Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Cuba: crisis, globalización y giro al mercado (2)

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La primera parte de la nota, aquí

Crisis, zigzags, avance de fondo hacia el mercado

En la primera parte de la nota hemos apuntado que cuando los países del bloque soviético pasaban, a comienzos de los 1990, rápida y abruptamente al capitalismo, en Cuba se mantuvo la centralización estatal de la economía. Sin embargo, desde mediados de esa década, en la isla hubo una alternancia entre centralización burocrática y medidas pro mercado. En esa alternancia subyace una lógica, determinada por la crisis y su relación con la gestión estatal burocrática, que es necesario explicar.

Antes de entrar en el tema, conviene hacer una precisión: cuando se habla de estancamiento y  crisis de la economía de Cuba no se niegan los logros en salud y educación. Cuba cumplió con los objetivos del milenio de la ONU; tiene la tasa de mortalidad infantil más baja de América Latina, su tasa de mortalidad materna es una de las menores a nivel internacional; está ubicada en el puesto 14 a nivel mundial del índice de Educación Para todos;  la expectativa de vida al nacer es de 79 años; su sistema de seguridad social es superior al de la mayoría de los países subdesarrollados;  y ocupa el puesto 51 entre 187 países en lo que hace a desarrollo humano (Informe 2011, PNUD). Sin embargo, estas cifras no deben ocultar la gravedad de su situación económica y social. Después de todo, hasta las vísperas mismas de la caída de los regímenes stalinistas, muchos exhibían indicadores sociales más que aceptables en varios ítems. Pero sus economías estaban muy debilitadas, y terminaron colapsando.

Algo similar se puede decir de Cuba, y las dificultades no se pueden explicar solo por la caída de la URSS en 1990, o el bloqueo de EEUU. Tengamos presente que ya en el quinquenio anterior a 1990 la economía cubana evidenciaba agotamiento: entre 1985 y 1989 el crecimiento fue de solo el 2% promedio anual, y en 1986 el gobierno debió declarar la moratoria de la deuda externa. En este marco, el  corte del subsidio soviético disparó un derrumbe económico de proporciones. Entre 1989 y 1993 –el llamado “período especial”- el PBI de Cuba cayó un 35%; cerró el 80% de la industria por falta de insumos y el comercio exterior colapsó.

Como respuesta a esta gran depresión, desde mediados de la década de los 1990 el gobierno lanzó algunas medidas pro mercado. Así, se legalizó el empleo autónomo y se dio permiso para contratar familiares en determinados puestos. En la agricultura se crearon cooperativas semi-privadas (aunque la tierra siguió siendo del Estado) y se permitió a los productores vender parte de su producción. En consecuencia, el empleo autónomo creció  hasta representar, en 1999, el 4% del total del empleo (era aproximadamente el 1,5% a comienzos de la década). También se despenalizó la tenencia de divisas y se permitió la remesa de dólares de los cubanos del exterior. Esto significó que las remesas pasaran de unos 160 millones de dólares anuales en 1993 a más de 700 millones en 1997, y que se mantuvieran a un nivel cercano a los 800 millones a principios de los 2000. En 1999 superaron a las entradas de divisas por exportación de azúcar. Por otra parte, en 1994 se aprobó una ley de inversiones extranjeras. Las inversiones extranjeras en los 90 se volcaron en especial al sector turismo (mayoritariamente empresas españolas, que entraron en la administración de hoteles construidos por Cuba), pero también a la minería (los canadienses en la explotación del níquel) y energía. Todo lo cual aportó divisas y activó, al menos parcialmente, a la economía.

En consecuencia, y al compás de estas reformas, se revirtió la caída del “período especial”. Esta es una cuestión que a veces la izquierda deja de lado en sus análisis: las medidas pro mercado, injertadas en las economías burocrático-estatistas, pueden dar lugar a aumentos de la producción y a la mejora del aprovisionamiento de bienes y los ingresos. Este es el hecho cierto en que se basan los que proponen, con argumentos de izquierda (“profundizar el modelo socialista”), avanzar en reformas de tipo perestroika para impulsar una economía estancada y dirigida burocráticamente (véase, por ejemplo Abel Aganbeguian, Perestroika. Le double  défi soviétique, Economica 1987). En el caso de la URSS se trataba de introducir estímulos materiales a través de mecanismos de mercado, en una sociedad que descreía del ideario programático del socialismo.

