Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Tasa de interés en Marx y otra crítica equivocada

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En notas anteriores he respondido críticas que me ha dirigido el economista Fabian Amico en el grupo Economistas de Izquierda. La idea central de Amico es que las crisis no son fenómenos objetivos del sistema capitalista, y que en cualquier caso, una vez desatadas, es posible salir de ellas mediante la intervención del Estado. Es que el Estado podría aumentar la demanda mediante el gasto fiscal, que sería cubierto sin inconvenientes emitiendo dinero, o aumentando la deuda pública. En notas anteriores he tratado la emisión monetaria. En esta nota me detengo en la tasa de interés en Marx, y su tratamiento por Amico. Amico escribe:

“RA (Rolando Astarita) dice: “el aumento del déficit fiscal lleva al aumento de las tasas de interés y a la inestabilidad de los mercados financieros en muchos países. Primero fue Dubai, luego Grecia, después Hungría, ahora Irlanda, España y Portugal. Y el riesgo es que el incendio se extienda a todo el sistema financiero mundial”. Acá RA mezcla dos cosas. Por un lado, dice que el déficit fiscal va a llevar a una suba de las tasas, en un mecanismo tipo crowding out (desplazamiento). Esto solo puede sostenerse sobre la base de la teoría de “fondos prestables” de Wicksell. Y es falso. La tasa de interés es una variable exógena. Como diría Marx, la tasa de interés promedio en un país “es una magnitud determinada por circunstancias socio económicas e institucionales, no vinculadas con fuerzas reales” y agrega: “no existe tal cosa como una tasa natural de interés ni existe ley general que determine la tasa de interés” (El Capital, Vol.III). Por ello, la tasa de interés no tiene por qué subir en función del déficit público. De hecho, no existe correlación alguna entre ambas variables, ya sea la tasa de interés real o nominal, ni en Argentina ni en otros países del mundo”.

Precisemos que en economía cuando se habla de una variable “exógena”, se hace referencia a una variable que no está determinada por las fuerzas económicas, sino por decisiones políticas o por factores institucionales. Por ejemplo, los monetaristas sostienen que la oferta monetaria es una variable “exógena” porque piensan que puede ser establecida a voluntad por el Banco Central. Amico sostiene entonces que, según Marx, la tasa de interés sería una variable “exógena”. En su apoyo cita los pasajes donde Marx explica que no existe una tasa de interés natural, y que la tasa de interés no está determinada por una ley económica. Es por este motivo, según Amico, que el aumento del déficit y del endeudamiento del Estado no afectaría a la tasa de interés (al pasar, es la idea que tenían los economistas que rodeaban a Bush, y que defiende también Barro, pero esto lo trataré en otra nota).

La tasa de interés en Marx

Según Marx, el interés constituye la parte de la plusvalía (a veces Marx se refiere también a la ganancia bruta) que remunera al capitalista dinerario, en tanto éste encarna la propiedad privada de los medios de producción, frente al capitalista empresario, que encarna al capital en funciones, y es remunerado por la ganancia (a veces también se la conoce como la ganancia empresaria). Se plantea entonces qué determina esta división de la plusvalía entre interés y ganancia del empresario. Es aquí donde Marx dice que el nivel del interés no está determinado por una ley interna, económica, y que no existe una tasa de interés “natural”. Con esto Marx está significando que existe una diferencia sustancial entre la determinación de los precios de las mercancías, o de los salarios, y la tasa de interés. Es que en lo que respecta a las mercancías, la oferta y la demanda generan fluctuaciones en torno a los precios de producción (precios “naturales” en la visión de Ricardo), que están regulados “por las propias leyes inmanentes del modo de producción” (Marx, 1999, p. 455, t. 3). Lo mismo sucede con el salario. Pero no con la tasa de interés. En este caso la oferta y la demanda no determinan divergencias en torno a un nivel que haya sido establecido por alguna ley económica, sino la misma tasa de interés. Por eso Marx afirma que “por tasa natural de interés se entiende la fijada por la libre competencia” (ídem, p. 455). Marx está diciendo entonces que existen fuerzas económicas que operan en la determinación de la tasa de interés, ya que la competencia, la oferta y la demanda, son variables económicas. ¿Por qué Amico piensa que la oferta y la demanda no son fuerzas “reales” y “económicas”?

