Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Macroeconomía del mainstream y crisis

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En esta nota vuelvo sobre la situación de la macroeconomía a la luz de la crisis capitalista. Me motiva la publicación de un trabajo de Claudio Borio, en el que repasa críticamente la teoría anterior a la crisis, y propone cambios en algunas de las perspectivas fundamentales que se manejaron hasta ahora. Precisemos que Borio es subdirector del Departamento Monetario y Económico y director de Investigación y Estadística del Banco de Pagos Internacionales (BIS).

Las preguntas de Pablo

Antes de reseñar lo planteado por Borio, examinemos el estado actual del estudio de macroeconomía, a partir de lo que puede experimentar hoy un economista formado en la teoría dominante. Tomamos el caso de Pablo, un flamante egresado de “Economics”, que aprendió macro con el texto canónico de los últimos años, la Macroeconomía de Blanchard y Pérez Enrri. Movilizado por las noticias que llueven a diario, Pablo desea entender por qué se produjo la crisis en 2007 y más en general, por qué ocurren las crisis. Repasa entonces su Macro-Blanchard, (edición 2000) y se sorprende al observar que no existe explicación específica del asunto. Simplemente el Gran Manual le informa que las fluctuaciones, o sea, los ciclos económicos, son variaciones de la producción en torno a su tendencia, provocadas por perturbaciones o shocks (p. 362). ¿Por qué ocurren estos shocks, cuál es su origen y naturaleza? El Manual responde con anécdotas. Las perturbaciones pueden deberse a cambios de la política, el consumo, la inversión, los precios de los productos que se importan… Muchos posibles, pero nada que se explique por la teoría. La historia del capitalismo es la historia del ciclo económico, pero esto sucede en la realidad, porque en la Macro-Blanchard solo se menciona una colección de accidentes, de origen último desconocido.

Pablo intenta entonces precisar si en algún momento de su formación “macro” estudió algo que se asemejara a fluctuaciones. ¿Qué recuerda? Pues el ejercicio típico, aquél que había aprendido y repetido casi hasta el cansancio, y con el que había rendido, de manera brillante, su segundo macro- parcial. ¿Cómo olvidarlo? La historia empezaba con una economía en equilibrio de pleno empleo (o tasa natural). Entonces, por alguna razón desconocida, el gobierno aumentaba la oferta monetaria (también podía aumentar el gasto fiscal; o de golpe, podía disminuir la “confianza de los consumidores o empresarios”, etc.). “Perturbada”, la economía salía del equilibrio. Aunque solo por un ratito (corto plazo), porque en el largo plazo, retornaba al punto de partida, en términos reales (sólo los precios se alteraban). Y una vez reinstalada en el “ingreso a tasa natural”, volvía a dormir su tranquilo equilibrio, y así seguirá hasta el siguiente “shock” (que ocurrirá, según expectativas racionales formadas en nuestras facultades, en el segundo parcial de macro del próximo cuatrimestre).

Ya bastante preocupado, Pablo decide consultar las partes del Gran Manual que hablan del mundo que existía hacia fines de los 90. Lee: “En EEUU, al momento de escribir este libro, [los macroeconomistas y las autoridades macroeconómicas] duermen mejor que en muchos años. Tras la recesión de principios de los años 90, la economía norteamericana ha venido creciendo, la inflación se ha mantenido en un bajo nivel y el desempleo ha sido inferior a la media registrada desde la Segunda Guerra Mundial” (p. 3). Un poco más abajo, se admitía que “no toda va bien” -la tasa de crecimiento subyacente ha bajado con respecto a la década de 1970, hay desigualdades salariales- pero nada grave que hiciera prever una recesión. Es que si no hay “shock”, no hay recesión. Por cierto, la realidad dice que en 2000 se produjo un “shock negativo de inversión”, y la economía cayó en recesión. Pero el Gran Manual no explica por qué ocurrió esto. Por eso, dispuesto a enterarse de qué va la cosa, Pablo decide invertir en “capital humano”, y adquiere el Gran Manual-Blanchard edición 2011, en la esperanza de que haya tomado noticia teórica de la Gran Recesión. Pero no hay caso; las intimidantes 861 páginas de pura macro no agregan nada al asunto. El ciclo económico sigue explicándose por “perturbaciones”. Apenas media página. Y una pequeña nota, casi al final del libro, haciendo referencia al “ciclo real de negocios”, que propiamente no es un ciclo (ver más abajo). Un mamotreto seco, donde la economía sigue siendo estática, sin vida. El “capital humano” de Pablo sólo se ha enriquecido con anécdotas.

Gran Moderación y crisis en la teoría

A diferencia del Gran Manual-Macro-Blanchard, son varios los economistas de la corriente principal que hoy admiten que la situación teórica es muy preocupante. Tal vez, el más notable haya sido el premio Nobel Paul Krugman, de la facultad de Princeton, y colaborador del New York Times, quien afirmó que la macroeconomía de los últimos 30 años fue “espectacularmente inútil en el mejor de los casos, y en el peor, positivamente perjudicial”. Stiglitz, premio Nobel, y también neoclásico, es otro crítico. Significativamente, algunas publicaciones del establishment, como The Economist, unen su voz al pedido de indagar qué anduvo mal. En especial, interesa entender por qué los análisis llevaban a desechar la idea de que fuera posible una gran caída. Recordemos que antes de 2007 se pensaba que las políticas neoliberales habían abierto las puertas al largo período de la “Gran Moderación” (desde 1983 había fluctuaciones suaves y crecimiento de la economía mundial). Reflejando este estado de ánimo, en 2004 Bernanke explicaba que la baja inflación generaba un mejor funcionamiento de los mercados, y que la escasa volatilidad de la macroeconomía daba lugar a un empleo más estable, y a menos incertidumbre. El presidente de la Reserva Federal decía también en que la mayor sofisticación y profundización de los mercados financieros, y la apertura del comercio y los flujos internacionales de capitales, constituían cambios estructurales que habían incrementado la flexibilidad y estabilidad macroeconómica. La idea de que los períodos de expansión y prosperidad incuban las semillas de la posterior crisis, no parecía tener cabida. Es entonces esta teoría, que subyacía a la visión de los Bernanke y Blanchard, la que se cuestiona ahora. En este sentido, el texto de Borio es sintomático, ya que se trata de un economista del establishment que hace un repaso crítico de lo que establecido. Lo vemos con algún detalle.

Regulación financiera

El escrito de Borio plantea que la política de regulación financiera, aplicada hasta el estallido de la crisis, se basaba en un enfoque “micro”, individualista, que partía de la idea de que el sistema es sano si y sólo si cada institución es sana, y por lo tanto la solvencia del sistema era el resultado de la suma de la solvencia de las instituciones individuales. En consecuencia, continúa Borio, las normas se establecían a partir del examen individual de las instituciones, sin importar su relación con el resto. Por ejemplo, cuando las regulaciones de Basilea II, los estándares de reservas de capital se establecieron iguales para todas las instituciones, con independencia de su peso en el sistema. Por eso, en tiempos de tensiones, no se ponía en evidencia el riesgo agregado, que podía llevar a las instituciones a vender activos a precios de liquidación o a restringir el crédito. Además, dentro de este enfoque, la atención se centraba en la liquidez, más que en la solvencia. En este respecto, los seguros de depósitos tenían como misión impedir una corrida de los depositantes, y los esfuerzos se ponían en asegurar los esquemas de entrega contra pagos para la liquidación de las transacciones en títulos, de pago contra pago para las transacciones cambiarias, y similares (se trata de esquemas que buscan que ninguna de las partes falle en la liquidación de operaciones).

Borio agrega que la literatura académica dio soporte a este enfoque: se subrayó el objetivo de la protección del depositante, dada la asimetría de información (el depositante no informado es vulnerable a las decisiones del que dirige el banco); se minusvaloró el riesgo de contagio; y se subestimó el rol de las exposiciones comunes a lo largo de los intermediarios financieros. La idea aceptada era que las caídas sistémicas solo podían provenir de la caída de alguna institución individual (desatando un efecto dominó), y por lo tanto se podían prevenir cuidando la salud de las instituciones individuales. Una confianza adicional provenía de la idea de que los mercados eran efectivos en discriminar entre las instituciones sanas y no sanas, esto es, que podían medir su riesgo relativo.

Por último, señala Borio, los enfoques destinados a encarar el riesgo sistémico minusvaloraron el rol de la macroeconomía. Es que en su mayoría adherían al paradigma del “shock exógeno más amplificación”. Es lo que comentamos antes sobre el “Gran Manual-Macro”. En este mundo de armonías, las fluctuaciones sólo podían originarse en perturbaciones externas, y los modelos se limitaban a estudiar cómo esos shocks podían amplificarse, debido a los mercados financieros. Por ejemplo, el enfoque que se llamó “del acelerador financiero”, decía que una perturbación podía amplificarse a través del mercado financiero. Así, por caso, una caída en la confianza inversora (shock negativo) provoca el retiro de capitales de un país; por lo tanto aumenta la tasa de interés; en consecuencia caen los precios de los activos financieros que constituyen garantías de los préstamos bancarios a empresas; lo que obliga a reponer garantías; lo que agrava la situación general, etc. El origen del problema quedaba entonces en el misterio (véase, por ejemplo, Benanke, Gertler y Gilchrist, 1998). Pero además, como apunta Borio, casi nunca se contemplaba la posibilidad de que hubiera efectos de reacción positivos entre el sistema financiero y la economía real en el desarrollo de la crisis. Esto es, no entraba en los esquemas establecidos que pudieran existir relaciones de potenciación mutua entre la crisis en el sector “real” (en términos marxistas, en la acumulación del capital) y la del financiero. Todo esto en el marco, subrayamos, de enfoques estáticos.

Una “macro” casi walrasiana

En lo que respecta a las políticas macroeconómicas establecidas, el consenso dominante decía que bastaba la estabilidad de precios para que hubiera estabilidad en la economía; sólo en algunos casos se daba lugar a ciertas “rigideces”, que habilitaban a una dosis (pequeña) de intervención estatal. Si los bancos centrales eran exitosos en estabilizar la inflación de corto plazo, y si no había perturbaciones exógenas importantes, la economía cuidaría de sí misma. Esta creencia, continúa Borio, estaba detrás de las políticas de “objetivo de inflación” (inflation targeting; el Banco Central se fija un objetivo de inflación, al que busca llegar mediante el manejo de la tasa de interés). Se pensaba que los episodios de inestabilidad financiera seria, que habían ocurrido en escenarios de estabilidad de precios, se habían debido a inmadurez financiera, como en la crisis financiera asiática. O se las consideraba aberraciones, generadas por malas políticas macroeconómicas, como había sucedido en Japón. Pero no podían suceder en economías maduras y sofisticadas, como las de EEUU, Alemania o Francia. En este encuadre, los bancos eran pasivos transmisores de los impulsos provenientes de los cambios de las tasas de interés. Aunque Borio no lo señala, apuntemos que es una consecuencia de haber dado al dinero un rol pasivo. La tesis de que el dinero no afecta a las variables reales, tiene su necesario correlato en la visión del sistema bancario como otro “velo”, neutro.

Como no podía ser menos, esta visión general recibió el respaldo del mundo académico. Borio nos recuerda que la versión fuerte -basta la estabilidad de precios para que haya estabilidad macroeconómica- tenía el apoyo de modelos en los cuales la única manera de que una economía no funcione con pleno uso de los recursos, y en equilibrio, es si tiene rigidez de precios. Son modelos que tienen raíces en las tesis del ciclo real de negocios; y que tomaban fuerza de otra hipótesis “heroica”, los “mercados eficientes”. El extendido supuesto de las expectativas racionales, que estaba enraizado en este paradigma, reforzaba las conclusiones (sobre expectativas racionales, aquí). En este contexto, se hizo popular modelar la política monetaria operando exclusivamente a través del control de las tasas de interés de corto plazo (24 horas), las cuales, en combinación con las expectativas acerca de su futuro sendero, determinaban plenamente la estructura de las tasas de interés. Por construcción, este enfoque descartaba entonces la posibilidad de inestabilidad financiera y zozobras sistémicas. Forzosamente, no había necesidad de meter al sector bancario en los modelos. Y aún cuando se incorporaban “fricciones” financieras vinculadas a información asimétrica y problemas de principal-agente, ellas simplemente actuaban en el sentido de prolongar el impacto de los shocks exógenos, que se asumía que regían las fluctuaciones.

Interludio para un ejemplo: el ciclo real de negocios

Para que los lectores no iniciados en “Economics” puedan tener una dimensión de los extremos a los que se llegó, hago un paréntesis para explicar brevemente la tesis del “ciclo real de negocios”, que cobró fuerza en sectores del mainstream a partir de los 80.

En esencia, es una consecuencia del postulado de las expectativas racionales y de la idea de que el dinero es neutro. Con esta premisa, se intenta entonces explicar por qué pueden haber fluctuaciones o ciclos económicos. La idea esencial es que los ciclos son generados por los agentes económicos, quienes responden de manera óptima a shocks reales. Y estos shocks ocurren principalmente en la productividad (Prescott, uno de los padres de la teoría, planteaba en los 90 que hasta el 75% de las fluctuaciones de la posguerra podían explicarse por shocks tecnológicos). Dadas estas fluctuaciones de la productividad, en algunos períodos el trabajo es más productivo que en otros, y la acción óptima de los trabajadores consiste en trabajar más en algunos períodos que en otros. Un ejemplo de cómo funciona esto: se supone que en algún momento se produce un aumento de productividad (el shock). Su origen es exógeno, y su naturaleza no se investiga; pero se expresa en el aumento de la productividad total de los factores (para una crítica de la PTF, aquí). Al elevarse la productividad, aumenta el rendimiento del capital, y por lo tanto los agentes deciden posponer el consumo y aumentar la inversión (optimizan sus decisiones intertemporales). También aumentan los salarios (determinados por la productividad marginal del trabajo), por lo cual los individuos ofrecen más trabajo, y se expanden el empleo y el ingreso. Sin embargo, los individuos, que son racionalizadores y maximizadores, sólo quieren trabajar en promedio cierta cantidad de horas por año. Por lo tanto, sigue la historia, si reducen el ocio durante la fase de ascenso, no están dispuestos a renunciar definitivamente al tiempo del ocio promedio que desean tener a lo largo de su vida. Por eso, cuando ocurra algún descenso de la productividad (shock negativo), los trabajadores modifican de nuevo “sus decisiones intertemporales de ahorro y consumo”, y dejan el trabajo para disfrutar del ocio. Esto implica que pequeñas caídas del salario generan grandes fluctuaciones del empleo. Se inicia así una fase de contracción del empleo y del producto.

En conclusión, son los trabajadores los que, de última, gobiernan el ciclo, con sus decisiones. Aquí ni siquiera queda el olor al desequilibrio, porque cuando hay recesión, no existe propiamente recesión, sino un mercado equilibrado (“los equilibrios son dinámicos”), ya que los “agentes” han decidido gozar de más ocio porque trabajaron demasiado en el período anterior. En este esquema, ni siquiera se tienen en cuenta los precios, porque la economía es absolutamente “real” (las guerras de precios, las presiones sobre las ganancias que derivan de ellas, y otras cuestiones claves para la explicación del ciclo, ni siquiera se consideran). Por supuesto, toda esta fábula está “avalada” por densos desarrollos matemáticos que, sin embargo, no contribuyen un ápice a darles rigor científico. Son esquemas que no tienen nada que ver con lo que sufren y padecen los seres humanos reales. ¿Qué tal explicar esta “alta teoría” a los miles de jóvenes desocupados de Grecia, España, EEUU, o de cualquier otro país atacado por la crisis?

Lógicamente, puede decirse que no todo el mainstream llegó a estos extremos. Muchos keynesianos de la síntesis criticaron la tesis del ciclo real de negocios. Sin embargo, la idea clave de que el dinero en última instancia (o en el largo plazo) es neutro; y que las fluctuaciones siempre tienen su origen en shocks exógenos, están incorporadas a prácticamente todos los modelos (véase el Gran Manual-Macro). Por eso disponen el escenario para que se prosperen artificiosas construcciones como la del ciclo real.

La crisis

En cuanto a las razones de la reciente crisis, y siempre según Borio, la interpretación más común del mainstream es que se trató del estallido de un ciclo financiero mayor. En la fase de ascenso, según esta historia, se había asistido a una expansión muy grande del crédito y de los precios de los activos, en especial los hipotecarios, sustentada en una agresiva asunción de riesgo. El apalancamiento había crecido de manera abierta y encubierta, sobreexpandiendo los balances; en consecuencia, estos desbalances financieros habían sido la causa de la caída. Una evolución que parece encajar bastante mal con los relatos de los “mercados eficientes” y los “ciclos reales de negocios”. En cualquier caso, se demostró que también en las economías desarrolladas, con sistemas financieros maduros, rápidamente pueden evaporarse el fondeo y la liquidez, amplificando las dislocaciones. Además, se hizo evidente que superar los efectos de la crisis era bastante más difícil de lo que se pensaba. La política monetaria trató de mantener el sistema a flote, con tasas de interés virtualmente en cero y el agresivo incremento de los balances de los bancos centrales, inyectando liquidez a largo plazo y comprando activos en gran escala. Lo cual ayudó a contener el daño, pero no desató una recuperación sustentable. Así, reconoce Borio, “de una sola barrida, la crisis hizo temblar los fundamentos de los marcos de política económica existentes”. Las economías con mercados financieros sofisticados, no eran auto-correctoras. Algún heterodoxo podría escribir, al pie de la sentencia, el viejo y famoso dicho argentino de “chocolate por la noticia”.

Algunas conclusiones de Borio

Veamos finalmente algunas conclusiones que saca Borio. En lo que respecta a la regulación y supervisión de las instituciones financieras, propone la adopción de un enfoque macroeconómico, que centre su atención en la correlación de las exposiciones de las instituciones, más que en los perfiles de riesgo individual, y en la situación del sistema de conjunto. Borio destaca la importancia de tener presente -algo que había sido entendido desde hace mucho por las corrientes heterodoxas- que el sistema financiero es procíclico. El carácter procíclico tiene raíces en los mecanismos económicos, pero esto estaba ausente en la literatura económica del mainstream. Por ejemplo, la percepción del riesgo y las valuaciones que comúnmente realizan las instituciones financieras se mueven de manera procíclica: en la fase del ascenso, suben los precios de los activos, de manera que aumenta el apalancamiento y todo el mundo piensa que hay poco riesgo. Pero en realidad, las tensiones se están incubando. Por eso Borio anota que la paradoja de la inestabilidad financiera es que el sistema parece más fuerte cuando es más vulnerable. En este punto, tal vez lo más interesante es que se vuelve a considerar a la inestabilidad financiera como una propiedad inherente de la economía, reflejando el estrecho vínculo entre los ciclos de negocios y financieros. Es la tradición de Klinderberger y Minsky, alejada de la tesis de la eficiencia de los mercados financieros. Borio también subraya que las acciones individuales pueden dar lugar a resultados agregados no deseados; aquí se toman en cuenta comportamientos en manada y fallas de coordinación. De todas maneras, se cuida de indagar y cuestionar los fundamentos metodológicos subyacentes en los análisis del mainstream. En particular, el individualismo metodológico, esto es, la idea de que el todo se explica por el agregado de las partes. Un absurdo que ni siquiera se aplica a la física (para no hablar de la biología o la sociología), pero que indiscutiblemente reina en el pensamiento económico dominante.

Por otra parte, Borio propone algunas reformas -por ejemplo, establecer amortiguadores anticíclicos-, pero lo más interesante para el tema que nos ocupa es que sostiene que en los períodos del boom se incuban las causas de la crisis. La inestabilidad financiera, dice Borio, es un síntoma de que existen fuerzas profundas que gobiernan a la economía en todo momento, a pesar de que las zozobras financieras solo emergen en ocasiones. Plantea también que si la macroeconomía toma esta dirección, estaría volviendo a sus raíces históricas. Es que en el siglo XIX, y bajo el patrón oro, las crisis financieras eran consideradas como una fase que estaba naturalmente vinculada al ciclo económico. Más todavía, los economistas clásicos veían a los ciclos económicos como fenómenos de desequilibrio, con las expansiones que llevaban a las subsecuentes contracciones; no trazaban una secuencia de resultados en equilibrio, basados en los comportamientos optimizadores de los agentes individuales, sujetos a una secuencia de shocks externos. Además, los factores monetarios, a través de la expansión y contracción monetaria, o del crédito, jugaban un rol clave (explicaciones de las crisis de von Mises, Hayek, Wicksell). Pensamos que en este respecto no está presentando el panorama real de la teoría económica de entonces -aceptando la ley de Say, los ciclos eran en el fondo inconcebibles- pero destacamos su planteo de que los actuales modelos de los múltiples equilibrios, constituyen un claro apartamiento de aquella tradición. Además, admite Borio, adoptar el puntos de vista del ciclo como inherente a las economías capitalistas, implica abandonar la idea del agente representativo omnisciente (pilar de los modelos actuales).

Por último, plantea que hay que tomarse en serio el hecho de que las economías son monetarias. Es que los modelos actuales, dice Borio, aun cuando incluyan al sistema bancario, son modelos “reales”, disimulados como modelos “monetarios”. Por ejemplo, los contratos financieros se fijan en términos reales, y cuando los modelos incorporan el dinero, lo hacen como si fuera una fricción, no como un ingrediente necesario. Pero por sobre todas las cosas, el sector bancario simplemente transfiere recursos reales de un sector al otro; nunca genera poder de compra nominal. Y sin embargo, los créditos crean depósitos, y en el proceso de generación de poder de compra, puede abrirse la puerta a la inestabilidad. Es un viejo planteo de los poskeynesianos, al cual no se prestaba atención; y tiene un punto de contacto con la idea de Marx, de que el crédito juega un rol en el impulso hacia la sobreinversión y la sobreproducción. Borio pasa por alto estos antecedentes. De todas formas, concluye en que acabar con la idea de que el dinero y el sistema bancario y financiero son neutros, obligará a analizar las fluctuaciones de los negocios, y llevará a redescubrir los méritos de los análisis del desequilibrio.

No le sirve ni a la clase dominante

Llegados a este punto, vale preguntarse qué están reflejando papers como el de Borio, o las críticas de Krugman y Stiglitz. En mi opinión, están diciendo que, tal como está, la teoría hegemónica no le sirve siquiera a la propia clase dominante. La necesidad de ocultamiento -ocultar la explotación del trabajo- y la inclinación a la apología de lo existente, han llevado a construcciones abstractas, que ni siquiera sirven para captar a vuelo de pájaro lo que está sucediendo en el mundo real. Ideas como que los mercados siempre ajustan hacia el equilibrio; que el dinero es neutral; que los mercados financieros son “eficientes” (los precios de los activos reflejan siempre los “”fundamentos” y no tiene sentido la especulación), son absurdos que no resisten la prueba de los hechos. La gente que no está metida en economía no puede creer que se sostengan estas cosas, y muchos preguntan seriamente si no estamos exagerando. Pero no hay exageración, estas abstracciones pueden comprobarse en los infinitos papers que se elaboran en cientos de universidades y centros de investigaciones, con miles de economistas resolviendo puzzles insulsos y escribiendo fórmulas matemáticas, que nadie sabe a qué conducen. Pero si esto no sirve para convencer a la gente, ni sirve a la clase dominante para dominar, llega el momento en que algunos empiezan a señalar que el rey está desnudo, y que esta “alta teoría” no tiene sustancia. Y algún otro dice lo que casi todos saben, pero nadie quiere reconocer: que hay que volver a poner los pies en la tierra. O, por lo menos, algún pie en la tierra.

En conclusión, las reformas y cambios que proponen papers como el de Borio, y otros, podrían otorgar una mayor cuota de realismo al estudio de la economía, al eliminar algunos desarrollos teóricos que se han vuelto insoportables incluso para el establishment. Por eso, si (un gran “si”) se realizaran estos cambios, una parte de la agenda que hoy levantan los heterodoxos de izquierda (por ejemplo, reconocer que el dinero y el sistema financiero no son neutros, abandonar los extremos del individualismo metodológico), sería incorporada a la literatura del mainstream. Con lo cual se ganaría en capacidad de análisis, y también en respetabilidad académica, sin que ello implique incorporar una perspectiva crítica de la economía capitalista. En esa eventualidad, la división entre el marxismo y las teorías defensoras del sistema capitalista, se haría más nítida. ¿Por qué? Pues porque necesariamente la reforma en el mainstream será una limitada. Es que en toda la economía burguesa, incluso en sus versiones más “heterodoxas”, hay un “agujero negro”, la explicación del origen de la ganancia (o sea, de la plusvalía). En este respecto, la teoría marxista es la única que indaga, explica y pone el énfasis en este hecho crucial.

Textos citados:

Bernanke, B. (2004): “The Great Moderation”, Eastern Economic Association, February 20.

Bernanke, B.; M. Gertler y S. Gilchrist (1998): “The Financial Accelerator in a Quantitative Business Cycle Famework”, NBER Working Paper, Nº 6455, Mach.

Blanchard, O. y D. Pérez Enrri (2000): Macroeconomía. Teoría y Política Económica con aplicaciones a América Latina, Lima, Prentice Hall.

Borio, C. (2011): “Rediscovering the macroeconomic roots of financial stability policy: journey, challenges and a way forward”, BIS Working Paper Nº 354, Monetary and Economic Department, September.


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Macroeconomía del mainstream y crisis

142 respuestas

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  1. Comparto gran parte del análisis. Tengo una crítica y dos puntos en los cuales coincido.

    Mi punto de desacuerdo sería que los ciclos económicos que el Profesor advierte en el «capitalismo» no son propios de este sistema, sino del monopolio de la moneda en manos de un sistema de banca central, es decir, la gestión científica de las variables monetrias que pedía Keynes. En un sistema capitalista (en el sentido de Mises y Hayek) la moneda sería administrada en forma competitiva, y entonces estos ciclos económicos no tendrían lugar.

    Pero coincido en otros dos aspectos: 1) el mainstream debiera buscar un mayor realismo en sus estudios; 2) la no neutralidad del dinero es un aspecto clave.

    Sobre este último punto comparto una crítica al monetarismo que puede ser de interés: «La no neutralidad del dinero en el largo plazo. Un debate entre Chicago y Viena»

    Haz clic para acceder a v29n52_ravier_2010.pdf

    Es aquí donde, insisto, hay un posible diálogo entre austriacos y marxistas. Y hago un pedido: ¿Podría Profesor recomendarme algún artículo para comprender la crisis financiera internacional desde una lectura keynesiana y/ o marxista?

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    Adrian Ravier

    04/11/2011 at 13:18

    • Acerca del marxismo, creo necesario decir que Marx no dejó elaborada una teoría del ciclo. Hay apuntes, pero no una explicación general. En una carta tardía a Engels le comenta que sigue buscando una explicación general del ciclo. Sí hay un énfasis en que la acumulación lleva en un determinado punto a la sobreacumulación y a la caída de la tasa de ganancia (y de la masa de ganancia). El sistema financiero contribuye, o potencia, la sobreacumulación, pero no es su origen. En varias notas he trabajado estas cuestiones. Algunas de ellas están relacionadas también con la discusión sobre la ley de la tendencia decreciente de la ganancia, y el teorema Okishio (hay notas en este blog, en mi página; además dos libros, uno escrito junto a José Tapia, docente de Michigan; lamentablemente se publicaron en España).
      En cuanto a Hayek, lo suyo me hace revisar viejos apuntes. Dos cuestiones breves: en la teoría monetaria de Marx es imposible que haya emisión particular de dinero. Marx critica esta idea, y me parece que con buenas razones. Espero en algún momento poder escribir una nota en el blog sobre esto. Segundo; en la explicación original de Hayek sobre la Gran Depresión, la causa del problema había sido que la Reserva Federal había acompañado el crecimiento del output en los 20 con el aumento de la masa monetaria (MV). Hayek sostiene que debería haber mantenido fija la masa monetaria, para que los precios bajaran. Dejemos de lado los problemas que se plantean con V; supongamos que se hubiera logrado esta deflación en los 20. Según Hayek, no hubiera habido crisis. En cualquier caso, luego critica a la FED por su intento de estabilizar los precios, una vez desatada la recesión. Pues bien, en su obra de los 70, «Desnationalization of Money», parece decir que la clave para impedir las crisis es estabilizar los precios (y dice que los emisores privados procurarían estabilizar el poder de compra de la moneda que emiten). Pero al decir esto, parece rechazar su vieja tesis. Por eso admite que en la expansión los emisores privados aumentarán la cantidad de dinero (si aumenta la productividad, es la manera de estabilizar los precios, según el propio Hayek, en Marx el problema es otro). Con lo cual parece entrar en contradicción con lo que afirmaba en «Prices and Production» y «Monetary Theory and the Trade Cycle». Aquí tengo una cita, tomada de «Desnationalization…» en la que dice que «aun esas adiciones de la cantidad de dinero que son necesarias para asegurar precios estables pueden causar un exceso de inversión sobre el ahorro. Pero aunque estaba entre aquellos que tempranamente anotaron esa dificultad (NOTA mía; la «dificultad» fue la Gran Depresión) ahora me inclino a creer que es un problema de significancia práctica menor» (énfasis mío).
      No entiendo qué queda con esto de su teoría del ciclo, y de su explicación de la Gran Depresión.

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      rolandoastarita

      04/11/2011 at 17:31

    • Muy interesante el punto de Hayek. Es cierto que parece haber cambiado de manera relevante en algunas de sus posturas. Para el interesado en la evolución del pensamiento monetario de Hayek recomiendo el siguiente artículo:

      White, L. H. (1999). Hayek’s Monetary Theory and Policy: A Critical Reconstruction. Journal of Money, Credit and Banking, 31(1), 109-120.

      Un artículo con la misma temática sobre Milton Friedman:

      Selgin, G. (2008). Milton Friedman and the Case against Currency Monopoly. Cato Journal, 28(2), 287-301.

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      Nicolas Cachanosky

      04/11/2011 at 17:54

    • Sin duda hay algunas inconsistencias en las obras de Hayek de los años 1920 respecto de sus trabajos de 1970. Sería realmente negativo que su pensamiento no evolucionara en 50 años!
      Pero nunca cambió su interpretación sobre las causas de los ciclos económicos. Básicamente Hayek identificó que entre 1924 y 1929, hubo un proceso de expansión crediticia que dio lugar a un auge en el mercado bursátil, que no podría durar. Cuando la Fed revirtió la política monetaria, sobrevino la fase de crisis y depresión como bien predecía la teoría. Hayek sin embargo difiere con Friedman. La causa de la crisis no es la contracción de 1929-1933, sino la expansión previa. Si aceptamos su hipótesis de que la política de expansión generó la burbuja entre 1924 y 1929 y ello trajo aparejado un proceso de mala-inversión, entonces está claro que necesitamos un proceso de ajuste que liquide esa mala-inversión.

      Hayek sin embargo cambió de parecer en cuanto al qué hacer ante la crisis. En términos de la teoría cuantitativa propuso como política neutral mantener el ingreso nominal constante, esto es, MV = Py = k.

      Si «y» crece, debemos dejar caer «p». Si «V» cae, debemos subir «M». En el primer punto está la gran diferencia entre Hayek y Friedman. Los hayekianos decimos hoy que el inflation targeting de la década de 1990, condujo a la crisis de 2001. En la década de 1990, debido a los aumentos de productividad, debimos observar un proceso de deflación. Eso hubiera sido lo más genuino. En el segundo punto, expandir «M», cuando cae «V», es donde Friedman y Hayek tendrían consenso.

      Hayek no se dio cuenta en los años treinta que había una contracción de «V». Friedman sí, pero treinta años después. Hayek aceptó con el tiempo, que una vez inmersos en la crisis (a la cual llegamos por la política monetaria expansiva), habría que haber estabilizado MV, expandiendo «M».

      Espero que esto ayude.

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      Adrian Ravier

      04/11/2011 at 18:37

    • Pareciera entonces que en sus escritos de los 70 Hayek sostiene que no debía haberse provocado una deflación en los 20, sino estabilidad de precios. Aunque en los 20 en EEUU hubo relativa estabilidad de precios.
      En cuanto a la teoría de Marx, algunas cuestiones: a) durante la expansión hay generación endógena de dinero bancario, impulsada por la misma expansión de los negocios.
      b) Con moneda estable el aumento de la productividad genera presiones bajistas de precios en la medida en que se difunden los cambios tecnológicos; estos cambios están promovidos por la búsqueda de ganancias extraordinarias para las empresas innovadoras (no hay competencia perfecta) e implican en el mediano plazo el aumento de la inversión en capital constante por trabajador.
      Por lo tanto, las presiones bajistas de precios coinciden con el aumento de la inversión de capital por obrero; la combinación de ambos factores genera una presión bajista sobre las ganancias, lo cual desata la crisis.
      En esta visión, el crédito juega el rol de impulsar el movimiento, pero no lo guía. Lo mismo sucede con la tasa de interés. La decisión de inversión está determinada en lo esencial por la tasa de ganancia empresaria (esto es, ganancia bruta descontada la tasa de interés); pero también por las presiones competitivas que enfrentan las empresas.

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      rolandoastarita

      04/11/2011 at 20:06

    • «Pareciera entonces que en sus escritos de los 70 Hayek sostiene que no debía haberse provocado una deflación en los 20, sino estabilidad de precios. Aunque en los 20 en EEUU hubo relativa estabilidad de precios.»
      Quizás no fui claro. Si la Reserva Federal no hubiera expandido el crédito, habríamos tenido deflación de precios. Como tuvimos expansión del crédito, tal deflación no se observó. Hayek hubiera dejado que los aumentos de productividad fruto de la incorporación de las nuevas tecnologías den lugar a la deflación de precios. De ese modo se hubiera evitado la mala-inversión y también la gran depresión.

