Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La táctica trotskista del entrismo (3)

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Las partes anteriores de esta nota aquí y aquí.

“Instinto revolucionario de los trabajadores”

La táctica del entrismo tiene como uno de sus supuestos fundamentales la idea de que ante crisis o enfrentamientos con la derecha, el fascismo o el imperialismo, las masas trabajadoras entrarán en colisión con las direcciones y programas de sus organizaciones tradicionales y girarán hacia la izquierda anticapitalista. Sobrevuela aquí la creencia de que de alguna manera la clase obrera se orienta espontánea y necesariamente hacia la revolución, en respuesta-reflejo a los padecimientos, crisis y problemas generados por el capitalismo. En otros términos, es como si de la relación social en que está inmerso el obrero se derivara una esencia revolucionaria que se traduciría, necesariamente, en conciencia socialista de forma más o menos directa. Esta idea se encuentra de manera bastante clara en escritos de Marx y Engels, en particular en trabajos juveniles o anteriores a la experiencia de la Asociación Internacional de Trabajadores.  Así, en La Sagrada Familia Marx se refirió a lo que “el proletariado es y está obligado a hacer, con arreglo a ese ser suyo”. Y en El Manifiesto Comunista Marx y Engels parecen prever un desarrollo linealmente evolutivo de la conciencia de clase, en base de las experiencias que haría la clase obrera con el capitalismo.

También en los primeros escritos de Lenin encontramos esta perspectiva. Por ejemplo, en el “Proyecto y explicación del Programa de la Socialdemocracia rusa”, de 1895, y en la misma línea que El Manifiesto Comunista, Lenin considera que cuanto más se desarrollaban las grandes empresas en Rusia, más poderosas y frecuentes devenían las huelgas obreras; a su vez, a mayor opresión del capitalismo, mayor era la necesidad de unidad de los trabajadores. Por eso, continuaba el razonamiento, progresivamente los trabajadores se daban cuenta de que su enemigo no era el capitalista individual, sino toda la clase capitalista y así “la lucha de los trabajadores fabriles contra los empleadores inevitablemente se transforma en la lucha contra toda la clase capitalista, contra el entero orden social basado en la explotación del trabajo por el capital”. La conciencia de clase consistía en el entendimiento de este enfrentamiento (Lenin, “Draft and Explanation of the Programme for the Social-Democratic Party”, https://www.marxists.org/archive/lenin/works/1895/misc/x01.htm). De acuerdo a este enfoque, la tarea del partido Socialdemócrata pasaba por promover la lucha de clases, “llevar luz a la misma” y representar el interés del conjunto del movimiento.

Como es conocido, este esquema va a cambiar mucho en el famoso folleto ¿Qué hacer? En este escrito Lenin reconoce que las condiciones objetivas –la explotación en la gran empresa, las contradicciones que enfrentan los trabajadores- de por sí no forman la conciencia socialista de la que hablaba en el proyecto de programa de 1895. Pueden ser condición necesaria para esa conciencia, pero no suficiente; la ideología sindicalista y reformista burguesa inciden en las posiciones políticas de la clase obrera y sus luchas. Por lo cual, y siguiendo a Engels, la lucha del partido marxista debía  llevarse en forma combinada en el terreno de la ideología, la política y la lucha económica. Ya no era suficiente con “acompañar y profundizar” la lucha de clases para que surgiera la conciencia de la necesidad de la transformación socialista.

En Trotsky, en cambio, y ya desde sus escritos de 1905, hay un enfoque más afín a la idea del progreso hacia la conciencia socialista a partir de la misma lucha de clases, en particular de las luchas revolucionarias. En “Nuestras diferencias” (véase 1905, Resultados y perspectivas, tomo 2, Ruedo Ibérico, 1970) explica que en las “épocas normales” o “períodos de paz” las clases dirigentes “imponen al proletariado su concepción del derecho  sus procedimientos de resistencia”, pero que “en las épocas revolucionarias” el proletariado “descubre procedimientos que mejor convienen a su naturaleza revolucionaria” (p. 128). Luego, citando a Lasalle, sostiene que “el instinto de las masas en las revoluciones… es generalmente más seguro que la razón de los intelectuales”. Agrega que “estas multitudes, precisamente porque son ‘oscuras’, porque les falta instrucción, no saben nada de posibilismos, y… las masas no se interesan más que por los extremos, por lo que es entero e inmediato” (p. 129). Un poco más abajo explica que “precisamente porque la revolución arranca los velos místicos que impedían ver los rasgos esenciales del agrupamiento social, y empuja a las masas contra las clases en el Estado, el político marxista se siente en la revolución como en su elemento” (pp. 129-130).

En el Programa de Transición la idea permanece: la caracterización de la época es que los trabajadores se orientan hacia la revolución espontáneamente, y entran en conflicto con las direcciones traidoras y burocráticas. Esta visión se ha mantenido hasta el presente en el movimiento trotskista (y en otras corrientes). Por eso Mandel hablaba del “empuje instintivo revolucionario” de las masas. En los años 1950, y de forma característica, Pablo sostenía que el movimiento de masas anticapitalista asumía formas “confusas” bajo el liderazgo del APRA en Perú, del MNR en Bolivia, e  incluso de Vargas en Brasil y Perón en Argentina (“World Trotskyism Rearms”, noviembre 1951, http://www.marxists.org/archive/pablo/1951/11/congress.htm). Y en la década de 1980 Nahuel Moreno explicaba que existían “revoluciones socialistas inconscientes”, refiriéndose, por caso, a un levantamiento contra una dictadura; o a las movilizaciones contra los regímenes de la burocracia stalinista (véase, por ejemplo, “Algunas reflexiones sobre la revolución política polaca”, Panorama Internacional, mayo de 1982). Aclaremos que de todas maneras hay en estos planteos una diferencia de cierta importancia con la concepción de Lenin de 1895, o de El Manifiesto Comunista: en estos últimos, el desarrollo de las fuerzas productivas, en particular la gran empresa, juega un rol central en el esquema evolutivo de la conciencia socialista. En  cambio, en el esquema trotskista, y en el marco de la tesis del “agotamiento histórico del capitalismo”, la conciencia socialista se generará principalmente por el estancamiento de las fuerzas productivas, y las luchas provocadas por la descomposición del sistema.

Se hace abstracción del peso de las ideologías y la política

En el razonamiento que hemos reseñado en el punto anterior hay un problema fundamental, que ya hemos discutido en nuestra Crítica del Programa de Transición. El mismo consiste en la exagerada importancia de lo que Mandel llamaba el “instinto revolucionario de la clase obrera”. Por supuesto, es indudable que en el curso de movilizaciones de masas importantes siempre existe este factor, y aparecen tendencias, al menos en sectores de vanguardia, a cuestionar al sistema de conjunto. Pero estos no son los únicos impulsos que recorren el movimiento. Es que los trabajadores entran en la lucha con sus ideologías, sus simpatías políticas, sus tradiciones y el peso de sus experiencias pasadas. En otros términos, en todo movimiento, además de juicios, hay prejuicios; y circulan creencias de todo tipo. Por eso la propaganda del marxista cae en un mar de lugares comunes e ideas acumuladas, que son inculcadas desde las instituciones ideológicas de poder; a lo que se agregan las formas mistificadas –fetichizadas- que genera la misma relación social mercantil capitalista. Todo lo cual influye en la forma en que son apropiadas y significadas las consignas y los discursos revolucionarios por las masas trabajadoras. Aclaremos que destacar la relevancia de la ideología y el discurso no significa sostener que tienen primacía causal en la explicación; pero sí es necesario darles su peso. No estamos ante simples “formas inesenciales”, sin incidencia histórica  y social, o fácilmente superables.

Por otra parte, las direcciones burguesas o reformistas burocráticas no constituyen un bloque que se presenta con respuestas homogéneamente reaccionarias; la única salida no es la dictadura, o el fascismo. Junto al garrote, está la zanahoria, como dice el dicho. Las concesiones, las promesas y los programas que se ponen las ropas del “cambio social posible”, tienen un peso no desdeñable. Frente a la crisis de 1930 en EEUU la respuesta de la clase dominante fue el New Deal, que recibió el apoyo de millones de trabajadores que no fueron a las barricadas. Lo mismo podemos decir de tantas otras experiencias, que muchas veces no son siquiera consideradas como posibilidades por los marxistas. Por ejemplo, en el Programa de Transición (escrito en 1938) Trotsky declara que los obreros de todo el mundo “ya saben” que la caída de Hitler y Mussolini solo podía ocurrir bajo las banderas de la Cuarta Internacional. Pero lo cierto es que a la derrota del fascismo y del nazismo le sucedieron regímenes capitalistas democráticos que gozaron, por decir lo menos, de relativa conformidad de la gente.

Presento otro ejemplo, del que tuve vivencia personal: estamos en España, hacia fines de 1977, en el período de transición entre el franquismo y la monarquía constitucional. Hay una gran efervescencia en la gente, que espera un cambio radical. En esas circunstancias, el PC hace un acto en un barrio obrero a las afueras de Madrid (creo recordar que era en el estadio del Getafe) y Santiago Carrillo se dirige a varios miles de sus seguidores. ¿Cuál es su propuesta estratégica? Pues un modelo como Suecia. Y los obreros asienten y aplauden ese programa de “capitalismo democrático y moderado”, con monarquía incluida. Además, en los años que siguieron, no surge en el PCE (ni en el PSOE) ninguna corriente crítica de izquierda radicalizada de importancia. Son ejemplos tomados de la vida real, que desmienten la idea de que haya un “socialismo inconsciente”, una “esencia anticapitalista”.

Más en general, no es cierto que las masas “no saben de posibilismos” y solo consideren los extremos. Lo que ocurre con mayor frecuencia es que ante las crisis la gente quiere creer en salidas milagrosas y en políticos que prometen lo que no pueden cumplir. Y cuando las cosas no se cumplen, la respuesta no es necesariamente la movilización revolucionaria: también puede haber desaliento y desmovilización porque no se ven alternativas.  Amén de la creación de nuevas opciones burguesas: a la decadencia del PSOE le sucede el engendro reformista de Podemos. ¿Qué diferencia sustancial hay entre ambos?

De fondo, en la visión de las “movilizaciones inconscientemente socialistas” y los “impulsos instintivos anticapitalistas” parece sobrevolar una concepción determinista sociológica, en el sentido que se produciría una ruptura de las masas con las direcciones y los programas burgueses, pequeño burgueses o burocráticos como simple respuesta reflejo de los sufrimientos infligidos por las crisis, la explotación del capital y las experiencias de luchas. Sin embargo, lo real es que la resultante de cualquier coyuntura de crisis y agudización de lucha de clases está determinada por constelaciones de mecanismos causales, que nunca pueden ser anticipados en su totalidad. Por eso, en política es clave comprender que a partir de una misma experiencia las conclusiones que se pueden sacar son muy diversas, dependiendo de los marcos conceptuales con que se las interprete, y de las coyunturas (no solo nacionales) de la lucha de clases. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las crisis económicas. Las crisis griega y española dieron pie a formaciones políticas burguesas que buscan reformar al capitalismo (en la idea de que las crisis se deben a la codicia de los banqueros, a la falta de control del Estado, a la globalización, etcétera). En otros lugares se fortalecieron opciones de ultra derecha. Así, en Francia muchos obreros (hoy desocupados) que antes votaban al PC, hoy lo hacen por Le Pen.

Otro ejemplo es lo sucedido luego del colapso de los regímenes stalinistas.  En la década de 1980 y comienzos de la siguiente, algunos grupos trotskistas llegaron a pensar que todas las barreras burocráticas entre ellos y las masas se estaban desplomando, que las direcciones tradicionales estaban “en un proceso vertiginoso de desprestigio”, y que, dado ese “vacío”, ahora sí “había llegado la hora del trotskismo”. ¿Cómo las masas que repudiaban al stalinismo –en un proceso “revolucionario socialista inconsciente”- iban a aceptar una vuelta al capitalismo? Otros grupos argumentaban que, en cualquier caso, apenas los trabajadores soviéticos hicieran su experiencia con el capitalismo, virarían a la izquierda y volverían a los ideales y al programa de Octubre de 1917. Pero lo cierto es que el capitalismo se impuso en el Este de Europa y en los ex territorios de la URSS y Yugoslavia, sin que hubiera siquiera un fortalecimiento medianamente apreciable de los partidos marxistas.  Incluso guerras civiles, como la que ocurrió en la ex Yugoslavia, dieron lugar a  expresiones importantes de la ultraderecha, casi fascistas.

Otro caso ilustrativo es el actual derrumbe del “socialismo siglo XXI” venezolano. Este desastre económico, conducido por milicos, burócratas estatales y una lumpen burguesía que se enriqueció de la noche a la mañana, no está dando lugar a proceso alguno de radicalización anticapitalista de masas. Miles se desalientan, caen en la apatía, o terminan consintiendo con la oposición burguesa, en  medio de la descomposición económica y social.

En conclusión, las crisis del capitalismo y las luchas generan la posibilidad de que avance una conciencia socialista en las masas trabajadoras. Pero no hay nada de mecánico en el proceso; la crisis no genera de por sí un programa socialista, ni corrientes de masas que espontáneamente abracen un programa de ese tipo. Por el contrario, la tendencia espontánea de las masas, la mayor parte de las veces, pasa por buscar soluciones dentro del sistema capitalista; cambios dentro de lo existente. Por eso, las condiciones políticas de una transformación socialista no se generan de la noche a la mañana; y tampoco son el producto de maniobras tácticas, por más “geniales” que parezcan. Los problemas fundamentales de la táctica entrista están indisolublemente entrelazados con estas cuestiones.

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Written by rolandoastarita

06/12/2014 a 16:55

140 respuestas

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  1. HOLA ROLO, SOY JESUS JAEN. YA ESTARÁS ENTERADO DEL FENÓMENO DE PODEMOS EN ESPAÑA. HAN SACADO SUS PROPUESTAS ECONÓMICAS LOS PROFESORES VICENS NAVARRO Y JUAN TORRES. ES UN PROGRAMA QUE ELLOS LO DEFINEN COMO SOCIALDEMÓCRATA CON LAS TÍPICAS RECETAS KEYNESIANAS. TIENE 60 PAGS. PARA MÍ SERÍA UNA GRAN AYUDA CONTAR CON UNA OPINIÓN PÚBLICA TUYA QUE YO UTILIZARÍA EN LOS DEBATES SI NO TE IMPORTA. SABES QUE ESTOY EN IZQUIERDA ANTICAPITALISTA Y HEMOS PEDIDO OPINIÓN A ERIC TOUSSAINT Y CATERINE, PERO PARA MI TU HAS SIDO MI REFERENCIA EN ECONOMÍA TODOS ESTOS AÑOS. Espero tu respuesta. jesus

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    Jesus Jaén

    06/12/2014 at 17:01

    • Lo de Podemos es una calamidad en ciernes para la clase obrera, tanto si llegan al gobierno que tanto anhelan como si no. Es un todo lamentable, empezando por sus dirigentes, citadores compulsivos de Laclau y el stalino Togliatti, financiados por el chavismo. Por no hablar de sus tejemanejes de típica camarilla universitaria. Su discurso se basa en todas las falacias vulgares de la colaboración de clases, empezando por la de ignorar el carácter de clase del Estado y la democracia burguesa. En cuanto al programa de los profesorres Navarro y Torres, como todos los keynesianos, obvian lo fundamental, que es el origen del valor que pretenden redistribuir. En definitiva, una sarta de sandeces reformistas. Frente a esto, la labor de los revolucionarios debe ser denunciar sus falsas promesas y destacar el carácter irreconciliable de la contradicción entre capital y trabajo. Sinceramente, no sé qué le queda a IA de anticapitalista.

      PD.: Me olvidaba de los achaques patrioteros de Pablito Iglesias y sus apelaciones a la «responsabilidad de Estado». Todavía no lograron nada y ya se expresan con todo el servilismo burgués. Repugnante.

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      max

      07/12/2014 at 10:37

  2. Además de tus conceptos, que comparto fervientemente, hemos despreciado olímpicamente el descrédito que ha globalizado el desastre estalinista. La búsqueda de las masas dentro del sistema tiene mucho que ver con la debacle de la ilusión socialista. Y si a eso le sumamos la caterva de organizaciones trotskistas que se han hecho las otarias sobre el castrismo y/o han apoyado al chavismo o a los otros laboratorios burgueses. Excelente la nota y muy a cuento. Abrazo

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    ElTabano

    06/12/2014 at 19:58

  3. «Frente a la crisis de 1930 en EEUU la respuesta de la clase dominante fue el New Deal, …» -> El Sr. John Pierpont Morgan Jr. NO LO PODÍA NI VER a Franklin Delano Roosevelt. Y lo mismo pensaba el resto de la «clase dominante». ¿No es una idiotez pensar que Roosevelt y el resto de la clase política de EEUU que lo acompañó en el desarrollo del «New Deal» iban con lápiz y borrador a preguntar a la «clase dominante» qué debían hacer? Ahora si me contestan que Roosevelt salvó a la «clase dominante» A PESAR DE ELLA MISMA, en fin … Como en Argentina contempóranea, donde los Kirchner «salvaron» a los capitalistas y los capitalistas desagradecidos no se quieren dar por enterados.

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    José Mercado

    06/12/2014 at 20:44

  4. «Pero lo cierto es que a la derrota del fascismo y del nazismo le sucedieron regímenes capitalistas democráticos que gozaron, por decir lo menos, de relativa conformidad de la gente.» -> En los países de Europa Occidental, donde también gozaron de relativa conformidad de los ejércitos de ocupación aliados. No sé por qué pero esta última conformidad me parece mas influyente que la otra. Algo similar ocurrió tras la cortina de hierro: regímenes comunistas democráticos populares con la conformidad de la gente y los T-34.

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    José Mercado

    06/12/2014 at 20:50

  5. «Más en general, no es cierto que las masas “no saben de posibilismos” y solo consideren los extremos. Lo que ocurre con mayor frecuencia es que ante las crisis la gente quiere creer en salidas milagrosas y en políticos que prometen lo que no pueden cumplir. Y cuando las cosas no se cumplen, la respuesta no es necesariamente la movilización revolucionaria: también puede haber desaliento y desmovilización porque no se ven alternativas.» -> Hay un bloguero, Lasallano él, que tiene una teoría de por qué las masas populares prefieren el reformismo a la revolución: porque esta última se lleva muy mal con la paternidad responsable. “El instinto REFORMISTA de los trabajadores” sabe que enfrentar a los Sherman y a los T-34 es muy costoso.

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    José Mercado

    06/12/2014 at 20:58

  6. Según iba leyendo esto no podía dejar de pensar en el caso que mencionaste de Podemos en España porque se ajusta a la perfección a mucho de lo que comentas. Con toda la efervescencia social que ha habido en España en los últimos años y el hartazgo palpable hacia muchas instituciones burguesas (PSOE, Partido Popular, Monarquía, etc) debido tanto a su corrupción como a su gestión de la crisis, claramente desfavorable al conjunto de la clase obrera, muchos ya tenían una ensoñación con algún tipo de revolución o cambio radical. No tuvieron en cuenta que a pesar de ciertos avances en la conciencia de clase persisten las ilusiones democráticas y de posibilidades de reformas. Las ideas revolucionarias siguen sonando a utopia en los oidos de la mayoria, y se prefiere optar por el pragmatismo electoral y socialdemocrata, representado ahora por Podemos. Lo peor será cuando lleguen al gobierno y no cumplan con las enormes expectativas generadas. Dado el lamentable estado de las fuerzas revolucionarias se caerá en el pesimismo o aún peor, en la ultraderecha. De todas formas los que procuramos mantener un discurso marxista debemos seguir dando la batalla en la medida de nuestras precarias posibilidades, no caer en el derrotismo. Por eso me uno al compañero Jesus Jaén en su petición de un análisis del programa económico que saco esta formación. Ya sé que tienes muchas ocupaciones, pero si logras sacar tiempo te agradecería enormemente el esfuerzo. Te dejo el link anexo, espero que puedas echarle un ojo http://www.gaceta.es/sites/default/files/programa_economico_de_podemos.pdf
    Un saludo revolucionario!

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    David

    07/12/2014 at 01:31

    • Con respecto a lo que planteas, junto a Jesús, en cuanto tenga tiempo voy a estudiar el programa de Podemos. De todas formas en La Nación (de Argentina) del sábado 6 de diciembre sale una nota en la que explica que ya están «suavizando» las propuestas. Ahora, en lugar de plantear el no pago de la deuda «ilegítima», hablan de una «reestructuración ordenada» que evite caer en un default traumático. Ya no hablan de la renta básica universal para garantizar un ingreso a todos los españoles, sino de una «ayuda económica» para toda persona que no tenga ingresos. También parecen haber retirado la propuesta de bajar a 60 años la edad de jubilación; ahora proponen el objetivo de no subirla más allá de los 65 años. Todo esto, insisto, según noticias de La Nación.

      Pero más allá del análisis de medidas puntuales, hay una contradicción básica en el reformismo burgués de este tipo. Me refiero a una contradicción en el sentido de incoherencia que no se puede eliminar. Discuto el asunto a través del planteo de dos «clásicos» del reformismo burgués keynesiano, Kalecki y Joan Robinson aquí.

      La cuestión también se puede ver en la práctica de estas corrientes burgueses-reformistas, en el abismo entre lo que proclaman cuando están lejos del poder, y lo que hacen cuando están en el gobierno. El problema básico es que en el modo de producción capitalista el funcionamiento de la economía depende de la inversión. Pero la mayor parte de la inversión está en manos del capital. La decisión de invertir, a su vez, depende de buenas condiciones de explotación del trabajo (y del horizonte temporal que los capitalistas prevén que se mantengan esas condiciones). De ahí el impulso del Estado (que depende del capital) a garantizar, en última instancia, esas condiciones de inversión. Pero esto exige contener salarios cuando estos amenazan de alguna manera importante la rentabilidad del capital (o cuando los capitales eligen otros destinos para sus inversiones); de la misma manera, las condiciones de reproducción del capital exigen que exista una mano de obra desocupada (como reconocían Robinson y Kalecki, con pleno empleo al capital le es difícil imponer la disciplina al trabajo).

      Lo real (esto es, por encima de los discursos «a lo Laclau») es que en tanto exista la propiedad privada del capital, no hay forma de eludir estas restricciones, que derivan de la misma lógica del capital. El propio Keynes parece darse cuenta de esto cuando al final de la Teoría General dice que para que el sistema capitalista funcionara bien, la inversión debería estar en manos del Estado. Pero en ese caso iríamos a los regímenes estatistas (burocráticos, si no hay socialización efectiva). En cualquier caso, no es lo que proponen las agrupaciones reformistas burguesas (con algún grado de keynesianismo, aunque nunca se precisa bien en qué consiste).

      Es esa contradicción básica, por otra parte, la que está en en fondo de las ideas y vueltas, de los giros en el aire y de los disfraces discursivos (de nuevo entran los Laclau en escena), tan típicos de este tipo de movimientos. Un ejemplo lo tenemos en el ex-marxista-keynesiano de izquierda Axel Kicillof, hoy devenido a Ministro de Economía del kirchnerismo (el caso me parece apropiado porque, según lo que se informa aquí, Podemos es asesorado por expertos argentinos en K-economía). Después de haber denunciado a «los grupos económicos», después de haber dicho que «la seguridad jurídica [de los capitales] es un invento», y de haberse presentado como adalid del anti-imperialismo, el doctor Kicillof terminó haciendo acuerdos secretos con Chevron, pagando la deuda argentina con el Club de París incluyendo todas las multas y punitorios, cumpliendo con las exigencias del CIADI, promoviendo una ley de inversiones en hidrocarburos con muchas ventajas para las grandes compañías (sin olvidar la indemnización a Repsol), y abriendo la posibilidad de blanqueo de capitales fugados del país. A lo que hay que agregar el plan de ajuste de salarios (vía inflación) que está en marcha. ¿Cuál es el argumento de fondo? Pues que «necesitamos dólares e inversiones». ¿Qué diferencia de fondo existe entonces con cualquier otro gobierno burgués «normal»?

      Esta cuestión básica

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      rolandoastarita

      07/12/2014 at 11:27

    • Hola Rolando, quería dejaerte unos comentarios sobre las tres partes del «Entrismo».

      El entrismo no es una táctica que permite salir con un partido de masas. Vos decís que “La idea de que los trotskistas entran a los PS y PC cuando estalla la revolución, y se llevan a las masas con ellos, es pura especulación que no tiene asidero en la realidad”. La discusión entonces no es con Trotsky ni su caracterización del PC y PS o del entrismo, sino con aquellos que opinan esto.
      El entrismo es una táctica desarrollada en una época defensiva, de contrarrevoluciones. No es una táctica ofensiva. El entrismo se aplicó en medio de la derrota Alemana y Austríaca, del ascenso del fascismo, de la transformación de las direcciones del PC y PS en “agencias de la burguesía en la clase obrera” (como los burócratas sindicales son representantes de la burguesía en los gremios), de los juicios de moscú, del ascenso del chovinismo. No tenes razón con respecto a la utilización del entrismo como “comodín”.
      “en ningún país el trotskismo logró, con su instrumentación, influencia política de masas” habría que ver la situación en Ceilán (y en menor medida la del POR). Ver, Alexander y su Historia del Trotskismo, o los CLT de Broué sobre Ceilán.
      Con respecto a Nin, por negarse a entrar a las JS y terminar uniéndose al BOC para formar el POUM, le sirvieron en bandeja las juventudes socialistas a los estalinos de Santiago Carrillo y perdieron 200.000 jóvenes obreros. Justamente “Trotsky pensaba que el conflicto pasaría por el seno de los PS”, porque eran mayoritarios en la clase obrera cuando lanza la consigna del entrismo a mediado de los ’30.
      Con respecto a la SFIO, una fracción sí rompió por izquierda, fue el PSOP de Pivert con su ala Gauche Revolutionaire. Rompió con 20.000 militantes y aventajó al trotskismo que siguió haciendo entrismo en las JSOP. En Francia se perdió la oportunidad de organizar a decenas de miles de jóvenes, y pasar de un partido de propaganda a armar un partido con influencia de masas.
      Está muy mal planteado el problema “ideológico” y la cuestión de la composición social separada de la dirección política. Lo primero que sabe un marxista es que una dirección no es idéntica a las bases que la componen (ni en un partido burgués ni en uno revolucionario). Segundo, no se trata de colocar a los “posibilistas” como los “centristas” y a los “utópicos” como los revolucionarios. En las situaciones de mayor crisis, son las demandas democráticas las que muchas veces resultan las más importantes, y son olvidadas por centristas y por la burguesía (en sus afanes de respetar el “orden” burgués y el posibilismo que le permita a la clase dominante seguir gobernando). Son los revolucionarios (no sectarios) los que siguen levantando consignas democráticas hasta último momento. Como decía Lenin, para conseguir reformas hay que ser un revolucionario decidido. Las revoluciones no se hacen planteando utopías irrealizables, sino por “paz, pan y trabajo”.
      Explicás que “la tendencia espontánea de las masas, la mayor parte de las veces, pasa por buscar soluciones dentro del sistema capitalista”. ¿Cuándo esto fue un problema para los revolucionarios? Es por eso mismo que se hacen revoluciones, porque la gente busca soluciones para los problemas de su vida, para los problemas inmediatos, y las busca en el capitalismo. El problema no es la gente que se moviliza y busca soluciones, sino aquellos que no quieren cambiar nada. El PdT explica cómo a través de la acción conjunta las masas van sacando experiencias y conclusiones sobre sus direcciones reformistas y sobre la posibilidad de que se pueda buscar soluciones dentro del sistema.
      No es la crisis capitalista la que genera el movimiento revolucionario de manera mecánica. Pero la gente cuando quiera buscar la solución al problema del desempleo, del hambre, de los salarios insuficientes, de las empresas y bancos que vacían el país, de la destrucción del medio ambiente, de la violencia social, de la guerra, etc., ¿la va a poder encontrar en medio de la crisis capitalista?
      Por último, no puedo más que estar en completo desacuerdo con la idea vertida de que “En el Programa de Transición la idea permanece: la caracterización de la época es que los trabajadores se orientan hacia la revolución espontáneamente”. El PdT plantea la hipótesis de un ascenso de masas en previsión del enfrentamiento militar que se avecinaba. La hipótesis es de una situación dónde las masas van a verse orientadas a la izquierda luego de que la burguesía haya utilizado al fascismo para enfrentar al proletariado mundial. “Si la clase obrera no es derrotada completamente por el fascismo”, tiene la chance de orientarse hacia la izquierda, porque los partidos burgueses van a estar destruidos por su apoyo al fascismo y tardarán tiempo en reconstruirse. Entonces el ascenso se podía dar a través de los viejos sindicatos y de los partidos reformistas (PS-PC), o a través de la autoorganización de los trabajadores y las masas (Comités, concejos, milicias). En el PdT hay una orientación y líneas hacia ambas posiblidades. De hecho, se dio de las dos maneras, se reforzaron los partidos centristas y reformistas, y se dieron situaciones de dualidad de poder. Por lo que el ascenso revolucionario y el giro a la izquierda en la posguerra no fue un chiste. Nunca Europa, en toda su historia, estuvo más cerca de una revolución socialista.
      La pregunta de fondo es: ¿había que entrar a la Resistencia? ¿Había que integrar las organizaciones “pequeñoburguesas” del estalinismo (FTP)? Una parte importante del trotskismo francés (Bartra – Lutte Ouvriére, el CCI, Naville, etc) se opuso por “principios”, en una política sindicalista y obrerista que recuerda al PTS de hoy. Otra parte (POI-Hic) adoptó consignas chovinistas. El abstencionismo que promovés, ¿es una política revolucionaria? Si algo dijo Trotsky era que es mejor discutir con un militarista burgués que con un pacifista “izquierdista”.
      Saludos

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      Emiliano

      11/12/2014 at 16:22

    • Cuando discuto con los trotskistas lo que más me asombra es la capacidad que tienen para inventar cosas para eludir responder los argumentos que se les presentan. Estoy bastante acostumbrado, pero lo tuyo pasa cualquier límite. He citado a Trotsky cuando fundamentaba la entrada de los trotskistas a la SFIO. Cité los pasajes en los cuales incluso especula que la SFIO rompa con el Estado burgués y pueda ser ganada mayoritariamente al marxismo. Trotsky incluso compara las posibilidades con lo ocurrido en 1920. Trotsky, al fundamentar el entrismo, recordaba que el Partido Socialista Francés había votado, en 1920, en el Congreso de Tours, la adhesión a la Tercera Internacional, y señalaba que “[n]o conocemos una ley que diga que es imposible una repetición del Congreso de Tours. Por el contrario, muchas de las condiciones prevalecientes hablan de tal posibilidad”. Repito: «Las condiciones prevalecientes hablan de tal posibilidad«. ¿Cuál? Repìto: que se produzca una ruptura de la magnitud de la que llevó a la formación de un gran PC en Francia, en 1920. Pero a ustedes todo esto los tiene sin cuidado.

      Lo del Programa de Transición ya lo he discutido muchas veces. No voy a volver sobre lo mismo. Es en el PT donde Trotsky afirma que en todo el mundo, en 1938, millones de obreros se volcaban a la revolución. Es en el PT donde se recomienda esa nefasta «táctica escalera» de consignas transicionales, que solo llevan, bajo condiciones normales de dominio burgués, al reformismo (el caso más nítido, el planteo del «control obrero»).

      Pero lo que sí es una novedad en el argumento del PTS es que vengan ahora a reivindicar el «entrismo» trotskista en Ceylán y en Bolivia. Por empezar, no sé a qué «entrismo» te referís en Ceylán (hoy Sri Lanka). El Lanka Sama Samaja Party, fundado en los 1930, adhirió al trotskismo en 1940, y se mantuvo como organización independiente hasta su expulsión de la Cuarta Internacional, en los 1960. Tuvo influencia importante en grandes huelgas en los años 1950. Esto dicho sin entrar a discutir la justeza de sus posiciones políticas más generales. Pero no hizo entrismo, sino acuerdos con el SLFP (Sri Lanka Freedom Party), un partido burgués, desde por lo menos 1960. El asunto llegó al punto que en 1964 entró al gobierno con el SLFP, por lo que fue expulsado de la CI. Por supuesto, había alcanzado «influencia de masas». Todo un mérito.
      En cuanto a Bolivia, el POR dio «apoyo crítico» al MNR durante la revolución de 1952. Esto es, tampoco fue «entrismo». Agregando que el apoyo crítico fue, políticamente, un gravísimo error.
      Por último, la crítica al entrismo por supuesto no es una crítica a las políticas de frente único por puntos concretos y precisos. Esto es elemental; solo alguien que quiere embarrar la cancha para que no se entienda de qué se está discutiendo puede meter un argumento semejante. Lamentable pero, repito, es la constante en las discusiones con todo un sector del trotskismo, al menor de Argentina.

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      rolandoastarita

      11/12/2014 at 17:25

    • En los hechos, la SFIO vio un proceso de movilización de masas y la táctica entrista tenía como tarea apoyarse en esa radicalización y construir el partido. El momento en que se salió fue cuando entraron los radicales a la “alianza”, que era caracterizada como FU antes de convertirse en un FP. Trotsky fue el que advirtió de este giro de la SFIO. Esto es lo que describís en tu caracterización. No hay un cambio de Trotsky, sino que hay un cambio en la política de la SFIO.
      Luego hay un sector que se queda y luego rompe con el PSOP y otro sector que queda afuera. Nuevamente Pivert dice que los trotskistas son bienvenidos en el PSOP pero si ingresan de manera individual. Una nueva crisis ocurre. Trotsky apoya entrar, muchos no lo hacen. La represión del gobierno de Dadalier ilegaliza al trotskismo (prensa), y luego al PSOP. Mete en cana a muchos militantes. Una sector se niega a pasar a la clandestinidad.
      Ya con la ocupación encima, los trotskistas se ocupan de desarrollar la PMP de Trotsky en la kriegsmarine y las SS. Coquetean con la resistencia pero no se unen. Son los eventos de Italia los que cambian la orientación. Se pasa del “obrerismo”, del “sindicalismo”, a intentar hacer fraccionalismo en el FTPF y en los FFI. Concretamente lo que hacen los trotskistas es hacer entrismo en las organizaciones estalinistas (más precisamente fraccionalismo), y no Frente Único, aunque sí lanzan el FU a nivel fabril, lo llaman “Frente Obrero”.
      Esto no es embarrar la cancha, sino clarificar la discusión. ¿qué debían hacer los trotskistas? Abstenerse de participar de la resistencia o penetrar en sus organizaciones y tratar de dirigirla para que rompa con sus direcciones? Esto es lo que está en el fondo de la discusión.

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      Emiliano

      11/12/2014 at 20:03

    • Es lógico, para ustedes todo está bien si lo escribió Trotsky (en especial, después de 1917). En 1934 caracteriza que la SFIO puede ser ganada al marxismo revolucionario. Apenas un año después, dice que la SFIO es un agente del imperialismo. El problema, según ustedes, no son los saltos en la caracterización de Trotsky, sino los cambios en la SFIO. Todo esto para no hablar del PS de EEUU o del PS de Bélgica.
      Y para colmo, metés a Pivert y su partido. De nuevo, hubo crisis en los trotskistas entre los que quieren entrar y los que se niegan. Algunos hicieron entrismo, y terminan echados, sin pena ni gloria. ¿Dónde quedaba la idea de que se podía ganar a la SFIO en una organización marxista revolucionaria? Respuesta: en la nada. Ni siquiera se pudo hacer con el PSOP de Pivert.

      Por otro lado, como no podés responder a los argumentos, seguís embarrando la cancha: ¿quién ha discutido la necesidad de participar en frente unido contra el fascismo? ¿Qué tiene que ver la crítica al entrismo con la idea de negarse a participar en unidad de acción contra el fascismo? Por supuesto, nada que ver.

      Sinceramente, pocas veces he visto a gente discutir como lo hacen ustedes, los militantes del PTS. Me sigue reafirmando en lo que decidí hace ya tiempo: no participar en ninguna mesa de debate en la que estén ustedes. Tengo la sensación de que lo único que les interesa es «ganar» discusiones como maniobras polémicas e inventos de cualquier tipo. Repito: por los argumentos que presenté, no había manera de sostener que en 1934 la SFIO podía llegar a romper con el Estado burgués, y 8 meses más tarde (casualmente, cuando expulsan a los trotskistas) caracterizarla como una «agencia de la burguesía». Como no podés responder este asunto, pasás a hablar de si había que participar en la resistencia al nazismo, cosa que jamás he cuestionado. Sí he cuestionado las caracterizaciones. ¿Qué tenía de «centrista» el PS de EEUU o de Bélgica, o la SFIO en 1934?. Respuesta: nada. Pero sobre esa caracterización se hizo el entrismo. Y menos de un año después había que cambiar. Todo tratando de aparentar «análisis científico» (y así siguen defendiendo el dogma algunos hasta el día de hoy).

      El problema central es que lamentablemente esos «bandazos» han causado un daño inmenso al mismo trotskismo. En cada una de esas «maniobras geniales» el saldo fue más de pérdidas que ganancias. Por eso lo que «está en el fondo de la discusión», no es si había que participar en la resistencia al nazismo. El que digas eso es la mejor prueba de que lo único que buscás es ensuciar los argumentos para que nadie entienda de qué se trata. Lo que está en el fondo de la discusión es un método de construcción política (unido a caracterizaciones, estrategia y táctica) que es un fracaso. Si algo positivo veo en el FIT es que mantuvo un programa y una propuesta de manera independiente, sin buscar «atajos» raros (del tipo «hagamos entrismo en el peronismo). Por supuesto, no estoy de acuerdo con su programa y orientación, pero es un hecho positivo que se haya mantenido como un polo independiente. Una alternativa socialista, marxista, no se construye en base a maniobras. Y la mejor prueba de esto son los resultados desastrosos (hoy se vuelven a ver en Venezuela, entre otros) que ha dado el entrismo.