En segundo término, Marx precisa que la tasa de interés no puede tomar cualquier valor, ya que en el mediano o largo plazo tiene un límite máximo, que está dado por la tasa de ganancia; “… cabe considerar a la tasa media de ganancia como el límite máximo que en definitiva determina el interés” (Marx, 1999, p. 459, t. 3). Por eso la tasa de interés oscila entre cero y ese máximo, y no puede ser arbitrariamente alta. ¿No es ese límite máximo también un factor económico?

En tercer lugar, Marx señala que por lo general la tasa de interés tiene un movimiento procíclico. “Si se consideran los ciclos de rotación dentro de los cuales se mueve la industria moderna -estado de reposo, creciente animación, prosperidad, sobreproducción, crisis catastrófica, estancamiento, estado de reposo, etc- … se descubrirá que mayormente un bajo nivel del interés corresponde a los períodos de prosperidad o de ganancias extraordinarias, el ascenso del interés corresponde a la línea divisoria entre la prosperidad y su trastocamiento, mientras que el máximo del interés hasta el nivel extremo de la usura corresponde a la crisis” (ídem, p. 460). Como podemos ver, existen ciertas regularidades (aunque aproximadas). Es que si el interés depende de la oferta y demanda de dinero, se puede entender que en los períodos de prosperidad, cuando las mercancías se realizan rápidamente y el reflujo del dinero que se ha dado a crédito se desarrolla fácilmente, las tasas de interés permanezcan bajas. Pero las tasas de interés aumentan cuando la reproducción del capital comienza a trabarse, cuando “los reflujos crediticios sustituyen los reflujos reales” y “los bancos comienzan a tomarle mal olor a la cosa” porque sus clientes están depositando mayor cantidad de letras de cambio que dinero (ídem, p. 578). Este carácter procíclico de la tasa de interés ha sido confirmado por estudios empíricos; por ejemplo, Sherman (1991). ¿Por qué dice Amico que éstas no son fuerzas económicas, y que no son “reales”? Si según Marx la tasa de interés depende de la competencia, ¿cómo se puede pensar que no va a estar afectada por el ciclo económico y las condiciones de reproducción del capital?

Pero las fuerzas económicas también operaban en las tendencias de largo plazo que Marx preveía para la tasa de interés. Pensaba que en el largo plazo la tasa de interés caía porque crecía la clase de rentistas, y porque el desarrollo del sistema de crédito y la concentración del crédito aumentaban la oferta de fondos. ¿Cómo se puede pensar que Marx consideraba a la tasa de interés una variable “exógena”, a la luz de todos estos pasajes? Siempre está presente la misma idea: la oferta y la demanda actúan y determinan la tasa de interés. Es sobre este trasfondo que Marx da importancia a los factores institucionales (y el sistema bancario es uno de ellos, y fundamental), así como a las costumbres y factores legales; y al mercado mundial. La crítica a la idea de una tasa de interés “natural”, no debe llevarnos a la falsa conclusión de que la tasa de interés es, para Marx, una variable exógena a lo económico. Aunque no lo puedo desarrollar aquí, la tesis de que la tasa de interés es una variable exógena es más propia de una de las corrientes poskeynesianas, los llamados “horizontalistas”.

Fondos prestables y keynesianismo

Como ya ha hecho con otros argumentos, Fabián Amico agita el espantapájaro de la “coincidencia con la derecha” para desacreditar las ideas que critica (en realidad, que critica sin entenderlas). Esta vez le ha tocado el turno a los “fondos prestables”, una teoría que han defendido algunos autores neoclásicos. Según Amico, sostener que la tasa de interés está determinada por la oferta y demanda de créditos, es caer en la teoría de los fondos prestables, y por lo tanto equivale a equivocarse (otra coincidencia de Astarita con la derecha neoliberal). Pues bien, para aclarar el asunto, explico brevemente en qué consistió esta teoría, la polémica que se desarrolló con los keynesianos, y qué puntos de coincidencias y diferencias tiene con la visión de Marx (esta cuestión la tomo de mi libro Keynes, poskeynesianos y keynesianos neoclásicos).

