Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Inversión y la «estructura social de acumulación»

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn notas anteriores (ver 1 y 2) he polemizado con la idea, defendida por economistas defensores del gobierno, de que basta con estimular la demanda de consumo para que haya desarrollo de las fuerzas productivas, y la economía argentina deje atrás su carácter dependiente y atrasado. En ellas he reivindicado la tesis fundamental de los fisiócratas, Ricardo, Marx y diversos enfoques heterodoxos, como los neoschumpeterianos o incluso de keynesianos, de que la tasa de crecimiento depende de la propensión a ahorrar e invertir productivamente, de los capitalistas. Es la tasa de acumulación del capital la que determina el ritmo del cambio tecnológico, permite el aumento de la capacidad productiva, y determina, en consecuencia, la forma en que evoluciona el consumo. Keynes y los keynesianos de Cambridge, como Kaldor, apuntan también que es la decisión de inversión la que determina la tasa de ahorro, y no al revés, como piensan los neoclásicos (la problemática de la separación ahorro-inversión estaba ausente en los clásicos). En cualquier caso, en todos estos enfoques el centro de la atención está puesto en cuáles son los motivos y alicientes para la inversión capitalista. Subrayemos que en Ricardo y Marx, tal vez la variable fundamental es la rentabilidad realizada, y esperada, de la inversión. En Marx, por otra parte, la rentabilidad esperada, a su vez, puede estar influenciada por la evolución esperada de la demanda (el llamado principio del acelerador), pero ésta no es la variable única, ni determinante.

Como he explicado en la nota precedente, la tesis de que basta con que haya demanda de consumo para que la inversión se mantenga firme, está haciendo agua. Sin embargo, frente a la desaceleración de la economía, el gobierno insiste con la receta equivocada. Es que el plan de créditos para la construcción de viviendas apunta a estimular consumo, y no apunta al eje del problema, que es la debilidad de la inversión productiva (dejemos de lado ahora la discusión sobre lo apropiado de utilizar los fondos de la Anses para esto). El problema central del crecimiento capitalista sigue pasando por qué porción de la plusvalía se destina a la inversión productiva. Y en Argentina, una parte importante del excedente no se reinvierte en ampliar la matriz productiva, y se coloca en activos financieros en el exterior; o se destina al consumo suntuario, o a la construcción inmobiliaria de lujo.

El enfoque del marco social de la acumulación

A partir de lo anterior, se plantea la pregunta de por qué en Argentina la inversión se ha mantenido relativamente débil, si la rentabilidad del capital, a lo largo de estos años, ha sido elevada. Una primera respuesta a esta importante cuestión podría señalar que, si bien la ganancia promedio fue muy alta, fue sin embargo muy desigual entre sectores. Por ejemplo, y a juzgar por los balances que presentan en Bolsa, las empresas eléctricas han tenido un desempeño en términos de rentabilidad muy inferior al promedio. Como hemos argumentado en otras notas, o en Economía política del subdesarrollo y la dependencia, los cambios bruscos en el tipo de cambio, afectan de manera muy desigual la rentabilidad entre sectores transables y no transables, y por esta vía a las tasas de crecimiento de las ramas.

Sin embargo, las diferencias de rentabilidad entre sectores no alcanzan a explicar el fenómeno. Pensamos que es necesario incorporar otros elementos de análisis, y en este sentido el enfoque conocido como la “estructura social de la acumulación” puede ayudarnos a avanzar. La ESA fue elaborada por marxistas de EEUU, y en lo que sigue lo resumo siguiendo a David Gordon (1980).

Gordon comienza planteando que al estudiar el desarrollo capitalista los marxistas cometieron el error de dar por supuesta la estructura básica de las relaciones sociales, sin considerar propiamente las conexiones entre la estructura y las contradicciones de las relaciones sociales que condicionan la acumulación, y las dinámicas puramente “económicas”. La tesis entonces es que la acumulación del capital no puede tener lugar en el vacío o en el caos, y que los capitalistas no van a invertir en la producción si no pueden calcular razonablemente una tasa esperada de rendimiento. Si no se da esta posibilidad, buscarán tener rentabilidad colocando el dinero en la esfera financiera (en un país como Argentina diremos que en el sector financiero en el exterior). Pero las expectativas y cálculos sobre rentabilidad se basan no solo en variables sobre las cuales los capitalistas tienen influencia directa, sino también sobre un complejo de relaciones sociales en general que individualmente no pueden transformar. Estas condiciones ambientales incluyen no sólo factores económicos, como la disponibilidad de crédito y el nivel de demanda esperada, sino también sociales y políticos, como la confiabilidad de la fuerza de trabajo potencial, la estabilidad de los gobiernos de los países en los que invierten sus capitales, y el apoyo de la política gubernamental a la acumulación en general. A mayor estabilidad del “medio ambiente social”, señala Gordon, más probable será que los capitalistas acumulen para extraer la mayor plusvalía posible. Si bien esta proposición no es discutida por los marxistas, sin embargo es poco apreciada.