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      rolandoastarita

      11/12/2014 at 20:52

    • Para poner blanco sobre negro: 1) queda claro que vos negas viabilidad al entrismo bajo cualquier circunstancia y lugar. Das ejemplos históricos, y preguntas en qué lugar funcionó. Según tu argumentación, en ninguno. Estás en contra del entrismo como táctica para la construcción del partido.
      Yo reivindico la táctica entrista, no en cualquier circunstancia, sino bajo una caracterización precisa de la etapa, del partido al cuál se entra y de la perspectiva con la que se entra. Estoy en contra del entrismo sui generis, y creo que muchos “entrismo” a lo largo de la historia pueden ser criticados. Creo que podías haber tenido razón si te concentrabas en el entrismo del PSOP y no en el de la SFIO. El del PSOP no movió el amperaje. El de la SFIO sirvió para ganar a un sector importante de la juventud socialista.
      Respondo a tu crítica: El objetivo del entrismo no es ganar a toda la organización, y nunca lo fue. En los ’20, el objetivo no era ganar a Serrati al comunismo, sino ganar la mayor cantidad de su base. No se quería reorientar la organización hacia el socialismo (eso no es entrismo, sino puro reformismo –que tiene que ver con tu interpretación Morenista de lo que es el entrismo y no figura en ningún escrito de Lenin o Trotsky), sino traccionar a los elementos más potables.
      El entrismo puede hacerse “a bandera desplegada”, o no. Puede ser individual (como pidió Pivert en el PSOP), esto es, no conformando una tendencia o grupo de opinión dentro del partido. O bien puede ser a través del fraccionalismo o de manera clandestina. Vuelvo a repetir la idea: el entrismo no se trataba de “orientar” por el camino revolucionario al reformismo, sino construir el partido revolucionario disputando la línea política y rompiendo con el reformismo en el momento adecuado. Que es arriesgado, seguro, pero ¿había otra manera de dejar de ser una secta aislada? Honestamente creo que en las condiciones del trotskismo francés, no.
      2) Trotsky cambia de opinión sobre la SFIO no porque la SFIO haya cambiado su composición social (no echó a los obreros y puso a pequeñoburgueses). Sino porque su dirección pasó a conformar un Frente Popular con los radicales. Este fue el cambio político que analiza Trotsky y por el cuál decide forzarlos a abandonar la SFIO. El hecho que un Frente Único incorpore a un partido burgués y modifique su orientación política, ¿no obliga a un replanteo de la táctica? ¿Hay o no hay un cambio en la política de la SFIO? ¿Hay o no hay una ruptura por izquierda de la SFIO cuando con 20.000 militantes Pivert conforma el PSOP? ¿Había o no había que entrar a las JS en España?
      ¿Esto hubiera permitido hacer la revolución socialista? Plantearlo así es irresponsable en términos revolucionarios. El tema es analizar de manera objetiva la realidad objetiva.
      “En cada una de esas “maniobras geniales” el saldo fue más de pérdidas que ganancias”. No fueron maniobras geniales, ni atajos, fueron maniobras defensivas. Nuevamente: no mostrás evidencia empírica y análisis concreto histórico de que todos los intentos del entrismo fueron un fracaso. Sino sólo una cita de Trotsky que analiza a la SFIO de una manera y de otra, sin poder asir que está manifestando de su integración en un Frente Popular. Eso sí es “embarrar la cancha”.
      Antes que esto: la LC francesa era un grupo de un millieu intelectual, alejado de los trabajadores, un grupo de estudio simplemente. Ni siquiera un grupo de opinión, mucho menos una organización de vanguardia. Esto lo sabía Trotsky y quería cambiarlo a través del entrismo en un partido de composición obrera. Esto no es un “atajo”, es una táctica válida de los revolucionarios. De hecho viene de diversos procesos que dieron nacimiento a los PPCC, como vos explicas.
      3) “¿Qué tiene que ver la crítica al entrismo con la idea de negarse a participar en unidad de acción contra el fascismo?”. Justamente tiene todo que ver. Vayamos por partes. Vos negas el entrismo en cualquier situación, no es una táctica marxista ni revolucionaria, ni ocho cuartos. Yo con el ejemplo de la Resistencia francesa, te estoy dando un ejemplo histórico (tan válido como el de la SFIO, el PS belga, el Labor, etc.) en dónde los trotskistas aplicaron el entrismo –para ser más concretos, el fraccionalismo entrista– en organizaciones estalinistas y pequeñoburguesas. En la Resistencia, los trotskistas no hicieron un FU, sino entrismo. ¿Por qué? Porque los estalinistas asesinaban a los trotskistas si se daban cuenta de su militancia (Meurtres au Maquis de Broué) y porque los estalinistas vaciaban al FU (donde los trotskistas podían tener más influencia) y llamaban a los obreros a reforzar los FTPF. Es tan simple como eso.
      Para más información, basta leer las memorias de Y. Craipeau, que junto a André Calvès hicieron fraccionalismo en los FTPF, y Calvès llegó a dirigir una compañía de las 20 que tenían los estalinistas. Cruau y Chauvin, de los Auberges du Jeneusse (organizaciones de FU con anarquistas y socialistas), también se implantaron en la Resistencia hasta que fueron deportados a campos de concentración.
      Aclaro que no soy del PTS. Y también aclaro que respeto el debate honesto de posiciones con argumentos, por eso agradezco tu predisposición.

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      Emiliano

      12/12/2014 at 00:37

    • Tu única premisa «científica» es la de siempre: hay que salvar el dogma que dejó Trotsky a cualquier precio. Cité los pasajes de 1934 en los que considera la posibilidad de que la SFIO rompa con el Estado burgués y que una mayoría pase al marxismo revolucionario tal como había sucedido en 1920 con la ruptura de la Segunda Internacional en Francia, y el pase de miles de obreros a la Tercera Internacional. Esta caracterización está en el fundamento del entrismo. ¿Era correcta? Tu respuesta es que sí. ¿Por qué? Pues porque todavía la SFIO no había firmado en pacto del Frente Popular. O sea, de la noche a la mañana, y solo a partir de la firma de un pacto, pasa de ser una organización «centrista» que podía romper con el Estado, a una organización contrarrevolucionaria. Ni siquiera tenés en cuenta que la SFIO era una organización de dirección no sólo burguesa, sino también pro-imperialista.

      Este tipo de explicaciones solo las puedo entender por un esfuerzo desesperado por defender lo indefendible. No hay manera de argumentar razonablemente semejantes giros en el aire en las caracterizaciones. Para colmo, al mismo tiempo que Trotsky escribía que la SFIO era un agente de la burguesía, recomendaba a sus partidarios entrar al PS de EEUU, esta vez a título individual y sin publicación propia. No importa, todo está bien, lo único que cuenta para ustedes es defender a capa y espada lo establecido en los «libros sagrados». Sinceramente, no tengo ninguna esperanza de cambiarlos a ustedes. Pero sí me interesa que la gente joven que se forma no siga esta metodología, que es la consagración de la anti-ciencia.

      Sobre la falta de evidencia empírica: afirmo que lo único que se logró, en el mejor de los casos, fue ganar algunos cientos de militantes. No hay más. Es el argumento que después de todo dan los Militant y los entristas en el PSUV. Al respecto, sostengo que es mucho más lo que se pierde (en contenido crítico y revolucionario) que lo que se gana. Pero además, el que puso «evidencia empírica» fuiste vos: Ceylán y Bolivia. La he respondido, demostrando que es impresentable.

      Acerca de la participación en frente único: cualquier marxista sabe que tiene que militar en organizaciones de masas muchas veces en condiciones de clandestinidad (ejemplo sindicatos reaccionarios). Es elemental, pero no tiene nada que ver con lo que discuto sobre el entrismo. Insistís en esto porque es la manera natural de discutir de ustedes: embarrar la cancha cuando no pueden argumentar.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 08:58

    • Vayamos por partes decía Jack: primero voy a tratar de responder el eje de tu argumentación sobre el entrismo como método y después lo que decís sobre el “espontaneismo”.
      Un perito forense puede ver un cuerpo y decir “este cadáver siempre estuvo muerto”. Pero es dudoso que un marxista pueda decir que el final de algo sea el proceso en sí mismo. La historia no avanza en línea recta, muchas veces hay retrocesos, idas y vueltas. No hace falta citar a Marx, Engels o Lenin sobre el asunto. No hace falta decir que Lenin en 1916 “pronosticó” que nunca vería una revolución socialista exitosa. Todos cometen errores, el tema es el calibre de esos errores, y si son errores coyunturales o pifiadas graves, de principios.
      El planteo tuyo es que el entrismo no funciona como táctica “porque no ha podido construir un partido de masas”, y que el problema “está en el método y no en su implementación”.
      A lo primero ya argumenté que es falso porque el objetivo del entrismo no es construir un partido de masas, en realidad el objetivo final es lograr esa inserción en las masas, ganar a un sector importante para la revolución. Como vos decís: “En lo esencial el entrismo consiste en la incorporación de los marxistas a partidos o movimientos de masas para profundizar eventuales procesos de radicalización que puedan ocurrir en su seno, y ganar franjas amplias de militantes de esas organizaciones”. Eso no es ganar a todo un partido (ojalá fuera tan sencillo).
      Al criticar el entrismo, estás criticando el mismo método que da origen al trotskismo. No hace falta que te explique que la cuarta internacional fue primero oposición internacional, y que el llamado de Trotsky era primero a modificar el sentido político (reformas) de los PPCC, y luego a desprender grandes sectores de masas de los mismos porque ya no bastaban reformas políticas (sino una revolución). Esto significa que en un momento (digamos 1924-1928) los trotskistas llaman a oponerse a la clique estalinista, que todavía no consideran “contrarrevolucionaria” sino factible de ser recuperada (en su mayoría) hacia posiciones revolucionarias; y luego (1928-33) a dar una lucha fraccional abierta contra el estalinismo. Este cambio de orientación y de caracterización de Trotsky ¿fue un error? Podes decir, como en el caso de la SFIO, que las condiciones objetivas y subjetivas de lo que era el estalinismo ya estaban presentes desde 1924, que no había cambiado esencialmente lo que el estalinismo era, etc., etc. Pero la política no se trata de decir que el cadáver siempre estuvo frío, que el cadáver siempre estuvo muerto. Se trata de dar una orientación correcta, una dirección precisa en medio de la confusión general.
      Si uno analiza la historia sin prejuicios, lo que se puede observar (que no es casualidad) es que sólo el trotskismo pudo mantener su independencia y sobrevivir a un período nefasto de contrarrevoluciones (1923-39), y ganar un relativo peso en la posguerra. Ninguna otra corriente política (salvo el estalinismo), logró mantenerse en pie y construir algo medianamente decente. Ninguna corriente fue perseguida, asesinada y encarcelada tanto por el estalinismo, el fascismo y el imperialismo. Hoy ni siquiera queda el estalinismo. No es casualidad, tuvo que ver con las orientaciones de Trotsky hasta 1940. A pesar de haber cometido muchos errores, y de que no todo lo que decía se convertía en realidad, sin embargo, dio una orientación y una perspectiva de lucha. Esa es la herencia que reivindico.
      No hay un problema metodológico en el entrismo. Veamos el caso francés a ver si se puede avanzar en la discusión:
      En el congreso de Tours, la gran mayoría del Partido Socialista se transformó en una sección francesa de la internacional comunista que participó desde entonces en los combates y debates del Komintern. La oposición de izquierda se definía en relación con el partido bolchevique, sus luchas internas y los problemas rusos. En la URSS, la oposición de izquierda fue vencida, eliminada, expulsada. Trotsky exiliado en el Asia central soviética en 1927 y finalmente expulsado de la URSS en 1929. Es a partir de ese momento que la oposición de izquierda se reagrupa en cada país (dentro o fuera de los partidos comunistas) y se organiza en un plano internacional.
      En Francia, numerosos grupos de oposición han apoyado a Trotsky más o menos, sin llegar a unirse a él. En agosto de 1929, un grupo alrededor de Alfred Rosmer (quién lo abandonará rápidamente), con Molinier, Frank, Collinet y Patri (quienes también se irán pronto), Gerard Rosenthal y Pierre Naville, lanza un periódico semanal: La Vérité. Luego, en abril de 1930, la oposición de izquierda se transforma en una organización: La Liga Comunista (LC). La Vérité se convierte en su órgano y La Lucha de clases (que había sido fundada en 1928 y estaba fomentada por Gérard Rosenthal y Pierre Naville), su revista teórica. La LC se propone la “recuperación” del partido comunista y de la internacional comunista.
      Trotsky partía de una idea central según la cual, existiría, en el seno del movimiento comunista internacional, una corriente de derecha, una de centro (estalinista) y otra de izquierda. Pero los intelectuales franceses no estaban de acuerdo. Ellos querían “luchar contra el estalinismo”. Por otra parte, otros oposicionistas tales como Pierre Naville, querían hacer un examen crítico de la situación económica, social y política (que lo llevaría a él y a Craipeau a reveer el carácter de la URSS).
      Desde el comienzo el entrismo era obligatorio: todos los miembros de la LC, debían pertenecer al partido comunista, o haber sido excluidos de él. Pero como los trotskistas estaban inexorablemente excluidos, fue solamente precisado en los estatutos que la doble pertenencia al PC y a la juventud comunista estaba admitida. En el origen del movimiento trotskista, se encuentra entonces el “entrismo”, que apuntará sucesivamente hacia el PC y la SFIO.
      La liga comunista que se titula exactamente “Liga comunista (oposición de izquierda)”, se consideraba como una tendencia del partido comunista que lo quería recuperar. La Liga capta entre 200 y 300 militantes. Al mismo tiempo, en la CGTU, se constituye la Oposición Unitaria, alrededor de la Federación unitaria de la enseñanza, dirigido por militantes excluidos, o en vías de serlo, del PCF. Muchos de los militantes pertenecían a la vez, a la LC y a la OU, pero se rehusaban a advertir la existencia de una disciplina fraccional de naturaleza política en la corriente sindical.
      La OI nace combatiendo el curso ultraizquierdista de la Tercera Internacional. Luego del comunismo de guerra, después de la NEP, es hora de la estrategia del “tercer período” (la crisis del capitalismo). Stalin había recuperado (con métodos particularmente brutales) la política de la industrialización, de planificación y de colectivización del campo, que ya establecida en el programa de la oposición rusa de izquierda. El estalinismo del tercer período consideraba que los partidos burgueses y los partidos reformistas formaban un solo bloque, reaccionario y fascista (los partidos socialistas son los partidos de la burguesía en la clase obrera, y la burguesía misma devenía en fascista porque la democracia era a partir de ese momento imposible), y lanza la consigna “clase contra clase”: en las elecciones, los comunistas se niegan a retirarse en favor de los socialistas. La OI se forma educando a los obreros en que el socialismo no es una “masa reaccionaria”.
      Por el contrario, Trotsky consideraba que el enemigo principal no era el partido socialista, sino el fascismo y propone hacer un frente único entre el partido comunista y el partido socialista alemán contra el fascismo. Según él, el advenimiento del nazismo, implicaría el hundimiento del proletariado alemán, la exterminación de las organizaciones obreras y la guerra contra la URSS. Los hechos posteriores le darán la razón.
      En 1933, la LC se vuelve independiente. Deja de ser una organización externa de la oposición de izquierda en el seno del partido comunista: luego de la victoria del nazismo en Alemania, rompe con la Tercera Internacional. Pero, dirigida principalmente por Molinier y Frank, está lejos de reagrupar a la totalidad de los comunistas de izquierda. Los trotskistas franceses se complacen con las discusiones infinitas, los análisis de textos, la elaboración de tesis, tendiendo a creer que es suficiente con tomar posición sobre una situación para modificarla.
      En 1934, Yvan Craipeau crea las Juventudes Leninistas: éstas no reciben una formación teórica, sino entrenamiento militar. No superan los 150 miembros pero los responsables de las juventudes leninistas, pertenecen al mismo tiempo, a las juventudes socialistas. Es un nuevo fenómeno: antes, había solamente trotskistas en el partido comunista.
      La LC se escinde y capta solamente entre 100 y 150 miembros, casi todos antiguos dirigentes.
      Durante el curso de los hechos de febrero de 1934, los trotskistas reclaman la unidad de acción entre el partido comunista y el partido socialista, es decir el frente único en la cima, táctica a la cual se opone todavía, un años luego de la asunción de Hitler al poder, el PC que pregona siempre el frente único con la base.
      Una reunión común al Partido socialista y a la LC, se desarrolla en el XV distrito, aquel de Marcel Pivert, quien toma una posición unitaria. Es cuando Trotsky les propone a sus seguidores franceses entrar al PS que, como en España, constituye el mayor partido obrero y al seno del cual las ideas revolucionarias progresan, especialmente en la Federación del Sena (con Marceau Pivert) y en las Juventudes socialistas. Mientras que el PCF tiene 40.000 miembros, el PS tiene 200.000. Es, en parte, esta evolución la que conduce a Trotsky a cambiar el lugar del “entrismo”: “allí donde se encuentre la clase obrera, allí se puede discutir”. Por lo demás, la oposición se había vuelto imposible en el seno del Partido comunista, que no era un partido democrático. Este cambio de táctica, ofende a numerosos militantes que la consideran como una capitulación. Los oposicionistas de izquierda se vuelven “bolcheviques-leninistas”: mismo si no son izquierdistas, se sitúan más allá del partido comunista y no como continuación del mismo.
      Tres corrientes se manifiestan entonces, entre los trotskistas. Unos se niegan a adherirse a la SFIO en nombre de la pureza revolucionaria; constituyen “la Unión comunista unificada” y lanzan La Internacional: evolucionan hacia el ultra-izquierdismo. Otros, como Molinier y Frank, desean una entrada individual, sin destacarse: esta es la posición del mismo Trotsky. Los últimos, quieren adherirse a la SFIO a “bandera desplegada”. Son ellos quienes lo arrastran. Los trotskistas adhieren entonces, en bloque, en septiembre de 1934 con su periódico La Verité (cuyo emblema era la hoz y el martillo), y se nombran Grupo bolchevique-leninista (G.B.L) a la SFIO. El partido socialista, en la época orientado a la izquierda, no se opone a su entrada que es considerada como un refuerzo y es saludada calurosamente. Son reconocidos como una tendencia con los mismos derechos que los otros, y la toma en cuenta de su antigüedad como LC, les permite pretender, sin período de prueba, cargos de gran responsabilidad.
      Los bolcheviques-leninistas se expanden en la SFIO. En el Sena, en junio de 1935, obtienen 1037 mandatos contra 1570 de la tendencia mayoritaria del plano nacional. Juegan un rol decisivo en las milicias del partido. Las Jeneusse Socialistes del Sena los siguen en un 90% y obtienen, junto a sus aliados, los dos tercios de los mandatos en el plano nacional. Los bolcheviques-leninistas tienen un delegado en la comisión administrativa permanente del partido: Jean Rous. Su posición política se vuelve sin embargo, rápidamente, difícil. En efecto, los trotskistas que estaban a favor del frente único contra el fascismo, son hostiles a un frente popular que comprendiera al Partido radical, Partido “burgués”. Ahora bien, el frente popular se construía irresistiblemente a partir de la instigación de los comunistas, quienes revisando sus posiciones anteriores, se convirtieron en sus más ardientes promotores. Por otra parte, en este período en el que la cuestión de la defensa nacional era crucial, los trotskistas se aislaron, preconizando el derrotismo revolucionario. Así fue como en el congreso nacional de las Juventudes socialistas (en Lille, julio de 1935), sus responsables (entre ellos Craipeau y Bresler) fueron excluidos. Las juventudes socialista del Sena, (entre 1500 y 2000 miembros), se declararon en solidaridad con los excluidos, se disuelve y una nueva Entente (acuerdo) fue creado. En enero de 1936, las juventudes socialistas disueltas se constituyen en juventudes socialistas revolucionarias.
      Mientras que las exclusiones se producían contra los adultos, especialmente Pierre Naville y Jean Rous, acusados de dirigir una campaña a favor de una Cuarta Internacional, Trotsky incita a sus partidarios a salir de la SFIO, a pesar de las reticencias de Frank y Molinier (quienes publican La Comuna).
      Marceau Pivert se solidariza con los excluidos pero permanece en la SFIO (a la cual había entrado en 1922); rompe con La Batalla Socialista y con Zyromski (dirigente de la otra fracción) para constituir la tendencia de la Izquierda revolucionaria. Esta va a ser el origen del PSOP.
      Una minoría alrededor de Molinier, de Frank y del periódico La Comuna, se constituye en partido comunista internacionalista que fue condenado por Trotsky. En definitiva, el PCI se disuelve y en 1936 es creado el Partido Obrero Internacionalista (POI) que reúne la totalidad de fuerzas trotskistas, siendo casi 1.000 militantes. Su periódico era La lucha Obrera. El trotskismo pasa de un grupo de 100 a 150 militantes a un partido de 1.000 en pocos meses. ¿Eso puede considerarse un fracaso? Ésta es la pregunta a responder. No si el muerto está frío (con el diario del lunes).

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      Emiliano

      12/12/2014 at 17:25

    • Que con el entrismo se pueden ganar algunas decenas o incluso algún centenar de militantes, no lo puse en duda. Lo he afirmado. Es lo que por otra parte siempre dijeron los que hicieron entrismo. «Ganamos algunos centenares de militantes». El argumento de la nota no discute eso. Discute las perspectivas que tuvieron los trotskistas sobre el entrismo, empezando por el mismo Trotsky, en 1934.

      Afirmás, por otra parte: «El planteo tuyo es que el entrismo no funciona como táctica “porque no ha podido construir un partido de masas”, y que el problema “está en el método y no en su implementación”. No es lo que dice la nota. El centro de mi argumento es otro. Pero como sucede siempre con ustedes, cuando no lo pueden responder, hablan de otra cosa. Es cansador.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 17:55

    • Con respecto al espontaneismo de Trotsky, creo que es recomendable leer el conocido libro de Alain Brossat. Trotsky era “semiespontaneista” hasta 1917, pero no porque creía que las masas “espontáneamente girarían a izquierda” (como piensan muchos), sino porque pensaba que la “unidad de la izquierda” era una facultad espontánea del proceso político ruso, que llevaría a unir “espontáneamente” a mencheviques y bolcheviques (no por un programa, sino por los mismos acontecimientos de la lucha de clases). Trotsky reconoce su error previo, y reconoce en el Partido “Bolchevique” (que por otra parte no funcionaba como un “partido” aparte del POSDR hasta incluso entrada la guerra y que sólo cambia su nombre –POSDR– al de PC en 1918), a esa organización preparada a partir de la lucha política, ideológica y sindical, para tomar el poder.
      “La táctica del entrismo tiene como uno de sus supuestos fundamentales la idea de que ante crisis o enfrentamientos con la derecha, el fascismo o el imperialismo, las masas trabajadoras entrarán en colisión con las direcciones y programas de sus organizaciones tradicionales y girarán hacia la izquierda anticapitalista” Primero: eso es completamente falso. La crisis y la descomposición social y política del capitalismo y las direcciones reformistas es una “posibilidad”. Pensarlo como posibilidad y apuntar en desarrollar esa potencia no es error de Trotsky ni del entrismo, sino de todos los revolucionarios que luchan para que las masas saquen conclusiones similares a las suyas y rompan con las direcciones reformistas. Eso dista años luz de pensar que hay un impulso inconciente de las masas hacia el socialismo o una “esencia anticapitalista” (que hablaría que también hay una esencia capitalista, o un impulso inconciente hacia el capitalismo). Son dos cosas distintas.
      El entrismo es una táctica para un momento de debilidad extrema, o en una situación de ilegalidad (lucha contra el fascismo, la represión generalizada). Vuelvo a repetir, no es un comodín y estoy de acuerdo en que utilizó bajo cualquier situación (el entrimo de Moreno en el PJ, el sui generis de Pablo, el entrismo en el PSUV). En estos casos, el problema no fueron los “resultados” como en el caso de la SFIO (si analizamos los resultados, es porque estamos de acuerdo con el método –ahí hay una contradicción en tu discurso), sino claramente el método (no podés hacer entrismo en un partido nacionalista burgués, ni entrismo indefinido en el estalinismo de posguerra).
      “Siguiendo a Engels, la lucha del partido marxista debía llevarse en forma combinada en el terreno de la ideología, la política y la lucha económica. Ya no era suficiente con “acompañar y profundizar” la lucha de clases para que surgiera la conciencia de la necesidad de la transformación socialista”. El eje es cómo construir el partido, cosa que Lenin hace a través de su lucha contra economicistas, liberales, populistas, liquidacionistas, abstencionistas, y muchos “istas” más. Trotsky lo hace con los partidos de la IVa, y hoy sólo aquellos que se reivindican trotskistas levantan programas socialistas. Del resto de los “revolucionarios puros” no hay rastros.
      Vuelvo a insistir sobre el tema de la “conciencia enajenada” y las “demandas” (el programa): En las situaciones de mayor crisis, son las demandas democráticas las que muchas veces son las más importantes y son olvidadas por centristas y por la burguesía (en sus afanes de respetar el “orden” burgués y el posibilismo que le permita a la clase dominante seguir gobernando). Son los revolucionarios (no sectarios) los que siguen levantando consignas democráticas hasta último momento.
      ¿Cuándo “la tendencia espontánea de las masas, la mayor parte de las veces, pasa por buscar soluciones dentro del sistema capitalista” fue un problema para los revolucionarios? Es por eso mismo que se hacen revoluciones, porque la gente busca soluciones para los problemas de su vida material y el capitalismo no se las da. Ahí los revolucionarios tenemos una oportunidad para incidir. ¡Construyamos el partido revolucionario!

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      Emiliano

      12/12/2014 at 18:30

    • Trotsky es espontaneísta en el período prerrevolucionario porque tiene una mala caracterización del menchevismo: lo considera una expresión del atraso político de la clase obrera (Lenin, en cambio, lo considera una expresión de la ideología burgués liberal en el movimiento obrero). Por eso Trotsky apuesta a que un ascenso revolucionario va a llevar a la unidad revolucionaria de la izquierda. El trotskismo nunca exploró este error teórico, que se repite en los escritos posteriores. Por supuesto, puedo citar y citar, que a los dogmáticos eso les importa un rábano.

      Por ejemplo, en 1920, sobre el Laborismo británico, escribe que “Los líderes liberales y semi-liberales del partido Laborista todavía piensan que una revolución social es una prerrogativa sombría de Europa continental. Pero aquí también los eventos pondrán de manifiesto su atraso. Se necesitará mucho menos tiempo para convertir al partido Laborista en un partido revolucionario del que fue necesario para crearlo”. Esto es, el ascenso de masas podría convertir al Laborismo en un partido revolucionario. Aquí ronda de nuevo la idea de un partido «centrista», indefinido, de manera que las masas lo pueden cambiar desde adentro (por eso he contrastado con la caracterización de Lenin sobre el laborismo). Por supuesto, los dogmáticos esto lo pasan por alto.

      Lo mismo con las citas que fundamentan el entrismo en 1934. Ya he citado que abría la posibilidad de ganar a la mayoría de la SFIO al marxismo. La caracterización de base es «centrismo», esto es, una formación indefinida, a la cual las masas la pueden llevar a la ruptura con el Estado. De nuevo, los dogmáticos ni se preocupan por examinar el asunto. Está todo bien. En ese mismo año escribe que entrando en el socialismo los trotskistas “reforzarán enormemente su ala izquierda, fecundarán la evolución del conjunto del partido, constituirán un poderoso centro de atrac¬ción para los elementos revolucionarios del Partido Comunista y facilitarán en gran medida la búsqueda del camino revolucionario del proletariado”. A ver si somos claros: aquí no se está hablando de la perspectiva de ganar algunos cientos de militantes. Aquí se afirma que la entrada de los trotskistas fecundará «la evolución DEL CONJUNTO DEL PARTIDO». Pero a los dogmáticos, por supuesto, esto los deja inmutables. Lo único que saben hacer es disimular, barrer los problemas por debajo de la alfombra, tergiversar la realidad. La idea de que se podía repetir lo del Congreso de Tours de 1920 está acorde con todo esto. Una idea reforzada por la afirmación de que «las condiciones prevalecientes hablan de tal posibilidad”. Esto no lo inventé, está en los Escritos de Trotsky. Como está en los escritos que apenas meses después decía que la SFIO era un agente de la burguesía.
      Como corresponde a su naturaleza, los dogmáticos no responden a nada de esto. Y repiten una y otra vez la receta de la agitación transicional. Por eso digo que es cansador.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 18:56

    • Una pregunta sobre Lenin y el «partido bolchevique»: ¿Porqué Lenin no rompe con los mencheviques (los llama a hacer congresos conjuntos, a discutir la política rusa e internacional, los llama a confluir en la Duma y con la fracción parlamentaria, etc.) hasta 1917 si «Lenin, los considera una expresión de la ideología burgués liberal en el movimiento obrero» (sic)??? hay una contradicción entre lo que decís y la realidad del POSDR.

      Con respecto a la “radicalización de la SFIO”, y a que rompiera con el gobierno burgués, etc., la misma prueba la das vos en tu argumento: el PSOP surge de una ruptura por izquierda a la SFIO. Entonces ¿había una posibilidad de romper con un sector de masas importante (20.000 del PSOP)? ¡Sí! Ahora, ¿el PSOP era “revolucionario”? No. Pivert formó otro agrupamiento centrista, a la izquierda de la SFIO, al estilo de un POUM. Conclusión: ¿había una tendencia de las masas de la SFIO hacia la izquierda? Sí, la había. Era “mayoritaria”, no, era una fracción, un cuarto de la SFIO. ¿Había que haber entrado a pelear por esos militantes? Sí.
      Last but not least, el punto que quería resaltar es que en Francia, al menos durante todo el año 1944, militantes del PCI infiltraron y organizaron grupos de resistencia (FTPF, FFI), pero no como un “frente único” con el estalinismo y la burguesía, sino de manera ilegal, haciendo “FRACCIONALISMO”. También utilizaron ese método (que, repito, no es lo mismo que FU) al interior de la marina alemana y de sus tropas.
      En una resolución de Secretariado Europeo de la IVa de fines de 1943 se plantea que el movimiento de partisanos ayuda a defender la URSS y implica la entrada de las masas en la política. Pero como esos destacamentos están financiados por la burguesía, o por el estalinismo, el ingreso como partido era imposible, por lo que había que organizar “fracciones camufladas en las filas de la organizaciones militares controladas por la unión sagrada”. El movimiento de resisitencia comienza a cobrar masividad a partir del STO (servicio de trabajo obligatorio), introducido por el ministro de Vichy, Laval, en septiembre de 1943, que implicaba la deportación de 270.000 franceses para trabajados en la industria de armamentos alemana (el propio Mandel tuvo que ir). 2/3 (casi 200.000 jóvenes), desertaron (“refractarios”) y fueron a formar parte de la Resisitencia. ¿Cómo influir sobre esa masa que se había negado a colaborar en condiciones de represión y violencia por parte de los estalinistas? Mediante el ENTRISMO FRACCIONALISTA. ¿Estás a favor o en contra de ese método en estas circunstancias?

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      Emiliano

      12/12/2014 at 19:06

    • Respondo la pregunta sobre la actitud de Lenin: de hecho, forma un partido aparte, la fracción bolchevique se mueve con absoluta independencia de los mencheviques.
      Sobre la formación de agrupamientos de izquierda en partidos de masas: por supuesto, a cada rato, debido a tensiones asociadas a la lucha de clases y las crisis, aparecen formaciones izquierdistas pequeño burguesas o burguesas. Lo cual lleva a muchos a desarrollar nuevas tácticas entristas. Es lo que hicieron algunos trotskistas con el partido de Pivert. Fueron echados al poco tiempo. ¿Cuánto era el activo del trotskismo después de todas estas ideas y vueltas en Francia? Pues muy poco: crisis, fracciones, desorientación (no podía ser menos, dadas las ideas y vueltas de caracterizaciones). Por supuesto, con el método que defendés, los trotskistas deberían andar corriendo de entrismo en entrismo, al calor de los diferentes agrupamientos más o menos izquierdistas que a cada rato surgen y desaparecen. Está muy bien sintetizada la táctica que rechazo. Agregando que, en el extremo, terminan orientando todo el accionar a fraccionar grupos más o menos pequeños; llegando a los propios grupos trotskistas (aunque parezca mentira, he conocido grupos trotskistas que hacían entrismo en grupos trotskistas más grandes). Es todo un sinsentido, y los resultados parecen estar a la vista (como dije en la nota, son, por lo menos, «magros»).

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 19:16

    • El partido bolchevique no forma un partido aparte, es una inexactitud histórica. Forma una fracción dentro del POSDR y así lo creía Lenin. Por ejemplo: el partido después de 1914 no se dividía en bolcheviques y mencheviques (como cree la mayoría de los historiadores liberales hasta hoy), sino en «derrotistas» y «defensistas». Esa es la división que hace Lenin. Dentro de los derrotistas caían los «mencheviques internacionalistas», y todos los que sin pertenecer a uno u otro grupo apoyaban la consigna propagandística («consigna para cuadros») de Lenin.
      Con respecto al caso Francés, creo que hubo desorientación, pero no por el entrismo. Otros temas fueron fundamentales como la URSS y la cuestión nacional. Creo que el entrismo no tiene la culpa, y que es un método válido en determinadas situaciones (¿el trabajo en el ejército burgués?). Vuelvo a repetir lo que dije, para que se entienda mi posición: el entrismo es un método que se utiliza en situaciones de extrema represión o ilegalidad, y que se utiliza en momentos dónde la izquierda revolucionaria es muy pequeña para formar un partido aparte (de haber condiciones para hacer entrismo, esto no significa que cualquier grupúsculo de izq esté avalado para hacer entrismo). Defiendo el entrismo en la SFIO, no defiendo el entrismo en el peronismo o en el chavismo.
      No creo que haya que juzgar a Trotsky y a su herencia (palabra cuestionable), por lo que pequeñas sectas han hecho de eso. El trotskismo es la fuerza mayoritaria en la izquierda argentina porque tiene un programa y un método que tiene vigencia, que hay que profundizar y completar, y que no es infalible, pero es una herramienta de los explotados del mundo entero. que ayuda a avanzar concretamente a los militantes y a sus partidos al interior de las masas obreras. No es religión, es un dato de la realidad.

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      Emiliano

      12/12/2014 at 19:35

    • De nuevo, acomodando la historia como mejor te parece. La realidad es que la fracción bolchevique se movió como un partido con línea propia. Por supuesto, Lenin podía dividir a la izquierda en defensistas y derrotistas durante la guerra, pero esta división la hace desde una perspectiva, programa, orientación política que son integrales, y que van mucho más allá de esa división.
      En relación a los resultados del entrismo francés, lo que sostengo es que los bandazos, los cambios en las orientaciones, las expulsiones (con las resistencias a irse, etc.) contribuyeron decididamente a las fracciones, la desorientación, la pérdida de militantes. Y lo mismo sucedió en Bélgica (agravada con la idea de exigir a de Man que aplicara su plan, que coincidía con un programa económico fascista) y en EEUU. Y esto sucedió bajo dirección de Trotsky.
      Por supuesto, no achaco a Trotsky los errores de sus seguidores. Si Trotsky se equivocó, él no tiene la culpa de que lo sigan. Trotsky educó en un método de análisis y de hacer política que considero profundamente equivocado; pero la culpa de seguirlo dogmáticamente, como hace la inmensa mayoría de los trotskistas, no es de Trotsky. Que un «entrista siglo XXI» cite la caracterización de la SFIO de Trotsky de 1934 para justificar su chavismo, no es culpa de lo que escribió Trotsky. El problema lo tiene el «entrista siglo XXI» que repite como loro el error de su maestro.

      Por último, si querés presentar como argumento de lo acertada que es la línea del trotskismo el «somos la fuerza de izquierda mayoritaria de Argentina», no te molestes más en escribir aquí. Personalmente me considero la fuerza más minoritaria de la izquierda en Argentina. ¿Para qué gastarse, si pensás que el número te da la razón? En otros términos, si considerás que tenés razón porque muchos piensan como vos, y que yo no tengo razón porque muy pocos piensan como pienso yo, te recomiendo que no pierdas más el tiempo en el blog de un marginal.
      «Tenemos razón porque somos muchos». ¿Dónde habré escuchado antes este «argumento»?

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 19:49

    • La discusión política se da hasta con los marginales, ese no es un problema. Los argumentos se defienden en cualquier lado. Pero ese no es el punto: el punto es que el trotskismo es la fuerza mayoritaria porque tiene un programa y un método, que ese método va más allá de errores coyunturales, y que queda probado por la realidad (basta leer las tesis sobre Feuerbach) que dentro de la izquierda es la fuerza mayoritaria y hegemónica porque ha sido «fiel» a ese método y programa. Si vos encontraste algo mejor, me lo comentas y charlamos.
      Con respecto al debate de fondo, que es la forma de construir el partido, no creo que sea un tema marginal, creo que es un tema fundamental.
      Si Sanmartino construye el partido adaptándose al chavismo y al nacionalismo burgués como lo hacen muchos grupos de izq en la arg y afuera, están condenados al fracaso. Si hay sectas que se autoinfiltran para saber si van en la dirección revolucionaria, ese no es el problema de los revolucionarios. el problema es ver cómo pensamos la historia y cómo transformamos el presente. Es la discusión del método y del programa.
      Trotsky estaba en el camino correcto cuando lleva a un grupo de intelectuales «marginales» (el grupo más pequeño de los grupos pequeños), a entrar a la SFIO. Tranformó una secta en un partido que enfrentó la guerra y la persecusión. Fue el entrismo el problema del trotskismo o la represión nazi-estalina? qué pesó más?
      Según vos no habría que haber entrado en la resistencia y entregar a esos 200.000 jóvenes a los estalinistas del FTP. Hablás de FU, pero eso no se podía, el método era el ENTRISMO. Igual seguís afirmando que el método está mal y que hay que pasar de un entrismo a otro, corriendo el arco. ¿Había que hacer entrismo en la resistencia estalina si o no?

