Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Caso Nisman y demandas de la izquierda

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A raíz de la muerte de Alberto Nisman –el fiscal que denunció a Cristina   Kirchner por encubrimiento de los responsables del atentado a la AMIA- se vuelve a poner en primer plano el rol de los aparatos represivos del Estado, y más en particular, los de inteligencia. En esta breve nota quiero referirme a las demandas que ha levantado una parte importante de la izquierda marxista ante esta coyuntura. Centralmente, exige la apertura de los archivos secretos de la SIDE, la disolución de los organismos de inteligencia y la formación de una Comisión Investigadora independiente, tanto del atentado de la AMIA, como de la muerte (¿o hay que decir asesinato?) de Nisman. Puede haber algún matiz, pero esto es lo básico. Como he explicado en otras ocasiones, el problema con estas demandas es quién las va a instrumentar, y de qué manera se van a garantizar, en tanto el Estado capitalista continúe siendo un cuerpo institucional ajeno al control efectivo de la sociedad.

Antes de entrar de lleno en el fondo de la cuestión, subrayemos que la presión y la movilización popular pueden abrir espacios democráticos. Además, cuando los organismos de seguridad del Estado son utilizados por la fracción de la clase dominante al frente del Gobierno para debilitar, chantajear o eliminar a otras fracciones, se abren importantes fisuras “en las alturas”. Esas tensiones y peleas pueden ser muy intensas (asesinatos y cualquier tipo de operaciones incluidas) cuando el dominio del Estado se convierte en palanca de acumulación –mediante negociados, coimas, lavado de dinero, etcétera-, en perjuicio de fracciones del capital que están desplazadas del control político. De manera que estas fisuras y fracturas pueden ser aprovechadas para arrancar conquistas democráticas. Por ejemplo, sectores de la oposición burguesa ayudaron a denunciar el espionaje K sobre activistas y dirigentes sociales. Pero de aquí hay un abismo a la concreción de una demanda del tipo de “disolución de los organismos de inteligencia”.

Para ver por qué, partimos de lo básico: una de las funciones centrales del Estado es garantizar la continuidad del orden social, esto es, de las relaciones de explotación del capital y de los mecanismos de dominio sobre la población trabajadora en general. Por eso, la clase dominante no puede gobernar sin una combinación de coerción, consenso-convencimiento y desmoralización organizada (esto último bajo el lema de “no hay alternativa de fondo a lo existente”). Para este fin, los organismos de inteligencia del Estado ejercen el control de los “inadaptados”, de los que buscan “subvertir el orden”, de los que rechazan el patrioterismo y la conciliación de clases, y semejantes. Por eso, cuando el Gobierno K envía a la Gendarmería a hacer inteligencia sobre los movimientos sociales y las luchas obreras, está respondiendo a su naturaleza de clase más profunda. De la misma manera que cuando defiende al represor Milani como jefe del Ejército; o cuando vota la ley anti-terrorista, a la par que aplica un plan de ajuste económico.

Insistimos una vez más: hay que denunciar y luchar contra estas medidas. Tener conciencia del carácter intrínsecamente represivo del Estado no tiene por qué inducir a una posición abstencionista, o ultraizquierdista (del tipo, “hasta que no venga el socialismo, no podemos lograr nada”). Pero la reivindicación democrática no debe hacer perder de vista sus límites en tanto se mantengan las relaciones sociales básicas. Ningún Estado que se levanta sobre el antagonismo de las clases sociales eliminará jamás lo que es un componente esencial de su funcionamiento: la vigilancia y el registro de los “díscolos”.

Para “bajar” a tierra lo que digo, pensemos en la aplicación de la consigna de disolución de los organismos de inteligencia: ¿quién los va a disolver? ¿Acaso la clase capitalista? ¿La alta jerarquía del Estado? ¿A quién se le pide semejante consigna? Supongamos por un momento que una movilización de los trabajadores y los sectores oprimidos arranque la promesa del gobierno de acabar con ese submundo infame de agentes de información y provocadores varios. ¿Quién garantizará que se concrete efectivamente? Respuesta: si el poder no pertenece a los productores directos –y esto es lo que sucede en una sociedad capitalista- no hay manera de efectivizar tal “promesa”. Podrán disolver momentánea y formalmente algún organismo, para crear inmediatamente algún otro. Ningún Estado capitalista (pero tampoco uno no-capitalista) puede vivir sin su correspondiente personal de inteligencia. No hay que crear ilusiones, espejismos que no existen.

Algo similar se puede decir de la publicación de listas del personal de inteligencia Aun en el muy hipotético caso de que un gobierno accediera a ello, ¿quién garantiza que esas listas sean las verdaderas? ¿Quién impide que la publicación de algunos nombres sea solo una tapadera de lo que realmente importa, o una maniobra para desprenderse de algunos que ya no le sirven al poder?

