Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Tipo de cambio y teoría del valor trabajo (2)

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Segunda parte de la nota iniciada aquí

Inserción en el mercado mundial y necesidad de divisas

En la explicación anterior, puede advertirse el rol que juega la necesidad de importar del país atrasado. La economía atrasada que enfrenta una caída de sus reservas internacionales, debido al déficit en su balanza comercial, se verá obligado a devaluar su moneda. Estos episodios se han repetido a lo largo de la historia, y son una expresión de la inserción contradictoria de las economías capitalistas tecnológicamente atrasadas en el mercado mundial. Por un lado, la internacionalización de las fuerzas productivas y el desarrollo capitalista obligan al país subdesarrollado a importar bienes tecnológicamente adelantados o insumos, que no puede producir. Por otra parte, lo hace desde una posición de atraso tecnológico que le obliga a entregar más tiempo de trabajo por menos tiempo de trabajo. De esta manera, una desigualdad inicial pequeña en el desarrollo de las fuerzas productivas puede adquirir creciente profundidad, simplemente porque se cumple con la dialéctica de la ley del valor. La necesidad de mantener en funcionamiento la economía se refleja en la necesidad de adecuar el tipo de cambio por debajo del que determina la paridad de poder de compra. Lo cual se impone a través de la constricción que ejerce la balanza comercial sobre la reproducción del capital en el plano nacional.

Por otra parte, la necesidad de divisas para la economía atrasada se potencia por el rol de equivalente parcial que juega la moneda nacional y su vinculación con la moneda mundial. Es que la legitimidad como equivalentes de las monedas nacionales (y por consiguiente, su valor declarado) es puesta periódicamente entre signos de interrogación (no otra cosa es una crisis cambiaria), en especial cuando se trata de equivalentes vinculados a ámbitos de valor sustentados en un bajo desarrollo de las fuerzas productivas. Esto explica por qué las monedas nacionales actúan como encarnación de valor sólo en la medida en que están respaldadas por monedas fuertes, y en particular, por la que actúa como moneda internacional (típicamente, el dólar). Por eso, constantemente, la moneda nacional debe revalidar su título de equivalente, de encarnación de tiempo de trabajo abstracto, y su vinculación con el tiempo de trabajo general mundial. Esta circunstancia introduce un nuevo condicionante en el espacio de valor nacional, y constituye una nueva demostración de que este último debe articularse con el espacio de valor mundial. Las reservas internacionales constituyen el activo financiero de respaldo último de la base monetaria nacional; una moneda nacional respaldada exclusivamente en el crédito interno (títulos públicos) estaría sujeta al cuestionamiento y crisis de confianza que harían imposible la acción de la ley del valor. En última instancia, cuando esto sucede, la moneda nacional es reemplazada, y al margen de la voluntad del Gobierno, por la moneda mundial, primero en sus funciones de reserva de valor y atesoramiento, luego como medio de pago y finalmente como medio de cambio. De ahí la necesidad de los bancos centrales de los países subdesarrollados de acumular reservas muy por encima de las necesidades determinadas por las transacciones de cuenta corriente. Incluso la relación base monetaria / reservas internacionales juega un rol en la determinación del valor de la moneda interna en los períodos de crisis, cuando la desconfianza lleva a los tenedores de activos monetarios a demandar divisas.

Circuito del capital y reservas

Lo anterior se manifiesta, por otra parte, en la necesidad de los capitales que se valorizan en el seno de los ámbitos nacionales de garantizar el regreso del valor en proceso a su encarnación última, al dinero mundial. Es que para los capitales de dimensión internacional (o multinacional) el ciclo de reproducción es D* – D – M (Ft y Mp) … P … M’ – D’ – D*, donde D representa la moneda nacional, M es mercancías, Ft es fuerza de trabajo, Mp es medio de producción, P es proceso productivo y D* es la moneda mundial. Tengamos en cuenta que la remesa de utilidades y la amortización de capital exigen el reflujo del dinero a su forma originaria, que es D*. La crisis de industrialización por sustitución de importaciones basada en la entrada de capital extranjero que producía para el mercado interno, estuvo ligada a este restricción de transformación, y a las crisis recurrentes de las balanzas de pagos que derivaban de ellas.

