Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Menemismo, los K y la tesis del “transformismo”

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Una constante del discurso kirchnerista es separar absolutamente el modelo neoliberal, impuesto por la dictadura en 1976, del “productivo con inclusión social”, establecido en 2003, y vigente hasta el presente. Según este relato, entre 1976 y 2003 las políticas de los gobiernos fueron anti-nacionales y anti-pueblo, y favorables a los grupos económicos que se rigen por una lógica especulativa y financiera. Pero todo habría cambiado con la llegada de los Kirchner a la presidencia de la nación.

Claro que de ser esto así, se plantea el problema de explicar el apoyo del matrimonio “nacional y popular”, y también de montoneros y militantes de la “gloriosa JP” de los 70, al menemismo; así como la participación de relevantes kirchneristas (Nilda Garré, Abal Medina) en el gobierno de la Alianza. Recordemos que en los 90 se despidieron decenas de miles de trabajadores estatales; se privatizaron las empresas de correos, agua, teléfonos, gas, petróleo, ferrocarriles y las cajas de jubilaciones; se impusieron topes a los aumentos salariales; se ataron los aumentos en el sector privado a los incrementos de productividad; se habilitaron los contratos temporarios y se los promovió: se inició la discusión sobre la ley de flexibilización laboral (que se votaría con el gobierno de la Alianza); se redujeron las indemnizaciones por accidentes laborales; se estableció que la vigencia de los convenios colectivos podía suspenderse por tres años en casos de concursos y quiebras; y se incluyeron cláusulas que implicaban precarización laboral en numerosos convenios laborales (automotriz, siderurgia, alimentación). También en los 90 se extendió la sojización, y se iniciaron los grandes emprendimientos mineros a manos de empresas transnacionales. Y funcionarios, empresarios y burócratas sindicales se enriquecieron vertiginosamente con los negociados que posibilitaron las privatizaciones. Los Kirchner, además de enriquecerse, participaron de la privatización de YPF, de las cajas de jubilaciones y del bancos de Santa Cruz; fueron constituyentes en 1994 y proclamaron a Menem el mejor presidente argentino, después de Perón. Otros altos funcionarios kirchneristas tuvieron actuaciones parecidas.

Se plantea entonces la “pregunta imposible”: ¿cómo pudo suceder esto, estando el “movimiento nacional” en el gobierno? Aunque habitualmente los militantes K eluden la cuestión, disponemos sin embargo de una elaborada respuesta, producto del investigador en ciencias sociales Eduardo Basualdo. Para quienes no lo conocen, digamos que Basualdo es doctor en Historia, investigador del Conicet, coordinador de varias áreas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, participa de la CTA oficialista e integra desde hace poco el directorio de YPF. Sus trabajos son altamente valorados en los medios académicos y en el progresismo izquierdista. En 2011 publicó Sistema político y modelo de acumulación, que reúne tres largos ensayos de su autoría. En el segundo de esos ensayos, originariamente publicado en 2001, presenta una explicacón de cómo fue posible que el movimiento nacional y popular abrazara la causa del neoliberalismo en los 90. En esta nota resumo su respuesta y la analizo críticamente.

Basualdo y el transformismo argentino

En Sistema político…. Basualdo plantea que “esa dictadura (la de 1976) no explica todo lo acontecido durante la valorización financiera porque a ella le sucedieron tres gobiernos constitucionales”. ¿Cómo pudieron ejercer el control político los “sectores dominantes” con gobiernos elegidos bajo elecciones libres? Precisemos que por “sectores dominantes” Basualdo no entiende la clase capitalista, como haríamos los marxistas, sino “las grandes empresas oligopólicas y los grupos económicos y conglomerados”. La respuesta de Basualdo al enigma planteado se sintetiza en una palabra: transformismo. Por transformismo -noción que toma de Gramsci- quiere significar una situación en la que los sectores dominantes excluyen todo compromiso “con las clases subalternas”, pero mantienen la dominación “sobre la base de la integración de las conducciones políticas de esas clases subalternas”. En otras palabras, dominan cooptando a los dirigentes políticos, sindicales, empresariales, estudiantiles, barriales, etcétera, para que instrumenten las políticas que les convienen.

Sin embargo, ése es el transformismo “en general”, ya que en Argentina, habría tenido dos particularidades, según Basualdo. Por un lado, la ideología habría sido suministrada desde los países centrales; en consecuencia, estaba vacía de contenidos “específicamente nacionales”. En segundo término, y más importante, los “sectores dominantes” nunca pudieron consolidar un partido propio, con sus “intelectuales orgánicos”. Por eso, a lo largo de décadas, recurrieron a golpes de Estado y a dictaduras. Pero a partir de 1983 eso ya no era posible. ¿Qué hicieron? Pues coimearon y pagaron altos salarios. En palabras de Basualdo, recurrieron a “la corrupción y los altos ingresos relativos que perciben los integrantes del sistema político. (…) Se trata de la irrupción de los denominados retornos… no se trata de un fenómeno circunstancial … sino estructural e intrínseco al nuevo patrón de acumulación de capital dominante (…) … los elevados salarios relativos que perciben los cuadros orgánicos al servicio del poder establecido”. Esto habría sido “vital” para descabezar a las “conducciones de los sectores populares”, y para incorporar intelectuales “supuestamente independientes”.

Hasta donde alcanza mi conocimiento, los intelectuales K no han presentado objeciones a esta explicación, y no por desconocimiento. Axel Kicillof y Enrique Arceo, hoy altos funcionarios kirchneristas, integran el consejo editorial de Cara y Ceca, la editorial que publicó Sistema político... . Además, originariamente, el ensayo de Basualdo fue prologado por Horacio Verbitsky, y comentado, entre otros, por José Nun. De manera que los intelectuales y políticos kirchneristas conocen y parecen avalar la explicación de Basualdo. Sin embargo, y extrañamente, no hablan del asunto, a pesar de que muchas veces se ha planteado cómo fue posible que el “movimiento nacional y popular” hiciera lo que hizo en los 90. ¿Por qué no dan más publicidad los intelectuales K a la tesis del doctor Basualdo? ¿Será acaso porque su explicación termina reduciendo a muchos patriotas de hoy a una vulgar banda de coimeros de los 90? Un tema digno de profundizarse en las elevadas cátedras universitarias de sociología y politología.

La sociedad y la historia en clave moral

Si bien los partidarios K no hablan del rol de las coimas durante el menemismo, acostumbran aplicar el esquema a la actualidad política. Por ejemplo, ¿por qué Lanata, Majul, Binner o Lozano se oponen al gobierno nacional y popular”? La respuesta “a lo Basualdo” es: porque están a sueldo de los grupos económicos, Clarín en primer lugar. No hace falta pensar mucho más. La respuesta es simple y contundente, además de estar respaldada por el prestigioso “transformismo” gramsciano. Aunque el mismo razonamiento aplican los críticos del gobierno K, solo que al revés: los funcionarios hacen lo que hacen porque reciben coimas (de los Cirigliano, Baez, Cristóbal López, etc.). De manera que la tesis es multiuso. Por eso también, puede dar resultados ambiguos. Por ejemplo, según la oposición, Alberto Fernández habría recibido coimas de los Baez y Cristóbal López (y del grupo Clarín hasta 2008) cuando estuvo en el Gabinete K; pero según los amigos del gobierno, ahora las recibiría de Clarín (aunque no antes de 2008). Los dos bandos se quedan sin explicar alguna parte de la historia, pero esto es solo un detalle. De la misma forma, Oscar Parrilli, actual secretario general de la Presidencia, era víctima del “transformismo coimero” en 1993, cuando fue informante por el menemismo del proyecto de privatización de las jubilaciones; pero patriota y popular desde 2003. La doctora Carrió, en cambio, no había caído en las redes del “transformismo” en 2000, cuando proponía la estatización de las jubilaciones, pero hoy sí es coimeada (según los K) por los grupos extranjerizantes.

Por supuesto, el método también se puede extender a los análisis transfronteras, o históricos. ¿Por qué Hollande aplica ahora un plan de ajuste en Francia? Respuesta: porque los “grupos” franceses le aumentaron el salario y su participación en “mordidas”. ¿Por qué el gobierno de Isabel aplicó el Rodrigazo? Respuesta: porque los grupos económicos coimearon a la presidenta a partir de junio de 1975. ¿Por qué no lo aplicaron Perón y Gelbard? Respuesta: porque eran inmunes al “transformismo”. ¿Cómo fue posible la industrialización basada en la sustitución de importaciones? Respuesta: porque a partir de la presidencia de Agustín P. Justo, y hasta 1976, los gobiernos no aceptaban coimas de los capitales extranjeros (¿y Lisandro de la Torre?… otro detalle). ¿Por qué Perón nacionalizó los ferrocarriles? De nuevo, porque no aceptó coimas de los ingleses. ¿Por qué Frondizi firmó contratos petroleros con empresas extranjeras? Porque era un “transformista coimero”. ¿Por qué luego los anuló Illia? Porque no aceptó coimas. Y así hasta el infinito.

Paremos con el chiste. La absurda simpleza a la que hemos llegado es inseparable de la pobreza de la tesis. Es lo que sucede cuando se sostiene que la moral, o el altruismo de líderes y altos personajes, deciden la marcha de la sociedad y de la economía. ¿Por qué gobernantes “populares” reciben coimas de los “grupos concentrados”, y otros no? Misterio. ¿Por qué algunos las aceptan durante años (y entonces son “entreguistas”), pero las rechazan más tarde (y se convierten en héroes de la lucha popular)? De nuevo, misterio. La historia se reduce así a una larga saga de piruetas y contra piruetas. Estamos en un callejón sin salida.

Poder de clase, estado, esencialismo

El materialismo histórico brinda una perspectiva muy distinta de la anterior. Empecemos planteando una pregunta fundamental (me inspiro en lo que sigue en los trabajos de Poulantzas, ver textos citados). ¿Cuál fue el fundamento del poder del estado para realizar las transformaciones de los 90 en Argentina? En otros términos, ¿por qué y cómo un sector de la clase dominante (los grupos, según Basualdo) pudo imponer una política al conjunto de la clase capitalista, y a las clases medias acomodadas, si esa política solo favorecía a esa fracción “dominante”, y perjudicaba a todo el resto, y si además no tenía el control del estado y el gobierno? Conocemos la respuesta de Basualdo: porque “la fracción dominante” coimeó a los funcionarios elegidos por el voto, y a los líderes de la burguesía nacional, de la pequeño burguesía, de las clases medias, y de la clase obrera. Pero esta explicación solo es posible si se parte de una concepción esencialista del poder del estado. Ocurre cuando se piensa que el poder es una “cosa” que alguien maneja, a la manera en que se maneja un automóvil, que puede ir en una u otra dirección, a condición de que se pague lo suficiente (coimas, altos salarios) al conductor. Si el conductor es delegado directo de los grupos económicos, o es un líder popular coimeado, no importa mucho, porque “la cosa-automóvil” siempre podrá manejarse (a lo sumo, saldrá un poco más caro en el segundo caso).