Todo, en definitiva, conduce al mismo punto: para controlar, para disolver, para publicar, hay que tener poder. Y el poder no se lo tiene con declamaciones. Para verlo mejor, incluso una Comisión Investigadora independiente (aunque jamás podrá ser “independiente” de las clases sociales y sus expresiones políticas), debería tener poder para realizar allanamientos, interrogar, sacar a la luz la inmundicia. ¿Quién le va a dar ese poder? ¿Acaso el mismo Estado al que debe investigar? De nuevo, podrá haber algún avance parcial –y condicionado a que exista una intensa movilización, que por lo general es difícil de sostener en el tiempo- pero no mucho más. Como alguna vez planteé en este blog, me parece muy bueno el consejo de Marx de “luchar sin ilusiones”. El rol de la crítica es desmitificar, porque “el pugnar por acabar con las ilusiones acerca de una situación, significa pedir que se acabe con la situación que necesita ilusiones” (ver aquí para un desarrollo).

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«Caso Nisman y demandas de la izquierda»

Written by rolandoastarita

21/01/2015 a 17:55

33 respuestas

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  1. Lo que no se dice en todo el artículo es cuál sería tu política para insertarse en el debate de masas. Qué harías si militaras en un partido marxista.

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    Iván

    21/01/2015 at 18:42

    • Simplemente haría lo que se dice en la nota que hay que hacer; y en primer lugar, no avanzar demandas que son utópicas dentro del sistema capitalista.

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      rolandoastarita

      21/01/2015 at 20:00

    • Rolando, es que justamente no decís mucho sobre qué es lo que hay que hacer. Ninguna de las organizaciones que plantean el desmantelamiento lo hace suponiendo que ello pueda suceder en el capitalismo, y menos sin movilización popular. Pero es parte de la experiencia que deben hacer las masas y del desprestigio al aparato represivo. Tu caracterización de las fuerzas represivas es correcta, desde una perspectiva marxista, pero impotente para el desprestigio del aparato y la construcción de una fuerza represiva. Se queda en el momento «negativo» de la crítica. Los marxistas realizamos la crítica no desde cualquier lugar, sino, y valga la redundancia, como parte de un movimiento de construcción de una herramienta política que organice a los trabajadores y la vanguardia para terminar con este sistema. Me parece que esa es la mayor debilidad de tu artículo. Saludos.

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      Iván

      23/01/2015 at 10:23

    • Usted afirma: «Ninguna de las organizaciones que plantean el desmantelamiento lo hace suponiendo que ello pueda suceder en el capitalismo, y menos sin movilización popular». PERO ESO ES PRECISAMENTE LO QUE NO SE DICE EN LOS MEDIOS PÚBLICOS.
      Luego viene la misma justificación que daba Trotsky sobre ese silencio: «Pero es parte de la experiencia que deben hacer las masas y del desprestigio al aparato represivo». Pero esa experiencia de «escalera transicional» en ningún lado resultó, ni resulta, por razones que he explicado en otros textos (y ya explicaba Engels, hace más de 100 años). Todo con el remate: «No decís lo que hay que hacer».

      Esto es, si no se levantan demandas transicionales, no sabemos qué decir. En el texto planteo la necesidad de luchar por libertades democráticas. Libertades democráticas son del tipo rechazo de ley anti-terrorista, no a la represión de luchadores, juicio a Milani, y similares. Sobre las posibilidades de incidir en las investigaciones de crímenes, solo puede ser de manera indirecta, a través de la movilización popular. No hay muchas más posibilidades. Esto en el marco concreto de que la clase obrera, de conjunto, no tiene ni ha tenido expresión propia en este asunto (ni en otros, que afectan directamente a sus libertades). Y es imposible movilizar con consignas que todo el mundo intuye que son disparatadas (del tipo «control obrero de los servicios de inteligencia», y cosas por el estilo).

      Además, parte fundamental de lo que «hay que hacer» es presentar caracterizaciones de clase correctas. Pero eso es precisamente lo que NO se hace desde la izquierda. Cuando usted afirma » Los marxistas realizamos la crítica no desde cualquier lugar…» está diciendo una media verdad, que encierra una gran enseñanza: cuando «los marxistas» (en realidad, debería decir los trotskistas) van a los medios a presentar sus propuestas, NO explican que las mismas son inaplicables bajo el capitalismo. Eso lo explican «en otros lugares» (por ejemplo, en «Comentarios» de un blog que no lee casi nadie, que incluso es ultra marginal en la izquierda). Esto es, juegan a las escondidas con las consignas y sus condiciones de aplicación. Y esto tiene su lógica (esto es, no se debe a que son «traidores oportunistas»). La lógica que explica este ocultamiento es sencilla de entender: están exigiendo una medida de transición al socialismo en una situación de control normal de la clase dominante.

      Cantidad de veces he explicado esta cuestión, pero nunca la pueden responder. Incluso en las respuestas juegan a las escondidas. Recuerdo cuando fue la polémica sobre los impuestos, con el PO: en la respuesta escrita -publicada en su prensa- se me dijo que «por supuesto», la reforma de los impuestos solo es progresiva (en lo que respecta a la redistribución del ingreso) como parte de un programa transicional al socialismo. Respondí que estaba de acuerdo. Pero a la siguiente intervención televisiva, volvieron a presentar la demanda como una simple medida de reordenamiento impositivo «progresista» (como puede hacer el FAP, Carrió, o el habitual sindicalismo reformista). Esto es, para consumo interno, se dicen «las verdades»; para afuera, se ocultan las cosas. Y este ocultamiento es lo que importa. Por eso, lo primero que digo que «hay que hacer», es explicar las cosas sin vueltas.
      En definitiva, con los trotskistas estoy girando siempre en torno a la misma discusión.

