Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

La izquierda y el no pago de la deuda

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A raíz del conflicto entre el gobierno nacional y los holdouts, desde muchos sectores de la izquierda se ha lanzado una campaña por el no pago de la deuda externa, pero acompañada de la nacionalización de la banca y el comercio exterior, y alguna otra medida. La idea es que hay que vincular el no pago a medidas más radicales. Como lo expresa un sitio web del PTS (pero hay muchos planteos similares): “…el no pago debe estar ligado a medidas como el monopolio del comercio exterior y la nacionalización de la banca para evitar las maniobras de las multinacionales exportadoras y los bancos. Esto permitiría importar y exportar en función de satisfacer necesidades sociales y que el crédito vaya a los trabajadores o a los pequeños comerciantes ahogados por el gran capital. La propia dinámica de los acontecimientos impondrá la necesidad de la clase trabajadora de expropiar a las multinacionales, incluso los grandes aglomerados de la burguesía local, que se ubicará del lado del imperialismo. Hay que unirse con los pueblos oprimidos de Latinoamérica y otros continentes para enfrentar el saqueo imperialista. Se inicia un camino de lucha”. Esto se presenta como un programa de “soberanía nacional contra el imperialismo”. Otros proponen “romper todos los lazos económicos y políticos que nos atan al imperialismo”, para formar un club de deudores de países latinoamericanos (declaración de Izquierda Socialista).

Es importante destacar que, a diferencia de los planteos nacionalistas al estilo de La Cámpora o partido Comunista, en estas formulaciones se reconoce que la deuda externa no tiene su origen meramente en los factores externos (capital financiero internacional, imperialismo) sino también en el capitalismo local. Aunque con matices importantes (véase aquí), coincido en este punto.

Sin embargo, lo que no se comprende es quién va a aplicar el programa que se postula. ¿A quién se le exige que rompa con el capital financiero internacional? ¿Al gobierno K? ¿A los partidos de la oposición burguesa? ¿Quién va a llevar adelante estas medidas? Estas son las preguntas decisivas a la hora de agitar una consigna, ya que atañen a quién la va a aplicar, y en qué condiciones. Pero esto es lo que no se aclara. Pareciera que debe quedar librado a la buena interpretación del receptor del mensaje. Sin embargo, es imposible plantear una lucha estratégica si no se aclaran las perspectivas y condiciones en que se van a aplicar la estrategia y el programa. Más precisamente, la cuestión medular es: ¿qué clase va a estar al frente del gobierno que eventualmente deje de pagar la deuda y estatice el comercio exterior y la banca? Si no se define este asunto, el planteo está en el aire.

Por eso, hay que decirlo con todas las letras: un gobierno de la clase capitalista, por más que se declare en default, no va a cambiar la esencia de las cosas. Para expresarlo a través de una pregunta retórica: ¿qué contenido progresista tiene que un gobierno dirigido por Kirchner, Boudou, y similares, se niegue a pagar la deuda, si van a seguir vigentes todas las condiciones que llevaron a la deuda? Mi respuesta es que ningún contenido progresista. No hay que andar con ambigüedades en esto.

Y la situación tampoco se va a modificar en algún sentido progresista (para el pueblo trabajador) con un “club” de deudores latinoamericanos, en tanto esos deudores sean los gobiernos y las burguesías latinoamericanas. Para el que dude, ahí está el ejemplo de Venezuela, que paga religiosamente su deuda externa, aun al precio de dejar desabastecido al país de insumos esenciales. O el de Ecuador, que luego de haber reducido la deuda, acaba de volver (junio de 2014) a los mercados internacionales de deuda, al tiempo que recompone relaciones con el Banco Mundial. Esto sin contar que se ha estado endeudando con China a tasas de entre el 7% y 8% anual (la deuda con China hoy representa el 35% de la deuda total; además, mucha de esta deuda está atada a la contratación de obras con empresas chinas). Por supuesto, los gobiernos de Brasil, Colombia, Chile, Uruguay, para citar algunos otros casos, ni remotamente sueñan con un “club de deudores”, y menos todavía con “cortar lazos con el imperialismo”. ¿Qué sentido tiene entonces esta consigna del “club de deudores”? Estas burguesías saben cómo defender sus intereses, y estos no pasan por andar rompiendo con ningún imperialismo o capital financiero internacional.