A partir de aquí, el razonamiento se desliza hacia el subjetivismo y el idealismo. ¿Por qué? Pues porque el enfoque del “estado-cosa” no capta lo elemental: el poder no es una esencia más o menos cosificada, que se pueda tener o ejercer por fuera de las relaciones sociales, y de la lucha de clases. Como bien enfatiza Poulantzas, el poder siempre remite a relaciones sociales de fuerza, y no puede dejar de hacerlo. Por eso mismo, el estado condensa relaciones de fuerzas. Es una relación de fuerzas, estructurada, en primer lugar, por las relaciones de propiedad que comprenden a toda la clase dominante (no solo a los “grupos”) . El poder político del estado se asienta, en primerísimo lugar, en relaciones de poder económico (propietarios de los medios de producción frente a no propietarios de los medios de producción), que implican relaciones de explotación. En segundo término, esa relación de fuerzas está articulada, pero también cuestionada (en especial, en los períodos revolucionarios) por la lucha de clases. Pero si esto es así, el poder de clase no se puede ejercer al margen del lugar que ocupan las relaciones económicas, políticas e ideológicas entre la clase dominante y las clases subordinadas. La cuestión de las fracciones hegemónicas al seno de cada una de las clases, y sus relaciones con otras fracciones, solo puede resolverse exitosamente en el marco de este análisis global, en términos de clases sociales. Abstraer los grupos económicos de la clase social dominante en el modo de producción capitalista, lleva a graves errores de análisis. Es la idea -tan cara al progresismo izquierdista- de que los problemas de las masas se solucionan “controlando a los grupos económicos altamente concentrados”, sin tocar las bases del modo de producción capitalista.

A partir de concebir al estado como un nudo de relaciones de fuerzas, puede entenderse que el mismo se constituya en un espacio estratégico de organización de la clase dominante, y de su poder de clase. Si, en cambio, se considera que el poder del estado es una “cosa-automóvil”, que se adquiere con suficientes coimas y salarios, la relación estado – clase dominante termina siendo una relación de exterioridad. Por ejemplo, en los 90, y según esta visión, los grupos tenían el poder económico, pero los funcionarios votados por el pueblo detentaban el poder de la cosa-estado; la relación entre ambos polos se establecería, en consecuencia, por el puente de las coimas y los altos salarios. Con este enfoque, desaparecen las tensiones y contradicciones entre la acción del estado y la clase dominante, así como las relaciones de fuerza esenciales entre las clases. Obsérvese que estamos hablando de tensiones y contradicciones. Esto significa que el estado no es un simple apéndice reflejo de lo económico; tiene espacio propio, no se reduce a la economía. Pero no por ello el estado se independiza de la economía. Todas sus acciones están marcadas, inherentemente, por la dominación de clase: y los conflictos entre fracciones, y las tensiones, se desarrollan en este marco. Si no se comprende esto, insistimos en ello, la relación economía-estado (poder económico-poder político) se reduce a meras anécdotas de coimas y lobbies. Por esto mismo, el giro del partido Justicialista (con los K, ex montos, ex JP, y un largo etcétera) al neoliberalismo, no se puede explicar solo, ni principalmente, por la corrupción.

El menemismo, una política de clase

En base a lo desarrollado en el apartado anterior se deriva una visión sobre el menemismo y los 90 muy distinta de la que sostiene la tesis subjetivo-idealista de las coimas y “mordidas”. A igual de lo que sucedió a nivel mundial, el neoliberalismo no fue la expresión de una fracción del capital (usualmente se lo asocia al capital financiero), sino la encarnación de un programa político y social al que adhirió la clase capitalista de conjunto. Su objetivo era restablecer la tasa de rentabilidad del capital, haciendo retroceder al trabajo. La precarización laboral, el debilitamiento de los sindicatos, el disciplinamiento de la clase obrera mediante la desocupación y la amenaza de caer en el pauperismo, el restablecimiento del poder de la moneda (esto es, de la ley del valor trabajo), respondían a una lógica de clase. La ideología del neoliberalismo (en sus diversas expresiones teóricas, el monetarismo, los nuevos clásicos, los ofertistas, etc.) expresaba esta necesidad del capital de conjunto. Por eso, fue abrazada por las clases capitalistas de casi todos los países capitalistas, adelantados o atrasados. No fue una “imposición” de coimas y altos salarios (aunque por supuesto, buenos salarios para académicos y economistas allanaron muchos obstáculos intelectuales para su adopción).

Lo sucedido en Argentina se inscribe dentro de esta onda mundial. La flexibilidad laboral, los empleos temporarios, la vía libre para los despidos instantáneos, etcétera, beneficiaron al conjunto de la clase capitalista (Bonnet, 2007, subraya esta naturaleza del menemismo). El sometimiento de amplios sectores de la economía a las leyes del mercado (racionalización en las empresas privatizadas, despidos masivos, etcétera) permitió elevar la productividad. En los 90, miles de empresarios “nacionales y populares” sacaron provecho de las medidas que apuntaban a elevar la cuota de plusvalía. La acción del estado incidió directamente en las relaciones de producción; fue poder de clase concentrado. Es que no hay poder político sin poder de clase, y no hay poder de clase sin la base de la propiedad privada.

Por otra parte, las privatizaciones fueron acompañadas de inversión, lo que mejoró la infraestructura (por ejemplo, en telecomunicaciones y energía) y con ello las condiciones de explotación del trabajo. Esto también explica por qué amplios sectores de la burguesía argentina apoyaron al menemismo. En una nota anterior hice referencia al trabajo de Kulfas y Hecker (1998) en el que ponían de relieve el aumento de la productividad y de la inversión en la década menemista. Kulfas es hoy un alto funcionario del Banco Central, y destacado economista del kirchnerismo. Por supuesto, en la tesis “a lo Basualdo”, el escrito de Kulfas de 1998 solo se explicaría por el “transformismo”, esto es, por su cooptación con coimas para hacer tarea sucia a favor de “los grupos concentrados”. Mi interpretación es opuesta. Kulfas elogiaba el menemismo porque estaba consustanciado con sus objetivos y su programa. Y los datos que presentaba con Hecker demostraban que había habido, además de destrucción de empresas, modernización de equipos productivos e inversión. Pero esto explica también el apoyo de la burguesía argentina al menemismo en los años de “esplendor” de la convertibilidad. Los K y los ex montoneros puestos a funcionarios de Menem, respondían a este interés de clase. Las coimas y altos salarios fueron la frutilla del postre, pero no lo esencial (aunque sí fueron fundamentales para sus bolsillos). El voto a los delegados menemistas a la Constituyente de 1994, y a Menem en las presidenciales de 1995, no se puede explicar por las coimas y los altos salarios de los dirigentes. Hubo un amplio consenso en la clase dominante criolla, incluidas las más amplias capas de las clases medias adineradas. No fueron llevadas a votar de las narices por sus dirigentes “traidores y vendidos”. Es casi infantil recurrir a este tipo de explicaciones. Dejo apuntado asimismo que el voto de millones de trabajadores al menemismo no puede explicarse solo por el engaño; incluso es reductivo creer que la clase dominante domina solo con coerción y engaño (de nuevo, Poulantzas apunta este asunto).

Análisis en términos de clases o chismorreo sociológico

El abordaje materialista permite entender los procesos históricos y las evoluciones económico-sociales en términos de tendencias estructurales. Esto no quiere decir que lo individual no tenga importancia, sino que lo social -las relaciones de producción, las fuerzas productivas- tiene prioridad explicativa. Por supuesto, siempre hay medidas que favorecen a una u otra fracción del capital; esto implica tensiones, enfrentamientos y también compromisos en el seno de la clase dominante, que deben procesarse por intermedio del estado. En particular, durante las crisis, es inevitable la desvalorización de fracciones enteras del capital (no solo industrial). Pero la resolución de estos conflictos no depende, en lo esencial, de la capacidad de lobby de tal o cual empresa, o de la coima que haya recibido tal o cual funcionario, cuestiones en las que se entretienen las investigaciones de Basualdo. En otras palabras, las contradicciones sociales y la dirección del desarrollo no se resuelven analíticamente contando chismes.

Lo explico con un ejemplo. La convertibilidad en su momento fue saludada por toda la clase dominante argentina como una solución frente a las crisis hiperinflacionarias. La razón de fondo era que con alta inflación el mercado sencillamente no puede funcionar, y por lo tanto no hay acumulación posible. Pero con el tiempo, la apreciación de la moneda trajo problemas -dada la baja productividad relativa de la economía argentina- que terminaron estallando en 2001. Por eso, el quiebre de la convertibilidad no se explica diciendo que triunfó la “fracción devaluadora” sobre la fracción favorable al tipo de cambio bajo (Basualdo). Decir que la devaluación se impuso porque los devaluacionistas se impusieron, es tautología, lisa y llana, por más que se la disfrace con lenguaje sofisticado. En todo caso, hay que preguntarse por qué los devaluacionistas pudieron imponerse en 2001 y no, por ejemplo, en 1994. Y esto remite a la ley económica: en el mercado mundial se impone la comparación de los tiempos de trabajo y productividades, y la moneda no escapa a esta constricción, por más que quiera eludirla una u otra fracción de la clase dominante. La salida de la crisis de 2001-2 por vía de la devaluación, caída del salario y ajuste, tuvo el apoyo de prácticamente todo el partido Justicialista (los K y ex montos incluidos), y otras formaciones burguesas, porque respondió a una lógica de clase, y no porque se hubiera impuesto una u otra fracción de la clase dominante.

Las tensiones y relaciones entre sectores del capital (productores de bienes transables y no transables, ramas industriales o financieras, etc.) evolucionan en este marco, y los programas políticos necesariamente expresan esta realidad. Si no se tiene en cuenta esto, el análisis se pierde en las superficialidades de los “grupos de influencia”, de las coimas, de las capacidades de lobby y datos similares. Es un cuento sin profundidad, que desemboca en el seguimiento de las interminables piruetas políticas de los personajes de turno (aunque con la imprescindible prudencia que demandan algunos puestos públicos muy bien pagados).

En conclusión, es necesario avanzar un análisis en términos de clases sociales, de las relaciones de fuerza entre ellas, y de las lógicas de clase -vinculadas a la explotación del trabajo y la acumulación del capital- implicadas en las políticas implementadas frente a la larga crisis iniciada a mediados de los años 1970. El neoliberalismo fue la respuesta del capital a esa crisis; sintetizó el programa de las cámaras empresariales, de la clase dominante como totalidad concreta, frente al trabajo. El partido Justicialista (como el partido Radical, y otras formaciones menores) no escapan a estas generales de la ley. Mal que les pese a algunos doctores del progresismo de las ciencias sociales argentinas.

