Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Economía argentina y los límites del “modelo”

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesEn repetidas oportunidades, a lo largo de estos últimos años, he insistido en que el alto crecimiento de la economía argentina de los 2000 tenía bases débiles; que no se superaban los rasgos característicos del atraso y la dependencia; y que los factores que impulsaban el crecimiento se erosionaban progresivamente. Desde otros sectores -de derecha o de izquierda- se hicieron diagnósticos similares. Pero los defensores del gobierno desestimaron las críticas. Según ellos, el alto crecimiento se debía exclusivamente a las virtudes del modelo nacional y popular, inaugurado en 2003 (la recuperación económica desde mediados de 2002 a diciembre de 2003 ni siquiera se menciona). Y así sigue la cantinela hasta hoy. Sin embargo, la realidad es que la economía se está desinflando, y a pasos acelerados.

Síntomas de caída

Según el Estimador Mensual Industrial del INDEC, la actividad industrial del primer cuatrimestre de este año con respecto al primer cuatrimestre de 2011 presentó un incremento de solo 1,6%, con estacionalidad, y 0,6% sin estacionalidad. En abril la situación empeoró, ya que los índices fueron del 0,1% y – 1,4%, respectivamente. La actividad de la construcción, también según el INDEC, cayó 5,9%. El consumo de gasoil, que refleja la vitalidad de la economía, cayó, en términos anualizados, el 4% en el primer trimestre; pero un 9% en abril. CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), una entidad más bien afín al gobierno, informa que en mayo las ventas minoristas cayeron un 6,6% con respecto a igual mes del año pasado. De los 22 rubros relevados, todos tuvieron caídas; la mayor baja fue en inmobiliaria, con el 21,4%. También hubo fuertes bajas en “bazares y regalos” (-9,3%), “calzados” (-8,9%), “ferreterías” (-8,7%), y “jugueterías” (-8,5%). Es significativo, además, que materiales para la construcción haya bajado 3,1% y materiales eléctricos 2,3%. Eléctricos y electrodomésticos disminuyó 6,2% e indumentaria 7,8%. Si bien mayo de 2011 fue un mes de fuerte actividad, y por eso aumenta la base de comparación, la actual caída se inscribe en el tercer mes consecutivo de disminución de las ventas: marzo cayeron 2% y en abril 3,6%.

En cuanto a la venta de automóviles, en los primeros cuatro meses del año crecieron 6,7% frente a igual período del año anterior, pero la producción bajó 5,7%, debido a la caída de las exportaciones a Brasil (dato de Adefa, Asociación de Fábricas de Automotores). En mayo repuntó fuertemente la venta interna (11,5% subió la tasa de patentamientos), ya que para muchos la compra de autos es una opción de ahorro frente a las dificultades para conseguir dólares, y a la caída del mercado inmobiliario. Sin embargo, la producción bajó 24,4% con respecto al mismo mes del año pasado. En los cinco primeros meses del año las exportaciones a Brasil disminuyeron en 52.000 unidades. La producción de autos fue un baluarte del modelo K. La empresa Renault, de Córdoba, anunció suspensión de personal debido a los stocks sin vender.

Por otra parte, la obra pública, otro pilar del modelo, se está frenando, como producto del ajuste que está aplicando el gobierno (ver más abajo). En Santa Fe el sindicato de la construcción, la UOCRA, dice que en los últimos 20 meses se perdieron 6000 puestos de trabajo por la parálisis de la obra pública; y 3000 en Córdoba, desde diciembre, por la misma razón.

En cuanto al campo, los efectos de la sequía se hicieron sentir. La cosecha de soja cayó 10 millones de toneladas, y otro tanto la de maíz. Pero no es sólo la sequía. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de trigo hasta el momento es un 12,5% inferior al año pasado; la compra de insumos agrarios en los dos últimos meses bajó un 60%, en términos interanuales. En Santa Fe las empresas que fabrican maquinaria agrícola se quejan de que las ventas habrían caído por lo menos entre un 30% y 40%; la mayoría eliminó las horas extras, y algunas tienen incluso problemas para pagar salarios.

