Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Rosa Luxemburgo y el control obrero

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Mi posición contraria a levantar la consigna del control obrero en las actuales condiciones de Argentina (y en general, en condiciones de dominio normal del capital) ha suscitado bastante debate. A los efectos de aportar al mismo, en esta nota llamo la atención sobre el enfoque que tuvo Rosa Luxemburgo, a fines del siglo XIX, frente a la propuesta de que los trabajadores deberían avanzar en el “control social” de la producción. El texto de Rosa Luxemburgo al que haré referencia es el capítulo 3 de Reforma o Revolución (edición Papeles Políticos, Buenos Aires, 1974).

Rosa Luxemburgo critica la propuesta de Conrad Schimdt, un dirigente del ala de la socialdemocracia, vinculado a Bernstein. Según Schmidt (citado por Rosa Luxemburgo), las luchas políticas y sociales a favor de reformas posibilitarían un control social cada vez más amplio “sobre las condiciones de producción”, y por medio de leyes “se limitarían los derechos de la propiedad capitalista, convirtiendo a ésta poco a poco en simple administradora”. Así, junto a una gradual democratización política del Estado, se llegaría a una implantación también gradual del socialismo.

Palabras más o menos, es lo que piensa hoy alguna gente progresista y de izquierda (para evitar malentendidos, no los trotskistas). Pero también puede ocurrir que muchos trabajadores que votan hoy por el control obrero, lo conciban como un camino para ir adquiriendo poder, gradualmente, bajo el capitalismo.

En su crítica a Schmidt, Rosa Luxemburgo arranca precisando el rol de los sindicatos bajo el sistema capitalista: esencialmente, la defensa del valor de la fuerza de trabajo, para tratar de disminuir la explotación. Rosa Luxemburgo no se engaña, ni ilusiona a nadie con espejitos de colores. Explica que las posibilidades que tienen los sindicatos están condicionadas por muchas circunstancias que escapan a su control. Por ejemplo, por la coyuntura más o menos próspera de la economía; o por los niveles de proletarización de las clases medias. “Por ello no les será nunca posible derrocar la ley del salario, pudiendo, en el mejor de los casos, reducir la explotación capitalista a los límites que en un momento dado se consideran “naturales”; pero de ninguna manera estarán en condiciones de anular, ni aun gradualmente, la explotación” (énfasis agregado).

Rosa Luxemburgo está planteando que la reducción de la explotación que se puede obtener no es arbitraria, tiene límites, y los trabajadores deben ser conscientes de ello. Es la idea que también está presente en Marx; por ejemplo, cuando explica en El Capital que si los salarios superan ciertos niveles que afecten gravemente a la ganancia del capital, se ponen en marcha mecanismos que reducen la presión obrera. En tanto subsista la propiedad privada del capital, es imposible superar la explotación. El tema no depende de gobiernos capitalistas (más o menos “progres”), ni de “relación de fuerzas” entre las clases sociales. La misma idea la encontramos en Salario, precio y ganancia, también de Marx.

A partir de este enfoque Rosa Luxemburgo encara la propuesta de Schmidt, de que los sindicatos adquieran gradualmente “una influencia mayor en la regularización de la producción”. Explica que esta regularización se puede entender de dos modos: ya sea interviniendo en los aspectos técnicos de la producción, o determinando el volumen de la misma, o los precios.

En lo que respecta a los aspectos técnicos, sostiene que el impulso de cada trabajador es a impedir que se implanten mejoras técnicas. Es que las mejoras tecnológicas desplazan mano de obra o desvalorizan a la fuerza de trabajo. Sin embargo, si el sindicato se opone al progreso tecnológico, “no actúa en interés de la clase trabajadora en general y de la emancipación de ésta… sino justamente en oposición a toda renovación y en sentido reaccionario”. Sería volver a la posición de los obreros que rompían las máquinas que amenazaban sus trabajos. Pero si estos movimientos hubieran triunfado, todavía estaríamos con los telares manuales, en lugar de los mecánicos; o con el pico y la pala, en lugar de las excavadoras mecánicas, etc. Dice Rosa Luxemburgo: “Esta tendencia intervencionista [para detener el progreso técnico] caracteriza la fase más antigua del tradeunionismo inglés (hasta el año 60), cuando todavía conservaba restos de tradiciones gremiales de origen medieval, cuya fuente hay que buscar en el anticuado principio del ‘derecho adquirido al trabajo conveniente’”.

En cuanto a la tendencia de los sindicatos a determinar volúmenes y precios, observa que se trata de un fenómeno mucho más reciente, y explica: “… al participar activamente el sindicato en la determinación de precios y volumen de la producción de mercancías, ¿qué otra cosa hace sino formar un cartel de trabajadores y empresarios en contra de los consumidores, haciendo uso, en su lucha contra los empresarios competidores, de medidas que no ceden en nada a los métodos de las legales coaliciones de empresas?” Podemos suponer que el razonamiento es extensible a la competencia entre empresas, o clases capitalistas, de diferentes países. Sigue luego: “Al fin y al cabo, esto ya no es una lucha entre capital y trabajo, sino una lucha solidaria de capital y trabajo contra la sociedad consumidora. Según su valoración social, esto es un principio reaccionario que, por serlo, no puede ya constituir etapa alguna en la lucha de emancipación que lleva el proletariado, puesto que más bien representa lo más contrario a una lucha de clases”. Además, explica que en la práctica se trata de una utopía, que nunca podrá extenderse a ramas importantes y que compitan en el mercado mundial.

A la vista de esto Rosa Luxemburgo termina aconsejando que los sindicatos se limiten a la lucha por salarios y a la disminución del tiempo de trabajo, esto es, a regular o frenar la explotación capitalista. “La naturaleza de las cosas les impide influir abiertamente en el proceso de producción”.