El error de fondo

El problema que subyace a este planteo de la izquierda radical es que cree que la deuda involucra la “liberación nacional”. Esto es, piensa que la deuda sería un mecanismo de dominación neocolonial, y por lo tanto el no pago sería una medida de soberanía, del tipo “segunda independencia”. La realidad es que no hay nada de esto. La deuda es una consecuencia natural de los mecanismos de acumulación capitalista bajo determinadas condiciones de capitalismo económicamente subdesarrollado y dependiente. Para ponerlo de manera sencilla: si se deja de pagar la deuda, pero sigue la fuga de divisas, esto es, si continúa siendo débil la acumulación ampliada de capital, no hay manera de que las cuestiones de la deuda no vuelvan a aparecer.

Por eso también es ingenuo creer que porque no se pague deuda van a subir los salarios, o las asignaciones para salud o educación popular. ¿Por qué no decir que habrá más dinero para el enriquecimiento del lumpen encaramado al Estado, para la fuga de divisas, y para seguir lucrando a expensas del pueblo con negociados sin fin? De la misma manera, ¿por qué se piensa que con la estatización del comercio exterior las exportaciones e importaciones estarán “al servicio de las necesidades del pueblo”? ¿Desde cuándo las operaciones del Estado capitalista se ponen “al servicio del pueblo”?

Para que se vea desde otro punto de vista: si el 66% de la deuda es interna (el Tesoro con el Banco Central, el Nación y ANSES), y si además buena parte de la deuda está en manos de tenedores argentinos, ¿cómo se puede decir que está involucrada una cuestión de soberanía nacional?

Por otra parte, también es un sinsentido pensar que los intereses de la burguesía argentina (o de cualquier otra) pasan por el fomento de un capitalismo puramente “nacional”, cerrado de puertas adentro. El capitalismo en un solo país es imposible; el capital es “internacionalista” por naturaleza, y ningún capital vive de espaldas a los necesarios vínculos con el capital mundializado, en todas sus formas. Puede haber, a lo sumo, algún arresto de “estatismo nacional”, pero que en estas épocas de globalización será tan breve como vacío de contenido.

Por eso no tiene sentido alentar la más mínima esperanza en que, llevada por alguna lógica de “autodefensa nacional” la clase dominante (o alguna fracción de ella) entre en una dinámica anticapitalista. No le pidan peras al olmo. Si la clase capitalista argentina se beneficia de la explotación de la clase obrera argentina, y si para mantener esa explotación son esenciales sus vínculos con el capital financiero internacional, ¿por qué rayos la clase capitalista argentina va a tomar medidas anticapitalistas para combatir al capital financiero internacional?

En resumen, lo que está en juego hoy no son la “soberanía” ni la “patria”. La clase dominante argentina se endeudó con plena conciencia. Cuando dispuso tribunales internacionales de arbitraje, lo hizo porque pensó que era un buen negocio. Aquí no hay contenido real para una “causa nacional” por la deuda. Para que haya una “causa nacional” tendría que haber una relación de opresión, como sucede en las colonias. Pero no es lo que ocurre en Argentina. Para ponerlo con dos nombres de moda, los Boudou y los Lázaro Baez argentinos no están “oprimidos” por colonialismo alguno. Para ellos (y para todos los Macri, Scioli, Binner, Carrió, Massa, así como para todos los Rocca, Pescarmona, Bunge y Born, y similares) lo que está en juego son negocios, participación en ese botín que los marxistas llamamos plusvalía. Por eso la divisoria no pasa por “patria o buitres”, sino por la oposición de clases, entre explotados y explotadores. Querer unir a la clase obrera con la burguesía “nacional progresista” (supuestamente antiimperialista) detrás de la causa nacional del no pago de la deuda, es como querer unir el agua con el aceite. El no pago de la deuda solo tendrá un sentido progresista si es planteado desde un programa integral de transformaciones sociales y revolucionarias, decidido por los mismos productores directos, los trabajadores. Y para esto, hay que tener poder. De lo contrario, estamos ante palabrerío vacío.

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«La izquierda y el no pago de la deuda»

Written by rolandoastarita

04/07/2014 a 16:56

23 respuestas

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  1. Muy buena nota, coincido en casi todo. No obstante lo cual, quisiera plantear que no es un disparate plantear el no pago aún teniendo en cuenta el funcionamiento del capitalismo que es lo que determina la voluntad de la clase dominante, dado que puede llevar a una mayor concientización de las masas sobre la base de una paulatina apropiación de las ideas de la Izquierda y un reconocimiento cada vez mayor de la mecánica del funcionamiento del capitalismo.

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    Leandro

    04/07/2014 at 17:12

    • Pero precisamente lo que afirmo es que para hacer política hay que presentar las cosas tal como son.

