Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

El diario «La Nación» y la enseñanza de Economía

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Con el título de “El oscurantismo K”, La Nación acaba de publicar un editorial dedicado a criticar la propuesta -del ministro de Economía, Amado Boudou; del viceministro Robert Feletti y de agrupaciones estudiantiles kirchneristas- de incorporar la enseñanza de Keynes y Marx en los planes de estudio en las facultades de Ciencias Económicas (La Nación, 21/10/11). En esta nota analizo los argumentos presentados por el diario, para luego sacar algunas conclusiones.

Los argumentos

La editorial comienza planteando que las propuestas de Boudou, Feletti y las agrupaciones estudiantiles K “nos retrotraen a viejas épocas que creíamos superadas”, en las cuales “determinados libros y autores estaban lisa y llanamente prohibidos en los distintos niveles educativos”; señala por eso que están destinadas a “la utopía de generar un mensaje único”. Apunta que lo que propone Boudou va en contra de lo que él mismo gozó en la institución en la que estudió, CEMA, donde “no cabe dudas de que tuvo la oportunidad de estudiar un amplio arco de pensadores económicos”. También señala que en las agrupaciones estudiantiles K “se ha dejado trascender el deseo de que el estudio de las teorías clásicas se limite a Karl Marx y a John Keynes”, para dejar de lado a los exponentes de las corrientes liberales (von Mieses, Hayek o Friedman). Lo cual, añade, es un indudable “resabio de autoritarismo”, “propio de prácticas fascistas”, que sólo generará “pauperización intelectual”. En definitiva, todo esto obedecería al interés de convertir a las universidades argentinas en “agentes propagandísticos”; de imponerse este proyecto de reforma, añade, sólo es de esperar “tiempos de oscurantismo y proyectos hegemónicos”.

Ocultamiento y mentira

Comencemos señalando que el reclamo por la modificación de los planes de estudio de Economía es de larga data e involucra a sectores mucho más amplios que el comprendido por los funcionarios, economistas y estudiantes partidarios del gobierno. Cualquiera que tenga un conocimiento siquiera superficial de lo que sucede en las facultades de Economía, sabe que son muchas las agrupaciones estudiantiles y docentes, que desde hace años están pidiendo cambios. Incluso en los últimos años han tomado cada vez más envergadura las Jornadas de Economía Crítica, que reúnen a cientos de estudiantes y docentes, en las cuales se presentan docenas de trabajos de investigación, realizados desde enfoques no neoclásicos. La Nación oculta deliberadamente este dato a sus lectores, para reducir el pedido a una aspiración K.

En segundo lugar, el diario de los Mitre falta a la verdad cuando dice que lo que se busca es limitar el estudio de las teorías clásicas a Karl Marx y John Keynes. Hasta donde alcanza mi conocimiento, todas las propuestas lo único que piden es que se incorporen a estos autores, y otros heterodoxos, a los programas de estudio. O, en todo caso, que se abra la posibilidad de que haya cátedras en que se presente a los alumnos estos enfoques. Nadie dice que no se enseñe a Friedman, o Hayek. Si se trata de economistas que han sido pilares de la ideología dominante contemporánea, no hay que dejar de leerlos (esto les puede parecer extraño a los neoclásicos y otros reaccionarios; he conocido a muchos que rechazan a Marx, pero nunca lo estudiaron). Lo que se está pidiendo es que se dé a los estudiantes la oportunidad de comparar teorías, para que cada uno tenga la oportunidad de hacerse su propio juicio. ¿A esto le llama La Nación “proyecto oscurantista y autoritario”?

En tercer lugar, el editorial de marras sostiene que en CEMA, y en general en las facultades de Economía, los alumnos tienen oportunidad de estudiar un amplio abanico de pensadores, y que de esta manera se fomenta el espíritu crítico. Pues bien, nada más alejado de la verdad. Un estudiante que se forma en CEMA, y en muchas otras facultades de Economía, puede transcurrir toda su carrera no sólo sin haber leído a Marx, sino tampoco a Keynes o Kalecki, para mencionar sólo a dos de los economistas que más influyeron en el siglo XX. De manera autoritaria, en muchísimas facultades se ha establecido que lo que pudieron haber dicho estos economistas, u otros heterodoxos, no vale la pena de ser estudiado. Subrayo: ni siquiera se brinda al estudiante la posibilidad de decidir qué es lo que le convence. Presento algunos ejemplo, muy sencillos, que cualquier alumno o egresado podrá reconocer.

Tomemos el caso del salario. En el curso normal de micro se explica que el salario es igual a la productividad marginal del trabajo, como si fuera una verdad sin discusión. En ningún momento se brinda al estudiante la oportunidad de comparar esta tesis con la que dice que el salario es el pago de la fuerza de trabajo, y que por lo tanto se relaciona con la canasta de bienes de subsistencia. Tampoco se le estimula a comprobar si los salarios, en el mundo real, se abonan según la productividad marginal; los estudios que ponen en cuestión la tesis, ni siquiera se mencionan. Asimismo, jamás se problematizan los supuestos subyacentes; por ejemplo, que no debe haber rendimientos crecientes a escala, porque de lo contrario la tesis es lógicamente incoherente. Es la forma de hacer pasar la idea de “salarios = productividad marginal del trabajo”.

Veamos ahora la teoría neoclásica del capital. Cualquier persona que tenga una cultura media en economía, sabe que esta teoría fue criticada en sus fundamentos por los llamados keynesianos de Cambridge (ver Dificultades). Al día de hoy estas críticas no han podido ser respondidas. Sin embargo, en los cursos de microeconomía dominados por los neoclásicos no se menciona la crítica. Solo en algunos cursos de crecimiento (y con suerte) los estudiantes recibirán alguna información sobre el asunto. Los que ven micro y macro en las carreras de Administración, y similares, ni siquiera tendrán el olor de la crítica. He conocido docentes de micro que me pedían que, por favor, no enseñara la crítica de Cambridge porque “se me arma lío en la clase”. Por eso, esta polémica se ha barrido debajo de la alfombra, y así se mantiene hasta hoy. Joan Robinson hace más de medio siglo decía que los estudiantes se recibían de economistas sin haberse cuestionado nunca en qué se mide el capital. No hay motivos para cambiar el diagnóstico, por lo menos en lo que respecta a una enorme cantidad de facultades, entre ellas el CEMA.

Pongo ahora el ejemplo de Keynes. A pesar de que se habla a cada rato de economía keynesiana, la mayoría de los estudiantes no conoce la Teoría General, sino lo que los manuales de macroeconomía dicen que dijo Keynes en ese libro. ¿Y qué dicen los manuales? Pues que la Teoría General está resumida en el modelo IS-LM, elaborado por John Hicks. Sin embargo, una importante corriente, conformada por los economistas poskeynesianos, sostiene que el contenido de la Teoría General no está reflejado en el modelo IS-LM, y que es necesario volver al libro de Keynes. Pero esta corriente nunca se presenta. También se oculta que el propio Hicks ha reconocido, en los años 80, que el IS-LM no representa el verdadero pensamiento de Keynes.

Doy ahora un último ejemplo, aunque podría citar decenas. En los cursos de macroeconomía se presenta la teoría de la paridad de intereses descubierta (en ausencia de riesgo, los rendimientos de los depósitos en diferentes países, medidos en una misma moneda, deben igualarse), como si fuera la cosa más normal del mundo. Jamás se dice que esta idea ha sido criticada por muchos autores (kaleckianos, poskeynesianos, marxistas) y apenas se menciona que tampoco se comprueba en la práctica. Los propios neoclásicos reconocen que esto es así, pero eso queda para papers, porque en los manuales el asunto pasa desapercibido.

En definitiva, no hay ningún afán de abrir las cabezas al pensamiento crítico en las carreras dominadas por los neoclásicos. Es el pensamiento único, llevado al extremo. Personalmente, pienso que el objetivo es ocultar las relaciones sociales subyacentes, que están en el origen de las crecientes desigualdades sociales, de las crisis recurrentes, o la desocupación; fenómenos todos que acompañan a la historia del sistema capitalista. Lo importante, sin embargo, es que ni siquiera se quiere dar la oportunidad de que la gente escuche y pueda considerar esta idea. Esto es lo que reivindica el diario La Nación. Presentar autores y corrientes diversas, cruzar pensamientos críticos, es oscurantismo y fascismo. Curioso criterio el de estos demócratas.

Insatisfacción más allá de las fronteras

Lo que ha motivado el pedido de cambios y apertura es un estado de amplia insatisfacción de los estudiantes con lo que se les está enseñando. Cada vez más, hay conciencia de que lo que se dice en los cursos neoclásicos tiene poco que ver con el mundo real. Por ejemplo, el modelo de equilibrio general de Debreu parte del supuesto de una sociedad en la que todos somos propietarios por igual de los medios de producción, y donde, de hecho, no hay lugar para el dinero, ni la incertidumbre. ¿Qué tiene que ver esto con la sociedad en que vivimos? Nada que ver. Pero se trata de un premio Nobel de Economía, que ha elaborado uno de los modelos fundacionales de todo lo que viene luego, y por consiguiente se lo enseña como verdad “consagrada”. Por eso, es natural que la gente se pregunte para qué se le está enseñando esto, sin siquiera darle la oportunidad de enterarse de que existe algo distinto. Es que sólo en algún curso remoto (y a veces ni siquiera) de “Historia del pensamiento económico”, se podrá acercar a alguna visión alternativa. Pero ésta será siempre presentada como una curiosidad. La idea  instalada es que la “verdadera ciencia” es la que se enseña en los manuales establecidos. Claro que cuando estallan las crisis; o cuando los problemas de la desocupación, de la creciente desigualdad social, del pauperismo, etc., persisten y se profundizan, se intensifican los cuestionamientos a la doctrina establecida. Cada vez más se evidencia que se enseñan abstracciones, que poco tienen que ver con los seres humanos reales, de carne y hueso. Por este motivo, no es de extrañar que también en otros países surgieran movimientos críticos. Entre ellos, menciono la carta que hace unos años firmaron los estudiantes de Cambridge (“Apertura de la economía: una propuesta de los estudiantes de Cambridge”). En ella, los firmantes denunciaban que la economía está monopolizada “por un único enfoque en lo que respecta a la explicación científica y al análisis de los fenómenos económicos”, caracterizado por métodos de razonamiento formal cuyos fundamentos y aplicabilidad al mundo real deberían ser materia de discusión. Denunciaban también que los enfoques alternativos al oficial son marginados en la enseñanza, y pedían que se enseñaran con la misma profundidad y amplitud que se hace con el mainstream. Para el diario La Nación, semejante carta sería una prueba del anhelo de pauperización intelectual de los estudiantes de Cambridge. En mi modesta opinión, es un elemental pedido de democratización, condición ineludible para que haya ciencia y riqueza de pensamiento crítico.


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El diario «La Nación» y la enseñanza de Economía

76 respuestas

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  1. Totalmente de acuerdo con usted, Astarita. Saludos desde La Plata.

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    JUAN

    21/10/2011 at 13:43

    • Aquí hay una interesante respuesta del Doctor Adrian Ravier al respecto del artículo de Rolando Astarita.

      http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/10/22/la-economia-heterodoxa-y-la-ensenanza-de-economia/

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      Jorge

      28/10/2011 at 17:49

    • El dr Ravier me critica porque ubico a los austríacos dentro de la corriente neoclásica, y sostiene que Hayek o von Mises criticaron la síntesis neoclásica keynesiana. Sin embargo,con el término «neoclásico» no pretendo aludir sólo a los partidarios de la síntesis, sino a la corriente conformada por los autores que adhieren al marginalismo y la teoría subjetiva del valor; corriente que se consolida desde fines del siglo XIX, con la obra de Menger, Jevons, etc. El término «neoclásico» (que habría empleado por primera vez por Veblen) sugiere que hay una continuidad con la tradición de Smith o Ricardo, pero de hecho significó una ruptura. En el mismo sentido en que empleo el término, fue utlizado por los autores de Cambridge (por ejemplo, Garegnani) en las polémicas sobre el capital.
      Naturalmente, estoy de acuerdo en que se incorporen los enfoques de los austríacos. Personalmente, desde hace mucho pienso que es necesario poner en el centro de la atención el estudio del ciclo económico, y en este sentido el estudio de Hayek o von Mises (también de Wicksell) es importante. Cuando se habla de una apertura de la enseñanza, se está señalando esta necesidad. Por ultimo, no pienso que los austríacos presenten un desafío importante al socialismo (aunque sí a la pretensión stalinista de suprimir el mercado por decreto), pero no veo por qué no debiera discutirse el tema en los medios académicos.