Pero además, explica que si el capitalismo entra en una fase de declive, la lucha por el salario se hará incluso más difícil, ya que empeorarán las condiciones objetivas del mercado. La caída del salario es un medio privilegiado para impedir la caída de la tasa de ganancia. Por este motivo, habrá menos condiciones para imponer el control social de la producción. En consecuencia, Rosa Luxemburgo sostiene que Schmidt tiene una apreciación equivocada de la perspectiva histórica. Es que Schmidt esperaba que las asociaciones obreras pudieran imponer a la clase capitalista “las condiciones únicas en que pueda emplearse la fuerza de trabajo”. El ala derecha pensaba que desde el Estado se podría imponer ese control (como hoy algunos piensan que el control obrero se le solicita al Estado, y éste lo concede), apoyándose en la “clase obrera en auge”. Pero esto, dice Rosa Luxemburgo, no será posible. El Estado solo puede ser concebido como Estado capitalista, y por ello “la reforma social con que manipula no es un producto del control social, es decir, del control de la libre sociedad obrera sobre el proceso de trabajo, sino el control de la organización de clase del capital sobre el proceso de producción capitalista. En esto, es decir, en el interés del capital, las reformas sociales encontrarán asimismo sus límites naturales”.

En definitiva, y según Rosa Luxemburgo, aun un movimiento obrero y socialista poderoso como el alemán, no podría imponer el control de la producción al capital, en condiciones de dominio “normal” de éste. Rosa Luxemburgo establece los límites que tiene la lucha dentro del sistema capitalista, y argumenta por qué la línea de Schmidt conduce a la colaboración de clases, indefectiblemente. Es la única forma de plantear, de manera correcta, la perspectiva del combate por el socialismo. Agrego todavía otro elemento: el ala derecha tenía el favor de los sindicatos y de buena parte de la clase obrera alemana. Esto no impide que la gran revolucionaria diga lo que piensa. Otra tradición que se ha perdido en el socialismo.


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Rosa Luxemburgo y el control obrero

Written by rolandoastarita

10/03/2012 a 15:56

29 respuestas

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  1. Rolando

    Creo que en la primera línea del quinto párrafo hay un error (ver palabras entre comillas):

    .

    Debería decir «la reducción de la explotación», o «el aumento del salario».

    Saludos

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    La duda metódica

    10/03/2012 at 16:33

  2. Perdón, puse la frase encerrada entre signos mayor y menor, y veo que no se puede. No publicó la frase siguiente que está en la primera línea del quinto párrafo

    Rosa Luxemburgo está planteando que «la reducción del salario» que se puede obtener no es arbitraria, tiene límites, y los trabajadores deben ser conscientes de ello.

    Saludos

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    La duda metódica

    10/03/2012 at 16:36

  3. Rolando al leer esta nota en lo relativo a la postura de Conrad Schimdt (y que creo haces extensible a la llamada línea «reformista») como una mera propuesta de correlación de fuerzas que solo tiene como fin paliar parte de la explotación dentro del sistema capitalista.He recordado una frase de Engels a raíz de un análisis que Engels realiza en «Die Bewegungen von 1847» sobre la situación en EEUU y que aparece reflejada en un escrito de Bernstein: «What Marx Really Taught» describiendo el proceso como una guerra de posiciones «prolongada, tenaz, avanzando lentamente de posición a posición».Es decir que la idea de las reformas no se limita a un mejor estándar de vida dentro de un sistema capitalista sino que en última instancia se busca cambiar el sistema(revindación del SPD,es decir de los socialdemócratas alemanes y de otras organizaciones como la Sociedad Fabiana en Gran Bretaña).No limita la acción de cambio a los sindicatos ni se pretende(al menos de primeras) establecer «control obrero» en el marco de una sociedad con relaciones de producción capitalista como fin último.

    Saludos y le felicito por las magníficas notas que publica en este blog,son muy ilustrativas(especialmente en materia más económica y técnica).

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    JHaydn

    11/03/2012 at 12:38

  4. Queda claro del fragmento de “¿Reforma social o revolución?” citado, que el ‘control social’ reformista criticado por Rosa no es el ‘control obrero’ del Programa de transición de 1938. Tampoco lo es el ‘control sindical’ del que a veces se habla. Y tan cierto es esto como que el ‘control obrero’ es solamente un elemento ‘previo’ de un conjunto cuya razón de ser está planteada como ‘puente’ de ‘consignas transicionales’ entre dos momentos de la lucha de clases (de las reivindicaciones del proletariado como sujeto de explotación, al programa tras haber “tomado las riendas de la producción”, es decir, en definitiva, de la revolución social del proletariado). Porque lógicamente a partir del momento de la expropiación de los expropiadores ya no habrá libros contables “capitalistas” que abrir (salvo para estudio histórico, etc. del pasado capitalista en esa sociedad determinada, etc.).
    A mí me gustaría relacionar todo esto con la discusión de la relación entre el abandono del programa de Erfurt (uno mínimo y otro máximo) por parte de Rosa, y el Programa de transición de LT más de veinte años después. Y la cuestión crucial de la «madurez» tanto de las épocas –aquellas y éstas de hoy– y la madurez de aquella masas trabajadoras y estas de hoy. Lo cual se podría (me gustaría) ponerlo en relación con sus posturas, Astarita, con respecto a la crítica del ‘Programa…’, a la necesidad de volver al programa mínimo (que obviamente implica uno máximo), con su afirmación de que se trataría de un imposible ‘control obrero DEL capitalismo’ (pero se trata del control obrero EN el capitalismo y CONTRA el capitalismo, al menos en ‘teoría’), de su posición frente al colapso y la catástrofe, la época actual de guerras y revoluciones, etc. Pero para hablar con justeza necesito aún conocer más a Rosa y la época… Son varios «me gustaría», acompañados de varios «pero»…

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    Alberto a.