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      rolandoastarita

      04/07/2014 at 17:20

  2. Rolando
    Estuve viendo los vencimientos de capital e intereses en la próximos diez años, por ejemplo en 2015 son de mas de 10.000 millones de dolares etc. No crees que en ves de medir el porcentaje de la deuda con respecto al pbi ( es del 45% mas o menos en 2014) deberíamos medir con respecto al presupuesto. Cual es en las ultimas décadas el gráfico de porcentaje de la deuda con respecto al presupuesto, bajo, subío como ese esa curva? Creo que no hay forma de pagar esos montos, argentina va a entrar en default en el próximo gobierno.

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    Tomas

    04/07/2014 at 19:15

  3. El enfoque presentado esta del todo ausente en el razonamiento de la izquierda argentina. Los debates existentes, a lo sumo versan sobre si es mejor hablar de ‘repudio de la deuda’ o ‘no pago’ a secas, sobre si lo conveniente es poner toda la carne al ‘plebiscito vinculante’ o al llamado a prepara una movilización ‘masiva’ en contra del pago a los buitres y demás alimañas.
    Exonerar o no al capitalismo argentino ( el sonsonete de los de afuera que nos quieren comprar y los de adentro que nos quieren vender -Irigoyen-Jauretche-) es asunto menor frente a otros determinantes.
    Tanto los nacionalistas como los revolucionarios parten de la base que Argentina es una semicolonia. Si acepan a regañadientes que es un país dependiente, es para encuadrar la dependencia bajo un estatus semicolonial que se disimula bajo el término. Nos es casual entonces, que, en el último caso, consideren viable y necesaria a la liberación nacional, aún como elemento separado de la revolución proletaria.
    Sin que quede muy en claro cual es el grado de convencimiento íntimo de las elites dirigentes de los partidos de izquierda en este esquema de desarrollo histórico etapista que con frecuencia se ha criticado al estalinismo en su versión más cruda (Puesto que, constantemente están jugando a la escondida con ello -especialmente de cara a las masas-) les queda el recurso de cobijarse en la supuesta ‘revolución en permanencia’ que desatarían medidas de autodefensa aplicadas por un fantasmagórico nacionalismo radical, que no se sabe bien si es un ente social específico o como Boca Juniors: Un sentimiento compartido por la mitad más uno.
    Personalmente, no creo que a casi ningún dirigente de izquierda al día de hoy le quede alguna duda de que a la burguesía ‘nacional’ de nacional no tiene más que el pasaporte. Que la ‘segunda independencia’ bajo un régimen burgués es un espejismo. Esto, por supuesto, no significa que renuncien a la agitación de estos fetiches populistas con tal de mimetizarse con el sentido común de la que sindican como una importante fracción de las masas y digo, importante fracción, por que lo más probable es que las grandes mayorías no muevan un dedo por una causa ‘antimperialista’ que presienten no reportará mayores beneficios al hombre común, acostumbrado a velar por su propia supervivencia, indiferente a como se la reparten los de arriba. Por ello, una parte nada despreciable de la sociedad está esperando que haya algún arreglo viable y no una ruptura que desataría ‘males mayores’. Por supuesto, adaptarse a esta faceta del ‘sentido común’ no sería correcto para organizaciones que se reivindican obreras y revolucionarias. Lamentablemente, no piensan los mismo de la otra cara del ‘sentido común’: el antimperialismo burgués que aún tara la conciencia de las masas populares y al que consideran digno de profundizar, como si pudiera hacerse tal cosa sin combatir frontalmente su contenido.
    Como se ha explicado muchas veces en ese blog, el procedimiento responde a una ‘lógica transicional’ que inveteradamente fracasa ante la ausencia de una revolución proletaria en proceso, pero también, agrego, se agrava por la incansable rutina de esconder la verdad a las masas, como si se las pudiera llevar al socialismo engañadas. Detrás de la política ‘antimperialista’ de la izquierda, como en otros órdenes, anida una intención silente de ‘crecimiento de aparato’ que no le hace asco a cualquier contaminación que pueda ser servicial a su propósito. No importa omitir la parte esencial de la verdad, si con ello logramos mayores adhesiones, aunque estén agarradas con las alfileres del electoralismo. Hay que esconder por todos los medios el problema del poder, de quien, como y por que medios. Guay con sacar los pies del plato. Total, si las masas pueden seguir una demagogia burguesa, también pueden ser seducidas por una ‘proletaria’. Lo importante es que nos sigan y algún día, como por arte de magia, descubran que por una vez ‘delegaron’ en el partido correcto para que rija la sociedad. El ‘no pago’ solo o con aderezos consignísticos diversos, también es el producto destilado de esta concepción de la revolución y el socialismo.

