolucionarios.

    Saludos
    Amauta

    ¡Proletarios de todos los países, uníos!
    ¡Todo el poder a las Asambleas Populares!

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    amauta

    26/05/2015 at 13:01

    • Disculpen que me entrometa en la discusión, pero partiendo de premisas como:

      – Supongamos una revolución en Argentina (suposición para nada descabellada si recordamos la crisis política del 2001-2002)
      – El problema es más grave cuando caemos en la cuenta que en las próximas décadas se producirán (estoy seguro de ello) decenas de revoluciones en los países atrasados (…)

      No se puede llegar a lugar alguno. ¿De dónde saca datos para avalar sus suposiciones tan tajantes? Que disculpe pero no solo me parecen descabelladas, me parecen delirantes.
      Si hay proletariados y subproletariados que NO van a hacer revoluciones en las próximas décadas son los latinoamericanos en general y el Argentino en particular. Afirmo esto en base al nivel de desorganización, falta de conciencia y falta de formación política que observo a diario en mis trabajos con esos sectores sociales. Ni hablar de la izquierda partidaria, que juega totalmente en contra…
      Tal ves alguna revuelta más o menos grande, pero de ahí a una revolución…

      Me parece altamente loable su compromiso para con el socialismo pero engañarse a si mismo imaginando escenarios irreales no lo ayuda ni a usted ni al conjunto de la izquierda.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      26/05/2015 at 15:20

  26. Estimado Gerardo me parece muy loable su cercanía con sectores proletarios y populares. Le pido disculpas si mis expresiones le han provocado alguna molestia.

    Por su puesto que me baso en hechos que estoy seguro que Ud. también los conoce. Echemos un vistazo a los acontecimientos mundiales delos últimos 30 años.

    Tenemos la rebelión del pueblo nicaragüense que derroco al régimen somocista bajo una vacilante dirección del llamado sandinismo, la rebelión del pueblo salvadoreño bajo la dirección del Farabundo Marti, la situación revolucionaria en Bolivia que llevó al derrocamiento de Lopez de Lozada, situación revolucionaria en Colombia que llevó a la constitución de las FARC, el caracazo de fines de los 90 del cual Chavez se aprovechó para encumbrarse, la situación revolucionaria en Ecuador que derrocó a Jamil Mahuad, la lucha armada en Nepal que derrocó a la monarquía, la guerrilla en la India que controla actualmente un sector importante de territorio, finalmente, la llamada primavera árabe, la rebelión del pueblo libio contra la dictadura de Gadafi y del pueblo sirio contra la dictadura de Al Assad, la victoria popular en Kobani contra el Estado Islámico; la lucha del pueblo kurdo y del pueblo de palestina por liberación nacional, etc. etc.

    Es lo que mi memoria me puede dar en este momento, seguramente hay mucho más. Una constante en la mayoría de estos procesos ha sido la profunda debilidad (en muchos casos la ausencia) de la vanguardia comunista, que pueda encaminar estos procesos a revoluciones victoriosas que lleven al proletariado y al resto del pueblo al poder. Muchas oportunidades se han perdido por este motivo.

    Para el escenario de las próximas décadas no veo cambios de importancia cualitativa que neutralicen las futuras luchas revolucionarias de los pueblos o eviten situaciones revolucionarias en varios países. A menos que Ud. vea para el futuro nuevos factores que harán que las aguas estén mas tranquilas en las próximas décadas. Si así fuera el caso, le agradecería si me los puede compartir.

    Por mi parte si veo un mayor conflicto de intereses entre el bloque que lidera china (BRICS) con EEUU, a la sombra de lo cual muchos conflictos pueden estallar a nivel mundial. Los cimientos del euro no los veo muy sólidos; de hecho, veo serios resquebrajamientos por ese lado. Si este asunto prospera las repercusiones económicas a nivel mundial serían muy grandes. Lo de Grecia es una prueba de fuego y cualquier cosa puede pasar. El caso es que el euro es cada vez una carga más pesada para los países más débiles de la eurozona.

    En la medida en que las derrotas de las revoluciones en la URSS y China vienen siendo asimiladas y racionalizadas por las organizaciones marxistas a nivel mundial, es muy probable que la participación de las organizaciones comunistas en las luchas revolucionarias de los pueblos en las próximas décadas va ha tener mayor peso. de modo que los estallidos revolucionarios de las próximas décadas podrían tener una tonalidad un poco más roja. En estas ultimas décadas la bandera roja ha estado flameando a media asta en las luchas sociales.