Motores y requisitos para la acumulación

En su trabajo Gordon habla de motores de la acumulación, y de requisitos sistemáticos e individuales para que ocurra. Los motores de la acumulación son básicamente la competencia entre los capitales y la estructura de la lucha de clases. La primera puede llevar a los capitalistas a exigir medidas que moderen la competencia, para prevenir inestabilidad económica. La segunda se refiere al conflicto entre el capital y el trabajo, que si bien es inherente al modo de producción capitalista, su intensidad depende de un conjunto de relaciones sociales que afectan la conciencia y fortaleza de capitalistas y trabajadores.

En cuanto a los requisitos sistemáticos, comprenden el sistema monetario (la inestabilidad de la moneda obstaculiza la acumulación), y la estructura del Estado. Por caso, si masas de ciudadanos empiezan a imponer sus derechos sobre los derechos de propiedad del capital, puede amenazarse la paz de la acumulación del capital. Además, están los requerimientos para la acumulación individual de capital. Por ejemplo, los capitalistas deben asegurarse aprovisionamiento de materias primas o energía, así como el acceso a equipos de producción. En este punto, Gordon recuerda que Marx planteaba que interrupciones repentinas en la oferta de productos intermedios podían generar un prolongado estancamiento, que se reflejaría en toda la economía. Por otro lado, es necesario que la familia, la escuela y otras instituciones garanticen una oferta apropiada de fuerza de trabajo. Otros factores son la estructura del mercado de trabajo, el acceso al crédito y las tasas de interés, y las estructuras sociales que contribuyen a la demanda del consumidor (por ejemplo, los sistemas urbanos de energía pueden contribuir a que se consuman aparatos eléctricos, etc.).

La unidad de la estructura social de la acumulación

Gordon sostiene entonces que este compuesto social de estructuras individuales tiene que existir y funcionar adecuadamente para que la acumulación del capital se dé libremente. Es un compuesto que comprende el “medio ambiente social”, cuya estabilidad es clave para el capital. A ese compuesto lo llama la ESA. En su versión más fuerte, la hipótesis de la ESA sostiene que el medio social equivale a más de la suma de las relaciones institucionales individuales. En este sentido, el planteo coincide con el método materialista histórico que pone el acento en la totalidad del proceso de desarrollo histórico en las formaciones sociales concretas. “El bosquejo antes mencionado de las instituciones elementales de la estructura social de acumulación, subraya la necesidad de estudiar la serie completa de relaciones dentro de una estructura social de acumulación, y no solamente las relaciones de explotación en la producción o las variaciones en el grado de competencia y monopolio…”, señala Gordon. Y agrega que “los marxistas tienen la responsabilidad analítica de aceptar y estudiar la lógica de estas relaciones a lo largo de la lógica y dinámica del modo de producción y la totalidad concreta de la historia misma”.

Señalemos por último que en base a esto se puede formular una hipótesis sobre la interdependencia mutua entre las leyes de la acumulación y la dinámica interna de una ESA específica. Por ejemplo, una crisis económica puede amenazar la estructura de la ESA, en particular, en la medida en que muchas instituciones que componen la ESA requieren fondos para su mantenimiento y reproducción. Por otra parte, la inestabilidad de una ESA puede contribuir a la posibilidad y el desarrollo de una crisis capitalista.

Una conclusión política

Mucho de lo planteado por el enfoque de la ESA se vincula con los trabajos de los marxistas que han subrayado el rol del Estado en tanto garante de las condiciones generales de la reproducción del capital (por ejemplo, Altvater 1988). Estos abordajes añaden una dimensión que puede adquirir relevancia a la hora de analizar las relaciones entre el capital en general, y el Estado, y los gobiernos, en Argentina, o en otros países subdesarrollados. La tasa de rentabilidad es importante en la decisión de acumular, pero esta decisión se toma en el marco de consideraciones más amplias, que aluden al modo de producción como un todo. Significativamente, en Trabajo asalariado y capital, Marx señalaba que “las relaciones de producción forman en su conjunto lo que se llaman relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo”. En una época de profunda internacionalización del capital, y debido al carácter comparativo de las condiciones sociales y políticas para la acumulación, los capitales no invierten en donde consideran que esas condiciones son menos favorables. No es una cuestión de «patria», sino de lógica capitalista.

