Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Gerald Cohen acerca de los trabajadores «libres»

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Rolando Astarita [Blog] Marxismo & Economía El paro general del juevesEn una nota anterior me referí a lo que Marx consideraba el supuesto histórico del modo de producción capitalista, la existencia de trabajadores “libres” en dos sentidos: en que hubieran sido “liberados” de los medios de producción (en particular, los campesinos de sus lotes de tierra e instrumentos de trabajo), y que fueran libres de concurrir al mercado a vender su fuerza de trabajo. Muchas veces se piensa que la utilización por Marx del término “libre” en el primer sentido tiene una carga irónica. Sin negar que pueda haber algo de esto, lo esencial sin embargo es que el término parece vincularse con la idea de que el modo de producción capitalista cumple un rol progresivo con respecto a las formas de producción anteriores. Hasta donde alcanza mi conocimiento, el autor que mejor ha explicado la cuestión es Gerald Cohen, en “Marx’s Dialectic of Labor, Philosphy and Public Affairs, 1974, vol. 3, pp. 235-261. Dado que este aspecto del pensamiento de Marx es poco conocido, en esta nota resumo las ideas centrales del trabajo de Cohen. En este respecto, lo que sigue se inscribe en el propósito de este blog de promover el conocimiento y el debate de las ideas socialistas. Al finalizar, presento algunas conclusiones acerca del carácter contradictorio del sistema capitalista, y su relación con la crítica marxiana.

Un proceso dialéctico

Cohen comienza su artículo diciendo que en el Manifiesto Comunista Marx satirizó a aquellos que combatían el capitalismo en nombre de los valores tradicionales que estaba erosionando el modo de producción capitalista. Sostuvo que la respuesta de esos críticos era ciega a las posibilidades que crea el capitalismo, y que realiza parcialmente. A diferencia de los críticos románticos del capitalismo, Marx consideraba que entre los males de la sociedad capitalista existían aspectos positivos que deberían ser preservados y desarrollados en un futuro socialista. Para comprender esta cuestión, Cohen introduce la noción de proceso dialéctico.

Partiendo de Hegel, plantea que en algunos desarrollos se da un progreso a través de tres estadios: la unidad sin distinción, la separación y la unidad en la separación; y que esta secuencia es aplicable a muchas relaciones. Así, una persona puede estar relacionada con su esposa, su familia, su país, su trabajo, su rol, su cuerpo, etcétera, atravesando las tres actitudes. Por ejemplo, en el primer estadio (unidad) puede no distinguirse a sí mismo y lo que es para el otro con quien está relacionado. Luego, puede poseer un fuerte sentido de su otredad, de manera que la cosa o persona con la que se sentía fundido, ahora le parezca ajena a él (estadio de opuestos separados). Por último, puede tener ese sentimiento, pero encontrarlo compatible con un estrecho compromiso (estadio de reunión).

Cohen entonces aplica el término “dialéctico” a procesos de este tipo. Dirá que un sujeto atraviesa un proceso dialéctico si pasa de un estadio en el que está indiviso de algún objeto, a un estadio en el que se separa del mismo de una manera que crea desunión, y luego a un estadio en el que persiste la distinción pero se restaura la unidad. Llama al primer estadio “unidad indiferenciada”, al segundo “desunidad diferenciada” y al tercero “unidad diferenciada”. Precisemos que no piensa que todo proceso de crecimiento espiritual es “dialéctico” en el sentido indicado; tampoco afirma que sea la única manera de utilizar el término “dialéctica”. Y aclara que no habla de leyes dialécticas. Esto es, el proceso que muestra la estructura indicada será dialéctico, al margen de si cada uno de los estadios genera, o no, el siguiente. Baste que por alguna razón un estadio siga al otro. Además, no plantea que toda relación entre sujeto y objeto esté sometida a este proceso dialéctico. Simplemente afirma que muchos procesos en los cuales el sujeto y el objeto están implicados en una relación cambiante, se conciben bien como transiciones desde la unidad indiferenciada a la unidad diferenciada, a través de la desunidad diferenciada.

