Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Lucha política y ciencia en Marx

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn los últimos tiempos, entre la intelectualidad progresista y de izquierda, ha cobrado vuelo un viejo criterio de argumentación, del cual deberían diferenciarse los marxistas. El mismo viene a decir que en la lucha política el criterio para aceptar o rechazar determinado dato o argumento es preguntarse si el mismo es funcional, o no, a la defensa de la posición política a la que se adhiere.
O sea, no importa la verdad científica, sino la verdad “de partido”. Hace poco, un intelectual, partidario del gobierno K, me lo explicaba: cuando le presentan un hecho, o un argumento, se pregunta sobre su “sentido o direccionalidad general” en relación al gobierno. Esto es, se interroga sobre si el argumento, o la difusión del dato, perjudica o fortalece al gobierno, y en base a esto, lo acepta, o lo rechaza y hasta combate.

Por supuesto, en esta toma de posición cuenta, y de manera fundamental, quién es interlocutor. De ahí que la respuesta se desliza, rápidamente, al cuestionamiento “ad hominem”; la clave no pasa por examinar el dato, o el argumento, sino a quién lo esgrime. Los hechos del pasado se miden con la misma vara; si un dato histórico debilita “el relato”, se lo pasa por alto, o se busca cualquier excusa (del tipo “los Kirchner apoyaron al menemismo porque desplegaban una táctica de astuta infiltración en el peronismo”; “Gerardo Martínez colaboró con la dictadura militar porque era joven”, etc.). Digamos que los críticos del gobierno proceden, en su mayoría, más o menos de la misma forma. Los datos objetivos son secundarios frente a la necesidad de defender determinada postura política (todo esto se puede conectar con la idea de que “no hay verdades objetivas”, porque toda realidad es “discursiva”).

Debemos admitir, además, que este criterio también está difundido, en algún grado, entre los marxistas. Hace casi 30 años, un dirigente de una organización de izquierda, que no era stalinista, y que escribía en el periódico partidario, me lo explicaba con todas las letras (y un toque de cinismo): “no tengo pruritos en mentir, o en ocultar información, si se trata de defender la línea del partido. Sólo publico los hechos que encajan con el programa y las campañas de agitación votadas por el Comité Central. Más precisamente, soy un escriba del Comité Central, porque la organización está por encima de mis veleidades intelectuales y de los personalismos”. En fin, toda una explicación “bolchevique y proletaria”. Su justificación más “de fondo” (para llamarla de alguna manera) era que en tanto la mentira, o el ocultamiento, sirvieran para hacer progresar la táctica del partido, eran admisibles, y hasta necesarios.

Por otra parte, esta manera de encarar las cosas estuvo, y sigue estando, muy extendida entre los stalinistas. El resultado, invariablemente, fue tapar, disimular o defender cualquier inmundicia, desde “Juicios de Moscú”, campos de concentración y asesinato de trotskistas y anarquistas, hasta personajes lúmpenes y corruptos de gobiernos capitalistas. Todo en aras del “sentido general”, a través del cual se filtran hechos, argumentos, historias y datos. Por supuesto, en este marco, las piruetas políticas están a la orden del día; siempre se pueden explicar por “los avances tácticos alcanzados», encuadrados en la “estrategia general”.

Pues bien, frente a un criterio tan extendido, quisiera señalar que Marx y Engels parecen proponernos uno opuesto. En una carta a Lafargue, del 11 de agosto de 1884, Engels escribía: “Marx protestaría contra ‘el ideal político, social y económico’ que usted le atribuye. Cuando se es ‘un hombre de ciencia’, no se tiene un ideal, se elaboran los resultados científicos y cuando además se es hombre de partido, se combate por ponerlos en práctica. Pero cuando se tiene un ideal, no se puede ser hombre de ciencia, pues se ha tomado partido de antemano” (http://mecollectedworks.files.wordpress.com/2014/04/marx-engels-collected-works-volume-47_-ka-karl-marx.pdf).

Pienso que los marxistas deberíamos seguir este criterio, explicado por Engels, ya que es consustancial a la actitud crítica y subversiva del socialismo científico, y a la construcción de un proyecto socialista. Si queremos acabar con toda forma de opresión y explotación, tenemos que desterrar de los mensajes dirigidos al pueblo, el disimulo y la mentira. Toda la experiencia histórica enseña que una vez que se empieza a bajar por la pendiente del “todo vale en aras de la línea política”, no hay límites. La estación final es el cinismo generalizado, como ocurrió en todos los regímenes burocráticos stalinistas. Como no puede ser de otra manera, el burócrata que se cree con derecho a manipular la información, a dosificarla (“en aras de la salud mental del pueblo” y similares excusas), se ubica por encima de la sociedad, para seguir haciendo del ser humano un ser sojuzgado y humillado. Es la alienación bajo la sociedad burocrática-estatista.

Pero la mentira y el engaño son también las formas establecidas de la política burguesa (o pequeño burguesa) cotidiana. Se dice cualquier cosa, y se la defiende, o ataca, según las conveniencias del momento. Sostengo que estas prácticas no deberían tener lugar en el campo marxista, ya que desarman a la crítica. En una carta a Kugelmann, del 11 de julio de 1868, Marx se preguntaba por qué debe haber ciencia, y respondía: “Cuando se comprende la conexión interna entre las cosas, toda creencia teórica en la necesidad permanente de las condiciones existentes se derrumba ante su colapso teórico”. Sin embargo… ¿cómo puede haber examen “de la conexión interna entre las cosas”, si no se respetan los datos objetivos y se procede con argumentos razonados?