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    AP

    04/07/2014 at 22:10

  4. Muy buena crítica a la estrategia actual de la izquierda, en sintonía con lo que venís afirmando desde hace rato. Lo único que lamento es no encontrar un espacio organizativo militante desde donde defender y tratar de propagandizar este posicionamiento que me parece vital por minoritario que sea hoy en día. La crítica del Prog. de Transición y del trotskismo que desarrollás me convenció finalmente de la necesidad de superar el trotskismo como programa y estrategia política, aún atendiendo a la progresividad que alguna vez encarnó respecto al stalinismo. El consignismo y “luchismo” permanente no lleva a ningún lado y sólo intenta ocultar la agachada política que es no hablarle a las masas de la necesidad de tomar el poder (y no hablo de ganar elecciones), de decir la palabra socialismo en televisión y no irse por las ramas con la “refundación de la sociedad sobre nuevas bases” (¿qué bases?) que me parece un eufemismo berreta y que subestima la capacidad de comprensión de los trabajadores (como si no se dieran cuenta de adónde apunta la izquierda con todo ese rodeo retórico y no les generara desconfianza la falta de honestidad del interlocutor). Me sulfura este intento de inventar la pólvora “llevando a las masas”, “haciendo la experiencia junto con ellas”, que es otra forma de justificar NO llamar a las cosas por su nombre. El socialismo bien entendido es un planteamiento absolutamente minoritario en este país y en el mundo. Bueno asumámoslo y aprendamos a estar en minoría. No lo deformemos para sentirnos más acompañados, no lo degrademos a consignismo desgajado para que algún periodista nos felicite por nuestra “coherencia” y la creatividad de nuestras «propuestas», y así nos sintamos cerca de las masas y su sentido común por 5 minutos. El planteamiento comunista debe, por las condiciones actuales, ser minoritario, sería asombroso que no fuera así si miramos la realidad mundial de frente y sin construirnos espejismos e ilusiones para “levantarnos el ánimo”. Esa tendencia de la izquierda al optimismo autocomplaciente en sus múltiples formas es infantil, y es lo opuesto al marxismo. Y siembra la confusión y luego la desmoralización. «Luchar sin ilusiones» (ni propias ni fomentar las de los trabajadores).

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    Pablo Caponera

    05/07/2014 at 14:34

    • Coincido en que las posiciones que se defienden en este blog son muy minoritarias en la izquierda. Y este es el obstáculo más importante para avanzar en un espacio militante con una estrategia asociada a esta manera de entender el marxismo.

      De hecho, durante más de una década intenté (con un grupo muy pequeño de compañeros) avanzar en la formación de una organización política con esta perspectiva. Algún día espero escribir sobre la experiencia de Liga Marxista, y la publicación Debate Marxista (al pasar, he leído por ahí alguna crítica hecha con muy mala fe, y desconociendo hechos elementales). Ahora solo diré que la razón última del fracaso de LM (y de las posteriores Liga Comunista Revolucionaria y Liga Comunista) reside en que no logró convencer con sus más que a un grupo muy reducido de gente. Tengamos presente que desde DM planteamos una crítica al estatismo burgués, al nacionalismo tercermundista, a las caracterizaciones de la crisis crónica del capitalismo, al reformismo «etapista» y al método del Programa de Transición, entre otras cuestiones. Y postulamos una forma de organización que trataba de tomar distancia del centralismo burocrático, pero también de las concepciones anarquistas. El resultado es que nunca pudimos pasar de unas pocas decenas de militantes. Tal vez haya que seguir argumentando y debatiendo hasta que estas ideas adquieran cierto consenso mínimo dentro de la vanguardia, a partir del cual se pueda encarar un avance en organización.

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      rolandoastarita

      07/07/2014 at 12:30

    • Rolo:
      En cuanto al balance de la LM/LC, también debería entrar en consideración que ciertas ideas tienen más recepción en ciertas épocas. Los 90 no eran el mejor momento para difundir ideas marxistas, y la ola autonomista pos 2001 tampoco hacía propicia la década siguiente. Pero alguna utlidad tuvo, por lo que parece la vieja DM aún sigue dando que hablar con nuevos lectores y las «Premisas» (http://ligacomunista.ar.tripod.com/cuadernosdm/principios.htm) nos siguen siendo útiles para formar compañeros que se acercan al marxismo.
      Pero más allá del balance de lo que hicimos con la LM o la LC (balance cuya utilidad está por verse) esto no niega la posibilidad (y/o necesidad) de organizarse. Tampoco lo hace el número de adherentes a ciertas ideas, aunque es determinante a la hora de que ciertas ideas hundan sus raíces en la sociedad, no hace falsa la idea de que es mejor 10 compañeros organizados que 10 individuos dispersos.