    11/03/2012 at 15:17

    • Errata: Donde dice: «como sujeto de explotación» debe decir: «como sujeto objeto de explotación».

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      Alberto a.

      11/03/2012 at 15:44

    • Muy confuso, todo. No se entiende nada.

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      Eduardo

      11/03/2012 at 18:58

  5. 1) Digo que Astarita titula «Rosa Luxemburgo y el control obrero» una nota que, sin embargo, habla de la crítica de Rosa L. a aquellos reformistas que proponen un «control social» que podría abrir el camino a una transformación gradual del capitalismo. Dice Astarita que sabe que no es la propuesta trotskista, pero que «puede ocurrir que muchos trabajadores que votan hoy por el control obrero, lo conciban como un camino para ir adquiriendo poder, gradualmente, bajo el capitalismo».
    Para LT el Programa de T. sirve a los fiunes de «ayudar a la masa, en el proceso de la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista».
    Dice LT en el Programa: «En esa forma, el control obrero pasará a ser la escuela de la economía planificada. Por la experiencia del control, el proletariado se preparará para dirigir directamente la industria nacionalizada cuando la hora haya sonado. (…) Si la abolición del secreto comercial es la condición necesaria de control obrero, ese control representa el primer paso en el camino de la dirección socialista de la economía.»
    Esa es la posición de Trotsky. Pero no creo que se deba atribuir al Programa de transición de Trotsky lo que piensen algunos trabajadores hoy.
    Digo que el «control obrero» del que habla Trotsky no es lo mismo que el «control social» reformista que critica Rosa. La nota se podría haber llamado mejor «Rosa Luxemburgo y el ‘control social’ reformista»

    2) Astarita ha discutido y criticado el Programa de Transición trotskista (no coincidiendo con los trotskistas en la caracterización de la época de Trotsky ni con los de la época actual) y ahí están los textos suyos, para discutir y leer. Pero no creo que el problema del «control obrero» como medida propuesta por el Programa de T. de LT sea un problema que ataña necesariamente a Rosa L.

    3) Digo que «el ‘control obrero’ es solamente uno de los elementos de un conjunto (el ‘Programa de transición’, sus medidas, sus propuestas) cuya razón de ser (la del Programa de T.) está planteada a modo de ‘puente’ de ‘consignas transicionales’ entre dos momentos de la lucha de clases: el de la lucha «normal» y cotidiana del proletariado, y el de la revolución social del proletariado y su proceso.
    Digo que el «control obrero» (de que habla Trotsky en ese Programa) no es para el periodo de la dictadura del proletariado, que ha realizado la «expropiación de los expropiadores» y por eso ya no hay libros contables “capitalistas” que abrir y cuestiones que «controlar», sino otros graves problemas que resolver.

    4) El resto de lo que digo en mi comentario anterior, puede quedar sin aclaración porque se refiere a una serie de expresiones de deseo que no vienen al caso.
    Espero no merecerme ahora un «No aclare que oscurece».

    Saludos.

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    Alberto a.

    11/03/2012 at 21:08

    • Sí, lo suyo es tratar de meter confusión por todos lados, con el fin de que nada quede claro. He afirmado que la manera en que Trotsky entiende el control obrero es en el sentido de un control que se le impone a la clase dominante con el poder de los trabajadores en armas (aunque esto en algunos escritos, porque en otros hay más ambigüedades). En el texto sobre Alemania que cité, se trata de un control que emana del doble poder. La aclaración que hacía Trotsky era importante porque la consigna de control obrero no ha sido patrimonio exclusivo de los trotskistas. Por ejemplo, el ala derecha de la socialdemocracia italiana levantaba la consigna. También la reivindicaron stalinistas. Por este motivo Trotsky aclara en varios escritos que el control obrero que plantea tiene un contenido distinto del que planteaban los reformistas (contenido sintetizado en la cita de la nota). Y el sentido de la consigna del control obrero en manos de los reformistas es el mismo de la propuesta de Schmidt, que critica Rosa Luxemburgo.
      Pero esto tiene que ver con lo que está sucediendo en la agitación de esta consigna. He afirmado que en Argentina, cuando se presenta la consigna, no se hace la aclaración. No se precisa en qué sentido se está levantando el control obrero. No se dice que debería emanar del doble poder. Esto se oculta, y usted está tratando de disimular esta crítica y para eso se va por las ramas.
      Pero además, y esto también lo he explicado, el planteo del PT sobre el control obrero se desbarranca a la concepción que el mismo Trotsky criticaba. Es que si el control obrero se asienta en el doble poder, es necesariamente por un período breve; no hay manera de que se estabilice. El propio Trotsky reconoce que debe ser así. Sin embargo, en el PT (y antes en otros textos de coyuntura) concibe un control obrero por años, con trabajadores haciendo «escuela de comunismo», bajo el capitalismo. Esto no se dio en ningún lado, y no es casual. No hay manera de que semejante experimento funcione durante años en el sistema capitalista. Son cosas lunáticas. Claro que están acordes con otras ideas del PT, como que es posible establecer el control obrero del ejército. Por supuesto, cuando se llega a tales extremos, cuando se plantea que para acabar con la desocupación, por ejemplo, es posible establecer un control obrero sobre bancos, empresas, planes nacionales de obras públicas, comercio exterior, mercado cambiario, etc., pues bien, o estamos hablando en realidad de una colaboración estable con el capital (representantes obreros participando regularmente de organismos, incluido el Ejército y todos los ministerios, etc.), o estamos en la luna. ¿Dónde se ha visto semejante «control obrero», establecido a partir de organismos de poder de los trabajadores, enfrentados al capital?
      Por supuesto, para que no se noten estos disparates, es que tratan de embarrar la cancha.