Por lo que atañe a la inversión, también habría una fuerte baja, evidenciada en las importaciones. En los primeros cuatro meses del año la importación de “bienes de capital” disminuyó (medida por cantidades) 22%; la de bienes intermedios fue negativa en 8%, y la de piezas y accesorios positiva en un 1%. En abril se profundizó la caída. La importación de equipos cayó un 46% con respecto a igual mes de 2011; la de bienes intermedios el 23%; y la de piezas y accesorios para equipos productivos un 18%. Parte de esta caída de las importaciones se explica por las restricciones que impone el gobierno a las importaciones, dado el objetivo de sostener el superávit de la balanza comercial. Pero una buena parte debería corresponder a una retracción de la inversión; estaría relacionada con la caída de las ventas al consumidor, y el ensombrecimiento de las perspectivas.

Límites y contradicciones

Si bien por ahora nada hace prever un escenario de crisis al estilo 2001-2, parece claro que la situación económica ha empeorado, y por ahora (principios de junio) sigue hacia abajo. El gobierno y sus defensores dicen que la culpa la tiene el mundo, que se cayó encima de Argentina. Sin embargo, salvando la caída de la demanda de Brasil, no puede decirse que haya habido un empeoramiento significativo de la economía mundial en el primer trimestre de 2012 con respecto a 2011. En particular, el precio de la soja y de otros productos primarios, que son claves, se mantienen altos. Naturalmente, una nueva recesión mundial se haría sentir con fuerza en los próximos meses; pero no puede ser la razón del desaceleramiento de la economía argentina desde principios de 2012. La causa última de lo que está sucediendo ancla en problemas y contradicciones del “modelo productivo”, y en su progresivo agotamiento. Esas limitaciones las hemos discutido en otras notas (ver, por ejemplo, aquí aquí y aquí). Ahora vamos a puntualizar algunos de los factores que están confluyendo en el actual panorama.

1. A partir de mediados de 2002 el crecimiento tuvo un impulso decisivo en el tipo de cambio alto; esto es, en salarios y costos laborales bajos en términos de la moneda internacional. Esto permitió un crecimiento de sesgo extensivo (baja intensidad de capital). El tipo de cambio alto genera, sin embargo, presiones inflacionarias, que pueden ahogarse por un tiempo (alta desocupación al comienzo, luego precios máximos de insumos claves), pero no eliminarse. En tanto los precios de bienes no transables y los salarios recuperan terreno, la moneda se aprecia en términos reales, y la ventaja competitiva se estrecha. Es lo que ha estado sucediendo en los últimos años.

2. A medida que la presión inflacionaria aumentó, el gobierno retrasó el tipo de cambio nominal para que actuara como ancla de la suba de precios (típica medida “de los 90”). Como sabe cualquier estudiante de Economía, esto no podía llevar más que a una mayor apreciación del peso. Lo que erosiona aún más el fundamento del “modelo”, que era el tipo de cambio alto.

3. A lo largo de los 2000 hubo un persistente déficit de la balanza comercial industrial. El tipo de cambio alto permitió sustituir importaciones, pero el avance de las exportaciones industriales fue muy limitado. En particular, en bienes de capital y de tecnología alta y media, Argentina es fuertemente deficitaria. A medida que la moneda se ha ido apreciando, el déficit de la balanza industrial se agravó. Por otra parte, en los 2000 se estancó y/o disminuyó la producción de energía, lo que llevó a un creciente y peligroso déficit de la balanza comercial energética. Los déficits de la balanza industrial y energética fueron y siguen siendo cubiertos por las exportaciones de productos primarios, que se mantienen con altos precios.

4. La debilidad de las exportaciones industriales, el estancamiento y retroceso de las inversiones en infraestructura (como energía y transporte) o en investigación y desarrollo, son expresión de que la economía argentina continúa siendo atrasada y dependiente. En 2003 decíamos que las bases de la acumulación eran débiles. No hay motivo para modificar esta caracterización.

5. A partir de 2007 se reanuda la fuga de capitales, que se había interrumpido luego del derrumbe de 2002. Entre 2007 y 2011 salieron anualmente del país capitales por un equivalente al 4,5% del PBI. En 2012 continuaba la fuga a todo ritmo, hasta que el gobierno decidió impedir la salida de dólares. Lo central es que enormes masas de excedente entonces no se han reinvertido en ampliar la matriz productiva; y continúan sin hacerlo.