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      rolandoastarita

      28/10/2011 at 20:13

    • Rolando, el Doctor Ravier indica claramente que en sus estudios en UBA, lo que principalmente le enseñaron fueron las teorías de Keynes y el estructuralismo cepalino. Precisamente lo que usted denuncia como faltante, es curioso. No creo que el Doctor Ravier lo critique «a usted» sino que ha planteado argumentos que ponen en clara perspectiva la utilización del concepto «neoclásico» como una forma de patentamiento negativo de una línea de pensamiento. En este sentido, ¿Que lo hace a Marx no formar parte del pensamiento clásico? ¿Que hace de un marxista actual no formar parte de un pensamiento neoclásico? ¿La derrota en el campo material de la realeconómic? o sea; ¿La derrota en la práctica de las teorías económicas? ¿O sencillamente continuar repitiendo dogmáticamente lo que el primer iluminado argumento al respecto de tan arbitraria separación entre lo que es clásico y lo que no es en el mismo momento del desarrollo de pensamiento? Si nos guiamos por los resultados, no hay evidencia empírica consistente que muestre que la economía marxista haya podido efectivamente trabajar -en forma positiva- sobre un contexto de aplicación, la realidad de la experiencia así lo indica. Es obvio que desde el marxismo siempre aparecen contra-argumentos a esta pérdida; «Leijonhufvud es marxista y Suecia esta de primera» «las economías socialistas actuales son las que más crecen» -olvidando que todos los marcos institucionales mediante los cuales operan nada tienen que ver con la praxis marxiana. Y si esto no alcanzare, se desempolvan argumentos del tipo; las condiciones objetivas, la conspiración exterior, la estructura institucional de la clase burguesa, y decenas más. El punto es que la teoría marxiana, lleva en su inmanencia una laxitud conceptual que todo lo puede explicar trazando algunos ajustes convenientes, estirando el concepto; «todo es burguesía» -algo similar al famoso estiramiento tan criticado por Bunge «todo es Edipo». Es precisamente aquí, donde se presenta la paradoja con la cual se puede argumentar contra los «neoclásicos». Las teorías neoclásicas -no marxianas- son, precisamente, plausibles de refutación, lo que las pone en una categoría más precisa de «ciencia objetiva» -teniendo en cuenta todo lo que se ha dicho al respecto del objetivismo- y, por lo tanto, plausibles de mejora y correcciones, lo que siempre es bueno para la ciencia, despejar dogmas, punto central de todo el debate. En este punto Popper debe tener mucho para decirnos, precisamente sobre el supuesto de «superioridad teórica» marxiana, que no es tal. Es sencillo iluminar los puntos oscuros de la anomalía de un sistema, el problema radica en comprenderlo para operar sobre el, como bien lo indica el ministro Boudou en el artículo criticado por La Nación. En este sentido, el marxismo no hace más que pronosticar crisis, esperar la aparición de las mismas y, ante cada momento de tal desequilibrio, frotar las manos para tremolar una especia de; «vieron, vieron, nosotros lo dijimos…» Aunque, paradójicamente, luego todo vuelve a su cauce «natural» (?) y comienzan a trazarse argumentos para detectar donde, en que momento, aparecerá una nueva «crisis». La medición del capital es un gran tema, pero no ha sido contestado satisfactoriamente ni por los «neoclásicos» ni por los marxistas. Al igual que la teoría de la explotación, sobre la cual, sus inconsistencias no fueron debidamente salvadas hasta el día de hoy.

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      Jorge

      28/10/2011 at 21:51

    • Primero, como ya indiqué en otra respuesta, yo sólo me hago responsable por lo que enseño en mis clases. De todas maneras, mi experiencia en la UBA, Económicas, me indica que los alumnos que llegan a Desarrollo Económico conocen muy bien los modelos de la síntesis neoclásica-keynesiana, pero no a Keynes o Marx. Es un dato, no un invento mío.
      Segundo, la relación de Marx con el pensamiento clásico, y en particular con Ricardo, es tanto de continuidad como ruptura. Precisamente su obra es una «Crítica de la Economía Política». Ni siquiera la teoría del valor de Marx es igual a la de Ricardo, sino más bien una crítica.
      Tercero: la teoría neoclásica se basa en una teoría subjetiva del valor. La teoría del valor trabajo de Marx es opuesta a esta perspectiva. El propio Menger lo explica con claridad. Es algo elemental.
      Cuarto: Usted afirma: «Si nos guiamos por los resultados, no hay evidencia empírica consistente que muestre que la economía marxista haya podido efectivamente trabajar -en forma positiva- sobre un contexto de aplicación, la realidad de la experiencia así lo indica». Pues bien, pienso que hoy el mundo se parece mucho más a lo que pronosticaba la teoría de Marx (en base a las tendencias actuantes en el capitalismo), que a lo que pronosticaron las teorías de los marginalistas, en cualquiera de sus variantes. He explicado estas cuestiones en otras notas del blog (por ejemplo, en las notas sobre la globalización y tendencias del capital). Lo interesante es que hace unos años la revista The Economist llegaba casi a la misma conclusión. Muchas de las tendencias pronosticadas por Marx, y en especial, la tendencia a la polarización social, se han cumplido. Ninguna otra teoría económica explica esto (incluidos los austríacos). Observo que hace pocos días Roubini, en una nota publicada en La Nación (suplemento económico) reconocía que la polarización social había crecido, tal como lo había pronosticado la teoría de Marx: el sistema, librado a sus tendencias, aumenta la polarización. Al pasar, ¿dónde está esto en los austríacos?
      Quinto: Usted afirma: «Es obvio que desde el marxismo siempre aparecen contra-argumentos a esta pérdida; “Leijonhufvud es marxista y Suecia esta de primera” “las economías socialistas actuales son las que más crecen” -olvidando que todos los marcos institucionales mediante los cuales operan nada tienen que ver con la praxis marxiana». No conozco marxistas que digan que Leijonhufvud es marxista; en cualquier caso, no sé en qué afecta esta tontería a la teoría de Marx. Tampoco conozco marxistas que sostengan que «Suecia está de primera»; aunque en este blog puede encontrar una nota muy crítica al modelo sueco, desde una visión «a lo Marx». De la misma manera, le remito a los análisis sobre la URSS, realizados desde la teoría marxista.
      Sexto: Usted afirma: «El punto es que la teoría marxiana, lleva en su inmanencia una laxitud conceptual que todo lo puede explicar trazando algunos ajustes convenientes, estirando el concepto; “todo es burguesía”. ¿De dónde saca que Marx explica que «todo es burguesía»? Por ejemplo, ¿de dónde saca usted que las complejas cuestiones referidas al cambio tecnológico, evolución del valor agregado y el salario, de la tasa de ganancia y composición del capital, etc, se reducen a afirmar «todo es burguesía»? No basta decir cualquier incoherencia para «demostrar» que el marxismo tiene «laxitud conceptual». Alternativamente, encuentro esa «laxitud conceptual» en la manera en que los críticos del marxismo critican a Marx. Sospecho que, lamentablemente, el suyo es un ejemplo en este último sentido.
      Séptimo: la teoría del marxismo es pasible de refutación, como cualquier otra teoría. Por ejemplo, de la teoría se deduce que existe un impulso hacia la concentración y centralización del capital; o hacia la polarización de ingresos y riquezas; o hacia la mundialización del capital; o hacia la creciente subsunción bajo el mando del capital del trabajo asalariado; o que el sistema genera, de forma endógena, crisis. Cualquiera de estas tendencias es pasible de someterse a estudio empírico y análisis.
      Octavo: Usted afirma: «el marxismo no hace más que pronosticar crisis». Falso. La teoría de Marx explica por qué el sistema capitalista desarrolla las fuerzas productivas como ningún otro sistema anterior. De manera que no solo pronostica crisis. Marx no sólo ha criticado la tesis del derrumbe por causas puramente económicas del capitalismo, sino también la idea del tipo estancacionismo crónico; por ejemplo en los esquemas de reproducción (y la crítica al subconsumismo). Lo que sí afirma el marxismo es que la acumulación incuba y alimenta las razones de las futuras crisis.
      Noveno: el marxismo no ha tenido problemas con la medición del capital. Precisamente, la crítica de Böhm Bawerk a Marx no ha ido por ese lado, porque no puede ser atacada por ese lado. Por eso se ha centrado en la cuestión de la transformación. Es aquí donde ha pretendido encontrar la inconsistencia central de la teoría. Sobre esto, puede consultar la nota que he escrito sobre el tema de la transformación.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 12:17

    • Hace un par de horas había un comentario muy atinado en respuesta a la respuesta que Astarita hizo del comentario de Adrian Ravier, lamentablemente ha desaparecido. Lamentable…

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      Alejandro

      29/10/2011 at 00:50

    • Señor Astarita, aquí va la respuesta a la suya del 29/07/2011 a 12:17. Es precisamente ese individualismo que es bienvenido; «usted es solo responsable por lo que enseña en SUS CLASES». Es paradójico que pretenda hacerse responsable de lo que otros profesores enseñan en las suyas propias. Hay muchos profesores que no enseñan marxismo por que han estudiado las incongruencias metodológicas y los yerros de la teoría de la explotación capitalista, la cual Marx dejó para «más adelante», en tanto que Sweezy y Hilferding no pudieron completar. En este punto, no hay mucho que endilgar a una persona que, comprometida con un razonamiento y, metodológicamente consistente para mostrar inconsistencias en lo que descarta, efectivamente termine descartando algo que considera una anomalía. No hay mucho dilema ahí ni tampoco es correcto victimizarse para, mediante lógica acusación posterior, poder lograr un fin difícilmente asequible mediante formulaciones «no subjetivas».

      También es un dato que, alumnos que han leído a Marx y Keynes, cuanto que también a las teorías cepalinas y toda la denominada heterodoxia, no conocen «LA ACCIÓN HUMANA» De Mises, tampoco han oído mencionar la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo de Huerta De Soto, entre decenas de trabajos de excelencia.

      Y es precisamente que el valor en Ricardo tampoco es igual que en Smith -hay sutiles diferencias-, y sin embargo, ambos se han «tildado» de «clásicos» no así al trabajo de Marx. Pero éste último, como una especie de nueva tesis -aunque inconclusa- ha partido de su contrario necesario. Sin Smith y Ricardo, imposible tener un Marx, entonces; ¿En qué momento y lugar encontramos el arbitrio que ha decantado en quitar a Marx del pensamiento clásico y sumir a sus inspiradores en un lecho de procusto?
      En tanto que la teoría del valor trabajo, no ha sido hasta hoy corroborada sino parcialmente y con arreglo a los mismos determinantes de corroboración que los modelos neoclásicos que se critican. El valor trabajo no puede explicar, la afirmación de que sólo el trabajo da valor a un objeto ignora el hecho de que muchas cosas naturales tienen valor económico, aunque no se ha invertido trabajo en ellas; por caso, vistas panorámicas, agua pura, gemas y minerales, frutas y vegetales silvestres. Pero quizá la falla teórica más grave de la teoría del valor es que ignora lo que los economistas llaman «preferencia temporal». Es la comúnmente fuerte preferencia por los bienes y servicios en el presente más bien que en futuro: el consumo presente vale más que el futuro. Por ej., la mayoría de los trabajadores prefieren que se les pague cuando terminan su trabajo y no cuando sus productos se vendan, lo que puede ocurrir en meses. Y para que los trabajadores puedan cobrar ahora en lugar de más tarde, alguien debe adelantar ya el importe de sus salarios, y claramente este es un servicio, que tiene su valor. Sin embargo los proponentes de la teoría del valor trabajo lo quieren de ambas formas: los obreros tienen que recibir completo ahora el valor futuro del producto. Y finalmente tal teoría es todavía más absurda en la práctica. Si todo valor deriva del trabajo, y el esfuerzo empresarial es «parasitario»; ¿quién se molestaría en invertir el tiempo y el dinero necesarios para construir fábricas, planear el desarrollo de artículos u organizar un proceso productivo? Si todos los beneficios son «explotación»; ¿qué incentivo tiene alguien para arriesgar dinero en un producto o servicio nuevo y aún no probado? ¿De dónde saldría el dinero para financiar las nuevas inversiones en herramientas?

      En tanto que en otro de sus puntos, el que atañe a la polarización, los supuestos pronósticos de la teoría marxiana son precisamente supuestos, la polarización, también, puede ser explicada como consecuencias de interferencias al orden espontáneo por parte de la intromisión estatal en el proceso de coordinación económica, lo que detona interferencias en la información que transmiten los precios por vía del emprendimiento individual. Hay un sinfín de bibliografía al respecto que, sin ser neoclásica -marxiana y por tanto, ortodoxa (incluida en ella lo que aquí se pretende por heterodoxia), no es transmitida en los programas de estudio «oficiales». Pronosticar crisis en un sentido general, incorporando hipótesis ad-hoc, también es un dilema metodológico del cual adolece el marxismo, al igual que la economía neoclásica. En este sentido Karl Popper se ha encargado de demostrar lo anteriormente indicado. Una cosa es decir; «la tendencia del sistema llevará a su propia superación». Y otra muy distinta es indicar; «En el momento x, el sistema se extinguirá a consecuencia del agotamiento de Y». Esta última afirmación tiene potencia de falsabilidad, la anterior es del tipo; «un día de estos lloverá». Imposible de contrastar por la experiencia, dado que nunca llega el momento, pero siempre parece estar cerca. Y si por caso llegara o llegase la fácilmente pronosticada lluvia, la hipótesis general, se transforma en regla -aunque parcial-. Es ahí donde los conceptos pueden estirarse; ¿Podría refutarme si indico que en un futuro el ser humano se extinguirá?.

