Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Sobre salario, desempleo e inflación (1)

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Acerca del título de la nota: En un principio esta nota llevaba por título «López Murphy sobre salario, desempleo e inflación», ya que el disparador de la misma fue la reivindicación que hizo este economista de la derecha de las políticas de control de inflación de los bancos centrales de los países desarrollados (políticas que tienen como centro la llamada tasa natural de desempleo). Sin embargo, a medida que fui desarrollando el tema, el escrito adquirió un carácter más general: además de la postura estrictamente monetarista, presento en las siguientes partes de la nota los enfoques de los nuevos keynesianos, de los poskeynesianos, y finalmente una síntesis de la postura de los marxistas. De ahí que haya optado por el título más general «Sobre salario, desempleo e inflación (1)».  

En una polémica realizada ayer en un programa de TV con Jorge Altamira, dirigente del Partido Obrero, el economista de derecha López Murphy reivindicó las políticas de los bancos centrales de los países desarrollados de control de la inflación, que han venido aplicándose en las últimas décadas. Si bien las mismas tienen como punto axial la idea de que una elevada tasa de desempleo da lugar a una baja de la tasa de inflación, se combinan sin embargo con la tesis de que la inflación es, en lo esencial, un fenómeno monetario (esto es, un resultado de una excesiva emisión monetaria). En el curso de la polémica, JA señaló, correctamente en mi opinión, el carácter ideológico del planteo de LM; con esto quiso decir que no tiene un fundamento científico, sino está basado en la defensa de los intereses del capital en general. LM defendió su posición presentándola como “natural y lógica”, prácticamente como si se tratara de un hecho técnico; la naturalización pasa por el argumento de “la aplican los países serios”.

Por supuesto, dadas las limitaciones del tiempo televisivo, los argumentos de un lado y del otro no se pudieron exponer con profundidad; y además, el debate se desvió hacia otros temas conexos. Dada sin embargo la importancia de la relación desempleo e inflación -el enfoque LM es el usual de los cursos de macroeconomía del mainstream-, en esta nota presento algunas reflexiones sobre el asunto. En esta primera parte, resumo de manera breve en qué consiste el planteo de LM, basado en la llamada tasa “natural” de desempleo, que fue una reformulación de la clásica curva Phillips, realizada por los economistas monetaristas Milton Friedman y Edmund Phelps, en los años 1960.

El punto de partida: el mercado de trabajo neoclásico

La teoría ortodoxa neoclásica parte de suponer que el nivel de empleo está determinado por las curvas de oferta y demanda de trabajo, y que todo trabajador que quiere trabajar al nivel de salario de equilibrio (nunca se discute si ese nivel cubre las necesidades básicas de reproducción de la fuerza de trabajo), puede hacerlo. En términos de la ortodoxia, la curva de demanda, de pendiente negativa, indica de qué manera los salarios reales disminuyen a medida que aumenta el empleo (es la tesis, carente de fundamento, de la productividad marginal decreciente); la curva de oferta de trabajo, a su vez, nos está diciendo a cuánto ocio están dispuestos a renunciar los trabajadores por cada aumento de salario (que, supuestamente, recompensa la desutilidad de trabajar). Es sobre esta construcción, puramente especulativa (la construcción de las curvas son meros ejercicios mentales, basados en razonamientos contrafácticos realizados por el “microeconomista”), que la teoría sostiene que las ofertas y demandas de trabajo dependen de las decisiones libres de los “agentes” (no hay clases sociales, sino “agentes”), de manera que el que está desempleado es porque no acepta el salario que le corresponde (según su productividad marginal). El razonamiento de LM y en general del mainstream ortodoxo tiene este punto de partida y fundamento.

La curva Phillips

En los años de la posguerra el planteo anterior se combinó con la curva Phillips, que establecía una relación negativa entre el nivel de desempleo y los salarios. A partir del estudio de la economía británica entre 1861 y 1913 Alban Phillips creyó encontrar una relación inversa, aunque no lineal, entre los porcentajes de desempleo y la variación de los salarios nominales. Esto es, cuando aumentaba el desempleo, los salarios bajaban. Se trata de una relación empírica de largo plazo que, como veremos luego, expresa, superficialmente, el rol que le dio Marx al ejército industrial de reserva como factor de presión y control sobre los salarios.

Como sea, los economistas de la llamada síntesis neoclásica – keynesiana utilizaron la curva Phillips para explicar la inflación por aumento de los costos laborales. Siendo Pt el nivel de precios precios en el tiempo t, μ el “recargo” o “mark up” (que nunca se explica en su naturaleza y origen, pero es esencialmente el beneficio), Wt los salarios y λ la productividad, tenemos: Pt = (1 + μ) Wt/ λ De esta manera se justificaba la idea de que la inflación era un fenómeno de costos, principalmente salariales, y que en consecuencia, en tanto no aumentara la productividad λ, sólo podía ser frenada mediante una caída de los salarios reales. Esta idea se mantiene hasta el día de hoy: por eso se sostiene que si aumentan los salarios (dada λ), inevitablemente deben aumentar los precios. Por supuesto, nadie discute por qué tiene que ser constante el recargo, esto es, la ganancia. En otras palabras, a nadie se le ocurre sostener que si aumentan los salarios podría bajar la ganancia, de manera que los precios se mantengan iguales, y mejoren los salarios reales, W/P. Por esta vía se naturaliza la relación “suba de salarios, suba de precios”. De esta manera, la redistribución del ingreso sale del foco del análisis. Una cuestión que se mantiene en la literatura y determina que jamás se ponga en discusión la distribución del ingreso en un país como Argentina, en que existe, a igual que en el resto de América Latina, una llamativa desigualdad del mismo (en relación a otros países). Lógicamente también, la teoría inducía a atribuir la causa de la inflación al poder de negociación de los sindicatos; o, alternativamente, a los “mercados imperfectos” -esto es, oligopólicos- que afectaban el margen de los costos.

No es de extrañar por lo tanto que esta tesis fuera aceptada por el keynesianismo mainstream de los gobiernos capitalistas de los 1950-1960. Y sobre esta tesis, reaccionaria en contenido, elaboraron Friedman y Phelps la “ampliación y rectificación” de la curva Phillips, que dominará hasta el día de hoy (y es la reivindicada por LM).

La tasa “natural” de desempleo

Durante años se mantuvo entonces la idea, basada en la curva Phillips tradicional, de que existía una suerte de “intercambio conflictivo” entre aumentos de salarios y la desocupación. Era un argumento para presionar a los sindicatos a que “cuiden el empleo antes de pedir aumentos salariales”; discurso que, por otra parte, emplea hoy el Gobierno K (hay poco nuevo bajo el sol ideológico burgués).

Sin embargo, en los años 1960 aparece el fenómeno de la estanflación -espiral de aumentos de precios y desocupación-, para la cual la curva Phillips tradicional no tenía respuesta. Es entonces que Phelps y Friedman lanzan la tesis de la tasa natural. La idea básica está resumida por Friedman en un famoso mensaje a la Asociación de Economistas Americanos, de 1968 (en el que recoge los aportes de Phelps). Allí Friedman plantea que la curva Phillips estaba mal especificada, ya que los trabajadores negocian según salarios reales, no nominales, y que además incorporaban en sus demandas salariales la inflación esperada para el próximo período. Anotemos ahora que la realidad es, contra lo que afirma Friedman, y continúan afirmando los manuales, que la mayoría de las veces los trabajadores luchan por recuperar los salarios reales que son disminuidos por la inflación pasada; pero estos son “detalles” para la ciencia “a lo López Murhpy”.