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      Roberto P.

      07/07/2014 at 14:36

  5. ¿Unidad nacional contra los fondos buitres?
    19/06/2014
    Por PRT

    Las calles han sido empapeladas con un afiche con la consigna: ¡Unidad nacional contra los fondos buitres! Un viejo intento de la clase dominante para arrastrar tras sus intereses al pueblo, afectado por el sistema capitalista que genera la usura, y que de ninguna manera le cabe un nombre particular como buitre, sino que tiene un alcance muchísimo mayor que engloba a todos los capitales.

    ¿Cómo se puede hablar de unidad nacional con el supuesto “otro” capital, o el otro sector de la oligarquía financiera? ¿Acaso nos sugieren unirnos con el otro 93% de los bonistas que religiosamente cobran una “deuda” que nunca adquirimos como pueblo?

    ¿Unidad nacional con quienes imponen el impuesto al salario?

    ¿Cómo poder “unirnos” con quienes en este cuatrimestre cobrando tasas usurarias bancarias se la han llevado con pala gracias a su actividad parasitaria?

    ¿Cómo poder “unirnos” con los capitales “nacionales” de la industria fusionados con el capital bancario, que por estos días ajustan cuentas contra la clase obrera despidiendo, suspendiendo y extorsionando con la “crisis” que les permite obtener una nueva camada de capitales vía subsidios del Estado?

    ¿Unidad nacional con quienes desde el Estado provocan masivas fugas de capitales, adquiridos con la sangre, sudor y lágrimas del trabajo Humano?

    “Nuestro” Estado, “nuestra” Nación no existen como tales, son un instrumento de dominación de clase que en esta época de grandes concentraciones económicas y de capitales globalizados, pulverizan literalmente toda frontera geográfica y política, quedando las formas intactas que de alguna manera conviene sostener para la dominación.

    ¿Unidad nacional junto a los capitales “sin patria” que intervienen en Vaca Muerta, Monsanto, en las mineras, etc., aquellas que con la ley “nacional” depredan la naturaleza, el medio ambiente, la sociedad Humana?

    ¿Unidad nacional con un parlamento integrado y sometido a los intereses del capital financiero?

    ¿Unidad con el poder legislativo que permitió legalizar el saqueo?

    ¿Unidad con las fuerzas represivas que apalean las luchas populares, que se ponen al servicio de los monopolios trasgrediendo las leyes que el sistema mismo ha elaborado?

    ¡No habrá confusión!

    La unidad es popular y es contra la clase dominante, o sea la oligarquía financiera. Seguiremos luchando por nuevas y más profundas conquistas, y ahondaremos en las metodologías revolucionarias que facilitarán desde esas luchas desalojar definitivamente del Estado a esa clase parasitaria y construir un nuevo Estado de carácter revolucionario que dé respuestas a los problemas de la sociedad humana; enterrando definitivamente la idea de dar respuesta al “mercado”.

    ¡No hay ni habrá tregua!

    Por el contrario, hay que duplicar la fuerza de movilización por conquistas económicas y políticas en este momento de extrema debilidad de la oligarquía financiera en su conjunto.

    Acelerar la unidad por debajo de todo lo que está enfrentado, de una u otra manera, contra ese enemigo, haciéndonos fuertes desde la institucionalidad que va creando la lucha autoconvocada.

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    Alejandro

    05/07/2014 at 19:17

    • Podra el compañero ALEJANDRO extenderse un poco acerca de » Por el contrario, hay que duplicar la fuerza de movilización por conquistas económicas y políticas en este momento de extrema debilidad de la oligarquía financiera en su conjunto. » No entiendo lo de » EXTREMA DEBILIDAD» y » OLIGARQUIA FINANCIERA».

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      Nahuel

      06/07/2014 at 11:50

  6. Rolo a propósito del comentario acerca de Liga y «Debate Marxista» alguna vez habías planteado hacer circular la revista en forma digitalizada. Sucede que casi todos los números no se encuentran en su formato papel, además serviría para debatir con gente nueva.

