Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (6)

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Las partes anteriores de la nota aquí, aquí, aquí, aquí y aquí

Acumulación y diferenciación social

De acuerdo a lo que hemos explicado en las anteriores partes de esta nota, por todos los poros de la economía estatal burocrática de Cuba están surgiendo formas de acumulación de riqueza. Por ejemplo, están los establecimientos, (restaurantes, peluquerías y salones de belleza, gimnasios, lavacoches, locales de reparación de artículos varios o de viviendas, etcétera) que se abren con fondos que han sido atesorados durante años (por caso, con los envíos del exterior); o son reinversiones de ganancias obtenidas en las actividades privadas; o provienen de la corrupción, o de la combinación de actividades ilegales (mercados tolerados o negros) y de la corrupción.

Asimismo, el levantamiento, en 2011, de la prohibición de compraventa de viviendas, terrenos y fincas, ha dado lugar a actividades capitalistas relacionadas –por ejemplo, agencias inmobiliarias- y a una disparada de precios (algunos hablan de burbuja, aunque ahora estaría moderándose). Por lo general, las casas se adquieren en efectivo, a un precio muy superior al que se declara oficialmente. Dado que los salarios en Cuba son bajos, y no existe el crédito hipotecario, solo compran los sectores más pudientes. Por ejemplo, cubanos que viven en Miami envían dinero a sus familias para que compren, o viajan ellos mismos a la isla para adquirir las propiedades. También está el caso de turistas extranjeros que adquieren y ponen la propiedad a nombre de algún cubano de su confianza (por ley, un extranjero, para comprar, debe tener residencia permanente en Cuba). Las casas pueden adquirirse para vivienda personal, o para alquilarlas. Algunos propietarios establecen contratos con las empresas de turismo y de transporte de pasajeros para asegurarse el flujo de inquilinos temporales. En otros casos,  el motivo de la compra puede ser puramente especulativo, porque se espera que la propiedad se valorice en la medida en que avancen las transformaciones capitalistas. Los que venden, en la mayoría de los casos, lo hacen para pasarse a una vivienda más pequeña, o peor ubicada. Muchas veces el objetivo es invertir la diferencia en algún negocio; también venden los que quieren emigrar.

La resultante de estas evoluciones es que aumentan las diferencias de ingresos y riquezas. Por un lado, amplias capas de cuentapropistas apenas sobreviven con lo que ganan; lo mismo sucede con las personas mayores de edad, que viven de las pensiones del Estado y carecen de apoyo familiar, y con los discapacitados. También tienen muchas dificultades los trabajadores del Estado de las categorías inferiores y que dependen solo del salario. Por eso, muchos complementan su salario con actividades paralelas; por ejemplo, haciendo pequeños trabajos de reparación, vendiendo en el mercado callejero, etcétera. Sin embargo, viven “al día” y en condiciones estrechas. En el otro polo, están los que medran y se enriquecen. En este punto debe tenerse en cuenta que el igualitarismo fue un importante valor social, y factor de cohesión y orgullo para los cubanos. Pero está siendo cuestionado, en la práctica y también en el discurso: el VI Congreso del PC planteó que lo que importa es «la igualdad de oportunidades», no el igualitarismo. Y si crecen las diferencias de riqueza, y las posibilidades de acceso a ingresos diferenciados, habrá una retroalimentación de desigualdades (incluyendo las «desigualdades de oportunidades», típicas del capitalismo).

Del blog “Joven Cuba” extraemos el siguiente pasaje: “La acumulación de ganancias, en el sector no estatal, se vuelve cada vez más una realidad peligrosa. Han surgido nuevas formas ilegales de asociación y de concentración de empresas mediante los llamados testaferros (personas que prestan su nombre para firmar el contrato de un negocio que en realidad pertenece a otra). Por otro lado, la carencia de un mercado mayorista para solventar las necesidades de materias primas de estos trabajadores deja grandes espacios vacíos que favorecen la creación de largas cadenas delictivas administradoras de esos insumos necesarios” (http://jovencuba.com/2014/01/20/cuentapropismo-en-cuba-una-de-cal-y-otra-de-arena/).

En este cuadro, señalemos otro hecho de significación: la paulatina devolución a la Iglesia Católica, a partir de 2009, de bienes que le habían sido expropiadas por la Revolución. Se trata de templos, casas parroquiales, terrenos y edificaciones de diverso tipo. También algunas iglesias evangélicas y protestantes habrían recibido propiedades recientemente (La Nación, 26/12/14).