Mucho de esto se aplicaba ya a la economía cubana de los 1990, con el agravante de que su base tecnológica e industrial era infinitamente más débil que la soviética. Las apelaciones a la “conciencia y compromiso socialista con el trabajo”, pasadas cuatro décadas del triunfo de la Revolución, y en un entorno de penuria y régimen burocrático, tenían cada vez menor eco en la población. Por eso las medidas de mediados de los 1990 apuntaban a incentivar el interés individual, con el objetivo de aumentar la productividad; a la par que se abría parcialmente la entrada de fondos externos.

Giro a la centralización

Sin embargo, las medidas pro mercado también generan impulsos que socavan la economía estatizada. Por ejemplo, el incremento de remesas dio lugar a diferenciaciones sociales crecientes. También generó en algunos sectores una cultura rentística –para muchos es un ingreso más importante que el salario que reciben en una empresa estatal- y comenzó a generar acumulación de riqueza que, en algún momento, termina volcándose al mercado (ver más abajo). De la misma forma, las actividades por cuenta propia también generan impulsos a la diferenciación social; por caso, entre aquel que se enriquece y puede incluso contratar mano de obra, y el que fracasa y se arruina. Así, de a poco, se incuban en  los poros de la economía estatizada las fuerzas sociales que impulsan hacia el capitalismo. Hay que subrayar que se trata de una dinámica que muchas veces escapa incluso al control de los reformadores (en la URSS muchos de los que proponían la perestroika admitieron luego del colapso que su meta no era transformar a la economía en capitalista, sino mejorar el sistema).

Lo anterior explica la reacción de sectores de la dirigencia cubana, encabezados por Fidel Castro, que trataron de mantener un férreo control de la economía estatizada. Por eso, apenas lograda cierta mejora, intentaron cerrar el grifo del mercado y ahogar toda disidencia interna. Desde un punto de vista ideológico, nada expresa mejor esta orientación que el balance positivo que mantenía Fidel, a comienzos de los 2000, de la invasión soviética de 1968 a Checoslovaquia. Decía: “… en Checoslovaquia se marchaba hacia una situación contrarrevolucionaria, hacia el capitalismo y hacia los brazos del imperialismo. Estábamos totalmente en contra de las reformas liberales económicas que estaban teniendo lugar allí y en otros países del campo socialista. Una serie de medidas que tendían a acentuar cada vez más las relaciones mercantiles en el seno de la sociedad socialista: las ganancias, los beneficios, los lucros, los estímulos materiales, todas esas cuestiones que estimulan los individualismos y los egoísmos. Por eso nosotros aceptamos la amarga necesidad del envío de fuerzas a Checoslovaquia…” (entrevista de Ramonet a Fidel Castro, citada en la primera parte de la nota, p. 595). Por supuesto, ni en Checoslovaquia, ni en el resto del bloque soviético, los tanques fueron la solución a la falta de productividad, ni al descreimiento en el discurso oficial, ni a la economía de penuria. El final de la historia es conocido.

En cualquier caso, desde finales de la década de 1990 el gobierno cubano revierte la apertura al mercado: Fidel denuncia a la empresa privada y a los trabajadores por cuenta propia como parásitos y generadores de corrupción; se retira de circulación el dólar y se instala la doble moneda; y la economía se centraliza de nuevo fuertemente. Como resultado, el sector privado se retrajo, la inversión extranjera se detuvo y muchas empresas se retiraron dela isla, aduciendo falta de rentabilidad y obstáculos por parte del Estado para operar.

Como parte de este programa, en 1999 Fidel también lanza la movilización por la “Batalla de Ideas”, que se dispara a raíz del reclamo a EEUU de la devolución del niño Elián González. Según el discurso oficial, la “Batalla de Ideas” significaba pasar a la ofensiva para continuar desarrollando la Revolución. Se proclamaba así el inicio de una nueva etapa de “rectificación de errores y tendencias negativas en Cuba”, para buscar mayor eficiencia y eficacia. La apuesta era que Cuba desarrollase la “economía del conocimiento”. La tesis que sustenta esta orientación sostiene que en la actualidad el conocimiento ha pasado a ser el factor fundamental de la creación de riqueza.