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      rolandoastarita

      23/01/2015 at 11:57

    • ¿Explicar las cosas sin vueltas sería algo así como «todo el poder a los soviets»? Rolando, sabés muy bien del atraso de conciencia que hay. En el caso particular del PTS, que es donde yo milito, pero también del FIT, somos claros en nuestro programa y siempre hemos manifestado desde una perspectiva anticapitalista por un gobierno de los trabajadores. Ahora bien, ante cada tema concreto qué nos queda por hacer, ¿pura propaganda? Digo, porque tenemos responsabilidades, que es algo que me parece nos distingue con vos. Lo digo con respeto. No es chicana. Cuando se construye partido, la propaganda es obviamente necesaria, pero quedarse en es movimiento sin una denuncia que además contenga una perspectiva para las masas, es sumirse en la impotencia. Todo el programa de libertades democráticas al cual hacés referencia lo venimos señalando y planteando siempre. Te dejo uno de los tantos artículos al respecto. http://www.laizquierdadiario.com/La-guerra-de-servicios-y-la-muerte-de-Nisman. Pero seríamos unos irresponsables si en los pocos minutos que se le da a la izquierda en medios masivos de comunicación nos diéramos una perspectiva a las masas, más allá de que ellas la puedan tomar o no. ¿Qué nos sirve más a la izquierda y los revolucionarios, seguir planteando esto y con ello profundizar el desprestigio de las instituciones represivas, en este caso servicios de inteligencias, o, como parece querés recomendarnos, decir en cada intervención «abajo el capitalismo, todo el poder a los soviets»? Yo creo para entender los posicionamientos es fundamentar el desde «dónde» se hacen. Y acá tenemos una diferencia importante. Los revolucionarios construimos partido. Saludos. Iván

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      Iván

      23/01/2015 at 19:03

    • Usted escribe: «¿Explicar las cosas sin vueltas sería algo así como “todo el poder a los soviets”?». ¿Es en serio? ¿En qué parte de la nota hablo del poder de los soviets? Lo remito a la cantidad de veces que expliqué a militantes del PTS (en estos «Comentarios») estas cosas tan elementales.
      Sobre mis «responsabilidades» no las voy a discutir con usted. Así como no discuto las «responsabilidades» de su partido. Lo único que me interesa es discutir las propuestas y programas que se presentan. Y en este respecto, como ya lo he explicado muchas veces, considero que la «perspectiva de masas» que dan ustedes (análisis, caracterizaciones, propuestas políticas) son, en lo esencial, equivocadas. Tanto las que presentan en los medios, como en su prensa. Vuelvo a remitirlo a la cantidad de debate que ya tuve con el PTS (por ejemplo, aquí). No tiene mucho sentido volver a repetirles a cada rato lo mismo.

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      rolandoastarita

      23/01/2015 at 19:23

    • Rolando cuando hablo de «responsabilidades» no me refiero a una cuestión moral, sino política. Es decir, a la influencia concreta en la realidad. Por eso hago referencia a la construcción de partido. Y, en ese sentido, las responsabilidades y la ubicación desde donde nos posicionamientos obviamente son distintas. Durante las casi dos décadas de existencia el PTS, con sus aciertos y sus errores, se ha construido a contracorriente del resto de la izquierda, que fueron en busca de nuevos sujetos revolucionarios (piqueteros, entre otros). Lo hemos hecho desde una posición principista con los postulados del marxismo, que para nosotros no se reducen a Marx y Engels, sino a toda la tradición que le prosiguió. La vuelta a Marx y Engels, como es la que pareciera desprenderse de tus palabras, deja de lado las enormes luchas del proletariado a nivel mundial que le prosiguieron, con los innumerables debates y aportes teóricos y estratégicos. ¿Volver al programa mínimo después de todo eso? En las intervenciones seguís sin responder qué harías si tuvieras responsabilidades partidarias, o al menos lo decís a media: planteás la denuncia contra las restricciones a las libertades democráticas. En eso coincidimos, y lo hacemos. Pero no proponés nada por la positiva. Lo único que se desprende de tus comentarios es que debemos denunciar en todo tiempo y lugar: ABAJO EL CAPITALISMO, ESTO SE RESUELVE CON EL SOCIALISMO. Por eso te decía lo del «todo el poder a los soviets», no porque lo dijeras explícitamente, sino porque se puede desprender. Insisto, todo bien con la propaganda, pero no alcanza. En los medios de comunicación tenés que ser político, darles a las masas una perspectivas de salida ante los debates que se plantean.

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      Iván

      24/01/2015 at 11:49

    • En mi respuesta no hablé en ningún momento de cuestiones morales, sino políticas (o ideológicas). Es en torno a eso en que tenemos diferencias profundas. Lo de «responsabilidad» yo no lo traje a colación.

      Segundo, si me quiere argumentar que cuando se habla desde un partido se está autorizado a decir cosas que son manifiestamente falsas (por ejemplo, que los servicios de inteligencia pueden ser desaparecidos del Estado), estamos en problemas, y serios.

