Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Elecciones, crisis del euro, crisis política

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Rolando Astarita [Blog]  Marxismo & Economía El paro general del juevesDespués de las recientes votaciones de Francia y Grecia, el panorama para continuar con el ajuste defendido por Merkel es, por decirlo de forma suave, muy sombrío. En Grecia los partidos más votados no pueden formar gobierno, la economía continúa desplomándose y ya son muchos los que asumen que el país dejará el euro. En Francia, Hollande promete poner un plan de crecimiento y reabrir la discusión acerca del pacto fiscal. Merkel y el establishment alemán se oponen a rediscutirlo y a nuevos programas financiados con deuda. Así, mientras Hollande afirma que va a impulsar menos austeridad y más crecimiento, los alemanes insisten en que deben crearse las condiciones para que las empresas inviertan. En muchos países, además, crecen los partidos más radicalizados a izquierda y derecha, y varios ganan apoyo con la propuesta de volver a las monedas nacionales. Es España, el flamante gobierno de la derecha ya empieza a perder apoyo, y enfrenta protestas y huelgas obreras. Es evidente que la crisis económica y política está agravándose hora a hora. El objetivo de esta nota es presentar algunas reflexiones sobre la crisis del euro, y las diferencias en torno a la política económica, que dividen a buena parte de la clase dominante (ver también aquí y aquí).

Dos respuestas frente a la crisis

La actual crisis política europea está determinada, en lo fundamental, por la división que existe en la propia clase capitalista acerca de las políticas para enfrentar a la crisis. Recordemos que, en esencia, toda crisis es una desvalorización masiva de los capitales; una “revolución de los valores” (para usar la expresión de Marx). Por esta vía, las crisis “limpian” el camino para el restablecimiento de la tasa de rentabilidad de los capitales, y con ella, de la acumulación. Por eso, por lo general, la caída de los valores -de las acreencias financieras, y del capital físico- va acompañada de la caída de los salarios reales; del incremento de los ritmos de producción y el “ajuste” de la disciplina laboral; de la disminución de los beneficios sociales (salud, educación, pensiones); y del aumento de los ejércitos de reserva. Sin embargo, y a pesar de su generalidad, estas “revoluciones del valor” no tienen siempre la misma dinámica ni forma de desarrollarse. En este respecto -siguiendo una idea que subrayaron los regulacionistas- puede decirse que se han producido por dos vías fundamentales, la inflación o la deflación; y cuál de estas vías se tome puede ser motivo de tensiones y enfrentamientos importantes entre las clases o fracciones de clases. A grandes rasgos diremos que en la actual coyuntura, el ala deflacionista es encabezada por Alemania, en tanto sus opositores abarcan un amplio abanico, desde las fracciones que plantean volver a las monedas nacionales, hasta los que ponen en el centro la austeridad, pero admiten la necesidad de una mayor dosis de inflación y un ritmo más pausado en la reducción del gasto público. En el medio, encontramos un sinfín de matices. Esta diversidad es una expresión de la profundidad de las contradicciones que subyacen a la crisis del euro, así como de la desorientación que reina en la clase dominante, y del descontento de las masas trabajadoras y los pueblos frente a un sistema que solo les promete más sacrificios y más sufrimientos.

La crisis del euro

En anteriores notas hemos planteado que en la crisis del euro subyace una contradicción básica, la que hay entre la moneda única, y las pronunciadas diferencias que existen entre los espacios nacionales de valor, que se articulan en torno a diferencias, también muy pronunciadas, de la productividad del trabajo. Es que la moneda europea, en tanto encarnación del valor, no puede cortar su vínculo con el contenido del valor, los tiempos de trabajos socialmente necesarios. En otras palabras, no puede independizarse de las productividades relativas de los trabajos que se desarrollan en los espacios nacionales (productividades que a su vez están condicionadas por las tecnologías empleadas, y otros factores). En condiciones en que existen monedas nacionales, una moneda relativamente débil expresa, en última instancia, la debilidad relativa del desarrollo de las fuerzas productivas del espacio de valor en que sirve como equivalente.

Sin embargo, en la zona del euro, los espacios nacionales de productividades muy desiguales se unifican monetariamente. Esto es, el tipo de cambio entre Alemania y Grecia, por ejemplo, se expresa en una única moneda, el euro, a pesar de que las productividades relativas de ambas economías son muy distintas. Se trata de una contradicción que solo puede ser resuelta, o bien con la unificación política completa, o bien con ajustes “reales”, esto es, con modificaciones del tipo de cambio provocadas por la caída de los precios y salarios del país con menor productividad.

Esta contradicción, inherente al proyecto monetario europeo, fue sin embargo potenciada por la expansión del crédito y del capital financiero. La misma expansión del crédito recibió impulso con la creación del euro (al desaparecer el riesgo cambiario), y con ello también cobró fuerza el capital financiero. Frente a esto, las instituciones políticas europeas tienen posibilidades de respuesta muy limitadas, dado que los Estados y gobiernos siguen expresando intereses nacional centrados. De ahí que exista un conflicto político entre Estados (y sus políticas nacionales), con intereses muchas veces divergentes; y entre esos Estados, o gobiernos, y las instituciones europeas, más influenciadas por los capitales con intereses pan-europeos.

Es esa contradicción -subrayo, entre la moneda única y las diferencias nacionales de productividad del trabajo- la que explica por qué la crisis europea se ha manifestado como una aguda crisis de balanzas de pagos. Observemos que no es una crisis de balanza de pagos a nivel del área del euro, sino de países. La zona del euro tiene, de conjunto, un superávit en cuenta corriente equivalente al 2,9% del PBI (dato de febrero 2012). Pero Grecia padece (aun en plena depresión) un déficit equivalente al 5,1% del PBI, España al 2,9%, Italia al 2,7% y Francia al 2,1%. La contrapartida es el superávit alemán, del 4,9% (también de los Países Bajos, del 6,9% y Austria, del 2,7%). Sin embargo, los países con superávit no financian a los que tienen déficit; y estos últimos, sumidos en montañas de deudas y en la recesión, encuentran cada vez más difícil financiarse, amenazando con desbarrancar definitivamente al euro. Por este motivo las crisis financieras son indisociables de las crisis de balanzas de pagos. Más precisamente, se potencian al no existir posibilidad, al menos por ahora, de crisis cambiaria.

El caso de España

Para entender cómo se llega a esta situación, examinemos brevemente el caso de España (el caso griego lo hemos discutido aquí). Es que en España se combinó la debilidad de la inversión productiva con la expansión, en buena medida especulativa, fomentada por el crédito y la entrada en vigor del euro. Esto se debió a que en los 2000 el régimen de moneda única alentó la expansión del crédito, pero éste se volcó principalmente a la construcción de viviendas y al desarrollo inmobiliario. Ambos aumentaron entonces muy por encima de sus líneas de tendencia (los datos que siguen los tomamos del BIS y el FMI). En 2007, la construcción empleaba en España al 13% de la fuerza laboral empleada, contra un 10% una década antes (y ya era un promedio alto). También se expandió la intermediación financiera: entre 2004 y 2008 las actividades inmobiliarias explicaron el 22% del crecimiento del crédito al sector privado español, y las hipotecas inmobiliarias el 33%. A su vez, los balances de los bancos pasaron de representar el 2,6% del PBI entre 2000 y 2003, al 4% al momento del estallido de la crisis. De conjunto, el boom inversor en la construcción contribuyó por esos años en 0,5 puntos porcentuales al crecimiento del PBI. Esto significaba que gran parte del excedente (esto es, el plusvalor) se volcaba a la construcción inmobiliaria. La inversión en “ladrillos” fue una opción para muchos sectores de las clases medias y medias altas, que ya disponían de vivienda propia. Otra parte importante alimentó al sector intermediario y sus ganancias. Desde el punto de vista de la teoría del valor trabajo, esto significa aumento del gasto improductivo. Pero el gasto improductivo no puede crecer indefinidamente, ya que se alimenta de la plusvalía generada en la producción (al pasar, por esta razón es equivocado sostener que el capitalismo puede acumular a costa de expandir el gasto improductivo, o el capital ficticio, como piensa buena parte de la izquierda).