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      Adrian Ravier

      04/11/2011 at 21:04

    • Lo suyo es claro, lo que no queda claro es lo de Hayek. Esto porque en 1978 sostiene que la Reserva Federal, en los 20, debía haber estabilizado los precios, no haber generado una deflación. Para estabilizar los precios con aumento de productividad, es necesario depreciar la moneda. Sostiene entonces que estos precios estables pueden causar un exceso de inversión sobre el ahorro, pero que esto es un mal menor. En sus escritos de los 30 sí dice que debía haber generado una deflación, y que al no haberlo hecho se alimentó la sobreinversión.

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      rolandoastarita

      04/11/2011 at 21:20

    • Es que Hayek se refiere a dos períodos distintos. Entre 1924 y 1929 debimos observar deflación, sin embargo, la política crediticia evitó esto, generando la sobre-inversión (que yo preferiría calificar de mala-inversión). Una vez concretado el auge o esa sobreinversión, Hayek propone evitar la contracción secundaria de dinero (caída de V), con una expansión de M. El objetivo es mantener constante el ingreso nominal. En el primer período (1924-1929) Hayek no propone evitar la deflación. En el segundo período (1929-1933) Hayek asume que habría estado bien evitar la deflación. En el primer caso Hayek defiende el «growth deflation», esto es una deflación que acompaña los aumentos de productividad. En el segundo caso, Hayek propone evitar la deflación que acompañó la destrucción de unos 10.000 bancos.

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      Adrian Ravier

      05/11/2011 at 01:12

    • Acerca de Hayek, es cierto que en los 30 decía que entre 1924-29 debió haberse deflacionado. Lo que sostengo es que en 1978 dice que debió haberse mantenido la estabilidad de precios, lo que no es igual a deflacionar. Por otra parte, aunque no puedo explicarlo aquí, es ilusorio pretender que a través de la creación privada de muchos dineros se pueda lograr que el crecimiento de M compense exactamente las variaciones de V. ¿Cómo se podría lograr algo semejante a través de los muchos emisores en competencia? Aclaro que ni siquiera lo puede hacer el Banco Central. De hecho, durante la crisis del 30 la Reserva Federal inyectaba base monetaria, pero M no crecía, debido a la contracción de los multiplicadores. Algo similar ocurrió en otras crisis. Todo esto dicho al margen de que, en la visión del marxismo, el origen de la crisis no es monetario, ni crediticio.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 11:18

    • Bueno, la respuesta está en este clásico de White-Selgin: «How would invisible hand handle money»
      http://www.jstor.org/pss/2728792

      La pregunta que queda es la siguiente: Si la producción de zapatos y cualquier bien o servicio es más eficiente a través del mercado, por qué el dinero requiere un análisis diferente. White-Selgin, siguiendo a Hayek, demuestran que la competencia impone límites a la expansión. Podría ocurrir que un banco privado emita más billetes que aquellos que los consumidores demandan, pero en tal caso «ese» banco perderá reservas y quebrará. La diferencia es que en este caso cae un banco, y no todo el sistema financiero. El error del banco central lleva a que toda la economía sufra los excesos.

      La competencia en definitiva es el mejor medio para regular qué producir, cuanto producir, etc.

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      Adrián Ravier

      05/11/2011 at 11:40

    • Por empezar, no necesariamente la producción de automóviles a través de 5000 empresas pequeñas es más eficiente que la producción a través de 5 empresas, altamente concentradas; aunque tal vez alguien pueda demostrar que hay más competencia en el primer escenario. En cualquier caso, existen algunos ejemplos históricos de competencia entre multitud de bancos emitiendo sus propios dineros, en competencia, sin regulación alguna, y las conclusiones no parecen apoyar su tesis.
      Por ejemplo, antes de 1850 en zonas de EEUU que se estaban abriendo a la conquista, regía el derecho libre a crear bancos a voluntad y con esto los billetes y depósitos que resultaban de sus préstamos. No había ninguna autoridad monetaria que comprobara la capacidad de estos bancos para la redención de los billetes. Un banco en estas zonas, no sólo recibía depósitos, sino también podía emitir billetes, que prestaba a un agricultor. Pero si el agricultor quebraba, el banco quebraba y los billetes no valían nada (y los depositantes podían perder todo). Galbraith señala que entre 1830 y 1836 el número de bancos más que se duplicó, llegando a 713, La circulación de billetes pasó de 61 millones de dólares a 140 millones. Las reservas de oro y plata solo aumentaron de 22 a 40 millones. Muchos bancos de Estados emitían. Pero también bancos privados. En muchos lugares no había normas que regularan las reservas de metálico; o las normas no se respetaban. Seguramente algunos pensaban que el mercado ya arreglaría las cosas. Por supuesto, hubo algo de eso, pero a costa de quiebras y desfalcos increíbles. Por caso, un banco de Massachusetts había puesto en circulación billetes por 500.000 dólares, y al cerrar sus puertas sólo tenía en metálico 86 dólares.
      Al estallar la Guerra Civil, se calcula que circulaban 7000 billetes de banco diferentes, fruto de la emisión de 1600 bancos diferentes, de los cuales solo algunos eran estatales. Se estimaba por entonces que en unas 5000 las emisiones falsas. Personalmente, no tengo ningún cariño por el Banco Central ni por el Estado capitalista. Pero no veo convincente el argumento que dice que una situación como la de 1865 era «eficiente». ¿Qué eficiencia podía encontrar en esto la persona que era despojada de todo lo que tenía, por alguna de estas sabandijas bancarias?
      Es por esto también que ya en otra respuesta a comentarios, he planteado que en un escenario de libre emisión de billetes, no veo que las cosas mejoren. Primero, desde el punto de vista teórico: supongamos una economía con 10 productores, sin dinero (equivalente general aceptado). Cada uno de los productores se siente con igual derecho a emitir su dinero, en la esperanza de que los otros lo acepten. En principio, no hay razón para considerar que alguno esté más sólido económicamente que el otro. Se emiten por lo tanto 10 billetes, que aspiran al rol de equivalentes. ¿Cuál se impone? Si todos quieren ser equivalentes, no hay equivalente posible (el argumento es, reformado, de Marx).
      Vayamos a la actualidad. En el mundo existen, por lo menos, unas 5000 empresas con capacidad de aspirar a emitir dinero, que sea aceptado. ¿Qué tienen que hacer los «agentes económicos» para decidir cuál, o cuáles, son los billetes más aptos? Supongamos a Lehman, Stears, General Motors, Enron, World Com, etc, emitiendo sus billetes. ¿Por qué y cómo alguien del común de la gente (me incluyo) va a discriminar con cuáles monedas atesorar? Casi hasta las vísperas del derrumbe, las acciones de estas empresas cotizaban alto, a pesar de que estaban bajo escrutinio de «expertos», de gente que se la pasa analizando balances y previendo trayectorias. ¿Cómo impedir entonces las desvalorizaciones masivas? Imposible, y el problema de fondo está en la misma naturaleza del sistema capitalista. Empezando por el hecho de que la producción es privada, y por lo tanto ya por esto no existe «información perfecta». Siguiendo por el hecho de que los mercados sancionan ex post, y para ese entonces ya puede ser tarde. ¿Cómo impedir que millones de personas no sean víctimas de desfalcos, desvalorización de sus activos, etc.? Cuando se plantean cosas, hay que preguntarse siempre en qué condiciones se van a aplicar. El mundo capitalista es como es, los «mercados eficientes» (los precios de los activos reflejan los fundamentos), omnisciencia, previsión perfecta, etc., no existen.
      Usted mismo dice: «si un banco emite mal y anda mal, quebrará». Punto. Pero esa quiebra implica que miles de activos de ahorristas desaparecen; implica también la posibilidad de corridas y pánicos. Esa historia se conoce. No son simplemente los banqueros que pierden sus capitales, son las crisis que acompañan a esas corridas. Lo financiero no es neutro. Agregando todavía que el banco puede quebrar aunque haya administrado correctamente sus activos y sus ratios de solvencia y liquidez. ¿Por qué? Pues porque la suerte del activo estará atada a la suerte del ciclo capitalista, y esto depende de leyes que son inherentes a la acumulación. Por esto mismo esta cuestión de fondo no se arregla diciendo «en lugar de un sistema bancario centralizado en el central, hagamos un sistema con muchos bancos».

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 16:38

    • Es una buena respuesta Profesor, pero sinceramente veo en ella muchos de los mitos que surgen en torno a la emisión privada de dinero. Su respuesta requiere otra larga respuesta, pero por el momento, sólo haré algunos comentarios:

      1) que un mercado sea competitivo no tiene nada que ver con la cantidad de competidores efectivos que operan en un mercado, sino con la «competencia potencial». A pesar de que esto es ignorado por los manuales tradicionales, Adam Smith ya lo tenía claro. En la medida que nuevos bancos o nuevas empresas de cualqueir rubro puedan entrar al mercado y representar una amenaza a los competidores efectivos, los mecanismos eficientes del capitalismo operarán. Los ejemplos son incontables: Hoy en Argentina hay muchas universidades públicas y privadas, y sin embargo, el mercado no es competitivo. Sólo pueden crear universidades, aquellos que consiguen una autorización de la CONEAU y el Ministerio de Educación, lo cual es una tremenda amenzada a la formación de los jóvenes. Las regulaciones son excesivas y eso atenta contra el precio y la calidad de la educación universitaria. Lo mismo ocurre con el sector bancario.

      2) Si uno recorre la historia de aquellos países que han experimentado sistemas bancarios libres, seguramente encontrará algunos casos de bancos que quiebran, con clientes perjudicados. Pero esto ocurre en casi todos los mercados en un mundo real de incertidumbre. Una empresa que fabrica un produco defectuoso, un médico que realiza un mala-praxis, un taxista que recorre la ciudad con los turistas cuando el viaje era de 10 cuadras, una empresa que contamina un río, etc etc. El Estado tiene un rol fundamental: Hacer justicia en aquellos casos donde una persona o empresa ejerce un daño sobre un tercero. Esto mismo opera al sistema bancario. Pero una cosa es que el la justicia actúe una vez realizado el daño, y otra muy diferente es que actúe intentando regular todas las acciones de los sujetos actuantes o empresas. Esto sencillamente no se puede hacer, o para decirlo de otro modo, el daño es peor que la enfermedad.

      3) Volviendo al sistema de banca libre, un banco puede quebrar, y dejar a sus clientes con fuertes pérdidas. Pero caerá ese banco que operó irresponsablemente, y el resto seguirá fuerte, en relación con la solvencia y la reputación que haya logrado construir en su historia. En este sentido es importante notar que son los clientes los responsables de informarse respecto de la reputación de cada banco. Con el tiempo, aquellos bancos que durante décadas o siglos hayan trabajado eficientemente, respetando los contratos, cumpliendo con los depositantes, construyendo una buena reputación, serán los que seguramente recibirán una mayor demanda de esos servicios bancarios. Por supuesot que existe el riesgo de que incumplan, pero me parece que la competencia reduce ese riesgo, y que el monopolio de la moneda en manos del Estado lo magnifica.

      4) Cuando uno estudia el origen de la banca central en todos los países, observa que precisamente surgieron algunos bancos privados que financiaban los déficits de los reyes o gobiernos. Cuando la deuda fue lo suficientemente grande como para poner en problemas a las autoridades públicas, directamente se nacionalizaba el banco, se expropiaba, y banca libre desaparecía. Mi impresión es que la estabilidad y el fin de la manipulación bancaria sólo puede recuperarse a través de la competencia.

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      Adrián Ravier

      06/11/2011 at 17:45

    • La primera y principal objeción que hice a la idea de muchos capitales emitiendo dinero es teórica. Si hay 500, 1000 o 5000 empresas emitiendo dinero, no hay manera de realizar las transacciones, porque el equivalente debe expresar de manera unívoca el valor. Si yo acepto el dinero emitido por Bank of America, pero cuando voy a comprar el pan el panadero no acepta ese equivalente, sino el emitido por GM, o lo que sea, no hay manera de comparar valores. Es el argumento de Marx. El problema todavía se agrava si lo pensamos en términos de la economía internacional. Supongamos un exportador argentino que acepta dinero emitido por el Deutsche Bank, porque colocó sus productos en Alemania, pero tiene que comprar equipos en México, por caso, a un productor que solo acepta el dinero del Deutsche con un desagio, etc. No hay forma de comparar valores.
      En segundo término, si el dinero es medio de pago y medio de atesoramiento, no es lo mismo «equivocarse» en aceptar tal o cual equivalente, que comprar una camisa defectuosa; esto empalma con el argumento que doy más abajo.
      Tercero: usted dice que el Estado siempre debe actuar ex post, regulando, y pone el ejemplo del médico que realiza mala praxis o la empresa que contamina un río, etc. Le repito que no soy un defensor del Estado capitalista, ni en general del Estado, pero sostener que hay que esperar a que un río esté contaminado para frenar a una empresa, me parece un despropósito. Es lo que sucede en Argentina, donde las empresas contaminan a más no poder, sin que el Estado haga absolutamente nada para impedirlo. Pero lo interesante es que tampoco el mercado arregla el problema. Las empresas bajan costos sin preocuparse por la contaminación; son «externalidades». La lucha por poner límites a la prepotencia y avaricia del capital privado, aunque sea por medio de la regulación del Estado, ha sido históricamente progresista. Y en este respecto, entra la lucha por imponer reglamentaciones y regulaciones a la explotación de los trabajadores. Muchas de esas regulaciones han, por lo menos, puesto palos en la rueda a la explotación sin límites. Con su criterio, está mal poner leyes que prohíban el trabajo infantil, que establezcan las 8 horas de trabajo, etc.
      Cuarto, usted afirma que «son los clientes los responsables de informarse respecto de la reputación de cada banco». En primer lugar, una cosa es informarse de la reputación, y otra es saber qué está sucediendo con un banco, o con cualquier emisor de dinero. La mayoría de la gente común no tiene manera de conocer la calidad de un activo financiero en condiciones normales. Usted dice que hay que conocer la reputación del emisor. Pues bien, Lehman tenía una gran reputación; lo mismo podemos decir de Enron, Parmalat, Bears, Baring, y tantas otras empresas. Hay incontables casos de empresas que construyeron reputación durante décadas, y han quebrado. Pero además, en este mundo capitalista en que los que manejan millones disponen de todos los medios para fabricarse reputaciones, ¿qué defensa tiene un trabajador para decir el dinero de tal empresa sí, y el de tal banco no?
      Quinto, usted mismo debe admitir que los bancos que emiten estos dineros pueden quebrar, pero que estos serían accidentes y «el resto seguirá fuerte». Primero, algunos de estos «accidentes» pueden ocasionar la pérdida de valores para decenas de miles de personas y empresas. Lo cual tendría efectos amplificados sobre la economía (una empresa que pierde sus depósitos con los que amortizaba su capital; los ahorristas que pierden sus ahorros; las empresas de seguros, etc.). Por esto decía más arriba que no es lo mismo que equivocarse al comprar una camisa, o un automóvil, equivocarse en qué equivalente se realizan los ahorros. Pero además, ¿por qué está tan seguro de que no habría efectos dominó? La experiencia indica que cuando quiebran algunos grandes, las corridas son muy probables sobre muchas otras entidades financieras. Pero esto está indicando que las quiebras financieras pueden ocurrir, por lo menos, con la misma frecuencia que con la banca estatal (mi opinión es que sería incluso con más frecuencia).
      Por último, su misma argumentación no muestra que la existencia de muchos centros emisores evite las crisis y las desvalorizaciones (aunque, insisto, no veo que sea posible que estén en competencia varios cientos de monedas a nivel mundial).

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      rolandoastarita

      06/11/2011 at 23:41

    • Profesor Astarista, agradezco su respuesta. Intentaré responder del modo más sintético posible y con objetividad:
      1) Ud. dice: «La primera y principal objeción que hice a la idea de muchos capitales emitiendo dinero es teórica. Si hay 500, 1000 o 5000 empresas emitiendo dinero, no hay manera de realizar las transacciones, porque el equivalente debe expresar de manera unívoca el valor.» Aquí hay una confusión respecto a los emisores de dinero. La banca libre defiende un sistema similar al patrón oro, aunque no necesariamente el oro. Es el mercado el que decide la mercancía de respaldo. Que en su momento el proceso de selección social se haya inclinado hacia el oro, no significa que en el futuro lo sigan eligiendo. Pero imaginemos que volvemos al oro. Tendríamos muchos bancos emisores privados emitiendo sus billetes bancarios, pero todos respaldandolo en oro (o plata).
      De hecho, bajo el Sistema de Patrón Oro clásico y ortodoxo, las monedas de oro eran la moneda común. Las monedas nacionales representaban una cierta cantidad de oro de determinada ley. Antes de la devaluación de 1934, el dólar norteamericano por ejemplo, contenía 25,8 gramos de oro de los cuales las nueve décimas partes eran oro fino; después de dicha devaluación contenía 15 5/21 gramos o, en onzas trío, un 1/20,67 y un 1/35 de onza respectivamente. La moneda de oro de 20 dólares de los Estados Unidos (el águila doble) contenía 30,09312 gramos de oro fino; la de 10 dólares (el águila), 15,04656 gramos del mismo oro y la de 5 dólares (la media águila) 7,52328 gramos. El soberano británico contenía 7,322 gramos; la moneda mexicana de 50 pesos, 37,5 gramos; la francesa de 20 francos, también llamada napoleón, 5,8 gramos y la suiza de 20 francos 5,8 gramos. Las tasas de cambio entre las distintas unidades monetarias hechas de oro se determinaban, pues, por sus cantidades relativas de ese metal.
      Podemos tener bancos centrales públicos emitiendo los billetes y compitiendo, pero no veo objeciones a que bancos privados también emitan sus billetes. En todo caso, el éxito de esos bancos sólo ocurrirá si la gente demanda el dinero que emiten. Yo no encuentro ningún daño de esos bancos emisores privados como para evitar que surjan. Este el punto central de la desnacionalización del dinero de Hayek.
      2) Quizás me expresé mal. Yo no digo que debemos ver el río contaminado para fijar una ley que prohiba tal cosa. La ley dice previamente que nadie puede contaminar el río y hasta puede especificar las sanciones que la empresa recibirá si lo hace. Pero no podemos evitar que una empresa contamine el río o que un médico haga mala parxis. Sí podemos asegurarnos, ex post, que la empresa sufra una fuerte sanción o que el médico no pueda volver a operar. Si estoy equivocado, por favor dígame cómo evitaría que tales cosas sucedan,
      3) Ud. habla de poner límites a la explotación de los trabajadores. Yo digo que lo que se intenta al eliminar la legislación laboral es que las personas puedan hacer acuerdos voluntarios sin restricciones. El salario mínimo, por ejemplo, afecta al trabajador. Ayuda a unos pocos trabajadores que hablan de «conquista social», mientras otros permanecen desocupados porque su productividad no alcanza el mínimo que el gobierno quisiera. Por supuesto que a todos nos gustaría que el mínimo fuera de 25.000 dólares por año, como es en el primer mundo, pero pensar que esas cosas se consiguen por medio de una ley, es no entender la causalidad que nos ofrecen las leyes de la teoría económica. En un mercado competitivo, sin salario mínimos ni legislación laboral restrictiva, hay una clara tendencia al pleno empleo, y la competencia hace que los salarios vayan aumentando a medida que la economía va progresando. Yo realmente no comprendo cómo socializando los medios de producción, las clases menos favorecidas tendrán acceso a más alimentos, mejor vestimenta, o a un techo. Es el capitalismo, de hecho, el que hace posible esto.
      4) Ud. dice: «Con su criterio, está mal poner leyes que prohíban el trabajo infantil, que establezcan las 8 horas de trabajo, etc.» Aquí me perdí. Yo no pienso que esté mal poner una ley que prohiba el trabajo infantil. No entiendo a qué criterio se refiere.
      5) Ud. dice: «La mayoría de la gente común no tiene manera de conocer la calidad de un activo financiero en condiciones normales.» Está claro que en el socialismo se asume que la gente es tonta, que no puede ser libre porque no será responsable, y que el estado paternalista hará todo por ellos. En este sentido sí, yo pienso diferente. Pienso que cuando el estado paternalista no esté, la gente estará más interesada en informarse y ser responsable, porque ese es el modo que tendrá de vivir. La libertad implica responsabilidad. Por lo demás, no hace falta conocer «la calidad de un activo financiero» para darse cuenta que históricamente el dólar ha sufrido menos vaivenes que el peso argentino o el austral. Lo que intentamos es que la gente tenga libertad de elegir la moneda en la que realizará los contratos laborales, y las operaciones diarias. Se trata de eliminar el curso forzoso que el Estado ha utilizado para manipular la moneda local y con ello imponer el impuesto inflacionario sobre la sociedad.
      6. Ud. dice: «¿por qué está tan seguro de que no habría efectos dominó? La experiencia indica que cuando quiebran algunos grandes, las corridas son muy probables sobre muchas otras entidades financieras.» Ud. se refiere a una experiencia de bancos centrales donde los excesos justamente se imprimen a toda actividad bancaria. La experiencia de la banca privada sin intervención del estado, sin embargo, dice que tal efecto dominó no existe. El caso de Escocia es ilustrativo al respecto. Las cámaras de compensación aseguraban que aquel banco que emitiera exceso de billetes, iría perdiendo reservas hasta llegar a la quiebra.

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      Adrian Ravier

      07/11/2011 at 00:51

    • Revisando lo que hemos escrito, esto está dando ya para casi un libro polémico. Cada comentario se ha venido ampliando con nuevos elementos. Posiblemente sea inevitable.
      Primero, aunque los muchos bancos emitan con respaldo oro, no hay manera de verificar permanentemente por parte del público el respaldo. Pero además, aún en la época del patrón oro, buena parte de la emisión era endógena, se hacía contra letras de cambio, lo que daba lugar a enormes desfalcos y maniobras especulativas. Algunos casos en que hubo este tipo de régimen no muestran que hayan sido precisamente beneficiosos, como ya planteé en otro comentario. Vuelvo a decirle que no tengo ningún interés en defender al Estado capitalista, pero de todas formas también soy crítico de la idea de que los mercados lo arreglan todo. Pero su tesis de que siempre que haya mayor regulación, las crisis financieras y monetarias deberían ser mayores, no veo que resista la prueba de los hechos. Por ejemplo, entre 1945 y 1971, cuando las finanzas estaban menos liberalizadas, las naciones en vías de desarrollo sufrieron cero crisis bancarias, 16 crisis de divisas y una crisis de divisas y bancarias al mismo tiempo. Entre 1973 y 1997 registraron 17 crisis bancarias, 57 de divisas y 21 bancarias y de divisas (datos de Chang, ¿Qué fue del buen sanmaritano?). A esto hay que agregar las grandes crisis posteriores a 1998.
      Segundo, dado que buena parte de la emisión es endógena, y está atada al ciclo capitalista, es natural que haya expansión de los medios de pago (y por lo tanto del dinero endógeno) durante las fases alcistas del ciclo, y caída brusca durante las contracciones. Esto sucedió tanto bajo los regímenes de convertibilidad, como bajo los regímenes sin convertibilidad. Pero estas fases estuvieron acompañadas por períodos de inflación y deflación. Esto es, hubo inflación mucho antes de que hubiera bancos centrales y sistemas monetarios como el actual. El siglo XVI fue inflacionario, globalmente, en Europa. En el siglo XIX las fluctuaciones de precios fueron muy marcadas. 1817-50 de baja de precios (y actividad económica débil); 1850-73 alza de precios (expansión económica); 1873-96 baja de precios. Esto con patrón oro. Insisto, en las fases de alza la expansión del dinero estaba vinculada a la actividad económica. Es por esto que es imposible que, mediante una banca descentralizada, se pueda controlar M a fin de que MV sea constante (algo que ya había marcado en otro comentario).
      Tercero: está lejos de mi intención elogiar a la inflación. Pero de todas formas, tampoco «compro» la idea de que todos los problemas se deben a la inflación, o que necesariamente menor tasa de inflación da lugar a mayor crecimiento. Hay muchos casos que demuestran que puede haber crisis mayores con menor tasa de inflación. Y crecimientos más altos durante períodos de mayor inflación, que en períodos de menor inflación. Por ejemplo, durante las décadas de 1960 y 70 el índice de inflación medio de Brasil eral del 42% anual, y la renta por habitante aumentó al 4,5% anual. Entre 1995 y 2005 la inflación bajó al 7,1% anual, y en ese período la renta por habitante creció al 1,3% anual. Por esto no hay que apresurarse a sacar conclusiones rápidas. Agrego que muchas veces, con el argumento de «queremos proteger los salarios combatiendo la inflación» se han impuesto terribles planes de ajustes a los trabajadores, que significaron bajas de sus salarios reales.
      Cuarto, usted afirma «no podemos evitar que la empresa contamine», eludiendo la ley. Dos observaciones: sí, se podría evitar si, por ejemplo, la población tuviera más poder para vigilar y controlar. Pero además, una sociedad en que los productores asociados decidieran cómo y qué se produce, podría eliminar el problema.
      Quinto, afirma: «En un mercado competitivo, sin salario mínimos ni legislación laboral restrictiva, hay una clara tendencia al pleno empleo, y la competencia hace que los salarios vayan aumentando a medida que la economía va progresando». En el sistema capitalista esto no es cierto. En períodos en los que no hubo salarios mínimos, ni sindicatos, ni legislación fabril de ningún tipo, no dejó de haber desocupación, miseria y pauperismo. Se calcula que durante la Revolución Industrial inglesa la desocupación promedio llegaba al 30%. Las escenas que relata Marx en El Capital son el reflejo de esa sociedad de «libre competencia». Cuando usted dice que no debe haber ninguna regulación, esto significa dar vía libre al capital para la explotación desenfrenada (es el caso del trabajo infantil). Por este motivo es que los trabajadores se organizan y presionan al capital y al Estado. Es la única manera de que aquellos que no poseen propiedades ni poder económico se defiendan de la explotación. Además, el aumento de salarios durante las fases de expansión siempre tienen límites, que están dados por la introducción de la maquinaria, o la apertura de nuevas fuentes de aprovisionamiento de mano de obra barata (zonas proveedoras de mano de obra), que permiten al capital hacer retroceder los salarios.
      Sexto: usted afirma: «Está claro que en el socialismo se asume que la gente es tonta, que no puede ser libre porque no será responsable, y que el estado paternalista hará todo por ellos». Pero precisamente el socialismo lucha por una sociedad en la que los productores decidan libremente, de manera que mal puede sostener que «es tonta». Más bien esto lo están diciendo los capitalistas cuando dicen que los trabajadores no pueden gobernar la producción (ni gobernar en general). La crítica a la alienación que provoca el trabajo repetitivo, monótono y embrutecedor (crítica que ya hacía Smith) tiene que ver con la convicción de los socialistas de que los seres humanos tienen muchas potencialidades para desarrollar, pero no pueden desplegar por la existencia de relaciones sociales que implican explotación. Además, mal puede el socialismo proponer que «el Estado haga todo por ellos» cuando el socialismo tiene como meta acabar con el Estado. Ya Marx en sus escritos juveniles decía que debía evitarse que el Estado se colocara por encima de la sociedad. «Debe evitarse, sobre todo, el volver a plasmar la ‘sociedad’ como abstracción, frente al individuo. El individuo es el ente social» (Manuscritos económico-filosóficos de 1844).

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 09:16

    • Coincido Profesor. El debate se está dirigiendo hacia diversas vías, lo cual lo hace más interesante, pero al mismo tiempo difícil de seguir por el blog. De todos modos, intento responder sintéticamente a algunos puntos, y si Ud lo desea, lo continuamos lo que sea necesario. Después de todo, en cada respuesta encuentro un mejor entendimiento de la lógica marxista:

      1. Fíjese que el período que Ud muestra en la evidencia empírica es post-Patrón Oro, es decir que responde a la política monetaria de los Bancos Centrales. Algunos dirán que éste recién lo abandona Nixon en 1971, pero eso es un error. Hay que distinguir el Patrón Oro del Pseudo Patrón Oro. En el Patrón Oro, los billetes decían cuántas onzas de oro respaldaban el billete y los bancos debían devolver el oro a cualquier tenedor de esos billetes que lo reclamara. Cuando pasamos al Pseudo Patrón Oro, los bancos ya devolvían al tenedor del billete la cantidad de onzas de oro que querían, lo cual rompía el contrato inicial. Lo de Nixon fue sincerar una situación que ya no podía sostenerse, en base a la política monetaria que venían aplicando los bancos centrales. Y la inflación de los años setenta, aquella conocida como la crisis del petróleo, no era otra cosa que el efecto de dicha política monetaria como han demostrado Friedman o Hayek.

      2. Volviendo al Patrón Oro, es cierto que al descubir américa, y ver cómo el oro fue llegando a Europa, esto generó un impacto inflacionario, pero difícilmente tal cosa pueda volver a ocurrir. Por el contrario, la evidencia empírica del Patrón Oro muestra enorme estabilidad, lo cual incluso es destacado por Keynes. Aun cuando en California o India se hicieron grandes descubrimientos de oro, la inflación nunca fue mayor al 5 % anual. Haber eliminado el Patrón Oro, abrió las puertas para estos tiempos de inflación y ciclos económicos que Ud. bien detalla.

      3. Yo sí soy totalmente crítico de la inflación. Lo veo como un síntoma de que la economía está, en algún sentido, enferma. De hecho, el miedo a la deflación por parte de los economistas ha sido uno de las principales causas a la insostenibilidad de muchos modelos económicos implantados. La mayoría de los economistas no se dan cuenta que una sana deflación de precios, que acomaña el crecimiento económico y los aumentos de productividad, no hacen otra cosa que aumentar el salario real de la gente. Es cierto, sin embargo, que la deflación secundaria que ocurrió en EEUU entre 1929-1933 puede ser dañina, pero esto no significa que toda inflación deba ser evitada con inyección de dinero.

      4. Ok, podríamos evitar más incumplimientos al derecho, si aumentamos la vigilancia y los controles. Pero esto atenta contra las libertades individuales. Allí es que decía, el remedio es peor que la enfermedad.

      5. Respecto al desempleo en ausencia de legislación laboral y salarios mínimos. Yo coincido que cuando ocurre un proceso de transformación tecnológica, como fue la revolución industrial, que cambia el proceso de producción de casi todas las mercancías, aparece un proceso de transición en el que mucha gente se ve afectada en materia laboral. Personas que se habían especializado en una tarea y ahora ven que todo lo hace la máquina (esto lo llamamos «desempleo tecnológico»), no tienen otra alternativa que adaptarse a los cambios y aprender a usar esas nuevas tecnologías o aprender nuevos oficios. Yo entiendo que esto puede ser muy grave en ciertas sociedades… y el gobierno deberá encontrar la mejor transición para acompañar el cambio. Pero negarnos al cambio, negarnos a incorporar las tecnologías, nuevamente, nos puede conducir a un caso en el que «el remedio es peor que la enfermedad». Ahora, exceptuando estos casos revolucionarios, donde el desempleo puede perdurar un largo tiempo, es muy difícil encontrar casos empíricos de desempleo persistente en ausencia de una legislación laboral restrictiva.

      6. Yo entiendo que Marx observó un mundo muy particular, muy diferente al actual, que lo llevó a encontrar «tendencias observables» algo negativas en el capitalismo. Pero la evidencia empírica posterior pienso que debió haber cambiado dichas tendencias. Schumpeter por ejemplo, tras estudiar profundamente a Marx, llega a conclusiones algo diferentes.

      7. Ok, hay muchas definiciones para el socialismo. Se que Marx propone abolir el Estado, pero otras caras del socialismo, también marxistas, muestran un socialismo diferente. Mi comentario sobre el Estado paternalista, aplica a todos los casos de «socialismo» que no coinciden en la idea de abolir el Estado. Ahora, el capitalista no dice que los trabajadores no pueden gobernar la producción. Hay millones de casos en el capitalismo donde un trabajador deja de manejar la máquina para abrir su propio emprendimiento. Lo que niega el capitalista es que se deba expropiar al dueño del capital para que los trabajadores disfruten de su propiedad. Aquí es donde se vuelve complicado hablar de clases capitalistas o clases trabajadoras. Muchas personas pertenecen a ambas clases. Invierten su capital en ciertos proyectos, pero se emplean como trabajadores en otros.

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      Adrian Ravier

      07/11/2011 at 10:11

    • No solo no resuelve la contradicción por que no puede explicarla(como dice usted también la depresión «que es un problema de significancia practica menor») si no que su teoría de los ciclos económicos gira en el vacío de la teoría sin nunca tocar la realidad. Pero no nos tiene que asombrar ya que la escuela de economía austriaca es una pseudociencia. Vasta leer un libro tan vulgar como es la acción humana de Ludwig von Mises para percatarse de esto.

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      gonzalo

      04/11/2011 at 18:52

    • Gonzalo, ¿»La Acción Humana» te ha parecido un libro «vulgar»? Sería bueno que en lugar de ofrecer calificativos, tratemos de ofrecer algún argumento. Sino perdemos el tiempo.

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      Adrian Ravier

      04/11/2011 at 19:00

    • Doy dos ejemplos: la teoría de la historia en la acción humana es errónea ¿acaso la naturaleza no es historia?Ludwig von Mises reduce la historia a la acción y la economía ¿en la economía no hay animales?, segundo la teoría de la conciencia también es errónea(supuesta-mente los niños para el autor no tienen conciencia y también excluye al inconsciente) y esto afecta a toda su teoría económica.