    Saludos
    Amauta

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    amauta

    27/05/2015 at 04:42

    • No me resulta convincente nada de eso. Los procesos que enumera que tuvieron algo de revolucionario o bien lo fueron en un sentido burgués o derivaron hacia alguna variante de dominio burguesa, y desde los 80 no se observa situación alguna, tal vez el caso mexicano pero tengo mis reservas, en donde la burguesía no haya tenido un dominio claro y casi constante de la situación y los proletarios y subproletarios se dedicaron simplemente a morir en las calles.
      Una posible excepción tal ves sea la de las FARC pero hasta donde se observa hoy por hoy están más cerca de ser exterminadas que de otra cosa.
      Y continua con lo de la ausencia de vanguardia comunista, en eso acuerdo es más seguirá sin haber vanguardia comunista durante muchas décadas más, por lo cual como argumento incluso apoya mi punto de vista.
      En resumidas cuentas nada que permita tener expectativas de a lo sumo, como ya dije, algunas revueltas donde tal ves cambien las figuritas dirigenciales de la burguesía al costo de muchos muertos trabajadores.
      En definitiva puro idealismo, lo digo desde un punto de vista que simpatiza con su entusiasmo, sin ningún referente en la situación geopolítica mundial.
      No compañero, desgraciadamente, desde mi punto de vista, tenemos que prepararnos para muchas décadas de trabajo de hormiga, algo parecido a lo que vivieron Marx y Engels en un momento determinado, pero que en nuestro caso será mucho más profundo y prolongado dado las derrotas Estalinistas de las que venimos y la ineptitud e incompetencia tanto del Trotskismo como del Anarquismo.
      No queda mucho más que decir que estamos de acuerdo en que no estamos de acuerdo.

      Saludos.

      Pd: Sepa disculpar el tono negativo es simplemente el análisis de situación que me parece más realista. Estaría encantado de poder compartir su optimismo.

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      Gerardo Daniel

      27/05/2015 at 22:41

  27. Estimado gerardo, estamos de acuerdo en que, en la mayoría de los casos, los estallidos sociales de las últimas décadas fueron capitalizados en favor de intereses burgueses en sus mas diversos matices, en tanto que el pueblo oprimido puso los muertos. Todos estos estallidos han sido oportunidades perdidas. Los sucesos en Argentina a raíz del corralito (2001-2002) se hubieran desarrollado de una forma más contundente si hubiera intervenido una vanguardia con arraigo de masas y enarbolando un programa revolucionario.

    La pregunta cae por su propio peso: ¿porqué sucedió así? La razón más importante es la ausencia o debilidad de las vanguardias comunistas y la falta de un programa revolucionario que sea la síntesis de las experiencias socialistas que fracasaron. Las derrotas de las revoluciones en la URSS y China (y otros) han tenido mucho que ver con la desmoralización, confusión y relajamiento de las organizaciones comunistas a nivel mundial. Falta la teoría revolucionaria que sintetice las fallidas experiencias revolucionarias pasadas, para que surja nuevamente el movimiento revolucionario. Esa teoría surgirá al calor de las luchas proletarias y populares (esfuerzos como el que hace Astarita contribuyen a ello). No existe ninguna razón de peso que pueda probar lo contrario.

    Alternativas como el estado comunal (planteado por Lenin pero que no supo defender consecuentemente) viene ganando terreno como alternativa programática dentro del movimiento comunista mundial. Ciertamente hay mucho todavía por discutir. Sin embargo, en el horizonte se pueden ver pequeñas luces que señalan consensos.

    Nuevas crisis económicas, conflictos geopolíticos, pugnas interimperialistas, etc. son inevitables en el capitalismo; a partir de lo cual, nuevos estallidos sociales serán, también inevitables en las próximas décadas. Ojala que las nuevas oleadas de lucha encuentren las banderas rojas bien izadas. Esforcémonos para ello.

    Saludos
    Amauta

    ¡Proletarios de todos los países, uníos!
    ¡Todo el poder a las Asambleas Populares!