Textos citados:
Basualdo, E. (2011): Sistema político y modelo de acumulacion. Tres ensayos sobre la Argentina actual, Buenos Aires, Cara o ceca.
Bonnet, A. (2007): La hegemonía menemista. El neoconservadurismo en Argentina, 1989-2001, Buenos Aires, Prometeo.
Kulfas, M. y E. Hecker, (1998): “La inversión extranjera en la Argentina en los años 90, Tendencias y perspectivas”, Centro de Estudios para la producción.
Poulantzas, N. (1979): Estado, poder y socialismo, México, Siglo XXI.
Poulantzas, N. (1985): Poder político y clases sociales en el estado capitalista, México, Siglo XXI.


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Menemismo, los K y la tesis del transformismo

44 respuestas

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  1. Está interesante el análisis. Mi pregunta sería: partiendo de la realidad, ¿cómo harías para atraer el voto popular hacia iniciativas más igualitarias? Tu análisis me da herramientas para entender la incoherencia de muchos. Mi pregunta es: ¿qué harías para mejorar lo hecho por el kirchnerismo con la actual correlación de fuerzas? Porque en el cacerolazo vi mucha gente que postulaba no estar de acuerdo con ser «del 46% que mantiene al otro 54% de vagos». ¿Me explico? La sociedad argentina no es precisamente «de izquierda».
    Saludos!

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    Rodrigo

    19/09/2012 at 15:10

    • Yo me ubico en una posición socialista. Esto es, lo que hago para mejorar la situación de los asalariados es apoyar toda lucha reivindicativa, en la medida de mis posibilidades, que arranque mejoras. No encuentro otro camino. Por ejemplo, es incoherente decir que se está por la mejora de la distribución de ingreso y apoyar al mismo tiempo a la burocracia sindical. Es incoherente también con no reconocer la libertad sindical (¿por qué el gobierno K nunca reconoció a la CTA, siendo la central que levantó siempre posturas más progresistas?). Y así podría seguir enumerando cuestiones. Por supuesto, la táctica destinada a conseguir avances dentro del sistema capitalista debe desarrollarse dentro de una estrategia de no apoyar a ninguna fracción burguesa; esto a pesar de que en determinadas circunstancias las divisiones en el campo capitalista puedan beneficiar a la clase trabajadora. Un ejemplo: la AUH (que los K presentan como un gran avance) se estableció solo cuando el gobierno perdió las elecciones de 2009, y la oposición estaba a punto de votarla en el Congreso. El socialismo no tiene por eso que embanderarse con ninguno de los campos en pugna.

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      rolandoastarita

      19/09/2012 at 16:39

  2. Cada vez me cuesta más entender qué es el neoliberalismo, desde la visión de sus críticos. Desde 1976 hasta 2001 hubo muchas cosas. Algunos hablan de Mises, Hayek o Friedman como representantes intelectuales del neoliberalismo. Otros incluyen a los militares, al menemismo y hasta la Alianza. Pero también podemos extendernos a otros gobiernos latinoamericanos o hablar del consenso de Washington.

    Aquí se ofrece otra versión de este fenómeno: Neoliberalismo es «la encarnación de un programa político y social al que adhirió la clase capitalista de conjunto. Su objetivo era restablecer la tasa de rentabilidad del capital, haciendo retroceder al trabajo. La precarización laboral, el debilitamiento de los sindicatos, el disciplinamiento de la clase obrera mediante la desocupación y la amenaza de caer en el pauperismo, el restablecimiento del poder de la moneda (esto es, de la ley del valor trabajo), respondían a una lógica de clase. La ideología del neoliberalismo (en sus diversas expresiones teóricas, el monetarismo, los nuevos clásicos, los ofertistas, etc.) expresaba esta necesidad del capital de conjunto. Por eso, fue abrazada por las clases capitalistas de casi todos los países capitalistas, adelantados o atrasados. No fue una “imposición” de coimas y altos salarios (aunque por supuesto, buenos salarios para académicos y economistas allanaron muchos obstáculos intelectuales para su adopción).»

    Me parece que hacen de este término una caricatura. Se puede pegar y pegar al neoliberalismo, pero así definido, yo no se quien se autodefine como neoliberal. Me pongo a mí mismo como ejemplo. Sigo las ideas de Mises o Hayek, pero jamás defendí el menemismo, aunque sí estoy de acuerdo con la flexibilización del mercado laboral, las privatizaciones o la apertura económica. Denuncio a los amigos de poder, e insisto que lo que el mundo necesita es competencia y mercados libres. Mises o o Hayek, al mismo tiempo, jamás hubieran apoyado el menemismo.

    Esta corta entrevista a Alberto Benegas Lynch (h) puede ayudar a ver el punto que quiero hacer [http://www.lanacion.com.ar/607757-alberto-benegas-lynch-menem-fue-un-modelo-de-antiliberalismo].

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    Adrian Ravier

    19/09/2012 at 15:50

    • Personalmente me resistí muchas veces a usar el término neoliberalismo porque termina siendo un cajón de sastre. Pero ha quedado establecido como una síntesis de los principales ejes político-ideológicos de la orientación del capital. El eje es la flexibilización laboral, eliminar protección al trabajo, disciplinar con el mercado. En este marco, cambian aspectos o medios. El monetarismo, los ofertistas, los nuevos clásicos (expectativas racionales), los nuevos keynesianos sostienen los mismos postulados esenciales, por sobre los matices importantes que puedan tener.

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      rolandoastarita

      19/09/2012 at 16:43

    • Me parece que cuando las papas queman, ni Hayek ni Mises han tenido problemas en apoyar regímenes que, aunque quizá no tan desagradables como el menemismo, han sido ciertamente reprochables en algunos aspectos, como el fascismo y el pinochetismo.
      http://socialdemocracy21stcentury.blogspot.com.ar/2012/07/hayek-and-pinochet-endless-love.html
      http://socialdemocracy21stcentury.blogspot.com.ar/2010/10/mises-on-fascism-in-1927-embarrassment.html

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      Ezequiel

      19/09/2012 at 19:19

    • Asi definido… soy neoliberal (pero es la primera vez que veo este término definido de este modo). Es que la mejor forma de «proteger» al trabajador es permitiendo que realice acuerdos voluntarios con el empleador. Nada más terrible que obligar a un trabajador a permanecer en una situación de informalidad porque su productividad no coincide con la que el gobierno establece como el mínimo. No hay peor obstáculo para las mejoras de esos salarios que evitar el desarrollo de las fuerzas del mercado. Pensar que un empleador pagará un salario mínimo por encima de la productividad del trabajador porque exista una ley que lo obligue es poner la carreta delante del caballo. Para mejorar los salarios de los trabajadores se necesita incrementar la productividad y para esto, necesitamos incrementar el capital existente, y para esto se requiere de ahorro, inversión y formación de capital.

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      Adrian Ravier

      20/09/2012 at 19:41

    • Impresionante, como trabajador puedo decir que he leido pocos delirios comparables a:

      «la mejor forma de “proteger” al trabajador es permitiendo que realice acuerdos voluntarios con el empleador»

      pero tampoco es para sorprenderse proviniendo como los hace de un enemigo de clase.
      Lo que no quita que los sindicatos estatales tambien me parescan dirigidos por enemigos de clase, lo unico en que difieren es en la jerga con la que hablan de la explotación.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      20/09/2012 at 20:27

  3. Soy estudiante de economía y quisiera saber si además de esta página (que me han recomendado mucho) existen otras que difundan las ideas de la izquierda en materia de economía. La mayoría de las que conozco suelen caer en topicazos o en argumentos de índole emocional que no me parece seria. Las que sí lo son, suelen caer más bien en temas políticos o filosóficos más que acerca de la posición actual de la izquierda en materia de economía. Si puediera usted recomendarme otras páginas me vendría muy bien.

    Hasta el momento conzco más bien páginas liberales, en general de la escuela austríaca de economía y, por principio, no quiero atenerme nunca jamás a un solo punto de vista. En nada. Lamentablemente mis conocimientos son de momento más bien elementales y creo que contra eso sólo hay un remedio: leer mucho y no limitarse a leer sino también a preguntar, a opinar, y a contrastar ideas diferentes. Estaré pendiente de sus artículos porque me parece que sus razonamientos son muy sólidos, pero quisiera saber que otras direcciones puede usted recomendarme.

    Un Saludo.

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    Roxana

    19/09/2012 at 17:56

  4. Perdón, se me olvidó. ¿Me puede usted recomendar un orden de lectura de sus entradas? Como no nací en Argentina ni he vivido nunca allí los artículos sobre la economía argentina me son un poco extraños, (Eso sólo se puede remediar documentandome a conciencia, pero eso lleva algo de tiempo) y quisiera saber si podría usted recomendarme un orden de lectura determinado para las entradas de este blog: «Lee primero los comentarios X Y Z tras haberlo hecho podrás saltar más fácilmente a los otros» o algo así, que me facilite documentarme con más método y precisión. La paciencia y el método son indispensables. Y quiero ir con método y orden.

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    Roxana

    19/09/2012 at 18:05

    • Estimada Roxana, es complicado recomendar leer, y menos presentar un orden de lectura, de las notas del blog, porque son variadas, los temas muy diversos, y además en los comentarios muchas veces todos nos vamos por las ramas (y suman varios miles). Yo te recomendaría, para avanzar en el estudio de economía política, estudiar las grandes líneas de pensamiento, por ejemplo la economía neoclásica (seguramente ya la estarás viendo en el estudio de grado), la keynesiana (de los poskeynesiano, esto es, lo central de la Teoría General de Keynes) y la de Marx (admito que otros van a cuestionar este breve listado, pero es mi opción). En Marx, podrías comenzar con algo introductorio, por ejemplo, el trabajo de Diego Guerrero sobre El Capital.

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      rolandoastarita

      20/09/2012 at 09:19

  5. «El poder político del estado se asienta, en primerísimo lugar, en relaciones de poder económico (propietarios de los medios de producción frente a no propietarios de los medios de producción), que implican relaciones de explotación. En segundo término, esa relación de fuerzas está articulada, pero también cuestionada (en especial, en los períodos revolucionarios) por la lucha de clases. Pero si esto es así, el poder de clase no se puede ejercer al margen del lugar que ocupan las relaciones económicas, políticas e ideológicas entre la clase dominante y las clases subordinadas.» (Astarita).

    «La cuestión de las fracciones hegemónicas al seno de cada una de las clases, y sus relaciones con otras fracciones, solo puede resolverse exitosamente en el marco de este análisis global, en términos de clases sociales. Abstraer los grupos económicos de la clase social dominante en el modo de producción capitalista, lleva a graves errores de análisis. Es la idea -tan cara al progresismo izquierdista- de que los problemas de las masas se solucionan “controlando a los grupos económicos altamente concentrados”, sin tocar las bases del modo de producción capitalista.» (Astarita).