De lo anterior también se desprende una conclusión política elemental, que muchas veces pasada por alto: no se puede ser marxista y participar de los órganos de conducción del Estado capitalista. La actividad del marxismo -la critica ideológica, la acción política, la defensa de los intereses inmediatos del trabajo- se basa en la lucha de clases. La función del Estado capitalista es contribuir a crear las mejores condiciones para que el capital explote al trabajo y reproduzca en escala ampliada esa explotación. En particular, el Estado capitalista busca desviar o ahogar el conflicto entre el capital y el trabajo, una condición indispensable para que la acumulación del capital proceda de la forma más segura y libre. Pero entonces un “marxista” puesto a director de orquesta del Estado capitalista, es una “contradicción en los términos”, un absurdo. La razón última es que el desarrollo de la acumulación capitalista depende enteramente de la seguridad en la continuidad de la explotación del trabajo.


Textos citados
:
Gordon, D. (1980): “Etapas de acumulación y ciclos económicos largos”, CIDE, Cuadernos semestrales Nº 7, pp. 19-54.
Altvater, E. (1988): “Notas sobre algunos problemas del intervencionismo de Estado”, en H. Sonntag y H. Valecillos (editores), El Estado en el capitalismo contemporáneo, México, Siglo XXI.


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Inversión y la «estructura social de acumulación

Written by rolandoastarita

15/06/2012 a 12:32

15 respuestas

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  1. Rolando, al comienzo del artículo decís que «la tasa de crecimiento depende de la propensión a ahorrar e invertir productivamente, de los capitalistas».

    Pregunto: «ahorrar» e «invertir productivamente», ¿no son hechos antagónicos? (estoy interpretando «ahorrar» como «no invertir productivamente» sino como atesorar o poner las ganancias en una institución financiera -lo cual puede significar o no una inversión productiva efectuada por otros capitalistas).

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    Eduardo

    15/06/2012 at 23:58

    • Se puede considerar el ahorro la parte del ingreso que no se consume. En la literatura neoclásica el ahorro lo realizan los hogares, y fluye siempre a la inversión. Si se pone el acento en las empresas, el ahorro sería la parte de los beneficios retenidos por las empresas; y el consumo surge de los dividendos repartidos por las empresas (otra parte de los dividendos puede no ser gastada en consumo). Ahora bien, de la parte de la plusvalía que no se consume, no toda va automáticamente a la inversión productiva. A veces se mantiene en líquido; o se puede colocar en el sistema financiero, en el exterior, etc.

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      rolandoastarita

      16/06/2012 at 15:07

  2. A ver si entiendo:

    «…frente a la desaceleración de la economía, el gobierno insiste con la receta equivocada. Es que el plan de créditos para la construcción de viviendas apunta a estimular consumo, y no apunta al eje del problema, que es la debilidad de la inversión productiva…»

    De la idea expuesta en la frase anterior podría deducirse que la «receta no equivocada» del gobierno sería entonces impulsar la inversión productiva, sea mediante incentivos, sea mediante inversión propia. Si bien esta deducción -me parece- podría parecer hasta cierto punto aceptable, inmediatamente se plantearía la cuestión de, con qué fondos se incentivaría a las empresas privadas o se harían las inversiones directas por el estado, y más allá de eso, cuál sería el resultado de esas inversiones en un marco recesivo. Lo que quiero decir, es que me parece qüe la frase «el gobierno insiste con la receta equivocada» induce a pensar que el gobierno «podría hacer otra cosa» para, «entonces sí», solventar el marco recesivo; y no creo que sea esa la idea que se quiere transmitir, que contradiría la idea base de que de a las crisis no se las evita o se sale de ellas con «políticas acertadas» (o «recetas no equivocadas»).