En segundo lugar, Friedman sostuvo que existe una tasa de desempleo “natural”, o “friccional”, conformada, básicamente, por la parte de los trabajadores que están buscando un empleo mejor. Aquí no existe ninguna explicación teórica de por qué, por ejemplo, esa tasa “natural” puede ser del 5, 6, 10 por ciento, o más. Esto es, no se explica el porqué del nivel del salario, sino sus variaciones en relación a la desocupación. El centro de la historia son trabajadores que se resisten a aceptar los salarios que se les ofrecen (que corresponderían a su “productividad marginal”), porque quieren mejorar sus ingresos. Se sostiene también que el tiempo que están buscando estos empleos depende, entre otros factores, de la existencia de seguros de desempleo, de la presión de los sindicatos, y fatores similares. Por lo tanto, se concluye, cuanto menores sean las prestaciones a los trabajadores (servicios por parte del Estado, seguros por desempleo) y cuanto más flexibles sean las condiciones de contratación (menor poder de los sindicatos, facilidades de despido), más rápidamente los que buscan trabajo estarán dispuestos a aceptar las condiciones que se les imponen.

En otras palabras, si por ejemplo, y debido a la existencia de un seguro de desempleo, grupos importantes de trabajadores están buscando empleos con salarios superiores a su productividad marginal, la tasa “natural” de desempleo se mantiene alta, ya que se resisten a trabajar “por lo que les corresponde”. Por eso, si existiera un subastador walrasiano proveyendo información segura, y si hubiera plena flexibilidad de los mercados, esas personas no estarían desocupadas, ya que sabrían cuánto les corresponde por productividad, y aceptarían lo que se les ofrece. Obsérvese que desde esta perspectiva, sindicatos poderosos -y máxime, sindicatos conducidos democráticamente por representantes de los intereses de los trabajadores- son un obstáculo para este funcionamiento “perfecto” de los mercados “perfectamente flexibles”. No es casual por eso que en el curso de la polémica con JA, LM se haya cuidado de hablar decididamente a favor de la acción libre de los sindicatos. En otras palabras, el mercado funciona con tanta mayor libertad en tanto la libertad democrática de los trabajadores para organizarse sea restringida y vigilada; o reemplazada por átomos en competencia, desprovistos de poder alguno frente a las patronales. Es la esencia del personaje “liberal” (por eso LM precisa que él es “liberal” de pura cepa, a igual que lo fueron Friedman, Phelps, o también un Hayek o von Mises).

Es por ese motivo también que Friedman, en su informe de 1968, ponía el énfasis en que la tasa “natural” de desempleo no era inmutable a lo largo del tiempo: podía disminuir flexibilizando los salarios mínimos y reduciendo la fuerza de los sindicatos; esto es, bajando las “aspiraciones” (¿desmedidas?) de los trabajadores, en tanto las mismas estuvieran “fuera del equilibrio”. Por eso la tesis de la tasa natural encierra todo un programa política de ofensiva del capital sobre el trabajo. Por eso también era saludada y apoyada entusiastamente por los empresarios. Y es un hecho que la idea se ha incorporado, de forma permanente, al cuerpo teórico mainstream, académico o dedicado a la práctica de la Economics. Hay que decirlo con todas las letras: esta tasa natural es la idea rectora de la política que elogió LM en su polémica con JA. La explicación monetarista de la inflación, como veremos en la segunda parte de la nota, tiene este punto de partida (que a su vez, deriva de la formulación a-teórica de la curva Phillips tradicional).

Aplicaciones prácticas de LM y su equipo en 2001

Lo planteado en el punto anterior tuvo ilustración fáctica por parte de LM en 2001, cuando fue ministro de Economía del gobierno de De la Rúa (y antes había sido ministro de Defensa). Recordemos que uno de los ejes de la política de De la Rúa fue flexibilizar y desregular los mercados, y reducir el poder de los sindicatos, con el argumento de que por esa vía se generaría más empleo. Era la traslación al ámbito criollo de la tesis monetarista de Friedman y Phelps. Por eso el punto nodal de LM y su equipo económico fue flexibilizar los salarios, a partir del diagnóstico de que la desocupación se debía a que los ingresos de los trabajadores eran muy elevados. Tal vez nadie lo haya expresado mejor que quien por entonces fue su viceministro de Economía, Daniel Artana. En un reportaje concedido a La Nación (11/04/2001) explicaba que “… no es agradable lo que voy a decir, pero es de sentido económico: si el desempleo es muy alto es porque los salarios son muy altos”. Y el obstáculo para bajar los salarios (que por cierto, estaban ya muy bajos en relación a las necesidades básicas) era el empleo público y transferencias del Estado: “Lo que impide generar los puestos de trabajo es que todo el mundo está esperando una beca del Estado. Porque si se puede trabajar como recolector municipal -como en muchos municipios con 600 o 700 dólares de bolsillo, nadie quiere trabajar en una fábrica en una provincia pobre donde paguen 350 o 400. Y además tiene que trabajar muchas más horas”.

Recordemos que en aquellos años la relación peso – dólar era 1:1, de manera que Artana (subrayo, viceministro de LM) estaba planteando como necesarios salarios de 350 a 400 dólares mensuales “por muchas horas de trabajo”. Agregaba luego que en el sector privado ya se había producido el “ajuste”: “En el sector informal, con baja de sueldos, en el formal ha habido gente que ha perdido el empleo”. Le tocaba ahora a los empleados estatales; de ahí que el Gobierno de la Alianza (al pasar, en el que estaban connotados kirchnetistas modelo 2014) bajaría un 13% los salarios de los empleados públicos (baja nominal). Por último, Artana expresaba muy bien la relación salarios beneficios (que está implícita en la distribución básica del ingreso explicada “a lo Marx”, como veremos luego). Después de insistir en la necesidad de “desregular”, decía: “Para salir de acá (esto es, de la recesión) hay que recuperar los beneficios del sector privado, porque así funciona el capitalismo. No hay otro mundo. O sos capitalista o nada”. La tesis reaccionara de “no hay alternativa” juega entonces su rol ideológico. Por eso, y siguiendo esta idea, LM, en el programa televisivo de ayer enfatizaba que la alternativa al capitalismo es el stalinismo, o el chavismo. Se cuidaba muy bien de mencionar siquiera la idea (de Marx), del socialismo de los trabajadores. En otros términos, el mensaje a la población es: “o aceptan esto (de hecho, bajas de salarios, sea por vía deflación o devaluación; flexibilización; pérdida de poder de los sindicatos), o habrá más desempleo. Friedman, Phelps, antes Phillips, y todos los gobiernos “serios” (capitalistas, faltaba más), nos respaldan”. Es el contenido esencial de este discurso. Veremos más consecuencias en la segunda parte de la nota.

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Written by rolandoastarita

05/09/2014 a 13:31

44 respuestas

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  1. «Si bien las mismas tienen como punto axial la idea de que una elevada tasa de desempleo da lugar a un aumento de la tasa de inflación», Rolo, creo que esta frase de la introducción esta mal.