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      Emiliano

      12/12/2014 at 20:17

    • «Tenemos razón porque somos la mayoría de la izquierda». ¿Dónde es que escuché antes ese argumento tan inteligente? No puedo acordarme…

      Mi alternativa a lo que plantean ustedes está en el blog y en mis otras publicaciones. Pero ustedes no lo «charlan». Para ustedes, «charlar» es repetir «Trotsky siempre tuvo razón», «el entrismo dirigido por Trotsky fue un éxito´»; «Trotsky tenía razón cuando dijo que la SFIO podía ser ganada al marxismo revolucionario». «Trotsky tenía razón cuando dijo que la SFIO era una agencia del imperialismo»; «Trotsky tuvo éxito cuando dirigió el entrismo, pero nadie después pudo hacerlo bien», y así sigue la sanata dogmática. Amén. Grandes argumentos contra los marginales, «con quienes discutimos aunque no sirvan para nada». Con el argumento supremo de «tenemos razón porque somos la mayoría de la izquierda». Vuelvo a preguntarme: ¿dónde escuché antes ese argumento tan inteligente?. Qué raro, no me acuerdo… Amén de nuevo.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 23:39

    • Es mejor usar chicanas que responder preguntas concretas y tomar posicionamientos claros.
      Si Trotsky hubiera tenido razón en todo, estaríamos en el socialismo. Evidentemente no la tuvo. Cometió errores. El tema es que justamente el entrismo en la SFIO no fue uno de ellos, sino que fue un acierto. Como vos decís, «La SFIO podía ser ganada al marxismo», esa posibilidad había que explotarla, no «abstenerse» por principio. ¿No había sectores de izquierda que rompían con el PS en los ’30? ¿No había sectores de la clase obrera que querían enfrentar al fascismo en un FU?
      Diste solamente citas de Trotsky y de Lenin, pero ningún análisis concreto de los que era la SFIO.
      To no pretendo tener razón en todo, sino que quiero descubrir cuál era la orientación adecuada en la situación, recuperando el método de los revolucionarios. Prefiero equivocarme pero con el método adecuado, a tener razón siempre sin un método. Esto es lo que separa a los charlatanes de los revolucionarios.
      ¿El método de Trotsky era el adecuado?
      La IC utilizaba muchas caracterizaciones: hablaba de partidos obreros, partidos burgueses y partidos obrero-burgueses. ¿Qué era la SFIO? Trotsky decía que era un partido centrista, porque se negaba a razonar como los «izquierdistas» en términos de blanco o negro, de partido burgués, o partido revolucionario. Decía: «sería un gran error afirmar que después de la ruptura en el partido no quedó ‘nada’ de reformismo y patriotismo. Pero no es menor el error de referirse a él como socialdemocracia en el viejo sentido de la palabra» (La Liga frente a un giro decisivo, Escritos, julio de 1934). Para vos ¿la razón en la caracterización de la SFIO la tenía Lenin en 1920 hablando sobre el Laborismo? ¿mantenemos esa caracterización? es más ad-hominem citar a Lenin contra Trotsky? Es ridículo.
      Si acusamos a Trotsky de cambiar muy rápidamente de caracterización, entonces era un «oportunista», un «vende humo», básicamente. ¿No pensas que su intención iba más allá de venderles humo a los franceses? Entonces como era un oportunista (esto es, alguien que se viste de revolucionario, pero actúa como reformista), el objetivo final de Trotsky era adaptarse a la socialdemocracia. ¿Cuando Lenin les decía a los italianos que no había que romper con Serrati, también se adaptaba a la II internacional?
      Trotsky cambió la caracterización debido a que la SFIO integró el FP con los radicales, al igual que cambia la caracterización sobre la III internacional después de los eventos de la revolución China, y nuevamente después de la derrota de Alemania. ¿Estaba mal esa orientación? ¿Había otra correcta? ¿existía EN LA REALIDAD otra posibilidad?
      Vuelvo a preguntar la pregunta que nunca se responde: ¿había que hacer entrismo en los Franc-Tireurs et Partisans o no? ¿Había que entregarle en bandeja servida 200.000 jóvenes a los estalinistas?
      «Los escolásticos ultraizquierdistas no piensan en términos concretos sino en abstracciones vacías»

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      Emiliano

      13/12/2014 at 00:29

    • Vos usaste el argumento de alto nivel intelectual «tenemos razón porque somos muchos». ¿Cómo voy a chicanear ante semejante demostración de profundidad argumentativa? Lo único que digo es que no puedo recordar dónde había escuchado antes ese argumento, porque me suena que no es muy original. ¿Me podés ayudar un poquito?
      En cuando a que no planteé mi opinión sobre el carácter de clase de la SFIO en 1934, te invito a leer de nuevo las notas. Podés ayudarte también con mi acuerdo acerca del abordaje de Lenin para caracterizar al Laborismo británico. Aquí no entran esperanzas en que una organización como la SFIO pasara al marxismo revolucionario, o rompiera con el Estado burgués. Sí en Trotsky. Por eso sostengo que hay problemas de caracterización, que arrancan con el menchevismo, se ven en los 1920 (Laborismo) y 1930 (la SFIO). Por supuesto, no respondés a ninguna de las cuestiones. Las caracterizaciones incorrectas llevan a errores en política, al margen que no se quiera ser oportunista. No califico intenciones, sino escritos que contienen caracterizaciones y líneas políticas.
      Por otra parte, seguís tratando de embarrar la cancha. Ya expliqué que rechazar la táctica de entrismo no es sinónimo de rechazar la militancia en organizaciones de masas controladas por la burocracia, o por la burguesía. Se puede militar en sindicatos reaccionarios, en ejércitos (incluida la Resistencia) dirigidos por corrientes stalinistas o burocráticas, así como en organizaciones populares reformistas burguesas, etcétera. La discusión sobre el entrismo no tiene que ver con esto. Por supuesto, sabés bien que no tiene que ver con esto, pero seguís con el tema para que no se entienda dónde está el centro de la crítica.
      Por último, parece un chiste eso de «prefiero equivocarme, pero con el método equivocado». El único «método científico» que les conozco a ustedes es citar dogmáticamente escritos de Trotsky. Nunca saqué otra en cosa en limpio de los escritos «teóricos» (para llamarlos de alguna manera) del PTS. Este intercambio me lo reafirma, una vez más.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 11:24

    • ¿Fue un error de Trotsky haber transformado una secta intelectualoide en un partido de vanguardia a través del entrismo? ¿Fue un error pensar que una organización con un ala izquierda inflada por muchos militantes que abandonaban el estalinismo podía llegar a posiciones revolucionarias?
      Cuantos grupúsculos firmarían enseguida pasar de 100 a 1.000 en un año? Lamentablemente hoy no están dadas las condiciones.
      Hablando de condiciones históricas, porque sino es pura teoría: vos afirmás que “Se puede militar en sindicatos reaccionarios, en ejércitos (incluida la Resistencia) dirigidos por corrientes stalinistas o burocráticas, así como en organizaciones populares reformistas burguesas, etcétera”. Justamente, hay una diferencia entre militar en un sindicato y en una organización controlada férreamente por la burguesía o por el estalinismo reaccionario. No hace falta discutir eso. Pero ¿qué es lo que hace que se milite, se entre a esas organizaciones? Situaciones excepcionales. La guerra es una situación excepcional, aunque también es la continuación de la política. El fascismo es una situación excepcional: ¿había o no había la emergencia del fascismo en los ’30?
      Lo que sucedía en la década del ’30: El ascenso del fascismo y el retroceso del estalinismo en su línea loca del tercer período, hacía que un montón de militantes (bajo el impulso de enfrentar al fascismo) vieran en los PS un lugar válido para hacerlo, bajo una perspectiva socialista (así se reivindicaban). Miles de obreros que huían espantados de la orientación del PCF pasaban a la SFIO en su ala izquierda. ESTO NO SIEMPRE ES ASÍ. No todo el año es carnaval. Pero esta situación excepcional era analizada por Trotsky bajo una situación de extrema debilidad de las fuerzas de la oposición. Si no hubiera existido esa debilidad militante, no habría recomendado el entrismo. Si no hubiera existido el peligro del fascismo, tampoco.
      Lenin no vivió el ascenso del fascismo, no lo conoció. Trotsky tuvo que dar cuenta de muchos fenómenos nuevos, y dar explicaciones científicas y orientaciones políticas, en medio de la confusión generalizada del resto. ¿Conocés algún análisis más lúcido y correcto del fascismo, del estalinismo y de la guerra, que los que hizo Trotsky en los ’30? Por favor, me gustaría saberlo.
      Para vos, pasa el fascismo, pasa la crisis, pero igual hay que mantener la caracterización de 1920. ¡Ese sí que es un avance para la ciencia! Lenin y Astarita 1, Trotsky 0
      ¿Cómo disputar a esas masas? ¿No interviniendo en un FU? Si encima la SFIO te permite entrar a bandera desplegada y permite que tus militantes integren cargos de dirección, ¿está mal hacerlo para enfrentar al fascismo? Vas a decir: eso es adaptacionismo, eso te lleva a seguir la línea del reformismo para seguir adentro, etc., etc. Bueno, te aviso que lo mismo puede suceder en un sindicato o en una organización barrial. Son riesgos que se corren.
      Aclaro, sólo acepto el entrismo bajo las perspectivas descritas por Trotsky y la situación de los ‘30, no la fantochada pablista, grantista, morenista, etc.¿Había que seguir siendo una secta y no intervenir en ese FU? ¿El estalinismo hubiera permitido el ingreso de los trotskistas? Lo dudo. Pero una vez más, es contrafáctico. Igualmente: el abstencionismo es un mal de los intelectuales. Aquellos que se cuidan del oportunismo son los más grandes oportunistas.
      Que la izquierda hegemónica en la Argentina sea Trotskista no es casualidad. Eso es lo que quise decir, y si entendiste otra cosa, lo aclaro. Es Trotskista por el método de Trotsky, es Trotskista porque en cada momento de la lucha de clases, el trotskismo tuvo un posicionamiento de independencia política, defendiendo un programa obrero y socialista. No quiero decir que no haya habido errores (los militantes somos los que más los discutimos porque si hay algo que queremos es ganar). Tampoco que siempre tengamos razón, prefiero estar equivocado con el método correcto que tener razón siempre sin método alguno. El método es lo que te permite pensar en una victoria de los explotados, la “razón” sin método es revisionismo sin principios. Lo que recomiendo es pensar en términos más concretos, porque sino se confunde a la juventud, se los hace creer que hacer política es discutir abstracciones vacías, y se juega un rol equivocado.
      Una aclaración más. Fijate que yo no cité a Trotsky, sino que solamente seguí su orientación, su método de intervención. Vos lo citaste repetidas veces.
      Es muy sencillo leer los textos de Trotsky a lo largo de 40 años de militancia socialista y encontrar contradicciones, dichos y desdichos. Se puede hacer con cualquier marxista (obviamente descontextualizándolo). Pero el punto no es ver lo que dijo fulano o mengano, sino adentrarse en el problema, adentrarse en la situación concreta y sacar conclusiones.

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      Emiliano

      13/12/2014 at 13:13

    • El argumento «pasaron de ser una secta intelectualoide a un partido de vanguardia» con 8 meses de entrismo es una ingenuidad. Que por otra parte repitieron luego todos los trotskistas que hicieron entrismo (incluso Nahuel Moreno cuando hizo el curioso entrismo en el PSOE, en 1977). Además, «se multiplicaron por 10». Cifras más, cifras menos, es el mismo argumento de todos los entristas. Nunca se distinguen por algún pensamiento original. Es el resultado del dogmatismo, puesto a defender maniobras oportunistas y estrategias de construcción política basadas en ellas.

      Lo cierto es que en 1935 el trotskismo estaba prácticamente tan débil como en 1934, plagado de disensiones, a las cuales se le agregarían las provocadas por la discusión acerca del nuevo entrismo, esta vez al partido de Pivert. Y más o menos lo mismo sucedió con el resto de los entrismos. Todo esto con el costo de caracterizaciones desatinadas, como las que he citado.
      Y después, seguís con las evasivas. Presento la continuidad del método de análisis de Trotsky en relación al Laborismo inglés en los 1920, y saltás al tema del análisis de Trotsky sobre el fascismo.
      El entrismo es una táctica desastrosa, que se distingue cualitativamente de la militancia clandestina en un sindicato. La organización que tiene militantes clandestinos en un sindicato reaccionario no tiene por qué embellecer a la dirección de ese sindicato. Los que piden la afiliación a un partido político, tienen inevitablemente que aceptar condiciones, y/o callar sobre caracterizaciones fundamentales. No es casual que Trotsky no haya caracterizado a la SFIO como una agencia de la burguesía en 1934, y sí lo haya hecho en 1935, cuando los trotskistas habían sido expulsados. No es casual que bajo dirección de Trotsky los militantes de EEUU hayan entrado al PS a título individual y sin siquiera publicación. Esto es lo que caracteriza estas maniobras. Los costos políticos, como he afirmado, son mucho mayores que las ganancias en algunos militantes (que, por lo demás, siempre se exageran). Decir, por otra parte, que sin hacer entrismo en un partido burgués de masas no se puede adquirir experiencia en el trabajo de masas es un dislate.
      También es claro que vos no citás lo que escribió Trotsky en 1920 sobre el partido Laborista, ni lo que escribió en 1934 sobre la SFIO. Te limitás a decir que estuvo muy bien todo lo que escribió, como corresponde a tu naturaleza intelectual.
      Por último, insistís en que el trotskismo tiene razón porque en Argentina es la fuerza más importante de la izquierda. Además del tono nacionalista del asunto (me hace acordar a un grupo trotskista argentino que hace años decía que era «el faro del mundo»), sigue siendo el argumento de «tengo razón porque somos muchos». ¿Dónde habré oído ese argumento?…
      De todas maneras, termino aquí este intercambio. No le encuentro el menor interés intelectual.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 14:29

    • El interés intelectual se pierde cuando se llega a la raíz del problema y no se pueden responder problemas fundamentales:
      1) ¿El análisis que hacía Lenin del Laborismo y de la Socialdemocracia en 1920 es correcto en 1930?
      2) ¿Cambia en algo la emergencia del fascismo y del estalinismo los análisis sobre formaciones «centristas» que sufren transformaciones en su composición en el medio de esos procesos?
      3) ¿está mal modificar la caracterización sobre una organización, cuando esa organización da un giro de 180 hacia el Frente Popular? Vuelvo a repetir, la adaptación está en la línea de la SFIO, no en Trotsky.
      4) La desorientación no se produce por una «táctica», sino por el abandono del programa. Pensar que una táctica genera desorientación que se carga por los siglos de los siglos es una ingenuidad como mínimo.
      5) El entrismo es un método válido, y se utilizó en la resistencia, pero al no hacerlo de manera firma, se dejó a las masas con la dirección de los estalinistas de Thorez.
      6) En la SFIO no se entró (GBL) adaptándose a la línea de la SFIO, sino con el mismo programa de la LC. La evidencia de que esto es así, es que los trotskistas fueron echados por las consignas programáticas.
      7) Le queres dar a la discusión del entrismo un carácter «principista» por la falta de argumentos y desconocimiento de la situación francesa en particular. No alcanza para hacer una crítica científica con citar a Trotsky y a Lenin.
      8) Insisto en que el trotskismo no tiene razón, sino que tiene un método (que le ha permitido hegemonizar a sectores de la izquierda, estudiantiles y obreros), que es lo que le falta a todos los intelectualoides de izquierda.
      9) ¿Cuáles fueron los costos políticos del entrismo? ¿La desorganización y crisis posterior? ¿fueron costos del entrismo o fueron producto del problema de la cuestión nacional y la URSS? Me asombra la falta de rigor en los académicos.

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      Emiliano

      13/12/2014 at 15:09

    • La fatiga se produce por estar respondiendo a cada paso lo mismo. Como todo dogmático, ustedes piensan que «ganan» las discusiones preguntando siempre lo mismo, hasta que el interlocutor se aburre. Todo lo que preguntás, está respondido una y otra vez. Veamos:
      Respuestas:
      1) Sí, por lo ya argumentado;
      2) No, por lo ya argumentado (el ascenso del fascismo no hace a la SFIO burguesa; es burguesa desde antes del ascenso del fascismo);
      3) Sí, está mal cambiar la caracterización de clase recién en 1935 (justo cuando expulsan a los trotskistas), porque la SFIO no cambia su carácter de clase de un día para el otro;
      4) Las caracterizaciones y la táctica del entrismo potencian la desorientación (que ya está contenida en el método transicional y el análisis económico de Trotsky);
      5) Afirma lo que se debe demostrar y se ha criticado; típico del razonamiento del dogmático;
      6) En la SFIO se entró con una caracterización incorrecta; y una correcta caracterización es parte de la lucha ideológica y política de los marxistas;
      7) Mi crítica no es «por principios»; es por consideraciones de táctica, política y caracterización; ni esto entendés;
      9) Los costos políticos del entrismo ya los he mencionado desde la primera parte de la nota; a los problemas de la derrota de la clase obrera en la URSS y Alemania, entre otros lugares, se sumaron estos errores de Trotsky; pretendió superar la derrota con maniobras desesperadas que aumentaron la confusión. Y sentó una metodología que prolongan la mayoría de los trotskistas hasta el día de hoy.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 15:20

    • El ascenso del fascismo no hizo a la SFIO «burguesa»: su composición era contradictoria, una cabeza buerguesa en un cuerpo proletario. Si la SFIO hubiera tomado el poder, Lenin tenía ya una caracterización para ese gobierno: «gobierno obrero-burgués», está en los documentos políticos del segundo congreso de la III Internacional, redactados por trotsky y avalados por Lenin hasta en las comas. No había necesidad de hacer análisis en términos tan ultraizquierdistas… Incluso hay versiones de la misma contradicción. se habla de «socialismo australiano» o de «socialismo americano».
      Para vos no cambia nada la existencia del fascismo como fenómeno de masas, la política es una y la misma, desde lo que dijo Marx hasta nuestros días. La religiosidad siempre lleva al marginalismo. Pero, es un mal remediable.
      Me quedo con tu frase: «Trotsky es espontaneísta en el período prerrevolucionario porque tiene una mala caracterización del menchevismo: lo considera una expresión del atraso político de la clase obrera (Lenin, en cambio, lo considera una expresión de la ideología burgués liberal en el movimiento obrero)». Esto indica lo atrasada de tu concepción sobre el pensamiento de Lenin. No voy a entrar en citas, porque me parecen superfluas. Lenin invitó a los «burgueses liberales» a participar de las conferencias y de los congresos del POSDR desde la «ruptura» en 1903. ¿Alguna vez viste a Altamira o a Castillo invitando a Massa, a Scioli o a Macri a participar en sus Congresos?
      Los análisis que haces son hilarantes. Esto obviamente no responde el eje del cuestionamiento de la nota ¿La SFIO era o no era centrista? ¿Existía el centrismo o todas las uvas eran negras?… Pero muestra la concepción estalinista (propia de la historia del PCUS) que tenes del partido bolchevique y de Lenin.

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      Emiliano

      13/12/2014 at 17:26

    • Volvés a preguntar: «¿La SFIO era o no era centrista? ¿Existía el centrismo o todas las uvas eran negras?»
      Ya te di mi respuesta: la SFIO era un partido burgués en 1934. No era centrista.
      Al respecto, no basta para demostrar que era centrista con citar a Trotsky (1934, no 1935). Tenés que tratar de pensar algo más. Hacé un esfuercito, a ver si sale algo mejor. Porque además tenés que demostrar que la SFIO se convierte en «agente de la burguesía» en 1935, unos 9 meses después que Trotsky decretara que era «centrista» y con posibilidades de ser ganado al marxismo. Y ya que estamos, extendé el asunto de la caracterización al PS de EEUU. ¿También «centrista»? ¿En 1936? ¿Es broma? ¿O es simple ignorancia? ¿O es oportunismo, y del peor??
      En definitiva, este es el punto que no pueden responder (la posición de Lenin con respecto al menchevismo, cuestión sobre la que mentís y tergiversás, la voy a tratar en una nota en el blog; no es un problema menor, pero excede un «comentario»).

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 18:02

    • El fascismo modifica la caracterización de Lenin. Los revolucionarios no piensan en negro o blanco, sólo los «intelectuales» pueden darse el lujo de pensar así. Pasa de ser Centrista a se «colaboracionista» cuando integra el FP y acepta a los radicales, que 9 meses antes, no formaban parte del Frente Unico. Pero para vos esos son «detalles». Los cursos que toman las organizaciones no son «detalles», sino basta fijarse lo que decía Trotsky del POUM al principio (¿era centrista? ¿que era para Astarita el POUM?), y como cambia luego su caracterización cuando integra el gobierno en la Generalitat. esto responde a tu interrogante, aunque, claro está, no como te gustaría.
      Lo que decía sobre Lenin pasa a ser la vulgata estalinista que está inserta en mucha concepción izquierdista de lo que fue Lenin y el «Leninismo». Espero que no digas lo mismo que dijiste acá, que Lenin pensaba que los mencheviques eran burgueses, porque sino estamos en el horno. Pero bueno, si lo decís, es porque todavía hay resabios morenistas que no pudiste eliminar.

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      Emiliano

      13/12/2014 at 18:22

    • «Los revolucionarios no piensan en negro y blanco». Es cierto, piensan con las categorías del materialismo histórico. Por ejemplo, aplicadas a la SFIO en 1934. Que la SFIO haya pasado a ser caracterizada por Lenin como «centrista» y ganable al marxismo, a causa del ascenso del fascismo en 1934, ya entra en el terreno lunático del dogmatismo incurable. ¿No hay límites para el disparate?

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 18:26

    • Hubo ruptura por izquierda de la SFIO, se formó el PSOP, entonces no era equivocado el análisis de Trotsky. Se dio la situación de una ruptura centrista, la de Pivert. ¿Pivert era lo mismo que Faure o Blum?
      El POUM ¿qué era?

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      Emiliano

      13/12/2014 at 19:06

    • Buena manera de no responder a lo que se te plantea: que la SFIO en 1934 era un partido burgués. Como lo era en 1935. La ruptura de la fracción Pivert no altera el carácter de clase de la SFIO, ni en 1934, ni en 1935. Agregando que cuando los trotskistas hicieron entrismo en el PSOP, fueron echados. ¿Esto también «prueba» que en 1934 la SFIO podía ser ganada al marxismo? No tenés manera de mantener tus posiciones, pero seguís y seguís y seguís con lo mismo. Típico del PTS: el único argumento que les queda es repetir «Trotsky tuvo razón». Es todo un entrenamiento en piruetas retóricas.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 19:21

    • El Centrismo es un invento oportunista de Trotsky? Entonces sólo lo que dijo Marx en el siglo XIX es válido, todo lo demás es revisionismo oportunista. Qué gran aplicación del materialismo dialéctico! Volvamos a la I internacional y listo.
      Sobre los giros abruptos que asustan a los intelectuales: ¿Lenin no dijo que el SPD era un partido «contrarrevolucionario» en 1914, «irrecuperable» y traidor, y unos meses antes era el «modelo de todos los partidos revolucionarios del mundo»? ¿qué hacemos? ¿le decimos oportunista a Lenin?
      Vos fuiste morenista, no no soy del PTS. A mi me importa un bledo si Trotsky se equivoca o acierta, lo que me importa es recuperar el método revolucionario. Por eso trato de no citarlo, de no utilizar argumentos ad-hominem.
      pregunto nuevamente, ¿podes responder qué fue para vos el POUM? Un partido obrero? Un partido burgués? más de esas opciones no te dejaste.

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      Emiliano

      13/12/2014 at 19:32

    • Ya decís cualquier cosa para ocultar lo inocultable: sostener que en 1934 la SFIO era una organización política indefinida, que podía llegar a romper con el Estado burgués y ser ganada al marxismo revolucionario fue un disparate mayúsculo. Eso no tiene que ver con el materialismo dialéctico; ni con Marx del siglo XIX; ni con la caracterización del POUM (¿o ahora van a comparar a Nin con la dirección de la SFIO? Ustedes no tienen límites cuando se trata de ensuciar); ni con ninguna de las cosas que inventás. Eso tuvo que ver con una fundamentación oportunista, proporcionada por Trotsky, para hacer entrismo en la SFIO (y en otros socialismos, como el de EEUU). Esto es lo que no pueden rebatir. Le das vueltas y vueltas (como sucede siempre que se meten los del PTS a discutir en este blog), tratando de embarrar la cancha para que no quede claro. Pero el asunto está claro: en 1934 la SFIO era un partido burgués, agente del capital, «hecho y derecho». Doy por terminada aquí mi intervención. Cualquiera que no sea un dogmático puede ver el asunto con meridiana claridad.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 22:54

  7. Estoy de acuerdo con lo que se viene diciendo, respecto a la caracterización de podemos y a la explicación de la encarnación de las ideologías.

    Dejo dos videos cortos de Pablo Iglesias, sus «soluciones» y planteos:

    ¿dónde está la crítica al modo de producción? En ningún lado.

    Sobre la cuestión de la ideología:
    Pienso que el troskismo, llevado a términos psicológicos, piensa a las masas y a la conciencia desde el conductismo: a un estímulo corresponde una reacción y por tanto, mostrando el origen del problema mediante algún conflicto puntal se hace del obrero inconsciente un obrero consciente. Esto es un gran problema para ayudar a desarrollar la conciencia. Pareciera que no hace falta pensar en el arraigo de las ideas fetichizadas, en los «sentimientos que cruzan la razón», etc, Como diría marx (citado por miguel veda), «acaso no dominó el viejo Moloch, el Apolo délfico, no fue un verdadero poder en la vida de los Griegos?». La eficacia de la ideología se demuestras con todos estos casos en donde las masas buscan «falsas soluciones», tan falsas como el tamaño de su falsa conciencia. ¿El sentido común, esa mezcla de «fenomenismo» y lógica formal, que acarrea a todo el arco de «Podemos» a posiciones superficiales, no-socialistas, es la demostración de que la ideología no se quiebra mecánicamente por la situación social?
    Si acuerdo con mostrar y demostrar que el capitalismo es un sistema que más allá de sus formas los someterá a la explotación, es decir, en pocas palabras y muy esquemáticamente, a la imposibilidad de realización humana.

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    Felipe

    07/12/2014 at 12:23

  8. rolando,una pregunta que no tiene que ver con el tema en cuestion, pero vi en la prensa obrera n1344, que en la proxima revista de la en defensa del marxismo n43 va salir publicado un articulo suyo. esto es cierto?

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    rodrigo

    12/12/2014 at 09:28

    • Sí, es verdad. Es un artículo sobre la concepción monetaria en Marx, que arranca de una polémica sobre dinero entre Hilferding y Kautsky, que publicó En «Defensa del marxismo» en un número anterior.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 11:41

  9. Hola Rolando, me interesaría saber tu opinión de la posición del FIT de apoyo de la «Ley Larroque», a cambio de obtener la ley de indemnización para los ex empleados de YPF. Para mí fue una conducta oportunista, pero me interesa saber qué opinás si tenés ganas de dar tu opinión claro.
    Saludos

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    LB

    12/12/2014 at 21:30

    • Estoy en contra de esa ley Larroque, me parece un desastre. Creo que la izquierda no debería haberla votado. Además de ser una cobertura hipócrita a todo lo que consiente o deja hacer el Gobierno en materia de trata, es una ley que puede ser usada para atacar la libertad de expresión. La indemnización de los ex empleados de YPF es una reivindicación justa, pero no puede ser lograda «a cambio» del apoyo a una ley como la propuesta por Larroque.

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      rolandoastarita

      12/12/2014 at 23:46

    • 1) Lenin no rechazaba el entrismo, sino que lo utilizaba como táctica válida. Pensar en un Lenin “anti-entrista” es deshistorizar a Lenin, transformarlo en un demócrata legalista, no en lo que era: un revolucionario que tuvo que luchar contra la feroz represión zarista y trabajar en condiciones de ilegalidad muchas décadas. Lenin explicó cómo los bolcheviques incluso condujeron un trabajo clandestino en los sindicatos “Zubátov”. El entrismo no sólo es en un partido…
      LB dice que Lenin no utilizó el entrismo en Rusia contra los eseristas. Perfecto, hay que conocer primero lo que era el POSDR y la fracción bolchevique: no tenían nada que ver con una “secta”, ni siquiera con un partido de vanguardia de hoy. Eran un partido con decenas de miles de militantes, que tenían una inserción mayoritaria en la clase obrera industrial rusa, que se apoyaban en lo más avanzado del marxismo, que ganaban elecciones (Duma) contra el resto de los partidos “populistas” o “liberales”. Entonces si explicamos esto primero, después podemos explicar por qué no utilizaron el entrismo en los eseristas.
      El entrismo, vuelvo a repetir, se hizo frente al golpe de estado en febrero de 1934, cuya respuesta fue una HG y el FU por la base que se organizó en torno al PC-PS para luchar contra el fascismo. Trotsky apuntó que para no quedar aislados por fuera del FU, se disolviera LC y formara una tendencia al interior del PS (GBL). El objetivo no era “ganar al PS a la revolución”, sino no quedar aislado del FU. Que quede claro que lo que dice Astarita es un supuesto de él y nada tiene que ver con lo que escribió Trotsky.
      También creo que para todos quedó clara la diferencia entre la importancia del método y su aplicación, salvo para Astarita. Como dice AP: “Pese a ello, como ya lo he señalado, en el contexto de Francia y más especialmente de España, el entrismo abierto, puesto en un marco correcto podía tener utilidad para polarizar a la vanguardia y por supuesto, romper rápido”.
      Para Astarita el “mal” que acosa al Trotskismo estaría en su interpretación de lo que es el “centrismo”, de lo que fue el menchevismo ruso (Para Lenin eran un “partido” (sic!) “liberal burgués”). Todos los errores posteriores, los desvíos “oportunistas”, las “maniobras”, derivan de ese pecado original. El problema es que acá el único “centrista” que hay es el propio Astarita. Veamos
      Afirma Astarita: “Trotsky en menos de un año pasa de considerar que la SFIO podía ser ganada a la revolución, a caracterizarla como “agente de la burguesía”. El cambio coincide justo con la expulsión de los trotskistas de la SFIO. ¿No te parece que debe de haber problemas políticos importantes en estos giros? ¿No te parece que semejantes volteretas en el aire tienen que haber causado no poco desconcierto y desorientación en sus propias filas? ¿No es dable pensar que el método maniobrero y oportunista de tantos grupos trotskistas (que se la pasan haciendo “entrismos” y metiéndose zancadillas incluso entre ellos) no puede tener algo que ver con esta “escuela de táctica”? Estos son los problemas que estoy planteando en esta nota”.
      Esto es una canallada: no se puede acusar a Trotsky por lo que los trotskistas hicieron luego con su herencia, es vulgar y no merece ninguna reflexión seria. Sí se puede analizar lo que Trotsky hizo y sacar conclusiones… pero de ahí a decir que la razón por la que Sanmartino reivindica el entrismo en el PSUV está en Trotsky… La razón de las múltiples sectas está en lo que Trotsky hizo… es como decir que los males del estalinismo se encuentran en Lenin, o incluso en Marx, ¿por qué no en el mismo Trotsky? Hay que ser serios.
      El centrismo es oponer en una misma organización cosas contradictorias: la revolución y la contra, la burguesía y el proletariado, el marxismo y el revisionismo. Esto en el caso de SFIO cristaliza cuando deciden integrarse al FP y aceptar la entrada de los radicales, esto es, cuando se cristalizan las tendencias hacia la contrarrevolución, hacia la reforma, hacia la burguesía, hacia el revisionismo. En ese momento se convierten en “irrecuperables”.
      Para Astarita el mote de “centrista” equivale a “recuperable para la revolución”. Frente a esto hay que decir que no todo el centrismo es recuperable para la revolución. Astarita no entiende la diferencia que hay entre una organización con una dirección oscilante y una base obrera, y un enemigo de clase. “Pero Trotsky dijo que…”, y así podemos estar eternamente. No es importante lo que Trotsky dijo, sino lo que Astarita dice y lo lleva al error. La SFIO no era la burguesía, el POUM no era la burguesía, sino que eran agentes pequeñoburgueses dentro de las organizaciones obreras. Sus programas no eran programas de la burguesía, sino programas oscilantes, programas pequeñoburgueses. Pero aclaremos que no sólo alcanza con analizar el programa para entender el carácter de la organización (sino habría que creerle a la gente por lo que dice o dijo), sino cómo lo lleva a la práctica, cuál es su método, cómo se organiza. Las decisiones coyunturales pueden cambiar el carácter del partido (aunque su base se mantenga y su programa no se modifique).
      Esto claro está, no significa que se pueda caracterizar como centrista a toda organización con un programa pequeñoburgués o hacer entrismo en ellas. Una vez más, Astarita no ha respondido mi pregunta sobre el carácter del POUM: ¿era un partido centrista, un partido obrero revolucionario, un partido burgués contrarrevolucionario?
      Una vez más Astarita no ha respondido sobre el contenido del II Congreso de la IC, dónde el documento político, aprobado por el congreso y redactado por Trotsky, habla de la posibilidad de que se erijan gobiernos “obrero-burgueses” con partido bifrontes, como el laborismo o la socialdemocracia, a los cuáles, por supuesto no había que prestar colaboración, pero lejos estaban de ser “gobierno burgueses”. Pensar de manera binaria es antidialéctico y antimaterialista.
      Astarita opina que el trotskismo comete errores, pero ¿cuál sería el problema, si en realidad el trotskismo es “burgués”? Para Astarita el programa del Trotskismo (PdT) es a lo sumo “reformista” ¿Qué sentido tiene discutir? ¿el objetivo será recuperar al trotskismo centrista para la revolución? El único centrista es Astarita.
      2) El trotskismo en la argentina es hegemónico al interior de la izquierda, no es hegemónico en el movimiento obrero: eso fue lo que escribí y lo repito (para que no haya malentendidos).
      El trotskismo ha estado presente del lado de los trabajadores, en el campo correcto, durante décadas. Ese METODO reivindico, que el de los marxistas consecuentes. Eso le ha permitido construirse al lado de las grandes luchas de la clase obrera argentina. El trotskismo se puso a la cabeza de la ANT, tal vez una de las experiencias más avanzadas de organización de trabajadores en la argentina, está al frente del movimiento estudiantil, en cada fábrica recuperada, en cada conflicto, luchando contra la burocracia en los sindicatos, recuperando seccionales, organizando a compañeros a partir de las asambleas de base, la elección de comisiones internas y delegados, avanzando en sectores precarizados, como así en porciones de la clase obrera industrial (automotriz, metalmecánica), en los grandes cordones industriales, en docentes, gráficos, alimentación, bancarios, mineros, petroleros, industria del azúcar, al lado de la lucha por tierra y vivienda, por los derechos de los pueblos originarios, las minorías sexuales, la mujer, etc.
      Este método de construcción partidaria, tiene que ver con el debate sobre el entrismo: es la lucha constante contra el sectarismo y contra el ultraizquierdismo. El que lo pueda ver que lo haga y saque sus conclusiones, el que no, que siga reconfortándose con la “crítica crítica”.
      Hoy la inserción de la izquierda en la clase sigue siendo minoritaria, pero ha avanzado un montón desde 2001. Ni que hablar del distinto carácter que posee el FIT a cualquiera de los armados electorales del viejo MAS, los cuales Astarita conoce bastante (por experiencia directa –lo que significa que Astarita nunca fue trotskista, claro está, sino simplemente Morenista –por eso acusa a todo el mundo de ser Morenista).

      Una vez más sobre el POUM. Ante la negativa de Astarita de contestar que es el POUM a partir de su “análisis de clase” (¿Qué invento original, no?), me veo obligado a profundizar en lo que el POUM era y lo que el POUM decía que era, y porqué Trotsky rompe con ellos.
      La visión política de Maurín (BOC) se diferenciaba de la FJS (juventud socialismo). Para Maurín el problema de la rev. Española no era numérico (eso no le había preocupado a Lenin decía), sino de claridad ideológica. El POUM era un partido muy débil fuera de Cataluña, y el poder de convocatoria de los jóvenes iba a ser ganado por la FJS. En abril de 1936 Largo Caballero le propone la fusión, pero no estaban de acuerdo porque Maurín quería una fusión ideológica. Fusión ideológica en base a su teoría de la “revolución democráticosocialista”, que no era más que una melange entre la revolución democrática y la socialista, enfrentadas en el mismo proceso de la rev rusa.
      El punto de ruptura fue el llamado “giro francés” de 1934, cuando Trotsky abogó a favor de que sus seguidores se integrasen en los partidos socialistas con el objetivo de influenciar a las nuevas alas izquierdas surgidas en el seno de éstos. Muchos trotskistas españoles sabían, por su experiencia en el seno de la UGT, lo que suponía intentar trabajar dentro del PSOE: no solamente a trabas burocráticas, sino incluso a una represión directa. Frente al “giro”, los trotskistas españoles insistían en que la “garantía de futuro” radicaba en el FU y en “la independencia orgánica de la vanguardia del proletariado” (estos principios los habían aprendido de Trotsky y no estaban dispuestos a abdicar de ellos, “aun a riesgo de tener que andar nuestro camino hacia el triunfo separados”).
      Finalmente, en abril de 1935, el Comité Ejecutivo de la izq comunista española, aprobó una propuesta de transacción presentada por Nin: los militantes de la organización se iban a integrar, en Cataluña, en el nuevo partido unificado, mientras que en el resto de España debían entrar en el PSOE como grupo diferenciado, con su propia prensa, en la que se continuaría defendiendo la unificación con el partido creado en Cataluña. No obstante, la afiliación de base de la Izq española rechazó la decisión de la dirección, porque, según la opinión mayoritaria, era utópico creer que se pudiese ejercer influencia alguna en el seno del PSOE.
      Sólo unos pocos militantes entraron en el PSOE. Sin embargo no pudieron contrarrestar la influencia que los militantes del PCE tuvieron con los socialistas del ala izquierda: estos rompen mayoritariamente con el PSOE y pasan a conformar el PCE.
      Acto seguido, luego de la conformación del POUM (ICE + BOC), no termina defendiendo la “independencia de clase”, la construcción de un partido clasista, de vanguardia, separado de la burguesía. No. El nuevo POUM se orienta, también por influencia de Maurin, a la confluencia de un partido unificado entre… el PCE y el PSOE, y todos aquellos que se proclamen “marxistas”. Esto es, con el mismo Carrillo que les había ganado la base de las JS.
      El POUM que siguió los consejos de la pureza ideológica, de no hacer entrismo en el PSOE, de alejarse del frente de acción con partido “burgueses”, y no pudo salir de la marginalidad.
      Addenda: La expulsión de los trotskistas es posterior a la caracterización de la SFIO, Anterior y posterior, no hay relación causa y efecto allí. De hecho Trotsky antes de hacer esa caracterización, aconsejó salir. Pero esto, claro, no le importa a nadie.

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      Emiliano

      15/12/2014 at 22:22

    • Yo estoy en contra de la Ley Larroque, pero es un disparate -o una calumnia infundada- señalar que fue votada «a cambio» de obtener la ley de indemnización a los ex empleados de YPF.

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      Diego

      20/12/2014 at 13:29

  10. La discusión entre Rolando y el compañero Emiliano, que no se declara del PTS, pero lo parece bastante ( ¿Será entrismo bloguero?) se tornó densa y farragosa. Personalmente, comparto con Rolando el argumento que hay una errónea caracterización por parte de Trotski acerca del ‘centrismo’ que infló expectativas que se vieron sistemáticamente defraudadas. Coincido en que ello conecta con su caracterización más general de la etapa y el método que estaba madurando desde el Programa de acción para Francia hasta dar un salto cualitativo hacia el Programa de Transición en que se codifican, tanto el método como los lemas convertidos en sagrada escritura por el variopinto movimiento trotskista. Pese a ello, no desestimo la utilidad táctica del entrismo en las circunstancias de Francia y aún más en España, aunque, en este último caso, el argumento contrafactico se limite solo a una probabilidad razonable. El problema no es la táctica en si misma, en tanto y por supuesto se mantenga la independencia de clase, sino, la sobrevaluación de sus potenciales resultados, algo que dimana de la caracterización misma. En las presentes circunstancias históricas (en realidad en todo el escenario postbélico) considero al entrismo abierto, perimido por completo. Este punto lo he dejado asentado en anteriores intervenciones. Pero no es eso a lo que quiero referirme ahora. Lo que más resalta del debate es el insistente ‘argumento’ esgrimido por Emiliano acerca de que el trotskismo (argentino por supuesto) es lo que es (hegemónico) por su método. Pareciera que el trotskismo argentino, para colmo dividido en un cúmulo de sectas, fuera algo así como la dirección del movimiento obrero, o estuviera a punto de serlo. Pareciera que este trotskismo hubiera dirigido gestas revolucionarias. Tal vez se estén refiriendo a la ‘revolución democrática’ de 1982 o a las ‘jornadas revolucionarias’ de 2001. Tal vez no entiendan que el trotskismo sigue siendo marginal a la clase, no solo por el número de su militancia, sino, por su inserción real entre los trabajadores. El reciente crecimiento electoral, no lo desmiente. Que han construido importantes aparatos, nadie lo duda. Que han militado esforzadamente por décadas, tampoco. Pero no han puesto en pié el partido de la clase. Ni siquiera su embrión y en todo caso, estaríamos hablando de una multiplicidad de vástagos, con una larga discusión de paternidad. No veo entonces razón para proclamar con tanta pompa la ‘superioridad’ de un método. Es pura arrogancia, como cuando Emiliano se jacta de discutir con marginales. La discusión se sigue dando dentro de la marginalidad. Es solo cuestión de grado. Esto conecta con el problema de la verdad como asunto censitario. Es la vieja pelotudez con que el MAS instruía a su militancia, acerca que lo acertado de una política se justifica por el crecimiento organizativo, o dicho más crudamente, por su crecimiento numérico. En su momento era criticada por el PO que hoy no hace más que repetirla y aquí y ahora, Emiliano nos la recuerda, muy preocupado por que al PTS no le ‘entren’ otras ideas en su desvelo por que su militancia no resulte ‘confundida’ por ideas marginales. Una perla, es el razonamiento deslumbrante de que si Trotski no se hubiera equivocado en nada, hoy estaríamos en el socialismo. Por las dudas, no aclara cuales fueron sus equivocaciones, pero el pensamiento en sí es revelador. ¿Tendrá idea el autor de cual es el rol del individuo en los grandes desenlaces históricos?

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    AP

    13/12/2014 at 21:34

    • AP, la primera diferencia con Trotsky en todo este asunto es acerca de la caracterización de clase de los partidos Socialistas en los años 1930. Como también el problema básico con los entristas en el PSUV es la caracterización de clase. Se ha retrocedido tanto en la teoría, que lo que se discute son cuestiones elementales: cómo se define la naturaleza de clase de un partido; qué son fuerzas productivas; qué carácter tiene la acumulación capitalista, y cosas por el estilo. Con el PTS mis diferencias en todas las cuestiones básicas, elementales, son muy grandes. Dado que ni siquiera manejan lo elemental de la teoría, y quieren «ganar» debates apelando a cualquier cosa, las discusiones se hacen tan enredadas. Nunca se puede sacar nada en limpio con esta gente (a diferencia de debates que he tenido con otros trotskistas). Por esta razón desde hace años (si me entero con anticipación) rechazo participar en cualquier mesa de debate en donde esté el PTS.

      En cualquier caso, vos podés entender el asunto, es muy elemental: Trotsky en menos de un año pasa de considerar que la SFIO podía ser ganada a la revolución, a caracterizarla como «agente de la burguesía». El cambio coincide justo con la expulsión de los trotskistas de la SFIO. ¿No te parece que debe de haber problemas políticos importantes en estos giros? ¿No te parece que semejantes volteretas en el aire tienen que haber causado no poco desconcierto y desorientación en sus propias filas? ¿No es dable pensar que el método maniobrero y oportunista de tantos grupos trotskistas (que se la pasan haciendo «entrismos» y metiéndose zancadillas incluso entre ellos) no puede tener algo que ver con esta «escuela de táctica»? Estos son los problemas que estoy planteando en esta nota.

      Por supuesto, sé que estoy muy aislado en esto. Pero pienso que en tanto no se vaya a fondo en la revisión crítica de estas cuestiones, el marxismo no puede recuperar su capacidad crítica. Una caracterización de clase de una organización no es algo que se pueda manejar «a gusto», para fundamentar cualquier política. Cuando se quiere entusiasmar a la militancia con el entrismo, se embellecen las posibilidades que albergan en el partido en cuestión («está indefinido», «es vacuo», «su carácter de clase es contradictorio», «puede ser ganado al marxismo», «los trotskistas pueden influir en su evolución», etc.). Cuando los entristas son expulsados, pasamos a «es una organización agente de la burguesía». Para colmo, a la gente se le presenta esto como la quintaesencia de la «alta política marxista». Por eso se trata en una educación sistemática en el «todo vale», en la idea de que la teoría, en última instancia, es un justificativo a posteriori para cualquier tipo de maniobras.