      Tercero, no me interesa hacer un balance ahora de la actuación del PTS. Soy muy crítico de sus planteos, y de lo que hicieron, pero esta cuestión no está en debate en esta nota.

      Cuarto, es una tontería decir que por reivindicar la teoría de Marx y Engels (en particular, la teoría del valor y la explotación, y del Estado), se deja de lado las enormes luchas del proletariado mundial que siguieron. Cualquiera que tenga un conocimiento siquiera superficial de lo que escribí, en este blog y en libros y artículos, puede comprobar lo que digo. Pero agrego: desde hace mucho considero que es un grave error seguir insistiendo con un método de análisis y un programa, el de Transición), que han fracasado. Por eso no basta con repetir «estamos al tanto de las luchas actuales de los trabajadores», para aplicar dogmáticamente formulas disparatadas.

      Quinto: lo del programa mínimo ya lo expliqué muchas veces. No tengo por qué volver ahora a lo mismo.

      Sexto: repiten la misma acusación: si no se recita el programa de transición, no hay propuesta. Ya lo respondí muchas veces también. Con el argumento de ustedes, El Capital de Marx está equivocado porque no propone «soluciones concretas», en el marco del sistema capitalista, para la desocupación o las crisis.

      Séptimo: estoy cansado de que ustedes (me refiero al PTS) me atribuyan ideas de su propia invención, para «rebatirme». Es un método de mierda para discutir. Jamás dije, ni se desprende de mis notas, que haya que decir en todo tiempo y lugar «Abajo el capitalismo». PRECISAMENTE HE CRITICADO ESTA IDEA. Tampoco he sostenido que todos los problemas solo tienen solución con el socialismo. Hace poco se lo expliqué a Democracia Socialista (ver aquí). Sí sostengo, -pero en realidad lo planteó Engels- QUE LOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES de la clase obrera no tienen solución bajo el capitalismo. Claro que si se dice esto abierta y públicamente se caen todas las «soluciones» utópicas (reformistas en el fondo) del tipo de «disolvamos los servicios de inteligencia» o «control obrero del Ejército», y similares disparates. Todo esto conecta con el punto anterior.

      Octavo: por favor, basta de repetir siempre lo mismo. Sus argumentos ya los dieron sus compañeros, y se debatieron largamente; ver aquí, entre otros lugares.

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      rolandoastarita

      24/01/2015 at 12:31

  2. El articulo Rolando me provoca por un lado la alegría de no sentirme tan solo en pensamientos, pero también una gran pena por corroborar como otros compañeros desperdician, minutos televisivos, de radio, reuniones, charlas en universidades y barrios, sin explicar a estudiantes y obreros algo tan básico para los marxistas como es el rol del estado y sus instituciones. Todo queda en el vacuo consignismo. Es una verdadera lastima. Abrazo.

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    arístides

    21/01/2015 at 18:47

  3. Hace unos meses discutimos sobre el programa de transición y lo»transicional» en este blog. En ese punto punto podríamos tener diferencias «entre compañeros».Sin embargo, hoy usted pareciera reivindicar una línea populista en este escrito. Lo cito:

    «Supongamos por un momento que una movilización del pueblo arranque la promesa del gobierno de acabar con ese submundo infame de agentes de información y provocadores varios. ¿Quién garantizará que se concrete efectivamente? Respuesta: si el poder no pertenece al pueblo –y esto es lo que sucede en una sociedad capitalista- no hay manera de efectivizar tal “promesa”

    Desde el marx de 1875, pasando por el Lenin de 1894 y 1899, para llegar al Trotsky de los 1930s (por ejemplo), toda la práctica política marxista se sostiene en distinguir entre «pueblo» y clase». «El pueblo está dividido en clases» (Lenin 1894, 1899, 1905, etc, etc)…y para nosotros los latinoamericanos éste es un punto de toque fundamental a la hora de hacer política. Esto porque de hecho han existido «populismos» en el poder (el pueblo de hecho estuvo en el poder), populismos que no niegan el carácter capitalista de la «sociedad» (aunque los marxistas no somos sociólogos y preferimos, con Perry Anderson, la noción de «formación social»). Ejemplos de populismo en el poder (el México de Cárdenas, el Brasil de Vargas, ¡la Argentina de Perón!, el chavismo venezolano, solo por mencionar los casos más evidentes y menos controvertidos…)

    No sé si esta concesión al populismo por su parte tendrá que ver con su concepción de las clases. Por mi parte creo que ambas posiciones no son arbitrarias y se encuentran relacionadas. Por algo su concepción de las clases incorpora dentro de «los trabajadores» a grupos que Trotsky siempre consignó dentro de las «clases» o «capas» medias (según un foro de princpios de año en el cual compartió con Daniel Gaido y Altamira). Sobre la cuestión de las clases, nadie niega que estos grupos a los cuales se refiere Trotsky sean efectivamente «trabajadores»; la discusión no es ésta: más bien tiene que ver con la posición en la organización social del trabajo, la implementación de la función de explotación, el carácter técnico-neutral (o no técnico-neutral) de las fuerzas productivas (ya que muchos marxistas incluyen la organización del proceso de trabajo dentro de la fuerzas productivas), la idea de que existen «trabajadores» (asalariados) que no son explotados sino que explotan, etc, etc

    saludos comunistas,
    msm

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    • No tengo discrepancias con usted. Me refiero al pueblo conformado por los trabajadores asalariados y las capas oprimidas de la sociedad. Parece increíble que tenga que aclarar, con lo que he escrito en este blog, que no comparto las ideas del populismo y que la contradicción central es la que existe entre el capital y el trabajo. De todas maneras, lo voy a aclarar en la nota, porque no quiero desviar el eje del debate.