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    Dani

    07/07/2014 at 17:52

  7. Me sumo al pedido. Creo que serviría mucho, sobre todo para aquellos que recién se inician en el ámbito del marxismo.

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    Agustin

    07/07/2014 at 19:37

  8. Rolando. Me causó cierta curiosidad tu mención a la crítica a la Liga Marxista y a Debate. Personalmente no he podido leer más que alusiones al ‘entrismo’ y otras yerbas,que fueron publicadas a través de los años, por la LCR (lo que era esperable) y en algún escrito polémico de Sartelli sobre la ‘nulidad histórica’ donde apela a la gastada maniobra de denostar ideas en razón de que quien las propugne esté al frente (o no) de un partido significativo. Me gustaría conocer, si es que es de público conocimiento, la crítica en cuestión. De todos modos, no creo que sea el centro de la discusión. Coincido en que determinadas ideas pueden ser muy impopulares. De hecho, el marxismo, en cualquiera de sus variables autoproclamadas, hoy es marginal en la clase trabajadora. A su vez, puede haber marginalidad, dentro de la marginalidad, especialmente cuando se agudiza el perfil antifrentista, antidemocrático (burgués) y antinacionalista. Quienes enarbolan estas ideas son invariablemente tachados de ‘puristas’ (‘ultrapurista’ como me espetó alguien en este blog) abstencionistas de la lucha de clases, contemplativos, dogmáticos y un largo etcétera. En consecuencia, coincido en que un proyecto de construcción orgánica, bajo tales condiciones de marginalidad y presiones de toda especie por aniquilar a los apóstatas; presiones provenientes del entorno sectario y oportunista, no puede crecer mucho y tiende a desgranarse, aunque el impacto de la realidad hostil se exprese a través de los actos defensivos más o menos acertados de sus intérpretes. De todos modos, creo que esto no agota el debate ni se ciñe solamente a la experiencia orgánica en cuestión. Hay amplios precedentes que en distinto grado corrieron igual suerte, también experiencias posteriores.
    Roberto. Coincido en la necesidad de organizarse en torno a una teoría y un programa, con independencia de si la influencia sea vasta o modesta. No deduzco de la intervención de Rolando una oposición a que esto ocurra. Lo que el compañero plantea, según entiendo, es que hasta que determinadas ideas no calen más profundo en la vanguardia, no habrá manera de superar la marginalidad. Lo que yo creo, es que hay que llevarlas a la clase trabajadora, a los grupos no cristalizados que aún representan una búsqueda, a los compañeros dispersos que entran en conflicto con las caracterizaciones y métodos que imperan en la izquierda y para eso se necesita de organización. No lo digo en sentido polémico, doy por descontado que coincidimos. No me preocupa que hoy Rolando no se ponga al frente de ese proyecto. Es más, no se si cambiaría en mucho las cosas. Más me preocupa que quienes coincidan, total o parcialmente con determinadas ideas no encuentren forma de ponerse de acuerdo. O por lo menos no lo encaren con más intensidad. El compañero hace un enorme esfuerzo en el campo de su mayor aptitud. Creo que alguna vez lo expresó así en este mismo blog y entiendo que sea muy prudente a la hora de encarar la tarea de formación de partido. Respeto su decisión actual y respetaría si la cambia. En tal caso, el quien no será lo más importante, sino, sobre que bases y propuestas.
    Saludos

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    AP

    07/07/2014 at 20:45

  9. acá se encuentran algunos textos digitalizados de los de LCR y de Debate Marxista

    http://socialismocientifico.galeon.com/
    http://ligacomunista.ar.tripod.com/cuadernosdm/

    No se si el compañero Astarita los reivindica

    Saludos

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    Tato

    08/07/2014 at 10:22

  10. Rolo, en lo personal me parece muy interesante el enfoque del artículo, me parece necesario que este tema es importante analizarlo (es decir, analizar cómo interviene la izquierda en el ámbito público).

    Lo que pude extraer de mi experiencia, discutiendo temas de «intervención» con compañeros militantes del FIT, es que para ellos una cosa es una consigna -que entienden que no tiene que ser «coherente» en sí misma ni carente de contradicciones, sino que tiene que «encender o apelar a generar un movimiento de conciencia en la clase trabajadora»- y otra cosa es un análisis franco y objetivo de la situación.

    Es decir, yo difiero muchísimo con ese criterio de «esgrimir una consigna aunque se sepa que no es conducente», pero entiendo que es hecho a propósito, no con el propósito de difundir la verdadera interpretación que se tiene de la situación, sino con el de generar un «estímulo» en la «conciencia de la clase obrera».

