Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Tipo de cambio y teoría del valor trabajo (3)

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Última parte de la nota iniciada aquí.

Tipo de cambio, productividad y salario

Lo desarrollado en los apartados anteriores nos permite abordar, desde una perspectiva basada en la teoría del valor trabajo, la asociación entre subvaluación de la moneda y crecimiento de los países atrasados que establece Rodrik (2008). Recordemos que a partir de un estudio empírico, Rodrik encuentra correspondencia entre subvaluación de la moneda y crecimiento en los países en desarrollo, debido a la relación entre los precios de los bienes transables y no transables, y el tipo de cambio. Según Rodrik, la devaluación tiene un efecto positivo sobre los transables, especialmente en la industria; los países con moneda devaluada -en su estudio son China, India, Corea del Sur, Taiwán, Uganda y Tanzania- tuvieron moneda depreciada entre los 1960 y 2000, y experimentaron un crecimiento relativamente alto (aunque no México). Sostiene entonces que la relación va de la subvaluación de la moneda al crecimiento, y no en el otro sentido. Esto se debería a que la devaluación de la moneda compensaría los mayores costos que padecen las mercancías transables; mayores costos debidos a deficiencias institucionales, incapacidad de especificar los contratos, o a fallas de mercado (deficiencias de información y coordinación). Por eso, el aumento relativo del precio de los transables actúa como un mecanismo para aliviar parcialmente estas distorsiones y empujar el crecimiento.

La explicación de Rodrik se basa entonces en la economía de costos de transacción (esto es, en la línea del institucionalismo de Williamson y North). En cambio, desde la perspectiva que defendemos, el problema central está en la menor productividad relativa de las industrias de los países atrasados, o sea, el menor desarrollo relativo de las fuerzas productivas; lo cual afecta los tiempos de trabajo. Por eso, en las economías capitalistas el verdadero contenido de la devaluación es operar una redistribución del ingreso en perjuicio de los salarios, a fin de incrementar los beneficios del capital, sin contrapartida en el desarrollo tecnológico.

Un ejemplo numérico

Ilustramos lo anterior con un ejemplo sencillo. Supongamos que en una rama industrial, considerada a nivel mundial, existen empresas de alta productividad relativa, empresas de productividad media y otras de productividad por debajo de la media, estas últimas ubicadas en el país atrasado. Siendo c capital constante, v capital variable y s plusvalía, y suponiendo una tasa de plusvalía del 100%, suponemos que las empresas de productividad media generan tienen la siguiente ecuación: 85c + 15v + 15s = 115 y producen un output de 100 unidades de producto. Podemos suponer que estas empresas emplean 3 unidades de trabajo que reciben un salario de US$5 cada una. Si la oferta y la demanda están equilibradas, el precio de cada unidad es US$1,15. Suponemos luego que las empresas avanzadas, con 90c + 10v (o sea, emplean 2 unidades de trabajo) generan un output de 105 unidades; dado que venden su producción a $1,15, obtienen un ingreso de US$120,75 (o sea, una plusvalía de 20,75). Las empresas atrasadas, a su vez, con 80c + 20v (4 unidades de trabajo) generan una producción de 95 unidades y tienen un ingreso de US$109,25 (o sea, una plusvalía de 9,25). Supongamos también que la moneda del país atrasado es el peso ($) y que está en una relación de cambio con el dólar de 1:1. De manera que los capitales con productividad promedio tienen una tasa de rentabilidad 62% más alta que los capitales del país atrasado; y la diferencia con la tasa de ganancia de los capitales más avanzados es todavía mayor. En el mediano o largo plazo esta situación puede hacer inviable a la empresa (por ejemplo, porque no puede soportar guerras de precios).