Por lo tanto, en la medida en que el espacio nacional se convierte en meta de inversiones extranjeras, se genera otra exigencia de vinculación y respaldo de la moneda nacional en la moneda mundial. Esta serie de factores conjugados explica que la acumulación de dinero mundial se convierta, para los Estados nacionales, en garante de las condiciones generales de reproducción de los capitales. Responde a la necesidad de validar el equivalente local, y es funcional a la naturaleza internacional de la valorización de los capitales. Esto se cumple también, e incluso en la forma de demanda más imperiosa, para las colocaciones de cartera, que son extremadamente volátiles.

Las variables macroeconómicas, segundo nivel de determinación

Las productividades relativas establecen entonces un primer nivel de determinación del tipo de cambio, nivel que podríamos llamar “estructural”. En última instancia, los problemas que enfrentan los países que entraron en el euro y tienen baja productividad -con respecto a Alemania o Países Bajos- tienen su anclaje último en esta cuestión. Sin embargo, las relaciones cambiarias entre las monedas no se ubican siempre, y necesariamente, en el nivel determinado por las productividades relativas, ya que las variables macroeconómicas, y las políticas instrumentadas por los gobiernos, pueden dar lugar, y por períodos relativamente largos, a monedas apreciadas en relación a sus condicionantes estructurales, esto es, a la productividad relativa de la economía. Por caso, la entrada de capitales atraídos por alta rentabilidad existente en los mercados financieros (supongamos que el gobierno trata de frenar una fuga de capitales ofreciendo altos rendimientos en dólares, asegurados por operaciones de futuro) tenderá a apreciar la moneda. De la misma manera -y éste es un fenómeno bastante común en Argentina- cuando los gobiernos “anclan” el tipo de cambio nominal para frenar la inflación, también aparece el sesgo hacia la apreciación de la moneda. Otro ejemplo es cuando un país atrasado tiene sin embargo un sector de alta productividad (supongamos, por ventajas naturales) que a su vez goza de una mejora de los términos de intercambio. En ese caso, la moneda puede también apreciarse (la llamada “enfermedad holandesa”), aunque no sea expresión de una mejora general de la productividad de la economía. Estos factores deben tenerse en cuenta al momento de hacer análisis concretos del tipo de cambio. Incluso a partir de la relación entre el determinante estructural -tendencia a tipo de cambio alto en países de baja productividad- y los factores macroeconómicos -diferenciales de tasas de interés nacional e internacional, diferenciales de tasas de inflación nacional e internacional, crecimiento económico y entrada o salida de capitales, etcétera- pueden explicarse los ciclos de alternancia entre tipo de cambio alto (más bien asociados a presiones inflacionarias crecientes, crecimiento extensivo, superávit en la balanza comercial) y tipo de cambio bajo (asociados a baja inflación, crecimiento más intensivo en capital constante, déficit creciente en la balanza comercial), como ha sucedido en Argentina en los últimos 40 años.

La dimensión especulativa

Además de los dos niveles de determinación analizados, habría el referido a los movimientos especulativos, esto es, vinculados a las operaciones de trading (que realizan los especuladores, con la esperanza de comprar siempre barato y vender siempre más caro) y arbitrajes entre monedas y cambios composición de carteras de inversión por parte de los que dirigen fondos líquidos (entre los que se incluyen no pocos gerentes financieros de las unidades del capital productivo). Es una idea muy generalizada entre autores y políticos del progresismo izquierdista, e incluso de la izquierda, que los especuladores manejan más o menos a voluntad los mercados cambiarios (y en general, todos los mercados), de manera que pueden fijar siempre el nivel del tipo de cambio que les es redituable. Según este enfoque, no habría determinantes estructurales ni macroeconómicos; el tipo de cambio sería un producto del mero capricho especulativo. En otra nota (aquí y aquí) he discutido esta idea con respecto al precio de los granos y los mercados de futuros. La especulación profundiza movimientos hacia el alza o la baja de una moneda; pero no decide la tendencia. Después de todo, si así fuera, sería imposible establecer ley económica alguna. Esta cuestión remite al carácter objetivo de la ley del valor trabajo.

Diferencia con la explicación de Anwar Shaikh

La explicación de tipo de cambio que hemos presentado tiene un punto de coincidencia con la que ofrece Shaikh, pero también diferencias sustanciales. El punto de coincidencia radica en la necesidad de vincular el tipo de cambio con una determinación estructural, la ley del valor trabajo. Sin embargo, a partir de este terreno común, su enfoque lleva conclusiones casi opuestas de las que presento aquí. Para ver por qué, resumamos el planteo de Shaikh.