      Finalmente, ¿Es una conclusión sólida indicar que; «el sistema librado a sus tendencias, aumenta la polarización». ¿Qué puede extraerse de fértil en tal proposición para un programa de estudios de ciencias económicas? ¿Posibilidad de operar sobre el contexto para minimizar la tendencia? Esto se ha intentado durante todo el siglo XX con las consecuencias por todos conocidas, aunque, a ciencia cierta, no conocidas por muchos alumnos, los que supongo desinformados al respecto. ¿Podremos informar a los mismos estas dicotomías e incongruencias? ¿O la economía crítica es solo la que radica en los principios marxianos? ¿Acaso las fallas en la corrección desde el marxismo se deben a conspiraciones burguesas?

      En tanto que principios marxianos, es necesario ahora, incorporar algunas apostillas de Hans Herman Hoppe al respecto de la teoría de la explotación capitalista, de suerte que hay unas cuantas tesis marxianas, que Hoppe acepta, pero también, y aquí lo paradójico, son tesis liberales.

      Antes de mostrar parte del trabajo, dejo link donde puede chequear el trabajo completo:

      http://www.vanguardialibertaria.net/libertarianismo/libertarianismo-papers/hans-hermannhoppecorrigiendoyre-interpretandoamarx

      1. La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases entre una minoría de opresores y una mayoría de explotados. La forma básica de explotación es económica. La clase opresora expropia parte de la producción de los explotados y la usa para sus propios fines.
      2. La clase opresora está unificada en su interés común de mantener su posición explotadora y de maximizar su explotación. Nunca ceden a sus intereses voluntariamente sino por conflicto con la clase explotada. La resistencia y lucha de los explotados depende de su toma de conciencia como clase explotada.
      3. Las diferencias de clase se manifiestan a través de la asignación de derechos de propiedad [relaciones específicas de producción, en terminología marxista]. Para proteger esas relaciones de producción, los explotadores crean y están a la cabeza del Estado que es un aparato de coerción. El Estado ayuda a mantener las relaciones de clase y asiste en la creación de una superestructura ideológica que mantenga a los explotados dormitados de su conciencia de clase.
      4. Internamente, la competencia dentro del Estado tiende a la concentración de poder en cada vez menos manos. Externamente esa concentración lleva a imperialismo, guerras entre Estados y la expansión del territorio explotado.
      5. Con su tendencia a la concentración de poder a nivel mundial, la explotación se volverá incompatible con la evolución y mejoramiento de las fuerzas productivas. Las crisis económicas serán cada vez más comunes y crearán las condiciones para la aparición de una conciencia de clase entre los explotados. La situación será propicia para la aparición de una sociedad sin clases, sin Estado, sin explotación del hombre por el hombre y por tanto una situación de prosperidad nunca antes vista.
      Todas estas tesis pueden ser justificadas de forma satisfactoria, como mostraré más adelante.
      Lamentablemente, el marxismo ha descreditado estas tesis al hacerlas partir de un punto errado: la teoría de la explotación.

      La teoría marxista de explotación.

      Según Marx, los sistemas pre-capitalistas como el esclavismo y el feudalismo estaban caracterizados por la explotación. Cierto. En ambos sistemas los intereses del explotado y el explotador son antagonistas. El esclavo no puede ganar en un intercambio que no es libre, y por tanto el beneficio del explotador es la pérdida del explotado [un juego de suma cero]. Lo mismo se puede decir del señor feudal que extrae rentas de las tierras que el campesino legítimamente se apropió con su trabajo. Las ganancias del ‘lord’ son las pérdidas del campesino.

      Y es claro que ambos sistemas impedían el desarrollo de mejores formas productivas. El esclavo y el siervo no eran tan productivos como hubieran podido serlo en ausencia de tales sistemas. Si al esclavo le hubieran ‘pagado’ según su productividad, entonces hubiera trabajado con más ganas.

      Pero Marx sigue creyendo que las condiciones no han cambiado en el capitalismo. En el capítulo 24 del Capital —»Sobre la Apropiación Originaria»— Marx da un recuento histórico de cómo el capitalismo emergió a partir de conquistas, robos y asesinatos. De la misma forma, en el capítulo 25, «Sobre la Teoría Moderna del Colonialismo», la invasión del tercer mundo es fuertemente enfatizada. Todo eso es correcto, nadie puede negar la conquista imperialista. Pero no tiene nada que ver una invasión violenta con intercambio voluntario [Capitalismo].

      En este punto Marx entra en un juego lógico. A través de recuentos históricos y apelando a la indignación de los lectores frente a la forma en que unas riquezas capitalistas fueron creadas, Marx mueve la discusión en su favor con un tema que no era su tesis básica. Marx no explica el origen de la propiedad ‘limpia’, es decir, la propiedad que fue adquirida por apropiación originaria cuando un hombre cultivó una tierra antes no poseída por nadie. Marx simplemente describe el robo de propiedad, pero no el origen. No habla de la propiedad que no fue robada a nadie. Según Marx, el hombre que adquirió propiedad limpiamente —porque antes no había sido poseída por nadie— sigue siendo un explotador sin importar que ahora las transacciones sean voluntarias entre hombres libres.
      Esto me hace recordar la famosa afirmación de Proudhon de que la propiedad es robo. Eso es una contradicción porque todo robo presupone propiedad.

      ¿Cuáles son las ‘pruebas’ que Marx presenta para demostrar que el capitalista sigue siendo un explotador? [Y Marx consideraba esto su mayor aporte al análisis económico].

      Su prueba de esto es que el salario es menor que el precio de venta del producto. Por ejemplo, si el obrero crea valor trabajando por 5 días, sólo recibe el valor de tres días de trabajo. El resto del valor creado -la plusvalía- es apropiado por el capitalista, luego —según Marx— se prueba que hay explotación. Esa explicación es incorrecta.

      ¿Qué está mal en ese análisis?

      La respuesta es clara cuando uno se pregunta: ¿por qué el obrero acepta tal oferta?
      Para esta sección necesitamos los conceptos básicos de Acción Humana desarrollados por los austriacos:

      La acción humana y las categorías de acción.

      Hay una característica que todos tenemos en común, y esa es la característica que nos hace hombres.
      El hombre es el ser que puede comparar su situación actual con una situación futura más deseada, y que dado esto, el hombre es capaz de distinguir entre los medios disponibles que tiene que le permitirían alcanzar tales fines. El hombre no puede dejar de ‘imaginar’ mejores situaciones, el hombre no puede dejar de actuar.

      Esta proposición de Acción Humana no puede ser demostrada falsa, porque el mismo intento de querer demostrarla falsa implica el uso de tales facultades. Si un filósofo quiere probar que el hombre no actúa, sólo por el simple hecho de querer demostrar eso, el filósofo está demostrando que él, como hombre, actúa por sus propios motivos [de alcanzar una situación mejor, de demostrar que él está en lo correcto].

      Según los austriacos, siguiendo a Mises, ése es el fundamento de las ciencias sociales. Las leyes de economía pueden derivarse lógicamente de ese axioma. La Economía es una ciencia cómo la lógica, que parte de verdades axiomáticas.

      Y los mismos axiomas de Acción Humana nos permiten hacer el análisis Lucha de Clases.
      Basados en ese axioma de Acción con motivos, podemos derivar otras conclusiones.
      Como ya hemos mencionado, el hombre no puede dejar de actuar. Y a esto se suman motivos biológicos. El hombre no puede dejar de alimentarse por varios días. El hombre, desde el momento que bajó del árbol, nunca ha dejado de imaginar mejores situaciones para él.

      En otro de sus puntos ha replicado mi posición sobre el estiramiento de los conceptos. Obsérvese bien como, con una frase de Marx y Engels, podré demostrar aquello de la laxitud, aunque también las tautologías metodológicas y la apariencia de profundidad cuando en realidad solo es un juego de palabras.

      “Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante son también las que confieren el papel dominante a sus ideas”

      Si nos detenemos, si quiera unos minutos a reflexionar sobre tal profunda conclusión -profundidad solo aparente-, podremos observar que; «todo lo que es, es, y es malo, por ser del dominio de lo dominante. Este último ser, concibe su contrario a su gusto y semejanza. Por lo tanto, las relaciones que hacen a una determinada forma del ser, también le confieren el papel del ser en su ser». Desde aquí, imposible no luchar contra algo que nos domina; ¿O contra el todo? ¿O contra mí, imbuido en el todo dominante? ¿O contra que cosa? Claro, desde aquí, podremos criticar críticamente (valga la redundancia) todo lo que tenga marcos generales, debido a que, en su inmanencia, todo está podrido; ¿Incluido el marxismo? Pero claro, el marxismo es una especie de iluminación que vino de otro planeta, no es un pensamiento euro céntrico nutrido de las ideas dominantes. En realidad, no es sino otra forma de dominación.

      En su séptimo punto, en efecto la teoría marxista ha sido refutada. Algunos links al respecto, en donde se encuentran enlazadas las bibliografías digitalizadas.

      http://propiedadprivada.blogspot.com/2005/02/crtica-contra-karl-marx-desde-la.html

      http://www.liberalismo.org/articulo/56/40/refutacion/keynes/

      http://www.liberalismo.org/articulo/5/32/bohmbawerk/refuta/teoria/explotacion/capitalista/

      Finalmente, sería interesante democratizar el conocimiento de la ciencia económica, lo que no sería para nada de interés, es la pretensión de profundizar la monopolización del pensamiento único. El marxismo adolece de las mismas incongruencias que critica, la diferencia es que por ser tan general, para detectar sus anomalías se necesita más destreza, destreza que no se enseña en las universidades, cuanto que tampoco sus puntos anómalos. Finalmente, bienvenido el intercambio si el mismo sirve si quiera para mostrar que los austríacos tienen mucho para decir en tanto que economía crítica. Muchas gracias y espero poder leer esta intervención en las próximas horas.

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      Jorge

      29/10/2011 at 17:27

    • Este «comentario» tiene más de 15.500 caracteres. A partir de esto, he decidido poner ciertos límites. Los que deseen escribir artículos pueden abrir su propio blog, o mandarlos a blogs que están destinados a ello. En particular, hay muchos blogs de la derecha que publican trabajos dedicados a atacar al marxismo; no hay necesidad de venir a «copar» este blog para esto. Soy consciente de que hay gente que quiere acabar con este espacio, y ésta puede ser una de las vías. Por lo tanto, a partir de ahora, admitiré comentarios de hasta 1500 caracteres. Solo en casos en que presenten aportes que hagan al contenido de notas, habrá alguna excepción. Pero la regla general será ésta. Insisto: el que quiera tener prensa para sus artículos, que se tome el trabajo de establecer su espacio.
      Por otra parte, la defensa de la teoría del valor y de la plusvalía de Marx (y la respuesta a estas objeciones) la he presentado en muchos trabajos, y no veo el sentido de repetirlas aquí.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 19:06

    • Alejandro, no pude leer el post que usted comenta. Pero sin embargo debo decir que sus comentarios son falsos y totalmente injuriosos. Recorra los post del blog donde hay decenas de comentarios criticos, desde el comienzo del blog, busquelos siguen ahí despues de meses.
      No me gusta plantear estas cosas pero despues de leer varios comentarios de este tipo recientemente, solo puedo pensar que el blog se encuentra bajo un ataque de trolles.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      29/10/2011 at 18:59

    • Prof. Astarita, como lector habitual de su blog, quiero expresarle mi apoyo y decir que en vista de los últimos comentarios su medida me parece la más sensata. Realmente en lo personal me resultaría muy molesto y frustrante si el espacio de este blog se perdiese por las actitudes, premeditadas o no lo mismo da, de ciertos individuos.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      29/10/2011 at 19:34

    • Señor Astarita, estudié en la UBA entre 1997 y 2002 y puedo decir que lo que más vi fueron las teorías Keynesianas, la economía heterodoxa y los cepalinos. En la Universidad de quilmes, me dijo mi sobrino que estudia Comercio Internacional, que no ven absolutamente nada de Hayek y Von Mises, entre otros. Le pregunté por Friedman y me dijo que ni sabía quien era. También son los cepalinos lo que más ven. Saludos

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      Roberto

      29/10/2011 at 07:20

    • El señor Astarita, ahora, para mostrarse democrático, ha dejado ingresar estos comentarios de queja de censura. Pretende así indicar que no hay censura, que aquí se puede escribir todo de cuanto se quiera. Lamentablemente, una entrada de ayer que ponía en perspectiva las falencias del marxismo al igual que las falencias de las teorías que él denomina «neoclásicas», entre otras cosas, no ha aparecido. Digno de un dogmático.

