Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

¿Impuesto a los salarios o a las ganancias?

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn la discusión que se está desarrollando en torno al impuesto a la cuarta categoría -al “trabajo personal”- es necesario clarificar hasta qué punto esos ingresos constituyen, o no, “ganancias”. Es que algunos sostienen que siempre, y en toda circunstancia, el salario no es ganancia. En el otro extremo, están los que afirman que el impuesto es en sí progresivo, porque los que reciben $6000 o más son “privilegiados”, esto es, disfrutarían de algún tipo de ingreso cualitativamente distinto del que recibe el resto de los trabajadores. El problema con estos planteos es que no parten de distinguir entre la forma salarial y los diversos contenidos que encierra. La clarificación de este aspecto permite precisar algunas cuestiones referidas a las demandas planteadas por los sindicatos y la izquierda.

Salario y diferentes contenidos 

Si bien bajo el sistema capitalista el valor de la fuerza de trabajo explotada por el capital aparece bajo la forma de salario, la inversa no se aplica, ya que no todo asalariado es explotado por el capital. En particular, los ejecutivos de empresas que reciben ingresos bajo la forma de salario, participan de la plusvalía, y no son explotados. Es que, como explica Marx, esta gente encarna al capital en funciones, a la función de extraer plusvalía de los trabajadores (y el accionista a la propiedad privada de los medios de producción). En consecuencia, su función no es técnica -al menos, no lo es en lo fundamental-, sino social, ya que deriva de una relación social de explotación. “Frente al capitalista financiero, el capitalista industrial es un trabajador, pero trabajador como capitalista, es decir, como explotador del trabajo ajeno. El salario que reclama y obtiene por ese trabajo es exactamente igual a la cantidad de trabajo ajeno apropiado, y depende directamente -en la medida en que se somete al esfuerzo necesario de la explotación- del grado de explotación de dicho trabajo, pero no del grado del esfuerzo que le cuesta esa explotación, y que puede derivar, a cambio de un módico pago, hacia un director” (Marx, El Capital, p. 495, t. 3).

Para explicarlo con un ejemplo sencillo, supongamos un economista que es nombrado por el gobierno para integrar el directorio de una gran empresa, en la que el Estado tiene participación accionaria. Supongamos también que este economista recibe un salario de $500.000 anuales por participar en el directorio de esta empresa. ¿Remunera este ingreso el esfuerzo que le cuesta mantener la explotación de los trabajadores? La respuesta es que en absoluto. Esa remuneración no tiene nada que ver con alguna canasta de bienes necesaria para conservar fuerza de trabajo, más o menos calificada. Además, es un esfuerzo que puede ser delegado en los capataces y demás personal intermedio de planta. El ingreso de este economista entonces está conformado por plusvalía.

Lo mismo se aplica a los CEO y altos ejecutivos de empresas privadas. En tanto “mantengan a raya” los salarios, aseguran ganancias, y  participan en ellas, bajo la forma de salarios. Para que se vea más claramente que estos ingresos constituyen plusvalía, Marx cita el caso de empresas inglesas que quebraban durante las crisis, y pasaban a manos de sus acreedores (véase ídem). Muchos antiguos ex empresarios seguían trabajando para los nuevos propietarios, pero por un módico salario de supervisión, esto es, por una labor técnica. En el mismo sentido, Engels aporta (en nota al pie) el caso de una empresa que se convirtió en cooperativa obrera, después de la bancarrota, y el fabricante fue contratado como director, por un salario determinado por los obreros. Dado que había desaparecido el carácter antagónico del trabajo de supervisión, los trabajadores decidían cuánto le pagaban por su esfuerzo.

Todo esto demuestra que un ejecutivo que se lleva anualmente a su casa un millón de pesos, o más, no es un “explotado” por el capital, sino un explotador. Además, muchos directores de grandes empresas reciben bonificaciones por aumento de rentabilidad, más opciones de compras de acciones, y muchos otros beneficios. Según la revista Forbes, en 2007 los 500 directores más importantes de empresas de EEUU se habían llevado 12,4 millones de dólares cada uno. Volviendo a nuestro país, ¿alguien piensa que si alguna de las grandes empresas de Argentina se transformara mañana en cooperativa obrera, los trabajadores le reconocerían a los ex directivos salarios anuales de millones de dólares por su “esfuerzo”? Es ridículo. En definitiva, los ejecutivos que pagan impuestos por sus ingresos están tributando una parte de la plusvalía arrancada a los trabajadores. Por lo tanto, si varía la tasa del impuesto, se produce una redistribución de plusvalía, esto es, al interior de las fracciones de la clase dominante. En consecuencia, no tiene sentido que la clase obrera abogue por la eliminación de este impuesto. No es de la incumbencia de los trabajadores, o de los socialistas, ponerse a determinar cómo se divide el botín entre los explotadores.

Caída de salarios y técnica impositiva

Distinta es la situación cuando se busca modificar la distribución del ingreso, en beneficio de la clase capitalista y en perjuicio de la clase trabajadora, mediante cambios en las cargas tributarias. Pero ahora hay que tener claridad que se discute la distribución del valor entre salarios y ganancias brutas, (o plusvalía), y no la técnica tributaria. Es que como explicaron Ricardo y Marx (ver aquí), la distribución del ingreso no depende de la técnica tributaria, sino de la relación de fuerzas entre las grandes clases sociales, y de factores económicos, más o menos objetivos. De hecho, lo que se disputa hoy en Argentina no es la forma en que se cobran impuestos (si es por vía directa o indirecta), sino la baja de salarios que se está operando cuando no se actualizan los mínimos no imponibles ni las alícuotas.

Para ver el asunto, volvamos a la relación básica a partir de un ejemplo teórico. Supongamos que un trabajador produce valor por $100, y recibe de salario $50 (equivalente al valor de su fuerza de trabajo), generando así $50 de plusvalía. Destaquemos que la forma en que esa plusvalía se divide en ganancia, interés, renta de la tierra o impuestos, no tiene por qué afectar a la tasa de plusvalía, esto es, la razón plusvalía/valor de la fuerza de trabajo (o beneficio bruto/salario). Si el capitalista paga $10 o $15 de impuestos, el salario continúa siendo $50. Y el asunto tampoco se altera si formalmente es el asalariado el que paga el impuesto. Por ejemplo, puede suceder que el capitalista pague $10 de impuestos, pero que $5 los abone directamente al Estado, y los otros $5 los cargue en el salario bruto del trabajador (pasa a $55), y los descuente como pago de impuesto. En este caso, el salario neto sigue siendo $50, determinado por el valor de la fuerza de trabajo. Lo que ha variado es la técnica impositiva, aunque ahora formalmente sea el asalariado el que tributa; en contenido, el impuesto sigue estando conformado por plusvalía. Es el punto en que insiste Ricardo, y recoge Marx. Por eso, si en nuestro ejemplo el gobierno aumenta el impuesto al salario a $7, y el capitalista aumenta el salario bruto a $57, la división entre plusvalía y valor de la fuerza de trabajo sigue sin alterarse; aunque ahora el capitalista se apropia de menos plusvalía, porque transfiere una mayor parte al gobierno.

Sin embargo, supongamos que el gobierno aumenta el impuesto al salario a $7, y el capitalista no aumenta el salario en $2. En este caso, el impuesto aumenta, pero no mediante una redistribución de plusvalía al seno de la clase dominante, sino por un cambio en la división entre la plusvalía y el salario obrero. Pero lo mismo ocurriría si el gobierno aumenta el impuesto directo al capitalista a $7 y éste busca resarcirse bajando el salario obrero a $48. En cualquiera de los casos, si la clase explotada no puede frenar la medida, tendremos una caída del salario. Y si el nuevo nivel salarial se estabiliza, se consolidará un nuevo valor de la fuerza de trabajo (por ejemplo, algunos bienes dejan de pertenecer a la canasta básica).