En Shaikh (1999; referencia en la primera parte de la nota) se supone que el capital fluye libremente entre países y que los términos de intercambio -o sea, el tipo de cambio real- están determinados por la igualación de las tasas de ganancia entre los capitales que fijan precios de las mercancías que se comercian en el mercado mundial. Los precios relativos de los bienes internacionales se regulan entonces de la misma manera que los precios relativos dentro de un país. Esto significa que los tipos de cambio están regulados, según Shaikh, directamente por la ley del valor trabajo. A su vez, los precios que intervienen en la determinación del tipo de cambio son los precios de producción de los productos en los cuales los países son competitivos. Por otra parte, los capitales de los países subdesarrollados fijan los precios internacionales de los bienes que exportan.

Pues bien, dados estos supuestos, el tipo de cambio resultante estaría sobrevaluado, esto es, la moneda de los países atrasados estaría apreciada en términos reales, y de manera más o menos permanente. Para ver por qué, pensemos en un país subdesarrollado B, cuya economía tiene una productividad en promedio tres veces menor a la del país desarrollado A. Pero B tiene una industria que goza de un nivel de competitividad internacional, que determina el precio de ese producto, lo podemos llamar Qt, en el mercado mundial. Supongamos que esta producción representa una pequeña porción del PBI de B, por ejemplo el 5%. El país adelantado tiene toda una serie importante de productos (Qa, Qb, …. Qn) en que sus industrias son competitivas. Según Shaikh, el tipo de cambio real se establece a partir de la relación entre los precios de producción de los productos competitivos. Pero si esto es así, el tipo de cambio entre $b y $a se establecerá a un nivel tal que la moneda de B estará apreciada incluso con respecto a los niveles determinados por la paridad de poder de compra. Esto es, E’ (el tipo de cambio a lo Shaikh) < Eppc. La moneda de B está superapreciada con respecto al nivel de paridad de poder de compra. Con este nivel de tipo de cambio, el resto de las industrias B, productoras de medios de producción o de consumo, no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir en el mercado mundial. Y dado que la producción de Qt solo representa una pequeña fracción de la economía de B, el déficit de cuenta corriente debe crecer a ritmos altísimos; lo cual está acorde con la idea de Shaikh de que los países subdesarrollados tienen déficits más o menos crónicos en sus balanzas comerciales.

La realidad, sin embargo, es que los países atrasados no solo no tienen tipos de cambio apreciados con relación al nivel de paridad de poder de compra, sino depreciados con respecto a este nivel (y no tienen déficits permanentes en sus balanzas comerciales, como sostiene Shaikh). Pero el modelo de Shaikh no puede explicar el hecho de que los países atrasados tienden a tener monedas depreciadas, esto es, tipos de cambio real altos. Aunque no lo podemos desarrollar aquí por razones de espacio, anotemos que la raíz de los problemas que enfrenta esta explicación de Shaikh está en que ha pasado por alto la dimensión monetaria del tipo de cambio. Esto es, ha establecido un tipo de cambio a partir de la relación directa entre precios de producción (o entre tiempos de trabajo social) de industrias de productividad por lo menos media (y relativamente alta para el país atrasado), dejando el tipo de cambio nominal como una variable completamente neutra. De ahí también su planteo de que el tipo de cambio tiende a ser estable (está determinado por los precios de producción, y estos son estables).

Tipo de cambio y los sectores transables y no transables

El tener en cuenta la dimensión monetaria del tipo de cambio abre la vía para explicar teóricamente la posibilidad de variaciones bruscas de los tipos de cambio real, y la manera en que inciden en los precios relativos entre bienes transables y no transables, las tasas de rentabilidad de estas industrias y las modificaciones de las equivalencias entre los valores generados al interior de un espacio nacional, y el valor internacional.

Para explicarlo con un ejemplo sencillo, supongamos que en determinado momento el tipo de cambio de un país atrasado, supongamos Argentina, está a nivel de paridad de poder de compra con la moneda del país adelantado, supongamos que EEUU; supongamos que E es $1/US$ y que una hora de trabajo de un trabajador de una empresa telefónica multinacional que opera en Argentina genera $20 de valor (los números son arbitrarios). Al tipo de cambio establecido, esa hora de trabajo (supongamos que es plustrabajo) se traduce en US$20. El tipo de cambio bajo (con respecto al nivel productivo general) le permite a la empresa productora de un bien no transable (comunicación telefónica) traducir la hora de trabajo interna en valor internacional relativamente alto (que es lo que importa al capital mundializado). Como contrapartida, las empresas productoras de bienes transables, tecnológicamente atrasadas, tienen problemas para competir; muchas cierran u operan con amplia capacidad ociosa. Pero las que logran sobrevivir pueden modernizar sus equipos, ya que el tipo de cambio bajo abarata relativamente la importación. De ahí la tendencia al aumento de la desocupación por desplazamiento de mano de obra por maquinaria.