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      rolandoastarita

      11/03/2012 at 21:47

  6. Realmente, me asombra. He leído textos suyos (que no voy a andar buscando ni citando ahora) sobre el modo de discutir entre compañeros, entre socialistas, sean o no militantes. He creído compartir su opinión de que debe hacerse con respeto, etc.
    No he hecho en su blog más que unos pocos comentarios (¿tres? ¿cuatro? ¿cinco? no sé), y siempre con todo respeto.
    Usted afirma de mis comentarios: «Lo suyo es tratar de meter confusión por todos lados, con el fin de que nada quede claro». Justamente tras un comentario que intenta reparar, en lo posible, un comentario anterior mío escrito quizá confusamente o dando mucho por entendido. Y luego abunda: «Por supuesto, para que no se noten estos disparates [de lo afirmado por Trotsky], es que tratan de embarrar la cancha».
    No considero que sea respetuoso de su parte atribuirme algo de lo que no tiene ninguna prueba y que no se desprende de mis comentarios: una intención de poner confusión, proteger los dichos de alguien (Trotsky), etc. (??) Encima, agrega un plural («tratan») como si mis comentarios correspondieran a algún complot en el que tendría yo compañía. (!!)
    Siempre fue mi intención (y basta leer sin suspicacia mis pocos comentarios) aportar algo al debate.
    La verdad, no comprendo su reacción totalmente irrespetuosa y fuera de lugar.

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    Alberto a. Arias

    12/03/2012 at 01:38

    • No es irrespetuosa, constato los hechos. Un dirigente de la Fraternidad dice por TV: «Queremos la re-estatización de los ferrocarriles con control de los trabajadores». Un dirigente del FIT dice por TV,el mismo día: «Exigimos la estatización de los ferrocarriles bajo control de los trabajadores». Exactamente la misma formulación. En ningún momento el dirigente del FIT explica en qué se diferencia la estatización de los ferrocarriles con control de los trabajadores de la que propone el reformismo. Cuando señalo esto, cuando muestro que la formulación de un Schmidt es = a la de la Fraternidad e = a la manera que presenta públicamente el FIT, se busca cualquier procedimiento con tal de desviar el asunto. Cuando conecto, además, estas concepciones con planteos de «control obrero durante años», y «control obrero del Ejército», se habla de cualquier cosa.

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      rolandoastarita

      12/03/2012 at 08:27

    • Alberto decir que trata de embarrar la cancha no es falta de respeto. Es lo que esta haciendo al mandar esos comentarios que como ha dicho Eduardo son la mar de confusos. Aunque en lo personal no estoy del todo de acuerdo con el Prof. Astarita, tal ves soy un ingenuo pero le doy el beneficio de la duda, pienso que ese embarrar la cancha es más bien involuntario. Usted esta convencido de los absurdos pseudointelectuales del troskismo, justamente por eso es que lo que repite es de una obscuridad total. Porque realmente no lo entiende ni usted mismo. Tal ves es una defensa psicológica, si entendiese algo de todo ese batiburrillo no podría seguir sosteniendo los «dogmas» del troskismo. No se preocupe no es un problema suyo, es bastante común dentro de la izquierda.
      No se sienta perseguido o insultado, nadie esta haciendo nada de eso en estos comentarios. Simplemente debería releer con un poco de autocritica párrafos como:

      «Queda claro del fragmento de “¿Reforma social o revolución?” citado, que el ‘control social’ reformista criticado por Rosa no es el ‘control obrero’ del Programa de transición de 1938. Tampoco lo es el ‘control sindical’ del que a veces se habla. Y tan cierto es esto como que el ‘control obrero’ es solamente un elemento ‘previo’ de un conjunto cuya razón de ser está planteada como ‘puente’ de ‘consignas transicionales’ entre dos momentos de la lucha de clases (de las reivindicaciones del proletariado como sujeto de explotación, al programa tras haber “tomado las riendas de la producción”, es decir, en definitiva, de la revolución social del proletariado). Porque lógicamente a partir del momento de la expropiación de los expropiadores ya no habrá libros contables “capitalistas” que abrir (salvo para estudio histórico, etc. del pasado capitalista en esa sociedad determinada, etc.).»

      Sinceramente en un primer momento creí que iba de joda…
      Si realmente es su intención aportar al debate debería reevaluar seriamente la forma en que escribe, porque así como lo esta haciendo solo logra «embarrar la cancha».