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      rolandoastarita

      13/12/2014 at 23:12

  11. Coincido enteramente con el fondo de tu polémica. Los inventos para el crecimiento rápido del partido, sorteando milagrosamente los obstáculos y limitaciones objetivas y especialmente, la labor de construcción independiente de largo plazo con todas sus etapas necesarias, el ‘tacticismo’ y maniobrerismo que busca atajos, la presunción de que las masas algún día seguirán por arte de magia a tal o cual secta elegida por la historia o alguna elucubración ‘genial’ de sus gabinetes directivos, son fetiches que han hecho estragos en la militancia. La izquierda trotskista estuvo metida desde el vamos en todo esto y hasta hoy sigue igual o peor. La historia del trotskismo argentino está tapizada de cosas como esta y el panorama internacional no es nada distinto. Da grima ver como discuten afanosamente sobre si la toma o no toma de un puente grúa decide la suerte de un conflicto e incluso de un ajuste a nivel nacional, o si la cosa pasa por el piquete testimonial que termina a los pies de la justicia burguesa y el ministerio del interior, o el ‘parlamentarismo caliente’.
    Coincido en que todo esto tiene raíces teóricas y políticas muy profundas y antiguas. Lo que, en mi opinión, no hay que perder de vista, son las distancias históricas. Una cosa es especular con el carácter de un partido de origen obrero a principios de los treinta y más específicamente con la evolución de sus tendencias internas, a quince años de la revolución de Octubre, bajo el impacto de acontecimientos como la amenaza fascista y otra es analizar el carácter de clase del PSVU. Coincido con que el ‘centrismo de masas’ como categoría teórica resultó un fiasco, especialmente si lo vemos como la puerta para reformar ‘desde adentro’ lo que es enteramente irreformable. La hipótesis teórica de Trotski sobre una reedición de Tours era un despropósito desde el vamos. Pese a ello, como ya lo he señalado, en el contexto de Francia y más especialmente de España, el entrismo abierto, puesto en un marco correcto podía tener utilidad para polarizar a la vanguardia y por supuesto, romper rápido. La obvia capitulación frentepopulista solo debía tomarse como un fenómeno necesario. En este respecto, Grandizio Munis, que para nada puede tomarse como un adalid de incondicionalidad a los análisis de Trotski, hizo una excelente relación de la enorme oportunidad que se perdió en España. Nada de lo dicho implica que la cosa hubiese evolucionado linealmente, ni que de hecho hubiese culminado en la formación inevitable del partido revolucionario. En mi opinión, entre estas tácticas y lo que vino después, hay un nexo de continuidad, pero también de ruptura y para mí, sobre este punto específico, pesa más lo segundo que lo primero. Hay que entender que todo el análisis de Trotski está fundado en una hipótesis de decadencia histórica y una sobrestimación objetivista de la capacidad de la clase obrera de sobreponerse a las derrotas y buscar instintivamente la salida revolucionaria. En ello se basaba su creencia de que el bolchevismo podía regenerarse de modo rápido y hacerse de influencia de masas, nutrido con la fuerza de jóvenes generaciones. De ahí el impulso denodado hacia maniobras tácticas que quemasen etapas en una carrera contra reloj puesta ante la perspectiva ominosa del fascismo y la guerra. El problema con el trotskismo es que nunca pudo desprenderse del objetivismo que impregna la matriz heredada y de una táctica, al comienzo limitada y ajustada a una oportunidad, tal vez magnificada en sus posibilidades, pero oportunidad al fin, de la que hizo un principio de existencia para fincar en las organizaciones de masa realmente existentes, hasta que estas por fin reconocieran la sabiduría de sus consejos.
    Insisto. Es solo mi opinión retrospectiva sobre la pertinencia de una táctica. Creo que, una vez asimiladas las lecciones de la derrota, cuando los obreros marchaban en masa hacia los frentes de batalla y no hacia los brazos abiertos de la Cuarta Internacional, pasó a carecer de toda vigencia.
    PD: Sobre la discusión con PTS. Tengo en claro que en materia teórica y política no han hecho más que cambiar algunas cosas, formales y menores, para que todo siga igual. Es el eterno afán de buscar el ‘trotskismo ortodoxo’ condimentándolo con un poco de Gramsci y otras yerbas. Su dogmatismo cerrado respecto de Trotski, solo superado por sus hermanos siameses de Democracia Obrera, les impide cualquier apertura genuina. Es un problema derivado de construir un aparato en base a la fe. Cualquier cuestionamiento a las sagradas escrituras puede abrir grietas en el cemento ideológico en que se sostiene y esto es peligroso para la estabilidad de los dirigentes y el microclima sectario y mesiánico en que viven.

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    AP

    14/12/2014 at 14:22

  12. Trotsky tampoco consideraba que las diferencias entre mencheviques y bolcheviques fueran esenciales y por eso, pese a que a veces tenía posiciones similares a las de Lenin, terminaba apoyando a la fracción menchevique. Así estuvo hasta que la realidad le plantó en la cara lo que Lenin venía diciendo desde siempre y, en particular, luego de la polémica con los liquidadores.

    Partido independiente con vocación de masas. Lenin no planteó el entrismo en los eseristas durante las revoluciones de 1905 ni de 1917 (y una fracción SR viró a la izquierda durante 1917). Planteaba luchar contra la autocracia con los socialistas revolucionarios y demostrarle a los obreros eseristas que los mejores defensores de los intereses obreros eran los bolcheviques. Era en la lucha que se iban a ganar a los obreros de otras organizaciones. Lógica de frente único y no de entrismo. Obviamente, esa lógica supone que la otra organización, en este caso los eseristas, lucharan, aún con limitaciones, contra la autocracia. Pero esa lucha no le hacía perder de vista a Lenin el carácter de clase del partido SR.

    Creo que en el balance de la lucha política dada por Trotsky, la construcción partidaria no es uno de sus aspectos más destacables. Cometió errores y me parece que el entrismo es uno de ellos, y no está desvinculado de su posición en la polémica menche-bolche. Creo que están relacionadas. Lo mismo que su acusación de sustitucionistas que hacía contra los bolcheviques, en una línea similar a Rosa.

    Tiene otros méritos enormes, pero en lo que se refiere a la construcción partidaria con vocación de masas, la política leninista es superior y no es idéntica a la de Trotsky.

    Saludos.

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    LB

    15/12/2014 at 01:12

    • Coincido en que Trotsky en los años prerrevolucionarios discrepa con Lenin acerca de la naturaleza de clase de las diferencias entre los bolcheviques y los mencheviques que planteaban el proyecto del partido obrero legal amplio (y eran muchos; son calificados por Lenin como «liquidadores»). Lenin caracteriza bien la postura de Trotsky: es conciliacionista entre ambas posiciones. Lenin considera que Trotsky da un «fundamento teórico» al conciliacionismo. Es que la tesis de Trotsky es que las fracciones y el fraccionismo fueron la lucha de los intelectuales «por influir en el proletariado inmaduro» (la cita es presentada por Lenin en «La nueva fracción de los conciliadores o los virtuosos», de 1911). Agrega Lenin que, según Trotsky, «el proletariado está madurando y el fraccionalismo perece por sí solo».

      La caracterización de Lenin es muy distinta. Piensa que el programa del partido obrero legal es una manifestación de la burguesía liberal (influenciada por la democracia europea) al interior del partido socialdemócrata. Por eso Lenin compara, por ejemplo, la política de Martov con la de los liberales ingleses. La insistencia de Lenin es que hay que hacer análisis de clase de las posiciones encontradas. Por eso también se niega una y otra vez a acabar con la fracción bolchevique. Es un análisis opuesto al que decía que se trataba solo de divergencias de intelectuales que querían «dominar» en la clase obrera. Al respecto, no es casual que a muchos entristas y gente que practica el «apoyo crítico» («no somos sectarios», «no somos dogmáticos», etcétera) esté muy de acuerdo con la posición de Trotsky de aquellos años. Les encanta esa «amplitud» de Trotsky, donde las diferencias ideológicas y políticas de clase al interior de la izquierda parecen desaparecer. Y consideran «hilarante» la postura que tiende a coincidir con Lenin en al menos un punto central: en política (marxista) el punto de partida siempre es el análisis de clase.

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      rolandoastarita

      15/12/2014 at 11:49

    • 1) Lenin no rechazaba el entrismo, sino que lo utilizaba como táctica válida. Pensar en un Lenin “anti-entrista” es deshistorizar a Lenin, transformarlo en un demócrata legalista, no en lo que era: un revolucionario que tuvo que luchar contra la feroz represión zarista y trabajar en condiciones de ilegalidad muchas décadas. Lenin explicó cómo los bolcheviques incluso condujeron un trabajo clandestino en los sindicatos “Zubátov”. El entrismo no sólo es en un partido…
      LB dice que Lenin no utilizó el entrismo en Rusia contra los eseristas. Perfecto, hay que conocer primero lo que era el POSDR y la fracción bolchevique: no tenían nada que ver con una “secta”, ni siquiera con un partido de vanguardia de hoy. Eran un partido con decenas de miles de militantes, que tenían una inserción mayoritaria en la clase obrera industrial rusa, que se apoyaban en lo más avanzado del marxismo, que ganaban elecciones (Duma) contra el resto de los partidos “populistas” o “liberales”. Entonces si explicamos esto primero, después podemos explicar por qué no utilizaron el entrismo en los eseristas.
      El entrismo, vuelvo a repetir, se hizo frente al golpe de estado en febrero de 1934, cuya respuesta fue una HG y el FU por la base que se organizó en torno al PC-PS para luchar contra el fascismo. Trotsky apuntó que para no quedar aislados por fuera del FU, se disolviera LC y formara una tendencia al interior del PS (GBL). El objetivo no era “ganar al PS a la revolución”, sino no quedar aislado del FU. Que quede claro que lo que dice Astarita es un supuesto de él y nada tiene que ver con lo que escribió Trotsky.
      También creo que para todos quedó clara la diferencia entre la importancia del método y su aplicación, salvo para Astarita. Como dice AP: “Pese a ello, como ya lo he señalado, en el contexto de Francia y más especialmente de España, el entrismo abierto, puesto en un marco correcto podía tener utilidad para polarizar a la vanguardia y por supuesto, romper rápido”.
      Para Astarita el “mal” que acosa al Trotskismo estaría en su interpretación de lo que es el “centrismo”, de lo que fue el menchevismo ruso (Para Lenin eran un “partido” (sic!) “liberal burgués”). Todos los errores posteriores, los desvíos “oportunistas”, las “maniobras”, derivan de ese pecado original. El problema es que acá el único “centrista” que hay es el propio Astarita. Veamos
      Afirma Astarita: “Trotsky en menos de un año pasa de considerar que la SFIO podía ser ganada a la revolución, a caracterizarla como “agente de la burguesía”. El cambio coincide justo con la expulsión de los trotskistas de la SFIO. ¿No te parece que debe de haber problemas políticos importantes en estos giros? ¿No te parece que semejantes volteretas en el aire tienen que haber causado no poco desconcierto y desorientación en sus propias filas? ¿No es dable pensar que el método maniobrero y oportunista de tantos grupos trotskistas (que se la pasan haciendo “entrismos” y metiéndose zancadillas incluso entre ellos) no puede tener algo que ver con esta “escuela de táctica”? Estos son los problemas que estoy planteando en esta nota”.
      Esto es una canallada: no se puede acusar a Trotsky por lo que los trotskistas hicieron luego con su herencia, es vulgar y no merece ninguna reflexión seria. Sí se puede analizar lo que Trotsky hizo y sacar conclusiones… pero de ahí a decir que la razón por la que Sanmartino reivindica el entrismo en el PSUV está en Trotsky… La razón de las múltiples sectas está en lo que Trotsky hizo… es como decir que los males del estalinismo se encuentran en Lenin, o incluso en Marx, ¿por qué no en el mismo Trotsky? Hay que ser serios.
      El centrismo es oponer en una misma organización cosas contradictorias: la revolución y la contra, la burguesía y el proletariado, el marxismo y el revisionismo. Esto en el caso de SFIO cristaliza cuando deciden integrarse al FP y aceptar la entrada de los radicales, esto es, cuando se cristalizan las tendencias hacia la contrarrevolución, hacia la reforma, hacia la burguesía, hacia el revisionismo. En ese momento se convierten en “irrecuperables”.
      Para Astarita el mote de “centrista” equivale a “recuperable para la revolución”. Frente a esto hay que decir que no todo el centrismo es recuperable para la revolución. Astarita no entiende la diferencia que hay entre una organización con una dirección oscilante y una base obrera, y un enemigo de clase. “Pero Trotsky dijo que…”, y así podemos estar eternamente. No es importante lo que Trotsky dijo, sino lo que Astarita dice y lo lleva al error. La SFIO no era la burguesía, el POUM no era la burguesía, sino que eran agentes pequeñoburgueses dentro de las organizaciones obreras. Sus programas no eran programas de la burguesía, sino programas oscilantes, programas pequeñoburgueses. Pero aclaremos que no sólo alcanza con analizar el programa para entender el carácter de la organización (sino habría que creerle a la gente por lo que dice o dijo), sino cómo lo lleva a la práctica, cuál es su método, cómo se organiza. Las decisiones coyunturales pueden cambiar el carácter del partido (aunque su base se mantenga y su programa no se modifique).
      Esto claro está, no significa que se pueda caracterizar como centrista a toda organización con un programa pequeñoburgués o hacer entrismo en ellas. Una vez más, Astarita no ha respondido mi pregunta sobre el carácter del POUM: ¿era un partido centrista, un partido obrero revolucionario, un partido burgués contrarrevolucionario?
      Una vez más Astarita no ha respondido sobre el contenido del II Congreso de la IC, dónde el documento político, aprobado por el congreso y redactado por Trotsky, habla de la posibilidad de que se erijan gobiernos “obrero-burgueses” con partido bifrontes, como el laborismo o la socialdemocracia, a los cuáles, por supuesto no había que prestar colaboración, pero lejos estaban de ser “gobierno burgueses”. Pensar de manera binaria es antidialéctico y antimaterialista.
      Astarita opina que el trotskismo comete errores, pero ¿cuál sería el problema, si en realidad el trotskismo es “burgués”? Para Astarita el programa del Trotskismo (PdT) es a lo sumo “reformista” ¿Qué sentido tiene discutir? ¿el objetivo será recuperar al trotskismo centrista para la revolución? El único centrista es Astarita.
      2) El trotskismo en la argentina es hegemónico al interior de la izquierda, no es hegemónico en el movimiento obrero: eso fue lo que escribí y lo repito (para que no haya malentendidos).
      El trotskismo ha estado presente del lado de los trabajadores, en el campo correcto, durante décadas. Ese METODO reivindico, que el de los marxistas consecuentes. Eso le ha permitido construirse al lado de las grandes luchas de la clase obrera argentina. El trotskismo se puso a la cabeza de la ANT, tal vez una de las experiencias más avanzadas de organización de trabajadores en la argentina, está al frente del movimiento estudiantil, en cada fábrica recuperada, en cada conflicto, luchando contra la burocracia en los sindicatos, recuperando seccionales, organizando a compañeros a partir de las asambleas de base, la elección de comisiones internas y delegados, avanzando en sectores precarizados, como así en porciones de la clase obrera industrial (automotriz, metalmecánica), en los grandes cordones industriales, en docentes, gráficos, alimentación, bancarios, mineros, petroleros, industria del azúcar, al lado de la lucha por tierra y vivienda, por los derechos de los pueblos originarios, las minorías sexuales, la mujer, etc.
      Este método de construcción partidaria, tiene que ver con el debate sobre el entrismo: es la lucha constante contra el sectarismo y contra el ultraizquierdismo. El que lo pueda ver que lo haga y saque sus conclusiones, el que no, que siga reconfortándose con la “crítica crítica”.
      Hoy la inserción de la izquierda en la clase sigue siendo minoritaria, pero ha avanzado un montón desde 2001. Ni que hablar del distinto carácter que posee el FIT a cualquiera de los armados electorales del viejo MAS, los cuales Astarita conoce bastante (por experiencia directa –lo que significa que Astarita nunca fue trotskista, claro está, sino simplemente Morenista –por eso acusa a todo el mundo de ser Morenista).

      Una vez más sobre el POUM. Ante la negativa de Astarita de contestar que es el POUM a partir de su “análisis de clase” (¿Qué invento original, no?), me veo obligado a profundizar en lo que el POUM era y lo que el POUM decía que era, y porqué Trotsky rompe con ellos.
      La visión política de Maurín (BOC) se diferenciaba de la FJS (juventud socialismo). Para Maurín el problema de la rev. Española no era numérico (eso no le había preocupado a Lenin decía), sino de claridad ideológica. El POUM era un partido muy débil fuera de Cataluña, y el poder de convocatoria de los jóvenes iba a ser ganado por la FJS. En abril de 1936 Largo Caballero le propone la fusión, pero no estaban de acuerdo porque Maurín quería una fusión ideológica. Fusión ideológica en base a su teoría de la “revolución democráticosocialista”, que no era más que una melange entre la revolución democrática y la socialista, enfrentadas en el mismo proceso de la rev rusa.
      El punto de ruptura fue el llamado “giro francés” de 1934, cuando Trotsky abogó a favor de que sus seguidores se integrasen en los partidos socialistas con el objetivo de influenciar a las nuevas alas izquierdas surgidas en el seno de éstos. Muchos trotskistas españoles sabían, por su experiencia en el seno de la UGT, lo que suponía intentar trabajar dentro del PSOE: no solamente a trabas burocráticas, sino incluso a una represión directa. Frente al “giro”, los trotskistas españoles insistían en que la “garantía de futuro” radicaba en el FU y en “la independencia orgánica de la vanguardia del proletariado” (estos principios los habían aprendido de Trotsky y no estaban dispuestos a abdicar de ellos, “aun a riesgo de tener que andar nuestro camino hacia el triunfo separados”).
      Finalmente, en abril de 1935, el Comité Ejecutivo de la izq comunista española, aprobó una propuesta de transacción presentada por Nin: los militantes de la organización se iban a integrar, en Cataluña, en el nuevo partido unificado, mientras que en el resto de España debían entrar en el PSOE como grupo diferenciado, con su propia prensa, en la que se continuaría defendiendo la unificación con el partido creado en Cataluña. No obstante, la afiliación de base de la Izq española rechazó la decisión de la dirección, porque, según la opinión mayoritaria, era utópico creer que se pudiese ejercer influencia alguna en el seno del PSOE.
      Sólo unos pocos militantes entraron en el PSOE. Sin embargo no pudieron contrarrestar la influencia que los militantes del PCE tuvieron con los socialistas del ala izquierda: estos rompen mayoritariamente con el PSOE y pasan a conformar el PCE.
      Acto seguido, luego de la conformación del POUM (ICE + BOC), no termina defendiendo la “independencia de clase”, la construcción de un partido clasista, de vanguardia, separado de la burguesía. No. El nuevo POUM se orienta, también por influencia de Maurin, a la confluencia de un partido unificado entre… el PCE y el PSOE, y todos aquellos que se proclamen “marxistas”. Esto es, con el mismo Carrillo que les había ganado la base de las JS.
      El POUM que siguió los consejos de la pureza ideológica, de no hacer entrismo en el PSOE, de alejarse del frente de acción con partido “burgueses”, y no pudo salir de la marginalidad. ¿Cuál hubiera sido la recomendación acertada allí?
      Una vez más, bajo el análisis de clase de Astarita, los mencheviques son enemigos de clase, burgueses. Bajo el análisis de Trotsky y Lenin no. Es cuestión de elegir entre posiciones concretas.

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      Emiliano

      15/12/2014 at 18:53

    • El comentario de Emiliano es una muestra típica de la forma en que discute el PTS.

      a) La nota discute el entrismo en los partidos como el PS, el Laborismo, y otros. ¿Qué tiene esto que ver con militar en sindicatos reaccionarios? Respuesta: nada que ver. Ya se lo he explicado, pero insiste en el asunto para concluir que «Lenin defendía la táctica del entrismo porque defendía la militancia en sindicatos reaccionarios». El argumento es imbécil, pero no inocente: tiene el objetivo de que no se sepa de qué se está discutiendo.

      b) He citado a Trotsky cuando plantea, en 1934, que la entrada de los trotsksitas en la SFIO podía influir en su evolución revolucionaria, que la SFIO podía romper con el Estado burgués, y que podía ser ganada para el marxismo revolucionario. ESA ES LA PERSPECTIVA QUE LE DA A LA MILITANCIA TROTSKISTA EN 1934 CUANDO RECOMIENDA EL ENTRISMO. La base de esa perspectiva es una caracterización DE CLASE equivocada. Por supuesto, se podía participar en el Frente Único contra el fascismo sin hacer esas maniobras (además, ¿también en EEUU se hacía entrismo en el PS para «luchar contra el fascismo»? ¿Y se entraba a título individual y sin publicación? ¿No tienen límites para el macaneo?). En cualquier caso, al año Trotsky pasa a decir que la SFIO es una agencia de la burguesía. Justo en el momento en que expulsan a los trotskistas. Por supuesto, para el PTS señalar estas piruetas teóricas y políticas es «una canallada» de mi parte. De nuevo, es el método de discusión de este partido puesto negro sobre blanco. ¿Se imaginan a esta gente con poder? ¿A mi crítico como «comisario de lucha ideológica»? El estilo es el hombre, y éste no lo disimula.

      c) Mi crítico no dice palabra sobre el problema de fondo del conciliacionismo de Trotsky en 1910. 1911, 1912. ¿Cuál es el problema de fondo? Pues que una parte muy importante del menchevismo quería formar un partido «obrero amplio». He citado en otro comentario las caracterizaciones opuestas de Lenin y Trotsky sobre el fraccionalismo que rodeó a esa discusión. Por supuesto, mi crítico no puede decir palabra sobre el asunto de fondo. Pero el asunto de fondo es que Trotsky caracteriza la lucha de fracciones como una lucha de intelectuales por ganar el control del partido, ante el atraso de los obreros.

      d) En los 1920 Trotsky caracteriza que el Laborismo inglés puede ser ganado por los obreros laboristas a la revolución; en 1934 caracteriza que la SFIO puede ser ganada a la revolución por los obreros socialistas. Cualquiera puede ver una continuidad en el método de análisis. Claro que me refiero a cualquiera que no sea un dogmático que defiende a capa y espada lo indefendible.

      g) Como parte de los argumentos se incluye el inevitable autoelogio y la exaltación de los logros del trotskismo argentino. Ya lo había dicho mi crítico: «tenemos razón porque somos muchos». Ahora lo repite, como si se tratara de un hallazgo intelectual. ¿Dónde escuché antes ese argumento?

      h) Como la mecánica del entrismo nunca fue analizada a fondo por los trotskistas, el resultado es que terminan haciendo entrismo en formaciones cada vez menores. Primero fue la SFIO, pero cuando los echan de la SFIO, pasan a hacer entrismo en el partido de Pivert (desprendimiento a la izquierda de la SFIO); pero de ahí también los echan. Si hubiera salido otro partido del de Pivert, podrían haber hecho entrismo en el mismo. Y así de seguido. Es la táctica de la maniobra permanente. En los extremos, esto lleva a un fraccionaismo permanente: hay grupos trotskistas que hacen entrismo en otros grupos trotskistas (la condición es que sean un poco más grandes).

      i) ¿Qué rayos tiene que ver mi crítica al Programa de Transición con el entrismo? Respuesta: de nuevo, nada que ver. Solo se mete esto para meter confusión.

      j) Mi crítico escribe: «La SFIO no era la burguesía, el POUM no era la burguesía». Grave error de apreciación. El propio Trotsky escribe que la SFIO era un agente de la burguesía; claro que lo escribe en 1935. Pero nadie puede decir eso del POUM, por más errores que haya cometido. Cualquiera se da cuenta entonces de que hay diferencias cualitativas, de clase (cualquiera que no sea un dogmático, al que lo único que le interesa es defender todo lo que escribió Trotsky), entre la SFIO y el POUM en los 1930. No todos los partidos de izquierda son marxistas (mi caracterización es que el PTS tiene poco de marxista), pero esto no niega que sean partidos de izquierda, opuestos a los partidos capitalistas. Con todas mis divergencias con el PTS, jamás lo caracterizaría como una «agencia de la burguesía». Tampoco al POUM. Pero sí a la socialdemocracia, tanto de los 1930 como de la actualidad. La base para hacer política es saber distinguir. Pero para el dogmático todo es igual.
      Dicho en otros términos: ¿Qué rayos tiene que ver la caracterización del POUM con la caracterización de los partidos de la Segunda Internacional en los 1930? Respuesta: nada que ver. Mi crítico quiere hacernos creer que la SFIO, en 1934, podía ser caracterizada de la misma manera que el POUM. Pero el POUM fue un partido de izquierda revolucionaria. La SFIO en 1934 era un «agente de la burguesía», de la misma manera que lo era en 1935. No hubo un cambio del carácter de clase de la noche a la mañana. Solo un ingenuo puede creerse esto. Pero a los sectarios no les interesa conocer la verdad histórica. Solo quieren defender con citas las «escrituras sagradas». Lo cierto es que en 1930 los partidos de la Segunda Internacional ya se habían convertido en partidos defensores de los intereses de la burguesía. Al respecto, no es casual que mi crítico no diga palabra del PS de EEUU, donde las cosas estaban todavía más claras que con la SFIO, si se quiere. Como tampoco es casual que no diga palabra sobre el carácter PRO IMPERIALISTA de los socialismos europeos y de EEUU en los 1930. ¿O acaso la SFIO no era pro-imperialista en 1934? ¿Sólo comenzó a serlo en 1935? Sinceramente: ¿están insultando la inteligencia de los que leen estos debates?
      En definitiva, considero que es mala fe polémica decir, a la luz de todo esto, que el POUM era de la misma naturaleza que los PS. Repito: ¿no tienen límites los disparates de esta gente?

      k) Por último, vuelvo un momento a los mencheviques (es el cierre de este lamentable comentario). Si se hubiera impuesto la línea del «partido obrero liberal amplio» (que tenía amplio consenso en muchos sectores), se liquidaba la posibilidad misma de un partido obrero revolucionario. Por eso fue una discusión tan dura entre 1907 y 1912, por lo menos. Por eso era tan grave querer conciliar posiciones que eran en el fondo irreconciliables. La línea del partido obrero liberal amplio llevaba al laborismo, a la adaptación burguesa liberal de un partido obrero. Por eso los problemas eran DE CLASE. Esto no lo entendió Trotsky. Por eso JAMÁS Trotsky pudo explicar la raíz TEÓRICA de sus errores en 1911-12. Tampoco lo hicieron los trotskistas (¿cómo iban a hacerlo si su función «teórica» es justificar todo lo que escribió Trotsky, incluso cuando habla de su propia actuación?). Pero el problema de fondo subsistía. Por eso Lenin caracteriza a los mencheviques defensores de la línea del partido obrero liberal (que fueron mayoría dentro del menchevismo) como el reflejo de la presión política e ideológica de la burguesía al seno de la clase obrera. Por supuesto, con la política de conciliar con esta posición, esto nunca hubiera quedado claro.

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      rolandoastarita

      15/12/2014 at 23:03

  13. Compañero Emiliano. No puedo analizar ahora todo lo que escribiste, ni contestarlo desde mi punto de vista. Por el momento, te incito a la autocrítica sobre lo de ‘canallada’. Esas cosas me hacen perder a mi, e imagino a muchos lectores de este blog, el interés por la polémica.

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    AP

    15/12/2014 at 22:49

    • Estimado AP: para el PTS, todo crítica al dogma trotskista es una «canallada». No sólo eso, el PTS me considera un enemigo, un agente del imperialismo. Lo que escriben manifiesta su naturaleza. No les sale otra cosa; producen estos calificativos con la misma naturalidad con que un gusano produce cera. Insisto, el estilo es el contenido. A esta altura ni siquiera me enojo; tomo lo que dicen como de quien viene.

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      rolandoastarita

      15/12/2014 at 23:13

    • “Para un revolucionario, no basta con tener ideas correctas […] La verdad es que hasta las ideas más correctas escapan por completo a la atención de las masas, cuando no reflejan directamente su pensamiento y acción” (Trotsky).
      “Se puede ser un idiota, pero tampoco hay que abusar” (Groucho).
      1) Es paradójico que Astarita intente explicar las “desviaciones” de Trotsky a partir del debate sobre los “intelectuales” y la conciencia, esto es, sobre el ¿Qué Hacer? Justamente el revolucionario profesional no es alguien “rentado” por el “campo académico” y ajeno a la clase obrera. El “militante leninista” es aquel que dedica todo su tiempo de sobra, o sea que se asume como trabajador, a la lucha revolucionaria. A la construcción del partido, la herramienta revolucionaria. Ese es el “militante profesional” al que aspiraba Lenin. Astarita es lo opuesto a esto. Pero, eso no queda ahí, mientras los demás están obligados a justificar con sus acciones sus propias ideas, Astarita no. Basta con juntar un par de citas para no tener que pensar el problema a fondo. ¿Bastante peculiar no? Ahora se dirá entonces: ¿Quién no milita no tiene derecho de criticar? Claro que sí!, hasta los fascistas tienen derecho de crítica, ¿cómo no lo va a ejercer un académico?
      Lo que sucede es que me parece paradójico que se defienda el “marxismo” haciendo todo lo contrario a lo que decía Marx. Marx pasó toda su vida no sólo escribiendo El Capital (mito vulgar), sino construyendo el partido y la internacional, en condiciones de exilio forzado y de paria. El “materialismo histórico” es eso, su aplicación a la realidad, lo contrario a sólo discutir con “categorías marxistas”. El único que rechaza el marxismo es Astarita (o en todo caso adopta el “marxismo académico”, o “de cátedra” que era el de la socialdemocracia, o sea, el de la contrarrevolución). Por gente como Astarita Marx dirá que no era marxista.
      2) Defiendo más que nunca el adjetivo político de “CANALLA”. No se trata de un uso moral, personal, sino de un uso político. No conozco personalmente a Astarita y creo que él es lo suficientemente inteligente como para entenderlo. CANALLAS son los argumentos, en la vida personal no me meto, no me incumbe. Es CANALLA argumentar que la raíz del estalinismo está en el Leninismo, que el Gulag se origina en el Manifiesto Comunista. No sólo es de un pequeñoburgués asustado, que es lo mismo que decir CENTRISTA. Es igualmente CANALLA decir que tal o cual error táctico o incluso estratégico de Trotsky llevó al Pablismo, al entrismo “sui generis”, a la proliferación de sectas que se autoinfiltran. Es el mismo argumento CANALLESCO. Es CANALLA afirmar que detrás de los revolucionarios se ocultan “burócratas” (¿burócratas del lenguaje y de las formas?). Pero veo que eso sirve para seguir autoconformándose con el diletantismo pequeñoburgués. Aquél que critica la organización y no hace nada para organizar a los trabajadores, no es más que un CHARLATAN. Aquél que dice ser socialista y no construye partido, es un CHARLATAN.
      3) ¿Será que prefieren de Comisario ideológico a Berni? Yo no, incluso prefiero a Astarita o a cualquiera del PTS antes que a cualquier burgués, eso seguro. Pero los diletantes terminan siendo nada más que pequeñoburgueses asustados.
      El punto principal es que para Astarita no existe la categoría de centrismo, es un invento oportunista de Trotsky, para luego volcarse a tácticas nefastas. La discusión por el Entrismo, es secundaria, porque todo se podía haber resuelto: Trotsky se equivocó en tal momento porque su caracterización no evaluaba tal o cuál cosa. Pero no fue así: Astarita, queriendo descubrir la pólvora, dice que los errores de Trotsky se encuentran en su ADN, en no poder entender el “carácter de clase” del menchevismo. Eso lo lleva a tratar de transformar a irredentos burgueses en un partido de vanguardia (sic!). Esta crítica ya ha sido repetida hasta el hartazgo por todos aquellos que se alejaron del movimiento trotskista (Muniz, Bordiga, Naville, Sneevliet, Shachtman, etc.).
      El primer error que comete Astarita es que dice que Lenin pensaba que el menchevismo reflejaba el pensamiento burgués dentro de la socialdemocracia. Lo que no dice es que también los bolcheviques de izquierda reflejaban ese pensamiento pequeñoburgués.
      Astarita no le gusta la categoría de centrista, porque dice, no se ciñe a un “análisis de clase” (¿?). El problema es que el término centrista le queda incómodo, porque él militó en la Argentina sólo en el centrismo (PST), y tal vez siga renegando de su herencia Morenista.
      Ante la pregunta por definir a la SFIO, aclara que es un partido imperialista burgués, como bien lo caracterizó Trotsky en 1935 y no en 1934. Ante la aclaración que la base social no se había modificado en ese lapso, pero sí la política de la dirección que se orientó hacia el Frente Popular y la defensa abierta del régimen (no ya camuflada, centrista), Astarita no desmintió ni avaló la situación. ¿Modifica en algo la dirección política de la organización? Ante el argumento de que la SFIO tuvo un desprendimiento por izquierda como pronosticaba Trotsky, Astarita simplemente dijo “otro lugar para hacer entrismo”, como si eso (justo o no, correcto o no) negara lo anterior (que hubo un desprendimiento por izquierda de un sector de la juventud.
      Lo que en parte me deja tranquilo, es que para Astarita, Trotsky acertó en su caracterización de 1935. ¡Vamos!
      Ante la pregunta por el carácter del POUM, Astarita respondió: “partido de izquierda”. ¿Qué es esa caracterización? ¿qué significa ser de izquierda? El que utiliza las líneas de clase para medir los partidos y sus programas, se le escapa la tortuga con el POUM. El POUM era un partido centrista de izquierda, pero como tiene prohibido decir centrista, sólo dice de izquierda. Afirmar que el POUM era revolucionario, es un despropósito, decir que era burgués, también. Maurín, como expliqué antes, quería hacer un frente con el PSOE, un frente político, en el momento en que Carrillo ya le había ganado toda la juventud socialista, y en el momento en que pasaron a integrar el gobierno del régimen burgués. Maurin era un declarado admirador de la “unidad de la izquierda”, a la vez que de las ideas de Trotsky y de la IVa. Era un Centrista al cuadrado. Astarita no sabe nada de eso, a pesar que ayudó a construir un gran partido centrista argentino, y a llorar sobre sus huesos resecos después.
      4) Voy a tomarme las atribuciones de Comisario ideológico otorgado por esta santa sede y comenzar sumariamente con el juicio:
      a) dónde Astarita dice “Vos usaste el argumento de alto nivel intelectual ‘tenemos razón porque somos muchos’”, Yo dije en cambio: “Somos muchos (en relación al resto de la izquierda) porque aplicamos un método y un programa” (el resto de la izquierda ni siquiera lo posee, por eso son eclécticos).
      b) Si para Astarita, Trotsky pensaba que la SFIO se podía pasar de pies y manos al internacionalismo y a la revolución, para qué fundar la IVa internacional o dar forma a partidos trotskistas? Directamente esperar a que –debido al análisis magistral del giro de los centristas a la izquierda– los partidos socialdemócratas se conviertan en la salida. Esto es más que absurdo y no tiene sentido. Debería decir, “Trotsky, por la debilidad de la vanguardia vio la oportunidad de luchar para que los centristas no se hicieran con la base obrera y estudiantil que entraba a los partidos reformistas –equivocadamente– para luchar contra el fascismo en ascenso. Entrando a las organizaciones y saliendo en el momento adecuado, para construir el partido revolucionario como perspectiva”.
      En 1933 se realiza la Conferencia de París dónde Trotsky se reunió con muchos de los dirigentes Europeos centristas y trato de ganarlos. Como consecuencia de su intervención, los dirigentes de un partido Alemán y dos partidos holandeses firmaron, junto con la Oposición de Izquierda, la Declaración de los Cuatro, un llamamiento público a formar una nueva internacional escrito por Trotsky. La perspectiva era una evolución hacia la izquierda de estos partidos. “Es cierto que en la Conferencia de París participaron algunas organizaciones que sostienen una posición intermedia entre la Segunda y la Tercera Internacional, como el Partido Laborista Noruego, el PUP francés, los maximalistas italianos y otras. Pero precisamente todas estas organizaciones se manifestaron en contra de la nueva internacional. A favor de la creación de una nueva internacional, no de otra Dos y Media sino de la Cuarta, estuvieron las siguientes organizaciones: la Oposición de Izquierda Internacional, el Partido Socialista Obrero (SAP) de Alemania y los dos partidos holandeses, el Partido Socialista Independiente y el Partido Socialista Revolucionario.” (Para disipar malentendidos, 2 de octubre de 1933). Y como parte de la declaración: “Aunque dispuestos a colaborar con todas las organizaciones, grupos y fracciones que realmente evolucionan desde el reformismo o el centrismo burocrático (stalinismo) hacia el marxismo revolucionario, los abajo firmantes declaran al mismo tiempo que la nueva internacional no podrá tolerar ninguna conciliación con el reformismo o el centrismo. La necesaria unidad del movimiento obrero no se logrará mezclando las concepciones reformistas con las revolucionarias ni adaptándose a la política stalinista sino combatiendo la política de ambas internacionales en bancarrota” (ídem).
      Hacia fines de 1933 hubo una ruptura en el Partido Socialista francés (SFIO) en virtud de la cual su ala derecha (los neo socialistas, o “Neos”) se apartó para formar su propia organización. Este acontecimiento volcó a la SFIO hacia la izquierda y reforzó las tendencias revolucionarias dentro del mismo, especialmente entre la juventud. Trotsky criticó el tiempo perdido por la LC francesa: “En vez de asumir como tarea la de crear una fracción dentro de la SFIO tan pronto como se manifestó una crisis en su seno, la Liga exigió que todo socialista se convenciera de la corrección de nuestras ideas y dejara su organización de masas para unirse al grupo de los lectores de La Verité”. (La liga frente a un giro, junio e 1934).
      La SFIO era, por entonces, el mayor de los partidos de la clase obrera francesa, mientras que la Liga Comunista, filial francesa de la ICL, era muy pequeña y estaba poco menos que aislada del movimiento de masas.
      Los estalinistas no estaban interesados realmente en un frente único de la clase obrera (es decir anticapitalista) contra el fascismo. En concordancia con una nueva tendencia orientada hacia la derecha, que procedía de Moscú y que pronto iba a transformarse en la regla que se aplicaría en todo el mundo, los dirigentes del estalinismo francés invitaron al burgués Partido Radical (o Socialista Radical) para que se uniera al PC y -a la SFIO en un frente de colaboración de clases formado por partidos obreros y liberal-capitalistas contra la reacción y el fascismo. Los radicales aceptaron la invitación y así nació el Frente Popular de 1935. Este organismo, aprobado por Moscú en nombre del leninismo, reforzó la autoridad de los dirigentes reformistas de la SFIO y obstaculizó o desorientó las tendencias opositoras dentro de sus filas.
      También en el plano internacional los estalinistas llegaron más a la derecha que en cualquier otra época anterior. Tal como Trotsky lo señala, la burocracia soviética, que para ese entonces se preparaba para ingresar en la Liga de las Naciones, estaba echando por la borda el análisis hecho por Lenin de aquella organización antecesora de las actuales Naciones Unidas. Y aquello era sólo el principio. En mayo de 1935 la Unión Soviética y Francia firmaron un pacto de no agresión, y Stalin – seguido rápidamente por los estalinistas franceses – respaldó el programa de rearme del imperialismo francés. De este modo el social-patriotismo resultó poderosamente reforzado a expensas de los revolucionarios de dentro y de fuera de la SFIO.
      Aquí Trotsky cambia de caracterización para la SFIO. El giro francés se produce en JUNIO de 1934 (propuesta a la liga comunista, entrada en septiembre de 1934), mientras que el pacto de no agresión y el apoyo de rearme imperialista francés es de MAYO 1935, y posteriormente su abandono. Más respuesta que esta no hay, forma parte de la historia fáctica. Agrego que en Agosto se hace el VII Congreso de la IC donde se aprueba el curso del FP, no ya para Francia, sino para todo el mundo. ¿Rearme, Frente Popular, Liga de las Naciones, Derechización, no son argumentos válidos para cambiar la orientación? Uno puede o no puede estar de acuerdo, pero son argumentos válidos.
      Ganar a la mayoría para el marxismo, no es ganar a todos, tampoco significa que sea una realidad antes de que suceda, sino que es una posibilidad. Astarita dice: “la caracterización de base es centrismo, esto es, una formación indefinida, a la cual las masas la pueden llevar a la ruptura con el Estado”. Lo que está diciendo Astarita es lo siguiente: que la presión de masas harán que la dirección pase de la reforma a la revolución (una concepción típicamente morenista). Lo que dice Trotsky es: la presión de la lucha de clases y la orientación adecuada de los revolucionarios, harán que las masas rompan con su vieja dirección y pasen al campo revolucionario.
      “La evolución del conjunto del partido… [hacia] la búsqueda del camino revolucionario del proletariado”, no es el partido el que se orienta a la revolución, sino la clase. Más claro, echale agua.
      Con respecto al entrismo en el ILP, Trotsky decía que “Me parece que tienden a considerar al ILP desde la perspectiva del partido leninista, es decir, a exagerar la cantidad de sus elementos pequeñoburgueses y minimizar la de sus elementos proletarios. Pero aún si calculáramos que los obreros constituyen sólo el diez por ciento, tendríamos mil obreros con mentalidad revolucionaria, y en realidad muchos más. 3. El salto de mil a diez mil es mucho más que el salto de cuarenta a mil. 4. Ustedes hablan de las ventajas de influir sobre el ILP desde afuera. Tomados en una amplia perspectiva histórica, los argumentos de ustedes son indiscutibles, pero hay circunstancias únicas, excepcionales, que tenemos que saber aprovechar haciendo uso de medios también excepcionales. Los obreros revolucionarios del ILP todavía se aferran a su partido. De ninguna manera les puede llamar la atención la perspectiva de unirse a un grupo de cuarenta, cuyos principios apenas conocen. Si en el transcurso del próximo año se desilusionaran del ILP no irían hacia ustedes sino hacia los stalinistas, que les romperían la cabeza. Si ustedes entran al partido para trabajar por su transformación bolchevique (es decir, la de su núcleo revolucionario), esos trabajadores los considerarán como sus compañeros, sus camaradas, no como adversarios que quieren romper el partido desde afuera. 5. Si se tratara de un partido formado, homogéneo, con un aparato estable, entrar no sólo sería inútil sino también fatal. Pero la situación del ILP es totalmente distinta. Su aparato no es homogéneo y, en consecuencia, permite una gran libertad a las distintas corrientes” (La fuerza de un pequeño grupo, octubre de 1933).
      Para Astarita la caracterización que se le puede aplicar a esta organización es la misma… de Lenin en 1920 para el Laborismo!!!
      Pero ¿cuál era la táctica de Lenin con el laborismo? Trotsky dice lo siguiente frente a la objeción (levantada por Astarita) de que el entrismo en la SFIO sea oportunista: “¿No constituye esto una capitulación ante la Segunda Internacional? Esta queja ya la contestaba Trotsky:
      “puede plantearse con más justicia contra los stalinistas. […] Nosotros, en cambio, no tenemos a qué renunciar. Nos reducimos a admitir honestamente que nuestra organización es demasiado débil como para atribuirse un papel práctico independiente en las luchas que se están entablando. Al mismo tiempo, y como buenos revolucionarios, no queremos quedar fuera del juego. En 1848, Marx y su débil organización comunista entraron en el partido democrático. Justamente para no quedar fuera del juego, Plejanov trató de unir su grupo ‘Emancipación de la clase obrera’ con el grupo «Voluntad del pueblo» (Narodnaia Volia), con el cual había roto por cuestión de principios sólo cinco años atrás. Por razones distintas y en situación diferente, Lenín aconsejó al Partido Comunista de Inglaterra unirse al Partido Laborista” (La liga frente a un giro). ¿quién tiene razón, Astarita o Trotsky? La unidad que proponía Lenin era un frente electoral con los “proimperialistas” del Laborismo, que coqueteaban con los liberales y conservadores. Incluso Lenin llega a proponer no presentar candidatos en los lugares dónde haya candidatos laboristas enfrentados a los conservadores. Con respecto a la unidad orgánica, Lenin dice que todavía no tiene suficientes datos, debido a la heterogeneidad del Labor. Pero dice que no se puede derivar la táctica de principios abstractos como este: “El PC debe conservar pura su doctrina e inmaculada su independencia frente al reformismo” (el izquierdismo). ¿Contempla o no contempla Lenin en 1920 las etapas intermedias en la formación del PC?
      Partidos Socialdemócratas que se afiliaron a la III internacional en vida de Lenin: PSI, NAP (laborismo noruego), partido socialista yugoslavo y laborista rumano, SFIO. ¿Qué decía Lenin de estos partidos vacilantes (revolucionarios de palabra y pasivos en la práctica)?: “El deseo de ciertos grupos de “centro” de adherirse a la Tercera Internacional brinda una confirmación indirecta de que esta conquista la simpatía de gran parte de los trabajadores concientes de todo el mundo, y se está volviendo cada día una fuerza más poderosa”.
      Sin el grueso de la militancia de estos partidos, la nueva Internacional no podrían lograr ejercer una influencia decisiva en Europa a corto plazo. Sin una ruptura con las direcciones centristas no podría lograr ejercer una influencia revolucionaria. La situación no era muy diferente con los partidos de masas que estaban dentro de la Internacional. El Partido Socialista Italiano, por ejemplo, tenía centristas y algunos reformistas declarados en su dirección.
      Esto muestra que el centrismo era una categoría manejada por Lenin. Ante mi inquietud de ver los estatutos de la III internacional y su primer programa, dónde figura la caracterización de gobiernos obrero-burgueses, tampoco se dijo absolutamente nada que lo refute. En ese mismo momento, Lenin explicaba que mientras los sindicalistas luchaban contra la forma partido, pero tenían formaciones que expresaban lo que era un partido proletario, los centristas que afirmaban la necesidad de un partido, estaban preocupados por cómo entregárselo atado de pies y manos a la burguesía.
      c) Astarita dice: “se puede militar en sindicatos reaccionarios, en ejércitos, en organizaciones burocráticas, reformistas burguesas, etc”. Esto es completamente incorrecto. Astarita critica a los liquidadores y él es el máximo liquidador: no se puede militar abiertamente allí, hay que hacerlo mediante el entrismo y en muchos casos por medio del fraccionalismo, métodos “ilegales”. No se puede militar en la “legalidad” siempre como plantea Astarita.
      d) En la última respuesta de Astarita sobre el entrismo en la SFIO, muestra cuál es su posición: el abstancionismo. “Por supuesto, se podía participar en el Frente Único contra el fascismo sin hacer esas maniobras”. ¿Se podía participar del FU? No. Esto no era así por decisión particular, sino porque el PCF había aclarado que estaba en contra de la inclusión de grupos trotskistas, la SFIO no estaba dispuesta a oponerse a ello. El resultado era la marginalidad.
      e) Conciliacionismo de Trotsky: ya está completamente discutido e investigado este tema, yo mencioné el libro de Brossat, pero hay media docena de libros que hablan sobre ese tema. Trotsky pensaba que el flujo revolucionario iba a unir al partido a pesar de las direcciones. Lenin forjó un partido de obreros gracias a la disputa programática y organizativa: pero el “bolchevismo” no era un partido aparte, Lenin nunca lo nombró así, y no hay ninguna evidencia que muestre a Lenin hablando de “partido bolchevique”. Partido Comunista sí, pero luego de 1918. Lenin quería y se dio todos los puentes para ganar a los centristas (mencheviques internacionalistas, en su momento la fracción de plejanov, los interdistritos, etc).
      f) “En los 1920 Trotsky caracteriza que el Laborismo inglés puede ser ganado por los obreros laboristas a la revolución”. Un nuevo error, Trotsky nunca dice eso. Dice que lo mismo que Lenin (citado arriba), que las BASES OBRERAS de partidos socialdemócratas y centristas deben ser ganadas a la revolución. Como saben que cada situación es particular, no dicen “ah!, mantengamos el purismo revolucionario”.
      g) “Con todas mis divergencias con el PTS, jamás lo caracterizaría como una “agencia de la burguesía” Falso ¿Porqué el POUM, el PSOP, el PST o el PTS no pueden ser agentes de la burguesía? Claro que pueden serlo! Pero para Astarita eso está fuera de discusión! Es un “tabú” biográfico. Su “análisis de clase” le indica que estos partidos no pueden pasar de componer la fuerza revolucionaria a la fuerza contrarrevolucionaria BAJO NINGUNA SITUACION. Esto es completamente falso y confunde. Los partidos no son cosas que salen al mundo y nunca se modifican. Los partidos son organismos vivos, están presos de las mismas presiones sociales que afectan al conjunto, de las mismas contradicciones del capitalismo. Víctimas de estas presiones, los partidos “de izquierda marxista” o de “izquierda”, se pueden convertir en agentes del capitalismo. ¿Hace falta dar ejemplos? 4 de agosto de 1914.
      El POUM es un partido contrarrevolucionario? No, para nada. Pero jugó, en un determinado momento un rol reaccionario, de alianza de clases, contrarrevolucionario? Sí. Esa es la característica del centrismo. Pero para Astarita el mundo de la izquierda se mueve sólo en partidos de izquierda y partidos de izquierda marxista. ¡Qué gran avance de la teoría socialista!
      De la misma manera, la socialdemocracia de los ’20 y ‘30 no cambió su carácter de clase, su dirección política, pero por la presión de las masas y el crecimiento del ala izquierda, la tarea (en caso de no contar con un partido numeroso), era influir sobre esa base al lado de ella, militando conjuntamente. Si ese ala izquierda no se hubiera fortalecido, Lenin hubiera aconsejado seguir junto a Serrati o romper? ¿Por qué aconsejó seguir? La SFIO era muy distinta a Serrati? A los militantes internacionalistas en Italia, Lenin les aconsejó no romper, sin embargo fue desoído. Esto significaba que los revolucionarios siguieran adentro de una organización centrista: ¿tremendo disparate oportunista de Lenin, no? Hay más ejemplos de esto pero no quiero aburrir.
      h) una nueva mentira: “Si se hubiera impuesto la línea del “partido obrero liberal amplio” (que tenía amplio consenso en muchos sectores), se liquidaba la posibilidad misma de un partido obrero revolucionario. Por eso fue una discusión tan dura entre 1907 y 1912, por lo menos. Por eso era tan grave querer conciliar posiciones que eran en el fondo irreconciliables. La línea del partido obrero liberal amplio llevaba al laborismo, a la adaptación burguesa liberal de un partido obrero. Por eso los problemas eran DE CLASE. Esto no lo entendió Trotsky”. Trotsky nunca apoyó un “partido liberal amplio”, acá se está confundiendo a propósito el “conciliacionismo” de Trotsky, con la idea de un “partido liberal amplio”. Cualquiera se da cuenta que se trata de dos problemas distintos. Incluso Lenin, que estaba enfrentado a Trotsky en muchos temas, defendía junto a él el partido alemán, que se basaba en el mismo método que la fracción bolchevique. Hay citas de Trotsky contra los mencheviques y su posición “liquidacionista”. Lenin nunca criticó a Trotsky por liquidacionista, sino por hacerle el juego a los liquidadores. Son dos cosas distintas.