Pues bien, si la empresa del país atrasado no avanza en tecnología tiene la posibilidad de elevar su tasa de rentabilidad bajando salarios vía devaluación. Por ejemplo, si la moneda se devalúa y el tipo de cambio pasa a ser $1,3/US$ y los salarios suben menos del 30%, habrá un aumento de la ganancia a costa de la caída del salario. Así, suponiendo que el precio del capital constante aumenta 30% (a la par de la devaluación) y los salarios solo el 5%, la ecuación de costo en moneda nacional será: 104c + 21v; dado que ahora recibe un ingreso de $142,025 por su venta en el mercado mundial de US$109,25, su ganancia en moneda nacional se elevó a $17,025, esto es, un 13,6% sobre capital invertido. El tipo de cambio tiende a la paridad que acerca la tasa de ganancia a los niveles de la tasa de ganancia internacional. Sin embargo, este aumento de la tasa de ganancia de la empresa del país atrasado no se debe a un aumento del valor producido, sino a la baja de salarios en términos de moneda internacional. Esta cuestión es subrayada por Carchedi cuando trata los efectos de la devaluación, pero es pasada por alto en el análisis de Rodrik.

Obsérvese también que al no haber mayor valor generado, la devaluación no tiene implicancias en torno a la cuestión del llamado intercambio desigual; esto es, por medio de ella no se opera alguna transferencia de valor desde el país atrasado al adelantado. Desde el punto de vista de la generación de valor, más horas de trabajo que aplican una tecnología atrasada se traduce en menos horas de valor en el espacio nacional en el que predomina una tecnología adelantada. El nivel de lo monetario, el tipo de cambio, no puede hacer milagros en este sentido; esto es, no puede suplir las debilidades “estructurales”, vinculadas al atraso.

Efectos para el país tecnológicamente avanzado

El efecto de la diferencia tecnológica será el opuesto para el país adelantado. Dado que estos capitales obtienen plusvalías extraordinarias, pueden vender a precios por debajo de los precios de producción establecidos por las empresas modales (o por el promedio); o brindar facilidades de financiación. Por esta vía amplían los mercados, generando fuertes corrientes exportadoras, mejorando la balanza comercial, y por lo tanto tendiendo a apreciar la moneda. Si bien la apreciación de la moneda tiene un efecto negativo en la competitividad exportadora, aumenta el poder de compra de los capitalistas en el mercado mundial. Así, por ejemplo, pueden invertir ventajosamente en el país atrasado que ha devaluado la moneda -en particular, fuerza de trabajo depreciada- obteniendo con ello nuevas ventajas competitivas.

Es importante no perder de vista que en este esquema juega un rol clave la competencia por guerra de precios. Por eso esta es una visión muy distinta de la presentada en modelos (como Krugman 1997) en los que la competencia ocurre por diferenciación de producto, ninguna empresa puede alterar los precios y existe una única tasa de rentabilidad (por eso se trata, en esencia, de modelos de competencia casi perfecta). En el mundo real las guerras de precios, las diferencias de productividad y de rentabilidad, son una constante. Por otra parte, en la explicación que presentamos el movimiento hacia la apreciación / depreciación de las monedas de los países adelantados / atrasados no es unilateral, como parece suceder en el modelo Balassa Samuelson (solo se aprecia la moneda del país adelantado) o en el de Rodrik (solo se deprecia la moneda del país atrasado). De hecho, las diferencias tecnológicas afectarán, en un movimiento de “hojas de la tijera” a las dos monedas.

Casos particulares

En base a lo discutido hasta aquí, se pueden abordar casos particulares. Veamos tres de ellos.

a) Mercancías producidas en países atrasados por capitales tecnológicamente más adelantados que los modales y vendidas en esos mismos países atrasados.
Es el caso de empresas transnacionales, con tecnología de avanzada, que producen para el mercado interno. Estas empresas pueden obtener plusvalías extraordinarias en el espacio de valor del país atrasado, dada su tecnología superior con respecto a la que impera en la rama local. Aunque el problema que se les presenta es transformar la plusvalía realizada en moneda del país atrasado en moneda mundial, dada la necesidad de cerrar el circuito de valorización del capital. Un tipo de cambio bajo favorece, en principio, esta conversión (así como favorece la importación de equipos e insumos); pero no puede garantizar la provisión de reservas -vía superávit en la balanza comercial- para que tenga éxito ese necesario “cierre” del circuito de valorización.