La libertad negativa

Cohen analiza entonces la libertad implicada en el segundo estadio, el de la separación. Como vimos, en este estadio el sujeto se separa y libera del objeto, o del sujeto, al cual estaba atado, y se experimenta a sí mismo como separado de él. Experimenta así “la libertad de la separación”, en oposición a la situación en la que estaba completamente entrelazado con el objeto o sujeto del que se ha separado. Aclaremos que esta experiencia de libertad no es la de la libertad de constricciones. Es que cualquiera fuera la cosa a la que antes estuviera unido el sujeto, la misma ahora puede limitar y presionar las elecciones del sujeto, y éste puede estar consciente de que así lo hace. En otras palabras, el hecho de que el sujeto haya puesto una distancia entre el objeto y él, no significa que el objeto no pueda constreñirlo por acción a la distancia. No es que necesariamente suceda así, pero puede constreñirlo. Lo importante, sin embargo, es que una persona que no tiene la libertad de separarse no se trata a sí mismo como separado de lo que compromete esa libertad, de una manera que le permita pensar en esa cosa como impidiéndole, o imponiéndole un dictado. En otros término, no experimenta esa cosa como en oposición a su voluntad, ya que ella envuelve su voluntad. Si estoy completamente sumido en una unión indiferenciada con X, no tendré conciencia de mí mismo como capaz de independizarme de X. Por eso, sólo cuando me separo de X, cuando tomo distancia, puedo adquirir conciencia de la situación en que me encontraba, de la manera en que X coartaba mis posibilidades de hacer cosas, o decidir, etc.

Del artesano medieval al proletariado moderno

Este enfoque lo aplica Cohen al pasaje desde el artesanado medieval al trabajador bajo el sistema capitalista. Muchos piensan esta transición como el paso desde un mundo idílico al infierno capitalista. Pero Marx, si bien en algunos pasajes desliza esta idea, no acepta, en esencia, la visión romántica. En su opinión, los valores del artesanado tradicional revelan el estado de unidad indiferenciada en que el productor se encuentra con su trabajo y sus medios de producción. Su contentamiento con el mismo, y su absorción en él, conformaban lo que Marx llamó una relación servil; se identificaba con su trabajo y su rol, pero su mente estaba sujeta a su ocupación. Está cautivo en sus condiciones de trabajo tradicionales como “un caracol dentro de su caparazón”.

El proletariado moderno, en cambio, no se preocupa por el tipo de trabajo que realiza. Por supuesto, su indiferencia hacia su trabajo manifiesta su alienación, pero también presagia un nacimiento de libertad. Es que el hecho de que el trabajador del siglo XIX no tenga propiedad (y esto explica su miseria), significa sin embargo una independencia, una separación de esta máquina en particular y de este trabajo en particular. El trabajador moderno “libre” está obligado a gastar la mejor parte de su tiempo y energía haciendo lo que no tiene inclinación a hacer, en el trabajo fabril, donde su trabajo es controlado. No ha escapado de la constricción, pero ha ganado la libertad de la separación. Es una separación que el hombre medieval no conoce. En la Cuestión de la vivienda Engels decía que era necesario cortar el cordón umbilical que ataba al productor del pasado a la tierra, y añadía que el tejedor manual que tenía su pequeña casa, y su lote al lado de la casa junto a su telar, era un hombre quieto y contento, a pesar de su miseria y de toda la presión política. Ese trabajador del pasado no podía concebir siquiera la idea de rechazar sus condiciones de vida, ya que se entendía a sí mismo como parte de ellas. Estaba hundido en el objeto, en la naturaleza, los medios de producción, la tierra y el entorno inmediato. Como decía Hegel, el hijo sucedía al padre como una estación sucede a la otra; era su destino natural. Por lo tanto, la transición al trabajo asalariado capitalista es desde lo que Marx llama “condiciones de existencia naturwuchsig (naturales)”, a la alienación, la individualidad abstracta, y la libertad de la separación. Sólo los trabajadores asalariados están en una relación con sus condiciones de vida y trabajo. Con esto se quiere decir que uno puede estar relacionado con algo sólo si uno es convenientemente independiente de ello. Los trabajadores medievales, en cambio, están “fusionados” con sus instrumentos de trabajo. Aunque ese trabajo permitió la especialización, la división del trabajo en el taller y la generación de las herramientas que habrían de simplificar el trabajo. Lo que daría lugar, a su vez, a la indiferencia hacia los trabajos concretos, en la manufactura primero, y luego en la gran industria.