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      Emiliano

      17/12/2014 at 00:08

    • Tratá de ser más breve. Este es un espacio de comentarios. Tenés los sitios de tu partido para publicar artículos.

      Segundo, mi actividad política no la discuto con vos. Es indicativo, de todas maneras, que el argumento pase al ataque personal. Es lo que hacen siempre ustedes cuando se quedan sin argumentos. Es el clásico método del stalinista. Cuando ya no pueden responder, pasan a lo personal, y además a la historia personal. Al respecto: Fui trotskista (incluso estuve en la fundación del PTS, partido del que me echaron cuando cuestioné la línea política) y no lo oculto. Hice una crítica del trotskismo (que es una crítica de mi propia actuación) que está a la vista del que quiera leerla. Naturalmente, para el militante de mentalidad dogmática stalinista, esto es material para cualquier acusación. Por eso es interesante pensar qué puede llegar a hacer gente así con poder. Sobre estos métodos, que viví entre otros lugares en el propio PTS, remito aquí.

      Tercero: Reconozco que no había respondido acerca del uso de la palabra «centrista». Explico por qué tiendo a no utilizar este término. Sucede que, en mi opinión, no define nada. Si digo hoy que el PTS es «centrista», no estoy diciendo nada. Es un universal abstracto. Hay que analizar concretamente programas, políticas, tácticas, métodos organizativos. Si se hace abstracción de esto, se mete en la bolsa del «centrismo» cualquier cosa. Pero al dogmático, que quiere defender las caracterizaciones de Trotsky de 1934 a cualquier costa, el término le viene de maravillas. Nos viene a decir que la SFIO era «centrista», el Poum era «centrista», el PS de EEUU era «centrista», el Laborismo independiente era «centrista», Astarita es «centrista» (aunque amigo del imperialismo, a decir verdad), cualquier partido de izquierda que no sea el PTS (por supuesto) es «centrista», y así de seguido. En fin, otra proeza intelectual.
      Pues bien, no me voy del tema de la nota. Afirmo que el programa, la orientación, la política y los métodos de la SFIO en 1934 eran burgueses. Esto es lo que definía a esta organización. Y que no hubo cambio cualitativo entre 1934 y 1935 (año en que, según los trotskistas, la SFIO pasó a ser «agente de la burguesía»).
      Para que todavía quede más claro, lo mismo podemos decir con respecto a la propuesta de un «partido obrero liberal amplio» de los mencheviques. ¿De qué sirve caracterizarlo como «centrista»? Puede ser una primera aproximación, pero lo central es explicar qué contenido tiene, a qué apunta su programa, cuáles es su propósito y orientación.
      En definitiva, ¿por qué insisten tanto en el término «centrista»? La razón es que aquellos que basan la construcción en maniobras (entrismos, fraccionalismo a toda costa, etcétera) pueden llenar ese «universal abstracto» de cualquier cosa. Por eso al entrista siglo XXI le viene tan bien caracterizar al PSUV de «centrista» y citar como fuente de autoridad a Trotsky-SFIO-1934. Las cosas encajan bastante bien.
      Por eso hice hincapié en el método con que Trotsky caracteriza a la SFIO en 1934. Por eso mi crítica les molesta tanto a esta gente. Por eso apelan a cualquier cosa como para justificar la afirmación de que la SFIO podía ser ganada al marxismo en 1934. Por eso mi crítica mereció el calificativo de «canallada». Por eso también, al no poder responder, el crítico se deslizó cada vez más al ataque personal. Subrayo: es lo que sucede siempre con esta gente. En definitiva, este intercambio pone muy en claro su forma de actuar.

      Cuarto: el resto de las cuestiones ya las he aclarado. Como sucede siempre con el dogmático, no se le cae una idea nueva ni de casualidad. Sigue tratando de decir que la socialdemocracia en los 1930 era más o menos lo mismo que un partido de izquierda, como el POUM. Otras son sencillamente tergiversaciones. Por ejemplo, en «comentarios» dije que Trotsky había tratado de conciliar la posición de los bolcheviques con la de los mencheviques que querían formar un partido obrero liberal. Y dije que los trotskistas, ni Trotsky, nunca explicaron la raíz teórica de esta postura. Esto, por supuesto, sigue sin ser respondido. Pero para que nadie entienda de qué se discute, mi crítico dice que he planteado que Trotsky defendía la línea de los llamados «liquidacionistas». Siempre volvemos a lo mismo: discutir con el PTS es discutir con gente que, cuando no puede responder, tergiversa y trata de descalificar en lo personal.

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 10:05

    • Agregado: Quiero dar un ejemplo negro sobre blanco de cómo el crítico del PTS tergiversa.
      Escribe, citándome: “En los 1920 Trotsky caracteriza que el Laborismo inglés puede ser ganado por los obreros laboristas a la revolución”. Afirma entonces el crítico: «Un nuevo error, Trotsky nunca dice eso».

      La cita de Trotsky, de mediados de los 1920, dice, textualmente: “Los líderes liberales y semi-liberales del partido Laborista todavía piensan que una revolución social es una prerrogativa sombría de Europa continental. Pero aquí también los eventos pondrán de manifiesto su atraso. Se necesitará mucho menos tiempo para convertir al partido Laborista en un partido revolucionario del que fue necesario para crearlo” (Leon Trotsky’s Writings on Britain).

      Es el pasaje que cité en mi nota. Cualquier persona con una inteligencia normal, puede entender qué quiere decir «CONVERTIR AL PARTIDO LABORISTA EN UN PARTIDO REVOLUCIONARIO». Cualquier persona con una inteligencia normal también puede entender qué quiere decir el pronóstico de que se necesitará menos tiempo para hacer esa proeza, de lo que fue necesario para crearlo. Por supuesto, estoy hablando de gente con inteligencia normal, que no esté obnubilada por el dogmatismo (quieren defender a cualquier costo las «escrituras sagradas») y no tenga el propósito de embrollar las cosas como para que nadie entiende de qué se está discutiendo.

      Reafirmo: Trotsky sostiene que el partido Laborista puede ser convertido en un partido revolucionario. Está citado, está escrito (y he dicho que no es un «lapsus», sino que muestra una lógica política). El dogmático no puede negar la cita. No puede negar lo que está escrito, pero lo niega igual. Le importa un comino el rigor. Escribe que Trotsky nunca dijo que el partido Laborista podía ser convertido en un partido revolucionario. Subrayo: esta manera de debatir NO ES CASUAL. Es un método SISTEMÁTICO que encuentro en los militantes del PTS.

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 10:27

  14. Compañero Rolando. No se cuando se va a terminar esta forma de polemizar en la izquierda. A esta altura es bastante desesperante. Lo mismo pasó con Trotski cuando osó criticar los dogmas estalinistas. Me parece que el estalinismo, a quien muchos han dado por muerto y enterrado, reencarna una y otra vez con diferentes cabezas. Es lamentable que quienes se autoproclaman como herederos de esa tradición, reediten en diferente escala los métodos de sus propios verdugos. Se pueden buscar muchas razones de por que esto es así, pero, en el fondo, creo que derivan de una concepción profundamente substituista y autoritaria sobre la revolución y el socialismo. Lo que hoy son las calumnias, los enredos retóricos arteros, las amalgamas y otros procedimientos polémicos bajos, que en ocasiones trascienden a las amenazas, los enfrentamientos físicos entre compañeros en aras de defender las posiciones e intereses venales de los aparatos, mañana serán los calabozos de tortura o los campos de concentración. Las periódicas andanadas que se vierten en este blog a cargo de los aparatos ‘hegemónicos en la izquierda argentina’ son el síntoma de que molesta y mucho. Por más que se ufanen de reunir ingentes fuerzas militantes y se crean que con ello avalan la justeza de sus posiciones, son perfectamente conscientes del poder subversivo de las ideas. Por ello tratan de construir mentalidades blindadas a la crítica, con una mezcla de adoctrinamiento, impresionismo, golpes de efecto y especialmente, espíritu de cuerpo que es tan propio de las sectas. Aún así, son conscientes que sus bases están agarradas con los alfileres de ilusiones reñidas con el criterio de realidad. Por más que parezca predicar en el desierto, siempre incito a los compañeros de PTS y otras organizaciones trotskistas a quitarse el velo de los ojos y a rebelarse frente a la manipulación de la que son objeto. Insto a romper con los métodos estalinistas que solo siembran confusión e infectan las que deberían ser relaciones fraternales entre compañeros de lucha y de clase.

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    AP

    16/12/2014 at 11:41

    • AP, no sé cuánto molesta, o no, este blog en la izquierda. Es cierto que tiene posiciones divergentes con lo que sostiene la izquierda filo stalinista, nacionalista y con los trotskistas. De todas maneras, la mayor parte de la militancia de izquierda y sus organizaciones mantienen una actitud de respeto en la divergencia. Por ejemplo, he polemizado con Democracia Socialista (sobre consignas mínimas y transicionales), con Izquierda Socialista (por la sindicalización de la policía) o con el Partido Obrero (por el tema impuestos), entre otros temas, y la cosa discurrió por carriles normales. Cada cual escribió sus posiciones en sus respectivas páginas, expuso sus argumentos (sin que entraran agravios personales, ni cosas por el estilo), y los lectores pueden sacar sus conclusiones.

      El PTS, en cambio, cuando hay críticas, ha tratado varias veces de «copar» este espacio, enviando «comentarios» larguísimos, que son casi notas (es una forma de desvirtuar la sección «comentarios») y además, cuando no tiene argumentos, apela al ataque personal.
      Esta actitud es repetida.

      En este respecto, veo una diferencia con otras organizaciones políticas. Por esta razón me negué a escribir en un diario digital de izquierda que saca el PTS (no recuerdo el nombre). Me invitaron a que escribiera, después de haberme acusado de ser algo así como un «amigo de la OTAN». Les dije que si no era un proyecto amplio (es decir, en el que participara realmente de conjunto una buena parte de la izquierda), no quería meterme. La razón de fondo: con los métodos del PTS, consideré que lo mejor es mantener distancia de un diario dirigido por esta gente. Siento que es meterme en un fango de ataques personales, insultos, y todo tipo de maniobras, apenas escriba algo que les caiga mal (o contradiga su dogma establecido).

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 10:48

    • Agrego: cuando estuve en el PTS (participé en su fundación y me echaron al año, aproximadamente) era común que se dijera que a los críticos y militantes de izquierda de otros partidos había que tratar de «fundirlos», si no se los podía ganar para el PTS.

      En la jerga habitual del partido esto significaba que era mejor que dejaran de militar, a que continuaran haciéndolo en un partido adversario, aunque este fuera de izquierda (por ejemplo, el MAS). Recuerdo que esta fue una de las primeras cosas que empecé a criticar, por lo cual recibí el calificativo de «centrista» y también de «menchevique».

      La idea, de todas maneras, era muy clara: el consejo era «destruir» políticamente al adversario. Y para esto, se apelaba a todo lo que se tuviera a mano. Muchas veces tengo el sentimiento de que el PTS se guía por este criterio con respecto a este blog.

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 11:06

  15. Sí Rolando. Creo que estamos en presencia de uno de los grupos más fundamentalistas del trotskismo, por lo menos a nivel nacional. A parte, es obvio que hay algo ‘personal’, que te consideran un ‘traidor al partido’ o cosa por el estilo. Lo del diario ‘amplio’ terminó como no podías ser de otra manera, un sucedáneo de la prensa partidaria. Ignoraba lo de la invitación. Es algo muy loco. Es ridículo, por no decir mugriento, invitar a escribir a quien se califica de agente del imperialismo, canalla etc. en una prensa que se dice de izquierda. En algún momento pensé que esto estaba cambiando un poco. Incluso, si mal no recuerdo comenté en este blog que había enviado algunos comentarios críticos al blog del IPS y que, salvo por el caso de un tal M.A (obvio submarino pro PO) habían sido respondidos respetuosamente por los autores de las notas. Hoy me doy cuenta que todo sigue igual o peor. Acá no hay ‘centrismo’ que valga. En cuanto al resto de las organizaciones que mencionás. En mi opinión, por lo menos hay cierto respeto por las formas, única forma de mantener la coherencia y el sentido del debate. Igual, sigo pensando que PO te debe una disculpa por las, por llamarlas de algún modo, calificaciones desafortunadas de P. Rieznik. Por lo que he podido leer, hasta ahora sigue en la defensa de lo manifestado y no estamos hablando de un militante confundido, sino de un cuadro y referente importante de la organización. Cuando esto ocurra, voy a empezar a creer que algo empieza a cambiar. Mientras tanto, si me dicen que llueve, abro la ventana y miro. Lo de tratar de ‘fundir’ al adversario tiene vieja historia en el morenismo, sí, ese morenismo con el que el PTS dice haber roto hace mucho tiempo. Tratar de quebrar moralmente al disidente es una herencia estalinista que ha hecho escuela.

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    AP

    17/12/2014 at 12:04

    • Sobre el Centrismo de la SFIO
      “la evolución del Partido Socialista incluso supera sustancialmente la evolución del estado; así la ruptura con los Neos precedió en varios meses al golpe de estado del 6 de febrero. Naturalmente, sería un gran error afirmar que después de la ruptura en el partido no quedó «nada» de reformismo y patriotismo. Pero no es menor el error de referirse a él como socialdemocracia en el viejo sentido de la palabra. La imposibilidad de dar de aquí en más una definición simple, habitual, establecida, es precisamente la expresión más evidente de que estamos frente a un partido centrista” (la evolución de la SFIO, 10 julio 1934).

      Lo que dice Trotsky es que el final del bonapartismo y el comienzo del estado fascista va a destruir a la SFIO (y esta va a tener que defenderse). “La evolución de la SFIO supera la evolución del Estado”. Hay un proceso dónde la el desarrollo interno de la SFIO supera al del Estado Burgués. ¿qué significa? Que hay una tendencia dentro de la SFIO (por la coyuntura) que la puede hacer avanzar hacia posiciones a la izquierda. Para Astarita esto es imposible, para los marxistas es una tendencia.

      Pronóstico: “En Francia, el paso de la democracia parlamentaria al bonapartismo estuvo acompañado por la efervescencia de la guerra civil. La perspectiva del cambio del bonapartismo al fascismo está preñada de disturbios infinitamente más formidables y, en consecuencia, también de posibilidades revolucionarias”. Nuevamente, hay una posibilidad expresada por la tendencia de fondo.

      Pero el trabajo no realizado en la Fracción muestra sesgos de adaptación: “Hace un año que dimos el viraje hacia un nuevo partido. Una de las tareas principales asignadas a la Liga fue el trabajo dentro de la SFIO. ¿Qué se hizo en París durante todo el año? Nada. Los camaradas responsables de esta tarea no establecieron ninguna relación, no hicieron ningún preparativo. Por el contrario, se opusieron a la creación de una fracción en la SFIO” (Resumen de la discusión).

      ¿Socialdemocracia revolucionaria o ruptura con el Estado?
      “Cuando hablamos de los caminos divergentes que toman la socialdemocracia y el estado burgués en las condiciones de la actual crisis social tenemos en mente solamente la tendencia general de desarrollo y no un proceso uniforme y mecánico. Para nosotros la solución del problema político depende de hasta qué punto se realice efectivamente la tendencia. También se puede plantear esta posibilidad al revés, lo que espero no provoque objeciones entre nosotros; es decir, que en nuestra época el destino del proletariado depende en gran medida de la manera resuelta en que la socialdemocracia en el breve intervalo que le concede la marcha de los acontecimientos, logre romper con el estado burgués, transformarse y prepararse para la lucha decisiva contra el fascismo. El hecho mismo de que el destino del proletariado dependa de esa manera de la socialdemocracia es consecuencia de la bancarrota de la Internacional Comunista como partido dirigente del proletariado internacional y también de la excepcional agudeza la lucha de clases” (La Salida, agosto 1934).

      ¿Qué quiere decir Trotsky? Que bajo la crisis gemela del capitalismo y de la IC, la socialdemocracia va a tener que girar a izquierda, va a condensar en su interior las contradicciones de la crisis, el ascenso del fascismo, y la crisis de la IC. No habla de una certeza, sino de una posibilidad: “La línea general de desarrollo definida por nosotros únicamente debe guiar nuestro análisis, pero de ninguna manera prever de antemano las conclusiones a deducir de él”. Esta “ruptura” con el estado burgués se va a expresar en la formación de “alas”: En la Alemania prefascista la proximidad de la ruptura entre el estado burgués y el reformismo se expresó en la formación del ala izquierda de la socialdemocracia” (ídem).

      En Francia la lucha fue más radical: “la crisis interna de la socialdemocracia francesa evolucionó mucho más profundamente, en su momento, que la de la socialdemocracia alemana. La burocracia socialista se vio obligada a golpear contra la derecha” (ídem). Esto no significa que el ala izquierda, impulsada por los trotskistas sea la que vaya a vencer: “no se excluye la posibilidad de que la burocracia socialdemócrata de Francia, con la ayuda activa de los stalinistas, deje aislada al ala izquierda y haga retroceder la evolución del partido”. Pero esta no era la única previsión. Trotsky planteaba muchos escenarios en dónde se podría construir la IVa, que era el objetivo central de estas caracterizaciones: “Puede surgir -teóricamente no está excluida esta posibilidad- de la unificación de la Segunda Internacional con la Tercera, por el reagrupamiento de los distintos elementos, las purgas y el endurecimiento de sus bases en el fuego de la lucha. También puede formarse a partir de la radicalización del núcleo proletario del Partido Socialista y la descomposición de la organización stalinista. Puede constituirse en el proceso de lucha contra el fascismo y el triunfo sobre él. Pero también puede formarse considerablemente más tarde, dentro de muchos años, en medio de las ruinas y la acumulación de escombros consiguientes a la victoria del fascismo y a la guerra” (ídem).
      Una cosa es el pronóstico de la formación de «alas» y otra cosa es decir que la socialdemocracia es revolucionaria. Son dos cosas distintas: los centristas, dice Lenin, pueden romper con el Estado burgués y pasarse al bando del «proletariado triunfante», o sus elementos vacilantes, del lado de la burguesía: «Todos los grupos, partidos y militantes del movimiento obrero que sostienen total o parcialmente el punto de vista del reformismo, del ‘centrismo’, etc., en virtud de la extrema exacerbación de la lucha se colocan infaliblemente , bien del lado de la burguesía, bien entre los vacilantes, o bien (y esto es lo más peligroso) pasan a formar parte de los amigos inseguros del proletariado triunfante» (Lenin, Tesis Sobre las Tareas Fundamentales del II Congreso de la IC, 1920).
      La pregunta que se hace Trotsky es: ¿en el próximo ascenso revolucionario, las masas van a emerger canalizadas bajo sus viejas direcciones –sindicatos, PC, PS? ¿van a surguir direcciones intermedias –centristas? ¿o van a expresarse a través de nuevas formas políticas?
      Una de las previsiones es que ese ascenso se haga al interior de la SFIO y que ésta rompa con el Estado (en el caso, claro está de ser ganada por los revolucionarios). Lenin, cuando hablaba de “la ruptura de la socialdemocracia con el Estado”, lo decía en tanto y cuando esa socialdemocracia avance hacia las posiciones de la III internacional. ¿Para Lenin la socialdem podía romper con el estado burgués?
      De hecho en el caso concreto de Francia, la SFIO se rompe por izquierda y se forma el PSOP, lo que indica que el pronóstico no estaba tan equivocado. (y vuelvo a repetir, no se podía entrar en el FU porque los trotskistas ya había sido expulsados de cualquier participación con los estalinistas).
      ¿cómo piensa Astarita hacer la revolución si piensa que los partidos burgueses son eternos y que las bases (acosadas por la ideología dominante) no pueden romper con el peronismo o el reformismo y volcarse a la revolución? Para que eso pase hay que intervenir en la lucha de clases real.

      2) El debate con respecto al “centrismo” que consideras como una categoría abstracta o “universal abstracto”, etc., no lo tenes con Trotsky, sino que lo tenes con todo el marxismo que ha apoyado esa categoría como válida (¿cómo definía Lenin a Kautsky?). Directamente decí que Lenin se equivocó, que era un oportunista por utilizar la categoría centrista y listo el pollo. Ahora vas a argumentar que Lenin caracterizó correctamente a Kautsky y al USPD, y que Trotsky lo hizo mal con la SFIO. Pero entonces no es un problema del “centrismo” sino de cómo se usa. Tenés que elegir: o descartas por completo el centrismo y te cargás al marxismo y a Lenin, o aceptás que el centrismo es una categoría marxista válida, pero que Trotsky se confundió en tal o cual caracterización (te recomiendo que no digas de nuevo que en todas, porque muchas de ellas fueron aprobadas por Lenin, te lo digo como ayuda). No hay otra opción, no se puede engañar a la historia.
      Lenin sobre el Centrismo: “En particular, no es posible circunscribirse a la habitual negación de principio de toda colaboración del proletariado con la burguesía […] sin una modificación radical (¡!) de todo el carácter de la lucha contra los ‘centristas’ y ‘defensores de la democracia’, es imposible ni siquiera la preparación previa de las masas para el ejercicio de la dictadura del proletariado […] no hay que limitarse a explicar el carácter burgués de todo reformismo” (Lenin, Tesis Sobre las Tareas Fundamentales del II Congreso de la IC, 1920)

      3) Astarita dice: “mi actividad política no la discuto con vos. Es indicativo, de todas maneras, que el argumento pase al ataque personal”. Está equivocado. No es un ataque personal, pero es más cómodo pensarlo así, tranquiliza pensar que se está discutiendo con «estalinistas». el único pensamiento acá es el de Astarita, que utiliza las críticas de los estalinistas y de los ideólogos de la burguesía para desacreditar «la actividad política de Trotsky» (parece que Astarita puede juzgar la actividad política de otros pero es incapaz de juzgar la propia, no en el pasado, sino en el presente). Nunca se puede equivocar quien no hace nada.
      La actividad política tuya, como la de cualquiera que participe del “debate de ideas” (sic), forma parte del propio debate. Yo no voy a decir que “la ayuda de Astarita en la formación del PTS fue su mayor logro político-teórico dentro del marxismo”, pero podría hacerlo. Justamente, no se puede pretender que la “actividad política” no forme parte de la “producción teórica”. Salvo que niegues la idea de praxis, todo lo que uno hace tiene que ver con lo que uno piensa y viceversa. Me parece que tu comentario sobre lo personal y lo público, sobre lo privado y lo político, es lo que empobrece la discusión teórica.
      Uno de mis planteos es que tu actividad política ha influido sobre la forma en que pensas. Es una barrera epistemofílica diría. Y aclarar que el debate sería mucho más productivo si se produjera algo más que “crítica» hace 30 años. Es falso que el resto de la izquierda (salvo el PTS) ha desarrollado buenos tratos con tus críticas. Basta recordar la “cruzada contra la izquierda”, tu crítica al PT y las respuestas, la discusión con RyR y Sartelli, el debate sobre el catastrofismo con Rieznik dónde te ubicó al lado de Katz, los EDI y otros economistas burgueses, y tantas otras cosas más. Tampoco es cuestión de hacerse la mosquita muerta: lo que decís no es lavado, son críticas frontales a temas de fondo dentro de la izquierda, que muchas veces requieren de respuestas frontales a temas de fondo de aquellos que las plantean. Es eso simplemente y Astarita lo sabe y no se ofende.

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      Emiliano

      17/12/2014 at 17:17

    • Sobre la caracterización de la SFIO no vuelvo. Ya está suficientemente aclarado el asunto.
      Sobre el uso del término «centrismo», explico por qué no lo utilizo. Doy mis argumentos, que no se guían por el principio de autoridad. De todas maneras, el uso en sí de la caracterización «centrista» no es «revolucionaria» ni «oportunista». Lenin hace una crítica política a Kautsky, cuyo contenido podemos compartir o no (yo lo comparto). Esto es lo que debe hacerse con respecto a cualquier formación política. Hay que entrar en los contenidos políticos. Pero esto es lo que buscó evitarse con el término «centrista» cuando el trotskismo decidió hacer entrismo en los PS. La caracterización de «centrista» de la SFIO, hecha en 1934, tuvo como objetivo plantear que podía ser ganada al marxismo. Al decirse que era centrista a igual que el POUM, se embelleció a la SFIO. Por eso es un error gravísimo meter en la misma bolsa de «centrista» al POUM y a la Segunda Internacional. Trotsky caracterizó muy mal a la SFIO, es lo que estoy diciendo desde la primera nota. Nadie puede explicar que la SFIO se convirtió de un año para el otro de un partido que podía ser ganado para el marxismo en un agente de la burguesía. Tamaño error lo quieren disimular hablando y hablando del «centrismo», como si eso solucionara las cosas. De la misma manera, Trotsky caracterizó muy mal al PS de EEUU en los 1930; y al Laborismo inglés en 1920; y a la propuesta del «partido obrero liberal» de los mencheviques. Entonces, cuando veo tantos errores (que siguen cometiendo los trotskistas), trato de encontrar una lógica en el asunto. Que es lo que he presentado. Pero ustedes, en lugar de pensar el asunto, recurren a la palabra mágica «centrismo», y asunto arreglado. Es la manera de evitarse pensar, y sobre todo, es la manera de seguir defendiendo a capa y espada la Sagrada Escritura de la Cuarta Internacional.

      Con respecto a los métodos de discusión en la izquierda, dije lo que tenía que decir en la nota a la que vuelvo a remitir (aquí). . Como se puede ver, es una crítica GENERAL (incluye experiencias recogidas de varias partes). De todas maneras, sí he notado que desde hace un tiempo he tenido diferencias con varias organizaciones, que se han debatido, sin que hubiera agravios personales. Sucedió con IS, PO, DS, como he dicho. Con ustedes, en cambio, veo lo opuesto. Son los métodos de siempre.

      Por supuesto, hago críticas de frente y digo lo que pienso. Pero son críticas políticas. Por ejemplo, no se me ocurre decir que el planteo de las consignas transicionales es una «canallada» (esto es, el resultado de la actividad de un canalla). Explico por qué no estoy de acuerdo y por qué esa táctica lleva a políticas oportunistas.

      Decir que mi actividad política ha influido en mi manera de pensar, es una obviedad. He militado 20 años en el trotskismo, y esto ha influenciado en mi manera de pensar. De la misma forma que mi manera de pensar ha influenciado en mi actividad política. La actividad del PTS ha influenciado en su manera de pensar, y su manera de pensar ha influenciado en su actividad política. En fin, todo un descubrimiento. Pero no por esto te tengo que dar cuenta a vos, ni al PTS, de por qué trabajo políticamente de esta o de otra manera.

      Lo real es que escribí una crítica a la táctica del entrismo. La fuerza de tus argumentos para defender el entrismo están a la vista. Los puede leer cualquiera, y comparar con lo que escribí. Los ataques personales, en todo esto, están fuera de lugar.

      Por último, decir que toda mi crítica a Trotsky se basa en los estalinistas y en los ideólogos de la burguesía no califica mi actividad ni mis escritos: califica tu inteligencia. Lo lamento por vos. Pero de nuevo, es el típico nivel que está a la altura de la forma de «arreglar» diferencias de ustedes.

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 17:59

    • Nuevamente, los argumentos de Trotsky sobre el carácter de la SFIO son más que suficientes, y son ampliamente justificados. Uno puede estar de acuerdo o no, pero es falso decir que no hubo razones (más que el oportunismo) para cambiar la caracterización (enumero: 1935 VII Congreso de la IC, Frente Popular, inclusión de los liberales, apoyo del FP a la remilitarización del imperialismo francés, apoyo al ingreso a la Sociedad de Naciones, falta de lucha concreta contra las organizaciones fascistas, etc.). En todo caso tenes que decir: “a pesar de todas estas razones, yo no estoy de acuerdo”. En realidad el punto es ¿por qué caracterizó en principio a la SFIO como centrista y con posibilidades de girar a izquierda? Bueno, primero porque no existían todos estos condicionantes, y segundo por la presión de la crisis política, de la crisis económica en la conciencia de las masas, desorientadas por el “tercer período” estalinista y su derrota frente al fascismo. ¿Es válido? Completamente. De hecho, el eje está puesto en la emergencia del fascismo y en lo que Lenin había dicho hace una década atrás: frente a la movilización de las masas en medio de la crisis sistémica, la socialdemocracia podía y debía girar a izquierda para evitar ser destruida por la propia crisis y por el propio estado burgués (y se agrega el fascismo).
      En la caracterización de una organización, vuelvo a repetir, el factor tiempo no es determinante, se puede cambiar en un día el carácter de clase de un partido enorme e implantado por años en el movimiento obrero: Para Lenin el SPD era un partido revolucionario el 3 de agosto de 1914 y se convirtió en un partido reformista, imperialista y burgués el 4 de agosto del mismo año.

      ¿Vas a decir que la SFIO no podía ser ganada al marxismo (adentro o afuera), cuando Lenin decía que se debía ganar al Laborismo para la revolución en 1920 (e incluso hacerle campaña electoral, defendiendo su programa!!!!!)? ¿Estás de acuerdo o no con Lenin?

      “Al decir que era centrista a igual que el POUM, se embelleció a la SFIO”, explicas. El centrismo es de derecha o de izquierda, ya lo indica Lenin en la cita de mi intervención anterior, te invito a leerla. El POUM, para informar, proviene de la II y la III internacional, o sea, del mismo riñon de la SFIO. Eran lo mismo? No, uno era un centrismo de izquierda y otro de derecha. A los efectos prácticos, rompieron con el reformismo? Tampoco. El problema es que te rebajás al pensamiento de la I internacional, al no pensar estos fenómenos. Para vos el POUM era un partido revolucionario y punto (no importa que fueran por la unidad de la izquierda y que fueran sectarios a la vez –típico zigzag centrista). Análisis concretos de clase fue lo que hizo Trotsky desde la coyuntura.