6. Una parte del excedente ha ido a inversión inmobiliaria, en especial destinada a sectores de alto poder adquisitivo (los sectores asalariados y populares tienen casi vedada la posibilidad de acceder al crédito inmobiliario). Pero la inversión inmobiliaria tampoco aumenta la capacidad productiva. Por esta razón hay que dar más importancia a la razón capital fijo/PBI (pero el INDEC no la mide desde 2006) que al habitual ratio “inversión/PBI”. Este último en 2011 se ubicó en el 24%; un índice alto (en relación a los promedios históricos), pero insuficiente para sostener un crecimiento del 8% o 9%. Máxime cuando parte de esa inversión es construcción de viviendas.

7. A fin de sostener el tipo de cambio alto, y abaratar costos al capital, el gobierno atrasó tarifas (electricidad, gas, transporte, etc.) y subsidió a industrias, utilizando para ello parte de la renta agraria. Pero los subsidios aumentaron a medida que aumentaban los precios internos. Hoy alcanzan los 75.000 millones de pesos, y constituyen una parte esencial del déficit fiscal. Además de los gigantescos negociados de capitales privados, amigos del gobierno, y funcionarios, el resultado más llamativo fue el estancamiento y atraso en el transporte (ferroviario, aéreo) y energético. Lo cual redunda negativamente en la productividad general de la economía.

8. La demanda interna tuvo como pilares el consumo y el gasto estatal. Pero debido a la debilidad de la acumulación, a mediano plazo debía reaparecer el déficit fiscal. El déficit fue cubierto primero con los fondos de las AFJP tomados por la Anses, y de manera creciente con emisión monetaria. En el balance de abril del Banco Central, la tenencia de reservas prácticamente iguala al total de acreencias sobre el Tesoro nacional. Son 209.000 millones de pesos de reservas frente a 206.000 millones de acreencias. Las acreencias corresponden al uso de reservas para pagar deuda y a adelantos al Tesoro; estos siguen creciendo. Pero la emisión para financiar déficit fiscal genera presión inflacionaria; la que a su vez genera mayor apreciación del peso. Por eso es intrínsecamente contradictorio cubrir el déficit con emisión, atrasar el tipo de cambio nominal para frenar la inflación, y pretender un tipo de cambio real alto para sostener la competitividad.

9. Si bien el peso aún está depreciado, en relación a los niveles de 2001, con respecto al real y al euro, ya no lo está en relación al dólar. Con un tipo de cambio cada vez más retrasado con respecto al nivel “competitivo” (aunque nadie sepa a ciencia cierta cuál es ese nivel), está planteado el escenario para que continúe la fuga al dólar. La moneda estadounidense funciona como reserva de valor; y como unidad de cuenta y medio de pago en transacciones importantes (como inmobiliaria). Las funciones del dinero no se pueden decidir por decreto (como lo evidencia el hecho de que los propios gobernantes atesoran en dólares).

10. El Banco Central, por su parte, necesita dólares para la deuda externa. Este año tiene que pagar 2200 millones de dólares por el Boden; 3600 millones por el cupón del PBI (aunque 800 millones se pagan en pesos); y 1467 millones a los organismos internacionales. Para conservar los dólares, impone el control de cambios, y de ahí la aparición del dólar paralelo (en varios tonos de “grises”). Entonces comienza a haber indexación de precios por el dólar paralelo. Como ocurrió históricamente, la suba de los precios genera presiones devaluatorias, y la devaluación (aunque sea parcial) refuerza la suba de precios. Asimismo, se genera el terreno apto para los habituales negociados en los mercados cambiarios en negro y “tolerados” (subfacturación de exportaciones, subfacturación de importaciones, etc.).

11. Las medidas de coyuntura para controlar la salida de dólares -torniquete cambiario, trabas a las importaciones, etc.- parecen combinarse con un giro hacia “vivir con lo nuestro”. Una especie de “capitalismo en un solo país”, en estilo nacional y popular. Desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas productivas, los resultados van a ser escasos, por no decir negativos. La autarquía económica, o bien es una utopía, o lleva al atraso y el estancamiento. Ningún país puede desarrollar de manera armónica todas las ramas de la producción, y menos con alto nivel de desarrollo. No hay posibilidad de desarrollo sin incorporación de tecnología. La tontería neoclásica de “no fomentar la investigación y el desarrollo porque la función de producción es única y está disponible para todos los países”, no puede ser reemplazada por la tontería simétrica de “crecemos puertas adentro, con nuestra tecnología”. Después de haber estado años sin preocuparse por las decenas de millones de dólares que salían del país, ni por la inversión productiva en sectores claves (los que potencialmente generan alto valor agregado, infraestructura, etc.), ahora se pretende que en meses, o semanas, la industria sustituya la producción de medios de producción e insumos intermedios que hasta ahora se importaban. Son volteretas en el aire, sin futuro; aunque las aplauda un público emocionado por lo “nacional y popular”.