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    luis

    05/09/2014 at 14:48

  2. Si, es el discurso pro-capitalista en su expresión más descarada. Pero creo que es mas positivo ver este rostro amenazante y hostil, que el rostro simpático del reformismo

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    pablo

    05/09/2014 at 15:03

  3. Cecilia

    05/09/2014 at 16:17

    • Me parece una intervención muy representativa de la manera en que se hace ciencia en muchos ámbitos de los estudios sociales. Lo que dice aquí Laclau es especulativo, en el sentido que no se apoya en datos, o en comparaciones con un mínimo de rigurosidad, y además simplifica arbitrariamente el propio planteo de Marx sobre desocupación, a fin de resaltar «lo nuevo» que pretende establecer como característico del capitalismo contemporáneo, en oposición a «lo anterior» (sobre lo que habría teorizado Marx).
      Brevemente: a) Marx en El Capital no solo habla del ejército de desocupados (esto es, de los que inciden directamente en el mercado laboral), sino también de aquellos que están en el pauperismo, esto es, los que ya no tienen esperanzas de incorporarse. Sin caer en un planteo funcionalista (según lo interpreto), de todas maneras les atribuye una función objetiva: muestran el futuro a aquellos que pertenecen al ejército de desocupados en caso de que fracasen en el intento de encontrar trabajo. También sobrevuelan como amenaza sobre los que están empleados.

      b) ¿Hasta qué punto es entonces una «novedad» la existencia de estos sectores en el capitalismo contemporáneo? Dado que ya Marx los registraba (y no era el único), habría que comparar cuantitativamente. En términos de porcentaje de la población, ¿son mayores hoy que en el siglo XIX en los países capitalistas desarrollados, o aun de industrialización media? Laclau parece dar por sentado que la respuesta es afirmativa. Pero no aporta un solo dato.

      c) En el mismo sentido da como un hecho el crecimiento del desempleo estructural (se considera desempleo estructural el de largo plazo, por caso, superior a un año). Por supuesto, creció a nivel mundial con la crisis de 2007-09 (al menos, los datos de EEUU y países europeos lo muestran). ¿Pero es mayor, tendencialmente, que en épocas anteriores del capitalismo? Laclau no da ningún dato; pero afirma que es un hecho nuevo el crecimiento del desempleo estructural.

      d) Asimila la tercerización al desempleo estructural. ¿Por qué? ¿Qué tiene que ver? Es una afirmación incomprensible.

      e) sostiene que el desempleo disfrazado es un rasgo cada vez más generalizado en las estructuras de nuestras sociedades. Pero de nuevo, no aporta ningún dato. Y hay economistas del desarrollo (el caso típico es el clásico modelo de Arthur Lewis) que basaban sus modelos de desarrollo en la existencia de amplio desempleo disfrazado en las sociedades tradicionales precapitalistas, hace 50 o 100 años atrás, por lo menos.

      f) En base a lo anterior, saca la conclusión de que la heterogeneidad social juega un rol cada vez más central. Pero esto no está demostrado. ¿Eran más homogéneas las formaciones precapitalistas, combinadas con islas de capitalismo a nivel planetario, de hace 150 años, que el capitalismo mundializado de los años 2000? Pienso que hay muchos elementos para responder por la negativa. Algo de esto voy a tratar en la próxima parte de la nota sobre la lógica del capital. Por lo menos hay que entender que la mundialización de la relación capital trabajo (que se puede constatar fácticamente) ha introducido poderosas fuerzas de homogeinización (mal que le pese a las tesis posestructuralistas, de las que es tributario Lacan).

      Por último, lo que más me llama la atención es la ausencia de rigor que sobrevuela este tipo de discursos. En última instancia, como piensan que todo es «construcción discursiva», pareciera que pueden especular a gusto (en términos criollos, a esto le llamo «sanata, y de la mejor).

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      rolandoastarita

      05/09/2014 at 16:49

    • gracias por responder, entiendo lo que decis pero no se dio la pauperización de las clases trabajadoras, de no se agudizaron las contradicciones, aumento la fragmentación social, la burocratización de los sectores medios, la emergencia de luchas sociales paralelas y diferentes a las de clase. Entiendo perfectamente tu analisis desde la economia, pero en la politica desde la teoria politica y en la practica politica las ultimas decadas no muestran lo que marx dijo, eso es porque el capital logro imponer su fuerza o porque cambiaron cosas basicas y por lo tanto el analisis de marx al menos en lo politico ya no valen.
      Acaso no hay fragmentacion dentro de la clase obrera misma, de nuevo esto es por el balance en la lucha entre capital y trabajo o es parte de una interpretacion de marx que ya no funciona?

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      Cecilia

      05/09/2014 at 17:11

    • a) Sobre la pauperización, discuto la cuestión en las notas sobre Piketty (ver aquí y siguientes). La pauperización es relativa (tesis de Marx en El Capital).

      b) «No se agudizaron las contradicciones». Sin embargo, la tasa de plusvalía parece ser, por lo menos, tanto o más alta que hace 50 años, y similar a los niveles altos previos a la crisis (tomando como proxi la participación de los beneficios en el ingreso). De nuevo, remito a los datos presentados en torno a la discusión sobre el libro de Piketty.

      c) No entiendo qué es «burocratización de sectores medios». Sí hubo un proceso de proletarización (subsunción bajo relación capitalista) de profesiones que antes eran independientes. Ejemplo, médicos que trabajan ahora para grandes compañías capitalistas de la salud, y antes eran productores independientes. Sobre todo esto, de nuevo, hay datos.

      d) «Energencia de luchas sociales paralelas». ¿Emergencia a partir de cuándo? Las luchas por derechos democráticos recorren prácticamente toda la historia del capitalismo. No es una novedad de los últimos 20 o 30 años (aparente «descubrimiento» del posmodernismo). La lucha contra la esclavitud, por el voto universal, por la libertad de prensa, por los derechos de las minorías sexuales, étnicas, etc. Con el agregado que estas reivindicaciones han tendido a ser absorbidas por el capitalismo en un grado que la mayoría de la izquierda no preveía, al menos hace 40 años (de ahí la tesis, de los 1960 y 1970, de muchos grupos europeos y estadounidenses de que muchas de estas reivindicaciones no podían ser aceptadas por el sistema, y por lo tanto la lucha por ellas llevaba a la lucha anticapitalista abierta).

      e) Mi análisis en torno a la lógica del capital, o la desocupación, se ubica en el plano de la crítica a la economía política burguesa. Cuestiones de tácticas y estrategias políticas, y el balance de por qué las ideas socialistas hoy están en retroceso, las he hecho en otros escritos. Entre otras cuestiones, en este punto entran de manera decisiva los análisis de por qué los fracasos de la URSS y otras construcciones de «socialismo en un solo país»; de regímenes burocrático capitalistas tipo Venezuela (menudo favor le hacen al socialismo los que consideran que el chavismo encarna el socialismo «siglo XXI»), y las experiencias socialdemócratas en los países capitalistas. Pero antes de abordar estas cuestiones es necesario comprender lo básico de qué es el modo de producción capitalista, y hacia dónde ha evolucionado.

      f) Acerca de tu tesis -que pensás «evidente»- de la fragmentación de la clase obrera, también es muy cuestionable. Por lo menos hay que señalar que hay tendencias a la fragmentación (segmentación sexual, étnica, nacional), pero parecen tener, por lo menos, tanta fuerza las tendencias a la homogeinización. Como explican hoy los geógrafos económicos, las relaciones laborales a nivel mundial tienden a parecerse, no a ser cada vez más diferentes. La interrelación entre las clases obreras «nacionales» parece más acentuada hoy que hace 150 años (proceso de mundialización del capital, intensificación de la competencia, migraciones internacionales). La feminización de la fuerza laboral es otro elemento que opera en el mismo sentido. También el debilitamiento de lo que Lenin había llamado «aristocracia obrera» de los países centrales (Arrighi hace años analizó este fenómeno). Las condiciones para una estrategia internacionalista son, desde el punto de vista objetivo, más favorables hoy que hace 100 años.

      Curiosamente, sin embargo, el discurso del posmarxismo es que hay cada vez más diferenciación y particularidad. ¿Cómo se puede entender la mundialización de la relación capital trabajo con esta tesis? De hecho, se trató de una tesis apologética, en los 1990, de las «bondades» de la globalización capitalista y neoliberal (permitiría la libre expresión de la individualidad, acompañada por el toyotismo democratizador del trabajo y cosas por el estilo), que hoy se da de bruces con la realidad.

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      rolandoastarita

      05/09/2014 at 17:53

  4. La realización del mundo como capitalismo global, el reino del capital es una realidad que se ajusta, esencialmente, al análisis de Marx.
    La pregunta es: ¿dónde encaja la política en todo esto? ¿Qué clase de política es realmente heterogénea respecto de lo que demanda el capital? Ésa es la cuestión actual. Lo que no funciona es la teoria y practica política de la interpretación marxista. por eso badiou negri zizek butler laclau hart etc etc plantean esto.