      Con respecto a los epítetos: Canalla no es peor que decirle a un trotskista estalinista. De hecho, decir a un trotsko estalinista es peor. Decirle a un revolucionario oportunista (como pensas que son los trotskistas) es peor que ser canalla. Vuelvo a repetir, la canallada es utilizar el mismo argumento que utilizaron los estalinistas para criticar a Trotsky: que era un conciliacionista liquidador, que sus tácticas llevaban al divisionismo en el movimiento obrero, que embellecía a la socialdemocracia, etc. Todo lo que repite una y otra vez Astarita. No es nada nuevo, es lo mismo de siempre, el viejo andamiaje teórico. Incluso al interior del trotskismo se pueden leer las mismas cosas. Es mejor leer de los originales que de la copia de “museo de grandes novedades”.

      El conocimiento teórico si no se cristaliza en una expresión política de la vida de los trabajadores, pasa a ser pura CHARLTANERIA.

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      Emiliano

      17/12/2014 at 20:39

    • La posición de Lenin sobre el Laborismo la voy a explicar en una próxima parte, histórica, sobre argumentos pro entrismo mal entendidos.

      Sobre que la SFIO, así como las organizaciones de la Segunda Internacional, eran partidos defensores del orden capitalista en los años 1930 está demostrado por su programa, orientación, táctica y métodos. Incluso, como he afirmado, eran partidos pro-imperialistas. De la misma forma, me parece un gravísimo error de Trotsky haber caracterizado que la clase obrera podía cambiar al partido Laborismo y transformarlo en un partido revolucionario (hace dos comentarios dijiste que Trotsky nunca había dicho esto; te demostré que sí, y ahora te callás; como siempre, discutir con ustedes es discutir con gente que juega a las escondidas). Por supuesto, la caracterización de la Segunda Internacional en los 1930 estaba mucho más clara que en los años previos al estallido de la Primera Guerra. En 1934 habían pasado dos décadas enteras de política sistemática de la Segunda Internacional, siempre en el mismo sentido. Pero Trotsky lo pasa por alto. En este punto hay una diferencia metodológica profunda con Lenin. Cuando éste se dio cuenta de que había caracterizado mal a la dirección de la Segunda Internacional (la votación del partido socialdemócrata alemán lo tomó por sorpresa) inició una profunda revisión teórica y política para ir a las causas del error. De ahí sus textos sobre el imperialismo (y su relación con la burocracia obrera); sobre el Estado y la revolución; y sus estudios de dialéctica. De ahí que en los 1920 ya no vacila en caracterizar al Laborismo como un partido burgués (como he citado). Las diferencias de caracterización sobre el Laborismo en los 1920 por eso no son casuales. Claro que a ustedes todo esto les molesta sobremanera; es mejor repetir citas, decir que Trotsky siempre tuvo razón en los temas en los que sentenció que tuvo razón, y acallar como se pueda a cualquiera que ose desafiar esos «textos sagrados».

      Por otra parte, y acerca de las críticas a Trotsky, tu método recuerda el de los stalinistas. Para éstos, todo aquél que criticaba a Stalin, o a la URSS, era, «evidentemente», un agente del imperialismo. Para ustedes, el que critica las posiciones de Trotsky es un stalinista. Repito, además, lo que dije antes: sostener que mis críticas al Programa de Transición y en general al trotskismo, las tomo del stalinismo, no califica mis textos, sino la altura de tu pensamiento.

      En cuanto al tema del oportunismo: Por supuesto, pienso que la política del trotskismo en muchos aspectos lleva al oportunismo. Una de ellas es la táctica del entrismo. Para dejarlo lo más claro posible, no veo otra forma de calificar las piruetas que hizo Trotsky en los 1930 con respecto a la socialdemocracia. No es un juicio moral ni personal, es un juicio político. De la misma manera que he dicho (claro que siguiendo en esto a Engels) que la agitación de consignas transicionales en momentos no revolucionarios, lleva al oportunismo y a la conciliación de clases (se puede leer mi crítica a la consigna del control obrero). De nuevo, son caracterizaciones políticas. No por eso pienso que ustedes son canallas, o algo por el estilo. Simplemente tenemos diferencias políticas, metodológicas e ideológicas.

      Por otra parte, la cuestión de si lo mío es charlatanería o no, atañe a mi actividad política y ya te dije que no lo voy a discutir con vos, ni con el PTS.

      Por último, los calificativos (charlatán, canalla, stalinista, amigo del imperialismo) los tomo como de quién vienen: de gente que está dispuesta a quebrar moral y espiritualmente a todo aquel que piense críticamente y les moleste.

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      rolandoastarita

      17/12/2014 at 23:11

    • Sobre las posibles perspectivas del entrismo y la caracterización de la socialdemocracia, Trotsky decía que “Me parece que tienden a considerar al ILP desde la perspectiva del partido leninista, es decir, a exagerar la cantidad de sus elementos pequeñoburgueses y minimizar la de sus elementos proletarios. Pero aún si calculáramos que los obreros constituyen sólo el diez por ciento, tendríamos mil obreros con mentalidad revolucionaria, y en realidad muchos más. 3. El salto de mil a diez mil es mucho más que el salto de cuarenta a mil. 4. Ustedes hablan de las ventajas de influir sobre el ILP desde afuera. Tomados en una amplia perspectiva histórica, los argumentos de ustedes son indiscutibles, pero hay circunstancias únicas, excepcionales, que tenemos que saber aprovechar haciendo uso de medios también excepcionales. Los obreros revolucionarios del ILP todavía se aferran a su partido. De ninguna manera les puede llamar la atención la perspectiva de unirse a un grupo de cuarenta, cuyos principios apenas conocen. Si en el transcurso del próximo año se desilusionaran del ILP no irían hacia ustedes sino hacia los stalinistas, que les romperían la cabeza. Si ustedes entran al partido para trabajar por su transformación bolchevique (es decir, la de su núcleo revolucionario), esos trabajadores los considerarán como sus compañeros, sus camaradas, no como adversarios que quieren romper el partido desde afuera. 5. Si se tratara de un partido formado, homogéneo, con un aparato estable, entrar no sólo sería inútil sino también fatal. Pero la situación del ILP es totalmente distinta. Su aparato no es homogéneo y, en consecuencia, permite una gran libertad a las distintas corrientes” (La fuerza de un pequeño grupo, octubre de 1933).
      ¿La SFIO era homogénea o estaba atravesada por contradicciones de clase? ¿no sufrió fracturas en todo el período? ¿se mantuvo estable su militancia y su desarrollo? Eso es lo que explica si un partido es homogéneo o no, si está resuelta su pertenencia y su lugar en la historia.
      ¿Lenin no aconsejó al Partido Comunista en formación, unirse al partido Laborista? Basta leer “El izquierdismo…”: “La revolución es imposible, (sin) la experiencia de las masas, nunca con la propaganda sola. La consigna ‘¡Adelante sin compromisos, sin apartarse del camino!’ es errónea a todas luces, si quien habla así es una minoría evidentemente impotente […] si queremos arrastrar a las masas debemos: primero, ayudar a Henderson o a Snowden a vencer a Lloyd George y a Churchill” (OC, XXXI, p. 79-80). Y luego afirma que hay que formar un bloque con los laboristas: “quiero sostener a Henderson con mi voto del mismo modo que la soga sostiene al ahorcado” (ídem, p. 83). Frente a la pregunta sobre la adhesión al PL (entrismo), dice que es equivocado “mantener principios como este: ‘el PC debe conservar pura su doctrina e inmaculada su independencia frente al reformismo; su misión es ir a la vanguardia, sin detenerse ni desviarse de su camino, avanzar en línea recta hacia la revolución comunista’” (ídem, 84). ¿Lenin pide atajos? No lo plantearía así…
      ¿Había un desarrollo hacia la izquierda en los reformismos de la década del ’30? Sí. ¿ese desarrollo implicaba un cambio en las relaciones entre clases y partidos? Sí. ¿Había que intervenir para que los obreros no se choquen la cabeza con el estalinismo y los límites de la SocialDemocracia? Claro. Esa eso no es la letra muerta de Lenin y Trotsky, sino su método.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 09:39

  16. Al reves…Lo que no se puede pretender es que la produccion teórica no forme parte de la actividad política

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    Hugo

    17/12/2014 at 17:32

  17. Emiliano

    Creo que los clásicos del marxismo, Marx, Engels, Lenín, Trotsky, Rosa Luxemburgo, no han sido como el Papa, al cual se le atribuye la infalibilidad en sus juicios y decisiones. Tuvieron sus errores, y, cuando los cometieron, varios de ellos fueron grandes errores.

    Por ejemplo Trotsky se equivocó cuando la paz de Brest-Litovsk y Lenín se equivocó con la invasión a Polonia en 1920.

    Trotsky relata estos puntos muy bien en su libro Mi vida, reconociendo su error en el asunto de Brest-Litovsk y también afirma que la equivocación de Lenín con la invasión a Polonia fue un error gravísimo, que tuvo consecuencias históricas importantes.

    Al respecto, Trotsky dice lo siguiente en el capítulo titulado Divergencias de criterio en punto a estrategia guerrera: «Sí, Lenin era un genio, un perfecto genio humano, lo cual no quiere decir que fuese una máquina calculadora que funcionase de un modo infalible. Lo que ocurría era que los errores que él cometía eran muchos menos de los que cualquier otro hubiera cometido, puesto en su lugar. Pero también Lenin se equivocaba a veces, y sus errores, cuando los tenía, eran errores grandes, gigantescos, como todo en él.»

    Y no por eso Trotsky tildó a Lenín de canalla o que cometió una canallada. Ni tampoco Lenín hizo lo mismo con Trotsky. Sus caracterizaciones fueron políticas, no personales.

    La sensación que me da Usted, es la de un fanático religioso, en donde todo lo que hizo y escribió Trotsky es palabra santa. Que nunca se equivocó y que todo lo que escribió forma parte de las «Sagradas escrituras». Y que cualquiera que no esté de acuerdo con Usted es un «canalla».

    En fin, dogmatismo a ultranza.

    Y el marxismo, que yo sepa, no es un dogma sino una guía para la acción.

    Saludos cordiales

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    la duda metódica

    17/12/2014 at 20:10

    • Nuevamente, los argumentos de Trotsky sobre el carácter de la SFIO son más que suficientes, y son ampliamente justificados. Uno puede estar de acuerdo o no, pero es falso decir que no hubo razones (más que el oportunismo) para cambiar la caracterización (enumero: 1935 VII Congreso de la IC, Frente Popular, inclusión de los liberales, apoyo del FP a la remilitarización del imperialismo francés, apoyo al ingreso a la Sociedad de Naciones, falta de lucha concreta contra las organizaciones fascistas, etc.). En todo caso tenes que decir: “a pesar de todas estas razones, yo no estoy de acuerdo”. En realidad el punto es ¿por qué caracterizó en principio a la SFIO como centrista y con posibilidades de girar a izquierda? Bueno, primero porque no existían todos estos condicionantes, y segundo por la presión de la crisis política, de la crisis económica en la conciencia de las masas, desorientadas por el “tercer período” estalinista y su derrota frente al fascismo. ¿Es válido? Completamente. De hecho, el eje está puesto en la emergencia del fascismo y en lo que Lenin había dicho hace una década atrás: frente a la movilización de las masas en medio de la crisis sistémica, la socialdemocracia podía y debía girar a izquierda para evitar ser destruida por la propia crisis y por el propio estado burgués (y se agrega el fascismo).
      En la caracterización de una organización, vuelvo a repetir, el factor tiempo no es determinante, se puede cambiar en un día el carácter de clase de un partido enorme e implantado por años en el movimiento obrero: Para Lenin el SPD era un partido revolucionario el 3 de agosto de 1914 y se convirtió en un partido reformista, imperialista y burgués el 4 de agosto del mismo año.

      ¿Vas a decir que la SFIO no podía ser ganada al marxismo (adentro o afuera), cuando Lenin decía que se debía ganar al Laborismo para la revolución en 1920 (e incluso hacerle campaña electoral, defendiendo su programa!!!!!)? ¿Estás de acuerdo o no con Lenin?

      “Al decir que era centrista a igual que el POUM, se embelleció a la SFIO”, explicas. El centrismo es de derecha o de izquierda, ya lo indica Lenin en la cita de mi intervención anterior, te invito a leerla. El POUM, para informar, proviene de la II y la III internacional, o sea, del mismo riñon de la SFIO. Eran lo mismo? No, uno era un centrismo de izquierda y otro de derecha. A los efectos prácticos, rompieron con el reformismo? Tampoco. El problema es que te rebajás al pensamiento de la I internacional, al no pensar estos fenómenos. Para vos el POUM era un partido revolucionario y punto (no importa que fueran por la unidad de la izquierda y que fueran sectarios a la vez –típico zigzag centrista). Análisis concretos de clase fue lo que hizo Trotsky desde la coyuntura.

      Con respecto a los epítetos: Canalla no es peor que decirle a un trotskista estalinista. De hecho, decir a un trotsko estalinista es peor. Decirle a un revolucionario oportunista (como pensas que son los trotskistas) es peor que ser canalla. Vuelvo a repetir, la canallada es utilizar el mismo argumento que utilizaron los estalinistas para criticar a Trotsky: que era un conciliacionista liquidador, que sus tácticas llevaban al divisionismo en el movimiento obrero, que embellecía a la socialdemocracia, etc. Todo lo que repite una y otra vez Astarita. No es nada nuevo, es lo mismo de siempre, el viejo andamiaje teórico. Incluso al interior del trotskismo se pueden leer las mismas cosas. Es mejor leer de los originales que de la copia de “museo de grandes novedades”.

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      Emiliano

      17/12/2014 at 23:26

    • «Todo lo que repite una y otra vez Astarita. No es nada nuevo, es lo mismo de siempre, el viejo andamiaje teórico. Incluso al interior del trotskismo se pueden leer las mismas cosas. Es mejor leer de los originales que de la copia de “museo de grandes novedades”.

      ¿Y para qué leés este blog? ¿Para qué escribís en «Comentarios» esas largas parrafadas de bajo nivel? ¿Para qué perdés el tiempo con «charlatantes» que no influyen en nadie?. Por otra parte, dado que todo lo que se dice en este blog está mejor en los «originales», es claro que este blog no le interesa a prácticamente nadie. ¿O te creés ser el único que se dio cuenta de que lo que escribo «es lo mismo de siempre, el viejo andamiaje teórico», que «está mejor en los originales?

      En cualquier caso, a partir de este decisivo aviso tuyo («no lean esto que es siempre lo mismo y está mejor en otro lado») seguramente va a haber una rápida retirada de los pocos lectores del blog que todavía no se dieron cuenta de lo que vos te diste cuenta con tu acostumbrada (y deslumbrante) agudeza intelectual.

      En fin, «ganaste» (ya veo en el contador que los seguidores del blog se están borrando por decenas minuto a minuto). Tarea cumplida entonces, acabás de «destruir» el blog de un canalla, amigo del imperialismo, charlatán, stalinista de alma que critica a Trotsky. Seguramente estarás muy satisfecho. Lo cual, como decía Hegel, es toda una medida (por aquello de «la magnitud de la pérdida de un espíritu se mide por aquello en que se satisface»). Nunca mejor aplicado. Punto final.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 10:34

  18. Emiliano. Hay quienes dicen que los hombres son dueños de su silencio, pero prisioneros de sus palabras. El calificativo de estalinista te lo ganaste de forma harto merecida. El que empezó a subir el tono, no el nivel, fuiste vos al hablar de canalladas, que, como enseña el diccionario, son acciones de alguien vil, ruin, malvado y miserable. No hay un átomo de juicio político allí, solo denigración del individuo. Entiendo que estas cosas sean moneda corriente en el medio trotskista argentino, pero no por ello las justifico. Si se repasan brevemente los intercambios entre los grupos que integran el FIT, se puede comprobar fácilmente el abuso del epíteto y el calificativo brutal, incluso entre organizaciones que comparten programa, método y carácter. Divisionista, faccionalista sin principios, sostén de convenios negreros, narcisista, electoralista, reformista, oportunista, etc. etc. han alternado con el liso y llano contrarevolucionario y colaborador de la dictadura. Pues bien, sostengo y afirmo que todo esto es mierda estalinista. La ira del ‘trotskista’ cuando se le espeta en la cara el cargo de estalinista, no es más que la ira de Calibán al ver su propio y feo rostro reflejado en un espejo. Hay miles de compañeros que advierten con repulsión estas prácticas y cada vez más se convencen de que surgen de una defensa del aparato por encima de los intereses de la clase obrera. El comportamiento citado y criticado, también es un síntoma pre claro de estalinismo.
    Por último, más arriba afirmaste que Trotski cometió errores. No citaste ninguno. Serán los que el mismo reconoció como tales. ¿O Trotski no volvió a equivocarse jamás desde que manifestó su profesión de fe leninista? Más aún, afirmaste que si Trotski no hubiera cometido errores, hoy estaríamos en el socialismo. No se puede concebir mayor absurdo dogmático y culto a la personalidad. Trotski era casi perfecto, un numen, pero si hubiera sido perfecto….Por empezar, es caer en la lógica de que la historia la hacen ‘los grandes hombres’. De que determinadas y oportunas formulaciones políticas o decisiones son capaces de torcer el curso de la historia con independencia de las condiciones económicas o el estado de las fuerzas sociales en lucha. En todo caso, si los errores están en Trotski, aunque no nos honres comunicándonos el sagrado misterio de cuales fueron esos errores ¿Por que la Cuarta Internacional no se hizo de masas? ¿No es acaso un lugar común en el trotskismo el afirmar que todo se empezó a joder con el Pablismo y agrego, tenía que venir la secta a ,b, c, o d, pongamos el PTS o el PO, para poner las cosas en su lugar y recuperar el trotskismo verdadero? ¿No es caso esta teoría la que llevó al movimiento a una guerra templaria por la interpretación de las sagradas escrituras, que subsiste hasta hoy? Si descartamos esta última hipótesis explicativa ¿En que se equivocó el plan de Dios? ¿En tal o cual táctica circunstancial, o hay algo más profundo?

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    AP

    18/12/2014 at 00:45

    • Estimado AP, como dice el dicho, querer avanzar en materia de método con esta gente es «gastar pólvora en chimangos». Hay en todo esto una cuestión central: ellos parten de la idea de que hay que «destruir» a todo aquél que critique las posiciones del partido. Lo consideran un enemigo. Pongo destruir entre comillas porque no se trata de destrucción física, sino de quebrar moral y espiritualmente. Los ataques «ad hominem» tienen esa finalidad. Esto no es un invento mío. Como dije en varios lugares, esto lo viví, porque vi y escuché «en vivo y en directo» cómo se daba este consejo a los militantes de base desde la más alta dirección. Es la idea de que si a un crítico, o a un militante de otro partido de izquierda, no se lo puede ganar para «la causa», es mejor «quebrarlo». Se considera que es mejor que deje de militar porque es un enemigo menos. Para ellos lo mejor es que este blog se cerrara. Cuando decidí abrirlo, era muy consciente de que me enfrentaría a gente con esta mentalidad. En este punto, para mí no hay novedades.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 10:45

  19. Para discutir los errores de Trotsky, Lenin o Marx, primero hay que comprender el método, sino es imposible entender los errores. A vos no te interesa el método (porque es un método revolucionario), sino la verdad. Es un argumento liberal. Si vamos a discutir a Trotsky, mínimamente asimilemos el método, sino es como discutir El Capital desde la teoría ortodoxa, un sinsentido.
    Un error de Trotsky: haber esperado 10 años pensando en que el estalinismo se podía reformar. No haber hecho un ataque directo contra Stalin por el tema de Georgia cuando formó el bloque con Lenin. Haber conformado la oposición tardíamente. Bueno, podría seguir, planteando cien errores más. Pero estoy convencido que no se equivocó con la SFIO y el PSOP. No porque SEA LO IDEAL; SINO PORQUE ERA LO POSIBLE ENTRE OTRAS OPCIONES. La situación objetiva y subjetiva lleva a las personas a tomar medidas arriesgadas, complejas, frente a variables no previsibles de antemano. En esos momentos hay que reveer la situación y volver a analizar el tema. Trotsky reconoció que no había nada que hacer dentro de la SFIO un tiempo después. Y reconoció que salió tare el GBL, que no pudo prever de antemano. La paradoja del asunto fue que el entrismo en el PSOP fue con un resultado más magro y sin embargo la entrada estaba aún más justificada que en la SFIO. En Inglaterra y en EEUU, el ingreso al reformismo fue hecho con una parte de la organización, no con toda, incluso manteniendo la independencia formal. Pero todo esto se puede entender, y criticar mejor, si primero se entiende el método.
    Con respecto a los epítetos: si hablamos de marxistas puteadores, el primero es Marx. Hay un libro de Enzensberger que enumera los insultos públicos de Marx sobre sus rivales políticos:
    Bakunin: “Monstruo, Andromaníaco, Perfecto imbécil, una enorme masa de carne y grasa, gentuza”. Bauer: “viejo catedrático pedante”. Bernstein: “nulidad teórica, inservible, ridículo”. Engels: “tipo infame”. Heizen: “pedazo de animal, burro, miseable, palurdo”. Kautsky: “mentiroso, gran talento en la bebida”. Bueno, también se podría hacer lo mismo con Lenin y su caracterización “insultante” de Trotsky o de Martov. Con el primero hizo la revolución, y al segundo lo sacó de la miseria cuando éste se encontraba en el exilio.
    Vuelvo a repetir, es infortunado utilizar los mismos argumentos que los estalinistas usaban contra Trotsky y no explicar de dónde salieron esos argumentos. Es infortunado criticar a Trotsky con argumentos que ya fueron vertidos y discutidos a lo largo de 70 años (y presentarlos como novedad). Se puede volver a discutir, tiene validez, pero hay que citar la fuente. Yo defiendo una postura, la otra parte tiene que citar su fuente y defender la otra posición (sino parece una trivia historiográfica).
    Saludos Desestalinistas

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    Emiliano

    18/12/2014 at 10:43

    • Prejuicios ad-hominem los vertiste vos desde el principio: “Pero lo que sí es una novedad en el argumento del PTS”. “Sinceramente, pocas veces he visto a gente discutir como lo hacen ustedes, los militantes del PTS”. ¿Tenés la capacidad de atravesar la pantalla digital y ver dónde milita cada uno? ¿ya con dos líneas te das cuenta? No es estalinista prejuzgar de esa manera?
      El PTS intenta quebrar militantes, muy pocas veces puede. A veces se funden solitos cuando se dan cuenta de lo equivocada que es su línea política y su formación de militantes (no estoy hablando de ningún caso particular). Ahora, es muy raro poder quebrar a quienes no militan, ¿es contradictorio no? No se preocupen blogonautas, que la izquierda está más preocupada por ganar a las masas que por hacer propaganda con ustedes. Honestamente no sigo el blog, pero me interesó el tema del entrismo, que atraviesa todos los temas fundamentales del marxismo en el siglo XX. Ahora, si el blog tenía una restricción a las críticas, entonces lo siento. No se ofendan con los insultos, enriquézcanse con el debate. Vayan a los textos de Trotsky e investiguen. Escribieron más sobre los horrores “morales”, que sobre los temas puntuales. Idealizan mucho la política revolucionaria.
      Vuelvo a repetir las preguntas para ver si alguien las puede responder: ¿Había un desarrollo hacia la izquierda en los reformismos de la década del ’30? ¿Ese desarrollo implicaba un cambio en las relaciones entre clases y partidos? ¿Había que intervenir para que los obreros no se choquen la cabeza con el estalinismo y los límites de la SocialDemocracia? ¿Lenin no aconsejó al Partido Comunista en formación, unirse al partido Laborista? ¿Para Lenin el PL estaba formado por centrsitas y reformistas? ¿El POUM como dice Astarita, no era centrista? ¿La SFIO era homogénea como indica Astarita, o estaba atravesada por contradicciones de clase? ¿no sufrió fracturas en todo el período, no se fraccionó por izquierda, no rompió con un ala derecha? ¿se mantuvo estable su militancia y su desarrollo durante dos décadas como dice Astarita o no?

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      Emiliano

      18/12/2014 at 11:25

    • Lo que vi y viví en el PTS es tal como lo he planteado. Está también en la nota sobre «métodos».
      Las preguntas están respondidas, por supuesto. Pero los dogmáticos no pueden discutir con algo de nivel. Cuando no tienen argumentos, niegan a cada rato lo que se explica.

      El tema es que en la nota explico que de la SFIO surgió el partido de Pivert, un rompimiento de izquierda. Sobre el cual los trotskistas volvieron a hacer entrismo, para ser expulsados al poco tiempo. De ahí derivó una mecánica de hacer entrismo en partidos cada vez más pequeños; en el extremo, hay grupos trotskistas haciendo entrismo en otros grupos trotskistas.

      En un plano teórico más general, la dinámica de fraccionamientos a la izquierda de los partidos de masas está analizada en la nota. Montoneros fue una ruptura a la izquierda del Peronismo, pero esto no es argumento para defender el entrismo en el Peronismo (ni en Montoneros). Es posible que del PSUV surjan corrientes de izquierda, y esto no es argumento para justificar el entrismo en el PSUV. Claro, no es argumento para aquél que no se cree el cuento de los «centrismos» (burgueses) que son pasibles de ser convertidos en partidos revolucionarios. Por eso el argumento de los «entristas siglo XXI» es, en el fondo, el mismo que el argumento del crítico del PTS, y el mismo que utilizó Trotsky en los años 1930, por ejemplo con relación al PS de EEUU (para no mencionar siempre a la SFIO). De ahí deriva la entronización de la táctica de la maniobra, De ahí que al momento de entrar se disimulen diferencias. Es una lógica. Por eso también, cuando no se pueden defender las caracterizaciones desde el punto de vista del materialismo histórico (hay algo que se llama análisis de clase), se busca ensuciar y confundir todo: al POUM se lo pone al mismo nivel que la socialdemocracia. Es la polémica del «vale todo». Y el que no lo acepta, es un canalla (y stalinista, y un amigo del imperialismo, y un charlatán).

      Sobre Lenin y el partido Laborista ya he dicho que voy a explicarlo en una nota, porque es un argumento que usa a cada rato The Militant. Adelanto que no tiene nada que ver con el entrismo que Trotsky aconsejó en la SFIO o en el PS de EEUU. Son tan dogmáticos para defender estas cosas que ni siquiera se preguntan por qué el PC finalmente no entró al Laborismo. Pero como dije, voy a explicarlo en otra nota. Por supuesto, al crítico le conviene mezclar todo, para que nadie entienda de qué se trata.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 11:47

    • 1) Decis: “De ahí derivó una mecánica de hacer entrismo en partidos cada vez más pequeños”. Es falso, el entrismo posterior se hizo también sobre partidos más grandes que la SFIO. Igual, hablar de “dinámica posterior” causada por esa táctica es lo mismo que decir que una táctica se convirtió en estrategia: igual a afirmar que las causas del pablismo están en Trotsky, o que la causas del estalinismo están en el partido bolchevique y en Lenin, o que el “entrismo del siglo XXI” es responsabilidad del propio Trotsky. Es un absurdo.
      2) decís: “Montoneros fue una ruptura a la izquierda del Peronismo”, cosa que es falsa. Nunca Montoneros rompió con el peronismo, es igualmente discutible plantearlo como una “fracción”. La dirección era pequeñoburguesa, ni siquiera centrista, ni siquiera reformista, y siempre se organizaron bajo la disciplina del General. Aun cuando hubo peleas internas contra “una parte” de la burocracia sindical, el programa de Montoneros no expresaba ninguna ruptura con el Peronismo.
      3) no alcanza con decir que el POUM no es lo mismo que la socialdemocracia: hay que justificarlo. Primero hay que explicar por qué el POUM era “el” partido revolucionario, ¿nunca tuvo orientaciones centristas, reformistas, claudicantes? ¿No importa que Maurin haya querido orientar el POUM hacia una alianza con el PSOE? ¿No es importante que haya integrado la Generalitat, un gobierno burgués? ¿no es importante que no haya podido orientar de manera revolucionaria a los amigos de Durruti?
      4) ¿Es falso que Lenin recomendó entrar en el Laborismo, aunque nunca entraron? ¿es falso que después de no hacerlo Lenin criticó la orientación ultraizquierdista del PCGB?
      5) vuelvo a repetir las preguntas: ¿Había un desarrollo hacia la izquierda en los reformismos de la década del ’30? Ahora Astarita dice que sí, un avance
      ¿Ese desarrollo implicaba un cambio en las relaciones entre clases y partidos? ¿Cómo había que intervenir para que los obreros no se choquen la cabeza con el estalinismo y los límites de la Socialdemocracia? Será que la respuesta de Astarita es: “con independencia de clase, con una organización independiente”. Eso es ultraizquierdismo porque no estaban dadas las condiciones para que una minuta vanguardia pueda hacerlo, entonces hay que QUEDARSE AFUERA DEL JUEGO, esto es, el abstencionismo por principio (muy revolucionario!).

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      Emiliano

      18/12/2014 at 13:27

    • Ya no contesto más disparates. Perón no echó a los Montoneros de la Plaza. Los Montoneros no enfrentaron a tiros a la estructura del PJ. La dirección del PS de EEUU debió ser proletaria, pero la de Montoneros era pequeño burguesa. Y así siguen los sinsentidos. Basta; me saturé, tengo cosas más importantes que hacer.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 16:38

  20. Emiliano. A despecho de lo que aconseja Astarita, te marco algunas cuestiones puntuales. En este debate los condicionamientos ‘militantes’ no cuentan. Acá no estamos en una comisaría estalinista. Sabés cuanta veces a lo largo de más de cuarenta años de militancia escuche argumentos como los tuyos. Que para criticar primero hay que volcarse al movimiento obrero, pasar muchos periódicos, ganar al movimiento determinada cantidad de compañeros etc. etc. Yo desconozco tu militancia, no se si sos obrero, delegado, te partís el culo de sol a sol, o sos un estudiante rentado que junta gente en la facultad para ‘ganar centros’ y se la pasa haciendo proselitismo electoral. La misma ignorancia debe correr por tu cuenta, pero, por las dudas, te aclaro que yo y mis compañeros trabajamos y militamos toda la vida. Por consiguiente, tus chicanas berretas sobre la militancia nos resbalan. Lo que no hacemos es militar en ninguna de las opciones que integran la ‘izquierda hegemónica’ es decir, el frente electoral oportunista, como bien lo acaba de declarar Altamira, o algunos de sus satélites. Si no lees habitualmente este blog y solo te interesaste por un tema puntual, al que considerás muy importante, haya tu, bienvenido sea. No te preocupes, tu dirección seguro que lo lee con frecuencia hasta la última coma. Si hasta han salido a responder, bajo seudónimo, por supuesto, con parrafadas textuales de artículos, cosa que ya he señalado en su momento. En realidad no hay ningún problema en ello. El problema es hacerse el desentendido o el indiferente, que, ocupado como está en su ardua y sacrificada militancia diaria, mira de soslayo los debates que se dan en la ‘blogosfera’ y solo de vez en cuando, mete la cucharita para defender al trotskismo mancillado por canallas enemigos del partido revolucionario de la clase (Cual partido revolucionario de la clase?) y por ende, de la revolución (Cual revolución, por fuera de la que anida en las cabezas pequeñoburguesas de las direcciones trotskistas?) Mas arriba aludiste al método y bautizaste a la búsqueda de la verdad como prerrogativa liberal. Pues bien, tu método no ha conducido a la verdad, sino a fracasos que periódicamente se reiteran, a la confusión, el impresionismo, existismo que constantemente se chocan con la realidad y llevan a la esterilización de camadas enteras de militantes, a una diaspora de sellos a nivel mundial que jamás lograron acercarse, ni siquiera remotamente, al logro de una revolución. Puede ser que con la futura ‘revolución electoral argentina’ tengan más éxito. En todo caso, después nos hablamos y te felicito. En ese momento, el ‘método’ y la ‘verdad’ habrán logrado su feliz maridaje. Por último, lo que cuenta Astarita, no es un caso aislado que se pueda contrarrestar con chicanas tipo ‘no se puede fundir a un fundido’. ‘Para que nos vamos a esforzar si se funden solos por que no entienden las geniales elucubraciones de nuestro comité central’. Yo y miles de compañeros, lo hemos podido comprobar en carne propia. El aparato es pro activo, denigra, calumnia, intriga, intimida. Cuando no es suficiente, amenaza, agrede, ataca. Esto, lamentablemente es estalinismo disfrazado de trotskismo.

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    AP

    18/12/2014 at 16:41

    • Perón echó a Montoneros y Montoneros siguió apoyando al Pacto Social de Perón. Decime ¿qué documento tenes a mano para demostrar que Montoneros rompió con Perón? ¿en dónde dice la cúpula de Montoneros que rompe con Perón y su política? ¿Cuál es la fuente que lo prueba? Como siempre, ninguno. Total, el aire es gratis.
      (Dicho sea de paso, así opera un centrista, siendo ultraizquierdista y sectario en algunos casos y no pudiendo reconocer al nacionalismo burgués en otros, lavándole la cara, siendo oportunista).
      La dirección del PS de EEUU era pequeñoburguesa, eso no lo discute nadie. ¿Tenes algún texto de trotsky donde diga que la dirección es proletaria? Como siempre, ninguno. Ese no es el problema, el problema es que para vos el centrismo no existe (que muchas veces es una dirección burguesa, vacilante, centrista incluso) y un cuerpo proletario. Esto ya lo explicó Lenin, los invito a leer lo que dice Lenin el «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo», y en sus aportes al II congreso de la IC de 1920. Lo primero ya está explcado en mis comentarios anteriores.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 17:14

    • » ¿qué documento tenes a mano para demostrar que Montoneros rompió con Perón? ¿en dónde dice la cúpula de Montoneros que rompe con Perón y su política? ¿Cuál es la fuente que lo prueba? Como siempre, ninguno. Total, el aire es gratis».
      Sí, escribir pavadas en este blog también es gratis.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 17:23

    • Yo dije que cualquiera puede criticar, comentar, decir cualquier cosa, incluso los fascistas. Soy «Luxemburgueano» en ese sentido. Lo que marqué es que Astarita critica la militancia de Trotsky, un personaje público, y sus errores políticos apoyándose en el marxismo, pero no defiende la tesis 11 del propio marxismo, esto es, sólo critica. Piensa que ese es un lugar válido, otorgado por la sacrosanta democracia burguesa y la academia. Yo simplemente pienso que su crítica tendría algo de interés (más allá del estímulo intelectual) si estuviera acompañada por otra forma forma de organización política superadora. Pero no lo está. El fondo es el abstencionismo, el vacío político, los «universales abstractos».
      Si para ustedes el FIT es «oportunista», o ganar centros de estudiantes es «oportunista», ganar sindicatos es «oportunista», entonces ahórrense el trabajo de militar, pongan una cafetería y esperen sentados.
      Me quedo con esta hermosa frase: «tu método no ha conducido a la verdad, sino a fracasos que periódicamente se reiteran, a la confusión, el impresionismo, existismo que constantemente se chocan con la realidad y llevan a la esterilización de camadas enteras de militantes, a una diaspora de sellos a nivel mundial que jamás lograron acercarse, ni siquiera remotamente, al logro de una revolución. Puede ser que con la futura ‘revolución electoral argentina’ tengan más éxito. En todo caso, después nos hablamos y te felicito». Si el FIT ha logrado que sectarios impertérritos lleguen a plantear la posibilidad de la victoria revolucionaria del trotskismo, entonces se ha conseguido un avance importantísimo en la lucha de clases!!!!

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      Emiliano

      18/12/2014 at 17:30

    • AP, no tiene sentido seguir respondiendo a esta persona. Ahora se mete con la tesis 11 sobre Feuerbach. El asunto entonces es interminable. Con el criterio de este señor, como entre 1851 y 1864 Marx y Engels no formaron ningún partido, estaban en contra de la tesis 11 sobre Feuerbach, que el propio Marx había redactado. Entre 1864 y 1872 estuvo de acuerdo. Pero entre 1872 y 1883 volvió a estar en desacuerdo. Pocas veces encontré tamaños disparates. Pues bien, si tenemos que discutir estas imbecilidades aquí, estamos listos.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 18:35

    • ¿Quién dijo que en esos períodos Marx no formaba partido entre 1851 y 1864 o entre 1872 y 1883? Solamente Astarita. Para astarita, Marx se fundió en esos dos períodos, un verdadero disparate!!! Hasta en una biografía liberal de Marx no se dicen semejantes pavadas. ¿Hace falta mencionar sus contribuciones en esos períodos al movimiento comunista de Europa y el Mundo? ¿ Astarita pensará que sentarse a criticar es lo mismo que hizo Marx en esos períodos? hace falta contestar?
      Sigo esperando la respuesta: que Astarita muestre al público lector del blog algún documento que pruebe que Montoneros rompió alguna vez (hasta la fecha de hoy le doy tiempo) con Perón. Y otro de trotsky que diga que las direcciones centristas y socialdemócratas son Proletarias. Si no los tiene, entonces inventó o mintió.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 18:46

    • Por favor, pare de decir disparates. ¿No tiene límites? ¿En qué partido militaba Marx en 1863?

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 18:50

    • Evidentemente no se puede ver la diferencia entre ser un fundido, renegar de los partidos, de la militancia, de la organización, criticar a la izquierda por «afuera; y participar de la discusión política desde adentro, orientando, polemizando, con los dirigentes. Esto es, diseñando políticas y estrategias junto con Engels. ¿Es necesario que cite las cartas de Marx y Engels (que para el caso son lo mismo) con los dirigentes socilistas de la época entre 1851 y 1883? Si es necesario lo hago.
      Para alguien formado en el morenismo, advertir esta diferencia es tan difícil como para las moscas evitar el dulce de leche (estoy siendo educado, como verán todos, para que después no me acusen de estalinista).
      Lo que hizo Marx en ese período, si no es construir partido, ¿qué es? Hay una biografía mediocre de Rubel, que editó RyR, que a esar de ello, sirve para explicar esto. Nada más alejado que el mito de Marx alejado de la política mundial y escribiendo sólo en su casa El Capital. Es un mito, en este caso, una nueva invención para zafar de tener que responder sobre las geniales aseveraciones que vertiste sobre Montoneros y Trotsky.
      Nuevamente: le solicito a Astarita que haga saber al público lector del blog algún documento que pruebe que Montoneros rompió alguna vez con Perón, como afirmo arriba. Y otro de trotsky que diga que las direcciones centristas y socialdemócratas son Proletarias. Si no los tiene, entonces inventó o mintió, o ambas.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 19:01

    • Yo no voy a discutir con vos mi actividad política. Pero queda claro que escribirse con dirigentes políticos o sindicales no es sinónimo de militar en un partido político. Lo que querés decir es que yo soy, además de un canalla, un charlatán, un amigo del imperialismo, un crítico de Trotsky con los argumentos del stalinismo, un «fundido». Como dije antes, lo fundamental es destruir anímicamente, quebrar moralmente al crítico, acallar voces. Es tu sustancia, puesta en su forma más pura.

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 19:07

    • Eso no lo dije yo, en ningún momento dije «Astarita es un fundido», revisen todo lo que escribí. Lo que dije es que hay una gran diferencia entre dirigir un partido, organizar cuadros, organizar la actividad partidaria, militate, la línea estratégica, y ser un fundido. Lo primero forma partido, en cualquiera de sus expresiones. Lo segundo no. Marx dónde se encuadra? entonces, ¿podemos decir que no formó partido entre 1851 y 1863? ¿o entre 1873 y 1883? Claramente Astarita vuelve a equivocarse.
      Por ello Marx, a pesar de haber abandonado la Liga, no deja la militancia política y la tarea de organización de los trabajdores en todo el mundo. ¿Se comprende que son dos cosas distintas? Lo de Astarita fundido corre por cuenta de Astarita. Igual eso no es lo más grave. Lo más grave es decir que Montoneros rompió con Perón y no dar pruebas. Lo más grave es decir que Trotsky calificaba a las direcciones centristas y reformistas de proletarias, y no dar pruebas.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 19:16

    • Vos estás desde hace muchos mails cuestionando que yo no formo parte hoy de ningún partido político. Esto tiene un sentido muy claro. Por eso lo unís a la tesis 11, y cosas por el estilo.
      Sobre la ruptura de Montoneros con el PJ y Perón, es una estupidez hablar de «documentos». La ruptura se produce en los hechos, y es a los tiros. Montoneros representa una ruptura por la izquierda del peronismo, entre 1974 y 1976, por lo menos. Esto lo sabe cualquiera con un poco de cultura política. Como también fue una ruptura la del Peronismo de Base. Y está lleno de rupturas por izquierda de todo tipo, de partidos nacionalistas, socialistas, comunistas, etcétera. Lo cual no es argumento para justificar el entrismo, como ya te lo expliqué.
      Por supuesto, querés centrarte en Montoneros, en la tesis 11 sobre Feuerbach, en la cuestión si hoy cotizo o no a un partido político, y mil cosas más porque no tuviste manera de responder a los argumentos centrales de la crítica que hice al entrismo trotskista. Volviendo al centro del asunto, no hay manera de justificar la afirmación de que en 1934 la SFIO podía ser ganada al marxismo, y apenas un año más tarde caracterizarla como agente de la burguesía. Es una pirueta política que no hay manera de explicar, ni justificar (y el argumento «Pivert» se te viene abajo por los cuatro costados).