    PD: la negación es absolutamente necesaria y es más provechosa cuando da lugar a una síntesis que incita a la movilización de las masas (le ruego que tome con calma mi beligerancia, no quisiera asustarlo)

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    amauta

    28/05/2015 at 03:56

  28. Recuerdo haber leído en Lenin que cuando llegara la revolución social habría que aferrarse a ella con “uñas y dientes”, aun así el partido no estuviera lo suficientemente preparado para afrontarla. Así mismo, recuerdo haber leído en Trotsky que las revoluciones en los países atrasados no podían esperar a las revoluciones en los países adelantados.

    La razón de ser de los comunistas y del partido comunista es el de guiar las luchas del proletariado y demás clases oprimidas hacia la emancipación de toda forma de opresión y explotación por la senda del socialismo y el comunismo.

    La disyuntiva de convocar o no a las masas a la toma del poder en un determinado país no se subordina a la disyuntiva de si es posible o no el socialismo en dicho país. Si están maduras las condiciones para que las masas oprimidas se lancen a una lucha por el poder, los comunistas deben ser los primeros en impulsar esta lucha revolucionaria y en ubicarse en primera fila.

    El criterio según el cual debe postergarse conscientemente una revolución en un país atrasado porque será imposible construir el socialismo en dicho país, en vista que no existe un país socialista adelantado que le preste asistencia, es un criterio contrarrevolucionario y antihistórico; así mismo lo es el criterio según el cual, por las mismas razones, los comunistas deben defender la propuesta de apagar el incendio revolucionario propiciada por una rebelión popular. Felizmente no he leído que alguien es este blog haya planteado tan descabellada idea.

    La experiencia histórica ha demostrado plenamente que bajo las condiciones de un estado – partido como lo fueron la URSS y China (y otros) es imposible construir plenamente el socialismo; peor aún, es imposible conservar el poder revolucionario, sea este un poder democrático revolucionario o un poder socialista revolucionario. Mas tarde o más temprano las poderosas contracorrientes capitalistas (internas principalmente) harán añicos con toda la socialización avanzada y lograda hasta ese momento, centrando su ataque principalmente en las altas esferas del partido.

    Así mismo, Ha quedado demostrado plenamente que bajo las condiciones de un estado-partido, la cúpula del partido es altamente vulnerable a las contracorrientes capitalistas que aun sobreviven en el socialismo burocrático que se genera en estas condiciones. Una vez producido el contragolpe capitalista todos los avances técnicos y económicos pasan a manos de la nueva clase capitalista forjada y cultivada en el seno del propio partido.

    La situación será diferente cuando luego del derrocamiento de las clases opresoras se establece un estado-comuna (forma estatal aún no conocida en la historia contemporánea, probablemente hayan existido formas primitivas de este tipo de estado en épocas muy antiguas) sustentado en las asambleas populares y en el pueblo armado y gobernado por la Asamblea Popular Nacional. ¡A ver si las contracorrientes capitalistas van a poder con esta nueva estructura social y política!

    Que quede claro que esta estructura no niega al partido comunista. Por el contrario, los comunistas y su partido son el sostén político, ideológico y moral de todo este proceso, donde tienen la oportunidad de legitimarse ante las masas a partir de su estrecho contacto con ellas (como el pez en el agua) y ganar la hegemonía a partir de su superioridad científica y moral en la disputa y competencia con otras corrientes políticas e ideológicas. Más aún, la hegemonía de los comunistas en todos los órdenes, espacios y niveles de la nueva sociedad es la única garantía de que el proceso no se interrumpa por un contragolpe capitalista.

    Es necesario observar que esta hegemonía de la hacemos mención la concebimos como aquella que los comunistas se la ganan todos los días y en todos los espacios de la nueva sociedad comunal en base a la superioridad de su ciencia y de su moral revolucionaria. Muy distinta de la hegemonía impositiva y arbitraria del partido único en la cumbre del poder, que prohíbe otros partidos en la sociedad, que reprime a los disidentes dentro del mismo partido, que le niega a los trabajadores el derecho de huelga, somete a los sindicatos al control corporativo del estado, etc.

    El poder popular revolucionario así establecido (poder comunal), luego del triunfo de la revolución, en las condiciones de un país atrasado, plantea un nuevo enfoque al tema de la posibilidad o no del socialismo en un solo país y al tema de la necesidad o no de la ayuda o apoyo de un país socialista avanzado.