Empiezo señalando que en la Teoría General Keynes puso mucho énfasis en señalar que la determinación de la tasa de interés era un fenómeno monetario, no real, como sostenían los neoclásicos. Los neoclásicos afirmaban que la tasa de interés estaba determinada por la oferta de ahorro y la demanda de inversión, y que medía las preferencias intertemporales del consumo (esto es, qué prima hay que pagar a alguien para que renuncie el consumo presente y opte por el consumo futuro). Keynes sostuvo que la tasa de interés era un fenómeno estrictamente monetario, ya que medía la resistencia a desprenderse de liquidez; y que no estaba determinada por los flujos de ahorro e inversión, sino por la preferencia por la liquidez, y la oferta monetaria (que era exógena, y determinada por el Banco Central). Por eso sostuvo que la tasa de interés se fijaba a partir del equilibrio entre stocks, no entre flujos. En una polémica que sostuvo en 1937 con el economista sueco Ohlin (véase Keynes 1937a y 1937b), subrayó que sostener que la tasa de interés está determinada por la oferta y demanda de crédito significaba volver a la vieja teoría de considerar al interés un factor “real”. Por eso insistía en que el interés era un fenómeno monetario. Sin embargo, ese mismo año Keynes había admitido que existía una demanda de dinero que había omitido señalar en la Teoría General, pero era importante, que se debía a las necesidades de financiamiento de las empresas (la demanda por financiamiento fue borrada de la literatura mainstream). Pero al admitir Keynes que existía esta demanda por financiamiento, y como lo destacó Tsiang (1991), se deslizaba a un enfoque de flujos. El propio Keynes, dice Tsiang, planteó que el financiamiento es un “fondo que da vueltas”, que la demanda para financiar inversiones pone presión alcista en la tasa de interés, y que la tasa también está influenciada por la oferta de ahorros, atesorados o corrientes.

A partir de aquí se siguió desarrollando una larga polémica entre los keynesianos que sostenían que la tasa de interés es un fenómeno de stock, y los partidarios de la teoría de los fondos prestables, que decían que se determinaba por flujos. Con el tiempo, sin embargo, esta polémica perdió fuerza, al punto que hoy prácticamente no se la menciona en los manuales. Digamos también de pasada que en los manuales de macroeconomía habituales la tasa de interés se fija por stocks (demanda y oferta de dinero). Lo importante para lo que nos ocupa es que desde el punto de vista de la teoría de Marx es posible evitar algunas de las aporías en que han caído tanto neoclásicos como keynesianos de diversos matices en torno a la tasa de interés. Por ejemplo, la tasa de interés para Marx es un fenómeno “real” ya que es una parte del valor generado por el trabajo no pagado. En Keynes y en los neoclásicos, en cambio, la tasa de interés está anclada en factores psicológicos. Por otra parte, en Marx el dinero es tanto stock (permanentemente hay atesoramiento; los bancos no pueden funcionar sin encajes, etc.), como flujo, porque también hay creación de dinero endógeno, que refluye a los bancos una vez cancelados los créditos. La discusión sobre si el dinero es solo flujo, porque está ligado al circuito del capital, o stock, pierde sentido. Montos de dinero constantemente vuelven a la forma líquida, y se constituyen en stock, para volver a lanzarse a la circulación.

Fondos prestables y teoría de Marx

Aclaradas estas cuestiones, no hay inconvenientes en admitir que la teoría de los fondos prestables tiene coincidencias, en lo que atañe a la descripción de cómo funcionan los mercados de crédito, con el enfoque de Marx. La teoría de los fondos prestables sostiene que la tasa de interés se determina por la oferta y demanda de créditos, y que la tasa es afectada solo cuando el dinero se dirige al mercado monetario, sea a partir del ahorro, o del desatesoramiento; o a la inversa, cuando bajan los flujos de ahorro y aumenta el atesoramiento. Sin embargo, sostiene que la tasa de interés no puede ser afectada por un stock en la medida en que éste no intervenga en el mercado, lo cual parece lógico. Por eso la teoría de los fondos prestables señala que permanentemente se demanda fondos para financiar inversiones, o para mantener balances ociosos, y por otra parte se ofrecen fondos provenientes de los ahorros corrientes, del desatesoramiento, de la depreciación del capital fijo y de la creación de dinero adicional por los bancos. Son estos flujos de conjunto los que determinan la tasa de interés, pero en la cual intervienen los cambios en los niveles de stocks. Toda esta descripción tiene similitudes entonces con la descripción que hace Marx de cómo se fija la tasa de interés. Sin embargo hay diferencias en varios aspectos esenciales.