b) Mercancías producidas en países atrasados por capitales adelantados, con vistas a exportar a los mercados de los países adelantados.
Un caso ilustrativo son las empresas estadounidenses de confección de ropa que se trasladaron en las décadas de 1980 y 1990 a México, República Dominicana, Honduras, Guatemala y Nicaragua, para producir con vistas a exportar a EEUU. También son los casos de las subcontratas en cadenas internacionales de valor, dirigidas por una empresa matriz, generalmente ubicada en un país adelantado. En estas situaciones es posible que la tecnología sea de punta, pero aplicada a los tramos del proceso productivo más intensivos en mano de obra. Dado que los salarios de los países atrasados tienden a ser muy inferiores a los salarios que se pagan en los países adelantados, se generan las condiciones para que estas empresas realicen plusvalías extraordinarias. La depreciación de la moneda del país atrasado (apreciación de la del país adelantado) favorece el diferencial de salarios reales, que están condicionados, además, por el menor desarrollo de las fuerzas productivas en el país atrasado (nunca debe olvidarse que el salario tiene un componente histórico y social).

c) Remesas de trabajadores inmigrantes.
Se trata de los trabajadores que venden su fuerza de trabajo en espacios de valor de los países adelantados y remiten una parte de su salario a su país de origen. Esto es posible por la diferencia que existe entre los espacios nacionales de valor (véase el ejemplo presentado en la primera parte de la nota, donde 8 horas de trabajo del país atrasado, aplicadas a la producción de un bien transable, equivalen a 2 horas de trabajo del país adelantado). Por lo tanto, aunque estos trabajadores reciban un salario que en promedio es menor al que reciben los trabajadores nativos del país adelantado -pero mayor que el de sus países de origen- pueden destinar una parte del mismo a sostener a sus familias que residen en el espacio de valor con menor nivel de productividad (o desarrollo de las fuerzas productivas). En el ámbito del espacio de valor del país atrasado el valor realizado en el país adelantado se traduce en mayor poder de compra relativo, según la diferencia que existe entre el tipo de cambio realmente existente y el tipo de cambio a paridad de poder de compra. Esto explica el peso que tienen estas remesas en algunos países atrasados (por ejemplo, las remesas desde EEUU a Nicaragua, El Salvador y otros países centroamericanos.

Esta discusión se puede enriquecer si además de considerar el trabajo potenciado que deriva de la aplicación de tecnologías diferenciadas a la producción de la misma mercancía, se agregan las diferencias en generación de valor asociadas a la aplicación de trabajos complejos, en relación a los trabajos simples (por caso, la diferencia en generación de valor entre el trabajo del ingeniero y del operario de línea de montaje). Trataremos esta cuestión en una próxima nota dedicada al análisis de la cuestión del deterioro de los términos de intercambio (o sea, a la tesis Prebisch-Singer).

El mercado mundial, totalidad compleja

De lo expuesto tratamos de obtener una visión del mercado mundial como el de una realidad articulada y compleja. Esto significa que es necesario concebir el espacio de valor mundial como un “universal” que existe a través de los espacios de valor nacionalmente diferenciados, mediados por las monedas nacionales, y sus relaciones con la moneda mundial (que a su vez también es moneda nacional). Este espacio mundial adquiere una existencia real como universal a través de los precios mundiales (esto es, de las mercancías que cotizan en un único mercado mundial) y en la moneda mundial. Tomando como referencia a Hegel, diremos que estamos en presencia de una totalidad en la cual los términos se condicionan mutuamente y donde cada momento deviene “el fundamento mediador”. Recordemos que según Hegel (y la idea continúa en Marx), la totalidad concreta es aquella en la que se articulan el momento del universal, el particular y el singular. Por ejemplo, el capital es un universal -valor que se valoriza- que solo existe a través de los capitales particulares -por ejemplo, capitales industriales, comerciales, etcétera- y singulares -tales y cuales empresas-; por esta razón constituye una totalidad concreta, no abstracta. El concepto de capital supone el análisis de la relación de todas estas instancias, en su unidad y diferencias (por eso se ha dicho que el capital es un silogismo).