Como no podía ser de otra manera, a raíz de estas evoluciones los precios de la propiedad inmobiliaria se inflaron. Lo cual dio más alas al crédito y a la especulación: los inversores compraban viviendas con fines especulativos, en la esperanza de que los precios de los alquileres y de las viviendas siguieran subiendo, y pagaran las deudas. Sin embargo, la construcción de viviendas no mejora la competitividad general de la economía. Al mismo tiempo, el boom inmobiliario y crediticio alimentaban el consumo. Los precios aumentaron entonces por encima de la media europea; en la década que va hasta 2008, la tasa media de inflación anual de España fue del 3,2% contra el 2,2% del promedio de la zona del euro (la diferencia fue mayor aún con respecto a Alemania). En consecuencia, el tipo de cambio se apreció en términos reales, y creció el déficit de la cuenta corriente, y a una tasa cada vez mayor. En los 9 años que van de 2000 a 2008 el déficit promedio anual de la cuenta corriente de España representó el 6,2% del PBI; pero en 2007 y 2008 alcanzaba el 9,7% y 10%. El principal responsable de semejante déficit fue la balanza comercial. Era la expresión de que la inserción competitiva del capitalismo español en el mercado mundial (y en el europeo en particular) estaba lejos de ser exitosa. Debe recordarse, además, que déficits en cuenta corriente de aproximadamente el 5% del PBI desataron violentas crisis cambiarias y financieras en México, en 1994, o en Tailandia, en 1997. Señalemos también que Grecia y Portugal tuvieron porcentajes de déficit aún más altos que España.

El déficit de la cuenta corriente española fue financiado con deuda privada (el stock de deuda pública se mantuvo bajo), ya que los bancos se endeudaban para fondear sus créditos y el boom. La situación era cada vez más frágil, y el estallido de la crisis en EEUU precipitó el desenlace inevitable. El boom de la construcción inmobiliaria en España terminó en el reventón de la burbuja: los precios de las propiedades comenzaron a caer; las deudas hipotecarias superaron el valor de las viviendas y muchos deudores no pudieron pagar, ya sea porque dependían de la suba de los precios de las viviendas para cumplir sus compromisos, o porque iban al desempleo. Los bancos empezaron a mandar a pérdida muchos préstamos, y a ejecutar hipotecas. Pero con esto no se hacían de líquido, que es lo más vital en una crisis.

Naturalmente, la caída del sector que había sido más dinámico empujó al resto de la economía a la recesión abierta. La inversión se retrajo rápidamente. También el consumo, a raíz del aumento de la desocupación, y de la necesidad de los hogares de bajar sus niveles de deuda. Pero dada la caída del producto, a medida que la crisis se profundizó, aumentó el peso de las deudas. A mediados de 2011, la deuda a los bancos del sector inmobiliario equivalía la 30% del PBI; la deuda de la construcción al 10%. A fines de 2011, después de casi cuatro años de crisis, y con los precios en baja, había unas 700.000 viviendas sin vender. Por entonces se calculaba que el 26,3% de los hogares tenía deuda hipotecaria, y que la media de la relación deuda/ingreso era del 104,7% (datos del FMI y diversas notas de The Economist). Las empresas también estaban fuertemente endeudadas, y no solo las vinculadas a la construcción y lo inmobiliario. Excluyendo este último sector, la deuda corporativa española equivalía, también a mediados de 2011, al 143% del PBI. Los ratios deuda/flujo de caja y deuda/activos de las empresas españolas eran más altas que los promedios en Europa. Además, la posición inversora internacional neta de España se deterioró rápida y dramáticamente en el curso de pocos años. La posición inversora internacional neta es el resultado de la suma de activos menos pasivos. En estos momentos representa -90% del PBI (a fines de 2008 todavía era -30%). Una parte muy importante está conformada por los pasivos de los bancos (inversiones de cartera del exterior). Esto explica la desconfianza de inversores internacionales; muchos bancos internacionales han estado reduciendo su exposición en España (y en otros países europeos en problemas). Pero esto agrava, inevitablemente, la situación de los bancos, y repercute en el resto de la economía.

Historias semejantes pueden contarse de Grecia, Irlanda y Portugal (en Italia, la deuda es principalmente pública). A pesar de las fuertes recesiones, o la depresión económica, se mantienen altos déficits de cuenta corriente, y también fiscales. El caso griego es tal vez el más grave: después de una caída del PBI superior al 15% desde que se inició la crisis, y de haber mandado a pérdida deuda soberana por unos 100.000 millones de dólares, Grecia hoy tiene un déficit público equivalente al 6,5% del PBI, y un stock de deuda que equivale a una vez y media el tamaño de su economía. Y para obtener financiamiento de las instituciones europeas, Grecia es obligada a apostar por el abismo de la deflación. Con las diferencias particulares, lo mismo le está sucediendo a España y a otros países en crisis. No es de extrañar que los pueblos se rebelen; aunque esta rebelión se exprese en el voto a variantes políticas que, en su gran mayoría, no cuestionan de alguna manera radical al sistema capitalista.

Ajuste sin fin, depresión y crisis financiera

La política deflacionista que ha impuesto Alemania está terminando en la auto-derrota. Es que con la recesión, cae la demanda; por lo tanto, aumenta el déficit fiscal (cae la recaudación, aumentan los pagos por desempleo y los subsidios a bancos y empresas); el aumento del déficit fiscal lleva al aumento de la tasa que debe pagar el gobierno para endeudarse. En el intento de bajar esa tasa, el gobierno lanza un programa de ajuste del gasto. Pero con esto restringe aún más la demanda y el producto, agravando entonces el déficit y las dificultades de financiamiento en toda la economía. En este marco, aumenta la preferencia por mantenerse líquido: las empresas y los hogares restringen los gastos de inversión y consumo, lo cual hunde más la demanda, y la ronda vuelve a empezar. Esta dinámica puede verse en el caso de Italia y su relación deuda/PBI. El gobierno italiano (conformado por “técnicos” y “expertos”) intenta bajar esa relación, pero al bajar el gasto, baja la demanda y el PBI, de manera que la relación no baja. Por lo cual, aumenta el interés que los inversores exigen por prestar a Italia; lo que lleva al aumento del déficit (al pasar, el presupuesto primario italiano es superavitario); y la ronda se realimenta. También en España: el gobierno se había comprometido este año a bajar el déficit desde el 8,5% del PBI (en 2011) al 4,4%. Esto hubiera supuesto un ajuste del gasto por 45.000 millones de euros, (esto es, una detracción importante en la demanda) en una economía que ya se está contrayendo. El gobierno dice entonces que no puede cumplir el objetivo, y lo “modera” al 5,3% de déficit. Pero es una caída del gasto de “solo” 29.000 millones de euros. En medio de la depresión, de la caída de la inversión privada y el aumento de la desocupación, el PBI entonces cae más todavía. En consecuencia, ahora tampoco se puede cumplir el objetivo de un déficit del 5,3% del PBI.

La misma dinámica puede verse por el lado de los bancos. Dada la caída del ingreso y de la demanda, provocada por la crisis, aumenta la cantidad de préstamos que los bancos no pueden recuperar. Por lo tanto, aumenta la necesidad de recapitalizar a los bancos y disminuir su apalancamiento (esta mecánica de los bancos la explico aquí). Una posibilidad entonces es que los bancos coloquen más acciones en los mercados; pero debido a los malos balances y a la desconfianza, los precios de las acciones bancarias están en niveles muy bajos. Por lo cual, tienen pocas posibilidades de capitalizarse vía los mercados bursátiles. La alternativa es reducir la exposición. Por eso, muchos bancos europeos se han estado deshaciendo de activos en otros países, y han repatriado fondos. Y también restringen el crédito, agravando las dificultades para el conjunto de la economía de la zona del euro. El FMI calcula que 58 grandes bancos de la zona del euro podrían reducir sus activos por un total de 2,6 billones de dólares, aproximadamente el 7% de sus activos totales. Aproximadamente un cuarto de esta reducción sería a través de la reducción de los préstamos. Lo cual equivale a reducir la oferta en la zona del euro en un 1,7% del crédito existente. Algunas consultoras sostienen que la reducción puede ser aún mayor, de hasta 3 billones de dólares. Si la crisis empeora, la cifra aumentará aún más.

Como no podía ser de otra manera, la difícil situación de los bancos agrava las dificultades fiscales y de fondeo del gobierno; y éstas, a su vez, empeoran la situación de los bancos. Para ilustrar lo primero, volvamos nuevamente a España. El Banco de España dice que hay 176.000 millones de euros (229.000 millones de dólares) de créditos inmobiliarios en mora y de activos ejecutados (que representan el 52% del total de la propiedad que está en los libros del sistema bancario). El ministro de finanzas sostiene que los bancos todavía deberían hacer provisiones por unos 50.000 millones de dólares. El gobierno ha estado comprando activos, pero si el Estado quisiera comprar los activos devaluados para salvar a los bancos, la suma equivaldría a más del 10% del PBI. De hecho, y según estimaciones de Barclay Capital, el Estado ya está expuesto a pérdidas potenciales por 40.000 millones de euros (The Economist, 7/01/12). La reciente caída de Bankia, el tercer mayor banco del país, llevaría al gobierno a invertir entre 7.000 y 10.000 millones de euros para recapitalizarlo.

