Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Control bonapartista, Trotsky y autonomía de clase

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesUna de las discusiones que se presentan en la izquierda gira en torno a si los regímenes de tipo socialista bonapartista, o burocrático capitalista, representan progresos para la lucha anticapitalista y por el socialismo. En otras entradas he explicado por qué el capitalismo de Estado, o las diversas formas de estatismo burocrático, no necesariamente representan, en sí mismas, un progreso en el desarrollo de las fuerzas productivas de un país. También sostuve que los socialistas no deberían ayudar al fortalecimiento del aparato represivo estatal. En esta nota abordo la cuestión desde otro punto de vista, que posiblemente sea más fundamental, porque atañe a la unidad y a la autonomía política de la clase trabajadora. A fin de introducir el tema, comienzo con una explicación de Trotsky..

Trotsky sobre las estatizaciones en Polonia

Para ubicar el escenario, recordemos que a raíz del acuerdo alcanzado entre la URSS y Alemania en agosto de 1939 (el llamado pacto Ribbentrop Mólotov), las tropas de Hitler invadieron la parte occidental de Polonia, y pocos días después los soviéticos ocuparon la parte oriental polaca. Fue el preámbulo inmediato del inicio de la Segunda Guerra mundial. En esas circunstancias, entre los argumentos con que los stalinistas defendieron la ocupación de Polonia oriental figuraba la incorporación de millones de nuevos ciudadanos al «socialismo».

Enfrentado al hecho consumado, Trotsky evaluó sus consecuencias. Dada su caracterización general de la URSS, y su asimilación de economía estatizada con el Estado obrero, consideró que la estatización de la economía polaca constituía un gigantesco cambio social, al que se había obligado la burocracia, a pesar incluso de ella misma. Sin embargo, en su opinión el balance no era positivo para la clase obrera, ni para la lucha por el socialismo. Escribía; “Con la ayuda de la Comintern (la Internacional Comunista) el Kremlin ha desorientado y desmoralizado de tal manera a la clase obrera que no sólo ha facilitado el estallido de una nueva guerra imperialista, sino también ha hecho extremadamente difícil la utilización de esta guerra para la revolución. Comparado con esos crímenes, la transformación social en dos provincias, que para peor fue pagada con la esclavización de Polonia, es por supuesto de secundaria importancia” (In Defence of Marxism, p. 166, New Park Publications, London, 1971).

No hay necesidad de coincidir con la enfoque de Trotsky sobre las estatizaciones y los Estados obreros, o sobre el carácter de la burocracia stalinista, para rescatar el criterio con que mide la progresividad de una acción como la de Stalin: su efecto sobre la conciencia y la capacidad de movilización de la clase obrera. Es el criterio que inspira lo que sigue.

Control bonapartista y represivo

La idea que defiendo es que no hay nada progresivo cuando el resultado de las medidas “estatistas socialistas” redundan en la división de las masas explotadas, y en mayor control de las instancias burocráticas estatales. Lo explico a través de ejemplos tomados de la vida argentina o venezolana de estos últimos años.

Por caso, considero que no hay nada progresivo cuando se selecciona a los trabajadores que aplican para ingresar a una empresa del Estado según adhieran, o no, al “socialismo popular”. Tampoco cuando se relega en las promociones a trabajadores de empresas estatales porque son críticos del gobierno; o cuando se obliga a empleados públicos a concurrir a manifestaciones oficialistas, bajo pena de represalias; o cuando se despide a trabajadores estatales porque simpatizan con la oposición, así sea ésta de derecha. Para que quede más claro aún: un alto funcionario que amenaza con despedir a los empleados estatales “no alineados políticamente”, no es un “compañero con contradicciones superables”, sino un burócrata que fomenta el divisionismo y debilita a la fuerza laboral de conjunto, tanto desde el punto de vista organizativo, como político e ideológico.

Lo mismo se puede decir cuando las estatizaciones sirven para vaciar empresas, resultando en el debilitamiento y desmembramiento social de la clase obrera. O cuando los “productos populares subvencionados” y los “mercados populares” dan lugar a fabulosos negociados de los funcionarios -vía mercado negro o contrabando-, generando mayores penurias en el pueblo y nuevas divisiones. Nada de esto es “construir poder popular”.

De la misma manera, no hay nada de progresivo cuando desde el Estado se discrimina en el otorgamiento de planes o viviendas sociales, según sea el grado de adhesión al gobierno del que los solicita. Tampoco cuando se favorece el control de los punteros políticos sobre los barrios populares; o cuando se fortalece el despotismo de la burocracia sindical sobre los trabajadores; o cuando una Universidad estatal promueve la división de un centro de estudiantes porque no lo domina, y selecciona a los docentes según adhieran al “proyecto político”. Tampoco tiene algo de progresivo que un Estado promueva la división de organismos de derechos humanos; o los corrompa a fuerza de dinero y prebendas de todo tipo.

En todos estos casos se establecen divisorias falsas; se cohíbe la acción de clase; se promueve la adhesión a conducciones burguesas o burocráticas; y se anulan canales de expresión independiente de la gente. Concretamente, cuando se despide a un chico de 18 años de un obrador “nacional y popular” por negarse a ir a una marcha de apoyo a los Kirchner -el caso me consta personalmente-, no se ha “fortalecido el campo popular”, como rezan muchos (¿tiene límites la imbecilidad?). Simplemente, han dado otro paso en la siembra del divisionismo.

Por eso, no me vengan con el cuento de “estamos construyendo poder popular a pesar de las contradicciones”. La verdad es que los intelectuales de izquierda que defienden esas porquerías, o miran para otro lado hablando de “contradicciones”, sólo construyen poder del Estado. Hacen lo que siempre hicieron las clases dominantes: dividir, paralizar, desmoralizar, controlar y, cuando esto no basta, reprimir. Por eso también, los “socialismos bonapartistas” de todo tipo pavimentaron, invariablemente, el camino para el regreso del dominio del capital sin cortapisas. El marxismo, que ha levantado la bandera de la unidad de los trabajadores, que afirma que la liberación de los explotados debe ser obra de los explotados mismos, tiene que adoptar una postura muy crítica frente a este fraude ideológico y político que se disimula bajo el palabrerío altisonante del “poder popular”, “antiimperialismo” y “revolución socialista de nuevo tipo”. La autonomía de clase, la independencia obrera frente al capital y el Estado, no es una abstracción, es una necesidad concreta a conquistar, y para eso hay que llamar a las cosas por su nombre. Toda forma de control bonapartista y burocrático es alimento para la conciliación de clases y el sometimiento de los asalariados. El socialismo tendrá futuro si argumenta, si mueve conciencias, si sus ideas se transforman en fuerza material asumiéndose en la gente. Toda forma de brutalidad y control burocrático -y a esto lleva el bonapartismo «socialista»- está en contra de esa meta.

En conclusión, aun si admitiera, en aras de la claridad del debate, que por el lado de lo económico hay algo progresivo en el estatismo, no hay saldo positivo cuando tomamos conciencia de sus efectos sobre los trabajadores y los movimientos sociales. El criterio del viejo Trotsky conserva toda su importancia.

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«Control bonapartista, Trotsky y autonomía de clase«

Written by rolandoastarita

06/03/2014 a 16:36

44 respuestas

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  1. Es una discusión constante con el progresismo el hecho de que, como dice al final de la nota, al menos desde lo económico podría haber cierto progresismo en estas experiencias bonapartistas. Si bien en lo superficial aparentaría ser así, en mi opinión en el mediano plazo estos proyectos han llevado a reestructuraciones violentas de las economías que si tomamos el lapso completo el balance daría más bien un atraso, incluso en términos productivos, de niveles de empleo, de innovación tecnológica, un mayor atraso respecto a otros países, etc. Todo esto sumado a que en términos de independencia de clase se destruye un trabajo de años y a pulmón, con el agregado de que la salida de estos proyectos termina dejando a la clase obrera más debilitada en términos económicos dado que al perder el empleo la clase pierde su principal arma económica. Es decir, a mi entender, los bonapartismos ni siquiera son capaces de garantizar un determinado nivel de empleo, y gastan tanto en tratar de mantenerlo, que a largo plazo las consecuencias sobre el mismo son aún peores.
    Es una discusión a mi entender abierta, pero presumo que mucho han tenido que ver las experiencias bonapartistas en el atraso relativo de la Argentina como economía capitalista: Sin caer en la tesis «somos atrasados porque los capitalistas argentinos son parasitarios» ni en el otro extremo de que «si el país es lo que es es porque la burguesía así lo quiso» creo que aún no está del todo estudiado el tema desde la historia económica.

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    Ilichito

    06/03/2014 at 17:23

  2. Desde hace un tiempo me he preguntado de qué manera influyen los fenómenos de la ‘informalidad’ y la ‘marginalidad’ en la construcción del sujeto revolucionario y cómo se va a afianzar la independencia de las clases trabajadoras si éstos son incapaces de significarse en cuanto tales. Pongamos por caso México, donde casi la mitad de la población vive de la informalidad. Pareciera que la disolución del discurso clasista revolucionario (la incapacidad de éste de generar sentido en el proletariado) va de la mano con un proceso de fragmentación ‘real’ e identitario de los sectores asalariados.
    Lo anterior quizá explica el relativo éxito que han tenido palabras ambiguas y genéricas (los ejemplos más representativos: Nación, Pueblo y ciudadanía), las cuales neutralizan la consolidación de un poder independiente al capital y al Estado capitalista.
    No encuentro una solución convincente a esa tendencia, no obstante, como planteas, un requisito mínimo por parte del marxismo es el mantenimiento de una postura precisa y coherente ante conceptos ajenos a la lucha contra el capital (los cuales, sin embargo, operan como vías de escape de la presión generada por la contradicción entre el capital y el trabajo). No me parece grave que muchos ‘marxistas’ se declaren también ‘chavistas’ o ‘kirchneristas’, el problema es cuando ante la embriaguez de las ‘luchas soberanistas’ comienzan a desdibujar -en una ‘reflexión’ meramente coyuntural- el significado de conceptos como el de revolución, socialismo, clases trabajadoras, Estado, Nación, etcétera.

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    Lemoine

    06/03/2014 at 20:54

  3. Una nota del profe Astarita con bemoles. Les dejo dos comentarios

    1) Uno escrito a principios de 2012 sobre la la demanda de nacionalizar el litio en mi país (Chile)

    http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/10/comentarios-sobre-de-la-idea-de.html

    2) El avance que supuso para mí respecto de este tema (en relación con la estatización de universidades en Chile), el debate que tuve en Febrero con el Rengo Zamora (miembro de la CER):

    http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2014/02/debate-con-rengo-zamora-miembro-de-la.html

    Les dejo un extracto:

    Rengo Zamora:

    «Entonces, como CER reivindicamos la gratuidad transversal no en un sentido de “derecho social de toda la humanidad” (es decir, incluyendo al hijo de cualquier burgués y estudiante de la U.Andes), sino como demanda que refleja los intereses del estudiantado precarizado -que estudia tanto en estatales como privadas (sobre todo en estas últimas)- y que permite llevarlos a la lucha, modificando la “correlación social” al interior del mov. estudiantil, y abriendo así un campo mayor para la lucha por una dirección política revolucionaria al interior de éste (o como tendencia importante).

    Aclaro que esto no lo hacemos demagógicamente al costo de transgredir nuestros principios: sencillamente no vemos problema en que el Estado, como “capitalista colectivo”, subvencione la ganancia particular de tal o cual capitalista. Tampoco es que estemos “a favor”, sino que sencillamente creemos que eso es un asunto que compete a la burguesía…que ella y sus políticos resuelvan los mecanismos de financiamiento, o si acaso le conviene más estatizar la educación privada, etc. Creemos que sólo así es que podemos fomentar una real independencia política ante la burguesía y su Estado; lo que a nosotros nos concierne es darle una expresión política, en perspectiva revolucionaria, al estudiantado “proletario” y en ese camino la gratuidad transversal es hoy una de las demandas fundamentales.

    Del mismo modo, al luchar por “mejor salud” sería un disparate demandar que el Estado sólo emplee vacunas, medicamentos, equipos, etc., producidos por una empresa estatal, o –en su ausencia- reivindicar la creación de una productora estatal (burguesa) de vacunas. De nuevo, hasta que el proletariado no conquiste el poder esa parte del asunto la deben resolver ellos. Asimismo, podemos luchar por un pasaje escolar gratuito sin demandar al mismo tiempo que el Transantiago pase a manos directas del Estado burgués (¿qué beneficio traería eso? ¿Habría necesariamente un mejor “sistema de transporte”?). Como se ve, tampoco estamos de acuerdo con un plan de estatizaciones burguesas como “viga maestra” de una estrategia revolucionaria.

    En el fondo, de lo que se trata es de mantener firmemente el siguiente criterio: en la lucha por demandas básicas no debemos ponernos a asesorar a la burguesía y sus políticos respecto a los mecanismos de financiamiento, resolución, etc. Me parece que hacerlo y ponernos a razonar como estadistas burgueses sólo lleva –en mayor o menor grado- a la colaboración con el capital y su Estado, ahogando la lucha por la independencia de clase.

    Por ejemplo, el gobierno burgués chavista ha pretendido aislar y reventar las huelgas en SIDOR, siderúrgica estatizada, aduciendo que se trata de una empresa “de todos” y que su paralización merma las arcas fiscales del Estado (burgués) y por tanto los gastos sociales del gobierno (http://www.2001.com.ve/con-la-gente/maduro—si-sidor-se-para-indefinidamente-estaria-en-peligro-la-gran-mision-vivienda-venezuela-.html).

    Otro caso, el gobierno contrarrevolucionario de Allende presentó argucias de la misma calaña para aplastar huelgas en empresas del cobre estatizadas. Dijo Allende ante la huelga de los trabajadores de El Teniente en 1973: “Ser trabajador del cobre en este país es un privilegio desde el punto de vista patriótico y revolucionario […] del cobre depende que podamos comprar repuestos, materias primas, insumos, alimentos y medicamentos.” Naturalmente, fue reprimida sin contemplaciones por el gobierno, acusándolos de “economicistas”, se contrató rompehuelgas y se ordenó la militarización de las provincias. (http://www.youtube.com/watch?v=eUlc2tiDQKI).