Por otra parte, dos factores contribuyeron a aliviar la situación económica: las remesas de dólares y el subsidio venezolano. Ya hemos señalado cómo  las remesas saltaron en los 1990, y la mayor centralización no frenó el flujo. Desde entonces constituyeron un factor no despreciable para la economía cubana. Por ejemplo, en 2013 alcanzaron casi los 2.800 millones de dólares.

En lo que respecto al subsidio de Venezuela, consiste en la entrega de 100.000 barriles diarios de petróleo con financiamiento muy ventajoso: Cuba paga a los 90 días el 50% y el otro 50% a 25 años, con dos de gracia y una tasa de interés del 1%. A cambio, la isla envía médicos (según Granma, habría unos 30.000 médicos cubanos en Venezuela), y también personal de seguridad y militar. Sin embargo, la venta de estos “servicios” no refleja los costos reales, ya que su precio está atado al precio del petróleo. Según The Economist, en 2012, y contabilizando 115.000 barriles diarios enviados a Cuba, el subsidio rondaría los 3500 millones de dólares anuales; algunos economistas elevan esa cifra hasta 8000 o 9000 millones, lo que equivaldría al 20% del PBI de la isla. Los montos son difíciles de calcular, debido a la falta de información; pero se reconoce, incluso oficialmente, que el corte de ese flujo podría ser un golpe muy duro para Cuba.

El giro hacia una mayor centralización y la ofensiva contra el sector privado posiblemente también empalmaron con la caracterización de Fidel que, en 2005, se daban las condiciones para una ofensiva de los pueblos contra el imperialismo. Y en la confianza de que el régimen de Chávez se consolidaba cada vez más.

Impasse económico y político

Sin embargo, y a pesar del alivio de las remesas y los subsidios venezolanos, los problemas de fondo subsistieron. Hacia fines de la primera década de los 2000, la producción industrial estaba al 43% de los niveles de 1989; el empleo industrial no remontaba; y la agricultura estaba estancada al nivel de una década atrás. Tal vez el dato más significativo era la debilidad de la inversión. “La relación formación de capital bruto – PBI promedió 12,5% entre 1996 y 2008, un valor bajo desde el inicio para los estándares internacionales; en una encuesta en la que participaron 157 países, la tasa de inversión cubana se mantuvo firme por debajo del décimo porcentaje [esto es, del 10% del PBI] durante el período 1990-2008. El gobierno no alcanzó sus objetivos de inversión, y solo realizó el 76% de las inversiones planificadas (2007-2009)” (Richard Feinberg, “Extender la mano: la nueva economía de Cuba y la respuesta internacional”, noviembre de 2011, Iniciativa para América Latina:
http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2011/11/18%20cuba%20feinberg/…).

En lo que respecta a la «Batalla de Ideas», no tuvo mayores efectos prácticos La realidad es que las posibilidades de generar riqueza apelando solo al conocimiento, esto es, sin medios de producción, son muy  limitadas. Un ingeniero puede saber teóricamente cómo se puede extraer petróleo del lecho del mar, pero si no dispone de equipos, no tiene manera de llevar a la práctica su teoría (ni de mejorarla a través de la práctica). La “Batalla de Ideas” como palanca de desarrollo de las fuerzas productivas traducía más bien una orientación voluntarista, que por otra parte es bastante común en las administraciones estatistas burocráticas (el materialismo de “manual soviético” se acompaña muchas veces de una fuerte dosis de idealismo). La economía cubana no podía remontar el atraso en base solo al conocimiento y la preparación universitaria de su juventud. El envío de médicos cubanos a otros lugares del mundo es solo un paliativo a los problemas de falta de divisas. Por otra parte, la dependencia de los envíos venezolanos ponía de manera creciente a Cuba en una situación de fragilidad. En resumidas cuentas, la orientación de remontar la economía con más control burocrático y convocatoria a una nueva “batalla”, se evidenció cada vez más como una salida fallida.