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      12/03/2012 at 08:34

    • (Gerardo Daniel: Usted cita mi comentario anterior, que condensaba quizá demasiados puntos y daba por sentado que el lector entendía algunas otras. Por eso luego me dediqué a aclararlo bien en otro comentario, y en castellano. ¡Pero no queda claro!
      Ya que parece que se necesitan frases menos apretadas (y corriendo el riesgo de que me pidan que sea breve) me dedicaré a desarrollar punto por punto, si el autor del blog me lo permite, mis supuestamente malintencionados y “barrosos” comentarios anteriores. Tal se vea, de paso, por qué quise “comprimir”.)
      ¿Por qué dije antes: “La nota [de RA] se podría haber llamado mejor ‘Rosa Luxemburgo y el ‘control social’ reformista”? Por lo siguiente.
      En la nota “Rosa Luxemburgo y el control obrero” Astarita quiere IDENTIFICAR o ASEMEJAR su propio planteo actual contra la aplicación actual del “control obrero” que plantea el PT (Programa de Transición), con la crítica de Rosa L. contra Konrad Schmidt y el reformismo. Pero de la lectura del capítulo de “¿Reforma social o revolución?” se desprende claramente que se trata de problemas diferentes: uno es el “control social” de los reformistas del 1900, y otra cosa es el “control obrero de la producción” debatido en y después de las revoluciones rusas (1905 y 1917) y alemana (1918), y después aun.
      Así como todo el libro de Rosa constituye el análisis mismo del reformismo y a lo que conduce, en ese capítulo Rosa ataca integralmente la concepción “sindicalista-reformista-democratizante” de Bernstein-Schmidt. Esta frase lo resume: “…los sindicatos, la reforma social y, agrega Bernstein, la democratización política del Estado son los medios para la realización progresiva del socialismo”.
      Dicho capítulo es el análisis de cómo se engranan estas “reformas”, “controles”, “leyes laborales”, la supuesta “influencia en la producción”, etc., con la “mistificación” reformista.
      Para no citar largo, sólo esto. Dice Rosa: “Konrad Schmidt siempre usa el término ‘control social’ cuando se refiere a las leyes protectoras. Una vez que ha transformado el Estado en sociedad, agrega confiado: ‘Es decir, la clase obrera en ascenso’. Como resultado de este truco de sustitución, las inocentes leyes laborales formuladas por el Consejo Federal Alemán se transforman en medidas socialistas transitorias supuestamente promulgadas por el proletariado alemán. La mistificación es obvia. Sabemos que el Estado imperante no es la ‘sociedad’ que representa a la ‘clase obrera en ascenso’. Es el representante de la sociedad capitalista. Es un Estado clasista. Por lo tanto, sus reformas no son la aplicación del ‘control social’, es decir, el control de la sociedad que decide libremente su propio proceso laboral. Son formas de control aplicadas por la organización clasista del capital a la producción de capital. Las llamadas reformas sociales son promulgadas en beneficio del capital. Sí, Bernstein y Konrad Schmidt sólo ven en la actualidad ‘comienzos débiles’ de este control. Esperan ver una larga sucesión de reformas en el futuro, todas a favor de la clase obrera. Pero aquí cometen un error parecido a su creencia en el desarrollo ilimitado del movimiento sindical’.
      Luego, malinterpretando a Rosa, Astarita también afirma: “A la vista de esto Rosa Luxemburgo termina ACONSEJANDO que los sindicatos se limiten a la lucha por salarios y a la disminución del tiempo de trabajo, esto es, a regular o frenar la explotación capitalista. ‘La naturaleza de las cosas les impide influir abiertamente en el proceso de producción’.” (mayúsc. mías)
      O sea: ¡Rosa aconsejando el “normal” funcionamiento sindical, la reducción regresiva a sus funciones reivindicatorias elementales!
      Pero en verdad es lo contrario. Rosa dice allí: “…si observamos los factores fundamentales del proceso social, vemos que no nos dirigimos hacia una época caracterizada por grandes avances de los sindicatos, antes bien hacia una época en que las dificultades que enfrentan los sindicatos aumentarán. (…) La acción sindical se reduce necesariamente a la simple defensa de las conquistas ya obtenidas y hasta eso se vuelve cada vez más difícil. Tal es la tendencia general de las cosas en nuestra sociedad. LA CONTRAPARTIDA DE ESA TENDENCIA DEBERÍA SER EL DESARROLLO DEL ASPECTO POLÍTICO DE LA LUCHA DE CLASES”. [mayúsc. mías]
      O sea: Rosa no aconseja (¡ya en 1898-1900) la limitación del sindicalismo a sus luchas elementales, sino la politización no-reformista del sindicalismo y la lucha de clases en consonancia con la tendencia de la época. Estamos a cinco años, claro está, de la primera revolución rusa.
      Para más datos abrumadores de esta posición, ver “Huelga de masas, partido y sindicatos”, de Rosa L.
      Y es justamente desde este aspecto de la lucha de clases que se debe discutir el “control obrero” que sigue levantando el trotskismo.
      Claro, mi próximo aporte debería referirse a qué es el “control obrero” de Trotsky. Pero ¿no están para eso los textos íntegros del Programa de transición y de las otras notas de LT –entre otros- referidas al tema?
      Luego, si se me permite, podría desarrollar aun otros puntos discutibles.
      Saludos.

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      Alberto a.

      13/03/2012 at 00:12

    • Usted no se cansa de tergiversar. Mi nota rescata la crítica de Rosa Luxemburgo al control obrero planteado por los reformistas (al estilo que lo hicieron todas las fracciones reformistas). No es cierto que quiera identificar el control obrero como se dio en Rusia de 1917 con el control obrero de Schmidt. Decir esto es una patraña. ¿No tiene límites? ¿De qué manera discute usted?
      La nota rescata la idea de RL de que el control obrero no puede ser establecido de manera «normal». Es en este marco que rescata la idea de RL de que la lucha económica tiene límites, y que la clase obrera debe conocer estos límites (algo que nunca se dice).
      Pero además, todo esto en el marco que asemejo la manera en que se está presentando el control obrero HOY en ARGENTINA (no en la Rusia de 1917, no en Alemania de 1919) a la manera en que lo hicieron siempre los reformistas. Por supuesto, tratándose de RL, llamaba a fortalecer el socialismo y la lucha por el programa socialista. Pero éste no es el eje de la nota. El tema que plantea la nota es: EN UNA SITUACIÓN NO REVOLUCIONARIA COMO LA QUE EXISTE EN ARGENTINA, EL PLANTEO DEL CONTROL OBRERO ES REFORMISTA, «A LO SCHMIDT». No se hagan los burros con respecto a esto.
      Por último, vuelvo a pedirle que sea más breve. Hay muchos sitios trotskistas en los que puede publicar sus artículos. Este espacio es para comentarios.