Esta idea se puede aplicar al mercado mundial y los tipos de cambio. Si consideramos a los espacios nacionales de valor como los singulares; a las monedas nacionales y sus tipos de cambio como los particulares; y al mercado mundial -con la moneda mundial- como el universal donde los tiempos de trabajo adquieren validez social mundial, tenemos entonces la articulación “silogística” de las tres instancias. Así, los tipos de cambio median la relación entre los espacios nacionales de valor con el espacio mundial. A su vez, los espacios nacionales de valor median las monedas nacionales y el tipo de cambio, afectando por lo tanto también al espacio mundial. Por fin, la moneda mundial también es el medio por el cual las monedas nacionales tienen realidad y pueden funcionar como equivalentes, y por cuyo intermedio existen los espacios nacionales de valor; de la misma manera que los precios mundiales constituyen el trasfondo sobre el que operan las presiones competitivas. El universal constituye así la totalidad sobre la que se desarrollan los particulares y singulares. Es un universal que presupone toda la riqueza del desarrollo del modo de producción capitalista.

Desde este punto de vista que presentamos, se evita el reduccionismo de concebir a un factor como el determinante del resto de los factores, que deberían concebirse pasivamente determinados. También se evita pensar el mercado mundial como un universal abstracto, en el cual se integrarían directamente los tiempos de trabajo singulares. Por último, nos apartamos de la tesis estructuralista, según la cual la relación entre las partes y el todo es de coexistencia e interacción desde totalidades y subtotalidades más o menos constituidas. La ley del valor opera entonces condicionada por estas múltiples instancias y el espacio mundial del valor solo se reproduce a través de la mediación múltiple de estos momentos.

Por último, la perspectiva es histórica, ya que en la medida en que se profundice la internacionalización de las fuerzas productivas habrá una tendencia a la influencia cada vez mayor del espacio mundial del valor sobre las economías nacionales. Esto hará que cada vez más se deban comparar tiempos de trabajo vertidos en condiciones de productividades diferentes, y que por lo tanto prevalezcan cada vez más los capitales más desarrollados.

Textos citados:
Krugman, P. (1997): Crisis de la moneda, Santa Fe de Bogotá, Colombia, Norma.
Rodirk, D. (2008): “The Real Exchange Rate and Economic Growth. Theory and Evidence”, Brookings Papers on Economic Activity, pp. 1-46, Otoño.

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Written by rolandoastarita

30/06/2014 a 14:47

10 respuestas

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  1. Profesor, ¿ a que se debe que unos países tengan menor productividad que otros?

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    jorgevelasquez79

    30/06/2014 at 23:30

    • Pienso que no hay una respuesta general (del tipo «la existencia del imperialismo explica todos los fenómenos del subdesarrollo»); hay que estudiar las evoluciones históricas concretas de países o regiones.

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      rolandoastarita

      01/07/2014 at 09:28

  2. pero muchos pensadores creen que el imperialismo es el principal influyente del atraso de los países. Marx hace una alusión ha este fenómeno cuando pone de emplo sobre los tributos que pagaban las ciudades de Asia Menor a Roma. También manifiesta » El dinero que se sirva esa clase para sus continuas compras deberá afluir directamente y de un modo constante desde los poseedores de mercancías, sin cambio, gratuitamente, en virtud de determinados títulos jurídicos o por obra de la violencia» (El Capital, pag. 117, FCE). También Althusser, en la guía para leer el capital, nos enseña que el capitalismo es violento: «el capitalismo nunca dejó de emplear, y continúa empleando en pleno siglo XX en los “márgenes” de su existencia metropolitana, es decir, en los países coloniales y ex coloniales, los medios más violentos» ¿que más clara las afirmaciones de Althusser y de Marx?. Esta violencia la vivimos en carne propia muchos latinoamericanos, por ejemplo, con la imposición de tratados de libre comercio, que conllevan normas leoninas del imperialismo, saqueo de recursos naturales sin pagar impuestos y con lo que se refiere a la capacitación de mano de obra, por ejemplo, en nuestra universidad ni siquiera se cuenta con programas de estudio sobre la minería no digamos con la carrera en sí, a pesar de que Honduras ha sido un país tradicionalmente minero. Claro que no solo vamos a culpar al imperialismo, también la clase oligarca ha sido corresponsable del subdesarrollo al ponerse al servicio del imperio y también al regirse por el sistema capitalista. pero yo me sigo debanando los cesos en descubrir ¿cuál debe ser la ruta de lucha para salier de esta imperiosa realidad?. muchas gracias profesor, gracias a sus artículos por este medio podemos aprender un poquito de economía marxista, que por cierto en la facultad de economía solo nos enseñan los conceptos de la economía que le favorece a los burgueses.