Ofensiva contra el salario

Lo que está en disputa entonces en Argentina es si se va a resistir, o no, una ofensiva destinada a bajar los salarios de una parte muy importante de la clase trabajadora. El tema se entiende de manera diáfana cuando se presentan algunos números. Por empezar, tengamos en cuenta que la inflación anual está en el 25%, o más, y el promedio de los aumentos salariales fue del 23% al 24%. Dejemos de lado ahora el hecho de que estos aumentos se dan de forma escalonada, para centrarnos en la incidencia de los mínimos no imponibles. Al no actualizarse estos mínimos, un empleado con dos hijos que gana $8000 y recibe un aumento del 23%, tiene una deducción de ese aumento del 12,8%. Si tiene un salario de $10.000, sufre una disminución del aumento del 26,1%. Si el salario es de $12.000 recibe una deducción del 32,4% (cálculo de la consultora Iaraf). Esto significa entonces que se está reduciendo el salario obrero. Y cada vez son más los trabajadores afectados. Los K-defensores sostienen que no hacía falta protestar, dado que el Gobierno acostumbra actualizar los mínimos no imponibles una vez terminadas las discusiones salariales. Pero el argumento es equivocado (¿o hay mala leche?). Primero, porque las actualizaciones no siguen el aumento de los precios, incluso si se toma la estadística oficial. El índice de precios mayoristas, según el INDEC, aumentó entre diciembre de 2001 y abril de 2012 un 425%, pero los mínimos y deducciones del impuesto fueron ajustados para los trabajadores casados y con dos hijos en un 380%, en el caso de los dependientes, y en un 350% para los independientes. Pero además, cualquiera sabe que el INDEC falsea el índice de inflación hacia abajo. Por eso es que en 2007 pagaban ganancias 700.000 trabajadores, y hoy lo hacen 2 millones. Este aumento no se produjo porque los salarios reales hayan aumentado en esa proporción, sino porque los mínimos se están actualizando por debajo de la inflación, y de manera cada vez más clara. Incluso si ahora el mínimo no imponible se aumentara un 20% (como se rumorea), habría un desfase de por lo menos 5 puntos porcentuales con respecto a la inflación anual.

En conclusión, lo que está en discusión aquí no es una cuestión de técnica tributaria. No hay que hacer foco en este punto, sino en la defensa del valor de la fuerza de trabajo. Lo que importa al socialismo es el salario de la clase explotada, no la defensa de los impuestos que pagan los capitalistas, sean propietarios directos del capital, o sus altos funcionarios.


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¿Impuesto a los salarios o a las ganancias?

Written by rolandoastarita

04/07/2012 a 13:31

50 respuestas

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  1. Rolo, la propuesta lógica que entiendo se desprende de tu visión del problema, que comparto, sería un mínimo no imponible de, por decir, 20mil pesos mensuales. O el número que sea, la cuestión pasaría por definir cómo se diferencia al trabajador que produce valor del que opera para el capitalista.

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    Lisandro

    04/07/2012 at 15:04

    • Sí, exactamente, un mínimo no imponible de manera que no bajen los salarios de la clase obrera. Me importa muy poco lo que paguen los ejecutivos. Creo que los socialistas deberían plantear esto con claridad.

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      rolandoastarita

      04/07/2012 at 15:07

  2. Impecable Rolo, le estaba dando vueltas al asunto pero no encontraba una respuesta clara; todo gira en torno al «quien» y no al «cuanto».
    Hay un error de tipeo en «… y que puede derivar, a cambio a cambio de un módico pago, hacia un director» :-)

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    Bruno

    04/07/2012 at 15:41

  3. Rolando
    En el caso de profesionales Arquitectos, Médicos , Contadores, Abogados que tienen estudios o consultorios propios y tienen clientes que son trabajadores o burgueses?
    Ej un arquitecto con cero o un empleado que tiene un estudio pequeño, que es, ya que explota sus obreros pero recibe su paga de un cliente

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    Alicia

    04/07/2012 at 17:12

    • Estos casos se acercan a los productores simples de mercancías (la mercancía puede ser salud, planos de viviendas, etc.). En condiciones ideales se apropian del producto de su trabajo. En cuanto al hecho de que tienen algún asalariado, el propio Marx anota que en este punto se cumple «el salto de cantidad en calidad » (ver el cap. 9 del tomo 1 de El Capital). Un artesano o productor que tiene uno o dos asalariados, y debe trabajar él mismo para mantenerse, no llega a ser un capitalista. Algo similar se podría aplicar a los profesionales independientes. En todas estas clasificaciones, por supuesto, los límites no son rígidos.

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      rolandoastarita

      04/07/2012 at 17:27

  4. La nota de Astarita , clara y muy interesante, como siempre.

    Sólo apuntar un par de cosas para curiosos que pasen por aquí .

    Sobre el tema de la naturaleza social del personal dedicado a supervisión : el problema del alcance del concepto marxista de «fuerza de trabajo» no sólo alcanza al personal directivo de las empresas donde los trabajadores son «capitalistas de sí mismos» (Marx)- o sea en las cooperativas – sino también en aquellas empresas capitalistas donde se da una separación entre propiedad y gestión. Dumenil & Levy se han extendido sobre esto precisamente relacionándolo con el tema del trabajo improductivo…

    Lo que quiero señalar aquí es que existe un filón de argumentos, en su mayor parte de origen sraffiano, que podríamos resumir así: en una economía formada por empresas de trabajo asociado que se desenvolviesen como promotoras de mercados no habría en sentido estricto ni fuerza de trabajo ni trabajo abstracto ; la apropiación de trabajo no-pagado sobre la base de la ley del valor por una clase no tendría sentido. Recientemente Bruno Jossa en «Esiste un´ alternativa al capitalismo» . Manifestolibri, se hace eco de todo esto, aunque no entra en el problema de la competencia entre cooperativas por directivos..

    Y para terminar ,el problema del consumo de los capitalistas tiene su miga, por ejemplo es una de las claves de una teoría laboral del valor en la que el de Marx es un caso particular , me refiero al trabajo de Ian Wright – tiene página personal con sus textos-.

    Fíjense si estamos tratando temas importantes que van más allá de los problemas fiscales…

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    Karl Mill

    04/07/2012 at 18:36

  5. Compañero. Muy explícita su demostración del carácter confiscatorio del impuesto al salario y sobre la necesidad de discriminar salarios respecto de ganancia empresaria, aún si esta asuma la forma salarial, como en el caso de altos ejecutivos y funcionarios públicos con salarios astronómicos en relación a su ‘esfuerzo’. Es muy sugestivo su ejemplo sobre el economista bien pagado, a lo que agregaría, y si es ‘marxista’ mejor pagado aún (Me viene a la mente la teoría del ‘hereje’ de Foucault).
    Me desconcierta un poco lo del ‘esfuerzo’ que, de algún modo, justificaría una remuneración para asegurar una función burocrática del capital. Los integrantes del gran parásito estatal responden a una división funcional de la clase capitalista. Sus elevados emolumentos son perfectamente asimilables a los sueldos de altos ejecutivos, bajo la excusa de que son garantía de independencia e imparcialidad, incluso, a veces se quejan de que en el ámbito privado ganarían más, por lo cual exigen un plus e invisten su labor infame de capangas con lifting y manicura, con un aura de ‘sacrificio patriótico’. Cada tanto se doblan graciosamente el sueldo, como los legisladores, amparándose en la carestía de la vida ¿Saben lo que cuesta un Armanni? ( Los gatos de catálogo¡ La frula se fue a las nubes¡) mientras le exigen al pueblo que se apriete el cinturón para sostener la estabilidad en el empleo y las fabulosas reformas en beneficio de los pobres. Desde una óptica capitalista, su ‘esfuerzo’ es valioso y no lo pagan en balde. Desde una proletaria, es innecesario y no se debiera pagar por el ni una chapita de coca cola. Es más, si fueran a una huelga por tiempo indefinido, habría que festejar con pitos y matracas. Hay que pasarlos a retiro definitivo. Una revolución proletaria debería hacer un estrago con la inmensa mayoría de estos parásitos sociales. Tan solo una minoría, aunque imposible de reeducar, podría, por sus conocimientos técnicos, ser re utilizable, por supuesto, bajo estricto control y por el salario de un obrero calificado. La gran mayoría, a pico y pala (después de un buen ‘terror rojo’ por supuesto) Venganza jamás. Pero un poquito de ‘dunga-dunga’ estimula y sienta bien.

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    AP

    04/07/2012 at 23:25

  6. Rolo, ¿leyó a Jesús Huerta de Soto? ¿Hay algún artículo en el que haya comentado las críticas que realiza al socialismo? Me gustaría conocer tu opinión al respecto, parece que es un continuador de Ludwig von Mises, plantea todo en este video:
    http://www.youtube.com/watch?v=5bTbWwHeoWI

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    Bruno

    04/07/2012 at 23:32

    • Conozco bastante a la escuela austriaca. Ya expliqué en otras notas por qué estoy en desacuerdo, no puedo volver a cada rato sobre lo mismo. Las diferencias entre el marxismo y la escuela subjetiva del valor son abismales.

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      rolandoastarita

      05/07/2012 at 08:54

    • Es terriblemente mala esta «leccion de socialismo», y la conclusión es que la sociadad debe funcionar por el libre accionar de los empresarios…. y que el socialismo es todo coaxion absolutamente centralizada y decidida por un unico ser.. una caricatura absoluta..1984…Ni el estalinismo llego a ser la parodia que menciona en el video.