Agreguemos que incluso desde el punto de vista táctico, el criterio de Marx y Engels es superior al que impera en el reino del “vale todo”. Es que los avances obtenidos con el engaño y la mentira, tienen pies de barro, como lo prueba la evolución de las organizaciones obreras y socialistas oportunistas. Todas terminan desacreditadas y siendo funcionales a la dominación burguesa. Por eso, la política marxista se basa en los hechos fundamentales -la relación de explotación- y no en las conveniencias inmediatas. En este respecto, y en crítica a una corriente de oportunistas, Engels también escribía: “Este olvido de razones importantes, fundamentales, por intereses del día, esta carrera tras los éxitos momentáneos y la lucha por ellos sin tener en cuenta las consecuencias posteriores, esta forma de sacrificar el futuro del movimiento en aras del momento actual, puede darse, tal vez, por motivos ‘honestos’. Pero es oportunismo y seguirá siendo oportunismo, y el oportunismo ‘honesto’ es quizás más peligroso que todos los demás” (carta a Kautsky, 29 de junio de 1891).

Lamentablemente, hoy tenemos mucho “oportunismo honesto”, y posiblemente, mucho más “del otro” (y regado con mucho dinero). Hay que reconocer las cosas como son. La reconstrucción de un fuerte movimiento socialista deberá encarar, necesaria e inevitablemente, estas cuestiones, si quiere progresar.

Esta nota debería interpretarse como una continuación de la anterior. Las dos conforman un todo.

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«Lucha política y ciencia en Marx»

Written by rolandoastarita

20/06/2013 a 16:23

27 respuestas

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  1. importa la verdad científica el problema está en resolverla en función de un ideal y se hace más compleja esa resolución si el ideal está pegado a cuestiones irresolubles de las estructuras de la propiedad privada o social

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    mario

    20/06/2013 at 19:43

  2. Creo que el oportunismo deshonesto presenta menos problemas explicativos que el honesto. En el primer caso, los ‘intelectuales’ en cuestión, pueden desempeñar alguna función dentro del gran parásito estatal, que alberga en su seno a los partidos del régimen. El principio es sencillo: El perro no muerde la mano que le da de comer. También puede darse que se beneficien indirectamente a través de múltiples prebendas como auspicios o subsidios concedidos desde el poder. Por último, pueden estar los aspirantes, que hacen buena letra a ver si algún día les tiran una soga. La cosa es más complicada cuando se trata del oportunismo honesto. A este nivel, yo establecería una distinción: entre un oportunismo completamente honesto, es decir, el de aquellos que se han convencido a si mismos de determinadas verdades y las reverencian como dogmas sagrados, desestimando o minusvalorando los argumentos en contrario y el de aquellos que son conscientes de la precariedad y endeblez de sus ‘verdades’ junto a la ensordecedora plausibilidad de las objeciones. Para estos últimos no hay forma de hacer encajar la ‘honestidad’, aunque jamás se hayan corrompido por dinero. Aún así, se les debe desconfiar, en primer lugar por que hay un buen contingente ‘moderadamente deshonesto’, es decir, un ‘oportunismo modesto’ que está ligado a múltiples hilos conductores que unen al individuo a la máquina partidaria, que van desde el simple orgullo ligado a la tradición a la imposibilidad de romper con la organización que lo amaneció al sueño de la revolución. También operan las veleidades de poder , ligadas a la imagen y prestigio que otorga la pertenencia al escalafón de la maquinaria partidaria y que se traducen en sensación de bienestar y seguridad ante el cuestionamiento y el ostracismo interno (que me perdonen el sesgo psicologista, pero aquí creo que vale). Es la consecuencia de construir organizaciones de matriz burocrática, con independencia de que se proclamen estalinistas o no. En el peor de los casos, para decirlo lisa y llanamente, es la defensa de una renta y una serie de prebendas ligadas a los manejos del aparato y, generalmente, de la discrecionalidad selectiva aplicada por el líder. No creo que pueda instrumentarse aquí, el rasero del oportunismo honesto, sino, del ‘deshonestamente modesto’ que se me vino a la mente después de leer su nota y aunque parezca mentira, no lo veo como irrelevante en el comportamiento de hombres y organizaciones que los siguen ciegamente. En la corriente morenista se solía afirmar con pomposidad autojustificatoria, que un paso adelante del movimiento vale más que cien programas, pero, curiosamente, se omitía decir que Engels aclaraba: Siempre y cuando no se trafique con los principios. Subrayando: No trafiquen con los principios¡ ¿Era esta omisión la expresión de un ‘oportunismo honesto’? Pensaban los dirigentes de marras: El viejo estaba mal. Eso es anticuado. Ahora ha cambiado la vida (ya nadie se pesca nada, está la penicilina¡) Nada de eso. Tales maniobras son el producto de construir máquinas partidarias en que se establece, desde el vamos, la distinción jerárquica en base y dirigentes, entre trabajo manual e intelectual. Donde impera el propósito de construirse a la sombra del estado capitalista, del que se extraen las mamas en que se nutren apetitos materiales, modestos por cierto, pero apetitos al fin, como el del gris escriba que usted ha citado, ejemplo que puede hacerse extensivo a tantos otros que no se sinceran siquiera en la intimidad y mientras tanto, a pasarla lo mejor posible hasta que llegue el feliz día del batacazo electoral, o hasta que por fin, las masas reconozcan a los ‘lenines’ y ‘trotskis’ que supieron quedarse solos con la verdad revelada (Siempre me gustó esa frase) y los lleven en andas a la Rosada.