    Primero aclaremos que el poder político no es «del Estado» sino de las clases sociales que lo controlan. En todo caso, la formulación sería que el poder político de las clases sociales se condensa «en el Estado», no es «del Estado».

    Fijarse que ese poder de las clases dominantes en el Estado proviene del hecho de que son propietarios de los medios de producción frente a los no propietarios.

    ¿Alguien puede contestar por qué el marxismo relaciona el poder de la clase dominante con la propiedad de los medios de producción? ¿No será por la sencilla razón de que la propiedad de medios de producción da poder?

    Ahora bien, los medios de producción son muy diversos (no es sólo el dinero): son máquinas, herramientas, materias primas, sistemas comerciales, financieros, medios ideológicos, militares, etc., etc. Los individuos-agentes distribuidos en clases sociales por la estructura capitalista no tienen todos una suerte de «poder promedio» por el hecho de ser propietarios de medios de producción según manda esa estructura.

    ¿De qué nos sirve, a este respecto, el marxismo si no podemos especificar el poder de clase y solo podemos decir esta generalidad: que los dueños de medios de producción son la clase dominante?

    En este contexto, la frase «…los problemas de las masas se solucionan “controlando a los grupos económicos altamente concentrados”, sin tocar las bases del modo de producción capitalista», carece totalmente de sentido, primero porque no se pueden controlar grupos concentrados solo se puede controlar o no controlar aquello que esos grupos controlan (medios de producción) y, segundo, porque controlar lo que los grupos (que forman parte de clases) concentrados controlan, no se puede hacer sin tocar las bases del modo de producción capitalista.

    El problema que se le plantea al autor del post, y que viene de lejos en sus análisis, es que no existe un «poder medio o promedio» dado por la propiedad de los medios de producción en virtud de las leyes de acumulación de capital, sino que el poder de la clase capitalista está hecho de poderes muy desiguales, poderes que provienen de los medios de producción concretos que controlan en virtud de la propiedad que ejercen sobre ellos. Y esos poderes se reflejan en el Estado, en las relaciones sociales ideológicas y económicas en función de dichos medios de producción.

    Casi todo el análisis del autor del post pareciera dirigido a precaverse de caer en la idea según la cual puede sucumbir la clase dominante sin cambiar el modo de producción capitalista. Esto sería inadmisible en tal perspectiva. Y, preocupado por tal cosa, está obligado a machacar permanentemente que de lo que se trata es de «socializar los medios de producción» (en general), sin hacer especificaciones, puesto que si las hacemos, nos encontraríamos con el problema de que puede disminuir el control de los más poderosos sin que cambie el régimen de propiedad privada en general.

    Estos son los casos en los que hay que hacer teoría a partir de la empiria y no ver la empiria a partir de la teoría ya preestablecida.

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    oti

    19/09/2012 at 19:34

    • Oti, lindo enredo has armado che…

      Respecto a tu pregunta «¿Alguien puede contestar por qué el marxismo relaciona el poder de la clase dominante con la propiedad de los medios de producción? ¿No será por la sencilla razón de que la propiedad de medios de producción da poder?» Tenés toda la razón, por eso es que los socialistas buscamos socializarlos, para que el poder lo encarnen los trabajadores y no una clase dominante que lo usa en contra de los que producen, etc.

      Por otra parte, interpretaste mal la siguiente frase “…los problemas de las masas se solucionan “controlando a los grupos económicos altamente concentrados”, sin tocar las bases del modo de producción capitalista”, porque se la atribuis al pensamiento de Rolando, cuando en realidad lo que dice es que las explicaciones «basualdistas» tienen esa concepción.

      Saludos

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      Ilichito

      19/09/2012 at 20:42

    • Ilichito, a lo que apunta mi pregunta es que si el poder lo da el control sobre medios de producción, siendo que hay diversos tipos de control y de medios de producción, entonces habría que fijarse qué tipo de control y qué tipo de medios de producción da el poder a la fracción dominante. Si en virtud de los diversos tipos de control y medios de producción hay poderes muy desiguales, es decir, unos muchos más importantes que otros, entonces no nos podemos conformar con la generalización según la cual la clase dominante es la clase propietaria de los medios de producción en general. Acá es que hay que introducir lo empírico y dejar las teorías preestablecidas y volver a teorizar para dar razón de lo empírico, independientemente de lo que digan esas teorías.

      Cuando el autor del post dice «abstraer los grupos económicos de la clase social dominante en el modo de producción capitalista…» al criticar el caso que está criticando, no está queriendo decir otra cosa que no podemos especificar conjuntos dentro del conjunto general puesto que se correría el riesgo de centrar los cañones en ese conjunto especifico sin hacerlo en el general. Esto es lo que yo entiendo.

      Mi observación es que no existe un «poder en general» fundado en «propiedad privada de medios de producción en general». Lo que existe son poderes cuyo denominador común es la propiedad de los medios de producción, lo que no significa de ninguna manera de que ese denominador común iguala a esos poderes en cuanto a su magnitud o capacidad de ejercer el proceso de dominación.

      Respecto a la cita, no le atribuyo al autor del post eso, solo digo que tal como está formulada carece de sentido, no que lo que critica el autor del post carezca de sentido.

      El problema que se plantea implícitamente allí es de precisar el significado de la expresión «…sin tocar las bases del modo de producción capitalista». Esto es una cuestión de univocidad en las definiciones, puesto que se puede plantear en forma coherente que se puede tocar las bases del MPC, derrotando a la fracción o sector hegemónico, esto es quitándoles el control de los medios de producción que los hacen hegemónicos, sin socializar la totalidad de los medios de producción, siempre y cuando no identifiquemos «capitalismo» con propiedad privada burguesa en general.

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      oti

      19/09/2012 at 23:30

  6. Rolando, confieso que leo tu nota con cierto fastidio, pero solamente por el hecho de caricaturizar algunos argumentos. En primer término me sorprende tu personificación de la política junto a la materialización de los procesos, sobre todo siendo que culpas al concepto (no se si le asignas un mal uso – como Nun – o directamente lo negarías como válido en Gramsci) de transformismo de provocar dichas personificaciones. Es un salto tan alto que alguien como Basualdo, quedaría asociado a todo el listado de procesos anti-obreros de los 90, algo completamente increíble sino te leyera anunciando también “Kulfas elogiaba el menemismo”.
    Por otro lado, resulta central (y creo que alejado de la realidad) que circunscribas la explicación de Basualdo sobre lo ocurrido en los 90 exclusivamente a la idea del «transformismo» que en el significado de tus palabras “termina reduciendo a muchos patriotas de hoy a una vulgar banda de coimeros de los 90?”. También es relevante la disociación de la discusión sobre dicho concepto que mantuvieron Nun y Basualdo. Es interesante porque varios investigadores que vos reducís a la categoría de funcionarios K – incluso algunos a quienes has comentado de sus libros – no comparten dicha visión del proceso y de hecho, en la producción de Basualdo creo que es complementaria (no importa si por decisión del autor, la prueba del hecho es quitarla del medio ¿Qué quedaría entonces?). Sin embargo, los análisis de la salida de la convertibilidad de todos estos autores, con sus más y sus menos, están lejos de concebir al Estado-cosa que anuncias (aproximación propia de caracterizaciones marxistas mas rancias).
    Claro que comprendo que desees criticar las tesis de FLACSO, pero ir por el camino más corto no creo que sea la mejor opción. ¿En serio crees que Basualdo (aunque podríamos incluir a Azpiazu, Notcheff, Arceo, etc.) reducen la historia a “a una absurda saga de piruetas y contra piruetas”? La realidad es que hay que dar una explicación concreta de los hechos. Usar metodológicamente al movimiento dialéctico de las condiciones materiales bajo el sistema capitalista es algo difícil de objetar, pero con anunciar que hay capitalismo y, en general, se mueve de tal o cual forma, no conseguimos la representación singular a quienes nos parece relevante comprender la naturaleza de un proceso general pero también la forma particular que asoma (y aquí estoy hablando de una Nación o de una región). En todo caso, me gustaría que señales – no lo encuentro en tu post – cuales son los elementos analíticos que crees relevantes para comprender el proceso que no nos remitan a leyes universales sino a condiciones singulares dentro de dichos marcos. Hecho que observo cuando eliminas a las facciones de clase de dichas explicaciones (por caso, la salida devaluatoria).
    Saludos!

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    Mariano

    19/09/2012 at 19:46

    • El problema planteado por Basualdo es tal como lo expresé: cómo fue posible que el movimiento nacional y popular respondiera a los intereses de los «grandes grupos». La respuesta que dio al problema es tal como la expresé: el transformismo operado mediante coimas y altos salarios. Comprendo que para algunos sea molesto que les diga que «el rey está desnudo», pero es la realidad. No critico «la tesis de Flacso», sino la respuesta al problema planteado. Por otra parte, no reduzco a los investigadores a funcionarios K. Simplemente digo que además de investigadores, son funcionarios K. Y digo también que me gustaría conocer qué opina CK de la tesis que la reduce a integrante de una banda de coimeros de los 90, planteada por un alto investigador de las ciencias sociales argentinas.

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      rolandoastarita

      19/09/2012 at 20:24

    • Rolando, agradezco tu síntesis, entonces vuelvo sobre el tema o reformulo la pregunta ¿de qué forma el materialismo dialéctico podría aportar elementos a la comprensión de las transformaciones ESPECÍFICAS del neoliberalismo en los 90 en Argentina?
      PD: Por las dudas aclaro, no es molesto ver «al rey desnudo», porque no existe un rey y, en todo caso, ya lo habría desnudado Nun – critica abiertamente expuesta dentro de FLACSO -.

      Saludos

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      Mariano

      19/09/2012 at 21:26

    • Esta cuestión la expliqué en muchas notas. Básicamente, las políticas del llamado neoliberalismo sintetizan la lógica con que el capital responde a las crisis, y son discutidas por Marx en El Capital. Estas políticas se comprenden a partir de una teoría de la crisis que es específica del marxismo. Con un agregado: el restablecimiento de la moneda fuerte es una necesidad para que opere la ley del valor trabajo. Se puede decir que esto último operó a nivel mundial, pero en Argentina tuvo características específicas, la convertibilidad, etc. En la base de todo esto, por supuesto, está una comprensión de la naturaleza de la crisis capitalista.