    Sin embargo, como se hace evidente, es muy difícil enfrentar estas ofensivas patronales si la izquierda, en primer lugar, apoyó su estatización bajo la misma premisa de “distribución más igualitaria” (por más que uno incluso desenmascare el carácter burgués del Estado). Es una política que luego es hábilmente explotada por gobiernos burgueses, llevando a la división de las filas obreras entre quienes trabajan en empresas estatales y privadas, en donde los primeros son sacrificados en ofrenda a los “intereses superiores de la patria”. Por otro lado, en la medida que la izquierda se desentiende de estos conflictos, subordinándose a tal o cual gobierno “progresista”/”socialista” y el criterio “distribucionista”, se abre el camino para que estos sectores obreros caigan bajo influencia de organizaciones de derecha y fascistas (eso pasó en la famosa huelga de El Teniente).

    De nuevo, debemos luchar sin razonar como “estadistas” (del Estado burgués, se entiende)»

    Respuesta mía (Manuel Salgado)

    «…IV. Estatismo y gratuidad

    a) Si la cuestión es “incorporar más compas (hijos de obreros) a la lucha”, entonces la pregunta que hay que responder es bajo qué condiciones esta lucha puede existir y desarrollarse con más y mejores posibilidades. Hay varias maneras de encarar esta pregunta

    (i) En términos funcionales, Estado y empresa privada son estructuralmente diferentes (weber está equivocado en su analogía). El capital privado está dirigido al beneficio y el Estado no lo está. Si bien las funciones del Estado son amplias y complejas de definir (cuestión que trato más abajo), ya esta delimitación “negativa” nos permite aprehender una dimensión fundamental de la diferencia entre ambos: el estado puede no subordinarse a la lógica de costos mercantiles, el Estado (bajo una formación capitalista) tiene la posibilidad de operar en cero o con números rojos. Esto le quita una barrera de contención importante a la hora de generar espacios de lucha (lo que usted llama incorporar más compas a la lucha). Ante la ampliación del acceso, la democratización de la institución, etc, el Estado no puede argüir “los números no nos van a calzar”.

    (ii) En términos económicos, el Estado tiene la posibilidad de no vender mercancías capitalistas. Un privado tiene mucho menos posibilidades (e.g. corporaciones, fundaciones) de esto. Asimismo, la ampliación de las estatizaciones reduce la esfera de inversión del capital privado, generando más posibilidades de crisis e inestabilidad (e.g. aumenta la guerra competitiva entre capitalistas). Por otra parte, los miembros de la entidad estatizada hacen la prueba con la planificación, viendo cómo la misma es imposible y negada por la anarquía mercantil capitalista. Así, existen posibilidades de cuestionar la premisa (mercado capitalista)

    (iii) En términos políticos, la movilización reivindicativa bajo la propiedad estatal adquiere rápidamente un carácter político. Esto lo vimos en Hungría y Polonia en 1956, en Alemania del este en 1953, en Bolivia en 1985, etc: estos ejemplos no son gratuitos, para mí el mismo es un rasgo estructural-general. La misma huelga en Sidor es un ejemplo: antes que preguntarnos acerca de cómo responden los patrones ante la paralización, nos tenemos que preguntar por qué en Sidor (estatal) pudo darse este tipo de lucha. En el caso boliviano actual (que estudio ya hace un tiempo) suceden cosas similares.

    La cuestión es que la dimensión política del problema colinda de manera muy estrecha con las funciones propias del Estado capitalista (i). El Estado capitalista no es mero instrumento de la clase explotadora, no sólo domina, no sólo reproduce las rsp, no sólo organiza a la clase dominante y desorganiza a la clase dominada; el Estado, en tanto “capital en idea” (Engels), requiere generar “legitimidad”. No me estoy poniendo gramsciano, pero me parece que esta necesidad estructural, de hecho abre espacios de lucha (pongo un ejemplo: en la Bolivia actual existen movilizaciones en empresas estatales, las mismas se conocen a la brevedad y se llega al momento de negociación en ocasiones; en el caso del mundo privado (muy mayoritario) nadie conoce lo que está sucediendo (con los obreros) porque la dirección del trabajo no tiene recursos ni voluntad para implementar derechos democráticos mínimos (precondición de cualquier movilización).

    (iv) En términos concretos, hoy, en el Chile actual, las posibilidades de movilización (de lucha y organización) son mucho mayores en la ues estatales. Los compas en las privadas ni siquiera pueden tener organizaciones estudiantiles (e.g. en la central acaban de echar a unos cabros sólo por organizarse, sin siquiera justificar la medida; en la hurtado sucedió esto en 2012…y estamos hablando de universidades privadas que se venden como democráticas). Y esto no se da porque en el mundo privado los patrones sean malos y en el estatal no lo sean. Se da porque las instituciones estatales no tienen patrón particular (más allá del estado como patrón abstracto). En las entidades estatales lo que existe es una subsunción al mercado capitalista, pero una subsunción en el cual las decisiones son en alguna medida más anárquicas que en la esfera privada

    Al final del día, respecto de este tema hay que plantear las cuestiones de urgencia práctica:

    – Si mi objetivo es incorporar más compas a la lucha, ¿Dónde tendrán éstos mayores posibilidades de organizar esta lucha?
    – Si mi objetivo es infligir daño a los explotadores, ¿qué harán éstos si ofrezco subvencionarles o financiarles su negocio otorgando educación gratuita en el mundo particular?: 1) Celebrarán la medida; 2) Invertirán en educación, mercantilizando más todavía la vida social de manera directa, aumentando su base de acumulación y ampliando su esfera de explotación. Más todavía, ¿qué sucederá con éstos si sólo propongo gratuidad estatal y su ampliación como tendencia?: 1) Atacarán la medida; 2) Verán su base de acumulación/explotación reducida

    b) Si la premisa es generar, hacer perdurar y desarrollar la independencia de clase, manteniendo el objetivo a), entonces el problema pasa por la jerarquización que realicemos entre ambos. Si enfatizamos en “a” siempre está el riesgo autonomista. Si enfatizamos en “b” está el riesgo colaboracionista (como usted bien señala). Si bien de entrada tiendo a entender que debe otorgársele prioridad a “a”, no tengo el asunto resuelto. Algunos elementos que ayudarían a la hora de abordar esta cuestión serían: a) elaborar una propuesta materialista; b) desarrollar un planteamiento histórico. En términos materialistas (a) parece ser que debe otorgársele prioridad a “a”. Aquí no nos preguntamos si debemos apoyar un sindicato “amarillo” o uno” independiente” (la respuesta es obvia, aún si el “amarillo” pueda tener más recursos y otorgar más beneficios cortoplacistas a sus miembros); nos preguntamos si la organización obrera debe priorizarse por fuera o por dentro de la entidad estatal en tiempos “normales” (inexistencia de crisis prerrevolucionaria y revolucionaria). Pienso que, materialmente, existen más posibilidades de meramente existir (pero también de desarrollarse) “por dentro”. Esto porque el Estado tiene el monopolio de la fuerza y la violencia. Históricamente (b): 1) las organizaciones obreras lucharon por incorporarse al Estado capitalista (e.g. sufragio universal para los cartistas, para Marx incluso); 2) las organizaciones clandestinas (típicamente guevaristas) desaprovecharon una infinidad de buenas oportunidades revolucionarias en AL (como señala Nahuel Moreno).

    En fin, la cuestión es cómo potenciamos “a” manteniendo la independencia de clase. Creo que esa es esencialmente una respuesta práctica.

    V. “Mera redistribución”, demandas transicionales y período normal de lucha de clases

    La pregunta no es “quien entrega un mejor sistema”, sino dónde tengo mayores posibilidades de lucha desde la perspectiva de los explotados. En lo anterior, he deslindado cómo bajo propiedad estatal estas posibilidades son mayores (carácter directamente político que adquieren las huelgas, necesidad de legitimidad, inexistencia de un patrón particular, estrechamiento de la base de acumulación/explotación de clase capitalista, no irrenunciabilidad de la orientación al beneficio, experiencia con el método de planificación, etc)

    En los razonamientos anteriores he puesto el foco en “dónde tenemos más posibilidades lucha desde la perspectiva de los explotados”, no en una mejor distribución del ingreso. Por lo demás, he fundamentado cómo, en momentos de lucha de clases normal (no situación revolucionaria ni prerrevolucionaria) las posibilidades de lucha se amplían.

    Si se arguye que los “treinta dorados” (1945-1975 en Europa) muestran cómo nuestra tesis no se cumple (supuesta estabilidad), podemos responder: a) la relativa estabilidad es más corta de lo que se cree (sólo de 1950 a 1968); b) la misma adviene luego de la guerra mundial más devastadora y terrible que ha existido (y bajo el temor nuclear de que otra vuelva a suceder); c) el período mencionado fue uno de excepcional crecimiento capitalista y renovación radical la base tecnológica (lo cual pudo tener que ver con la existencia de propiedad estatal, pero esto no es necesario ni a priori detemrinante); d) existencia de un estado obrero degenerado y otros obreros deformados que amenazaban al mpc y limitaban su competencia interna destructiva

    VI. ¿Estado instrumento?

    Un punto axial de nuestro debate está dado por el hecho que usted unilateraliza la tesis leninista que considera al Estado como mero “instrumento”. El estado tiene “autonomía relativa” (con respecto a los capitalistas particulares y sus organizaciones). Poulantzas tiene algo de razón. Desarrollo un poco esta cuestión:

    a) El Estado no es mera expresión del sujeto-clase “burgués”, sino que está traspasado por conflictos interburgueses. La misma tarea del Estado burgués, organizar a la clase dominante/desorganizar a los dominados, requiere la formulación explícita del conflicto y la contradicción. De hecho, el sujeto-clase burgués no existe como “sujeto”. No es uno ni se encuentra unificado; está traspasado por la competencia guerrera. Existe como clase agencial determinada por un conflicto interno constitutivo. Así, una estatización bajo una formación capitalista es, ciertamente, burguesa. Pero esto no implica mero dominio no contradictorio. Implica medidas irracionales que llevan a la crisis (analogía con la TDTMG). El capitalismo no es un modo de producción que se autorreproduce meridianamente, excepto cuando el proletariado le plantea lucha frontal. El capitalismo supone las crisis (que plantean el momento y la posibilidad de la superación de este modo de producción), se organicen los obreros en partidos revolucionarios o no. Una estatización puede acusar las contradicciones burguesas (políticas y económicas).

    b) Las medidas que adopta el Estado capitalista no son meras voliciones de un sujeto-clase, consciente éste de todas sus causas y posibles consecuencias (y capaz de manipularlas). Una determinada acción estatal expresa una correlación de fuerzas, una demanda puede ser impuesta (hasta cierto punto). La lucha tiene condiciones materiales (e.g. Marx luchó por el sufragio universal masculino, por la jornada de 10 horas, etc). Una estatización va en el mismo sentido (y tiene mayores posibilidades de desarrollo todavía)

    c) Plantear la estatización “con control obrero” es muy necesario porque: i) otorga una lectura práctica inmediata de lo que constituye el horizonte mediato (forma transicional); ii) recuerda que el Estado no es neutral y que tiene un contenido de clase; iii) llama a transformar las relaciones de producción/explotación; iv) si esto se materializa en algún punto de la formación social, nos indica que estamos en una situación plausiblemente prerrevolucionaria (funciona como guía para la acción…)

    VII. Sentido público

    Por todo esto: “carácter directamente político que adquieren las huelgas, necesidad de legitimidad, inexistencia de un patrón particular, estrechamiento de la base de acumulación/explotación de clase capitalista, no irrenunciabilidad de la orientación al beneficio, experiencia con el método de planificación, etc)” …el mentando sentido público sólo tiene posibilidades de ser “probado” bajo propiedad estatal. Que los agentes experimenten la posibilidad de materializar este sentido público, pero que a la vez vean frustradas sus expectativas en tanto continúa vigente la anarquía del mercado capitalista, es una cuestión de importancia sustantiva»

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    Manuel Salgado

    06/03/2014 at 22:13

    • Por favor, escriba comentarios más cortos, esto es un artículo; así se desvirtúa este espacio.

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      rolandoastarita

      06/03/2014 at 22:42

  4. Sí, tiene razón, ahora resumo:

    Todo lo anterior es para sostener que oponerse a las estatizaciones en abstracto cae en el formalismo y en la actitud pasiva. El asunto debe evaluarse en concreto, teniendo en cuenta la dinámica de la lucha de clases. Pongo unos ejemplos (cortos):

    a) Durante la UP chilena existía una alternativa al golpe militar, y la misma fue planteada tanto por la clase obrera (cordones industriales) como por «gobiernistas» más consecuentes (Pedro Vuskovic). Esta alternativa era radicalizar el proceso de cambios mediante la profundización y ampliación de las estatizaciones (y los cordones planteaban el control obrero también)

    b) Hoy, en Bolivia, una de las fracciones más combativas de la clase obrera se encuentra en la estatal minera Huanini; y ésta fue una estatización forzada por los obreros en 2005 que el populista pro-patronal Morales se vio obligado a aceptar.

    c) En Venezuela se dan procesos como el de Bolivia: fracciones de los explotados que defienden sus plantas estatizadas y son críticos del gobierno populista pro-capitalista.

    En suma, la capacidad de presión y movilización es mucho mayor bajo propiedad estatal que bajo propiedad particular-privada. El precio es el peligro de cooptación y burocratismo, pero éste es un peligro que hay que bancarse y luchar contra él.

    Disculpe el comentario anterior demasiado largo,

    atte
    msm

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    Manuel Salgado

    06/03/2014 at 22:56

  5. Estimado Manuel Salgado

    Me llamó mucho la atención su afirmación: «(iii) En términos políticos, la movilización reivindicativa bajo la propiedad estatal adquiere rápidamente un carácter político».

    Lo que Usted afirma me parece muy relativo. La realidad y la historia es mucho más compleja de lo que Usted plantea. Le puedo dar ejemplos contrarios.

    Uno de ellos es el Cordobazo, sucedido el 29 de mayo de 1969 en la ciudad de Córdoba, provincia de Córdoba, República Argentina y todo el proceso de lucha de clases que se dio posteriormente a esa época. Este evento adquirió más que rápidamente un carácter político. Tan es así que se transformó en uno de los hitos fundamentales de la historia de las luchas de la clase obrera argentina

    Y el peso más importante de esa lucha fue el de los trabajadores de la fábrica Ika-Renault de Córdoba, empresa privada por antonomasia; trabajadores representados por el sindicato SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor).