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      tomas landi

      05/07/2012 at 12:07

    • Hace tiempo leí una fabulosa réplica de Diego Guerrero (marxista) a Juan Ramón Rallo, un aventajado discípulo de Jesús Huerta de Soto. El título de la respuesta de Guerrero es sarcástico: ‘Rallos y Centellas’. Se la recomiendo a todos los lectores que, más allá de las consistentes respuestas que ofreció el compañero Astarita a defensores de la escuela austríaca, deseen profundizar en el tema desde un enfoque polémico muy ameno y entretenido.

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      AP

      05/07/2012 at 12:52

  7. Antes que nada, Astarita, le agradezco el carácter divulgador de este espacio, que es la veta que yo puedo aprovechar.
    Quisiera preguntarle acerca de las clases.
    Mi primera duda es acerca de los límites que recortan a cada clase. Si bien sus explicaciones hacen encajar a los directivos que encarnan al capital, a los ejecutivos y demás ralea, observo situaciones que no logro dilucidar desde las mismas explicaciones. Un jugador de fútbol, por ejemplo, con respecto a los empresarios y directores del club es un explotado, pero nadie podría decir que sus intereses son comunes al trabajador que recibe el salario mínimo. Otro grupo que no puedo ubicar es el de los ingenieros y especialistas de servicios o de industria. Hace un tiempo en España todo el mundo se hizo un lío con los controladores aéreos, que defendían sus privilegios -como es natural-, pero con los que es difícil empatizar -ganan más de un millón de euros al año-.
    También me resulta difusa la caracterización del lumpenproletariado, ¿cuál es su actualización si esta debe y puede hacerse? Desde lo que quizás sea una apreciación subjetiva, le digo que en Europa la conciencia de los trabajadores a veces resulta más reaccionaria que la de los desempleados y estudiantes, y esta última más consciente de los males esenciales del capitalismo -si cabe decirlo sin exagerar-.

    Un saludo.

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    Pedro

    05/07/2012 at 06:07

    • perdón que me meta por medio, pero trataré de responder
      Desgraciadamente, en españa (y resto de europa) cada vez salta más a la vista el lumpenproletariado: sólo mira los desempleados y casiempleados (becarios, falsos autónomos que dependen de un patrón, …) y medioempleados (a tiempo parcial, temporales que entran y salen…) y malempleados (con la miseria del salario mínimo o similar, el «mileurista» ya se considera un privilegiado)
      En cuanto a la caracterización de ciertos tipos de asalariados, lo más importante es lo que dice Rolando más arriba: ninguno de estos límites es rígido, y eso es algo que nunca de puede perder de vista.
      Dicho esto, lo cierto es que en las retribuciones de un futbolista profesional o de un control aéreo, por mucho que figuren en una nómina como «sueldos y salarios», no lo son. No, al menos en su mayor parte.
      Lo que hace que las cifras de esos «salarios» se inflen como lo hacen es la capacidad de esos individuos (necesariamente pocos, porque en otro caso no podrían hacerlo) de apropiarse de ganancia, de plusvalía.
      Del mismo modo que el capitalista titular de capital-dinero-a-interés o el capitalista titular de derechos exclusivos (suelo, yacimiento mineral, concesión demanial patente, etc.) son capaces de exigir -y obtener!- una parte de la plusvalía sin haber participado en su extracción del trabajo (en forma, respectivamente, de intereses y de rentas económicas), los futbolistas, como los artistas, son capaces de establecer un derecho monopolístico sobre sus talentos (o simple imagen) personales, y extraer toda la renta económica de la que sean capaces, exactamente igual que hace el terrateniente propietario del suelo.
      El éxito del controlador parece más bien una mezcla (un poco) de esto y (mucho) de simple chantaje. La prueba es que parece que un simple empeño político en combatirles hasta donde sea necesario ha bastado para quebrarles el chantaje y (parece que) van a conseguir bajar sus «salarios». Si en cambio se tratara de rentas económicas, se regiría por leyes económicas, infraestructurales, y un simple voluntarismo político no podría resistirlo, aunque se empeñara.
      Por ello, tanto en un caso como en otro, y como diría Rolando, «para los socialistas no es nuestro asunto», No son de los nuestros, por mucho que en teoría sus retribuciones sean salarios (como los de los directivos)

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      escaiguolquer

      05/07/2012 at 08:42

    • En un trabajo que escribí años atrás planteaba que existen muchos casos intermedios, difíciles de clasificar. Por ejemplo, un obrero asalariado que además posee un pequeño negocio, que atiende con su familia o en sus horas libres. También personal intermedio de empresas, que puede cobrar en parte por su función técnica y productiva, y en parte por su carácter de «funcionario del capital» (y en este respecto, recibir una parte de la plusvalía). En aquel escrito también hacía mención al caso de escritores u otros personajes famosos. Por ejemplo, Marx habla de alguien que escribe por encargo para un capitalista editor (he conocido algo similar a esto). Podemos decir que se acerca a un proletario, que produce libros de la misma manera que otros producen salchichas, y por lo tanto genera plusvalía. Pero en el otro extremo tenemos un escritor que vende millones de ejemplares y cobra fortunas. En este caso no podemos decir que sea explotado. Ni siquiera que cobre por el valor de su fuerza de trabajo. Recordemos que la ley del valor trabajo se aplica a mercancías que son reproducibles, esto es, están sometidas a la ley de la competencia. Algo similar se aplicaría a las estrellas del fútbol. Pero la inmensa mayoría de los jugadores (decenas de miles que juegan en muchas divisiones del fútbol alrededor del mundo) reciben un salario que, en promedio, no se aleja mucho de lo que recibe mano de obra más o menos calificada. La teoría del valor trabajo tiene sentido cuando se trata de promedios, precisamente porque hace referencia a mercancías sometidas a competencia.

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      rolandoastarita

      05/07/2012 at 08:51

  8. Estimado Rolando: no faltaría añadir que el trabajador no puede «descargar» lo que paga de impuesto a las ganancias? Si estoy pensando una»burrada», hágamelo saber, por favor!. Gracias por su blog!!

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    federico rangnau

    05/07/2012 at 11:01

    • No soy versado en el tema, pero tengo entendido que el trabajador puede hacer una serie de deducciones, por ejemplo, por familiares a cargo (padres, abuelos, etc.), por medicina prepaga, seguros de vida, pagos de hipoteca y algún otro. Sin embargo, es posible que mi información sea incorrecta.

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      rolandoastarita

      05/07/2012 at 12:22

  9. Acerca de la réplica al argumento «austriaco» sobre la planificación, existe un interesante debate en el forum del Partido Socialista de Gran Bretaña sobre el tema:

    http://www.worldsocialism.org/spgb/forum/general-discussion/online-debate-economic-planning

    En fin que Jesús Huerta equipare a Zapatero con una economía socialista o considere la «policía y la coerción» patrimonio del «socialismo» suena a chiste malo.

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    Alberto Ezquerra

    05/07/2012 at 14:20

  10. Yo leí su articulo sobre el aumento de la proletarizacion ( osea cada ves mas porcentaje de trabajadores están en relación de dependencia)
    pero no cree como en otras etapas, del modo de producción de siervos no fueron los siervos los que tomaron el poder, de la época de los esclavos no fueron los esclavos y de la época de los proletarios o trabajadores no serán estos sino una clase nueva (como lo fue la burguesía en la etapa anterior) quien tome el poder?

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    Alicia

    05/07/2012 at 15:22

    • Permítame un comentario, Alicia. Me parece que su analogía es algo estrambótica.
      En primer lugar conviene señalar que la sustitución del escalvismo por el feudalismo no fue obra de la movilización de los esclavos (de hecho, el imperio romano experimentó una especie de «implosión» que conllevó un claro retroceso civilizatorio).
      En segundo lugar, la sustitución del feudalismo por el capitalismo (o, si se quiere, el derrocamiento de la realeza, la aristocracia y el «ancien regime») cabalgó en mayor medida sobre la movilización del pre-proletariado urbano que sobre la del campesinado (la revolución francesa es aquí el paradigma, el proceso inglés es más complicado y se extiende sobre un período más amplio). La movilización del campesinado fue más relevante en el proceso de la Reforma, movilización que fue explotada y finalmente reprimida en función de los intereses de los grandes terratenientes (el luteranismo y Munzer son aquí el paradigma).
      Lo que me interesa resaltar es que, en lo casos mencionados, la clase explotadora que se benefició de la movilización revolucionaria del campesinado o del pre-proletariado urbano, era una clase que ya existía como tal. Así que tengo derecho a preguntarle: ¿Qué clase actualmente existente -y digo CLASE, no capa social o casta- sería la que eventualmente se entronizaría a lomos de la movilización del proletariado?
      Su idea, por lo demás, cuenta con «conspicuos» antecedentes (al menos desde la «revolución gerencial» de Burnham). En mi opinión, la conspicuidad de estas hipótesis es debida a que aportan su granito de arena al desprestigio de la revolución socialista (que quedaría reducida a un mero taparrabos utópico de un futuro régimen de explotación social).
      En esta discusión, yo entiendo que el punto crucial es que quienes plantearon la emergencia de una nueva clase que se haría del poder a lomos de la movilización del proletariado, jamás lograron probar su preexistencia como clase propiamente dicha (es decir como conjunto diferenciado de individuos que juega un papel necesario en el proceso social de producción). Todos los candidatos postulados para «nuevo amo» no eran más que castas -o capas sociales-, cuya prevalencia se sostenía en la esfera de la administración, la distribución o, lisa y llanamente, la dominación política.
      Creo que puede ser aconsejable tomar distancia de ideas que, aunque puedan parecer novedosas, superaron hace décadas su «fecha de vencimiento».
      Saludos.