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      rolandoastarita

      13/03/2012 at 00:36

  7. Amadeo Bordiga también tiene unas lúcidas notas sobre el tema. Es especialmente brillante su intervención contra el entonces reformista burgués y posteriormente reformista burgués estalinista Antonio Gramsci, cuando éste defendía el «poder obrero» de los consejos de fábrica en el marco del capitalismo, en Turín: «la institución es de clase» decía.
    Bordiga se opuso enérgicamente diciendo que el consejo de fábrica, como el sindicato, era un organismo dedicado a la lucha económica; que el organismo político transicional era el soviet, que teniendo un carácter fabril (aunque también puede ser un soviet de campesinos, por ejemplo) se expande territorialmente y tiene funciones políticas, no sólo económicas, y acuadilla a clases y sectores de clase aliados. Bordiga también le recriminó a Gramsci que soslayaba el problema principal: el Estado: sin una dirección comunista del proceso revolucionario (Bordiga, como todos los leninistas, decía que era el «Partido») que destruyera el Estado capitalista en sentido socialista, todo esfuerzo sería inútil. La historia le dio la razón a Bordiga, con el fracaso estrepitoso de los «consejos de fábrica» de Turin. Gramsci se convirtió así en el antecedente de la tradición posestructuralista (Foucault, Deleuze), no marxista y por momentos anti-marxista.

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    Fernando

    12/03/2012 at 09:53

  8. Me da la impresion que este tipo de consignas son lanzadas con un imperativo moral como si fueran fines que deben implantarse en lo inmediato ya que la clase obrera,el pueblo,la gente,etc no dan mas,necesitan una pronta resolucion de sus problemas.De esta forma,siguiendo la misma logica,hay que reafirmarlas porque si,porque son un deber moral.Asi se forma una conciencia que ve mas el asunto como si fuera un problema de «justicia» (control obrero ya,juicio y castigo ya,apertura de archivos de la side ya) que como una cuestion mediada por un marco capitalista.Hablo de la izquierda en general y mas alla de las diferencias hay varios elementos en comun y esa vision de la justicia como orden a exigir e implantar es uno de ellos.Es tambien una de las visiones tipicas del llamado estado de derecho (capitalista) que ve solo como ordenar las cosas armonicamente,sin entender los procesos que las constituyen.Esta concepcion se acentua mucho mas en la izquierda menos combativa.Sin embargo entre las organizaciones trotkistas,por mas Marx o Trotky a los cuales apelar,esa vision sigue mostrandose.

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    Andrés Alejandro

    12/03/2012 at 17:12

  9. Acabo de ponerme al tanto del concepto «control obrero de la producción», soy un principiante en este término particular, no así con la teoría materialista de la historia, a la que conozco hace unos 5 años. Y acerco lo que me vino a la cabeza, que espero sea recibido como es entregado, con buena leche, con la intención de seguir indagando en la cuestión para «iluminarla», a pesar de las resistencias que todos tendremos.
    Lo siguiente: suponer que el control obrero de la producción es efectivo dentro del capitalismo ¿no es lo mismo que renunciar al materialismo como ciencia?
    Si el funcionamiento primario de la economía de un sector o empresa no dependiese en primer término de las condiciones materiales de producción, sino del sujeto social que se hace cargo de la gestión de la misma, ¿no se estaría abandonando la teoría materialista del desarrollo histórico? Yo lo entiendo así.
    Según la teoría materialista (si me equivoco en esta interpretación, por favor señálenme dónde) una persona funciona y se desarrolla como capitalista porque las condiciones materiales en las que se involucra para la reproducción de su vida, que son independientes en sí de su voluntad y de la de cualquiera, lo llevan a ejecutar determinadas acciones para producir lo necesario. Lo mismo para el obrero, que también se desarrolla, desde el otro extremo, en las condiciones materiales de producción capitalistas. Si ahora el obrero asume la posición del capitalista, a menos que cambien las condiciones materiales de producción, ¿no se terminará comportando y gestionando, en lo básico y primario, como el capitalista que desplazó? Si no quiere que la empresa que gestiona se funda, tiene que comerciar, producir, contratar, vender como cualquier otra empresa que se desarrolla en la dinámica capitalista. ¿Sino cómo hace para sobrevivir? Tiene que competir con las otras empresas del rubro que sí ejecutan sin conflicto la dinámica capitalista y por ende, acumulan.
    Creo que la teoría materialista nos muestra cómo, si queremos modificar nuestras condiciones de vida, necesitamos modificar las condiciones materiales de producción y las relaciones que desarrollan. Pretender que podemos actuar (en lo primario y estructural, porque sí que puede y hay diferencias secundarias) distinto en un contexto de condiciones materiales de producción capitalistas, debería ser una ilusión; porque se estaría exagerando artificialmente el papel y poder de la voluntad humana.
    Si queremos producir distinto, debemos luchar por modificar esas condiciones materiales en las que producimos, para que sean posibles distintas relaciones de producción.
    Saludos y agradezco el intercambio de buena leche.

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    Juan Pablo

    12/03/2012 at 20:25

  10. hola, los invito a leer mi articulo sobre el dinero y el fetichismo en la sociedad actual
    http://cienciacriticaenargentina.blogspot.com/2012/03/el-dinero-como-abstraccion-fetichismo-y_13.html

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    yusef

    13/03/2012 at 13:31

  11. Esto lo pego aquí porque el blog no me da la posibilidad de agregar mi comentario tras el suyo correspondiente, el que comienza: «Usted no se cansa de tergiversar».
    ¿Quién tergiversa?
    Yo le digo en mi comentario del 13-03: «En la nota “Rosa Luxemburgo y el control obrero” Astarita quiere IDENTIFICAR o ASEMEJAR su propio planteo actual CONTRA LA APLICACIÓN ACTUAL del “control obrero” que plantea el PT (Programa de Transición), con la crítica de Rosa L. contra Konrad Schmidt y el reformismo. Pero de la lectura del capítulo de “¿Reforma social o revolución?” se desprende claramente que se trata de problemas diferentes: uno es el “control social” de los reformistas del 1900, y otra cosa es el “control obrero de la producción” debatido en y después de las revoluciones rusas (1905 y 1917) y alemana (1918), y después aun.» (Mayúsculas mías).
    Y usted luego tergiversa: «No es cierto que quiera identificar EL CONTROL OBRERO COMO SE DIO EN RUSIA DE 1917 con el control obrero de Schmidt. Decir esto es una patraña.»
    Yo afirmo allí que «otra cosa es el “control obrero de la producción” DEBATIDO en (1905 y 1917) y después…». Con esto digo claramente: el PT de la décda del ’30 es también otra cosa que aquel ‘control obrero’); y lo mismo su intento de aplicación ACTUAL.