    Un detonante importante del Cordobazo, fue la lucha por el sábado inglés. Si mal no recuerdo, los trabajadores trabajaban una hora más de lunes a jueves, para no trabajar el día sábado. La fábrica Ika-Renault quiso eliminar esa conquista. Por supuesto, hubo otros elementos que confluyeron para que se produjera el Cordobazo. Era la época de la dictadura de Onganía, había un proceso de luchas obreras y estudiantiles en varias provincias del país, la Confederación General del Trabajo local (CGT cordobesa) estaba en manos de un sector combativo del peronismo, etc.

    Ahora, desde el punto de vista de los trabajadores estatales el peso mayor fue el del sindicato de Luz y Fuerza, dirigido por Agustín Tosco. Pero no fue el sector obrero estatal el determinante del Cordobazo.

    Posteriormente al cordobazo se constituyó una dirección clasista conformada fundamentalmente por los famosos sindicatos Sitrac-Sitram, de los trabajadores de la fábrica Fiat de Córdoba, empresa privada. Muchos de los dirigentes sindicales -tanto de las empresas privadas como estatales- de esa época fueron secuestrados y desaparecidos por la dictadura de Videla.

    En fin no entiendo porqué hace Usted esa diferenciación política entre obreros de empresas estatales y empresas privadas. Aunque me inclino a pensar que con ese argumento Usted quiere considerar como progresiva la estatización de empresas privadas dentro de un régimen burgués, debido a que de esa forma se presenta un mejor escenario para elevar el nivel político de la lucha de los trabajadores.

    Creo que la historia y la realidad de las luchas obreras son más ricas que las conclusiones reduccionistas a las que Usted llega en sus comentarios.

    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    07/03/2014 at 21:10

    • Mi pregunta es ¿ha habido en las experiencias socialistas en las que la expropiación de la propiedad privada no se haya traducido en la centralización estatal o el aumento del poder del Estado?

      ¿Cuál es la alternativa frente al reforzamiento del poder estatal al mismo tiempo que necesitamos al Estado para combatir a las clases derrocadas?

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      HERNAN

      08/03/2014 at 00:57

  6. Compañero «La duda metódica», se agradece que continúe la discusión. Precisamente todo lo que usted sostiene reafirma mi tesis central: sostener que la estatización bajo una formación capitalista es siempre disfuncional para los intereses fundamentales de la clase obrera, es un error. El asunto tiene que evaluarse en términos concretos. Por ejemplo, yo podría estar de acuerdo con las dimensiones negativas de una estatización en la Argentina actual, pero no porque estructuralmente (en términos generales) las estatizaciones no les sirvan a los explotados. Más bien, argumentaría en este sentido: a) la tradición sindical en la Argentina (desde Perón) siempre ha estado muy ligada al Estado bajo una forma que hace que los intereses obreros se vean con mayor fuerza subordinados a la clase explotadora; por lo tanto, una de las tareas del movimiento sindical argentino (desde 1944) ha sido la necesidad de conquistar independencia de clase desmarcándose de la institución estatal; b) hoy existe un porcentaje muy menor de «propiedad pública empresarial» en la Argentina, por lo que cualquier discurso populista que sostenga que una estatización fortalece el «poder popular» es demagógico; etc

    Mi tesis secundaria, eso sí, es más fuerte: la movilización obrera bajo propiedad estatal sí adquiere más rápidamente un carácter político, y esta es una tesis que intenta generalizar respecto a lo que sucede en las formaciones capitalistas (en el texto de más arriba le argumento por qué esto es así). Ahora, esta tesis no implica negar que la movilización obrera bajo propiedad particular-privada pueda devenir política (sea rápidamente o no). Tampoco implica sostener que este carácter político que adquiere de manera más rápida la movilización obrera bajo propiedad estatal, sea más profundo (apunte a cuestiones estructurales), duradero, o no tenga el riesgo evidente de la cooptación. La cuestión tiene que ver más con el hecho de que los estados capitalistas son con menos frecuencia «productores» (contra Zavaleta Mercado), lo que implica que cuando de hecho lo son, la formación que componen adquiere un carácter más conflictivo y contradictorio…

    atte
    msm
    (traté de hacerlo corto)

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    Manuel Salgado

    07/03/2014 at 23:58

  7. Hola profe, una consulta: hace un tiempo, leí una entrevista en la que ud. dejaba entreveer (si no me equivoco) que el concepto de Estado bonapartista no era importante. («Las izquieras en la política argentina») ¿Cambio su posicion?

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    Rafa Gomez

    08/03/2014 at 00:18

    • No sé a qué entrevista se refiere, pero no es mi pensamiento. Las formas políticas de Estado son importantes. No es igual una democracia capitalista que un régimen bonapartista capitalista. Por lo que he argumentado en varias notas, los socialistas deberían defender las libertades democráticas dentro del sistema capitalista. Éste es un punto de discrepancia importante que mantengo con mucha gente de izquierda.

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      rolandoastarita

      08/03/2014 at 08:23

    • Esto dice Alan Knight sobre el bonapartismo en 1984:

      Problemas e incoherencias en el Dieciocho de Brumario

      a) En un momento se afirma que la burguesía gobierna de manera absoluta y que, luego, entrega el poder a Luis Bonaparte, ante el cual “todas las clases, igualmente impotentes e igualmente mudas, caen de rodillas ante la culata del rifle”
      b) El estado se afirma, parece “completamente independiente”
      c) Se afirma que Bonaparte representa a los campesinos
      d) Se afirma que Bonaparte sólo puede basarse socialmente en el lumpenproletariado
      e) Bonaparte crea una casta artificial, la burocracia, la cual, junto a las clases reales, sostiene el régimen
      f) Bonaparte sostiene el capitalismo burgués

      – “Bullicioso y polémico, repleto de epigramas y paradojas, El Dieciocho de brumario de Marx difícilmente es una pieza de teorización rigurosa”. Pero ha formado la base de todo un paisaje de construcciones teóricas, el bonapartismo, el cesarismo, el excepcional y relativamente autónomo estado capitalista, las interpretaciones del fascismo en Europa y del populismo en América Latina (para algunos, bonapartismo y cesarismo son casi intercambiables)…Tantos regímenes son admitidos al salón cesarista/bonapartista que la misma “excepcionalidad” (que teóricamente constituye su razón de ser) comienza a parecer dudosa”

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      Manuel Salgado

      08/03/2014 at 12:12

  8. Buenas Rolo, te quiero hacer un par de observaciones. Más allá de las diferencias que se puedan tener del caso particular de Venezuela, emparentarlo o, mejor dicho, equipararlo al argentino me parece equivocado. Más aún, al ser procesos sociales diferentes creo que tomar ese camino hace que caigan muchas argumentaciones.
    Ahora bien, existe un debate muy fuerte en la izquierda respecto de lo que pasa en Venezuela y de las perspectivas que tiene ese proceso. En particular creo que lo primero que tenemos que aceptar para ese debate es que a partir del golpe del 11-13/4 y, sobre todo, del paro petrolero; se reinstalo en el debate internacional la construcción del socialismo. Quiero ser claro, muchos militabamos y millitamos desde antes, pero dejó de ser algo marginal para pasar a primera plana en el escenario mundial. Eso no es nada desdeñable luego de la derrota que representó para el trabajo la caída del bloque soviético (o la derrota que se coronó con la caída de ese bloque).
    En este punto creo que se abre una cuestión importante ¿cuales son las tendencias en disputa en Venezuela? y más importante todavía ¿cual es la tarea que tenemos que tener lxs que luchamos por el socialismo, por la revolución? No me voy a arrogar la potestad de decir que es lo que hay que hacer, pero me animo a hacer un par de sugerencias.
    Respecto de la primer auto pregunta es evidente que hay un sector burocrático encabezado por diosdado cabello que juega para el capital. Pero también es cierto que hay un sinfín de movimientos sociales, de salas de batalla (primer nivel de representación comunal), de comunas, de consejos de fábrica, de cooperativas agrarias, etc; que intentan construir día a día un contrapoder dentro del proceso bolivariano.
    En ese escenario creo que nuestra tarea no puede ser desde la comodidad de criticar a la burocracia y decir que por lo tanto nada sirve y que el destino es catastrófico. Tenemos que ser críticos de la burocracia, claro, pero en la clave de apoyar a esos miles y miles de compañeros y compañeras que están luchando en ese país. Y esto es desde la más elemental solidaridad de clase, es no dejar a esos compañeros y compañeras en soledad luchando contra la derecha (abiertamente derecha) de ese país, contra la derecha del proceso, la burocracia, contra las presiones del imperialismo estadounidense y de los sectores más reaccionarios del continente.
    Un abrazo.

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    guido

    08/03/2014 at 12:42

    • No «equiparo» el proceso venezolano al argentino. Tampoco pienso que el análisis de Marx sobre bonapartismo se pueda trasladar mecánicamente a Venezuela. La nota critica mecanismos de dominio y control sobre la clase obrera que son propios del bonapartismo, que la izquierda considera progresistas, y yo considero reaccionarios. Por eso no considero a ninguna fracción burguesa progresiva frente a la otra. No veo que esté en juego un cambio de régimen político (por ejemplo, un golpe de tipo Pinochet o Videla frente a un régimen democrático burgués). Capriles o Maduro son variantes burguesas y burocráticas sin que ninguna sea progresiva frente a la otra. A ver si soy claro: no tiene nada de progresivo haber llevado a la desindustrialización casi absoluta del país, haber debilitado al extremo la fuerza social de la clase obrera, haber llevado a la crisis al sistema de salud, haber alimentado al lumpen burgués a más no poder, haber entronizado a las fuerzas armadas en las más altas cumbres del Estado. Algún reparto de renta petrolera en planes sociales no alcanza para definir la progresividad de este régimen.

      Por otra parte, ya dije en otro comentario que no opino sobre líneas políticas a aplicarse en situaciones en las que ni siquiera tengo interlocutores. Tampoco conozco cuáles son esos «movimientos sociales… comunas, consejos de fábricas, cooperativas agrarias, que intentan construir un contrapoder dentro del proceso bolivariano». Sólo anoto que no hay «contrapoder» aplaudiendo el control burocrático bonapartista.

      Le aclaro, además, que no es una posición «cómoda» enfrentar por izquierda al aparato chavista. Hay militantes obreros asesinados, y echados de las fábricas por haber criticado al chavismo y por haber tomado una postura de clase independiente. Decir que esos militantes adoptaron una posición «cómoda» es, por decirlo de la manera más suave posible, una falta de respeto.

      Por último, intuyo por lo que escribe que usted es uno más de los que están por el «apoyo crítico» al chavismo. En fin, la clásica posición de los partidos comunistas latinoamericanos, que llevó históricamente a la colaboración de clases. Siempre con el cuento de «combatir a la ultraderecha» y «al imperialismo». No cambia la esencia del argumento; tal vez la única diferencia sea la mayor cantidad de gente (muchos ex trotskistas, por caso) que están con esta línea. Me parece que es una expresión de la derrota que hemos sufrido las fuerzas socialistas. Sólo en un escenario de profunda derrota y desmoralización puede levantarse como líder de la revolución socialista a personajes como Chávez o Maduro. Me hace acordar a cuando una parte de la juventud argentina pensaba que Perón era el líder que conduciría al Tercer Mundo al socialismo. Así nos fue…

      Por otra parte, si hay un golpe militar o fascista, por supuesto, hay que combatirlo. Pero no es éste el caso de Venezuela (ni de Argentina). Y soy de la firme opinión que hay que defender las libertades democráticas, como ya argumenté.

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      rolandoastarita

      08/03/2014 at 14:48

    • El concepto Bonapartismo ha sido muy discutido. Si en 1984 Knight sostuvo lo anteriormente citado, en 1977 Therborn afirmó lo siguiente:

      Crítica de “Las luchas de clases en Francia”

      – Estos equívocos y ambigüedades alcanzan su cúspide en su frase de que el bonapartismo “era la única forma de gobierno posible, en un momento en que la burguesía había perdido ya la facultad de gobernar el país y la clase obrera no lo había adquirido aún”. ¡Y a renglón seguido Marx habla de la prosperidad de la sociedad burguesa bajo el II Imperio!

      “En realidad, el bonapartismo no reflejaba un equilibrio o un vacío de clases, sino el poder de la gran burguesía en una nueva coyuntura política… La candidatura presidencial y el posterior golpe de Estado de Bonaparte fueron apoyados por la gran burguesía. El alto funcionariado político del II Imperio salió de sus filas, y el estado imperial procuró activamente favorecer las posiciones de dicha gran burguesía. De hecho, el estado imperial bonapartista fue menos independiente o “autónomo” respecto de la gran burguesía que la III República”

      a) El ejemplo más sobresaliente de esta variante es el II Imperio francés, creado por el 18 de Brumario de Luis Bonaparte. El régimen de Napoleón III puede considerarse como el primer régimen burgués moderno o, quizá, con más exactitud, como el primer momento de la transición hacia él. El país en el que la revolución burguesa alcanzó la cota más alta de radicalismo político fue también el que primero vio derrumbarse el formato de notables del poder burgués”

      Y en los 1980s Zavaleta Mercado iguala «bonapartismo» a una característica estructural-general del Estado capitalista, la manida autonomía relativa…

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      Manuel Salgado

      08/03/2014 at 20:24

    • Buenas, voy a empezar diciendo que no estuve bien cuando puse que era cómodo criticar a la burocracia, es una adjetivación que estuvo de más y me disculpo por eso. Tampoco es muy feliz acusar de reencarnación de victorio codovilla a quienes no estemos de acuerdo con tu planteo y proponemos un debate.
      En fin, dicho esto agrego un par de cosas.
      Primero que es bueno saber que sí existen estos espacios que no conocés y que esos compañeros y compañeras se incluyen en lo que consideran (para algunos si para otros no será así) un proceso revolucionario que denominan socialismo del siglo XXI o socialismo bolivariano y se enfrentan a la burocracia. No creo que sea un dato menor a la hora de analizar o de pensar lo que pasa en Venezuela.
      De la mano de esto viene el segundo punto ¿desde donde decís que «llevó a la crisis al sistema de salud»? No sé como cuan familiarizado estás con lo que fue el proceso de cambio del sistema de salud en Venezuela que se dió de abajo hacia arriba, que confrontó a la corporación médica y que pone al mando a la población en el control desde el primer nivel de salud hasta los hospitales. Este cambio no salió desde el estado, desde el psuv ni nada por el estilo. Unos niños en una escuela se intoxicaron y en una clínica se negaron a atenderlos, los vecinos y vecinas tomaron la clínica. Es medio largo, pero desde esa experiencia ahora la dirección y los trabajadores y trabajadoras de salud (en particular médicos y médicas) son evaluadas por consejos comunales y asambleas vecinales, se intenta procurar que quienes trabajen en salud vivan en los barrios donde trabajan para conocer a sus vecino y vecinas, para conocer las particularidades epidemiológicas, etc. Es más, los indicadores de salud tuvieron una mejoría descomunal (la más alta de la región) en mortalidad infantil (que incluye el cuidado del embarazo, el pre, peri y postnatal), aumentó la talla promedio (mejoras nutricionales) y aumentó la expectativa de vida.
      Es justo estar en contra, pero creo que se pueden hacer muchas críticas sin necesidad de tergiversar la realidad.
      Con lo de más arriba lo que debato es que, estando de acuerdo con que es reaccionario el control y el dominio sobre la clase obrera, está en conflicto ese dominio también desde personas que se incluyen en el chavismo. Eso no es apoyo crítico, es disputa.
      Lo último capriles y maduro no son lo mismo. En el golpe de 2002 capriles comandaba grupos de choque fascistas que intentaron entrar a matar a todos los que estaban dentro de la embajada cubana (está filmado y se encuentra fácilmente en youtube) además de sus vínculos con el paramilitarismo colombiano (que desde 1998 asesinó a más de 200 dirigentes campesinos en venezuela).
      Espero no haberme extendido mucho.
      Un abrazo.