Por supuesto, estos problemas de la gestión estatista burocrática tienden a ser barridos debajo de la alfombra por la izquierda de mentalidad estatista y burocrática. Pero no por eso desaparecen. Se mantienen y vuelven a aflorar a cada paso. Es que la voluntad no se despliega en base a convocatorias de “comisarios socialistas del conocimiento”, por más heroicos que sean sus pasados. Hay que motivar, y la motivación no existe cuando el Estado se convierte en una abstracción colocada por encima y frente al individuo, y cuando existe un régimen de penuria crónica de bienes. Máxime cuando se están generando crecientes diferencias, y sectores de la dirigencia se aprovechan de sus puestos para enriquecerse (véase más abajo; el propio Fidel reconocía, en 2005, que la corrupción existente en el aparato del Estado podía acabar con la Revolución). En esas circunstancias, es imposible que pueda desplegarse lo que Raya Dunayevskaya llamaba “la negatividad absoluta como el principio motriz y creador”, que concilia la individualidad con el humanismo socialista, esto es, con el humanismo real.

Por eso, la orientación burocrática aboca en un callejón sin salida, a partir del cual se imponen los reformadores pro mercado. La “nueva alternativa” pasa entonces por desarrollar –aunque sea parcialmente al comienzo- el interés individual, apoyado en el mercado y la explotación por vía privada; en el marco de una corrupción que sigue posibilitando la acumulación privada. Es lo que sucedió en Cuba a partir de 2008, aproximadamente. Y desde entonces, se han ido profundizando estas medidas, con un sentido cada vez más inequívoco.

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Written by rolandoastarita

02/01/2015 a 20:49

18 respuestas

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  1. Reblogueó esto en Gerardo Daniel Rossi.

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    Gerardo

    02/01/2015 at 21:39

  2. Rolando, si bien pretendo esperar que termines de publicar todas las partes de la nota para tener una visión más holistica de tu planteo me voy a permitir un par de comentarios.
    En primer lugar el «intercambio» de petróleo por médicos docentes uniuniversitarios y otros profesionales con Venezuela quizás podría ser leído como un intento no 100% mercantil de relación entre dos países. O sea, en algún momento (por más que lo tildes de disparate) para construir una economía socialista y para que esa economía se relacione con otras tendremos que pensar esos intercambios en una clave solidaria y no mercantil.
    También quería señalar que cuando en la nota aparece que «El envío de médicos cubanos a otros lugares del mundo es sólo un paliativo al problema de la falta de divisas» hay un error. Al único lugar al que se mandan médicos «a cambio» de algo es a Venezuela (ni siquiera con Bolivia se genera esa situación). Pecando de reiterativo, en Haití se mandaron (llegaron antes que los marines estadounidenses) médicos y trabajadores de la salud de otras especialidades y se instalaron hospitales luego del terrible terremoto sin recibir nada a cambio. Eso sin contar el riesgo diplomático y militar que corrieron frente a Estados Unidos que tenía como misión constituir un sistema privado en ese país. Esto se repite en otras partes del mundo y no me parece justo tirarlo con esa liviandad en el artículo. Repito lo que dije en el comentario anterior, construir el socialismo no es sólo construir una economía socialista y sería bueno saber o tratar de expresar que hace que un pueblo tenga la convicción para hacer lo que hace sin pedir nada a cambio, salvo que pensemos que son todos burócratas.
    Saludos.

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    Guido

    02/01/2015 at 21:42

    • No voy a discutir tus opiniones, pero sí ratificar el hecho: el gobierno cubano considera como una fuente de ingreso importante la exportación de «servicios» de medicina. No es solo con Venezuela. También es a Brasil (el acuerdo del año pasado fue por 213 millones de dólares), y otros países del mundo.
      Según el gobierno, esta venta de «servicios profesionales» aportaría en 2014 8.200 millones de dólares.
      De hecho, constituye la primera fuente de ingresos de la isla. Aclaro que el término «exportación de servicios profesionales» es empleado por Yilian Jimenez, directora de la empresa Servicios Médicos Cubanos S.A. en un reportaje en el Granma.
      En el mismo sentido habló Rodríguez Malmierca: La exportación de servicios “se ha convertido en la principal fuente de ingresos en divisas para el país y tiene gran potencial de seguir incrementándose”. Según RM, serían 40.000 los médicos cubanos en el exterior, trabajando en 66 países. RM también habla de exportación de servicios de docencia y deporte. No lo quise poner en la nota para no hacerla más larga. Pero es el hecho.
      Realmente, no puedo entender la resistencia que tiene buena parte de la izquierda para mirar las cosas de frente cuando se trata de lo que está ocurriendo en Cuba. Tu comentario me hace acordar a los que hacían los «amigos de la URSS», casi en vísperas del derrumbe. Con el agravante que aquí estoy dando datos que son tomados de las propias fuentes oficiales cubanas.