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      rolandoastarita

      21/01/2015 at 20:05

  4. Con esa logia tampoco hay que exigir castigo a los culpables de ninguna crimen

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    Cesar Alejandro A

    21/01/2015 at 19:40

    • ¿De qué «logia» habla? ¿En serio le parece que la posición que se desprende de este artículo es no exigir castigo a los culpables de crimen alguno? Si es así, no entendió nada de los que se está diciendo.

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      Santiago Corlé

      27/01/2015 at 14:42

    • Santiago, creo que Cesar Alejandro quiso decir «Con esa lógica…». Igualmente coincido en que no entendió nada de lo que se está diciendo.

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      Tavo

      27/01/2015 at 15:07

  5. Tampoco reclamando libertad sindical o logrando un mejor convenio colectivo eliminamos la explotación, tampoco denunciando la inflación eliminamos las crisis del sistema, tampoco denunciando al “gendarme volador” para que lo saquen destruimos a la gendarmería, pero hay que hacerlo porque en esa práctica es que se evidencia la dominación burguesa y se genera conciencia de clase. Las organizaciones que usted acusa de ingenuas por sus consignas contra los servicios de inteligencia justamente son las que confían en que “la presión y la movilización popular pueden abrir espacios democráticos” por eso hoy están esforzándose por dar la lucha tanto en la panamericana con los trabajadores de Lear, por la democracia sindical, como en el frente electoral, sabiendo que la única función útil que puede cumplir un diputado de izquierda no es la presentación en si misma de un proyecto de ley esperando que la burguesía lo apruebe, sino la propaganda que se puede hacer con esto, y mejor aun su función es la de poner la cara en las calles para que lo repriman junto a los trabajadores, y usar el parlamento para denunciar. Y no me diga que meter un diputado no es movilización porque muchas luchas en la calle son las que permitieron eso. Si usted opina que debíamos marchar también ayer junto a los “auto convocados” solo dígalo. Pero no acuse de ingenuos a los que dan esa batalla por “ampliar los espacios democráticos” en muchas movilizaciones y en muchos sectores. Y además díganos también con que consigna iríamos a esa marcha por Nisman, acaso: ¿Luchemos sin ilusiones?

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    Sergio Mancuso

    21/01/2015 at 20:28

    • ¿Tan difícil es entender la diferencia entre una consigna del programa mínimo y una consigna transicional? ¿La crisis en el marxismo es tan profunda que ni eso pueden entender? Una consigna absurda no genera conciencia en ningún lado, como alguna vez le explicó Engels a Heinzen. Para una explicación sencilla, lo remito a esta nota.

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      rolandoastarita

      21/01/2015 at 22:59

  6. Estimado Rolando. Por supuesto comparto el fondo de la nota. No solo lo comparto, sino, que, creo que hasta podría ser más contundente. Lo de la ‘disolución’ de los servicios de inteligencia (en el marco del planteo general de ‘disolución’ de las fuerzas armadas) ahora reemplazado por el aún más ambiguo vocablo ‘desmantelamiento’ es moneda corriente dentro de la izquierda legalista. Lejos de promover la ‘disolución ‘ del aparato represivo, lo que logra es disolver la política revolucionaria y reemplazarla por una propuesta democratizante y utópica. Los servicios de inteligencia o las fuerzas armadas no se van a disolver ni van a ser desmantelados sin el concurso de una revolución proletaria triunfante. Por lo menos, si concebimos esta disolución como obra de y reemplazo por, el armamento generalizado de la clase obrera. El escamoteo de esta verdad incuestionable que todas las organizaciones celebran en los manuales que duermen el sueño de los justos en las bibliotecas, pero no aplican en su política práctica, responde a fines bien concretos. Ya no estamos solo en presencia de una concepción idílica que alberga la expectativa de que la ‘movilización por lo posible’ de lugar a la realización de lo imposible. Estamos en presencia de un resguardo consciente que prefiere mentir a los trabajadores, que enfrentar posibles sanciones, especialmente el quite de la sagrada ‘personería electoral’. Cualquier desliz explícito hacia el terreno prohibido de la verdad entra en conflicto con las expectativas ilusorias de la toma del poder por vía electoral, es decir, a través de la proclamación del ‘gobierno obrero’ surgido de las urnas. Respecto de la nota, tal vez difiera con que determinados logros ‘democráticos’ puedan ser obtenidos por vía de la ‘movilización popular’ que, por otra parte, es una entidad poco específica. Un ejemplo es la apertura de los archivos de inteligencia. Por apertura, no se entiende una revelación parcial de ciertas actividades (Al estilo Humala) de espionaje político, controlada por el Congreso y a puertas cerradas, por supuesto, sino la revelación de los ‘secretos de estado’ al pueblo, es decir, a las masas cuya abrumadora mayoría son trabajadores (en sentido estricto, el pueblo es una fictio iuris que esconde los intereses de la burguesía). Hasta donde llega mi conocimiento, esto nunca se realizó bajo el imperio del estado democrático capitalista, sin que haya una revolución, una guerra en que un país resulta vencido,o el derrumbe de un estado no capitalista, como en Alemania Oriental o la URSS y aún en este caso, de modo parcial y retaceado. Lo que nunca ocurrió, no veo por deba ocurrir ¿ Tenés en mente algún ejemplo? Es una historia de ciencia ficción. Observa que de los archivos de la STASI recuperados solo se abrieron al público unas trescientas bolsas de las 16.000 existentes. Es correcto entonces llamar por la ‘apertura total’ mediante leyes (hay dos proyectos , uno del PO y otros del PTS ¿Por que dos?) o a una fantasmal comisión investigadora, con más razón frente a un ‘pueblo’ que no muestra la más mínima intención a movilizarse por cosa semejante. ¿Es educativo? Vale el planteo de APEMIA de una ‘Conadep de la AMIA’?