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      guido

      10/03/2014 at 00:58

    • Para desarrollar una política socialista (esto es, anticapitalista e independiente del Estado) no es bueno andar jugando a las escondidas, ni mirar para otro lado. Por eso cuando hablo de una política crítica frente al chavismo no me estoy refiriendo a alguna crítica «a los excesos de tal o cual burócrata», como acostumbran siempre las organizaciones que están embarcadas en el «apoyo crítico» (los PC siempre fueron maestros en esto). Es la manera de encubrir y callar, en última instancia, ante las cuestiones fundamentales. Es lo que hizo, por otra parte, una gran cantidad de intelectuales de izquierda de América Latina, que estuvieron aplaudiendo (aunque siempre con las «reservas críticas», faltaba más) al chavismo. Es una manera de no decir lo fundamental: no existe ninguna construcción de socialismo que en algún sentido se pueda acercar al ideario marxista en base al lumpen burgués y al burócrata «socialista bonapartista». No hay fortalecimiento de la clase obrera con desindustrialización, ausencia de desarrollo de las fuerzas productivas y desquicio económico. No existe ninguna posibilidad de «construcción de poder popular» basado en el reparto de renta por parte del Estado. No hay desarrollo autónomo de la clase trabajadora en estas condiciones. Ni se avanza en politización ahogando la libertad de prensa y llevando al cierre a cantidad de periódicos, y dejando sin trabajo a decenas de periodistas (¿por qué no dicen palabra de las denuncias de los sindicatos de periodistas?).

      Estos «modelos de socialismo» rentísticos y burocráticos (puede ver las notas que escribí que comprenden otras experiencias, como la argelina) sólo llevaron al fracaso, y Venezuela es otra prueba. Es esto lo que callan todos estos «colectivos» supuestamente independientes. Hacen lo que hace usted. Para ponerlo de la manera más clara posible: ¿por qué todos estos «colectivos» y todos estos «revolucionarios críticos» callan o miran para otro lado cuando el chavismo persigue trabajadores estatales por el simple hecho de que no adhieren «al proyecto», o votan por Capriles? ¿Ésta es la manera en que defienden la autonomía de clase? ¿Por qué callan, o miran para otro lado, cuando el chavismo persigue a militantes y dirigentes sindicales de izquierda que denuncian el vaciamiento de empresas estatizadas, convertidas en botines para la rapiña y el saqueo de los burócratas? ¿Por qué todos estos «colectivos revolucionarios» e «intelectuales revolucionarios» callan cuando se asesina a militantes y dirigentes de organizaciones de izquierda? Como siempre, no tienen respuesta.

      Por otra parte, el desastre que hoy atraviesa el sistema de salud en Venezuela (debido a una carencia casi absoluta de insumos, muchos de ellos importados, y falta de presupuesto en los hospitales públicos) está siendo denunciado por muchas organizaciones médicas; pero también denuncias de enfermeros, y quejas de pacientes. Incluso antes de que Globovisión fuera silenciada por el gobierno, se podían escuchar y ver esas denuncias, casi a diario. ¿Qué van a decir frente a esto? ¿Acaso que esos médicos son fascistas pagados por EEUU? ¿Acaso que pacientes que ven postergadas sus operaciones son «golpistas»? Y esta situación no se puede disimular con algunos datos de mejoras de los niveles de nutrición, mortalidad infantil o esperanza de vida (que por otra parte, han mejorado en casi toda América Latina en los 2000). Venezuela recibió una renta de cientos de millones de dólares en la última década, y el resultado ha sido un desquicio económico colosal, que hoy pega de pleno en el sistema de salud.

      Por último, usted vuelve con el cuento de que hoy está en marcha un golpe fascista; es el discurso oficial. Maduro agrega que son fascistas pagados y entrenados por EEUU. Miles de estudiantes, apoyados o vistos con simpatías por una parte importante de la población (incluyendo trabajadores de la salud, de la educación, bancarios, muchos asalariados del sector privado) enfrentando la represión, todos «pagados por el imperialismo para dar un golpe de Estado». Es lo mismo de toda la vida. Me hace acordar a cuando el PC acusaba de «pagados por el imperialismo» a los estudiantes checos que enfrentaban la ocupación de la URSS de su país. O, viniendo más cerca, es el argumento K, de que todos los que se le enfrentan son «indudablemente golpistas». Es la manera que tienen ustedes de confundir para alentar la colaboración de clases. Típico discurso 6,7,8. ¿No se les cae otra idea?

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      rolandoastarita

      10/03/2014 at 08:37

    • Creo que doblar la apuesta y acusar ya no sólo de codovillista sino también de kirchnerista es una acusación que no me afecta porque sé que no lo soy. Sin embargo evidencia que no hay argumentos para responder a lo que propongo y se cae en agravios.
      Rolo, acá te dejo una nota de un portal de noticias abiertamente chavista y que no calla esas represiones. Insisto que los procesos sociales son un poco más complejos que blanco o negro. Es más, puede ser que por lo que decís promediando tu respuesta estos compañeros y compañeras se den la cabeza contra la pared. Pero no va a ser por apoyar a la burocracia y alentar un estado petrolero-rentístico.
      http://www.aporrea.org/trabajadores/n244558.html
      http://www.aporrea.org/trabajadores/a53115.html
      Una última cosa sobre el sistema de salud, si vamos a basar nuestros argumentos en algunos comentarios desestimando indicadores me parece que vamos mal. No creo que sea bueno tratar de adaptar la realidad a lo que nosotros creemos, tenemos que ver la realidad y a partir de eso tratar de encontrar una explicación. Y creo que fui bastante claro cuando dije que los indicadores tuvieron una suba mucho más alta que la de la región. Esto quiere decir que aunque mejoraron en toda la región lo de venezuela fue tan grande que obliga a buscar las explicaciones del caso.
      Abrazo.

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      guido

      10/03/2014 at 09:38

    • A usted no lo conozco, y por eso sólo opino sobre lo que escribe. Y lo que escribe acerca del peligro del golpe fascista es el mismo argumento PC de toda la vida; que repiten todos los «sostenes críticos» de estos regímenes bonapartistas «de izquierda». No toman la menor distancia crítica ante las acusaciones infames. Insisto, no jueguen a las escondidas. Están acusando a los estudiantes y otros sectores que salen a protestar de fascistas pagados por EEUU. Ustedes avalan esto repitiendo la infamia. Es esto lo que critico. No sé si usted es PC o pro K, pero lo que ESCRIBE es idéntico al argumento PC y K.
      Por otra parte, el enlace que deja confirma lo que digo. Se critica parcialmente algo, en este caso los problemas en una rama particular, por trabajadores que sufrieron una agresión particular. Es lo típico de estos apoyos «críticos». Es la manera en que siempre evaden la caracterización generales. Como buenos conciliadores para ustedes «la realidad no es blanco o negro». Esto es, no hay explotadores y explotados en esa alianza, porque eso sería caer en el «blanco o negro, y la realidad siempre es más rica». No es casual que los conciliadores le huyen como a la peste las caracterizaciones en términos de clases explotadas y explotadoras. Por eso yo afirmo que un burócrata al frente del Estado en Venezuela no es un «compañero con contradicciones» (como dicen los que se niegan al «blanco o negro») sino un enemigo de la clase obrera, cuya función en relación a un programa socialista, y por lo que argumento en la nota, lejos de ser progresiva, es reaccionaria. Sólo a partir de esta definición de clase entro a distinguir los matices al interior de la clase enemiga.

      Como puede ver, efectivamente estamos en veredas opuestas en los político e ideológico. Con los argumentos de «no hay blancos o negros, por lo tanto apoyamos críticamente a las fracciones progresistas, etc», ustedes terminan siendo el furgón de cola del bonapartismo burocrático de izquierda. Así le fue al socialismo.

      Aclaro que jamás negué los indicadores sobre algunas mejoras en salud o educación. Puede leer lo que escribí en las notas sobre Venezuela. Precisamente para generar base social un régimen de lumpen burguesía como el chavismo estaba casi obligado a repartir parte de la renta petrolera. Pero esto no genera desarrollo de fuerzas productivas, ni supera el atraso y la dependencia. Si además la lumpen burguesía y el bonapartismo estatista llevan al país a la postración y el estancamiento, se terminan perdiendo las escasas mejoras conseguidas. Es lo que está sucediendo con el sistema de salud. Es lo que también está sucediendo con el empobrecimiento acelerado de amplias franjas de la población, obligadas a recurrir al mercado negro para conseguir lo más indispensable, en un marco de inflación, devaluaciones, y estancamiento. Por eso un ex ministro de Chávez tuvo la feliz expresión de «economía desquiciada» (no en crisis, sino desquiciada; ahora van a decir que el término lo elaboró la CIA…). Es a lo que han llevado a este «proceso revolucionario». Agrego: lo hicieron con el amparo de todos los que esgrimen argumentos como los que escribe usted en estos comentarios.

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      rolandoastarita

      10/03/2014 at 11:09

    • Es muy fácil armar una crítica a partir de cosas que no dije. Por ejemplo, yo no digo que se viene un golpe en venezuela. Lo que si dije, ante la aseveración de que maduro y capriles son lo mismo, es que capriles en el golpe de 2002 estaba al frente de un grupo de choque fascista.
      Por otro lado yo tampoco dije en ningún momento (si alguien lo quiere entender así es otra cosa) que había que tener un apoyo crítico a la burocracia. Lo que si dije es que hay muchos sectores que, considerandose dentro del chavismo construyen experiencias de contrapoder (más o menos embrionarias, más o menos equivocadas) y lo que me pregunto es que podemos hacer con esos compañeros y compañeras. Como me parecía un tanto soberbio indicarles ser o no chavistas propuse una «elemental solidaridad de clase» para «no dejar a esos compañeros y compañeras en soledad luchando contra la derecha (…), la burocracia…». Es buenos leer lo que escribe alguien desde una posición compañera y no creer lo que el otro escribe.
      A diferencia tuya yo no creo que estemos en veredas opuestas por estas diferencias de lecturas de lo que pasa en venezuela, quizás sería bueno (y perdón por el atrevimiento) que releyeras tu texto sobre los metodos de discusión en la izquierda. Yo no te acusé, ni jamas lo haría de agente de la cia, enviado del papa, marin estadounidense o militante del pro. A cambio recibí una catarata de insultos en vez de contrargumentos. Esa cita fantasma de apoyo critico no se de donde salió.
      Por otro lado, tampoco justifiqué ninguan represión en lo que puse, ni a los trabajadores, ni a los estudiantes, ni aplaudí el cierre de ningún canal. Debo estar confundido en mucho de lo que pongo, no hace falta poner argumentaciones que no utilicé para responderme.
      Con respecto al lumpenproletariado o lumpenburgués, no me atrevería a aventurar que es toda la base social del chavismo. ¿los trabajadores no apoyan al chavismo? con esto no digo la totalidad, sino sectores importantes. A esto me refiero con los matices y en no ver las cosas en blanco y negro. No niego la contradicción elemental entre capital y trabajo. Tampoco agarro y digo que son todos unos lúmpenes o burócratas o lumpenburócratas.
      Respecto al sistema de salud la crítica que hago es justamente a que no representa una dádiva bonapartista, sino una conquista popular, surgida de la lucha y que se mantiene de forma democrática enfrentandose a corporaciones médicas (punta de lanza de laboratorios privados y fabricas de insumos y maquinarias médicas que viven de tener a la gente enferma, empastillada, ultraintervenida y con estudios de distinta complejidad y dudosa necesidad). Pero como para muchos sectores de izquierda el problema del sistema de salud es económico no pueden ver más allá, yo no comparto esas posiciones economicistas, pero ya es irnos demasiado por las ramas del tema de la nota y no es mi intención.
      En fin, tener diferencias entre compañeros militantes y usarlas, en vez de para avanzar desde la modestia y el debate fraterno; para tratar de liquidar al otro es repetir una vez más la lógica de la izquierda en este país.
      Yo trato de aprender cuando leo tus posiciones sin por eso negarme la posibilidad de dar las mías con coincidencias y divergencias. Yo no quiero que nadie aprenda de lo que pongo, si que se debata con argumentos y sobre los argumentos volcados.
      Abrazo.