    Y su tergiversación le sirve para «calificar»: «patrañas», «no tiene límites», etc.
    Usted me pide ser breve, y yo lo voy a intentar.(Dicho sea de paso: cómo DISCUTIR profundamente semejantes cosas poniendo meros breves «comentarios»?). Yo LE PIDO QUE DEJE DE TERGIVERSAR y de calificar a cada paso, no sólo mis comentarios, sino los de otros compañeros que con evidente buena fe están tratando de aclarar muchos despropósitos, confusiones y tergiversaciones suyas. No hay un complot contra sus afirmaciones. No «NOS MANDE» a cada rato a «publicar en otro lado». Sí, hay lugares de sobra donde publicar artículos y es lo que hago. Aquí me dedico a discutir «verdades» y «asertos» suyos SOLAMENTE CUANDO ME PARECEN ERRORES, mientras usted es evidente que se dedica a «tener razón». Y por favor eleve el nivel de discusión: «No se hagan los burros», «no se hagan los osos», «planteos lunáticos», «ridículos», etc., que van minando la buena discusión. Espero haber sido claro. Gracias.

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    Alberto a. Arias

    15/03/2012 at 07:40

    • Sí, sostengo que usted tergiversa, confunde y oculta. Ya le expliqué que «control obrero» es una consigna que han levantado tanto reformistas como revolucionarios.
      Segundo, la crítica de R Luxemburgo es al planteo de control obrero en situaciones no revolucionarias. Que es el mismo tipo de situaciones que existe en Argentina. Por este motivo tengo razón en identificar el planteo de Schmidt con el planteo que hacen ustedes hoy en Argentina. Y aquí viene entonces la «operación confundamos», que trata de meter en el asunto. Por supuesto, el control obrero de los reformistas alemanes es distinto del control obrero que hubo en el curso de las revoluciones de 1905 y 1917. Jamás dije otra cosa. Pero por esto mismo también sostengo que el control obrero de 1917 no tiene nada que ver con el control obrero que plantean ustedes ahora, aquí, en Argentina. La agitación de la consigna del control obrero hoy, en Argentina, solo puede aplicarse «a lo Schmidt» (no importa el nombre que le pongan). Esto es lo que dice R Luxemburgo, es lo que resalto en la nota, y es lo que usted está tratando de TAPAR, haciendo referencias a 1905 y 1917. ¿Qué tiene que ver una situación con soviets, con lo que pasa hoy en Argentina? NADA.
      En cuanto a Trotsky, en el PT, está pensando en una situación en que «millones de trabajadores se vuelcan a la revolución», y en que la burguesía «no puede dar ninguna concesión». Personalmente considero un disparate esta caracterización de la situación mundial de 1938, pero sí he remarcado que el propio Trotsky consideraba que la agitación del control obrero en situaciones no revolucionarias solo lleva al reformismo. ESTO LO HE PLANTEADO UNA Y OTRA VEZ, Y USTED (Y LOS TROTSKISTAS) SE VAN POR LAS RAMAS. No responden los problemas.
      Los planteos del trotskismo me parecen «lunáticos» y lo afirmo, porque no tengo otra manera de expresarlo. Pensar que hoy en Argentina está a la orden del día la agitación por instalar el poder obrero, es estar en la Luna. Así como ustedes sostienen que mis planteos son teoricistas o abstractos, porque no acompaño esto, yo sostengo que la agitación de consignas para poner en marcha la transición al socialismo, bajo un gobierno burgués, es lógicamente incoherente. Que es, en última instancia, lo que dice Engels sobre el tema.
      Por último, cuando llenan esta parte del blog con «Comentarios» que son de hecho notas, tengo algún derecho a pedirles que sean más breves. No «mando» a nadie a publicar, simplemente les digo que si quieren escribir notas, vayan a otro lado.

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      rolandoastarita

      15/03/2012 at 09:43

  12. Hola, saludos a todos y feliciddades a Yusef por el blog. En estos momentos estoy realizando un estudio concienzudo del resumen del Capital de Diego Guerrero, con lo que me estoy reencontrando con el tema del dinero y el fetichismo de la mercancia. Si no es indicreción también os invito a leer la traducción sobre un artículo del ‘World Socialist Movement’ en mi blog:

    http://icorsoc.blogspot.com/2012/03/normal-0-21-false-false-false-es-x-none.html

    Se titula: ‘El capitalismo en crisis. reforma, colapso o revolución socialista’