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      Alejandro

      29/10/2011 at 11:43

    • Alejandro, flor de Troll…
      Paciencia, compañeros…

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      wal

      29/10/2011 at 18:39

    • Lamentable, en este blog hay censura, existe la misma tijera que se pretende denunciar. Lamentable

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      Roberto

      29/10/2011 at 07:36

    • Lamentable como corta comentarios el administrador de este blog, solo pasan los positivos. ¿Desde ese lugar pretende democratizar los programas de estudio? Por favor…

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      Roberto

      29/10/2011 at 08:00

    • Eso es obvio a simple vista, no????

      Las cosas que hay que leer.

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      Gerardo Daniel

      29/10/2011 at 18:54

  2. Rolo gracias por existir.

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    natalia

    21/10/2011 at 18:06

  3. Compañero Rolo. Me parece progresiva la idea que se incorpore la enseñanza de Keynes y Márx a los planes de estudio, pero, hace poco, usted era indiferente o escéptico frente a la idea. En su momento me llamó la atención su réplica a una compañera que firmaba como ‘Marianita’ que lo invitaba a participar de las asambleas entre docentes y alumnos para discutir la cuestión. Usted sostenía algo así como que era inútil obligar a un neoclásico a que diera Márx. Lo haría tan mal predispuesto que era preferible una lectura independiente. También que lo mejor era abogar por cátedras alternativas u otros métodos de comparación de teorías de cara al estudiantado. Ahora cambió de posición. No se si es exáctamente así, pero, celebra el impulso que antes pensaba como estéril y del cual prescindía. Si efectivamente cambió de posición, a pesar que no tengo actualmente mucho contacto con las reivindicaciones para la enseñanza universitaria, me parece correcto el paso dado.
    Gracias.

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    AP

    21/10/2011 at 22:12

    • Me parecen dos cosas distintas, en el caso que comenta, la cuestión era armar asambleas, para intentar ver si podia presionar para que esos temas estuvieran en programas, aunque no se cambiase nada de la estructura del profesorado.
      En este caso es La Nación tergiversando, ocultando y confundiendo. No se, personalmente me parecen cuestiones completamente diferentes.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      21/10/2011 at 23:18

    • Astarita, ahora, para mostrarse democrático, ha dejado ingresar estos comentarios de queja de censura. Pretende así indicar que no hay censura, que aquí se puede escribir todo de cuanto se quiera. Lamentablemente, una entrada de ayer que ponía en perspectiva las falencias del marxismo al igual que las falencias de las teorías que él denomina «neoclásicas» (entre otras cuestiones metodológicas y científicas), no ha aparecido. Digno de un dogmático.

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      Alejandro

      29/10/2011 at 11:46

    • Lo que defiendo es el derecho a que haya cátedras que enseñen autores críticos, de izquierda, y en particular la teoría de Marx. Pero sigo sin ver el sentido de obligar a que alguien de la derecha enseñe teoría marxista. Tampoco veo mucho sentido a reunirme con un kirchnerista, por ejemplo, para discutir el programa con que dicta una materia, o el programa con el que yo dicto mi materia.

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      rolandoastarita

      22/10/2011 at 00:02

    • Compañero Rolo. Disculpe que le insista con este tema, pero no termino de entender cual es su posición. Usted critica a La Nación por tildar al proyecto de ‘oscurantista’ o al servicio de instalar el ‘pensamiento único’, en consecuencia, sin ser ninguna revolución en materia de la estructura educativa, el proyecto parecería progresivo en relación a la situación actual ¿Por que no se debería apoyarlo críticamente?. Por otra parte, parece ser que tiende a monopolizar bajo la bandera K el reclamo de buena parte del estudiantado y la docencia que se viene manifestando en ese sentido, incluso yendo más allá y planteando que haya más cátedras donde se enseñen enfoques alternativos, propuesta que usted comparte. Me parece que eso era lo que se discutía en las asambleas en cuestión de las cuales usted no participó. Me da la impresión que usted pone la libertad de cátedra por encima de todo, pero no eso lo que se discute, sino una reforma que tiende a dislocar el monopolio del pensamiento ortodoxo. En concreto ¿Merece el apoyo crítico de los marxistas revolucionarios? Si es así, en retrospectiva: ¿Se debía haber impulsado una reforma, así fuese superadora del proyecto actual? Que se entienda. Tengo en claro que obligar a un profesor a dar Marx o Keynes, cuando no comulga en lo más mínimo con su pensamiento, puede tener un resultado contraproducente, pero no veo por que ocurriría lo mismo si se ‘obliga’ a un marxista a dar autores neoclásicos, el resultado sería una explicación acompañada de una crítica demoledora y cierta, que me imagino es lo que ocurre y el resultado no sería necesariamente perjudicial para la formación del alumnado. No creo que un proyecto de esta naturaleza obligue a marxistas a discutir con los kirchneristas como o con que programa dicta una materia, en todo caso, obliga a los partidarios de la extrema derecha (dado que los K son la ‘izquierda’ de la derecha) a incorporar otros autores. Si usted, en cambio, piensa que el proyecto ataca tanto a la derecha como la izquierda, con el propósito de conculcar la libertad de cátedra, entonces sí es antidemocrático y en un sentido general, La Nación no se equivoca. Pero usted se opone a este criterio en su nota. Con todo respeto, dado que estoy tocando de oído, me gustaría que me aclare este contrasentido.
      Gracias.

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      AP

      22/10/2011 at 12:20

    • La vía que se propuso para la reforma fue discutir qué contenidos debían dictarse en las materias. Respeto esta posición, pero no la comparto. Mi postura es a favor de que se abran cursos alternativos a los conducidos por la ortodoxia neoclásica.

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      rolandoastarita

      22/10/2011 at 14:20

  4. Lo interesante sería que todos los alumnos decidan que cursar. Los que quieran cursar con un enfoque más del palo marxista estudian desde esa postura; los que quieran estudiar desde la mirada keynesiana, estudian esa mirada, etc. Hay mucha gente que cuando piensa en la educación se olvidan de los estudiantes que somos los que nos ponemos a estudiar. Esa sí que sería una medida progresista. Cada uno en su rancho y estudiando lo que uno quiere estudiar y no lo que nos dicen que hay que estudiar. Después cuando terminan las cursadas nos decimos nuestras verdades. Así nos ahorramos tiempo y disgustos. Saludos.

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    JUAN

    22/10/2011 at 00:55

    • El señor Astarita, ahora, para mostrarse democrático, ha dejado ingresar estos comentarios de queja de censura. Pretende así indicar que no hay censura, que aquí se puede escribir todo de cuanto se quiera. Lamentablemente, una entrada de ayer que ponía en perspectiva las falencias del marxismo al igual que las falencias de las teorías que él denomina «neoclásicas», entre otras cosas, no ha aparecido. Digno de personas que solo repiten dogmas.

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      Alejandro

      29/10/2011 at 11:48

    • No tengo ningún comentario en spam, no he recibido nada que no haya publicado. Reitero: este blog lo escribo en ratos libres. Me gano la vida dando clases, y autorizo los comentarios cuando entro al blog. A lo largo de poco más de un año de existencia del blog, solo se han rechazado algunos comentarios que contenían insultos (a otros lectores); y los de una persona que había tomado esta sección para publicar, de hecho, artículos (y esto después de haberlo rogado encarecidamente, y en varias oportunidades, que enviara comentarios más cortos). No veo forma de defenderme de acusaciones como las que usted me dirige.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 12:33

    • Puede ser válido para la UBA en donde hay varios cursos de la misma materia. Es absolutamente inviable en todas las demás universidades del país en las que se enseña una carrera de Economía (que no son pocas!)

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      Lejbl

      13/12/2011 at 23:40

  5. Es sumamente importante que se impulse el estudio de todo el pensamiento economico en las universidades argentinas, pues sería una gran conquista. Le puedo decir, como una experiancia, que en la Universidad Central de Venezuela predominaba, hasta los años 70, el pensamiento marxista tanto en los estudios de Economía como en las areas de Sociología e Historia. A partir de los años 80 esa visión cempieza a cambiar radicalmente; podemos decir que en la actualidad en la escuela de Economía de la UCV, predomina el pensamiento neoliberal, mientras en las carreras de ciencias sociales consideran al materialismo histórico como una disciplina anácronica. La cuestión es plantearles a los fundamentalista neoliberales, que pasaría si en el estudio de la Filosofía se exclullera a Platón , por ejemplo ;¿ qué tan completa sería la filosofía sin estudiar al filosofo griego? sería irracional ¡verdad!. Pues lo mismo en la Ciencia Económica, ¿Qué tipo de preparación puede tener un egresado de Economía sin haber estudiado a Keynes, Marx, Kalecki, Furtado o Prebisch?, en mi opinión sería un economista semianálfabeta. En Argentina deben aprobechar el actual ambiente de cambio y actualización de los estudios de Economía. En Venezuela, en cambio, asistimos desde hace tiempo, a un retroceso, en el que el actual gobierno -sumamente ignorante- no ha intentado cambiar. Tanto es así, que la carrera de Economía Social, que se imparte en la Universidad de la Fuerza Armada (UNEFA), los estudiantes no adquieren conocimientos profundos de la economía politica marxista, sino simplificaciones; al tiempo que no tíenen en su plan de estudios la asignatura de «Economía Política» -como en la UNAM de México-, sino tan sólo la asignatura de «Teoría Económica»; cuyo contenido se consigue en Samuelson o en la «Economía positiva» de Limpsay; y esto sucede en un gobierno que se dice «socialista» y controla directamente la UNEFA. Aprovechen los vientos de cambio, pues de lo que se trata es de crear un economista con plenos conocimientos. Esto vale para el resto de las ciencias sociales, ¿Cómo imaginar un licenciado en Historia sin saber de materialismo histórico?. Yo que estudie Historia, en los 80 en la UCV, no me imagino la Ciencia Histórica sin el aporte de Marx. Hoy en esa escuela , muchos consideran al materialismo histórico como una antigüedad. Saludos

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    abdel

    22/10/2011 at 07:46

    • Lamentable, en los comentarios de este blog, solo se filtran positivamente los comentarios de los aduladores.

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      Roberto

      29/10/2011 at 07:42

    • Roberto eso que acaba de comentar es simplemente una mentira. ¡No se comporte como un troll quiere!

      Saludos

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      Gerardo Daniel

      29/10/2011 at 19:02

    • «¿Qué tipo de preparación puede tener un egresado de Economía sin haber estudiado a Keynes, Marx, Kalecki, Furtado o Prebisch?, en mi opinión sería un economista semianalfabeto.»
      Dicha formación sería incompleta. Pero sería tan incompleta, si sólo estudiara a esos autores y dejera afuera a otros tan importantes como Carl Menger, Eugen von Böhm Bawerk, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Milton Friedman, Robert Lucas, etc etc.

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      Adrian Ravier

      29/10/2011 at 11:59

    • Jamás he sostenido que no haya que estudiar a Böhm Bawerk, von Mises, Friedman o Lucas. Ya he respondido sobre esto en otros comentarios, y expliqué mi actuación en lo personal. No entiendo a qué apunta su crítica con este comentario.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 12:35

  6. Lo que más molesta de los fundamentalistas neoliberales es que su teoría parte del siglo XVI, y aún así consideran a quienes abrazamos la economía politica en sus distintas variantes heterodoxas , sea Marx, Keynes, Shumpeter o cualquier otro, como desfasados. La economía neoliberal ha resultado ser, a traves de la historia reciente, la causa fundamental del empobrecimiento de la mayor parte de la población a costa del enriquecimiento de una minoría; y destruyó el tejido industrial de númerosos países. No incluir a todo el pensamiento económico en los planes de estudio de las universidades, conlleva la completa absorción de la ciencia económica por el «pensamiento único» neoliberal. Quisiera que Rolando explicara la diferencia entre el concepto de «teoría económica» y el de «economía política». Saludos

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    abdel

    22/10/2011 at 14:13

    • Es un poco largo explicar la diferencia entre economía política y «economía» a secas. Marx utilizó la expresión «economía política clásica» para referirse a toda la economía que desde Petty había investigado «la concanetación interna del régimen de producción», y la había diferenciado de lo que llamó la «economía vulgar», que solo se quedaba en las relaciones externas. A partir de 1830, en opinión de Marx, habría pasado a dominar la escena la economía vulgar. De todas maneras, todavía a mediados del siglo 19 existía una cierta conciencia de que la dimensión política y social de la economía. Pero progresivamente se intentó despojar a la economía de toda connotación de este tipo; la idea era transformarla en una técnica, pretendidamente ascéptica. Jevons, uno de los padres del marginalismo, todavía utilizó el término economía política, pero explicaba que se trataba de una matemática que calculaba las causas y los efectos de la actividad humana. Luego Marshall comenzó a utilizar el término “economics”. Robbins planteó que la economía estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos. De hecho, la economía pasó a considerarse una ciencia de la elección. Como escribía alguna vez Maurice Dobb, la economía solo podía proporcionar, desde este enfoque, una especie de álgebra de las elecciones humanas. Por eso Robbins decía que los corolarios que se desprendían de la ciencia económica eran válidos para todo tipo de sociedad. Lo cual era lógico si se sostiene que la base de todo el razonamiento son elecciones individuales (esto es, una abstracción). La función ideológica de todo esto era presentar a la economía como una ciencia a-histórica y a-social, con principios «científicos» de validez universal, que los seres humanos no pueden modificar. Al día de hoy, todo esto está muy acentuado en los economistas. Son muchos los que incluso miran con absoluto desprecio a las ciencias sociales; y se consideran científicamente superiores porque aplican modelos matemáticos a los problemas que pretenden dilucidar o resolver. No sólo esto. «Economics» ha ejercido un suerte de imperialismo sobre la sociología y otras ramas de las ciencias sociales. En muchas de éstas se ha tratado de imitar los métodos de los neoclásicos, con la ilusión de pasar elevarse al rango de «ciencia». Hay una gran mistificación en todo esto.