    En alguna oportunidad Lenin expreso que sin el triunfo de la revolución en Alemania, la revolución de octubre (en un país atrasado como Rusia) estaría perdida. Efectivamente, la revolución en Alemania fue derrotada (rebelión espartaquista) y todo el proceso realizado a partir de la revolución de octubre en la URSS fue aniquilada por un contragolpe capitalista. El caso es que si en Alemania un eventual triunfo revolucionario daba lugar a un estado-partido también hubiera corrido la misma suerte de la URSS. En conclusión, la restauración del capitalismo en la ex – URSS nada esencial tiene que ver con la derrota de la revolución en Alemania.

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    amauta

    25/06/2015 at 12:08

  29. El régimen de dictadura democrática de obreros y campesinos que preconizaba Lenin luego de la revolución de octubre jamás se concretizó, jamás funcionó. Desde un inicio la nueva sociedad mal llamada soviética fue un régimen de dictadura del partido comunista (estado – partido). La clase obrera y la clase de los campesinos (como parte de la pequeña burguesía), en cuanto tales, jamás tuvieron en la nueva sociedad los canales o coberturas para expresar y hacer valer su voluntad. Era el partido el que pensaba y decidía por ellos, porque supuestamente era el partido del proletariado, la UNICA organización política que representaba los intereses del proletariado. Sin embargo, la historia (fría, cruel e inexorable) prontamente se encargaría de demostrar que dicho partido no representaba plenamente los intereses de la clase obrera; sino que representaba esencialmente los intereses de las altas esferas del partido conformada por intelectuales revolucionarios provenientes de la pequeña burguesía casi en su totalidad, la gran mayoría de los cuales arrastraba aspiraciones burguesas que se hacían más significativas en la medida que concentraban mayor poder político.

    La clase obrera en la URSS (ni en China, ni en Cuba, etc.) jamás tuvo el control del aparato del estado; vale decir, jamás tuvo el poder. Sin embargo, podría argumentarse que si lo tuvo a través del partido. No es nada gratuito que cuando Lenin y otros escritores marxistas hablaban del proletariado estaban hablando del partido. De tal modo que se hizo una costumbre o tradición establecer una identidad entre el partido y la clase obrera. Partido y clase no son una y la misma cosa. Uno no puede sustituir al otro. Entender las cosas como que el partido puede sustituir a la clase sólo puede llevar a conclusiones erróneas.

    El partido comunista es esencialmente el partido de los comunistas, que en una determinada época histórica debe estar constituido por profesionales revolucionarios que levantan las banderas del proletariado revolucionario. Lo que debe quedar claro es que el partido comunista no se limita solamente a los intereses del proletariado y a sus reivindicaciones inmediatas e históricas. El partido comunista es ante todo y sobre todo una corriente científica que tendrá que luchar por siempre todo el tiempo que exista la humanidad contra el oscurantismo metafísico e idealista, producto de las limitaciones del entendimiento humano y de los interés de las clases privilegiadas y opresoras.

    Si en el próximo milenio se extingue el proletariado ya sea porque se extinguieron todas la clases en el mundo o porque el capitalismo fue sustituido por otro régimen social donde el proletariado ya no tiene razón de ser, no necesariamente el partido comunista debe extinguirse; por el contrario, debe proseguir su lucha (en un nuevo escenario imposible de imaginar) por una humanidad sin explotados ni explotadores. Aún así las clases se hayan extinguido en el mundo el partido comunista continuará la lucha contra el cientificismo oscurantista que nunca desaparecerá mientras exista la humanidad.

    Del seno del proletariado no necesariamente debe emerger un solo partido que represente sus intereses y aspiraciones, pueden surgir varios con matices ideológicos diferentes. Sería absurda la pregunta: ¿de todos ellos cual es el verdadero? Sería infantil que alguno de esos grupos se proclame el verdadero y decida aniquilar a los demás. Lo correcto es que el que se considere el “verdadero” se gane la hegemonía con la fuerza de su sabiduría, su moral revolucionaria y sus hechos, en una sana competencia.