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      guido

      10/03/2014 at 15:25

    • Primera cuestión, yo a usted no lo insulto. Sólo caracterizo su posición. Y considero que su posición es, en esencia, la de la colaboración de clases, vía apoyo a la burocracia y al «proceso». No tengo otra manera de decirlo. Una postura política se define por lo que afirma y por lo que calla.
      Primero, sobre el golpe fascista: Usted sacó el tema. Escribió: «Lo último capriles y maduro no son lo mismo. En el golpe de 2002 capriles comandaba grupos de choque fascistas que intentaron entrar a matar a todos los que estaban dentro de la embajada cubana (está filmado y se encuentra fácilmente en youtube) además de sus vínculos con el paramilitarismo colombiano (que desde 1998 asesinó a más de 200 dirigentes campesinos en venezuela)». Esto no es inocente. Usted escribe esto en momentos en que el gobierno de Venezuela, con el aplauso de gran parte de la izquierda, está diciendo que los que protestan son fascistas pagados por EEUU. Usted no dice palabra de esta acusación, y escribe lo que escribe. ¿Cómo quiere que se lo interprete? Pero no es sólo esto, porque se trata de un método. En este mismo comentario lo evidencia. Los médicos de hospitales públicos que protestan porque no hay insumos ni presupuesto, para usted son «punta de lanza de laboratorios privados y fábricas de insumos y maquinarias médicas». ¿No se da cuenta que no tengo NADA que ver con este tipo de argumentos, que están calcados de las infamias que siempre lanzaron los stalinos y los que predican la sumisión al Estado, en todo tiempo y lugar? Es la misma metodología que aplicaron a los periodistas que protestaron contra el cierre de periódicos; y contra los estudiantes; y contra todo el que se ubique por fuera del «proceso chavista». Mi crítica a los métodos de discusión en la izquierda tiene que ver con ESTO.

      Segundo, usted considera que hoy el chavismo es progresivo frente a la oposición burguesa. Ya le dije que no veo nada de progresivo, y expliqué por qué. Pero esta afirmación suya tampoco es inocente. Es la afirmación clave de la que se desprenden todos los «apoyos críticos».

      Tercero, aquí hay que hacer una caracterización del carácter de este régimen. Esto es lo que usted evita, con el argumento de siempre del tipo PC. «…es evidente que hay un sector burocrático encabezado por diosdado cabello que juega para el capital. Pero también es cierto que hay un sinfín de movimientos sociales… que intentan construir día a día un contrapoder dentro del proceso bolivariano» (énfasis mío). DENTRO del proceso bolivariano no hay manera de desarrollar independencia alguna de clase. Es la eterna excusa de los nacionalistas de izquierda y de los PC. «Hay que estar DENTRO del movimiento nacional, porque hay contradicciones», etc. ESTA ES LA VÍA DE LA COLABORACIÓN DE CLASES. Por esta razón usted no dice palabra de lo que he afirmado varias veces: el retroceso de las fuerzas productivas, el desquiciamiento de la economía, el enriquecimiento sin límites del lumpen burgués y el burócrata, la represión a los que se rebelan, conforman un TODO.

      Cuarto: No sólo considera que es progresivo, sino que el chavismo dio un nuevo impulso a las banderas por el socialismo en el mundo porque habría «reinstalado en el debate internacional la construcción del socialismo» (escrito por usted). ¿Sabe qué pienso de esto? Pues que es un disparate, lisa y llanamente. El desastre que provocó este régimen es un nuevo desastre para el socialismo. Toda la derecha defensora del mercado una vez más sale a decir «Vieron, fracasó de nuevo el socialismo». Esto es lo que resulta de no distinguirse de estos bonapartismos estatistas. Por eso he dicho varias veces que ésta es historia repetida. Aunque lamentablemente, las consecuencias las pagan los trabajadores (muchos intelectuales latinoamericanos, a lo sumo, perderán sus viajecitos a Venezuela).

      Por último, yo no le niego la posibilidad de dar a conocer sus posiciones aquí. En este blog escribe todo tipo de gente. Simplemente digo que no tengo nada que ver con su posición. NO ME UBICO DENTRO DE NINGÚN PROCESO «NACIONAL Y POPULAR», PARA QUE LE QUEDE CLARO. Esta posición la tomo porque considero que están llevando a nuevas derrotas a los trabajadores. Y lo digo con la mayor claridad posible. No tengo nada que ver con posiciones como las suyas. Esto no significa difamar, ni atacar personalmente. Pero sí significa trazar divisorias. En política hay alianzas y hay enfrentamientos. Con las posiciones tipo PC y chavistas, no tengo ninguna posibilidad de componenda. Como no las tengo con ninguna de las fuerzas burguesas que están en la oposición venezolana. Ya le dije, las considero a las dos de la misma naturaleza. Y esto no tengo por qué ocultarlo. Toda la orientación política que recorre este blog están en la vereda de enfrente de la orientación que usted expresa. Y esa orientación me parece nefasta para la lucha por el socialismo. Es exactamente lo opuesto de lo que usted afirma.

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      rolandoastarita

      10/03/2014 at 16:23

    • Rolando, no tengo intención de «quedarme con la última palabra» así que voy a responder un par de cosas acá y no voy a seguir con esto.
      Insisto que no estoy de acuerdo con las intuiciones que tenes respecto de lo que digo y que, en algunos casos, lisa y llanamente tergiversas.
      Primero, yo digo que capriles es un fascista y lo enmarco en el hecho concreto de lo que hizo en el golpe de 2002; derivar de ahí que tengo la teoría de que se viene un golpe en venezuela es cosa tuya. No lo dije no lo pienso. En todo caso me cabe la acusación de ser poco lúcido para ejemplificar por qué capriles es un fascista sin acudir a la referencia utilizada.
      Segundo, jamás propuse un apoyo crítico a la burocracia. No lo voy a volver a explicar. Que según tu visión y tu experiencia no se puede tener una tendencia siendo minoría en un proceso revolucionario (no de un movimiento nacionalista de izquierda o nacional, eso lo decís vos) y triunfar es una cosa pero sería bueno saber por qué, no creo que la respuesta sea por que si.
      Tercero, un nuevo ejemplo de tergiversación: si yo pongo corporación médica y vos interpretás médicos que luchan contra la falta de insumos; no me queda más que pensar que desconocés el tema y te amparás en cambiar lo que yo digo y decirme stalino. Voy a ser claro en esto, las corporaciones médicas venezolanas (no un médico que se esfuerza y lucha por mejoras de sus condiciones laborales y por las condiciones sanitarias del pueblo, lo aclaro para que no queden dudas) sacaron declaraciones diciendo que no iban a ir a atender a los barrios obreros en el sistema de salud pública y que los médicos y enfermeros que venían de cuba (mal que le pese a cualquiera la revolución y el pueblo más solidarios e internacionalistas) en realidad no sabían nada de medicina y venían a hacer una suerte de lavado de cerebro para imponer el comunismo. Yo no sé lo que pensás vos de esto, para mi es posicionarse del lado de la burguesía en contra del pueblo trabajador. Para ser más preciso aún, el sistema de salud en venezuela era totalmente privado y a partir de la rebelión de los sectores populares se empezó a crear un sistema público mixto estatal y comunal. Averiguá cuanto gana un anestesiólogo en el sistema privado de salud en venezuela y contame en que clase social lo ubicas. Por que si yo fuera malicioso te diría que tu postura es de colaboración de clases y toda una catarata que para mi sí son insultos. No creo que vos seas un colaboracionista, ni que le hagas el caldo gordo a la burguesía nada más no estás del todo familiarizado con el tema.
      En cuarto lugar, yo sí hago una caracterización que no desconoce en absoluto lo que pasa con la industria, con los enriquecimientos de la burocracia, con la devaluación y el estancamiento de las fuerzas productivas. Pasa que me pareció más interesante en vez de repetir lo que acuerdo con vos polemizar en base a las diferencias.
      En materia económica también es bueno señalar que, a partir de las cooperativas agrarias y la lucha que dan interna (que horror!) los movimientos campesinos por la agroecología; se pudo cambiar una tendencia que tenía el país basada casi exclusivamente en la renta petrolera. Esto implica que en venezuela se pasó de importar en 1998 el 51% de los alimentos que se consumian a importar el 30% en 2012 (no tengo datos más actualizados). Esto en un marco en el que aumentó un 81% el consumo de alimentos en el país. Digo, es como para tener en cuenta. No tengo noticias sobre el uso de transgénicos y agrotóxicos; pero entiendo que no están permitidos (si me equivoco es para denunciar).
      En fin, yo creo que una tarea muy importante para la etapa que vivimos en el país y el continente es la de ampliar cada vez más el campo de la izquierda. No creo que tratando de pararse de la vereda de enfrente, de ser el paladín del marxismo se logre esto. Puede ser que me equivoque, pero estoy convencido (y milito a diario con esa idea) que tenemos que dar un debate amplio y profundo buscando compañeros y compañeras, no tratando de etiquetar cada vez a un mayor número de enemigos.
      Abrazo

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      guido

      10/03/2014 at 17:54

    • No me motiva seguir esto. Son las típicas discusiones que tenía en los 70 con los PC. Tampoco sé para qué le puede servir leer este blog. Pienso que sólo la profunda derrota del socialismo puede explicar la aceptación que tienen argumentos como los suyos. Sólo una derrota ideológica y política profundísima del socialismo puede explicar que hayan tomado a una mediocridad oportunista como Chávez, y a los milicos venezolanos, como vanguardia de la regeneración del socialismo mundial.
      Simplemente deseo remarcar que estoy en la vereda de enfrente de sus posiciones. No me interesa ninguna «unidad de izquierda» con los que defienden la colaboración de clases con el Estado capitalista y el lumpen burgués. Por eso, no pierda más el tiempo con un «marxista irreductible». Seguramente va a encontrar muchos compañeros interesados en la «unidad amplia de la izquierda» entre la militancia del PC y del nacionalismo popular. Pienso que con esa gente «amplia de criterio» se va a sentir muy a gusto.

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      rolandoastarita

      10/03/2014 at 23:38

    • Estimado Guido

      Es evidente que Usted no vive en Venezuela. Sólo me referiré a sus comentarios sobre los logros «descomunales» en salud logrados por el régimen chavista.

      Primero y principal, muchas de las estadísticas oficiales de salud son «truchas», falsas. Esto es como el INE en Argentina.

      Para muestra, vale un botón. Aquí se ha dado el caso que el Boletín Epidemiológico Semanal de las enfermedades de denuncia obligatoria, existente desde la fundación del Ministerio de Sanidad en 1936, -ahora de Salud- era publicado religiosamente todas las semanas y distribuido a TODOS los servicios de salud pública. En el régimen chavista han existido períodos en que no se publicó este boletín por considerarlo un secreto de estado.

      Por otro lado, si hablamos de enfermedades endémicas, el paludismo, cuyo control es estratégico para el país, en el año 2013 tuvo un récord de casos, que no se veía desde hace décadas. Y eso que muchos casos no son incluidos en las estadísticas. Ni hablemos del dengue. Estas enfermedades actualmente están fuera de control. El régimen chavista en 15 años se encargó de liquidar los programas de control de estas enfermedades. Recordemos que Venezuela fue, en sus buenas épocas, un modelo internacional de la lucha contra el paludismo.

      Hoy, 10 de marzo, es el día del médico en Venezuela. Los médicos venezolanos y el personal de salud están protestando en este momento en las calles, y en todo el país, por la situación calamitosa, nunca antes vista -literalmente- de todos los servicios de salud pública -hospitales y ambulatorios- del país.

      La situación es catastrófica. Tan catastrófica que ningún venezolano con algo de sentido común quiere pisar un hospital. Y si lo pisa, es debido a que no tiene más remedio. Con la violencia existente, son prácticamente hospitales de guerra, totalmente desmantelados. No hay medicamentos, no hay material médico-quirúrgico, no hay médicos especialistas -muchos renunciaron por los salarios míseros y la inseguridad-, no hay mantenimiento, no funcionan los ascensores, tampoco los aires acondicionados, los equipos de Rx, faltan reactivos en los laboratorios, etc. etc. etc. Hasta ha faltado la comida para los enfermos en algunos hospitales.

      Esa es la realidad de la salud pública en Venezuela. Son hechos concretos, comprobables, y como dice el dicho popular, «lo que está a la vista no necesita anteojos». Si viene a Venezuela pregúntele a cualquier persona qué opina de la salud pública del país y verá que aún los chavistas de a pie le darán una opinión absolutamente negativa.

      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      10/03/2014 at 18:50

  9. Estimado Manuel Salgado

    Creo que de sus comentarios no se desprende ni en forma aproximada lo que realmente significa un régimen bonapartista burgués.

    Creo que la mejor explicación que he leído, además de las de Trotsky, es la de George Novack, en su libro Democracia y Revolución, capítulo Bonapartismo, Dictadura Militar, Fascismo. Lamentablemente la cita es larga –ver más abajo- pero refleja en detalle qué es el bonapartismo, concepto que, por cierto, no viene de la caracterización del régimen de Luis Bonaparte, sobrino, sino del régimen de su tío, Napoleón Bonaparte.

    “El primer paso para alejarse de un decrépito parlamentarismo es el bonapartismo. Tal es una dictadura burocrático-militar nacida de una confrontación de fuerzas de clases abiertamente antagónicas profundizada pero incompletamente resuelta.

    A diferencia del orden parlamentario que se basa en una mayoría (presumiblemente) elegida de forma democrática y su representación de partido, el principal apoyo de un régimen de tipo bonapartista se encuentra en la policía, el ejército y el aparato administrativo.

    El bonapartismo lleva a un límite extremo la concentración de poderes en la dirección del estado, algo ya discernible en las democracias imperialistas contemporáneas. Todas las decisiones políticas importantes están centralizadas en un único individuo dotado de extraordinarios poderes de emergencia. Habla y actúa no como servidor del parlamento, como el premier, sino en su propio derecho, como el «hombre del destino» que ha sido llamado a rescatar a la nación en su hora de peligro mortal.

    Aunque el «hombre a caballo» usurpe la autoridad por la fuerza extraparlamentaria o bajo una cobertura legal, la ejerce por decreto. Su régimen no necesita desmantelar o descartar completamente las instituciones o partidos parlamentarios en seguida; lo que hace es volverlos impotentes. A lo mejor, les permite sobrevivir garantizando que jueguen meramente papeles supernumerarios y decorativos. Ya se limiten a dar el visto bueno o a resistir los mandatos que vienen desde arriba, éstos prevalecen como ley del territorio. El dictador puede pagar un hipócrita tributo a la tradición del consenso popular por medio de plebiscitos ocasionales en los que el pueblo es preguntado para ratificar alguna propuesta del gobierno. Pero esta consulta puramente formal normalmente va acompañada de una atmósfera de intimidación, en la que los propagandistas de la camarilla dominante predicen las más horribles consecuencias a menos que la proposición sea confirmada.