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      rolandoastarita

      18/12/2014 at 19:26

    • Ruptura política de Montoneros con Perón?, esa es la tesis de Moreno para justificar su seguidismo con Montoneros y con el nacionalismo burgués en general. No hay una ruptura de Montoneros con Perón, Montoneros se mantiene con la disciplina dentro del Peronismo, nunca romper (de hecho habría que hablar con cualquier militante del PRT de ese momentos y preguntarle por su política en ese momento, que pasaba por hacer que Montoneros rompa con Perón, el Pacto Social y el Peronismo y avance hacia el socialismo -Moreno guardaba expectativas similares). De hecho la consigna «Que vuelva Perón» fue inventada por el morenismo y reivindicada por Montoneros, pero eso es historia más vieja (Para Astarita es mejor criticar los «métodos» del morenismo que sus «políticas»).
      No hay ningún documento que muestre la ruptura política de Montoneros con Perón, y luego de su muerte, ningún documento de ruptura con el gobierno de Isabelita (¿significará que esto es para Astarita la evidencia que los Monto hacían entrismo en el Peronismo?).
      Lo de «la ruptura a los tiros» ¿será un resabio foco-morenista que mantiene Astarita?
      Una ruptura política por izquierda, significa, como en el caso de la SFIO y el PSOP, abandonar orgánicamente el movimiento, no seguir integrándolo (no sólo con funcionarios de diversas jerarquías, sino con intendentes peronistas, gobernadores peronista, y candidatos que se reivindicaban peronistas -pero de izquierda, por supuesto). Dónde está la evidencia? astarita no la tiene, porque en el afan polemista es capaz de reinventar a su antojo la historia argentina.
      En la SFIO hubor «rupturas» por izquierda, como predijo Trotsky, en el Peronismo no hubo.

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      Emiliano

      18/12/2014 at 20:22

  21. No pretendo tampoco que sea gratis. una propuesta: comenzá a cobrar los comentarios. Yo estoy dispuesto a cotizar en su partido, para verlo funcionar como dijo Sartre, como la «gauche utopique», y que Astarita me muestre un documento que pruebe que Montoneros rompió alguna vez (hasta la fecha de hoy le doy tiempo) con Perón. U otro de trotsky que diga que las direcciones centristas y socialdemócratas son Proletarias.

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    Emiliano

    18/12/2014 at 17:34

  22. ¿Emiliano, cuál crees que es la raíz teórica de los errores que le imputaste a Trotsky? Constatar un error es fácil, comprenderlo no tanto pero, como decía Hegel, comprender una actitud es superarla.

    ¿No crees que la raíz teórica de la creencia que el estalinismo se podía reformar puede ser la misma que la de la creencia de que no había diferencias sustanciales entre mencheviques y bolcheviques, por poner un ejemplo? ¿Te parece que un revolucionario de la talla de Trotsky puede pasarse 10 años esperando en que el estalinismo se reforme? ¿No habría que ser bien responsable, y tomar el asunto bien seriamente, para comprender cómo es posible que el organizador del ejército rojo, el presidente del soviet de Petrogrado, estuviera 10 años sin comprender la raíz, el fundamento del error?

    El entrismo es un falso atajo, una ilusión, la clase no va a cambiar de dirección en una situación revolucionaria, siempre transitoria e inestable, si no tiene a la vista una dirección conocida, que se ha templado en luchas de años, aunque hasta ese momento no fuera la dirección de la mayoría de la clase.

    El que llegó tarde a la lucha, organizativamente hablando, no puede ganarla temprano. Y sino fijate en Gramsci, en Liebknecht o en Luxemburgo.

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    LB

    18/12/2014 at 22:43

  23. Emiliano

    Fui testigo personal de la masacre de Ezeiza, cuando Perón regresó definitivamente a Argentina. Eso fue el 20 de junio de 1973. Estuve más o menos a 200 metros de donde estaba Leonardo Favio y la comitiva que esperaba a Perón (un puente de la autopista de Ezeiza).. Fue un enfrentamiento entre la derecha.y la izquierda peronista (ver el link: http://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Ezeiza).

    Esa noche Perón, en un discurso televisado, le echó la culpa del enfrentamiento a Montoneros (la izquierda peronista). Ese discurso lo vi y lo escuché personalmente. No me lo contaron.

    Esa noche dejé de ser peronista. Hasta el día de hoy. Fue una ruptura total. Perón acusó a las víctimas de victimarios.

    ¿Qué documentos exige Usted para comprobar la ruptura de Perón con la izquierda peronista?

    Los hechos fueron muy claros y si quiere comprobarlo busque el discurso de Perón de ese día.

    La ruptura fue a tiro limpio. Le aseguro que pasé bastante tiempo cuerpo a tierra el día de la masacre y escuché con mis oídos los estallidos y los zumbidos de los disparos.

    Por favor no tergiverse la historia. Parece que Usted es especialista en esto.

    Rolando, por favor, no pierdas más tiempo con alguien que no tiene ni idea de lo que está hablando. .

    Saludos cordiales

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    La duda metodica

    19/12/2014 at 00:07

    • Sobre experiencias personales, relato una, de las muchas que puedo contar. En agosto de 1976 estuve detenido desaparecido en Superintendencia. Justo con muchos militantes de Montos de la Columna Norte. Charlamos mucho por esos días -todos fueron asesinados en la Masacre de Fátima- y todos asumían como un hecho que ya antes de la muerte de Perón habían roto con éste. Otra: en la militancia diaria entre 1974-6, en el movimiento sindical y en las luchas contra la burocracia, muchas veces hice algún tipo de actividad en común con militantes de Montoneros; todos daban como un hecho que se habían enfrentado con Perón, y que seguían haciéndolo con la estructura del PJ. No es casual, por otra parte, que la JP «Lealtad» surge precisamente por los militantes de la JP que no querían romper con Perón.
      Todo esto es historia muy sabida. Solo alguien que quiere «ganar» discusiones a cualquier costo, o que tiene una ignorancia supina, puede negar que Montoneros, y Peronismo de Base, fueron rupturas por izquierda, que se produjeron entre 1973 y 1974 (muy en particular cuando Perón hace renunciar a Cámpora, aunque el enfrentamiento ya estaba planteado desde antes).

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      rolandoastarita

      19/12/2014 at 10:04

    • Respuesta a LB: La raíz teórica de sus errores ya la explicó el propio Trotsky en Mi Vida. Dijo que opinaba que la propia emergencia de la crisis y de la revolución (socialista y no democráticoburguesa), iba a “superar” espontáneamente las diferencias entre bolcheviques y mencheviques. Él, a mi entender, sacaba el eje de la discusión por la revolución rusa de las diferencias entre mencheviques y bolcheviques, pero no porque le diera lo mismo las estrategias de unos y otros, sino porque él tenía la suya propia, con críticas tanto a Lenin y su revolución “democrático-burguesa” semietapista, como las críticas a los mencheviques y su revolución también “democrático-burguesa”, pero completamente etapista. La raíz está en la incomprensión de la importancia de construir un partido de combate, de construir un partido obrero que se forje desde la vida cotidiana de los trabajadores y desde los vaivenes de la lucha de clases. Diría muy burdamente que Trotsky no comprendió que “el educador debe ser educado”. Pero luego sí lo comprendió, y rectificó su método. Como dijo Trotsky, en las disputas fundamentales entre Lenin y él antes de 1917, Lenin siempre tuvo razón. Y como dijo Lenin “después de 1917 no hubo mejor bolchevique que Trotsky”. Es cuestión de reflexionar sobre eso.
      El problema de fondo, no es no cometer errores, sino que esos errores no sean de principios, desviaciones fundamentales, errores graves, sino que sean errores que puedan ser corregidos a tiempo.
      Con respecto a la “reforma” del estalinismo, esta reforma no fue sentarse a esperar. Fue luchar formando una oposición política primero, luego una oposición estratégica y por último una fracción (para forzar una ruptura por izquierda). A cada etapa Trotsky le da una justificación. Este trabajo se hizo poniendo en riesgo la integridad de los mismos oposicionistas, jugándose el pellejo. Muchos de ellos fueron asesinados por el aparato, otros encarcelados, otros expulsados. La oposición de izquierda no fue ni la primera ni la única que hubo al estalinismo. Y la suerte del resto de los oposicionistas no fue distinta (incluso aquellos que luego claudicaron frente a Stalin, también fueron barridos, enjuiciados y asesinados –baste el caso de Bujarin).
      Pensemos por un segundo ¿qué hubiera pasado si Trotsky en 1924 o 1925 decía “esto no tiene solución la URSS y su casta burocrática va a llevar a la revolución a la restauración”, etc., y se iba con un puñado de camaradas? Por eso fue correcto dar la lucha como oposición de izquierda, frente, paradójicamente (por los nombres), a la orientación “izquierdista” del estalinismo. El tema es que 1926 y 1927 (El comité anglo-ruso, y la rev china) la orientación del estalinismo fue derechista y oportunista.
      Por eso Trotsky no espera que “la burocracia se reforme”, sino que actúa desde el interior del partido y de la internacional para que eso suceda. Lo que explico es que con el diario del lunes es fácil decir: “se equivocó”. Pero el punto es que sin ese error, no hubiera podido formar la IV internacional, como tampoco hubiera podido desarrollar el “método” de intervención política y de orientación estratégica frente al resto. ¿Cuántos revolucionarios que abandonaron la lucha al interior del partido (durante ese período) lograron construir algo superador? Ninguno.
      Por último, decís que “El entrismo es un falso atajo, una ilusión, la clase no va a cambiar de dirección en una situación revolucionaria”. Creo que hay separar dos cosas: el entrismo, como ya lo expliqué, es un método completamente válido y aceptado por los revolucionarios para actuar en un momento de decibilidad absoluta de la vanguardia y para “no quedar fuera del juego”. Lo que pasa que no es un “comodín” que se puede usar en cualquier circunstancia y momento del juego. No es un atajo, es tal vez el camino más largo y difícil: un atajo es abandonar el juego, abstenerse, no querer intervenir en la construcción del partido, esos son atajo, que por supuesto, no llevan a ningún lado. El problema con el “atajo”, con la maniobra, es a dónde te lleva. Si está hecha sin principios, desorienta, si está hecha a partir de una orientación programática y política clara, puede ayudar. Yo no estoy de acuerdo con los atajos que llevan a unirse con la burguesía, como en el caso del PSUV, o del Morenismo.
      Sobre si “la clase no va a cambiar de dirección en una situación revolucionaria”, está claro si te referís al conjunto de la clase es muy difícil que lo haga. Hay un mito muy extendido en la izquierda que el PB era una minoría en el proletariado ruso, y que de febrero a octubre paso de ser un micro partido a un partido de masas. Primero hay que decir que el PB no era una minoría en el MO ruso, sino que era un partido que ganaba elecciones en distritos obreros frente al resto de la izquierda y la burguesía. Eso porque Lenin desarrolló el partido en la “semilegalidad” o legalidad, tanto como en momentos de ilegalidad. De hecho Lenin dice que de no haber sido por la guerra y la represión que sobrevino, se hubiera podido desarrollar el PB en el campo electoral hasta ganar la mayoría en la Duma, y haber desarrollado la revolución algunos años antes.
      El partido tiene que estar implantado en la clase obrera antes de la crisis revolucionaria, eso seguro. Fíjense cómo piensan los sectarios: los sectarios si no pueden llevar adelante la lucha revolucionaria dice que “todavía las condiciones objetivas y subjetivas no han madurado”, “todavía la clase obrera no está preparada”, etc. Eso porque no les interesa que el partido se inserte en las masas. Así actúan los sectarios.

      Respuesta a AP y LDM:
      Entiendo las ironías, sino no se podría durar un segundo en la izquierda.
      Lo de Montoneros es claro: todo lo que vos mencionaste sobre las contradicciones entre Montoneros y Perón son ciertas, y se podrían mencionar más y más graves o profundas aún. Pero ninguna de ellas implica “en sí misma” una ruptura política con Perón o el Peronismo. Esa ruptura política es lo que le reclamó hasta el final, entre otras organizaciones, el PRT o el PST (Astarita lo sabe). Una cosa es cagarse a tiros y otra muy distinta es decir: Montoneros rompe con Perón y el justicialismo, abandona orgánicamente el gobierno (dónde tenía personal político adentro), rechaza el programa del FREJULI, del PJ, y el Pacto Social, y proclama un Programa Socialista. Esto no pasó, forma parte de una “ilusión”, de un “delirio alcohólico” de AP, que quiere embellecer a Montoneros, para no tener que decir que su dirección llevó a la masacre de toda una generación.
      Una cosa a “La Duda Metódica”: la duda no puede ser un método, la duda es una instancia a salvar, el método tiene que ser “la certeza”. La duda tiene que servir para llegar a una verdad, para llegar a una certeza, no para seguir dudando. La duda que lleva a la duda es onanismo mental.
      Con respecto a lo que plantea sobre Montoneros y Perón: él mismo dice (LDM), que “esa noche (después del discurso de Perón) dejé de ser Peronista”. Justamente, una ruptura individual. Lo que olvidó LDM es decirle a la dirección de Montoneros que rompa con el Peronismo, porque si hubo una ruptura de Montoneros, entonces, ¿por qué se fue de la organización el compañero La Duda Metódica? No habría ninguna razón para irse. En fin, sigo esperando un documento de Montoneros que manifieste la ruptura con el peronismo, con Perón y con el programa del Nacionalismo Burgués.
      LDM invierte la carga de la prueba y dice que está probada “la ruptura de Perón con la izquierda peronista” y la evidencia es el discurso de Perón. Muy bien, acordamos en eso (aunque Perón todavía no los expulsó). Pero eso sigue sin demostrar dónde se prueba el otro lado, lo que se estaba discutiendo: la evidencia de la ruptura de Montoneros con Perón. Una cosa es que tu papá te cague a palos y diga que la culpa es tuya, otra cosa es que te vayas de su casa. Montoneros siguió en la casa del papá, recibiendo palos, insultos, maltratos, y llevó al desastre a toda una generación, ¿o no?. El único que tergiversa la historia, a pesar de haberla vivido y sufrido en carne propia, es usted LDM.
      Los enfrentamientos entre la izquierda y la derecha peronista existieron, nadie los niega, están “documentados”. El problema no es el enfrentamiento, el problema fue que ese enfrentamiento no llevó a una ruptura, ni temprana ni tardía, NO HUBO RUPTURA. ¿Porqué no hubo ruptura? Porque Montoneros era una organización nacionalista burguesa, con una dirección pequeñoburguesa que era irrecuperable para la revolución, formaba parte de la reacción, de la fuerza social reaccionaria, contrarrevolucionaria. No sus militantes, que querían el “socialismo nacional”, sino la dirección. Era una organización en descomposición política, que crecía. Fíjense su actitud con respecto a las coordinadoras interfabriles, su posición política frente al Pacto Social, frente al “gobierno popular”, o frente a la “Triple A” de Perón. No hay ninguna ruptura orgánica ni programática, no existe, es un invento nostálgico.
      Ni siquiera se puede plantear que AL INTERIOR de Montoneros haya habido una ruptura “por izquierda” a la cúpula desde alguna formación interna. NADA. ¿Dónde está la ruptura por izquierda del Peronismo? Sigo insistiendo que alguien me presente algún documento, un volante que lo diga, un diario, algo, cualquier cosa. No soy necio, así que puedo cambiar de opinión si veo alguna evidencia de que estoy equivocado, pero hasta ahora sólo comentaron anécdotas personales, pero ningún documento.
      Si no se puede entender la diferencia entre una tendencia, una fracción y una ruptura orgánica por fuera de un partido en la forma de uno nuevo, entonces no se puede entender tampoco el problema del entrismo en la SFIO, PSOP, etc.
      Me sorprende que los “ultraizquierdistas” y elegantes discutidores contra la izquierda trotskista, desarrollen un “Montonerismo Tardío”. Bah!, no me sorprende, así actúan en general…

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      Emiliano

      19/12/2014 at 13:15

    • Rolando

      Otra experiencia sobre la ruptura entre Perón y la Izquierda peronista fue el Navarrazo.

      El Navarrazo fue un golpe de estado policial dado en la provincia de Córdoba, el 27 de febrero de 1974, en contra de la izquierda peronista representada por el gobernador Obregón Cano y el vicegobernador Atilio López, dirigente sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT) cordobesa. Lo dirigió el jefe de la policía de Córdoba, el teniente coronel (RE) Antonio Domingo Navarro.

      El golpe fue apoyado totalmente por Perón. Algo insólito en ese momento, pues fue un golpe contra autoridades elegidas mediante elecciones, a través del voto.

      Para mayor información ver los link:
      http://www.lmcordoba.com.ar/nota/157276_el-navarrazo-golpe-al-crecimiento-de-la-unidad-del-pueblo-cordobes,
      http://www.lavoz.com.ar/temas/el-navarrazo-40-anos y
      http://es.wikipedia.org/wiki/Ricardo_Obreg%C3%B3n_Cano, entre otros.

      En esa época arreció la represión por parte del siniestro Departamento de Informaciones de la policía de Córdoba, llamado el D2. En estos momentos es un Museo de la Memoria. La represión de este organismo asumió formas de terrorismo de estado. Se dedicó a secuestrar, asesinar, torturar, robar a militantes populares, tanto de la izquierda peronista como del resto de la izquierda cordobesa. Estamos hablando de hechos gravísimos de violaciones de derechos humanos cometidos por la derecha peronista y que sucedieron antes de la dictadura de Videla, que comenzó el 24 de marzo de 1976. Existen hechos importantes que demuestran que el Departamento de Informaciones, el D2, coordinaba la represión con altos oficiales del III Cuerpo de Ejército con sede en la ciudad de Córdoba.

      A los pocos meses del Navarrazo, el 16 de septiembre de 1974, Atilio López fue secuestrado y asesinado por la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Organismo siniestro donde uno de sus dirigentes máximos fue el famoso «Brujo», López Rega, Ministro de Bienestar Social, y con anterioridad, secretario personal de Perón. Ver link http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3lito_Atilio_L%C3%B3pez.

      Estimado Emiliano, ¿Necesita más documentos que demuestren la ruptura que Usted niega?

      Saludos cordiales

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      la duda metódica

      19/12/2014 at 14:34

    • De todas maneras, a esta gente no hay prueba que la convenza de nada cuando se trata de defender el dogma al que adhieren. Cualquier ser normal que vivió en los 70 sabe que Montoneros y PB fueron rupturas por izquierda con respecto a Perón y el PJ. Cualquiera sabe que la dirección, cuadros medios y bases de Montoneros (y del PB) terminaron a los tiros con la derecha Pero esta gente discute como abogados (cuando les conviene) y salen con «¿dónde está el documento de ruptura?». No les importa en absoluto llegar a la verdad, lo único que quieren es ganar discusiones y destrozar moral y espiritualmente, con todo lo que tienen a mano, al que hace una crítica. Ahí están en su elemento.

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      rolandoastarita

      19/12/2014 at 14:47

    • Astarita, es nuevamente una contradicción de tu parte: haces una nota dónde mostras un documento escrito de Trotsky apoyando la entrada a la SFIO y luego un documento escrito apoyando la salida y la caracterización de la SFIO como reaccionaria, pero cuando se trata de Montoneros y su relación con Perón, nada, no hay anuncio, nota, documento interno, nada. Eso prueba la altura intelectual que tenes y la vocación científica dentro del marxismo. Hablas de «defender dogmas», pero vos nuevamente te mordes la lengua, porque aquí el único que no aporta evidencia material sos vos. Nuevamente hablas por hablar, así el conocimiento científico no se desarrolla, y la revolución tampoco.
      Bueno, los voy ayudar yo, así no se devanan la cabeza pensando demasiado: la primera escisión de Montoneros fue la Columna Sabino Navarro, de octubre de 1973. ¿Era de derecha? para nada, su política era apoyar la unidad «del pueblo» bajo el liderazgo de Perón, básicamente que no se siga jodiendo con la idea de romper con Perón. Estaba también en contra de la alianza electoral que propulsaba Firmenich entre Balbín y Perón. En marzo del 74, se forma una nueva fracción, la «Columna de Recuperación Cooke-Pujadas». ¿Era de izquierda? Para nada, aunque Firmenich la calificaba de ultraizquierdista. ¿Qué decía? que la peuqeñoburguesía había sido un gran avance y que ayudo a «montonerizar» (sic) la organización, y que el guerrillerismo avalado por el general fue una conquista decisiva (sic). Esta última es la única fracción que hablaba de la necesidad de independizarse del peronismo. La propia existencia de esta fracción prueba que MONTONEROS NUNCA LLEGÖ A ROMPER CON PERON, porque esta fracción fue neutralizada. ¿porqué? Porque montoneros era una organización burguesa dentro de un partido y un gobierno burgués.
      Nunca, ni antes n después del 1 de mayo Montoneros produjo un documento de ruptura con Perón y el Peronismo. ¿Qué dijeron después de que Perón los echó? Que el avance de la derecha en el poder era para derrocar con un golpe a Perón. Seguían defendiéndolo, una vergüenza que llevó a la masacre a miles de jóvenes y no tanto, en la argentina. Pero «el montonerismo bloguero tardío» no sabe nada de eso y prefiere seguir jugando al gato y al ratón.
      De Te Fábula Narratur. No quiero ganar ninguna discusión, pero es una verguenza lo que se plantea aquí, es como discutir con los K, o peor. Nuevamente, Montoneros nunca romper con Perón, esa era su línea estratégica, por eso van al fracaso total. Astarita lo sabe, pero calla, porque no quiere perder el debate. Yo simplemente quisiera que en vez de poner por delante la intención de ganar el debate, explicara Astarita el rol contrarrevolucionario que jugó Montoneros, y mínimamente lo que decía el morenismo en ese momentos, o el mismo PRT, sobre lo no ruptura de Montoneros con Perón. Eso lo haría respetarse a sí mismo.y a su propia historia.

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      Emiliano

      19/12/2014 at 15:38

  24. Emiliano. O no entendés una ironía, o querés construir sobre ella la autoproclamación de tus fantasías sectarias. Quedaste como un salame. Me dejaste pensando sobre lo de Montoneros. La pila de discursos atacando a las otrora ‘formaciones especiales’ que se le iban de las manos, a los infiltrados en el movimiento, a quienes formulaban documentos y proyectos incompatibles con el modelo justicialista, la teoría de los ‘gérmenes y anticuerpos’, de la sinarquía que dirigía desde París a cargo de un tal Posadas, la denuncia de Perón : No nos os vamos a dejar matar sin defendernos, la cagada a pedos de Olivos y amenaza de raje para con los disidentes, la renuncia de Bidegain y los ocho diputados montos, el surgimiento de Montoneros ‘lealtad’ calificada por la dirección de la ‘M’ como ‘oportunismo de derecha’, la ‘Charla a los frentes’ donde se se autocritican del infantilismo de creer que Perón conduciría al socialismo, la fusión con las Far , finalmente, la echada de la plaza del primero de mayo y retirada en masa al son de ‘aserrín aserrán, es el pueblo que se va’ las pilas de muertos a manos de la triple A etc. etc. ¿Son muestras de que Montoneros se mantenía disciplinado al verticalismo peronista? ¿No había ruptura? me surge la pregunta ¿Estás en pedo?

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    AP

    19/12/2014 at 00:23

  25. Muy edificante debate sobre «demostraciones documentadas». Al final quedó claro para uds que de un día para otro cambie el análisis del carácter de un partido no esta mal, Montoneros no rompió con el peronismo en el poder y Astarita perdió porque no puede tener razón porque sino tendría que demostrarlo con la cotización a una organización política.
    Asi se concibe el socialismo científico… que tanto.

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    Roberto

    19/12/2014 at 00:35

  26. Todo este intercambio no hace más que convencerme aun más que, hoy por hoy, una de las armas de dominación simbolica más poderosas con que cuenta la burguesia son las religiones trostskistas.

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    Gerardo Daniel

    19/12/2014 at 16:30

  27. Emiliano

    Si para Usted demostrar que se produjo una ruptura entre el peronismo de derecha y el peronismo de izquierda es imprescindible la existencia de «documentos», está bien. Se lo respeto.

    Pero, si analizamos los hechos, la ruptura fue marcada por un río de sangre en el medio. Algunas diferencias políticas deben haber existido entre estos dos bandos. ¿No le parece?

    Que no fueron diferencias entre trotskistas o marxistas es verdad. Que los montos estaban equivocados, también es verdad. Que la mayoría de los dirigentes que sobrevivieron demostraron ser lo que fueron, Firmenich, por ejemplo, y que hay varios ex-montos en el gobierno kirchnerista, también es verdad.

    Pero algo pasó en esa época que debe tener una explicación. Parece que para Usted la explicación debe estar reflejada en «documentos», exclusivamente. Para mi la explicación debe partir de los hechos históricos que sucedieron en ese momento.

    Perón murió el 1 de julio de 1974. En pleno apogeo del enfrentamiento. Como no me gusta especular, no se como habría continuado la cuestión. Lo que si sé es que la lógica de la represión desatada por Perón continuó con una coherencia infernal. La triple A, la actuación de los organismos de inteligencia, la Policía Federal, el D2 de Córdoba, etc. etc. y luego el golpe militar de Videla, con sus Grupos de Tareas, con la Escuela de Mecánica de la Armada, La Perla, etc. Hubo una continuidad represiva evidente.

    ¿Y cual fue la consecuencia? La dictadura logró el exterminio y la derrota, no sólo de la izquierda peronista, si no también del resto de la izquierda, tanto la que reivindicaba la lucha armada (PRT-ERP), como la que estaba en contra de esta estrategia.

    Lo que si estaba claro para mi en esa época era quién estaba en un bando y quién estaba en el otro. A pesar de todas las diferencias políticas existentes entre los diversos grupos de la izquierda argentina. Diferencias que eran muchas y muy radicales. La década de los 70 fue muy rica en este aspecto.

    Por eso me parece una ridiculez que usted exija la existencia de «documentos» para demostrar que existió una ruptura entre el peronismo de izquierda y el peronismo de derecha.

    Saludos cordiales

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    la duda metódica

    19/12/2014 at 20:09

  28. Compañero de ladudametódica, la discusión que hace Emiliano sobre montoneros es completamente colateral al tema que se discute. La mayoría de los historiadores e investigadores que han profundizado en el tema debaten el problema de si existió o no una ruptura ‘programática’. Obviamente todos coinciden en que la ruptura por izquierda existió de facto. Por fuera de la opinión que podamos tener sobre la pertinencia del entrismo en la década del treinta y por las razones que fuera, Astarita señaló un problema en la caracterización formulada por Trotski que no se puede disimular con palabrerío. Como ya lo he marcado con anterioridad, la mirada de Trotski sobre la situación y perspectivas del período está profundamente distorsionada por su convicción de un capitalismo en crisis terminal, del que inevitablemente saldrá el socialismo triunfante o la barabarie y la confianza en una clase obrera esencialmente invicta que constantemente se vuelca a la revolución y es traicionada por sus líderes vacilantes y colaboracionistas. Es la matriz sobre la que se plasmará luego en el Programa de Transición. Es este sobredimensionamiento de la inagotable capacidad de recuperación de la clase y especularmente, de la superficialidad de las derrotas, lo que lo lleva a especulaciones lindantes en el absurdo, como el asunto de la reedición de Tours que inflaba artificialmente expectativas desmesuradas. Estas discusiones no tienen nada de nuevas. Para todos los que quieran conocerlas, están las polémicas con la izquierda italiana y secundariamente, germanoholandesa, que se reflejan en orientaciones opuestas frente a los acontecimientos. Para los trotskistas, la posibilidad de regeneración rápida de corrientes bloches de recambio, interviniendo ofensivamente en las luchas y para las corrientes comunistas de izquierda, la retracción en núcleos defensivos de los principios y el programa. En otras palabras, una orientación ofensiva y una defensiva, una de agitación y acción y otra de propaganda y conservación de los cuadros y lo que se interpretaba como el legado de Octubre. Personalmente, tengo diferencias con ambas corrientes de pensamiento. Estos debates se reeditaron en la década del setenta y siguen hasta hoy, esencialmente en el campo de la izquierda comunista europea muy desconocida en nuestro medio y aclaro, tan desperdigada y sectaria como el movimiento trotskista mundial. Lo que hace Emiliano no es más que una defensa a ultranza del legado trotskista y no puede ver o aceptar los problemas y potenciales errores que se le señalan. Tiene que ‘justificarlos’ del algún modo, precisamente por que reconocerlos podría conectar con una crítica a los pilares del movimiento, a saber, la concepción estancacionista crónica en la dinámica del capitalismo y especialmente, el ‘método’ transicional como llave maestra a la revolución en todo tiempo y lugar. El argumento ‘fuerte’ que recurrentemente esgrimen los trotskistas, es que dicho método es imprescindible para construirse en la clase obrera y poner en pié partidos que pujen por la influencia de masas. No es casual que todo termine en una ponderación exagerada de la ‘izquierda hegemónica’ argentina (no sin dejar de tener su corazoncito partidario y la camiseta pegada a la piel). La realidad es bien distinta. Hoy la izquierda trotskista argentina no influencia y en muchas ocasiones en el marco de alianzas sindicales con otras corrientes, ni el 1% de las comisiones internas sindicales. Su mayor inserción sigue estando en los frentes estudiantiles. Hacen actos ‘masivos’ donde juntan realmente 4000 personas en el caso del PO, unas 2500 a tresmil en el caso del PTS y unos quinientos a setecientos en el caso del Nuevo MAS. Por supuesto, estos números son inflados en las prensas partidarias, duplicados y hasta triplicados, esgrimiendo fotos trucadas y tramposas, lo que habla a las claras que no tienen empacho en mentirle a su propia clase en la competencia desenfrenada de aparatos por contarse las costillas y exhibir su propio ‘triunfo’ para asegurarse preeminencia en el frente electoral y candidaturas. Pese a que hablen constantemente de la situación pre revolucionaria ‘potencial’ como dice Altamira, tienen en claro que hay que apostar las fichas principales al crecimiento electoral y anteponen a la unidad de la clase en las luchas sus propios intereses de aparato. Se jactan del imponente crecimiento votante presentándolo como influencia de masa, cuando el millón y medio de votos que sacaron, sumando al MAS que quedó afuera del FIT no refleja otra cosa que una polarización de sectores votantes descontentos con la centroizquierda y el cristinismo hacia un programa lavado y una campaña más lavada aún, que el primer viento se la lleva puesta. Incluso lo presentan como un hecho sin precedentes a nivel mundial cuando es manifiestamente falso y aún así no deja de ser marginal respecto de las votaciones masivas a los candidatos tradicionales del régimen.
    Que te puedo decir, compañero, lamentablemente, el trotskismo se ha convertido en una corriente hencida de autoproclamación, agrandada, autosatisfecha, pedante hasta el harztazgo. Blindada a la crítica e incapaz de considerarla con criterio materialista. Su mesianismo inveterado le ciega la vista.
    Saludos

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    AP

    20/12/2014 at 11:15

    • Los enfrentamientos entre la izquierda y la derecha peronista existieron, nadie los niega, están “documentados”. El problema no es el enfrentamiento, el problema fue que ese enfrentamiento no llevó a una ruptura, ni temprana ni tardía, NO HUBO RUPTURA. ¿Porqué no hubo ruptura? Porque Montoneros era una organización nacionalista burguesa, con una dirección pequeñoburguesa que era irrecuperable para la revolución, formaba parte de la reacción, de la fuerza social reaccionaria, contrarrevolucionaria. Era una organización en descomposición política, que crecía. Fíjense su actitud con respecto a las coordinadoras interfabriles, su posición política frente al Pacto Social, frente al “gobierno popular”, o frente a la “Triple A” de Perón. No hay ninguna ruptura orgánica ni programática, no existe, es un invento nostálgico.
      AP dice que “todos” (¿quienes?) coinciden en que hubo “ruptura de facto”. Esto nuevamente es falso, nunca hubo ruptura de facto ni ruptura tácita. No sólo no rompieron con Perón, sino que después de la masacre de Ezeiza, después del primero de mayo del ‘74 y de ser expulsado como “imberbes”, después de Lopez Rega y la Triple A, Montoneros seguía apoyando a Perón, diciendo que el problema era que la “derecha peronista” había “cercado” a Perón copando el “gobierno popular”, entonces la solución era rescatarlo de ese “cerco” matando a algunos de los dirigentes sindicales de la burocracia y de la “derecha” en el gobierno del general (liquidando el cerco). Si alguien piensa que esos tiros fueron por el socialismo, está muy equivocado. Esos tiros fueron para defender el régimen burgués, el régimen patronal, el gobierno de Perón. No hubo ruptura por izquierda, la propia existencia de Montoneros fue para evitar una ruptura por izquierda de las masas con Perón y el peronismo, muy lejos de ser el vehículo histórico de esa ruptura.
      Con respecto a Trotsky, la caracterización que hace de la SFIO es correcta, y luego las decisiones de esa misma dirección en el sentido de integrarse al Frente Popular (un frente imperialista, preconizando lo que sería el pacto entre Stalin y el imperialismo en la segunda guerra mundial), hacen que cambie la caracterización.
      Sobre el carácter del capitalismo y la “crisis final”, “terminal”, y la sobreestimación de las potencialidades de la clase y la subestimación de las potencialidades del reformismo, es algo ya discutido durante más de 70 años que Astarita reproduce sin citar sus fuentes intelecuales (creyendo haber descubierto la pólvora, o ser “original”), cuando hace a fines de los ’90 su crítica al PT con E. Glavich.
      AP dice “Es este sobredimensionamiento de la inagotable capacidad de recuperación de la clase y especularmente, de la superficialidad de las derrotas, lo que lo lleva a especulaciones lindantes en el absurdo, como el asunto de la reedición de Tours que inflaba artificialmente expectativas desmesuradas.” La crítica es al “catastrofismo”. Habría que recordarle al compañero AP y a todos los anticatastrofistas que el desarrollo del marxismo en Asia con el LSSP de Ceylán, la lucha de los trotskistas en India contra el imperialismo británico, no fue hecha bajo el precepto de la “estabilidad” del capitalismo y la recomposición de las relaciones sociales mediante los mecanismo estatales, ideológico y políticos de la burguesía imperialista y nacional, sino en la crisis tremenda del imperialismo colonial inglés, que llevó a una implosión revolucionaria en el Indostán, con un ascenso de masas nunca antes visto, demostrando una gran capacidad de organización y disciplina. Los Chinos en ese mismo período hicieron una revolución después de una resistencia de años frente al imperialismo nipón y británico. Les importó un carajo lo que decían los yanquis sobre la posibilidad de progreso y democracia, o el “refuerzo” del estalinismo, y destruyeron a todos los imperialismo y al nacionalismo burgués en una guerra revolucionaria. ¿Lo hubieran hecho si analizaban la realidad bajo los preceptos de AP o de Astarita? Claro que no, se hubieran quedado en su casa. Los sectarios son como la zorra de la fábula: como no pueden alcanzar las uvas, dicen que las uvas todavía están verdes.
      En Bolivia se hizo la revolución de 1946 pasando por donde no brilla el sol, la supuesta estabilidad del capitalismo o el “boom” económico. La línea de los trotskistas contra el imperialismo en la guerra de Corea no le importaba el rol democrático y de estabilidad que este jugaba. Fueron los únicos que dieron una orientación consecuente (frente al marasmo del “reformismo reforzado” de los estalinistas), porque seguían siendo “catastrofistas”. Los Yugoslavos no les importó el reforzamiento del estalinismo y sobrestimaron al proletariado y campesinado, que había jugado un rol fundamental en el movimiento partisano y se cargaron al nazismo, a la burguesía local y al estalinismo en el mismo combate. ¿De qué sobreestimación del proletariado me habla AP si fue la clase obrera la que intervino decisivamente en los movimientos de partisanos de Italia, Francia y Grecia, que no sólo enfrentaron a los nazis, sino también al imperialismo aliado? ¿Qué decir de las revoluciones políticas en Alemania en 1953, Hungría 1956, Checoslovaquia en 1967, Polonia en 1977? ¿ O de las huelgas de la Renault en Francia en 1948, la HG en 1953, la huelgas de la Fiat en Italia y luego el “otoño caliente”? ¿Qué decir de las masas obreras norteamericanas jugando un papel importante en la movilización contra la guerra de Vietnam? ¿Qué decir de obreros y campesinos Vietnamitas que se cargaron al imperialismo Francés y Yanki en medio siglo de luchas? Había una sobreestimación de Trotsky de las potencialidades de la clase obrera o es una fábula de la zorra lo que cuenta AP?
      En definitiva, Astarita, sin citarlo, reproduce al pie de la letra el “Pablismo”, una tendencia que se cristaliza a comienzos de la década del ’50. ¿Qué decía Michel Pablo? Que el resultado de la “impotencia” de la IV internacional luego de la guerra era el producto de no haber comprendido la “vitalidad” y “efectividad” del estalinismo y del capitalismo, y también, que va de suyo, no haber comprendido la incapacidad revolucionaria del proletariado para salir airoso de la crisis. Palabra por palabra lo mismo que dice Astarita. La conclusión de Pablo es que ante la impotencia del proletariado y la incapacidad de a IV de reconocer la fuerza del capitalismo y del reformismo de la burocracia estalinista, se debía avanzar hacia el sustitucionismo y dejar de construir partidos trotskistas, ligarse a las direcciones estalinistas que llevarían adelante una “guerra prolongada” que podía durar siglos contra el capitalismo. De tal palo, tal astilla.
      Con respecto a los ataques contra la izquierda que se opone al gobierno y a las patronales, lo que puedo decir es que me apena que no se reconozca la importancia de la política parlamentaria y del crecimiento de la izquierda. Dicen que la campaña y el programa del FIT son lavados, bueno, propongan un programa superador de intervención en la realidad Argentina y Mundial, y después lo discutimos. Si critican al programa y no tienen nada superador para proponer, AP y Cía., no son más que pueriles charlatanes. No hay crítica sin un programa superador que pueda ser tomado por los trabajadores, ese es el fondo del debate con Astarita. Es la crítica mediocre (no porque no haya que criticar), sino que es mediocre porque es una crítica sin método, y sin programa superador, es pura charlatanería.
      Aquellos que tienen un método de discusión política, de intervención, de organización, de propaganda y agitación, pueden darse cuenta de los propios errores, antes que los adversarios sin método, justamente porque el método te permite hasta detectar el error propio. Para entenderlo, hay que asimilarlo.

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      Emiliano

      20/12/2014 at 16:14

    • Por favor, pido comentarios más breves. Ya expliqué que esta no es una sección para colgar artículos. Máxime cuando pertenecés a una organización que tiene sus espacios donde podés publicar estas parrafadas.

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      rolandoastarita

      20/12/2014 at 18:32

  29. Parafraseando a Bleibtreu-Fave en su célebre respuesta a los desvaríos de M.Pablo, diría que tu último escrito tiene más errores que palabras, y agrego, tiene muchas palabras que al fin, son baratas. Te los voy a ir señalando en cuotas. Te marco dos ahora. Cuando hablo de ‘todos concuerdan’ me refiero a investigadores serios, no galopines como vos. Tu teoría conduce a afirmar que montoneros y triple A eran gemelos, solo separados por una puja armada de aparatos. En lo personal nunca tuve simpatía alguna por el movimiento, sino, una desconfianza profunda en su dirección. Ni que hablar de su programa de ‘Socialismo Nacional’ o su particular teoría de que la presión imperialista iba a empujar a Perón a los brazos del socialismo o a comportarse como líder de una inevitable etapa introductoria. Pese a ello, conocí una buena cantidad de militantes que no se metieron allí para hacer la contrarevolución y aún hoy, en algunos casos, son merecedores del mayor de mis respetos. Lo segundo. El programa del FIT es una versión electoral y electoralista para hacer pasar el programa de Transición por el parlamento. En este sentido, Trotski solía recordar: Al león se lo mata con la bala. A la pulga se la aplasta con los dedos. Al parlamentario socialdemócrata se lo liquida con un empujoncito nomás. El programa ‘superador’ que reclamás a los ‘charlatanes’, siendo tu mismo uno de los charlatanes más prolíficos que he visto desfilar por este blog, es simple. Es el programa de la revolución proletaria. El programa comunista explicado claramente y sin ambages para poner en guardia a la clase obrera frente a toda ilusión reformista en la democracia capitalista y su sistema de engaño organizado.