En este cuadro, los prestamistas exigen una tasa de interés cada vez más alta para comprar o mantener bonos emitidos por el Gobierno. Sin embargo, a medida que la tasa sube (y los precios de los bonos bajan), los activos de los bancos empeoran. Lo cual impulsa nuevos desapalancamientos de los bancos. Además de restringir el crédito, y achicar sus operaciones en el exterior, muchos bancos se desprenden de títulos. Pero de esta manera los precios siguen bajando, agravando las dificultades de financiamiento, no solo del Gobierno, sino también de los mismos bancos. Es que los bancos encuentran cada vez menos inversores dispuestos a fondearlos a tasas aceptables. De esta manera continúan agravándose las dificultades de financiamiento para el conjunto de la economía. Entre otras razones, porque los títulos públicos (los italianos, por ejemplo) se utilizan como colaterales para la obtención de créditos. Por eso, a medida que bajan los precios de los títulos, los prestamistas exigen mayores “recortes” (haircut, en la jerga) para prestar.

Naturalmente, la crisis de los bancos no solo se manifiesta por el lado de las desvalorizaciones de sus activos, sino también por la pérdida de depósitos. En este respecto, el caso de Grecia es paradigmático. Desde que se inició la crisis, y hasta fines de 2011, los bancos griegos perdieron la cuarta parte de sus depósitos. Para cubrir esta pérdida, los bancos se endeudaron por 43.000 millones de dólares con el Banco Central de Grecia, además de otros 73.000 millones con el BCE. Pero la oferta de crédito sigue restringida, porque los bancos reservan liquidez para afrontar la eventualidad de nuevos retiros de depósitos. A su vez, los prestamistas extranjeros exigen pagos en efectivo, lo cual agrava las condiciones del crédito (The Economist, 28/01/12). Una vez más, todo esto repercute en más caídas de la demanda. En estas condiciones, el BCE europeo compra bonos del gobierno griego (a fines de 2011 lo había hecho por unos 40.000 millones de euros), pero la economía no reacciona.

Con diferentes variantes cada crisis nacional alimenta al resto, y todas se potencian. Así, la recesión se va agravando día a día. Las proyecciones (de abril) del FMI para 2012 es que el producto en la zona del euro se contraiga el 0,3%. Italia caería el 1,9%, España 1,8%, Grecia 4,7% y Portugal 3,3%. Además, Alemania y Francia, las economías más grandes, apenas crecerían el 0,5%. La tasa de desempleo para el conjunto de la zona del euro llegaba, en febrero de 2012, al 10,8%. En este marco, está muy cercana la perspectiva de una profunda depresión en Europa que termine arrastrando a la economía mundial. De ahí la desorientación, y las voces que piden ensayar otras políticas.

Inyecciones de liquidez que no solucionan el problema

La crisis europea no se desarrolla linealmente, sino tiene subas y bajas. Desde mediados de 2011 y hasta el final del año, se asistió a un fuerte agravamiento de la crisis. La crisis había atacado de lleno a Italia y España, y sus gobiernos tenían que pagar cada vez más tasa para endeudarse. Dadas las enormes cantidades de títulos en poder de los bancos, la caída de los precios de los bonos los afectaba directamente. A finales de septiembre de 2011, las autoridades europeas consideraban que 31 grandes bancos tenían un déficit de capitalización de conjunto por 84.700 millones de euros. Era el capital necesario para alcanzar un coeficiente de capital básico de nivel 1, que es del 9% de los activos ponderados por el riesgo. 65 grandes bancos debían cumplir esta exigencia. La situación fue tan grave, que a fines de noviembre los fondos monetarios de EEUU dejaron de prestar a los bancos europeos, quienes necesitaban dólares para sostener sus posiciones en EEUU. Recordemos que una manera de financiamiento de los bancos europeos es tomar préstamos en euros (a los que tienen acceso más fácil) y hacer un swap en dólares (una operación por la cual compran dólares y se aseguran que no haya riesgo cambiario). Lo importante es que el costo de estas operaciones swap para los bancos europeos llegó a estar, en noviembre de 2011, en un nivel más alto de lo que había estado en los días que siguieron a la quiebra de Lehman.

Ante el agravamiento de la crisis, el BCE inyectó masivamente liquidez. Para eso, anunció que aceptaría de los bancos un abanico de garantías más amplio; elevó la financiación a tres años para los bancos; rebajó el coeficiente de reservas obligatorias a la mitad (una reducción de unos 100.000 millones de euros en las reservas que los bancos debían mantener en el eurosistema). Además, la Reserva Federal, el Banco de Japón y el de Inglaterra, expandieron sus base monetarias. Y en diciembre el BCE bajó la tasa al 1%. Los bancos captaron esta abundante financiación a tres años, en una cifra equivalente al 80% de sus amortizaciones de deuda para el período 2012-14. Algunos aprovecharon para hacer un muy buen negocio a costa del erario público, comprando títulos gubernamentales que rendían el 5% o 6%, con fondos tomados del BCE al 1% (aunque la desconfianza es tan grande, que muchos no se metieron en esta bicicleta: una caída del valor de los bonos puede llevar a un banco que ya tiene problemas de capitalización al quiebre definitivo).

Como sea, paulatinamente, y a partir de estas medidas, los inversores retornaron a los mercados de deuda desde principios de 2012. Los fondos de inversión en activos monetarios de EEUU también aumentaron sus posiciones en enero, frente a los bancos de la zona del euro. El precio de los swaps disminuyó y bajaron los rendimientos de deuda soberana española, italiana e irlandesa, así como los spreads de los CDS (una especie de seguro) de los bonos soberanos.

Pero son parches que bajan momentáneamente la fiebre. Los problemas de fondo, que derivan de la acumulación del capital, siguen presentes. En este respecto, es necesario superar las visiones que asignan propiedades mágicas al crédito y a las finanzas. La clave de la salida de las crisis siempre pasa por la decisión de gasto de los propietarios de la plusvalía. Si ésta no se revierte, la inyección de liquidez poco puede hacer. Los bancos que reciben las inyecciones monetarias pueden aliviar sus problemas de liquidez, al menos en lo inmediato, pero con esto no se reactiva la economía. El BCE (a igual que otros bancos centrales) expandió su base monetaria (billetes más las reservas mantenidas en los bancos centrales de la región) desde un equivalente al 10% del PBI, en 2008, a aproximadamente el 16% en la actualidad. Sin embargo, esto no implicó el aumento de los agregados monetarios que registran la oferta de crédito a empresarios y consumidores. De hecho, estos se contrajeron, a pesar del aumento de la base monetaria. En otras palabras, el banco central inyecta dinero en los bancos, pero éste vuelve al banco central en la forma de reservas de los bancos. Según un análisis realizado por The Wall Street Journal (en La Nación, 7/05/12), a fines de marzo 10 de los mayores bancos de Europa habían guardado en total cerca de 1,2 billones de dólares de efectivo en bancos centrales de todo el mundo; un incremento del 12% desde diciembre de 2011, y del 66% desde finales de 2010. Es lo que Keynes llamaba “preferencia por la liquidez”, y Marx “atesoramiento”. Como se recordará, el principio de la crítica de Marx a la ley de Say (esto es, a la estúpida idea de que toda oferta genera su demanda correspondiente), se basa en la simple posibilidad de que haya atesoramiento generalizado. Lo cual es sinónimo de posibilidad de crisis.

Alternativas desde el establishment

Como lo demuestra toda la experiencia histórica, las crisis conllevan gigantescas desvalorizaciones de capital que operan a través de las quiebras de empresas, financieras y no financieras, el hundimiento de los precios de los activos financieros, la caída de los precios de las mercancías que no se venden en los mercados saturados, y los defaults de Estados o grandes empresas. En otra nota (aquí) he tratado de explicar que los defaults no significan la quiebra del sistema capitalista, como a veces se tiende a pensar en la izquierda, sino son vías por las que operan estas revoluciones del valor. Lo que se discute ahora en los medios, en los gobiernos e instituciones económicas, es de qué manera se puede limitar (en alcance y profundidad) esta desvalorización. Y también si puede evitarse una deflación que amenaza terminar en una depresión mundial de proporciones. El crecimiento electoral de las corrientes nacionalistas que plantean, en varios países europeos, la salida del euro, está haciendo sonar una voz de alarma. De hecho, nadie sabe a ciencia cierta cuáles serían las consecuencias de que Grecia, por caso, decidiera volver a su vieja moneda. Escenarios igualmente dramáticos se abrirían si España o Italia van al default; y la situación en otros países se está deteriorando. El peligro de defaults en cadena de bancos y gobiernos es muy real.