    Yo veo que es una intervención regresiva en lugar de ser progresiva… pero no creo que no sepan que es inconducente. Es, como creo que ya has planteado en otros post, un tema de «calidad de intervención».
    Adhiero a aquellos que piensan que la izquierda debe ser ante todo sincera con la clase obrera, no debe instrumentalizarla ni ubicarse por fuera de ella…

    Saludo grande

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    Juan Pablo

    15/07/2014 at 11:54

    • Totalmente de acuerdo.
      Es más, esto habilitaría a «apoyarse» en la conciencia existente. Vale el nacionalismo, el estatismo. etc. si sirve para movilizar. Una concepción totalmente objetiva, que desprecia los fenómenos de la conciencia, y, por tanto, desprecia la lucha ideológica.

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      Roberto P.

      15/07/2014 at 12:31

  11. El problema central de la izquierda es que no sale del planteo redistrubucionista, y mas ahora que tiene la tribuna del parlamento. Con lo cual lo que le cuesta pensar es el papel de dirección que cumple la clase obrera en la lucha antimperialista. de allí que sus planteos se dirigen a la «opinión pública», para «generar conciencia» y no parten de las tareas objetivas que tiene por frente la clase.
    a todo esto, que piensa usted Astarita de la consulta popular que plantea el fit¿
    tiene alguna nota subida al respecto¿

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    juanmanueltornello

    06/08/2014 at 11:17

    • Primera cuestión, y por lo que argumento en las notas, aquí no está planteada ninguna lucha «anti-imperialista». Un holdout puede ser argentino o extranjero, y lo mismo se aplica a los que entraron en el canje. The New York Times o The Financial Times criticaron el fallo de Griesa no porque sean «anti-imperialistas», sino porque lo consideran perjudicial para las finanzas en general. El gobierno argentino arregló con el Club de París o con Repsol no porque sean «anti-imperialista», sino porque lo consideró conveniente para los negocios. Y así podría seguir.
      En cuanto al referéndum, que pide la izquierda, no escribí nada al respecto. De todas maneras, pienso que este tipo de consignas no sirven para nada. El problema no es «pago sí» o «pago no», sino una política GLOBAL, que debería ser llevada adelante por los trabajadores en beneficio de los trabajadores. Si se deja de pagar la deuda (y aquí de todas maneras, se presentarían muchos problemas, por ejemplo, buena parte de la deuda está en manos de la Anses; otra parte es de los bancos, pero es deuda comprada con los depósitos, etcétera) y se continúa con la actual política, no se arregla absolutamente nada.

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      rolandoastarita

      06/08/2014 at 11:46

  12. Ahí discrepo con usted. creo que si esta plantada la lucha antimperialista, lo cual incluye la lucha contra los burgueses nacionales «que hacen buenos negocios» como siempre lo han hecho. porque creo que en la fase imperialista es cuando se acelera la expoliación de los pueblos oprimidos, y el problema de la deuda es el problema de la expoliación y la enorme transferencia de plusvalía a la oligarquía financiera internacional.
    Coincido de todos modos que el dilema «patria» y «soberanía» vs buitres y coloniaje es falso, por tomarselo desde el punto de vista nacionalista.
    Por último, también coincido con que los trabajadores deben tener una política global, que abarque los problemas del conjunto de la economía. pero para que eso sea posible es necesario el surgimiento de una vanguardia revolucionaria que conquiste los sindicatos y los convierta en palancas de la lucha por la dictadura proletaria (una palabrita que la izquierda no usa para no ahuyentar a la opinión pública).
    creo que los elementos para el surgimiento de esa vanguardia están en las comisiones internas y cuerpos de delegados que hoy enfrentar los ataques del capital.
    Que días da clases usted y dónde¿ soy de Mendoza y voy a la capital en dos semanas y me gustaría presenciar alguna clase.
    desde ya, muchas gracias por su tiempo, Saludos.

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    juanmanueltornello

    06/08/2014 at 12:09

    • Sí, es claro que no coincidimos. Yo no soy nacionalista. Por lo que he argumentado en muchas notas (ver por ejemplo aquí y siguientes) sostengo que Argentina no es «explotada» por EEUU o Europa, o China; y que no hay ninguna «liberación nacional» planteada como tarea histórica.
      Es una de mis diferencias más profundas con la mayor parte de la izquierda (y una de las razones por las que no adhiero al programa del FIT).