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    Cecilia

    05/09/2014 at 18:19

    • «Lo que no funciona es la teoria y practica política de la interpretación marxista». Esto me suena a una abstracción (es todo un problema en las ciencias sociales el grado de generalidad).
      Primero, la teoría marxista tiene como eje la teoría del valor y del capital. ¿Cuál es la crítica específica que se le hace? En el blog está lleno de notas en las que trabajo con esa teoría. ¿Por qué no me hacen críticas en concreto, en lugar de generalidades? He aplicado esa teoría a la explicación de fenómenos como la URSS, Venezuela, y crisis capitalistas. ¿Por qué no me dicen qué cuestionan? ¿Por qué este método de hablar en general?

      Por otra parte, te referís a «la práctica política de la interpretación marxista». ¿Práctica política de qué marxismo? ¿La de Trotsky? ¿La de Stalin? ¿La de Mao? ¿del Che? ¿de Castro? ¿de los marxistas que se la pasan defendiendo el Estado burgués? ¿de los marxistas que defienden aberraciones como el chavismo?

      Por otra parte, ¿cuál es el balance de la práctica política de Marx? ¿Acaso hay que decir que fracasó porque pasó de un «partido» de dos (durante largos años) a un movimiento de masas, de izquierda? (por primera vez los explotados tuvieron ese grado de organización, entre finales del siglo XIX y principios del XX).

      Pero además, ¿qué «práctica política» exitosa hay en Badiou, Negri, Butler, Laclau? ¿Hay que considerar que Laclau tuvo «éxito» porque dio letra al kirchnerismo? ¿A eso le llaman éxito de práctica política? ¿Es eso lo que tenemos que aprender los marxistas para «enriquecer la práctica política»? ¿Ser funcionales al kirchnerismo, o al chavismo, al precio de sostener que todo es discurso, y que las relaciones sociales de producción no tienen relevancia alguna para definir las clases? ¿A eso le llaman «buen funcionamiento de la teoría y la práctica»? ¿Es esa la «superación» de la teoría marxista?

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      rolandoastarita

      05/09/2014 at 20:10

  5. Según yo lo entiendo, no puede existir capitalismo sin desocupación. Esto indica que siempre existirá una tasa de desocupación que sufrirá variaciones a lo largo del ciclo económico, aumentando en las etapas recesivas y disminuyendo en los momentos de crecimiento, cuando la demanda de fuerza de trabajo aumenta y en consecuencia, los salarios suben. La recuperación del valor real del salario, por lo general se da a partir de un momento previo de desvalorización que permite a las patronales un largo handicap en el aumento de las ganancias. Solo un crecimiento económico con un fuerte aumento en la productividad puede permitir transitoriamente la coexistencia entre aumento en las ganancias y del salario real de los trabajadores. La defensa por parte de LM de un piso determinado de desocupación no es más que el reconocimiento de que las autoridades económicas operan para generan las condiciones en que un determinado nivel de ganancias resulte intangible. Esto ocurre también cuando el empresariado vuelca a precios, muchas veces con creces, los aumentos de salarios que se ve forzado a conceder. Si bien es falso afirmar que los aumentos de salarios son responsables de la inflación, no se puede dejar de ver que como todo aumento de costos y dado de que el sistema es capitalista, implicará un aumento de precios por la resistencia empresarial a resignar ganancias. El argumento de Altamira (aclaro que solo vi la primera parte del debate) es correcto en denunciar el rol clasista de estos comportamientos y defensas argumentativas. La pregunta que me surge es ¿Podría ser de otra manera bajo este sistema? por lo menos bajo condiciones concretas y no ideales. Altamira invocó el ejemplo de los EEUU, como especie de un capitalismo ‘inversor’ que logró las más bajas tasas de desocupación en coexistencia con una enorme expansión y baja inflación. ¿Quiso afirmar con esto que hay otro capitalismo posible? No quedó muy claro. ¿Quiso afirmar que un capitalismo libre de intenciones ‘ideológicas’ podría tener una dinámica distinta? Si la cosa se remite a demostrar que no son los trabajadores con sus ansias ‘desmedidas’ los responsables de la inflación y que en condiciones idealmente libres la tasa de desempleo podría ser más baja, estoy de acuerdo. Pero me parece que fue más allá en la sugerencia de un modelo ‘inversor’ y productivista en que la cosa andaría mejor para todos. Dada la concepción general de Altamira y su corriente acerca de la situación del capitalismo mundial (de hecho LM lo atacó diplomáticamente por sus pronósticos catastrofistas sobre la crisis iniciada en 2007) es poco factible pensar que esté esperanzado en que el modelo estadounidense de posguerra vaya a recrearse, pero a la hora del mensaje (sobre todo pro electoral) parece ubicarse de ex profeso en un terreno keynesiano ‘de izquierda’.
    Un aspecto conexo, fue el breve intercambio sobre el desarrollo histórico del capitalismo. Alli Jorge se las vió en figurillas al tener que reconocer que la visión desarrollista de LM estaba avalada por las predicciones de Marx. No alcanzó a explicar (lo digo constructivamente-un debate de este tipo no es facil-) el problema de la miseria absoluta y relativa y terminó sugiriendo que el nivel de vida de los primeros obreros industriales era superior al actual. En el fondo es algo acorde con la teoría estancacionista que sustenta el conjunto del trotskismo y otras corrientes socialistas y comunistas.

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    AP

    05/09/2014 at 19:16

  6. Intelectuales que dicen lo mismos argumentos que Cecilia esta plagado en los pasillo de la universidad de capital y la plata. Eso si, como dice usted, investigar la realidad no lo hacen( como dice karl S en romanticismo politico… para ellos los datos son las citas), puesto que están segados por la ontologia que a esta altura funciona como ideología dominante. Hoy hay muchísima menos heterogeneidad que antaño, puesto que la relación capitalista se extendió a todo el mundo y la población es mucho mas grande.

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    Esteban

    06/09/2014 at 16:39

  7. Y que pretende el Partido Obrero, ¿que los trabajadores cobren 20 mil pesos por mes, trabajen 2 horas, y estén prohibidos los despidos y las suspensiones? Es como que tiren a 10 personas en una isla desierta, y que las 10 personas pretendan trabajar en una oficina con aire acondicionado, con la supervivencia asegurada. Lo que sostiene el Partido Obrero porque ignora la realidad de recursos escasos.

    No se pueden cobrar 20 mil pesos por mes cuando la empresa tiene pérdidas. Además, la izquierda siempre se olvida que el trabajador cobra ANTES de que el producto final se venda en el mercado, mientras que el empresario empieza a cobrar DESPUES que el producto final llega al mostrador (ni hablar del riesgo de que el cliente no valore el producto y el empresario incurra en pérdidas, algo que la izquierda siempre va a negar por su equivocada teoría del valor-trabajo). El salario siempre tiende al valor descontado de la productividad marginal. Si un empresario paga 6000 pesos hoy, es porque CREE (no significa que pasa automáticamente, como sostiene Marx) que mañana va a cobrar por lo menos 6000 más la tasa de interés, la cuál está determinada por la preferencia temporal entre los bienes presentes y los bienes futuros (el cuento de que el interés es explotación es el mismo cuento medieval que sostenía la Iglesia cuando hablaba de la usura).

    Igualmente, el mainstream se equivoca. No existe eso de la «relación inversa entre el desempleo y la inflación» y la economía matematizable de Friedman. Todas las crisis del capitalismo fueron generadas por la manipulación de la oferta monetaria, algo que tiene origen en el monopolio de la moneda que tienen los Bancos Centrales, y que les da un privilegio a los bancos para descalzar plazos y crear depósitos de la nada. El desempleo y la inflación son consecuencias de ese fenómeno, no tiene origen en que «si la economía es totalmente libre, inevitablemente va a caer en una crisis». El que dice eso es porque nunca entendió nada acerca de la competencia entre monedas.