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    AP

    20/06/2013 at 23:13

  3. Quien esté libre de pecados que arroje la primera piedra. Que interesante es ver a los «defensores de la objetividad y la ciencia» criticar al stalinismo, el kirchnerismo o cualquier dogmatismo. Es muy interesante cuando los acusan de seleccionar los datos de la realidad que más le convienen y olvidar los otros!! Porque si mal no recuerdo, los primeros campos de exterminio, las primeras ejecuciones de opositores, los primeros servicios de inteligencia y escuadrones de la muerte vinieron con Lenin, no con Stalin!! Pero claro, los defensores de la ciencia y la objetividad también tienen sus ídolos, los intocables. Hay que mirarse el ombligo un pocos más. Cuando las matanzas son a favor de uno, está todo bien, cuando son en contra, es culpa del tirano. Así somos todos defensores de la objetividad, como TN.

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    elpollito

    21/06/2013 at 00:35

    • Sr. elpollito, sería tan amable de dejar de escribir burradas. Este blog todo contradice cada una de las cosas que ha escrito.
      Si realmente no le interesa puede ir a leer blog K, los hay y en cantidades.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      21/06/2013 at 09:14

    • ¿Quién le dijo que «los defensores de la objetividad y la ciencia» avalamos políticas como la que implementó Lenin (y la mayoría del partido bolchevique) frente al levantamiento del Kronstdat?

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      rolandoastarita

      21/06/2013 at 09:15

  4. De acuerdo total, profesor, y AP.
    Los riesgos del oportunismo no pueden ser infravalorados y algunos, como yo, estamos particularmente expuestos. Y la honestidad de nuestro oportunismo no nos puede consolar porque, como bien indican, sin duda es más peligroso que el del traidor.
    Perdonenme por traer la cita, y por favor que no se me entienda como dogmático, sino como pretensión de resumen del (preferible) análisis contenido en la nota que nos trae el profesor: «la verdad es siempre revolucionaria».
    Pero (siempre hay un pero) les traigo a colación algo que me comentaba hace poco un camarada: «yo a mis hijas ni les menciono temas políticos, más que nada porque siempre me queda la duda ‘¿y si al final estamos equivocados en todo esto?’ »
    Efectivamente, el argumento creo que tiene mucho más peso del que me pareció en un primer momento. De hecho, creo que tiene todo el peso del universo. Un enfoque científico no está libre, y no puede estarlo, no solo de supuestos de partida, sino que el propio «enfoque» es lo que Kuhn llama un paradigma, previo incluso a los supuestos. Y el nuestro, el socialismo científico, no está exento.
    Al científico nunca se le debería olvidar la posibilidad de estar equivocado en todo. Y de esta «duda metódica» se sale (para no perderse en el nihilismo), como Descartes, con supuestos de partida, TOMANDO PARTIDO.
    Ustedes mismos citan a Engels: «cualquier cosa menos traficar con los principios».

    La cuestión entonces es «¿qué principios?». Está bien buscarlos con método científico (es decir, con análsis crítico), pero lo que sostengo es que, incluso así, tenemos que establecer nuestro punto de partida.
    En una interesante conversación con el profesor Diego Guerrero, que sostiene que es posible demostrar la teoría del valor (¿Es posible demostrar la teoría laboral del valor?, febrero 2004, página 1), le presenté (contradiciéndole) lo que Marx decía en la misma carta citada por el profesor Astarita: que intentar demostrar la TLV es pedir «ciencia antes de la ciencia».
    Encontrar un «principio» o una «toma de partido inicial» para el marxismo no es sencillo, claro. He leido atribuir esto a la libertad humana frente al fetichismo, a la libertad humana frente a la explotación económica del hombre por el hombre, a la justicia, a la igualdad…
    Si «elegir» un punto de partida es difícil, lo que me parece innegable es que es es algo inevitable, lo reconozcamos explícitamente o no (en absoluto es sencillo localizarlo!).

    Y, partiendo de esa base, me reafirmo en lo que mantengo en comentarios a previas notas (ligadas y antecedentes de esta misma): si el corolario de mi análisis científico me separa del interés de la clase trabajadora, en algo me he equivocado, porque el interés de la clase trabajadora en la superación del capitalismo es mi punto de partida (y por tanto, de llegada). Revisaré, entonces, mi análsis científico.
    Y ello no solo por cuestiones prácticas, lo que podría entenderse incluido en lo que Engels califica «del momento», contraponiendolo al objetivo a largo plazo, la superación del capitalismo. Es que en el camino en ese objetivo a largo plazo el «criterio de verdad» («¿nos estaremos equivocando?») y la «palanca de fuerza» («¿y cómo demonios lo vamos a conseguir?») coinciden en el mismo punto: siempre con las masas y en interés de las masas.
    Lo contrario supone, como dice AP, quedarse al margen «mientras tanto, a pasarla lo mejor posible hasta que llegue el feliz día del batacazo electoral, o hasta que por fin, las masas reconozcan a los ‘lenines’ y ‘trotskis’ que supieron quedarse solos con la verdad revelada (Siempre me gustó esa frase) y los lleven en andas a la Rosada».

    salud

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    escaiguolquer

    21/06/2013 at 08:26

    • La relación entre encuadre teórico (o «supuestos de partida») y elaboración científica, la trato aquí. Kenneth Westphal ha demostrado cómo Hegel pudo resolver este problema tradicional de la filosofía.