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    AP

    21/01/2015 at 20:50

  7. Pero cual es el planteamiento concreto entonces Astarita? la orientación para el movimiento de masas? orientarlas directamente hacia la lucha contra un Estado capitalista sin necesidad de consignas que engranen con el grado de conciencia de las masas? Estoy de acuerdo en que la orientación de la izquierda argentina (imagino que se refiere a los partidos de la FIT) esta inmcomplenta, en el sentido que debe partirse de educar a las masas en el sentido de la naturaleza de clase del Estado y sus limitantes para, por ejemplo, la disolución de los organismos de inteligencia… pero como engranamos ese hecho, cierto pero aún no visto por las masas, es decir ese hecho que las masas aún no reconocen como cierto? como engranamos las tareas anticapitalistas, con las de tareas democráticas? por medio de que política? con que consignas?

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    Joel Arriola

    21/01/2015 at 22:53

    • No se «engrana» con consignas transicionales «en escalera», sino con la articulación de la lucha por demandas del programa mínimo y crítica teórica y política (sobre este asunto, estaba muy bien planteado por Engels, y luego por la vieja socialdemocracia). La crítica a la táctica de la «escalera transicional» (que recomendaba Trotsky) la desarrollé en mi Crítica del Programa de Transición. No puedo repetir aquí todo eso.

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      rolandoastarita

      21/01/2015 at 23:02

  8. No comparto per se que no pueda existir una «comisión investigadora independiente» de determinados crímenes o hechos delictivos. Con todas sus enormes limitaciones, la CONADEP fue algo parecido a eso, dado que no dependía de ninguno de los tres poderes. Es cierto que la decisión en última instancia en relación a las condenas siguió estando en manos del Estado capitalista (por un lado, Alfonsin digitando que se condenara sólo a la cúpula militar y, por el otro, el Poder Judicial tramitando los juicios en sentido estricto), pero la tarea de investigación realizada por la CONADEP fue muy importante para demostrar cómo había sido la represión ilegal por parte de los militares. Imaginemos que una comisión independiente pueda realizar una investigación similar para el caso de la AMIA: aunque la decisión final seguiría estando en manos del Estado Capitalista, creo que la investigación en sí sería muy útil para reclamar justicia. Saludos.

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    juan

    22/01/2015 at 00:25

    • En la nota no se afirma que no pueda existir una comisión investigadora. El eje de la crítica es otro.

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      rolandoastarita

      22/01/2015 at 08:38

  9. Si las escuchas son ciertas, la vinculación de Esteche con los servicios de inteligencia es un escándalo. Se habría confirmado un viejo rumor sobre la «naturaleza» de Quebracho.
    Que ahora Burlando sea el abogado de Esteche no hace más que confirmarlo.

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    Esteban Maito

    22/01/2015 at 02:27

    • Esteban, en estos terrenos es difícil decir «queda confirmado», pero si lo razonamos un poco ese rumor siempre fue la teoría más plausible acerca de Quebracho. No llama nada la atención que, siendo un grupo tan minoritario en la izquierda, tenga tanta cabida en los programas de Chiche Gelblung (otro «ligado» a los servicios). Esa es la izquierda difundida por los «Chiche Gelblung» para el vulgar «lector de periódicos» y allí Esteche cumple un rol esencial. Está claro que si no es servicio, se está perdiendo un sueldo lindo porque el laburo lo hace perfectamente.

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      Tavo

      22/01/2015 at 12:55

    • Este tipo de comentarios da la pauta de la actitud policíaca y pseudo detectivesca de ciertos «paladines» de la democracia de base.
      Acusar a Quebracho de tener una «naturaleza» confirmada, haciendo referencia a una supuesta vinculación con los servicios de inteligencia (lo cual no quiere decir que no estén infiltrados como deben estar casi todas las organizaciones de izquierda), es de una bajeza digna de un servicio.
      El boli lezcano, por ejemplo, es dirigente de quebracho y estuvo más años de su vida preso que en libertad. El 3/12/13 estando preso junto a esteche sufrió un acv y tiene una condición de salud gravisima. El servició penitenciario nos prohibió, sistemáticamente, a los médicos de distintas organizaciones acercarnos a él y el juzgado desestimó todos los pedidos de abogados de ddhh para que, al menos, tenga un arresto domiciliario que permita cuidar de su salud. Vaya compromiso con los servicios de inteligencia que tiene este «infiltrado».
      Pero no conforme con esa acusación otro pichón de sherlock acusa a quebracho de ser una organización minúscula. Se ve que no camina mucho por las barriadas del conourbano bonaerense en donde quebracho tiene una construcción de más de veinte años que se mantiene a pesar de los embates de todos los gobiernos.
      Aclaro que no soy de quebracho y que no comparto gran parte de su política, pero me aterran y me dan asco aquellos que quieren tomar el cielo por asalto y tienen ya pensados los arrestos y juicios sumarios de su policía política.

