Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Competencia «a lo Marx» y monopolio (I)

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn varias ocasiones, en los “Comentarios” del blog, se ha tocado la cuestión de si es correcta la tesis de la preeminencia del monopolio en el capitalismo contemporáneo. La misma fue adelantada por Hilferding, Hobson, Bujarin y Lenin, a principios del siglo XX, y fue adoptada luego por la mayoría de la izquierda. Stalinistas, trotskistas, maoístas, guevaristas, socialdemócratas, nacionalistas de izquierda y radicales izquierdistas de las más diversas tendencias, parecen coincidir en que hacia finales del siglo XIX la concentración del capital habría llegado a un nivel tal que habría producido un cambio cualitativo del modo de producción capitalista: se habría pasado del capitalismo de la libre competencia, al capitalismo monopólico. Desde este enfoque, las explicaciones discurren siempre por los mismos carriles. ¿Por qué suben los precios en Argentina? Respuesta: porque los grupos monopólicos, formadores de precios, suben los precios a voluntad. ¿Por qué suben los precios de los alimentos a nivel mundial? Porque los grupos financieros monopolistas manipulan los mercados de futuros. ¿Por qué sube el petróleo? Porque las grandes empresas petroleras dominan el mercado y establecen los precios. Y así de seguido (aunque algunas preguntas jamás se formulan; por ejemplo, ¿por qué en Japón ha habido fuertes presiones deflacionarias en los últimos 15 años? ¿Acaso porque aquí los monopolios decidieron bajar los precios? Nadie parece preguntarse ni responder. Pero estos son “detalles”). En cualquier caso, el diagnóstico permanece idéntico. El problema es el dominio monopólico.

Debo decir que durante mucho tiempo compartí esta visión. Sin embargo, desde hace años, he cambiado mi postura, influenciado en buena medida por Anwar Shaikh, y otros autores, que han criticado la tesis del dominio monopólico. Esencialmente, sostengo que actualmente la competencia desempeña un rol por lo menos tan importante como en el siglo XIX, y que esto explica por qué las leyes que gobiernan la formación de los precios, presentadas por Marx en El Capital (y otros escritos), siguen siendo válidas. En particular, sigue vigente la ley del valor trabajo, la tendencia a la formación de una tasa media de ganancia y la tesis de que los precios de producción son “centros” en torno a los cuales oscilan los precios de mercado. Pero cuando afirmo esto, es bastante común que se me acuse de adherir a la tesis neoclásica de la competencia perfecta. A fin de despejar esta objeción, y contribuir al debate, en esta nota presento la noción de competencia en Marx, su diferencia con las llamadas “competencia perfecta” y “competencia imperfecta”, y algunas consecuencias que se desprenden con respecto a la tesis del capitalismo monopólico. He dividido la nota en dos partes.

Marx, ley del valor y competencia

El punto de partida de la crítica de Marx a la economía política burguesa es la ley del valor trabajo. El fundamento social de la ley es el fraccionamiento de los medios de producción entre muchos productores, independientes unos de los otros. Debido a la falta de coordinación ex ante entre estos productores, existe un nexo interno que los conecta, el mercado. En éste, por medio de los precios, se comparan en los hechos los tiempos de trabajo invertidos en la producción (esto es, se comparan productividades) y se “sancionan” los tiempos de trabajo privado en cuanto generadores, o no, de valor; en otras palabras, se distribuyen los tiempos de trabajo social. Es allí donde “la casualidad y el arbitrio llevan a cabo su enmarañado juego en la distribución de los productores de mercancías y de sus medios de producción entre los diversos ramos sociales del trabajo” (Marx, 1999, t. 1, p. 433). Impera, por lo tanto, un mecanismo de distribución de los tiempos de trabajo, y división del trabajo, distinto al que impera al interior de una empresa. “La norma que se cumplía planificadamente y a priori en el caso de la división del trabajo dentro del taller, opera, cuando se trata de la división del trabajo dentro de la sociedad, solo a posteriori, como necesidad intrínseca, muda, que sólo es perceptible en el cambio barométrico de los precios del mercado y se impone violentamente a la desordenada arbitrariedad de los productores de mercancías”. (…) … la división social del trabajo contrapone a productores independientes de mercancías que no reconocen más autoridad que la competencia, la coerción que ejerce sobre ellos la presión de sus mutuos intereses, así como también en el reino animal la bellum omnium contra omnes (guerra de todos contra todos) mantiene, en mayor o menor medida, las condiciones de existencia de todas las especies” (idem, pp. 433-4). Una consecuencia de esto es que la economía no puede ser «manejada» o regulada a voluntad por los capitalistas (véase más abajo).

Necesariamente, para que los diversos valores “individuales” se nivelen “para formar un solo valor social”, o sea, el valor de mercado, “se requiere una competencia entre los productores de mercancías del mismo tipo, lo mismo que la existencia de un mercado en el cual se ofrezcan conjuntamente las mercancías” (Marx, 1999, t. 3, p. 228). La competencia opera entonces formando un único valor social en el mercado. Pero la competencia también opera a través del movimiento de los capitales; éstos no invierten en las ramas en que la rentabilidad es más baja (o intentan salir de ellas), e invierten en las ramas en que la rentabilidad es más alta. Por eso, las empresas están sometidas a una doble presión. Por un lado, sienten la competencia de las empresas ya instaladas en la rama; algunas tienen tecnología superior al promedio de la rama, otras inferior, etc., y de este choque se forman los valores sociales. Por otro lado, están sometidas a las presiones que derivan de la entrada de nuevos capitales a la rama (o de la amenaza de entrada); y de aquí se sigue la formación de una tasa media de ganancia, y de precios de producción. Observemos que en la medida en que el capital deviene más mundializado, esta presión se intensifica, tendencialmente.

Se da así un proceso por el cual permanentemente la oferta y la demanda hacen oscilar los precios por encima y por debajo de los precios de producción, a la vez que los precios de producción modifican la oferta y la demanda: “”Si se modificase el valor de mercado (Nota: Marx utiliza este término como sinónimo de precio de producción), se modificarían asimismo las condiciones en las cuales podría venderse la masa global de las mercancías. Si el valor de mercado baja, se amplían en promedio las necesidades sociales… pudiendo absorber, dentro de ciertos límites, mayores masas de mercancías. Si el valor de mercado aumenta, se contraen las necesidades sociales de esa mercancía, y se absorben menores masas de ella. Si en consecuencia la oferta y la demanda regulan el precio de mercado, o mejor dicho las desviaciones de los precios de mercado con respecto al valor de mercado, por otra parte el valor de mercado regula la relación entre oferta y demanda o el centro en torno al cual las fluctuaciones de la oferta y la demanda hacen oscilar, a su vez, los precios de mercado” (idem, p. 229). La oferta y la demanda juegan un rol indudable en el funcionamiento de la ley del valor, aunque no determinan ni regulan el centro, o valor de mercado (precio de producción) en torno al cual oscilan los precios de mercado. Por esta razón no puede explicarse nada por la oferta y la demanda hasta que no se haya explicado la ley sobre la base de la cual operan la oferta y la demanda (ver ídem, p. 230). “Cuando la oferta y la demanda se anulan mutuamente, dejan de explicar nada, no actúan sobre el valor de mercado, y con más razón nos dejan a oscuras en cuanto a por qué el valor de mercado se expresa precisamente en esta suma de dinero, y no en otra” (ídem, p. 239). El punto es importante ya que mucha gente piensa, erróneamente, que Marx negó todo rol a la oferta y la demanda (lo cual equivaldría a negar la competencia). Lo que dice Marx es que la oferta y la demanda, por sí, no explican nada; no afirma que no jueguen un rol.

Es también por medio de este mecanismo competitivo que las leyes del capitalismo, y por ende la ley del valor, se imponen sobre los productores. “La libre competencia impone las leyes inmanentes de la producción capitalista, frente al capitalista individual, como ley exterior coercitiva” (Marx, 1999, t. 1, p. 326). Esta coerción está detrás del incremento de la explotación del trabajo, del cambio tecnológico, el aumento de la escala de producción y el consiguiente aumento de la productividad. “La lucha de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías. La baratura de éstas depende, ceteris paribus, de la productividad del trabajo, pero ésta, a la vez, de la escala de la producción” (Marx, 1999, t. 1, p. 778). Por este motivo, en el capitalismo competitivo la guerra de precios desempeña un rol central. En busca de plusvalías extraordinarias, los capitalistas introducen el cambio tecnológico, aumentando la productividad (Marx, 1999, t, 1, cap. 10). Y este mismo proceso impulsará a la sobreproducción y la sobreacumulación, que están en la base de las crisis capitalistas. Es significativo que en la visión «predomina el monopolio», la guerra de precios no juega un rol sistemático, o relevante.

Precio y ganancia de monopolio

A diferencia del precio determinado por la ley del valor trabajo, el precio de monopolio, considerado en general, es “un precio determinado únicamente por la apetencia de compra y la capacidad de pago de los compradores, independientemente del precio determinado por el precio general de producción así como por el valor de los productos” (Marx, 1999, t. 3, p. 986). Marx presenta en seguida el caso de un viñedo del que se obtiene un vino de excepcional calidad, que solo puede producirse en cantidades reducidas, y cuyo precio está determinado por la disposición de la demanda (digamos, bebedores distinguidos y con recursos), con independencia del valor y del precio de producción. Aquí no existe ley interna que gobierne el precio. Aclaremos que no debe confundirse con el precio de producción que rige en los mercados de los productos agrícolas o mineros, y que da lugar a la formación de la renta diferencial. Nunca se insistirá lo suficiente en que la renta de la tierra (o minera) no es explicada, en El Capital, por la imposición de algún recargo monopólico. La renta diferencial presupone el precio de producción general de las mercancías (ver, por ejemplo, Marx, t. 3 p. 830).

Un caso particular de precio de monopolio ocurre cuando es posible establecer un precio superior al precio de producción, a partir de algún monopolio natural o artificial. Aquí habría una transferencia de ganancia desde otros productores mercantiles: “El precio monopólico de ciertas mercancías sólo transferiría una parte de la ganancia de los otros productores mercantiles a las mercancías con precio monopólico” (idem, p. 1093). Esto significa “una perturbación local en la distribución de plusvalor entre las diferentes esferas de la producción”, lo que sin embargo no altera la masa de plusvalor (ver idem). En este caso no hay ley interna que regule la cuantía de esa transferencia de plusvalía desde las empresas sin poder de monopolio a las empresas monopólicas.

De todas maneras, Marx consideraba estos casos como perturbaciones, sin carácter sistemático, como lo demuestra el hecho de que en El Capital el precio de producción está determinado por la tasa media de ganancia, y ésta es un resultado de la concurrencia entre los capitales. En el siglo XX, en cambio, los más destacados partidarios de la tesis del monopolio tendieron a pensar que el precio de monopolio, superior al precio de producción, había pasado a ser sistemático. En su opinión, las ramas más importantes de la economía estaban monopolizadas, y las grandes empresas obtenían una tasa de ganancia superior, en término medio, que la tasa de ganancia de las empresas no monopólicas, porque tenían poder para establecer un precio sistemáticamente superior al precio de producción. Mandel (1969), entre otros, puso el énfasis en este mecanismo. Esto implicaba, desde el punto de vista empírico, que debía haber dos tasas medias de ganancia, la del sector monopólico, y la del no monopólico. Por eso también, en el plano teórico, era necesario encontrar alguna ley que regulara un fenómeno que ya no podía reducirse a “perturbaciones”. A pesar de la importancia del asunto para la teoría del monopolio, sus defensores nunca pudieron dar satisfacción a estas dos exigencias. No hay comprobación empírica de la existencia una tasa de ganancia monopólica (esto es, derivada del dominio del mercado y de precios por encima del precio de producción); Semmler (1982) presenta datos sobre el asunto. Tampoco hubo manera de explicar teóricamente la diferencia entre las dos tasas de ganancia.

Textos citados:
Mandel, E. (1969): Tratado de economía marxista, México, Era.
Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.
Semmler, W. (1982): “Theories of competition and monopoly”, Capital & Class, Nº 18, pp. 91-116.

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Competencia ‘a lo Marx’ y monopolio (I)

Written by rolandoastarita

12/10/2012 a 11:39

86 respuestas

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  1. Rolando,desde hace poco pude acceder a su libro «Monopolio,Imperialismo e intercambio desigual» y existe una cuestión que no me queda clara aún ¿Los Monopolios son entonces una evolución «natural» desde la Competencia como sostiene Diego Guerrero? ¿Aceptar esto no implicaría llegar a la conclusión del fin de la Competencia como factor de organización del Capitalismo?

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    JHaydn

    12/10/2012 at 15:24

    • Debería leer la cita completa de Diego Guerrero. En mi opinión, dado que la tendencia a la concentración va acompañada de contratendencias (por lo que explico en la nota) no hay una evolución «natural» de la competencia que desemboque en el monopolio.

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      rolandoastarita

      12/10/2012 at 17:31

  2. Que un capitalista sienta la competencia de otro no implica, necesariamente, en la práctica, que aquel capitalista se vera obligado a profundizar la competencia. Esto es simplemente un supuesto teórico.

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    oti

    12/10/2012 at 16:48

    • ¡Hasta que quiebra por supuesto!

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      Gerardo Daniel

      12/10/2012 at 20:51

    • Me refiero a que la «competencia» tal como está definida en el análisis de Marx presentado acá solo se refiere a cambios internos en la empresa capitalista (productividad, escala, cambio tecnlógico).

      Esto es como decir que, por ej., en una maratón, en la que la única regla es llegar primero a como dé lugar, cuando alguien siente el aliento en la nuca del que corre por detrás, ese alguien el único impulso que siente es a correr más rápido si puede. Pero, siendo que esa no es la única posibilidad (podría hacerle una zancadilla al competidor, pegarle un tiro, etc.), puede acanzar la meta de otra forma, lo que no niega que pueda alcanzar la meta corriendo más rápido que su rival.

      La meta del capitalista individual es ganar dinero, puede ser que en muchos casos, para ello, necesite mejorar su productividad, escala e introducir cambios tecnológicos, pero, como es experiencia habitual, también, que se pueda ganar dinero sin hacer eso, ya la conceptualización de la «competencia» adquiere otra connotación.

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      oti

      13/10/2012 at 09:39

  3. Perdón si este no es el lugar adecuado, pero ¿no sería bueno ponerle fecha a los artículos que ofreces para descarga?

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    Javier

    12/10/2012 at 21:32

  4. Rolo, ¿cuál sería la explicación para que un arco tan grande de pensadores y corrientes creyeran en que a fines del Siglo XIX ocurrió un cambio cualitativo?

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    Eduardo

    12/10/2012 at 23:54

    • No tengo claro por qué. Hubo un hecho real, que dio pie a la tesis del monopolio, y es que entre fines de s. 19 y comienzos del s. 20 se asistió a una intensificación de la centralización de capitales. Los holdings, los trusts, cobran fuerza en este período. Lo que se intentaba era frenar una competencia que se había agudizado al extremo, debido a la caída de los costos del transporte. Esto generó entonces una base real para pensar que la nueva organización del capital podía comenzar a dominar los precios. En realidad, lo que hizo fue atenuar esa agudización de la competencia.
      Otro factor que pudo haber contribuido fue confundir las ganancias que provienen por rendimientos de escala, con ganancias monopólicas. Explico esta cuestión en la segunda parte de la nota, pero adelanto que se trata de un error muy común.
      Además, no deberíamos olvidar que el contexto intelectual fue el de la aceptación de las teorías de la competencia imperfecta por parte del pensamiento «heterodoxo» burgués, y pequeño burgués. A veces los marxistas entran en una especie de «frente ideológico policlasista» del tipo «el enemigo principal es la teoría neoclásica de la competencia perfecta». A partir de aquí, terminan adoptando el punto de vista de la «heterodoxia». Desde el punto de vista político, por otra parte, es más sencillo decir que la culpa de la suba de precios (o de la desocupación, la crisis, etc.) es de «los grandes monopolios», que atacan «al pueblo», que explicar los verdaderos fundamentos de los problemas (explotación capitalista, propiedad privada, etc.).
      Por último, (pero no lo menos importante), también opera el llamado «principio de autoridad». Está muy instalada la idea de que nadie puede cuestionar los «textos sagrados». Si una tesis ha sido declarada «de principios», se la defiende a capa y espada, y todo el que la cuestione será pasible de los peores cargos. La tesis del monopolio adquirió rápidamente ese status, a partir de su aceptación por Lenin. Y luego por Stalin, Trotsky, Mao, Guevara, Castro, etc. Yo mismo he sido atacado muchas veces por «revisionista» (al pasar, como si fuera un pecado «revisar» teorías, posturas políticas, hechos históricos, etc.), por ésta y otras cuestiones. Muchas veces se discute con el argumento «tengo razón porque lo dijo tal o cual autoridad». Es lamentable, pero esto existe.