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    jorgevelasquez79

    01/07/2014 at 15:35

    • El problema con este tipo de explicaciones es que no dan cuenta de la riqueza del particular. Por ejemplo, ¿por qué el desarrollo económico de Argentina es tan distinto del desarrollo de Canadá o Australia? No creo que se pueda explicar por el hecho de que los tres países fueron en su momento colonias. ¿Por qué Argentina tuvo un desarrollo mucho mayor que Ecuador, o que los países del África subsahariana? De nuevo, no se puede explicar solo por «la acción del imperialismo». Más todavía, ¿por qué China, por ejemplo, no da lugar a capitalismo (habiendo estado más adelantada que Europa, al menos hasta el siglo XI)? Y así podría seguir enumerando casos que no se dejan explicar con el simple recurso «imperialismo + oligarquías».
      Por eso comparto las críticas que se han hecho, desde muchos sectores de izquierda, a las explicaciones reduccionistas y generales, del tipo Gunder Frank. La explicación del porqué de la dependencia y el subdesarrollo exige análisis concretos, esto es, que tomen en cuenta toda la riqueza de lo particular.

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      rolandoastarita

      02/07/2014 at 10:08

  3. Gracias por su respuesta. Esto me esclarece más mis ideas y seguiré estudiando más, desconozco la teoría del Sr. Gunder Frank y los reduccionistas (anteriormente me habló de Shaik, si no mal recuerdo el nombre, que tampoco conocía de los aportes de este autor) . espero que usted generosamente siga iluminadonos con sus conociemientos y orientandonos en esta difícil tarea del aprendizaje. ¡Esto es facinante!.

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    jorgevelasquez79

    02/07/2014 at 14:37

  4. En «Tipo de cambio y teoría del valor trabajo 1» señala que los tiempos de trabajo se reducen a tiempo de trabajo promedio mundial solo es válido para 35% del comercio mundial ¿En este tipo de comercio están incluidos solamente los sectores que generan renta? Mi duda surge porque en este trabajo se expone un ejemplo de formación de precios de producción regulado por los capitales modales, en donde los sectores transables que compiten a nivel mundial pueden ser por ejemplo, automóviles, semiconductores, electrónicos, etc. En particular, en sectores en donde las empresas ganadoras son aquellas ligados a las cadenas globales de producción. En estos sectores también se están llevando las presiones competitivas en el mercado mundial formándose, en este contexto, los precios de producción mundiales para sectores que no generan renta. Entonces en este 35% entrarían estos sectores, en donde los los tiempos de trabajo adquieren validez social mundial en el mercado mundial y el 65% correspondería a los bienes comercializables que no cotizan con un único precio en el mercado internacional.

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    Melissa Lara

    10/04/2016 at 21:09

  5. Disculpe, ¿en este tipo de análisis del tipo de cambio se puede hablar de un efecto traspaso del tipo de cambio a los precios o no es posible explicar o es inexistente?

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    Bryan Sandoval

    30/05/2016 at 21:59

    • Sí, cuando hay devaluaciones hay «efecto traspaso», empezando por los bienes transables. Precisamente la medida en que aumente el tipo de cambio real luego de una devaluación dependen de en qué grado se registre ese efecto.

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      rolandoastarita

      31/05/2016 at 08:58

  6. Gracias por la respuesta, le quería comentar que en algunos artículos y libros sobre política monetaria hetorodoxa hablan que el efecto traspaso también lo pasan del los precios al salario, ¿estaría de acuerdo con esa afirmación? Le dejo un texto donde se habla algo de eso: http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ce/scpd/LIX/infla_enfo_mone.pdf

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    Bryan Sandoval

    31/05/2016 at 21:12

  7. ¿Tiene usted o hay bibliografia del tipo de cambio en la union sovietica?. A simple vista 1,5 usd por rublo pareciera un tipo de cambio muy apreciado para una economia con la productividad de la urss. Me interesa el tema porque creo que coincide la adopcion del tipo de cambio fijo (1958) con el periodo de desaceleracion economica de los 60′ y el posterior «estancamiento».

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    Marcos Somoza

    17/12/2019 at 19:19


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