Ante este panorama, la propuesta más escuchada es estimular el crecimiento mediante inyecciones fiscales, principalmente; y monetarias. La idea es apostar al multiplicador, al estilo de lo que explican los cursos de macroeconomía en las carreras de grado de las facultades de económicas. Paul Krugman es el vocero más conocido de esta salida. ¿Por qué no se aplica lo que se enseña?, se pregunta una y otra vez. La objeción que le presentan los críticos es que las inyecciones fiscales demandan fondos, y éstos no están. Además, sigue el razonamiento, si no se restaura la confianza, la inversión seguirá estando ausente. Krugman responde que en la medida en que siga cayendo la demanda, la confianza seguirá faltando a la cita, y las cosas empeorarán.

La realidad es que las fracciones que demandan un cambio de política, no se oponen a que se profundicen las medidas de “ajuste estructural”, tales como la flexibilización de leyes laborales, el debilitamiento de los sindicatos, el aumento de la edad de jubilación. Lo que demandan es que se otorguen plazos más largos para la reducción del gasto fiscal, y que las medidas del ajuste sean acompañadas de una mayor expansión monetaria, a cargo del BCE. Al argumento alemán, que agita el peligro de la inflación, los críticos responden que la misma puede ser beneficiosa: por un lado, porque induciría a un debilitamiento del euro, lo que equivale a una devaluación y a la mejora de la competitividad de los países con mayores problemas. Naturalmente, se trata de una mejora obtenida a costa del salario, pero evita la vía deflacionaria. Además, permitiría dar más tiempo al desapalancamiento de los bancos, y licuaría las deudas nominadas en euros (aunque la contrapartida es el aumento del peso de las deudas nominadas en dólares u otras monedas). Permitiría también financiar mayores estímulos fiscales. Por supuesto, las inyecciones de gasto fiscal solo tendrían éxito en la medida en que la salida del escenario deflacionario llevara a las empresas a aumentar la inversión. La inyección fiscal, por sí misma, no reactiva a la economía. En la sociedad capitalista, la clave pasa por que el gasto privado (principalmente la inversión y el consumo de los que viven de la plusvalía) se reactiven.

De hecho, este programa de “austeridad más crecimiento” lo defienden muchos economistas y políticos del establishment. El propio FMI sugiere algunas de estas medidas. Otra propuesta que ha ganado predicamento es avanzar hacia una mayor unidad europea para el financiamiento de los países en problemas. Se sugiere que el BCE emita euro-bonos, lo que alejaría el peligro de default. Sin embargo, el gobierno alemán se niega, al menos por ahora. Entre otras razones, puede estar el temor de que el euro pierda fuerza, como moneda de reserva internacional, frente al dólar. Se ha anotado, por caso, que entre 2009 y 2011 ha habido una baja de unos dos puntos porcentuales (del 29% al 25,7%) en el uso del euro como reserva por parte de los bancos centrales. Políticamente, parece haber bastante rechazo en Alemania a que se destinen fondos a salvar a otros gobierno o bancos europeos no germanos. Avanzar hacia una unidad fiscal completa exigiría superar las actuales divisiones nacionales, algo que por ahora es lejano.

Muchos piden también que Alemania estimule su consumo, a fin de absorber exportaciones de sus socios europeos. Pero el gobierno de Merkel tampoco cede en esto, En tanto, continúa la crisis de los países más débiles, confrontados a una demanda mundial muy debilitada. Sin embargo, esta política alemana puede desembocar en la salida del euro de algunos de los que tienen más problemas (los griegos en primer lugar); o en un default de España o Italia. Esto tendría consecuencias muy serias para la economía alemana.

Por debajo de estas tensiones existe, sin embargo, un acuerdo bastante generalizado en que las medidas “estructurales” deben llevarse a cabo. Es necesario tener presente que la propuesta de renegociar los plazos del ajuste fiscal, es considerada lógica por buena parte de la “ortodoxia”. No hay aquí un enfrentamiento (a nivel de la clase dominante) entre una “derecha recalcitrante” y una “izquierda que quiere una salida favorable a los pueblos”. Lo que se discute es qué camino tiene menos costos para el capital, y pueda ser tolerado, de alguna manera, por los pueblos. De ahí que se estén explorando alternativas. Por caso, Bloomberg informa (9/05/12) que funcionarios del gobierno de Merkel entraron en contacto con el equipo de Hollande, y que está tomando forma un nuevo compromiso para la política fiscal. La intención sería aumentar el capital del Banco Europeo de Inversiones y emitir bonos garantizados de forma conjunta, para financiar nueva inversión en infraestructura.

En este panorama, se incorpora la posible salida griega del euro. En los últimos tiempos muchos bancos internacionales se deshicieron de bonos griegos, y parte de las pérdidas ya fueron absorbidas. Por lo tanto, el riesgo parece estar hoy más circunscripto a Grecia. Pero nadie está seguro de las repercusiones que tendría este episodio, ni tampoco hasta qué punto no podría inducir a otros a seguir este camino.

Inyecciones, crisis y desvalorización del capital

Como hemos argumentado, los estímulos monetarios y fiscales pueden aliviar problemas de liquidez, pero no constituyen soluciones de fondo. Un ejemplo es Japón. Desde hace más de una década, las tasas de interés están cerca de cero; en ese lapso, el Banco de Japón compró bonos del gobierno y de las empresas, y todo otro tipo de papeles. Estas medidas impidieron que la deflación fuera más pronunciada, pero no sacaron a la economía nipona del estancamiento. Con los créditos bancarios se continuaron sosteniendo empresas inviables, o de rentabilidad cercana a cero (zombies, como se las conoce). Los bancos, por su parte, mantienen estos créditos en sus balances, cuando deberían reconocerse como pérdidas; de esta manera cumplen con las reglamentaciones de Basilea en cuanto a capitalización, aunque se trata de puro capital ficticio. A su vez, aumenta el pasivo del gobierno, pasivo que se origina al sostener los balances de los bancos que sostienen a las empresas zombies (Caballero, Hoshi y Kashyap, 2008). Se ve entonces que la salida de la crisis no viene simplemente por aplicar la receta de los manuales de Macro (inyecciones de gasto y dinero), como piensa, un poco ingenuamente, Krugman. De forma ineludible, en Japón, como en cualquier otro país, la crisis se cobrará su precio en términos de empleos perdidos, de aumento de la miseria y empeoramiento de las condiciones de vida de la gente; así como de capitales que seguirán yendo a la quiebra. Y en el caso de Europa, existen muchas probabilidades de que ocurra un episodio “mayor” -¿salida de Grecia del euro? ¿default de España? ¿de Italia?- que podría arrastrar al mundo capitalista a un abismo de proporciones similares a lo que se vivió en la Gran Depresión de los 30.

Texto citado:

Caballero, R.; T. Hoshi, A. Kashyap (2008) “Zombie Lending and Depressed Restructuring in Japan”, American Economic Review, vol. 98, pp. 1943-1977.


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Elecciones, crisis del euro, crisis política

Written by rolandoastarita

10/05/2012 a 11:23

33 respuestas

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  1. Rolando
    Creo que hay dos errores en el último párrafo del título Inyecciones de liquidez que no solucionan el problema: «10 de los mayores bandos de Europa habían guardado en total cerca de 1,2 millones de dólares de efectivo». Bandos por bancos y 1,2 millones.
    Saludos

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    La duda metódica

    10/05/2012 at 18:02

  2. Rolando, cuando decís: «el ajuste defendido por Merkel»; «a grandes rasgos diremos que en la actual coyuntura, el ala deflacionista es encabezada por Alemania; «la política deflacionista que ha impuesto Alemania»; «esta política alemana puede desembocar en la salida del euro de algunos de los que tienen más problemas», ¿querés significar, en realidad, que hay una burguesía dominante alemana que difiere de otras burguesías dominantes de otras naciones? Porque, supongo, no estás pensando en que el gobierno alemán decide por sí y está por encima de las clases sociales dominantes; y que es lo mismo para los otros gobiernos de los países de Europa: ninguno está por encima de las clases sociales dominantes.

    Ahora bien, si convenimos en ello, podemos dejar de lado al gobierno alemán y a todos los gobiernos y centrarnos en el capital dominante y sus personificaciones, porque puede ser Merkel la «defensora» de la austeridad pero no la que hizo las reglas de juego del sistema monetario y financiero europeo aunque defienda esas reglas de juego. Entonces la pregunta es: ¿Qué hizo y está haciendo el capital? ¿Cuáles son las acciones del capital?