Por otra parte, el país tiene alto déficit en su balanza comercial, las clases medias altas y altas realizan gasto suntuario, o viajan al exterior, y el equilibrio de la balanza de pagos exige la permanente entrada de capitales (sea inversión directa o inversión de cartera). Las dificultades en el sector externo son la expresión de que la inserción productiva del país no es exitosa; el tipo de cambio no se corresponde con la productividad de base. La inversión es extremadamente desigual: en las ramas productoras de no transables aumenta la inversión, pero no las productoras de transables. Cuando la situación del sector externo se torna insostenible, se devalúa y la ecuación pasa a ser la inversa. Si, por ejemplo, con la devaluación el tipo de cambio nominal sube a $2/US$, y lo demás permanece igual, ahora una hora de trabajo del operario telefónico se traducirá, lógicamente, en solo US$10; esto es, la generación de valor en términos de la moneda mundial se ha reducido a la mitad. Como contrapartidas, las rentabilidades favorecen a los productores de transables. Las inversiones en sectores no transables se debilitan, las industrias de bienes transables, en cambio, prospera relativamente. La acumulación es más bien de carácter extensiva (esto es, poca inversión de equipos por unidad de trabajo) y el crecimiento sigue siendo extremadamente desigual y deformado.

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Written by rolandoastarita

15/06/2014 a 15:00

19 respuestas

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  1. rolo usted dice: La especulación profundiza movimientos hacia el alza o la baja de una moneda; pero no decide la tendencia.

    pero acaso la tasa libor no fue manejada a voluntad por años y esto fue probado este año .?

    como hace el gobierno argentino para controlar la tasa de interes en estas semanas?

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    Tomas

    16/06/2014 at 14:37

    • La manipulación con la tasa Libor (se fijaba mediante una encuesta) no determinó la tendencia. De hecho las tasas de interés estuvieron bajando tendencialmente desde principios de los 80s y esto no se debió a la manipulación de la Libor. Los bancos manipularon algún puntos básicos hacia arriba o hacia abajo, lo cual les permitió hacerse de grandes ganancias (dado el volumen operado en derivados); pero eso no determinó el movimiento de fondo.

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      rolandoastarita

      16/06/2014 at 23:59

  2. ¿como explica el hecho de las políticas del FMI que obligan a los países subdesarrollados a devaluar la moneda? o que opina de la tesis, de los neoliberales, que un país al devaluar su moneda tendrá mayor inversión extranjera.En la realidad no se ha cumplido esa teoría, por lo menos en Honduras.

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    jorgevelasquez79

    16/06/2014 at 23:09

    • Precisamente las devaluaciones de la moneda fueron parte de los planes de ajuste; entre otros efectos, permitían elevar los superávits comerciales que proporcionaban las divisas para pagar los servicios de la deuda.

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      rolandoastarita

      17/06/2014 at 00:01

  3. pero en realidad la balanza comercial de estos países nunca obtuvo saldo pasitivo. Por otro lado, la devaluación faboreció la extracción, de los países subdesarrollados, de la materia prima (oro, plata, madera, etc.) a los países desarrollados. sin devaluación estas materias primas se hubieran cotizado a un precio real mas alto, por concecuencia no cabría la posibilidad de acrecentar la deuda externa e interna para disminuir el déficit físcal. Por otro lado, con la devaluación los salarios se disminuyeron automaticamente, por lo que, el consumo y el nivel de vida se redujo significativente en la clase trabajadora. ¿no cree que la manipulación de la moneda es parte del plan de los países imperialistas de saquer a los países subdesarrollados y someterlos a sus designios?