En primer lugar, en Marx el interés es parte de la plusvalía, su origen es el trabajo explotado. La teoría de los fondos prestables se basa en las habituales nociones neoclásicas (preferencias intertemporales, etc.). En segundo término, en Marx el eje es la circulación del dinero en cuanto capital; en los fondos prestables es la circulación del dinero como medio de cambio y de pago. En tercer lugar, en la teoría de Marx los ahorros corrientes no provienen centralmente de los individuos que optimizan entre el consumo presente y futuro, sino de las decisiones de las empresas de acumular. Y de toda forma de capital dinero que es centralizado por el sistema financiero. En cuarto lugar, los stocks de atesoramiento en la teoría de los fondos prestables es un fenómeno más o menos regular y estable, de manera que no contempla un corrimiento acelerado hacia el atesoramiento, como sucede en la teoría de Marx (cuando se desata la crisis hay atesoramiento general). Por último, insisto en el tema de la oposición entre la concepción de la tasa de interés como fenómeno “real” o “monetario”. Mi crítico piensa que está diciendo algo muy profundo cuando toma partido en esta disputa entre neoclásicos tradicionales y keynesianos (muchos de ellos también neoclásicos) y sostiene que la tasa de interés “no está vinculada a fuerzas reales”. De hecho, en Marx la tasa de interés es tanto un fenómeno “real”, porque está vinculada a la producción de plusvalía, como “monetario”, porque ni el capital, ni el dinero, pueden concebirse haciendo abstracción del dinero. La economía capitalista siempre es monetaria, y el interés está vinculado orgánicamente al capital dinerario. Por supuesto, no se puede entender los problemas del déficit público, y su financiamiento mediante deuda, si no se ha comprendido el ABC de qué es tasa de interés. Cuestiones que trataremos en otras notas.

Bibliografía

Keynes, J. M. (1937a): «The General Theory of Employment», Quarterly Journal of Economics, vol. 51, pp. 209-23.

Keynes, J. M. (1937b): «Alternative Theories of the Rate of Interest», Economic Journal, vol. 47, pp. 241-52.

Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.

Sherman, H. J. (1991): The Business Cycle, Princeton University Press.

Tsiang, S.C. (1991): “Loanable Funds”, en J. Eatwell, M. Milgate y P. Newman (eds.), The New Palgrave. A Dictionary of Economics, Londres, Nueva York, vol. 3, pp. 219-21.


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Tasa de interés en Marx y otra crítica equivocada

Written by rolandoastarita

11/05/2011 a 17:19

Publicado en Economía

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30 respuestas

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  1. Hola Rolando
    Quiero saber tu opinión sobre la filosofa Agnes Heller
    Leí una entrevista que le hacen a ella, en la revista acción del banco Credicoop, dice cosas como :
    1) La teoría de Marx era y es empíricamente incorrecta y el sujeto proletario no era valido.
    2) En el tercer volumen del Capital, el que habla sobre las clases, se contradice con los anteriores. Ella dice que el concepto de producción se relaciona con el concepto de plusvalía ahí, y no con el de explotación como en los volúmenes anteriores.
    3) Marx descubrió que la sociedad es funcionalista entonces no pudo continuar con su trabajo.
    4) Estaba equivocado Marx al pensar que se impedía el desarrollo tecnológico debido al conflicto entre modo de producción capitalista y las relaciones de producción.

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    Nicolas

    11/05/2011 at 19:13

    • No leí a Agnes Heller, no puedo opinar. Por lo que decís: 1) Si se sostiene que la teoría de Marx es empíricamente incorrecta porque hoy no existe proletariado, es un disparate. Por proletariado Marx entiende a las fuerzas del trabajo subsumidas bajo la relación asalariada capitalista (sean empleados de comercio, bancos, técnicos industriales, obreros de las manufacturas, etc.). En la mayoría de los países adelantados constituyen la inmensa mayoría de la fuerza laboral; y están creciendo rápidamente en el tercer mundo.
      2) Es cierto que el concepto de clases en Marx tiene oscilaciones, no queda a veces del todo claro. De ahí a sostener que es «contradictorio» sin embargo es temerario; habría que demostrarlo. Por otra parte no entiendo qué quiere decir con que el concepto de plusvalía en una parte de El Capital se relaciona con la producción y en otra con la explotacióń. Siempre se relaciona con la explotación que ocurre durante la producción.
      3) Es la primera noticia que tengo de que alguien haya sostenido que Marx detuvo su trabajo porque descubrió que la sociedad es funcionalista. De hecho Marx trabajó en El Capital hasta que le dieron las fuerzas. Sus últimos escritos en borrador estuvieron referidos a los esquemas de reproducción. ¿De dónde saca esta autora que Marx los interrumpió porque descubrió que la sociedad capitalistas es «funcionalista»? Ni siquiera conozco que Marx haya planteado alguna problemática de este tipo para detener su trabajo. Sí conozco que se quejaba de los «achaques» de su salud.
      4) Marx explicó la dinámica del cambio tecnológico en el tomo 1 de El Capital (en especial caps. 10 al 13, luego 23) y explicó por qué el sistema capitalista incitaba a revolucionar permanentemente las fuerzas productivas. No entiendo de dónde saca AH lo que decis que afirma.