De nuevo, sobre la dialéctica del proceso

Vimos entonces que en el primer estadio el artesano está atado a sus elementos de trabajo y a sus circunstancias, absorbido en una célula particular dentro del cuerpo social, que está en paz con la naturaleza. Por oposición, el proletariado está libre de esta carga, pera también desprovisto del solaz y seguridad que le confiere. Disfruta de independencia, pero pierde la posesión que conoció el artesano. El trabajador anterior al proletariado moderno tiene el derecho y la obligación de trabajar con medios de producción particulares en un lugar particular; está provisto de medios de producción y atado a ellos. Luego, el episodio central en el surgimiento del capitalismo es la separación del trabajador de sus medios de producción. Por lo tanto, en la sociedad moderna el proletariado no tiene el derecho ni la obligación de trabajar en ninguna fábrica en particular; y una vez establecida la separación con respecto a los medios de producción, la misma se reproduce a sí misma. Pero la producción capitalista, a su vez, permite desarrollar las potencialidades laborales. Es que la producción artesanal bloqueaba un desarrollo ulterior de la facultad productiva, al impedir la colectivización del trabajo, premisa del incremento de la productividad. El capitalismo, en cambio, socializa el trabajo y lesiona el orgullo artesano, porque hace que el trabajador coopere sistemáticamente con otros y “desarrolla las capacidades de su especie” (Marx). Por esta vía entonces, el ser humano trasciende sus limitaciones al trabajar con otros. Es la sumisión a la producción capitalista la que permite el desarrollo de la productividad. Aunque esto se realiza bajo una forma alienada, ya que las virtudes del trabajo específicamente humano son realizadas como propiedades de la industria o la fábrica como conjunto, pero negadas al ser humano. Por eso, el trabajador socialista tendrá que establecer alguna nueva forma de unidad con esta situación, sin sacrificar la autonomía adquirida.

Trabajo abstracto y necesidades

El desarrollo de las potencialidades de la producción también va vinculado al hecho de que el trabajo abstracto adquiere “realidad”. Recordemos que Marx consideraba que el trabajo, en tanto generador de valor, es “abstracto”, en el sentido que no se tienen en cuenta sus características particulares, sino el que es gasto humano de energía, y como tal, trabajo indiferenciado. Esto significa que, bajo el sistema capitalista, el interés inmediato en el trabajo es por su cualidad abstracta de producir riqueza en general, valor, sin importar su corporización particular. Pero también en el sistema capitalista, con la simplificación de las operaciones productivas -producto de la división del trabajo y la mecanización- disminuyen las diferencias entre los trabajados particulares, de manera que el trabajo abstracto pasa a ser una realidad. En el sistema artesanal, o en general en las formas precapitalistas, lo que prevalece es el trabajo concreto, esto es, el trabajo en cuanto productor de valores de uso; y los productores están atados al carácter concreto de ese trabajo de por vida.

En el modo de producción capitalista, en cambio, los trabajadores pasan fácilmente de un tipo de actividad a la otra, siendo para ellos accidental y hasta irrelevante, el tipo particular de actividad en que están empeñados. En muchas empresas y ramas los tiempos de entrenamiento de los operarios llevan apenas algunos días para que alcancen la producción estándar de sus compañeros. El trabajo se experimenta cada vez más -al menos en amplias franjas- como gasto puro de energía. De ahí, plantea Cohen, que el proletariado aspire a desarrollar sus habilidades en general. Una aspiración que no tenía el artesano, porque desarrollaba algunas pocas habilidades que se habían fusionado con sus condiciones de trabajo y de vida, y no podía concebir trascenderlas. De nuevo tenemos las contradicciones a ser superadas: para Marx, el trabajo medieval es concreto, pero no es universal. El trabajo moderno, en cambio, es universal, pero abstracto; el trabajador no está confinado, pero su actividad ha perdido forma y sentido. La actividad bajo el comunismo debe ser a la vez universal y concreta.