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      Vico

      05/07/2012 at 17:28

    • Vico: ¿preproletariado??????

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      Roberto

      05/07/2012 at 21:21

  11. Compañero Vico. Su respuesta me parece muy pertinente al vincular la supresión del orden burgués a la única clase que, por el lugar que ocupa en las relaciones de producción, esta materialmente llamada a subvertirlo. Como sabemos, esto no es un proceso mecánico, sino, mediado por la acción consciente del proletariado. Lo característico de todos los cambios que menciona la compañera Alicia es que, si bien en algunos casos apoyados en levantamientos de los explotados y oprimidos, representaron substituciones de una forma específica de explotación por otra, involucradas en relaciones de producción progresivas que germinaban y maduraban al interior de la vieja formación económico social. Distinto es el caso de la clase obrera, cuya liberación presupone la liquidación de toda explotación del hombre por el hombre y la destrucción de la máquina estatal de esclavización, inaugurando un período de transición cuya forma política es la dictadura del proletariado. Me da la impresión que lo que Alicia sugiere es que en toda la historia, las clases subalternas resultaron derrotadas y de ello saca la conclusión que el proletariado no sería la excepción. Su programa político sería una quimera, ante la imposibilidad de implantar en gérmen una nueva relación social en el seno de la sociedad capitalista. No ve por que, el socialismo es la única negación específica del capitalismo. Pierde de vista los distintos condicionantes materiales para el ascenso de un clase al poder. En el caso de la burguesía, el poder económico como la llave del poder político, en el del proletariado, su inverso. La burguesía ha llevado la sociedad basada en la explotación a su máximo grado de expresión y como contrapartida ha desarrollado una clase en condiciones estructurales de derribarla, cuya maduración subjetiva se ha visto retardada al punto de perder grandes oportunidades revolucionarias en que el enemigo de clase, pese a estar coyunturalmente debilitado y sufrir derrotas parciales, se mostró estratégicamente superior. Me parece que Alicia no ve la revolución proletaria como una lucha histórica de largo aliento en que las condiciones para el enfrentamiento se recrearán inevitablemente, sino, como una serie de rebeliones condenadas que se sucederán sin fruto por la incapacidad de aportar un nuevo régimen progresista y por ello apela a especulaciones sobre una nueva clase superadora, que usted ha muy bien refutado. Como la compañera lo ha expresado sin ambages, no es marxista, y lo que hacemos es tratar de presentarle argumentos para convencerla. De todos modos, muchos marxistas y ex marxistas especularon sobre esta cuestión. No solo Burnham, sino B. Rizzi (al que el norteamericano le plagió la mayoría de sus ideas) Milovan Dijlas y otros. El propio Trotski consideró como posibilidad teórica (aunque poco probable) el desarrollo de una nueva clase a partir de la burocracia fascista y estalinista, asociándolo a un marco de completa decadencia de la civilización y de derrota irrecuperable del proletariado. La historia ya dio su veredicto respecto de estas ‘clases inviables’. No por ello podemos negar que se formaron, en el caso de los estados estalinistas, castas explotadoras bastante persistentes, que no llegaron a elevarse al rango de una clase, pero se entronizaron al frente de relaciones de producción que no eran capitalistas ni obreras y terminaron reabsorbiendose en el capitalismo. El pronóstico fundamental de Trotski, en ausencia de una revolución proletaria que volviera esos estados rumbo al socialismo, se confirmó palmariamente, demostrando que, entre el capitalismo y el socialismo no hay posibilidad de una tercera opción.

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    AP

    05/07/2012 at 23:42

  12. ¿Entonces el proletariado vendrá a ponerle punto final a la Historia? Desde la observación del proletariado real me resulta difícil admitirlo, tanto como entender en qué consiste la consciencia obrera y de dónde emana.
    ¿Será la revolución proletaria la primera que sea llevada a cabo por la clase explotada?

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    Pedro

    06/07/2012 at 06:23

    • Compañero Pedro. Yo no se si el proletariado le pondrá punto final a la historia. Historia hubo antes y se seguro la habrá después de la revolución proletaria mundial, si es que esta algún día se hace realidad, lo cual, está por hacer. Lo que si es seguro, es que el proletariado es la única clase en condiciones de poner fin a la historia de la explotación. Sin embargo, la conciencia obrera no es un simple reflejo de su condición estructural, sino, un fenómeno sujeto a más determinaciones, entre las que se cuenta su real experiencia de lucha y el grado en que se desarrolle su formación política y cultural, aspecto en que la labor de su vanguardia organizada adquiere notable importancia. La revolución proletaria no es un producto de la imaginación proyectado en el futuro, sobre cuya factibilidad nos interrogamos rascándonos la cabeza. La Comuna, la revolución de Octubre en sus primeros años, fueron manifestaciones irrefutables de que el proletariado está en condiciones de tomar el poder, por más que luego haya sido derrotado. Hay que aprender de esas experiencias para prevenir peligros y reforzar flancos débiles en el futuro, no para concluir que dado que la revolución de los explotados y oprimidos ha culminado en derrotas, no se debió haber combatido, por que triunfar es imposible. En un sentido histórico, la insurrección de los de abajo, no solo es posible, sino, inevitable. Lo que no es inevitable ni seguro es el triunfo. Para ello hay que tener confianza en el instinto de las masas sin doblegarse ni adaptarse a su conciencia espontánea. Atalonarse en su impulso revolucionario y enfrentar la conciencia conservadora que arrastra.

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      AP

      06/07/2012 at 21:19

  13. Rolo, una observación colateral, pues argumentaste con cuestiones que parecerían «colaterales» al tema central… Al comienzo de tu nota decís que «no todo asalariado es explotado por el capital. En particular, los ejecutivos de empresas que reciben ingresos bajo la forma de salario, participan de la plusvalía, y no son explotados. Es que, como explica Marx, esta gente encarna al capital en funciones».
    Bien, esto toca tópicos delicados y oculta otros. Acuerdo en que no todo asalariado es explotado por el capital y en que un ejecutivo ejerce la función explotadora. Pero no incluís en tu desarrollo una distinción cara a los marxistas y de nivel «primario»: la posesión/propiedad de los medios de producción. Un ejecutivo es un agente de la explotación, pero no necesariamente es un propietario de medios de producción. Es verdad que además de un salario a muchos se les compensa por sus labores con acciones, por lo que, de esa manera, se convertiría en explotador. ¿Pero no lo es también un trabajador estadounidense promedio que siguiendo un manual de «finanzas personales» disemina sus pocos ahorros en «inversiones» como comprar acciones de tales empresas? Este es un sistema de «inversión» bastante extendido no sólo en Estados Unidos y los países del primer mundo sino en países asiáticos y latinoamericanos. Entonces, así, un trabajador calificado de Detroit, por ejemplo, también se convierte en agente de la explotación o, directamente y sin pruritos, podríamos calificarlo de «explotador» pues tiene inversiones en acciones de empresas (que, por definición, en un mundo capitalista, cualquier empresa es capitalista).
    Por otra parte, en cuanto a las «funciones»: ¿un maestro no es «peor» que un ejecutivo de Wall Street o un directivo de una empresa estatal o de una multinacional? Es el maestro quien repite ritualmente a los «ciudadanos» desde el jardín maternal hasta la Universidad que «el Estado somos todos», que hay que «defender la educación pública» porque es de todos, quien reduce la historia a un enfrentamiento entre «hombres buenos y hombres malos» y no entre fuerzas sociales con intereses opuestos, etc. No hay duda: un maestro que vive en un miserable suburbio con un salario paupérrimo es «peor» que el ejecutivo de Manhattan retratado por Breston Ellis en «American Psycho». ¿Y qué decir de un suboficial de policía? Es el agente represivo directo del capital; sin embargo, ese suboficial vive en una barriada obrera, su hija mayor se casará con un obrero metalúrgico, su otro hijo se hará «punga» y su hija menor no se casará con el hijo de un propietario de fábrica o un ejecutivo de una muntinacional ni con un agente de Bolsa; es decir, un vida entre obreros… y también entre lúmpenes (hay muchísimos policías que viven en villas de emergencia).
    No me quiero extender, pero creo que el tema de las «funciones» por vos introducido debe ser debatido con rigor, pues trae aparejados varios problemas.
    Para concluir, no dejaría nunca de tener presente la distinción fundamental entre propietario de medios de producción y no propietario de medios de producción. Ahí empieza el abc del análisis marxista.
    Fraternalmente,
    Fernando.