    El régimen bonapartista hace gran gala de su total independencia respecto de intereses especiales. Su cabeza proclama invariablemente estar por encima de las facciones alborotadoras de partidos que han llevado el desorden a la nación y la han conducido al borde de la ruina, de la que él, providencialmente, la ha librado a tiempo. Se exhibe como el custodio ungido de los valores eternos, el verdadero espíritu del pueblo que ha sido sacrificado por camarillas en disputa que sólo buscaban su propio beneficio, o amenazado por manejistas extranjeros y subversivos.

    En realidad, el «hombre de hierro», para lo que ha sido mandado es para defender los intereses sociales de los magnates del capital, apagando los conflictos de clase que crearon la posibilidad de existencia de su despotismo. Puede cobrar a los propietarios un alto precio por llevar a cabo tales saludables servicios. Pide para su camarilla y la cohorte de seguidores un porcentaje de los emolumentos de servicio mayor de lo que podría pedir un agente subordinado más dócil. Aunque la alta burguesía pudiera apretar los dientes por el alto costo del experimento bonapartista, prefiere pagar, no vaya a ser peor lo que venga.

    Pese a su exhibición de fuerza, el bonapartismo se halla agrietado desde su nacimiento por serias debilidades. La dictadura personal extraparlamentaria descansa sobre una estrecha base social. No necesita que las clases medias agrarias ni urbanas la apoyen cálidamente, ni que nadie la reciba bien, como no sean los obreros más atrasados. Su vitalidad se deriva no de ninguna fidelidad entusiasta de la población, sino de los organismos fundamentales de coerción del estado, el aparato militar, la policía y la burocracia. Ya que toma el poder como instrumento de una única fracción de las clases poseedoras y no de los capitalistas en su conjunto, el régimen es susceptible de tijeretazos y socabamientos de otros competidores por ocupar el primer lugar. Habiendo subido a los puestos más altos a base de neutralizar las fuerzas mutuamente antagónicas del proletariado y los explotadores, el bonapartismo puede empezar a derrumbarse en cuanto estos campos irreconciliables superan su parálisis y vuelven otra vez a enzarzarse el uno con el otro.”

    La caracterización de Novack es casi un retrato hablado del régimen bonapartista burgués chavista, así como del régimen bonapartista burgués peronista desde el año 1946 hasta 1955.

    Saludos cordiales

    PD: Si me pasa su e-email le puedo enviar el libro de Novack digitalizado.

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    La duda metódica

    09/03/2014 at 16:01

    • Gracias por continuar el debate, compañero «La duda métodica». El debate es largo. Voy a intentar resumir para no latear.

      1) La citas de los autores que le presento más arriba (los tres) se basan en la caracterización bonapartismo/cesarismo de Gramsci, que sí toma lo que sucedió en la Francia de 1851

      2) Sé que Trotsky acuña el concepto bonapartismo tomando como ejemplo la RF, pero me parece que él mismo cae en cierto error (no me malentienda, pienso que el trotskysmo es la tradición marxista más lúcida, una con la cual se puede entrar a discutir verdaderamente -a diferencia del guevarismo, el maoísmo, el autonomismo, el estalinismo, etc):

      – Iguala la mécanica de una revolución obrera con la de las revoluciones burguesas (llega a decir que Lenin fue algo así como el Crommwell ruso, si mal no recuerdo)

      Por su parte la tradición trostkysta (heterogénea en sí misma),

      – Yerra y cae en un taxonomismo no sistemático al trasladar el concepto bonapartismo a AL. Por poner un ejemplo, Moreno llega a presentarnos los siguientes tipos de gobierno en cierto momento: bonapartismo progresivo, bonapartismo reaccionario, bonapartismo sui generis o semicolonial, bonapartismo burocrático, bonapartismo prefascista, bonapartismo postfascista, bonapartismo kerenskista, etc (y estas categorías parten de distintos criterios, como fase capitalista, posición en la cadena mundial, posición de la clase explotadora doméstica, etc)

      3) La cita que usted me presenta de Novack (del cual tengo algún texto) no me muestra un análisis de clase que considere viable y ayude a los explotados en su lucha práctica. La misma pareciera caer en una mera descripción del gobierno carismático de Weber. Omite la base social de los distintos tipos de gobierno (más allá de mencionar el ejército y alguna fracción burguesa). Ningún tipo de gobierno, de ningún tipo (incluso más allá de la sociedad de clases) se sostiene tan frágilmente como propone Novack. Ni siquiera el fascismo alemán (al cual pareciera analogar Novack al bonapartismo según la cita).

      4) Mi punto es que existe una gran confusión en lo que respecta al «momento político» de la formaciones capitalistas. Por ejemplo, el compañero Astarita afirma dar cuenta con este concepto de una «forma de Estado», cuando Moreno (y Trotsky también) sostiene que es una «forma de gobierno». La relación Estado (determinación de clase) / régimen (imbricación institucional) / gobierno (personas concretas que componen un régimen) -esto, según la clasificación de Moreno-, nunca ha estado muy clara para el marxismo. No se tiene claro a qué nivel hablar de «bonapartismo» (Estado, régimen, gobierno, etc). Es por esto que se necesita desarrollar teoría (concreta) para generar mejores comprensiones que nos ayuden en la lucha de clases. La otra alternativa es quedarse en la afirmación de Zavaleta Mercado («el principio de reiterabilidad no es propio de la esfera política de las formaciones capitalistas, por lo que los conceptos científicos aquí no tienen demasiado lugar»); por mi parte siento que Zavaleta Mercado está errado.

      5) No soy chavista ni frentepopulista, pero calcar lo que viene sucediendo en Venezuela desde 1998 con la cita de Novack me parece equivocado. Así, actuaremos mal en la lucha de clase si estamos del lado de los explotados. El chavismo sí ha calado en amplias fracciones explotadas (no necesariamente «atrasadas»), como también lo ha hecho en sectores pequeño-propietarios con polarización obrera. También ha calado en fracciones burguesas e incluso en capitalistas como tales. Tampoco en Venezuela el parlamento es una mera «pantalla», o los partidos burgueses tradicionales solo «decoración». La democracia representativa (una forma de dictadura capitalista) se encuentra aún muy vigente y los mecanismos plebiscitarios son mero acompañamiento

      La cuestión es cómo revertir este proceso, como reconducirlo más allá del «populismo» hacia un obrerismo genuino, cómo mostrar a los explotados de AL que una transición al socialismo (o socialista) en la cual: a) se toma como inspiración a un aristócrata contrario a los productores/explotados (Bolívar); b) se establece sin ambages que hay que confiar en la burguesía nacional; c) se llama a invertir a los capitalistas mostrándoles que pueden obtener hasta un 30% de ganancia….es poco más que demagogia…

      De nuevo, gracias por el debate (envío mi correo por si sigue interesado en enviarme el texto de Novack: alta.composicion.organica@gmail.com)

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      Manuel Salgado

      09/03/2014 at 17:25

    • EL MIO ES manuel.parra.astorga@gmail.com me gustaria q me lo mandase compañero

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      Manuel Parra

      09/03/2014 at 19:11

  10. Estimado Manuel Salgado

    Creo que Usted con sus comentarios sobre la caracterización del régimen chavista -si bonapartista o no o que se entiende por bonapartismo- le está buscando cinco patas al gato.

    Lo hechos transcurridos durante 15 años en Venezuela demuestran que el régimen chavista no es un régimen democrático burgués normal. Para definir lo normal diríamos que existe una división clara -independencia relativa- entre los tres poderes: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial. Existen en este régimen libertades democráticas de manifestación, asociación, sindicalización, de expresión, prensa, etc. George Novack elabora una buena caracterización de este tipo de régimen -el democrático burgués- en su libro Democracia y Revolución.

    Ahora bien, Novack plantea que cuando este tipo de régimen entra en crisis, puede derivar hacia tres tipos fundamentales de régimen: el bonapartismo, la dictadura militar y el fascismo. Justamente en el capítulo titulado Bonapartismo, Dictadura Militar y Fascismo, elabora la caracterización de cada uno de estos regímenes, planteando con bastante detalle cuales son las diferencias esenciales entre ellos. Por supuesto, estas caracterizaciones son fundamentales para orientar correctamente la política de cualquier partido de izquierda que se proclame marxista.

    En resumen, y aunque sea en forma esquemática, ante el régimen chavista debemos hacernos algunas preguntas para caracterizarlo.

    La primera y elemental, ¿Es un régimen burgués o socialista? Definitivamente es un régimen burgués, que ha marchado en la perspectiva de fortalecer un capitalismo de estado. No es un régimen socialista. Las relaciones de producción no han cambiado en lo esencial. El estado Venezolano sigue siendo un estado capitalista, con explotadores y explotados.

    La segunda pregunta: ¿Es un régimen democrático burgués normal? Definitivamente, no lo es. En este aspecto, el régimen chavista es, fundamentalmente, un régimen de poder personal, que se apoya en las FFAA, la policía y el aparato burocrático del estado -y se le puede agregar ahora un cuarto apoyo: los grupos paramilitares-.

    Cuando hablamos del aparato burocrático del estado estamos incluyendo, además del Poder Ejecutivo, con sus Ministerios, también al Poder Legislativo y al Poder Judicial. Chávez tuvo en sus manos el control absoluto de los tres poderes.

    El Parlamento -Asamblea Nacional- siempre fue un adorno inútil durante su régimen. Las leyes habilitantes otorgadas por el parlamento a Chávez, hicieron que las funciones del Poder Legislativo quedaran en la nada. Chávez, cual Napoleón, era el Poder Legislativo en persona. En cuanto al Poder Judicial, el régimen chavista barrió a todos los jueces que no fueran incondicionales. La justicia que se administra en Venezuela es la justicia chavista. Si a esto le agregamos el control total del Consejo Nacional Electoral (CNE), la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público, tenemos una imagen más completa de la caracterización. Chávez manejó al país como si fuera una hacienda propia.

    Por otro lado, es un régimen que ha restringido las libertades democráticas en forma importante. Para demostrarlo utilizaremos un sólo ejemplo, de los muchos que existen. A nivel sindical el régimen chavista incluyó un artículo en la Constitución de 1999 que puso en manos del Consejo Nacional Electoral (CNE) -chavista- la autorización y organización de las elecciones sindicales. Un atentado directo, brutal, contra la libertad sindical. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) le ha reclamado al Estado venezolano en varias oportunidades la eliminación de este artículo. ¿Consecuencias de este artículo? Liquidación de los sindicatos independientes y creación de cientos de sindicatos de maletín, que no representan ni a su mamá. Resultado: control estatal, atomización y división del movimiento obrero. Pequeño detalle, ¿no? ¿Puede existir gente que se reivindique marxista que apoye semejante barbaridad?

    Por último, a este tipo de régimen, cuyo poder se encuentra concentrado en una persona, se le llama, no le encuentro otro nombre, régimen bonapartista burgués -sin ningún otro apellido-. Y Novack lo diferencia muy bien de un régimen democrático burgués a secas, de una dictadura militar y también de un régimen fascista. Por supuesto, la realidad es muy rica y siempre existen muchas variantes intermedias. Pero el núcleo esencial de la caracterización de lo que es el bonapartismo está muy bien fundamentado. Y en América Latina -nos guste o no nos guste- existen varios ejemplos de este tipo de régimen, además del chavista. Quizás los más emblemáticos fueron el de Lázaro Cárdenas en México y el de Perón en Argentina.

    Por eso creo, estimado Manuel, que todos sus razonamientos teóricos sobre el bonapartismo, con citas de varios autores, no van al núcleo, a la esencia del fenómeno que estamos analizando. El régimen bonapartista existe, está vivito y coleando en Venezuela, y lo estamos sufriendo a sangre y fuego. Aunque se encuentra en estos momentos en una crisis profunda, debido -entre otros aspectos- a que ya no existe su Napoleón Bonaparte.

    Saludos cordiales

    P.D. Ya le envié el libro de Novack por e-mail

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    La duda metódica

    10/03/2014 at 21:10

    • Bueno, obviamente usted vive en el país llanero y pareciera tener bastante información. Por mi parte, he leído algunos textos que intentan un análisis objetivo del proceso venezolano desde el paradigma marxista. No soy un experto (aunque no creo en los expertos). Lo de los sindicatos sí lo leí en algún lado…

      Voy a ser claro y sintético para que no existan dudas:

      1) Repito, no soy chavista ni frentepopulista. Tampoco creo que el «poder popular» le ayude a los explotados (siempre incluye dentro de él a fracciones capitalistas -basta ver al mir chileno en los 1970s).

      2) En Venezuela hay capitalismo y relaciones de explotación capitalistas (nunca he sostenido nada distinto).

      3) Póngase la etiqueta que se le ponga, ningún gobierno capitalista (menos todavía un «régimen» o un «estado») tiene su fundamento en el «poder personal». Siempre tiene una «base de clase»; y es a esto a lo que un análisis marxista debe apuntar. No por nada los marxistas siempre han intentado realizar una explicación clasista de la «aberración» fascista (Poulantzas, por ejemplo). Aún diría más, el «poder personal» es una contradicción en los términos (poder es una relación social…y esto no es una mera sutileza teórica, sino veamos donde terminó toni negri y el autonomismo)

      4) Igualar a Perón con Cárdenas es un error; más todavía es vincularlos con el chavismo. Si realizamos la primera operación no estamos haciendo otra cosa que otorgarle una etiqueta «marxista» al «populismo» caro a la sociología burguesa. Ya Ian Roxborough criticó en los 1980s este error (que es un error derivado de insuficiente investigación histórica). Le envío la ficha que hice de su texto:

      http://marxsimoanticapitalista.blogspot.com/2013/12/fichas-sobre-al-roxborough-cueva.html

      5) Lo último: eso del régimen democrático burgués normal (como categoría) me parece dudoso. Así como nunca existió una «revolución democrático-burguesa» (engañifa tomada por el estalinismo) -como señalan Davidson, Callinicos, Anderson, etc-, la democracia burguesa normal, repito, me parece dudosa como categoría estructurante. Más todavía entendiendo que el libro de Novack es de los 1950s, un momento donde ni siquiera existía voto universal en el país capitalista modelo (eeuu). Hasta hoy las «democracias burguesas normales» son monarquías…y esto no es mera decoración (si no pregúntenle a los españoles)…

      Por mi parte quedo hasta aquí,

      cualquier otra cosa nos comunicamos por correo,

      atte
      msm

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      Manuel Salgado

      10/03/2014 at 23:08

    • Estimado compañero la duda metódica se equivoco yo Manuel PARRA le solicite el libro el otro compañero se llama Manuel SALGADO ,por favor no me confunda con el pues mis opiniones sobre la situación en Chile(yo soy chileno) distan mucho de las del señor SALGADO

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      Manuel Parra

      11/03/2014 at 11:54

  11. Estimado Manuel Parra

    Le envié el libro a los dos: a Manuel Salgado y a Usted.