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      rolandoastarita

      12/05/2011 at 10:11

  2. profesor, no sea tan injusto con el argumento de que la tasa de interès no es un fenòmeno «real». no entiendo porque ud. dice que cuando alguien afirma esto està sosteniendo que no depende de fuerzas econòmicas, cuando la distinciòn entre real y monetario (si bien ud. està en legitimo derecho de cuestionarla) alude a otra cosa.
    Hasta el momento no tengo noticias de que ningùn econòmista haya dicho que las fuerzas monetarias no son econòmicas. Ud. le hace decir esto a su crìtico, pero salvo que èste lo haya inventado, no veo como puede sostenerse una acusaciòn semejante.

    Keynes por ejemplo argumenta que el Banco Central influencia la rentabilidad del capital alterando la tasa de interès; algunos autores modernos (Pivetti) retomaron esta idea de Keynes. Es decir es segùn està visiòn cierto lo que ud. afirma: la tasa de ganancia no puede ser menor que la tasa de interès, pero sube cuando la tasa sube. Hay hechos empìricos en favor de esto: a saber, que en general las tasas se suelen mover en tandem (salvo que cambien las cuestiones que determinan el spread entre, por ejemplo, tasas de corto y de largo) y que los Bancos Centrales controlan la tasas si intervienen persistentemente (esto no quiere decir que hacen lo que se les canta). Interpretaciones «reales» de la tasa de interès son aquellas que niegan la influencia de los bancos centrales (por ejemplo, Ricardo pues la tasa de interès sigue a la rentabilidad del capital).
    ¿Por què entonces ud. dice que «la exogeniedad de la tasa» implica negar que hay fuerzas econòmicas por detràs, o que la tasa se fija en cualquier nivel, cuàndo claramente nadie jamàs discutiò en esos tèrminos? La distinciòn relevante, aquella que pone sobre la mesa la discusiòn es entre quienes afirman que la rentabilidad del capital y la tasa de interès no se pueden divorciar, y por ende no hay nada que los Bancos Centrales pueden hacer, y entre quienes admiten o bien que el reparto de la plusvalìa se puede ver influenciado por tal instituciòn o directamente determina la tasa de ganancia.
    La posiciòn de Marx es evidentemente màs afin a la segunda. Entonces le pregunto a ud. lo siguiente: ¿los bancos centrales no pueden manejar ni siquiera el costo del crèdito en su propia moneda? (obviamente no el costo para una firma, que contiene una prima de riesgo sobre el costo de la deuda estatal, pero si la tasa bàsica).
    slds.