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      guido arinci

      31/01/2015 at 16:47

  10. De acuerdo con fondo y forma de la nota. Añade Lenin (para aclarar el significado de «ilusiones» al final del texto):
    «Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía.»
    Digamos, entonces, que debemos evitar las ilusiones «ilusorias» (con perdón)

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    escaiguolquer

    22/01/2015 at 04:39

  11. Prof Astarita, en un comentario mas arriba Ud responde a un comentarista: «No se “engrana” con consignas transicionales “en escalera”, sino con la articulación de la lucha por demandas del programa mínimo y crítica teórica y política (sobre este asunto, estaba muy bien planteado por Engels, y luego por la vieja socialdemocracia)». ¿Podría recomendar algún texto de Engels o los partidos socialdemócratas sobre esa cuestión (además de la respuesta de Engels a Heinzen)?. Saludos

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    Mariano

    23/01/2015 at 19:27

    • Recomiendo estudiar la experiencia de la Segunda Internacional y la formación de los partidos socialdemócratas. La idea de combinar la lucha teórica, política y económica; la división entre programa máximo y mínimo; la importancia de la tarea de educación y difusión de las ideas del socialismo. Todo eso se quiso suplantar luego con el «consignismo» y los llamados permanentes a la lucha. También es interesante el programa del partido Obrero francés, en cuya redacción intervino personalmente Marx.

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      rolandoastarita

      23/01/2015 at 19:41

  12. Rolo, aporto un poco de realidad burguesa entre tanto chapoteo charquero de comentadores trotskistas: http://www.adc.org.ar/wp-content/uploads/2015/01/2015-01-23-Informe-Final-Inteligencia.pdf

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    Fernando

    24/01/2015 at 12:05

  13. Astarita, una pregunta al margen. Qué posición hay que tomar o tiene usted de cara a la marcha del 18F.
    Hasta donde sé el PTS y el oficialismo no convocan.
    Gracias!

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    JorMedina

    11/02/2015 at 18:12

    • Personalmente no encuentro el sentido a que la izquierda participe de esta marcha. Tanto por quién la convoca y su composición, como por las consignas convocantes.

      La convoca «la comunidad judicial», más precisamente, los fiscales enfrentados a Gils Carbó. Esto es, gente que estuvo y sigue estando comprometida con los servicios de inteligencia y es parte fundamental del aparato represivo del Estado (no es casual que estos fiscales no hayan prácticamente hecho nada por frenar los cientos y miles de atropellos contra trabajadores, el pueblo humilde, o la militancia y organizaciones de izquierda).

      Por otra parte, entre los participantes de la marcha, y además de mucha gente bien intencionada e indignada por la responsabilidad del gobierno en la muerte de Nisman, están altos dirigentes políticos que, cuando tuvieron ocasión, utilizaron a su gusto el aparato del Estado, y los servicios de inteligencia, para hacer operaciones de todo tipo en su propio provecho. ¿O acaso dónde estaban Massa o Alberto Fernández cuando el gobierno K trabajaba codo a codo con Stiusso y similares? Y así podríamos seguir con muchos otros, que han tapado o disimulado sistemáticamente el accionar de las fuerzas represivas, o que han mantenido intactos los archivos de inteligencia que vienen desde la dictadura y no dejan de engordar.

      En cuanto a las consignas, la marcha se convoca con los lemas «Todos somos Nisman», «Por la República», y se aclara que «no es una marcha contra nadie», y que hay que ir «sin consignas políticas». Pero precisamente lo que hace falta son posiciones políticas. Posiciones políticas que cuestionen esta República y su sistema de dominio (que no puede prescindir de servicios de inteligencia, de policía, de picana, de cárceles, de fiscales y jueces, de burócratas de todo tipo, de senadores y diputados y de altos ministros y presidentes). La primera actitud de clase, del que es explotado y oprimido, es de distancia y de crítica frente al sistema de dominación y opresión. El punto de partida nunca puede ser el del «consenso callado».

      Por eso, el problema de fondo es que, lamentablemente, la clase trabajadora no ha tenido, en tanto clase, una posición crítica, independiente tanto del gobierno como de la oposición burguesa y de la burocracia. Una postura de denuncia del rol del aparato represivo y de la represión, y del papel del gobierno K (y de los anteriores gobiernos) en el mantenimiento y fortalecimiento de ese aparato. Una denuncia que debería acompañarse de la exigencia de libertades democráticas.