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      rolandoastarita

      13/10/2012 at 10:03

    • Creo que existió otro factor gravitante en la adopción de la teoría del monopolio: el desarrollo de colonias en amplios territorios del globo (África, Oriente Medio, India e Indochina, etc.), colonias cuyos recursos productivos sólo eran accesibles a las metrópolis colonizadoras. Los cambios resultantes del proceso mundial de descolonización -iniciado después de la segunda guerra mundial- pueden hacer perder de vista la importancia objetiva y subjetiva de las colonias -del monopolio colonial- en las concepciones políticas y económicas de fines del siglo XIX y principios del XX.

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      Vico

      13/10/2012 at 12:03

  5. Siguiendo con tu explicación, ¿por qué la crisis del 30? Suele argumentarse que «los países más desarrollados habían alcanzado altos niveles de producción, pero gran parte de los productos que elaboraban no se podían vender. La incapacidad de los mercados para mantener por sí mismos un equilibrio entre la oferta y la demanda fue, entonces, la explicación que se le dio a la crisis. Y para salir de ella se entendió que los Estados debía adoptar un papel activo, intervieniendo en la economía». Aprovechando tu pedagogía, ¿cómo «bajarías a tierra» tu visión alternativa? Gracias, Rolo

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    Omar

    13/10/2012 at 11:59

  6. El texto de Diego Guerrero es este:

    Haz clic para acceder a competencia_y_monopolio_en_el_capitalismo_globalizado.pdf

    En el apartado II parece dar a entender (en palabras de Marx) que no solo de la Competencia se pasa al Monopilio sino que también puede darse el camino inverso (del Monopolio feudalista a la Competencia capitalista).

    Por otra parte concuerdo totalmente con su último comentario,por desgracia se ha asentado dentro del pensamiento marxiano una serie de tópicos y dogmas no solo con poca base en el porpio Marx sino con el propio contraste con la realidad misma. Desde la cuestión del Monopolio hasta la función de la llamada Dictadura del Proletariado (en relación con el llamado «Socialismo Real») o la categoría del Imperialismo.

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    JHaydn

    13/10/2012 at 12:48

  7. Compañero Rolando. Compañero J.Hydn. Hace poco leí un trabajo de D. Guerrero. ‘Competencia y monopolio en el capitalismo globalizado’. No encuentro allí la afirmación de que la evolución del capitalismo sea el monopolio, por lo menos en el sentido de que este substituya la competencia. Más bien, toda la argumentación apunta en sentido contrario y con fuertes puntos de contacto con lo planteado por Rolando. Sobre la tesis de la sustitución de la competencia por el monopolio, creo que el impacto de la fuerte cartelización de Alemania y otros países, generó un efecto impresionista al que no escapó el propio Engels: “Desde que Marx escribiera lo anterior, se han desarrollado, como es sabido, nuevas
    formas de la actividad industrial que constituyen la segunda y tercera potencias de la
    sociedad por acciones […] Las consecuencias son una sobreproducción general
    crónica, una depresión de precios, un descenso de las ganancias y hasta su total
    eliminación; en suma, que la libertad de competencia, tan ensalzada desde antiguo,
    ya agotó sus argumentos y debe anunciar ella misma su manifiesta y escandalosa
    bancarrota. Y lo hace por el procedimiento de que en todos los países, los grandes
    industriales de un ramo determinado se juntan en un cártel destinado a regular la
    producción […] En algunos casos aislados hasta llegaron a formarse, por momentos,
    cárteles internacionales […] Entonces se llegó a concentrar la producción total de un
    ramo determinado de la actividad […] en una sola gran sociedad por acciones, de
    dirección unitaria […] El United Alkali Trust, que ha puesto toda la producción
    británica de álcali en manos de una única firma comercial […] De este modo, en este
    ramo, que constituye el fundamento de toda la industria química, se ha sustituido en
    Inglaterra la competencia por el monopolio, adelantando en el sentido más
    satisfactorio posible los trabajos tendientes a una futura expropiación por parte de la
    sociedad global, por parte de la nación” (en Marx, 1894, pp. 564–565; énfasis
    añadido). (Comentarios de la edición del tercer volumen de El Capital de 1894)
    Esta idea ya está presente en Engels con anterioridad y se conecta con una visión de crisis final que, en la pluma de su destacado discípulo, Karl Kautsky, se reflejo en la tesis de la bancarrota definitiva que hace presa del Programa de Erfurt y que se afianza cuando se desactiva la reacción bernsteiniana.
    La primera tesis es aceptada acríticamente por Lenin, no así la segunda y se instaura un ‘principio’ avalado luego por el aura de incuestionabilidad que confiere el triunfo de la revolución. Más tarde, el segundo principio también se convertirá en tabú.

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    AP

    13/10/2012 at 13:17

    • Cuando hablo de Monopolio en relación a Diego Guerrero no lo hago bajo el paradigama de la teoría leninista ni de competencia imperfecta de los neoclásicos.

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      JHaydn

      18/10/2012 at 16:07

  8. Estimado profesor, le saludo desde España. Una cuestión:

    Parece que la concentración de capital en manos de pocas empresas a nivel mundial es un hecho cuantificable: 10 empresas del automóvil detentan el 77% del mercado; 2 aeronáuticas dominan el 100% del sector de grandes aviones; 5 operadores controlan el 83% de la telefonía fija, 3 operadores controlan el 77% de las infraestructuras de telecomunicaciones móviles, mientras que sólo tres controlan el 65% del mercado de móviles; 10 farmacéuticas controlan el 70% de los fármacos vendidos; 4 tabaqueras suministran el 75 % del humo encajetado; sólo 3 empresas fabrican cerca del 70 % de toda la maquinaria y equipamiento agrícola; …

    Y no creo que se trate únicamente de precios, habría que sumar: capacidad de limitar la entrada de posibles competidores, controlar o pactar la cantidad producida, fijar o pactar precios en el sector que controlan, actuar como únicos compradores reduciendo a sus proveedores a extrema precariedad, reducir sus costes salariales a placer con la amenaza de deslocalizar, …

    ¿No parece una «evolución natural» del capitalismo?

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    Manuel Rodríguez

    13/10/2012 at 13:42

    • Sí, es una evolución «natural» del capitalismo. Existe una altísima concentración del capital. Sin embargo, los precios no se fijan a voluntad. Hoy la lucha competitiva es, por lo menos, tan relevante como en el siglo XIX (en realidad, pienso que tiene más importancia). Muchas veces se intentan acuerdos para estabilizar precios, pero en el mediano plazo, terminan estallando. Incluso en construcción de aviones comerciales, una rama que está altamente concentrada (dos empresas concentran toda la producción, aunque ahora parece estar asomando alguna otra en los nichos de aparatos menores), los precios no se estabilizan. Le doy un ejemplo que tomo de mi libro «Valor, mercado mundial…» (para ilustrar cómo opera esto, tomé varias ramas centrales de la economía contemporánea). «Telecomunicaciones (se refiere a EEUU): hacia finales de la década de 1990 las ganancias de las empresas caían, producto de la baja de precios y la sobrecapacidad.La tasa de retorno sobre activos había pasado de un 12,5% promedio en 1996 al 8,5% en 2000. La guerra de precios era particularmente aguda en las comunicaciones de larga distancia: entre 1996 y 2000 los precios habían caído aproximadamente un 10%. (…). A pesar de la baja de precios y las malas perspectivas de ganancias, las empresas no tenían otro remedio -debido a las barreras de salida- que seguir invirtiendo sumas enormes para enfrentar la guerra competitiva. Todo el poder de empresas como AT&T y MCI WorldCom no alcanzaba para estabilizar los precios. La lucha por los mercados era feroz también en Europa y Asia. (…) … hacia fines de los 90 los precios bajaban un 20% anual y existían fuertes presiones para que el estado (norteamericano) interviniera para frenarla. Las fusiones transnacionales para enfrentar esta situación también están a la orden del día. La guerra de precios continuó en los primeros años de los 2000».
      Historias similares podemos contar en acero, transporte de cargas automotor, química, petroquímica, bancos, seguros, líneas aéreas, computadoras personales, semiconductores, hotelería, turismo, telefonía celular, automóvil, transporte de cargas marítimas, industria farmacéutica, y un largo etcétera.
      Pienso que esto se explica, en lo básico, con El Capital, y no con Hilferding, Mandel o Sweezy.

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      rolandoastarita

      13/10/2012 at 14:38

  9. ¿No se supuso que los precios caen porque hay mejoras de productividad, cambio tecnológico y mayor escala? Si cayeron por eso, no debiera haber caída de la ganancia, puesto que las más productivas pueden vender a un precio menor que las menos productivas y, aún así, sacar mayores ganancias.

    Si los precios de las empresas de telecomunicaciones cayeron, y de acuerdo al supuesto teórico planteado, acaso no es porque todas lograron esas mejoras? Sino es así, las empresas que no lograron esas mejoras debieran haber quebrado.

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    oti

    13/10/2012 at 19:42

  10. Muy valiosa aportación, llevo años buscando ese libro de Mandel para dos cosas: estudiarlo y crear una versión digital.

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    Esteban

    16/10/2012 at 02:03

    • Esteban, ¿el libro de Mandel es el Tratado de Economía Marxista? Lo tengo digitalizado en Word. Lo único que le falta es corregir los errores. Si me pasas tu correo electrónico te lo envío.
      Saludos

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      ladudametodica

      16/10/2012 at 09:25

    • Sí, ese es, mi correo es «edjdb@outlook.com». Espero que te aparezca la respuesta, ya que no te puedo responder directamente.

      Te agradecería mucho si me lo compartes, me gustaría editarlo con portada y todo en un PDF para ver si lo suben a Marxists.com, que la versión en español -aunque muy valiosa- es una broma comparada con la anglo.

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      Esteban

      17/10/2012 at 05:05

  11. Estimado profesor, en primer lugar reconocer mi total ignorancia en temas económicos. Tengo formación y dedicación como matemático y mi interés por la economía surge a raíz de la presente crisis económica. Mi participación en este foro se debe por haber comenzado la lectura del Capital de Marx y estoy utilizando sus notables aportaciones para intentar comprenderlo. Ahora voy con mi pregunta:

    Hay un texto de Galbraith «El nuevo estado industrial», que a pesar de estar redactado en los sesenta creo que sigue manteniendo cierta vigencia. Entiendo que su tesis central es demostrar la existencia de un capitalismo de Estado u oligopolístico, donde las grandes multinacionales intentan mantener un ferreo control sobre producción, precios, competencia, educación, … En este sentido es muy importante la participación del Estado, y lo cierto (aunque imagino que puede haber otras tesis), es que el tamaño y la participación en la economía del Estado ha aumentado de una forma brutal en el siglo XX, entendiendo que son las grandes empresas las que tienen la capacidad de presionar y modificar las regulaciones estatales parece que la alianza entre Estado y grandes empresas es un hecho constatable, aunque es difícil medir hasta que punto pueden limitar la competencia. ¿Cómo se entiende desde un punto de vista marxista la participación estatal? (aunque Marx tal vez vivió un estado más «liberal»)

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    Manuel Rodríguez

    16/10/2012 at 12:44

    • Da lugar a una respuesta bastante larga. En general, las actividades del estado no están sometidas a la ley del valor trabajo. El ejército y la burocracia estatal no brindan servicios que se comercializan, no están sometidos a lógica del capital. Con las empresas estatales la situación es un poco distinta, ya que se pueden sustraer parcialmente de las restricciones que impone el mercado. Aunque de manera creciente, en la mayoría de los países, las empresas estatales se guían por las leyes del mercado (rentabilidad, criterios comerciales y de eficiencia, etc.). En cuanto a la formación de precios, la empresa privada y el mercado siguen siendo, de todas maneras, los determinantes. Recientemente el grupo Fénix decía en un comunicado que aproximadamente unas 1000 empresas establecen los precios de los productos que representan el 70% del PBI en Argentina. Esto es, el capitalismo privado es el que sigue dominando, a pesar de que la participación del estado en la economía aumentó tendencialmente.

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      rolandoastarita

      16/10/2012 at 17:54

  12. Pero el Estado tiene una herramienta directa sobre los precios: la recaudación de impuestos y las subvenciones, amén de las diferentes regulaciones en la producción, comercialización, aranceles, …

    Y al parecer, en la elusión de impuestos las grandes empresas son especialistas (de eso estoy seguro que sucede en España), de manera que pueden esquivar de manera mucho más eficaz el pago de impuestos que los más pequeños. Creo que eso supone una gran ventaja competitiva y les permite contar con mayores márgenes en los precios, o tal vez desde un punto de vista marxista diríamos que les permite quedarse con más plusvalor (no sé si esto sería muy correcto expresarlo así).

    Por poner un ejemplo: Apple no paga impuestos en España a pesar de vender bastante, pero no lo hace directamente, lo hace a través de empresas comisionistas que al realizar sus declaraciones no declaran apenas ganancias. Apple registra su empresa matriz en Irlanda, donde el impuesto es del 12,5% frente al 30% en España. Es más, crean en Irlanda otra empresa que gestiona los royalties, de manera que si el titular de la misma no reside en Irlanda entonces no paga impuestos. Por supuesto se aprovechan por ser empresas tecnológicas, por lo que reciben jugosas desgravaciones. Al final, todo termina en paraísos fiscales.

    Es decir, las políticas fiscales y las regulaciones estatales juegan en favor de la gran empresa, lo que les otorga una gran ventaja competitiva.

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    Manuel Rodríguez

    16/10/2012 at 19:37

    • Estos factores generan perturbaciones, tanto en el siglo 19 como ahora. Por ejemplo, el efecto de las subvenciones en los precios lo discute Engels, y lo he tomado como base para un análisis que hice del tema en Argentina (aquí). Los impuestos significan en lo esencial transferencias de plusvalía, sea desde el capital privado al estado, o desde éste a otras fracciones del capital. Pero la existencia de impuestos no invalida las leyes de formación de precios (precios de producción, precios de mercado), o de la ganancia (tasa de ganancia pre impuestos y post impuestos, etc.). Tampoco se puede decir que en este respecto haya una diferencia cualitativa con el siglo 19, o principios del siglo 20. Por otra parte, no entiendo de dónde saca usted que los capitales pequeños evaden menos que los grandes. Al menos, en Argentina esto no parece ser así; tampoco en otros países de la región. La llamada economía en negro abarca a amplios sectores de la pequeña y mediana burguesía. Por último, tampoco llego a entender bien en qué afecta esto el punto central de la nota: la lucha competitiva ocurre, en la actualidad, por abaratamiento de mercancías y cambio tecnológico.