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      gonzalo

      04/11/2011 at 22:23

    • Gonzalo, lamento decir que no comprendo tus dos críticas a La Acción Humana.

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      Adrian Ravier

      05/11/2011 at 01:14

    • Estimados:

      No puedo dejar de leer con mucho interés sus debates acerca de capitalismo y marxismo. Son ambos, Astarita y Ravier, personas sumamente inteligentes e informadas, y también lo son muchos de los comentaristas.

      Pero hay algo que no termina de cerrarme, cuya manifestación aparece en estos extractos, por los que espero no ser acusado de sacarlos de contexto.


      Ravier:
      2. Volviendo al Patrón Oro, es cierto que al descubir (sic) américa, y ver cómo el oro fue llegando a Europa (sic), esto generó un impacto inflacionario, pero difícilmente tal cosa pueda volver a ocurrir.

      Astarita:
      En este punto es curioso que los defensores de las libertades y los derechos de propiedad pasen por alto que el sistema capitalista sólo pudo surgir sobre la base de un MONOPOLIO, el de la tierra. Algunos, originariamente, han dicho “esta parte (muchas veces de miles de hectáreas) del planeta (un don natural) es mío”. Jamás se pudo dar un fundamento teórico al derecho de propiedad de bienes naturales (es interesante que Hegel reconoce esta dificultad). En particular, no se puede desconocer esta cuestión cuando nos preguntamos sobre los orígenes del capitalismo argentino (unos pocos miles de familias se quedan con millones de kilómetros cuadrados de tierras, tomadas a los pueblos originarios).

      Me surgen entonces algunas preguntas, sólo algunas y a modo de desplegar el sistema de pensamiento que trato de explicitar, ya que no sé si ustedes en particular y el sistema educativo en general están considerando:

      ¿Cuántos sistemas económicos han sido creados por esta humanidad de la que formamos parte desde hace aprox. 200.000 años, mediante la emergencia del homo sapiens-sapiens en África y su posterior despliegue por el globo?

      ¿Cuándo empieza la historia económica (o de la economía) en el planeta? ¿Cuándo empieza en el continente llamado Europa? ¿Cuándo empieza en el continente llamado América? ¿Cuándo empieza en los demás continentes?

      ¿Cuánto conocen ustedes del AYLLU, el milenario sistema socioeconómico que sustentaba a la gran mayoría de las civilizaciones del sur de América hasta la llegada de los invasores, sistema que fuera descripto como uno de los más avanzados de la humanidad por Walter Krickeberg en su obra Etnografía de América?

      ¿No les interesa a los científicos económicos saber y conocer a fondo cuáles eran los sistemas económicos que regían el funcionamiento de las sociedades existentes en toda América desde que ingresó la humanidad (la misma de Eurasia y de todo el planeta) hace 40.000 años por el estrecho de Bering hasta la invasión del siglo XV y el posterior genocidio durante los tres siglos siguientes en los que se implantó el sistema capitalista que tan bien conocen?

      ¿Cómo piensan ustedes que fue posible la existencia a lo largo del tiempo de los Aztecas, por ejemplo, cuya ciudad más importante, Tenochtitlán, tenía en el siglo XV más de 200.000 habitantes, cuando París y Londres llegaban apenas a los 50.000?

      ¿Eran capitalistas o marxistas, los mal llamados pueblos originarios? En este continente habitaban más de 70.000.000 (setenta milones) de seres humanos en el siglo XV.

      ¿No eran hombres?

      Saludos entrerrianos,

      Mauroliver

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      mauroliver

      16/11/2011 at 13:28

    • Propones un debate apasionante, aunque -pienso- algo alejado de las cuestiones bajo discusión. Mi respuesta rápida es que tales sociedades tenían diversos sistemas pre-capitalistas que dejaban mucho que desear. El desarrollo de la banca, de la división internacional del trabajo, del derecho moderno, de la constitución nacional, la democracia y la división de poderes, son sólo algunos de los aspectos importantes a tener en cuenta en la organización de una sociedad moderna. Volver sobre discusiones previas a los clásicos en economía, derecho y ciencias políticas, me parece que sería un retroceso. Yo entiendo que la propiedad privada y la propiedad pública están en el fondo de estas cuestiones, pero tenemos dos opciones: o rastreamos el origen de la propiedad de cada uno hoy y redistribuimos riqueza, o tomamos lo que está, y avanzamos. Yo no soy rico, ni mucho menos, y sin embargo opto por esta segunda opción. Aunque la condición de mi ideal capitalista es eliminar todo futuro privilegio a los pseudo-empresarios.

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      Adrián Ravier

      17/11/2011 at 04:03

    • Hola mauro, te pregunto, ¿Fuiste alumno del profesor Juan José Rossi?
      Entiendo tu planteo, interesante el tema del ayllu, al menos de lo que he leido, lo caracterizan como una variacion de las sociedades tributarias (en la idea de haldon por ejemplo), que es un tipo economico que englobaria al feudalismo, el islam, y ese tipo de economias. de todos modos estaria bueno si sabes de algun texto de algun medievalista que trate el tema, ahí puede haber cosas interesantes. igualmente, la tesis de Haldon no es compartida por los medievalistas marxistas como Anderson y Carlos Astarita, si es que no he interpretado mal los textos, aunque la crítica no pasa por lo del ayllu sino por el mismo hecho de que el tributarismo sea como lo plantea el tipo.

      fui alumno de Rossi, un gran tipo.

      Saludos de un entrerriano panza verde de las costa de uruguay.

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      ilichito

      17/11/2011 at 15:15

    • efectivamente, soy discípulo y amigo de juanjo, un gran tipo en soledad con su valiosa y escasamente difundida obra

      por mi parte de economía conozco poco, no tengo formación aunque sí mucha curiosidad

      el fondo de mi planteo es si somos capaces realmente de revisar las bases no ya disciplinares sino epistemológicas de nuestros andamiajes conceptuales

      porqué no es posible cuestionar a fondo, hoy, el tema de la propiedad (privada, pública, mixta) de la tierra, no ya política, económica y/o ideológicamente sino desde nuestra perfecta humanidad

      el tema, ya sea en el sentido común o en ámbitos académicos, es mencionado del mismo modo que se menciona a los pueblos originarios, afuera de nuestra humanidad —que es la posta—, como unos otros, otra especie menor, algo pasado, pre-humano


      “Nos (…) deseando que el nombre de Jesucristo sea introducido en aquellas partes, de motu propio…, y de plenitud de potestad, TODAS LAS TIERRAS FIRMES DESCUBIERTAS Y POR DESCUBRIR (…) por la autoridad de Dios omnipotente concedida a nosotros en la tierra (…) con todos los dominios de la misma, ciudades, fortalezas, lugares y villas, derechos y, todas sus pertenencias para siempre DONAMOS, CONCEDEMOS Y ASIGNAMOS A VOSOTROS Y A VUESTROS HEREDEROS… Y OS CONSTITUIMOS SEÑORES DE ELLAS (del continente) CON PLENA Y OMNÍMODA POTESTAD, autoridad y jurisdicción.”

      “Inter caetera rerun” Alejandro VI. Roma, 4-5-1493.

      “Vos ruego e requiero reconozcáis a la iglesia por señora e superiora del universo, é al sumo pontífice en su nombre, é al rey é a la reyna como señores e superiores… si así no hiciéredes… con el ayuda de dios entraré poderosamente contra vosotros e vos traeré guerra por todas partes, é vos subjetaré al yugo e obediencia de la iglesia é de sus altezas e tomaré vuestras personas é vuestras mujeres e hijos é los haré esclavos e como tales los venderé, é tomaré vuestros bienes, é vos haré todos los males e daños que pudiere…”.

      Requerimiento, 1513

      siempre está lo pre-, pre-capitalista, pre-republicano, como si lo pre- le hubiera sucediendo a los extraterrestres, que ya bastante tienen con serlo

      todo lo que existió antes del capitalismo es pre-capitalista y sin embargo no todo está tan naturalizado en la forma de ajenidad como la idea de antes-después, historia-prehistoria, civilización-barbarie, encerrada en el corazón del capitalismo

      porqué no se puede salir del corsé ilusorio que representa el etnoeuropeocentrismo, si son sólo ideas que otros pensaron antes, y nos las dejamos imponer, claro

      realmente les pregunto a los especialistas, ¿no es posible ir a buscar alguna claridad, alguna ayuda, algún acompañamiento, en otros sistemas socioeconómicos aunque sean pre-? ¿y si al estudiarlos con la pasión y años que le han dedicado a sus paradigmas actuales resultara que son post-? no en una versión romántica —qué copados los indios—, sino como herramientas de transformación

      saludos entrerrianos y disculpas por el (cuasi) off-topic,

      mauroliver

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      mauroliver

      17/11/2011 at 17:07

  2. El punto no es en donde coinciden ambos sino que los austriacos tomaron las tesis Marxistas. Segundo es una estupidez pensar que en un capitalismo donde la moneda sea privada y no exista una banca central(monopólica) no habrá ciclos económicos, es una tesis absurda que se repite hasta la saciedad sin ningún fundamento. La misma competencia engendra ciclos económicos mas allá de la moneda, que si tiene que ver con ello pero no explica las crisis. Pensar que la crisis es por culpa de emitir moneda (tan solo) es quedarse en la superficialidad

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    gonzalo

    04/11/2011 at 16:28

    • Justamente creer que la teoría del ciclo es por meramente por culpa de emitir moneda es quedarse en la superficialidad. La teoría de los ciclos, correcta o no, es mucho más compleja.

      Esta tesis «absurda» posee largos y detallados estudios teóricos y empíricos que ya llevan por lo menos 30 años. Por ejemplo, ¿qué es tan inconsistente o «estúpido» en los trabajos de Friedrich Haye, Ludwig von Mises, George Selgin, Kevin Dowd, Lawrence H. White, Vera C. Smith sobre sistemas competitivos de moneda? ¿En qué punto sus argumentaciones son incorrectas? Si hay algo que esta tesis no tiene es falta de fundamentos. Parece haber más una falta de conocimiento con la literatura del tema que de fundamentos en la teoría. ¿Qué capítulos o artículos puntuales son tan inconsistentes? Estos son algunos de los economistas que más han trabajado este tema y sus obras son bien publicadas y reconocidas en el ambiente académico.

      Ciertamente esto no implica que estén en lo correcto. Pero el rechazo a una tesis debe venir por problemas en la argumentación, no por las conclusiones. Lo ideal es creer en argumentos, no en conclusiones.

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      Nicolas Cachanosky

      04/11/2011 at 17:50

    • Coincido Gonzalo con tu primer punto. En cierta forma los austriacos siguen la tradición clásica de economía política, y siendo Marx un clásico, hay un punto de contacto entre los enfoques. Además el método austriaco llamado «praxeología» -con teorías económicas a priori de la evidencia empírica-, fue desarrollado por Mises, pero se influenció en Max Weber.

      En cuanto al segundo punto, diré que es un error calificar de «estupidez» a esa teoría. Para ilustrar el punto en breve: Los austriacos distinguen entre fluctuaciones económicas y ciclos económicos. Está claro que la competencia, las innovaciones tecnológicas, los cambios en la preferencia temporal de los agentes pueden dar lugar a ciertas fluctuaciones. Además en un mundo de incertidumbre habrá gente que invierte mal, y eso también provoca inestabilidad. Pero una cosa son estas fluctuaciones, y otra muy distinta es el ciclo económico, donde todos los inversores mal-invierten al mismo tiempo. ¿Qué produce este fallo sistemático y global? Ahí es donde Mises y Hayek elaboran una teoría monetaria del ciclo económico, señalando que reducir la tasa de interés por debajo de su nivel natural origina un auge de mala-inversión que se hace insostenible. Hasta Axel Leijonhufvud en un artículo titulado «Keynes and the crisis» reconoce que esta crisis tiene una lectura austriaca (http://www.cepr.org/pubs/policyinsights/PolicyInsight23.pdf).

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      Adrian Ravier

      04/11/2011 at 17:52

    • ¿para vos estar en crisis 10 o 15 años es una fluctuación? ¿Y que se repitan con tanta regularidad «fluctuaciones» y luego crisis profundas es un problema de expancion monetaria y crediticia? esto teniendo en cuenta que 100 años de historia es muy poco. Cuando existían el padrón oro(y con un coeficiente de caja de cien por ciento) también había fluctuaciones y crisis.

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      gonzalo

      04/11/2011 at 19:04

    • Nunca en la historia hubo tantos ciclos económicos como en el último siglo. Durante ese siglo surgen los bancos centrales. Algunos datos: En 1900, solo había alrededor de 18 bancos centrales en el mundo. Para 1940 la suma ya alcanza a 40 países. Hoy ya suman 164. Es lógico que el mundo experimente estos ciclos.
      No hay que olvidar que estas instituciones son precisamente lo que Marx quería para administrar el dinero. Propone en el Manifiesto Comunista: «Centralización del crédito en el estado, por medio de bancos nacionales, con capital del estado y régimen de monopolio.»
      Nunca comprendí cómo Marx desconoció que tal institución monopólica, en manos del estado, sería tan abusada por los gobiernos. Hans Sennholz decía: “Confiarle el dinero al gobierno es como confiarle nuestro canario a un gato hambriento.”
      Por lo demás, durante el sistema de Patrón Oro los ciclos económicos eran mínimos. Hasta el propio Keynes resalta la estabilidad que nos brindaba este sistema.

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      Adrian Ravier

      04/11/2011 at 20:46

    • Algunas puntualizaciones: primero, la historia de EEUU desde 1800 hasta 1913 (empieza a funcionar la FED) está atravesada por ciclos y crisis. Precisamente la FED se crea luego de la gran caída de 1907.
      Segundo, el programa del Manifiesto Comunista es un programa a ser aplicado por la clase obrera en el poder, con vistas a la transformación social, y por lo tanto parte de lo existente. El programa del socialismo marxista es la abolición de las clases, y por lo tanto del Estado.
      Tercero, discrepo con la idea de que durante el período del patrón oro los ciclos económicos eran mínimos. Estoy escribiendo de memoria, pero la crisis iniciada en 1873 creo recordar que duró unos 65 meses en EEUU, y fue profundísima también en Inglaterra. Fue la primera vez que se habló de una Gran Depresión.
      Cuarto, si bien no confío en el Estado, tampoco confío un ápice en el capitalismo ni en las empresas capitalistas. ¿Qué tal dinero emitido por la Baring, por Lehman, por General Motors? ¿Dinero emitido por corporaciones del agribusiness que no vacilan en envenenar a la madre con tal de hacer una ganancia? ¿Por qué razón esos pasivos privados no van a ser defaulteados?

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      rolandoastarita

      04/11/2011 at 21:30

    • Entiendo profesor su punto, y agradezco nuevamente sus respuestas, que son muy desafiantes y me llevan a imaginar nuevas investigaciones en el futuro para intentar responder a sus preguntas.

      Pero así como este sistema no es marxista, a pesar del dinero en manos del Estado, tampoco es un capitalismo puro, precisamente porque el estado administra el monopolio del dinero. Lo que quiero señalar es que este sistema mixto, intervenido, es precisamente el que provocó la crisis. Los marxistas dirán que está bien que la moneda esté en manos del Estado, pero además habrá que avanzar en los otros puntos del Manifiesto. Los defensores del capitalismo diremos que está bien que los medios de producción estén en manos privadas, y que el problema es precisamente que el dinero esté en manos del Estado. Los abusos de la Reserva Federal sobre la moneda son los que causaron esta crisis. Así planteado el debate, ahora sí es difícil llegar a un acuerdo.

      Respecto a las crisis económicas previas a 1913, habría que estudiar caso por caso. Soy conciente del hecho de que el pánico de 1907 dio lugar al nacimiento de la banca central. Pero así como la gran depresión recibió diferentes lecturas, lo mismo podemos decir respecto a todas las crisis anteriores.

      Dejo dos artículos que pueden ser de interés, el primero sobre el pánico de 1907.El segundo sobre el fracaso de la Fed:

      SOME EVIDENCE FROM THE PANIC OF 1907

      Haz clic para acceder a Panicof1907.pdf

      HAS THE FED BEEN A FAILURE?

      Haz clic para acceder a WorkingPaper-2.pdf

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      Adrian Ravier

      05/11/2011 at 01:35

    • Quisiera aclarar que no me arrogo ninguna representación de «los marxistas». Sólo presento mis opiniones, que están basadas en la teoría de Marx (aunque mi interpretación de la teoría de Marx es criticada por muchos marxistas). Cuando usted afirma «los marxistas dirán que está bien que la moneda esté en manos del Estado, pero además habrá que avanzar en los otros puntos del Manifiesto», aclaro que no es mi posición (ni estoy seguro que fuera la de Marx). Reconozco que algunos marxistas piensan que la intervención progresiva del Estado en la economía acerca de alguna manera al socialismo. Pero tanto Marx como Engels criticaron esta idea (he explicado algo de esto en otras notas, por ejemplo una referida al Estatismo). La idea no es que el Estado capitalista vaya estatizando empresas para acercarnos así progresivamente al socialismo. Esta táctica, defendida por socialistas en Alemania en la época de Bismark, fue criticada por Engels. Lo que buscamos los marxistas es acabar con el poder de clase de la burguesía, y por esto mismo cuestionamos al Estado capitalista. Nuestra idea es que el Estado no es de todos. En este respecto, y en cuanto a la moneda, que está en manos del Estado es un hecho. Dado lo generalizado del fenómeno, sí pensamos que obedece a razones objetivas, que tienen que ver con la necesidad de que en el mercado haya un equivalente general. En cualquier caso, lo que ustedes defienden es la propiedad privada de los medios de producción, y dicen que además, también la emisión monetaria debe estar en manos de empresas privadas. Los marxistas atacamos la propiedad privada de los medios de producción porque decimos que es la fuente de la explotación del trabajo. Sostenemos que esto es lo que caracteriza al sistema capitalista, y que este rasgo central no se modifica por el hecho de que el dinero sea emitido de forma privada. En el supuesto de que un sistema capitalista funcionara con emisión privada de dinero, la crítica esencial del marxismo permanecería: seguiría siendo una sociedad basada en la explotación. También decimos que en ese caso las crisis periódicas de sobreproducción no desaparecerían.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 11:36

    • Es cierto, que si bien la Fed se crea en 1913, hubo crisis antes en Estados Unidos. Pero creo el sistema monetario y bancario en Estados Unidos antes da la Fed distaba considerablemente de ser un sistema de banca libre (algunos estados más regulados que otros). El sistema de bancos garantidos en Argentina entre 1887-1890 se inspiró en el Americano, no duró más de 4 años.

      Tampoco es claro que el sistema de la Fed haya resultado en una mejora respecto al sistema anterior, por más ineficiente que resulte. Al interesado, dejos dos links que creo vale la pena dedicarles tiempo:

      Paper: http://www.cato.org/pub_display.php?pub_id=12550

      Exposición del paper (40′): http://www.youtube.com/watch?v=yLynuQebyUM

      Un resumen de las diferencias se encuentra al inicio de The Theory of Free Banking (G. Selgin) que se puede bajar del sitio de Liberty Fund.

      Kevin Dowd, en The Experience of Free Banking, recopila distintos casos históricos. Recomiendo su lectura, especialmente los capítulo de Escocia y Estados Unidos. No es lo mismo llamar a un sistema «free banking» (como se hizo en Estados Unidos), a tener un verdadero sistema de Free Banking. Eso sería tan errado como decir que Estados Unidos es un caso ideal de libre competencia como que la URSS fue el verdadero marxismo.

      Otros sistemas menos regulados fueron el de Canadá y Escocia. Por ejemplo, en la Crisis de 1929 ningún banco canadiense quebró, mientras lo hicieron de a centenares en Estados Unidos. Canadá sí poseía un sistema más competitivo. Entre varias otras regulaciones, en Estados Unidos los bancos debían comprar títulos del tesoro para poder emitir billetes. Esto no tiene nada que ver con un sistema de competencia de bancos, sino con regulaciones específicas al sistema para financiar al gobierno.

      El otro caso interesante de comparar es el de Escocia con Inglaterra. Este libro de Lawrence H. White es muy recomendable:
      http://www.iea.org.uk/publications/research/free-banking-in-britain-theory-experience-and-debate-1800-1845

      Si hay un área de la sociedad que no es libre, es justamente la monetaria/bancaria que se encuentra dirigida por monopolios estatales (bancos centrales). No me sorprende que tantas crisis se asocien a temas monetarios y financieros. Los sistemas más competitivos (aunque no perfectos) de Canadá y Escocia resultaron ser mucho más estables. Lamentablemente a los economistas formales, aveces parece que la historia que no sea de Estados Unidos o Inglaterra les da tanta fiaca como la historia del pensamiento económico, y estos casos históricos no reciben la atención que merecen.

      Un buen resumen de las crisis financieras y los sistemas monetarios se puede encontrar en el capítulo 9 de Bank Deregulation and Monetary Order (Selgin). No hace falta hacer ninguna regresión compleja para ver qué sistemas son más estables e inestables; por más que, obviamente, no exista el sistema perfecto.

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      Nicolas Cachanosky

      04/11/2011 at 22:39

    • Al comentario de Nicolás Cachanosky sólo quiero agregar una referencia. El libro de Vera Smith titulado «Fundamentos de la Banca Central y de la Libertad Bancaria». En el artículo que sigue resumo la lecciones bancarias de Inglaterra, Francia, Escocia y Panamá, con el objeto de arrojar algo de luz sobre los sistemas monetarios alternativos a la banca central: http://www.elcato.org/de-la-produccion-de-zapatos-la-emision-de-moneda-lecciones-de-la-historia-bancaria

      Por supuesto es incompleto, pero sirve como primera aproximación al estudio de este tema.

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      Adrian Ravier

      05/11/2011 at 01:39

    • Interesantes cuestiones. Dejo unas palabras (traducción) del paper http://swopec.hhs.se/hastef/papers/hastef0415.pdf

      «En suma, estos resultados concuerdan con el punto de vista de A. Leijonhufvud (ver Bordo y Jonung 1996) y otros acerca de que las reglas de convertibilidad en el pasado han estado asociadas con una mejor performance de las variables NOMINALES.

      De cualquier modo, hay poca evidencia acerca de que la adhesión a reglas de convertibilidad hayan estado asociadas con una mejor performance REAL, como puede verse en una comparasión entre el reciente patrón flotante y el patrón oro» (pag. 29).

      Después de estudiar un siglo y algo de regímenes monetarios (y fiscales) en todo el mundo, concluyen que la performance real sería independiente de los mismos. Algo así como que podría ser determinada por cuestiones ajenas a la POLÍTICA ECONÓMICA mundial. Saludos.

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      chespiritudelabolsa

      04/11/2011 at 23:56

  3. Interesante nota, coincido con algunos puntos y difiero en otros. Principalmente, no me referiría esta como una «crisis capitalista.»

    No es casualidad que la crisis se haya desatado principalmente en el sector financiero donde, (1) hay bancos centrales que son monopolios estatales, exactamente lo opuesto a los principios del capitalismo y (2) el sector financiero es uno de los más regulados en el mercado norteamericano; es decir, uno de los sectores menos capitalistas del mercado. Los problemas actuales en Europa se deben en gran parte a deficitarios fiscales y deuda pública, esto tampoco parece ser un aspecto central del capitalismo.

    No veo al capitalismo en crisis, sino a un mercado intervenido en crisis. Creo que es un ejemplo del cuidado terminológico que hay que tener al dialogar entre distintas corrientes. Al extender esta crítica a otras corrientes, hay que ser consciente de que se está usando el término ‘capitalista’ de modo distinto. Esto no es ni bueno ni malo, es simplemente una diferencia que puede afectar todo el intercambio si no es reconocida.

    Como ejemplifica el Prof. Boettke (GMU), culpar al capitalismo de la crisis es como atar de manos y pies con pesadas cadenas a Phelps y luego criticarlo por no ganar una carrera de natación.

    Varios economistas mainstream, o neoclásicos, identifican la crisis con un desmanejo de la política monetaria. Por ejemplo John B. Taylor (Hoover Institute), Anna Schwartz (NBER), Alan Meltzar, Douglas Diamon (U. of Chicago), Raghuram Rajan (U. of Chicago), William White (BIS), Deepak Lal (UCLA), Ronald McKinnon (Stanford University) y Axel Leihojohunfvud (UCLA) entre otros (ninguno de ellos parece ser muy Austriaco). Estas son explicaciones de la crisis dentro de la economia ‘dominante’ que compiten con las teorías de los shocks (RBC).

    Por último, es interesante la coincidencia con austriacos en las críticas a los problemas que la formalización matemática han causado en la disciplina.

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    Nicolas Cachanosky

    04/11/2011 at 16:32

    • No es mi intención discutir con usted, señor Cachanosky, porque lógicamente no tengo tantos conocimientos. Lo que quería decirle es que como bien usted pide esto del respeto de los términos, me parece que Capitalismo para el marxismo se basa en la explotación del trabajo y en la propiedad privada de los medios de producción, por lo tanto, el hecho de que esté regulado o no, no lo hace menos capitalista, en todo caso lo hace menos liberal. Y si ve que no es el capitalismo el que esta en crisis y el que está en esta situación es el mercado intervenido, entonces ¿el mercado pertenece a otro sistema económico? ¿ o hablamos de que hay dos sistemas paralelos, el sistema mercado y el sistema capitalista? Perdón por la ignorancia, pero siempre creí que por capitalismo, en tanto sistema, todas las corrientes se refieren a lo mismo, tal vez por no haber leido lo suficiente, pero ¿qué corriente considera al mercado o lo financiero como algo exógeno al capitalismo?¿alguna corriente niega, por lo demás, que lo que pasa en el mercado no influye en el capitalismo? Sepa que no lo estoy chicaneando, sólo que sinceramente me resultó muy llamativo esto de ver al mercado en crisis y no al capitalismo, esa dicotomía la veo novedosísima .Además, esto del profesor Boettke de que culpar al capitalismo de la crisis y bla bla bla, ¿entonces a quién hay que culpar? Si la respuesta es el Estado, entonces ¿por qué el capitalismo no lo abolió? No sólo eso, ¿para qué lo creó? Desde luego que aquí entraríamos a discutir qué es y cómo surge el Estado, su función y demás, pero para el marxismo el Estado es una herramienta de dominación de la clase dominante (la capitalista). Por lo tanto, aquí también estamos en un caso de no respeto de la terminología. Otra cosa, si la culpa tampoco es del Estado, ¿es del mercado? En ese caso de nuevo, habría que discutir si en un sistema no capitalista hay mercado y toda esa cuestión, pero ¿acaso el mercado no es fundamental para que haya capitalismo? Por último, lógicamente, a mi entender el capitalismo está en crisis, pero ni cerca de ser una cosa terminal ni insalvable (nunca falta algún trasnochado que diga que mañana se acaba la explotación y todo eso..). De igual manera, creo que una crisis de mercado, financiera o lo que fuese, es una crisis capitalista si el sistema económico dominante es este. Saludos y perdone tantas preguntas filosas.

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      ilichito

      05/11/2011 at 06:30

    • Hasta donde interpreto, en economía en general se entiende por capitalismo un sistema donde no solo hay propiedad privada de los medios de producción, sino que también hay libertad para usarlos dentro de la ley. ¿En qué sentido uno es dueño si es el estado es quien decide como usar su «propiedad»? De allí que capitalismo y libre mercado a veces se manejen como sinónimos. No es cuestión de ser dueño en los papeles, sino en la práctica también.

      Si en cambio por capitalismo vamos a entender un sistema que pueda estar regulado o no, y vemos que el «capitalismo regulado» fracasa, entonces solo podemos decir que el «capitalismo regulado fracasa», no el «capitalismo» en general. Para que haya diálogo debemos hablar el mismo idioma, lo cual no sólo implica usar las mismas palabras sino también el mismo significado (como ejemplifica Kuhn, es un tema importante).

      Los estados no fueron creados del mismo modo que uno puede crear una empresa. Históricamente los estados surgen con anterioridad a los sistemas capitalistas, donde hay un crecimiento de bienes de capital y medios de producción. A modo de ejemplo, cuando sucede la Revolución Industrial hacia ya mucho tiempo que existían los Estados, donde, por cierto, uno sí que era explotado si no pertenecía a la monarquía. Con la revolución industrial los campesino dejaban libremente sus tierras para ir a ser explotados por los burgueses en las ciudades; del mismo modo que hoy, por ejemplo, hay Cubanos que se juegan la vida para ser explotados en Estados Unidos y no en la isla. Para el capitalismo libre, el rol del estado se limita a proteger derechos de propiedad y brindar seguridad y justicia; el resto es intervención al sistema capitalista que empeora las cosas. El estado también tiene incentivos para explotar al sistema, Mancur Olson ofrece un análisis muy interesante con un punto de vista similar.

      Respecto al sistema financiero, una cuestión es dónde se manifiesta la crisis, y otra cuál es el origen. Si soy un fumador empedernido y me enfermo, la culpa no es del sistema biológico sino del agente externo. Si uno regula, interfiere, impone incentivos ineficientes al sistema financiero, y el sistema financiero entra en crisis, se me hace difícil ver a esto como un problema del sistema financiero y no como un problema externo. Esto no quiere decir que el «capitalismo» este en crisis, a lo sumo quiere decir que el «capitalismo no libre» esta en crisis. También vale la pena analizar que sectores de la economía se han recuperado mejor y más rápido; ¿los mas ayudados por el estado o lo que se han dejado más «libres»?

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      Nicolas Cachanosky

      05/11/2011 at 10:11

    • Acerca de las virtudes del capitalismo regulado, desde el punto de vista de Marx, no habría mucho que decir. Marx criticó la idea de que el sistema capitalista pueda eludir las crisis mediante regulaciones, o intervenciones estatales. Su crítica del mercado y su teoría del valor apuntan precisamente a esto. Por este motivo, por ejemplo, Marx o Engels jamás propusieron como solución a los males del capitalismo el control de precios por parte del Estado, o cuestiones por el estilo. El tema es que también con los mercados funcionando libremente, sin intervención del Estado, las crisis ocurrirán. Dado que no existió nunca un sistema capitalista sin Estado, en este punto no sirve el argumento contrafáctico («si no interviene en Estado no hay crisis capitalista porque nunca hubo una crisis sin existencia del Estado»). En última instancia, el problema es que el sistema capitalista no puede existir sin Estado, porque éste es el garante último de la propiedad privada del capital.
      Ahora bien, esta cuestión está en la naturaleza y el origen mismo del sistema capitalista. Y aquí no se puede desconocer el rol que jugó la violencia y el saqueo en el surgimiento del capitalismo (remito al capítulo 24 del tomo 1 de El Capital). Decir que los campesinos dejaban libremente sus tierras para ir a ser explotados por los burgueses en las ciudades, durante la Revolución Industrial, es pasar por alto la historia de los enclosures, de la violencia abierta por despojar a los campesinos del uso de las tierras comunales, y por obligarlos a entrar a las manufacturas en ascenso (ya mucho antes de la Revolución Industrial). En este punto es curioso que los defensores de las libertades y los derechos de propiedad pasen por alto que el sistema capitalista sólo pudo surgir sobre la base de un MONOPOLIO, el de la tierra. Algunos, originariamente, han dicho «esta parte (muchas veces de miles de hectáreas) del planeta (un don natural) es mío». Jamás se pudo dar un fundamento teórico al derecho de propiedad de bienes naturales (es interesante que Hegel reconoce esta dificultad). En particular, no se puede desconocer esta cuestión cuando nos preguntamos sobre los orígenes del capitalismo argentino (unos pocos miles de familias se quedan con millones de kilómetros cuadrados de tierras, tomadas a los pueblos originarios). Recuerdo que el propio Walras decía que para que la propiedad privada de la tierra estaba en contradicción con los principios del libre mercado. Pero sin propiedad privada de la tierra, históricamente, no pudo haber habido capitalismo. Volviendo entonces al rol del Estado, cuando se afirma que consiste en defender esencialmente la propiedad privada, los marxistas coincidimos en que ése es su rol esencial. Pero esto implica que el Estado capitalista defiende una relación de propiedad que está en el origen y es la fuente de la explotación del trabajo. Por supuesto, en todo esto hay una discusión pendiente, que es la ley del valor trabajo de Marx. Si a lo anterior agregamos que la fuente del valor agregado (esto es, la fuente de los beneficios + salarios) es el trabajo humano, se cierra el círculo: lo que se defiende al defender la propiedad privada del capital y la tierra, y al Estado que la protege, es la explotación del trabajo.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 12:23

    • Estimo que el debate con N. Cachanosky y A. Ravier es muy fructífero si hacemos caso a la observación de Ilichito: el capitalismo es una economía de explotación. Sino es como que se habla en idiomas distintos sin comprendernos unos a otros.
      Tanto N.C. y A.R. tienen preocupación por ver cómo se solucionan los problemas del capitalismo con más capitalismo. Para ellos nunca hay suficiente.
      Entonces se debate si más control, menos control, más planificación, menos planificación, etc … del estado, sino quien?
      Para muchos de nosotros se trata de otra cosa. Se trata de ver que hay una economía que produce cada vez más riqueza y como contrapartida cada vez hay más pobreza.
      La extracción de plusvalia a escala planetaria es un hecho incontrastable, y otro tanto la distribución desigual de la misma.
      A algunos les parecerá bien tratar de equilibrar el sistema para que no se agriete, a otros nos parece más apropiado, más útil y más justo que los trabajadores (ese colectivo que según A.R. no existe, tan sólo porque no se los cruza en los sitios que suele frecuentar) se las arreglen lo mejor posible para tener un mejor salario, y unas mejores condiciones de trabajo y de vida, en tanto no estén en condiciones de cambiar el régimen social.
      A algunos nos parece que tratar de equilibrar el sistema capitalista es tan mala opción política como lo sería con el esclavismo o el feudalismo.