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    Eduardo

    16/06/2012 at 00:19

    • Un gobierno capitalista puede tener un diagnóstico equivocado o correcto de las causas de una crisis, o de una desaceleración económica. A partir de esto, puede plantearse políticas que atenúen una crisis, o una recesión, o la agraven. De la misma manera, el desarrollo económico y la acumulación de capital puede ser alterado de manera bastante sustancial por las políticas económicas. Las leyes económicas (ley del valor, de la acumulación, etc.) operan en entornos sociales y políticos determinados. Por ejemplo, pienso que no sin introducir en el análisis las políticas del Gobierno no se puede explicar la falta de inversión en transporte e infraestructura de transporte; o en el campo energético; o por qué existe una crisis en la industria frigorífica, o ha caído tanto la producción de trigo. Según el razonamiento de muchos defensores de las políticas K, y de muchos voceros del gobierno, bastaba con incentivar el consumo (de energía, de carne, el transporte, etc.) para que hubiera inversión en estos sectores. Esto es lo que no funciona como los K-economistas dicen que funciona. Por eso, desde hace años he estado planteando que la acumulación en Argentina tiene bases débiles; que a pesar del relato oficial, continúa siendo un capitalismo atrasado y dependiente. La respuesta que me dieron fue que incentivando la demanda vía consumo, se garantizaba un crecimiento sólido. Cuando esto se revela por los cuatro costados que no es así, repiten la receta.

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      rolandoastarita

      16/06/2012 at 15:18

  3. Compañero. Uno de los lugares comunes más frecuentados por los voceros del capital, para explicar la debilidad de la inversión es la ‘falta de seguridad jurídica’. Otro, el enfebrecido ‘estatismo’ de ciertos gobiernos y su ‘tolerancia’ para con las reivindicaciones sindicales. También el de los ‘costos del populismo’. Su nota, muestra que detrás de estas consignas hay un fundamento de verdad, cuyo trasfondo son intereses materiales contrapuestos, entre fracciones capitalistas y entre el capital y el trabajo. A pesar de que todo gobierno burgués es una ‘junta general de negocios’ de los explotadores, es lógico pensar que la existencia del antagonismo primario y secundario influya en las decisiones políticas y estas, a su vez, incidan en los marcos puestos para la acumulación capitalista, en el cual, la estabilidad de las variables macroeconómicas resulta vital, en especial, la magnitud de la inflación y el tipo de cambio. Dada la alta movilidad que han adquirido los capitales en la etapa actual y su creciente internacionalización, resulta utópico suponer que la tasa de inversión pueda ser regulada por otra cosa que no sea la generación de escenarios de alta rentabilidad y estos no pueden ser creados a voluntad, sobre todo cuando el mercado es limitado y el costo laboral elevado respecto de otras áreas. El actual gobierno, no puede apelar a otra cosa que no sea una fuga hacia delante, con tal de posponer la inevitable devaluación. Su proyecto fantasioso acerca de crear una ‘burguesía nacional’ se estrelló contra la naturaleza maximizadora de la ganancia de todo capital. Viene a cuento lo de ‘Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo’ o tal vez mejor parafrasear a Maradona, en este caso ‘Billetera mata charlatán nac and pop’. Desde hace años, se viene reconociendo semioficialmente que sería imposible sostener en el tiempo tasas chinas de crecimiento sin, cuando menos, duplicar la tasa de inversión industrial, por lo cual, la economía habría de enfriarse lentamente. Los abultados excedentes externos no fueron empleados en este cometido, por lo que hoy se pagan las consecuencias. El punto es que, no me parece que Argentina, en los últimos diez años, haya experimentado grandes restricciones regulatorias, ni tampoco fuertes conmociones políticas o cuestionamientos radicales por parte de los de abajo. No niego la influencia de estos factores en general (aunque como afirmaba T Dos Santos, es difícil correlacionarlos con el movimiento cíclico del capital o las grandes líneas de desarrollo tendencial) El crecimiento estable (o sustentable) es imposible sin el aumento de la inversión en áreas claves de la producción y a su vez, el crecimiento de la inversión es imposible si no se garantiza la estabilidad de largo plazo. Tal es la paradoja, al aparecer, insoluble. En lo que respeta a los ‘marxistas’ que asumen compromisos de gobierno. La historia muestra infinidad de casos de prostitución ‘ministerialista’. Lo que hoy vemos en Argentina no es más que la demostración palmaria de que la burguesía es maestra en el arte de cooptar elementos prometedores provenientes del ‘marxismo’ para disfrazar con un barniz renovado el núcleo de las políticas antiproletarias. De todos modos, aquellos que llegan a puestos prominentes son excepcionales. Lo más peligroso es la enorme masa de ‘intelectuales’ que profesan y educan en un ‘marxismo castrado’ y la legión de trepadores y arribistas movilizados por medio del aparato del estado, cuando no, por mera imbecilidad decretada.
    Gracias.