Por otra parte, en las formaciones precapitalistas, dada la limitación de la producción, también las necesidades son limitadas. El sentido de satisfacción tiene vinculación directa con ese carácter limitado de las necesidades. El capitalismo, en cambio, al desarrollar las fuerzas productivas, genera nuevas necesidades, que la clase obrera no satisface, o satisface solo parcialmente. Lo cual genera tensiones y polarización social. Por eso, si bien Marx era consciente del carácter destructivo del capitalismo, también veía un aspecto progresivo en la destrucción de las viejas formas de producción, la superación de fronteras nacionales y prejuicios, la satisfacción con las necesidades existentes, confinadas en límites estrechos, la reproducción invariante de las formas tradicionales de vida.

Conclusiones

El texto de Cohen echa luz sobre uno de los aspectos de la concepción de Marx que más dificultades presenta para aquellos que la abordan desde esquemas de pensamiento “blanco o negro”, y no hay alternativa. A diferencia de los socialistas utópicos, que en el mundo capitalista no veían más que males, Marx entiende que se trata de una realidad contradictoria, esto es, en la que anidan tendencias opuestas. El capitalismo no solo es un sistema basado en la explotación, que genera alienación, guerras, desocupación o envía al pauperismo a millones. También genera, indisolublemente vinculado al desarrollo de las fuerzas productivas que promueve, las posibilidades materiales y sociales de la liberación de los oprimidos y explotados. En este punto, la diferencia entre el enfoque de Marx y Engels, por un lado, y el de los socialistas utópicos, no podía ser más marcado. Los socialistas utópicos solo encontraban males en el capitalismo (“el mundo es inmundo”, como me decía un dirigente de izquierda, hace unos años), y por eso proyectaban en sus cabezas un mundo ideal, completamente cortado de lo existente. En Marx y Engels, por el contrario, es a partir de lo existente, de lo que el propio capitalismo genera (la contradicción entre el capital y el trabajo, entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción), que se desarrolla el antagonismo y la lucha de clases. Por eso también, la crítica del marxismo es interna, inmanente, al propio sistema de producción. No surge “desde afuera”, simplemente se basa en el desarrollo de las contradicciones inherentes al sistema. Pienso que ésta es la base para la elaboración de una táctica política fundada en la teoría marxista. Mis diferencias con el habitual y dominante (en la izquierda) socialismo pequeño burgués (en sus diversas expresiones, estatistas burguesas, nacionalistas burguesas, o románticamente reaccionarias), tienen como punto de partida esta diferente concepción.

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Gerald Cohen acerca de los trabajadores «libres»

 

Written by rolandoastarita

11/03/2013 a 09:00

33 respuestas

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  1. Rolando, dónde puedo conseguir el texto de Cohen (en español o en inglés)?

    Gracias y saludos

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    Francisco Travía

    11/03/2013 at 12:47

  2. Muy interesante la lectura. Mi duda gira acerca del segundo sentido de libre («y que fueran libres de concurrir al mercado a vender su fuerza de trabajo…»), este segundo sentido me resulta difícil de dimensionar. En el fetichismo, Marx me parece que desarrolla en forma implícita, según lo que comprendo, este segundo sentido de la libertad. ¿Puede ser que el productor de mercancías y la sociedad productora de mercancías posibiliten un tipo de sociedad en donde los hombres sean libres en el sentido de que organizan su trabajo social por medio de un objeto (mercancías) y en tal sentido no establezcan lo social a partir de lazos de dependencia personal? Pienso sobre todo cuando Marx subraya que el trabajo del productor de mercancías se hace de forma privada e independiente. ¿G. Cohen no trabaja este segundo aspecto de la libertad en Marx?

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    Daniel

    11/03/2013 at 15:23

  3. Rolando, en la época de Marx (siglo XIX) invocaba a la revolución proletaria, siendo en aquellas épocas atrasados (aun en países como Alemania e Inglaterra). ¿no te parece que fue un error de Marx querer promover la revolución en una época donde no existía la automatización de las cosas?

    ni siquiera hoy en día podemos hablar con certeza que tal tecnología exista, algunas cosas si, pero muchas otras no, no te parece muy prematuro hoy para promover la revolución?