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      rolandoastarita

      19/09/2012 at 23:28

    • Vuelvo un momento sobre tu pregunta, porque pienso que mi anterior respuesta no fue precisa en lo que se refiere al análisis materialista. Lo que planteo es un método de análisis, no que éste garantice todas las respuestas, y menos aún que éstas sean acabadas. En la nota intento reivindicar este método. Primera cuestión, la necesidad de comprender y explicar la historia para comprender y explicar el presente. No es un asunto menor que entre la intelectualidad K no se ponga a debate cómo y por qué el «movimiento nacional y popular» hizo lo que hizo en los 90. Segunda cuestión, tener en cuenta los hechos y datos (no es posible construir realidades en base a «relatos» u ocultamientos). Es un hecho lo que hicieron los K, ex montos, ex militantes de la JP, etc. Tercero, aparece entonces el problema de caracterizar qué representaron las políticas de los 90, y por qué fueron aplicadas por el «movimiento nacional y popular». Si se afirma que esas políticas solo beneficiaban a «los grupos concentrados», y si se afirma que el «movimiento nacional y popular» no es la expresión política de los «grupos concentrados», hay que explicar por qué «el movimiento nacional y popular» aplicó esas políticas. Este es el problema con que se enfrenta Basualdo.
      Una respuesta posible hubiera sido «no sabían lo que hacían». Parece imposible, pero podría haber sido una respuesta. Otra es la que da Basualdo: lo hicieron porque los grupos compraron a los líderes populares y nacionales con coimas y altos salarios. Aquí es donde un enfoque materialista enciende una luz de alerta: por los motivos que explico en la nota, la explicación «fueron las coimas» no sirve. Entre otras razones, porque si sirve para explicar políticas sistemáticas a lo largo de 30 años, sirve para toda experiencia histórica. Pero en ese caso la historia se convierte en una saga de chismes y anécdotas. Mi explicación entonces es: el neoliberalismo expresó necesidades del conjunto del capital (que se particularizaban en cada país); el PJ (con los K, ex montos, etc,) instrumentó esas políticas porque eran funcionales a la ofensiva global del capital sobre el trabajo.
      Ahora bien, supongamos que mi respuesta es rechazada. ¿Cuál es la alternativa? ¿Acaso la explicación «fueron las coimas y retornos»? ¿Defiende la intelectualidad kirchnerista esta explicación? ¿Sí o no? Si no la defiende, ¿por qué no critican abiertamente la explicación de Basualdo? Después de todo circula desde hace años, ha sido reeditada en 2011, por una editorial en cuyo consejo están Arceo y Kicillof, entre otros. Mucha gente lee esa explicación, puesta en un texto que goza de la más alta estima en las ciencias sociales argentinas. Más aún, esa explicación está diciendo que muchos de los más altos funcionarios del gobierno actual, incluyendo la presidenta, fueron unos coimeros en los 90. ¿No tienen nada que decir sobre semejante afirmación? A todo esto, no es menor el hecho de que guarden silencio sobre este asunto personajes que, además de ser destacados intelectuales, son hoy altos funcionarios. Por último, pregunto, si la explicación «de clase» no sirve; si la explicación «fueron las coimas» no sirve; y si tampoco sirve la explicación «no sabían lo que hacían», ¿cuál es la respuesta al interrogante planteado por Basualdo? «Aquí está Rodas, salta aquí».

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      rolandoastarita

      20/09/2012 at 09:03

  7. Es la primera vez que veo el carlosnauta, y me resulta reconfortantemente más un hallazgo ético-estético, una declaración de principios, que una chicana, junto a la potencia esclarecedora del texto. Tal vez quienes reconocemos en rolando y diego una dupla de intelectuales~artistas estemos esperando, o nos animemos a sugerirles, que comiencen a explorar —a partir de la vigorosa experiencia decidora reconocible en este espacio de comunicación— algún otro formato didáctico~pedagógico para exponer sintéticamente las ideas y conceptos que transmiten los análisis desde este enfoque. Trato de imaginarme este mismo texto ilustrado, concebido creativamente en dupla, ya sea en formato historieta, infografía, viñetas, multimedia, entre otros y creo que sería un material de difusión muy potente para llegar a más interlocutores. Algunos ejemplos podrían ser algunos trabajos que se encuentran en el sitio derechoaleer.org. Gracias por ejercer la valentía del pensar, por sobre el conformismo del dejarse ser pensado.

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    mauroliver

    19/09/2012 at 19:59

    • Gracias Mauro, el charlynauta también fue un hallazgo para mi, no me adjudico su autoría que es puro ingenio popular.
      Lo veo difícil que nos adentremos en el mundo de la historieta, viñetas, etc. pero no imposible. Quiero decir, que si alguien quiere tomar la posta y ampliar la difusión no nos vamos a negar a dar una mano en esa tarea.
      Abrazo, cumpa.
      Diego.

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      astadiego

      19/09/2012 at 21:00

  8. Interesante nota.
    Me hubiera gustado un análisis del estado actual de las políticas «neoliberales», dado que se insiste mucho en que es una etapa que ha quedado atrás, y pienso que está en plena vigencia, el texto daba bien para una conclusión de ese tipo a mi entender, puesto que la nota trata de abordar una construcción discursiva que se sustenta en que supuestamente esa lógica de funcionamiento del sistema habría quedado en el pasado. La nota muestra que los funcionarios del capital no han cambiado tanto, le falta agregarle que la lógica misma de funcionamiento tampoco ha variado tanto, en eso es donde quizá me equivoco y por eso no se lo incluye en el texto.
    Saludos.

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    Ilichito

    19/09/2012 at 20:24

  9. Oti, no tengo abierta la opción para responderte allá arriba así que lo hago acá abajo.

    Primero, ahora recuerdo al leer un poco más desarrollada tu posición que algo habíamos discutido en otra nota, sin resultados.

    Segundo, lo que creo que separa aguas entre una postura dependentista-conspiracionista como la que sostenes y la de los socialistas, es que en definitiva terminas sosteniendo que hay capitalistas buenos y otros malos, los buenos son los que no son parte de la clase dominante y los malos son los dominantes que controlan los resortes de la economía.Como si no hubiese una cosa llamada ley del valor que opera para todos.

    Tercero, si los capitalistas buenos no son la clase dominante en un sistema precisamente capitalista, habría tres clases, obreros, capitalistas y monopolistas o como le llamen.

    Cuarto, lo que iguala a los capitalistas es no solo la posesión de medios de producción, sino su rol social de explotadores, por lo tanto, el problema que vos nombras sobre grupos o empresas más concentrados o poderosos, es una cuestión de escalas, no de rol social.

    Quinto, lógicamente un capital más grande tiene mayor poder de negociación, ahora bien, eso no implica que sea más explotador que la media del resto de los capitales o que sus trabajadores trabajen en peores condiciones, más bien te diría que es todo lo contrario (respecto a las condiciones de trabajo).

    Sexto, sería muy difícil ponerse de acuerdo en estas cuestiones entre socialistas y defensores de la propiedad privada. Si los problemas que genera el capitalismo se pudiesen resolver en el marco del capitalismo, ni loco bregaría por el socialismo, pá qué calentarse tanto con estudiar, investigar, militar y llegado el caso, dejar el rancho pa ir a la barricada si total el marco institucional burgués puede brindarnos todas las comodidades a que podamos aspirar.

    Por último, para que haya capitalismo, es fundamental que haya propiedad privada (y proletarios), si socializas los sectores dominantes de la misma, estás bastante cerca del socialismo, el tema es que es imposible esto en el marco del normal funcionamiento de las instituciones burguesas. Y otra cosa, si vas socializando ramas dominantes, a lo largo de algún tiempo vas a terminar socializando todo, no siempre ni en todos los países las rama más fuerte es la misma.repito, imposible de hacer fuera de un contexto revolucionario.

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    Ilichito

    20/09/2012 at 03:32

    • La única manera de establecer quién tiene el poder y cómo, es estableciendo qué medios de producción controla y cómo. Esto es empírico, una formulación general del tipo «la clase dominante es la clase que es dueña de los medios de producción» no puede indicarte concretamente las clases o fracciones que dominan.

      La «ley del valor» no implica una igualación del poder dentro de las clases. Las proposiciones que expresan la ley del valor no pertenecen al mismo terreno que las proposiciones que expresan el poder de las clases sociales. El funcionamiento del MPC es en la estructura ya dada de propietarios/no propietarios. El funcionamiento del MPC puede «reproducir» al MPC pero no lo «produce» al MPC. Hasta donde yo sé, en ninguna parte de su obra Marx dice o brinda elementos como para pensar que la condición de la propiedad burguesa es la ley del valor. La ley del valor más que explicar el posicionamiento estructural explica el funcionamiento a que da lugar ese posicionamiento estructural. Sino Marx no hubiera hablado nunca de que el hombre entra en «relaciones independientes de su voluntad».

      En consecuencia, no queda más remedio que investigar empíricamente cuáles son los medios de producción cuyo control social por medio de la propiedad burguesa, está otorgando mayor poder como para convertir a sus poseedores en clase dominante.

      Si uno fuera a cruzar una avda. y se le vienen autos encima, todos acelerando a la misma tasa (10%), el que venía a 20 km/h pasa a 22, el que iba a 50 pasa a 55 y el que venía a 150 pasa a 165 km/h, obvio que no me va a resultar indiferente quién me puede atropeyar, puesto que si me atropeya el que venía a 20 y aceleró a 22, tengo chances de cagarlo a trompadas, pero si me atropeya el que venía a 150 y aceleró a 165, no cuento más el cuento. Todos pertenecen a la clase de los que aceleran un 10% pero sus poderes son muy desiguales.

      Impugnar la propiedad privada en general, haciendo abstracción completa de esta cuestión o subsumiéndola en la ley del valor, contribuye a disolver la eficacia específica que tiene el sector hegemónico de la clase dominante y lo invisibiliza.

      A mi me resulta muy claro que en la Argentina la fracción hegemónica de la clase dominante es la que controla el comercio exterior de soja, cereales y carne y la que tiene, a trevés del sistema financiero, relaciones «contractuales» con el BCRA por medio de los papeles que emite éste a cambio de los U$S que aquéllos ingresan. Esto es lo básico. La cuestión de las retenciones y de la llamada «esterilización monetaria» oscurece este hecho básico.

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      oti

      20/09/2012 at 17:24

  10. De haber medios de producción que den más poder serían primero aquellos que se destinan a la producción en una rama con una tasa de ganancia más alta que otras, y si sumado a eso tenés mayor escala, más poder todavía. Por otro lado, las industrias estratégicas pueden darte más poder a similar tasa de ganancia, podés ser muy «poderoso» pero si tu empresa da pérdidas seguramente en breve te fundas y tu poder se diluya. Ahora bien, qué tiene que ver eso con que los actuales funcionarios K sean liberales con ropas progres y con la nota no tengo idea.
    En todo caso, y siguiendo tu planteo,ponele que hay una fracción de la clase capitalista que controla el comercio exterior de bienes agrícolas en una suerte de monopolio maligno y perverso, la verdad que siendo «empíricos» no entiendo por qué, ya que tienen tanto poder y hacen lo que les place, no han hecho bajar las retenciones, por qué no las llevaron al 5% por ejemplo.Y cotidianamente se puede ver que piden bajas en ellas y sin embargo… será que no las hacen bajar porque no quieren o para no mostrar que son los malos.
    Por otra parte, el ejemplo que das de los autos y la avenida… bueno, el que viene con mayor aceleración es el que tiene mayor tasa de ganancia en todo caso, y siguiendo en esa lógica, en algún momento se le cruza un perro y tiene que frenar, ahora el auto que tenía menor aceleración probablemente tenga una mayor.Pero ese ejemplo me parece bastante infantil de todos modos.