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    jorgevelasquez79

    17/06/2014 at 00:20

    • Usted afirma: «pero en realidad la balanza comercial de estos países nunca obtuvo saldo positivo». En «Economía política de la dependencia y el subdesarrollo critico esa misma afirmación, que hizo Shaikh (con el carácter de ley general). Si tomamos los países subdesarrollados de conjunto, y según datos de la OMC, en los 57 años que van desde 1950 a 2006, de conjunto tuvieron 27 años con déficits comerciales y 30 años con superávit. Desde 2006 los superávits de los países subdesarrollados continuaron. Paradójicamente, los países desarrollados de conjunto tuvieron déficits casi todos los años.
      Sobre los efectos de la devaluación en los salarios lo trato en la tercera parte de la nota. Pero las devaluaciones no fueron una mera imposición del imperialismo, como piensa el sentido común tercermundista pequeño burgués. Fue una política de clase. No es casual que en Argentina hoy amplios sectores de la «burguesía nacional» estén pidiendo tipo de cambio alto y salarios contenidos.

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      rolandoastarita

      17/06/2014 at 00:39

  4. hola rolo espero que escriba un articulo sobre el fallo de la corte de estados unidos y todo lo relacionado con los fondos y la deuda, sino puede por tiempo puede contarnos su opinion aca mas breve ?

    muchas gracias

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    Tomas

    17/06/2014 at 00:44

    • Sí, pienso escribir algo, pero quiero escuchar antes qué dice Kicillof en el Congreso.

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      rolandoastarita

      17/06/2014 at 16:23

  5. Rolando, si bien vengo comprendiendo bastante bien las notas, hay algo que me queda colgado. ¿Cómo se valida la moneda patrón? O mejor dicho, ¿cómo se amplía la base monetaria global? Porque visto desde la óptica de un país A y un B podemos analizar cuánto entra y cuánto sale de divisas, pero en términos globales no logro captar (tampoco es el sentido de estas notas) cómo las producciones de diversos espacios de valor se validan frente a otras y al mismo tiempo, cómo esos valores nuevos generados tomados en el conjunto mundial, cómo se «convierten» en divisas.
    Pienso en un ejemplo tal vez errado, pero supongamos que un país aislado totalmente del mercado se autoabastece, y que de repente quiere comprar un producto X de otro país, ¿cómo sale al mercado?¿cómo se mide en el mercado el valor de su producción? Se puede responder rápidamente que toma deuda y con eso compra, y que a medida que abra su economía se van a ir cerrando producciones que no sean competitivas, pero el país que aporta esas divisas también las tiene que valorizar de alguna manera, y aquí se me bloquea el razonamiento.No sé si se entiende la duda en general, pero cuando leo sobre intercambio termino razonando en una lógica de que hay una especie de un monto fijo global de divisas que se mueven comprando y vendiendo cosas y saltando de país en país, lo cual es casi una dinámica del comercio naturalista feudal, pero nunca entiendo cómo se validan globalmente los nuevos valores generados y se transforman en divisas.

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    Ilichito

    18/06/2014 at 04:03

    • Si no entiendo mal tu pregunta, remite al tema de la validación última del dólar. En mi opinión tiene que ver con el debate sobre el rol monetario del oro. En algunas notas traté esto, también en la discusión sobre la dialéctica del dinero.

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      rolandoastarita

      18/06/2014 at 09:32

  6. Claro, en el caso del dólar sería cómo se valoriza en última instancia el dólar, que la cuestión de su relación con el oro más o menos la entiendo, lo que no logro entender es cómo se valorizan otras monedas ahora en dólares o moneda patrón, cómo el mercado sanciona que un determinado país tiene tal o cual capacidad de compra, más allá del tipo de cambio. O sea, si Argentina por caso, sólo comprase máquinas herramientas en el exterior, sin vender nada de nada hacia afuera pero no hubiese escasez de nada digamos, cómo se valoriza el peso en un caso teórico así. En general el problema es cómo se sancionan los valores que se generan internamente a un espacio de valor aunque no estén en relación necesaria con el exterior.

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    Ilichito

    18/06/2014 at 14:29

  7. Buenas Profesor Astarita, me gustaria hacerle una pregunta sobre algo que no me queda claro.
    Por que las monedas locales son sometidas a cuestionamiento?, es decir cual es la causa de que las burguesias locales decidan abandonar la moneda local para refugiarse en el dinero divisa?
    Saludos desde Venezuela

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    PEDG

    29/06/2014 at 23:53

    • Pienso que la razón última es el carácter mundial del capital. Marx recoge este aspecto de la cuestión cuando agrega que la última función del dinero «en cuanto dinero» es ser moneda mundial.