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      rolandoastarita

      21/06/2013 at 09:26

  5. Perdonenme, por favor, por el desorden:
    Olvidé comentar: mi defensa del «proceso venezolano» (por llamarle de alguna manera) en las notas antecedentes de esta, pasa necesariamente por mantener la crítica. También en este caso «la verdad es siempre revolucionaria», y criticar (por ejemplo) algunos análisis que se hicieron desde el «régimen» culpando a las masas trabajadoras de desapego implica criticar el tipo de actitud que denuncia el profesor Astarita: «siendo nosotros los buenos hagamos lo que hagamos estará bien hecho». Eso nunca es así y la mera afirmación descalifica, antes incluso de entrar en la materia sustantiva.
    Pero esto no implica tampoco caer en el otro extremo, que equivaldría a desechar toda la validez del «proceso» (por inútil en el camino de la superación del capitalismo por parte de la revolución de la clase trabajadora), en cuanto se constata que sigue existiendo un estado burgués, unas relaciones de producción burguesas y que (¡aún?) no son las masas autoorganizadas las que lideran autónomamente «el proceso» (¿lo harán alguna vez en algún lugar? ¿me convierte la mera formulación de esta pregunta en un bonapartista).

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    escaiguolquer

    21/06/2013 at 08:41

  6. En el fascismo, a igual que en el progresismo y cierta izquierda, también encontramos serios indicios de desprecio por la verdad y las totalidades. La idea se somete a la acción, los hechos lo son todo, la razón nada.
    Marcuse en su libro “Razón y Revolución” en uno de sus capítulos analiza el avance del fascismo en la filosofía y la política contra las ideas hegelianas. Cito: “Así como el énfasis fascista sobre la acción y el cambio impide que se perciba la necesidad de indicaciones racionales para el cambio y la acción, la deificacion que hace Gentile del pensar, impide la liberación del pensamiento de las ataduras de “lo dado”. El hecho del poder bruto se convierte en el verdadero Dios de la época, y al exaltarse a sí mismo este poder, se hace mas presente el sometimiento del pensamiento al hecho.”
    Mas adelante Marcuse afirma polemizando con lo que él define como hegelianismo fascista: “La identificación del pensamiento y la acción, de la realidad y el espíritu, impide al pensamiento tomar una posición opuesta a la “realidad” . La teoría se convierte en practica hasta tal punto que rechaza todo pensamiento sino es una practica inmediata o si no se consuma inmediatamente en la accion” (el capitulo que cito se llama Hegelianismo Fascista del libro “Razón y revolución y el énfasis es mio)
    Salu2

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    eloscuro

    21/06/2013 at 11:41

  7. Es interesante tu planteamiento. Conozco a más de un compañero «honesto» (dentro de la izquierda) que sostiene que al «pueblo de a pie», en la medida en que son personas cuyas condiciones de vida le impiden llevar a cabo un análisis «racional y científico», sólo se le puede llevar a la «lucha revolucionaria» a través de un -o más de un- mito (curiosamente, nuestro honesto compañero apoyará al «socialismo del siglo xxi» como uno de los mitos más revolucionarios de la actualidad).
    En mi opinión, es innegable que siempre habrá algo de mítico en los movimientos de masas, sin embargo, lo que me parece insostenible es promover abiertamente un mito desde la izquierda cuando el núcleo de su argumentación (cuando es seria) se propone estar basada en un análisis de la forma en la que opera el capital y todos los fenómenos que impiden al ser humano ejercer una libertad plena.
    Al final queda claro que todos los mitos han fallado a lo largo de la historia y a lo único que conducen es al autoritarismo y al inmovilismo de las fuerzas sociales.

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    Lemoine

    21/06/2013 at 14:05

  8. Marx fue mucho más allá que la duda cartesiana, dijo que hay que «dudar de todo». Es la máxima de un pensamiento radical, para aplicar a todo análisis de la realidad social incluido los procesos políticos y sus dirigentes. El marxismo no tiene ídolos ni necesita figuras redentoras ¡pobre el marxismo que los necesita!. El presente artículo me parece continuación del anterior, y también del «atrévete a pensar y el marxismo». Nuestro comienzo es pensar (no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria también decía Lenin), no seguir nuestros impulsos y deseos. Marx criticaba al socialismo utópico por su falta de análisis de cómo funcionaba el capitalismo -no estudiar la conexión interna de las cosas, el proceso de acumulación capitalista y sus contradicciones- y porque hacían del socialismo una quimera. La falta de análisis conducía a renunciar a la utilización de argumentos que hicieran de la «infamia más infamante» y, en conclusión, la propuesta encerraba la idea de «luchar con ilusiones». Precisamente, la otra debilidad del socialismo utópico es que no explicaba cómo llegar a hacer realidad sus sueños o proyectos, también renunciaban a la lucha política. Aquí vuelvo a la problemática planteada por este artículo: para el marxismo la acción política es fundamental y necesaria, pero no “todo vale en aras de la línea política”. La lucha política o la toma de partido es un resultado del análisis, no al revés. Lamentablemente muchos seguidores de Marx suplantaron el análisis por el cálculo político, de modo que la acción política se transformó en un fetiche donde los «éxitos» del movimiento o del partido están por encima de todo. Conseguir muchos diputados, hacer crecer el partido, no estar «nunca en contra de él» -mucho menos cuestionar sus dirigentes-, constituye la suma de la aplicación de su «línea maestra».