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      rolandoastarita

      16/10/2012 at 19:51

  13. Me paso de nuevo por aquí para preguntarle: ¿Hay manera de conseguir sus libros en México?

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    Esteban

    17/10/2012 at 09:00

    • Como se imaginará, no depende de mí. Ya me han preguntado varias veces, y la gente de la editorial de la Univ. de Quilmes me dijo que va a estudiar la manera de que se puedan enviar libros. De todas maneras, en el caso de México, hay una oportunidad. Sucede que voy a viajar en la primera semana de noviembre, invitado por la UNAM, a dar 3 conferencias. Voy a llevar algunos ejemplares del libro sobre Keynes, y de «Economía política de la dependencia» (aunque de este último me dicen que quedan pocos). Si le interesa, le puedo pasar. Gracias por su interés.

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      rolandoastarita

      17/10/2012 at 09:15

    • Y a los que somos de México, nos gustaría saber la hora-día-lugar-título.

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      Javier

      17/10/2012 at 20:57

    • Me imagino que la UNAM lo va a anunciar cuando ajustemos el programa definitivo. En principio, daría una charla sobre la crisis capitalista, y otra sobre dependencia y subdesarrollo.

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      rolandoastarita

      17/10/2012 at 23:35

  14. Profesor, ¿Usted ha leído la crítica de Bujarin a Böhm-Bawerk? Honestamente no creo que haga falta un libro para refutarle; vasta con quitarse la venda del simplismo y la arrogancia que caracteriza al economista burgués, pero me gustaría conocer su opinión, si es que la ha leído.

    Por cierto, veo que hay escasez de sus libros y que ni siquiera han tocado suelo mexicano ¿Piensa republicar algo en un futuro? Sus textos son bastante críticos y muy sobrios, no dudo que sus libros tengan aún mucho más contenido valioso; diría yo que, jamás me había topado con un economista marxista como usted. Lo más «hardcore» que me había topado entre economistas de izquierda en los cuales se notara un conocimiento bastante actualizado es al español socialdemócrata Vincenç Navarro.

    Ya me daba a mi para pensar que los economistas marxistas se habían quedado en tiempos pre-Wall Street – que aparentemente está bastante de moda-.

    Saludos y excelentes sus aportes, ojalá y al menos dos de sus alumnos le sigan los pasos.

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    Efrén

    17/10/2012 at 12:29

    • No depende de mí que los libros vayan a México, sino de las editoriales. De todas maneras (lo dije en otro comentario) en la primera semana de noviembre estoy viajando por unas conferencias en la UNAM y espero llevar algunos ejemplares del libro sobre Keynes, y «Economía política de la dependencia». Consultaré de nuevo con la editorial, para preguntar qué posibilidades hay.
      Con respecto al libro de Bujarin, Economía política del rentista, lo leí hace mucho y solo parcialmente, no lo tengo presente como para dar una opinión. Me quedó el recuerdo de que la crítica a la teoría de la utilidad no era contundente, y bastante farragosa en pasajes. Pero es el recuerdo, tal vez una lectura fresca y nueva me hagan cambiar de opinión.

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      rolandoastarita

      17/10/2012 at 15:15

  15. Estaría bueno que graben las conferencias. Saludos

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    Ilichito

    17/10/2012 at 19:31

  16. Estimado Rolando. Muy buena nota sobre los monopolios. Le quisiera hacer algunas preguntas al respecto. En primer lugar, Ud. sostiene que puede llegar a haber acuerdos transitorios entre empresas para fijar precios, pero que ello solo ocurre temporalmente. Concuerdo con que ello es así. Ahora bien, mi pregunta es, ¿Cuál debe ser el rol del Estado en dichas situaciones? Un marxista, ¿Debe apoyar/reivindicar la intervención del Estado para prohibir esos acuerdos, o más en general, la formación de monopolios? Por ejemplo, durante los 90, en Argentina, los servicios públicos tuvieron rentabilidad extraordinaria en función de contar con dominios monopolicos en sus respectivos mercados y condiciones regulatorias claramente favorables. En el caso de los telefonos, por ejemplo, es cierto que el monopolio a la larga se «rompio» por la aparicion del celular, del triple play, etc.. Pero pasó más de una década para que la innovación tecnológica rompa el monopolio. El Estado pudo haber tenido una intervención al respecto… ¿No le parece al menos progresivo si se dan ese tipo de intervenciones que rompan o limiten el poder monopolico en ciertos sectores de la economia?
    Por otra parte. Sobre los procesos de concentracion y centralizacion del capital, y el debate sobre los monopolios. Creo que los marxistas pro monopolios sostienen que estos surgen producto de la competencia entre capitales, es decir, de las tendencias inherentes a la concentracion y centralización del capital, pero una vez que emergen dichas tendencias, se forman monopolios y se anula competencia. En cambio, entiendo que los marxistas como usted que se muestran criticos de esta tesis, sostienen que cuando hay concentracion y centralizacipon (producto de la competencia entre capitales), la competencia se intensifica entre pocos capitales, no se anula.

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    alfredo

    17/10/2012 at 23:43

    • Acerca de si los socialistas deberíamos apoyar la intervención del estado para frenar la formación de monopolios, no lo tengo muy claro. En principio, me inclino por mantener una postura de abstención, y por una razón política: marcar la independencia del socialismo con respecto a un tipo de conflicto interburgués que es más o menos recurrente en la historia del capitalismo, y que en última instancia, atañe a los mecanismos que mantienen viva la competencia. En esto me parece que es útil un consejo que daba Liebkenecht frente a los que decían que los socialistas debían siempre pronunciarse por tal o cual fracción capitalista «progresista». Liebknecht decía que a veces las diferencias en «progresividad» eran tan sutiles, que era más lo que perdía la clase obrera en independencia de clase al apoyar alguna de esas fracciones, que lo que ganaba (por supuesto, esto no se aplica a un enfrentamiento entre fascistas y demócratas burgueses). Pienso que algo de esto se aplica al caso de los conflictos por el tema del monopolio.
      Históricamente, las leyes y acciones anti-trust ya son defendidas por las fracciones del capital que se ven perjudicadas. Tal vez el caso más famoso fue el Sherman Antitrust Act, a fines del siglo XIX, en EEUU, que llevó a la desarticulación de la Standard Oil. Después de sancionada la ley (que fue impulsada por una parte del gran capital que estaba siendo perjudicado por la Standard, y también por la pequeña burguesía) se desató una fuerte guerra de precios entre los ex integrantes del cartel (Baran y Sweezy recuerdan el episodio). Otro ejemplo fue la acción judicial llevada contra Du Pont e ICI, en EEUU, después de la Segunda Guerra. ICI y Du Pont habían tenido acceso a la tecnología alemana del polietileno (gracias a la ocupación militar de Alemania) y a partir de ahí estas empresas obtenían ganancias extraordinarias. Como reacción hubo una fuerte presión de otros capitales para conseguir las licencias. Finalmente, la Corte Suprema obligó a ICI y Du Pont a conceder las licencias. No veo que la clase trabajadora o el socialismo ganen mucho apoyando a una fracción de la clase dominante, o del estado (Corte Suprema, etc.) en estos enfrentamientos.
      Sobre la relación entre concentración y centralización y el tema del monopolio, lo trato en la segunda parte de la nota. Ahora solo adelanto que incluso en Marx la tendencia a la concentración y centralización va acompañada de la contratendencia a la aparición de nuevos capitales, que presentan batalla a las corporaciones establecidas. Pienso que esto se sigue dando en la actualidad. Es lo que explica que la competencia hoy sea más aguda, si se quiere, porque entren en combate corporaciones gigantescas, que tienen alcance mundial. Es un error entender la concentración como un proceso lineal, mecánico. La realidad es que actúan tendencias contrapuestas en el mismo fenómeno social.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 08:59

  17. No sé si tiene sentido la pregunta, pero a mi me la ha sugerido la lectura de su artículo:

    ¿Se podría afirmar que la dinámica capitalista nos lleva a una especie de anarquismo global?

    Y lo digo porque muchos en Europa tenemos la sensación de que el Estado pinta cada vez menos y que la socialdemocracia es lo que está en juego, de hecho por el posicionamiento práctico de todas las fuerzas de izquierda se diría que todas son socialdemócratas.

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    Manuel Rodríguez

    18/10/2012 at 04:21

    • La idea básica que defiendo es que la ley del valor trabajo adquiere alcance mundial, y por esto mismo, el mercado mundial está sometido a la regulación anárquica que impone esta ley (comparación de tiempos de trabajo a través de «cosas que valen», a través de los precios). No se trata solo de anarquía, porque existe una regulación. Pero ésta opera a través de permanentes fluctuaciones de precios, variaciones de la producción, flujos de capitales que aumentan las presiones competitivas. A raíz de su pregunta se me ocurre que podría escribir una nota tratando la cuestión del «equilibrio» y «desequilibrio» en los neoclásicos y Keynes, y la diferencia en Marx con estas nociones. El tema es interesante porque algunos piensan que en El Capital Marx trabaja con un modelo «de equilibrio» (por ejemplo, los esquemas de reproducción). Pero esto es quedarse en la superficie del problema.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 09:07

  18. Rolando. Gracias por la respuesta. Sobre la intervención del Estado… Mis dudas surgen porque en algunos autores (Basualdo, por ejemplo) existe una asociación directa entre concentracion y centralizacion del capital, y monopolio, en oposicion a distribución del ingreso. De esto se deriva, por supuesto, que el Estado es un actor fundamental para evitar la concentracion/centralizacion/monopolios, y por tanto, redistribuir progresivamente el ingreso.
    Por otra parte, le planteo una situacion actual en la que me gustaria conocer su opinion. Yo estoy a favor de que se aplique el artículo 161 de desinversón para todos los medios de comunicación, incluido Clarín. No soy K. Se que el gobierno no tiene ningun interes en democratizar verdaderamente el acceso a la información, etc. Pero más allá de eso, creo nocivo y perjudicial que haya tanta concentración en el sistema de medios. Lo planteo incluso más allá de la actual ley de medios (que en general es muy elogiada por los especialistas, no solo locales sino tambien internacionales). La idea de que el Estado no permita la concentración mediática, no resulta algo progresivo?
    Gracias, un saludo,

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    alfredo

    18/10/2012 at 10:14

    • La idea de que la concentración y centralización implican directamente monopolio, que a su vez implica una distribución más regresiva del ingreso, está muy extendida en el progresismo reformista de izquierda (incluidos no pocos socialistas y marxistas). De ahí derivan la idea de que «el» problema es el monopolio, y que la táctica correcta es la unidad del pueblo contra el monopolio, etc. Es un táctica vieja. Por ejemplo, en los años 1945 a 1980 los partidos comunistas europeos defendían la política de la «unidad antimonpolista». Así, reforzaron al modo de producción capitalista, incluso porque por esta vía bloqueaban cualquier crítica al capital. Por supuesto, esto también da letra «progre» para apoyar a gobiernos capitalistas y hasta para participar de esos gobiernos.
      La realidad es que la concentración del capital no lleva al monopolio. Además, la dinámica tendencial del capitalismo es a la polarización social creciente (aumento de la riqueza en un polo, proletarización y miseria relativa en otro polo), pero esto deriva de las leyes propias del sistema. No se frena volviendo a una sociedad de pequeños productores de mercancías, sino eliminando la propiedad privada del capital. Por eso, la crítica de Marx al romanticismo económico es inaceptable para la mayoría de los defensores de la tesis del monopolio.
      Con respecto a la ley de medios, se trata de una discusión específica, que nos apartaría del tema. De todas formas, habría que aclarar que no hay monopolio por parte de Clarín. Existen los grupos Vila Manzano, Telefónica, América multimedios, La Nación, Cristóbal López, Szpolski, Amfin, Perfil, Héctor García, Pierri (la enumeración no pretende ser exhaustiva), además de Clarín.
      Por otra parte, no veo que los medios en manos del Estado capitalista den más libertad de opinión, ni diversidad. Aclaro que tampoco sucedió bajo los regímenes stalinistas; por eso no me parece extraño que tantos PC y ex PC consideren que canal 7 es democrático y pluralista.
      Para ponerlo «blanco sobre negro», pienso que en canal 7 no encontramos mayor diversidad de opiniones que en TN. Otro ejemplo: en 1974-5 los canales de TV estaban todos en manos del estado, y no había mayor libertad de opinión que ahora. Otro ejemplo: en la TV digital, que maneja el gobierno, no se puede captar TN o canal 13, pero sí los canales amigos del gobierno. No creo que esta situación favorezca a la clase obrera, o a los que somos críticos del capitalismo. Doy un ejemplo práctico aquí.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 12:07

    • En los datos estadisticos historicos del capitalismo no se ve una relacion lineal del tiempo con la polarizacion social creciente.

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      Alicia

      18/10/2012 at 12:15

    • Si se ve al interior de los países; la cuestión se distorsiona cuando se incorpora la estadística mundial, por el efecto que tiene el crecimiento de China, entre otros. Pero al interior de China, también están creciendo las desigualdades. Históricamente, el punto de partida más igualitario que debe de haber existido fue EEUU (reparto igualitario de la tierra). Después de dos siglos, el resultado era una altísima concentración de la riqueza, y desigualdad social (en 1980 el 1% de la población poseía más del 90% de los paquetes accionarios, y desde entonces la desigualdad siguió en aumento).

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 13:17

    • Es muy difícil medir la desigualdad mundial. Me parece que existe consenso entre los investigadores en que no existe un estudio que no sea controvertido. No obstante, uno de los estudios más detallados del Banco Mundial al respecto, el de Branco Milanovic, basado en el coeficiente de Gini, muestra que de 1950 a 1999, y de forma más pronunciada y sostenida a partir de 1980, la desigualdad mundial ha crecido notablemente. Sería interesante compararlo con el estudio al que hace referencia Alicia.

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      Javier

      18/10/2012 at 22:05

    • Lo que plantea Alicia tiene que ver con un cuestionamiento que hizo Sala-i-Martín a las mediciones del PNUD. Sala-i-Martin sostiene que con la globalización se han estado reduciendo las desigualdades entre los individuos, y que ésta es la primera vez que sucede desde la Revolución Industrial, pero que esto no había sido registrado por el PNUD 2001 debido a que está agregando desigualdades de individuos y desigualdades de países.
      El informe 2001 del PNUD en el que se sostiene: 1) las desigualdades dentro de los países se han incrementado; 2) las desigualdades en el PBI por habitante entre los países se han incrementado; 3) por lo tanto, la desigualdad de los ingresos a nivel mundial también se ha incrementado. Sala-i-Martin sostiene que si bien (1) es cierto (la desigualdad medida, por ejemplo, por el coeficiente Gini ha tendido a aumentar), y si bien también es cierto que (2) ha ocurrido, de ambas no se sigue lógicamente que haya aumentado la desigualdad entre los individuos a nivel mundial.
      La realidad Según PNUD 2010, el coeficiente Gini a nivel mundial pasó de 0,68 a 0,61 entre 1970 y 2006. Esto se debe esencialmente a China. Antes de 1980 en China había muy poca desigualdad, pero el ingreso general era muy bajo. Con el desarrollo económico chino se incorporaron millones de personas a la clase media, aumentaron los ingresos en general, y también aumentó mucho la desigualdad dentro de China. Pero la incorporación de tantos individuos con un nivel de ingresos superior disminuye la desigualdad entre los individuos a nivel mundial.
      El hecho fundamental es que en todos los países la desigualdad está aumentando. Esto es, el desarrollo capitalista lleva al aumento de la desigualdad. Pero eleva el nivel de vida general con respecto a sociedades atrasadas (como es el campo chino, con un nivel de tecnología en buena medida precapitalista).

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 00:05

  19. Hay muchas circunstancias fácticas que subyacen al fenómeno de la «guerra de precios», entre ellas, la capacidad financiera o apalancamiento que tengan ciertos capitales para aguantar precios más bajos que los capitales de la competencia. Esto, por ej., nada tiene que ver con el aumento de la productividad, la escala o la tecnología.