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    Guido

    06/09/2014 at 19:27

    • Guido, Marx NO sostiene eso que vos decís. No hay posibilidades de asegurar la realización de la producción.

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      Hugo

      08/09/2014 at 00:56

  8. Profesor Astarita ¿La inflación supondría en sí misma una forma de presión sobre los trabajadores al depreciar sus salarios? ¿No lo sería también para la clase burguesa o esta puede encontrar formas de eludir el aumento de precios (como la adquisición de bienes o activos de precio estable)?

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    JHaydn

    07/09/2014 at 16:17

    • La inflación puede ser una vía para disminuir los salarios; aunque a su vez afecte de manera desigual a ramas o empresas. Una cuestión importante, de todas maneras, es tener presente que es equivocado decir que, si suben los salarios, necesariamente deben aumentar los precios. Ya Ricardo criticó esta idea, que encontramos en Adam Smith y se repite más o menos regularmente.

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      rolandoastarita

      08/09/2014 at 09:05

  9. Rolando. De verdad no tengo presente en la historia económica de Argentina situaciones en que los aumentos salariales no desataran presiones inflacionarias. Incluso en su momento fue famoso el dicho ‘los precios suben por el ascensor y los salarios por la escalera’. Concuerdo en que la relación no es necesaria. Pero, en todo caso ¿Que explica el inveterado comportamiento?

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    AP

    08/09/2014 at 11:23

  10. Rolando, en el tercer párrafo, me parece que va un «nos» en lugar de un «no». Muy buena la nota

    Saludos

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    Gonzalo

    08/09/2014 at 15:29

  11. Profesor Astarita, ya le expresé muchas veces mi respeto por su trabajo, más allá de las lógicas diferencias que nos separan. En este caso, realmente me resulta molesto que llame a López Murphy o Artana, ideólogos por defender la teoría económica convencional que se ha construido durante siglos. Peor aun. Me parece una falta de respeto vincularlos al poder económico y dar a entender que trabajan defendiendo intereses. Lo cierto es que son dos de los mejores economistas que tiene el país y han abrazado la teoría económica convencional por decisión propia, como de hecho hace la mayor parte de la profesión en todo el mundo. Si este blog desea tener rigor científico, esas críticas deberían quedar a un margen y sugiero concentrarse más bien en argumentos.

    Por falta de tiempo sólo ofrezco cuatro comentarios breves:
    1. El salario no es arbitrario. Es el resultado de la dinámica que hay en el mercado de trabajo. Eso al menos es lo que enseñamos en microeconomía básica los economistas, aunque se que Ud. la rechaza. No es que la defendemos porque así se lo hace en los «países centrales», sino porque la lógica nos conduce a defender esta teoría acerca del precio de los factores de la producción. [más abajo incluyo un link para profundizar]
    2. El salario alcanza un nivel, entonces, que es independiente de nuestras necesidades, y que precisamente está definido por la productividad marginal. Si elevar el salario fuera una decisión política, entonces qué fácil se resolverían los problemas económicos, pues se negaría el problema de la escasez. Siempre recuerdo con gracia al profesor Ramal en la UBA, mientras era candidato a Legislador exigiendo que el salario mínimo se triplicara en dólares. Me preguntaba entonces por qué no elevarlo a 10.000 dólares también! Nunca imaginé que habría respondido.
    3. Personalmente he estudiado el tema de la Curva de Phillips en mi tesis doctoral. Aquí dejo un video donde trato detenidamente el tema para quienes estén interesados. [http://newmedia.ufm.edu/raviercurvaphilips]
    4. También quiero compartir un artículo del catedrático español Jesús Huerta de Soto donde responde a una pregunta esencial: ¿Es el trabajo una mercancía? La respuesta va directamente a la esencia de este post.
    [http://editorialinnisfree.blogspot.com.ar/2012/11/es-el-trabajo-una-mercancia-por-jesus.html]

    A partir de sus respuestas intentaré hacerme tiempo para continuar el diálogo.

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    Adrián Ravier

    09/09/2014 at 12:48

    • La calificación de construcción ideológica la hago en oposición a una concepción científica. Como he explicado en muchas notas (y por supuesto, lo han planteado otros economistas), la idea de que el salario se iguala a la productividad marginal del trabajo (o el interés a la productividad marginal del capital) no tiene fundamento empírico ni teórico. El carácter ideológico del planteo se demuestra palmariamente en que jamás han podido responder las críticas de Cambridge a esa gigantesca construcción especulativa. Esto dicho con todo respeto, pero no tengo otra manera de decirlo.
      Además, no solo en la teoría; en la práctica los salarios no se fijan según productividad marginal, sino en torno a disputas acerca de la canasta básica.
      Por supuesto, sostener que el salario no se fija según productividad marginal, y que tampoco esté a nivel de subsistencia, no significa afirmar, como hace Rothbard, que en Marx el salario está indeterminado, o que pueda fijarse a cualquier nivel (no puedo responder por lo que dijo Ramal en alguna clase, sino por la teoría de Marx).
      En cuanto a la carga ideológica, no es necesario que la misma se asuma explícitamente bajo la forma de «escriba a sueldo» (que por supuesto, también los hay). Cuando hablo de posición ideológica me refiero a aquella que coincide con el propósito central de todos los ideólogos del sistema capitalista: ocultar el origen y la naturaleza de la ganancia del capital. Precisamente EL problema que el propio Schumpeter reconocía que era el más difícil de explicar. Las tesis de la productividad marginal, del premio a la abstinencia (o la espera, el sacrificio, etc.), las explicaciones de Böhm Bawerk sobre el capital, etcétera, no han dado resultados, incurriendo en inconsistencias lógicas insalvables. No obstante lo cual, se siguen presentando como «las» verdades, y se ocultan, más o menos sistemáticamente, las posturas críticas y alternativas. Una actitud tan constante y repetida solo puede ser explicada por un marco ideológico.
      Por último, es claro que en la noción marxista el trabajo no es una mercancía (ni tiene valor). Y en segundo lugar, (lo voy a explicar en una segunda parte), aunque de manera distorsionada, la curva Phillips no puede dejar de reflejar el carácter contradictorio de la distribución del ingreso entre el capital y el trabajo. Carácter contradictorio que ya había visto con claridad Ricardo, en su crítica a la tesis de Smith sobre que los salarios generaban aumentos de precios; pero que, por supuesto, se perdió completamente en la economía mainstream posterior. En este último respecto, la curva Phillips naturaliza, en la superficie del problema, esa relación antagónica profunda.

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      rolandoastarita

      09/09/2014 at 13:57

    • No niego que exista el «escriba a sueldo», sólo sugiero que constituye un error acusar a todo economista no marxista de serlo. En este caso, salvo que tenga prueba en relación con Lopez Murphy o Artana, entonces es un comentario innecesario en su post.
      Luego, que Ud. adhiera al marxismo y un alto porcentaje (mayoría) de economistas no lo haga, no es porque todos ellos quieran ocultar el caso. Es que el marxismo ha demostrado ser inútil para explicar cuestiones muy básicas de la economía como un precio, o en este caso un salario. El soicalismo del siglo XXI ya es un socialismo de mercado que deja de lado la propiedad pública de los medios de producción para discutir más bien el tamaño del estado que va a redistribuir la renta del capitalismo, lo que consittuye otro debate.
      Volviendo al caso, que el salario venga definido por una discusión en torno al nivel de la canasta básica es quizás defendible en una economía socialista, donde no hay propiedad privada, y en consecuencia desaparecen los mercados, los precios y los salarios de mercado. Pero en una economía capitalista con propiedad privada, me parece totalmente sensato asumir que los salarios vienen determinados por la productividad marginal del trabajador. En términos sencillos, si yo tengo una empresa, digamos una consultora contable o legal, analizaré sumar un nuevo contador o abogado a la empresa sólo si éste aporta más a la empresa de lo que yo voy a pagarle. Esto se lo entiende si aceptamos que cualquier empresa tiene como objetivo alcanzar la máxima rentabilidad posible, que es lo que se busca en el capitalismo.
      Me anticipo a la respuesta de que que tal contratación sería una nueva generación de plusvalía para el empresario, pero no lo es, a mi modo de ver, por tratarse de un contrato voluntario. No hay explotación en el capitalismo.
      Dicho esto, volvemos a la discusión de otros posts donde habría que volver a partir de la teoría del valor que determina los precios (en sentido amplio), pero esa discusión ha quedado estancada.
      En cuanto a la 2da parte de este post, si fuera posible, le pido incluya una mención al artículo de Huerta de Soto que posteé con anterioridad.