    Nunca dejará de ser verdad que el partido comunista es un colectivo de revolucionarios que se autoproclaman representantes de los intereses del proletariado o clase obrera; vale decir, son representantes autoproclamados. Entonces, la pregunta cae por su propio peso: luego de una revolución triunfante, la clase obrera y el pueblo revolucionario en general ¿pueden organizarse de tal manera que puedan elegir directamente a sus representantes y aprobar directamente las propuestas que estos representantes deben llevar ante las más altas esferas del poder y del gobierno revolucionario? En este caso estamos hablando de representantes y propuestas proclamados por la misma clase o por el mismo pueblo revolucionario. Sin los autoproclamados buscan la manera de ser proclamados, cualquier posibilidad de conflictos quedan resuelto. Cuando los autoproclamados mediante la fuerza se adueñan del poder absoluto, es que comienzan los problemas.

    En los primeros años de la revolución de octubre es muy probable que por las mentes de los bolcheviques haya pasado la disyuntiva de si el PODER REAL de todo el proceso revolucionario debe recaer en las masas revolucionarias organizadas a partir de sus representantes o en el partido.

    Lenin, con su propuesta de dictadura democrática de obreros y campesinos tuvo una actitud intermedia, contradictoria y vacilante a este respecto. Condenarlo por ello sería injusto dado lo inédito del tema. Lenin fue un notable teórico marxista y no un mago.

    Trotsky, con su teoría de la revolución permanente fue categórico: todo el poder al proletariado (léase partido), consideraba a las masas como algo amorfo, inorgánico, caótico, etc. Trotsky fue el que llegó a los más graves niveles de confusión entre partido y clase.

    Stalin, criticando la teoría de la revolución permanente llego a la misma conclusión de Trotsky de concentrar en el partido el poder absoluto. En este aspecto se parecían mucho y se diferenciaban bastante con Lenin.

    Los hechos históricos de las últimas décadas han aportado suficientes razones que refuerzan la idea de que luego de una revolución triunfante el poder absoluto debe pasar a las manos de las masas revolucionarias organizadas a partir de sus representes. El partido comunista y su contingente conquista la dirección de todo el proceso revolucionario emergiendo desde las profundidades de esas masas revolucionarias, basado en la superioridad de su ciencia y su moral revolucionaria y en dura lucha con otras corrientes ideológicas.

    Saludos
    Amauta

    ¡Proletarios de todos los países, uníos!
    ¡Todo el poder a las Asambleas Populares!
    ¡Pueblo Armado para la defensa de la revolución triunfante!

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    amauta

    02/07/2015 at 13:22

    • POR FAVOR, ENVÍE COMENTARIOS MÁS BREVES. Esta sección no es para enviar artículos. La próxima vez no se lo publico.

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      rolandoastarita

      02/07/2015 at 17:29

  30. Le pido disculpas por la extensión de mis comentarios. Le aseguro que todo mi interés es contribuir al debate en favor de la lucha de los oprimidos por su liberación. Escribir sobre estos temas es para mi una obligación revolucionaria. Muchas veces he dejado de trabajar para concluir un escrito. En todo caso limitaré la extensión de mis comentarios.

    «La próxima vez no se lo publico» es innecesario en mi caso. Con «Por favor, envíe comentarios más breves» era suficiente.

    Saludos

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    amauta

    04/07/2015 at 03:16

  31. Profesor Astarita, he leído con mucho interés su serie de artículos sobre Cuba. Me parece muy valioso el trabajo que usted ha realizado sobre la experiencia de los «socialismos reales» y en particular el caso cubano. Sólo quisiera preguntarle si además de las fuentes que usted cita en la serie sobre Cuba (que son mayoritariamente blogs), hay más bibliografía que usted conozca sobre el tema. Muchas gracias.

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    Luis

    05/04/2016 at 16:28

  32. Rolando y compañeros/as que frecuentan el blog, les comparto este artículo brillante que escribió algún compañero en Cuba, «desde las entrañas del monstruo»:

    https://observatoriocriticocuba.org/2016/04/07/barack-obama-en-la-habana-y-los-limites-del-antiimperialismo/

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    J

    08/04/2016 at 00:12

  33. Los cubanos prefieren arriesgarse a que se los coman los tiburones para ir al «Imperio» antes de quedarse en el «paraíso socialista», la mayor prueba de que el socialismo latinoamericano no sirve
    En Cuba son todos pobres menos los gerifaltes del redimen. Y eso es 100% culpa del castrismo, el bloqueo NO tiene nada que ver. Lo mismo aplica para Venezuela.

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    Julian

    20/02/2021 at 20:47


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