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    Omar

    21/06/2013 at 14:07

  9. Hola, Rolando, soy Mauricio te escribi un mail, soy egresado de historia UBA y estoy formando una consultoria socio-educativo ambiental de base marxista, me gustaria presentartela, por si queres hacerle llegar a otra gente, busco gente de cs sociales. Gracias y fuerza!! Mauricio

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    Mauricio

    21/06/2013 at 18:51

  10. Disculpen compañeros, pero hablando de oportunismo honesto, en este caso electoralista, me gustaría compartir con ustedes este simpático párrafo del inefable compañero Altamira: ‘La parte más difícil de la lucha que se viene son las primarias, no las elecciones de octubre. En las primarias, el cambalache de centroizquierda encierra una incógnita que solamente será clarificada en el curso de la campaña. Es que si de un lado pondría de manifiesto ante el electorado popular su carácter oportunista y arribista, del otro podría arrastrar a tendencias contrapuestas del electorado a participar en función de hacer prevalecer a sus candidatos. El resultado de la interna podría decantar a una gran parte del electorado progresista hacia la izquierda pero, mientras tanto, le podría restar votos a la primaria del Frente de Izquierda. Esta contradicción plantea la necesidad de una campaña enérgica del Frente de Izquierda para que el electorado progresista participe de la primaria del Frente de Izquierda, y no de las internas de ‘Unen’ (que, en realidad, ya anunció el divorcio post electoral). Para el Frente de Izquierda, las primarias vuelven a ser un desafío debido a esta circunstancia y también al hecho de que en las primarias intervienen numerosos grupos que no tienen posibilidades ulteriores, pero que -mientras tanto- podrían sustraer decimales de votos, cada uno, al Frente de Izquierda, los que sumados serían porcentajes enteros. Estos grupos -una media docena- buscan subirse a la onda de izquierda abierta por nuestro Frente en 2011, con la finalidad clara de interrumpir la hegemonía del Frente en el campo de la izquierda. Estas consideraciones valen por sobre todo para el distrito porteño, menos para el bonaerense y mucho menos aun para, por ejemplo, Córdoba. Si superamos los obstáculos centrífugos de las primarias, las elecciones de octubre serán el escenario de un ascenso definitivo de la izquierda anticapitalista.’ O sea: Si a fuerza de maniobras y contrabando electoralista, llegamos a jugar el partido, seguro metemos dos goles y un tiro en el travesaño, no importa que nos encajen 98 en contra. Lo importante es ‘meter izquierda en el Congreso’ léase: Altamira y Pitrola. Se juegan los destinos de la revolución. No hay que olvidar que, tal como era previsible, el FIT entró en suspensión animada después de la última elección y desde hace unos meses recobró el pulso por la proximidad del Octubre…. El Octubre electoral, demostrando su carácter de cooperativa electoralera para no quedar colgados del pincel y seguir prendidos de la teta del estado. La Alianza estuvo a punto de quebrarse por las pretensiones del Partido Obrero por ocupar íntegramente las candidaturas expectables, cosa que finalmente logró tras una larga etapa de chantaje basada en el peregrino argumento de que son sus candidatos los que ‘traccionan el voto’ y el espectacular crecimiento de PO en los últimos tiempos (?) pero en realidad fundada en los apremios del estado capitalista que amenaza con quitarles el sonajero. Luego de un extenso intercambio epistolar entre las tiendas de campaña, cuya lectura es muy recomendable a los efectos de formarse una opinión sobre los profundos debates principistas que entrañan y amagó con dirimir cargos en las mismas internas obligatorias, el PTS, dando muestras de magnánimo y desinteresado espíritu proletario, cedió tras su conferencia de emergencia y aceptó tragarse el sapo, bajándolo con bastante hepatalgina, para felicidad de los compañeros de PO e Izquierda Socialista que veía como una interna (un mecanismo democrático) podía hacer peligrar la banca de Córdoba en manos de su propia quinta. Queda el consuelo de la rotación de los cargos y por supuesto, del reparto de la teca. Lo peor del caso es que están cocinando el pescado antes de sacarlo del río. Después de mucho pensarlo, he llegado a la conclusión que tras la pantalla de las situaciones revolucionarias esotéricas, los gobiernos que se caen a cada rato y los inminentes auges de masas, acompañados de planteos cada vez más adaptados y reformistas, se esconde la conciencia cabal de que la situación no da para mucho más que especular con acaparar una fracción residual del voto K en crisis y birlarle una franja de la progresía a la centroizquierda.

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    AP

    22/06/2013 at 01:06

    • Esas organizaciones, AP, son reformistas en nombre de Trotsky, a partir de ahora vaciarán los frentes para hacer campaña y adaptarán su discurso a los prejuicios de los sectores medios. La palabra rvolución desparecerá de su vocabulario y su parlamentarismo será una tribuna de su oportunismo. Luego, justificarán su accionar en la atrasada conciencia de las masas, que por lo visto ellos no hacen mucho por hacer avanzar. La teta del Estado es poderosa, si en las facultades se pelean por la caja de una fotocopiadora (con una recuperación por año juntarían más) qué no harán por recibir toda esa guita del Estado.

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      LGJP

      24/06/2013 at 11:40

  11. Saludos! No siempre hay mentira? Aún cuando se combata la mentira y la confusión de este mundo en particular, no habrá siempre una máscara? Por eso, eso es -a mi entender-, relativo. Lo que si siempre hay son intenciones, acciones y hechos. Después, ¿quién esté al mando…? Me interesa el marco en que todo es dado, no las «posiciones» individuales. Y aún cuando se alcance un estado de igualdad deidíaca (de deidad, inventé la palabra), no es por la igualdad que se puede alcanzar ese estado.