    Y hacés una confunción elemental, la clase dominante es la que tiene los medios de producción, porque si no te compra tu fuerza de trabajo vos no comés, de alli que en lo fundamental el grande y el chico tienen en general el mismo conjunto de intereses, más allá del medio de producción que controlen.Que la mano de obra sea lo más barata posible y que a nadie se le vaya a dar por hablar de socialismo,por ejemplo,son algunos de esos «sueños compartidos» por la clase dominante, no por alguna fracción perversa dentro de ella.
    Repito, no se qué tiene esto que ver con que los K sean parte de un partido político que se ha ido adaptando a los vientos económicos aplicando ajustes en los 90 y cediendo al movimiento trabajador (frente a ellos que dicen ser el Movimiento Popular, son un chiste) dando algunas conseciones, y aplicando un ajuste silencioso desde hace un año, casualmente, casi con el mismo personal político. ¿Cómo se explica que sean los mismo los que hace 20 años eran neoliberales, entre 2003 – 2011 se tornaon Nac Y Pop y ahora de qué se vana a disfrazar?¿Qué tiene que ver con eso tu planteo?

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    Ilichito

    22/09/2012 at 02:48

  11. Ilichito, me respondés con generalizaciones («De haber medios de producción que den más poder serían primero aquellos que se destinan a la producción en una rama con una tasa de ganancia más alta que otras»).

    El tema tiene que ver con las cuestiones teóricas planteadas por el autor del post y que transcribí en el comentario de «oti de 19/09/2012 a 19:34».

    Nadie habló de monopolio «maligno y perverso» sino de sectores de la clase burguesa que poseen medios de producción, comercialización o de cambio que les da más poder que al resto y que la tasa media de ganancia no tiene nada que ver con la igualación de ese poder.

    El ejemplo de los autos viene a cuento de que todos los autos aceleran a la misma tasa pero el efecto que pueden provocar es muy distinto y que el poder de clase o fracciones de clase no se relaciona con la tendencia a la igualación de la ganancia, cualquiera sea el grado de validez de la llamada «ley del valor».

    Nadie niega que el enunciado general «la clase dominante es la dueña de los medios de producción». Lo que se niega es que eso sirva para identificar al sector o fracción hegemónica.

    Tener mucho poder no es lo mismo que hacer lo que les place, porque el poder de una clase o fracción es relativo al de otras. Te recuerdo que por el tema de las retenciones (125) en 2008 torcieron la ley en el Congreso en momentos que el precio de la soja subía espectacularmente (como ahora). De todas formas, los dueños del comercio exterior en la Argentina trasladan las retenciones a los productores. Es un cargo que ellos trasladan hacia abajo en la cadena. Ellos le pagan a los productores un precio que ya tiene descontado el % de retenciones. Si el comercio exterior no fuera privado, es decir, si fuera nacionalizado, nos sería necesario eso que hacen las empresas trasnacionales exportadoras. Tampoco sería necesaria gran parte de la política monetaria relacionada a esa situación en la que se depende del ingreso de U$S que dichas empresas liquidan (en realidad lo que ellas deciden blanquear) y contra los que hay que emitir $ y, luego, esterilizar por medio de letras del BCRA que quedan en poder de dichas empresas y entidades financieras relacionadas. Gran parte del excedente económico gira en torno a esta problemática absolutamente condicionada por la propiedad privada del comercio exterior y del sistema financiero.

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    oti

    22/09/2012 at 14:09

    • Hablás de fracción hegemónica, sector dominante, que impone precios, que traslada a gusto y placer los costos al productor y decís que no estás hablando de monopolios. ¿oligopolios entonces? Medio lo mismo.

      Comparto, no obstante, que los exportadores tienen algunas ventajas que no tiene el productor, pero estás tratando de hacer una «ley del medio de producción que da más poder «, entonces, en argentina serían los cereales, en EEUU las armas (o lo que sea, estoy hablando al aire digamos) en Europa los automóviles etc, es decir,si sos productor de alguno de esos sectores tendrías más poder que un productor de otra rama. Interesante que esas ramas vayan variando en cada país, porque no existe lo que estás tratando de formular, en cada espacio económico hay ramas de la producción que son más competitivas, tienen un alto grado de desarrollo, una mayor escala etc, entonces, lógicamente, de conjunto son ramas con un alto peso en lo económico y en lo político, pero de allí a que sea una generalidad en todos los países…

      Respecto a la pregunta que te hacías en tu primera intervención:» ¿De qué nos sirve, a este respecto, el marxismo si no podemos especificar el poder de clase y solo podemos decir esta generalidad: que los dueños de medios de producción son la clase dominante?» Suponiendo que tengas razón y que el marxismo no permitiese «especificar el poder de clase (¿?, ¿con qué se come esa frase?), en última instancia te sirve el marxismo para entender que es la clase propietaria a la que hay que expropiar, barriendo con el sistema de explotación, y eso va más allá de la fracción más poderosa dentro de la clase, atañe a toda la clase.

      La decisión ahora es tuya, seguir defendiendo a los sectores menos poderosos de la clase explotadora (que en un cambio estructural pueden pasar a ser la fracción dominante, tal vez gracias a tu defensa en parte…) o bien denunciar la explotación y el atropello, y pasarte del lado revolucionario, para que no tengamos que discutir de «fracciones», malo y buenos lindos y feos, y más importante, para no ver que el 20% de la gente no tiene trabajo, que hay gente que se muere de hambre, que los que tenemos trabajo ni siquiera podemos estar muy tranquilos, mientras los capitalistas, sean de la «fracción dominante» o de la «fracción ¿dominada?» nos siguen precarizando, y enriqueciéndose, y cuando las cosas no andan bien, no les tiembla el pulso para mandarnos a la policía a palear . Talleres metalúrgicos Vasena no era parte de la «fraccion dominante» y sin embargo tuvo el poder de negociación como para hacer actuar a la policía. La clase cierra filas sobre sí misma.

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      Ilichito

      23/09/2012 at 18:45

    • Yo dije que no hablé de monopolio «maligno y perverso» (ver oti 22/09/2012 a 14:09) con motivo de este comentario: «En todo caso, y siguiendo tu planteo,ponele que hay una fracción de la clase capitalista que controla el comercio exterior de bienes agrícolas en una suerte de monopolio maligno y perverso…» (ver Ilichito 22/09/2012 a 02:48).

      Hablé de una fracción de la clase capitalista que controla el comercio exterior en la Argentina (no sólo en la argentina) y que, efectivamente, esto no lo dije pero lo digo ahora, constituye más que un oligopolio una suerte de oligopsonio (muy pocos compradores -quizá 4 o 5- de una producción hecha por miles de productores). Esto de ninguna manera quiere decir que son «malignos y perversos», porque tales calificativos responden a intenciones, y de lo que yo estoy hablando es de algo objetivo, más allá de las intenciones, esto es, de la propiedad privada del comercio exterior y del sistema financiero, resortes de los que depende en forma decisiva la circulación del excedente económico en la Argentina.

      No diría que estoy tratando de hacer una ley general, diría que estoy identificando empíricamente medios de producción, comercialización o de cambio que otorgan a sus poseedores un poder y una incidencia en el modo en que circula el excedente que es superior a la de los demás. Y ello gravita en todas las relaciones sociales sean económicas, políticas o ideológicas. A mi me parece que, efectivamente, esto se manifiesta no solo en este país sino en muchas partes del mundo, lo que me indica que no se trata de una manifestación local sino de algo global que tiene manifestaciones locales.

      Respecto a tus últimos 2 párrafos.

      Si no dilucidamos las cuestiones teóricas que estamos hablando, las certezas sobre la necesidad de expropiar a la clase propietaria se quedan en eso, en certezas, mientras que lo que se necesita es producir hipótesis teóricas más que elaborarlas a partir de paradigmas prestablecidos.

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      oti

      23/09/2012 at 19:53

  12. Me parece que estás haciendo un fetiche de la mercancía, sería el control de un determinado tipo de mercancías y no las relaciones sociales las que generan la concentración de poder. Partiendo de esa diferencia inicial, no veo que podamos acordar después.
    Y respecto a lo de perverso y maligno, tenés razón, no lo digiste, yo lo induje. De todos modos, no veo oligopsonio, si sos productor le podés vender a toda una variedad de compradores, sean molinos, exportadores, cooperativas, canje de granos por vehículos hubo alguna vez. Que haya algunas empresas que concentren gran parte del comercio exterior, es justamente eso, concentración de capitales en la esfera de la circulación, pero eso pasa en todos lados y es inherente al sistema capitalista, y por eso mismo (entre tantas otras razones) es que la crítica debe ser sistémica, no contra tal o cual sector.

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    Ilichito

    23/09/2012 at 20:31

  13. Las relaciones sociales generan la concentración del poder hegemónico al haber propiedad privada de medios de producción, comercialización y cambio fundamentales. Esto no niega que la clase capitalista en general (propietaria de medios de producción en general) también tenga poder, lo que quiere decir que las relaciones sociales generan que haya clases capitalistas con poder. Pero unos tienen más poder que otros no porque las relaciones sociales sean las mismas sino porque éstas implican un control PRIVADO sobre medios de producción y resortes FUNDAMENTALES.

    En todo caso, las relaciones sociales en general se relacionan con el poder desde el punto de vista «cualitativo» y el control privado sobre los medios de producción fundamentales ser relacionan con la variación o magnitud del poder. No creo que esto implique una fetichización.

    Respecto al oligopsonio. Este funciona con el comercio exterior, no con el mercado interno. No considero a los molinos que venden al mercado interno o a las cooperativas dueños de medios de comercialización fundamentales. Sí considero a los que compran producción local y la venden al exterior como dueños de medios de comercialización fundamentales.

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    oti

    24/09/2012 at 21:10

  14. Bien, ya estas más cerca de darte cuenta que esos «resortes fundamentales» son en realidad ramas productivas completas. En nuestra economía el agro es el sector más dinámico, el mayor generador de divisas, etc, de allí entonces podríamos decir que es «fundamental» , no porque la soja sea un bien estratégico a nivel global… Entonces, esa rama productiva es la que potencialmente va a tener a los capitalistas más poderosos, pero no porque las mercancías que produce sean inherentemente «fundamentales». Lo cual no niega que existan ciertos recursos estratégicos, como el petróleo, pero incluso en esos casos hay que ver hasta dónde un capitalista en particular puede aplicar una política productiva demasiado independiente del poder político.