“Erosión de la igualdad racial”

El título de este apartado lo tomo de “The Erosion of Racial Equality in the Context of Cuba’s Dual Economy”, de Sarah Blue (Latin American Politics and Society, vol. 49, pp. 35-68, 2007). Blue utiliza material empírico para “explorar en profundidad las repercusiones sociales de las reformas económicas postsoviéticas en Cuba, específicamente cómo la economía dual ha afectado los progresos en la igualdad de ingresos que los afro-cubanos habían alcanzado en las primeras tres décadas después de la revolución”. Según la autora, el fenómeno se ha desarrollado a medida que Cuba ha reconectado su economía al mercado mundial, a través de la dolarización y la creación de una economía dual desde 1993. Y a la par que depende más y más de los envíos de divisas y del turismo internacional. “La reestructuración de la economía ha creado nuevas divisiones sociales que, debido a lo duradero de los prejuicios raciales, están reconstituyendo las jerarquías raciales que tres décadas de socialismo fueron incapaces de solucionar” (p. 36). Es que el gobierno apostó, durante décadas, a que los mecanismos socialistas de justicia social resolverían el problema, sin necesidad de continuar el debate público sobre el racismo-que se desarrolló entre 1959 y 1962. En este último año se proclamó (Segunda Declaración de la Habana) que se había erradicado la discriminación por raza o sexo, y el gobierno consideró que a partir de ese momento toda crítica a la discriminación racista debilitaba la construcción socialista.

De todas maneras, los avances hacia la igualdad racial en las primeras décadas que siguieron al triunfo de la Revolución fueron muy significativos. Las facilidades para los inquilinos, la universalización de la educación y la atención de la salud, una política de pleno empleo, entre otros factores, contribuyeron a disminuir considerablemente las diferencias raciales (Rodrigo Espina Prieto y Pablo Rodríguez Ruiz, “Raza y desigualdad en la Cuba actual”, Temas, enero-marzo 2006; los autores pertenecen al Centro de Antropología, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente). Como resultado, a comienzos de los 1980 se graduaban de las universidades negros, blancos y mulatos en proporciones iguales. La diferencia en expectativa de vida y mortalidad infantil entre blancos y no blancos era muy pequeña; y una misma proporción de blancos, mulatos y negros tenían trabajos profesionales (Blue). Aunque de todas formas, el racismo se mantuvo replegado en las esferas íntimas de la vida familiar y las relaciones interpersonales, perviviendo en chistes y fraseologías de uso (Espina Prieto y Rodríguez Ruiz). Además, los barrios con peores condiciones habitacionales tenían mayor proporción de negros y mulatos; y las cárceles estaban (y lo están al día de hoy) ocupadas mayoritariamente por negros (ídem, también Blue).

Sobre este trasfondo, y a medida que la igualdad social se ve socavada con las reformas en curso, se están perdiendo los avances que se habían logrado en igualación racial. En palabras de Blue, ya en los 2000 existían señales claras de que los prejuicios raciales se estaban convirtiendo en discriminación pública. En materia de contratación laboral, por caso, las empresas extranjeras de turismo discriminaban en favor de los blancos. Siendo los negros el 30% de la población, en el sector turismo el 80% del personal es blanco y apenas el 5% negra (Centro de Antropología; datos de principios de los 2000). A su vez, las remesas de divisas del exterior favorecen principalmente a familias blancas; solo del 5 al 10% de las familias cubanas establecidas en EEUU son negras (la diferenciación por el envío de remesas también es registrado por Blue y Espina Prieto y Rodríguez Ruiz, entre otros). Por otra parte, en los autoempleos más lucrativos y en los emprendimientos privados más importantes, la población blanca está sobrerepresentada; y la población negra está sobrerepresentada en los empleos informales. Espina Prieto y Rodríguez Ruiz también observaban que, a mediados de la primera década de los 2000, la población negra tenía menor acceso relativo a los sectores emergentes de la economía; que los negros y mestizos predominaban entre los obreros del sector no emergente; y que estaban subrepresentados en el sector emergente y entre los dirigentes, entre otros elementos.

Todo indica que desde que estos artículos fueron escritos, el problema ha tendido a agravarse. Tal vez por eso el gobierno cambió su actitud de no hablar del tema, y en diciembre de 2014 la Articulación Regional Afrodescendiente para las Américas y el Caribe (ARAAC), con el apoyo del Ministerio de Cultura, convocó a la primera “Jornada contra la discriminación racial”, con el lema “hablar de discriminación duele. No hablarlo, nos divide”. También está el Comité Ciudadano por la Integración Racial, opositor al gobierno, que en un momento tomó la delantera en plantear el problema (para más información sobre el tema, y también sobre actitudes sexistas y homofóbicas, puede consultarse el sitio http://negracubanateniaqueser.com/).