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    JorEl

    24/06/2013 at 13:21

  12. A propósito de todo lo que se difunde últimamente sobre la riqueza de los K, hace poco una compañera me recordó lo que decía José Pablo Feinmann en una nota al diario La Nación (ver nota entera en http://www.lanacion.com.ar/1435968-feinmann-que-nestor-y-cristina-hayan-afanado-me-molesta):
    “No hay político que no haga un acaparamiento de dinero, por muchos motivos. Yo te diría que Cristina es una de las que más motivos tiene. Porque está haciendo una política tan arriesgada en tantas cosas, está nucleando tantos odios de la derecha que en cualquier momento se tiene que rajar de este país”. Vaya manera de responder a los datos por parte de un intelectual progresista (ellos «acaparan», nosotros justificamos). Recuerdo que esto lo dijo el mismo que dicta sus clases por medios oficiales, el que afirma una y otra vez que “no existe la verdad, sino sólo interpretaciones”.

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    Omar

    24/06/2013 at 13:33

  13. Cuando yo me enfrento con eso, «tu critica es funcional a la derecha», siempre respondo con lo siguiente: «en el debate politico, quien descalifica, adjetiva o insulta es porque en el fondo es debil respecto a sus convicciones»

    Por ejemplo, en Uruguay, está habiendo una enorme crisis en cientos de militantes que se creyeron el cuento de la «unidad con los sectores progresistas» de la burguesia, la vieja estrategia del estalinismo. Por facebook, por ejemplo, cuando describo el trasfondo de la politica del gobierno de Mujica, me saltan con eso. Ayer por ejemplo, una militante de PC me hablaba de los «logros» del gobierno, de las medidas de «superficie» que todo gobierno debe tomar para mantener su electorado y me preguntaba si era «funcional a la derecha».
    Y siempre les respondo con lo demas arriba y ademas les agrego: «si me bloqueas en facebook o me quitas de tu lista de «amigos» me estaras confirmando la debilidad de tus convicciones, no sabes debatir con quien te hace tambalear lo que hasta ahora habias pensado»

    saludos

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    ariel quiroga

    25/06/2013 at 11:13

  14. y para cuando el comunismo?…

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    carlos rosamelano

    26/06/2013 at 15:25

    • No hay respuesta para tu pregunta, pero si tu casa se prende fuego no preguntes qué tiempo hace afuera.

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      Omar

      26/06/2013 at 17:25

  15. No milito en ningùn partido de izquierda, aunque voté y votaré al Frente de Izquierda por, si se quiere, afinidad con su línea de pensamiento, convergencia que, no sin distanciamientos lógicos, me une al autor de este blog, el cual me ha ayudado a mínimamente comprender cuestiones de las cuales me creía muy distante. No comprendo las apreciaciones anteriores sobre el accionar del frente de izquierda, es decir, no comprendo cómo, en un momento mundial reaccionario (las masas están alejadas del socialismo), se critica que las distintas fracciones del frente pugnen por ocupar espacios públicos (en el fondo son una tribuna de propaganda). No sè cuàl sería la otra opciòn: ¿no participar en nombre de los sagrados principios? ¿Participar y decir «mire, señora, sepa que nosotros adherimos a una teoría que propone la colectivización de los medios de producción y que, llegado el caso, no repara en poner a disposición de las masas armas para defender dicha conquista?». Quizàs yo, que soy ajeno a las disputas de la izquierda, las històricas y las actuales, y màs ajeno aùn a las pequeños rencores que parecen subsistir en muchos actuales y ex militantes, esté equivocado, pero me parece contradictorio que, por un lado, estemos de acuerdo en que, para bien o para mal, no estamos a la vuelta de la toma del palacio de invierno, y que, por otro, digamos que toda disputa que versen sobre cuestiones electoralistas nos aleja de los discursos de la revoluciòn y nos somete a la lògica de los partidocracia. Es obvio que todo partido por el sòlo hecho de ser un partido concreto en una época especìfica contiene elementos repudiables, los cuales, llegado el caso, deben ser criticados, pero no siento que armar especies de vanguardias unipersonales esclarecedoras de cuestiones teórica,pero distantes, y hasta exageradamente criticas, hacia una de las pocas alianzas que al menos y desde el vamos se proclama anticapitalista sea del todo acertado. No vislumbro muchas opciones: adherir a cualquier partido chantajeando puestitos, tipo PC, no participar en nombre de no sè què principios (si que no son principios si se quiere bolcheviques leninistas, pues èstos participaron o boicotearon elecciones a la duma segùn el momento polìtico concreto, no elevando ninguna postura a màxima universal), o participar marcando claramente lo que nos diferencia del resto de los partidos burgueses, tratando, el mismo tiempo, de unir fuerzas con partidos afines, lo que no significa renunciar a toda discusiòn, a veces àspera, para decidir las candidaturas, lo que, creo, no empaña el sagrado ideario marxista. Bueno, me retiro. Un saludo a todos, en especial al autor del blog, para el que agrego un agradecimiento especial por lograr que, dentro de mis modestisimas posibilidades, llegue yo a comprender cuestiones que me exceden por completo.