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    Fernando

    09/07/2012 at 09:58

    • El tema que tocás en el comentario está relacionado con el concepto de clases sociales en Marx. En una primera aproximación, la cuestión parece simple, porque Marx define las clases por la propiedad/posesión (o no propiedad/no posesión) de los medios de producción. Pero en el análisis concreto aparecen muchos matices, casos intermedios, etc. Por ejemplo, un trabajador puede tener algunos ahorros en el banco, o tener algunas acciones (es bastante común en algunos países que se repartan acciones), y no por ello deja de ser explotado. Aquí la cantidad es lo esencial, su medio de vida fundamental surge de la venta de su fuerza de trabajo.
      En el caso del capital dinerario, Marx plantea que las dos condiciones básicas para que exista capital se desdoblan. Es que la explotación capitalista por una parte presupone la propiedad privada del capital, y por otra parte la explotación del trabajo. Por eso el empresario que emplea dinero tomado a préstamos encarna el capital en funciones, en tanto el capitalista dinerario encarna a la propiedad privada. Entre estos dos tipos polares existen, lógicamente, muchas formas imbricadas e intermedias.
      Por otra parte, con respecto a los funcionarios del Estado, también se presentan casos intermedios, y ambigüedades. Por ejemplo, Marx sostiene que un rey, un ministro, presidente, etc., reciben salario, pero no pertenecen a la clase obrera. Son funcionarios del capital. En el otro extremo tenemos los empleados del Estado, a quienes se les paga por el valor de su fuerza de trabajo y son parte de la clase obrera, aunque no sean estrictamente trabajadores productivos (esto es, que generan plusvalía). Marx da el caso de los trabajadores que construyen caminos, contratados por el Estado. Entre ambos casos polares (presidente por un lado, obreros asalariados por el otro) encontramos muchos casos intermedios, que encierran seguramente no pocas ambigüedades. El personal docente lo ubicaría dentro de la clase obrera, aunque pueda ser reproductor de la ideología de la clase dominante.
      Pero el tema del personal de las fuerzas represivas plantea muchos problemas, que tienen derivaciones políticas. Por ejemplo, algunos partidos de izquierda consideraron que los policías son trabajadores, y que por lo tanto hay que luchar por sus reivindicaciones (entre las cuales puede estar mejores condiciones laborales a la hora de reprimir huelguistas, etc.). Los sindicatos de policías son, en líneas generales, bastante reaccionarios (y punta de lanza de golpes de Estado, o aprietes a gobiernos democrático burgueses). Esto deriva de su función como pilares del aparato represivo. Tal vez teniendo en cuenta esto, Trotsky (y en polémica con la socialdemocracia alemana) dijo que el policía no era un trabajador, sino un miembro del aparato represivo, y por eso no debía depositarse confianza en que defendería a la clase obrera frente al avance de los nazis. De todas maneras, es cierto que el policía vive en condiciones determinadas por la venta de su fuerza de trabajo, y esto general la posibilidad, bajo circunstancias de aguda lucha de clases, de que «pase de bando». En definitiva, pienso que la definición tradicional sobre clases sociales de Marx permite precisar los grandes grupos sociales «típicos», como propietario de la tierra, propietario del capital, pequeño productor simple y trabajador asalariado explotado por el capital. Pero que entre estos grandes grupos está lleno de casos intermedios (los propios Marx y Engels son difíciles de «encasillar»). Agreguemos todavía otros casos que Marx menciona, como el del lumpen proletariado. El análisis concreto exige entonces incorporar más determinaciones.

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      rolandoastarita

      09/07/2012 at 12:33

  14. Compañero Rolando. Su respuesta al compañero Fernando me pareció muy rica en determinaciones. El compañero se caracteriza por presentar ciertos ángulos de enfoque que no son frecuentes en nuestro medio y, por lo que puedo deducir a través de sucesivas intervenciones, se identifica con la corriente comunista de izquierda, que, lamentablemente, no ha sido estudiada ni valorada en profundidad y a la cual, en muchos de sus planteamientos, no se le ha dado una respuesta concluyente. Hace poco, por ejemplo, en la polémica sobre el paro y la movilización, se atrevió a cuestionar el precepto sagrado del carácter ‘obrero’ de los sindicatos, la que me parece una cuestión estratégica que, algún día, merecería ser debatida. Yendo al tema. La definición y pertenencia de clase. Según recuerdo, Márx dejó el tema inconcluso, remitiendo el ulterior análisis a una ‘opera magna’ que tenía pensado escribir y de la cual, ‘El Capital’ sería solo una parte. Para nuestra desgracia, no le dio la vida. De todos modos, dejó parámetros básicos para delimitarlas, que dependen de la ubicación en las relaciones de producción, como ‘productores’ y ‘apropiadores’. Sin embargo, como las clases no son ‘cosas’ se admiten múltiples fenómenos híbridos y determinaciones funcionales. Yendo al ejemplo de Fernando, el del trabajador ‘accionista’. Implica cierta ‘hibridez’ , pero el grado hace a la determinación. En primer lugar, por un lado es un trabajador que produce plusvalía o contribuye a su formación, si es improductivo. Es primero un explotado y secundariamente, un explotador. Esto se ha dado en Argentina a través de la cooparticipación accionaria, administrada por los sindicatos, que se dedicaban a lucrar con ella, hasta que, después de mucho tiempo, fueron liberadas y a lo sumo (conozco muchos casos) le alcanzaron al trabajador, para ponerse un boliche o comprarse una casita. En cambio, el gerente de una multinacional, aunque no posea una sola acción, es un explotador, por que cooparticipa de la plusvalía, mediante un ‘salario’ que es una significativa cuota de los dividendos y por ningún concepto, un explotado. No es un ‘hibrido’. Sobre los docentes. Muchas veces se los ha llamado ‘policías con guardapolvo blanco’ por su función de moldear las mentes de los explotados en los cuños de la subordinación al estado capitalista, pero, al mismo tiempo, con su labor contribuyen a la calificación de la fuerza de trabajo, aspecto que los diferencia de los funcionarios estatales involucrados en funciones puramente represivas. Son, prioritariamente, parte de la clase trabajadora, pero, funcionalmente hibridos y por tanto, más permeables a asumir las reivindicaciones propias de la clase obrera. Por último, la policía. La policía en su conjunto es la primera línea de defensa de la clase capitalista en su combate contra los explotados. Es una institución conformada en su abrumadora mayoría por parásitos antiobreros, racistas y lúmpenes, reclutados por la clase dominante para que preserven la propiedad privada capitalista de la amenaza de los pobres y marginales, pero, por sobre todas las cosas, de la lucha obrera, a cambio del acceso a un ‘estatus’ privilegiado, no solo salarialmente, sino, por toda clase de prebendas, créditos, acceso a planes de vivienda, jubilaciones altas, y lo más importante, corrupción institucional que va desde el simple agente al comisario. La gran mayoría de los que se meten, lo hacen con la mira puesta en poder currar, sin importar el precio. A caballo de esto, la institución los llena con prejuicios antipopulares y códigos de casta. A diferencia de lo que dicen los escribas a sueldo, cada vez que salta una olla, no hay ‘manzanas podridas’, el carácter de la institución hace al individuo. En el caso de la policía argentina, desde sus orígenes, se conformó reclutando capitostes de la avería, a los cuales se les confirió chapa y poder de fuego al amparo del estado burgués. Es una casta contrarevolucionaria irreformable que no puede ser ‘democratizada’. En toda la historia del país, no existe un solo precedente de ruptura y paso al campo del pueblo soliviantado. Es ridículo pensar que, por su condición de ‘asalariados’, tengan algo que ver con la clase obrera. Esto se hace extensivo al conjunto de las fuerzas de seguridad. No es en balde recordar que la monserga peronista-intimista, del acto de Moyano, comenzó con profundas condolencias por los ‘compañeros gendarmes’ muertos cuando volvían de reprimir en Cerro Dragón. Los mismos que habían ido a reprimir el bloqueo de las destilerías por los camioneros. Los mismos que han intervenido contra cuanta lucha obrera se ha dado, militarizan los barrios obreros y tienen las manos manchadas de sangre trabajadora e indígena, o nos vamos a olvidar de la matanza de los Pilagás bajo el gobierno del propio Perón, que hasta hoy se investiga. La izquierda que reclama ‘sindicalización’, derechos a voto, elecciones de comisarios, y hace ‘minutos de silencio’ por los represores, la que nunca se autocriticó de enviar flores y condolencias a los asesinos de Tablada, no sabe ni donde está parada y esto, va más allá, de las disquisiciones de clase sobre la policía.