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    AP

    20/12/2014 at 20:08

  30. ‘Con el cráneo de Aramburu, vamo a hacer un cenicero, para que apaguen sus puchos los comandos montoneros’. ‘Co la barba di Cicotti, noi faremo sapazzolini, per pulire gli stivali di Benito Mussolini’.
    Esta probado Emiliano. Montoneros era un movimiento fascista.

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    AP

    20/12/2014 at 21:31

    • Para AP:
      ¿Qué investigador serio dice que Montoneros rompió con Perón? ningún investigador serio, si no decís quién, si no citas, es imposible discutir.
      Mi teoría no conduce a afirmar que Monto y la Triple A son hermanos gemelos, esa es tu conclusión. Mi análisis, como dice Astarita, es un análisis de clase de Montoneros (de su composición, de su programa, de su dirección, de sus planteos e historia, de sus acciones y de la historia reciente del país). En todo caso, la discusión no la tenés conmigo, sino con el método marxista.
      Para respetar a la gente que participó de esa experiencia, tenes que decir la verdad sobre esa experiencia, tenes que reconocer que Montoneros sirvió como un freno al ascenso revolucionario de las masas, que su dirección jugó un rol reaccionario porque nunca rompió con el peronismo y con Perón. Y tampoco se trata sólo de «documentos», sino de usar un poco la materia gris y reflexionar sobre la realidad concreta.
      Vos que hablas de «compañeros», de respeto, de luchar contra el estalinismo, etc., decís, enojado no sé con quien, que «al León se lo mata con una bala», «al parlamentario socialdemócrata se lo liquida», etc. Qué linda selección de palabras estalinistas.
      Last and best: cuando se te pregunta por el programa, decis que hay que desarrollar «El programa comunista explicado claramente y sin ambages para poner en guardia a la clase obrera frente a toda ilusión reformista en la democracia capitalista y su sistema de engaño organizado.» O sea, no tenes programa y lo reconoces. Estoy esperando que después de la crítica al PT Astarita presente un programa superador. ¿Qué novedad puede presentar? cuál es vuestro programa, ¿el de la I internacional?
      Se nota que AP nunca tuvo que hablar con un obrero, nunca organizó un frente proletario, una interna, ni siquiera una asamblea de trabajadores. Si les hablás así a los trabajadores, estudiantes, etc., primero no te escuchan y después piensan que sos un extreterreste. Hacé la prueba, todavía estás a tiempo.

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      Emiliano

      21/12/2014 at 12:18

    • Redacción del programa del PO en 1880 (época dónde, para Astarita, Marx no desarrollaba ninguna actividad «partidaria»): “Ce qu’il y a de certain c’est que moi, je ne suis pas Marxiste”, fue lo que le respondió Marx a J. Guesde, cuando este último dijo que las demandas mínimas eran simplemente un medio de agitación, «una carnada para atraer a los trabajadores al radicalismo» (según lo reprodujo Lafargue). Guesde explicaba que el rechazo de las demandas mínimas, «liberaría al proletariado de sus últimas ilusiones reformistas y lo convencerían de la imposibilidad de evitar un 1789 de los trabajadores». Ante esta barbaridad,animalidad política, Marx acusó a Guesde de «charlatanería revolucionaria».
      Para todos los ultraizquierdistas de este medio, tendrían que aprehender de Marx y del programa del FIT.

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      Emiliano

      23/12/2014 at 19:39

    • Eemiliano, insisto, ¿no tenés límites para las gansadas y los disparates? Primero: Marx colabora en la redacción del programa del PO francés, pero no militó en el PO. Esto es, en 1880 no tenía actividad partidaria constante. Para darte mi ejemplo personal, que hasta un vos lo podés entender: hace un tiempo colaboré en la redacción de algunos documentos de una organización política, lo cual no significa que milite orgánicamente en un partido. Perdoná por el ejemplo, tal vez es demasiado difícil para que lo entiendas. Pero tal vez con un esfuerzo neuronal logres captarlo .
      Segundo, desde hace AÑOS defiendo la idea de que el marxismo debe levantar un programa mínimo, junto a la declaración de principios. Precisamente una de las lecturas que más me inspiraron a esto fue haber leído ese programa del PO francés redactado por Marx. Tiene un enfoque que es opuesto a lo planteado por Trotsky en el Programa de Transición. ¿No entendés la diferencia que hay entre una consigna mínima y una consigna transicional? En cualquier caso, te remito a esta nota.

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      rolandoastarita

      23/12/2014 at 22:45

    • ¿Armar el programa de una organización, el documento más importante de la organización, la guía estratégica, no es desarrollar una actividad partidaria? ¿No será que Astarita no entiende lo que significa un programa? Claro que «algunos documentos» no son un «programa», pero Marx y Engels sí entendieron la importancia del programa y de la lucha política en todos los espacios posibles para formar, para hablar mal y pronto, «fracciones marxistas».
      Cuando en el programa del PO francés, Marx escribe: «que la comuna se encargue de su administración y su policía», o cuando se pide «armamento general del pueblo», esto es: dictadura del proletariado y desarme de la burguesía y armamento de la clase obrera, Marx está hablando de «consignas mínimas»????? No me hagas reír!!! Desde que Marx entiende, después de la experiencia concreta de 1848, que el proletariado no podía ir a la zaga de la burguesía, TODOS LOS PROGRAMAS MARXISTAS FUERON TRANSICIONALES. ¿De dónde «inventó» Trotsky, la teoría de la REVOLUCION PERMANENTE???
      A veces pienso que estoy hablando con gente que comenzó ayer a pensar estas cosas. No doy libros para leer, ni autores, esto es una ceguera inducida.

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      Emiliano

      24/12/2014 at 00:22

    • Marx en 1880 no tenía actividad partidaria orgánica. Como tampoco la tenía en 1863, por caso (en 1864 precisamente le explica a Engels por qué decide cambiar de actitud y asumir responsabilidades en la AIT). Cualquier militante que no quiera confundir las cosas a propósito (o no sea un troll) sabe la diferencia entre militancia orgánica en un partido (actividades cotidianas, reuniones sistemáticas) y colaborar en la elaboración de un programa, o de un documento.

      Con respecto a la consigna del armamento del pueblo (lo explico en la respuesta a Democracia Socialista, a la cual vuelvo a remitir) históricamente en el socialismo del siglo XIX, y posiblemente también a principios del siglo XX, se consideraba parte del programa mínimo. Un pedante y para colmo ignorante se ríe del asunto, pero a para eso no hay mucho remedio. La consigna enlaza con la consigna de la milicia, que fue una consigna propia de las revoluciones burguesas radicales. La idea de milicia estaba presente en las tradiciones de los pueblos. Hoy ya no es así. Por eso en la respuesta a DS planteo que esa consigna ha dejado de ser una demanda mínima.

      Por otra parte, decir que «todos los programas marxistas fueron transicionales» es otra burrada mayúscula. Ya lo he explicado muchas veces. Incluso Lenin, en vísperas de la toma del poder, rechaza la propuesta de Bujarin de suprimir la distinción entre programa máximo y mínimo. Por supuesto, este caso histórico destruye toda la historia que Trotsky y el trotskismo construyó sobre este asunto.

      Además, no hay una relación orgánica entre levantar un programa transicional (a ser aplicado bajo dominio burgués) y la teoría de la revolución permanente. Heinzen era partidario de la agitación transicional; los comunistas italianos lo fueron en los años 1920. Ninguno de ellos ni por asomo formuló algo parecido a la teoría de la revolución permanente. Después de la revolución de 1848 Marx saca conclusiones acerca de la dinámica de clases en la que pensaba futura e inminente revolución alemana, pero esto no lo lleva a adoptar un programa de transición. Incluso rechazó explícitamente la agitación de consignas transicionales, y explicó que las mismas solo se aplican de conjunto y desde el poder. De forma más específica, personalmente soy crítico de la teoría de la revolución permanente de Trotsky, pero esa crítica se desarrolla de manera independiente de la crítica de la agitación de consignas transicionales (en mi Crítica al Programa de Transición casi no hago mención de la teoría de la revolución permanente). Como he explicado varias veces, la pretensión de aplicar un programa transicional en condiciones de dominio normal de la burguesía lleva al oportunismo, a la colaboración de clases. Pueden consultarse las notas que escribí en crítica a la consigna del control obrero.

      Todas estas son diferencias profundas, ideológicas y políticas, que tengo con el FIT. No puede reproducir en estos Comentarios todo lo que escribí sobre el asunto. Además de disparates y mentiras, tus comentarios en este punto no hacen más que repetir los lugares comunes del pensamiento trotskista. Ustedes piensan que repitiendo y repitiendo los mismos argumentos, y citando a Trotsky, y citándose entre ustedes (al pasar, es todo un hallazgo remitir a Bensaid para justificar el entrismo… Un militante de una corriente que se pasó 17 años haciendo entrismo en el PC francés, que hizo entrismo en cuanto grupo y partido medianamente izquierdista hubo en el mundo. Y que hoy sirve de letra para los entristas «siglo XXI»), hacen «ciencia».

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      rolandoastarita

      24/12/2014 at 11:01

    • No había nada particularmente trotskista en el método de las reivindicaciones transicionales:
      había sido abiertamente discutido en el Cuarto Congreso de la Internacional
      Comunista en 1922 (Riddell, John, 2011. Toward the United Front: Proceedings of the
      Fourth Congress of the Communist International, 1922) y Karl Radek incluso escribió un borrador de programa de transición en 1923: “nos diferenciamos de los otros partidos obreros, no sólo
      por la consigna de la dictadura del proletariado y el régimen soviético, sino también por
      las reivindicaciones de transición. Mientras las demandas de los partidos socialdemócratas
      son pensadas para ser llevadas a cabo en el marco del capitalismo y para reformarlo,
      nuestras demandas sirven en la lucha de la clase obrera por tomar el poder y destruir al
      capitalismo. Eso es lo que debiera estar claramente expresado en nuestro programa de
      transición” (Radek, Karl (1923). “La Question du programme de l’I.C.”. Bulletin communiste, 14:5 (abril), 126-128).
      El PT no es más que la generalización de la experiencia de Marx y Engels a partir de 1848. En su núcleo está la teoría de la revolución permanente (o revolución en permanencia). Una cosa no puede separarse artificialmente de la otra. Tal vez aquí se encuentre el error fundamental de Astarita.
      Cuando Marx habla de gobierno obrero, y liga incluso la realización de las tareas inmediatas, democráticas, a la convocatoria de una Comuna o GO, ¿también se quedaba reducido al programa mínimo?

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      Emiliano

      24/12/2014 at 12:05

    • La Tercera Internacional nunca tuvo un programa de transición general. Ese fue un invento de la Cuarta Internacional. El cuarto Congreso de la IC no aprobó un programa transicional. Además, la IC, al menos mientras estuvo bajo dirección de Lenin, jamás aprobó la agitación de consignas transicionales para movilizar al proletariado hacia la toma del poder. Como también he explicado muchas veces, Trotsky y los trotskistas siempre OCULTARON la crítica de Engels al uso de las consignas transicionales bajo condiciones distintas a la toma del poder. Así como OCULTARON el rechazo de Marx a su utilización. Es la manera de discutir de ustedes.

      Todo esto lo he explicado cantidad de veces. Lo digo una vez más, no vuelvo a publicar comentarios sobre cosas que ya han sido dichas y repetidas una y otra vez. Sobre la relación programa de transición y rev. perm. también ya lo he explicado. Y la teoría de la rev. perm. de Marx y Engels en 1848-1850 es muy distinta de lo que luego planteó Trotsky en 1905 (y generalizó luego de la revolución China de los 1920). De nuevo, esto ya lo he explicado (y ustedes no han podido responder). No puedo estar explicando a cada rato lo mismo.

      Por último, te quejás de que no publiqué un Comentario. Está publicado (empieza “Para un revolucionario, no basta con tener ideas correctas…). No mandes lo mismo dos o tres veces. Tengo toda la impresión de que estás buscando «copar» este espacio para destruirlo, en todo lo posible.

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      rolandoastarita

      24/12/2014 at 12:34

    • Agregado: todas estas cuestiones ya las discutí largamente con los trotskistas. Además de notas y libros, aquí hay una recopilación de críticas y contra-críticas.
      En la medida en que no haya argumentos nuevos, no apruebo más comentarios tuyos sobre el asunto. No se puede estar repitiendo siempre lo mismo. En última instancia, escribí en el blog de tu partido los artículos que te parezcan. Hay límites a las discusiones. Y cuando se repiten los argumentos, esos límites «se activan».

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      rolandoastarita

      24/12/2014 at 11:21

  31. Emiliano Dice » Habría que recordarle al compañero AP y a todos los anticatastrofistas que el desarrollo del marxismo en Asia con el LSSP de Ceylán, la lucha de los trotskistas en India contra el imperialismo británico, no fue hecha bajo el precepto de la “estabilidad” del capitalismo y la recomposición de las relaciones sociales mediante los mecanismo estatales, ideológico y políticos de la burguesía imperialista y nacional, sino en la crisis tremenda del imperialismo colonial inglés, que llevó a una implosión revolucionaria en el Indostán, con un ascenso de masas nunca antes visto, demostrando una gran capacidad de organización y disciplina.» (y sigue dando ejemplos)
    O sea que que decir la verdad no conviene a la revolución.
    O sea que vasta con pintar el cuadro catastrófico en los escritos partidarios.
    O sea que estudiar para conocer es una tontería, a lo sumo hay que saber algunos artilugios de la redacción de futuros apocalipsis socialistas.
    Lo que no entiende Emiliano es que somos anticatastrofistas porque es una idea falsa. Somos no-catastrofistas porque nos parece que hay que decir lo que realmente pensamos y no lo que «conviene»
    Que el capitalismo domine, en nuestro pais por ejemplo, en condiciones que podemos llamar normales, no es algo que nos agrade, pero es lo cierto.
    Ahora bien, se escribió bastante, las posiciones están claras. Dejemos que los lectores vayan evaluando con que tipo de concepciones de «socialismo científico» quieren que se formen las futuras generaciones de revolucionarios, que en definitiva, es lo que importa.

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    Roberto

    21/12/2014 at 11:42

  32. Deliciosa confesión: «Si les hablás así a los trabajadores, estudiantes, etc., primero no te escuchan y después piensan que sos un extreterreste». Viejo argumento para claudicar de todo programa socialista. Qué distancia con aquél que una vez se propuso «llamar a las cosas por su nombre, decir la verdad a las masas por amarga que ella sea».

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    max

    21/12/2014 at 13:15

  33. Emiliano. Cada vez estás más flan. Montoneros y Triple a no son hermanos gemelos ¿Que son, primos hermanos? ¿Que pasa, te asustás de tus propias conclusiones? El balance integral respecto de esta corriente no es lo que estamos discutiendo, solo si hubo ruptura ‘por izquierda’. En todo caso, andá a decirle vos al honesto militante que, con todo lo equivocado que pudiera estar, se jugó las pelotas, que estaba sirviendo al fascismo, a ver como te va. Te va a tener que salvar la GPU ‘trotskista’.
    Soy partidario de usar la materia gris, pero a vos, por lo visto, te faltaron dos materias para recibirte: blanca y gris. Respecto del dicho de Totski, no se que carajo entendiste, pero no tiene nada de estalinista. Por las dudas, lo aclaro, a lo que aludo es que vos y el partido y frente al que pertenecés se están despeñando por una pendiente socialdemócrata que es adonde van a parar todos aquellos que edulcoran las propuestas adaptándolas a los marcos legales y prejuicios populistas, con tal de juntar votos. Por que no le explican a las masas que tanto idolatran que para aplicar medidas radicales, como el control obrero, la estatización de la banca o el comercio exterior, hay que tomar el poder mediante una revolución triunfante y no con proyectos parlamentarios con los que indefectiblemente la burguesía se limpiará el toor mientras detente el poder. Por que no le explican que las fuerzas armadas contrarevolucionarias, de la dictadura y de la democracia, no se van a ‘disolver’ como los ‘sea monkeys’ por un decreto de gobierno proclamado desde el sillón de Rivadavia. No, lo importante es hacer una campaña que no sea ‘piantavotos’ apelando a eufemismos que eludan las cuestiones de fondo y peregrinas alusiones a la ‘movilización popular’.
    Que no tenemos programa. ¿Quien lo dice? Por supuesto que lo tenemos. Es el programa comunista. Es el programa de Batalla Marxista, como ‘esbozo’ por supuesto. No tenemos la pretensión de responder con el a todo lo humano y lo divino. Ignoro si el compañero Astarita ha elaborado un programa. Si algún día lo hace, lo dará a conocer seguramente.
    Sobre que AP nunca tuvo que hablar con un obrero. Ahí ya te pasaste de la raya. Toda la vida hablé con obreros. Es más, fui obrero, dos veces delegado metalúrgico y una vez en empleados de comercio. ¿ Cual hay? Como tantos otros compañeros, encabecé reivindicaciones elementales de los trabajadores. Explicar el programa comunista no está reñido con la lucha y la organización reivindicativa del trabajo. No se ¿ Vos sos Agustín Tosco y no te reconocí? Es más de lo se puede decir de tus dirigentes frentistas que la primera vez que vieron una fábrica fue cuando participaron de una movilización estudiantil en apoyo. Más aún, se pasaron la vida rentados por que les gusta el laburo como al perro la cebolla.
    Emiliano. Un consejo final. Sacate un poco la camiseta y discutí fraternalmente. Ya te lo expliqué, con ese método y ese tonito pedantón de sabelotodo, lo único que vas a conseguir es subir el tono de la discusión. No el nivel.
    Saludos

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    AP

    21/12/2014 at 13:55

    • Para el utraizquierdista AP:
      ¿qué propuesta se edulcoró en el programa del FIT? ¿leíste el programa? Te cuento que habla de Dictadura del Proletariado (Gobierno Obrero), de disolución de las FFAA y de la policía, de control obrero de la producción, etc., etc.
      Sabes que los bolcheviques ganaron elecciones democráticas? querés comparar los programas de los bolcheviques y los del FIT, te invito a hacerlo, para no seguir hablando por hablar. ¿Te parece? Después, con más información, me comentás en que se parecen y en que se diferencian ambos programas.
      No sé que es Batalla Marxista, disculpame. Si sos tan gentil, acercame el programa, porque sino no se puede discutir en serio.
      Para ganar obreros no se puede utilizar sólo la propaganda. Plejanov ya hacía la diferencia entre propaganda y agitación: la propaganda era muchas ideas para un grupo reducido, la vanguardia, mientras que la agitación era una idea fuerte para muchos. siguiendo a Lenin, hay consignas que son «de masas» y otras que son «de cuadros». No se puede ganar a las masas con consignas que ganan cuadros, y viceversa. Hay que saber adaptar la consigna a la situación política y al público al que te dirigís.

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      Emiliano

      21/12/2014 at 21:50

    • Dictadura del proletariado, no es lo mismo que «gobierno obrero». Hablar de una cosa u otra conlleva distintas explicaciones.
      Una cosa pianta votos, la otra parece más simpática para la democracia burguesa

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      Roberto P.

      22/12/2014 at 08:45

  34. PD: Disculpame Rolando por la extensión. No intervengo más sobre este tópico.

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    AP

    21/12/2014 at 13:56

  35. Gobierno obrero no es igual a dictadura del proletariado.
    Saludos

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    LB

    22/12/2014 at 08:46

    • Lean los primeros 4 congresos de la tercera internacional. Allí gobierno obrero se usa como sinónimo de dictadura del proletariado. Lenin lo usa para explicar la orientación estratégica a los comunistas italianos. Está presente en textos del KPD desde su formación.

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      Emiliano

      22/12/2014 at 13:03

    • Salmo 54, versículo 8 canto 9…. vamos….. de que sirve discutir asi? Porque lo encontramos en alguna escritura sagrada queda tal o cual cosa justificada?
      Dictadura del proletariado hace referencia directa a la necesidad de la revolución. Esta necesidad es la que elude el FIT cuando propone «reparto de horas de trabajo» o el control obrero. Cosas que mezcla con reivindicaciones democráticas y salariales, que pueden ser alcanzadas dentro del capitalismo.
      Gobierno obrero, o de trabajadores segun la fórmula del FIT no necesariamente es revolucionario, ni hace referencia a esa necesidad. Incluso se dice que debe ser impuesto por la movilización…
      Para la dictadura del proletariado, con la movilizacion no alcanza
      Pero a ud, en el fondo, todas estas cosas no les interesa. A ud lo que le interesa encontrar «la» cita en las sagradas escrituras.

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      Roberto P.

      22/12/2014 at 13:55

    • Y para colmo, está mal citado. Pero es al divino botón gastarse en tratar de aclarar algo con esta persona.

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      rolandoastarita

      22/12/2014 at 14:01

    • Con qué consigna hicieron la «revolución socialista» los bolcheviques? con «dictadura del proletariado»? con socialización de los medios de producción?
      Vamos a ayudarlos a pensar. Las masas rusas salieron a la calle a gritar «dictadura del proletariado»? o será que salieron a reclamar «paz, pan y trabajo», esto es, cosas que se pueden «conseguir en el capitalismo»?: un trabajo ni siquiera digamos de 8 horas, sino sólo trabajo; paz, ¿hay consigna más liberal?, pan, esto es, un poco de comida y tierra para cultivar ¿hay algo más pequeñoburgués que eso?
      A partir de paz, pan y trabajo, es que el partido pudor orientar la consigna central, hacia la forma política que podía otorgar esos «reclamos capitalistas»: de allí la consigna «todo el poder a los soviets». Igual el desarrollo que hago es muy sucinto, necesitaría más tiempo y espacio. Pero ahí está lo esencial: sin consignas democráticas, «asequibles para el capitalismo», es imposible hacer una revolución.
      Para los locos ultraizquierdistas como AP, RP., o XP, «Para la dictadura del proletariado, con la movilizacion no alcanza», pero sin ella tampoco se llega!!!. Piensan que la revolución se define en sus cabezas. Viven en las nubes, como los ángeles.

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      Emiliano

      22/12/2014 at 15:37

  36. Otro que piensa que la revolución bolchevique se llevó adelante tirando consignas… bueh… si eso lo conforma..

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    Roberto P.

    22/12/2014 at 15:50

    • RP, la revolución no se hace con consignas. Lo que trato de explicar, para el que desee entender, es que las consignas forman parte de la realidad de los trabajadores, sus reclamos, sus luchas, sus demandas. Éstas existen independientemente de tu deseo de que sean otras. Ahora bien, el partido debe ligar esas consignas a un programa revolucionario que sea adoptado por el conjunto de los trabajadores. Esa fue la tarea que emprendieron los bolcheviques y Lenin en particular. Nuevamente, articular las consignas a un programa que luche por el poder, por el gobierno obrero. Es lo mismo que hacemos nosotros hoy en argentina. Sin programa no hay revolución, el programa es la condensación de la lucha de la clase obrera, su experiencia histórica y sus tareas históricas. Expresa la unidad del movimiento obrero y la izquierda revolucionaria.

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      Emiliano

      22/12/2014 at 16:08

    • De todas maneras, hubo una consigna central, la toma del poder por los Soviets. Lo importante en estos casos es entender que se trató de una estrategia articulada en torno a esa consigna; por ejemplo, los bolcheviques explicaban que para conseguir la tierra, la Asamblea Constituyente, la paz, era necesario que los soviets tomaran el poder. Es en este sentido que Lenin planteó que si los soviets dirigidos por los mencheviques y SR tomaban el poder, tendrían el apoyo de los bolcheviques (aunque estos no participaran del gobierno). En esta lógica, es un error (muy extendido) la creencia de que los bolcheviques plantearon como consigna la demanda de que los mencheviques y SR tomaran por sí solos (esto es, sin los ministros capitalistas) el Gobierno Provisional. Un Gobierno provisional formado por mencheviques y SR hubiera continuado siendo un gobierno burgués. Jamás Lenin confundió un gobierno de ese tipo con el gobierno de los soviets.

      Un gobierno «puro» de los mencheviques, al frente de un Estado burgués (o sea, un gobierno no soviético), no sería más que un «gobierno obrero liberal» (como hubo en Australia) o un «gobierno obrero social-demócrata», como hubo en Alemania después de la Revolución de 1919. Esto es, «gobiernos camuflados de coalición entre la burguesía y los líderes obreros contrarrevolucionarios», según la precisa definición que daría luego la Tercera Internacional (Cuarto Congreso). Es increíble que haya gente que se dice conocedora de esta historia y quiera hacernos creer que el programa bolchevique de 1917 asumía que un gobierno «obrero liberal» pudiera ser sinónimo de poder de los soviets.

      Por otra parte, lo que sí se dio como posibilidad teórica es que hubiera habido en Rusia un gobierno soviético, pero con soviets dirigidos por mencheviques y SR, y los bolcheviques en minoría (una posibilidad contemplada teóricamente también por la IC). Esto podría haber ocurrido si se hubiera aceptado la demanda de los obreros del Kronstadt, en 1921, de elecciones libres a los soviets (que era el programa de El Estado y la Revolución). Esa demanda era muy popular también entre los obreros de Moscú y Petrogrado (según Paul Avrich). Sabemos sin embargo que los bolcheviques se negaron a concederla, y reprimieron la sublevación del Kronstadt.

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      rolandoastarita

      22/12/2014 at 16:19

    • Estoy de acuerdo con el primer párrafo de Astarita, pero no con el último.
      En Rusia no había chances de formar un Soviet con mayoría menchevique: el programa menchevique era contrario al soviet y favorable a la AC. Por lo tanto un gobierno de este tipo hubiera disuelto la dictadura del proletariado.
      Me gustaría saber quienes son para Astarita los que nos quieren hacer creer que un gob obrero-liberal (sic) es sinónimo de poder de los soviets?

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      Emiliano

      22/12/2014 at 19:26

  37. Emiliano. Me había propuesto no contestarte más, pero la catarata de despropósitos es insoportable. Y además, otra vez más errores que palabras en la lectura del pasado revolucionario. No se por que no dejan a Lenin y la Revolución Rusa en paz y recurren exclusivamente a publicitar sus propios inventos. Por empezar, no me hace falta investigar el programa del FIT y menos aún el del Partido Bolchevique. Quien diga que son equivalentes es, sencillamente un trastornado. El FIT habla de gobierno obrero o más bien de los trabajadores, haciendo gala del recurso con que todos los oportunistas electoralistas dentro del trotskismo intentan disimular la ausencia de un planteo claro sobre la cuestión del poder. Ni siquiera hablan de ‘gobierno revolucionario de la clase obrera’ para escamotear toda referencia a que el poder se toma a través de una insurrección del proletariado y no con la papeleta electoral. No podría ser de otra manera cuando en realidad lo que están buscando es empalmar con una franja del electorado descontento con las opciones centroizquierdistas y el peronismo K. Se piensan que a la gente la van a llevar a la revolución engañada y en realidad terminan contribuyendo al embuste organizado. Las consignas transitorias que se ordenan en torno al eje del ‘gobierno de trabajadores’ ( Surgido de las urnas) son letra muerta en tanto y en cuanto al gobierno se puede acceder por los votos, al poder jamás y para aplicarlas, la clase obrera debe tener poder encarnado en sus propias organizaciones revolucionarias de masas. Sobre esto, Lenin era muy explícito, hablando del control obrero, declaraba que ‘nuestro programa es menos radical que el del menchevique Skobelev, pero se diferencia en que liga todas y cada una de las reivindicaciones a la dictadura del proletariado’. Por ejemplo, es una estupidez hablar de la ‘disolución de las fuerzas armadas’ ligando la cosa a un ‘gobierno de trabajadores’ sin más y dejando picando la hipótesis de que este pudiera surgir de una elección parlamentaria, la ‘destrucción’ del aparato represivo exige su contracara: el armamento generalizado del proletariado y su substitución por este ‘pueblo en armas’, sin el cual no se puede destruir nada, sin el cual no se puede detentar el poder. Por eso Lenin ya desde la fallida revolución de 1905 declaraba, solo hay dos consignas consecuentes de la democracia revolucionaria: República democrática y armamento generalizado del proletariado. No se debe olvidar que Rusia atravesaba un revolución doble, democrático burguesa contra la autocracia, pero anidando en su seno la revolución proletaria amenazante. En un país que ya consumó hace más de un siglo la revolución democrática (pese a los morenistas) la traducción no puede ser otra que : Dictadura del proletariado y armamento generalizado del proletariado. Que coño tiene esto que ver con un ‘gobierno de trabajadores’ surgido de las urnas que decretaría la ‘disolución’ de las fuerzas armadas, desde el sillón de Rivadavia. Sí. Contame otro cuento. A renglón seguido te desasno sobre Agitación y propaganda. Esperáme un cacho que me tengo que ir a laburar.

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    AP

    22/12/2014 at 17:18

    • Para AP: decime qué partido dentro del FIT dice que el poder se toma con «una papeleta electoral». ¿Lenin cuando presentaba «papeletas electorales» era un oportunista?
      Cuando decís que «el poder se toma a través de una insurrección del proletariado y no con la papeleta electoral», ¿quién toma el poder? ¿Hace falta explicarte que sin partido revolucionario no hay revolución, y que un partido se forja en cada lucha obrera pero también con las papeletas electorales?
      «no me hace falta investigar el programa del FIT y menos aún el del Partido Bolchevique», decís, claro, ya sabes todo. Te recomiendo que leas a Lenin y que no lo dejes en paz. Lo que pasa es que los ultraizquierdistas son los más perfectos conservadores pequeñoburgueses. No quieren que nada cambie.

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      Emiliano

      22/12/2014 at 23:32

  38. Emiliano. Ningún partido del FIT dice que el poder se toma con la papeleta electoral. Pero tampoco explica que no. Es más, dice que con un gobierno de trabajadores, obviamente surgido de las urnas, se pueden aplicar medidas de transición al socialismo. Peor aún, presenta proyectos legislativos que pretenden hacer pasar tales medidas por la aprobación parlamentaria y de aplicación por parte de instituciones burguesas. Revisá los proyectos de ley antidespidos presentados en Mendoza, Córdoba y a nivel nacional. Esta cuestión ya ha sido discutida en este blog, sin que a ningún trotskista se le mueva un pelo, ni ninguno se atreva a decir ni pío. Que un partido también se forja con las papeletas electorales, nadie lo duda, el problema es como se usan, y además , que el partido no se mueva al son del cronograma electoral burgués, que es lo que en realidad ocurre. O acaso no son ustedes, los que critican en sus propios socios el concentrar allí el 90% de la artillería. Yo solo hago extensivo el argumento al conjunto. La mención a Lenin, una vez más es desafortunada. Lenin firmó los ‘papeluchos monárquicos’ para intervenir, pero acto seguido, toda la agitación y propaganda bolchevique se desarrolló en torno a consignas de la democracia revolucionaria. No me niego en absoluto a seguir investigando lo que sea, el problema es que vos sugeriste que ignoraba el programa del FIT y del partido bolchevique, lo que es rotundamente falso y además sobrador, en especial cuando de seguro viene de un imberbe que hasta ayer leyó dos libros , o mejor dicho, las citas convenientemente escogidas por sus popes, y encima las entendió mal. En el estado de mi conocimiento, que considero suficientemente fundado, declaro que tu ejercicio de comparación es nefastamente mentiroso. Eso no significa que ‘me se todo’ solo que tus argumentos no me convencen. Lo del conservatismo pequeñoburgués es vieja cháchara. Lo escuché tantas veces de tremendos aparatazos pequeñoburgueses, que, a esta altura, me ne frega. No tengo duda que sin el concurso de uno o varios partidos revolucionarios (2 o 3, imagino, no 4000 sectas trotskistas autoproclamadas) no es posible una revolución triunfante. Es más es un aspecto fundante de nuestro programa. Pero no coincido en que el partido es ‘quien toma el poder’. El partido promueve la toma del poder por la clase obrera autooorganizada, encarnada en sus organizaciones revolucionarias de masas y en el seno de las mismas, lucha por que se imponga una línea acorde al programa histórico de la clase obrera.

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    AP

    23/12/2014 at 20:09

  39. Un par de cosas que se quedaron en el tintero. No se que elecciones democráticas ganaron los bolcheviques. En las elecciones de noviembre del 17 sacaron el 25% de los votos contra el 60% de los obtenidos por el bloque de mencheviques y socialrevolucionarios. Lo otro. Tu esquema, agitación para consumo de las masas y propaganda, para los cuadros, es una burda caricatura. La agitación era tomar una consecuencia del sistema, por ejemplo, el paro forzoso, y relacionarla con un ejemplo conocido por un auditorio amplio, tipo el de una familia muerta de hambre, para desde allí explicar solo un aspecto de la contradicción que le da origen, dejando al propagandista el desarrollo completo y hasta las últimas instancias, cosa que solo podrían asimilar pocas personas ‘en el acto’ es decir, proletarios con algún grado de instrucción, empezando por los que sabían leer, dado que el propagandista procede primordialmente por la palabra impresa. Por eso es falso decir que al obrero se lo gana con ‘agitación’ y al ‘cuadro’ (?) con propaganda. Precisamente al revés, Lenin insistió más de una vez con ‘explicar pacientemente a las masas’ ‘propagandizar entre las masas’ especialmente en cuestiones como la ligazón entre la guerra imperialista y el gobierno conciliador. Explicar incansablemente el carácter del estado, el carácter de la guerra imperialista etc. etc. Además. Lenin al tocar el asunto, toma distancia de aquellos que, como Martinov, pretenden reemplazarlas por ‘llamamientos a la acción’. Para Lenin, el ‘programa de acción’ es un subproducto del trabajo de agitación y propaganda en las filas obreras, de modo tal que surja de las masas mismas y sin que nadie sepa precisamente quien llamó a la acción. Esto es bien distinto a pretender bajarle a todo el mundo con un ‘programa de acción ‘ estereotipado, tipo ‘implantar la escala móvil de salarios’ ‘poner en pié el control obrero’ ‘estatizar aquí y nacionalizar más allá’ con la pretensión de que esas palabras de orden (consignas) sean seguidas cuando precisamente, la conciencia, organización y propensión a la acción de las masas obreras no ha sido abonada con una educación revolucionaria de la que surge una verdadera vanguardia, es decir, la que protagoniza y dirige las acciones de dichas masas.
    Lo último, Emiliano, en mi intervención anterior, posiblemente me excedí un poco. De ello me autocritico y disculpo. Soy consciente de que vos y miles de compañeros trotskistas buscan la revolución que todos anhelamos. Ojalá que llegue el día en que las diferencias se puedan procesar de un modo menos cruento y signadas por la hermandad en una causa. Con esto termino, ahora sí de verdad. No te voy a contestar más y no por que no tenga ganas de hacerlo, sino, por que no vale, o haces parecer que no vale la pena. Además, ya bastante he abusado de la paciencia de los moderadores de este blog.
    Un saludo Revolucionario

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    AP

    23/12/2014 at 20:58

  40. Convengamos que este Blog y su autor no se caracteriza por la «novedad». A mi no me interesa ser original, no es una cualidad serlo si uno quiere ser revolucionario. dejemos los museos para las novedades.
    Aquí el argumento nuevo que refuta lo que dice Astarita:
    No había nada particularmente trotskista en el método de las reivindicaciones transicionales: había sido abiertamente discutido en el Cuarto Congreso de la Internacional Comunista en 1922 (Riddell, John, 2011. Toward the United Front: Proceedings of the Fourth Congress of the Communist International, 1922) y Karl Radek incluso escribió un borrador de programa de transición en 1923: “nos diferenciamos de los otros partidos obreros, no sólo por la consigna de la dictadura del proletariado y el régimen soviético, sino también por las reivindicaciones de transición. Mientras las demandas de los partidos socialdemócratas son pensadas para ser llevadas a cabo en el marco del capitalismo y para reformarlo, nuestras demandas sirven en la lucha de la clase obrera por tomar el poder y destruir al capitalismo. Eso es lo que debiera estar claramente expresado en nuestro programa de transición” (Radek, Karl (1923). “La Question du programme de l’I.C.”. Bulletin communiste, 14:5 (abril), 126-128).
    El PT no es más que la generalización de la experiencia de Marx y Engels a partir de 1848. En su núcleo está la teoría de la revolución permanente (o revolución en permanencia). Una cosa no puede separarse artificialmente de la otra. Tal vez aquí se encuentre el error fundamental de Astarita.
    Cuando Marx habla de gobierno obrero, y liga incluso la realización de las tareas inmediatas, democráticas, a la convocatoria de una Comuna o GO, ¿también se quedaba reducido al programa mínimo?

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    Emiliano

    24/12/2014 at 12:27

    • ¿No podés parar con la mentira? Ya es indignante. ¿O sos un provocador? Cantidad de veces expliqué que la agitación de consignas transicionales bajo dominio burgués no fue una novedad absoluta de Trotsky. Al menos Heinzen ya había propuesto esa política. De ahí la crítica de Engels. Luego en EEUU se propuso agitar alguna demanda transicional. De ahí el rechazo de Marx. Lo de Trotsky sí es una novedad con respecto a la tradición teórica y política de Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo.

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      rolandoastarita

      24/12/2014 at 12:38

    • Agregado: de nuevo enviaste dos veces el mismo Comentario. Ahora estoy convencido de que sos un provocador. A partir de este momento no apruebo más comentarios tuyos. Estás tratando de boicotear y destruir este espacio.

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      rolandoastarita

      24/12/2014 at 12:40

  41. 4.- Los fundamentos teóricos de las reivindicaciones transitorias y parciales
    deben ser formulados en su totalidad en el programa general. El 4º
    Congreso se pronuncia decididamente contra la tentativa de considerar la
    introducción de reivindicaciones transitorias en el programa como una
    medida oportunista a la vez que contra toda tentativa de atenuar o
    remplazar los objetivos revolucionarios fundamentales por reivindicaciones
    parciales.

    Para los que no estén familiarizados con el tema, esta cita proviene del aparatado sobre consignas transitorias del Cuarto Congreso de la Internacional Comunista. Esta puesto en el contexto del llamado a la formación de los respectivos programas nacionales a los que se exige precisión sobre la formulación y límites de los objetivos transitorios específicos. Pues bien. Los ‘fundamentos teóricos’ nunca fueron abordados después por la IC. La IC nunca los adopto en su programa general. La ‘generalización’ quedó trunca. No hay que olvidar que la táctica está inserta en una caracterización de decadencia del capitalismo y guerra civil inminente. El sujeto de acción por las reivindicaciones transitorias son partidos comunistas que en los exponentes más importantes ya eran de masas, sindicatos revolucionarios, también de masas, comités de fábrica y soviets industriales que tenían una existencia real o latente. Un escenario que no puede ser generalizado a todo tiempo y lugar, mucho menos a una época. La Tercera previene tanto de la subtitución del programa de la dictadura proletaria y la revolución comunista por reivindicaciones transitorias, como de la reducción de los objetivos al plano de las demandas mínimas.

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    AP

    25/12/2014 at 13:19

  42. Buenas Rolando! Es la primera vez que visito tu biog, me parece muy interesante. Quiero saber que opinas sobre el «espontaneismo» en las protestas populares. Estoy investigando sobre las protestas de Abril de 1984 en la Republica Dominicana. Considero que la naturaleza de este movimiento fue espontáneo y urbano; además este fenómeno no era exclusivo de nuestro país sino de toda América Latina.

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    Maria Teresa González

    27/12/2014 at 23:51

    • No escribí nada con respecto a este tema. De todas maneras, el espontaneísmo debería definirse en términos relacionales (si mal no recuerdo, esto lo plantea bien Lenin en el «¿Qué hacer?»).

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      rolandoastarita

      28/12/2014 at 00:15

  43. Gracias, se que no es el tema. Ya he leido los planteamientos de Lenin, Rosa Luxemburgo, Gramsci y otros.

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    Maria Teresa González

    28/12/2014 at 01:18


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