“La burocracia usufructúa los bienes estatales como si les pertenecieran”

En el reportaje realizado por Ignacio Ramonet a Fidel Castro, (Fidel Castro. Biografía a dos voces), que ya he citado, el líder cubano decía: “… hay, debemos decirlo, unas cuantas decenas de miles de parásitos que no producen nada y sin embargo se enriquecen. (…) Hay un desorden amplio en eso (se refiere al robo de gasolina), entre otras cosas, con pérdida de decenas de miles de millones de dólares…” (p. 612). Luego de admitir que el robo y el fraude, si bien se habían agudizado durante el período especial, existían desde antes, afirmaba que “en la Habana muchos aprendieron a robar como locos” y que “en los Poderes Populares el desastre, el caos, es universal” (p. 615). Para frenar la corrupción proponía reforzar los controles con miles de funcionarios, y seguir apelando a la ética. En noviembre de 2005, en un discurso en la Universidad de la Habana, Fidel Castro llegó a afirmar que la revolución podía destruirse por la corrupción. Por su parte, en 2010 el economista y militante del PC Esteban Morales Domínguez planteó, en un artículo que llevaba por título «La corrupción, ¿la verdadera contrarrevolución?» (publicado en la página de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), que la corrupción se daba la mano con la contrarrevolución alentada por EEUU. A raíz de esto Morales Domínguez fue expulsado del PC, pero tras una avalancha de críticas, tuvo que ser readmitido.

A pesar de las denuncias, el fenómeno hoy parece abarcar todavía más sectores. A veces se trata de actividades directamente mafiosas, y hasta peligrosas para la salud de la población. Por ejemplo, en 2014 la policía desmanteló una fábrica clandestina de refrescos enlatados en Santiago, que reutilizaba latas recogidas de los basureros. Hace un tiempo también se desmanteló una fábrica que falsificaba cerveza.

Muchas veces están involucrados funcionarios y administradores de todas las escalas, que se apropian de dinero de empresas estatales, o desvían sus bienes. Por ejemplo, administradores del Centro Comercial III de la Habana habían constituido, hace algún tiempo, una red comercial para suministrar productos de ferreterías y repuestos de autos al por mayor al mercado negro  (ver Roberto Peralo, “La corrupción en Cuba: enfermedad crónica”, en http://eltoque.com/texto/la-corrupcion-en-cuba-enfermedad-cronica). Peralo registra testimonios de que lo mismo sucede en muchos shoppings, y agrega que “un síntoma muy preocupante es que de las decenas de trabajadores de una tienda, no exista una sola persona capaz de denunciar estos hechos”. Más abajo escribe: “No me cabe la menor duda  que el salario, al no ser un medio de pago justo, ni estimulante y no satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores, se convierte en una causa de peso para que el trabajador busque otras vías de ingresos. Pero ¿por qué cuando se alcanza un nivel de vida decoroso cambian las motivaciones para seguir corrompiéndose?”

Otro importante mercado negro es el de medicamentos y productos para la salud, al que ya hacía referencia Fidel Castro en el reportaje citado. Involucra directivos, trabajadores de grandes almacenes, conductores de vehículos que transportan los medicamentos, vendedores de farmacias y hasta médicos. Un procedimiento bastante común consiste en desviar medicamentos hacia las farmacias en moneda convertible, que están en las zonas turísticas, donde se venden a un precio hasta 3 o 4 veces más elevado que en las farmacias con CUP, donde esos medicamentos escasean. También hay robo de los almacenes públicos de medicamentos e insumos de salud, que se vuelcan al mercado negro.

Otro caso que salió a la luz pública es el de la recogida de basura en la Habana. En 2014 fueron condenados por robo de combustible, manejos con los pagos de salarios y reportes de viajes inexistentes, entre otros delitos, directivos, responsables intermedios y trabajadores del área de recogida de basura de la Habana. La justificación más escuchada por parte de los trabajadores que participan en estas cadenas es que sus salarios no alcanzan a cubrir sus necesidades ni la de sus familias. De ahí que se extienda una lógica del “sálvese quien pueda”.