    Saludos

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    Ilichito

    24/09/2012 at 23:51

  15. En el caso del comercio exterior, las 3 o 4 trasnacionales que operan en el mercado de cereales y oleaginosas, son intermediarias entre los que importan esos productos desde el exterior y las decenas de miles de productores locales grandes, chicos o medianos. Aún el más grande de los locales, pongamos Grobocopatel, es insignificante frente al poder de dichas trasnacionales, las cuales no sólo son propietarias del comercio exterior en la Argentina sino en muchos otros países.

    El resorte que podríamos llamar «control privado del comercio exterior en el mercado de cereales y oleaginosas» es mucho más importante que lo que podríamos llamar «control privado de los medios de producción de soja y cereales» que ejercen los productores locales, sean propietarios o arrendatarios capitalistas.

    Esto es una cuestión empírica.

    La cuestión teórica es que si el capitalismo fuera solamente una dimensión «nacional» o una amalgama o suma de segmentos nacionales, hace rato que hubiera triunfado el socialismo, puesto que sería una lucha contra poderes sólo locales aunque estén sumados a otros poderes locales. Pero, el capitalismo nunca fue eso, siempre fue una dimensión global que se manifiesta localmente. Por lo tanto, los poderes contra los que hay que luchar son mucho más grandes que lo que sugieren las manifestaciones locales del capitalismo global.

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    oti

    25/09/2012 at 12:00

  16. Coincido con la apreciación de que un reducido número de comercializadoras dominan a una miríada de productores agrarios, incluidos los mayores. Pero de ello no se desprende que el capitalismo «siempre fue una dimensión global que se manifiesta localmente». Esto último es una mistificación e, incluso, en lo que hace a la historia, no pasa de ser una lisa y llana deformación.
    Históricamente, el capitalismo se desarrolló en marcos nacionales y aún hoy depende de esos marcos (aunque hoy lo hace de una forma diferente a cómo lo hacía durante los siglos XVIII y XIX). Dicha dependencia se puede constatar empíricamente en el modo de operar de las propias comercializadoras transnacionales que Oti mencionó: ellas sistemáticamente especulan con las diferencias de precios entre diferentes naciones en diferentes estaciones, etc. Si la nacionalización (la estatización) del comercio exterior es un punto tan decisivo y, bajo control de los trabajadores, se convierte en una consigna estratégica de los revolucionarios socialistas, ello es precisamente a causa de la vigencia efectiva que aún mantienen los estados nacionales.
    En mi opinión, si el capitalismo pudiera simplemente prescindir de los estados nacionales o desembarazarse de ellos, ya lo habría hecho (intentos no han faltado: nada más recordemos las posturas «capitalista-utópicas» defendidas por Keynes en los debates de Bretton Woods). Aunque la expansión universal del capital choca con la subsistencia de los estados nacionales, esta contradicción no ha podido ser resuelta en el marco del capitalismo y, también en mi opinión, si ello fuera real y completamente factible cabría augurar larga vida a este sistema social (algo que, ciertamente, yo no hago).

    Sin embargo, lo más grave del planteo de Oti es que concibe al capital y al capitalismo como si fueran una sustancia universal, un sujeto histórico «total» (global), lo que constituye una franca mistificación.
    Una cosa es que el capital se haya desenvuelto con la expansión sistemática del comercio mundial, y otra cosa es postularlo como un sujeto global por principio, con manifestaciones o expresiones localizadas.
    La extensión global de las relaciones mercantiles (el comercio mundial) no consituye al capital ni al capitalismo en un sujeto único global. Dicho esto, en la actualidad -y no «desde siempre»- se puede legítimamente hablar 1) de capitales globales e, incluso, 2) del capitalismo como un sistema mundial. En el primero caso, no tenemos un sujeto total, sino el desenvolvimiento mundial de una pluralidad de «sujetos» (por así decirlo, ya que no creo que bajo ningún concepto quepa considerar al capital como un sujeto, salvo «more metaphorico»), en el segundo caso nombramos una totalidad global, pero no se trata de un sujeto global sino de una articulación global o un conjunto articulado de particulares. Sistema sí, pero sujeto no: Los sujetos son sistemas, por supuesto, pero no todo sistema es un sujeto y, desde luego, ni el capital ni el capitalismo lo son. Quizás esa sea el rasgo que separa absolutamente al capitalismo del socialismo: que éste último expresa la constitución del conjunto social como sujeto de su propio desarrollo, algo que está vedado al capitalismo porque el desenvolvimiento de los capitales es por naturaleza ciego a las leyes que lo regulan, es incapaz de asumir «conciencia de sí», de trascender la alienación que le impide constituirse como un sujeto unánime capaz de expresarse a sí mismo de maneras particularizadas en diferentes contextos temporales o espaciales.

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    Vico

    25/09/2012 at 14:06

  17. «Históricamente, el capitalismo se desarrolló en marcos nacionales y aún hoy depende de esos marcos (aunque hoy lo hace de una forma diferente a cómo lo hacía durante los siglos XVIII y XIX)» (Vico).

    «el capitalismo “siempre fue una dimensión global que se manifiesta localmente” (oti). Esto último es una mistificación e, incluso, en lo que hace a la historia, no pasa de ser una lisa y llana deformación» (Vico).

    El problema es que la 1ª proposición es tan ambigua que no es posible contraponerla a la proposición que formulo. ¿Qué quiere decir que el capitalismo «se desarrolló en marcos nacionales»? Esto de ninguna manera es incompatible con mi tesis de que el capitalismo siempre fue una dimenasión global que se manifiesta localmente, por la sencilla razón de que la proposición de Vico es descriptiva y la mía tiende a ser explicativa: la dimensión global del capital no excluye desarrollo en «marcos nacionales» sino todo lo contrario, no sería global si no se desarrollara en «marcos nacionales» (yo prefiero decir «locales»).

    El problema teórico y lógico aquí es que se confunde lo que se podría llamar la «acción global del capital» que imprime su huella en diversos escenarios locales del mundo con la adscripción local de la huella.

    Si alguien va corriendo por la playa a lo largo de la costa, atravesando el balneario A, B, C, D, las huellas que deja impresas en cada uno de esos balnearios no implican que cada balneario dio lugar a cada huella. Lo mismo pasa con el capital.

    Vayamos a la historia.

    Por ej, decir el «capitalismo» surgió en Inglaterra es una simplificación por falta de precisión. Lo que analiza Marx en la década de 1860 en Inglaterra es un fenómeno que se manifiesta EN Inglaterra, lo que no quiere decir que sea DE Inglaterra. Basta ver el capítulo destinado a la descripción de la acumulación originaria o a la operatoria de la Cía. de Indias desde principios del XVII, para darse cuenta de que el proceso que confluye en el fenómeno estudiado por Marx es un proceso netamente y absolutamente global, impulsado por clases sociales concretas con intereses globales.

    En resumen, que el fenómeno que se vio por 1ª vez en Inglaterra no implica en absoluto que responda a condiciones exclusivas de Inglaterra, ni tampoco implica que responda a condiciones exclusivas sumadas de otros países que no sean Inglaterra.

    Estamos en un terreno en que no se puede continuar con la dualidad teórica: somos globalistas a la hora de explicar ciertas cosas y somos «capitalistas nacionales» a la hora de explicar ciertas otras cosas. Acá hay que elegir teóricamente y ser congruente con lo que se ha elegido. En esto el eclecticismo causa estragos.

    Sigo en otro comentario

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    oti

    25/09/2012 at 21:21

  18. «en la actualidad -y no “desde siempre”- se puede legítimamente hablar 1) de capitales globales e, incluso, 2) del capitalismo como un sistema mundial. En el primero caso, no tenemos un sujeto total, sino el desenvolvimiento mundial de una pluralidad de “sujetos” (por así decirlo, ya que no creo que bajo ningún concepto quepa considerar al capital como un sujeto, salvo “more metaphorico”), en el segundo caso nombramos una totalidad global, pero no se trata de un sujeto global sino de una articulación global o un conjunto articulado de particulares» (Vico).

    Esto es precisamente lo que Trotsky critica a Stalin en su libro La revolución Permanente (prólogo de 1930) cuando dice: «No es cierto que la economía mundial represente en sí una simple suma de factores nacionales de tipo idéntico. No es cierto que los rasgos específicos no sean «más que un complemento de los rasgos generales», algo así como las verrugas en el rostro. EN REALIDAD, LAS PARTICULARIDADES NACIONALES REPRESENTAN EN SÍ UNA COMBINACIÓN DE LOS RASGOS FUNDAMENTALES DE LA ECONOMÍA MUNDIAL» (mayúscula mía).

    No pongo esta cita como principio de autoridad, sino sólo por su elocuencia. Dicho en mis términos: «los rasgos fundamentales de la economía mundial dan lugar a combinaciones particulares a nivel de cada nacionalidad».

    De esto se desprende algo muy importante desde el punto de vista de la investigación teórica: tenemos que saber cuáles son los rasgos fundamentales de la economía mundial sin darle a las combinaciones a nivel de las particularidades nacionales un estatuto que en realidad no tienen: la de poseer en forma «autónoma» condiciones y determinaciones equiparables a la de la economía mundial. Por la sencilla razón que esas combinaciones particulares SON DE la economía mundial, no son locales. Locales pueden ser los soportes de las relaciones pero éstas son globales.

    No podemos cometer el error de mezclar o poner en el mismo nivel de análisis cosas que pertenecen a lo descriptivo de los fenómenos (adscripción local de la huella que deja el capital global) con las proposiciones teóricas relativas al funcionamiento global del capital. Son niveles distintos y no los podemos equiparar so pena de cometer errores lógicos y teóricos muy serios.

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    oti

    25/09/2012 at 21:47

  19. Lo que yo veo es que el argumento de Oti ha variado, mientras en principio el argumento era «control de determinados capitales» o «producción de determinadas mercancías», ahora pone el ejemplo del comercio exterior, ya estaríamos discutiendo otra cosa, porque nos fuimos a la esfera de la circulación, por lo tanto no hay mucho que discutir porque ya no estamos hablando de lo mismo
    . Respecto a lo de «manifestaciones locales de un sujeto global», lo entendí como «manifestaciones locales de un FENÓMENO global», es decir, no lo veo muy errado si cambiamos esas palabras, no soy muy estricto en el uso de esos conceptos, más bien trato de captar la idea general del interlocutor. También entiendo la postura de Vico al marcar el punto, pero yo interpreté en general algo distinto en la última intervención de Oti.
    Por último, al principio Oti hablaba de mercancías que a nivel global «dan mayor poder» bueno, ni me voy a calentar en discutir semejante cosa, ya planteé lo que pienso al respecto y no voy a andar escribiendo diez veces lo mismo. Y si se cambia el argumento, más vale sigo con otra cosa.