12. Al tiempo que se proclama el “compre nacional”, se convoca a dar la vida “por la Patria” (discurso de CK) y se aplica, en los hechos, un “ajuste” sobre los ingresos populares. Las jubilaciones, las asignaciones por hijo y los ingresos de los asalariados que están en negro (más del 35% de los ocupados) están muy lejos de cubrir lo que han perdido por inflación en los últimos años, para no hablar de la suba de precios esperada para el resto de 2012 (a esto le llaman política de inclusión social). Los convenios de muchos gremios importantes han cerrado por el 20%, aproximadamente, cuando la inflación anual se estaría ubicando cómodamente en el 24-26%. Además, los aumentos están desdoblados. Por otra parte, cada vez más franjas de los asalariados son alcanzados por el impuesto a las ganancias; hace 13 meses que no sube el mínimo no imponible. Algo similar ocurre con las asignaciones familiares, que solo reciben aquellos que ganan hasta 5200 pesos. Con cada aumento salarial, se reduce el número de trabajadores que las perciben. También los autónomos están sufriendo cada vez más presión tributaria porque las deducciones no se actualizan desde hace 15 años. Impuestos a bienes personales están alcanzando a gente que tiene un departamento de dos o tres ambientes. El gobierno restringe también los envíos a las provincias, por lo que mucha obra pública está parada, y las contrataciones de personal congeladas. En definitiva, se trata de un ajuste en medio de la desaceleración de la economía. Con su habitual labia, el doctor Kicillof seguramente nos podrá aclarar qué parte de Keynes explica esta singular receta (al pasar, nada más efectivo que un marxista puesto a aplicar ajustes en favor del capital).

En conclusión, pareciera que se les están quemando los papeles a los que sostenían que el “modelo K” era sólido porque bastaba estimular la demanda de consumo para que hubiera inversión y desarrollo de las fuerzas productivas. Las limitaciones y contradicciones del “crecimiento productivo con inclusión” están saltando por todos lados. No anticipamos que en lo inmediato estalle una crisis tipo 2001; pero el barco está haciendo agua por demasiados lados. Y las consecuencias, como siempre sucede, las comienza a pagar el pueblo trabajador.


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Economía argentina y lo límites del «modelo»

Written by rolandoastarita

06/06/2012 a 17:56

13 respuestas

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  1. Hola,
    Rolando te pregunto si para vos, teniendo en cuenta que las situaciones por contexto y demas factores no se repiten en el tiempo:
    Es una locura pensar que en algun momento en el futuro volviera la convertibilidad (o algun sistema parecido) para frenar la inflacion en el pais o estoy diciendo una locura?
    Gracias
    Saludos

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    Leandro

    06/06/2012 at 19:53

    • Por ahora no veo esa perspectiva. La convertibilidad en su momento fue aceptada y aplaudida por toda la clase dominante porque se la vio como una salida extrema frente a la hiperinflación. Pero no estamos en esa situación.

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      rolandoastarita

      07/06/2012 at 08:51

  2. Mando una contribución sobre el mismo tema para quien le interese, en este link http://puntoddesequilibrio.blogspot.com.ar/2012/06/la-economia-argentina-en-la-decada-sus.html

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    EM

    06/06/2012 at 20:00

    • Hola Rolando:

      Sigo con atención las publicaciones que a menudo publica en este medio, siempre muy certeras y fundadas. Pero vuelvo con una pregunta que ya realicé en otra entrada:

      ¿Cuál es la respuesta que tenemos para realizar ante la descripción del agotamiento del modelo económico Kirchnerista?

      Al leer sus interpretaciones me parece entender una falta de PROPUESTA POLÍTICA luego de la descripción económica, y tal vez quisiera enfatizar el verbo DESCRIBIR cuando me refiero a la actividad intelectual que Ud. realiza con mucha honestidad y solvencia.