Otros casos de corrupción pasan por el uso de puestos jerárquicos, desde los cuales se consiguen favores. Por ejemplo, el funcionario que vende puestos de trabajo en el sector turismo; o los que acomodan a sus familiares en lugares de privilegio, en empresas o en el Estado. Otro ejemplo: en las puertas de supermercados estatales se pueden encontrar individuos que ofrecen los más diversos bienes, como acondicionadores de aire, pintura, piezas de repuesto y otros que no están a la venta oficial, pero son “desviados” por gerentes y administradores. Este caso lo denuncia Esteban Morales Domínguez (http://jovencuba.com/2013/12/16/corrupcion-hasta-cuando/). En esta nota Morales Domínguez también señala que “… la burocracia resulta ser corrupta por su propia naturaleza; tiende a usufructuar los bienes estatales como si les pertenecieran y en medio de esa confusión de la que no nos hemos librado aún, entre propiedad estatal y propiedad social, la burocracia inclina más las cosas hacia el ordeno y mando, disponiendo de los bienes estatales, administrándolos, e incluso, disfrutando de ellos, olvidando, no pocas veces, que los bienes son del pueblo, son propiedad social, y no de ningún gobierno en particular. Por lo que los trabajadores no deben permitir que ningún organismo burocrático luche solo contra la corrupción, sin su explícita participación y fiscalización” (énfasis agregado).

A este análisis habría que agregar que, si bien los bienes formalmente son del pueblo, su administración no está en manos del pueblo, sino de funcionarios que se ubicaron por encima de la sociedad. Esto es, la burocracia usufructúa los bienes estatales “como si le pertenecieran”. Subrayo el “como si” porque es indicativo de una situación social de todas maneras precaria –por ausencia legal de propiedad privada sobre lo que se usufructúa-, que los burócratas en proceso de enriquecimiento tenderán a resolver, en algún punto, en sentido plenamente capitalista. Por otra parte, soy de la opinión de que la apropiación sistemática de excedente en beneficio privado ubica al burócrata en el terreno del que explota el trabajo ajeno; esto es, ya no estamos ante simples “privilegios”, sino frente a una relación de explotación orgánica.

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«Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (6)»

Written by rolandoastarita

04/02/2015 a 19:21

6 respuestas

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  1. Reblogueó esto en Gerardo Daniel Rossi.

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    Gerardo Daniel

    04/02/2015 at 20:16

  2. Reblogueó esto en Humano Buenos Aires.

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    Leonardo Sai

    06/02/2015 at 15:14

  3. en distintos mecanismos económicos el burócrata/gestor constituye una nueva clase explotadora.
    Un buen ejemplo es en Brasil, donde hay el impuesto sindical: una parte del sueldo de todo trabajador es obligatoriamente quitada y va directamente para el fondo del sindicato; o entonces cuando los sindicatos controlan los fondos de jubilación invertiendo estos fondos en negocios capitalistas.
    El autor que desarrolla bien este tema es João Bernardo (portugal), en los libros «Capitalismo sindical» y «Economia dos conflitos sociais» [este último disponible en internet: http://www.afoiceeomartelo.com.br/posfsa/Autores/Bernardo,%20Jo%C3%A3o/Economia%20dos%20Conflitos%20Sociais.pdf

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    fernando

    10/02/2015 at 17:11

  4. En parte, la desigualdad social es responsabilidad de las clases medias y media-baja porque la gente en vez de invertir sus ingresos en educación, bienes materiales que mejoren su calidad de vida se deja llevar por su ignorancia y sus impulsos consumistas derrochando gran cantidad de dinero en un año en alcohol y narcóticos como el cigarrillo que perjudican la salud y su productividad en las tareas cotidianas. Estos vicios ocasionan enfermedades y deben pagar para restablecer la salud, cosa que se pudieron haber evitado. También existen millones de personas que derrochan dinero en cosas que realmente no necesitan y solo lo hacen para aparentar a los demás. Existe mucha ignorancia en cuanto a las finanzas personales y familiares. No todo es culpa de los ricos del mundo.

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    Jorge

    13/09/2015 at 00:59

  5. En resumen, que para usted la culpa la tienen los pobres por ser borrachas, drogradictos, consumistas y tontos. Pero resulta que también los ricos se gastan el dinero en bienes suntuarios, alcohol, narcóticos y pavadas de todo tipo y siguen siendo ricos. Por tanto no parece que la causa de la desigualdad sea el consumo sino las relaciones de producción, que es lo que se afirma. La «culpa» no la tienen los ricos sino las relaciones de producción objetivas generadas en y por el capitalismo. Por lo demás, esas relaciones son causa de problemas concretos como la desigualdad y pobreza lo que no significa que esas relaciones de producción tengan la culpa de todo. Para decirlo claramente, enfermarse de gripe no es culpa de las relaciones de producción capitalistas, pero carecer de una sanidad pública gratuita y universal de calidad en la que pueda tratar la enfermedad sí que lo es.

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    José Ramón

    13/09/2015 at 16:33

  6. El texto de Roberto Peralo no está disponible

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    hierofante124

    28/02/2018 at 15:18


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