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      Adrián Ravier

      09/09/2014 at 15:37

    • Yo pienso que el marxismo es muy útil para explicar precios, salarios, ganancias y tendencias del capitalismo. Ya lo hemos discutido y ahí están los argumentos para quien quiera verlos.
      De todas maneras, quiero enfatizar en la cuestión del trato, en la línea que ha planteado AP. A este respecto, cito algunos pasajes de Murray Rothbard, en Historia del pensamiento económico, t. 2, p. 474. Es interesante ver cómo Rothbard descalifica personalmente. El marxismo, en su opinión, sería el dogma inventado por un fanático (y los seguidores de la teoría del marxismo no podrían ser menos), dispuesto a cumplir con el DEMENTE objetivo de «destruir la personalidad humana». Cito: Sobre el sistema de Marx, dice Rothbard, «lejos de ser una estructura de leyes científicas, esta chapucería se construyó y apuntaló para servir al fanático y demente objetivo mesiánico de la destrucción de la división del trabajo y, por supuesto, de la propia individualidad humana…».
      Luego: «Hay muchas y buenas razones para pensar en un solo Marx que abarcaría toda su vida, incluidos sus alocados poemas demoníacos que llamaban a la destrucción universal de sus años de colegio en Berlín…» Obsérvese: desde chiquito Marx ya tenía el objetivo de la destrucción del mundo. Y así habrá seguido toda la vida. A esto le llaman «ciencia».
      Continuemos con Rothbard: «Todos los diferentes Marx estuvieron al servicio de su fanática y mesiánica visión del comunismo. Que los conocidos horrolres del comunismo del siglo XX: de Lenin, de Stalin, de Mao, de Pol Pot, puedan considerarse como el desarrollo lógico, la encarnación decimónica de su maestro, Karl Marx, es un argumento que resulta convincente».
      Y después se ofenden cuando hacemos alusión a los condicionamientos ideológicos de los defensores del sistema capitalista en sus análisis del sistema. Esto parece chiste.

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      rolandoastarita

      09/09/2014 at 18:06

  12. Adrián. No alcanzo a entender si lo que está defendiendo es una especie de código de respeto entre economistas, u otra cosa. Es algo que no se podría exigir a Altamira, por no ser ‘economista’, sino, dirigente de partido, pero sí a Astarita. A mi entender, el debate citado se desarrolló con respeto mutuo y la evaluación de ‘argumentos ideológicos’ era compartida, por más que Altamira lo haya hecho explícito. Hasta donde conozco, desde el campo austríaco se ha manifestado innumerables veces que Márx mentía, hacía trampas, ocultaba intencionalmente la verdad, acomodaba las cosas a la medida de lo que quería demostrar. Es decir, se lo ha acusado de de operar ‘ideológicamente’. No veo por que se debiera armar tanto alboroto en este caso, cuando el acto de acusa es compartido. En mi opinión, las posturas de los referentes económicos están cruzadas por los intereses de clase que comparten y con los que se identifican. De ahí en más, lo que cuenta es el vigor de los argumentos y su confrontación. Con razón decía Lenin que si los postulados de la geometría afectaran intereses de clase, de seguro habría gente interesada en refutarlos. No veo porqué haya que ofenderse cuando se trae a colación el punto, con más razón cuando se exponen argumentos en defensa de una u otra postura. No se trata de una mera descalificación sin fundamento.

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    AP

    09/09/2014 at 15:27

  13. El profesor Astarita hace un buen punto en este último comentario. Rothbard tiene algunos puntos brillantes en su extensa obra, pero también tiene cosas muy defectuosas, totalmente no científicas. Son excesos de alguien que no se acostumbró jamás a escribir en revistas científicas y a conversar con colegas, sino más bien, abrió sus propios journals… Siempre insisto a nuestros colegas que no tomen a Rothbard como el autor austriaco por excelencia, sino más bien a Hayek -por algo recibió el premio Nobel, sin que esto sea suficiente para darle autoridad-. Hoy en día es quizás Peter Boettke quien tiene más trabajos en relación al socialismo, o en particular en la transición de las economías socialistas al capitalismo.
    Luego, mi crítica apuntaba a la conclusión del post, que es algo común en pensadores de esta línea. Cito: «La conclusión de la nota es que la tesis de LM no tiene sustento científico y es, como ha dicho JA en la polémica, una mera construcción ideológica, pero con efectos políticos definidos: defender los intereses del capital frente a los reclamos de la clase trabajadora, naturalizando el arma de la desocupación como forma de controlar los salarios.»
    Astarita reconoce que en un programa de tv no hay tiempo para profundizar en las explicaciones científicas de las distintas posiciones, pero asume que no hay rigor científico en su defensa. Yo estoy lejos de la posición de LM en este programa (http://www.adrianravier.com/macro-del-capital.html), pero pienso que el respeto académico es importante entre colegas, y la des-calificación de «no científica» es inapropiada, tanto como lo ha sido Rothbard tantas veces al acusar de no científicos a Marx, Keynes y tantos pensadores con quienes jamás se pondría de acuerdo.
    Para cerrar, el pensamiento económico moderno ha demostrado científicamente los problemas del marxismo en tanto lugares, y en tantas ocasiones, que sería costoso volver a tratarlos. Pero yo animo a que el profesor Astarita y los seguidores del blog intenten el diálogo científico por las vías adecuadas, esto es, las revistas científicas. Pienso que hace falta una defensa científica de los argumentos que el profesor Astarita viene elaborando en este blog, pues algunos de ellos son deconocidos por los profesionales modernos.
    A saber, yo insisto y seguiré insistiendo que no entiendo cómo funcionaría el ideal socialista. Marx no lo ha planteado, y nadie ha expuesto concretamente en qué consiste el sistema socialista. Si se lo ha tratado en algún post aquí, por favor, indicármelo. Hasta dónde puedo ver el socialismo es impracticable, y cuando se lo ha ejecutado, siempre se lo ha hecho en contradicción con el marxismo ideal, lo que en definitiva constituye un sistema alternativo a lo que el profesor Astarita tiene en mente.

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    Adrián Ravier

    09/09/2014 at 18:57

    • No veo que calificar una teoría o proposición de no científica signifique descalificar a quien la formula. Después de todo, mucha gente inteligente dice con frecuencia cosas equivocadas, o tonterías. El carácter no científico de una teoría debería ser pasible de discusión sin que nadie se sienta ofendido. Muchas veces se ha dicho que la teoría de Marx carece de base científica (en última instancia, es lo que piensa la inmensa mayoría de quienes la critican) y no por ello los marxistas nos sentimos agredidos (lo de Rothbard es distinto, hace directamente una agresión ad hominem).
      En cuanto a las revistas científicas en economía, lo que siento es que los marxistas estamos, por lo general, marginados de las mismas. Por empezar, porque si no queremos ajustarnos a los criterios de «cientificidad» de estas publicaciones, no hay posibilidad de publicar. Y entre esos criterios de «cientificidad» figuran, en primer lugar, las formalizaciones matemáticas y los fundamentos micros; y no estoy dispuesto a ceder en estas cuestiones para hacer «publicable» algún paper.
      Por último, sobre la manera de hacer practicable el socialismo en una futura sociedad sin clases, es poco lo que se puede decir. Solo hay algunos criterios (y están en discusión entre los marxistas) de cómo se pueden dar los primeros pasos hacia una socialización. La teoría de El Capital no es una teoría acerca de cómo se organizará una sociedad dentro de varios siglos, sino una crítica a la explotación del capital.