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    Ilichito

    26/09/2012 at 00:50

    • En primer lugar, «manifestación» y «fenómeno» vienen a expresar aproximadamente lo mismo, ya que la esencia no se manifiesta sino en -o a través de, o por medio de- sus fenómenos (esto es, «aparece» en ellos).
      La cita de Trotski está perfecta, pero no es relevante ya que, además de estar referida al siglo XX, lo que señala conviene a una idea con la que me manifesté de acuerdo: un conjunto articulado no es una mera «suma» de elementos ni un sistema es la sola «suma» de sus partes (eso es lo que significa «articulación», por oposición a las simple «adición» o «yuxtaposición», etc.).
      Pero, como dije, un sistema o un conjunto articulado no consisten -o no necesariamente consisten- en una esencia universal que se manifiesta aquí o allá de modos particulares (esto se parece más a un sujeto y, como dije, si bien los sujetos somos sistemas no todo sistema es un sujeto). Si esta última es la interpretación que Oti está haciendo de la cita de Trotski, es errónea, es una mistificación.
      En fin, no ver que «desarrollarse en un marco nacional» es contradictorio con «ser una dimensión global» me parece bastante extraño. Concretamente, a partir del comercio entre naciones (mundial, eventualmente), el capitalismo nació referido a la construcción de mercados internos nacionales Esto es: en dependencia de dicha construcción). No veo la necesidad de abundar al respecto, ya que hasta los manuales elementales de historia reconocen el papel activo, fundamental, jugado por las burguesías (la clase nacional por antonomasia, antagónica de los localismos feudales, etc.) en la conformación de los estados nacionales europeos que, precisamente, dieron base a la formación de mercados internos que permitieran el desarrollo del capitalismo.

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      Vico

      26/09/2012 at 11:18

    • «articulación global o un conjunto articulado de particulares» (Vico).

      El enunciado esconde, en su ambigüedad, lo siguiente: que los «particulares» se articulan, formando un conjunto.

      Yo vengo a decir que, si los particulares se articulan y combinan es en virtud de una dimensión global que está operando y que nunca dejó de operar. Esto no es una cuestión «cuantitativa» que depende de la extensión del comercio mundial, etc. Es una cuestión cualitativa, la cosa era tan global en la época de la acumulación originaria o la Cía. de Indias como ahora. Obvio que ahora está mucho más desarrollada, pero eso no quiere decir que cuando estaba menos desarrollada carecía del atributo de globalidad. Uno no dice de un bebé que le falta el atributo de ser «uno» (persona) por el hecho de faltarle mucho desarrollo para ser hombre; es una persona desde el principio.

      «En fin, no ver que “desarrollarse en un marco nacional” es contradictorio con “ser una dimensión global” me parece bastante extraño» (Vico).

      A mi me parece extraño que no se diferencie entre «desarrollo EN un marco nacional» de «desarrollo DE un marco nacional». Acá hay que ser rigurosos y precisos (¿qué se desarrolla? ¿en virtud de qué? ¿a qué se le llama «marco nacional»?). Con solo la fuerza argumentativa no se va a disolver esa diferencia. Por eso, para mi, es preferible hablar del desarrollo del capitalismo global en los escenarios locales.

      Los manuales elementales de historia son eso, elementales, carecen de perspectiva teórica rigurosa, por eso ven Estados y clases sociales «nacionales» por todos lados.

      Los términos «Estado», «Estado Nacional», «clase social», «clase social nacional», etc., deben ser definidos con rigor en función de la propuesta teórica que se plantea.

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      oti

      26/09/2012 at 12:36

  20. No hablé de un «sujeto global», esa fue la expresión de Vico. Yo hablé de «manifestaciones locales de la dimensión global del capital», hablé de que el hecho de que el capital global deja huellas que se adscriben a cada localidad no autoriza a identificar lo que es efecto de una acción global del capital en una localidad con algo propio de la localidad, introduciendo una dualidad teórica inadmisible; y cité a Trotsky por la elocuencia de esa tesis.

    En todo caso habría que hablar en lugar de un «sujeto» de una estructura cuyos soportes son sus agentes distribuidos en clases sociales.

    Respecto al intercambio con Ilichito, yo no hablé de «mercancías que dan poder», hablé de que el control privado (relación social) sobre ciertos medios de producción, comercialización y cambio, que identifico como fundamentales en relación a la influencia que ejercen en la forma en que circula el excedente económico, otorgan a sus poseedores una cuota mayor de poder en relación al resto de la clase. Y dije claramente que el poder de la clase capitalista se relaciona con el control que ejerce sobre los medios de producción en sentido amplio (incluyendo a comercialización y finanzas) pero la desigualdad en la distribución de ese poder, es decir, las variaciones y magnitud de ese poder al interior de la clase capìtalista e, incluso, en relación a la clase obrera, se relacionan con la especificidad propia de dichos medios de producción. Más claro, por el momento, no puedo ser.

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    oti

    26/09/2012 at 12:01

  21. Su opinión me parece muy clara. Es lo que no dice lo que me deja con muchas preguntas. Simplificaré mis preguntas para no quitarle mucho tiempo en la lectura, esperando es ahorro le de gana de darme algunas respuestas. Según usted entonces, la política de los gobiernos argentinos de los últimos es nada mas que una respuesta (con sus contradicciones y claros y oscuros) a la necesidad del capital de valorizarse en un contesto local y regional? La política económica nacionalista e independentista de, un ejemplo «extremo», Hugo Chávez responde a un patrón parecido? En general, la única manera de tener unos gobiernos capaces de trascender las necesidades del capital es, primero, destruir el sistema de la valoración del capital (tengo muchos problemas con esa idea, ya que deja serrada muchos caminos, y deja solo algunos muy muy difíciles)? Si es así, entonces cualquier proyecto que mire a conquistar el poder del estado para trasformar radicalmente las relaciones de fuerza está destinado al fracaso? Si no quiere contestar estas preguntas por alejarse mucho del tema, tal vez podría ayudar que explicara sucintamente lo que quedo afuera de su análisis, la conducta de ese grupo de poder en los últimos 10 años. Saludos y gracias por su trabajo con su blog.

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    Bruno Baroni

    30/09/2012 at 18:45

    • Me pregunta: «Según usted entonces, la política de los gobiernos argentinos de los últimos es nada mas que una respuesta (con sus contradicciones y claros y oscuros) a la necesidad del capital de valorizarse en un contesto local y regional?». En la nota traté de ser preciso: dije que expresaron las políticas llamadas neoliberales (cuyos rasgos esenciales sinteticé) aplicadas en los años 90. Sostengo que expresaron una necesidad del capital: restablecer la tasa de rentabilidad.
      Esto no quiere decir que todas las medidas que tomaron estos gobiernos, en todas sus particularidades, se hayan adaptado funcionalmente al capital. Sí pienso que en sus rasgos esenciales, respondieron a la lógica del capital de conjunto. Por este motivo planteo que no es necesario apelar a las coimas para explicar lo que hicieron los Kirchner y Cia en los 90.
      De todas formas, no todo gobierno burgués responde a las necesidades del conjunto del capital; la nota sobre la estructura social de la acumulación trata de explicar eso (aquí). El gobierno de Chávez, por ejemplo, me hace acordar a una caracterización de Marx cuando se refiere a la lumpen-burguesía encaramada al poder estatal. Es bastante común en gobiernos que gozan de una gran renta petrolera: se desarrolla una acumulación de corte parasitaria, a partir de la renta que redistribuye el estado. Esto está acompañado por redistribución de una parte de la renta hacia los sectores populares y sumergidos, mediante planes de salud, educación, etc. Se trata de una política que no favorece la acumulación del capital de conjunto.
      Esto último se evidencia en la economía de Venezuela: luego de una década de estar recibiendo altísimos ingresos por el petróleo, la economía es más dependiente, si se quiere, del petróleo (más del 90% de los ingresos externos son por petróleo). La producción industrial en aluminio, tubos sin costura, y otros, está en crisis (me acaban de enviar un libro desde Venezuela, escrito por gente de izquierda, con participación de trabajadores de estas industrias, con enorme cantidad de datos). Paralelamente, hay sectores que han hecho fortunas, al calor de los negociados con el estado. Un ejemplo, Wilmer Ruperti, dueño de la empresa naviera más importante que le trabaja para Pdvsa. En el blog me había referido en notas anteriores a Venezuela (1, 2 y 3), pero ahora debería actualizar. Aunque lo básico permanece, y sigue vigente. Lo importante, para lo que nos ocupa, es que no todo gobierno capitalista es funcional a las necesidades del capital de conjunto. A veces puede serlo parcialmente, con medidas contradictorias, favorecer a alguna fracción en detrimento de otra, o no serlo en absoluto. Un gobierno como el de Isabel Perón prácticamente era rechazado por todo el arco burgués, a pesar de que era de ultra-derecha. A veces, pueden existir medidas que favorecen a algún grupo o fracción, en detrimento de otra fracción. Y a veces hay combinaciones: Ejemplo, el proyecto de ley del gobierno K sobre semillas, es muy beneficioso para Monsanto, parece ser aceptado por la Sociedad Rural, y es rechazado por la Federación Agraria. Por otro lado, la reciente reforma a la ley de accidentes de trabajo fue saludada como positiva por todo el arco burgués (incluido el diario La Nación, por caso). Por último, el falseamiento de los datos del Indec es rechazado por toda la clase dominante; no hay manera de encajar lo que hace el gobierno con el Indec con los intereses del capital de conjunto.

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      rolandoastarita

      30/09/2012 at 21:13

  22. Todo lo anterior nos revela cómo es cierta la afirmación de que la dinámica de crecimiento económico ha beneficiado especialmente a los más ricos. Y demuestra por ello que el crecimiento económico no es neutral y que la distribución de sus ganancias depende de la posición que cada uno tiene en la actividad productiva, es decir, de la clase social. Aunque aquí hay que señalar que estos datos no hacen referencia a la clase social en sentido marxista sino en sentido de renta, que es parecido pero no igual.

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    silver account

    17/10/2012 at 12:01

  23. Profesor ante la escasez de material para el estudio de la historia económica argentina ¿Puede resultar útil el libro «Estudios de historia económica argentina. Desde mediados del siglo xx a la actualidad» de
    Eduardo Basualdo? ¿Desde que material se puede iniciar el estudio de la historia económica de argentina?
    Saludos

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    daniel

    27/11/2013 at 00:16

    • No leí ese libro. No conozco demasiada bibliografía sobre el tema, de todas maneras, de lo que leí, lo mejor me parece al libro de Andrés López, «Desarrollo económico y sistema nacional de innovación en la Argentina. Desde 1860 hasta 2001» (Edicon, Buenos Aires, 2007).

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      rolandoastarita

      27/11/2013 at 08:14


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