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      Roberto

      05/11/2011 at 11:12

    • Es un comentario equilibrado el de Roberto, y veo que nos empezamos a entender, a pesar de las diferencias. Dicho de otro modo, se reconoce que el capitalismo produce más riqueza, pero preocupa que aun así hay más pobreza. De ahí el interés por redistribuirla.
      Entiendo, pero a quienes defendemos el capitalismo, nos preocupa mucho el tema «incentivos». Si redistribuimos la riqueza, lo más probable es que aquellos que la producen dejen de hacerlo, y de ese modo la pobreza sea mayor.
      Podemos avanzar al sistema socialista de hacer públicos los medios de producción, pero entonces toda la eficiencia del capitalismo desaparece. Además de que aquí caben todos los problemas de información que destaca Hayek.
      No podría explicarlo mejor que William Easterly (http://www.elcato.org/pdf_files/ens-2009-06-18.pdf). Realmente valoraría una respuesta crítica del profesor Asterista o de los lectores a este artículo.

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      Adrián Ravier

      05/11/2011 at 11:47

    • Usted afirma: «se reconoce que el capitalismo produce más riqueza». A veces me da la impresión de que usted piensa que está criticando el pensamiento que llamo «nacional-populista» (una variante del pensamiento burgués, o pequeño burgués), pero no la teoría de Marx. Marx precisamente sostiene que el sistema capitalista es el sistema que más ha desarrollado las fuerzas productivas a lo largo de la historia. En este blog podrá encontrar argumentos con los que defiendo esta idea (por ejemplo, las notas «Distintos enfoques sobre la globalización (1) y (2)). La crítica del marxismo al capitalismo no es porque no desarrolle las fuerzas productivas, sino porque es un sistema que se basa en la explotación del trabajo; genera creciente polarización social (al pasar, el último informe PNUD reconoce que las desigualdades del ingreso han seguido creciendo en las últimas décadas); condena a masas de seres humanos a la desocupación y el pauperismo (al revés de lo que mucha gente piensa, estos millones no optan por el ocio); y genera crisis recurrentes, que constituyen verdaderas catástrofes sociales y humanas.
      Por otra parte, pensar que el sistema capitalista se basa en el entusiasmo que generan los incentivos es un poco ingenuo. La gente que no tiene otro recurso está obligada a vender su fuerza de trabajo al capital, le guste o no le guste. Cuando tiene suerte y consigue que la exploten, en la mayoría de los casos será obligada a hacer trabajos aburridos y alienantes. ¿Qué incentivo puede encontrar un ser humano para poner tornillos durante 8 horas al día durante años, en una línea de montaje? Solo el temor a caer en la desocupación lo ata a semejante trabajo. Y éste no es un caso aislado, es lo que sucede con decenas o cientos de millones de seres humanos. Esto por no hablar del «incentivo» que tienen los que están en trabajos precarios (según OIT, en 2009 1500 millones en el mundo). Esto por no hablar de los «incentivos» que tienen los niños, que los llevan a trabajar. Según la OIT, en 2010 había 215 millones de niños de edades de entre 5 y17 años que trabajaban. De ellos, 153 millones tenían menos de 15 años y la tercera parte realizaban trabajos duros, la mayoría agrícolas. Solo uno de cada cinco recibía paga (¿incentivos?); la inmensa mayoría debía trabajar con sus familias, sin recibir compensación alguna. En 2007 unos 72 millones de niños no asistían a la escuela primaria, obligados por el trabajo. ¿Qué «igualdad de oportunidades» le da el mercado a esta gente?
      Responder todos los problemas que ha planteado usted, así como otros partidarios de la teoría austríaca en este blog me llevaría mucho. Es posible que en los próximos días escriba algunas notas (por ejemplo, sobre la emisión privada de dinero y la regulación bancaria; y más teórico, sobre la teoría austríaca del capital, que considero lógicamente incoherente). Les pido de todas maneras un poco de paciencia, porque la agenda de las notas que voy escribiendo y publicando no está determinada únicamente por la polémica con ustedes (me refiero a los partidarios del enfoque austríaco). De todas formas, y para terminar con esto de los incentivos, ¿por qué pensar que la única alternativa al capitalismo son los regímenes stalinistas, o burocráticos de Estado? Incluso, y en un sentido más general, ¿por qué no pensar que, por ejemplo, formas de cooperativismo se han demostrado «eficaces» económicamente, poniendo en evidencia de que para producir los productores se pueden auto-organizar, sin necesidad de que haya dueño del capital que reciba beneficios, por el solo hecho de ser dueño?

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 16:05

    • Entiendo profesor Astarista las limitaciones de tiempo y la imposibilidad de responder a todos los comentarios que estamos escribiendo. Algo similar nos pasa en nuestro blog. Por eso agradezco cada respuesta porque me permite comprender mejor su lectura de los debates económicos. A medida que tenga tiempo iré leyendo sus otros artículos y posts para comprender mejor su enfoque.

      Volviendo sobre su comentario, las condiciones de trabajo han mejorado muchísimo de la mano del capitalismo. Y lo que ha hecho esto posible ha sido la «mano invisible» y los órdenes espontáneos que coordinan los procesos de producción en los que participa toda la sociedad global. No sólo por lo que implica la producción de bienes y servicios, sino también por la generación de empleo, y la mejor calidad de vida a la que han accedido todas las personas que viven en estos «mercados globalizados».

      «El uso del conocimiento en la sociedad», (http://www.hacer.org/pdf/Hayek03.pdf) el clásico de Hayek de 1945, explica mejor que ningún otro artículo cómo coordinan estos procesos, sin ninguna mente maestra dirigiéndolos. No se trata de un sistema perfecto, en equilibrio, a lo Walras. Se trata de un sistema imperfecto, de conocimiento disperso, en donde sólo la existencia de propiedad privada y precios, permiten asignar eficientemente los recursos.

      Resumiendo, no puedo imaginar un sistema socialista, sin propiedad privada, sin el incentivo que implica disfrutar de los frutos del trabajo de uno, cómo alimentaríamos a millones de personas. Si yo trabajo es para disfrutar lo que surge de él. Si ese «producto» se «socializa», mi producción caerá al mínimo que el jefe de turno me obligue a producir. Los incentivos en definitiva explican la fortaleza del capitalismo, y la debilidad del socialismo.

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      Adrián Ravier

      06/11/2011 at 12:36

    • Alguna observación, aunque todo esto da para desarrollos más largos.
      Primero, Marx no planteó cómo funcionaría un sistema socialista porque sólo se podrá construir sobre la base de la deliberación democrática y el acuerdo cooperativo de los productores. Lo cual, además, exige tener en cuenta las condiciones concretas, el desarrollo de las fuerzas productivas que se haya alcanzado, y otros factores. De lo contrario, serían castillos en el aires (de aquí la crítica de Marx al socialismo utópico) o caemos en los proyectos de algunos «iluminados», que elaboran «el plan perfecto» (algo así como un proyecto al estilo de la República de Platón, pero en versión socialista). En una entrada en la que discuto la cuestión de la ética en Marx, me refiero a algo de esto. El planteo de Marx es que el sistema capitalista es un modo de producción basado en la explotación. Que en su dinámica genera una creciente polarización social; que la contradicción entre la propiedad privada de los medios de producción cada vez más concentrada, y la producción cada vez más social (aumenta el número de asalariados bajo el mando del capital) terminará por estallar, dando lugar a la socialización de los medios de producción. Cómo se organice y se avance hacia ello, subrayo, no puede determinarse de antemano. Doy un ejemplo: la organización del trabajo cooperativo puede ser una vía (bajo un régimen dirigido por los trabajadores) para avanzar hacia la socialización (cuando hablo de cooperativas, me refiero cooperativas genuinas, no a las granjas colectivas al estilo URSS 1930s). Pero esto debería depender de la decisión (o auto-decisión) de la gente. Una de las premisas de Marx es que la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.
      Ahora bien, en cuanto a los incentivos, usted afirma que «Si yo trabajo es para disfrutar lo que surge de él». Pero la crítica del marxismo al capitalismo es que precisamente en este modo de producción esto no se cumple. El trabajador genera un plusvalor que es apropiado por el capitalista. Por esto mismo afirmo que si vamos a hablar de incentivos, hay que cuestionar el «desincentivo» que significa la explotación del trabajo (por supuesto, en esto está implicada la teoría del valor; y más precisamente, la explicación del origen de la ganancia). Cuando se habla de «socializar», se trata de socializar los medios de producción (incluida la tierra).
      En segundo lugar, pienso que hay que superar el criterio utilitarista y meramente auto-centrado, esto es, que lo que rige todas nuestras acciones es la búsqueda de la máxima utilidad personal, con prescindencia de cualquier otra consideración. En este punto reivindico una tradición que no solo viene del socialismo, sino también de otras tradiciones, como la de Nussbaun y Sen (tengo un trabajo en mi página web sobre la relación Sen y Marx). Los seres humanos no tienen como única motivación la búsqueda egoísta de su felicidad (los aristotélicos subrayaron esto). La gente se propone otros objetivos, que tienen que ver con la solidaridad, el progreso del ser humano en general. De lo contrario no podemos explicar, por ejemplo, por qué alguien iba a arriesgar su vida para salvar a un judío en la Alemania nazi; o por qué alguien puede dedicar su vida a la investigación de una enfermedad, a pesar de recibir un salario magro, etc. De la misma manera, no todos deciden, por ejemplo, sus opciones políticas basándose en el criterio de «elijo ésta porque es la que más beneficio personal me va a dar». Posiblemente todo esto tenga que ver con la manera en que los seres humanos progresaron; a través del trabajo cooperativo. La idea de que desde que el ser humano se separó de los simios, hubo propiedad privada, mercados y gente tratando de enriquecerse de forma personal, no resiste el menor análisis desde el punto de vista científico. Incluso es incurrir en una falacia de composición elemental sostener que si cada cual busca su beneficio personal, esto redunda en el mejor funcionamiento de la sociedad de conjunto (si todos queremos llegar más rápido al centro de la ciudad y usamos el automóvil, todos llegamos más tarde, y polucionamos más; pero si todos menos uno usan los medios públicos, el uno egoísta se beneficia, etc.).
      Tercero, usted dice que el peligro del socialismo es que le «socialicen» el producto de su esfuerzo. Dejemos de lado ahora lo que señalé antes (el tema de la plusvalía, esto es, la «no socialización» del esfuerzo obrero), y vayamos a algo elemental: inevitablemente en esta sociedad el capital se apropia del producto de decenas de miles de personas que contribuyen con su esfuerzo al progreso de las fuerzas de la producción. Marx ha señalado esta cuestión con respecto a la ciencia, al decir que el capital se apropia de los frutos del progreso científico. Le doy un ejemplo: un científico A hace un descubrimiento que da lugar a que una empresa pueda generar el producto X (supongamos, una vacuna). La empresa hace grandes ganancias con X. ¿Por qué? Pues porque se apropió gratuitamente de lo producido por A. Pero además, A pudo llegar a su descubrimiento porque B, C, D, etc., antes exploraron caminos que no resultaron, de manera que para A la cuestión fue más fácil. Como puede ver, todos ellos se esforzaron por un avance «general», que en cuanto a enriquecimiento, sólo benefició al capital. ¿Por qué piensan ustedes que esto es superior a un trabajo cooperativo y solidario?
      Por último, y vinculado a lo anterior: ¿Por qué hay que descartar que los seres humanos puedan coordinar el trabajo en forma cooperativa y solidaria, y atendiendo a las necesidades sociales? Es curioso, pero cuando usted dice que no quiere que le dicten qué hacer, y que puede haber una coordinación espontánea, pasa por alto que esto no es lo que sucede al interior de las empresas. En ellas la coordinación es con mano de hierro (sea en las empresas fordistas y toyotistas, como antes bajo el taylorismo) y los trabajadores tienen férreamente dispuesto lo que tienen que hacer, con tareas divididas hasta el punto de llevarlos a la alienación y el aburrimiento más insoportables. Los métodos de trabajo pueden haber mejorado, pero los índices de infelicidad en los empleos, la sensación de falta de perspectivas, de que las tareas y ritmos de producción les son impuestos, aparecen una y otra vez en todos los estudios laborales. ¿Qué tiene esto de «coordinación espontánea»? Insisto, ¿por qué no se puede pensar en que en el futuro los seres humanos no puedan organizar una manera de producir realmente consciente y solidaria? En pequeño, algo de esto se puede avisorar en empresas que son recuperadas por los trabajadores, cuando los empresarios las abandonan por las crisis.

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      rolandoastarita

      06/11/2011 at 13:47

    • Profesor, todos estos argumentos los responde Ludwig von Mises en sus distintos libros, particularmente en «El Socialismo» (1922), Liberalismo (1927) y Burocracia (1944), por no citar sus obras centrales. Todos ellos están on line gratuitos, aunque en inglés. Algunos comentarios:

      1) Empiezo a notar que todos nuestros debates concluyen nuevamente en aquel sobre la teoría del valor trabajo. Quizás un futuro post puede resumir la respuesta que el marxismo moderno ofrece al ataque marginalista o subjetivista. Y no me refiero tanto a Jevons-Walras, sino a Menger, cuyo análisis es un poco más realista y correcto. Resumiendo, pensemos en un intercambio: Voy a un kiosco y compro una coca cola por $ 4. Un modo objetivo de ver el intercambio me dice que el comerciante recibe $ 4, cuando ambos sabemos que el costo es menor, quizás $ 2. El comerciante obtiene un plus-valor a expensas de mi necesidad presente. Esto resume el intercambio como un juego de suma cero, donde lo que uno gana, el otro lo pierde. Pero el mismo intercambio nos conduce a conclusiones diferentes si lo analizamos desde un enfoque subjetivo. El comerciante recibe $ 2 de ganancia gracias al intercambio, pero si el cliente compró la coca cola «voluntariamente» es porque valora subjetivamente más la coca cola que los $ 4. En este sentido el intercambio es un juego de suma positiva donde ambas partes ganan. Yo no puedo concebir el intercambio del modo en que lo hace Marx. Por eso entiendo la economía global como la suma de esfuerzos en favor de producir aquellos bienes y servicios que la gente necesita, para ir mejorando el nivel de vida de todos. Imaginemos por un instante cómo sería nuestro nivel de vida, si tuviéramos que producir nosotros mismos, individualmente, los bienes y servicios que diariamente consumimos. La economía capitalista es la economía de la división del trabajo, y cuanto mayor es el mercado, cuanto más gente participe en el mercado, mayor es el beneficio para todos. Por eso los capitalistas apostamos a un mundo libre, en el sentido de que cada persona pueda ofrecer sus servicios voluntariamente al mercado, y luego intercambie el salario o ganancia que perciba por los bienes y servicios que quiera consumir.
      Yo entiendo que el marxismo dirá que este proceso termina concentrando capital en pocas manos, y dejando a las clases bajas más empobrecidas. Pero la historia del capitalismo muestra precisamente lo contrario. Veamos el caso de China. Nunca antes se observó un proceso de desarrollo tan rápido, quitando a millones de personas de la pobreza en tan poco tiempo. Por supuesto que queda todavía mucho por hacer, pero hay avances. Y como decíamos antes, las regulaciones, las intervenciones, sólo obstaculizan el proceso.

      2) Por otro lado, pienso que compartimos la opinión que no todas las personas son ángeles. Imagino que ambos estamos en favor de la solidaridad y valores morales que ayuden al prójimo. Sin embargo, el socialismo no es «solidario», sino que se basa en coacción o el uso de la fuerza.

      3) Por supuesto que la producción requiere de planificación. Pero la pregunta es ¿quién planifica? Planifica el Estado o planifica la empresa privada. En el primer caso, el grupo selecto de personas que dirige los procesos de producción tiene un conocimiento muy limitado de qué es lo que la gente necesita, y en qué calidad. Cuando planifican las empresas, el proceso es descentralizado, y se aprovecha el conocimiento particular de tiempo y lugar que cada persona o empresario tiene. Imaginemos a Steve Jobs en un garage de una sociedad socialista queriendo convencer al ente de planificación central que «internet» sería posible y maravilloso. Sería inconcebible, al menos para mí, imaginar el proceso de producción centralizado. Esta es la clave del mensaje de Mises y Hayek sobre la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo. Sencillamente, no hay otro modo de concebir la producción desde un ente central. Necesitamos del esfuerzo de todos, y los incentivos que implica una ganancia, es lo que en definitiva moviliza a la gente.
      Quizás el mito más grande sobre le cual se basa el marxismo es pensar que podría convencerse a la gente para que en una sociedad socialista operen del mismo modo como operarían en un sistema capitalista, sobre la base de una diferencia conciencia moral. Esto sencillamente -y lamento tener que repetirlo- es no comprender cómo actúan las personas, o cómo operan los incentivos.

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      Adrián Ravier

      06/11/2011 at 18:24

    • Responder todos los temas sería muy largo, pero quiero detenerme en un punto en especial. Usted escribe: «Imaginemos por un instante cómo sería nuestro nivel de vida, si tuviéramos que producir nosotros mismos, individualmente, los bienes y servicios que diariamente consumimos. La economía capitalista es la economía de la división del trabajo, y cuanto mayor es el mercado, cuanto más gente participe en el mercado, mayor es el beneficio para todos».
      Primero, nadie dice que el socialismo va a eliminar la división del trabajo. Por otra parte, es un error identificar la economía capitalista con la división del trabajo. En la economía capitalista hay división del trabajo, pero no toda división del trabajo implica economía capitalista. De hecho, hubo división del trabajo mucho antes de que apareciera el capitalismo, y también mucho antes de que apareciera el mercado. Además, no toda división del trabajo está mediada por el mercado. El ejemplo más sencillo es la división del trabajo dentro de un mismo taller: el trabajo del tornero y del fresador son distintos (división del trabajo), pero ambos no están vinculados por el mercado, sino por una decisión de planificación centralizada.
      Segundo, muy breve, en el intercambio del mercado todos podemos ganar en valor de uso, pero no en valor. Supongamos que tengo la mercancía A, que no representa valor de uso para mí, y vale $50. La intercambio por la mercancía B, que no tiene valor de uso para su dueño, pero sí para mí; su valor es también $50. Realizamos el intercambio, y ambos hemos ganado en valor de uso. Pero no en valor (tengo $50 en mercancías como antes del intercambio). Por lo tanto, el surgimiento de la plusvalía (aumento del valor, esto es, salir del mercado por ejemplo con $55) no lo puedo explicar por el acto de intercambio.
      Tercero, usted dice «o planifica el Estado, o planifica la empresa privada», identificando el Estado con «el grupo selecto de personas que dirige los procesos de producción». La socialización que planteaba Marx implica la planificación por los productores (y luego algunos agregaron, también los consumidores, con lo que estoy de acuerdo). Precisamente el fracaso de la URSS se explica en buena medida por el intento de suplantar la democracia de los productores por una burocracia. Por ejemplo, ¿por qué en las empresas socializadas las decisiones sobre cómo producir no pueden ser tomadas por los colectivos de productores? ¿Por qué no se pueden poner a consideración de los ciudadanos si se van a producir armas o bienes de consumo, si se van a utilizar métodos que polucionan, o cuidan el medio ambiente, si se va a invertir en cuidar la salud de los trabajadores, o se va a producir a cualquier costo humano?
      Cuarto: la sanción del mercado siempre ocurre ex post, con consecuencias muchas veces desastrosas. La planificación democrática permitiría evitarlo.
      Quinto: me vuelve a decir que «Necesitamos del esfuerzo de todos, y los incentivos que implica una ganancia, es lo que en definitiva moviliza a la gente». Pero los trabajadores no realizan «ganancias», simplemente reciben una paga que cubre la canasta básica (más o menos ampliada, según las circunstancias). Subrayo, lo que moviliza a millones no es el incentivo de la ganancia, sino la desesperación de no morirse de hambre.
      Sexto: Usted afirma: «entiendo que el marxismo dirá que este proceso termina concentrando capital en pocas manos, y dejando a las clases bajas más empobrecidas. Pero la historia del capitalismo muestra precisamente lo contrario». Aquí ha confundido dos cuestiones. El marxismo dice que el capital se concentra en pocas manos, pero también dice que el desarrollo capitalista eleva el nivel de vida con relación a las sociedades pre-capitalistas. Marx no afirmó que crece la pobreza absoluta, sino que crece la polarización social, y por lo tanto la pobreza en sentido relativo (esto es, en relación a las fuerzas productivas desarrolladas por el sistema capitalista). Ahora bien, el crecimiento de la desigualdad social es un hecho. Hay muchos datos que lo confirman. La desigualdad (esto es, la distancia entre los más ricos y los más pobres) ha aumentado a medida que se desarrolló el capitalismo. Es esta desigualdad creciente la que hace que el poder real político se concentre en algunas grandes corporaciones, y el establishment que las acompaña.

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 00:09

    • Nuevamente, intento responder en el espacio más corto posible:
      1) Es correcto señalar que hay dos formas de división del trabajo. Una es técnica, que ocurre dentro del taller. La otra es la que ocurre en la sociedad. Yo me refería a esta última, donde cada persona en un sistema capitalista se especializa en aquello que desea, y ofreciendo su servicio o fuerza de trabajo, obtiene un salario o renta con el que luego vuelve al mercado y consume otras mercancías producidas con el trabajo de otras personas. En el socialismo, esta división del trabajo es diferente. Se trataría de una enorme fábrica o taller donde los directivos (siempre amigos del poder) le dicen a cada hombre qué hacer, qué producir, para el bien común.
      2) Es un buen ejemplo, pero continúa analizándolo de un modo objetivo. Dar entrada al subjetivismo en el análisis económico, derrumba toda la teoría de la plusvalía y la explotación.
      3) Al intentar explicar el fracaso de la URSS, ud dice: «¿por qué en las empresas socializadas las decisiones sobre cómo producir no pueden ser tomadas por los colectivos de productores?» Porque tal «colectivo» no existe. Son siempre individuos los que deciden.
      4) «¿Por qué no se pueden poner a consideración de los ciudadanos si se van a producir armas o bienes de consumo, si se van a utilizar métodos que polucionan, o cuidan el medio ambiente, si se va a invertir en cuidar la salud de los trabajadores, o se va a producir a cualquier costo humano?» Bueno, esto efectivamente ocurre con el capitalismo. En el capitalismo predomina la soberanía del consumidor. Hasta Schumpeter lo veía claro (http://libertarianpapers.org/articles/2010/lp-2-26.pdf). Cada vez que un consumidor demanda un producto o un servicio, está brinando un voto en favor de la producción de ese bien. En este sentido, la propiedad privada permite que hayan ganancias y pérdidas en las empresas, las que en definitiva guían la función empresarial. Si un empresario obtiene ganancias, el consumidor le está diciendo, continúa produciendo el bien. Si un empresario obtiene pérdidas, el consumidor le está diciendo que debe cambiar el proyecto de inversión, o terminará perdiendo todo el capital. En definitiva, el capitalista sólo puede hacer lo que consumidor manda, si es que quiere retener el capital. En el socialismo, por el contrario, tales señales (Ganancias y pérdidas) no existen. Por eso es que siempre falló y seguirá fallando donde se aplique.
      5) Yo no veo al trabajador como una persona con el incentivo para aceptar un empleo y con él evitar morirse de hambre. Con el capitalismo han crecido las clases medias, y el alimento es cada vez más accesible a todos. Esto fue posible por el capitalismo, justamente. Si aun no llega a todos, es por las barreras que implica el intervencionismo.
      6) Debo reconocer que el capitalismo implicará cierta desigualdad de ingresos. Y me parece justo que exista tal desigualdad, en la medida que unos son más capaces que otros, y unos se esfuerzan más que otros. Pero también hay que decir que en el capitalismo existe la posibilidad de ascenso social, cosa que no existió en los sistemas pre-capitalistas, y que tampoco existirían en el socialismo. El artículo que linkeé más arriba (Capitalism, Socialism and Publich Choice) justamente plantea esta cuestión que para mí es una incógnita en Marx o Schumpeter. Si aceptan que «el desarrollo capitalista eleva el nivel de vida con relación a las sociedades pre-capitalistas», ¿por qué quieren terminar con tal estado de cosas?
      Suponer que llegará la socialización de los medios de producción y que con ello la eficiencia no se alterará, la producción de bienes y servicios seguirá siendo similar, y que entonces podrá impartise justicia redistribuyendo los ingresos de manera más igualitaria es un enorme mito. En cuanto desaparezca la propiedad privada, la producción se derrumbará y la gente sólo sufrirá hambre, justamente como en las etapas pre-capitalistas. Insisto en que no comprendo cómo sería el proceso de producción en un sistema socialista, con propiedad pública de los medios de producción. Entiendo ahora que será democrático, y que productores y consumidores votarán para decir lo que quieren. Pero insisto en las dos respuestas. 1) esa «democracia» tan buscada, ya se encuentra en la soberanía del consumidor que gobierna el capitalismo; 2) no veo forma de reemplazar o simular la información que proviene del propio mercado capitaista a través de los precios, las tasas de interés y las ganancias y las pérdidas. En cuanto se socialicen los medios de producción, desaparece toda señal que pueda hacer posible un mínimo de eficiencia.

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      Adrian Ravier

      07/11/2011 at 01:18

    • Coincido con Ilichito cuando dice que en estos comentarios no se pueden resolver diferencias ideológicas profundas (posiblemente, tampoco escribiendo una biblioteca). De todas formas, no resisto la tentación de hacer algunas precisiones.
      Primero, usted sigue insistiendo en que el socialismo sería como una enorme fábrica, donde los burócratas le dicen a cada cual lo que tiene que hacer. Ya expliqué que no es éste el programa de Marx. Sería conveniente criticar la teoría de Marx por lo que Marx escribió, no por lo que se hizo en su nombre (¿acaso juzgamos a Jesús por lo que se hizo en su nombre?). Pero además, su argumento se vuelve una crítica al capitalismo. Es que usted sostiene que en el capitalismo cada persona «se especializa en aquello que desea», Esto no es cierto. Millones de personas «se especializan» en aquello en lo que pueden cuando buscan trabajo. Además, para millones de personas, esa especialización no es más que el trabajo que le es designado por el capataz o encargado de planta. No eligen en absoluto. Es curioso que cuando ustedes critican al socialismo, lo acusan de querer transformar a la sociedad «en una gran fábrica». Pero jamás cuestionan lo que son las fábricas para la gente que trabaja en ellas (y tiene la suerte de ser explotada; porque otros muchos millones, ni siquiera).
      Segundo. coincido con usted en que cuando se da entrada al subjetivismo, se derrumba la teoría del valor trabajo. Menger tenía muy claro esto. Por eso el ataque a la teoría del valor trabajo parte de cuestionar su carácter objetivo; es lo que remarca Menger en su libro (estoy citando de memoria). El subjetivismo tiene que ver con una concepción de la sociedad y la historia individualista; y con la reivindicación del individualismo metodológico. Vuelvo luego brevemente sobre esto, pero ahora aprovecho para responder algunas inexactitudes que han dicho otros comentaristas en este blog. Se ha dicho que la teoría del valor trabajo de Marx sostiene que las mercancías se venden según los tiempos de trabajo empleados en su producción. Esto es falso. Primero, porque no todas las mercancías contienen trabajo humano. Por ejemplo, la dignidad se puede vender, y no contiene trabajo; lo mismo sucede con la tierra virgen, etc. La ley del valor trabajo se refiere a las mercancías que son reproducibles mediante trabajo (por lo tanto, sometidas a competencia). Segundo, Marx no afirma que las mercancías se venden según los tiempos proporcionales de trabajo socialmente necesario invertidos. Lo que sostiene es que los precios de producción (equivalentes de los precios naturales de Ricardo) son regidos por los tiempos de trabajo. Ya en en el tomo 1 de El Capital aclara esto, y dice que presenta la solución del problema en el tomo 3 (defiendo la solución de Marx en alguno de mis libros, y también en notas en este blog sobre Steedman, transformación y sraffianos). En este respecto, la crítica de Böhm Bawerk, que es la base de todo el ataque austríaco a El Capital, no tiene sentido.
      Pues bien, se ha afirmado en estos comentarios que la teoría subjetiva del valor es más general que la teoría objetiva del valor trabajo. Podría demostrar que la teoría subjetiva del valor no logra dar cuenta del valor del capital (ni en la concepción del capital de Clark, ni en la austríaca); tampoco puede explicar teóricamente el interés, o la ganancia. Pero no voy a desarrollarlo aquí, lo haré en alguna nota. Aquí solo digo que tampoco puede explicar el valor del dinero sin entrar en contradicción lógica. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el valor «subjetivo» de la moneda no puede deducirse de su utilidad, como se supone que sucede con el resto de las mercancías, ya que su utilidad presupone que tenga valor. Esto es, a diferencia de cualquier otra mercancía, la moneda debe tener valor de cambio, a partir del cual se debería derivar un valor subjetivo proporcional. Esto porque la moneda debe otorgar un poder de compra sobre los bienes reales. Esta cuestión está en el fondo de las dificultades para integrar a la moneda en un esquema walrasiano, o en cualquier otro que esté basado en la utilidad.
      Por supuesto, queda también todo el tema de la imposibilidad de medir la utilidad (cardinal u ordinalmente); y la imposibilidad, en la práctica, de ordenar las preferencias (la preferencia no es una cantidad). Pero explicar esto también llevaría mucho.
      Tercero, la pretendida soberanía del consumidor no existe. Es la producción la que moldea y forma el consumidor. No solo a través de los medios de propaganda y publicidad, y los condicionamientos sociales que la acompañan, sino principalmente, a partir de la misma producción. Es el producto el que genera la necesidad; siendo la necesidad un producto social.
      Cuarto, en el punto anterior, y en todo lo que discutimos, campea una gran diferencia, que es la visión individualista de los partidarios de von Mises y Hayek (y en general, de los neoclásicos) y la concepción social de los marxistas. La concepción austríaca parte del ser humano aislado, y de su relación con las cosas. Las relaciones humanas son posteriores, y se establecen siempre a través del mercado. Además, esta relación entre el hombre y las cosas supone una ciencia a-social, más afín a la matemática o la física. No quise referirme antes a esto, porque quería mantener los comentarios más breves. Pero finalmente, voy a hacerlo. Von Mises expresa bien el carácter a-social de la ciencia económica que propone cuando trata la cuestión de la praxeología (lo que sería la lógica de la actividad racional). Escribe: «Los teoremas que el recto razonamiento praxeológico llega a formular no sólo son absolutamente ciertos e irrefutables, al modo de los teoremas matemáticos. Reflejan, además, con el rigor de su apodíctica certeza e irrefutabilidad, la realidad de la acción, tal como ésta se produce en la vida y en la historia» (tomado de La acción humana). Por eso la lógica de la elección praxeológica se va aplicar a un individuo aislado, por fuera de todo lazo social. De ahí las diversas visiones, todas individualistas: «un hombre de la selva»; «el habitante de un oasis», «un individuo en una isla desierta»; «un agricultor que trabaja aislado», «un agricultor aislado del mundo» (imágenes de Menger y Böhm Bawerk, citadas por Lange). Lo mismo Wieser, cuando comienza analizando la relación del hombre con las cosas, como paso previo a la relación del hombre con sus semejantes. «La teoría de la economía simple parte de la hipótesis idealizada de que el sujeto de la economía es un solo individuo» (también citado por Lange). Las críticas al individualismo metodológico que se deriva de aquí son las habituales (la idea de que el todo es igual a la suma de las partes no se sostiene ni siquiera en la física). Lo que quiero marcar, sin embargo, es que el punto de partida de Marx (lo considera probado por toda la historia humana) es que el individuo aislado no existe. El individuo es un producto social. La racionalidad económica actual no es «natural», sino un producto del desarrollo histórico y social. Esto porque la producción siempre fue social. Por eso los seres humanos establecen relaciones entre ellos, que son socialmente objetivas (los individuos nacen en entornos sociales que no deciden a voluntad), y solo por medio de esas relaciones establecen relaciones con los objetos (herramientas, medio natural y productos). Evidentemente, desde estos puntos de partida tan distintos, evolucionan enfoques también muy distintos.

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 10:20

    • Coincido! Si bien no vamos a convencernos, el debate deja expuestas las amplias diferencias que existen entre un socialismo puro marxista y un capitalismo puro austriaco. Pero no veo esto como un debate ideológico, sino científico. No estamos discutiendo slogans, sino teorías o políticas económicas que se deducen de distintos programas de investigación. Así vistas las cosas, dejando a un lado la tercera vía intervencionista, el debate se vuelve fructífero y útil al lector, o al menos eso espero.

      1) «Sería conveniente criticar la teoría de Marx por lo que Marx escribió». Es correcto, pero repito que Marx no explico -cualquiera sea la razón- como funcionaría su sistema ideal. De ahí que criticar los sistemas marxistas nos lleva a criticar lo que sus seguidores han planteado. Lo mismo con la teoría del valor. Marx no respondió a la utilidad marginal, por eso debemos ver qué dicen los marxistas que Marx habría dicho ante el desafío marginalista.