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    AP

    16/06/2012 at 03:15

  4. «En una época de profunda internacionalización del capital, y debido al carácter comparativo de las condiciones sociales y políticas para la acumulación, los capitales no invierten en donde consideran que esas condiciones son menos favorables.»
    «Un gobierno capitalista puede tener un diagnóstico equivocado o correcto de las causas de una crisis, o de una desaceleración económica. A partir de esto, puede plantearse políticas que atenúen una crisis, o una recesión, o la agraven. De la misma manera, el desarrollo económico y la acumulación de capital puede ser alterado de manera bastante sustancial por las políticas económicas.»

    Acuerdo con estas ideas, Rolo, y me parece que es importante considerarlas en forma conjunta, de modo que ambos conceptos quedan relativizados entre si.

    De todas formas, y sin pretender ponerme en defensor del gobierno y de sus ideas, me parece que la incentivación de la demanda, sin ser -como se pregona- una panacea, tampoco tiene -creo- un efecto neutro, y es una de las medidas que están al alcance del gobierno burgués de turno. Tal vez podría decirse que los K-gobernantes no supieron aprovechar los mejores momentos del ciclo para emprender o impulsar inversiones que hicieran de la nación argentina una estructura social de acumulación más vigorosa y más apetecible para los capitales. Hoy pareciera que no tienen más remedio que hacer lo que hacen, en la esperanza -de ellos- de pasar la crisis del modo más suave que les sea posible. Hoy por hoy, me parece que la gravedad del impacto local dependerá en gran medida de los que ocurra en las metrópolis, ya que es muy difícil -sino imposible- que una economía en particular pueda mantenerse al margen de lo que ocurre en la economía mundial. Del lado de la burguesía no veo mejores planes que los de los «K», del lado del proletariado tampoco observo propuestas que puedan fementar en las grandes masas o al menos en una vanguardia amplia.

    ¿Cuál sería la línea que los marxistas deberían llevar adelante en esta etapa?

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    Eduardo

    16/06/2012 at 18:37

    • Compañero Eduardo. Discúlpeme que me entrometa en su intercambio con el compañero Rolando. La pregunta que usted formula es el corolario necesario de todo análisis político. En una etapa de profunda dispersión de las fuerzas marxistas, aflora el ‘Que hacer’ como interrogante casi existencial entre quienes siguen optando por ser (marxistas) a no ser. Hablar de ‘línea’ presupone partido o, en su acepción más general, organización para la lucha revolucionaria. Pero, en la realidad, no existe una (o algunas) organizaciones que aglutinen a los marxistas, sino, una constelación de agrupamientos que se referencian con el marxismo, en diferentes subespecies. No se si usted se refiere a un consejo para marxistas independientes o a una recomendación general que sugiera un cambio de rumbo de los marxistas organizados. En cualquiera de los casos, no creo que se le pueda responder más que con generalidades. En mi modesta opinión, en la actualidad, no hay posicionamiento táctico, o ‘línea’ que pueda revertir de manera rápida la derrota o retroceso de las fuerzas proletarias. La ‘línea’ consiste en adoptar posiciones de principio frente a los planes de las distintas fracciones burguesas (que consisten en variaciones de la misma melodía) y tomar distancia de las propuestas social-utópicas de reformas radicales impulsadas en coexistencia con el estado burgués a través de fantasmagóricos ‘gobiernos de los trabajadores’ surgidos de las urnas o de una inespecífica ‘movilización de las masas’. La excelente polémica que se desarrolló en este blog sobre el ‘Control Obrero’ es una muestra homeopática de lo que debería de hacerse y extenderse al ámbito militante, para que la vanguardia vaya formándose una opinión propia, por fuera de los relatos dogmáticos y autoproclamativos.
      Se palpa en su pregunta una tensión de la voluntad hacia ‘propuestas’ que tengan ‘pegada’ y que permitan sacarnos del marasmo y la marginalidad. Es el inevitable síntoma del hastió que causa la ineficiencia de los métodos que hasta ahora se han venido aplicando sin éxito alguno. Sin que se perfile una alternativa concreta. Desearía con todo el fervor del mundo, que el compañero Rolando, o alguien pudiera brindarle una respuesta más concreta, que no pase por ser ‘oposición irreconciliable’ a toda engañifa de la burguesía y militantes consecuentes del programa histórico de la clase obrera. La única salida es comenzar a unir los fragmentos dispersos bajo un auténtico programa comunista, lo que, hasta ahora viene siendo una tarea histórica más difícil que la cuadratura del círculo. Entiendo que el compañero Rolando es reacio en esta etapa a la formulación de un programa, en tanto no se hayan sentado nuevas bases teóricas que lo fundamenten y en ello compromete su mayor esfuerzo. Yo, por el contrario, opino que en el estado actual de nuestra crítica a lo realmente existente, es posible poner en pié la aproximación a un programa que guíe nuestras acciones y práctica política, intentando la superación del esquema básico de ‘sindicalismo consecuente’ + ‘propaganda máxima para iniciados’, tan caro a comunistas de izquierda y toda suerte de sectas y conspiradores de variado pelaje.
      Gracias y perdón por la intromisión.