    A partir de aquí podemos optar por ponerle etiquetas de nacionalidades a esa acción del capital, pero llegaríamos, a mi juicio, a inconsistencias puesto que las acciones de capitales «nacionales», cuando uno las mira de cerca, respoden a procesos «no nacionales». Y así sucede con cada una de las nacionalidades, lo que significa que hay un proceso enmarcador que es global, es decir no consiste en «nacionalidades».

    Quisiera, si no te es inconveniente, intercambiar contigo a modo de diálogo, para evitar caer en comentarios largos o exposiciones basadas en la fuerza o empeño argumentativo. Esta forma me parece mucho más simple y menos trabajosa tanto para escribir como para los lectores.

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    oti

    10/05/2012 at 19:05

    • En la nota me refiero al gobierno de Merkel y al establishment capitalista alemán. Los grandes medios alemanes, las cámaras empresarias, en general están respaldando la política del gobierno. Tal vez esto también explique la influencia en la opinión pública. En otros textos (especialmente en Valor, mercado mundial y globalización) traté de explicar que la internacionalización del capital no elimina los intereses «nacional centrados». Existen dos determinantes, nacional e internacional, en la acción de los capitales; y tampoco están «equilibrados» para todos los capitales. Por ejemplo, empresas más pequeñas, o productores agrarios (y tienen peso en cualquier gobierno capitalista), pueden tener un interés menos «internacionalista» que grandes empresas. Estos intereses cruzados dan por resultado políticas gubernamentales que no siempre son coincidentes. En un plano más general, ésta es la razón por la que tengo ciertas críticas hacia los autores que llamo «globalistas extremos», que sostienen que la mundialización eliminó definitivamente los intereses nacionales. El el otro extremo están aquellos que sostienen que, en última instancia, las contradicciones nacionales entre las burguesías siguen al mismo nivel que en época de Lenin (guerras interimperialistas inevitables, etc.). Pienso que la verdad está en algún punto intermedio entre estas posiciones. Volviendo al euro, éste se construyó alrededor del Bundesbank. Por este motivo pueden existir muchas tensiones entre las diferentes fracciones nacionales de la burguesía europea.

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      rolandoastarita

      11/05/2012 at 09:42

  3. Rolando, estaría bueno que ponga una pestaña de «Share» para poder compartir en facebook directamente sus artículos.Interesante este en particular.
    Saludos

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    Ilichito

    11/05/2012 at 08:50

  4. Entonces deberíamos definir en qué consisten las diferencias entre las acciones del capital determinadas globalmente de las que son determinadas nacionalmente y aplicar esas definiciones a lo que está pasando. Por más que esas determinaciones se presenten combinadas y con diferente peso cada una, imbricadas de una forma compleja, tiene que haber diferencias en su naturaleza, porque, si no las hay, no deberíamos hablar de 2 determinaciones sino de 1 sola.

    Yendo a la historia más o menos reciente, la unidad europea, económica y monetaria es hija del Tratado de Maastrich y éste es hijo de la caída del muro de Berlín. Según los archivos diplomáticos franceses no hace mucho desclasificados, Alemania sufrió intensas presiones por parte «de GB» y la «propia Francia», aparentemente con acuerdo «de USA», en contra de la reunificación. En tal contexto, la creación de la burocracia de Bruselas, la transferencia de las funciones del Bundesbank al BCE a partir de 2001, etc., etc., son todas cosas impulsadas y defendidas con diferentes argumentos por «los gobiernos de los países», pero … ¿responden a «intereses nacionales» o a la acción global del capital?

    Lo que propongo es que la acción dominante del capital (carente de nacionalidad) no es «DE» USA, GB o Francia o Alemania sino que es «EN» esos escenarios o lugares. Propuesta que no niega la existencia de «intereses nacionales» (que hay que definir), solo que mientras domina la acción global del capital esos intereses no cuentan.

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    oti

    11/05/2012 at 11:35

    • Hay algo en los cuestionamientos de Oti que no alcanzo a comprender. El capital es siempre «particularista». La globalización no lo convierte de ningún modo en una especie de «sujeto universal» (ni siquiera a escala europea). Naturalmente, no siempre el particularismo de un grupo capitalista se identifica con la política de tal o cual estado nacional, pero en todos los casos los estados nacionales expresan los intereses de uno o más grupos capitalistas (incluso si esos intereses no coinciden con los de la «economía nacional»), a menudo los de un conglomerado de ellos contra los de otro (incluso si tienen el mismo origen nacional). Si el capital fuera enteramente global o, mejor dicho, si el desenvolvimiento del capital fuera enteramente global, ya existirían una moneda mundial y un banco central mundial. El caso del euro expresa tanto la tendencia del capital hacia un desenvolvimiento surpanacional como sus limitaciones para efectivizar dicha tendencia sin que medie el total avasallamiento de los capitales más débiles (un proceso destructivo con ineludibles consecuencias políticas), lo que en plata significa la imposición de las condiciones del estado capitalista con moneda más fuerte (o sea, con mayor productividad). En resumen, tengo la sencación de que Oti opone una universalidad (o globalidad) abstracta al desenvolvimiento concreto, real, del capitalismo tal como existe, que siempre es particularista. Los ragos universales del desarrollo capitalista no se manifiestan sino a espaldas de los propios capitales particulares, por medio de la competencia entre intereses particulares. Tal como parecen estar funcionando las cosas, una globalización efectiva sólo podría ser resultado del completo predominio de la economía capitalista más poderosa una vez consumada la bancarrota de las demás, algo que sin mebargo el capitalismo europeo no parece tener recursos políticos para lograr.

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      Vico

      11/05/2012 at 15:57

  5. Sobre el planteo de Oti: creo que los gobiernos no expresan directamente a los capitales de la nación ni mucho menos a los capitales mundiales o «apátridas».
    Reciben permanentemente presiones de las distintas fracciones del capital de su propia nación como de los capitales externos, y todo esto, las más de las veces, a través de representantes de organizaciones capitalistas y embajadas, más que de las mismas empresas en forma directa. Todas esas presiones se conjugan con la propia «personalidad» del gobierno de turno que a la vez tiene su propio plan, sus propias ideas. Los gobiernos serían como gerencias cuyo cargo no depende solamente del directorio sino también del voto de los subalternos, lo cual les permite tener cierta «cintura».
    Sobre la última parte de Vico: primero habría que precisar a qué llamás una «globalización efectiva»; luego diría que los planteos del tipo «sólo podría ser resultado de», requieren completos análisis que descarten toda otra posibilidad. Tal como está esbozada la idea la verdad es que no la alcanzo a divisar.

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    Eduardo

    11/05/2012 at 19:38

    • Eduardo, por ej., por los ajustes que aplican «los gobiernos» en Europa Occidental y USA (acá se nota menos, pero ajustan igual), pierden el voto de los subalternos sean gobiernos considerados en la opinión pública de «derecha» o «izquierda», todos pierden las elecciones por los ajustes. Sin embargo, los ajustes los aplican igual, a mi entender porque la acción global del capital, personificado en una oligarquía, está sometiendo a todos por igual.

      A la luz de los planteos de Rolando, podría suceder que lo que aparece como una «imposición» del gobierno alemán no sea nada más que las dificultades que tiene la oligarquía global en lograr que «EN» Alemania acepten socializar los costos de la crisis en mayor medida, como lo está logrando en otros muchos países. Es posible que esa dificultad provenga de resistencias que están ofreciendo tanto fracciones de capital como los trabajadores y el pueblo en general en Alemania. Pero no creo que sean dificultades propias de la oligarquía global que obedezcan a resistencias o diferencias internas.

      Si uno se fija en cómo encaró el BCE la crisis luego de lo de Grecia, los cambios de autoridades en ese organismo (con claro predominio de gente que trabajó para el establishment angloamericano), ve que la tecnocracia al servicio de esa oligarquía responde unívocamente. No importa la cantidad de gobiernos que caigan, serán reemplazados por gobiernos que seguirán más o menos las mismas directrices, hasta que se produzca alguna crisis todavía mayor o haya un punto de inflexión.

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      oti

      12/05/2012 at 12:06

  6. Vico, yo no estoy cuestionando, estoy preguntando y proponiendo.

    No comprendo bien qué quiere decir que el capital es «particularista».

    No estoy diciendo que el capital «es enteramente global», sino que hay un capital que es global y que es dominante.

    Por ej., un capitalista x que controla x % de los movimientos financieros y flujos de capitales entre naciones, materias primas en diversos países de A. L., Asia y África, empresas comerciales importadoras y exportadoras en diversos países, capital bancario en diversos países, etc., la «particularidad» de este capitalista sería que los medios de producción, comercialización y financieros de ese capitalista están en diversas localidades del planeta? ¿o sería que todo ese control que tiene sobre esos recursos en diversos lugares responde a una determinación nacional (local) de ese capitalista? ¿Cuál sería la determinación global o local de múltiples capitales en múltiples países y continentes personificados en un capitalista? ¿La determinación local sería la nacionalidad de la que proviene la personificación del capital?