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    carlos

    11/03/2013 at 15:52

  4. Gracias a los dos!

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    Francisco Travía

    11/03/2013 at 16:37

  5. Gracias Rolo por el articulo….. era un aspecto sobre el cual no había reflexionado. Buscare el artículo de Cohen para ver si en los tiempos «libres» puedo leerlo.

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    aristides

    13/03/2013 at 11:15

  6. Rolando, en la época de Marx (siglo XIX) invocaba a la revolución proletaria, siendo en aquellas épocas atrasados (aun en países como Alemania e Inglaterra). ¿no te parece que fue un error de Marx querer promover la revolución en una época donde no existía la automatización de las cosas?

    ni siquiera hoy en día podemos hablar con certeza que tal tecnología exista, algunas cosas si, pero muchas otras no, no te parece muy prematuro hoy para promover la revolución?

    (¿ algún marxista no dogmático me puede contestar estar pregunta por favor?, rolando no desea responderme)

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    PABLO

    13/03/2013 at 16:33

  7. Para criticar la versión romántica no hace falta centrarse en la unión del artesano medieval (o campesino) con sus medios de producción.

    Con la hipótesis según la cual la alienación que carateriza al modo de producción feudal es la centrada en las relaciones sociales «ideológicas», esto es: desposesión de los símbolos de linaje y estatus -Sres.-caballeros/siervos- en virtud de las cuales opera la desigualdad material, la opresión y dominación, ya es suficiente para obtener una crítica al MPF sin necesidad de filosofar sobre el significado de la unión de los productores directos con sus condiciones materiales de producción.

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    oti

    13/03/2013 at 18:02

  8. Rolando me sumo a la consulta, de Daniel, acerca del segundo aspecto de libre en la que se encuentra el trabajador (o todo productor de mercancias segun algunas interpretaciones). Sobre este segundo aspecto a insistido mucho, en sus libros y seminarios sobre El Capital, Juan Iñigo Carrera. Me llama mucho la atención que no sea señalado como importante por casi nadie (segun tengo entendido). Segun este economista el productor mercantil debe su condición de individuo libre porque se ha enajenado en la mercancia. A partir de esto ,que estaría desde la forma de valor y el fetichismo, Carrera desarrolla toda su explicación acerca de Marx.

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    facundo

    16/03/2013 at 21:11

    • O bien no entiendo la pregunta, o aquí hay una confusión. El productor simple de mercancías no vende su fuerza de trabajo, y es propietario de sus medios de producción. Cuando Marx habla del trabajador «libre», se refiere al individuo que no es propietario de sus medios de producción.

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      rolandoastarita

      17/03/2013 at 00:42

  9. Tiene razón. En la parte que usted cita, Marx habla solo en relación a la libertad del trabajador (proletario). Pero la segunda acepción o parte: «libre de concurrir a vender su fuerza de trabajo al mercado» se podría comprender que también la tiene cualquier productor de mercancías. Y es esto lo que resalta el autor que cite. Por ello le preguntaba acerca del contenido de esa segunda determinación de la libertad que tiene el trabajador (proletario). De ser así esto estaría anunciado desde la forma del valor y el fetichismo (aunque no se hable puntualmente todavía del proletariado ni de clases sociales).

    Cito el autor mencionado «…¿a qué le debe el productor de mercancías su condición de individuo libre? Se la debe a que no se encuentra sometido a dependencia personal alguna en la organización de su trabajo individual; o sea a que realiza su trabajo de manera privada e independiente. De modo que la unidad del proceso de producción y consumo social del que él es un órgano individual, se establece a través de la representación del trabajo socialmente necesario gastado individualmente de manera privada e independiente, como el valor de las mercancías. De no establecerse de este modo, necesitaría hacerlo a través de las relaciones de dependencia directa entre personas» («Conocer el Capital hoy» pag 61).