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      AP

      17/06/2012 at 14:30

  5. Se entiende que, en general, en países subdesarrollados la ESA se presenta como problemática, por diversos motivos, y que allí estaría la explicación de porqué el proceso de acumulación capitalista suele ser débil o sufre desvíos, marchas y contramarchas en estos países, más allá de los efectos de las crisis coyunturales. Sin embargo, obsérvese un país como Chile que sigue siendo atrasado y dependiente pero donde la ESA parece ajustarse bien a un despliegue capitalista sostenido desde hace unos veinte años.

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    mario

    17/06/2012 at 15:44

  6. No me queda nada claro por qué la burguesía argentina no invierte. Lo que si tengo claro es que si las políticas de demanda tienen debilidades, las políticas de ajuste que estamos padeciendo en Europa son sencillamente suicidas. Vamos a toda velocidad contra un muro.
    No conozco bien los problemas económicos del país, pero que nadie se engañe con las políticas de oferta. En España hemos tenido eso durante, como mínimo, los últimos 10 años. Resultado: inversión en centrales eléctricas de ciclo combinado que ahora están paradas porque no hay demanda suficiente para tanta energía, aeropuertos vacíos, autopistas que no pisa nadie, trenes de Alta Velocidad infrautilizados por su elevado coste, millones de viviendas vacías que no se venden(ni se venderán nunca a los precios actuales) mientras echan de sus casas a miles de familias.
    Y luego está el dichoso Euro que es la raíz del problema. Ustedes tendrán una inflación del 25%, que es elevadísimo, pero los salarios en 2011 subieron más aún. Aquí en España tuvimos inflaciones del 3-4% durante años mientras los salarios subían 2-3% con lo cual al cabo de 10 años de boom económico la mayoría de los trabajadores ganaban lo mismo o menos.
    La deuda total del país asciende a 4 billones de Euros, 4 veces nuestro PNB. ¿De qué sirvió tanta inversión? Si la burguesía solo busca rentabilidades a corto plazo creando sobreacumulación en muy poco tiempo, tendrán que ser otros los actores que suplan sus deficiencias. Y solo se me ocurren dos:
    1.Estado vía inversión directa o indirecta con la concesión de créditos para inversión productiva o penalizando la no inversión subiendo los impuestos, que en Argentina son muy bajos como pasa en todos los países en vías de desarrollo.
    2.Creando cooperativas. Mondragón es el mayor grupo industrial en el Estado español y es una cooperativa.
    Lo de los dólares está muy bien, aunque si hay tanta inflación es normal que algunos quieran poner sus ahorros fuera. El tema de los intereses no sé como está allí.
    Me parece bien que Rolo critique las insuficiencias del modelo K, pero es que con solo oir a Carrió 1 minuto no me extraña que Cristina sacara el 54% de votos. Pensar que la burguesía argentina sigue pensando que nunca debían haber abandonado el modelo agrario exportador resulta patético. ¿Qué hicieron acaso Canadá o Australia? Y desde luego privatizar ferrocarriles, agua, energía, educación y sanidad es una barbaridad y siempre que se ha hecho el resultado ha sido desastroso.
    Incluso en Europa antes o después se darán cuenta, a pesar de que nos gobiernan fanáticos del neoliberalismo, que la obsesión por la inflación( los alemanes tienen un problema mental con la inflación) o el déficit público solo nos lleva a la ruina. Lo malo es que cuando quieran cambiar de rumbo lo mismo estamos agonizando.
    Hoy en El País Krugman ha dejado claro que el problema de Grecia no es ni la corrupción ni la baja productividad. También Louisiana tiene menor productividad que California y no pasa nada.