    En otro tipo de circunstancia, por ej., en ciertas ramas industriales, la de la competencia de las importaciones con la producción local, se pueden dar casos en los que el capital más eficiente desde el punto de vista tecnológico y de la productividad física queda fuera del mercado porque la competencia externa puede producir con un costo salarial muchísimo menor (China, India, VietNam, etc.). Este tipo de competencia está determinada más que por la escala de producción o razones tecnológicas por cosas como la cultura, el tamaño de la población campesina, ejército industrial de reserva, etc.

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    oti

    18/10/2012 at 10:34

  20. Estoy de acuerdo con lo que decis respecto de la falsa asociacion entre concentracion/monopolio. Shaikh cuando introduce el problema de la concentracion y centralización del capital, recuerdo que citando a Marx, habla de tendencias y contratendencias en los procesos de acumulación capitalistas: tanto hacia la concentracion como hacia la desconcentración.. A continuación, habla sobre las leyes o tendencias en Marx, diciendo que no operan todas en el mismo nivel. Es decir, hay ciertas tendencias que «en ultima instancia» se imponen. Esta dinamica se aplica, creo, a la concentracion del capital: a la larga es la tendencia imperante. Eso me parece que pone limites a la actuacion del Estado en esta materia. Con sus politicas puede en cierta medida regenerar condiciones para una mayor desconcentracion, pero sin dudas, el capital tiene una logica propia de acumulacion que lo lleva a concentrarse y centralizarse cada vez más.
    Ahora bien. Aunque la ley de medios supone una discusion en particular, creo que en lo que atañe a la discusion en concreto sobre la concentracion del capital, la ley contribuye a diluir dicha concentracion. No hablo de que Clarin es un monopolio. No lo creo que sea. Tampoco considero que la ley atenta solo contra Clarin, ni que se impone un sistema de medios estatista con su aplicacion. EN el caso concreto de esta discusion, lo que hace la ley es poner un limite a la cantidad de señales, etc, que puede tener un mismo medio. Por eso creo que es importante, y te decia que mas alla de la ley de medios argentina, lo importante es pensar si cualquier mecanismo que impida la concentracion mediatica, no es algo importante para la clase obrera en definitiva.
    Por ultimo. La otra vez Kicillof, en su pelea con Techint, reconocio que SIderar al poseeer el monopolio local de aceros planos, mantiene precios altos de venta en Argentina, por encima de lo que indicarian sus costos.La misma situacion se repitio a lo largo de los años ’90. Siempre esta la amenaza de la importacion, pero los distintos gobiernos han puesto diversas restricciones para limitar en extremo ese camino. En ese caso, no creo que sea una situacion temporal o mera perturbacion. Tampoco creo que se anule la ley del valor. Siderar no fija cualquier precio en el mercado local: es superior al precio de produccion, y en definitiva, tiene un techo ese alza producto de la situacion monopolica, pues de lo contrario la via importadora pasaria a ser una opcion potable.

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    alfredo

    18/10/2012 at 12:36

    • Pienso que el gobierno no propone esta ley para ampliar la diversidad de opiniones. Sobre las licencias, según me han explicado, hay medios de cable con muy pocas licencias que llegan a los mismos lugares que Clarín. Yendo a la discusión más concreta, lo que nos puede interesar como socialistas y críticos de este sistema (de todas maneras, siempre estamos marginados) es que haya la mayor cantidad de resquicios por donde «respirar». Y esto no creo que se favorezca con la política del gobierno.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 13:14

    • Encuentro que las posturas de Alfredo sobre competencia, precios de monopolio y monopolios (no así las relativas a la ley de medios) son bastante afines a las que sostuve yo. Podrían resumirse como sigue: 1) la competencia engendra -necesariamente- el monopolio; 2) el monopolio no anula definitivamente la competencia, aunque se encuentre en contradicción con ella; 3) la formación de monopolios se inscribe dentro de la ley del valor, a la que imprime cambios de forma (pero no de esencia); 4) el carácter temporario -más o menos duradero- de la formación de monopolios, precios y rentas monopólicos, etc. no reduce su importancia como hecho social, económico e histórico; 5) ambas tendencias -contradictorias- son constantes: la formación de monopolios emerge constantemente de la competencia, tanto como la competencia intercapitalista erosiona constantemente el control monopólico de los mercados; 6) la vigencia de los mecanismos niveladores de mercado no es menos temporaria -de modo también más o menos duradero- que los mecanismos de formación de monopolios y de competencia entre monopolios, en consecuencia no hay razones de peso para atribuir de antemano la última palabra a la primera de las tendencias; 7) como la ley del valor no pierde vigencia por la sola existencia de monopolios (incluso si estos proliferan), la crítica de la teoría del capitalismo monopolista -en la medida en que ésta postula una pérdida de vigencia histórica de la ley del valor- no exige negar la proliferación de monopolios y rentas monopólicas.
      La fundamentación de las afirmaciones precedentes ha sido volcado en comentarios anteriores, así que no creo necesario repetirla ahora.

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      Vico

      18/10/2012 at 14:10

  21. Pero Rolando. Te acabo de decir justamente eso, no creo que sea importartante cuales son las intenciones del gobierno en esta ley (en politica Maquiavelo ya nos enseño que no se analizan las intenciones!). Lo concreto es que atenua en gran medida la concentracion mediatica. Esto no es mera propaganda k,. Podes leer a la ONU hablando y elogiando la ley argentina (http://www.lacapital.com.ar/politica/Para-la-ONU-la-Ley-de-Medios-argentina-es-una-de-las-mas-avanzadas-del-continente-20121016-0044.html). En linea con tu planteo, segun el cual para los socialistas lo importante es la mayor cantidad de resquicios por donde respirar, no veo como no podemos estar de acuerdo con una ley que supone que haya mas medios, de distinto tamaño, propiedad, region, etc, para poder respirar. Y repito: creer que esta ley es progresiva no nos hace K ni nada por el estilo.
    Por otro lado, ¿Te merece alguna opinion lo que dije sobre Siderar? Los datos muestran que hace al menos 20 años tiene precios mas altos que los de produccion, en el mercado local.

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    alfredo

    18/10/2012 at 13:53

    • No logro encontrar alguna progresividad a la ley de medios, y esto no porque en general niegue progresividad a cualquier cosa que hace el capitalismo, o un gobierno capitalista. Por ejemplo, me parece progresiva la ley sobre matrimonio igualitario, sin por esto ser kirchnerista; como me pareció en su momento progresiva la ley del divorcio o de patria potestad, sin por ello ser alfonsinista. Sobre la ley de medios, a 3 años de haber sido votada, ¿en qué ha mejorado la pluralidad de voces en los medios? Aceptemos por un momento el argumento del gobierno, a saber, que el único que se ha resistido a la ley es el grupo Clarín, y que por lo demás las cosas anduvieron bien. Veamos entonces por fuera del grupo Clarín. ¿Aumentó la pluralidad de voces en canal 7 o en los medios oficiales? ¿Hay más pluralidad en el resto de los medios? Diría que, por lo menos, las cosas siguen igual que antes de votar la ley.
      Con respecto a Siderar, no entiendo qué significa «precios más altos que los de producción». Hace años leí sobre una polémica acerca de los precios de Siderar, ya que se quejaban los fabricantes de automóviles. De todas maneras, en todos los países hay nichos que son protegidos de la competencia del mercado mundial por las tarifas aduaneras (me imagino que es esto lo que impide que los fabricantes de automóviles importen chapa más barata). La tendencia a nivel mundial ha sido, de todas formas, a que se incremente la competencia transfronteras.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 20:25

  22. Justamente lo que se está discutiendo en la actualidad tiene que ver con el artículo de la ley que impele a la desinversión de todos los medios. Ese es el punto que en todos mis comentarios he rescatado de la ley de medios, y que me parece progresivo. Por qué me parece progresivo? Porque, como dije antes, contribuye a diluir o atenuar la concentración mediática. No se implementó aún, a tres años. Eso no solo es responsabilidad del gobierno. Pero no importa. Lo que digo es, si se aplica ese articulo, que haya menos concetracion mediatica, contribuye a que haya mas voces… Yo no soy especialista en medios…Si me guio por muchas voces especializadas, podría enumerarte otras virtudes y beneficios de la ley de medios que hoy en día ya se visualizan. Pero me parece´que no forma parte d ela discusion anterior. Lo concreto es que la ley de medios contribuye a desconcentrar, y eso me parece indudablemente progresivo. Vos me respondes que Canal 7 no es mas pluralista.. Es otra cosa, otra discusion.
    Con respecto a Siderar. Lo que te decia era que Kiciloff mismo, la Comision Nacional de Defensa de la COmptenecia, etc. sostienen que la empresa ha aprovechado a lo largo de dos décadas la situacion monopolica que ostenta en el mercado local para subir los precios. Si esto sucedio durante la decada del 90 y en toda la posconvertibilidad, no me parece que sea una simple perturbacion. Ahi el poder mnopolico esta fijando los precios.

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    alfredo

    18/10/2012 at 23:08

    • Bueno, es cuestión de opinión. Hasta ahora no tengo ninguna evidencia práctica de que con la ley de medios haya más pluralidad de voces. Más bien, parece haber menos (por ejemplo, noticias inconvenientes para el gobierno circulan en menor cantidad). Tampoco entiendo bien por qué empresas pequeñas garantizarán más pluralidad de voces. Supongamos que el gobierno con esta ley quiere eliminar a TODOS los grupos, no solo Clarín, sino a TODOS (Cristobal López, Vila Manzano, etc.). Supongamos que la idea sea miles de radios locales (ninguna con alcance superior a unos pocos kilómetros, porque guarda con que empiece la concentración mediática); diarios del mismo tenor (porque si hay diarios nacionales, ya hay concentración), y así con lo demás (aunque no sé cómo hacemos con los canales de TV de aire). ¿Habría más diversidad? Todas pequeñas empresas, dependiendo de forma decisiva de los poderes locales (económicos y políticos) y, por supuesto, de la publicidad oficial. Y, además, el canal oficial y la radio oficial con fuerza y alcance nacionales. ¿Por qué esto debería ser más democrático que lo que existe hoy? Aunque éste es un ejercicio teórico. Sinceramente, no creo que el gobierno quiera atacar a los grupos «amigos». El objetivo aquí parece ser otro.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 23:38

    • Sobre lo de Siderar, es posible que haya un precio monopólico en el acero. Siempre en el capitalismo hubo nichos o lugares en los que por algún tiempo se establecieron precios de monopolio. Alguna vez leí un trabajo (tendría que buscarlo) en el que se mostraba que, en promedio, en el siglo XIX aproximadamente un 3% de los precios eran monopólicos, en EEUU; en el siglo XX (creo que hasta mediados de los 80) seguían siendo aproximadamente un 1,5%. De todas maneras, volviendo a Siderar, hay algo que me llama la atención y es que en los balances presentados por esta empresa a la bolsa, en el largo plazo (dos décadas) no aparece por ningún lado que haya tenido una tasa de rentabilidad marcadamente más elevada que el resto del capital. En este respecto no habría que confundir precio de monopolio con precio de producción protegido por tarifas aduaneras.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 23:43

    • Hay algo raro en su argumento: Si la ganancia de Siderar -y los precios de sus productos- no fueran a caer al abrirse la importación (como reclamaron las automotrices en su momento) ¿para qué diablos existiría la protección aduanera en esa rama?
      Usted dice que los beneficios de Siderar son los «normales», pero el caso es que no son resultado de la competencia en el mercado (siendo esta última el principal fundamento que usted opone a los teóricos del capital monopolista!).
      Tengo la impresión de que muchos de quienes sostienen la importancia del monopolio en tiempos actuales no suscribirían la mayor parte de las ideas que usted les atribuye para criticarlos (ni tampoco suscribirían la idea de que la concentración del capital no tiene nada que ver -o casi nada- con la proliferación de mono u oligopolios).
      Dice usted que no hay que confundir precios de monopolio y precios protegidos dentro de límites nacionales, pero pasó por alto la importancia de los «cercamientos» nacionales (coloniales) en la época en que surgió la teoría de que el monopolio representaba un estadio diferenciado del desarrollo capitalista (es decir que sus teóricos daban por supuesto el vínculo entre monopolio y protección o clausura ejercidos por los estados nacionales). Y por eso ha soslayado la tesis leninista del fin del reparto del mundo, que fue tan crucial para su definición del imperialismo como etapa terminal del capitalismo y para su caracterización de la inevitabilidad de una conflagraciób bélica de alcance mundial(más allá de que tres o cuatro décadas después haya tenido lugar la descolonización masiva, bajo la batuta de una nueva potencia hegemónica).

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      Vico

      19/10/2012 at 10:58

    • Su comentario está respondido en la segunda parte de la nota. Si las tarifas aduaneras y los tipos de cambio anulan la acción de la ley del valor en los mercados nacionales, entonces saquen la conclusión pertinente: la ley del valor trabajo nunca tuvo aplicación. En el siglo XIX, cuando sostienen que reinaba la libre competencia, el proteccionismo era mayor que en la actualidad. Y las barreras de hecho para el comercio mundial, también eran mayores (para no hablar de los flujos de capital). Insisto, saquen entonces las conclusiones. Digan abiertamente que lo planteado por Marx en El Capital no sirve siquiera para el siglo XIX. Por lo menos, mantendrían alguna coherencia.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 11:04

    • Ya expliqué antes que la formación de monopolios no anula definitivamente la ley del valor, aún cuando está en contradicción con ella. Semejante «anulación» sólo podría ocurrir si el monopolio fuera absoluto, en todo el planeta y todas las ramas, un caso en el que no creo que correspondiera seguir hablando de «capitalismo». Tampoco sostuve que en el siglo XIX sólo existiera la libre competencia (más bien dí a entender lo contrario, ya que en ese siglo se desarrolló el acaparamiento de territorios coloniales que lleva implícito el monopolio).
      En cuanto a su imputación de «incoherencia»… La dialéctica no ve sólo «incoherencia» en la emergencia de contradicciones, más bien éstas son una constante en el desarrollo del capitalismo, que engendra sistemáticamente los factores que lo niegan.

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      Vico

      19/10/2012 at 11:27

    • Tampoco Marx piensa que los monopolios anulaban la ley del valor. Él es consciente de que en el siglo XIX había nichos dominados por monopolio. Pero no era esto lo que determinaba la formación de precios, ni las leyes del capitalismo. Lo que sostengo es que este enfoque de Marx sigue vigente para explicar el capitalismo del siglo XX y hasta el presente. Lo que sostiene la tesis que critico es que que a fines del siglo XIX se produjo un cambio cualitativo en la relación competencia/monopolio. Por eso no es casual el cambio de enfoque, en relación a El Capital, que se advierte en los marxistas. En este nuevo enfoque, las ganancias de monopolio pasan a ser sistemáticas, y derivan del poder de imponer precios de mercado superiores a los precios de producción. Esto es lo que Marx no consideraba sistemático en el siglo XIX (aunque no descartaba que existiera). Esto es lo que no considero sistemático en el siglo XX, o en el presente.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 12:14

    • Bueno, aunque parece que encontramos importantes puntos de acuerdo, debo aclarar que cuando yo opino que el monopolio no anula la ley del valor no lo hago por estar convencido de que simplemente «predomine» la libre competencia de mercado al interior de cada rama de la producción (como parece sostener usted).

      Encuentro difícil establecer los términos precisos de un «predominio» semejante: aún si los monopolios representaran una parte reducida de la vida económica (algo bastante cuestionable también, ya que por ejemplo los mecanismos que usted emplea para hacer esa estimación excluyen al monopolio Siderar porque… sus beneficios serían normales y no extraordinarios!) esa «parte reducida» puede tener una importancia estratégica por influir sobre el conjunto de los precios, como sucede en el caso del petróleo (cuyos precios, por otra parte, en alguna ocasión usted ha negado que se formen monopólicamente!).