      Salvando las distancias, los públicos e incidencias de los discursos, varios de los economistas que aparecen a diario en los medios masivos coinciden con Ud. en el diagnóstico del agotamiento del ciclo económico, presagian la inminencia de una catástrofe y a continuación enumeran las PROPUESTAS POLÍTICAS y los CANDIDATOS dispuestos a implementarlas por fuera o dentro del funcionamiento institucional argentino, léase desde ‘prender fuego’ la Provincia a ocupar el sillón de Dardo Rocha o bancas en la legislatura.

      En este sentido, quienes así actúan, se han apoderado del viejo desafío marxista, no buscan interpretar el mundo, sino cambiarlo.

      Espero no ser insolente con mi comentario, lo realizo desde la duda y la búsquedas de respuestas y no desde la soberbia y falta de humildad. Gracias.

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      Gonzalo Darrigrand - Benito Juárez, Bs. As.

      06/06/2012 at 23:02

    • Esta cuestión se discutió varias veces en este blog. El problema de fondo, que he explicado en otras oportunidades, es que estoy convencido de que los problemas centrales que padecen los asalariados no tienen solución bajo el sistema capitalista. Por eso el acento del marxismo es crítico. Para explicarlo con un caso extremo: no tiene sentido que un marxista colabore con un gobierno capitalista, o con el directorio de una empresa capitalista, a fin de que marchen bien los negocios (esto es, a fin de que sea exitosa la explotación del trabajo). La idea central del marxismo es que ésta es una sociedad basada en la explotación del trabajo, y que hay que acabar con esta explotación. Dentro de este marco, luchamos por reivindicaciones que mejoren las condiciones de vida y trabajo. Pero sin olvidar que estamos frente a una sociedad explotadora.

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      rolandoastarita

      07/06/2012 at 08:50

  3. Compañero. Muy lúcido el análisis. El modelo ‘productivo’ está evidenciando sus grietas. Es utópico pensar que la corrida al dólar se pueda frenar a largo con controles de cambio. El ‘desendeudamiento’ resultó una ficción. El Central está empapelado al mango. Ya no hay cajas que reventar. La inflación sigue erosionando la competitividad. Pero el desangre va ser lento. El zéfiro de los altos precios internacionales todavía infla las velas y mientras los precios van por el ascensor, los salarios lo hacen por la escalera. Es la evolución típica de los ciclos de crecimiento con tipo de cambio alto. Terminan en hiperinflación. Gráficamente una acelerada brusca, una frenada y por último, un terrible palo. Viene a cuento la inquietud del compañero Leandro. No creo que la película se proyecte en reverso y terminemos en un largo régimen de convertibilidad 1 a 1 para frenar la inflación y a costa de caer de cabeza en una recesión. Es la teoría de aquellos que dicen que a Cristina le van saliendo patillas. Van a tener que devaluar, aunque abran las puertas del averno, o devalúan los mercados, como ya está ocurriendo. Es una melodía que los señores mayores ya escuchamos. Pesificar la economía por decreto. Un disparate que no se puede sostener. y que solo prolonga la agonía de un ciclo de crecimiento con pies de barro. La receta para evitar la devaluación (con riesgo de terminar en un desboque hiperinflacionario semejante al del 89-90) es el ajuste sobre los asalariados, la presión tributaria y el recorte de subsidios, con lo cual agravarán más las tendencias recesivas que se perfilan. En cualquier caso, el fantasma de la crisis decenal está rondando. Una gran pregunta conexa es ¿La clase trabajadora está en mejores condiciones para enfrentarlo? Personalmente, no lo creo, pero hay razones en favor y en contra. A diferencia de la recesión -depresión 97-2002, si la crisis se produce rápido, la clase trabajadora no vendría de un deterioro salarial intenso y la desocupación no sería el gigantesco factor de peso que jugó en la década del 90 y la crisis ulterior. Se podría decir que, estructuralmente, la clase estaría más fuerte para enfrentar el desafío y la posibilidad de una entrada en escena como factor decisivo, alejando la perspectiva de un estallido social puro, destinado a ser encarrilado por medios político electorales de recambio y medidas asistenciales. Pese a ello, lo más importante sigue siendo la evolución de la conciencia, así como, los niveles alcanzados en materia de organización clasista. Hay quienes sostienen que el 2001 dejó una huella muy profunda y que forzosamente, un levantamiento popular en el futuro partiría de un piso superior en la conciencia de los explotados. Hay algo de verdad, pero la lectura no debería ser eufórica. La organización clasista en el sector sindicalizado sigue siendo embrionaria y, por escasez de fuerzas, no despega del paraguas de las grandes centrales. Además, se propone como norte la conquista de los sindicatos y no la autoorganización para la lucha, invirtiendo las prioridades. La perspectiva explorada por múltiples ‘plenarios de delegados’ que cada tanto convocan organizaciones de izquierda, no prospera por las limitaciones en la conciencia de la clase, a lo que vienen a sumarse el sectarismo autoproclamativo y umbilicalista de los aparatos y la agitación de reformas radicales que no pegan en una audiencia acostumbrada a que los sindicatos los maneje la burocracia y la política, los políticos. Los de abajo reman, los de arriba roban, y el que lucha termina mal, parece ser el lema, marcado a fuego en el ideario de masas. Hoy más que nunca resulta indispensable la propaganda revolucionaria para extender el radio de la influencia comunista y lograr que, cuando el piso se sacuda, una considerable vanguardia pueda lograr el avance de grandes sectores ‘por la experiencia’.
    Disculpe que haya desarrollado este último aspecto, pero es que, me parece un lógico corolario para quienes pretendemos actuar sobre la crisis que se cierne.
    Gracias.