    Los dos me lo solicitaron. No hubo confusión.

    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    11/03/2014 at 12:24

  12. Para los que apoyan desde la izquierda al régimen bonapartista burgués chavista.

    Aquí va una buena caracterización de lo que es el régimen chavista, escrita en el año 2007 por Teodoro Petkoff, director del periódico TalCual de Venezuela. Por supuesto, muchos cuestionarán a Petkoff, por ser un dirigente de la MUD, vendido, etc. Pero eso no quita que es una caracterización que refleja con mucha precisión lo que es realmente el régimen chavista. Los que quieran saber más sobre la trayectoria de Petkoff pueden leer su biografía en Wikipedia.

    «¿Quién apoya a Chávez?

    Editorial de Teodoro Petkoff
    Periódico Tal Cual
    24/05/07

    A estas alturas del partido vale la pena preguntarse por la estructura social del poder de Hugo Chávez.

    ¿Cuál es la naturaleza del régimen? ¿Qué sectores sociales le sirven de soporte?

    Una primera aproximación permitiría definirlo como un régimen bonapartista (el calificativo alude al segundo Napoleón, llamado “el pequeño”).

    Aunque la presidencia de Chávez no surgió de un golpe de Estado militar, la columna vertebral de su poder es la Fuerza Armada Nacional. No existiendo hoy ninguna clase social a la que pudiera definirse como dominante, la institución armada, colocada por encima de las clases sociales, conducida por el caudillo, ejerce el rol de estamento dominante.

    Con el apoyo de ésta, Chávez ha venido protagonizando una suerte de golpe de Estado permanente, tragándose, uno tras otro, a todos los poderes públicos, mientras la FAN se consolida como árbitro y tutor de la sociedad. No se trata pues, de un mero gobierno militar, en el sentido en que pudo haberlo sido el de Pérez Jiménez, que, en última instancia, era vicario de intereses económico-sociales predominantes, incluyendo los del imperialismo gringo de entonces, sino de un régimen militar relativamente autónomo respecto de clases sociales.

    Pero, simultáneamente, posee una fuente de legitimidad de origen popular. No son ni la clase media ni la clase obrera los cimientos del poder chavista, pero sí es en esa inmensa masa de población urbana, que pudiera denominarse pobrecía, donde se encuentra la viga maestra de la fuerza social que respalda al régimen. No es una clase social propiamente dicha, sino el resultado de la desintegración social provocada por una economía petroestatal, incapaz de absorber las porciones crecientes de venezolanos que cada año ingresan al mercado laboral, estimados hoy en unos 400 mil. Se aglomeran allí millones de desclasados: trabajadores informales, desempleados crónicos, miles y miles de amas de casa superempobrecidas, ex campesinos engullidos por la ciudad y un extenso lumpen proletariat –todos víctimas de un sistema que va moliendo a la parte más vulnerable de la sociedad, dejando una suerte de residuo de desheredados, prestos a reciclar lo único que les queda, la pobreza y la esperanza, con cualquier caudillo carismático que se aparezca en el horizonte.

    Pero, mientras hoy la vieja burguesía venezolana, siempre débil, verdadero cero a la izquierda político, se debate entre sus convicciones y sus negocios, está naciendo una nueva burguesía, llamémosla burocrática (la “acumulación primitiva” en la cual se origina está en la corrupción administrativa), que si bien no ejerce un rol dominante en tanto que clase social, sí asume como suyos los valores del bonapartismo chavista y se siente a sus anchas con éste. Pronto, desde luego, se entrelazará, económica y socialmente, con la vieja burguesía.

    Un “regreso al futuro” puede vivirse leyendo sobre el México de 1927 en adelante, cuando de la revolución lo que surgió fue el PRI, los Azcárragas, los Slims y tutti quanti. Por ahí vamos.

    Bonapartismo más poder de los nuevos ricos.»

    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    11/03/2014 at 18:15

  13. No tiene mucho que ver con el tema, pero qué habría hecho usted en lugar de Stalin, Rolando? ¿Dejar que Alemania ocupe toda Polonia?

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    Bruno

    23/03/2014 at 15:50

    • No tengo manera de responder una pregunta absurda.

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      rolandoastarita

      23/03/2014 at 17:55

    • Hola Rolando, gracias por responder.

      Discúlpeme pero no veo el absurdo en mi pregunta, voy a formularla nuevamente: usted ve mal lo tratado en Ribentrop-Molotov. Y le pregunto qué linea de acción considera la correcta en una circunstancia como la que vivía la URSS en ese momento.

      Por otra parte en el inicio de su artículo usted escribe: «También sostuve que los socialistas no deberían ayudar al fortalecimiento del aparato represivo estatal.»
      Si esto es así, los socialistas no deberían apoyar el fortalecimiento del ejército, policías y demás fuerzas represivas. Pero si un joven estado socialista no tiene un ejército fuerte y un aparato policíaco interno vigoroso, ¿cómo se defiende de las amenazas, tanto internas como externas?

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      Bruno

      23/03/2014 at 23:06

    • Primero, lo que se critica en la nota es la idea de que el socialismo se implanta (fue el caso de Polonia) a fuerza de ocupación militar, y con total desprecio de lo que piensan los trabajadores. En segundo lugar, el pacto RM no se puede juzgar al margen de la situación a la que había llevado el stalinismo a la URSS en 1939. Ya habían ocurrido las grandes purgas, miles de revolucionarios habían sido eliminados, la Tercera Internacional llevada a la parálisis, la alianza obrera campesina se había roto con la colectivización forzosa, el Ejército Rojo «purgado»… Si soy crítico de toda esa evolución, ¿qué sentido tiene preguntarme qué hubiera hecho en 1939 en lugar de Stalin? Lo primero que hay que preguntarse es por qué la URSS había llegado a la situación en que se encontró en 1939.

      Por otra parte, en la nota se sostiene que los socialistas estamos en contra del fortalecimiento de un Estado capitalista. Jamás negué que un Estado obrero necesite una milicia. Pero una milicia subordinada al poder de los trabajadores (y con el objetivo de acabar con toda forma de Estado). ¿Qué tiene que ver eso con apoyar un bonapartismo burocrático burgués como es el chavismo?

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      rolandoastarita

      24/03/2014 at 00:36

    • «Primero, lo que se critica en la nota es la idea de que el socialismo se implanta (fue el caso de Polonia) a fuerza de ocupación militar, y con total desprecio de lo que piensan los trabajadores»

      Lo que «ocupó» el Ejército Rojo fueron las partes occidentales de la Repúblicas Socialistas Soviéticas de Bielorrusia y Ucrania, que estaban bajo la administración del gobierno fascista y pronazi de Polonia desde 1922. Polonia, estrictamente hablando, se la quedaron los nazis. La pregunta que se impone en todo caso es: ¿Y qué pensaban los trabajadores bielorrusos y ucranianos que vivieron bajo la dictadura polaca entre 1922 y 1939? La lista de desagravios es larga y la lucha contra esa dictadura también, pero los que hablan de «desprecio» (como usted) no saben absolutamente nada de esto y se refugian en entelequias ideológicas abstractas sin contacto de la realidad concreta. ¿Sabe usted si bajo la Polonia de los coroneles se podía estudiar ucraniano, bielorruso o ruso en las escuelas e institutos de las regiones mencionadas y en las que la población ucraniana y bielorrusa eran mayoritarias se forma aplastante? ¿Puede citar una sola huelga de trabajadores de estas regiones? Seguro que es incapaz de citar ninguna, cuando la lista, como he dicho, es larga. Por cierto, la represión polaca también es larga.

      «En segundo lugar, el pacto RM no se puede juzgar al margen de la situación a la que había llevado el stalinismo a la URSS en 1939»

      ¿Y eso por qué? ¿Por un capricho arbitrario suyo? Bien, veamos qué dice la Historia de si se puede o no juzgar al margen del stalinismo el Pacto Germano-Soviético.

      Primera lección de Historia: El pacto fue predicho.
      En fecha tan temprana como 1934, el avispado embajador de Francia acreditado en Moscú, Charles Alphand, gran anticomunista pero a la vez sincero partidario de la alianza militar franco-soviético (intereses imperialistas franceses en competencia con otros intereses imperialistas, en este caso, alemanes, obligan) ya advirtió a su gobierno que si el Kremlin percibía que la URSS era abandonada por Francia y Gran Bretaña, Stalin se volvería hacia el Reich. ¡Cómo que no se puede juzgar el Pacto Germano-Soviético antes del stalinismo de 1939! ¡Un francés muy bien situado lo cantó en 1934!

      Segunda lección de Historia: confirmación de la primera lección.
      En 1938, el Comisario del Pueblo de Asuntos Exteriores, Maxim Litvinov amenazó públicamente a Lord Halifax, desde la tribuna de la Sociedad de Naciones, con romper la política de seguridad colectiva seguida hasta ese momento y dejar a Alemania las manos libres en Europa si Checoslovaquia era sacrificada. Esto lo escuchó personalmente Lord Halifax, antes de la Conferencia de Munich, en vivo y en directo, de boca de Litvinov, dejando clarírismo que la URSS no se iba a quedar de brazos cruzados si británicos y franceses le negaban una alianza militar en toda regla: ¡la misma que se había producido en 1914! Detrás de la expresión «dejar a Alemania las manos libres en Europa» sólo se está blandiendo la amenaza de un pacto con Hitler. Así pues, en 1938, mucho antes de un año de la firma del famoso pacto, Litvinov dejó meridianamente claro que la URSS se volvería hacia Alemania si franceses y británicos no cambiaban de actitud. Hoy sabemos que ni Francia ni Gran Bretaña cambiaron de actitud y también sabemos que la URSS cumplió su palabra, es decir, que la amenaza de Litvinov se hizo realidad. ¿Se entiende ahora que el embajador de Francia Alphand hilaba fino, pero que muy fino?

      Tercera lección de Historia: los que apoyaron el pacto. Sir Winston Churchill en vivo y en directo.
      Exactamente el 1 de octubre de 1939 en un discurso radiofónico sobre Polonia, derrotada y desmembrada apenas unos días antes, Churchill se permitio el lujo de alegrarse de que la URSS hubiese convertido el territorio recientemente conquistado en su nueva línea defensiva occidental contra la expansión alemana hacia el Este. «Rusia había seguido una fría política de interés nacional. Ciertamente habríamos deseado que los ejércitos rusos estuviesen en su línea actual en tanto que amigos y aliados y no como invasores de Polonia. Pero el hecho de que los ejércitos rusos se encuentren en esa línea era claramente necesario para la seguridad de Rusia contra la amenaza nazi. […] La clave […] de la acción de Rusia […] es el interés nacional ruso. No puede ser de conformidad a los intereses de la seguridad de Rusia ver a Alemania instalarse en los accesos del mar Negro, sumergir a los Estados y someter a los pueblos eslavos del Sureste de Europa. Esto iría en contra de los intereses vitales históricos de Rusia.» (Citado por Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars: From World War to Cold War, 1939-1953, New Haven & London, Yale University Press, 2006, p. 38). Esta declaración de Churchill es, pese a quien pese, su aprobación del pacto germano-soviético. Pequeña disquisión: ya sabemos que Churchill, en sus memorias de post-guerra (plena Guerra Fría) dijo aquello de que el Pacto Germano-Soviético cayó como una bomba sorda en medio de la tranquilidad de una tarde de verano, invocando una supuesta «sorpresa» (desagradable) que nunca existió. Ni que decir tiene que Churchill miente en sus memorias (The Second World War) como así lo demuestran sus propias declaraciones en «vivo y en directo» del 1 de octubre de 1939 por la BBC de Londres.

      Cuarta lección de Historia: los que apoyaron el pacto. Sir Neville Chamberlain (en privado).
      Chamberlain, el simbolo del Appeasement, de esa política cobarde y derrotista permante frente al Eje Berlín-Roma, también aprobó la decisión soviética de firmar un pacto con Hitler, pero lo hizo excluvisamente amparándose en el secreto de su correspondencia privada con una hermana suya (G. Roberts, Stalin’s Wars, op. cit., nota 18, p. 382).

      Conclusión: usted se escuda en la monserga del «stalinisimo de 1939» para no responder a la cuestión. Alphand y Litvinov cantaron el Pacto antes de producirse: en su calidad de diplomáticos, no juzgan el pacto, porque eso es totalmente secundario: sino que advierten de su necesidad (la necesidad obliga: siempre). Churchill y Chamberlain lo juzgaron favorablemente sin entrar en rumias ideológicas innecesarias.

      Lo que viene a continuación sencillamente sobra. Usted se dedica a marear la perdiz (ideológica) para no entrar en terreno político. Los asuntos internos de la URSS no tienen absolutamente nada que ver con las relaciones internacionales, excepto un caso: el caso Tujachevsky, que inauguró la limpieza de indeseables y sospechosos dentro de las filas del Ejército Rojo. En la medida en que las embajadadas de Francia y Gran Bretaña estaban al tanto de las andanzas del mariscal, se entiende mucho mejor las posturas tanto de Francia como de Gran Bretaña. Para qué embarcarse en alianzas «raras» con la URSS de Stalin si sabían que una conspiración para derribarlo estaba en marcha: una alianza militar hubiese fortalecido a Stalin frente a sus enemigos del interior. Hasta 1937 este argumento es perfectamente lógico y válido. Después, con el descubrimiento del «pastel», ya no tanto, porque el enemigo interior es virtualmente inexistente; sin embargo, el enemigo exterior (la Alemania nazi) es mucho más poderosa que antes y además sigue creciendo.

      «Pero una milicia subordinada al poder de los trabajadores (y con el objetivo de acabar con toda forma de Estado).»

      Esto es una chorrada. Con el Estado no se acaba ni se puede acabar. Como bien dice Marx, el Estado, genuino producto de la división de la sociedad en clases sociales, se extinguirá de forma natural (es decir, paulatinamente, sin que la gente se dé cuenta de ello porque será un proceso de muchos años, puede que siglos) a la vez que irán desapareciendo las mismas clases sociales. Esa desaparición es el «objeto» de la sociedad socialista, antesala de la sociedad comunista, en la que ya no habrá clases sociales ni, por supuesto, ninguna forma de Estado. Más cerca en el tiempo, la sociedad socialista empieza cuando la clase explotada, los trabajadores, se hacen con el control del Estado capitalista y lo transforman en Estado socialista, es decir, un Estado que en vez de defender los intereses de los explotadores, se dedique a defender los intereses de los explotados, REPRIMIENDO con todas sus fuerzas cualquier intento de los explotadores por volver a la situación de privilegio que gozaron anteriormente.