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    José Miguel

    19/06/2012 at 15:19

    • Algunas observaciones. En primer lugar, es claro que el capitalismo puede ir a la crisis por sobreinversión (o sobreacumulación), pero tampoco es solución para esto mantenerse en el atraso y la falta de desarrollo de las fuerzas productivas. En países desarrollados, o en China, hay sobreinversión en infraestructura, pero en Argentina la situación es la opuesta: los transportes se caen a pedazos (y la gente viaja como ganado) y la matriz energética está casi en ruinas, por falta de inversión. ¿Qué «consuelo» es decir que por esto no hay peligro de sobreacumulación de capial? De la misma manera, el déficit de viviendas es de 3 millones de unidades (y cientos de miles viven en villas miserias). Tampoco aquí hay problema de sobreproducción de viviendas, por supuesto.
      Por otra parte, hay que tener cuidado con las «recetas» que quiere vender el peronismo hacia el exterior. La salida de la crisis de 2001-2 en Argentina se produjo con un brutal ajuste, vía caída de salarios. Primero cayeron en términos nominales (deflación cuando la convertibilidad) y luego de la devaluación por vía de la inflación. Fue sobre esta base que el capitalismo argentino se recompuso. Hay que agregar que desde hace 5 años no mejora de manera significativa la distribución de la riqueza (que sigue siendo peor que en los años 70); y que casi el 40% de la fuerza laboral está precarizada, en negro, y no recibe aumentos salariales que compensen, ni de lejos, la inflación. Estos son ahorros de costos que favorecen al capital en general, y tienen poco que ver con «tirar de la demanda».
      Volviendo a la acumulación que hubo en Argentina en estos últimos 10 años, lo que he planteado a lo largo de muchos textos es que sigue sin superarse el carácter dependiente y atrasado de la economía. Ayer mismo escuchaba a un defensor del gobierno decir que la desaceleración actual se debe a la caída de la demanda de automóviles en Brasil, y a la caída de la cosecha de soja y maíz, por la sequía. Esto es, la caída de la demanda externa de un sector dominado por empresas multinacionales (a esto se le llama «capitalismo nacional»?) y a la sequía. Es la expresión más clara del carácter atrasado de la producción argentina. Las exportaciones tienen un alto componente de productos primarios, o industriales con poco valor agregado (ejemplo, aceite de soja). Es la estructura típica del atraso y la dependencia. Me parece equivocado decir que esto no tiene relevancia, porque lo que importa es la demanda interna.
      Por último, nos puede gustar o no, pero la productividad cuenta, y mucho. La balanza industrial argentina es altamente deficitaria porque la productividad general de la industria es baja. De ahí la tendencia de los capitalistas a obtener «competitividad» vía devaluaciones y caída del salario; no es casual que estén pidiendo una nueva devaluación muchos sectores. Por supuesto, si la provincia o el estado de un país adelantado tiene baja productividad, esto puede compensarse vía transferencias fiscales. Pero no hay manera de arreglar el asunto cuando el nivel general de la productividad es bajo, en relación a otros capitalismos.

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      rolandoastarita

      19/06/2012 at 16:58

  7. Y qué te parece el artículo de Krugman de hoy en El País. La izquierda en Europa apuesta por salir del Euro porque es imposible competir con una moneda sobrevaluada que solo sirve para hacer turismo en el extranjero. Una devaluación interna no acaba de funcionar, es más rápido e incluso cómodo devaluar una moneda propia. Con una devaluación interna no se consiguen los mismos resultados y además al deprimir más aún el mercado interno aumenta la recesión.
    Con el artículo de Krugman me asalta la duda. El argumenta que aunque Grecia tenga una productividad un 25% inferior a la UE-15, también Louisiana tiene una productividad menor que California pero la existencia de un Estado Federal impide que haya quiebras. Es algo tan fácil como imprimir moneda? Dice Krugman que también ha habido burbuja inmobiliaria en Florida y no por eso están ahora como Grecia. No sé, ahora no entiendo nada. Creía que el problema estaba, como tu explicastes, en el tema de la productividad y en la mayor inflación de Grecia que le había hecho perder competitividad con respecto a Alemania. Pero como dicen por aquí, «Montana nunca será tan rica como California y eso no es ninguna catástrofe, si en la UE lo es será por alguna otra razón».
    Por último, y perdona mi insistencia, es solo ganas de comprender como funciona la economía, en España se devaluó la peseta en 1993 varias veces y no recuerdo que ocurriera nada malo salvo que si viajabas fuera te salía más caro. No recuerdo ni que subiera la gasolina ni nada.
    Yo no soy peronista, soy español así que no tendría mucho sentido no viviendo en la Argentina, pero reconozco que la derecha argentina me da grima, son tan malos e incompetentes como la de aquí. Y usted a veces se concentra demasiado en el antiK olvidando otras opciones como las caceroladas del otro día en BA, protagonizadas por auténticos fascistas.
    Un saludo