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    AP

    07/06/2012 at 00:37

  4. En el p. 12 donde dice «Algo similar ocurre con las asignaciones similares, que solo reciben aquellos que ganan hasta 5200 pesos» hay un error de tipeo

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    Omar

    08/06/2012 at 14:20

  5. No entiendo esto:
    «Pero la emisión para financiar déficit fiscal genera presión inflacionaria; la que a su vez genera mayor apreciación del peso. Por eso es intrínsecamente contradictorio cubrir el déficit con emisión, atrasar el tipo de cambio nominal para frenar la inflación, y pretender un tipo de cambio real alto para sostener la competitividad.»
    ¿La inflación no produce una depreciación de la moneda?

    En linea con lo anterior, ¿me podrías sugerir alguna lectura para esclarecer este tipo de nociones básicas de economía?

    gracias.

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    N

    09/06/2012 at 14:03

    • Explico algo más aquí, pero de todas maneras en cualquier libro de economía internacional se puede encontrar una explicación de qué es tipo de cambio real. El tipo de cambio real se mide en términos de canastas. Si llamamos q al tipo de cambio real, E al tipo de cambio nominal, supongamos que $/US$; P al precio de una canasta de bienes de Argentina, P* al precio de esa misma canasta en EEUU, q es igual a (E x P*)/P, y se mide en canasta en Argentina/canasta en EEUU. Por ejemplo, si el tipo de cambio es 1, quiere decir que una canasta Arg. es igual a una canasta de EEUU. Si el tipo de cambio sube a 1,5, significa que se encarece la canasta de EEUU. En otras palabras, los productos argentinos se hacen más baratos en relación a los productos en EEUU (viene un turista de EEUU y encuentra muy baratas las cosas en Argentina, y lo inverso nos pasa a nosotros cuando vamos a EEUU). Si q baja, se encarece relativamente la canasta argentina. Ahora bien, si E se mantiene estable (o aumenta a menor tasa de lo que lo hace P), y P aumenta a mayor velocidad que P*, q baja y se pierde competitividad. Es lo que está sucediendo en Argentina hoy con la inflación.

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      rolandoastarita

      09/06/2012 at 15:34

  6. Según citas de fuentes del Banco Mundial, el producto industrial mundial subió el primer bimestre de este año y, luego, en los últimos 3 o 4 meses cayó abruptamente.

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    oti

    15/06/2012 at 16:00

  7. Profesor usted afirma en la nota lo siguiente: «Pero la emisión para financiar déficit fiscal genera presión inflacionaria; la que a su vez genera mayor apreciación del peso». Como es la dinamica o la logica de esa situacion? Si la emision para financiar deficit fiscal genera inflacion -o pedida del poder adquisitivo del peso -como a su vez se puede apreciar el peso? no hay una ambiguedad?

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    ALFONSO

    31/03/2013 at 12:04

  8. Profesor otra preguntan, espero que no le moleste, porque ocurre la fuga de capitales o de dolares y como el gobierno controla esa situacion? Que texto podria consultar respecto al tema profesor? gracias.

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    ALFONSO

    31/03/2013 at 12:15


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