      Opino que los monopolios compiten (o sea que no pueden simplemente fijar los precios a voluntad), y creo que los mercados juegan un papel limitante en esa competencia (y, como debe ser obvio, si hay mercado hay mercancía, si hay mercancía hay valor, y si hay valor rige la ley del valor). Pero en este tipo de competencia inter-capitalista aparecen y proliferan mediaciones distintas de la libre competencia intra-rama (competencia inter-ramas por capturar una fracción mayor de la capacidad social de consumo, redistribución de rentas extraordinarias por mediación del mecanismos impositivos o acuerdos, regulación mediante protección y/o subsidios del estado, etc.). En otros términos, creo que se desarrollan y proliferan mecanismos de transferencia de valor, lo que no necesariamente conduce a la formación de beneficios extraordinarios y tampoco anula la ley del valor ya que, como debe ser obvio, la transferencia de valor supone la producción de valor y ésta último supone la vigencia de la ley del valor (y no su desaparición).

      Si estas diferencias son cualitativas o no, hasta cierto punto me parece una cuestión puramente semántica. Si la única distinción cualitativa debe pasar por la vigencia o no de la ley del valor, entonces no habría diferencia cualitativa alguna. Pero me parece que se verifican diferencias dignas de nota, que alteran considerablemente la dinámica de la vida social y política.

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      Vico

      19/10/2012 at 12:51

    • Vivo, Rolando escribió: “Sobre lo de Siderar, es posible que haya un precio monopólico en el acero… [Pero] hay algo que me llama la atención y es que en los balances presentados por esta empresa a la bolsa, en el largo plazo (dos décadas) no aparece por ningún lado que haya tenido una tasa de rentabilidad marcadamente más elevada que el resto del capital. En este respecto no habría que confundir precio de monopolio con precio de producción protegido por tarifas aduaneras.”

      Luego vos escribiste: “Si la ganancia de Siderar -y los precios de sus productos- no fueran a caer al abrirse la importación (como reclamaron las automotrices en su momento) ¿para qué diablos existiría la protección aduanera en esa rama?”

      Una respuesta posible sería, “para que Siderar pueda seguir produciendo”, ya que, de dejarse de lado la protección aduanera quedaría fuera de carrera en la competencia, ya que, para subsistir necesita vender a un precio superior al de la competencia. En definitiva, Siderar no estaría vendiendo a “precios monopólicos” sino a “su” precio de producción.

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      Eduardo

      19/10/2012 at 13:47

    • En realidad, en ningún país existen precios idénticos a los que imperarían en el mercado mundial. Ni siquiera los neoclásicos creen en la existencia del precio único; por eso no existe paridad de poder de adquisición entre las monedas. El tema es si la ausencia de PPA anula la ley del valor trabajo. Si es así, deberíamos llegar a la conclusión de que la ley del valor trabajo no operó nunca (la PPA se verificó incluso en menor medida, si se quiere, en el siglo XIX que en el siglo XX). Por supuesto, la realidad es que los tipos de cambio y los espacios nacionales de valor se pueden explicar por la ley del valor trabajo (y no por el monopolio, dicho sea de paso). Todo esto es elemental.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 13:55

    • Eduardo:

      Si el precio de producción ha de ajustarse al valor, y si éste último es social y no individual, no veo en qué se diferencia el precio de producción individual de Siderar de un precio de monopolio, en la medida en que está por encima del valor socialmente establecido para la rama (es decir, del valor establecido por medio de la competencia) y por esa causa expresa una contradicción -y sostenida- con la ley del valor.

      Es obvio que la protección contra la competencia puede estar dirigida a impedir la bancarrota del capital así protegido, pero eso confirma mi argumento más que refutarlo: Si la competencia llevaría a una caída de precios, de ventas y/o de beneficios que causaría la bancarrota del capital menos productivo, es claro que el capital (ineficiente y monopólico) protegido está obteniendo un beneficio mayor al que podría esperar en condiciones libremente competitivas.

      En fin, yo señalé que de la existencia de monopolios que operan al margen de la competencia (y esto es lo que define la existencia y la vigencia de un monopolio) no se debe inferir mecánicamente la existencia de rentas extraordinarias (en el sentido de que estén por encima de la tasa media).

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      Vico

      19/10/2012 at 14:17

    • El error está en pensar que el tiempo de trabajo social se establece por fuera del mercado. ¿Tiene sentido decir que en EEUU no regía la ley del valor trabajo en el siglo XIX porque muchos productos se vendían a un valor superior al que regía para esos mismos productos en Inglaterra?
      Más en general, si la paridad de poder de compra no se verifica prácticamente para ningún par de mercados, ¿significa esto que en todos los mercados rigen precios de monopolio? Los precios de prácticamente todos los productos en Argentina son distintos de los que existen en otros mercados nacionales, o en el mercado mundial (para los productos que cotizan en el mercado mundial). Muchos productos están protegidos por costos de transporte (servicios), por tarifas, por el tipo de cambio (cuando estaba alto, por ejemplo), por impuestos, o por una combinación de estos factores. ¿Significa esto que no podemos aplicar la teoría del valor trabajo en Argentina? Pero si esto se aplica a Argentina, hay que extenderlo al resto del mundo.
      Es curioso, ahora quieren negar la acción de la ley del valor por el hecho de que existen espacios nacionales de valor. Baran, Sweezy, Mandel, nunca habían llegado a tanto.
      Subrayo: la no verificación de la PPA ocurría en el siglo XIX en mayor medida que en el siglo XX. ¿Que conclusiones saca entonces con respecto a la teoría de formación de precios por ley del valor de El Capital?
      Todo me confirma lo que pienso desde hace rato: los defensores de la tesis del monopolio no saben qué hacer con El Capital. Al menos, con las leyes del valor y la acumulación fundamentales. Es como decía Harvey: nunca pudieron encajar la tesis del monopolio en la obra de Marx.
      Un consejo: para sostener lo que sostienen, les viene mejor Kalecki. Es simple: los precios son lo que son porque la fuerza del monopolio es tal que los precios son así. Con esto, la teoría ya se puede ir a dormir. Y ustedes respiran tranquilos, el dogma leninista del monopolio está a salvo.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 15:09

    • Quiero ampliar sobre la cuestión precios, tipos de cambio y mercados nacionales. Presento el problema, a ver si lo pueden resolver los defensores de la teoría del monopolio.
      Como es sabido, las monedas de los países subdesarrollados tienden a estar depreciadas, en términos reales, con respecto a las monedas de los países adelantados. Se ha dicho (Penn Tables) que se trata de uno de los fenómenos más comprobados del mercado mundial. Es claro que en este caso no puede cumplirse la paridad de poder de compra. La pregunta es entonces, ¿desde qué teoría se explica este fenómeno? Los neoclásicos tienen por respuesta el modelo Balassa Samuelson, pero ellos mismos reconocen que no puede dar cuenta del fenómeno en el largo plazo (además de los supuestos irrealistas). Yo lo he explicado a partir de la ley del valor trabajo, sin hacer intervenir los precios de monopolio. Subrayo, se trata de explicar un fenómeno general, y persistente a lo largo de los años (aunque haya períodos y países en que sus monedas se aprecian).
      Bien, pregunto, ¿es correcto explicarlo con la ley del valor trabajo, o hay que hacer intervenir la tesis del monopolio? Si hay que introducir esta tesis, en qué sentido y por qué? Además, si la ley del valor trabajo puede explicar por qué las monedas de los países atrasados están depreciadas (y por lo tanto, por definición, no hay PPA), ¿significa esto que la ley del valor trabajo no gobierno las precios? No se vayan por las ramas. La cuestión es precisa. Dijeron que si no se cumple la PPA, no hay ley del valor trabajo. Pero yo sostengo que con la ley del valor trabajo se explica por qué la PPA no se puede cumplir para los países atrasados. Es una razón teórica, que no tiene que ver con «imperfecciones de mercado» (lugar común de explicación del problema de no verificación de la PPA en los neoclásicos). ¿Qué dice la tesis del monopolio al respecto? ¿Cómo resuelve el problema?

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 16:35

    • ¡Tampoco era para que se sulfure!
      Dice usted que «el error está en pensar que el tiempo de trabajo social se establece por fuera del mercado».

      Me parece que su argumento tiene algo de circular. Expresiones aparentemente tan inocentes como “por fuera” (o “por dentro”) del mercado, sirven para escamotear el punto crucial: A diferencia del ejemplo que usted menciona, no se trata de mercados nacionales naturalmente distantes, sino que hoy por hoy (octubre 2012) el mercado mundial está plenamente desarrollado. Es claro que para la escala de producción de Siderar las fronteras nacionales no son un “límite natural”. Una cosa es que diferentes capitalistas no compitan porque se desenvuelven en mercados distantes, y otra cosa es que no compitan porque un estado nacional toma medidas políticas que lo impiden (y, como dije, un factor de importancia entre los teóricos del monopolio de principios del siglo XX, fue la asociación de los capitales más concentrados de una nación con el aparato estatal de esa misma nación).

      La ausencia de competencia siempre implica monopolio, pero no es indiferente la causa de la ausencia de competencia. Si un estado cierra deliberadamente el mercado a la competencia, es obvio que el o los capitalistas que permanezcan “por dentro” de él establecerán el TTSN. En semejantes condiciones, tomar este resultado como un “dato” neutral impediría distinguir entre precios de monopolio y precios establecidos competitivamente. Pero, precisamente, ello sucede porque se bloquea por medios extraeconómicos una competencia que no es ya una posibilidad abstracta (como en el ejemplo que usted usó) sino una realidad efectiva. Si usted pone en el definiendum (el tiempo de trabajo social) lo mismo que en el definiens (los “límites” del mercado -y no la libre competencia-, con independencia de si ese límite está determinado por causas económicas o extraeconómicas), sólo obtendrá una tautología, demostrará siempre aquello que pretendía demostrar, sin que importe la naturaleza de los hechos.

      Dice usted que “muchos productos están protegidos por costos de transporte (servicios), por tarifas, por el tipo de cambio (cuando estaba alto, por ejemplo), por impuestos, o por una combinación de estos factores. ¿Significa esto que no podemos aplicar la teoría del valor trabajo en Argentina? Pero si esto se aplica a Argentina, hay que extenderlo al resto del mundo”.
      Más allá de las preguntas retóricas, el caso es que esas formas de protección implican transferencias de valor, y no libre competencia en el mercado. Precisamente, yo estuve desarrollando la idea de que en el capitalismo actual los mecanismos de transferencia ganan terreno respecto de los de libre competencia.

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      Vico

      19/10/2012 at 16:59

    • «Si un estado cierra deliberadamente el mercado a la competencia, es obvio que los capitalistas que permanezcan dentro de él establecerán el TTSN». Esto es, rigen los precios de producción en su interior. Son espacios nacionales de valor (así los he llamado en Valor…). Se explican por la ley del valor trabajo, no por precios de monopolio, tal como los conciben Hilferding, Lenin, Baran, Sweezy, Mandel.
      Los mecanismos por los cuales se establece la protección son variados, el más común hoy son las devaluaciones competitivas; también las tarifas. Todo esto obliga a particularizar la ley del valor trabajo. Insisto, se pueden explicar estos mercados nacionales (empezando por el tipo de cambio) con la LVT. La teoría del monopolio en esto no explica nada.
      Por otra parte, en el capitalismo actual los mecanismos de transferencia por monopolio no ganan terreno con respecto a la libre competencia. Por eso los mecanismos «a lo Marx» de formación de precios siguen siendo válidos. De todas maneras, si usted no los quiere tomar en cuenta, pues bien, trate de explicar los fenómenos actuales con la teoía del monopolio, o con la mezcla LVT / monopolio. ¿Cómo explica el tipo de cambio? ¿Cómo el fenómeno del deterioro de los términos de intercambio? ¿Cómo se explica la centralidad y recurrencia de las guerras de precios? ¿Cómo se explica que no se registren ganancias monopólicas más o menos sistemáticas? ¿Cómo se explica la renta de la tierra o minera? Tomemos el caso de la renta petrolera: ¿acaso proviene de precio de monopolio? ¿O se explica por el mecanismo «a lo Marx»? ¿acaso el precio del petróleo em Nueva York no se establece por el barril golfo de Texas? ¿A esto le llama renta por monopolio?
      La teoría tiene que servir para dar cuenta de la realidad. El desarrollo teórico de El Capital sigue siendo mucho más válido (precios de producción, etc.) que los precios de monopolio. De hecho, es casi un abuso lo que estoy escribiendo, porque los teóricos del monopolio nunca lograron articular una teoía del precio de monopolio (salvo decir banalidades, como reconoció el propio Sweezy).

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 18:14

    • Veo que se está poniendo chicanero: En realidad un conjunto de fenómenos actuales (que ya mencioné muchas veces) son más fáciles de explicar por el monopolio que por la competencia, por ejemplo los precios del petróleo o los de los medicamentos (aunque usted sostiene lo contrario, por razones que dudo se pueda probar).
      Insisto: hablar sólo del «interior» de un mercado sin considerar si las causas que excluyen de él a los capitales competidores son económicas o extraeconómicas sólo puede conducir a «demostraciones» tautológicas. No por casualidad usted soslayó en su crítica de la teoría leninista del monopolio/imperialismo la cuestión de los cercamientos coloniales y de los límites extraeconómicas que los estados nacionales imponen a la competencia entre capitales (lo cual vuelve notoriamente a-histórica su crítica).

      Entre la batería de preguntas más o menos esotéricas que me dirige (a fin de cuentas no soy economista, sólo soy marxista) me pregunta si la renta petrolera depende del monopolio o de precios de producción competitivamente establecidos.
      Francamente, soy de la opinión de que se trata de precios establecidos monopólicamente (inflados hasta el extremo de lo que los consumidores están dispuestos a pagar, lo que de todos modos no escapa a la ley del valor) y no competitivamente.
      Hay que decir que, en cambio, la opinión contraria (que se trata de precios competitivamente establecidos) cuenta con amplio apoyo entre los defensores del capital que sostienen, como ha hecho usted, que los precios del petróleo están competitivamente justificados porque contemplan costos de prospección (y que, asimismo, los de los medicamentos contemplan costos de investigación, puntos prácticamente imposibles de demostrar).