      Este cuatrimestre doy clases los lunes y jueves en Económicas (UBA), de 17 a 19 hs, la materia «Tópicos de Microeconomía» (Ricardo, Marx y Sraffa, principalmente). Los demás días de la semana doy clases en la Univ. de Quilmes, de 18 a 22. Este cuatrimestre no dicto en Sociales.

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      rolandoastarita

      06/08/2014 at 12:19

  13. Va una respuesta a lo planteado en este posteo, en este link http://puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar/2014/08/la-deuda-externa-el-imperialismo-y.html

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    EM

    11/08/2014 at 17:16

  14. Buen articulo Rolando! Es la primera vez que comento en tu blog, aunque lo sigo desde hace mucho y he aprendido enormemente con el, asi que antes que nada felicitarte por todo tu trabajo, la verdad es que es dificil encontrar análisis de tanta calidad como los tuyos. Aprecio especialmente tu visión de las crisis, que se aleja del subconsumismo y las teorías de la financiarización tan de moda en la izquierda.
    Este articulo me llamo especialmente la atención porque trata el tema de la deuda. En España se está planteando también mucho la idea de una auditoria de la deuda, sobretodo desde Podemos (aunque no solo), una organización recién constituída que saco gran cantidad de votos en las últimas elecciones europeas. La cuestión aquí se plantea no vinculada a la liberación nacional sino como una solución a la crisis favorable a los trabajadores, en la medida en que se supone que al romper vinculos con los mercados financieros quedaría dinero para educación o sanidad.
    Me gustaría conocer tu opinión sobre esta idea, sobre si el default implicaría algún tipo de mejora para la clase obrera o solo agravaría más la situación.
    Un sáludo revolucionario!

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    David

    21/08/2014 at 11:07

    • De manera más o menos periódica han habido defaults (aquí). Serían consustanciales a las crisis económicas (después de todo, son inmensas desvalorizaciones de capital). Por eso, en determinado momento parecen responder a la lógica capitalista de salida de las crisis. Esto es, incluso los acreedores se dan cuenta de que no hay forma de recuperar las deudas y admiten que el deudor debe declararse en default.

      Pero el default es una reestructuración de los pasivos, para cumplirlos en otras condiciones (que los hagan viables). Por eso mi postura ante estos episodios es que la clase trabajadora debe tratar de mantener la máxima independencia política. Hay que ser consciente de que el Gobierno y el Estado «es de ellos», o sea, de la clase dominante. Por eso las políticas que se implementen para salir de las crisis (incluidas las medidas que atañen a los defaults y reestructuraciones de los pasivos) son decididas, en lo esencial, por la clase dominante (o alguna de sus fracciones), en sus intereses, primordialmente.

      Por lo anterior, en condiciones normales de dominio capitalista, la clase trabajadora no tiene posibilidad alguna de imponer una salida de la crisis favorable a la clase trabajadora. La consigna «que la crisis la paguen los capitalistas» está muy linda, pero es de imposible aplicación dentro del capitalismo. Alguna gente reformista «radical» piensa que con suficiente fuerza se podría imponer a la clase gobernante una política de salida de la crisis favorable a los trabajadores. Pero esto es una ilusión. Tal política implicaría avanzar en medidas socialistas (e incluso en un primer momento nada garantiza que los padecimientos no se agudizarían; la revolución no es un camino de rosas). Incluso podemos decir que sería más sencillo tomar el poder que imponer un programa «de salida de la crisis favorable a los trabajadores» a un gobierno y Estado del capital (el argumento es de Lenin, quien hacía un chiste sobre «los polvos matamoscas», por este asunto).

      En otros términos, ¿qué posibilidad tiene hoy la clase obrera española de imponer a la clase dominante (y al capital internacional) una salida de la crisis mediante un default que no sea una nueva reestructuración de pasivos como las que se hicieron históricamente? ¿Qué posibilidad tiene de que «el no pago de deuda» se articule con un programa de medidas progresistas y radicales que apunte a acabar con las causas mismas que llevaron a la crisis de la deuda? Pienso que estas son las cuestiones que hay que responder. En todo esto hay que evitar el lanzar consignas «por decir algo» (se piensa que esto es «hacer política»), pero que no llevan a ningún lado.

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      rolandoastarita

      21/08/2014 at 12:49

  15. Màs alla de las claras diferencias con RYR en este tema tienen una idea comùn.

    https://www.facebook.com/notes/raz%C3%B3n-y-revoluci%C3%B3n/pago-a-los-buitres-el-nacionalismo-del-fit/10153784531430073

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    carver

    15/03/2016 at 19:27


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