    ¿No es más sencillo pensar que cuando tenés un conjunto de personificaciones de capital de esas características estás en presencia de una clase social que, más allá de sus orígenes personales locales, no es nacional, puesto que los capitales que controla esa clase social forman parte de una lógica donde el control local no cuenta sino que lo que cuenta es el control global que ejercen los elementos de esa clase social?

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    oti

    11/05/2012 at 19:56

  7. ¿Rolando es correcto afirmar que uno de los aspectos por los que la expansión monetaria no tiene su efecto deseado es por la preferencia al ahorro por las bajas expectativas, por las grandes deudas contraidas por los consumidores que en el caso de hacerse con nuevas cantidades de dinero no las reinvierten por destinarlas a la deuda hipotecaria?

    ¿Se puede decir que utilizando la construccion, el mercado inmobiliario en general, como estimulante del crecimiento atado a contraer deuda genera estas circunstancias? En cuyo caso, de ser cierto: ¿En Argentina al no estar ligadas la adquisicion de un bien inmueble con contraer deuda hipotecaria, ya que se alquila en la mayoria de los casos, puede no darse esta situacion?

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    Diego

    13/05/2012 at 21:56

    • Sí, pienso que la expansión de la base monetaria, en medio de una recesión o depresión, no genera el correspondiente aumento de los agregados monetarios (M1, M2 o M3). Durante la Gran Depresión de los 30, en EEUU, durante la crisis japonesa de los 90, y en muchas otras crisis, se comprueba que aumenta la base monetaria, pero el crédito se contrae. Los agregados monetarios M1 y M2 son pro-cíclicos, aumentan en las expansiones y caen en las contracciones. Es una evidencia de que la creación de dinero bancario es endógena, como resultado del ciclo. Dicho en otras palabras, la velocidad del dinero, tomando en cuenta los agregados monetarios, es procíclica: aumenta cuando se expande la economía, y se contrae cuando ésta cae. Es interesante que Marx haya vinculado la velocidad del dinero al ciclo del capital. Es una gran diferencia con los monetaristas, que sostienen que la velocidad del dinero es estable (según Fisher, porque tiene que ver con razones institucionales, como hábitos de pago; según Friedman, por la función de demanda de dinero de los agentes). En definitiva, el efecto de las inyecciones de dinero durante la recesión o la depresión es que impide, o al menos atenúa, las presiones deflacionarias. Peo no es solución de la crisis.
      En cuanto a la otra pregunta, sobre el crédito inmobiliario en Argentina, es un hecho que el crédito inmobiliario es casi inexistente. Los kirchneristas han incluso explicado que esto representa un estado deseable (por ejemplo, discursos de CK cuando estalló la burbuja inmobiliaria en EEUU). El razonamiento es que si no hay crédito, no hay ninguna posibilidad de el crédito impulse un proceso de sobreacumulación y especulación. Es un razonamiento bastante estúpido (la realidad es que la economía capitalista no puede funcionar sin crédito), pero que lo han aceptado muchos defensores del modelo «K-productivo». De todas maneras, en Argentina buena parte del excedente se ha ido a la construcción inmobiliaria. Una parte importante de la renta agraria; también una parte del ahorro de las clases medias acomodadas y altas. Se intenta ahorrar en dólares, y se invierte en construcción (esto se ha trabado ahora por las dificultades para hacerse de dólares, al menos al cambio oficial). Como señalo en la nota, la inversión en vivienda no mejora la matriz productiva de la economía argentina.

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      rolandoastarita

      14/05/2012 at 09:25

    • Te agradezco el comentario sobre la inyección de dinero en tiempos de crisis, que vale aclarar, comparto plenamente. No conocía lo sucedido en Japón, voy a buscar información sobre eso.

      En cuanto al planteo de situación deseable (refiriéndonos a la falta de crédito hipotecario) desconocía que se hubiese debatido y llegado a definir de tal manera. Quede realmente sorprendido porque no pensé que fuese un tema muy discutido o señalado.
      De tal situación me surgen dos inquietudes particularmente. ¿Si el gobierno quisiera mantener tal política respecto al crédito y a su vez quisiera que los trabajadores accedan a la vivienda propia existe una vía alternativa para generar crédito con montos e intereses que no afecten el consumo, como por ejemplo créditos del Banco Hipotecario con esas determinadas características? Por otro lado ¿Puede ser que el planteo de Keen sobre el papel del ahorro, el crédito y su relación con la inversión (cuestionada por este) entre en juego en la justificación de la «situación deseada»?

      Con respecto al destino del excedente, ya había notado esto que decís cuando hace un tiempo cuando leí que solo un cuarto de todas las propiedades de puerto madero se encuentran habitadas, dando entender que los capitalistas se encuentran utilizando las propiedades como reserva de valor.
      Nunca vi un grafico comparativo entre la inflación y el crecimiento de los bienes inmuebles pero si recuerdo haber leído que la diferencia se achico muchísimo en este último tiempo y aun así se sigue utilizando el ladrillo como sinónimo del dólar.

      Gracias por la atención Rolando.

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      Diego

      14/05/2012 at 15:29

    • No conozco el planteo de Keen, voy a buscarlo. Te aclaro que, de todas maneras, el tema no se discutió. CK en por lo menos dos discursos se felicitó porque Argentina no padecía ningún tipo de crisis por exceso de inversión y especulación inmobiliaria. Lo cual era lógico si no había habido crédito hipotecario disponible. Como siempre, la gente que escuchó su discurso aplaudió muy entusiasmada. Parecen pensar que no hay nada más seguro contra la posibilidad de una crisis por especulación inmobiliaria que millones de personas viviendo en casas precarias, en su mayoría sin los servicios básicos elementales. Por otra parte, hoy la clase obrera casi no tiene acceso al crédito hipotecario. La construcción de vivienda está muy concentrada hacia el sector de muy alto poder adquisitivo. Y como afirmás, muchos lo usan como una forma de inversión.

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      rolandoastarita

      14/05/2012 at 19:31

  8. Compañero Rolando. Su nota, a la luz del análisis de los últimos acontecimientos, confirma una de las líneas de desarrollo (deflacionaria) que había usted había anticipado en anteriores acercamientos al problema de la crisis Europea. Si avanzar en la unidad fiscal se torna imposible y las inyecciones de liquidez fracasarían ante la intangibilidad del euro, y si el ajuste por vía deflacionaria, no solo sería incapaz de reactivar la economía, sino, socialmente insoportable, entonces, parece ser que nos encontramos frente a una situación ‘sin salida’ que culminará inevitablemente en un derrumbe de grandes proporciones. La gangrena del capital ficticio hipertrofiado, se amputará por los mecanismos de la destrucción masiva de capital reedundante en un crack que arrancará en los eslabones más débiles del área económica, del cual, el eje Germano franco intentará preservarse mediante una fragmentación preventiva, tal vez evolucionando hacia un ‘Euro del norte’. No se si esto sería eficaz, como forma de blindar los efectos de la crisis, ni si podría evitar un terremoto a nivel mundial, pero, me parece una de las últimas cartas a jugar. Por supuesto, el inevitable fracaso de las medidas que apuntan a proratear la destrucción de capital ficticio, no significaría en absoluto el colapso histórico del capitalismo, pero sí la perspectiva de una crisis sin precedentes, con consecuencias sociales devastadoras. Tal vez, aunque en el marco de padecimientos indescriptibles, una crisis semejante podría ser la única vía de acceso al despegue del gran vampiro, en la medida que la clase obrera no despierte de su prolongado letargo y ponga fin a este estado de cosas caracterizado por las periódicas desvalorizaciones de la fuerza de trabajo para sostener la valorización del capital, que eso son, ni más ni menos, las crisis capitalistas. Hace unos días, un compañero me confesaba su optimismo respecto de la crisis europea. Con criterio inverso al sentido común burgués, apostaba por que la crisis se transforme en un crak mundial. Frente a ello, no se si estar contento o asustado y le confieso, que no me asusto fácilmente. La crisis es condición necesaria para la revolución, pero no suficiente. El único sujeto social en condiciones de imponer una alternativa, el proletariado, atraviesa una profunda derrota histórica. La prístina esencia del marxismo ha encallado en un remoto pasado y el socialismo como alternativa deseable para las masas populares halla mínima expresión. Los esfuerzos, a veces titánicos, de las masas populares, por sacudirse el yugo, resultan abrumados por el peso de la ideología burguesa que las inficiona y el amplio surtido de profetas de plástico que se preparan para el recambio continuista. La ‘crisis de dirección’ en la que tanto énfasis ponen ciertas escuelas de pensamiento militante, tan cierta como verdad de perogrullo, desde hace mucho se ha transformado en una ‘crisis ideológica’ del proletariado. Un coágulo de ideas muertas y conductas suicidas que no puede ser disuelto por la mera compulsión de la necesidad. En todo caso, habrá que acompañar ese tránsito por el infierno apelando al instinto revolucionario de nuestra clase y tratando de encender una antorcha en las tinieblas. La gran crisis que se cierne puede ser un factor objetivo de unidad de los revolucionarios, ya que, ideas, programas y trayectorias militantes será sometidas a dura prueba. Sin caer en el espontaneismo, hay que tener confianza en que el proletariado insurgirá frente a la magnitud del ataque.