      «¿Qué tiene que ver eso con apoyar un bonapartismo burocrático burgués como el chavismo?»
      Tiene que ver mucho, y así lo dejan claro como el agua los datos macroeconómicos venezolanos. La pobreza extrema ha retrocedido un montón en los últimos 20 años. Los que protestan son justamente los miembros de las clases privilegiadas. No hace falta ser un lince para comprobar esto. Así pues, el chavismo va en la dirección correcta. ¿Que podría ir más de prisa? Pues a lo mejor, pero ojo, aquí el más pequeño error se paga… carísimo, además. Y creo que el ejemplo de la URSS lo manifiesta fehacientemente.

      Pero aparte de esto, me llama la atención tan grandilocuente como redundante «definición». Mucho me temo que «bonapartismo» y «burgués» son la misma cosa, a menos que usted haya descubierto algún «bonapartismo no burgués» (jajajajaja…). Por cuanto se refiere al burocratismo, por lo poco que sé, en Venezuela existe un Estado, que como todo Estado es burocrático. Así pues, si el Estado venezolano chavista es burgués cabe preguntarse por qué todos los burgueses del planeta Tierra ladran como perros rabiosos en contra de Chávez, de Maduro y de lo que representan. Si fuera tan burgués como dice este señor, sigo yo que, por lógica, se esperaría un cierto apoyo, una cierta comprensión por parte de Obama, de Cameron, de Rajoy y un largo etc…. Aunque quién sabe… a lo mejor resulta que son los Obama, los Cameron y los Rajoy los que son «anti-burgueses» (y yo sin enterarme…. Grin)

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      Bruno

      24/03/2014 at 23:32

    • Le pido comentarios más cortos, éste no es un espacio para colgar artículos. Menos todavía para contar toda esta historia que no tiene punto que ver con la nota.

      Por otra parte, la nota critica el método stalinista de implantar el socialismo a fuerza de represión y bayoneta (la colectivización forzosa en la URSS fue otro ejemplo). No se trata de «entelequias», sino de hechos concretos, que afectaron profundamente al socialismo. Lamentablemente, gente como usted las sigue defendiendo. Es contra esto que estoy discutiendo. Considero que la derecha y la burguesía a nivel mundial no tuvieron mejor propaganda contra las ideas del socialismo que lo hecho por la burocracia stalinista. Como puede ver, tenemos diferencias ideológicas insalvables.
      Segundo, ya le dije que no respondo preguntas absurdas. Si soy antistalinista, no puedo ponerme en el lugar de Stalin. Es como si me preguntara qué hubiera hecho en lugar de Videla en 1976.
      Tercero, la contrarrevolución interna stalinista tuvo mucho que ver en la posición internacional de la URSS en 1939; pero no es éste el lugar para discutir eso (la nota trata sobre el chavismo y el socialismo siglo XXI, no sé por qué mete todo esto aquí).
      Cuarto, hubo en la historia bonapartismos no burgueses (puede consultar la crítica de Trotsky en este sentido al stalinismo).
      Quinto, es una tontería decir que un gobierno es progresista porque lo critican otros gobiernos burgueses, o corrientes burguesas. A Isabel Perón la criticó toda la burguesía, y EEUU, y era un gobierno abiertamente reaccionario y de derecha. Además, ¿a Maduro (y antes a Chávez) lo defienden gobiernos «proletarios» como el de Brasil y Argentina? ¿De qué habla?
      Sexto: el capitalismo de Estado venezolano no tiene nada de progresivo, por las razones que di. A esto usted solo opone la caída de algunos puntos de la pobreza (¿y esto define un proyecto socialista??). Ni palabra, por supuesto, del ahogo a toda expresión independiente de la clase obrera. Pero a ustedes esto jamás les importó. Como buenos admiradores de los métodos stalinistas, están muy cómodos con los milicos venezolanos en el poder. Ni palabra de que hoy el 70% (dato del propio Maduro) de la economía venezolana está en manos privadas.

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      rolandoastarita

      24/03/2014 at 23:59

    • Astarita, me parece a mí que no se quiere mojar. Porque usted sea anti marxista-leninista, es decir, anti estalinista (y no hace falta que lo aclare que lo es, ya se ve a leguas ese trotskismo o crítica de »comunismo de izquierdas») no quiere decir que no pueda contestar, de forma clara, a qué haría con lo de Polonia, ¿dejar que la invadieran los nazis?

      Sabe positivamente que hubiera ocurrido con o sin Stalin. Porque de la misma forma que estoy seguro que, en la intimidad o no, fantasearía qué hubiera ocurrido si Trotsky hubiera tenido el poder de la URSS o qué hubiera pasado si Allende no hubiera muerto, o que Perón blablabla, lo puede hacer con lo de Polonia.

      Un saludo cordial.

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      CCCP

      25/03/2014 at 10:14

    • No soy trotskista, como se puede ver con una simple y superficial lectura de las notas del blog.
      Segundo, a Polonia también la invadieron los nazis; que además invadieron otros países; que además ya habían matado comunistas, socialistas, judíos y mucha otra gente, sin que Stalin hiciera lo más mínimo. ¿Por qué Stalin «dejó» que a una parte de Polonia la invadieran los nazis y a la otra parte no? Piruetas típicas del razonamiento oportunista, al que ustedes están tan acostumbrados.
      Tercero, realmente no puedo «fantasear» siquiera con asumir el rol de Stalin, o de los partidarios de Stalin. Es como preguntarme ¿qué hubiera hecho usted si hubiera estado al frente de un campo de concentración en la URSS, en 1939? O ¿qué haría usted si fuera un alto funcionario de Corea del Norte? Seguramente usted fantasea con eso, pero a mí no se me ocurre. Las diferencias ideológicas que nos separan también se evidencian en los temas apropiados para «fantasear».
      Cuarto, nunca sostuve que un eventual gobierno socialista deba abstenerse de firmar pactos y acuerdos con Estados capitalistas. Sí sostengo (y ésta es la verdadera confrontación que tengo con ustedes) que el socialismo no puede implantarse a fuerza de campos de concentración, represión masiva y colectivizaciones forzosas. Esto va mucho más allá entonces que la firma de un pacto.
      Por último, el argumento contrafáctico no sirve para nada. ¿Qué hubiera pasado si Perón, si Allende, etcétera? Son preguntas absurdas, que ustedes las usan de taparrabos para ocultar otro fracaso del «socialismo vía colaboración de clases y represión bonapartista». Pero la nota no fantasea, presenta realidades que suceden en Venezuela, y frente a las cuales a ustedes se les acaba «el verso».

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      rolandoastarita

      25/03/2014 at 10:32

    • La diferencia está en que usted se camufla, como buen trotskista (y no puede engañar a nadie más que a algún incauto, aunque hay que reconocer que en cuanto a análisis desde la teoría valor-trabajo tiene planteos brillantes… – más allá de eso, cuando ya se mete al plano práctico, de la política, barrena muchísimo), bajo una escolástica y una retórica brillantes. La cuestión, repito, es muy clara: ¿dejaría que los nazis ocupasen toda Polonia? ¿No los hubiera combatido?

      Ya sé que en su mente izquierdista, super demócrata, super comunista, no cabe la defensa de un Estado socialista sólido capaz de defender los intereses nacionales de clase frente el enemigo en las puertas, pero los tiros no van por ahí, van por lo de Polonia. Si quiere, ya más adelante, puedo entrar en el resto que comenta, pues no son más que mitos.

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      CCCP

      25/03/2014 at 10:40

    • Mis posiciones están negro sobre blanco en el blog. Si usted interpreta que soy trotskista, pues bien, allá usted. Como siempre, los stalinistas no pueden sostener una posición sin tergiversar y embarrar. Un Estado obrero a veces se puede defender frente a los ataques, y a veces debe retroceder porque la relación de fuerzas no le permite otra cosa (¿oyó hablar de alguien llamado Lenin?). En 1939 Stalin no defendió Polonia; prueba es que Hitler se apropió de una parte de Polonia, y el país fue desmembrado. Aunque la crítica de Trotsky no tuvo como centro el que Stalin no impidiera la entrada de las tropas nazis en Polonia. No me extraña que usted no pueda entender siquiera la esencia de la crítica.

      Como tampoco me extraña que quieran defender al chavismo invocando las enseñanzas de Stalin. En esto debo reconocerles coherencia: defienden cualquier inmundicia «socialista» con absoluta convicción. Y niegan cualquier evidencia que se les presente. Así les fue: pueblos enteros terminaron levantándose contra ustedes. Lo terrible de todo esto es el resultado en la conciencia y la organización socialista de los trabajadores del mundo. Han logrado que el programa del socialismo se identifique para millones de personas con los campos de concentración y regímenes «a lo Corea del Norte». Es la esencia del stalinismo: ustedes representan el triunfo de la contrarrevolución al seno del movimiento socialista. La última expresión de esto es Venezuela y su «socialismo siglo XXI», que no por casualidad, es aplaudido por los PC. Repito: todo cierra, y muy bien.

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      rolandoastarita

      25/03/2014 at 11:02

    • Claro está que ningún tipo que aborrezca la explotación clasista, puede apoyar un gobierno como el que se muestra en estas frases:

      «Yo escuché a Lorenzo Mendoza, dueño de empresas, multimillonario, un burgués. Y lo escuché… Lorenzo Mendoza si quieres trabajar, pues tienes todo el apoyo del Gobierno venezolano”, dijo Maduro, quien ya acordó con Mendoza la instalación de una «comisión de la verdad económica» para impulsar medidas de ajuste.

      Por su parte, un grupo de más de 300 capitalistas suscribió esta semana un comunicado titulado “Exportadores Venezolanos por la Paz y el Diálogo”. La «Mesa de Trabajo Permanente para la Exportación» es otra de las iniciativas pactadas entre el gobierno y la burguesía en el marco de las llamadas conversaciones de paz. Entre los acuerdos alcanzados en favor de los empresarios, el gobierno elevó las retenciones de las divisas obtenidas por concepto de exportaciones del 40% al 60%.

      «Destacamos como muy positivos los avances logrados, los cuales han sido alcanzados a partir de planteamientos y posturas coincidentes entre los empresarios y el Ejecutivo Nacional…

      En este contexto, acordamos expresar el más contundente y profundo rechazo a cualquier actividad de protesta no pacífica que viole los Derechos de todos los venezolanos: el libre tránsito de personas, la distribución de productos y mercancías que afectan la actividad productiva – comercial», se afirma en el comunicado suscrito por empresas como Polar, Ron Santa Teresa, Cervecería Regional y trasnacionales como Oster y Nestlé»

      (la clase, 16 de marzo 2014)

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      Manuel Salgado

      25/03/2014 at 13:17

    • «Por otra parte, la nota critica el método stalinista de implantar el socialismo a fuerza de represión y bayoneta»

      En el caso de Polonia, como ya le aclaré anteriormente, la población era bielorrusa y ucraniana. Ese territorio formaba parte legítima de la Unión Soviética, no veo cuál es el problema de que lo anexen militarmente. Y claro que se usó la represión y las bayonetas, el territorio estaba ocupado por otro estado, ¿qué esperaba que hicieran, que le tiren flores? No sea ridículo, Astarita, estudie el contexto en el que pasaba todo esto.

      «No se trata de “entelequias”, sino de hechos concretos, que afectaron profundamente al socialismo. Lamentablemente, gente como usted las sigue defendiendo. Es contra esto que estoy discutiendo. Considero que la derecha y la burguesía a nivel mundial no tuvieron mejor propaganda contra las ideas del socialismo que lo hecho por la burocracia stalinista.»

      Claro que los sigo defendiendo, y no tengo ningún problema en calificarme de estalinista. A día de hoy el proyecto de Lenin y Stalin sigue siendo uno de los ejemplos más potentes a la hora de presentar una alternativa al capitalismo. ¿Qué han hecho ustedes, los ultra-izquierdistas, además de escupir veneno y escribir páginas y páginas sobre la revolución perfecta que nunca va a llegar?

      «Segundo, ya le dije que no respondo preguntas absurdas. Si soy antistalinista, no puedo ponerme en el lugar de Stalin. Es como si me preguntara qué hubiera hecho en lugar de Videla en 1976.»

      No le pedí que se ponga en lugar de Stalin, le pregunté cuál consideraba la linea de acción correcta en una situación como esa. Pero no se haga problema, ya sé que no responde porque en su pensamiento y en su moral perfecta no hay cabida para la geopolítica, no puede ver nada más allá de «uff implantaron el socialismo con bayonetas malo malo represión!!». Es incapaz de entender lo que significaba para la URSS ganar un poco más de tiempo, asegurarse el este de Polonia, etc.

      «Tercero, la contrarrevolución interna stalinista tuvo mucho que ver en la posición internacional de la URSS en 1939; pero no es éste el lugar para discutir eso (la nota trata sobre el chavismo y el socialismo siglo XXI, no sé por qué mete todo esto aquí).»
      ¿Contrarrevolución stalinista? Stalin tenía de su lado la mayoría del partido. El único contrarrevolucionario, agitador, propagandista, saboteador, etc, fue Trotsky, entre otros que lo apoyaron (contados con el dedo de la mano, como siempre)

      Después sigo con el resto.

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      Bruno

      25/03/2014 at 16:47

    • «Stalin uno de los ejemplos más potentes a la hora de presentar una alternativa al capitalismo». Se nota. Los trabajadores de todo el mundo se vuelcan por millones a los partidos que levantan el modelo stalinista de sociedad.
      Y tratar de explicarle que esto es un disparate equivale a despreciar la geopolítica, ser un traidor, contrarrevolucionario, y no sé cuántas cosas más. No tiene sentido seguir con esto. Su horizonte intelectual apenas alcanza los limites de un manual de la URSS. Con eso tiene de sobra. No sé para qué visita este blog. Después de todo, y como decía Hegel, la magnitud de la pérdida de un espíritu se mide por aquello en que se satisface. Y usted no lo disimula.

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      rolandoastarita

      25/03/2014 at 17:16


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