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      rolandoastarita

      22/10/2011 at 19:49

    • A riesgo de interrumpir su trabajo cotidiano y sin voluntad de que sea una exigencia, me gustaría que profundice alguna vez sobre el tema. Es una discusión que se da mucho en la carrera que estudio (sociología) y estas cosas hay que remarcarlas a cada rato para contextualizar la temática con que se quiere estudiar en un sentido o en otro a la dinámica de las distintas sociedades. Sé que usted ha tratado varias veces todas estas cuestiones en su blog, pero es importante porque todavía se suscitan estas diferencias entre las disciplinas. Saludos desde La Plata.

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      JUAN

      24/10/2011 at 21:33

    • Lamentablemente, en este blog hay censura, existe la misma tijera que se pretende denunciar. Es lamentable encontrar una contradicción tan grande en alguien que se precia de «justo». Al igual que la historia de su ideología, es un represor conceptual.

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      Roberto

      29/10/2011 at 07:38

    • Observo una tendencia en este blog y otros heterodoxos a vincular la economía ortodoxa con la economía de derecha (es decir, autores de la Escuela de Chicago o de la Escuela Austriaca); la economía heterodoxa con la economía de izquierda (es decir, autores como Marx), la economía (economics) con la economía de Milton Friedman; y la economía política con la economía de Marx. Todo esto es un gran error. Aquí les dejo un artículo que distingue «economics» con «political economy» bajo una lectura algo diferente: http://fce2.ufm.edu/publicaciones/laissezfaire/33/LF-33-7.pdf
      En español, este otro artículo puede ayudar a ver la diferencia.

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      Adrian Ravier

      29/10/2011 at 12:07

    • Jamás identifiqué la economía política con la economía de Marx. Precisamente he explicado que Marx titula sus obras «Crítica de la economía política». ¿Cómo es posible que de aquí se saque la conclusión de que se identifica la economía política con la economía de Marx? En segundo lugar, sí opino que la escuela austríaca es una escuela que defiende ideas afines a la defensa del sistema capitalista. Es desde este punto de vista que un marxista ubica a esta corriente como una corriente de la derecha. Es una corriente que defiende un sistema económico que está basado en la explotación del trabajo. Por supuesto, esto tiene como base la teoría del valor y de la plusvalía de Marx.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 12:42

  7. Gracias Rolando , me aclaraste sobre el concepto de «economía política». Saludos

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    abdel

    23/10/2011 at 15:26

    • Lamentable este blog, parece administrado por Stalin, solo pasan los comentarios positivos.

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      Roberto

      29/10/2011 at 08:05

    • Este blog no es realizado por un profesional pagado, que puede estar todo el día trabajando en el mismo. Lo hago con mucho esfuerzo, en los tiempos libres que me dejan mis actividades académicas, con las que me gano la vida. De ahí que a veces la aprobación de artículos deba esperar. La última vez que revisé el blog fue ayer a las 20 horas, y aprobé los comentarios que se habían enviado hasta el momento. Por otra parte, basta echar una mirada a los más de 2000 comentarios que se han enviado, para constatar que hay una gran cantidad de gente que envía críticas. Nunca se censuró a nadie por sus posiciones. La única condición para publicar es una cierta limitación de espacio (son comentarios, no artículos; éste no es un blog de discusión) y no insultar. Afirmar que este blog es administrado con criterios stalinistas, es un insulto gratuito, que termina calificando al emisor del mismo.
      En cuanto a qué autores se dan, o no, en la Universidad de Quilmes, o en la UBA, yo solo respondo por las materias que dicto. Tanto cuando dicté «Dinero, crédito y bancos», como en la materia que dicto actualmente en la UNQ, «Corrientes del pensamiento económico contemporáneo», explico largamente la teoría monetarista y las posiciones de Friedman (también Phelps por tasa natural; cuando dictaba dinero incluso Cagan). En mi libro «Keynes, poskeynesianos y keynesianos neoclásicos», que utilizo para las clases, estos autores están ampliamente citados. Es faltar a la verdad decir que oculto estos autores a los alumnos.
      Además, cuando dictaba «Fundamentos…» (lo hice 3 cuatrimestres) introducía la teoría subjetiva del valor con Menger. Cuando dictaba «Dinero, crédito y bancos», siempre hacía mención a la posición de Hayek y von Mises en torno a los problemas de fundamentar el valor del dinero desde la teoría del valor subjetivo. Aclaro también que siempre que explico la transformación de valores a precios de Marx (tanto en mis clases en UBA como en UNQ) explico que la crítica más importante a El Capital fue realizada por Böhm-Bawerk (austríaco), al señalar la (supuesta, en mi opinión) contradicción entre el tomo I y III.
      En cuanto a von Mises y Hayek, hago referencia a su teoría sobre el ciclo cuando explico las explicaciones que hacen hincapié en el tema financiero. En mis clases en Sociología, donde dicto una materia optativa dedicada a estudiar las crisis, presento las teorías que explican el ciclo por el tema financiero (hoy muchas de ellas entran en la variante de la corriente llamada «financiarización») y explico que las mismas fueron desarrolladas ya en los 30 por los austríacos, entre otros. Para hacer más precisa la cuestión, he escrito una nota en este blog donde presento estas teorías; en mis clases remito también a esta nota, para aquellos que quieran ampliar.
      De todas maneras, inevitablemente hay que seleccionar los autores que se dan, porque es imposible presentarlos a todos. Por ejemplo, tan importante como la teoría del ciclo de Hayek o von Mises, puede ser la de Wicksell (a quien dediqué un apartado en mi libro sobre Keynes, que utilizo para mis clases), o Minsky. Por eso, al explicar teorías financieras del ciclo, hago referencia a algunos de estos autores.
      Por supuesto, el mismo criterio aplico a otros temas. Por caso, cuando dicto Desarrollo Económico (también he dictado Crecimiento), doy Kaldor y apenas menciono a Kalecki. Pero también presento a Shaikh, y apenas trato a Sweezy entre los marxistas. Lo importante entonces es abrir el panorama, y dar la oportunidad de elegir. Al respecto, y ya que estamos en el tema, me surge la curiosidad sobre si en las cátedras dominadas por los partidarios de los austríacos existe una similar amplitud de criterios. Por último, me atrevo a sugerirle un poco más de prudencia a la hora de lanzar acusaciones de «stalinista», y parecidas.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 11:45

    • Rolo; para que publicás éstas cosas? Hace 5 o 6 posteos para decir lo mismo…
      Encima es tocayo… mirá si me confunden con alguien así?

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      Roberto

      29/10/2011 at 23:06

  8. «Al respecto, y ya que estamos en el tema, me surge la curiosidad sobre si en las cátedras dominadas por los partidarios de los austríacos existe una similar amplitud de criterios.»

    Los austriacos, al igual que los marxistas y otros economistas heterodoxos, aman la historia del pensamiento económico. No podemos comprender otro modo de dictar nuestros cursos o tratar nuestras investigaciones. Esto nos lleva naturalmente a enseñar las ideas evolutivamente, atendiendo a los debates que han ido surgiendo en la historia.

    Por supuesto que siempre existen -en todas las escuelas de pensamiento- autores que son un poco más sesgados que otros, pero me animo a afirmar que los profesores «austriacos» ofrecen al alumno una apertura de ideas mucho mayor que la de sus colegas neoclásicos, y también marxistas.

    Hasta hace un año vivía en Buenos Aires y dictaba cursos en la UBA, UCA, ESEADE y USAL, y sea que daba dinero y banca, macroeconomía, historia del pensamiento económico o comercio internacional, tanto en grado como en posgrado, el alumno era expuesto a contenidos multidisciplinares y de diversas tendencias. Ahora vivo en La Pampa y hoy pasa algo similar en mi curso de Introducción a la economía, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLPam.

    Un punto adicional. Mi cátedra intenta abarcar a todas las escuelas de pensamiento, y también al marxismo. Yo estudié en la UBA economía marxista con Pablo Levín y Axel Kicillof, leí El Capital, entre otros trabajos, pero no soy el mejor exponente de esas ideas. Intento ser objetivo al enseñar sus ideas, pero veo tantas limitaciones que no puedo dejar de exponerlas al alumno.

    Pero por lo que he leído más arriba en esto seguramente el profesor Astarista preferiría que no enseñe sus ideas, por lo crítico que seré de ellas. Pero uno podría preguntar lo mismo respecto a sus enseñanzas de las ideas de Mises y Hayek ¿Cuán objetivo puede ser el profesor Astarista al enseñar las ideas de estos autores? Yo hace 15 años que estudio a Hayek y todavía me sigue asombrando con cada nuevo artículo suyo. Marx, Keynes, Hayek son autores tan profundos y a la vez complejos, que comprenderlos es tarea de una vida.

    Por último, en su respuesta a mi comentario sobre el oscurantismo k, el profesor Astarita decía:
    «no pienso que los austríacos presenten un desafío importante al socialismo». Me gustaría conocer sus argumentos, si el tiempo se lo permite. Si simplemente me direcciona a algún artículo que refute la tesis de «imposibilidad del cálculo económico en el socialismo», estaré agradecido. Yo por el momento, sólo puedo dejarles esta reseña: http://www.fce.unal.edu.co/media/files/documentos/Cuadernos/54/v30n54a12.pdf

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    Adrian Ravier

    29/10/2011 at 12:37

    • Mi posición acerca de la enseñanza de teorías críticas, es que no estoy dispuesto a obligar a nadie a que enseñe a Marx. Es importante, de todas maneras, destacar que en la presentación de neoclásicos y economistas burgueses de las teorías de Marx he encontrado las más groseras falsificaciones. Directamente, mienten. En lo que respecta a mis posiciones, he presentado las teorías de Friedman o Phelps por escrito, en libros y artículos; los mismos han sido sometidos a escrutinio de partidarios del monetarismo. Además, las he presentado en cátedras donde concurren alumnos que han sido instruidos en estas teorías. Nunca nadie ha planteado que he tergiversado o falseado. Insisto, no encuentro esta actitud en los libros «ad usum» en que se forman los economistas. Al margen de que prácticamente no se cita siquiera a Marx, cuando se lo hace, se escriben barbaridades. Por ejemplo, en un conocido manual se sostiene que, según Marx, el único factor de la producción es el trabajo. Esto se traduce a decenas de idiomas, se repite en centenares de cátedras, y se instala. Y nadie se preocupa de desnudar la mentira.
      Acerca del cálculo económico bajo el socialismo, espero tener tiempo en algún momento para escribir sobre el asunto. De todas formas, en varias notas he criticado la pretensión (del stalinismo) de suprimir el mercado mediante decretos.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 12:57

  9. Profesor, algunos de mis comentarios críticos no fueron a sus comentarios, sino a los de sus lectores. Pido disculpas por no haberlo aclarado. Sí quería manifestar un punto de vista algo distinto en relación con la economía heterodoxa. Yo entiendo síntesis neoclásica con el irrealismo de los supuestos y la economía matemática. Y la Escuela Austriaca es ajena a ese proceder. Me parece que los heterodoxos encontrarán un lenguaje muy ameno en los Austriacos para poder conversar. Y eso es lo que hace interesante estos intercambios.

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    Adrian Ravier

    29/10/2011 at 13:24

  10. Es cierto que hay grandes fallas al momento de explicar en libros de textos las ideas de Marx. Pero exactamente lo mismo sucede con el resto de los pensadores clásicos y los austriacos. No es raro encontrar académicos que critican sueltamente a los austriacos al mismo tiempo que son incapaces mostrar conocimiento de los trabajos publicados en editoriales y journals académicos. En muchos de estos casos a veces hay dificultades incluso para que se nombren quienes son los austriacos académicos contemporáneos (por ejemplo, desde Kirzner en adelante). Se suele criticar una pop-austrian-version más que al «austrian economics», del mismo modo que en los libros de texto se suele hablar de la «pop-version de los clasicos» y no del verdadero pensamiento de los clásicos.