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      Vico

      19/10/2012 at 18:47

    • No son chicanas, son los problemas teóricos fundamentales. La mayoría de las mercancías, a nivel mundial y en los mercados nacionales, están sometidas a más competencia que en el siglo XIX. Decir que el tipo de cambio, el deterioro de los términos de intercambio o la cuestión del intercambio desigual son fenómenos «esotéricos» es realmente extraño.´Además, cómo puede sostener que solo trato el mercado interno, prescindiendo de las conexiones con el mercado mundial, si le digo que he trabajado durante años en tipo de cambio, y su explicación por la ley del valor. A ver si nos entendemos: usted dice que sí tiene en cuenta la conexión entre mercado interno y externo, y no sabe decir dos palabras seguidas sobre qué determina el tipo de cambio, que es la variable fundamental de articulación entre los mercados nacionales y entre éstos y el marcado mundial. Y sin aportar una palabra, sin poder decir siquiera si explica la dinámica de los tipos de cambio por la ley del valor, o por los precios de monopolio, me acusa sin embargo de no prestar atención a la conexión entre mercados nacionales y mercado mundial. ¿Es broma?
      Por otra parte, decir que la teoría de que los precios se fijan por competencia está equivocada porque los neoclásicos sostienen que los precios se fijan por competencia, es otra tontería, y para colmo, de bajo nivel. Con este argumento, usted puede llegar tranquilamente a la conclusión de que Marx coincidía con Walras.
      Por último, no es cierto que no haya ninguna comprobación empírica de la LVT. Los viejos trabajos de Shaikh, Petrovic, Ochoa, entre otros, han probado que las tendencias de los precios se explican adecuadamente por los tiempos de trabajo socialmente necesarios. Lo hicieron utilizando las matrices de insumo producto, para EEUU, en primer lugar, y para otras economías adelantadas. Comprendo que a los neoclásicos estas conclusiones les molesta mucho; pero no creía que iban a recibir tanto rechazo de gente que dice tener simpatía por la teoría de Marx. De nuevo, esto no es chicana. Lo digo en serio. Es una muestra del estado en que está el marxismo en nuestros días.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 19:56

    • Me parece que usted cambió los ejes de la conversación. ¿Qué tienen que ver lo tipos de cambio, el deterioro de los términos de intercambio, etc.? No es difícil contestar qué los determina: las diferencias nacionales de productividad que, a su vez, están determinadas por la ley del valor. Pero, insisto, no veo la relación.
      En cambio, no los tipos de cambio sino su manipulación, las barreras aduaneras, los subsidios, etc. son prácticas que van en contra de la determinación competitiva de los precios por el valor (y, por eso mismo, tienen limitaciones insalvables y terminan reciclando el problema que pretendían contrarrestar).
      No sé bien cómo entendió lo que entendió, pero lo que yo dije no era que veo difícil demostrar la ley del valor, sino que no veo cómo podría usted ni nadie demostrar que los precios por ejemplo del petróleo se establecen competitivamente. Sin duda esto no puede hacerse por el simple expediente de ridiculizar -como hace usted- la idea de que se establecerían por la sola voluntad de los monopolios. Si así fuera, por qué fijarlos en un punto y no en otro. La voluntad no es una explicación por si misma, sino que debe ser explicada. Como ya se dijo varias veces, los límites a la voluntad de los monopolios los impone la necesidad social (la misma que aparece en la fórmula TTSN) que es una de las dimensiones determinantes del valor. Por eso los precios de monopolio no escapan a la ley del valor, aun cuando no se establezcan competitivamente (o, al menos, aunque la competencia entre capitales no se realice por la libre competencia al interior de la rama).
      El verdadero punto mío era que no veo cómo negar los rasgos monopólicos (y uno de estos rasgos es la asociación íntima entre los capitales más concentrados y el estado nacional) cuando intervienen mecanismos dirigidos a impedir la libre competencia. Y usted salió con un montón de cuestiones sin relación directa con el punto.

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      Vico

      20/10/2012 at 12:11

    • Quizás -conjeturo- lo que usted buscaba era recalcar la existencia de ámbitos nacionales de valorización. Si es así, no pretendo negar su existencia. Pero usted mismo ha hablado de la emergencia de capitales globales, cuyo ámbito «natural» de valorización no es ya nacional sino global. En las últimas dos décadas estos capitales vienen alcanzando preminencia sobre aquellos que se contienen dentro de ámbitos nacionales de valorización. En el caso de Siderar, parece claro que su ámbito «natural» de valorización debe ser el global y no el nacional (por eso dije que la fórmula «por dentro del mercado» funcionaba como «hacer trampa» en la discusión). Igualmente claro es que la pugna de la siderúrgica con las automotrices se ubica en el mismo terreno, el global. Estas últimas -las automotrices- hipotéticamente podrían estimar que los precios de Siderar justifican una relocalización (una medida dictada por el libre movimiento competitivo a nivel global). Como aquí la competencia está bloqueada y, por otra parte, la diferencia no es tan decisiva, pugnas como esta se resuelven normalmente por medio de mecanismos de transferencia de valor ejecutados desde el estado (que, al menos transitoriamente, dejan conformes a todos los participantes). Y estos mecanismos no tienen nada que ver con la libre competencia, se asocian normalmente con la preminencia de los monopolios.

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      Vico

      20/10/2012 at 12:41

  23. No. No es una cuestipon de opinión. Clarin en la actualidad por ejemplo tiene 300 licencias. De aplicarse el articulo sobre desinversion, deberia quedarse con no mas de 24. Es decir, no hay peligro de que CLarin se convierta en una PYME. Menos que menos que se vuelva dependiente de la publicidad oficial del gobierno. Sabes cuanto representa en la actualidad la pauta oficial que reciben los medios en comparacion con la pauta privada? Menos del 5%!. Esto que digo para Clarin vale para todos los grupos, los oficialitsas tambien!. NO PUEDEN TENER MAS DE 24 LICENCIAS.

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    alfredo

    18/10/2012 at 23:47

    • Primero, quiero analizar el razonamiento «a menor concentración, más democracia y pluralidad». ¿Es correcto? Pienso que no, por las razones que expuse antes. Pero buena parte de los argumentos que escucho van por ese lado.
      Segundo, sobre las licencias que tiene el grupo Clarín, lo que me han explicado es que con menos cantidad de licencias otros grupos de cable tienen la misma llegada que Clarín. Que por eso la cuestión del número de licencias se introdujo para ahogar económicamente al grupo Clarín. Esto es, se trataría de una puja estrictamente interburguesa, no de una cuestión de libertad de prensa. No veo por qué no se puede dejar operar libremente en cable, liberando incluso el llamado triple play.

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      rolandoastarita

      18/10/2012 at 23:57

  24. El razonamiento es basicamente que hoy en dia el mercado esta altamente concentrado, Clarin tiene una posicion dominante, y es muy poco democratico. Por lo tanto, en la situacion inversa, es decir, una situacion en la que el mercado se desconcentre, donde haya mas actores con menos peso e influencia cada uno sobre el total, creo que contribuiria a generar mayores voces, mayor pluralidad, y por que no, mayor democracia. La clase obrera tendria mas poros para respirar. Te doy un ejemplo. En el acuartelamiento de Gendarmeria hace unos dias. Clarin estuvo transmitiendoo dia y noche el conflicto, dandole manija, obviamente con un claro objetivo poilitico. Al ser un grupo tan diversificado en los medios, te fijan agenda: instalan el tema en la TV (en tv abierta y de cable) en todo el pais, en la radio, en el diario. Hoy en dia no hay ningun grupo que tenga tanta capacidad mediatica como Clarin. Lo que pienso simplemente es que viendo como esta el sistema actual, prefiero que no haya actores con tanto peso e influencia como el que tiene CLarin hoy en dia.
    Mira el peso que tendra Clarin que muchos politicos (no oficialistas!) reconocen que CLarin ha bajado presidentes (Alfonsin), puso Ministros de Economia (Cavallo con la Alianza), etc. En ese sentido, no me parece exagerado decir que con la desinversion de Clarin se fortalece la democracia

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    alfredo

    19/10/2012 at 00:18

    • Respeto tu opinión, pero no me convence. Saquemos a Clarín (como quiere el gobierno) y no tenemos tampoco mucha pluralidad ni espacios democráticos. TN no es menos pluralista que canal 7, o que los canales de cable en manos de empresas amigas del gobierno. Tomemos el caso de la invitación a dirigentes de izquierda a programas de debate. ¿Cuántas veces escuchamos a Altamira, Ripoll o los representantes de la CCC en Canal 7? ¿Más veces que en TN? Lo mismo se aplica a los representantes de la CTA no oficialista. ¿Esto ocurre acaso porque Clarín tiene una posición dominante? Además, ¿por qué va a cambiar esta situación por el hecho de que se elimine Clarín?
      Tomemos el caso de las cifras de inflación. El gobierno reprime a las consultoras privadas que publican los índices (y a los organismos de defensa del consumidor). Legisladores de la oposición entonces deciden todos los meses dar a conocer los datos de las privadas, y llaman a conferencia de prensa. El canal oficial y los canales y medios vinculados al gobierno no concurren, ni dan a conocer los datos. ¿Esto se debe a la hegemonía del grupo Clarín? ¿Va a cambiar la actitud del canal 7 y los medios paraoficialistas porque desaparezca Clarín?
      Tomemos el último paro y movilización de ATE y CGT (Moyano). El canal oficial y los medios oficialistas prácticamente la ignoraron. ¿También se debe a la hegemonía del grupo Clarín?
      Por último, el contenido profundo de lo que se propone lo expone usted en la última frase. Dado que Clarín bajó presidentes y puso ministros de Economía, atenta contra la democracia. Por lo tanto, es necesario debilitarlo para fortalecer la democracia. Si se lo debilita lo suficiente, lo anulamos, y estamos todos mejor. ¿Por qué no hay que debilitar a los Vila-Manzano, Cristóbal López, etc.? Pues porque éstos no derriban presidentes ni ponen ministros de economía como Cavallo. El verdadero objetivo entonces es acabar con Clarín. Por supuesto, todo cierra. Podemos decir también que publicar los índices de inflación de las consultoras privadas o de los organismos de defensa del consumidor puede derribar gobiernos o poner ministros neoliberales. De manera que lo que hace Clarín al publicar esas cifras atenta contra la democracia, y lo que hace canal 7 y los medios amigos del gobierno la fortalece. Lo mismo se aplicaría a las invitaciones a exponer sus puntos de vista a la oposición, o el manejo de noticias referidas a un paro. En el extremo, algún tribunal debería dictaminar entonces qué medios fortalecen a la democracia con sus noticias, y cuáles la debilitan, y actuar en consecuencia. Subrayo, respeto su opinión, pero no estoy de acuerdo con esta manera de encarar el asunto. Pienso que no favorece en nada al socialismo y a la actividad crítica.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 08:58

  25. Rolando, por supuesto también respeto su opinión. Tenemos diferencias en algunas cosas simplemente. Le quiero decir que yo soy critico de este gobierno, solo comparto algunas cosas, pero no vote nunca a los K ni los pienso votar. En tal sentido, comparto las criticas que Ud hace al manejo de Canal 7 por parte del gobierno, a las mentiras del INDEC, etc. Creo igualmente que otras criticas mas sustantivas se le pueden hacer, y que UD en este blog se ha encargado con mucho merito de hacer.
    Al margen de estas consideraciones, creo que Ud. deforma mi argumento. Mi punto a favor de la ley de medios tiene que ver con que no haya GRANDES actores en el mapa de medios argentino, tal cual sucede ahora. Hoy es Clarin el gran medio argentino (sic), que asumió posturas golpitas, etc. a lo largo de sus años. Pero no se debe a su posición política que tiene que haber una ley que los obligue a desinvertir. Se trata de que un actor con tanto peso en el mercado tiene capacidad para fijar agenda, diferente y superior al resto. En esto le señalo una cosa. En Venezuela, por ejemplo, la ley de medios que impuso Chavez se basa en el control del contenido de los medios: así, el gobierno puede censurar en tiempo real a determinado programa por difundir ideas antidemocraticas, etc. La ley argentina por el contrario no posee ninguna limitación de esta naturaleza.Por eso, entre otras cosas, ha sido señalada recientemente por la ONU como garantía de mayor pluralidad (no tengo ningún cariño en especial por este organismo, pero me parece bueno citar la opinión de un actor externo, ajeno al conflicto Clarin-Gobierno).
    En términos democráticos, que la voz de un actor pese más que la de otros, no es positivo.
    En términos personales, la verdad que si, que me pone contento que este Grupo nefasto y golpista tenga que ver reducida su influencia. Le puedo asegurar que cientos de radios, diarios, medios en general, del interior, también están contentos, porque a lo largo de los años Clarin les chupo la sangre. Pero vuelvo a repetir. La ley no es solo contra Clarin: pone el limite de las 24 licencias. Mas allá de lo que UD. señala con respecto a este punto (que otros medios pueden llegar con las mismas licencias), significa para muchos medios actuales tener que desinvertir, y reducir su peso e influencia.

    Por otra parte, aunque comparto algunas criticas a Canal 7, le quiero decir que este canal en las elecciones ha sido, durante todo el gobierno de los K, el que ha dado mayor espacio a los candidatos opositores. Hay monitoreos de medios realizados al respecto que avalan tal afirmación. Pero además, no nos confundamos con que ahora TN les de espacio a Pitrola y Altamira. No digo que esté mal ir a ocupar esos espacios, pero no podemos decir que es por el espiritu democratico de Clarin!.

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    alfredo

    19/10/2012 at 11:00

    • No quise entrar en la otra parte de su argumento, la supuesta capacidad de Clarín para sacar y poner gobiernos y ministros. En realidad, los medios no actúan en el aire. Recuerdo que en 1966 se decía que a Illia lo habían sacado Primera Plana y Tía Vicenta, más los periódicos. Es desconocer las fuerzas burguesas operantes detrás del golpe (y los dirigentes sindicales que estaban prendidos). Algo similar se puede decir de la segunda vuelta de Cavallo al gobierno. ¿Acaso quieren pasar por alto el hecho de que prácticamente TODA la clase dominante apoyaba la llegada de Cavallo? De la misma manera, el análisis de la caída de Alfonsín.
      Por otra parte, a esto de que debe existir un tamaño de los medios, ni muy grandes, ni muy pequeños, sigo sin encontrarle mucho sentido. ¿Cuál es ese tamaño? Además, decidido por número de licencias. ¿Por qué no por número de hogares a los que llega cada grupo? Y por otra parte, ¿cuál es el número correcto?
      En cuanto al espíritu democrático de TN, tampoco me lo creo. De la misma manera que no me creo lo del espíritu democrático del estado capitalista. Solo digo que en tanto existan contradicciones en el seno de la clase dominante, hay más espacios para que se oigan voces críticas. En cuanto a la pluralidad de canal 7, no veo que se pueda arreglar el asunto diciendo que durante las elecciones le dio espacio oficial a los partidos.

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      rolandoastarita

      19/10/2012 at 11:11

    • Alfredo. Lo que persigue el gobierno con la ley de medios, no es profundizar la libertad de opinión ni acabar con el monopolio capitalista, sino atacar a corporaciones enemigas (tan solo ayer, amigas) para favorecer a las afines y que sean el soporte de la fracción concentrada en manos del estado. Desde el interés de la clase trabajadora, que es la abrumadora mayoría de entre esa fictio iuris llamada pueblo, no hay ninguna ventaja visible o por venir en cuanto al acceso a la información fidedigna, la posibilidad de acceso a los medios materiales de difusión de las propias ideas o la libertad de expresión. Eso solo sería posible, si los propietarios de los medios o concesionarios fueran expropiados y tales medios puestos en manos de los trabajadores autoorganizados según pautas de clase. Solo así se estaría en presencia de una expansión sustantiva de la democracia, como ideal realizado en el socialismo. En tanto y en cuanto esto no suceda, y no vendrá de la mano de un gobierno burgués, como el peronismo K, solo estaremos en presencia de cambios de forma en la manipulación de la conciencia obrera y diferentes papillas digeridas para darles en pasto. Bajo el relato de la lucha contra los monopolios reaccionarios, se disfraza la estructuración de un monopolio oficialista, acostumbrado a poner el guiño a la izquierda y girar a la derecha. El monopolio oficial-oficialista, cuenta hasta julio del actual con una nada desdeñable lista.
      MULTIMEDIOS DEL PARTIDO JUSTICIALISTA (KIRCHNERISTA).

      GRUPO SERGIO SZPOLSKI
      Diario El Argentino
      Diario Tiempo Argentino
      Diario Diagonales
      Diario Buenos Aires Económico
      Diario La Gazeta del Cielo
      Semanario Miradas al Sur
      Revista Veintitrés
      Revista Veintitrés Internacional
      Revista Newsweek Argentina
      Revista 7Días
      Revista Contraeditorial
      Revista Asterisco
      Revista Lonely Planet
      Radio América
      Canal CN23 de Buenos Aires
      Canal América 24
      Canal Crónica
      Agencia Infofax

      MEDIOS DEL ESTADO

      Canal 7 de Buenos Aires
      Canal Encuentro de Buenos Aires
      Canal Paka Paka de Buenos Aires
      Canal IncaaTV de Buenos Aires
      Canal TélamTV de Buenos Aires
      Canal 22 de la TV digital de Buenos Aires
      Canal 23 de la TV digital de Buenos Aires
      Canal 24 de la TV digital de Buenos Aires
      Canal 25 de la TV digital de Buenos Aires
      Canal TV satelital de Buenos Aires
      Radio Nacional AM
      Radio Nacional FM Folklórica
      Radio Nacional FM Clásica
      Radio FM Rock
      Arsat (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales S.A.)
      Agencia Télam
      Otros medios de los estados provinciales y municipales.
      GRUPO ELECTROINGENIERÍA S.A. (pujante contratista del Estado Nacional)
      Radio AM Del Plata de Buenos Aires
      44 Radios FM, que retrasmiten la programación de Radio AM Del Plata de alcance nacional.