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      rolandoastarita

      02/01/2015 at 22:44

    • Agregado: me olvidé de aclarar que Rodríguez Malmierca es el ministro de Comercio Exterior.
      Otra precisión: en total, 26 países pagan por los servicios médicos cubanos.

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      rolandoastarita

      02/01/2015 at 23:58

  3. Buena nota nutrida con excelentes datos. En una parte haces alusión a la formación de capital bruto. ¿Consideras que ya hay capitalismo de estado? Esta discusión empalma con el problema de la naturaleza del estado. Acordando con que nunca hubo en Cuba un ‘Estado Obrero deformado’ como lo llamó la Cuarta Internacional, inspirada en la categoría de ‘Estado Obrero degenerado’ acuñada por Trotski a mediados de los treinta y que, en cambio, desde el vamos se instauró un estado de tipo burocrático, símil estalinista ¿En que momento se habría producido el vuelco de la economía al capitalismo, si es que esto ocurrió ya? Personalmente, pienso que el estado aún sigue siendo burocrático, ‘no capitalista’ y que la economía aún se mueve en la transición a la restauración capitalista. No se si compartís el criterio.

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    AP

    02/01/2015 at 22:36

    • Coincido en que hoy en Cuba no hay una economía capitalista.

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      rolandoastarita

      02/01/2015 at 23:59

    • Hola AP, estoy intentando identificar los grupos marxistas existentes en Argentina y en particular en la provincia de Santa Fe. Por si acaso podes ayudarme te dejo mi correo para contactarnos personalmente: claudioleonel@gmail.com
      Estimado moderador, espero entienda esta solicitud personal. Gracias.

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      Claudio FM

      03/01/2015 at 14:23

  4. por que según su interpretación, cuba y en menor grado venezuela, es combatido por estados unidos y la burguesia interna y de latinoamerica?

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    Ignacio

    03/01/2015 at 14:44

    • Cuba porque es un régimen no capitalista. Ya lo expliqué en la primera parte de la nota. También la URSS era combatida por la burguesía de todo el mundo. ¿Cómo se imagina usted que al capital le puede agradar un régimen que no permite el desarrollo del capital?

      El caso de Venezuela es distinto; es un modelo de capitalismo de Estado que terminó en una profunda crisis. Puede consultar las notas que escribí al respecto. Aclarando de todas maneras que un sector de la burguesía (la burguesía «bolivariana») prosperó y se enriqueció. También puede ampliar con las notas que escribí sobre los regímenes de capitalismo de Estado que supuestamente construirían el socialismo en base a la renta petrolera (el caso de Argelia es el más notorio).

      Más en general, y en cuanto al método de análisis: es una tontería pensar que todo régimen o gobierno que es rechazado por la burguesía internacional o nacional, se debe a que sea «revolucionario» en algún sentido. Para poner un ejemplo: el gobierno de Isabel Perón (1974-76) era rechazado por prácticamente toda la burguesía (como lo puso en evidencia el amplio apoyo de la clase dominante al golpe de 1976). Y era un gobierno profundamente de derecha.

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      rolandoastarita

      03/01/2015 at 16:27

  5. El link correcto al escrito de Feinberg es http://www.brookings.edu/research/papers/2011/11/18-cuba-feinberg

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    José Mercado

    04/01/2015 at 17:57

  6. El link correcto al escrito de Feinberg es nomás http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2011/11/18%20cuba%20feinberg/1118_cuba_feinberg_spanish . El problema es que no podía acceder desde el Mozilla Firefox y pensé que era un problema del link. Sr. Astarita sírvase borrar el anterior, y ya que está, este también. No se volverá a repetir.