      2) Ud. sostiene que en el capitalismo la gente no elige. Básicamente «no les queda otra». Yo pienso que sí eligen dentro de las alternativas que tienen. Y mientras mayores sean las alternativas, mayores son los destinos a los que esa persona puede llegar. No quería hacer esta comparación, pero si vamos a Cuba, cualquier persona ve restringida su libertad al punto que prácticamente no puede «emprender» ninguna idea. La diferencia entre la gran fábrica socialista y la fábrica privada en un sistema capitalista, es que en el primer caso, a uno le asignan una tarea para que contribuya al bien común, mientras que en el segundo caso, la gente acepta o no un empleo, en relación con sus preferencias, dentro de los límites que tiene su capacidad, conocimiento y recursos. Si una persona pobre es empleada en una fábrica en un sistema capitalista, no sólo financiará con ellos su consumo, sino que podrá ir pensando en emprender proyectos propios en el futuro. Hay millones de casos en los cuales una simple «idea» hicieron de un pobre un rico. El empresario, que el marxismo ve como una persona malvada, explotadora, en realidad es quien mejora día a día el nivel de vida de la gente, aun sin querer hacerlo. Por eso Adam Smith destaca que no importan las intenciones del empresario. Sin empresarios, repito, sólo queda el hambre de la era pre-capitalista.

      3) Ud reconoce que al dar entrada al subjetivismo, la teoría objetiva del valor se desmorona. Y dice también todo lo que podría demostrar para destruir intelectualmente el marginalismo. Pero no lo demuestra, y entonces no lo entiendo. Pero este es el gran punto. Quizás podamos ampliarlo en otro post, o bien insistir en este punto porque es la base de la diferencia de enfoques. Quizás pueda volver sobre este artículo de Juan Carlos Cachanosky sobre la teoría del valor y del precio Parte I (http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/25_4_Cachanosky.pdf) y Parte II (http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/23_6_Cachanosky.pdf) y criticarlo, de tal forma que podamos discutir en definitiva el punto central de todo este gran debate.

      4) Vale decir que en «La teoría del dinero y del crédito» de 1912, Ludwig von Mises aplica la ley de utilidad marginal para explicar justamente el valor del dinero.

      5) Ud. dice que la soberanía del consumidor no existe,y que es la oferta la que moldea al consumidor. Esto me recuerda la confusión de Keynes en relación con la Ley de Say. Ud. básicamente sostiene lo que Say nunca dijo, pero que Keynes sostiene que dijo. Basta producir para vender, sin importar qué desea el consumidor. No entiendo entonces por qué fracasan tantas empresas. A mi entender, lo que distingue el éxito de una empresa y el fracaso de otra, o la ganancia y la pérdida, es que un empresario supo ofrecer al mercado lo que el consumidor quiere, mientras que el otro no.

      6) Coincido en cuanto a que el individualismo metodológico de Mises-Hayek guarda otra de las diferencias sustanciales con respecto al marxismo. Este fue un punto central en el debate entre Lange y Hayek. Les dejo una reseña que escribí al respecto (http://www.fce.unal.edu.co/media/files/documentos/Cuadernos/54/v30n54a12.pdf). Pero es necesario diferenciar a los neoclásicos de los austriacos. En el enfoque neoclásico se habla del homo oeconomicus, un agente representativo, objetivo, que deja a un lado la subjetividad de cada sujeto actuante. Son modelos teóricos diferentes, que en este debate no viene al caso repasar, pero que son totalmente diferentes. Respecto a las citas que toma de Menger, Bohm Bawerk; Mises o Hayek respecto al individuo aislado, lo que se intenta es explicar ciertos fenómenos esenciales del análisis económico que sirven como micro-fundamentos del análisis macroeconómico. Por tomar el caso de Robinson Crusoe, aislado, uno puede observar que no puede haber inversión sin previo ahorro, que la tasa de interés es un fenómeno no monetario (que depende de la preferencia tamporal) y que el modo de formar capital y mejorar el nivel de vida que tiene Robinson es a través de ahorro, inversión y formación de capital, lo cual es una base para los modelos de crecimiento económico austriacos.

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      Adrian Ravier

      07/11/2011 at 11:05

    • El debate es fructífero, pero hay que evitar repetir argumentos. Por ejemplo, en otro comentario expliqué por qué Marx no deja prefigurado cómo funcionaría su sistema. Tiene que ver con su concepción del socialismo como proceso de construcción social, colectivo. Se puede estar o no de acuerdo con el argumento, pero hay que analizarlo en sí mismo. No tiene sentido repetir «Marx no dejó señalado cómo funciona el socialismo». Algo similar con respecto al caso de Cuba, la URSS, etc. Explico que los modelos de tipo stalinista no son lo que Marx prevé como meta, ni siquiera como transición al socialismo. Por lo tanto, tampoco tiene sentido seguir insistiendo con estos casos para «refutar» a Marx. Algunas otras puntualizaciones.
      1) La teoría del valor basado en la utilidad fue discutida por marxistas, y criticada. En mi libro Valor, mercado mundial y globalización, repaso algunas de las principales críticas. Pero también fue criticada por los sraffianos de Cambridge. Los marxistas hemos incorporado muchas de esas críticas. En cuanto al dinero y su fundamentación en la teoría del valor utilidad, no hay manera de salir del dilema. La lógica del razonamiento es inversa a la que funda el valor del resto de las mercancías. Esto no se puede eludir apelando a la historia (como han hecho algunos austríacos); está en la base de asunto. Brevemente, ya que me lo solicita: la fundamentación del interés en base a las preferencias intertemporales es lógicamente incoherente con la teoría de la utilidad (como lo demostró Harrod; no conozco ninguna respuesta a su objeción). La teoría austríaca del capital basada en el período medio de producción necesita (como lo demostró Garegnani) hipótesis tan restrictivas, que la hacen inútil como teoría del capital. Por ejemplo, exige ausencia de interés compuesto. Si se introduce, no es posible establecer una relación unívoca entre el valor del capital y un período único de producción que sea independiente de la tasa de ganancia. Pero la teoría austríaca (por ejemplo Böhm Bawerk) se apoya en la posibilidad de considerar al valor del capital fijo existente como la medida de un fondo potencial de bienes de subsistencia, que estaría a disposición de la sociedad, cualquiera sea la técnica empleada y el nivel de salario e interés. Sin embargo, en este caso el valor de un bien de capital no puede ser independiente del nivel del salario y del interés (ni de la técnica a emplear), con lo que entramos en la misma dificultad que le sucede a la teoría del capital basada en la productividad marginal. Es que el «fondo de subsistencia» variará al hacerlo las cantidades que Böhm Bawerk trata de determinar mediante ese fondo de subsistencia. El razonamiento por lo tanto es circular (el argumento es, lógicamente, de Garegnani).
      2) No he afirmado que basta producir para vender. Lo que afirmo es que el consumidor está socialmente determinado por el desarrollo de las fuerzas de la producción.
      3) Por supuesto, entender algunas constancias del proceso económico (por ejemplo, que una sociedad no puede consumir permanentemente más de lo que produce, etc.) no exige adoptar el individualismo metodológico. También desde una concepción social (moderadamente holista, como he planteado en otros escritos) esto puede entenderse. Pero además sostengo que los problemas esenciales de la sociedad no se pueden abordar desde el individualismo metodológico. Entre ellos, el valor, el capital, el interés, no se entienden con Robinson, sino con una concepción social del proceso económico.
      4) Usted me atribuye una idea que no defiendo, pero tal vez sea culpa mía, porque me expresé mal. No sostengo que en el capitalismo la gente no elige. Siempre tiene la posibilidad de elegir. Por ejemplo, una persona que está desprovista de medios de producción y de cambio, siempre puede elegir entre morirse de hambre, o ir a trabajar a una fábrica (si tiene suerte), por un salario que malamente cubre sus necesidades. Lo que sostengo es que la libertad de elegir no es abstracta, sino socialmente condicionada (mal que le pese a Nozick). La libertad de elegir de ese trabajador no es la misma que la libertad que tiene un propietario de capital, que puede elegir entre vivir de rentas, o poner él mismo a funcionar el capital. La libertad de elegir de los hijos de ambos, no es en sustancia igual, aunque sí en lo formal.
      Y hay muchísimos casos en los que la libertad de elegir está mortalmente restringida a opciones terribles. Es el caso de, por ejemplo, millones de niños obligados a trabajar desde la infancia. La noción de que la libertad es positiva (esto es, hay que tener medios para ejercerla) es fundamental en la tradición incluso más progresista de liberalismo burgués. No es una idea precisamente «socialista», aunque Marx la compartía.
      Se lo presento incluso de esta manera: si ésta es una sociedad en la que vale el mérito, y solo el mérito (o sea, el esfuerzo), vale preguntarse ¿qué mérito originario hizo, por ejemplo, la oligarquía argentina para decidir que se repartía millones de tierras vírgenes entre unas pocas familias? ¿Qué mérito hace el capitalista para apropiarse de los frutos de la ciencia, que es una creación social colectiva? (ya le he presentado este caso antes). ¿Qué desmérito ha hecho un niño nacido en un hogar de un desocupado, para no tener las mismas posibilidades de desarrollo que el hijo de una persona acomodada?

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 12:17

    • La pregunta es que sistema es mejor para disminuir la pobreza lo más posible. ¿Qué medio es mejor para alcanzar este fin? Si estamos de acuerdo en este punto, entonces ver qué sucede en el mundo ayuda, por lo menos, como orientación.

      Las sociedades más libres, las menos reguladas, es donde la pobreza es menor y la calidad de vida es mayor. Algunos nos referimos a las sociedades de mercado libre como «capitalismo», pero podríamos usar otro término. ¿Por qué la gente prefiere vivir en la sociedades más libres (capitalismo libre) a las más intervenidas (capitalismo regulado)? ¿Es aceptable la hipótesis de que el capitalismo libre puede ser mejor que el capitalismo regulado también para los trabajadores? Es que parece ser a que a mas capitalismo (libre mercado) mejor es la calidad de vida en general.

      Este video resume las conclusiones de distintos indices de libertad económica, transparencia, corrupción, etc. Espero que sea de interés: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=v1U1Jzdghjk

      En cuanto a la distribución del ingreso y desigualdad no estoy tan seguro que sea el caso. La desigualdad del ingreso a nivel mundial es mayor que lo es entre países. Por ejemplo, el ingreso medio en Estados Unidos o Inglaterra es mucho mayor al ingreso medio en Africa o regiones de Asia. A su vez, la diferencia de ingreso relativa es mayor en los países pobres (altamente regulados) que en los ricos (mucho menos regulados). Parece ser que la falta de capitalismo, o un capitalismo muy regulado, lo que genera mayores diferencia, que el capitalismo en sí (o cualquier tipo de capitalismo). En los últimos 40 años, a su vez, la distribución del ingreso mundial se ha ido emparejando con el aumento de la globalización y países marginales disminuyendo sus regulaciones al mercado (China, India, etc.). Un resumen con más detalles y datos puede ser el que se encuentra en el «Index of Economic Freedom 2007» de la Heritage Foundation. Se puede acceder gratis desde su sito de Internet.

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      Nicolas Cachanosky

      05/11/2011 at 12:38

    • Desde el punto de vista de los marxistas, el problema que usted plantea es qué tipo de capitalismo permite un mayor desarrollo de las fuerzas de la producción (la desigualdad de los ingresos y riquezas es otra cuestión). Pues bien, el tipo de respuesta que se dé a esta cuestión no afecta en lo más mínimo el argumento del marxismo, que es crítico en general de la sociedad capitalista. Ahora bien, refiriéndonos específicamente a la cuestión, no encuentro evidencia seria a favor de su tesis. Por lo menos hay muchos trabajos que parecen demostrar que siempre el capitalismo se ha desarrollado con una combinación de intervención económica del Estado, y acumulación privada (la primera más bien al servicio de la segunda). Por ejemplo, puedo recordar que incluso Inglaterra fue proteccionista antes de la Revolución Industrial. Luego lo fueron EEUU y Alemania, para industrializarse. Las experiencias asiáticas, como lo demuestran Amsden, Evans, Chang, etc., fueron de alta industrialización (y millones salieron de la pobreza) con fuerte intervención del Estado. China experimenta un fuerte desarrollo capitalista y la intervención del Estado es mayor que en países con mucha menor intervención; y esto sucede desde hace más de dos décadas.
      Por otra parte, tampoco hay evidencia sólida de que a menor regulación bancaria haya necesariamente crisis económicas de menor profundidad (o que en el extremo no las haya). Su ejemplo de Canadá o Escocia no demuestra su punto. Más en general, el argumento no se puede sostener con sumas de ejemplos. Por caso, la intervención estatal en EEUU en los 1960 y 1970 era mayor que en los 1920s, y sin embargo la crisis iniciada en el 29 fue incomparablemente más profunda que la de 1974-5. Algo similar se puede ver comparando otras experiencias. En cualquier caso, el argumento es teórico: no hay manera de evitar las crisis capitalistas (o la polarización social) en tanto existan relaciones capitalistas.
      Por último, es muy cuestionable comparar ingresos y grados de desarrollo haciendo abstracción de las historias. Pongo un solo ejemplo, el de África. A lo largo de los siglos en que fue dominada, el continente, en la zona subsahariana, se calcula que perdió unos 100 millones de personas, producto del tráfico de esclavos. Lo cual generó desastres y desequilibrios de todo tipo (empezando por los demográficos). Esta sangría fue fundamento, en buena medida, de la «grandeza» del desarrollo del capitalismo en otras partes del planeta. Lo cual demuestra que los mercados no actuaron solos. La ayuda fue la violencia desnuda. Bastante lejos de los mundos walrasianos que algunos quieren imaginar.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 14:17

    • Indudablemente ha habido casos no felices en la Revolución Industrial (el ejemplo de los campesinos), como en muchos otros casos. Pero también es indudable que hubo casos felices y beneficiosos.

      Coincido que no puede haber un argumento contrafáctico de «estado si» o «estado no.» Problema, por ejemplo, para la literatura empírica del anarco-capitalismo. Pero sí puede haber información empírica relevante sobre «capitalismo más regulado» versus «capitalismo menos regulado.» Esta es la comparación a la que quise hacer referencia.

      No coincido que los estados hayan podido surgir únicamente bajo el caso del monopolio de la tierra. Los estados tienen distintos orígenes según cada caso histórico. Imagino que en muchos casos no había un solo terrateniente monopolista de la región. Estados Unidos no poseía un terrateniente, poseía varios. Cuando se conforma Islandia, había multitud de terratenientes y los habitantes eran libres de cambiar de «lord» (no un lord en el sentido de monarquía) sin siquiera tener que dejar su tierra. Con el tiempo se fue conformando un estado, en una especia de mix entre el estilo Nozick y Olson.

      Por último, también coincido que el tema de fondo es la teoría del valor, de donde surgen las interpretaciones de los hechos históricos y diferencias teóricas.

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      Nicolas Cachanosky

      05/11/2011 at 13:03

    • Preciso una cuestión: no he afirmado que para el surgimiento de los estados es condición necesaria el monopolio de la tierra. Lo que he afirmado (en realidad, la tesis es de Marx) es que la propiedad privada de la tierra es condición necesaria para la existencia del capitalismo. Sólo cuando se despojó a los campesinos de la tierra (que habían heredado de la disolución del modo de producción feudal) pudo desarrollarse el capitalismo en Inglaterra. En tanto el campesino era dueño de su parcela (y estaba a disposición de las aldeas) las tierras comunes, no podía generarse una clase de seres humanos despojados de cualquier medio de producción, y por lo tanto obligados a vender su fuerza de trabajo. Este despojo de la tierra no ocurrió por medios pacíficos. La violencia ocupó un rol central. Por este motivo no se puede hablar de «casos felices» y «casos infelices», como si fuera una suma y resta con resultado neutro. Los «casos felices» fueron para los propietarios del capital; los «casos infelices» fueron para millones de seres humanos que no solo fueron despojados de sus tierras, perseguidos por las leyes de «vagancia», sino también hay que decirlo, condenados por miles a la indigencia y el pauperismo más absolutos.
      Con respecto a EEUU, es un hecho que la extensión del trabajo fabril asalariado solo pudo producirse una vez que terminó la ocupación de la tierra libre (aproximadamente, al finalizar la Guerra Civil). En tanto hubo tierra disponible, los inmigrantes procuraban no quedarse en las fábricas, y viajaban al Oeste. Una vez más esto demuestra que el capitalismo no puede surgir si las condiciones históricas no han creado una masa de hombres «libres», en los dos sentidos: libres porque pueden vender su fuerza de trabajo, pero también «liberados» de la propiedad de las condiciones materiales para producir. Esto sin mencionar el rol que jugó la esclavitud en la creación de grandes fortunas en el sur de EEUU.
      Y ya que estamos con el tema de los orígenes del capitalismo, y su relación con la propiedad privada de la tierra, todo esto vuelve a poner en evidencia la necesidad de cuestionar los orígenes de las grandes fortunas terratenientes en Argentina. Una cuestión sobre la que los defensores del capitalismo siempre guardan prudente silencio.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 15:36

  4. Con la actual crisis se va , posiblemente, a repetir parte de la historia de la Gran Depresión del 29; en la cual , en un principio, las clases capitalistas mantuvieron, plenamente, sus priviliegios sin percatarse de que el sistema estabá en una crisis profunda. Posteriormente, a principios de los 40, comienzan a aplicar las recetas keynesianas, que impidieron la implosión del capitalismo. La burguesía trata en estos momento de salvar sus ganancias, pero pronto se dara cuenta que necesita urgentemente salvar al sistema como tal.; y para ello no le sirven los dognas y formulas del pensamiento económico imperante, cuyas recetas van a agudizar más la crisis.

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    abdel

    04/11/2011 at 17:23

  5. Además de los modelos matemáticos y teorias sobre los agentes económicos eficientes que intentan explicar o bien ignorar las profundas crisis y los ciclos económicos están las tesis de índole mas filosófica pero que parten básicamente de las mismas premisas y se complementan con aquellos.Por ejemplo cuando se habla de un orden social espontáneo donde la suma de los individuos (racionales) conforman la sociedad.Nunca se aclara como surge este orden y porque entra en crisis.Simplemente se pretende partir de una abstracción total,separada de los orígenes históricos y reales del capitalismo y su desarrollo.Luego viene toda la teorización respecto del individuo y sus derechos individuales y atemporales,que ponen en funcionamiento una maquinaria que no debe ser perturbada por factores exógenos,haciendo un paralelismo con la nota.Asi la culpa la tienen el estado;los marxistas,socialistas,»vagos» y demás revoltosos.Y mientras los individuos se rigen por contratos libres y voluntarios y la libertad en abstracto es el motor del crecimiento económico y social,todo debe marchar a la perfección.Los derechos de propiedad deben ser imperturbables desde esta perspectiva,moralmente y como único modelo viable.Todo esto choca frontalmente y con fuerza cuando la crisis asoma y finalmente se afianza,para luego retornar,algunas veces timidamente,cuando las aguas esten mas tranquilas.

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    Andrés Alejandro

    05/11/2011 at 00:08

  6. En mi opinión la nota ilustra muy bien como la ‘ciencia económica’ dominante en los medios académicos, se ha convertido en una especie de ejercicio escolástico, enteramente divorciado de la realidad, sin poder explicativo ni respuesta para transformarla. Una construcción ideológica destinada a la justificación de lo existente, aunque se este viniendo abajo delante de sus narices. La aparición de voces ‘herejes’ surgidas de su propio seno, parece anticipar un cambio, aunque cuando algo en política (o economía con directa incidencia política) ‘parecer ser’ , de seguro, es por que alguien más importante quiere que así parezca. Al compás del fracaso de la ilusión del crecimiento y la valorización financiera ilimitada, asentada en la autoregulación del mercado, resurgirán viejas patrañas, tipo ‘Capitalismo en serio’ que CFK le fue a enseñar a Obama, como si lo que asistimos hasta ahora fuera pura joda. De lo contrario, se inventarán otras nuevas, con el siempre presente objetivo de ocultar la verdad que en tanto sea capitalismo, su dinámica interna, estructurada en la explotación del trabajo vivo, serruchará la rama sobre la que está parado, dando lugar a la alternancia perpetua de auges y crisis que ninguna medida estatal burguesa o decisión ‘individual’ del capitalista o del ‘consumidor-trabajador’ podrá cambiar. Hasta la victoria de la revolución proletaria internacional, para los explotados, será el potro y el péndulo. Entre paréntesis, me causó mucha gracia esa cosa (teoría) del ‘frenesí laboral’ ante la promesa de mayores salarios y del ‘ocio gratificador’ frente al descenso de los mismos (según las fluctuaciones de la productividad lo permitan) y de como esto regula el ciclo. Habría que explicárselo a los que se suicidan por exceso laboral para llegar a fin de mes o para poner un ladrillo arriba de otro, o a los que terminan viviendo en un caño cuando se quedan sin trabajo y experimentan el ocio regocijante de ver como sus hijos se mueren de hambre, y la repu…..(peep). Otra perla es lo de los ‘shocks’ exógenos. Parece que Jevons no estaba tan desubicado con lo de las manchas solares.
    Cambiando el ángulo, desde la nota a los comentarios. Más allá de las teorizaciones de Hayek (al que nunca he leído, salvo por referencias de citas) que son criticadas y defendidas, me parece que Nicolás C. afirma bien que su trasfondo es una teoría del ciclo, en esencia monetaria y si bien me parece correcto reconocer que la emisión descontrolada o las manipulaciones de la tasa de interés son factores que pueden incidir en el desencadenamiento o la evolución de una crisis, no creo que sean causa suficiente para explicarla. Lo mismo digo del monopolio estatal de la emisión del dinero crediticio. No veo que el manejo estatal de la banca central sea ajeno a los intereses de los grandes bancos e instituciones financieras, ni alcanzo a imaginar un escenario plausible de ‘competencia’ que permita establecer un perfecto equilibrio en el valor de la moneda y mucho menos que esto pudiera impedir las crisis. En la presente, la intervención de los estados fue, precisamente, para impedir el derrumbe bancario generalizado, ‘socializando’ perdidas, es decir, pasándole la factura a los contribuyentes (lo que se traduce en ‘ajuste’ sobre los de abajo, recortes en los servicios sociales, extensión y baja de las jubilaciones, mayor explotación sobre los trabajadores para sostener una tasa de ganancia menguante. Si esto no hubiera ocurrido y se hubiera dejado que las aguas ‘vuelvan a su nivel’ el impacto concentrado de la crisis hubiera producido un derrumbe generalizado (tal vez comparable al de los años 30). Pero la burguesía aprende de su propio pasado. No puede darse el lujo de desatar a las furias en un solo acto.
    Gracias y disculpas por la extensión.

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    AP

    05/11/2011 at 02:37

    • El comentario de AP tiene muchos puntos de conflicto. No hay espacio aquí para tratarlos todos. Pero quiero comentar otro punto de contacto: AP dice: «En la presente, la intervención de los estados fue, precisamente, para impedir el derrumbe bancario generalizado, ‘socializando’ perdidas, es decir, pasándole la factura a los contribuyentes (lo que se traduce en ‘ajuste’ sobre los de abajo, recortes en los servicios sociales, extensión y baja de las jubilaciones, mayor explotación sobre los trabajadores para sostener una tasa de ganancia menguante.»
      Comparto esta denuncia de lo que nosotros llamamos «pseudo-empresarios» asociados al Estado, con el único objetivo de obtener privilegios y limitar la competencia. Los capitalistas, que del modo en que entiendo este concepto va asociado al liberalismo, se preocupan entonecs por limitar al Estado, limitar su invervención y dar lugar a la competencia. En definitiva, si Malthus se equivocó en sus proyecciones pesimistas, eso se debe al capitalismo, que ha logrado producir cantidades impensadas de alimentos como para alimentar a toda la creciente población mundial. Schumpeter era muy claro en este aspecto positivo del capitalismo.

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      Adrián Ravier

      05/11/2011 at 09:04

  7. Buenas. Astarita, le pregunto, en el subtítulo «Gran Moderación y crisis en la teoría», renglón 9, entre paréntesis, donde dice 1983, ¿no va 1973?. ¿O en el 83 también hubo una crisis importante? Saludos.

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    ilichito

    05/11/2011 at 06:37

    • Lo que se llamó la «Gran Moderación» es el período de crecimiento de la economía capitalista mundial que va desde aproximadamente 1983 (salida de la recesión en EEUU de 1979-82) hasta 2008. En esos 25 años la economía mundial creció a tasas superiores al 3% anual, y las fluctuaciones económicas fueron, en promedio, suaves. Lo cual no implica desconocer la crisis enorme de América Latina de los 80, o sus crisis violentas de los 90s; el estancamiento africano de los 80; o la larga depresión japonesa.

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      rolandoastarita

      05/11/2011 at 11:11

    • Gracias por la respuesta, no había entendido el hecho de que a ese período se lo llamaba de esa forma, ahora me queda claro. Buen aporte el de no olvidar las crisis de los países subdesarrollados, de hecho, cuando leí buscaba encontrar una crisis en EE.UU. o Europa, pasando por alto esto que usted menciona y que se oculta con el sólo hecho del nombre con que se caracteriza el lapso. Semiótica pura…

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      ilichito

      06/11/2011 at 06:04

  8. Leyendo el diálogo entre Adrian Ravier y Astarita no he podido dejar de pensar en un blog que creo haber mencionado aquí anteriormente:http://socialdemocracy21stcentury.blogspot.com/, escrito desde una óptica poskeynesiana .Encontraran ustedes en él intercambios muy semejantes. Es muy recomendable por la erudición del autor y también sintomático de lo que la escuela Austriaca significa en el escenario político- o si se prefiere ideológico – en los EEUU.

    Otra cosa, efectivamente en el último libro de Astarita y Tapia – pág 232- , cuando se menciona la «teoría de la resaca» de Krugman parece olvidarse que la crítica de éste va dirigida a la interpretación austriaca y no a una posición digamos prekeynesiana o clásica más general.

    Con respecto a los austriacos me parece, primero, que el gran interés tiene que ver con el debate sobre el cálculo económico en el socialismo, no con su teoría del ciclo. Sobre esto también he dicho algo aquí y habrá muchas ocasiones de volver sobre el asunto me temo, sólo diré que me parece que su posición está hoy tan sobrevalorada en este tema como fué injustamente ridiculizada – Samuelson, por ejemplo- en el pasado.

    Con respecto a la idea de la desnacionalización de la moneda, monedas paralelas concurrentes y tal , es precisamente porque los hombres no son ángeles por lo que no lo veo muy practicable. Les recomiendo un artículo de Laurent Le Maux «Une theorie de la marque monétarie.L`ímpossibilité de la Dénationalisation de la monnaie» en la Revue économique- vol 58,nº 5, septembre 2007, p.965-984, explica esto de manera muy clara y aunque no se esté de acuerdo con todo el eje de su argumentación- también revisa críticas anteriores- el panorama es devastador. No me extraña que otros miembros de la Escuela hayan explorado otras vías…

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    Karl Mill

    05/11/2011 at 14:49

  9. Karl Mill dijo: «Con respecto a la idea de la desnacionalización de la moneda, monedas paralelas concurrentes y tal , es precisamente porque los hombres no son ángeles por lo que no lo veo muy practicable.»

    Pero los fabricantes de zapatos tampoco son ángeles y sin embargo, su acción está limitad por la competencia. ¿Qué diferencia encuentra entre la producció de zapatos y la emisión de moneda privada?

    Se que esto es un modo de ver la teoría monetaria, algo diferente a lo tradicional… pero no se han presentado argumentos fuertes en contra de moneda privada. Mi impresión es que la competencia monetaria es lo único que puede detener el abuso de la moneda por parte del Estado.

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    Adrián Ravier

    06/11/2011 at 12:01

  10. El profesor Astarita tiene razón (en su respuesta a N. Cachanosky) en señalar algunos problemas con la evidencia empírica. Es muy difícil demostrar que una menor regulación genera mayor crecimiento y una mayor regulación reduce el crecimiento. Siempre quedará la duda si China crece a «tasas chinas» por haber liberado los mercados e intregarse a la OMC y recibir capital externo en forma de inversión, o por el intervencionismo que practica en algunos mercados. Mi impresión es que al reducir el intervencionismo se libera energía creativa, y eso fomenta el desarrollo, mientras que las regulaciones son un obstáculo para que éste sea aun mayor. En este sentido, también diré que Argentina hoy crece a pesar de todo lo que hace el gobierno, y gracias a un contexto internacional favorable.

    Por eso el debate tiene que ser teórico. Y en esto Marxistas, poskeynesianos y austriacos tenemos un lenguaje común. No nos escondemos en supuestos irreales y ecuaciones matemáticas para afirmar nuestras hipótesis científicamente, sino que podemos discutir argumentos. Por eso valoro este blog.

    Volviendo otras cuestiones, el profesor Astarita ha señalado que el enfoque marxista no cree que la transición a su sistema ideal sea a través del intervencionismo o la tercera vía de Keynes, sino por otro medios que entiendo podemos resumir en la fuerza del pueblo o la academia, generando consensos.
    Mi duda aquí no es tanto cómo llegar a ese ideal, sino cuál es ese ideal. Porque Marx, hasta donde conozco su obra, jamás explicó cómo funcionaría su sistema. De ahí que los intentos fallidos de Rusia, Cuba, Alemania Oriental, etc. se tomen como el fracaso el socialismo.

    Dejando a un lado las soluciones matemáticas de Taylor y Lange, ¿hay algún trabajo que explique cómo funcionaría una sociedad donde los medios de producción sean públicos? Mi impresión es que sería un caos.

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    Adrián Ravier

    06/11/2011 at 12:11

    • El decir que el trabajador puede elegir esperar a que termine el proceso productivo para cobrar (y que esto explica lo magro de su salario y lo cuantioso de la ganancia del capitalista que «se abstiene de consumir») no me parece un supuesto muy «real», entre otros…

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      Ezequiel

      06/11/2011 at 13:20

    • Tiene un libro que se llama «Keynesianos, postkeynesianos y neokeynesianos». Bastante interesante, publicado por la universidad.

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      agostLorenzini

      06/11/2011 at 18:38

  11. […] interesados en visitar el blog, o bien, leer los debates de este último post titulado “Macroeconomía del mainstream y crisis“. GA_googleAddAttr("AdOpt", "1"); GA_googleAddAttr("Origin", "other"); […]

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  12. […] de la banca libre. Sin tocar todos los puntos que el Profesor Astarita menciona, uno de sus comentarios es una buena oportunidad para tratar algunos puntos que a veces no se interpretan de manera clara […]

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  13. Creo que llegados a este punto, el debate se está agotando, más bien, se ha derivado tanto que ya no se está discutiendo sobre la nota sino sobre basamentos ideológicos.En fin, me parece que es demasiado fácil colgar artículos de fulano o mengano que afirmen una posición determinada y funcionen como citas de autoridad, es como que los marxistas les mandásemos a leer El Capital de punta a punta y de ahí en adelante les colgamos artículo tras artículo. La cita creo que debe cumplir el rol de explicar muy sintéticamente un punto en particular, aclarar bien rápido acerca de algo, no sumergir a la persona en un profundo estudio, dado que demuestra que el defensor de esa postura no la ha interiorizado lo suficiente como para ponerla en términos sencillos o citar sólo una parte muy concreta que aclare de manera inmejorable la postura que se sostiene.

    Esto que digo es discutible, pero me parece que nos fuimos un «poco» del tema de la nota y estamos discutiendo en defensa o en contra del capitalismo, del Estado y del socialismo, lo cual creo que no se resuelve en un espacio como el blog. Es lógico que podamos defender una línea determinada, pero me parece que ponerse a ver quién la tiene más larga y derivar el tema es una falta de respeto hacia quien escribe el artículo como hacia quienes tratan de aprender algo sobre el tema específico del mismo (salvo que medie aclaración de que uno va a tocar un tema que no tiene nada que ver).

    Finalmente, recordemos que la nota hablaba acerca de la falta de capacidad de la teoría económica burguesa para explicar su propio funcionamiento y dar respuestas apropiadas, por lo tanto, las críticas deberían pasar por demostrar que en todo caso, las teorías actuales sí se verifican.

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    ilichito

    07/11/2011 at 04:30

    • Coincido! Del debate inicial se fueron desprendiendo otros y ya fuimos dejando el original. Aun así, agradezco al profesor su tiempo. Me fue útil el intercambio. Como conclusión, el intercambio muestra lo importante que es el debate sobre la teoría del valor y la utilidad marginal. De dicha teoría se desprenden luego teorías y políticas económicas en sentidos totalmente diversos. Quizás en otro post podamos ir a la base del debate sobre estas teorías. Después de todo Marx nos dejó antes de poder responder al marginalismo.

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      Adrian Ravier

      07/11/2011 at 09:33

    • Sí, es claro que en un punto el debate se agota. Sin embargo, personalmente, lo considero positivo porque se pueden analizar los argumentos exhibidos por unos y otros. Espero que incite a la gente a seguir profundizando y argumentando.

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 10:24

    • De hecho yo creo que Marx «respondió» al marginalismo (más bien al utilitarismo en general) antes incluso de que esta vertiente tomara su forma marginalista austríaca. En mi opinión las primeras dos secciones de El Capital refutan todo intento de basar el valor en el valo de uso. En este momento recuerdo la crítica que le hace a Condillac, y no veo que la adición del marginalismo al utilitarismo modifique el problema.
      No conozco respuestas a esas críticas, si existen me gustaría saberlo.