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      rolandoastarita

      09/09/2014 at 20:11

    • Rolando, su blog es siempre un espacio fertil de discusion. Muchisimas gracias.

      De su ultimo parrafo en la respuesta:

      «La teoría de El Capital no es una teoría acerca de cómo se organizará una sociedad dentro de varios siglos, sino una crítica a la explotación del capital.»

      Si es solo una gran crítica a los problemas de lo que hay, pero no propone ni explica como implementar alternativa alguna, entonces tampoco es correcto usarla para responder a toda cuestión como una neo-biblia que todo lo explica.

      Por otra parte, lo que es criticable de usar el termino «trasfondo ideologico» es usarlo para remarcar implicitamente que el interlocutor es en realidad representante de un proyecto de explotacion y no alguien que adscribe a X linea o teoria de pensamiento, erronea o acertada.
      ¿Acaso ud mismo no tiene un trasfondo ideologico?. Si, pero eso no descalifica automaticamente su postura. No es un argumento y debe evitarse su uso como tinte, cosa que aqui sucedió.

      sobre esto:

      » Y entre esos criterios de “cientificidad” figuran, en primer lugar, las formalizaciones matemáticas y los fundamentos micros; y no estoy dispuesto a ceder en estas cuestiones para hacer “publicable” algún paper.
      Por último, sobre la manera de hacer practicable el socialismo en una futura sociedad sin clases, es poco lo que se puede decir. Solo hay algunos criterios (y están en discusión entre los marxistas) de cómo se pueden dar los primeros pasos hacia una socialización».

      Ud antes critico la generalidad con que en ciencias sociales se suele hablar, pero a la vez no esta dispuesto a demostrar con formulas y numeros «cientificables» sus argumentos para publicarlos. Encuentro eso un poco contradictorio. Es comodo presentar argumentos sin poder demostrarlos con los mismos pasos que los demas tratan de hacer. (y en gral tampoco logran).

      Por otro lado, si nececesariamente se tardarían siglos en llegar a aplicar las condiciones teoricas que plantea El Capital, entonces hablamos de una transición Marxismo-capitalismo tan larga que ese sistema hibrido tampoco sabemos si podría funcionar ni qué sería en si mismo.

      Con esto cerraré:
      diría: No saber qué otra cosa hacer (en reemplazo del capitalismo) no justifica no pensar en hacer algo diferente, pero tampoco significa que el socialismo version marxista sea la alternativa viable.

      Saludos.

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      Schelm Meister

      10/09/2014 at 15:32

    • Entre no proponer una sociedad que puede existir en siglos, a no proponer una salida, hay una evidente distancia. El programa de organización de cooperativas por la Comuna de París, por ejemplo, que reivindicó Marx, no es el programa de una sociedad en la que desapareció el mercado (puede tardar generaciones), pero es una alternativa a lo existente. El programa de transición a ser instrumentado por un gobierno de los obreros no es el modelo de sociedad de un futuro lejano, sino una alternativa a lo existente.

      Sobre lo ideológico: el fenómeno más notable de la economía burguesa es su renuncia a indagar en los fundamentos sociales últimos de los fenómenos que, a veces, describe. Es el caso de la tasa natural de desempleo, o la NAIRU (el tema al que hizo alusión LM), combinado con la tesis de la neutralidad del dinero. Jamás se ha dado una explicación teórica, más o menos acabada, de por qué la TND o la NAIRU es tal o cual, o por qué tiene que existir, o no, el tradeoff entre desempleo e inflación. Sin embargo, se la toma como punto de referencia para fijar políticas (sea en la versión monetarista, o en el llamado Nuevo Consenso de los Nuevos Keynesianos). Esto lo interpreto como una toma de postura ideológica. No tengo otra manera de decirlo. Y el porqué no se indaga en esa relación es porque lleva, de manera más o menos directa, a preguntar por el origen y la naturaleza del «mark up» en la formación de precios.

      Acerca de los requisitos para «papers» en el mundo neoclásico: En primer lugar, usted podrá comprobar que las notas de este blog, o mis libros, tienen abundantes referencias a datos y hechos fácticos. Precisamente esta cuestión ha sido objeto de discusión con los posmodernos, para quienes todo es interpretación. En segundo lugar, en discusiones específicas (ejemplo, cuestión de la transformación, ley de la tendencia de ganancia) he utilizado matemáticas y fórmulas sin problemas; incluso el curso que estoy dando hoy en la UBA, sobre Ricardo, Marx y Sraffa, demanda, como es natural, un cierto uso del álgebra lineal. Mi crítica entonces a las exigencias neoclásicas de publicación es otra. En primer lugar, es a la exigencia de fundamentos micro. Aquí la diferencia es conceptual; considero que no hay manera de derivar lo macro de lo micro (crítica al individualismo metodológico). Segundo, y vinculado a lo anterior, la pretensión de suplir la discusión conceptual con una formalización matemática desprovista de contenido. Esto es, ANTES de ponerse a hacer fórmulas, hay que discutir los supuestos y los conceptos (como se lo recordó, con mucha propiedad, Poincaré a Walras). Y esto es precisamente lo que no se hace en estas publicaciones.

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      rolandoastarita

      10/09/2014 at 16:04

  14. Rolando. Me interesa tu opinión respecto de los audaces dichos de CFK acerca de que lo que más ha subido en Argentina son los salarios. Según datos fiables, hacia 2007 los salarios en el sector privado en blanco recién alcanzaban los niveles pre crisis y los sectores estatales aún acumulaban un retraso cercano al 20%. El poder adquisitivo medido en dólares, todavía estaba muy por debajo de la etapa dorada de la convertibilidad. Cuatro años después inicia la cuesta descendente, que sigue hasta hoy. No tengo cifras precisas en la actualidad, con más razón cuando hay una gran diversidad en la medición de las cifras de inflación. Según varios estudios, hay una tendencia descendente del salario real en términos históricos, que los sitúa un 10% por debajo de 1974, siendo que, la productividad aumento un 17% desde ese entonces. Esto se explica por una reducción del salario por debajo del valor, cifra que aumentaría aún más si se toma en cuenta apropiadamente el impacto del enorme contingente en negro. Es una fuente de plusvalía extraordinaria a expensas de la participación del salario que, junto con la renta agraria, constituirían la médula del modelo flexibilizador que, con alguna variante, se sostiene desde la dictadura.

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    AP

    11/09/2014 at 14:53

  15. Profesor, estoy de acuerdo que hay afirmaciones que son no cientfíicas y que señalarlo no debería ofender a nadie. Pero su última respuesta me conduce a otra pregunta. ¿Qué es «científico»? Si la formulación teórica de que la productividad marginal determina los niveles de salarios es «no científico», entonces no comprendo qué es lo que Ud. entiende por «científico». Soy consciente de que la respuesta a esta pregunta quizás requiera otro post.

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    Adrián Ravier

    11/09/2014 at 17:22

    • Los criterios de cientificidad pasan (la idea no es mía) por la coherencia lógica de los planteos y la relevancia empírica (o el poder explicativo de los hechos).
      No lo puedo desarrollar aquí, pero considero que la teoría de que el salario se iguala a la productividad marginal del trabajo no cumple ninguno de los requisitos.