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    AP

    09/07/2012 at 15:52

    • Probablemente sólo tenga sentido para la izquierda, levantar e impulsar reivindicaciones al interior de la polícia y fuerzas armadas en una situación revolucionaria, enfrentando a sectores de tropa y suboficiales con la oficialidad, buscando que se rompa con la verticalidad del mando y ganarlos en definitiva a la revolución. Esto obviamente basado en las divisiones de clase objetivas que se dan al interior de estas instituciones. Al menos en no pocos países es notoria la división clasista que se da (entre la oficialidad de origen burgués/»alto», por un lado, y tropa/suboficiales de origen popular, por otro; con la consiguiente diferencia en las condiciones de vida y trato al interior). Quizá haya otros países en que se den lógicas más «meritocráticas» de ascenso en el escalafón y en la escuela, lo que podría redundar en una mayor cohesión. O sea, sería más dificil quebrarlos. Pero claro, todo esto debe ser visto atendiendo a tal o cual país particular.

      Ahora, lo contrario, levantar reivindicaciones en una situación «normal» de dominio burgués, sólo serviría para reforzar las ilusiones respecto al carácter supuestamente «neutral» del aparato represivo, o -peor- considerar sus agentes como si fueran parte de la clase trabajadora.

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      Felix

      09/07/2012 at 22:21

    • Gracias Rolo por la ampliación de conceptos y gracias AP por tu aporte. AP, en cuanto a mi identificación ideológica, aprovecho y te cuento (aunque en el preámbulo a algunos comentarios situé desde dónde escribía, me parece pertinente decirlo ahora): me formé políticamente como trotskista y fui trosko consciente durante siete años, pero desde hace un tiempo valorizo críticamente algunos aportes de la llamada «izquierda italiana» (quienes se alimentan de la praxis teórica de Amadeo Bordiga) y, desde ya, del mismo Bordiga. Pero también valorizo algunos aportes de Rosa Luxemburgo y del luxemburguismo en general, y muchos del llamado «consejismo holandés», en particular de Anton Pannekoek. En síntesis, muchas ideas de algunas de las corrientes criticadas por Lenin en «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo» las reivindico críticamente (entre ellas las animadas por Gorter-Pannekoek en Holanda, Korsch en Alemania y por Bordiga en Italia); corrientes marxistas antiestalinistas y antireformistas que fueron criticadas con mala leche por Lenin; corrientes que supieron ser solidarias con el trotskismo en mayor o menor medida (por ejemplo, Bordiga fue el último marxista con voz y voto de la Tercera Internacional que defendió a Trotsky de las infamias estalinistas, infamias cuyo vocero en Italia fue Gramsci…). Entre estas corrientes, por supuesto, había diferencias, y entre ellas y el trotskismo, también (Bordiga rechazó la iniciativa de Karl Korsch de formar una nueva internacional; el consejismo alemán y holandés calificaron a la URSS tempranamente como «capitalista de Estado» mientras que Bordiga y la izquierda italiana nunca se solidarizaron con esa formulación; etc.). Estos materiales, lamentablemente, se conocen poco en castellano, pero pude leer algunos documentos y libros en idioma alemán e italiano que me permiten concluir que tanto Lenin como Trotsky tergiversaron -cuando no «maniobraron»- las posiciones de estos grupos.
      Saludos,
      Fernando.

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      Fernando

      10/07/2012 at 14:11

  15. Compañero Fernando. No hay nada que agradecer. Como ya he dicho, creo que este blog es un espacio sin censura, en el que, entre todos, buscamos una mejor aproximación a la verdad y una reafirmación crítica del marxismo. Su aclaración es pertinente. En general, en nuestro medio no se ha planteado casi nunca una oposición al estalinismo que no pase por las diferentes corrientes trotskistas. En ese sentido, sería importante una revalorización crítica del pensamiento y acción de varias escuelas marxistas que también tienen mucho que decir. No puedo desarrollar aquí toda una polémica sin irme del eje. Yo he tenido ocasión de leer bastante acerca de los pensadores que menciona, e incluso he polemizado con algunas corrientes que en ellos se inspiran. Solo te menciono algunas cosas al pasar. Anton Pannekoek fue uno de los primeros marxistas que reivindicaron abiertamente la crítica a las concepciones estancacionistas sobre el desarrollo de las fuerzas productivas. Bordiga reconoció el desarrollo en la postguerra, pero, proyectó el eclipse del capitalismo en una tercera guerra mundial que sobrevendría como consecuencia de la crisis de principios de los setenta. Desde ese entonces, varias de las vertientes que en el se inspiran funcionan con el esquema de la guerra mundial como fenómeno inevitable en la decadencia definitiva del capitalismo. Es cierto que hubo apreciaciones muy diferentes sobre balances y perspectivas de la lucha de clases entre ‘comunistas de izquierda’ y Lenin y Trotski. Donde los últimos pusieron el sambenito de ‘infantilistas’, los primeros hablaron de ‘oportunistas’. Creo que hubo apreciaciones exageradas por ambas partes. Habría que estudiar nuevamente esos debates. Bordiga tuvo un comportamiento ejemplar respecto de Trotski, incluso, rechazó la oferta de Stalin de ungirlo como secretario del PCI si se sumaba a la campaña antitrotskista. Trotski siempre se refirió a el con gran respeto e hizo un distingo respecto ciertos discípulos afiebrados. Hubo acercamientos, de los cuales surgieron las ‘Tesis de Lyon’ de 1926, pero, que terminaron en fracaso con errores por ambas partes. En mi opinión, la política del viejo estuvo teñida de cierta pedantería e infatuación (un hombre es su estilo) pero también había diferencias que eran dificiles de conciliar. Bórdiga también cometió muchos errores, no solo el rechazo a formar una internacional, sino, dejar huérfano de dirección a un gran acopio de militantes, no solo por las condiciones de persecución impuestas por el fascismo, sino, por su caracterización prematura de derrota que lo llamaron a cuarteles de invierno en aras de la preparación de las herramientas teóricas que serían base del ‘partido histórico’. Esto fue criticado incluso por tremendos cuadros de su propia corriente, como Onorato Damen, un dirigente obrero que se elevó a las alturas de los teóricos revolucionarios. Lo último. Bordiga sí definió a la URSS como ‘capitalismo de estado’. Es más, escribió una gran obra, fundamentándolo, que es muy digna de estudio. Aunque, si mal no recuerdo, fue posterior a la segunda guerra, la corriente ya sostenía esa definición, lo que llevó al PCInternazionalista a negarse a la defensa de la URSS en la guerra misma. De todos modos, la corriente, que se disgregó al infinito, desarrolló en la década del setenta algunas críticas consistentes, entre ellas, al uso de consignas de transición, postulándolas no como ‘puente’, sino, como ‘barrera’ al avance del programa comunista revolucionario en las masas. Es muy interesante su crítica a las ‘Tesis de Oriente’ y al rol y carácter de los sindicatos bajo el capitalismo imperialista.
    Gracias por la atención y disculpas a los lectores que no se interesen por estos temas.

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    AP

    10/07/2012 at 16:29

    • AP, cuando dije que Bordiga no definió a la URSS como «capitalista de Estado», era para la década del 20-30, cuando en ese entonces el consejismo decía que sí había capitalismo de Estado pero Bordiga no arriesgaba aún una caracterización. Valga la aclaración. Saludos.

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      Fernando

      10/07/2012 at 18:23

  16. ¿Cómo encaja en esta caracterización del comunismo de izquierda la «oposición obrera» de Ossinsky, Kollontai, etc.? ¿Cómo son valorados desde este medio, AP?
    (Espero no molestar con mis preguntas)
    Un saludo.

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    Pedro

    10/07/2012 at 17:36

    • Compañero Pedro. Es un tema muy complejo. Los documentos de la época recién se están estudiando. La discusión sobre la cuestión rusa estaba vedada en la Internacional. Se sabe que hubo contactos desde 1924 con la oposición clandestina que resulta de la ilegalización. La discusión arranca desde la ‘Plataforma de los 46’ que Trotski quiso asimilar a la declaración de la Oposición de izquierda de 1923, aunque estaba nutrida por dirigentes que habían pertenecido a ‘Centralismo Democrático’ y la ‘Oposición Obrera’. Bordiga se mantiene en un frente con la oposición trotskista y en los marcos del ‘leninismo’ aunque grupos consejistas tomaban distancia desde antes. La crítica al ‘Socialismo en un solo país’ en una fuerte confrontación con Stalin, la presenta en 1926, pero se mantiene en los marcos de la Internacional. Grupos sedicentes de la izquierda italiana en Francia, suscriben positivamente la plataforma de los 15 de 1927 proveniente de oposicionistas, cuyas figuras serán segadas casi en su totalidad. Sobre la base de esta plataforma surge el documento ‘Antes del Termidor’ editado en Francia y traducido al alemán por la esposa de Korsch, donde, en buena medida, se toman las posiciones de oposicionistas para criticar la burocratización desde el propio Lenin y se afirma por vez primera que la URSS se había convertido en un capitalismo de estado totalitario. Le aclaro que a mi no me molesta con sus preguntas y estoy seguro que el anfitrión de este blog no se molestará tampoco. De todos modos, nos alejamos de la nota. Habrá que seguirla, si en algún momento se plantea directamente como tema a discutir.