      GRUPO MONETA (Raúl Moneta incluyendo lo que ‘tomó prestado’ de Matías Garfunkel)
      Radio Belgrano
      Radio Splendid
      Radio Libertad
      Radio Rock & Pop
      Radio FM Blue
      Radio FM Metro
      Radio FM San Isidro Labrador
      Revista El Federal
      Revista Bacanal
      Revista Jineteando
      Revista Dinámica Rural,

      GRUPO RUDY ULLOA (Santa Cruz), chofer de Néstor Kirchner y encargado del «altar de la patria diseño napoleónico» en construcción en el cementerio de Río Gallegos; ex propietario de un multimedios
      Diario El Periódico Austral
      Revista Actitud
      Revista KA
      Radio FM Estación del Carmen
      Radio FM El Calafate
      Canal 2, de Río Gallegos
      Canal 5, de Río Gallegos
      Canal 10, de Río Gallegos
      Canal 5, de El Calafate

      GRUPO BONAFINI DE MADRES DE PLAZA DE MAYO
      Revista Sueños Compartidos
      Radio AM 530-La Voz de las Madres, de Buenos Aires
      Canal Infomadres (a salir al mercado)
      GRUPO GVIRTZ Productora PPT, con sus espacios televisivos
      «6-7-8» y otros ultra oficialistas, en Canal 7 de Buenos Aires
      TVR
      Duro de Domar, en Canal 9 de Buenos Aires

      GRUPO SANTA MARÍA (gremialista que financia con fondos del sindicato SUTERH de los porteros de Edificios de Propiedad Horizontal)
      Revista Caras y Caretas
      Semanario Diario Z.
      Radio AM 750 de Buenos Aires (desde que la radio de los porteros comenzó a trasmitir en esta onda interfirió con la de Radio Cooperativa AM 740 y, misteriosamente, el 2/7/11 atentaron contra la torre de control de Radio Amplitud AM 770 sacándola del aire)
      RADIO COOPERATIVA, AM 740, de Buenos Aires (luego del atentado referido a Radio Amplitud AM 770, Radio Cooperativa comenzó a trasmitir por la onda de la radio volada; sugestivamente ello fue confirmado 48 horas después por los micrófonos de su programa por Luis D´Elía quien adelantó que de inmediato esta radio pasaría al 770 del dial)

      GRUPO GONZÁLEZ GONZÁLEZ
      Radio FM Aspen de Buenos Aires
      Canal 9 de Buenos Aires
      Canal 43 de la TV Digital de Buenos Aires
      GRUPO METALÚRGICO OLMOS
      Diario Crónica
      Diario El Atlántico de Mar del Plata

      EDITORIAL LA PÁGINA
      Diario Página/12
      Diario Rosario/12

      GRUPO RICARDO JAIME-KATZ
      Diario La Unión, de Lomas de Zamora
      Diario La Mañana, de Córdoba
      Radio LV2, de Córdoba
      Radio FM 99.7, de Córdoba

      HÉCTOR TIMERMAN
      Revista Debate

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      AP

      19/10/2012 at 19:53

  26. AP, totalmente de acuerdo. Pero además Alfredo, remitámonos a los hechos: sobre los ultimos acontecimientos políticos que cuestionaron al Gobierno -por izquierda o por derecha-, en los medios oficialistas de todo tipo y color no se informó o no fueron «televisados»: paro y concentración de la CGT y Camioneros, paro y concentración de la CTA opositora, cacerolazo, movilizaciones de la izquierda, luchas contra gobernadores K o aliados, etc, etc. Es decir, la lógica es que lo que no aparece en los medios NO EXISTE, y entonces nos muestran «UN MUNDO FELÍZ» y edulcorado…Podrás decir que TN y afines sí lo pasaron por razones políticas. Pero siempre es así, Porque hacen un «recorte» de la realidad según su conveniencia. Y eso ocurre precisamente por lo que señaló Rolando: esto es sólo una disputa interburguesa y en esas contradicciones y hendijas se puede llegar a «colar» la voz y la opinión crítica o mostrar hechos de la lucha de clases que de otra manera permanecerían ocultos. No por el «cuentito» de que el Grupo Clarín es malo-malo (pero hasta hace unos años firme aliado de este Gobierno ‘nacional y popular’) y los otros grupos unos buenos y bienintencionados muchachos…Por lo tanto, los marxistas no debemos tomar partido ni por uno ni por otro. Saludos.

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    Armando

    19/10/2012 at 20:20

  27. ¿Se podría saber el nombre de los autores que critican el desarrollo de la tesis sobre los monopolios?

    Honestamente desconocía que hubiese críticas como las que usted expone, sólo conocía las críticas desde el capitalismo, ya sabe cuales, la que dice: «jojojojo malditos hippies ignorantes con ideas caducas fanáticos del genocida del Ché, eso del monopolio sucede porque intervienen los gobiernos ¡Heil Mises!». O la más conservadora y clásica, llena de innumerables diferencias: «jojojojo malditos hippies ignorantes con ideas caducas fanáticos del genocida del Ché, eso del monopolio sucede porque no intervienen debidamente los gobiernos».

    Perdón por la bromita de mal gusto, es que me fue imposible contenerme.

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    Esteban

    20/10/2012 at 08:45

    • En el terreno del marxismo no somos muchos. En lo personal, me ayudó muchísimo la lectura de Shaikh. Hoy tengo muchas diferencias teóricas (y posiblemente políticas) con Shaikh, pero en este punto tengo con él una deuda intelectual muy grande. Diego Guerrero también coincide en la crítica a la tesis del monopolio. La lectura de Semmler y Dumenil y Levy, a los que cito en las notas, también me ayudaron. Agrego D. Byran (1985) «Monopoly in Marxist method», Capital & Class 26 pp. 72-92 y J. A. Clifton (1977) «Competition and the evolution of the capitalist mode of production», Cambridge Journal of Economics, vol. 1, pp. 137-151.
      Estas lecturas me inspiraron (con Guerrero fueron intercambios por mail; también una charla con Shaikh cuando visitó Bs As hace años), y luego fue seguir trabajando y pensando en el tema. Lo que más me molestaba de la tesis de monopolio era la ausencia casi completa de sustento teórico, y de ahí la imposibilidad de analizar teóricamente la evolución del capitalismo.

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      rolandoastarita

      20/10/2012 at 09:21

  28. Compañero Rolando. Como se puede deducir en base a las anteriores opiniones que he vertido en este blog, el problema de la hipotética sustitución de la ‘libre competencia’ por el monopolio, es algo que no tengo resuelto completamente en mi cabeza (-no porque yo esté en condiciones de resolverlo en base a los conocimientos que acopio-). Sus argumentos en favor de la perdurabilidad e intensificación de la competencia son muy fuertes. De hecho, si un conjunto de capitalistas lograran sustraerse de modo más o menos permanente a la competencia, estaríamos más en presencia de organizaciones de lucro no capitalistas, que de capitales propiamente dichos y no quedaría otra que postular la coexistencia de un sistema monopolista (o monopolista de estado) al que se subordina y tributa una esfera secundaria ‘competitiva’ en proceso de extinción. En sentido estricto, ya no podría hablarse de capitalismo, sino, de monopolismo explotador y parasitario. Si seguimos pensando que categorías como valor, precios de producción, tasa de ganancia media siguen teniendo algún sentido o tienen alguna función que no sea vestigial (con lo cual dejarían de ser la ley económica fundamental) no queda otro camino que entender a los fenómenos monopolistas como distorsiones a la ley del valor que se encuadran en el rango de la desviación de los precios de mercado respecto de los precios de producción. O se defiende un enfoque o el otro y se busca la corroboración y contrastación en la manifestación empírica que muestra la evolución histórica del capitalismo. No hay lugar para posiciones intermedias. Pese a ello, algunos autores la han buscado. Hace poco y con motivo de la polémica, me puse a re estudiar todo el asunto. Entre varios trabajos, leí uno de Alvater sobre el CME que cita una aproximación teórica de Mandel que no me resultaba familiar. Parece ser que Mandel relativizó bastante el enfoque drástico de coexistencia permanente de tasas de ganancia paralelas. En un trabajo del 79 planteó que en realidad la formación de dos tasas medias de
    ganancia en el capitalismo monopolista, a fin de cuentas, no significa otra cosa más que la reducción de
    la velocidad, pero no la supresión del proceso de formación de una sola tasa media de ganancia. De
    manera que si en la época de la libre competencia este proceso se realizaba en un ciclo industrial de
    siete a diez años de duración, actualmente se requiere de periodos más largos (Mandel 1979: 527). Este enfoque, también fue defendido unos años antes por Vigodsky quien caracteriza a la ganancia monopólica como un fenómeno temporal, un estadio funcional del valor y la tasa de ganancia en la dinámica de la imposición de la ley del valor e igualación.
    Me parece que la existencia de estos fenómenos es integrable en el esquema de competencia a lo Marx , en el cual, el monopolio, no debe asimilarse a la gran empresa que obtiene superganancias en base a su mayor productividad e intensidad de capital, enfoque que está en la base de las críticas a las teorías del ID sistemático por fijación de precios bajos de las materias primas en razón de la relación de fuerzas extraeconómica. Si mal no recuerdo, es el ángulo de ataque de Palloix.
    Lo que, en mi modesta opinión, sería necesario (y no dudo que se haya intentado, aunque escapa a mi conocimiento) es un estudio sistemático, del grado en que las manifestaciones temporales de ganancia monopólica escapan, sin subvertir la ley del valor. Usted ha presentado numerosos ejemplos de intensa competencia oligopólica, y también los hay de transitoria cartelización. Me parece que, por esta vía ‘empírica’ se podría contar el nudo gordiano de si la ‘ganancia monopólica’ es norma o excepción bajo el capitalismo actual (O ‘monopolismo’ en caso contrario).

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    AP

    20/10/2012 at 18:34

  29. En el debate «monopolios vrs. Teoría Laboral del Valor (TLV)» me inclino decididamente por esta última explicación, y considero que Rolo tiene un gran mérito en la dilucidación de esta cuestión.

    Respecto a las objeciones que se plantean creo que es importante pensarlas con serenidad. La pregunta sería, ¿qué hay entonces de los monopolios?, ¿vamos a decretar ahora que se trató de un mero espejismo? No, una cosa es sostener que la TLV logró explicar lo esencial del capitalismo y que lo sigue haciendo, y otra cosa es reducir hasta su desaparición al concepto de monopolio.

    Como explicación no tengo dudas de que la TLV sigue siendo central. Ahora bien, y acá, Rolo, empiezo a especular. ¿Podríamos decir que existe una «tendencia al monopolio» que si bien no puede desplegarse «poderosamente» y establecerse con centralidad, actúa -digamos- insidiosamente? Me parece que una pregunta interesante sería, por ejemplo, por qué o para qué existen las leyes antimonopólicas. Si bien es importante distinguir «monopolios» de «apariencia de monopolios» (vbg. Siderar) pareciera ser que se trata de fenómenos que se parecen. Una posición monopólica podría lograr «descuidarse» de la competencia por un tiempo hasta que la competencia volviera a «ponerse al día»; una empresa «protegida» por mecanismos extraeconómicos («apariencia de monopolio») también logra «descuidarse» de la competencia, mientras los gobiernos las protejan.

    Dejo acá por miedo a desbarrancar. Me gustaría, Rolo, tu opinión sobre esta breve especulación. Saludos.

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    Eduardo

    21/10/2012 at 10:32

    • Primero, la tesis sobre monopolio reflejó un hecho cierto, la aceleración de la formación de cartels y trusts a fines de siglo XIX y principios del XX. El pico se habría alcanzado en 1900, al menos en EEUU. El error de la tesis fue pensar que por esto la competencia perdía preeminencia.
      Segundo, nadie niega que existen nichos en los que hay monopolios, al menos durante algunos períodos de tiempo. Existieron en el s. XIX y en el XX. Lo que critico es la idea de que el monopolio pasó a ser lo decisivo, por sobre la competencia. La idea central de los marxistas en el s. XX fue que el monopolio era el caso particular en el s. XIX, y la competencia el caso general, y que en el s. XX la situación fue la inversa. Esta visión estuvo en la base de cambios muy importantes en el análisis del desarrollo del capitalismo, tanto en los países adelantados como atrasados.
      Tercero, la intervención del estado para frenar o impedir la formación de posiciones monopólicas obedece, en la mayoría de los casos, a las presiones de otras fracciones del capital que puedan verse afectadas. El caso paradigmático de esta intervención fue la Sherman Act contra la Standard, en EEUU. Pero hay muchas. Expresa una necesidad del capital en general.
      Cuarto, la existencia de espacios nacionales de valor no niega la regulación por la LVT. Los espacios nacionales de valor existían en el siglo XIX, por supuesto, pero esto no impedía que las relaciones mercantiles estuvieran regidas por la LVT. La existencia de estos espacios nacionales de valor deriva, en primer lugar, de las barreras «naturales» que impiden la competencia en muchos sectores (bienes no transables, como se dice en la literatura económica). También de las tarifas aduaneras, el tipo de cambio y barreras para-arancelarias de diverso tipo. Siderar,por ejemplo, está protegida por tarifas; en otros períodos, también lo estuvo por el tipo de cambio (algunos dicen ahora ya no). Pero esto sucede con innumerables productos, y sucedió en todos los mercados. En el caso del acero, tradicionalmente las empresas fueron «nacional centradas». La United Steal, por ejemplo, durante años fue absolutamente dominante en EEUU. En los 1970 comenzó a ver erosionado su poder por la entrada de aceros de Japón y países del tercer mundo; cuando pidió elevar los derechos de importación para el acero, fracciones importantes del capital se opusieron, y la United terminó en crisis.
      Para que se entienda, tomemos un ejemplo teórico. Supongamos un bien A que en el mercado mundial, o en los países avanzados, se venda a US$ 100 (precio de producción, esto es, tasa de ganancia media para las empresas productoras). Supongamos que en un país atrasado, una empresa X tiene costos de producción más altos que el promedio, de manera que solo puede realizar una tasa media de ganancia (supongamos, la que domina en ese espacio nacional) vendiendo A en US$ 105. Si existe un arancel a la importación de A del 10%, la empresa X puede vender en el mercado interno a los US$ 105. Se trata de un espacio nacional de valor, que está condicionado por una productividad media referida a esas industrias. Conceptualmente el problema es igual que cuando tratamos la incidencia del tipo de cambio en ese espacio nacional. Supongamos que el bien A no está protegido en este país por barreras aduaneras, pero sí por un tipo de cambio alto. En esencia, el problema es el mismo que con la tarifa. Esto no tiene nada de «esotérico». Lo interesante, sin embargo, es que se pueden explicar los niveles tendenciales del tipo de cambio por la LVT, y no por la manipulación monopólica.
      Agrego que el hecho de que la empresa X obtenga una tasa media de ganancia al interior del país atrasado no es un dato menor. Es que si X obtuviera una tasa de ganancia sistemáticamente superior al promedio reinante en la economía (supongamos, a través de décadas), en un entorno de competencia ello atraería a capitales a esa rama, y la ganancia extraordinaria desaparecería. En el esquema «domina el monopolio», la tasa de ganancia superior se mantiene, debido al poder de mercado. Pero en este caso, debería haber una tasa media monopólica superior a la tasa del sector no monopólico; de lo contrario, no podría mantenerse la tasa de ganancia extraordinaria de la empresa X.
      Por supuesto, todas estas cosas son muy difíciles de tragar para aquellos que están empeñados en defender la tesis «dominan los monopolios». Aquí el problema es que se les cae media biblioteca de dogmas establecidos.