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      rolandoastarita

      11/09/2014 at 23:38

    • Ok, mis estudios me indican que la ley de productividad marginal sí es coherente y tiene relevancia empírica, pero la discusión de esto puede ser extensa.
      Lo que observo entonces a partir de su última respuesta es que Ud. entenderá que cualquier «no marxista» considerará no científico a su enfoque, puesto que se observan incoherencias lógicas desde el axioma de punto de partida.

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      Adrián Ravier

      17/09/2014 at 10:57

    • Con respecto a la posición marxista sobre el salario, ¿a qué «axioma de punto de partida» se refiere?

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      rolandoastarita

      17/09/2014 at 11:11

    • No soy experto en Marx, pero hasta donde entiendo la posición marxista sobre el salario es una derivación de las equivocadas doctrinas en las que se basa su pensamiento: la teoría del valor-trabajo, la plusvalía, capital variable y constante, la creciente miseria del proletariado o el ejército industrial de reserva.
      Si algo he aprendido de nuestros debates es que cualquier discusión lógica nos conduce al mismo punto de partida, lo que habla bien de la coherencia lógica interna de la posición marxista, pero advirtiendo -en mi punto de vista- que los problemas nacen con estas primeras doctrinas fundamentales.

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      Adrián Ravier

      17/09/2014 at 16:01

    • De todas maneras, no me queda claro el sentido de su primer comentario. Usted sostuvo que en el marxismo «se observan incoherencias lógicas desde el axioma del punto de partida». Según esto, habría UN axioma, punto de partida del razonamiento marxista, a partir del cual «se observan incoherencias lógicas». Plusvalía, capital variable, teoría del valor, miseria creciente del proletariado (debería decir «relativa») o ejército industrial de reserva, evidentemente en Marx no son «EL axioma». En Marx estas nociones se deducen de algunos supuestos más fundamentales; incluso están a niveles muy distintos de abstracción (según Marx, en el camino de recuperar el concreto como «pensado»).
      Por otro lado, la tesis de Marx del ejército industrial de reserva sí tiene relación con la tasa natural de desempleo, (o con la NAIRU). Por eso, en este punto encuentro que la teoría de Marx explica bien por qué el sistema necesita una cierta dosis de desocupación para contener salarios. De todas maneras, en una nota futura me comprometo a resumir la crítica (de hecho, de los sraffianos y la comparto) a la tesis que dice que el salario se iguala, en equilibrio, a la productividad marginal del trabajo.

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      rolandoastarita

      17/09/2014 at 16:19

    • Sí, en esto tiene razón profesor. Mi posición austriaca parte de un único axioma fundamental, «la acción humana», de la cual luego se derivan teoremas y leyes económicas. Lo he desarrollado más amplio aquí [http://www.laissezfaire.ufm.edu/index.php/Categor%C3%ADa:Marzo-Septiembre_2014]. En el marxismo no hay un único axioma, pero el proceder metodológico es similar, creo yo por la conexión con Weber.

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      Adrián Ravier

      18/09/2014 at 12:08

    • Pero Marx no estuvo influenciado por Weber. Sinceramente,no lo entiendo. Más precisamente, el método weberiano del tipo ideal, tiene poco que ver con el método marxista (de hecho, la construcción del tipo ideal a la manera que lo hace Weber está criticada por Hegel) y claramente no es la vía de análisis de Marx.

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      rolandoastarita

      18/09/2014 at 12:46

  16. Ravier más arriba dice que en el capitalismo no existe la explotación porque capitalista y trabajador se vinculan por un contrato voluntario. Lo que demuestra que antes de hablar de Marx debería, al menos, leerlo. Marx explica justamente por qué existe la explotación a pesar del contrato libre y voluntario entre capitalista y obrero. Esto es una obviedad, pero como todo crítico de Marx, su principal característica es no haberlo leído y hablar sin sentido. Marx se burlaba de los economistas vulgares que confundían las apariencias de la circulación con la verdad científica. 130 años se seguiría burlando.

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    Esteban Maito

    01/10/2014 at 03:19

    • Compañero Esteban. Haya leído directamente a Márx, o no, Adrían está en conocimiento del argumento marxista. Lo ha manifestado en otros debates. Si toma la forma del contrato por la substancia es por que su premisa básica es la ausencia de explotación. En el fondo, desde sus inicios, toda la reacción ideológica contra el marxismo y su mensaje potencialmente revolucionario, arranca desde ese propósito. Aprovecho para preguntarte.¿Tenés algún trabajo sobre evolución del salario real en Argentina y su relación con la productividad?

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      AP

      02/10/2014 at 13:38

  17. Hola AP. Tengo mis series largas 1910-2011 de salario real y productividad pero no está volcado del todo en un texto. Estoy con diez frentes abiertos, uno de ellos es un artículo sobre distribución funcional desde 1910 pero aún le falta un poco. De todas formas la gente del CEPED (Lindenboim, Graña & Kennedy) tiene un trabajo al respecto que trata justo esa temática que mencionás para 1947-2006.

    Haz clic para acceder a DT%2012%20-%20Grana%20Kennedy.pdf

    Mis series son bastante similares a las de ellos. Una perlita de las series históricas de salario real es la caída terrible en 1959. Suele caracterizárselo como un año de crisis, etc. pero en los términos de mis series es, después de 1976 pero ANTES DE 2002, el año de mayor caída interanual del salario real. Como para que anoten aquellos que les gusta embellecer la ISI. Cuesta menos explicar también el Plan Conintes con semejante ajuste.

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    Esteban Maito

    02/10/2014 at 20:21

    • Te agradezco la referencia. Ya la estoy leyendo.
      Saludos

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      AP

      03/10/2014 at 11:50

  18. Está colgado en internet el debate? no lo puedo encontrar, por favor podrían orientarme?

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    Oscar

    11/10/2014 at 16:04

  19. Hola Rolando, te sigo desde hace poco que te descubrí en la revista Sin permiso. Estudio Economia en la Universidad de Santiago de Compostela, en España. Me resulta dificil encontrar profesores puramente marxistas como tú. En mi país tenemos a Xabier Arrizabalo o Diego Guerrero a quienes tambirn sigo para que me ayuden a comprender la realidad de la sociedad. Asique va un saludo desde aqui

    Dicho esto, por qué dices que carece de fundamento el análisis del producto marginal de trabajo decreciente? Yo siempre intento ser crítico en clase (obviamente, pues el enfoque neoclasico es la defensa del orden exiatente que me gustaría liquidar) pero el razonamiento que nos explicó el profe de micro me pareció lógico

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    yago

    14/09/2015 at 19:03

    • Te doy el caso que presenta Joan Robinson. Primero, para calcular el producto marginal del trabajo es necesario fijar el stock de capital. Bien, supongamos que tenemos 9 palas y 9 trabajadores cavando pozos. Se incorpora un 10º trabajador, manteniendo 9 palas. ¿Cuál es su productividad marginal? Nunca puede ser igual a un salario (supongamos que trabaja cuando los otros van a hacer pipí). Ahora, supongamos el caso más realista, se contrata al trabajador 10 y al mismo tiempo se adquiere una nueva pala. ¿Por qué la productividad de este obrero va a ser menor que la del resto? No hay argumento realista para sostenerlo. Y si la productividad se mantiene al nivel del resto, no hay productividad marginal decreciente. ¿Qué sentido tiene todo esto?

      Además, ¿cómo se puede establecer el salario = productividad marginal en un modelo walrasiano? Como lo debe admitir el mismo Walras, al precio de supuestos heroicos; por ejemplo, suprimiendo el tiempo. Todo esto es un sinsentido. Por eso digo (pero no soy el único, por supuesto) que no tiene fundamento.

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      rolandoastarita

      14/09/2015 at 19:18


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