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      Ezequiel

      07/11/2011 at 12:31

  14. Por supuesto! No ayuda repetir argumentos. Sólo lo hice porque se criticó la mención a los marxistas, pero lo consideré necesario porque en ciertos temas Marx no se pronunció y sus seguidores sí. Volviendo al comentario:

    1. No comprendo bien las críticas a la teoría subjetiva y heterogénea del capital. O al menos lo que yo entiendo por la teoría austriaca del capital tiene poco que ver con lo que se menciona en el comentario. Imagino que esto responde al especial interés que se presenta por la teoría del capital de Bohm Bawerk y el desconocimiento de desarrollos más modenos en los trabajos de Mises, Hayek o Lachmann. El espacio no me permite entrar ahora a describir esta teoría, pero dejo un link que puede ayudar (http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/3_3_Lewin.pdf).

    2. Aquí tenemos una diferencia en el orden causal. Ud. dice que la producción determina el consumo. Yo digo que el consumo determina la producción. Los empresarios, mal o bien, deben intentar satisfacer los deseos de consumo. De otro modo, obtienen pérdidas y son desplazados del mercado. No entiendo por qué ofrece una causalidad inversa.

    3. No se trata de abordar temas macro desde el individuo, sino partiendo del individuo. Aquí son relevantes los micro-fundamentos. Marx se olvida del inviduo y avanza hacia el colectivismo metodológico. Mises o Hayek insisten que las clases sociales, el pueblo, el gobierno, la sociedad no existen independientemente de los individuos que los componen. El que actúa es siempre el individuo. Cuando Ud. dice que el trabajador debe elegir, ¿a qué trabajador se refiere? Salvando las distancias recuerdo a Perón diciendo que el conocía muy bien lo que el pueblo necesitaba, que él representaba la voluntad del pueblo. Democráticamente ganó las elecciones y se sentía capaz de satisfacer las necesidades de los trabajadores. Pero representa Perón realmente a los trabajadores. Se dirá que Perón no tiene nada que ver con Marx, pero utilizo el ejemplo para ilustrar el caso marxista en el que se asume que bajo la propiedad públcia de los medios de producción, la democracia logrará decidir qué bienes y servicios deben producirse cuando tal cosa me parece inviable.

    4. Ud insiste en «trabaja o muere», y que esas opciones no significan libertad. Insiste en decir que el hijo del rico no tiene las oportunidades que tiene el hijo del pobre. E imagino que en el ideal, no habría tal cosa como una herencia. Yo pienso que la herencia es necesaria, a pesar de la «injusta» diferencia que surgirá entre dos hijos de distintos padres. En una sociedad libre, el que haga una fortuna la obtendrá satisfaciendo las necesidades del consumidor. Qué hacer con esa fortuna es una elección del que supo generarla. Si no pudiera pasarla a un hijo, entonces la consumiría por completo en vida, lo cual sería un perjuicio para la sociedad. Para comprender el punto, basta imaginar a un empresario cuya fábrica contrata a 200 empleados. La herencia de la fábrica puede implicar la continuidad de la fábrica. Si no pudiera pasar la fábrica a un hijo, ¿qué ocurriría con la fábrica? La vendería en los últimos años de su vida y consumiría el capital. Volvemos así a caer en los incentivos. Yo entiendo que en el socialismo de Marx tal cosa no ocurre porque nadie podrá hacerse rico. Allí las diferencias no aparecen, porque sólo se distribuye miseria.

    5. Hablando de no repetir argumentos, habría que dejar de hablar de niños trabajando en fábricas. Hace mucho tiempo que el capitalismo resolvió el problema en la economía moderna.

    6. Ahora, sobre méritos y desméritos. Habría que ir al origen de cada caso, para estudiar cuál es el origen de la riqueza de cada uno. Habrá que distinguir allí de empresarios y pseudo-empresarios. Los primeros, habrán generado riqueza sobre la base del esfuerzo y compitiendo libremente en el mercado. Los segundos, son los que obtienen favores del Estado y evitan la competencia en perjuicio de los consumidores. A los primeros no hay por qué quitarles la riqueza generada. A los segundos, habría que sancionarlos si generaron riqueza en forma ilegal. Pero distinguir ambos casos es fundamental. Demás está decir que en una sociedad libre, sin el Estado otorgando privilegios, no habría lugar para los pseudo-empresarios. En una economía intervenida, con regulaciones, aranceles, etc, el privilegio es moneda corriente.

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    Adrian Ravier

    07/11/2011 at 18:28

    • A esta altura no veo mucho sentido seguir el debate. A veces pareciera que usted quiere hacer decir a Marx cosas que jamás sostuvo; y otras veces, directamente, ignora los datos que le presento. Por lo primero: usted afirma que «Marx se olvida del individuo y avanza hacia el colectivismo metodológico». ¿De dónde sacó esto? Lo único que afirma Marx es que lo social tiene prioridad explicativa sobre lo individual a la hora de explicar la economía o la historia. Punto. ¿Qué es eso de «colectivismo metodológico»? Marx rechaza el individualismo metodológico y las Robinsonadas para explicar lo económico. Esto no significa desconocer lo singular (un punto clave del movimiento dialéctico, por otra parte).
      Segundo ejemplo, usted afirma: «Hablando de no repetir argumentos, habría que dejar de hablar de niños trabajando en fábricas. Hace mucho tiempo que el capitalismo resolvió el problema en la economía moderna». Ya en otro comentario le presenté algunos datos. Aquí van otros: según un estudio de dos economistas del Banco Mundial, K. Basu y Z. Tzannatos, en 2000 trabajaban en el mundo 186 millones de niños de entre 5 y 14 años; de ellos, 5,7 millones realizaban trabajos forzados; 1,8 millones estaban en la prostitución. Si se tomaban en cuenta los que trabajaban en forma intermitente, la cifra llegaba a entre 365 y 409 millones; si se agregaba el trabajo no contabilizado de las niñas (la mayoría hogareño) la cifra oscilaba entre los 425 millones y 477 millones. Los niños realizaban tareas tan diversas como agricultura, confección, fabricación de ladrillos, actividades mineras, armado de cigarrillos, cosido de pelotas de béisbol, pulido de piedras preciosas, entre otros. Casi por regla general, decían estos investigadores, están sometidos a condiciones infrahumanas, son prácticamente privados de su niñez y de acceso a la educación. En los países subdesarrollados, 1 de cada 7 niños o niñas no concurría a la escuela, estando en edad escolar. Decían los autores: «En los noventa, luego de la Convención de los Derechos del Niño (1989) y una confluencia de factores desde la globalización a la recolección sistemática de estadísticas por la OIT, el Banco Mundial y diversos países, el mundo se hizo consciente de que desde una perspectiva global la situación del trabajo infantil no es mucho mejor de lo que había sido durante la Revolución Industrial» (Basu y Tzannatos, «The Global Child Labour Problem: What Do We Know and What Can We Do?», The World Bank Economic Review, 2003, vol. 17. pp. 148; énfasis agregado).
      Por supuesto, hay datos coincidentes del PNUD y OIT.
      Ahora le pregunto: ¿Por qué «habría que dejar de hablar» de niños trabajando en las fábricas? ¿A qué le llama «haber resuelto el problema» del trabajo infantil? Los autores dicen que «el mundo se hizo consciente». ¿Por qué no puede registrar algo tan monstruoso y enorme? Centenas de millones de seres humanos, cada cual con su individualidad, ¿hay que dejar de hablar de ellos? ¿Éste es el criterio científico que pregona?
      Sinceramente, en este punto, no veo el sentido de seguir presentando argumentos.

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      rolandoastarita

      07/11/2011 at 22:33

    • Ciertamente se va agotando el intercambio. Pido disculpas si ha quedado la sensación de que ignoro los datos expuestos. He leído cada palabra y dato, y por una cuestión de espacio no pude responder a todo.

      También debo pedir diculpas por mi confusión respecto a qué dice Marx y qué dicen los marxistas. Debe saber que no es intencional, sino que he leído bastante bibliografía secundaria donde se asume que Marx dice cosas que evidentemente, según «su» lectura de Marx, no son tales.

      Tal es el caso del colectivismo. Abunda literatura que asocia a Marx con el colectivismo metodológico, pero quizás deba volver a leer los textos originales.

      Volviendo al tema central de su último comentario, por supuesto que hay países donde la pobreza es extrema. Yo no propongo ignorar ese problema, todo lo contrario. Lo que pido es no volver a citar el ejemplo de los niños trabajando en condiciones terribles durante la 1ra revolución industrial como argumento en cada uno de los puntos que se discuten porque se pierde el foco. Distinto es si el debate se concentra en el tema pobreza o, en general, en el desarrollo económico.

      Cuando digo que el capitalismo ha resuelto el problema, quiero decir que en aquellos países donde se lo dejó operar, con mercado abiertos, globalizados, se fue resolviendo el problema de la pobreza. China representa el último ejemplo. Sólo al integrarse a la OMC le permitió hoy ser la fábrica del mundo, recibir IED y sacar de la pobreza extrema a millones de personas. De hecho no hay otras experiencias en la historia de la humanidad donde la reducción de la pobreza haya sido tan rápida. Pero si vamos a los datos, así como los progresos han sido increíbles, encontraremos que muchas de las estadísticas que Ud. cita también siguen ocurriendo en este país. Queda todavía mucho por hacer, pero en la medida que los mercados sigan abiertos, toda esta gente encontrará una salida a esa pobreza extrema que tanto nos preocupa.

      Y fíjese aquí la fuerza que tienen las ideas. Haber pensado en China que el comunismo era una buena forma de gobierno, llevó a millones de personas a sumergirse en la pobreza durante siglos. Haber abandonado el comunismo llevó a millones de personas a salir de la pobreza. Me interesa conocer su opinión sobre este milagro del capitalismo.

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      Adrián Ravier

      07/11/2011 at 23:59

  15. MIre, le traigo un ejemplo concreto de un espacio al que pertenezco: el universitario (soy estudiante en la UBA). La Facultad de Medicina es una institución pública, es autónoma pero no deja de ser pública, es financiada por el Estado Nacional, que recibe recursos del conjunto de la ciudadanía. Es una institución de propiedad pública, en la que sin embargo la producción de conocimiento no es ningún caos; es decir, es una entidad productiva pública (sus características particulares escapan a este análisis) que produce y no hay ningún caos.
    Tiene un órgano de gobierno, donde están representados, en mayor y menor medida, todos los que participan de la vida productiva de esa institución -que es un centro de producción de profesionales, de investigaciones, etc-, y lo están porque son copropietarios de la misma. La sociedad que trabaja en esta facultad elige a sus representantes, que tienen poder de decisión sobre la institución, como si fueran un pequeño parlamento.
    Ahora supongamos que se decide capitalizar la institución pública, y entonces, se la vende a un particular.
    Lo que era de muchos, ahora es de pocos. 40.000 estudiantes, 5.000 docentes e investigadores, y 4.000 no docentes (esto es un estimado, pero no son exageraciones ni mucho menos) son bruscamente expropiados del bien del que eran copropietarios, modificándose también la dinámica financiera de la institución. Ya no tiene sentido el órgano de gobierno, democrático, porque ahora sólo hay un propietario, y nadie va a dejar a otro decidir sobre lo que le pertenece a uno. EL capitalista es el rector.
    Si ahora es privada, el Estado ya no le otorga recursos, y sus servicios ahora se convierten en mercancía. Lo que significa que quienes acceden a esos servicios, deben pagar particularmente por el total de los mismos. Las cuotas en universidades privadas de medicina, no están por debajo de los 1.200 $ mensuales, en los casos más económicos. Suponiendo que el 20% de los estudiantes de la Facultad estén en condiciones de pagar esa cuota (porque la stuación económica de sus padres se lo permite), queda afuera de la misma el 80%. Agreguemos, gentilmente, que quizá haya 400 becados, es decir, el 1 %.
    Explíqueme usted qué es lo que ve de beneficioso en esta dinámica. Cuando antes se formaban 40.000, ahora lo hacen 8.000. Es socialmente improductiva respecto a la pública.

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    Juan Pablo

    08/11/2011 at 10:24

  16. Juan Pablo, debes saber que la universidad pública no tiene cargo para el estudiante, pero sí se paga. La pagan los contribuyentes. La pagan muchas personas que jamás podrán acceder a los estudios universitarios, quizás tampoco estudios secundarios.

    Armen Alchian decía: «“Pensar que los individuos aptos para el estudio deben contar con ‘enseñanza sin cargo’, es pensar que los individuos más inteligentes deben recibir riqueza a expensas de los menos inteligentes”.

    El estudio universitario es una inversión. Le asegura al médico percibir en el futuro ingresos más altos que si no estudiara. ¿Quién debe pagar entonces la inversión? El médico o el resto de la gente. Realmente no entiendo su punto.

    Por otro lado, hoy la UBA (Gratuita para los estudiantes) absorbe una enorme demanda de estudiantes que sin esa alternativa podrían demandar estudios en otras universidades privadas. ¿Qué ocurriría si volcamos toda esa demanda sobre las universidades privadas? Lo que pasaría, según dictan las leyes económicas, es que el precio caería.

    Hoy las universidades privadas no se preocupan por ofrecer universidades a bajo costo, sino carreras de alta calidad a alto precio, que es la porción de mercado donde pueden competir.

    Por otro lado, la CONEAU y el MInistrio de Educación regulan el mercado haciéndolo no-competitivo. Podrían crearse muchas nuevas universidades si se abriera el mercado, pero no, tenemos unas pocas, todas reguladas que controlan el mercado y se aprovechan del consumidor, del estudiante.

    Alguna vez, como estudiante, escribí un artículo sobre el «Finanaciamiento de la Educación Superior». Ahora no encuentro el pdf. Pero dejo un link con lo que encontré: http://adrianravier.com/2002/07/01/financiamiento-de-la-educacion-superior-el-caso-argentino-libro-soluciones-de-politicas-publicas-para-un-pais-en-crisis-fundacion-atlas/

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    Adrian Ravier

    08/11/2011 at 18:22

    • Estimado Adrián, me sorprende que usted dice en un momento una cosa, y luego otra que la contraría (la cita de Alchian); y además parece no leer lo que escribí.
      Yo mismo dije que la universidad pública es financiada por el conjunto de la sociedad, a través del estado, así que no hay motivos para que usted me diga que «debería saber» algo que ya sé y soy el primero en decirlo, antes que usted (!!!).
      Entre todos los ciudadanos pagan una parte del presupuesto de la universidad, y claro que no todos la utilizan. Pero si lo ve no sólo en términos individuales, sino grupales, y si por ejemplo vemos una familia de trabajadores, se va a dar cuenta que lo que paga esta familia por la educación superior pública de uno de sus hijos, es mucho menos que lo que pagaría si tuviese que mandarlo a una privada, que no lo podría hacer ni soñando. Si esto es posible en la pública (donde hay varios estudiantes que viven en villas miserias, sobre todo en la carrera de enfermería, etc), es porque los gastos son compartidos por el conjunto de la sociedad, absorbidos por su conjunto, y así el peso sobre cada uno de los contribuyentes es mínimo. De ser privada, todo lo tendría que pagar cada individuo, y sólo accederían los hijos de los ricos, que es lo que pasa en EEUU, Colombia, Venezuela, Chile, Brasil; con lo cual lo que usted ofrece como ideal de justicia financiera, es una falacia absurda, es todo lo contrario.

      En segundo lugar, voy a refutar con evidencia real lo que usted dice teóricamente.
      Usted dice que si la universidad gratuita dejase de estar, la demanda de formación se trasladaría a las privadas, de lo cual no hay duda. Ahora, usted deduce que borrando de la competencia a la universidad pública, ¡¡las privadas bajarían su arancel!! ¡¡Todo lo contrario, señor!! Es la competencia con una universidad que ofrece formación masiva y gratuita, como la UBA, lo que arrastra el precio del arancel de las privadas hacia abajo. Porque siempre el estudiante puede optar por la gratuita, y entonces no se pueden dar el lujo de subir mucho su arancel. Si se deja al futuro estudiante sólo en manos de privadas, sólo sobrevive con gran billetera.
      Pero no sólo es lo que yo deduzco, sino lo que realmente ocurre: en Brasil, donde las universidades públicas tienen una oferta mínima de cupo, el precio de las privadas es altísimo, privativo, sólo para hijos de las clases ricas. Tengo compañeros brasileños estudiando acá que dan testimonio. Ni hablemos de Chile, donde el promedio anual del arancel es de 10.000 dólares, es decir $3.333 pesos argentinos por mes (a 1 dólar= 4 $Ar). Pero vayamos a EEUU y ahí la cosa se pone mejor: la carrera de Medicina cuesta nada menos que 150.000 dólares, es decir, considerando 7 años de duración (son menos), $7.000 Ar por mes… ¿y usted de dónde saca que el precio «debería» bajar? No de este mundo, evidentemente.
      Finalmente, lo que a Armen Alchian le parece tan grave, ¿no es el abc de la teoría de la recompensa?: ¿qué es un empresario según esta teoría, sino alguien inteligente y emprendedor que se enriquece con el trabajo de otros que no tuvieron ese emprendimiento productivo? ¿Pero el estudiante no tiene derecho ni siquiera a formarse -no ya a quedarse con el producto del trabajo de otro-? Notable doble discurso el de este hombre. Saludos.

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      Juan Pablo

      09/11/2011 at 01:45

  17. Adrian,para ud. el comunismo gobernó China durante siglos?.De donde sacó ese dato?!

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    Andrés Alejandro

    08/11/2011 at 22:36

    • Lo puede googlear… aquí encontrará una fuente…
      http://www.marxists.org/espanol/tematica/china/guia.htm

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 10:04

    • ¿Cuántos siglos caben en los 27 años que transcurrieron entre la victoria final del 49 y la muerte de Mao o el período de Xiaoping que dió paso a las reformas?

      Más allá de esto, me parece que hay que volver a la discusión que ud. mismo dijo que es el centro de las discrepancias: la teoría del valor.
      Más arriba Astarita enumeró algunas críticas al marginalismo a las cuales ud. no ha respondido ni ha dejado alguna respuesta de algún otro autor.

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      Ezequieliel

      09/11/2011 at 13:00

    • Ezequiel, todos los debates que hemos matenido con el Profesor Astarita han quedado abiertos. Sólo nos hemos limitado a mostrar nuestros argumentos en cada uno de los temas tratados, pero ni yo he respondido a todo lo planteado por él, ni él ha respondido a todas mis respuestas. Ambos coincidimos en que lo útil del intercambio es ver las diferencias y que luego se abran nuevas investigaciones en algunos de esos puntos fundamentales para abrir nuevos debates en puntos que ya -lamentablemente- no se discuten.
      Sobre teoría del valor y utilidad marginal ya he incluido el trabajo de Juan Carlos Cachanosky que me parece excepcional (Parte I – http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/25_4_Cachanosky.pdf) (Parte II – http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/23_6_Cachanosky.pdf).
      Pero lamentablemente no dispongo de tiempo para entrar en ese debate interminable. Lo que sí puedo decir es que estimativamente el 99 % de los economistas y los historiadores del pensamiento económico han abandonado la teoría del valor trabajo y han avanzado hacia el marginalismo. Se que esto no prueba nada, pero es un dato relevante a la hora de tratar el tema.
      Quizás los defensores del marxismo debieran intenta re-abrir el debate, porque ya ni siquiera se discute.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 14:23

    • Y vuelvo a plantear Ezequiel, lo que considero la falla más grande del marxismo. Supongamos que tienen razón en todas las críticas del sistema capitalista. ¿Qué propone el marxismo en su lugar? El profesor Astarita reconoció que el propio Marx no dio una explicación sobre cómo funcionaría su sistema ideal socialista. Dio buenas razones, pues, dependerá de los trabajadores, quienes democráticamente irán optando por ciertos cursos de acción. Pero, ¿no les parece un problema inherente al marxismo no poder proponer siquiera una imagen o una brúbuja sobre el sistema al cual nos dirigimos si abandonamos el capitalismo?

      Muchos países han practicado distintos modos de socialismo y todos han fracasado. El profesor Astarita hace bien, en ese sentido, en alejarse de todas las prácticas socialistas, sea en URSS, Alemania Oriental, China, Cuba, etc. Se dice que el problema no es el sistema, sino el modo en que se lo aplicó. ¿Cuál es el modo adecuado de avanzar hacia el socialismo?

      Por mi parte, pienso que Mises y Hayek, han demostrado que el socialismo es imposible, es un error intelectual. Escribí una reseña en Cuadernos de Economía que resume el debate (http://www.fce.unal.edu.co/media/files/documentos/Cuadernos/54/v30n54a12.pdf). Sería bienvenido que alguien responda a aquella en la misma revista y que este debate tome un modo un poco más formal.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 14:36

    • El trabajo de Cachanosky no responde a lo que le mencioné. Sería bueno que usted nos diga si conoce las críticas citadas. Si no es así, no tiene sentido pedirle una respuesta y sólo quedaría que usted se familiarice con ellas. Hago notar que no le pido que usted mismo haga las refutaciones, pero como se trata de críticas nada novedosas, debería existir entre los austríacos alguien que las haya contestado.

      En relación a esto, no tiene sentido pedirle a los marxistas que traten de «reabrir el debate», como si las refutaciones al marginalismo fueran una cosa nueva, y como si los argumentos no existieran desde hace décadas, tiempo en el cual la economía ortodoxa se limitó a mirar para otro lado.
      Por esto mismo, cuando usted dice que «ya ni siquiera se discute» pasa por alto el hecho de que en realidad nunca se discutió… o como sucedió con Samuelson vs Sraffa, se admitió la derrota pero se siguió luego por el mismo camino.

      Sobre el socialismo, no me parece que usted termine de entender la diferencia entre este concepto y lo que ocurrió en la URSS, etc, y además ya le han respondido que los argumentos austríacos atacan la planificación centralizada de tipo soviético.

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      Ezequiel

      09/11/2011 at 15:38

    • Ezequiel, le pido disculpas, pero ¿puede ud. recordarme qué es lo que no tiene respuesta? Me tomaría mucho trabajo leer los casi 100 comentarios nuevamente.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 18:36

    • Lo que no tiene respuesta es lo que Astarita le respondió al siguiente comentario suyo en el que usted pedía que demuestre las refutaciones al marginalismo:
      https://rolandoastarita.wordpress.com/2011/11/04/macroeconomia-del-mainstream-y-crisis/#comment-2606
      Astarita las enumeró brevemente citando sus autores, con lo que usted puede tener acceso a ellas.
      Tampoco, más en general, parece que hubiera respuestas de parte de la comunidad académica ortodoxa, y por eso sería interesante que si usted tiene conocimiento de tales respuestas, las acerque para poder contrastarlas.

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      Ezequiel

      10/11/2011 at 04:31

    • Ezequiel, decís que el profesor refutó el marginalismo en nuestro intercambio, pero al leer el comentario, no veo más que una serie de puntos que no tuvo tiempo de exponer (lo cual es comprensible). Mi respuesta fue no comprender a qué se refiere con esos puntos que no desarrolla.

      Pero haciendo un esfuerzo por responder (sin estar seguro de su crítica) me parece que el artículo de Juan Carlos Cachanosky sí responde a los planteos.

      Dice el profesor: “Segundo. coincido con usted en que cuando se da entrada al subjetivismo, se derrumba la teoría del valor trabajo.”

      Esto es un avance. Si deseamos desarrollar un estudio económico realista, debemos tomar al individuo de carne y hueso, con su individualismo y su subjetividad.

      Luego el profesor agrega: “Se ha dicho que la teoría del valor trabajo de Marx sostiene que las mercancías se venden según los tiempos de trabajo empleados en su producción. Esto es falso. Primero, porque no todas las mercancías contienen trabajo humano. Por ejemplo, la dignidad se puede vender, y no contiene trabajo; lo mismo sucede con la tierra virgen, etc. La ley del valor trabajo se refiere a las mercancías que son reproducibles mediante trabajo (por lo tanto, sometidas a competencia). Segundo, Marx no afirma que las mercancías se venden según los tiempos proporcionales de trabajo socialmente necesario invertidos. Lo que sostiene es que los precios de producción (equivalentes de los precios naturales de Ricardo) son regidos por los tiempos de trabajo.”

      ESTO ES LO MÁS IMPORTANTE: Es que, de nuevo, el precio de una mercancía nada tiene que ver con su costo de producción o con los tiempos de trabajo necesarios para su producción.

      Esta es la enseñanza fundamental del marginalismo. A Picasso le puede haber llevado una hora pintar su mejor cuadro, y el valor de su trabajo será mucho mayor que el trabajo de toda una vida de cualquier otro pintor. // El primer dibujo de mi hija le tomó 3 minutos, y para mí tiene más valor que el cuadro de Picasso.

      Se dirá que para entender a Marx y aceptar su teoría del valor, hay que dejar a un lado el subjetivismo. Pero si dejamos a un lado el subjetivismo, no comprenderemos la acción humana, ni el mundo real en el que vivimos.

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      Adrian Ravier

      10/11/2011 at 09:29

    • Nuevamente, creo que es necesario realizar el debate ateniéndose a lo que afirma el interlocutor. Yo sostengo que la teoría del valor sostiene que los precios son regidos por los tiempos de trabajo (los precios de los bienes sometidos a competencia). Adrian, usted afirma, como si se desprendiera de lo anterior «esto es lo más importante, el precio de una mercancía nada tiene que ver… con los tiempos necesarios para su producción». Si yo digo que están REGIDOS por los tiempos de trabajo, no se puede sostener que esto equivale a decir NO TIENEN NADA QUE VER con los tiempos de trabajo.
      Por otra parte, la respuesta a la crítica de los austríacos a la teoría del valor trabajo de Marx (tal como la estableció clásicamente Böhm Bawerk) está centrada en la cuestión de la transformación. En el blog hay una nota específica sobre el tema (la transformación y la crítica de Steedman). Además de las notas dedicadas a los «ultra sraffianos».
      En futuras notas del blog, a medida que tenga tiempo, iré ampliando estas cuestiones. Pero, insisto, la crítica de Böhm Bawerk al Capital de Marx, por el problema de la «clausura del sistema», HA SIDO RESPONDIDA. Deberían en todo caso explicar por qué consideran incorrecta la respuesta.

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      rolandoastarita

      10/11/2011 at 11:05

    • Insisto profesor que la respuesta está en las páginas 88 a 99 de la 1ra parte del ensayo de Juan Carlos Cachanosky: http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/25_4_Cachanosky.pdf
      Allí la respuesta es más bien formal, está bien documentada, y pienso que puede ser útil para el debate.

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      Adrian Ravier

      10/11/2011 at 11:27

    • Sí, la leí cuando me enviaron este enlace. Pero tiene muchísimos problemas. Vamos a hacer lo siguiente. Ahora mismo estoy con mucho trabajo, por temas de la facultad. Pero mañana a la mañana me hago un ratito y escribo una pequeña nota en el blog, citando a Cachanosky (lo que dice sobre Marx; al pasar, tampoco estoy de acuerdo con otras interpretaciones, por ejemplo la que hace de Ricardo, pero me voy a referir solo a Marx) y explicando por qué no me parece convincente su crítica.

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      rolandoastarita

      10/11/2011 at 12:26

    • Excelente! Muchas gracias!

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      Adrian Ravier

      10/11/2011 at 12:38

    • Ezequiel, en las páginas 88-99 de este link encontrará una respuesta más extensa a la teoría del valor de Marx. Aunque temo que no será suficiente para comprender el punto. Mi recomendación es que lea el ensayos completo (Parte I y Parte II).

      Haz clic para acceder a 25_4_Cachanosky.pdf

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      Adrian Ravier

      10/11/2011 at 09:43

    • Adrián, ya leí la primera parte y por eso le dije que allí no hay respuesta alguna a lo que mencionaba (en el final de la segunda parte, en que se revisan algunos errores, tampoco). Sobre esto, le recomiendo que investigue por su cuenta las objeciones, ahora que sabe dónde buscarlas.
      Aparte, digo que en esa primera parte, en donde uno esperaría encontrar una crítica a Marx, lo único que hay es una enumeración de críticas que él mismo rechaza, y una única crítica que él acepta, pero que no tiene ninguna lógica, y que lamentablemente ud. reproduce en su último comentario sobre los precios de producción.

      ¿Ud. dice que en la segunda parte del trabajo hay alguna crítica sustancial a la TLV de Marx? La he leído por arriba y no he encontrado nada relevante. Lo único que veo es que repite lo siguiente:

      «El problema fundamental de la teoría de los precios de los clásicos es que entra en un círculo vicioso: explican los precios en función de los costos y los costos en función de los precios.»

      Pero esto no incluye a Marx, que sí resolvió el problema.
      De todos modos voy a leerlo con más tiempo, a ver si hay algún punto que valga la pena rescatarse.

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      Ezequiel

      10/11/2011 at 12:21

  18. Si no hubiera universidades gratuitas, la plusvalía con la que se sostiene no se convertiría automáticamente en salario, como el pensamiento vulgar burgués nos quiere hacer creer. Iría a parar a cualquier otro ítem de los gastos de dominación, o bien a la ganancia empresaria. Y los trabajadores no tendríamos acceso a la educación universitaria.
    Sr. Ravier, no veo que sea negocio para los trabajadores privatizar la educación. Siendo el ingreso gratuito ya se nos hace dificil acceder.
    Creo que su pappers es más pertinente para engrosar el curriculum vitae para un cargo gerencial (pues la burguesía paga muy bien ideas como las suyas) que para ofrecer soluciones a los trabajadores.

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    Roberto

    09/11/2011 at 06:49

    • Las teorías conspirativas de izquierda llevan a pensar que personas «de derecha» como yo, recibimos enormes salarios de grandes corporaciones interesadas en difundir ideas que alimentan la explotación. Roberto aquí vuelve sobre este punto. Yo, sin embargo, no represento nada de esto. Simplemente pido que abran un poco la mente y vean que se puede pensar distinto, y bien-intencionadamente. Si ya leen lo que escribo con prejuicios, no lograremos entendernos.

      Yo no busco quitarle la educación pública y gratuita a los jóvenes con pocos recursos. Simplemente planteo una situación injusta que se da por ejemplo en la Argentina cuando una persona paga un IVA del 21 % en Jujuy al comprar un litro de leche para su hijo, y que parte de ese impuesto nacional termina finananciando la educación de muchísimos estudiantes en la Ciudad de Buenos Aires que de otro modo habrían pagado sin problemas su educación universitaria. Lo que propongo es que devuelvan ese dinero a esa madre de Jujuy.

      Yo estudié en la UBA. El 90 % de mis compañeros podrían haber pagado la privada. O hubieran podido pagar un arancel. Yo pienso que la UBA, y todas las universidades públicas debieran intentar auto-financiarse. Sea con un arancel, sea con bonos contribución voluntarios, sea con venta de fotocopias, y lo creo así porque de otro modo el resto de la gente es la que paga algo que no usa. Y este es un principio que yo traslado a todos los otros campos, porque pienso que la propiedad privada es importante, y que la educación pública sólo es posible por medio de la coerción, siendo este caso el más grave, puesto que los más capaces y más pudientes reciben dinero a expensas de aquellos que no acceden a la educación universitaria y no cuentan con altos ingresos. Este principio es sostenido por ejemplo por James M Buchanan, un Premio Nobel en economía a quien recomiendo leer (http://fce.ufm.edu/publicaciones/laissezfaire/30-31/LF-30_%28Ravier%29.pdf).

      Respecto al comentario de Juan Pablo, yo no creo que la gratuidad de la UBA sea una presión para que las privadas cobren aranceles más bajos. Las leyes de la competencia muestran, sin embargo, que en un mercado abierto, la oferta y demanda nos conducen a mejor calidad y mejor precio.

      Como respuesta a la comparación que plantea Juan Pablo, debo dejarles un link que resume mi punto de vista: (http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/09/26/comparando-la-educacion-superior-publica-y-privada/). ¿No les llama la atención que en la Universidad Nacional de Salta por ejemplo se gasten 300.000 dólares por egresado? Espero que compartan conmigo que en un país subdesarrollado como Argentina ese dinero debiera tener otro destino.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 09:57

    • Ahí está el punto: ud. dice «en un país subdesarrollado como Argentina ese dinero debiera tener otro destino.».
      Pero el otro destino no sería otro que el famoso «incentivo» para que un empresario produzca. Es decir, que la plusvalía que se usa para gastos de reproducción del capital, vaya al bolsillo de los capitalistas.
      Es plusvalia que ya se expropió y no vuelve a ser salario. ¿¿¿que tiene que ver el iva de la leche en Salta con todo esto????
      Estoy convencido de sus buenas intenciones, no creo que haya corporaciones abonando sus elucubraciones. Pero Ud., con su formación debería ir un poco más allá de decir que lo que no es prohibitivo para la mayoria de las personas es porque empobrece a las personas.
      No es así el pensamiento dominante? (tal el pensamiento de la clase dominante) «a mi me empobrece lo que recibe aquel otro (más miserable que yo) en subsidio».
      Aqui muchos pensamos de otra forma: la sociedad produce cada vez mas riqueza … algunos son cada vez mas ricos y las mayorias somos cada vez mas pobres.
      Ud. dice que está entre los últimos… y entonces porque dedica su vida de estudios y esfuerzos a ver cómo se enriquecen más los ricos, y por lo tanto, cómo nos empobrecemos más los pobres.?

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      roberto

      09/11/2011 at 16:18

    • Como defensor del capitalismo más puro, deben saber que no represento la economía dominante.