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    José Mercado

    04/01/2015 at 18:51

  7. ¿Cuál sería el camino para retomar la senda del socialismo en Cuba en esta coyuntura?
    Muchas gracias.
    Marcelo Ghigliazza

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    Marcelo

    04/01/2015 at 22:12

    • El primer paso sería asumir un análisis crítico tanto del burocratismo estatista como del camino de retorno al capitalismo. Pero eso habría que discutirlo con las fuerzas de izquierda que haya en Cuba. Mi análisis es desde el exterior, no puedo hacer otra cosa; y no conozco gente cubana que tenga coincidencias (aunque sea parciales) con el mismo.

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      rolandoastarita

      04/01/2015 at 22:34

  8. Rolando me gustaria conocer tambien brevemente tu opinion acerca del sistema politico cubano. Muchas veces se habla de que en cuba pese a haber un partido unico existe un sistema democratico en el que el pueblo ejerce su poder a traves de las elecciones a la asamblea del poder popular, a traves de participacion asamblearia, de los llamados CDR y otros organismos. Piensa que todo esto supone en algun grado una forma democracia o son estructuras que solo dan una apariencia de legitimidad al regimen y es la burocracia la que guarda el poder por completo?

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    David

    05/01/2015 at 01:51

    • No puedo tratar todos los temas en una nota. De todas formas, también en la URSS, Alemania Oriental o China se decía que existía una «verdadera democracia». La realidad es que con partido único -y para colmo, sin posibilidad de tendencias organizadas en su seno- no puede haber democracia obrera y de las masas. Para explicarlo de la manera más simple: en cualquier país capitalista, dentro de la izquierda, existe una gran cantidad de grupos con orientaciones diversas: stalinistas, trotskistas, maoístas, consejistas, anarquistas, luxemburguistas, guevaristas. Esto por no contar todas las variantes de la socialdemocracia; a lo que podemos agregar otras corrientes identificadas más abiertamente con el capitalismo (los obreros peronistas, para poner un ejemplo, ideológica y políticamente están de acuerdo con el capitalismo). Pues bien, es imposible que por arte de magia toda esta diversidad de opiniones desaparezca en un régimen de «socialismo real». Se trata de diferencias en torno a orientaciones políticas generales (democracia de base no es dar la posibilidad de decidir cómo se va a recoger la basura en el barrio en que vivimos). En los regímenes de estilo soviético (esto es, burocrático estatistas) todo esto está suprimido. A lo sumo se permiten expresiones disidentes (y esto porque a esta altura un régimen como el cubano está debilitado), y de manera bastante limitada.

      Por otro lado, no hay democracia real si no hay acceso libre a toda la información. Para decirlo de la manera más clara: ¿con qué derecho un dirigente decide qué puede y qué no puede leer la población? Cada cual tiene que tener derecho a leer o escuchar lo que se le ocurra, y formarse su propia opinión. Pero esto en Cuba no existe. La censura aflojó con respecto a décadas atrás, pero sigue siendo muy fuerte. ¿Cómo se pueden expresar las diversas corrientes políticas e ideológicas de esta manera?

      Doy otro ejemplo sencillo: como explico en una próxima parte de la nota, en Cuba se decidió promover el cultivo de transgénicos (maíz, y también se estaría avanzando con la soja). Pero hay toda una corriente de ecologistas y ambientalistas cubanos que son muy críticos de esta medida (aducen las mismas razones que se esgrimen para oponerse a las semillas genéticamente modificadas en los países capitalistas). Esta gente dio sus razones (yo no tengo conocimiento para decir quién tiene razón), pero afirman que el gobierno siguió adelante con la medida, sin que hubiera una discusión abierta y participativa sobre el asunto. Pero así se deciden todas las cuestiones importantes en estos regímenes.

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      rolandoastarita

      05/01/2015 at 10:07

  9. Rolando, se que no tiene que ver directamente con el tema pero, ¿ha leido «Análisis comparativo entre la teoría del valor trabajo y de la teoría de la utilidad marginal desde la teoría del cierre categorial» de Santiago Javier Armesilla Conde?.
    Si lo ha leido, ¿que opina de su crítica a la teoría de valor-trabajo desde la teoría del cierre categorial?.

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