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      rolandoastarita

      01/07/2014 at 09:30

  8. Profesor Astarita aprovecho su buena predisposición para responder preguntas, incluso las que no están demasiado vinculadas con sus notas. En ese sentido, le comento que estoy familiarizado con la producción bibliográfica de autores como: Kliksbreg, Zaiat, Aldo Ferrer, Paul Krugman y Stiglitz, pero hay una cuestión muy básica que en tales escritos no encontré, y sigo con la duda de pseudo principiante que soy. Así que le agradecería si tiene la amabilidad de despejarla.

    En concreto mi inquietud pasa por no saber con qué moneda el Banco Central compra los dólares a la Reserva Federal.Ojo, entiendo que también se proveerse de ellos mediante las retenciones a las exportaciones, u otras transacciones aduaneras, pero cómo negocian el BCRA con la FED?

    Ojala tenga la gentileza y el tiempo en responderme. Desde ya muchas gracias.

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    sadi

    14/08/2014 at 21:57

  9. Completo mi comentario anterior, explicando que mi duda surge por considerar que no tiene sentido que el BCRA le compre dólares a la Fed con pesos, ya que de esa forma no sería demasiado complejo adquirir divisas para la reserva. Es decir, con tan solo poner en marcha la máquina de impresión de billete bastaría, y dado que la falta de dólares ha sido un problema persistente en la economía Argentina, no puede ser tan fácil su resolución.
    Espero profesor que pueda tener tiempo para desasnarme. Gracias

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    sadi

    14/08/2014 at 22:39

    • El Banco Central no puede adquirir divisas de esa manera, comprando de forma directa a otro banco central (a no ser que haga un swap, pero esto es muy particular). Las fuentes de divisas en Argentina son por vía de la balanza comercial, o por entrada de capitales (inversiones directas, inversiones de cartera, etc.). Un país como Argentina no tiene ingresos de divisas por rendimientos de inversiones en el exterior (más bien los capitales colocados en el exterior se reinvierten en el exterior).

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      rolandoastarita

      15/08/2014 at 13:49

  10. Profesor, en la página 85 del libro «Economía a contramano» de Alfredo Zaiat, dice: «…El Banco Central de la República Argentina es cliente exclusivo de la Reserva Federal de Estados Unidos. Como buen vendedor, la Fed ofrece calidad en el servicio, absoluta seguridad y cobertura total durante el traslado. Delivery incluido hasta el ingreso a la bóveda. El costo de la compra oscila de 0,1 a 0,2 puntos porcentuales sobre el total solicitado. El importe total es debitado de la cuenta del Banco Central en la Reserva Federal.
    La logística del traslado se encuentra tercerizada. La Fed contrata a la empresa Brink’s Global Services para el envío al exterior de los dólares.
    Los billetes llegan al país en aviones de trasporte de carga de aerolíneas comerciales…»
    Muy precisa la explicación de Zaiat, pero sigo sin saber con qué moneda el BCRA paga el envio de los dólares.
    Ojala que usted pueda responderme este interrogante. Gracias

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    sadi

    16/08/2014 at 20:43

    • No leí el libro, pero por la cita, se refiere, según entiendo, a la compra de dólares BILLETES. O sea, el BCRA transfiere dólares a la Reserva Federal a través de una cuenta, y la Reserva envía los billetes. Digamos que es una cuestión «técnica». No se trata de adquisición «neta» de dólares.

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      rolandoastarita

      16/08/2014 at 23:27

  11. Es interesante el tema. Nunca me quedó claro lo del swap. Se había contraído uno con China en 2009 por 70.000 yuanes, pero nunca fue utilizado. Ahora se pidió por 12.000 millones de dólares. El motivo supuesto es reforzar las reservas ante una potencial corrida. Pero en ningún caso representa ingreso real de dólares, sino, una especie de asiento contable vinculado a las relaciones comerciales. Se había presentado un proyecto de ley para garantizar la inviolabilidad de los depósitos de los bancos extranjeros, pero no se que confiabilidad pueda representar, ni creo que tales depósitos lleguen a hacerse efectivos. Un ingreso real de dólares ‘chinos’ al no ser convertible el yuan implicaría una triangulación en New York. No entiendo realmente que factibilidad existe de que por esta vía se refuercen las reservas. ¿Sirve o es un bolazo más de este gobierno?

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    Ap

    17/08/2014 at 10:08


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