      Ahora si por mi fuera terminaría con el Banco Mundial y el FMI. No dudaría en cerrar ambas instituciones. Pero algo bueno hacen, recolectan estadísticas y las ofrecen en cuadros de fácil acceso y comprensión. Esa información muestra que la pobreza cae cada año. China e India representan ese proceso de reducción masiva de la pobreza. Y es «algo» de capitalismo lo que produce ese proceso. Espero que con el tiempo tal cosa ocurra también en Africa. Lo necesitan!

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 19:01

  19. Adrián, yo estimo igual que usted el debate.
    Usted afirma que lo que paga una madre de iva por un litro de leche, va para educación superior. No todo va a educación superior, sino una parte, el resto para muchas otras cosas que la madre sí utiliza (hospital público, subsidios al transporte, etc.).
    En segundo lugar, es falso decir que la madre no utiliza tal educación superior. Con todo el esfuerzo que implica, su hijo/a puede llegar a ir a esa universidad (¡sólo porque no es arancelada!). ¿No cree importante para una madre saber que su hijo va a poder acceder a la educación, y a un oficio o profesión?
    Sólo bajo un extremismo individualista puede parecerle negativo a esa madre pagar el iva por –entre otras cosas- la educación de su hija/o. Sólo bajo la perspectiva de ese individualismo que sólo reconoce como válidos los deseos de una persona dirigidos a sí mismo, y no los deseos ni necesidades de desarrollar su mundo social, complementario y enriquecedor de los deseos sobre sí mismo.
    Es falso pensar que la sociedad humana puede regirse sólo bajo un criterio de individualismo intransigente, es decir, que uno pague por sí mismo todo lo que usa. Eso es negar el carácter social del ser humano, carácter real y natural del mismo.
    Mire, le guste o no, usted y yo, todos, nos necesitamos involuntariamente el uno al otro. No en los términos que el populismo soviético o maoísta pregonó, en el cual el colectivo expropiaba de identidad al individuo.
    Sino en términos reales, naturales. Usted, para existir, necesitó de alguien que ya existía, y que lo traiga al mundo. Usted no nació de sí mismo, sino de otro. El origen del individuo está en el no individuo, en su negación, en la sociedad. Esto le pasa a todos, es una característica general. No hay individuo si no hay sociedad. Pero también a la inversa. No hay sociedad sin individuo. Si es capaz de refutar esto empíricamente (le hablé del nacimiento y el origen de un individuo), adelante. No creo que pueda.
    La educación pública, aún en un sistema predominantemente capitalista, es la formación del individuo con los bienes que genera la sociedad, manteniendo la propiedad de la universidad en manos de la sociedad. Expropiarla mediante la venta de tal propiedad, no puede darle ningún beneficio, porque si se la vende, es porque alguien quiere comprarla, y esto significa que puede dejar ganancia, porque ¿para qué querría comprarla el interesado? Si entonces deja ganancia, ¿porqué la sociedad se privaría de poseer tal institución, y por ende sus ganancias?

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    Juan Pablo

    09/11/2011 at 12:29

    • Ya había quedado claro en el debate con el profesor Astarita, que algo que diferencia nuestros enfoques es el individualismo metodológico. Ahora, yo coincido en que el individuo necesita de sus semejantes. En este sentido -como todo capitalista- soy un defensor de la división del trabajo, entendido como el sistema bajo el cual el individuo vive produciendo, o ayudando a producir, solamente una cosa o a lo sumo unas muy pocas cosas, y es abastecido por el trabajo de otros para la mayor parte de sus necesidades.
      Incluso he diferenciado la división del trabajo técnica, que se da dentro de una fábrica, de la división del trabajo que se da en la sociedad. Dicho esto, me parece que queda claro que el individualismo metodológico no tiene nada que ver con el individuo aislado de la sociedad.

      Por el contrario, el individualismo metodológico nos dice que no podemos hablar se clases sociales, sociedad o cualquier ente colectivo, independientemente de los sujetos que lo componen. Ud. asume que el ente colectivo «sociedad» se beneficia del acceso gratuito a la educación. Pero hay millones de personas que pagan ese servicio y no lo utilizan y no desean que el acceso gratuito a la educación superior. Ellos son perjudicados. Nótese que unos ganan y otros pierden.

      Ud. asume que esa mujer estaría deseosa de darle la oportunidad a su hijo de acceder a esa educación gratuita. Cambiemos el ejemplo entonces, ¿qué hay de una mujer de 70 años que no tiene hijos, ni familia, que vive al día con una mísera jubilación y el gobierno le quita el 21 % de IVA en todos los bienes que consume?

      Por último, hay que decir que la universidad pública en Argentina año a año pierde calidad. En medicina, muy lejos estamos hoy de aquella que nos dejó a dos premios Nobel. En otras carreras la crisis es mucho peor aun. No hay investigación, hay muy baja calidad en los docentes y cada vez más avanza hacia un rol de contención social, que va en detrimento de la calidad del egresado. Volviendo a los números… los 300.000 dólares por egresado en la Universidad Nacional de Salta, ¿no le sorprende? Claramente el número de la UBA es otro… pero también es incomparable con cualquier privada.

      Como propuesta, me parece que debiéramos avanzar en los vouchers del profesor Friedman. Privatizar todas las universidades públicas, abrir la competencia privada y que aquellas personas que no pueden pagar reciban vouchers, es decir, financimiento del gobierno, para acceder a sus estudios en las universidades privadas. De este modo, el gasto sería mucho menor, se garantiza el acceso de todos a la universidad, y tendríamos mejor calidad fruto de la competencia.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 13:35

    • Sí, igual no veo el punto, el día que el Estado elimine los subsidios a las empresas por ejemplo, podría empezar a cuajar su esquema. Si vamos a asumir que no hay que intervenir en la economía y hacerle pagar al laburante los gastos de los demás, empecemos por hacer que el conjunto de la población no le pague a la burguesía para que se sigan haciendo ricos (ni siquiera estoy planteando socialismo, solo estoy hablando de exenciones y subsidios). Es cierto que usted dice que estas medidas son distorsivas porque es intervención y demás, bueno, pero en todos sus países modelo existen, así que bueno, no se donde hay algún caso de capitalismo puro. Por otro lado, veamos numeros de 2009 – tendría que ver algo de 2010 por ejemplo pero en este momento no tengo tiempo de buscar-: en 2009 el Estado nacional (sólo el nacional, sin sumar municipios y provincias- dio subsidios a empresas por 37000 millones de pesos de entonces, y la suma de todos los presupuestos educativos -incluye todas las jurisdicciones, en todos los niveles, de preescolar a posgrados- fue de 42000 millones de pesos de 2009. ahora bien, en el sistema educativo nacional hay unos 12 millones de estudiantes, o sea, que si calculamos familias de 5 miembros, casi 1 miembro de cada familia argentina estaría estudiando en el sistema (28% de los estudiantes lo hacen en privado). ahora, cuántas empresas y cuántos laburantes se benefician?? creo que no tiene punto de comparación, pero siga con su discursito, total, usted ya estudió, y no se da cuenta que gracias a que tiene universidad publica pudo hacerlo… no defiendo al Estado capitalista, pero si vamos a ir eliminando su accionar, una de las últimas áreas de influencia que habría que sacarle seria la educativa

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      ilichito

      09/11/2011 at 16:26

    • Ilichito, yo estudié 5 años en la UBA, y después por 7 años di clases sin cobrar en la Facultad de Ciencias Economicas y en la Facultad de Derecho de la misma universidad. Y debo decir que si no hubiese estudiado en la UBA, de todos modos hubiera estudiado. Se puede trabajar y estudiar. Es algo que muchos jóvenes de hoy en día no comprenden.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 19:07

  20. Usted insiste con sugerir que la privatización de la educación superior traerá beneficios sociales generalizados, que «indemnizarán» a la sociedad que ha sido «estafada» por el impuesto que ha pagado durante tanto tiempo para sostener la educación pública, que parece un cáncer social, al igual que los estudiantes públicos.

    El truco de su argumento es el siguiente: usted se para de frente a la sociedad, y le dice que ser propietaria de sus universidades, a través del estado, es una desgracia. Porque se tiene que hacer cargo de lo que le pertenece, y eso implica cubrir sus gastos, que son inaceptables. Éste es su diagnóstico.
    Luego, trae su receta: !hay que expropiar a la sociedad de la institución que le pertenece!

    Permítame criticar lo siguiente:
    1. Tener algo demanda sostenerlo, mantenerlo. Si no se lo sostiene, no puede funcionar y dar sus beneficios.
    2. Para que algo me funcione mal, primero tengo que tenerlo. Si usted nada tiene, nada le funciona. La solución que ofrece, que la sociedad nada tenga, es realmente absurda. Primero se tiene, y luego ésto funciona bien o mal. Si porque funciona mal se lo priva de tener, entonces aumenta el problema, no es ninguna solución.

    Es el mismo argumento que en medicina sostiene que es culpa de la cabeza el dolor de cabeza, y que entonces habría que cortarse la cabeza cuando esta doliese!!!
    Tener una cabeza, y poder pensar y vivir, supone que ésta pueda doler o funcionar mal, como también supone sus propios beneficios. El error sería privarse de esa cabeza.
    Ésto que suena absurdo en medicina, no parece tanto en economía, porque es menos visible lo burdo de la situación, pero no deja de ser absurdo.

    Si un centro de producción de conocimiento de propiedad y financiamiento público tiene conflictos en su funcionamiento, la solución no pasa por extinguirlo, sino por intentar sanearlo, conservando su carácter público. Y esto es bien posible.

    Lo que demuestra es que el interés de su teoría no es que funcionen bien los centros de producción con los que la sociedad genera sus recursos, sino que de lo que se trata es de que los medios de producción no pertenezcan a la mayor parte de la sociedad, sino a unos pocos, que compitiendo entre sí, le devolverán «algo» a la misma sociedad a la que expropiaron lo que ya tenía. Pero siempre será peor que si la sociedad es propietaria de los medios de producción.

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    Juan Pablo

    09/11/2011 at 15:22

    • Juan Pablo, yo no dije nada de lo que Ud. dice que yo dije. El error, pienso, proviene de intentar colocar mis argumentos dentro de una lógica «marxista» de la plusvalía donde el mensaje se distorsiona. Si Ud. quiere entender el mensaje que intento explicar debe abandonar por un momento la teoría de la explotación donde todo intercambio tiene un ganador y un perdedor, e intentar comprender que desde un punto de vista subjetivo, en todo intercambio voluntario las dos partes ganan.

      Utilice si quiere este ejemplo. Ud y yo destinamos tiempo a leer lo que el otro escribió y responder. ¿Ud piensa que yo lo exploto o que ud me explota? Yo pienso que en este intercambio, de algún modo no monetario, ambos salimos ganando. Cuando esto -algunos de los dos- ya no lo veamos tan claro, el diálogo se interrumpirá.

      Ahora si quiere ver el mensaje más claro y directo, sin teorías aprioristas previas, lo que le digo a la sociedad es mucho más simple. A partir de hoy no existen más universidades públicas, ni ninguna regulación sobre la educación superior. Si ud. tiene dinero, opte por una privada. Si ud. no tiene dinero, venga al Estado que le ofreceremos un voucher que le permitirá financiar su educación, y también puede optar por una universidad privada.

      Las universidades privadas en competencia deberán competir por el voucher, lo cual garantiza competencia, y con esto bajo precio y mayor calidad.

      Por lo demás, justamente la burocracia y la falta de incentivos (ganancias) es lo que hace imposible tener una universidad pública eficiente. Esa ganancia no es una plusvalía expropiada a otras personas. Es el premio a aquel empresario que supo ofrecer algo nuevo al mercado.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 18:33

    • adrian, respondo aca porque en el comentario de las 19,07 esta cerrada la opcion de responder. no voy a discutir sus otros planteos porque seguimos yendonos del tema de la nota y tampoco tengo ganas ni podria ponerme de acuerdo con un liberal como usted, lo cual queda claro en su «al contrario de lo que ocurre en el marxismo,en el capitalismo cualquier paso que se de en la direccion de liberar el desarrollo de la energia creativa empresarial, es bienvenido…» y eso de que «habría que definir comunismo…» primero porque no es cierto que siempre el capitalismo le de la bienvenida a cualquier cosa que traiga desarrollo -interesante es estudiar por ejemplo la historia del automóvil, el eléctrico sobretodo, para ver si se es bienvenido- además el marxismo no esta en contra del desarrollo, y el hecho de que hay que definir que es el comunismo demuestra que no leyó siquiera un resumen de el capital o a autores marxistas que lo definen muy bien y distinguen distintos tipos de comunismo…
      bueno, más allá de eso, y dejando de lado que no nos vamos a poner de acuerdo, mi intención era decirle que es cierto que «se puede trabajar y estudiar» y que tambien es cierto eso de que «es algo que muchos jovenes de hoy en dia no comprenden», no estaban discutiendo eso ( de hecho, si no hubiera opción pública el estudiante debería trabajar el doble) sino el hecho de que la pública le abre posibilidades a quienes no las tienen y permite que aquel que tiene un poco mas de posibilidades pueda dedicarse full time a estudiar en vez de salir a trabajar porque sus padres pueden bancarle todo menos la cuota. le doy mi ejemplo personal, yo estudio y trabajo (el único de mi curso que lo hace), tengo un excelente promedio, no adeudo materias y voy al dia, pero mi padre, un pequeño burgués de esos que dicen que nunca le alcanza, no me banca el estudio porque dice que no me va a pagar para que despues vaya a laburar de mencho, quiere que yo sea patron. y yo no quiero ser patron, entonces a laburar para estudiar para ser mencho toda la vida. dado que mi padre tiene 5 propiedades y tres vehiculos, no cazo ni una beca, asi que me tengo que bancar solo, ni la ropa me compra desde que demostre que con mi trabajo me las arreglo (desde los 16 años), todavia me paga la comida por suerte.y cuando ando muy acelerado por la complicada vida de estudiante con trabajo me dice «no te exijas tanto» jaja, seguro, y quien me paga los libros y los pasajes??. es cierto que es un caso particular y no es expresion de la generalidad, pero con su criterio, el que no estudia es porque no quiere, recuerde que hay gente que trabaja para poder comer, otra que para estudiar. tambien, en su criterio, el que no trabaja es porque no quiere, si sobra trabajo de albañil y en los supermercados no?, aunque la gente como usted nunca aclara que en negro, por 2000 pesos al mes y doce horas al dia, usted trabajaría así?? y en esos casos no está el Estado molestando con su regresiva legislacion laboral que lo unico que hace es que todos esos vagos tengan obra social y jubilacion…. espero aguantarme los impulsos y no comentar mas a sus entradas reaccionarias, pero a veces sus conclusiones superan mi tolerancia…

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      ilichito

      10/11/2011 at 02:01

    • Ilichito, los prejuicios que muchos lectores aquí tienen los lleva a leer «entradas reaccionarias» que jamás tuve. Mi interés no es molestarlo, simplemente debatir y aprender. Cuando el intercambio lo lleva a este estado de locura, lo mejor es detener el intercambio.

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      Adrian Ravier

      10/11/2011 at 09:48

  21. Adrian;mi pregunta,tal vez no fuí muy directo,expresaba sorpresa ante lo siguiente: «…Y fíjese aquí la fuerza que tienen las ideas. Haber pensado en China que el comunismo era una buena forma de gobierno, llevó a millones de personas a sumergirse en la pobreza durante siglos…».Cuándo cree usted que fue la revolución china?.Respuesta:1948.Pero si queremos ir un poco más atrás en el tiempo cuando todo se comenzó a gestar, el PCCh fue fundado en 1921.Si contamos los años hasta el presente nos da 90 años,en realidad es un poco más pero no llega al siglo.Incluso dejando de lado el proceso de reforma iniciado en 1978.
    No sé cuándo estima usted China dio «el gran salto» al maravilloso capitalismo y la libertad,pues siguiendo su lógica el capitalismo se implantó en China y no fué,por el contrario,un proceso donde el Estado tuvo mucho que ver:creó las condiciones materiales para su existencia y desarrollo a la vez que fué constituyendose en fuerza e instrumento fundamental de la nueva clase burguesa en detrimento de anteriores formas de propiedad,incluso pequeña propiedad privada!.O acaso en China tienen un Estado «laissez faire, laissez passer».
    A no ser que usted piense (erroneamente) que los anteriores regímenes eran también comunistas,o al menos si quiere colectivistas,no entiendo porque dice que el «comunismo» sumergió en la pobreza a millones de chinos durante siglos.

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    Andrés Alejandro

    09/11/2011 at 15:51

    • Andrés, habría que definir «comunismo» para responder a su pregunta. Pero digamos que antes de la apertura China sufrió el aislamiento y distintas prácticas anti-capitalistas, lo cual condena a cualquier país a la pobreza más profunda.

      Al contrario de lo que ocurre con el marxismo, en el capitalismo cualquier paso que se de en la dirección de liberar la enegría creativa empresarial, es bienvenido para avanzar a un mayor desarrollo relativo. China no es una sociedad capitalista modelo. Basta observar el Index of Economic Freedom 2011, para ver su posición en relación con otros 182 países. Pero sí ha ganado varios puntos liberando mercados, se ha integrado a la OMC, y eso la ha ayudado a reducir rápidamente la pobreza.

      A mi modo de ver, decir que China logró el «milagro» por las políticas intervencionistas que adopta es un error. El milagro responde a la IED que le permite hoy ser la fábrica del mundo. En la lógica marxista tal proceso es de explotación y las multinacionales estarían absorbiendo plusvaía de los trabajadores chinos. Pero a mi modo de ver, los chinos poco a poco ven desarrollarse su economía y emparejarla con otras sociedades modernas. Lamentablemente el profesor Astarita no tuvie tiempo o interés de ofrecer su perspectiva sobre este punto.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 18:56

    • Una vez más, no puedo estar respondiendo cualquier cosa que se afirma, máxime cuando muchas cuestiones las he tratado. En mi último libro he criticado extensamente los enfoques del tipo de la dependencia, que sostenían que el capitalismo en las periferias (o «tercer mundo») no se podía desarrollar, debido a la explotación de los «monopolios». También hay críticas a esta posición en varias notas del blog. Ya aclaré que Marx no critica al capitalismo porque no desarrolle las fuerzas de la producción.

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      rolandoastarita

      09/11/2011 at 19:01

    • Agradezco profesor su respuesta. Pero de ser así, si el capitalismo desarrolla las fuerzas de producción y permite que millones de personas abandonen el estado de pobreza, ¿no conviene que el proceso siga hasta alcanzar a todas las regiones?
      Yo soy consciente que aun en países desarrollados existe pobreza, pero ese problema es marginal en relación con la pobreza que tenemos hoy en regiones no desarrolladas. Yo sostengo que países como China, Indica y casi toda Africa, necesitan del capitalismo para justamente desarrollar las fuerzas de la producción. Si Marx no critica esto, entonces veo un punto en común fundamental.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 19:11

    • A veces a Marx se lo critica porque se asume que su posición es la misma que la de los socialistas utópicos, o el populismo (por ejemplo, vea la discusión de los marxistas con el populismo ruso). Puede recorrer el blog y encontrar cantidad de trabajos en los que critico la tesis estancacionista. Además, los marxistas no decimos que los cambios de regímenes sociales se pueden hacer a voluntad. Lo que afirmamos es que a medida que se desarrollan las fuerzas productivas del capitalismo aumentan contradicciones que impulsarán a un cambio de sistema, a una revolución social.

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      rolandoastarita

      09/11/2011 at 19:58

    • Gracias profesor por la aclaración. Por supuesto, pero al mismo tiempo, y en algún sentido, los socialistas utópicos dicen ser seguidores de Marx. Es como intentar explicarle a Samuelson que no es keynesiano. En un sentido lo es, en otro no.

      Yo no soy especialista en Marx y las distintas corrientes marxistas, eso ha quedado claro. Mi acercamiento a este blog en parte es intentar comprender el enfoque, o una lectura más moderna del enfoque.

      Recorreré otros posts, artículos y libros suyos cuando me libere de algunas ocupaciones. Encuentro sus escritos claros, lo cual me es muy útil.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 21:17

  22. Adrian,la respuesta tendria que ser que el comunismo en China no duró siglos.Ese es el punto.Los regimenes anteriores eran de tipo feudal.Ni siquiera se logra alcanzar los 100 años en toda la historia de la República Popular China o incluso desde la fundación del PCCh.A eso iba.
    Con respecto a la IED precisamente a eso me refería,entre otras cosas,cuando dije que el Estado tuvo mucho que ver creando las condiciones materiales.No se podia pasar de un sitema a otro sin antes expropiar y disolver las viejas formas de propiedad,creando a su vez una gran masa de asalariados.Y no fueron todos procesos pacíficos o por la mera accion de la libertad empresarial.Fijese que aun hoy conviven distintas formas de propiedad.Importantes sectores de la economia china son mixtas y contribuyen al crecimiento y la acumulación del capital.Por supuesto muchas de esas viejas formas tienden a desaparecer cuando interfieren con el desarrollo de grandes empresas multinacionales.Y para operar dichos cambios no basta con la acción de los mercados y su mano mágica puesto que el cambio no se da de forma «espontanea» .Existen obstaculos como los que acabo de mencionar.Si hay que expropiar,se expropia;si hay que cambiar leyes compulsivamente,se las cambia;si hay que manipularlas se las manipula y si hay que reprimir se reprime.Donde esta el orden espontaneo o la libertad allí?.A que clase o clases sociales cree ud que se enfrenta el Estado para realizar dicha tarea.Por ej. los inversionistas extrangeros,como ud sabe,estan de lo mejor,ellos evidentemente no se ven afectados.Resumiendo:ud ve en China dos sistemas escindidos practicamente:uno de libre mercado y otro al cual ese mismo mercado le falta penetrar(viejas formas de propiedad,el Estado,etc).Yo veo allí un solo proceso y dos caras de la misma moneda.No se puede separar al capitalismo y sus diversas variantes (incluida la más liberal) de los procesos que lo constituyen y lo ponen en funcionamiento.Es decir no se puede abstraerlo de sus origenes históricos y aquello que lo ayuda a mantenerse en pie:el Estado.Por lo demás el capitalismo tiene su propia dinámica interna.Sobre esa dinámica tampoco coincidiríamos pero ya no hay más espacio para debatir eso.Saludos

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    Andrés Alejandro

    09/11/2011 at 19:52

    • Andrés, haces bien en corregirme, pero del mismo modo, en el blog hablan de un «capitalismo» que no es tal. Un debate más extenso debiera comenzar por brindar algunas definiciones.
      Por lo demás, nunca dije que el proceso de transformación sea pacífico. Decir que la política de apertura en China explica la reducción de la pobreza es correcto, y al mismo tiempo, una simplificación.

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      Adrian Ravier

      09/11/2011 at 21:11

  23. Entiendo tu punto (paso a tutearte si no te molesta).Cualquiera se puede equivocar pero en principio mi comentario tenia que ver con que me llamó la atención ese dato que pusiste que no es tal y lo interpreté como parte de tu argumentación.Lo demás lo entiendo pero no lo comparto.Son dos formas totalmente distintas de ver no solo al capitalismo sino a todo fenómeno social.Lo cual con cada nuevo comentario nos hace remitir,como si fuera una reaccion en cadena,a cuestiones más básicas y de metodología.Así el debate puede hacerse infinito.La discución esta marcada por las notas que van saliendo;debatir definiciones implicaría que salga unta nota sobre sobre metodología y forma de ver y entender el mundo del marxismo y en particular de Marx (no siempre se respetó los puntos de partida del propio Marx).De todas formas en el blog se puede encontrar variedad de temas en ciencias sociales.Y a propósito de China,más abajo hay una nota,buscala.Saludos.

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    Andrés Alejandro

    09/11/2011 at 23:11

  24. Falacias de Sraffa: http://mises.org/daily/1486

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    MNR

    11/11/2011 at 00:49

  25. Un par de comentarios sobre cosas que planteó Adrián.
    Sobre la universidad estatal vrs. la privada, Adrián escribió: «Como propuesta, me parece que debiéramos avanzar en los vouchers del profesor Friedman. Privatizar todas las universidades públicas, abrir la competencia privada y que aquellas personas que no pueden pagar reciban vouchers, es decir, financiamiento del gobierno, para acceder a sus estudios en las universidades privadas.»
    Pregunta: ¿de dónde saldría el financiamiento del gobierno?
    En la filosofía que sustenta Adrián no parece haber mucho espacio para financiamientos gubernamentales. En una visión extrema del liberalismo, no debería haber impuestos. Decís, por ejemplo, «¿qué hay de una mujer de 70 años que no tiene hijos, ni familia, que vive al día con una mísera jubilación y el gobierno le quita el 21 % de IVA en todos los bienes que consume?», si el gobierno no «le quitara» nada, con qué fondos financiaría el gobierno los vouchers.
    Pero además hay una falacia en esta discución: si le quitaran el 21% de IVA a los bienes de consumo los productos no variarían sustancialmente sus precios. ¿Por qué? Porque el IVA es una de las fuentes de recursos del estado para mantener en funcionamiento el sistema capitalista de producción. Por ejemplo, si el estado no construyera con los fondos recaudados (verbigracia, el IVA) los caminos, las vías férreas y fluviales por los que se transportan los capitalistas sus mercaderías, ¿qué tendrían que hacer los caspitalistas?, destinar fondos propios a esos gastos… gastos que cargarían en los precios de los productos. Entonces llegamos a que los productos bajarían si no tuvieran IVA, y… subirían si no tuvieran IVA. La cosa no va entonces por ahí. Y el mismo razonamiento se puede hacer extensivo en líneas generales al tema de universidad estatal o privada. Es cierto en parte, como dice Adríán, que muchas personas que jamás pisarán una universidad contribuyen a la formación de universitarios. Es cierto también que la inversión por cabeza, por estudiante, no es siempre mejor en las estatales que en las privadas. Sí es cierto que en los países con enseñanza pública la posibilidad de acceso es más democrática, es decir, hay más posibilidades para los hijos de los trabajadores que en donde la universidad es solo privada. Pero la diferencia es de grado, no es de fondo, porque estamos hablando de universidades estatales o privadas en países que son todos capitalistas.

    Otra cuestión que Adrían extrapola es la de la relación entre precios y costos de producción. Ya lo señaló Astarita pero me parece que hay que remarcarlo. Una cosa es decir que el precio está configurado exclusivamente por el costo de producción y otra decir que está regido por ellos, y una muy diferente decir que no tiene absolutamente nada que ver. Del principio del proceso hasta el final de la concreción de la venta hay numerosos factores que intervienen. Ahora bien, si tomáramos toda la economía de todos los países del mundo por un período largo de tiempo, llegaríamos a la conclusión de que el precio de los productos, o al menos de la mayoría de ellos, está regido centralmente por los costos de producción. En una muestra global y extendida los agentes distorsionantes (objetivos y subjetivos) tienden a neutralizarse y los precios tienden a expresar sus valores (que no son otros que los costos de producción).

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    Eduardo

    11/11/2011 at 02:52

    • Es un muy buen comentario el de Eduardo. La propuesta que comenté de los vouchers educativos corresponde a Milton Friedman, de la Escuela de Chicago. En este sentido, la mayoría de los austriacos la rechaza, porque en definitiva no quita las manos del Estado sobre el sistema educativo.

      Mi ideal sería también quitar las manos del Estado de la educación universitaria, y que los alumnos obtengan por sus propios medios el financiamiento para su educación. Pero en Argentina me parece que hay que buscar alternativas más viables, y los vouchers constituyen justamente una de esas alternativas, puesto que aquellos que no pueden pagar la educación, reciben financiamiento, mientras la competencia elimina la burocracia de las universidades públicas de la educación superior. Resumiendo, la propuesta de Friedman me parece útil, pero no representa el ideal.

      Por lo demás, los austriacos se dividen en este aspecto. Unos, como Mises y Hayek, son liberales clásicos, y buscan un estado mínimo que deberá recibir financiamento en impuestos, pero sólo para los gastos de seguridad, justicia, defensa. Esto es, hacer la ley y hacerla cumplir. Otros, en la línea de Rothbard, proponen que el Estado sea completamente eliminado.

      ¿Es esto anarquismo? Sí lo es, pero no en el sentido de Marx, sino que en este sistema, la propiedad privada existe, y habrá agencias privadas, que ofrecerán todo tipo de servicios que hoy son estatales. El argumento de esta línea de pensamiento nos dice que no hay nada que el mercado no pueda hacer. Así como produce zapatos eficientemente, podrá ofrecer también una moneda sólida, educación, salud, pensiones, rutas, calles, seguridad, justicia, a través de la competencia en el mercado. Puede parecer muy lejano -tanto como la propuesta de Marx-, pero es muy interesante analizar esta propuesta.

      Respondiendo a Eduardo, hay una extensísima literatura asociada a Rothbard, Hans Hermann Hoppe, Jesús Huerta de Soto, y en particular al Mises Institute que explica cómo funcionaría el mercado para ofrecer todos estos servicios, y de este modo, se eliminaría por completo la coacción que significan los impuestos.

      Esta es la línea más radical de la Escuela Austriaca, y el sustento no es sólo económico, sino también jurídico y fundamentalmente moral. Pero es precisamente la opción opuesta al marxismo, en el sentido de que la propiedad privada es el aspecto central de la propuesta.

      Por último, tal sociedad para un captalista como yo sería un ideal, pero para llegar a ello habrá que ir desmantelando el estado gradualmente, quitarle la educación, la salud, las pensiones, la moneda, etc etc… y luego ya veremos si el mercado puede también ofrecer justicia. Sobre este último punto, muchos analistas han demostrado que hoy todas las relaciones internacionales se rigen por un arbitraje privado que nada tiene que ver con el enforcement público.

      Dejo un link, para aquellos interesados en esta línea de pensamiento:
      http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/03/09/liberalismo-versus-anarcocapitalismo/

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      Adrian Ravier

      11/11/2011 at 10:44

    • Te quedó por responder la última parte de mi comentario.
      Saludos.

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      Eduardo

      11/11/2011 at 11:39

    • Gracias Eduardo por señalarme este olvido. El profesor Astarista comentó que en estos días publicará un nuevo post retomando este tema, y contestando en particular a Juan Carlos Cachanosky, respecto de su crítica a la teoría del valor de Marx.

      Pero contestando, lo primero que quiero señalar es que tu argumento es empírico, al mencionar todos los países, hoy día…. Los austriacos, sin embargo, intentan formular una teoría general a priori, de aplicación universal, a todo tiempo y lugar, y me parece que si queremos entender cómo se determinan los precios, debemos atender precisamente a la subjetividad de los agentes, tanto en la demanda como en la oferta.

      Justamente JC Cachanosky explica que si bien la Curva de demanda de Jevons y Walras es determinada por la ut marginal, la curva de oferta es determinada por los costos, lo cual vicia todo el análisis. Menger por el contrario, avanza en aplicar la ut. marginal a ambas curvas, mostrando un análisis más certero.

      Yo insisto en que nada tiene que ver el costo con el precio. Me dirás que una fábrica, al producir un bien, suma al costo un porcentaje estimado de ganancia. Pero yo pienso que si esa fábrica pudiera cobrar 10 veces el costo, también lo haría. Es cierto que luego de producir el bien, el precio se va ajustando a través de la competencia hacia el costo de producción, pero esto no obedece al costo en sí mismo, sino a la operación de la oferta y la demanda, y la subjetividad de los agentes.

      Mi especialidad no es la microeconomía, y quizás me cuesta ir a los detalles de esta teoría, pero el énfasis que Marx hace en el trabajo (medido por tiempo) contenido en la producción de una mercancía, yo no veo que tenga relación con el precio. El argumento básico -para ir a los detalles hay tiempo-, es que algunas mercancías tienen menos trabajo contenido en ellas, y sin embargo, mayor valor, que otras mercancías con más trabajo contenido.

      Está el ejemplo de un cuadro de Picasso. O está el ejemplo del valor que yo le doy a un dibujo de mis hijos. Me gustaría saber cómo Marx explica «ese» valor, dejando a un lado la subjetividad, pues nada tiene que ver el tiempo que ellos dedicaron al dibujo.

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      Adrian Ravier

      11/11/2011 at 12:32

    • Si sirve para aclarar, la propuesta de Friedman basicamente consiste en pasar el subsidio del lado de la oferta al lado de la demanda. De este modo las universidades deben competir por atraer alumnos y recibir el pago de los llamados ‘vouchers’.

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      Nicolas Cachanosky

      11/11/2011 at 12:36

    • Hombre, ya le han explicado que un cuadro de Picasso no es una mercancía reproducible, ni tampoco lo es el dibujo que haga su hijo, a menos que lo emplee en una fábrica a repetirlo infinitamente igual a sí mismo, y que la sociedad demande ese dibujo en serie.
      Por otro lado la valoración subjetiva de ud. de ese dibujo no tiene nada que ver con el valor de cambio en la teoría de Marx.
      La existencia de mercancías que valen más que otras a pesar de contener menos trabajo se explica justamente a partir de las diferentes composiciones orgánicas. La solución de Marx a esto no fue refutada por Cachanosky, aunque afirma lo contrario sin argumento alguno. Supongo que de esto escribirá Astarita.