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    facundo

    17/03/2013 at 01:44

    • Pero se trata de un tipo de relación distinta, que por eso mismo está en la base de dos formas fetichizadas distintas.
      En el caso de la producción mercantil el fetichismo surge de la misma forma mercancía, del hecho de que la igualdad entre los trabajos humanos asume la forma de igualdad de valores (de cosas «que valen»). Se trata de una relación entre contenido y forma; es precisamente la forma la que oculta el contenido y da lugar «al carácter enigmático que distingue al producto del trabajo una vez que asume la forma mercancía» (Marx).
      Pero la relación mistificada no se reduce a esto. Reaparece en el resto de las categorías, entre ellas en la venta de la fuerza de trabajo. Y en cada una de esas instancias, tiene su especificidad. En el caso del trabajador asalariado, el valor de la fuerza de trabajo aparece bajo la forma mistificada del «salario», esto es, aparece como «pago del trabajo». Por eso no es casual que la economía burguesa hable de «pago del servicio del trabajo». Al pasar, señalo que muchas veces este aspecto del asunto se pasa por alto; hay gente que piensa que en la teoría de Marx la diferencia entre valor de la fuerza de trabajo y salario es meramente cuantitativa, cuando la realidad es que la diferencia fundamental es cualitativa. Aquí hay una forma de mistificación específica. De la misma manera, la ganancia, renta e interés son las formas mistificadas en que aparece la plusvalía.

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      rolandoastarita

      17/03/2013 at 10:10

  10. y mi pregunta no la contestas? te caigo espeso? contestame rolando…

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    carlos

    17/03/2013 at 05:08

    • No tengo ninguna obligación de responder preguntas. Aquí escribe cantidad de gente, que hace sus planteos y cuestionamientos, y cada cual es libre de elegir responder, o no. Además, y en lo que me atañe, no puedo estar respondiendo todo lo que se escribe. Hay gente que, en mi humilde opinión, escribe disparates de tal magnitud, que solo el aclararlos me llevaría mucho tiempo. Y trato de administrar mi tiempo de la mejor manera, y dedicarlo a las cuestiones que me parecen más interesantes. Por último, tampoco sé a qué pregunta se refiere. Hay muchas intervenciones, y algunas se me pierden.

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      rolandoastarita

      17/03/2013 at 09:55

  11. Hola Rolando, ya que surgió en comentarios anteriores quería comentar lo que he comprendido respecto a la segunda acepción de libertad en el productor de mercancías y recibir tu opinión para corregir mi interpretación.
    Según entendí en la producción capitalista TODO productor de mercancías es «libre» (el que vende la fuerza de trabajo, el productor simple de mercancías, y también el que CONTRATA la fuerza de trabajo). es realmente así? dentro de «productor de mercancías» también entraría la categoría de quien contrata la fuerza de trabajo?
    Espero haber sido claro. Muchas gracias!

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    Tomi Nacho

    17/03/2013 at 11:52

    • Aquél que no tiene medios de producción y es libre de vender su fuerza de trabajo padece una constricción de la que está libre el productor simple de mercancías. El primero está obligado a intentar vender su fuerza de trabajo para subsistir, y por lo tanto, está obligado a intentar entrar en una relación de explotación, como explotado. No es la situación del productor simple de mercancías; éste, en principio, no es explotado. Tampoco es la del empresario que contrata la fuerza de trabajo; éste es libre de no contratar, de mudar su capital a otro lado, de consumirlo, etc.

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      rolandoastarita

      17/03/2013 at 12:39

  12. Si el empresario muda su capital, deja de contratar en un lugar para contratar en otro. Si lo consume, deja de ser empresario. Será libre, pero no será más empresario.

    El empresario está sujeto a relaciones independientes de su voluntad, mientras quiera seguir siendo empresario. Para explotar a los trabajadores necesita comprarles su fuerza de trabajo.

    Marx habla de una «libertad» para ingresar a una sujeción. Al campesinado y artesanado medieval había que separarlos de sus medios de producción porque si no no era posible hacer que vendan su fuerza de trabajo. Sólo venden su fuerza de trabajo aquellos que no tengan nada más que eso (su fuerza de trabajo), porque si tuvieran medios de producción no la venden.

    Lo que provoca el capitalismo no es «liberar» al productor directo (campesino, artesano) de unas supuestas relaciones atrasadas basadas en la unidad del productor con sus medios de producción, sino es liberarlo de las relaciones atrasadas basadas en su separación de los elementos ideológicos y políticos propios de los modos de producción precapitalistas: privación de la ciudadanía; servidumbre, privación de linaje, estatus y símbolos de poder, etc.