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      AP

      10/07/2012 at 21:44

  17. ¿Es posible que comprar una acción con el salario no se diferencie de comprar una acción con plusvalía?

    Los «casos intermedios» no ocurren entre propietarios de medios de producción y propietarios de fuerza de trabajo. Los casos intermedios aparecen cuando se aplican otros criterios que no son esos (funciones, ideología, etc.). El presupuesto de Marx es claro: cada uno que venga al mundo capitalista va a estar posicionado según esa estructura que, independiente de la voluntad de los hombres, los distribuye en clases sociales.

    Un trabajador es trabajador no porque se le ocurre ir a trabajar, vendiendo su fuerza de trabajo, para una empresa que se la compra. Es un trabajador «antes» que suceda eso, porque ya está posicionado en la estructura como desposeído de los medios de producción y como propietario de su sola fuerza de trabajo.

    Un trabajador que compra acciones, es un suceso que depende enteramente de su voluntad: la de querer comprar acciones o no comprarlas. Aquí no hay posicionamiento estructural alguno, todo ocurre de acuerdo a lo que quiera o no la persona.

    Sin embargo, en el caso de la estructura de Marx, el trabajador puede no vender su fuerza de trabajo y esto depende de su voluntad, pero no va a modificar en nada el posicionamiento estructural (que no depende de su voluntad ni la del capitalista), sea que decida venderla sea que decida no venderla. En un caso será asalariado y en el otro «ejército de reserva» (desocupado). Incluso el capitalista puede decidir vender sus medios de producción y hacerse obrero, pero en nada cambia el posicionamiento estructural.

    Siempre va a ser insuficientemente explicado aquello de que los hombres entran en relaciones «independientemente de su voluntad» (ver Contribución a la crítica …). Pero parece que hay que insistir continuamente sobre esto.

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    oti

    11/07/2012 at 19:07

    • Rolando Astarita dice «conozco bastante a la escuela austríaca» aunque por sus conclusiones se advierte que solo conoce muy poco. Sí se lo puede ver hacer un esfuerzo denodado para amortiguar -o seguir escondiendo según sea el caso- la refutación a las categorías de explotación, plusvalor y demás magias de la seudocientífica novela Marxiana.

      Pocos Marxistas conocen a la escuela Austriaca, y los que la conocen, terminan inexorablemente siendo austríacos. Claro, eso es precisamente lo que piensan los marxistas de sus propios postulados, pero no advierten que, por caso, sus generalizaciones son meras pretensiones especulativas que siempre conducen a los mismos lugares: a grandes congresos de reconstrucción teorética conceptual y grandes peleas de politburó, o a sociedades de perseguidores y perseguidos que se descuartizan en matanzas y dirigismos. Aunque también podríamos poner un islote repleto de miserables que entregarían parte de sus extremidades a los tiburones con tal de salir de allí…

      Pero claro, al igual que el mentor de sus mentes, cuando trataba de «vulgares» y demás apelativos a sus oponentes teóricos, intentan atacar pensamientos y marcos alternativos con argumentaciones «ad-hominem» como «rallos y centellas» o «Huerta de Choto». Aunque no han advertido que el libro de Huerta de Soto, sobre el dinero, el crédito bancario y los ciclos económicos, es una obra con la suficiente altura para ser piedra de toque y citada en el parlamento ingles para la reforma de la ley Peel, ni más ni menos -y seguramente el interminable ejército de lloronas marxistas comentará e intentará desintegrar en los próximos 50 años con el lamento boliviano de la explotación ya harto conocido-.

      Lo que ahora desde la «crítica» en este blog se observa en los «ajustes» europeos (en especial España) no es otra cosa que un remedio no utilizado nunca para una enfermedad que lleva 300 años. Claro, dentro de unos años, los marxistas continuarán con «su crítica» sin advertir que siempre han estado el otro lado del mostrador del pensamiento. Y es que no son sus argumentaciones fruto de una concatenación de hipótesis deductivas, o un saber permeable para los seres humanos en tanto relación sensible, sino una chamanica superchería articulada, movida por la energía acumulada de frustraciones de antaño y expectante eterna de una redención justa; expectación eterna que se objetiva inconscientemente, pasando -para esta muchachada «en lucha»-, su imposibilidad inadvertida dada su inexistencia probada en el mundo de lo probable.

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      The Boxer

      20/07/2012 at 12:18

    • En otras notas he respondido a la clásica critica austriaca a Marx, en especial a la transformación de valores a precios. Remito a ella.
      La teoría subjetiva del valor me sigue pareciendo carente de fundamento científico, y así lo he explicado en varias respuestas a «comentarios». A lo que se agrega que la teoría austriaca del capital es lógicamente incoherente. ¿Para qué insisten con todo eso? Lamentablemente, en su comentario solo encuentro adjetivación, y para colmo, de bajo nivel.

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      rolandoastarita

      20/07/2012 at 17:23

  18. Rolando Astarita, no ha respondido en ningún momento a la «clásica crítica austríaca a Marx», si considera que aquellos escritos son una respuesta científica, es probable que haya algunos ítems de epistemología de la ciencia que ha pasado por alto.

    ¿Suena arrogante plantear eso a alguien que maneja los conceptos de Hegel? Pues bien, la lógica positiva ha demostrado hace más de 100 años la falacia conceptual de la teoría de la explotación, del plus valor y del valor trabajo, y es precisamente en esos puntos donde se gira y rodea con generalizaciones que solo ponen oscuridad para no iluminar algo que, se sabe, está acabado.

    Con construcciones ad-hoc y demás categorías, se denuncian los conceptos inexplicables, como emanaciones de una estructura de pensamiento «dominante». A ciencia cierta es imposible que Rolando Astarita y sus seguidores reconozcan un conocimiento posible más allá del marxismo; su ciencia es inimputable precisamente por lo indemostrable de sus postulados. En realidad no es una ciencia, sino una novela más o menos bien contada; aunque claro, olvidaba que el concepto de ciencia en los términos que se plantean desde el capitalismo moderno, es un «pensamiento burgués» ¿No es así?. He aquí algunas palabras utilizadas para generalizar y evadir, suelen llamarse palabras comadreja, por el mito de la comadreja que vaciaba el contenido de los huevos dejando intacta su cáscara. Entonces, dejo algunas cosas que se empacharan de leer en una clásica «crítica marxiana»:

    Socialmente necesario
    Fuerzas productivas
    Relación concreto/abstracto -acompañando conceptos-
    Neoliberalismo
    Explotación
    Valor promedio
    Valor Social
    Fuerzas sociales
    Clases sociales

    Entre otras tantas categorías que, en apariencia parecieran decirnos algo, pero en esencia están más vacías que aquel huevo del mito.

    Y que quede claro algo aquí y ahora, si bien puede parecer agresivo el tenor de mi comentario, hay que observar como permanentemente atacan ad-hominem a otros pensamientos, reitero, Huerta de choto y Rallos y centellas son apenas una muestra de cómo se agrede solapadamente. Así que por favor, no se victimicen ante esto, eleven la frente y estoicamente háganse cargo.

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    The Boxer

    20/07/2012 at 19:08

    • The boxer. Se pregunta si sus afirmaciones suenan arrogantes. No solo suenan, lo son, más aún cuando no se acompañan de media idea o argumento serio que las avale. En este blog se han desarrollado varias polémicas con defensores de la escuela austríaca. Por convicción de método o fingida diplomacia, la mayoría de quienes lo hicieron desde las filas en que usted revista, adoptaron un tono respetuoso. Incluso a quienes se pasaron de la raya, se les contestó con respeto y fundamentados argumentos. No veo por que no lo registra y acusa a ‘los marxistas’ de ataques ‘ad hominem’ por un par de sarcasmos traídos de los pelos, que, por lo visto, lo preocupan mucho. El primero es un insulto que, si mal no recuerdo, fue proferido por un forista. Lo rechazo por grosero e idiota. El segundo es una ironía De Diego Guerrero que encabeza una respuesta al economista Rallo, discípulo de Huerta de Soto, quien le dirigiera una crítica. En algún momento recomendé que se leyera y lo sigo haciendo. Tiene ciertos visos de mofa, pero es irreprochable en los argumentos contra la teoría subjetiva del valor. Se notó que al igual que en su caso, resintió el ego del intelectual en cuestión, al punto que emitió varias réplicas, en mi opinión, notables por su mediocridad. Lo último. Quien niega la explotación capitalista, en el fondo, la defiende, por que la ejerce, o vive de sus migajas. Decir que forma parte de una ‘novela bien contada’ es propio de un demagogo o de quien se ha creído sus propios cuentos. No se puede quejar, de última, no hago más que devolverle su propio sermón. No se victimice, eleve la frente y estoicamente, hágase cargo….de su hipocresía o de su dogma y si quiere polemizar, hágalo con argumentos.