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  13. hola rolando, soy rodrigo le escribi en oportunidad del anterior articulo en el cual le hice un par de preguntas sobre el PT y las tesis de pulacayo, confieso que soy un simpatizante del PO , las lecturas de sus articulos en el blog entorno a la cuestion programatica me genero dudas respecto al programa de transicion y en mi caso como lo aborda el PO , no termino de entender lo que usted plantea sobre volver a la division del programa minimo y maximo. le cuento en la ultima prensa obrera salio un folleto especial sobre una conferencia sindical del PO y plantean una serie de reivindicaciones inmediatas como por ejemplo: Derogación del impuesto a las ganancias sobre los salarios y las jubilaciones; por un impuesto al gran capital y a la renta financiera, Conversión de todas las sumas no remunerativas (pagos en negro legalizados) en remunerativas, Jubilación del 82% del mejor salario actualizado de los últimos 10 años. Supresión de la reducción de los aportes patronales,Obras sociales: distribución automática de toda la recaudación que pertenece a las obras sociales. Pago de la deuda de 15.000 millones de pesos, fondos que el gobierno utiliza para pagar la deuda pública,etc.
    mi pregunta es si esto es lo qeu usted plantea como puntos de un eventual programa minimo?. por otro lado altamira planteo que el congreso partidario del PO de este año va a discutir la reactualizacion del PT , que significa esto para usted? y por ultimo que piensa de las tesis programaticas que escribio altamira como base para refundar la 4 internacional. aportan en algo distinto a lo que ya esta en PT?.
    disculpe si no soy breve y le pregunto entorno a cuestiones que por ahi no tienen relacion al articulo en cuestion(en ultima instancia si), pero si considero que lo que usted plantea sobre el PT ,mas alla de la critica que escribio y he leido, me parece que para aquellos que militamos e intentamos hacer un analisis cientifico de la realidad, es muy importante debatir sobre la cuestion programatica , la polemica que usted plantea y los comentarios en los distintos articulos de este blog demuestran que esta planteada la problematica y que me parece dificil y limitado debatirlo en un blog.(no se que como lo ve usted?),espero que sepa entender estas inquietudes.
    desde ya muchas gracias , saludos!

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    rodrigo

    15/03/2012 at 12:42

    • Básicamente lo que estoy planteando es que las consignas transicionales (que son contradictorias en sí mismas) no sirven para ser agitadas de manera aislada, y menos en una situación de dominio normal de la burguesía. Las razones las he explicado en la Crítica del PT, en notas, y básicamente siguen los argumentos de Engels (y mi propia experiencia de haber militado muchos años en el trotskismo).
      El programa que usted me envía es una mezcla de demandas mínimas con otras que, para considerarse progresistas, deberían articularse en un programa transicional. Aquí lo que sucede en buena medida es que «juegan a las escondidas» con las posiciones políticas, de manera que siempre tengo que estar volviendo a explicar. Su consulta me sirve para poner de manera clara lo que estoy afirmando. En notas anteriores (ver aquí, y aquí) sostuve que, en sí mismo, el cambio de impuestos, o de las técnicas impositivas, no modifica la distribución de los ingresos. Pues bien, me respondieron que sí, que tengo razón, que la consigna debe articularse con un programa revolucionario (incluyendo control obrero, etc.). Pero aquí viene el problema: en la situación actual (que es de bastante pasividad, claramente no revolucionaria) no hay manera de aplicar ese programa. Por lo tanto, una cosa es lo que se dice en el periódico (o lo que se escribe en polémicas dentro de la izquierda) y otra muy distinta lo que se plantea a la gente (a través de los grandes medios, la TV, etc.). Al presentarse a la gente las consignas «transicionales» se presentan como si en sí mismas pudieran representar remedios, y para colmo como si fueran aplicables bajo el sistema capitalista. Esto sucede con los impuestos, con la demanda del control obrero, o el reparto de las horas de trabajo hasta acabar con la desocupación. Nunca se aclara que cada una de esas demandas solo tiene sentido si está articulada en un programa global, y que ese programa solo puede ser aplicado por la clase obrera con poder.
      El programa de transición es un programa para la transición al socialismo. Por su propia naturaleza, solo puede ser instrumentado por una revolución. No tiene sentido «exigir» a la clase capitalista que aplique medidas de transición al socialismo, y menos de forma aislada.
      Por supuesto, algo muy distinto es que los socialistas expliquen que, en caso de acceder al poder la clase trabajadora, propondrán un programa de demandas transicionales, a fin de avanzar en el proceso revolucionario. Pero no es éste el sentido con que se agitan las demandas transicionales en el trotskismo.

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      rolandoastarita

      15/03/2012 at 13:04

  14. Caro Rolando, escribe Antonio Martins, editor de la revista virtual Outras Palavras (www.outraspalavras.net), de Sao Paulo, Brasil. Congratulaciones por tu excelente blog. Vamos a publicar hoy una entrevista con una filósofa brasileña (Isabel Loureiro) que estudia la obra de Rosa Luxemburgo. Nos gustó muchísimo la ilustración que ustedes publican de ella, en este post. Vamos reproducirla, gracias a la política de licencias libres, Creative Commons, de ustedes (lo mismo hacemos nosotros). Pero a quien debemos atribuir la auctoria del diseño?

    Abrazo fuerte
    Antonio, antonio@outraspalavras.net

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    Antonio Martins

    18/03/2013 at 18:31

  15. Che, Rolo.

    ¿Tenes algún escrito sobre el cooperativismo moderno?

    Gracias.

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    Ignacio Rodas

    29/11/2015 at 17:03

  16. ¿Considerás a China y a Rusia países imperialistas?

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    Williams

    30/11/2015 at 11:35

  17. Comparto la idea de que el control obrero no puede durar indefinidamente; una situación así es transitoria y si mal no recuerdo en historia de la Revolución rusa cuando habla trotski de la paradoja de febrero y el doble poder reconoce esto. Ahora con el mayor de los respetos yo me pregunto; las situaciones revolucionarias no se producen solas; hay que intervenir también para que se produzcan. Claro que en momentos anormales del capital cómo una crisis económica es mas favorable. Comparto que es una utopía el planteo de un control obrero por tiempo indefinido; que para realizar muchas de las consignas que plantea el programa de transicion es necesario que la clase obrera tenga el poder; pero esto es un círculo vicioso ya que para tener el poder hay que tener consignas que movilicen en ese sentido y no veo la manera de que esto sea así levantando un programa mínimo. Por un lado no siembro falsas expectativas como dice usted; pero al mismo tiempo creo yo que esto llevaría a hacer sindicalismo; y que así tampoco avanzaríamos en la dirección de la toma del poder.

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    Nicolas

    04/08/2016 at 01:51


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