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    AP

    14/05/2012 at 01:43

    • Coincido en que una crisis no genera por sí misma un giro hacia algún tipo de actividad revolucionaria o socialista de la clase trabajadora; por supuesto, tampoco de la clase media. Un ejemplo cercano lo hemos tenido en Argentina. El largo estancamiento y crisis de los 80, o el derrumbe de 2001-2, no generaron vuelco alguno masivo a la izquierda. Los partidos enemigos del socialismo siguieron recibiendo la enorme mayoría de los votos. En Europa han crecido algunas corrientes a la izquierda de la socialdemocracia, pero también partidos de la derecha.
      En cuanto a la crisis, lo que ocurre es una gigantesca destrucción y desvalorización del capital. Pero no se trata solo de capital ficticio. Se trata de capital real. Por eso es más grave, si se quiere. La destrucción de capital ficticio muchas veces no tiene efectos muy importantes. Por ejemplo, si los precios de las acciones están inflados, la caída de la bolsa puede no ser muy relevante para la economía capitalista. La cuestión se pone seria cuando lo que fracasa es la realización del valor, esto es, cuando hay sobreproducción de mercancías (ejemplo, de viviendas que no tienen nada de ficticio) y sobreinversión (plantas industriales que trabajan con amplia capacidad ociosa, que tampoco tienen nada de ficticio).
      En este punto hay una gran confusión en la izquierda, porque se tiende a identificar el capital ficticio con toda forma de activo financiero. Yo soy partidario de mantener la noción de Marx de capital ficticio. Permite entender mejor de qué se trata este problema, y su relación con la acumulación.

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      rolandoastarita

      14/05/2012 at 09:39

    • Usted mismo dio el ejemplo de cómo terminó afectando a la «economía real» el estallido de la burbuja inmobiliaria en España, expansión de naturaleza enteramente especulativa y, en ese sentido, ficticia (de hecho, por una u otra ponta debía terminar poniéndose de relieve que se trataba de un valor irrealizable). Por otra parte, Marx consideraba «capital ficticio» la emisión de títulos de deuda pública, algo que marcha a todo vapor en Europa. No veo cómo sigue sosteniendo usted que las burbujas de valorización ficticia no forman parte del engranaje de la crisis, o pueden separarse de él.

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      Vico

      14/05/2012 at 12:42

    • Jamás negué que las burbujas de valorización ficticia no formen parte de los mecanismos que aceleren o profundicen una crisis.
      Mis diferencias con la idea dominante en la izquierda sobre el tema no pasa por aquí. Sintéticamente, he criticado, por lo menos, las siguientes ideas:
      a) la identificación del capital ficticio con todo título de deuda, o acreencia financiera;
      b) la idea de que no hubo desarrollo de las fuerzas productivas en los últimos 30 o 40 años porque creció mucho el capital ficticio (que. como ya apunté, se confunde con toda acreencia financiera);
      c) la tesis de que el crecimiento capitalista puede ocurrir a lo largo de décadas sustentado exclusivamente en el crédito y el capital ficticio;
      d) la tesis de que la valorización financiera puede basarse en operaciones de compra y venta en el corto plazo de activos;
      e) la idea de que la valorización bursátil genera poder de demanda («ficticia», como sostienen algunos);
      f) la idea de que el gasto fiscal pueda generar demanda de forma más o menos duradera (idea muy cara a los keynesianos, y que mucha gente de izquierda acepta de hecho).

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      rolandoastarita

      14/05/2012 at 15:01

  9. Cual es su opinión sobre SÝRIZA y su posibilidad de llegar al poder en Grecia?

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    Alicia

    14/05/2012 at 11:45

    • No conozco lo suficiente la situación de Grecia, y en particular de SYRIZA. A la distancia, solo puedo dar algunas impresiones. Primero, sobre el programa de SYRIZA, y por lo que conozco, propone repudiar el «memorandum» que impone el ajuste a Grecia, y renegociar la deuda, anular una parte importante de la misma, y pedir una moratoria de tres años para lo que queda. Para formar un gobierno de coalición de la izquierda propuso discutir puntos tales como anular las rebajas de salarios y pensiones, restablecer los convenios colectivos para los trabajadores, la reforma política (control de los políticos, investigación de lo actuado en el sistema financiero, etc.). El programa de SYRIZA también incluye la nacionalización de bancos y aumento del impuesto a los ricos.
      Puede verse que se trata entonces de un programa de reformas, dentro del sistema capitalista. No me queda claro si SYRIZA propone esto con la perspectiva de salir definitivamente del euro. La propuesta de su dirigente Tsipras para la formación de un gobierno no incluye ninguna definición al respecto. Si el objetivo es mantenerse dentro del euro, al fin de cuentas terminarán en alguna suerte de negociación con las autoridades europeas. Tal vez puedan aliviarse algunos de los increíbles padecimientos que hoy sufre el pueblo griego, pero no veo que esto pueda dar lugar a una salida de la crisis más o menos rápida, o que evite la caída de salarios, condiciones de vida, desvalorización de capitales, etc.
      Según tengo entendido, algunas corrientes dentro de SYRIZA plantean el repudio total de la deuda. Esto significaría directamente la salida del euro. En algunos análisis marxistas (admiradores de las soluciones a lo Chávez) se sostiene que esto es necesario, pero debería evitarse un escenario como el de Argentina 2001-2. Para evitarlo, se propone que sea un proceso «ordenado», dirigido por el gobierno de izquierda. Pero en un sistema capitalista (esto es, donde los movimientos del capital son decididos por los propietarios del capital), no veo que esto pueda ser posible. De la misma manera, medidas como la nacionalización de los bancos en dificultades no termina de arreglar las cosas. Por ejemplo, el gobierno estatiza los bancos, pero debería garantizar los depósitos de los ahorristas. Si pretende garantizar los depósitos en euros, deberá someterse a exigencias del BCE. Si sale del euro, ¿cómo evita las corridas bancarias? Estos problemas no veo que sean tratados en muchos análisis. Pero son esenciales cuando se habla de salir de la crisis con medidas estatistas, pero manteniendo el Estado y el modo de producción capitalista.
      Acerca de las posibilidades de que SYRIZA llegue al poder, tengo aún menos elementos para opinar. La izquierda de conjunto obtuvo el 35% de los votos. Pero es un voto muy heterogéneo: una parte importante, el 8,5%, fue para el PC, que ya anunció que no se unirá al SYRIZA (lo acusa de oportunista, de ser parte del sistema, etc.). Otra parte, el 6%, fue para la Izquierda Democrática, que está a la derecha de SYRIZA. Por otro lado, aumentaron también sus votos los partidos de la extrema derecha, al 20%. Habría que esperar al resultado de nuevas elecciones (a esta altura parecerían inevitables). Pero a partir de lo que tenemos ahora, da la impresión de que un gobierno de SYRIZA debería ir en coalición con corrientes aún más «moderadas» (lo expresa el programa de acuerdo propuesto por Tsipras).
      Todo esto es solo una reflexión con pocos elementos y conocimiento del país, su política y tradiciones.

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      rolandoastarita

      15/05/2012 at 09:45

  10. Hola Rolando, desde España le felicito por el texto porque describe exactamente lo que pasó y está pasando en España. Ahora mismo el problema principal es la deuda, especialmente de toda una generación que están o estamos con hipotecas a 20, 30 y en algunos casos hasta 40 años para pagar la casa, a esto hay que añadir un miedo brutal a caer en desempleo, como consecuencia el que todavía tiene trabajo adopta la economía de guerra y solo gasta lo imprescindible colaborando al circulo vicioso.
    Mucho me temo que Grecia saldrá del euro y probablemente arrastré a España, solo le contaré como anécdota que me han contado varios conocidos que han sacado sus escasos ahorros del banco, esto es una clara señal de la pérdida de confianza en el sistema bancario español y ya se sabe que cualquier banco es intrínsicamente insolvente. Si Grecia sale del euro tendrán corralito y la gente en España le verá las orejas al lobo y querrá sacar los suyos ante la perspectiva de un abandono del euro y una posterior devaluación. Todo esto es evitable si Alemania decide que así sea.