      En este último respecto, aunque sean libertades burguesas, es importante defenderlas. Por ejemplo, reflotar el caso Julio López; denunciar el gatillo fácil que sigue asesinando impunemente en los barrios populares; denunciar y avanzar en la investigación y exigencia de castigo a los responsables del operativo X: exigir la derogación de la ley antiterrorista; el juicio por crímenes de lesa humanidad a Milani; denunciar incansablemente los encubrimientos del caso AMIA y Embajada de Israel. Pero para esto, hay que tomar distancia crítica de la «comunidad judicial» de conjunto, y del gobierno K (y por eso es necesario que «no todos seamos Nisman»). Para esto, la clase obrera NO tiene que estar en silencio. Necesita fijar su posición y manifestarse de forma autónoma.

      Pienso que las libertades democráticas que se consigan (y siempre serán precarias en tanto subsista el modo de producción capitalista) solo podrán ser el resultado de una actitud de clase de este tipo. Hoy está muy lejos la posibilidad de acabar con el Estado capitalista (esto me diferencia de buena parte de la izquierda). Sin embargo, una movilización independiente de la clase obrera, aun en los marcos de este sistema, podría obtener mejoras. Para esto, insisto, hay que tomar distancia de los dos sectores burgueses que se enfrentan. Aquí hay que tener claro que NINGUNO de ellos es progresivo para la clase trabajadora. Es en este respecto que convocar a esta marcha solo podría traer perjuicios para el logro de una conciencia de clase, independiente del poder burgués.

      Se puede decir que lo mío es una expresión de deseo. Pero es la única salida de fondo posible. No veo otra.

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      rolandoastarita

      11/02/2015 at 19:55

    • muchas gracias, rolando. Estoy confundida. Me parece algo de una enorme gravedad que se impartan crímenes mafiosos. Pero es verdad que desde la perspectiva de clase ese aspecto se desvaloriza y no funciona como un punto mínimo de acuerdo para defender características «positivas» del estado.

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      JorMedina

      12/02/2015 at 08:11

  14. Estimado Rolando. Coincido contigo que participar de marcha semejante carece de sentido. Incluso, pese a las diferencias que me separan de todo el arco trotskista, coincido en la correcta y saludable decisión de prescindir.
    No solo el PTS, sino el PO, la Izquierda Socialista, el MST, el Nuevo Mas y otros grupos menores, se han manifestado a título individual por no concurrir, y las razones expuestas son semejantes y en general correctas.
    Todos los partidos burgueses y corporaciones del estado burgués, son cómplices del encubrimiento y agrego, no podría ser de otra manera.
    Coincido en que lo que hace falta no son marchas de ‘silencio’ sino con consignas políticas que cuestionen la República y sus instituciones de dominio.
    Pero imaginar que esto pueda ocurrir por obra de la izquierda revolucionaria, es como soñar despierto. No solo por su escaso poder de convocatoria, sino, por que su discurso público, aherrojado por el legalismo electoralista, está en contra de cuestionar radicalmente a las instituciones de la burguesía, en tanto estas remiten al estado capitalista democrático al que, por ningún concepto se quiere cuestionar, para no correr el riesgo de quedar al margen y espantar los votos de quienes se ilusionan con un gobierno de izquierda reformista, imaginan que por esta vía se puede desactivar el lado malo del estado o simplemente están descontentos con los virajes del actual gobierno.
    Lo real y concreto es que la clase obrera no puede tener una posición independiente frente a estas cuestiones, por que la abrumadora mayoría de sus integrantes es dependiente de los partidos del régimen y en última instancia de la ideología de la burguesía.
    Si la que se autoproclama como su vanguardia no se anima a tomar el toro por las astas y decir la verdad a las masas y en cambio se entretiene con juegos parlamentarios y propuestas absurdas que no pueden realizarse sin una revolución triunfante o un gran estado de movilización revolucionaria que cuestione en los hechos el poder del estado capitalista, que puede esperarse de los enormes contingentes mas atrasados, sin los cuales ninguna ‘marcha’ tendría verdadero peso político y siempre y cuando pensáramos que con marchas multitudinarias de presión se pudiera lograr el suicidio del estado.
    Es cierto que hay un amplio abanico de ‘libertades democráticas’ que puede ser agitado, pero, respecto del tema que nos ocupa, sería solo un complemento.
    Aquí estamos hablando de blanquear los ‘secretos de estado’. De ‘disolver’ ‘desmantelar’ o en su versión terminológica extrema ‘Eliminar’ los servicios de inteligencia, es decir, amputar un órgano vital del estado mismo.
    La ‘defensa’ solo puede asumir el carácter de denuncia por la desviación de lo real, respecto de lo ideal. No estamos frente a un escenario golpista en que las ‘libertades políticas’ están amenazadas.
    Esto no tiene punto de contacto con la defensa directa o velada de las instituciones republicanas respecto del estado mismo. Son el estado mismo y no podría ser de otra manera.
    Respecto de la ‘expresión de deseos’. Reclamar que se diga la verdad, toda la verdad, no una media verdad, ni una verdad tapada de palabrerío para convertirla en mentira ‘movilizadora’ ‘Traccionadora de votos’ etc. no es deseo, es simplemente lo correcto.

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    AP

    11/02/2015 at 21:32


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