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    marcos

    26/06/2013 at 19:32

  16. Compañero Marcos. Me alegra que las notas de este blog le hayan servido para aprender. Es algo que en diferente medida nos ocurre a todos y de ahí el interés. En lo que respecta a la cuestión electoral, la nota del compañero Astarita está referida a la justificación de su voto al FIT y no al tema electoral en general. Sobre el primer asunto, me parece que su coincidencia no pasa del color de la papeleta. Usted justifica su voto en la coincidencia con la ‘línea de pensamiento’ del FIT y Astarita no. Por el contrario, ha manifestado explícitamente su disidencia con el programa de esta alianza y con el propio programa trotskista. Entiendo que esto debe encuadrarse en los ‘distanciamientos lógicos’. En consecuencia, sobre este punto, su coincidencia me parece epidérmica. Creo que usted comprende las apreciaciones sobre el frente de izquierda. Lo que no comparte es la crítica. Es posible que ello tenga que ver con que no ha leído anteriores intervenciones en la nota específica y otras y solo se remita a los últimos post que aluden al ‘oportunismo honesto’. El que en realidad no entiende soy yo, puesto que, no alcanzó a comprender como usted, que piensa (correctamente) que atravesamos un momento reaccionario (momento?) puede coincidir con organizaciones que tras la verborragia sobre la ‘etapa de transición’, esconden la tradicional concepción de revolución a la vuelta de la esquina o a unas pocas cuadras, pero, por ningún concepto, reaccionaria. En todo caso, trate de que no se enteren. El punto es que, esto nada tiene que ver con ocupar espacios públicos y no estamos hablando, precisamente, de la Plaza de Mayo, para utilizarlos como tribunas de propaganda. Estas ‘tribunas de propaganda’ pueden ser utilizadas tácticamente con éxito, incluso en períodos pre revolucionarios. El problema es el carácter de la propaganda y sin perder de vista que, efectivamente, hay múltiples contextos en la abstención o el voto programático, incluso en lapsos muy prolongados, pueden tener entera validez, cuando no existen opciones viables y esta ‘viabilidad´no se resuelve de un plumazo con la aparición de una cooperativa electorera armada para enfrentar un intento proscriptivo contra fuerzas poco significativas en materia de apoyo popular. Para algunos, el FiT puede resultar un cauce representativo, para otros un simple mal menor, otros un ‘voto contra programa’ por su participación en las luchas obreras o por la defensa de las mismas ante una intentona antidemocrática del régimen, finalmente, para otros, ningunas de estas cosas. Es una discusión enteramente válida que no se liquida minimizando los argumentos de quienes no están de acuerdo con apoyar este tipo de frentes, o atribuyéndolos a rencores pequeños (mezquinos). Personalmente, sí pienso que las disputas ‘electoralistas’ nos alejan de la revolución, precisamente, por su naturaleza oportunista y burocrático-aparatista. Que le debemos decir a una señora. (Doña Rosa?) No tengo la menor idea. Pero se lo que no se le debe decir: Mentiras, como que desde un ‘gobierno obrero’ desconectado (y cada vez más desconectado y depurado de cualquier contaminación revolucionaria ‘piantavotos’ del discurso) se pueden implantar medidas de transición al socialismo que, al decir de Engels, solo pueden ser implementadas con el proletariado empuñando las armas. El propio PTS ha reconocido públicamente que en las pasadas negociaciones sobre el programa, hasta una referencia rosada sobre la revolución, les fue bochada. ¿Que queda para el futuro? Una adaptación socialdemócrata cada vez mayor y especialmente en la medida que esta obtenga alguna repercusión. No entiendo por que dice :’ no siento que armar especies de vanguardias unipersonales esclarecedoras de cuestiones teórica, pero distantes, y hasta exageradamente criticas, hacia una de las pocas alianzas que al menos y desde el vamos se proclama anticapitalista sea del todo acertado.’ ¿A que se refiere con ‘vanguardias unipersonales’? Hay pilas de gentes que no acuerdan con votar al FIT y no por eso dejan de ser compañeros revolucionarios. ¿O nos vamos a creer el cuento de que el primer acto de la conciencia de clase (y el compromiso de lucha) pasa por votar al FIT? ¿Por que ‘exageradamente’ críticas? ¿Por que ‘no del todo’ acertado? ¿Acaso lo es en parte? Y si es así. ¿En que parte es acertado? Por último. Los ‘principios’ bolcheviques sobre la participación electoral, no se remiten a participar cada vez que lo requiere el cronograma electoral burgués. Es decir: siempre. Tienen que ver con cuando y especialmente, como hacerlo. Lenin decía que las elecciones equivalen al ‘recuento globular’ para saber cuantos ‘rojos’, no cuantas ‘doñas’ engatusadas con promesas fatuas de campaña, hay en una sociedad, lo cual solo puede ser testeado con un programa rojo, no con un programa adaptado al marketing electoral ‘proletario’. Como usted dice: Hay que marcar claramente que nos diferencia (del resto?) de los partidos burgueses. Discusiones ‘asperas’ que no empañan el sagrado ideario marxista. Tengo ganas de persignarme. Mas bien diría: contubernios de cúpula decididos al márgen de la opinión de la vanguardia de lucha y de aquellos a quienes se quiere convocar en apoyo del guiso que se cocina por arriba, hechas de chantajes, zancadillas y trapisondas para ver quien liga mejor en el reparto…. de nada, perdón, de unos cuantos dólares por voto emitido y en el mejor de los casos, dietas, viáticos, pases de avión (negociables) y asesorías por algún cargo menor. No se ofenda compañero. No es nada personal, pero sería contrario a mis principios (sean sagrados o pelotudos) no decirle lo que pienso clara y directamente.
    Saludos

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    AP

    27/06/2013 at 02:43

  17. Para AP:
    Soy neuquino y no soy militante del PTS ni de ninguna de las fuerzas que forman parte del FIT.
    Hace dos años vengo siguiendo la experiencia de la banca del FIT, (primero con A Lopez que volvio a trabajar luego de ser diputado por un año) y ahora Raul Godoy – ( que volvera a trabajar tambien como ha declarado publicamente ni bien termine su año de mandato), ambos obreros de Zanòn-
    La banca del FIT de Neuquen ha sido un lugar de reagrupamiento y de visibilizacion de todos los conflictos obreros y populares.Esto ha llevado a una politica ultra-agresiva del gobierno del MPN contra la banca por ej en el reciente conflicto docente y en multiples orpotunidades. (ver diario rio negro , la mañana de Neuquen etc)
    Esas actuaciones me parecen lo mas parecido a un parlamentarismo obrero revolucionario como el que propugnaba lenin y Los bolcheviques.
    Desde ese punto de vista debo decir que me parece totalmente injusta las criticas al FIT y sus diputados.
    Mucho peor las acusaciones sobre dinero(en este casoqeu conozco se hace contabilidad publica y luego de pagar un suledo igual al que cobran en la fabrica destinan el resto de lo que corresponderia cobrar a un fondo de huelga provincial.