    Creo que esto no se debe a la falta de interés en la disciplina por la historia del pensamiento económico. Esto no sólo corregiría varios errores que se transmiten de generación en generación, sino que ayudaría a ver más claramente las diferencias de fondo entre austriacos y neoclasicos. Los austriacos proponen una corrección y continuación del programa de investigación de los clásicos, mientras que la síntesis neoclásica plantea algo distinto. La economía neoclásica no ve a los austriacos como parte de la economía seria/formal. Los austriacos tampoco se ven así mismo de esa manera. Pero así parece ser la interpretación de los marxistas y socialistas. Esto es porque se usa el mismo término con distintos sentidos. Al cruzar esta barrera, e indistintamente de que terminología se use, siempre puede haber lugar para intercambios fructíferos.

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    Nicolas Cachanosky

    29/10/2011 at 14:07

    • En caso que mi typo no haya sido claro, el segundo párrafo deber=a decir «Creo que esto se debe a la falta de interés…», y no que la falta de interés no es un problema.

      Interesante blog.

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      Nicolas Cachanosky

      30/10/2011 at 12:54

  11. He visto que tanto el sr. Ravier como otros austríacos que han comentado aquí señalan como un referente al economista Huerta de Soto, quien tiene publicados unos videos que atacan a la «Teoría de la Explotación», además de explicar, por ejemplo, cómo el Imperio Romano declinó debido al «socialismo» (en este punto se ve lo fútil que resulta intentar ponerse de acuerdo en el uso de los conceptos).
    H. de S. dice basarse en Bohm-Bawerk para desarrollar su crítica. Me gustaría enumerar algunos puntos que le atribuye a la TLV de Marx para que se vea (al menos a los ojos de los marxistas) la malicia de las confusiones.
    -La teoría de Marx es básicamente la de Rodbertus.
    -Todos los bienes económicos son producto exclusivo del trabajo humano.
    -El precio de los bienes es igual al valor del coste del trabajo que llevan incorporados.
    -Si no hay demanda no hay valor, y por esto el valor sería subjetivo.
    -Las mercancías estarían definidas como aquello producido por el trabajo, con lo que sería caer en un razonamiento circular el afirmar que el valor está determinado por la cantidad de trabajo.

    No intenté ser exhaustivo en cuanto a errores, sino sólo mostrar algunas evidentes falsificaciones. No recuerdo si en ese video en particular también se reproducía la común acusación de que Marx defendía la «ley de bronce» de los salarios.

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    Ezequiel

    29/10/2011 at 21:14

  12. Interesante el ataque de la escuela austriaca en defensa de su originalidad. Pese a ello, soy del parecer que aunque se le puedan reconocer ciertos aportes, los fundamentos de su crítica al enfoque marxista son inconsistentes. Se puede celebrar la voluntad de un diálogo ameno, pero la contradicción es tan profunda como inconciliable. La extensa intervención de Jorge brinda una muestra cabal al respecto empezando por la teoría subjetiva del valor. Jorge dice que la teoría del valor trabajo no ha sido corroborada sino parcialmente. Acto seguido plantea una serie de excepciones, que en algunos casos, están perfectamente contempladas dentro de la ley del valor trabajo, integrándolas dentro de la abrumadora mayoría de las mercancías que son producto del trabajo humano. El problema consiste en que, hasta donde llega mi conocimiento, la escuela austriaca sostiene que todas las mercancías definen su valor económico (precio) por los gustos y preferencias de compradores y vendedores así como por su escasez. Donde el enfoque marxista observa un fenómeno excepcional, el austriaco pone la regla y en ello reside la inconciliabilidad de los planteos. La crítica de Bohm Baverk sobre el problema de la transformación de valores a precios es conocida y parte de una supuesta incongruencia entre la exposición lógica, bajo su forma pura, del libro primero y la solución propuesta en el tomo tercero del Capital en que la dialéctica del valor se expresa por la formación de precios de producción , surgidos del producto de la intensidad del capital por la tasa de ganancia media, dando por resultado una sintonía fina en que los precios oscilan o ‘gravitan’ de modo permanente en torno a los valores. Se podrá estar de acuerdo o no con esta solución, que hasta hoy es materia de debate entre marxistas, pero de ello no se puede concluir, en primer lugar, que Marx se corrigió a si mismo ante las críticas, puesto que es por todos conocido, e históricamente probado, que los manuscritos del tercer tomo fueron elaborados antes de la edición del primer libro del Capital, y en segundo lugar, que las mercancías van al mercado carentes de valor trabajo (socialmente necesario) incorporado y lo adquieren en el mercado en razón de los arbitrios psicológicos de los agentes económicos. El movimiento de los precios, producto del libre juego de la oferta y la demanda, es para la abrumadora mayoría de las mercancías, la forma en que se despliega la ley del valor, corrigiendo las desproporciones de la producción anárquica y nivelando las tasas de ganancia entre las diferentes ramas a través de un proceso dinámico mediado por la competencia. Pero no creo procedente seguir con esto que para Jorge son ‘anomalías’ de la teoría que no vale la pena sean explicadas, dado el gran descubrimiento que los precios no coinciden exactamente con los valores individuales, sino, con ‘valores de producción’ socialmente determinados.
    Tremendo enredo introduce el problema de la ‘temporalidad’ en la realización de los beneficios que introduce para justificar la inexistencia de explotación, puesto que el capitalista tiene el derecho de exigir retribución por financiar a los obreros. (Que incomprendidos son los capitalistas¡) En primer lugar, son los obreros los que financian a los capitalistas, entregando fuerza de trabajo que solo será remunerada al cabo de un mes en promedio o finalizado el contrato. Mientras tanto, el capitalista, en la gran mayoría de los casos y más en los tiempos de ‘just in time’ no hace más que acumular stock, sino, vende y realiza la plusvalía, es decir el trabajo no remunerado que se apropia por ser propietario de los medios de producción y cambio, que no le fueron conferidos por dios, ni en la inmensa mayoría de los casos fueron adquiridos por trabajo propio, sino, legados por predecesores que los obtuvieron a través de una acumulación originaria mediada por la violencia (y aún en el caso de haberlo sido por trabajo propio, a partir de ello, no cambia un ápice su naturaleza aplicada a la explotación del trabajo ajeno). En otro plano, la función de ‘control’ sobre la producción que ejerce el industrial, tampoco justifica los beneficios que obtiene, puesto que no se conforma con el salario de un trabajador calificado o el salario de un director, sino con un ingreso enormemente mayor devenido del monopolio de los medios de producción. El esfuerzo de Jorge de presentar a los capitalistas como unos benefactores de la humanidad, cuya función altruista es dar trabajo para obtener una módica retribución por su propio trabajo presente o pretérito no resiste el menor análisis. Es un esfuerzo por presentar al capitalismo, no solo como el mejor de los mundos posibles, sino, el único posible para la ecuánime distribución en razón del esfuerzo individual, frente a la chusma obrera ‘que las quiere todas’. Si estas ideas no son de derecha, no se de lo que estamos hablando. El colmo del asunto llega cuando Jorge se plantea retoricamente, por que los trabajadores aceptan la explotación. No se en que mundo vive, pero queda claro de que lado está. Hace bien en no enseñar a Marx. Los explotados nos encargaremos de hacerlo, no solo en las Academias, sino en las fábricas, en las calles, en la revolución que arrojará toda esta superchería ideológica al basurero de la historia.

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    AP

    29/10/2011 at 22:23

    • Por favor, a partir de ahora les ruego que hagan comentarios más breves. Éste tiene más de 5000 espacios. Traten de limitar a unos 1500, 2000 como máximo.

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      rolandoastarita

      29/10/2011 at 23:43

    • Disculpe si me excedí en la extensión. A veces uno se deja llevar y pierde el sentido de la medida.

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      AP

      30/10/2011 at 00:57

    • AP, observo que no aclara debidamente la ley del valor, sino confirmada su inconsistencia, Indica que la serie de excepciones están contempladas «en algunos casos» por la ley. Es problemático si pensamos que solo he incorporado un par de ejemplos de anomalía, hay más. ¿Qué hacemos con los otros casos? ¿Los ponemos bajo la alfombra?. Es una obviedad que toda mercadería es producto del trabajo humano -entre otras cosas- aún no he conocido la presencia de extraterrestres ni de trabajo esclavo de animales. Es interesante observar los esfuerzos para mantener en terapia intensiva lo que, va de suyo, ya permanece en estado vegetativo. Finalmente, es interesante el pasaje de su intervención en que se indica; «se podría estar de acuerdo o no con esta solución pero es un debate no cerrado entre marxistas». Pregunto; ¿Se debate en qué momento quitar el respirador?

      Veo que al indicar que: «las mercaderías van al mercado carentes de valor trabajo y lo adquieren gracias al arbitrio de dominios psicológicos de los agentes económicos», no se hace otra casa que repetir la abstracción que se critica pero intentando salvar la dinámica criticada; ¿No es más sencillo hablar del carácter subjetivo de los procesos de la toma de decisión?. La explicación que pretende hacerse de la ley del valor, no es sino una encerrona en sus propios conceptos, lo que deja ver una especie de «mirarse al ombligo». Precisamente se intenta salvar algo con las propias herramientas que decretaron el aborto al tiempo de alumbramiento. Una especie de doble función conceptual; aparecen sus argumentos solo para desvanecerse, .

      El resto de la interpretación de mi intervención, es escasa, anómala y está definida en torno al «arbitrio de dominios psicológicos», en el «¿De qué lado estas?» se deja ver el carácter objetivo del intercambio. Se interpreta, ergo, se responde con una arenga política más que con un concepto. Veo que comienzo a ser observado a «regañadientes» y no es mi intención venir a molestar en un lugar en el cual no soy bienvenido por lo que pienso.

      Gracias por incorporar mis intervenciones y una pequeña aclaración, no hay ninguna «conspiración de la derecha» no estén preocupados por ello, en el caso del presente intercambio, es probablemente un dato, más fruto de la paranoia que de las condiciones objetivas en las que he desarrollado mi participación.

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      Jorge

      30/10/2011 at 09:30

    • Queda completamente claro cuando seguir las discuciones carece de sentido.
      No tengo derecho a hacer semejante pedido pero creo que seria positivo que los lectores habituales del blog nos abstuvieramos de contestar cualquier comentario que haga Jorge.
      Las intervenciones de Jorge carecen de sustento (es casi inevitable que en comentarios ocurra eso) pero el invierte la cuestión y acusa de eso mismo a los demas, es gracioso como se nota que solo se concentra en comentarios sueltos, que por su misma extención van a ser parciales ignorando todos los articulos del blog.
      Jorge, por lo menos en sus intervenciones hasta el momento, demuestra ser una persona total y absolutamente convencida de su punto de vista, al que no le interesa nada que se separe de eso. En principio eso no tiene nada de malo. El problema es cuando ingresa a un espacio en el que nada tiene que ver con su forma de ver el mundo, y en el que por lo tanto no habra forma de dialogo alguna. ¿Porqué lo hace? ¿Le sobra el tiempo? Así lo unico que logra es molestar, con lo cual, espero que sin intención, solo termina siendo una versión sofisticada de Troll.

      Saludos

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      Gerardo Daniel

      30/10/2011 at 11:51

  13. Recuerdo -a fines de los ’90, comienzos y mediados de esta década, hasta que se quedaron sin ráting o sin sponsor-. un programa de la derecha política por Cablevisión que lo auspiciaba la Fundación Von Hayek….hablaban de la Escuela austríaca, apostaban por López Murphy o por el menemismo…¿Se llamaba la «Caja de Pandora» o algo asÍ? ¿Estaban los hermanos Kikuchi…? Estoy de acuerdo con Rolando, y me solidarizo con él. Lo lamentable es las acusaciones que le hacen. ¡Trolls, vayan a molestar a sus blogs! Saludos.

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    Armando

    29/10/2011 at 23:00

    • Los defensores de la Escuela Austríaca efectivamente constituyen una fuerza de derecha. Alberto Benegas Lynch, por ejemplo, fue un defensor del golpe militar de Pinochet. Aquí van algunos pasajes de un escrito de ABL, de 2007, que está disponible en Internet (www.conocereisdeverdad.org):
      «Entre otros temas, estimo de gran importancia distinguir tres aspectos de la rebelión del 11 de septiembre de 1973 en Chile. En primer término, la justificación al derecho de resistencia tan caro a las tradiciones liberales, contemporáneamente desde Sidney y Locke, a la Declaración de la Independencia estadounidense que enfatiza que si cualquier forma de gobierno atenta contra las libertades de las personas ‘está en el derecho de la gente alterarlo o abolirlo e instituir un nuevo gobierno’. Lo mismo había ocurrido en Inglaterra con la sublevación contra Jacobo II y, posteriormente, contra el despotismo español en Sudamérica o la invasión aliada contra Hitler. (…) Una vez en el poder, Allende estableció relaciones diplomáticas con Cuba, Alemania Oriental, Corea del Norte y Vietnam del Norte, y anunció su propósito de modificar la Corte de Justicia ya que juzgaba que adolecía «de parcialidad de clase» y también al Congreso, eliminando su estructura bicameral y amenazó con clausurarlo si continuaba con ‘su actitud obstruccionista’, a pesar de haber votado la modificación constitucional –con carácter retroactivo– para proceder a expropiaciones masivas de propiedad privada. Comenzaron las ‘tomas’ violentas, la inflación fue del 500% en su primer año de gobierno, los controles de precios produjeron faltantes de prácticamente todos los bienes, desórdenes cotidianos que incluían matanzas impunes, un estado de zozobra generalizada puesta de manifiesto en crecientes marchas multitudinarias opositoras, como la del 1 de diciembre de 1971″.
      Luego de citar a Frei y The New York TImes, todos contrarios a Allende, Alberto Benegas Lynch dice: «En este clima de prostitución y degradación de los principios más elementales de la democracia se produjo la sublevación de marras, ampliamente justificada por los espíritus libres«.