      PD: Le dejo una cita de Ricardo que le debería aclarar el primer tema:
      «Existen ciertos bienes cuyo valor está determinado tan sólo por su escasez. Ningún trabajo puede aumentar la cantidad de dichos bienes y, por tanto, su valor no puede ser reducido por una mayor oferta de los mismos (…)»
      La cita sigue pero no quiero abundar mucho, aunque es necesario leer lo que sigue, que puede encontrar en la primera y segunda páginas del libro «Principios de Economía Política…»

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      Ezequiel

      11/11/2011 at 16:22

  26. Si de lo que se trata es de explicar los precios, o sea, por qué un producto x se vende a determinado precio y no a otro (en un lugar y en un momento dados), la explicación tiene que servir para todos los productos, de la misma categoría. La categoría a la que aplica la teoría de Marx es a la de productos reproducibles a gran escala. No estamos hablando de obras de arte o productos individuales. Marx dice que el precio está regido por el costo. Si analizamos el precio de los automóviles vamos a encontrar que la premisa se cumple. Y a su vez, esa premisa objetiva, coincide con las preferencias de los compradores. Ahora bien, ¿porqué el común de las personas «prefieren» un automovil caro en vez de uno económico? Nota: por preferir me refiero acá a qué comprenden que el auto que se vende más caro se lo vende más caro porque «vale» más. ¿Y porqué vale más? Porque tiene una tecnología más avanzada; consume menos, acelera más rápido, frena mejor, es más cómodo, etcétera. Ahora bien, ¿cómo logran los fabricantes que sus automóviles sean mejores, y más «preferidos»? Invirtiendo más. Si invierten más, sus costos son mayores. Finalmente vemos que las preferencias subjetivas poseen una base objetiva.
    Adrián, ¿podrías refutar este sencillo ejemplo (en sus propios términos)?

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    Eduardo

    12/11/2011 at 17:59

    • Las obras de arte o el dibujo de mi hija, nos permite ver ejemplos claros sobre la necesidad de «subjetividad» a la hora de explicar la determinación de los precios. Por lo que Ud. responde, Marx debió decir en este tipo de bienes el precio se determina de este modo -a través de la teoría objetiva del valor- y en estos otros casos, quizás excepcionales, lo explicamos con la teoría subjetiva del valor. Esto me parece muy raro, y seguramente el profesor Astarita podrá corregirlo!

      Pero aun en el caso de los autos, el precio no tiene nada que ver con el costo de producción. ¿Quién determina el precio de un auto? Yo digo.. los consumidores, según sus preferencias, y su subjetividad. Ud. dirá la fábrica, estimando costos y sumando un margen de ganancia ordinario. Aun en este último caso, ¿qué determina el margen de ganancia? Yo diré… de nuevo… los consumidores, según sus preferencias, y su subjetividad.

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      Adrián Ravier

      13/11/2011 at 09:54

    • No entiendo tu punto. ¿De qué nos sirve adoptar el punto de vista de la subjetividad para valorar una obra de arte o un dibujo infantil si de lo que se trata es, por ejemplo, de explicar las crisis sistémicas?

      La crítica que le hacés a Marx -si puede llamársela crítica- por no haber aclarado que en ciertos casos «quizás» excepcionales (¿quizás?) lo que determina el precio es la subjetividad… no sé que tiene que ver con todo esto. En todo caso, no creo que Marx desconociera que la exepcionalidad o la rareza podían hacer que determinados objetos («quizás excepcionales») no se rigieran por el trabajo contenido en ellos sino por otras cuestiones menos objetivas.

      Volviendo al caso de los autos. De acuerdo a tu exposición el precio lo deteminan los consumidores, de acuerdo a sus preferencias. Muy bien. Lo que yo digo es que «casualmente» esas preferencias se pueden objetivar. Es posible predecir cuáles serán las preferencias de los consumidores antes de que los productos salgan al mercado. Se puede afirmar sin temor a equivocarse que entre un Mercedes y un Fitito los consumidores preferirán pagar más por el Mercedes que por el Fitito. Tal razonamiento se puede extender a toda la producción masiva de artículos de consumo.

      La subjetividad de los consumidores no es una abstracción inasible e imponderable sino que puede objetivarse, para el caso que estamos debatiendo, en trabajo humano contenido en la producción.

      Desde ya me anticipo a decirte que los desfasajes que pueda haber no niegan la ley general de que los precios están «regidos» por los costos de producción.

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      Eduardo

      14/11/2011 at 00:26

    • Eduardo, tres puntos:
      1. me parece que estamos confundiendo valor y precio, que no son lo mismo. Como bien explica JC Cachanosky, los clásicos, y también Marx, tenían una teoría de los precios pero no una teoría del valor.
      2. no estamos intentando explicar crisis sistémicas, sino -por ahora- el modo en el que se determinan los precios.
      3. Los austriacos aplican el subjetivismo a todos los campos de la teoría económica. A la teoría del valor, a los precios, a la empresarialidad, a la teoría del capital, al dinero, a la teoría de los ciclos económicos, etc. Y está claro que, sin embargo, la ciencia se puede objetivizar, sino no habría ciencia. Pero una cosa es basar la explicación de cómo se determinan los precios en una teoría del valor objetiva, y otra es la objetividad de la ciencia.

      Pienso que llegamos a tan poco entendimiento de lo que el otro dice, que mejor yo trataré de estudiar mejor a Marx, y recomiendo que hagas lo mismo con los austriacos, si es que quisieras comprender los puntos que plantean.

      Te agradezco el intercambio y te propongo esperar al nuevo post del profesor para continuar con esto de la teoría del valor.

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      Adrian Ravier

      14/11/2011 at 09:03

  27. Adrian Ravier, tu respuesta me hace recordar al dicho que dice que el tero por un lado pega el grito y por otro pone los huevos.

    Lo que planteo es tan simple y me salís conque «estamos confundiendo valor y precio», conque marx ¡»no tiene una teoría del valor»!, y conque llegamos a tan poco entendimiento de lo que el otro dice, que mejor vos estudiarás a Marx, y me recomendás que yo haga lo mismo con los austriacos…

    Con ña excusa de que no nos entendemos y mandarme a estudiar a los austríacos jamás vamos a ponernos de acuerdo. Quizás de otro modo tampoco. Pero a esta altura ya me está pareciendo que lo tuyo son meras excusas para no dar el brazo a torcer.

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    Eduardo

    14/11/2011 at 17:58

    • Eduardo, tengo mucho trabajo. Si entro a este blog es para aprender sobre Marx y el marxismo, porque reconozco mis debilidades en el entendimiento de esta otra biblioteca.
      Si a mis respuestas respondés que tales casos son excepciones, me parece -de lo que conozco de Marx- que eso ya no es Marx, es Eduardo. Y yo quería aprender de Marx, no de Eduardo.
      Si querés tomarlo como «no dar el brazo a torcer», adelante. Pero yo no quiero convencer a nadie. Sólo pretendo conocer una defensa moderna de la teoría del valor trabajo. Y en este sentido pienso que este diálogo se agotó. Mientras espero por el post del profesor Astarita, intentaré ir leyendo sus otros tantos posts sobre tantos diversos temas que me son de enorme interés. Espero sepas entender y disculparme.

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      Adrian Ravier

      14/11/2011 at 19:08

    • Gran parte de tu participación en el blog consiste en contradecir a Marx explícitamente. Qué sino es presentar una y otra vez la teoría subjetiva del valor. Y cuando mediante un sencillo ejemplo se te demuestra que tal subjetividad no es tal resulta de pronto que estás muy ocupado, que «no nos comprendemos», que estás esperando el próximo artículo de Astarita. Yo te pregunto: ¿para qué? ¿Para volver con la cantinela del valor subjetivo, Picaso y los dibujitos de tu hijo?

      Yo te diría que si no estás dispuesto a entrar en polémicas y que tus ideas sean falsadas, no insistas más en presentarlas; si no las vas a defender, porque no podés, no busques excusas. Si no querés dar el brazo a torcer tu actitud no es científica, es mera propaganda. Insististe una y otra vez en que te guiaba el interés científico, es decir, lo que yo entiendo por interés científico es descubrir las leyes que gobiernan los procesos y los sistemas de modo de poder hacer predicciones válidas. Amonestaste a más de un comentarista (y entiendo que más de una vez con justa razón) y terminás haciendo algo peor de lo que criticás. Si no tenés respuesta no tenés porqué aceptar otras teorías sin haberlas previamente digerido. Eso me parecería lógico e intelectualmente honesto. Escaparse por la tangente es un pésimo método de aprendizaje y esclarecimiento.

      Con relación a lo que estábamos discutiendo te voy a corregir. El cuadro de Picaso y los dibujos de tu hijo no son excepciones dentro de la teoría del valor de Marx, sino que están fuera; como ya se ha dicho acá en reiterados comentarios, la teoría de Marx se aplica a mercancías, los dibujos de tu hijo no son mercancías y los de Picaso son obras de arte no obras de producción mercantil.

      Me parece my bien que leas a Marx pero si tu interés simplemente está centrado en atacarlo no tiene sentido polemizar con vos.

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      Eduardo

      14/11/2011 at 20:40

    • Con las disculpas pertinentes por comentar en un debate ajeno, quisiera hacer un comentario.
      Adrián, usted dice que visita este blog para aprender de marxismo, porque reconoce sus debilidades en el conocimiento de la teoría marxista. Ergo, no está, por extensión, en condiciones de criticarla. Pero sin embargo usted lo hace, como si estuviera en condiciones de hacerlo. Entonces, ¿está o no en condiciones de criticar la teoría marxista? Si responde que sí, es porque la conoce, pero si reconoce -como lo ha hecho tres veces- que no la conoce más que superficialmente, entonces no la critique. Y si la critica igualmente (porque nadie se lo va a impedir, y porque es una práctica tan generalizada que qué se le va a hacer), entonces tiene que aceptar que se le señalen las contradicciones e impresiciones de su crítica, defectuosa ¨de nacimiento¨.
      No es que yo sea un pavo y piense que «desde el marxismo» no se hace algo parecido: está más que claro que la tergiversación «en nombre de Marx¨ está tan a la orden del día como su difamación por quienes no comulgan con el comunismo y creen que todos los que se llaman comunistas actúan bajo las premisas teóricas de Marx, muchos en este blog ya han comentado esto.
      En segundo lugar, usted acerca el ejemplo de la pintura de un artista o de un niño, para después preguntar qué es lo que opinan los que adhieren a la teoría marxista del valor, cuál es su opinión al respecto. Luego, obtiene una respuesta concreta.
      Pero resulta que al rato le acercan a usted un ejemplo -la producción de automóviles, por ej- y le desarrollan un aspecto de la misma, haciendo hincapié en la evidencia que apoya la teoría del valor trabajo. Cuando se le pide a usted su interpretación del caso -de la misma manera que usted pidió una respuesta a su ejemplo de la pintura-, usted, que tan acertadamente defiende el debate, se excusa de responder y dice que no puede, por «h» o por «b». Nadie lo va a obligar a responder ni mucho menos, pero es claro que usted ha roto un compromiso implícito que emerge en el mismo debate, esto es, adeuda una respuesta, aunque más no sea «no sé».
      Cuando el 09/11 yo le hice el comentario de que, en los países donde no hay universidad pública, los aranceles de las universidades privadas son tan altos que obligan a las familias a pedir créditos (de entre 70 y 200 mil dólares, en Chile y EEUU, respectivamente) recurriendo al capital usurario, y con estos datos de hechos empíricos le mostré que no se cumple su supuesto de que los valores caigan cuando se elimina la universidad pública, su respuesta fue: «Respecto al comentario de Juan Pablo, yo no creo que la gratuidad de la UBA sea una presión para que las privadas cobren aranceles más bajos. Las leyes de la competencia muestran, sin embargo, que en un mercado abierto, la oferta y demanda nos conducen a mejor calidad y mejor precio.» Las leyes de la competencia muestran (si podemos llamar leyes de la competencia a la abolición de la educación estatal, y no a su participación)… lo contrario a lo que usted afirma, pero sin embargo, parece que da lo mismo. Su respuesta tendría que haber sido, en términos de intencionalidad científica, que en estos mercados abiertos, por algún motivo, no ocurre lo que su teoría afirma. Pero usted esto, un hecho empírico, no lo acepta. Entonces es difícil discutir así, porque todo da lo mismo, y cualquier afirmación es cierta, sin necesidad de chequearla.
      Saludos.

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      Juan Pablo

      15/11/2011 at 21:25

    • En un blog los debates no son ajenos, y pienso, no deberían individualizarse, por lo que no debe pedir disculpas.
      Intento una respuesta, aunque estoy de viaje y deberé ser breve. Debo decir que mi conocimiento sobre Marx es bastante más limitado que el del profesor Astarita, pero al mismo tiempo pienso que es más rico que el de algunos de los lectores. Como comentara más arriba, me formé en economía marxista con Pablo Levín y Axel Kicillof, en la UBA, curso tras el cual leí El Capital y algunos otros textos de Marx, y bastante literatura secundaria.
      Mi formación, sin embargo, me llevó -hasta el momento- a una defensa del capitalismo y a una crítica del socialismo, pero estoy abierto a ser refutado, si es que se demuestra que el socialismo mejora el nivel de vida de la gente, lo que en definitiva es lo único que me importa.
      Hoy sin embargo, tengo una posición parcial.. y es la opinión -parcialmente fundada, en relación con mis limitadas lecturas- de que el socialismo es impracticable. El punto se resume en esta reseña (http://www.fce.unal.edu.co/media/files/documentos/Cuadernos/54/v30n54a12.pdf).

      Yo entiendo que el capitalismo puede llevar a una mayor desigualdad o a ciertos problemas, pero también pienso -y el profesor Astarita lo ha confirmado- que Marx admite que este sistema es el que permite la mayor creación de riqueza.
      Hace un tiempo, leí Capitalismo, Socialismo y Democracia de Schumpeter, y ví en él un punto interesante, avanzando sobre la obra de Marx. El plantea que el capitalismo será reemplazado por el socialismo, pero no porque sea un fracaso, sino porque será un éxito. El error que planteo en mi respuesta crítica a Schumpeter (http://libertarianpapers.org/articles/2010/lp-2-26.pdf) es que no veo cómo tal reemplazo podría ocurrir, sin terminar en un caos y mayor pobreza.
      Lo sorprendente de Schumpeter es que su comprensión del capitalismo es bastante similar a la de los economistas austriacos, aunque concluya de manera opuesta.

      Respuestas a cualquiera de estos dos artículos son bienvenidas!

      Resumiendo, el proceso de aprendizaje dura toda la vida, y no temo plantear en blogs o artículos más formales, las conclusiones parciales que voy alcanzando en mis investigaciones en proceso. Si alguien me demuestra que me equivoqué no temo reconocer mi error o contradecir algo que haya escrito en un artículo previo. En pocas palabras, insisto en mi crítica al socialismo y a Schumpeter, aunque no tengo claro si estas aplican también a Marx. Quizás me lo puedan decir uds si leyeran estos artículos.

      Respecto al otro debate, decidí no responder. Sencillamente no me gustó el modo en que me contestaron. Ud me vincula con un contrato que nunca firmé. Me recuerde al contrato de Rousseau!

      Ahora el profesor retomó el tema, pero aun no pude leer el post. Lo haré a mi regreso, y trataré de vincularlo con el ejemplo del automóvil.

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      Adrián Ravier

      17/11/2011 at 03:29

    • Si tengo tiempo, más adelante escribiré algo sobre la relación Schumpeter – Marx (ahora, solo al pasar, es interesante que Schumpeter y Marx son los dos autores que más han destacado el rol del cambio tecnológico y la búsqueda de ganancias extraordinarias como motor de ese cambio en el capitalismo). De todas maneras, una precisión: Marx sostiene que el sistema capitalista es el que más ha desarrollado las fuerzas productivas en relación con los modos de producción precapitalistas. Marx piensa que un régimen socialista permitirá un mejor y más armónico desarrollo (actualmente esto último no es menor, dados los crecientes problemas ambientales), además de acabar con la explotación. Volviendo a la relación del capitalismo con los modos precapitalistas, la posición de Marx permite entender por qué la crítica al capitalismo no se hace desde el punto de vista de la defensa de los regímenes de producción precapitalistas. Ésta es una diferencia muy grande con otras variantes del socialismo (en El Manifiesto Comunista se discuten varias versiones). Muchos critican al capitalismo desde el punto de vista de la defensa de la pequeña propiedad privada, o desde planteos reaccionarios (por ejemplo, acabar con el avance de la tecnología, etc.). No es el punto de vista de Marx.

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      rolandoastarita

      17/11/2011 at 08:53

  28. La cantidad de intercambios hace dificil seguir el debate al detalle, pero esta cantidad también muestra el alto interés en el tema. Lamentablemente no todos los comentarios parecen presentarse en un tono del todo respetuoso. Adrián intentó ofrecer un ejemplo con el fin de obtener una respuesta desde un punto de vista Marxista, y así aprender del intercambio. El siguiente ejemplo puede ayudar a aclarar su punto.

    Supongamos que en lugar de un Picasso, tenemos dos remeras. Ambas son exactamente iguales en calidad, color, etc. La única diferencia es que una posee el rostro del Marx o el Che Guevara, mientras que la otra posee el rostro de Friedman o Hayek. Salvo esta diferencia, ambos productos son iguales y requieren de la misma carga de trabajo socialmente necesario para ser producidas. No son obras de arte, son bienes mercancías que se producen masivamente.

    Ambas remeras poseen el mismo precio. Pero no todas las personas van a estar dispuestas a comprar ambas remeras. Algunas personas querrán pagar el precio y vestir el restro del Che Guevara o de Hayek, pero no a la inversa. En mi caso, por ejemplo, no tengo ningún interés en vestir una remera del Che Guevara, aunque respete los gustos de aquellos que sí gustan de vestirlas (como algunas de mis amistades de hecho lo hacen). Pero sí estaría, por ejemplo, dispuesto a pagar por una remera con el rostro de Hayek. La pregunta que Adrián está planteando es cómo se explica desde el Marxismo esta diferencia sin apelar a una valuación subjetiva.

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    Nicolas Cachanosky

    15/11/2011 at 00:04

    • Lo que estábamos debatiendo era la relación entre precios y costos. La explicación marxista dice que el precio está regido por el costo. La posición que defiende Raiver dice que el precio depende de las preferencias del público.

      En el ejemplo que presenta cachanosky el precio es el mismo en dos remeras, unas remeras se venden pero las otras no, no se hace referencia al costo como influencia sobre el precio.

      La primer pregunta sería porqué tienen el mismo precio si una se vende y la otra no. La segunda pregunta sería porqué tienen el precio que tienen (precio que en el ejemplo está dado, aunque no se lo referencia ni con el costo ni con nada).

      A la primer pregunta la respuesta es que tienen el mismo precio porque tienen el mismo costo. Hay que decir que es probable que en realidad la remera que es más preferida por el público pueda venderse a mayor precio que la que es menos preferida. También hay que decir que también es muy probable que luego de constatarse las preferencias la remera que no se vende se deje de producir. Acá estamos viendo como las prefencias juegan su papel. Quizás lo más importante de todo sea señalar que aunque en el ejemplo presentado por Cachanosky los precios están dados sin refenciarlos a nada, la realidad indica que el precio siempre ha de ser mayor que el costo para que la producción se mantenga. O sea que como mínimo hay que reconocer que el costo rige al precio en ese sentido. Si el costo es uno, el precio siempre ha de ser algo más de uno para que tenga sentido la producción.

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      Eduardo

      15/11/2011 at 21:44

    • Sí, ambas remeras tienen idénticos precios, e idénticos costos de producción, pero -por lo que Ud. dice- la sociedad no manifiesta igual necesidad de unas y otras.
      ¡No será el primer caso en que dos mercancías de igual valor son demandadas, sin embargo, en proporciones diferentes!

      Cuando Marx habla del valor de uso, admite que dicho uso puede ser real o ficticio, más o menos práctico o imaginario, etc., pero incluso en el segundo de los casos dicha utilidad -valor de uso- es la premisa irreductible para que una mercancía adquiera un valor de cambio.

      Esta valoración no es más «subjetiva» que el hecho de que, considerada como un todo, la sociedad muestre necesitar (digamos) diez veces menos botas de lluvia que de calzado deportivo y, en consecuencia, desaliente a los fabricantes de botas de lluvia cuando exceden ese diez por ciento.

      Dos mercancías pueden tener el mismo valor, pero no por eso ser igualmente necesarias desde el punto de vista social (es decir, la sociedad no consume ambas en igual medida).

      Entonces, esto habla por un lado de la utilidad -el valor de uso- de la mercancía como premisa del valor (en el sentido marxista) pero también, por otro lado, habla de otra categoría fundamental de la teoría marxista del valor: el carácter SOCIALMENTE NECESARIO del tiempo de trabajo dedicado a producir la mercancía.

      En resumen: Como creo que ya aclaró Astarita en alguna otra parte, el carácter socialmente necesario del tiempo de trabajo dedicado a producir una mercancía, incorpora (en sus determinaciones más desarrolladas) la demanda social, es decir la proporción de trabajo social (de capacidad social de trabajo) que la sociedad entendida como un todo debe destinar a cada rama de la producción y, en definitiva, a cada (clase de) mercancía, para satisfacer adecuadamente sus necesidades.

      Espero haber aclarado el punto.

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      Martin Argo

      17/11/2011 at 18:45

  29. Nicolás. La acotación que introduce, indica reconocimiento de que no se puede refutar la teoría del valor trabajo a través de la producción artística. Dado que tanto usted como Adrián manifiestan interés por entender los argumentos del marxismo para mejor refutarlos (cuestión que me parece metodológicamente correcta) le comento al pasar que Marx analizó esta particularidad de la producción humana en el capítulo cuarto (inédito) del libro primero del capital, mediante el ejemplo de la obra ‘El paraíso perdido’ de Milton que fue vendida al editor por 10 libras esterlinas, sin que mediara en el trato ningún cálculo del tiempo que le insumiera al autor realizarla, y sin que esta retribución involucrara ‘costos de producción’ ‘explotación’ etc. sino una producción simple de mercancía, a la que sí, luego se le aplicaría una producción en escala bajo los supuestos del valor trabajo. Usted hace bien en escapar de este campo si quiere intentar refutar la teoría del valor trabajo. Sin embargo, el ejemplo que presenta no me parece suficiente. Una remera con el rostro del Ché se puede conseguir en el mercado, en colores, negro, blanco, gris melange, azul francia , verde inglés, roja, verde manzana, por un módico precio de 60 pesos, estimados en base a un costo que involucra los insumos, amortización de maquinaria y probablemente mano de obra inmigrante semiesclava en algún taller clandestino de la Capital o el Gran Buenos Aires, el todo multiplicado por la tasa de ganancia ordinaria en la rama de la confección y estampado. Su producción cuenta con el hecho que por las inclinaciones de una franja del mercado (que no necesariamente implican identificación con el pensamiento y la acción que debiera representar la efigie) una cantidad estimada de antemano resultará vendible al precio establecido conforme el valor incorporado (por tiempo de trabajo socialmente necesario mediado por la competencia y en torno al cual se formarán los precios de producción) y el resto podrá ser vendida a un precio menor o utilizada como estropajo. Si usted pretendiera producir remeras con el rostro de Hayek, a paridad de costos fijos y variables y tasa de ganancia media, lo más probable es que se funda, puesto que (por lo menos a nivel de consumo masivo) Hayek no es tan famoso como el Ché. Salvando un minúsculo círculo de admiradores que aprecian el talento u otras virtudes de Hayek, el destino de la producción sería el estropajo. (Esto me hace acordar las remeras de destino incierto, con el circulíto de la ‘Nueva Fuerza’ en 1973 en un momento en que medio ispa quería votar a Perón y no al ilustre empresario Chamizo) No veo como la demanda desigual de ciertas mercancías (que satisfacen necesidades psicológicas distintas) pueda utilizarse para desconocer la teoría del valor trabajo. La teoría subjetiva del valor, pretende explicarlo todo a través de las curvas de oferta y demanda, especialmente los precios, pero no puede escapar de tomar a los precios como un hecho dado, para construir las curvas. Con ello cae en la circularidad de pretender explicar los precios a través de los precios mismos, sin indagar por que estos se sitúan en un punto y no en otro. En otras palabras, si el nivel de precios explica la oferta y la demanda ¿Que explica los precios? Ya se. La oferta y la demanda, es decir la tautología. De todos modos, como Adrián, dice, esperemos a que se pronuncie el profesor Astarita. Mientras tanto, los humildes mortales no nos privamos de polemizar.
    Gracias.

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    AP

    15/11/2011 at 13:10

  30. Adrián, te respondo desde acá tu comentario de hoy de más arriba, porque no puedo responderlo directamente.

    1. Yo entiendo que algunas de tus afirmaciones ya han sido refutadas, pero que no ha habido reconocimiento de ello. Los comentarios que te mencioné, donde entiendo que se te ha refutado, van en ese sentido. No tenemos porqué coincidir, claro está.

    2. Respecto a la «capacidad productiva» en el capitalismo: la generación de «riqueza» (uso comillas, pero me refiero a productos), es condición necesaria para consumirla, pero no suficiente. Falta, además, poder consumir esas riquezas que se generan.
    Vos hacés mucho hincapié en la producción del sistema capitalista, en su fuerza productiva. Observemos también cómo y por quienes se consume el producto de semejante producción. Ahí se cierra el ciclo producción/consumo, y se puede apreciar el movimiento «global» -en este sentido, pues tiene otros- del sistema.
    Si una persona trabaja 12 horas diarias todos los días de su vida adulta estampando X cantidad de remeras, genera como riqueza diaria el estampado de esas X remeras. Si la distribución de lo producido estuviera determinada por el trabajo de quien lo produce -o dicho de otra manera, si la apropiación del producto fuese íntegramente por parte de su productor-, entonces esta persona debería gozar diariamente de la propiedad del equivalente a la riqueza que genera.
    La realidad muestra que esto no es así, y que muchas personas consumen tiempo de su vida en producir una parte de las «riquezas» de las que nunca gozarán la propiedad de las mismas.
    Lo que es lo mismo que decir que es perfectamente posible que se produzcan cada vez más y mejores cosas, y que en y por ese mismo proceso, se desvalorice y empobrezca la vida de las personas, la experiencia existencial de las mismas.
    Entonces, incremento de la producción, no significa necesariamente bienestar o goce social de la misma, significa sólo incremento de la producción.
    Marx tiene una frase que dice algo así: «La desvalorización del mundo de las personas crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas.»
    Explíqueme sino porqué el dueño de una azucarera, como Pedro Blaquier (Ingenios Ledesma), tiene una casa íntegramente hecha de mármol (entre muchísimas otras cosas), con esculturas importadas y etc.; y porqué muchos de los trabajadores de esos ingenios -no todos, claro, pero sí fundamentalmente los manuales-, que son quienes plantan la caña de azúcar todos los períodos de todos los años, quienes la mantienen, y quienes luego la cosechan y transforman en las mercancía que vende esta empresa, pueden darse por hechos si tienen una casa de material, en el mejor de los casos. Es obvio que no son propietarios de todo lo que producen, sino que gran parte de ésto va a Gravier.
    Si hemos de analizar la producción en sí, desde ya que los Ingenios Ledesma son una empresa productiva de punta en su rubro. Se ha y permanece diversificándose, invierte en tecnología, exporta, produce papel, etc. Si hemos de darnos por satisfechos conque se produce más y mejor que nunca, entonces está muy bien. Pero si tenemos en cuenta la distribución de lo producido, veremos la otra cara del asunto, y de la propiedad privada capitalista.

    En términos simbólicos/lingüísticos: todo predicado tiene un sujeto, y todo sujeto un/os predicado/s. No hay predicado sin sujeto. No hay producción (predicado) sin productor (sujeto), al igual que no hay consumo sin consumidor.
    Si vemos al sujeto «obrero» (o «trabajador»), vamos a ver que cuando su predicado es la producción, éste es cuantioso, pero cuando su predicado es el consumo, es pequeño en relación con su producción.
    Cuando, en cambio, tomamos al sujeto «propietario de una empresa X», vemos que cuando su predicado es la producción, ésta es pequeña en relación a cuando observamos su predicado consumo, que es cuantioso. Siempre refiero «cuantioso» y «pequeño» en términos relativos entre producción y consumo de un mismo sujeto.
    La pregunta es: ¿cómo hace un sujeto «propietario de empresa X» para incrementar su predicado consumo si no incrementa proporcionalmente su propio predicado producción? La respuesta es: mediante la transferencia del predicado producción de otros (trabajador), hacia su propio predicado consumo. Ésta misma transferencia explica porqué el sujeto trabajador ve disminuido su propio predicado consumo en relación con su propio predicado producción.
    Saludos.

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    Juan Pablo

    17/11/2011 at 12:40

  31. Hola Rolando Astarita le escribo por acá para ver si puede decirme qué libro puedo comprar suyo para empezar en el análisis económico de la sociedad actual o las distintas maneras que fueron teniendo a lo largo del tiempo. Tengo 20 años y el profesor de sociología Eduardo Weisz me recomendó que lo lea a usted. Pero no sé muy bien qué libro debería comprar… y, se venden sus libros en las librerías convencionales?
    No se si es pertinente éste pedido pero la verdad que estoy tratando de resolver hace mucho de qué manera podría empezar a tratar todos éstos temas que, los tengo tratados pero de manera básica; me gustaría empezar a focalizar un poco más específicamente en la parte económica-política preferentemente o teórica pero empezar con algo..
    Organización de la sociedad en torno al modo de producción capitalista y las diferentes formas que éste fue adoptando a lo largo del desarrollo de las fuerzas productivas, variables económicas, conceptos específicos macroeconómicos (tipo de cambio, cuenta corriente, productividad, paridad cambiaria, inflación, tasa de interés, deuda), composición del capital, sus caracterísiticas, acumulación, economía de países desarrollados y atrasados, renta agraria diferencial, etc, creo que se entiende, por ese lado quiero encararle. Qué libro me podría recomendar?

    Muchas gracias!

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    Guido Compagno

    19/11/2011 at 00:35

  32. Rolando muy intructivo el debate. La nota siguente también esta propiciando un debate funamnetal para conocer en profundidad la teoría marxista.

    Guido te dejo un link de una pagina en donde se han subido bastantes libros clasicos de economia marxista que son de dificil acceso. En uno de esos materiales hay un capitulo(2) del libro «Valor, mercado mundial y globalización» de Rolando. En mi opinión éste libro es bastante claro y profundo. No sé si se consigue.
    Saludos

    http://talleresdelecturadeelcapital.blogspot.com/

    Saludos

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    dani

    22/11/2011 at 13:38

  33. Muy bueno el link que ofrece Dani con los talleres de lectura de El Capital. Por demás de interesante.
    Hace unos meses alguien me dijo que sería interesante hacer un taller de discusión de El capital en Rosario. Creo que podríamos hacer algo por el estilo para el año que viene.
    Quien pueda estar interesado, puede escribirme a roberto187@arnet.com.ar, y vemos para que da.
    saludos

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    Roberto

    22/11/2011 at 17:21

    • Roberto:

      Participo de uno de los talleres de lectura de El Capital de los que citaste la página web.

      Si te interesa ponerte en contacto para conocer la experiencia de los talleres, hay una mail, que precisamente tiene la intención de permitir el intercambio con quienes estén interesados en participar de los talleres, o quieran simplemente ponerse en contacto por el motivo que fuera. El mail es tallerdelecturadeelcapital@yahoo.com.ar
      En este caso, los talleres se desarrollan en la ciudad de Buenos Aires.

      Se han desarrollado algunas cuestiones operativas que podrían -quizá sí, quizá no- llegar a servir para otros grupos que quieran estudiar horizontalmente El Capital, y facilitar el desarrollo de los mismos.

      Son talleres muy abiertos y participativos, donde el protagonismo está en los mismos participantes que estudian El Capital. En la solapa «Presentación» de la página web, se detalla mejor el funcionamiento propuesto de los mismos.

      No puedo hablar en nombre de mis compañeros porque no saben que estoy escribiendo esto y porque estoy hablando por mí mismo, pero sí puedo decir que el criterio general es siempre que cada grupo se dé a sí mismo la independencia, protagonismo y autonomía de funcionamiento que considera mejor para sí.
      En ese sentido, la idea, puede decirse, es que la decisión y desarrollo de los talleres esté en manos de las mismas personas que lo realizan y «ponen el cuerpo», y no en nadie de «afuera». Por eso se proponen esquemas de trabajo, para facilitar la organización del mismo, pero se trata de esquemas «tentativos», flexibles y no rígidos, y que en el desarrollo de los talleres se irán utilizando, modificando o descartando, de acuerdo a lo que cada grupo descubra como mejor para sí en la práctica.
      Se trata de propuestas de trabajo que pueden o no servir a cada grupo -que puede o no adoptarlas, o cambiarlas por las que considere más idóneas-, y no de requisitos rígidos que haya que cumplir, como en las instituciones educativas. No son cursos dictados por nadie, sino que se avanza con el aporte de todos, y con la discusión, habiendo lugar para diferentes interpretaciones.

      Siguiendo esta misma filosofía, el intercambio puede ser útil en la medida en que alimente a cada grupo. La invitación no tiene entonces la intención de que se copie o importe nada desde estos talleres, sino a que quienes lleguen a realizar el acercamiento a El Capital en Rosario vean si les sirve algo de estas experiencias, para desarrollar y enriquecer la suya propia.
      Además, claro está, del contacto mismo.

      Saludos,

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      Juan Pablo

      23/11/2011 at 01:18

  34. Guido la experiencia de ese taller parece muy buena. En lo personal no puedo participar físicamente por ser del interior. La página de dicho taller me permitió tener acceso a libros clásicos que no podía conseguir. Voy a intentar sumarme a la experiencia aunque sea vía mail.
    Saludos

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    dani

    23/11/2011 at 10:30


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