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      AP

      21/07/2012 at 02:03

  19. Observé aquellos intercambios y los argumentos ahí están, la vida misma se ha encargado de entregarlos y ponerlos a prueba, mal que les pese. En aquellos intercambios hubo un sinfín de planteos que no fueron contestados, como la tautología generada entre idea-materia en el giro de Feuerbach, entre otra cosas. No voy a volver sobre el eterno tema del valor trabajo del cual ya está harto comprobada su falacia. Al respecto de la «explotación capitalista» no se trata de negarla o defenderla en un sentido de lucha, se trata de ciencia mi estimado, algo que se ve, está bastante lejos suyo por lo visto. Aunque, es cierto, sin esas contraposiciones «negación» «defensa» en carácter de alguien o algo en un sentido «social», se presentaría un vacío que carcome el sentido de existencia de esta seudo teorización marxiana. Sin lucha, sin un malo a quien derribar y un bueno a quien enaltecer, no tenemos nada de nada ¡¡Que horrible sentir eso!! ¿Verdad?

    Me despido por ahora con unas palabras de Ludwig Von Mises que, creo, sintetiza muy bien a donde llevan los señalamientos hacia el ser, hay que tener cuidado cuando ponemos patentes y creemos divertirnos intelectualmente transformando falacias en seudo verdades; «A los ojos de los marxistas, Ricardo, Freud, Bergson y Einstein se equivocan porque son burgueses; en los ojos de los nazis se equivocan porque son judíos. Ludwig Von Mises.» Ludwig Von Mises.

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    The Boxer

    21/07/2012 at 10:33

  20. A ver, no es tan difícil la cosa muchachos: la refutación consiste precisamente en que sus categorías son irrefutables; ¿Entendieron ahora? Por las dudas háganse un taller de Popper -siempre quitando el prejuicio de por medio, obviamente- y analicen sus desarrollos sin pensar que «están leyendo a un burgués».

    Astadiego, allí hay algunas cosas planteadas por Jorge que, no solo que no fueron contestadas, sino que mostraron que su interlocutor hizo agua por todos los costados en tanto categorías y conceptos, para muestra basta un botón; en una de las contestaciones se confunden leyes con teorías, a lo que hubo que aclarar algunos puntos y en donde se «pide disculpas por lo apresurado de la respuesta». Alguien apresurado puede escribir mal, u otra cosa; pero decir que se “eleva una teoría al rengo de ley” es algo que un científico o un aprendiz de tal no confundiría. Menos aún alguien que degusta el desdén de lo aparente –las leyes están concentradas en ese nivel-. Es más o menos como que un jugador de foot-ball confunda su pelota con una guinda de Rugby.

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    The Boxer

    21/07/2012 at 20:47

    • Estimado «The Boxer»;
      Me da la impresión que no ha comprendido bien mi comentario. Usted está entablando una discusión fuera de contexto. Lo traigo al tema:
      ¿Impuesto a los salarios o a las ganancias?
      Vuelvo a invitarlo a que lea y comente en algunas de las siguientes entradas:
      El diario “La Nación” y la enseñanza de Economía
      Macroeconomía del mainstream y crisis
      Respuesta a una crítica a la teoría del valor de Marx
      En esas entradas se desató un debate entre austriacos y marxistas con argumentos algo más sólidos y elevados que los que plantea aquí y ahora.
      Me he tomado el trabajo de traer todos los enlaces con los comentarios firmados por un tal Jorge y que han sido debidamente respondidos. Ésto lo hago para que pueda ayudar a Jorge en su debate y le facilite nuevos argumentos [por cierto, claro que puede repetir la metáfora del futbolista que encandila por su profundidad].

      Comentarios de Jorge:
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      En el caso que vuelva a insistir con el debate descontextualizado su comentario no será aprobado.
      Tómese un minuto de más y lea el andamiaje que proponemos para comentar
      aquí.

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      astadiego

      22/07/2012 at 08:06

    • Ante la imposibilidad de aportar argumento serio, sigue la cháchara distraccionista. Ahora el punto son las ‘categorías irrefutables’. Usted, que de seguro ha hecho varios talleres sobre Popper, y se ufana de ser muy versado en materia de epistemología, no se le debe perder por el camino, que el ‘racionalismo crítico’ (vulgarmente conocido como falsacionismo) en principio ingenuo y luego ‘sofisticado’ (según Lakatus) no escapa a la ‘falsabilidad’ de los contraejemplos, por lo que se convierte en relativismo agnóstico, incompetente para la verificabilidad de las teorías y por ende enteramente aplicable a la teoría subjetiva del valor. Su crítica a la TLV como ‘categoría irrefutable’ parte de otra ‘categoría irrefutable’ por lo que su crítica es inconsistente y sigue sin demostrar absolutamente nada. Por último, sobre la definición conceptual y relación entre conjeturas, hipótesis, teorías y leyes, hay un amplio campo de debate que no impide ir al grano de la confrontación entre TLV y teoría subjetiva del valor. Lo suyo es un recurso retórico para esconder bajo una hoja de parra, que no tiene nada original para agregar a lo que ya se ha dicho en las abundantes polémicas que se le han recomendado repasar. Los defensores de la escuela austriaca han planteado ejemplos de ‘excepción’ a la TLV que son enteramente falsables y otros que, no siéndolo, escapan al campo explicativo de la teoría, por lo que resultan improcedentes. El problema estriba en que la escuela austriaca pretende explicar la formación de todos los valores por estimaciones subjetivas (hipótesis? o teoría? o ley de la formación de los precios?) lo que es enteramente falsable para la formación de los valores y precios de más o menos dos millones de mercancías. En todo caso, suscribo la recomendación del compañero Astadiego sobre retomar en las notas correspondientes.

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      AP

      22/07/2012 at 13:38

  21. Lo que el obrero vende al capitalista no es su trabajo sino su fuerza de trabajo, o sea que el obrero se compromete mediante un contrato a realizar un trabajo a cambio de un salario equivalente al valor de la fuerza de trabajo o sea al valor del conjunto de bienes necesarios para su existencia. El proceso de trabajo no es lo mismo que el proceso de valorización, es decir, la cantidad de trabajo que realiza el obrero en la jornada laboral para producir la mercancía es superior a la cantidad de trabajo necesario para reproducir el valor de su fuerza de trabajo. Esto permite explicar cómo se produce la plusvalía y el plusproducto.

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    mercadeo

    29/07/2012 at 03:21

  22. La plusvalía relativa se presenta cuando el capitalista reduce el tiempo necesario manteniendo invariable el tiempo exigido al trabajador y el salario pagado, lo cual aumenta la plusvalía en la medida en que se disminuye el trabajo necesario.

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    silver price

    09/08/2012 at 11:36

  23. Tengo una duda, un sindicato esta exigiendo esto:

    El ultimo punto, sobre que el impuesto a las ganancias lo pague la patronal, entiendo que en tanto no se detenga la baja de los salarios sería solo una cuestión de ingenieria impositiva. Cuanto mucho habria que hacer hincapie en que lo que se esta tratando es de bajar los sueldos por la via de no ajustar el minimo imponible.
    Es así o me estoy equivocando.
    Desde ya gracias.

    Saludos.

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    Gerardo Daniel

    03/07/2013 at 12:09

  24. Hola gente, buenas tardes. Tengo que rendir un parcial de economia mañana y una de las preguntas que tendria que responder seria:

    DESDE EL PUNTO DE VISTA MARXISTA, ES APROPIADO APLICAR EL IMPUESTO A LAS GANANCIAS A LOS SALARIOS? SI? NO? PORQUE?

    Si alguien me da una mano les agradecería mucho, saludos!

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    Gonzalo

    23/11/2016 at 19:07

  25. Señor Astarita; Siempre lo leo con mucha atención y realmente creo que usted es uno de los grandes marxistas que comprende donde se debe poner el foco para superar los principales problemas que tiene actualmente el marxismo. De manera acertada usted hace mucho hincapié en los procesos de valorización por un lado y en la dialéctica entre el ser social y la conciencia por el otro. Simplemente le agradezco mucho su labor académico y militante, en tiempos como los que vivimos es fundamental fortalecer conceptos como los que usted transmite en sus libros y artículos.

    Saludos.

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    Gonza

    08/12/2016 at 23:56


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