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      rolandoastarita

      30/10/2011 at 15:54

  14. Es interesante que el debate se oriente en el sentido de las teorías del valor y del precio. Aquí les dejo un trabajo con el que coincido en un 100 %, y que quizás les sea interesante. Es largo, pero entiendo que su lectura vale la pena:

    Historias de las teorías del valor y del precio Parte I

    Haz clic para acceder a 25_4_Cachanosky.pdf

    Historias de las teorías del valor y del precio Parte II

    Haz clic para acceder a 23_6_Cachanosky.pdf

    Armando, aquel programa de la Fundación Hayek (donde yo también trabajé por más de tres años) se llamaba «Contracorriente» y era conducido por Alberto Benegas Lynch (h). Jamás defendió a Menem, ni a López Murphy. Quizás no comprendías las críticas! Esta es una corta entrevista que puede mostrar su lectura: http://www.lanacion.com.ar/607757-alberto-benegas-lynch-menem-fue-un-modelo-de-antiliberalismo

    Por lo demás, si molesta en este blog la presencia de comentarios no-marxistas, no tengo problema en no participar. El profesor Astarita en este sentido parece ser más abierto que algunos de sus lectores. A esto últimos, quizás deban abrir la mente. Sólo de ese modo podrán entender los enfoque críticos del marxismo para después dar alguna respuesta que merezca atención.

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    Adrian Ravier

    30/10/2011 at 12:54

    • Personalmente no me molestan comentarios no marxistas, aunque me parece que no va a llevar a nada la discución pues las bases ideologicas de las dos posturas son extremadamente distintas. Sin ir más lejos los suyos particulares me parece que son muy correctos y para nada agresivos. Sin embargo hay individuos que claramente lo unico que buscan es molestar. Tal ves para ser insultados o baneados del espacio y poder acusar de autoritarismo, no lo se, tal ves solo por molestar.

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      30/10/2011 at 13:38

    • Coincido en que en la base de las divergencias entre los economistas defensores de la economía capitalista y los marxistas están las diferentes teorías sobre el valor y los precios. De todas formas es imposible clarificar las divergencias en unos Comentarios. Por ejemplo, si quisiera explicar los errores que encuentro en la critica de Nicolás Cachanosky a la teoría de Marx sobre valor y precios, debería escribir una nota, y bastante larga. De la misma manera, para mostrar los problemas que tiene la teoría subjetiva del valor. Algunas de estas cuestiones las he tratado en mis libros, otras en el blog, y otras las plantearé más adelante, en otras notas. De todas formas, lo que solicito es una cierta mesura en los «comentarios». Me parece casi una falta de respeto enviar un «comentario» con más de 15.000 espacios.

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      rolandoastarita

      30/10/2011 at 15:40

    • Sí, es cierto. Me confundí con el otro programa de los hermanos Kikuchi. Este que mencionás iba por el viejo Canal 6 de Cablevisión y, si mal no recuerdo, ABL (h) compartía la conducción con una Sra. que a veces visitaba «La Caja de Pandora». Quizás se me mezclaron ambas emisiones porque también compartían los mismos invitados y ciertos puntos de vista…En cuanto al contenido del envio, no te hagas problema porque sí comprendía perfectamente sus críticas tardías al menemismo (aunque diga otra cosa en el link de la entrevista con La Nación, recuerdo claramente que a comienzos de los ’90 -como toda la Ucedé y la derecha liberal- aplaudieron y se «esperanzaron» por el «giro» del peronismo…). Su posición era abiertamente a favor del capital e ideologicamente de derecha…aunque no lo reconozcas y él hable de estar «por fuera» o por arriba de la ideología…Saludos.

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      Armando

      31/10/2011 at 21:03

    • Estoy de acuerdo con el profesor Astarita, que muchas veces el diálogo sobre temas puntuales de un post es difícil y hasta imposible, sin retroceder a las bases de cada teoría. Por eso es difícil participar en posts sobre debates internos del marxismo. Pero en este caso, sí podemos conversar sobre programas de estudio. Y me parece que la crítica al artículo del oscurantismo k publicado en La Nación fue injusto. Es que Boudou no pidió incluir a Marx y Keynes en los programas de estudio, sino que «sólo se enseñe Marx y Keynes en las universidades nacionales. Esto sin duda es una barbaridad… y La Nación hace bien en calificarlo de «oscurantismo k». Sigo sin entender la nota del profesor Astarita sobre este tema.

      Respecto al comentario de Armando, agradezco que acepte la confusión sobre los programas televisivos. Por lo demás, conozco y tengo un diálogo frecuente con Alberto Benegas Lynch (h), he leído más de una decena de sus libros, cientos de sus artículos aparecidos desde los años 1980 a la actualidad, y jamás habló en favor del gobierno menemista. Sí pudo hablar en favor de «privatizar», «dolarizar», «abrir la economía», etc etc… en abstracto, pero el menemismo estuvo muy lejos de todo aquello. Cuán alejado estuvo, creo que Lazzari y Guido lo explican bien (http://www.eseade.edu.ar/servicios/Libertas/7_3_Guido-Lazari.pdf)

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      Adrian Ravier

      31/10/2011 at 23:15

    • «La Nación» defiende una enseñanza que excluya a autores heterodoxos. Explícitamente, elogia centros de formación universitaria donde a los alumnos prácticamente no se les muestra una sola alternativa crítica a lo establecido por el mainstream. Esto sucede en facultades de Economía privadas, y también en algunas públicas. He consultado con estudiantes K y me aseguran que no proponen que sólo se enseñe a Marx y Keynes; no he leído esto en ninguna propuesta de ninguna agrupación estudiantil. «La Nación» no informa a sus lectores que existe un movimiento de estudiantes y docentes que están pidiendo que se abran las facultades de Economía a otros enfoques (el caso de La Plata, donde sistemáticamente se excluye a heterodoxos), o se amplíen las ofertas de cursos heterodoxos, o se incluyan autores críticos en los programas. «La Nación» defiende en su editorial el statu quo, y en la nota explico por qué soy crítico del statu quo.
      Para ponerlo de la manera más clara, y tomando como ejemplo la polémica entre marxistas y «austríacos». Mi posición es que un economista partidario de Böhm Bawerk, von Mises, etc. pueda explicar por qué piensa que la teoría del valor de Marx es incoherente, y por qué defiende la teoría subjetiva, o la teoría del capital en base a la noción del período medio de producción. Y que un marxista pueda explicar por qué considera que la teoría del valor en base a la utilidad es incoherente, o por qué considera que la crítica de Böhm Bawerk es equivocada, o por qué piensa que la teoría austríaca del capital es lógicamente incoherente. En base a esto, pienso que cada cual deberá hacerse su composición de lugar.

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      rolandoastarita

      01/11/2011 at 08:48

  15. Si por las criticas de «Nicolas Cachanosky» a la teoría de precios y valor de Marx se refiere a los links que dejó Adrián, entonces esos artículos son de «Juan Carlos Cachanosky,» no míos.

    Creo que es conveniente diferenciar la «economía» y la «política» en la Escuela Austriaca. La economía Austriaca es en sí teoría económica, y como tal no es derecha ni de izquierda; del mismo modo que no lo es la Escuela de Chicago o de Virginia, por ejemplo. Los Austriacos se preocupan por analizar causas y efectos en la economía. Que la economía libre tiende a funcionar no es una conclusión únicamente de los austriacos, es una conclusión de los economistas en general. Las discusiones entre austriacos y neo-clásicos en este aspecto, por ejemplo, son en el margen.

    Distinto es el caso de opiniones y posiciones políticas. A modo de ejemplo, Prices and Production es un libro académico, The Road to Serfdom es un libro de difusión (no académico). El primero es de teoría, el segundo no es de economía pura, posee juicios de valor con los que se puede estar o no de acuerdo.

    En el ámbito económico, un gobierno extremo de derecha puede ser tan opuesto al libre mercado como un gobierno de extrema izquierda. La dimensión económica es distinta a la de izquierda y derecha. En ese sentido muchos Austriacos suelen oponerse tanto a derecha como a la izquierda. Hitler y Mussolini no daban lugar a una economía libre así como tampoco había lugar para una economía libre en la URSS o en la China Comunista.

    Por eso creo que la referencia a Benegas Lynch es errada. Su posición, sea cual fuere, respecto a gobiernos militares no es una cuestión de economía austriaca o economía no austriaca. Es la opinión de Benegas Lynch como Benegas Lynch. Son dos aspectos que no deben mezclarse. Uno puede tomar la cita de Benegas Lynch y criticar a Benegas Lynch, pero es incorrecto usar un tema no económico para criticar una teoría económica. Este tipo de críticas falla en atraer interés desde el otro lado.

    La Escuela Austriaca, como cualquier programa de investigación progresivo, posee corrientes y discusiones internas, que es necesario conocer para no caer en generalizaciones erróneas. El caso arriba mencionado de Huerta de Soto puede ser otro ejemplo. Este autor posee seguidores incondicionales y críticos fuertes dentro de la Escuela Austriaca. No se puede afirmar que «los Autriacos dicen ‘x’ o ‘y’ porque eso fue lo que dijeron ‘z’ o ‘w’. No se puede tomar la postura de uno, o algunos, y generalizar. Los Austriacos siguen un programa de investigación que no siempre los lleva a las mismas conclusiones entre ellos, como sucede en otras ramas de la economía (Chicago versus Keynesianos) y seguramente suceda entre socialistas y marxistas contemporáneos.

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    Nicolas Cachanosky

    30/10/2011 at 20:02

  16. Con las dispensas del caso, quería hacer una breve aclaración, de cara a todos los lectores y partícipes del blog y sin finalidades polémicas. En mi respuesta a Jorge, que ratifico en toda la línea, elevé abusivamente la ‘Teoría laboral del valor’ al rango de ‘ley’. De ser así quedan dos opciones, o considerar que las leyes admiten excepciones o lo opuesto, que las excepciones derrumban las leyes. En todo caso, creo, entendida de modo estricto, vale decir, como regla que explica la magnitud de los precios de las mercancías como expresión monetaria de la cantidad de trabajo necesario incorporada en su producción, no admite excepciones. Ello no significa que no existan bienes que operan en el mercado como mercancías portadoras de valor de cambio (precio) aunque carentes de substancia de valor.Tomemos el caso de un ‘Picasso’, Tiene valor de uso (La contemplación individual o colectiva si es expuesto en una galería) Tiene valor de cambio, por que fue producido para ser comercializado y cotiza en dinero contante y sonante. Pero, aunque se haya volcado trabajo humano en su producción, su valor de cambio no dependerá de un tiempo de trabajo socialmente necesario. Casos como este fueron contemplados por el propio Marx, admitiendo la posibilidad de una diferencia infinita entre su precio y el 0 de substancia de valor. Pero ello, no es asimilable a las millones de mercancías en circulación, respecto de las cuales, casos periféricos como este u otros que no son precisamente los que fueron citados, cumplen un rol periférico.
    Gracias por la atención.

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    AP

    30/10/2011 at 23:22

  17. Leí atentamente todo el intercambio. Muy interesante y enriquecedor más allá de los inevitables roces extraintelectuales entre marxistas y austríacos. Rescato más la mirada de Hoppe que la de Huerta de Soto en este tema (me refiero a la óptica liberal respecto del marxismo). Hoppe fue marxista antes de ser, actualmente, uno de los principales exponentes del pensamiento económico de Mises.

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    Mario Bastiat

    31/10/2011 at 10:44

  18. AP. Si no he comprendido mal, y con todo respeto, usted indica elevar la teoría del valor a rango de ley. Entiendo que es precisamente lo contrario en términos metodológicos como se definen las leyes y las teorías.