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    José Miguel

    19/06/2012 at 18:00

    • No leí el artículo de Krugman. El tema del euro lo he tratado en varias notas. Es cierto que si hay unidad política, el tema de la baja productividad se supera con transferencias de recursos fiscales. Ahora bien, si hay baja productividad, la única forma en que una economía atrasada se inserta en el mercado mundial es a través de una moneda devaluada en términos reales. Esto significa deterioro de los términos de intercambio. En general, los países del tercer mundo tienden a tener tipo de cambio real alto (moneda depreciada en términos reales). Por eso la gente del tercer mundo cuando va a los países desarrollados encuentra que todo está muy caro (recuerdo que cuando estuve en España hace unos años no podía comprar casi nada). En varios trabajos traté esta cuestión, porque tiene una explicación desde el marxismo, desde la ley del valor trabajo. Volviendo al caso de Grecia, efectivamente podría salir del euro, volver a su vieja moneda y devaluar. Pero no hay salidas indoloras de las crisis capitalistas.
      Con respecto a mi posición en Argentina, soy crítico del capitalismo, y de los partidos que defienden al sistema capitalista. No hay grandes diferencias entre los principales partidos burgueses. Después de todo, no debería olvidarse que los Kirchner, y muchos de los que hoy están en el gobierno, fueron fervientes privatistas y menemistas en los 90. Hoy, a nivel mundial, y también en Argentina, la clase dominante reconoce la necesidad de alguna mayor interevención estatal. Puedes ver algo de esto en muchas notas del blog, por ejemplo la que dediqué a YPF.

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      rolandoastarita

      19/06/2012 at 18:14

    • Leí el artículo de Krugman y entiendo los ejemplos de los casos de Florida: el deficit fiscal de un estado es cubierto por el superavit del resto de los estados. Lo q no entiendo es como se soluciona,
      con esa fórmula, la baja productividad de las empresas de ese estado q tiene deficit. Es decir, una vez se lo puede «rescatar», pero si mantiene la baja productividad, las empresas no pueden competir en el mercado, las importaciones superan las exportaciones… más tarde o más temprano habrá q «rescatarlo» de nuevo. Es decir el problema de la productividad sigue siendo central. Es como con la industria y el agro argentino. Si la industria fuera un país aparte, hace varios años tendría q haber entrado en recesión por su gran déficit comercial. Pero logra compensarlo con las divisas provenientes del gran superávit de otros sectores de la economía como el agro. Uitliza esos dólares para seguir importando lo q necesita para hacer crecer la producción. Pero eso es una presión constante sobre el superávit, presión q corresponde resolver para evitar frenos bruscos en el futuro.

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      Gus

      19/06/2012 at 19:31

  8. [27] Una forma de la ideología burguesa, utilizada típicamente por el peronismo, es la expresión «la producción y el trabajo», que supone que trabajo y producción son dos tareas separadas que les corresponden a sujetos distintos, a los trabajadores el trabajo y a los capitalistas la producción. Así, aparece el capitalista como indispensable para el proceso social de producción, realizando una tarea específica a la que corresponde una remuneración específica, la ganancia. Esta expresión legitima la apropiación capitalista de los medios de producción y la producción de plusvalor. En realidad, la producción no es otra cosa que el trabajo, que se realiza en esta sociedad bajo las relaciones sociales capitalistas, por las cuales el capitalista expropia a los trabajadores de la dirección del proceso de producción y del producto de su trabajo.

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    silver account

    16/07/2012 at 09:25

  9. Una duda. Habría un limite más objetivo al bajo volumen de inversión como el tamaño del mercado interno? Porque invertir con vocación exportadora para competir en el mercado mundial tendría que enmarcarse en esa perspectiva y superar el mercadointernismo. Gracias.

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    tara

    03/07/2020 at 13:42


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