    P.D.: Creo que hay un error cuando dice que «Bankia, el mayor banco del país» en realidad creo que es el cuarto. Saludos

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    inZurrecto

    18/05/2012 at 15:06

    • Gracias por avisarme del error, la verdad es que no quise poner que Bankia era el banco más importante, pero no sé cómo lo puse así.

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      rolandoastarita

      18/05/2012 at 16:11

    • No es un error ,Bankia es el primer banco en España por activos y depósitos.
      El banco Santander bbva y otros son mas grandes si se suman sus activos y depósitos en el exterior

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      Alicia

      18/05/2012 at 16:51

    • Gracias por aclarar el lío, porque ahora estaba viendo datos, y en algunos figura como el mayor de España y en otros como el cuarto.

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      rolandoastarita

      18/05/2012 at 17:37

  11. Hola Rolando. Me gustaría aportar dos cuestiones para que usted y los seguidores del blog reflexionáramos.

    En primer lugar, un gobierno de SYRIZA o de coalición de izquierdas ¿Podría realmente realizar algunas reformas que paliasen la situación de la clase obrera y las clases populares en general?. O bien, con salida del Euro incluída, ausencia de apoyo económico y quizá boicot activo por parte de los agentes económicos ¿No podría la situación ir todavía a peor?. Por supuesto, estoy hablando de soluciones parciales y posibilidades prácticas inmediatas. La solución real sería la transformación socialista de la sociedad, pienso yo, lo cual parece muy complicado en la medida que no existe una organización o un programa tales con una influencia real (ni en Grecia, ni en Europa).

    La segunda, entra en un terreno de máximos dificil de contestar. ¿Como avanzar hacia la construcción de una auténtica Internacional de la clase obrera?. Todo ello teniendo en cuenta el nivel de confusión ideológico, causado en gran parte por el espejismo estalinista.

    Saludos.

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    Alberto Ezquerra

    19/05/2012 at 06:39

    • Son preguntas que dan para notas, artículos y muchas discusiones, seguramente. Según lo entiendo, el programa de SYRIZA (hice algún comentario en otra respuesta) lleva a la salida del euro. Si se diera la salida del euro, pienso que la economía griega no evitaría la caída y desvalorización de capitales, de todas maneras. Por ejemplo, habría corridas bancarias, y quiebras, que acompañarían a la desvalorización del dracma (o como se llamara la nueva moneda). A igual que sucedió en Argentina en 2001-2, el «ajuste» (esto es, la caída violenta de los salarios) se produciría por vía devaluatoria e inflacionaria. Es una forma de recuperar competitividad para el capitalismo griego; el problema es que la vía actual, deflacionaria, es tanto o más traumática. No veo cómo bajo un régimen capitalista se podría evitar esto. La consigna «que la crisis la paguen los capitalistas» nunca se verificó bajo el régimen capitalista.
      La segunda pregunta es todavía más difícil de responder. Pienso que el primer paso es que las corrientes marxistas, por lo menos, empiecen a abandonar el sesgo «nacional». Muchas organizaciones a cada paso parecen anteponer el nacionalismo a las consideraciones de clase. Por ejemplo, hace poco leía un texto de un grupo marxista que estaba preocupado por «la pérdida de soberanía» de países como España o Francia. En lugar de poner el centro de la problemática en las contradicciones de clase, el problema es si el Estado francés tiene más o menos soberanía a raíz de su integración en el euro. Es muy difícil, además, contrarrestar la propaganda de la derecha (o ultraderecha) nacionalista desde ese enfoque. Pareciera que se quiere competir con la burguesía en ser más defensor de «lo nacional». A veces pienso que esto no es solo producto del espejismo stalinista, hay algo más profundo. En Argentina, organizaciones que se dicen marxistas, que no provienen del tronco PC, agitaron o agitan consignas «nacionales». Doy un ejemplo, que es de hace algunos años, pero es ilustrativo: cuando hubo un conflicto entre los trabajadores y la dirección de Aerolíneas Argentinas, que en ese entonces estaba en manos de empresarios españoles, la consigna de este grupo fue «Fuera los gallegos» (con la connotación asquerosamente despreciativa que tiene esa expresión en Argentina). Recuerdo que cuando le comenté a amigos que tengo en España el asunto, me preguntaban si se trataba de un grupo de la derecha. Hasta que no se empiecen a dejar de lado estas prácticas, no veo cómo podremos avanzar.

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      rolandoastarita

      19/05/2012 at 18:20

    • Hola rolando lo que dice de la cuestión nacional es así, hace poco por el temas de Malvinas se entablo una discursion entre el pts y los de razonyrevolucion sobre el tema nacional. Para los primeros, como buenos troskistas, decían que Malvinas era una cuestión nacional por la que había que pelear «junto con la burguesía» ya que argentina era una semicolonia( nunca vi en la historia una colonia así de libre). Así esta el debate no me deja de asombrar la cantidad de planteo que los troskistas comparten con los stalinistas por mas que los primeros digan ser lo contrario. Saludos

      aaaa y piensa escribir algo sobre el temas¿?

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      javier

      20/05/2012 at 14:23

    • No conocía esa polémica. Pienso que el punto de partida es el análisis en términos de explotación. Las colonias, o las semicolonias, son países explotados por las potencias dominantes, y principalmente por medio de la coerción política y militar. Argentina no es explotada por EEUU, Alemania, etc., ni por ninguno de los países de donde provienen los capitales extranjeros invertidos. La burguesía argentina no es explotada, ni «semi-explotada», ni «semi-oprimida», etc. Es una clase explotadora en pie de igualdad con cualquier otra burguesía extranjera. Participa de la explotación según su fuerza económica relativa. Los altos funcionarios del Estado pertenecen a la clase explotadora, en las mismas condiciones que cualquier otra burguesía estatal. La agitación nacionalista por esto mismo es conveniente para sostener la ideología de la conciliación de clases. Y Malvinas viene muy bien para esto. Espero tener tiempo más adelante para escribir algo sobre el tema.

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      rolandoastarita

      20/05/2012 at 14:43

  12. Si Grecia rebajara el valor de sus títulos, los que más sufrirían son bancos, aseguradoras y gobiernos europeos, que tienen dos tercios de la deuda helena, en particular los de Francia (unos 56.000 millones de euros, según los últimos datos disponibles, de diciembre), Alemania (34.000) y Reino Unido (más de 11.000). Hasta Portugal, cuya capacidad de pagar también está en cuestión, tiene 7.300 millones de títulos helenos.

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    Panama

    27/05/2012 at 18:51

  13. ilustrativo articulo. Que podria pasar si Espana o Grecia sale del euro, que podria pasar con sus economias? muchos dicen que les iria mejor pues tendrian autonomia en la politica monetaria, pero otros dicen que sus deudas incrementarian al tener una nueva moneda nacional depreciada. Que podria pasa y porque? muchas gracias

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    Alfonso

    08/02/2013 at 20:31

    • Brevemente, la transición desde el euro a la moneda nacional estaría marcada por una profunda crisis financiera (fugas de depósitos), y desvalorización de capitales. Luego, una moneda devaluada con respecto al euro o el dólar permitiría ganar competitividad a las empresas (especialmente las productoras de bienes transables). Pero es a costa de una redistribución regresiva del ingreso (caída del salario en términos de la moneda nacional; esto suponiendo que la devaluación sea efectiva en términos reales). Mejoraría la balanza de cuenta corriente, aunque también aumenta el peso de la deuda nominada en moneda extranjera.

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      rolandoastarita

      09/02/2013 at 16:14

  14. podria aclararme por que a medida que la tasa de interes de los bonos del gobierno suben (y los precios de los bonos bajan), los activos de los bancos empeoran? esto es porque los inversionistas dejarian de comprar acciones de los bancos y dar depositos por comprar los bonos del gobierno?

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    Alfonso

    09/02/2013 at 00:23

    • Se debe a que los bonos forman parte de los activos de los bancos. Explico cómo funciona un banco en esta nota (se refiere a la crisis de 2008, pero se trata del mismo principio).

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      rolandoastarita

      09/02/2013 at 16:11

  15. En Europa se sostiene que algunos países ya han «tocado fondo» y que la devaluación interna mediante la caída de los salario esta empezando a funcionar ¿Crees que países como España se están «normalizando»? ¿o por el contrario crees que es una situación pasajera y que el boom está próximo?

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    Juan

    11/09/2013 at 06:13


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