    No ha quedado muy claro a que se refiere cuando indica «entender de modo estricto» la ley (o la teoría, no me ha quedado claro por sobre cual se inclina su argumentación), como regla que, con la definición incorporada, «no admite excepciones» y, acto seguido, incorpora una excepción; ¿Se ha intentado descartar la excepción para explicar que aquella no entra en el rango de observación de la teoría de marxista, por lo tanto, «no existe» como elemento que explique alguna relación material? ¿O se ha pretendido precisamente lo contrario casi sin querer, o sea, mostrar «la excepción inadmisible»? Entiendo que lo pretendido es mostrar el carácter de «no mercantil» de la obra de arte, la cual no está sujeta a repetición simple ni a trabajo socialmente necesario -entre otras inmanencias necesarias para ser categorizada en el rango de mercancía-. Todas éstas últimas, categorías ad-hoc incorporadas para salvar un concepto que podría dar vida a una ley (¿o teoría?). Sin embargo, me permito con todo respeto, recordar que los pinceles utilizado por Picasso, sus telas, las pinturas y todo lo que conllevó a la aparición de este bien «descartable» (en términos de la ley del valor o teoría del valor trabajo como viene desarrollando) mercantilmente, es precisamente un conjunto de elementos que se reprodujeron con trabajo socialmente necesario de reproducción simple; ¿La obra de arte anula así, de un plumazo la categoría mercantil de sus insumos? Si esto fuera o fuese así, entonces; ¿Cómo explica la ley -o teoría- del valor trabajo, el trabajo incorporado en la reproducción mercantil de pinceles, de telas y de pinturas para obras de arte?

    Finalmente, no comprendo muy bien la tautología con la que concluye el final de su intervención, en donde se indica que «un caso periférico cumple un rol periférico». Entiendo que hay una redundancia en la conclusión. Muchas gracias por la atención. Comparto la apreciación que indica que el blog tiene abordajes interesantes en tanto que teoría e historia del pensamiento económico.

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    Jorge

    31/10/2011 at 11:31

    • Jorge. Le contesto muy brevemente, por que no quiero abusar de este espacio y por que, en este caso, sus observaciones me parecen respetuosas y respetables. La acotación que introduje, un tanto a las apuradas, dando lugar a una formulación algo confusa, responde a la necesidad de aclarar que considero a la teoría del valor como una hipótesis cierta y verificable por el hecho que explica fehacientemente la formación de los precios. De ella (teoría laboral del valor) se deduce que existe una regularidad en la formación de los precios, que es la determinación de estos últimos por el tiempo de trabajo socialmente necesario involucrado en su producción, aunque esta determinación no corresponda al valor individual de cada mercancía, sino a valores de producción, que aparecen bajo la forma de precios de producción, establecidos definitivamente por medio de la competencia entre capitales. Si de define a la mercancía como objeto o servicio portador de valor de uso y valor (tiempo de trabajo necesario incorporado a la mercancía) y por tanto de valor de cambio, la regla no tiene excepciones. Un bien comercializable, como una obra de arte, en sentido específico, no sería una mercancía. Si consideramos a la mercancía, simplemente como un bien no producido para uso propio, sino, para el mercado, entonces estamos en presencia de una excepción. Ante su pregunta, la teoría de valor trabajo, explica el valor de las pinturas y los pinceles consumidos, como un costo que parece reproducido, como ínfima fracción, en el precio final de la obra, hecho que para nada contradice la realidad que de los millones de mercancías en circulación, la abrumadora mayoría determina su precio por el tiempo de trabajo socialmente necesario involucrado en su producción. A eso me refiero en el párrafo, efectivamente tautológico o redundante. Casos como ese, representan una nimiedad en el universo de las mercancías. Sería muy interesante discutir otros ejemplos que usted ha presentado, a lo que podrían sumarse más, acompañados de argumentaciones, que aparecen en los artículos que recomendó en su primera intervención. Si usted tiene un blog (yo no- caso contrario lo invitaría) o hay alguno de la escuela a la que pertenece, con todo gusto me empeñaría en rebatirlos.
      Gracias.

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      AP

      31/10/2011 at 21:14

    • AP. Entiendo que en el link que dejo, entre otros muchos, hay una compacta síntesis de algunas líneas para tu desafío, el cual celebro. Siempre es bueno intercambiar conocimiento para conducirnos a la búsqueda de la verdad, o al menos, de soluciones equilibradas que nos permitan repensar nuestros aciertos y nuestros errores. Un cordial saludo

      http://propiedadprivada.blogspot.com/2005/02/crtica-contra-karl-marx-desde-la.html

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      Jorge

      01/11/2011 at 21:14

  19. Dice el profesor Astarita: «La Nación defiende una enseñanza que excluya a autores heterodoxos.» Me parece una opinión infundada. Si pudiera demostrarlo, dejaría de leer dicho diario.

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    Adrian Ravier

    02/11/2011 at 10:02

    • En primer lugar, no dejo de leer un diario porque no esté de acuerdo con sus opiniones. Más bien siempre me interesa leer más los textos con los que discrepo. Voy ahora a lo que afirma La Nación en el editorial que critico. Dice: “Boudou olvida que realizó su formación económica fundamentalmente en el CEMA, donde no cabe duda de que tuvo la oportunidad de estudiar un amplio arco de pensadores económicos”. Pues bien, en CEMA no hay ninguna formación «amplia», como pretende La Nación. Esto me consta por haber tenido testimonio directo de alumnos que cursaron en este centro. No conocían autores heterodoxos y críticos elementales. Y éste es el modelo de enseñanza que defiende La Nación. Puedo agregar: en otros institutos de enseñanza superior privados, la situación es similar, o peor. Hace poco un docente me decía que en uno de estos institutos muy reputados, ni siquiera se le muestra a los alumnos el IS-LM.
      Luego, afirma el editorial: “También implica (la medida propuesta) un menosprecio a los numerosos docentes de las casas de altos estudios en economía que, más allá de sus convicciones ideológicas, bregan día tras día por fomentar el espíritu crítico impartiendo conocimientos en un marco de pluralismo y de interdependencia social”. Pues bien, esto es una apología-disimulación de una situación que en muchas facultades alcanza el nivel de escándalo oscurantista. Un ejemplo es Económicas de La Plata. Las quejas de alumnos de esta facultad son repetidas, insistentes, y siempre en el mismo sentido: jamás se les presentan autores o teorías alternativas a las que defiende el mainstream. Es una falacia decir que se «fomenta el espíritu crítico»; que se imparten «conocimientos en un marco de pluralismo», que los docentes enseñan «más allá de sus convicciones ideológicas». Gente con pensamiento crítico es sistemáticamente excluida de la posibilidad de dar clases. Hace algunos años me invitó un grupo de estudiantes de Económicas de La Plata a dar una charla; no tenían idea casi de cosas elementales, como que había habido una polémica sobre el capital entre «los dos Cambrigde», o cosas por el estilo. Hablaban de un clima sofocante en lo intelectual. Y esta situación se ha mantenido. Cuando se escribe un editorial sobre un tema como éste, no se puede desconocer que hay reclamos, presentaciones, encuentros que congregan a cientos de estudiantes y docentes, que están denunciando esta situación.

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      rolandoastarita

      02/11/2011 at 10:44

    • Agradezco profesor el tiempo que dedica a responderme. Algunos comentarios:

      1) Es muy difícil hablar de La Nación, como un ente individual que piensa, elige o hace algo. La Nación es un diario en el que escriben muchos columnistas con opiniones diferentes. Este es quizás uno de los problemas más visibles del marxismo, concentrando siempre la atención en el colectivismo, las clases sociales o agregados que en realidad no existen. Para hacer un estudio realista, hay que partir del individuo, por ello Hayek nos hablaba de la relevancia del individualismo metodológico, y fundamentalmente del subjetivismo metodológico. Es por esto que considero un error vincular a La Nación con UCEMA.

      2) Así como la UBA ofrece una formación predominantemente keynesiana-marxista, la UCEMA ofrece una formación predominantemente mainstream-Chicago. Ambas tienen un problema: el egresado de estas casas de estudio aprende sólo la mitad de la biblioteca.

      3) Coincido con Andrés -el estudiante de abogacía que escribe abajo- donde afirma que la formación heterogénea no viene de un solo profesor. Siempre me pregunté por qué la UBA no tiene en la carrera de economía algún profesor de macroeconomía II, dinero y banca que no sea keynesiano o marxista. Yo mismo me presenté a concurso de macroeconomía en la UBA y cuando propuse que en macro I se enseñe algo más que keynesianismo (como puede ser el monetarismo o la nueva macroeconomía clásica), se me respondió que macro I es sólo keynesiana. Me reí tanto ante esa respuesta que de 14 concursantes quedé 13ro.

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      Adrian Ravier

      03/11/2011 at 10:31

    • Aclaro que en mi nota no critiqué un artículo firmado, sino un editorial del diario La Nación.

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      rolandoastarita

      03/11/2011 at 11:43

  20. Hola es la primera vez que escribo.
    Cursé abogacía 3 años y tuve que dejar.Me considero un marxista en formación,autodidacta.
    Como ciencia social,el derecho tampoco esta exento de debates,controversias y pasiones enfrentadas.Entonces es imposible unificar criterios y se hace neceserio enseñar diversas corrientes de pensamiento.Pero por lo general un mismo profesor no enseña las distintas alternativas y orientaciones sino que estas se aprenden a partir de distintos profesores y/o cátedras.Y si uno quiere tomar mayor conciencia de las diferencias que subyacen entre los diferentes pensamientos deberá confrotarlos y razonar sobre ellos.Así son pocos los profesores que presentan las diversas orientaciones y las relacionan con datos de la realidad para luego tratar de dar una conclución.Por ejemplo,comparando con un amigo dos catedras que dictaban la misma materia,derecho constitucional,las diferencias saltaban a la vista:la parte normativa era aproximadamente la misma pero el enfoque sobre esta era opuesto.En una cátedra se hacia hincapié en la evolución historica de las leyes y su relación con la economia,en la otra se presentaba al derecho de acuerdo a teorias de la justicia totalmente abstractas.Mientras un profesor mostraba las contradicciones del sistema jurídico,incluida la constitución,el otro insinuaba un todo armonioso.Uno comentaba sobre la prohibicion de sindicatos en el naciente estado burgues,el otro nunca mencionaba cosa parecida.
    En cuanto a Marx,mayormente se lo ve de pasada,pero el colmo llega cuando se distorcionan de tal forma las cosas que se hace dificil no pensar en una intencionalidad.Lo peor que llegué a leer es un apunte de «teorias económicas» repartido por la propia cátedra donde la introduccion a Marx era un absurdo y grosero esboso de «biografia» donde se lo presentaba como un niño malo que molestaba a su hermana,luego como un vago borracho mantenido por su padre y Engels y finalmente como un resentido social de mal aspecto y poco estudio que hizo una teoria para molestar a los capitalistas.Con cosas como estas no tiene ningun sentido exigir a un profesor o cátedra que enseñe Marx.Seria contraproducente,podrian decir:» vieron que absurdo es el marxismo,por eso lo descartabamos».La forma de lucha tiene que ser peleando espacios y creando cátedras o cursos dictados por profesionales con vision crítica y marxistas con sólida formacion teórica.
    Muchas Gracias,el blog es excelente.

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    Andrés Alejandro

    03/11/2011 at 01:21

    • Lo que contás me hizo recordar que un docente de la UBA sostiene, muy seriamente, que Marx escribió lo que escribió porque «era un resentido social». El hombre piensa que algo similar le ocurre a los que simpatizan con la teoría de Marx. Recuerdo también a una tía, muy reaccionaria, que vivía de rentas, y también participaba de la tesis «marxistas = resentidos sociales» (y repetía que «en este país nadie quiere trabajar»). Es curioso que tanto nuestro «docente importante de la UBA» y mi tía jamás se preguntaran por qué tantos intelectuales marxistas (y el propio Marx) provenían de las clases medias, o incluso de sectores acomodados. ¿Por qué debería ser gente con «resentimiento social»?

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      rolandoastarita

      03/11/2011 at 08:42

  21. Ese «nadie trabaja» es una escena muy repetida y cuando algunos intentan explicar los escritos de Marx o sus simpatizantes de clase media argumentan que son desagradecidos con su posición económica y no comprenden las bondades del libre mercado.En fin…
    También se da el fenómeno de aquellos que pueden tener algo en comun con el marxismo.Un caso es José Pablo Feinmann,filósofo muy afín al gobierno k.Sus fuentes son tan diversas;Foucault,Nietzsche,Marx,Heidegger,posmodernismo;que no logra coherencia,además de basarse en tesis que niegan la posibilidad de conocimiento objetivo.Por ej,en una de sus clases en canal Encuentro describió al fetischismo de la mercancia como un encantamiento de las mercancias (chiches bonitos) que obnubilan la conciencia de los sujetos y no le permiten ver que detrás de su producción hay trabajadores explotados.Y esto para él era un gran merito de Marx!.Por supuesto tampoco tiene ningun sentido apostar a este tipo de exposiciones;rescatan a Marx pero lo interpretan segun su subjetividad,como les gusta decir.

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    Andrés Alejandro

    03/11/2011 at 17:43

  22. Profesor, le comparto este vídeo, es sobre un economista español, Huerta de Soto, al parecer economista de la escuela austriaca, quien critica la teoría de la explotación y la llama demagogia.

    https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cPrBhM5leX4

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    alfonso

    30/04/2013 at 01:43


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