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      rolandoastarita

      21/10/2012 at 12:25

  30. Compañero Rolando. Dado que usted me pasó como alambre caído en mi último comentario (Es un chiste) me puse a leer un trabajo de Semmler sobre competencia y ganancia monopólica que creo es uno de los autores que usted ha mencionado. Bastante consistente. Demuestra bien como gran parte del surplus que se atribuye a situaciones de monopolio, en realidad corresponde a empresas con una productividad superior a la media. De todos modos, rescata el problema de las barreras de entrada y salida como factor incidente en la estabilización transitoria de precios monopólicos, aunque, en largo plazo, no puedan sostenerse frente a la competencia de nuevos capitales, con lo cual, la competencia como factor de distribución del plusvalor y los recursos productivos sale indemne como principal factor determinante de las fluctuaciones en torno a los precios de producción y tendencia a la convergencia hacia la tasa de ganancia media. Igualmente, dado que los análisis empíricos parecen bastante contradictorios, en tanto que profano, me siguen quedando dudas sobre si las distorsiones monopólicas (en los casos puros) de precios políticos en caso de colusión, especialmente después de una larga guerra de precios (se decía vulgarmente que los trust bajan los precios hasta que se restringe la competencia y luego suben cuando se estabiliza la situación) intervencionismo estatal, pueden ser menores en el siglo XX o la actualidad, que en el siglo XIX. Me parece que la tendencia a la igualación de las TG es más lenta. Intuitivamente, pienso que dado que el largo plazo los precios de las mercancías reproducibles tienden a bajar por influjo de la mayor productividad social y es innegable que las fuerzas de producción se expanden al compás de una acumulación que no se detiene pese a las crisis cíclicas inherentes al modo de producción capitalista, la tesis del dominio del monopolio y la limitación sistemática de la competencia, es insostenible por su correlato estancacionista.

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    AP

    21/10/2012 at 21:28

  31. En conexión con lo anterior. La expansión de las relaciones capitalistas de producción y cambio a escala global acompañada por los avances en comunicaciones y transporte y sobre todo, la movilidad del capital financiero, apuntan a la dislocación de precios de producción localizados en aras del predominio de capitales reguladores a nivel internacional. Esta movilidad acrecentada del capital líquido va en sentido contrario al enlentecimiento de la nivelación de las tasas de ganancia por colusión empresarial o situaciones de monopolio artificial. Vuelvo a mi duda ¿Es posible cuantificar la relación competencia monopolio de modo empírico de manera irrefutable?

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    AP

    21/10/2012 at 23:51

  32. Buenas. Sin dejar de lado la tesis (que comparto plenamente) de que la ley del valor determina la gran mayoría de los precios (tomando el dato que dio Rolando en un comentario anterior, solo el 1,5 por cien de la economía estaría monopolizada), me gustaría preguntar cómo se analiza el caso de las telefónicas por ejemplo, donde en Argentina están divididas (o estaban) en Telecom y Telefónica como únicos prestadores de servicio en áreas diferentes, el sur del país para una y el norte para la otra. Desde luego es uno de los no transables que Rolando menciona más arriba, pero ¿cómo se establece la tarifa?
    Otro caso donde se nota una fuerte concentración es en el de transporte de pasajeros automotor, en la región mesopotámica con Flecha Bus en una clara posición dominante, en este caso me llama la atención que las tarifas de esta empresa son a veces más altas para el mismo boleto, por ej, Colón-C del Uruguay, que la de Jovi Bus.Lo llamativo es que se trata de una empresa de mucho mayor escala, con un servicio de inferior calidad y así y todo es más caro. Para nada estoy diciendo que sea una situación de monopolio, solo pregunto porque no me entra en ningún esquema,salvo que con esas líneas la empresa «autosubsidie» líneas donde tiene mayor competencia de otras empresas.

    Otra cuestión que no me parece menor, en casos donde una empresa del sector de no transables ha logrado una cierta escala o requieren alta inversión , supongamos en provisión de agua, y suponiendo que allí la tasa de ganancia fuese más alta que la media, la sola magnitud de la inversión necesaria para competir y la naturaleza del servicio (supongo que no existe ciudad donde dos empresas se dediquen a vender el agua al mismo frentista) son un impedimento para el ingreso de competidores. No obstante, a pesar de que en esos casos veo cierta posibilidad de monopolización, es cierto que el precio de venta debe girar en torno a un valor cercano al de producción, caso contrario esos bienes básicos se volverían impagables y serían una transferencia de plusvalía desde otros capitalistas que no creo que se crucen de brazos ante la situación de que un capitalista determinado les está «chupando» plusvalor.
    ¿Es posible que sean estos que nombré alguno de los sectores económicos que forman parte de ese 1,5% de la economía monopolizada? ¿O ese 1,5% es estrictamente de bienes de lujo y armamentos?Ojo, no digo que armamentos y bienes de lujo estén monopolizados, se me hace que en algunos países sí, pero es, de nuevo, una mera suposición.

    Al meren de estas dudas, cuando dice que sólo dos empresas controlan el mercado de aeronaves, ¿se refiere a Airbus y Boeing? Aquí supongo que se refiere a algunos segmentos, como grandes transportes y bombarderos pesados, porque en cazas,cazabombarderos, transportes medios y pequeños, helicópteros de todo tipo, teledirigibles (mercado en alza), pequeños y jets privados hay una competencia importante desde Rusia, China, India y otros. Supongo que casos como el de Brasil no entran porque son prácticamente subsidiarias de empresas norteamericanas.

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    Ilichito

    22/10/2012 at 04:45

    • En el trabajo hablaba de una franja de bienes con precios monopólicos no se especificaba en qué sectores. De todas maneras, es cierto que existen barreras de entrada que pueden dificultar la competencia; aunque cuando la rentabilidad es alta y sostenida, terminan entrando otros capitales. De la misma forma, también hay barreras de salida. Esto explica que, de conjunto, la tasa media de ganancia no sea más alta en los sectores con alta concentración, aunque sí parece verificarse que oscila menos. Acerca del mercado de aeronaves, me refería a Airbus y Boeing, que dominan el mercado en los grandes aviones de pasajeros.

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      rolandoastarita

      23/10/2012 at 08:38

  33. Hola señor Astarita, me llamo Luis y llevo un tiempo leyendo los artículos de Diego Guerrero, sobre todo su libro sobre Pensamiento Económico. He leído los comentarios que aparecieron en este blog hace un año casi, y en base a lo que usted dice quería preguntarle si lo que plantea es que lo importante no es que el gobierno elimine monopolios y vaya creando pequeñas empresas sino que los controle (que elimine su titularidad privada) para conseguir una distribución más generosa de la propiedad? Si es así resulta una teoría interesante frente a las posturas más anti-monopolísticas que como dice Diego Guerrero, se encuentran tanto en los liberales (Milton Friedman) como en muchos marxistas (Engels, Lenin, Baran).
    Es muy interesante su postura ecléctica al decir que aunque las desigualdades están aumentando, la pobreza se está reduciendo con el proceso globalizador.

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    Luis T

    16/08/2013 at 12:32

  34. Rolando: Me leí esta primera parte del artículo y me parece que adolece de falta de análisis en algunos aspectos. En primer lugar, cuando se niega la monopolización de la economía actual, se está diciendo (y lo haces explícitamente) que la competencia prácticamente «pura» se mantiene en el mercado actual, especialmente en el mercado internacional. Cuando analizamos a los monopolios, sabemos todos que se trata de que una o muy pocas empresas (privadas, por supuesto) angloban una actividad económica determinada, o varias actividades, a veces relacionadas, a veces no tanto. En el artículo ignoras olímpicamente la fusión que se dió entre el capital industrial y el capital financiero a finales del siglo XIX, y que fue lo que dio el nacimiento a engendros como el FED, que es un instrumento de los principales financieros del mundo de hoy para dictar la política monetaria, en la que ya tienen el mando de gran parte de las finanzas. Desde esa posición se puede no solamente influir en los precios de determinados recursos en el mercado, sino incluso provocar las crisis, como aquella de 1929-1933, que es la clásica, o la actual de 2008, más profunda de cierta manera, pues es la crisis de reafirmación de la globalización actual. Creo que en la actualidad lo que está primando es la tesis del neoliberalismo, o sea, del liberalismo artificial aparente para nosotros, los latinoamericanos y otros países del llamado Tercer Mundo, con el dominio monopólico entronizado en el Primer Mundo, donde la «ruptura» de los antiguos monopolios no es más que un show mediático que nadie con dos dedos de frente se cree. Otra cosa, el poder monopólico no solamente se ejerce para subir los precios artificialmente ante los consumidores. Eso es una práctica de los primeros tiempos monopólicos, cuando su poder no era tan grande. Actualmente los monopolios, convertidos en cárteles y transnacionales, ejercen su poder con el mecanismo contrario: BAJAN ARTIFICIALMENTE LOS PRECIOS en el mercado internacional. Un ejemplo muy actual: Venezuela es un país que depende en gran medida de su renta petrolera. Los monopolios gigantescos del petróleo (los famosos Exxon-Mobil, Chevron, BP, Shell y los pocos que quedan por enumerar, no lograron el objetivo de derrocar al gobierno chavista por medio de un golpe de estado, que fue frustrado por el pueblo venezolano y por militares leales a Chávez. La consecuencia casi inmediata fue la invasión, en el año siguiente, a Iraq, sobre el supuesto falso (prácticamente todo el mundo lo sabía desde que se declaró) de las armas de destrucción masiva. Los EE.UU. impusieron la ocupación militar (y fascista, dicho sea de paso) sobre Iraq (con más de un millón y medio de muertos que los medios, también monopólicos, llaman «daños colaterales»), y a partir de ahí la extracción de petróleo se hizo mucho más barata, pues ya no tenían que pagar al país para importarlo, o para re-comercializarlo. Ahora simplemente se lo roban, lo saquean, con el costo exclusivo de pagarle a los trabajadores de allá (que siempre es menos) y el costo de mantener mercenarios (a los que bellamente llaman soldados privados profesionales). Como se lo roban casi gratuitamente, las ganancias son tan limpias, que se puede reducir artificialmente el precio del barril del petróleo, afectando directamente a Venezuela, como parte de una guerra económica que incluye a otro efecto de los monopolios: la especulación con el comercio exterior (de las importaciones sobre todo) de Venezuela, en lo que están, ¡qué casualidad! en combinación con los monopolios de la oligarquía venezolana. O sea, actividad reguladora artificial de precios en el petróleo, en los alimentos, sobre el comercio exterior de un país. ¿Y Ud. me dice que la realidad actual es de libre competencia commo en el siglo XIX? Yo no soy economista, quizás Ud. sí, pero me parece que las razones que Ud. da son como una cortina de humo que esconde la realidad actual y sobre todo, SUS EFECTOS DEVASTADORES. Un saludo.

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    Domingo Monterrojo

    21/08/2016 at 01:27

    • He tratado la cuestión de monopolio, imperialismo, ley del valor y competencia en numerosas notas publicadas en este blog, y en otros escritos. En ellos se responden los argumentos que presenta en este comentario, que contienen manifiestas inexactitudes. Por ejemplo, la fusión de capital bancario e industrial no fue un fenómeno general en el capitalismo de inicios de siglo XX, como pensaban Hilferding y Lenin. O también, es un error sostener que en el capitalismo del siglo XIX había más competencia que en la actualidad. Estas cuestiones las he desarrollado largamente, y no tengo por qué repetirlas ahora. La discusión sobre esta cuestión, por supuesto, es fundamental. La tesis del reformismo pequeño burgués, que dice que los males de la sociedad actual se deben a que el capital es monopólico, (y no a la relación capitalista de explotación), es una forma de embellecer al capital. De ahí la idea de que «el» enemigo de los trabajadores es el neoliberalismo, no el capital (tesis preferida de los castristas, chavistas, nacionalistas diversos, militancia del PC, y similares).

      Para terminar, reproduzco aquí una respuesta que ya di sobre el tema Irak, petróleo y EEUU:

      «En 2008 Stiglitz y Bilmes calcularon que la guerra de Irak ya había costado más que lo que habían costado los 12 años de guerra en Vietnam; y esto sin incluir los costos de largo plazo (por ejemplo, heridos y pensiones de guerra). Antes de la guerra Paul Wolfowitz, el segundo del secretario de Defensa, Rumsfeld, había calculado que la guerra se iba a pagar con los incrementos de las entradas por el petróleo. En 2008 EEUU llevaba consumidos en la guerra 850.000 millones de dólares, pero el costo total Stiglitz lo calculaba, conservadoramente, en 3 billones de dólares. El libro que escribió con Bilmes tenía ese título, “la guerra de los 3 billones” (no lo leí). Algunos estimaron el costo hasta en 5 billones. La Oficina presupuestaria del Congreso la ubicó entre 1 y 2 billones.
      Bien, el hecho es que no hay forma de sostener que una guerra que costó estas cifras siderales haya sido rentable. Hagamos un cálculo sencillo. Hoy la capacidad de producción diaria de Irak es de 3 millones de barriles por día; esto luego de haber caído durante varios años a 2 millones diarios. Pues bien, supongamos que produzca a plena capacidad actual, de 3 millones. Supongamos un precio de 100 dólares el barril (que no lo estuvo siempre, en estos años). Supongamos también que todo el ingreso proveniente de esa producción fueran ganancias; o sea, no hay costos de extracción, exploración, etc. Supongamos también que todas esas ganancias cayeran en las empresas de EEUU (o sea, que el gobierno iraquí no reciba regalías). Con todos estos supuestos “heroicos”, se necesitarían más de 27 años de producción para llegar a los 3 billones de dólares (que es el cálculo de Stiglitz) que costó la guerra.
      Pero además, la realidad es que el gobierno de Irak no dio en exclusividad la explotación del petróleo a las empresas de EEUU (o de Inglaterra). También obtuvieron contratos empresas de países que no participaron de la invasión: Total de Francia; Lukoil de Rusia y CNCP de China. Lukoil, por ejemplo, en 2009 ganó un contrato para explotar un campo que representa el 10% de la producción total del país. Se puede decir, sin embargo, que Lukoil luego contrató con empresas de EEUU para proveerse de equipos; algunas de esas empresas muy vinculadas a Bush y a su vicepresidente, Cheney. Pero de todas maneras el asunto no fue tan lineal. Agreguemos que Lukoil debía hacer fuertes inversiones para elevar la producción del campo que había obtenido. Otras empresas occidentales se encuentran con el mismo problema; los abogados de las empresa y muchos analistas se quejan de que las ganancias son bajas, debido a las inversiones y reglamentaciones. Seguramente en esto hay mucha propaganda de estos abogados del capital; pero de todas formas, todo indica que el negocio no fue tan “redondo”. En cualquier caso, estamos muy lejos de tener ganancias para EEUU (e Inglaterra) de 3 billones de dólares (= al costo de la guerra).
      Agrego ahora otro elemento para el análisis, que va en el mismo sentido de la nota “Imperialismo, Irak y Afganistán”: Exxon (la petrolera yanqui más grande) acaba de ser excluida de la posibilidad de presentar ofertas para la explotación en Irak porque entró en tratos con los kurdos.
      Mi hipótesis, que la presenté de manera desarrollada en “Valor, mercado mundial y globalización”, es que la guerra respondió a un interés más general del capital, que tiene que ver con asegurarse al planeta como campo de explotación del trabajo».

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      rolandoastarita

      21/08/2016 at 10:57


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