    Si hay algo «positivo» o «progresivo» en el capitalismo sería eso, no hacer que los productores directos salgan de un supuesta esclavitud para entrar en otra. La esclavitud de las relaciones sociales precapitalistas no las vamos a encontrar en las relaciones de producción económica, puesto que allí encontramos, miremos donde miremos, unión de los productores con sus medios de producción. Y no hace falta adjetivar «filosóficamente» esa unión para revelar sus males.

    Siguiendo la lógica, esto tendría repercusiones en la cuestión del poder de clase, puesto que lo que da poder en las relaciones capitalistas (control sobre medios de producción), no lo daría en las relaciones precapitalistas, puesto que sino, deberíamos admitir que la clase dominante en el esclavismo o feudalismo serían los esclavos o los campesinos o artesanos, lo cual sería un disparate.

    Esa es la especificidad de las relaciones precapitalistas: que las relaciones de dominación, dependencia y subordinación de los productores directos no excluyen su unión con los medios de producción.

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    oti

    17/03/2013 at 14:53

  13. Ante todo pido disculpas por hacer una pregunta que no se refiere al texto sobre Cohen. Ahora el atrevimiento: ¿Cuál es el valor de uso del dólar en tanto equivalente general? ¿Cómo puede ser que una mercancía nazca sólo para ser equivalente general?
    No pretendo una respuesta de Rolando, imagino que cualquiera de los asiduos puede responderme sin mucho esfuerzo.

    Muchas gracias.

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    Pedro

    17/03/2013 at 16:00

  14. Disculpe don Rolando, tambien por no escribir un comentario sobre el tema, pero solicito su orientacion, debo realizar una investigacion sobre deficit fiscal, quiero saber como puedo enfocarla desde la teoria marxista. Agradece su ayuda.

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    María

    17/03/2013 at 22:47

    • Escribí sobre algunas cuestiones de déficit y gasto fiscal en polémica con economistas K en esta nota. Tal vez le pueda servir también la bibliografía citada.

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      rolandoastarita

      18/03/2013 at 08:39

    • Gracias muy interesante, tiene algun correo al que le pueda escribir?

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      María

      18/03/2013 at 17:50

    • Mi correo es rastarita@gmail.com

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      rolandoastarita

      18/03/2013 at 23:05

    • Buen día, le escribí a su correo me gustaría saber si lo recibió

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      Francis

      24/03/2013 at 22:30

    • Sí, lo recibí, pero no tuve tiempo de responderlo. Por ahora, estoy tapado de cosas.

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      rolandoastarita

      24/03/2013 at 22:32

    • Bueno esperare, se que será de mucha ayuda. Gracias.

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      Francis

      24/03/2013 at 22:34

  15. Rolando,disculpe,por qué aparece con publicidad el blog?

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    Andres Alejandro

    19/03/2013 at 00:59

    • Las versiones gratuitas de WordPress introducen publicidad. Su querés evitarla, hasta donde yo sé, tendrías que hacerte una cuenta de WordPress y navegar por el blog accediendo a ella.
      La publicidad que ves aquí no la manejamos nosotros.
      Saludos.

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      astadiego

      19/03/2013 at 06:37

  16. Gracias por tu respuesta Diego

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    Andres Alejandro

    19/03/2013 at 11:52

  17. Rolando: ¿Conoce usted el Bitcoin? Me gustaría saber su opinión al respecto en un tema futuro.

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    ESTEBAN

    20/03/2013 at 02:41

    • En otro trabajo (está en mi página web) critiqué la idea de que pudiera existir dinero virtual, o electrónico. No puedo desarrollarlo aquí; tal vez más adelante, cuando esté más despejado de tiempo, escriba sobre esto. Agrego que autores poskeynesianos también criticaron esta idea.

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      rolandoastarita

      20/03/2013 at 09:44

  18. Rolando y Cros. que opina del nuevo papa y los panqueques kirchneristas?
    En mi laburo están todos muy manija con el asunto. Flor de retroceso nos tenemos que morfar ahora.
    Saludos, sigo siempre sus notas.

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    escarbadientes

    20/03/2013 at 12:09


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