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    Fernando Ros

    28/06/2013 at 14:49

  18. Estimado Rolando: tardíamente, aquí está la carta a Lafargue

    Haz clic para acceder a marx-engels-collected-works-volume-47_-ka-karl-marx.pdf

    Atte. Laura Rodríguez

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    Laura Rodríguez

    26/12/2014 at 20:49

  19. Rolando, Popper hace una crítica a la teoria marxista de la historia por ser pre-científica. Es decir, por ser una teoría que (tomando de conjunto todos los autores que se inscriben en la escuela marxista) se hace dificil de refutar. El criterio de refutabilidad es el que toma Popper para caracterizar al marxismo como parte de la pseudo-ciencia. Hay alguna crítica desarrollada de Popper acerca de este punto, esto sólo lo pude encontrar en su «Conjeturas y refutaciones» de 1963, pero no da ningun argumento sólido, sólo ocupa unos párrafos. Otro tema: en sus clases en la FCE aprendí sobre los planteos de Marx a cerca de las fuerzas que contrarrestan la ley tendencial a la caída de la tasa media de ganancia. Desde el punto de vista de Popper, esto no sería válido, porque incluiría dentro de la teoría una planteo ad hoc que permitiría validar la teoría aún encontrando contraejemplos que invalidan dicha tendencia. Por lo tanto, en qué quedamos??? La teoría de Marx pertence al campo de la ciencia o no???

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    Nachengue

    14/04/2015 at 19:45

    • No conozco a Popper en profundidad, pero si se utiliza su criterio es probable que el marxismo no entre dentro de la categoría «científico». Pero esto no prueba nada, primero habría que determinar si lo que Popper entiende por científico es efectivamente una definición acertada de ciencia. Y esto es ya más dudoso. Por ejemplo, Thompson, en su ensayo contra Althusser, dedica algunos fragmentos a demostrar que Popper no tiene la menor idea de qué es la historia o cómo proceden los historiadores. Por eso mismo no sé qué valor habría que darle a las objeciones sobre la supuesta no-refutabilidad de la teoría de la historia. Mientras las tesis del mat. histórico estén sujetas a prueba y expliquen satisfactoriamente la realidad social no veo motivo para dudar de su cientificidad. Creo que en el fondo habría una disputa epistemológica, pues el empirismo extremo popperiano rechaza la posibilidad misma de que haya una lógica inmanente, una determinación fundamental y totalizante en la historia (por eso califica al marxismo de teleológico).

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      max

      15/04/2015 at 09:20

    • El problema es que no veo razones para aceptar la teoría de Popper; al menos, no para aceptarla sin muchas reservas y matizaciones. No puedo explicarlo aquí, pero una crítica convincente de la epistemología de Popper la presenta Alan Sokal en «Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura» (Paidós, Barcelona, 2008). Aquí solo presento un argumento clave que da Sokal (basado a su vez en otros epistemólogos).

      Se trata de que la falsación es mucho más compleja de lo que aparece. Por ejemplo, hay muchas clases de movimientos que son compatibles con las leyes del movimiento y de la gravedad de Newton, e incluso se pueden deducir de ellas, pero si se hacen supuestos adicionales. Supuestos que son lógicamente independientes de las leyes de la mecánica de Newton, y además pueden no ser evidentes por sí mismos, aunque sean razonables. Por eso, las proposiciones científicas no pueden ser falseadas una a una. Siempre para deducir de ellas cualquier proposición empírica hay que suponer numerosas suposiciones adicionales. Y además, cuando surgen problemas, no se descarta la teoría, sino se buscan explicaciones adicionales. Ejemplo, a mediados del siglo XIX se encontró un comportamiento anómalo de Mercurio. Un popperiano estricto hubiera concluido que la teoría de Newton había sido falseada (sin importar las veces que fue «verificada»). ¿Cuándo la ciencia actúa de esta manera? Hay observaciones y experimentos que cuando no se pueden explicar enteramente o que parecen contradecir la teoría, se los deja a la espera de nuevos avances.

      Todo esto no quiere decir que la idea de falsación haya que descartarla del todo. De hecho, en la nota sobre conocimiento y Althusser, planteo que en la solución que da Westphal al problema del conocimiento (siguiendo a Hegel), de fondo hay una idea de falsación. Pero esta no ocurre como plantea Popper; se une a la verificación. Si digo, por caso, en el sistema capitalista hay una tendencia a la concentración del ingreso, los datos que brindan Piketty y otros refuerzan la hipótesis. Si encuentro que entre 1930 y 1970 esa tendencia no se cumplió, no tengo por qué desechar la teoría; puedo encontrar explicaciones adicionales que encajen y expliquen el problema. En lo personal, algo de esto me sucedió con la discusión sobre cómo opera la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia (y la discusión sobre el teorema Okishio). Remito de nuevo al libro de Sokal.

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      rolandoastarita

      15/04/2015 at 10:20


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