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    Emiliano Libman

    12/05/2011 at 01:05

    • En esta polémica las cuestiones no pasan por la «justicia» o «injusticia», sino por lo que se afirma. Decir que la tasa de interés en Marx es exógena, que no responde a fenómenos «reales», pasar por alto completamente la cuestión de la competencia, no explicar en qué sentido Marx dijo que no existe una tasa de interés «natural», asimilar de manera descalificadora mi posición con la teoría de los fondos reales, merece una respuesta más o menos abarcativa. A mi críico «no le hago decir», sino que lo cito. Si alguien dice que en la determinación de la tasa de interés hay un elemento de exogeneidad, porque está influenciada por las decisiones del Central, y que ésta es la posición de Marx, por supuesto no tengo nada que objetar. Pero si se limita a decir que para Marx es «exógena», y «olvida» todo lo demás, esto en un contexto en el que está criticando la idea de que los cambios en la oferta y demanda de créditos determinan cambios en la tasa de interés, me veo obligado a responder y explicar. Al respecto, hay que recordar que los términos tienen contextos. La idea de la tasa de interés exógena proviene de los poskeynesianos horizontalistas. Lamentablemente, algunos marxistas han tomado al PK horizontalista como una versión moderna de la teoría de Marx (en conexión con esto han desarrollado una teoría monetaria paralela, que tampoco tiene que ver con la teoría de Marx). Es por este motivo que mi critico piensa que sin más puede asimilar la concepciòn de interés de Marx con esta visión PK. En mi nota muestro que esto no tiene sentido. Es necesario clarificar estas cuestiones.
      Lo mismo sucede con la distinción «real» y «monetario». La distinción no tiene que ver con que si el Banco Central puede influenciar o no la tasa de interés. La distinción tiene que ver con la naturaleza de la tasa de interés. Al respecto, mi crítico ha metido esta distinción para asimilar mi posición con la de los críticos de derecha del keynesianismo. Pero al hacerlo mete en el medio la concepción marxista, que supera esta falsa dicotomía. Sobre este último aspecto, la problemática «real» vs «monetaria» en que se han dividido keynesianos y neoclásicos es falsa (aclaro además que en la mayoría de los autores del mainstream ambas cuestiones coexisten acríticamente). Pero para colmo, pareciera que la posición «progresista» pasa por afirmar sin más que la tasa de interés es un fenómeno estrictamente monetario, como enfatizaba Keynes. Aquí el problema centrl es que al no conectar «con lo real», la tasa de interés en Keynes está completamente indeterminada. Es que en última instancia la tasa de interés actual depende, en Keynes, de la tasa de interés esperada. Como señaló con razón un crítico, de esta manera en Keynes la tasa de interés es lo que es porque se espera que llegue a ser otra cosa de lo que es, Incluso poskeynesianos como Chick (no horizontalista) reconocen que en Keynes la tasa de interés de largo plazo está indeterminada (agreguemos que el interés es un «costo» que se agrega al precio, sin justificación en teoría del valor alguna). Es en este contexto que limitarse a decir que en Marx la tasa de interés no es un fenómeno real (sin mencionar su relación con la tasa de ganancia, con la plusvalía,con la competencia, etc.) es meter una confusión enorme.
      Por último, acerca de tu pregunta, la posibilidad de los Bancos Centrales de manejar la tasa de interés es limitada, así como lo es la de manejar la masa monetaria. En este respecto los PK horizontalistas en el fondo lo que han hecho es limitarse a reemplazar el poder absoluto del Central para manejar la masa monetaria (de la teoría monetarista) por el poder ahora absoluto del Central para manejar la tasa de interés. Mi posición es que el Central tiene poder, pero limitado, para influir en la tasa de interés, así como en otras variables, tales como la base monetaria, la masa monetaria o el tipo de cambio. Esto significa que no puede «violar» indefinidamente las leyes económicas. Un ejemplo: cuando la FED bajó las tasas de referencia casi a cero, el interbancario sin embargo se disparó a las nubes luego de la quiebra de Lehman. Otro ejemplo: en Banco Central argentino «manejó» el tipo de cambio durante la convertibilidad; pero finalmente no pudo sostenerlo porque la ley económica no se puede pasar por alto. Otro ejemplo: durante años EEUU mantuvo la paridad de Bretton Woods de 35 dólares por onza de oro, hasta que se hizo insostenible. Si con respecto a todas estas variables nos limitamos a decir que son «exógenas», y no explicamos de qué manera y por qué están sometidas a las fuerzas economicas «reales», estamos metiendo un lío terrible. Mi discusión con los que sostienen que el dinero es una creación completamente exógena a la economía (ex nihilo), también tiene que ver con esto.

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      rolandoastarita

      12/05/2011 at 09:26

    • Gracias, esta mucho más claro su discurso planteado de esta forma. Me interesante destacar que es no cierto que en la Teoría de Keynes deja la tasa de interés flotando en el aire (la crítica que ud. menciona es la de Hicks y Robertson). Es verdad, podríamos estar siglos buceando entre citas de la Teoría General o del Das Kapital, pero una lectura consistente con Keynes bien puede afirmar que la tasa de interés de largo plazo es que fija el Banco Central. Como ud. señala, obviamente está tasa no toma cualquier valor (depende de muchas cosas como el estado de la economía interna, la conexión con los mercados globales, el régimen cambiario, etc.); pero es importante destacar que es un argumento trivial y que no estamos discutiendo «porque si», pues esta visión plantea como hipotesis que la rentabilidad del capital sube cuando la tasa sube, algo que a priori se fundamenta en: a) un empresario con fondos propios o prestados, si decide invertir, va a cobrar lo mismo que si deposita la plata en el banco más un plus por riesgo, etc.; b) el hecho -por ud. mencionado- según el cual los bancos centrales controlan bastante bien el espectro de tasas (en general los cambios que ud. señala son bruscos y salvo régimenes más automáticos). Las circunstancias bajo las cuales un banco central pierde el control de las tasas son más bien la excepción que la regla (Greenspan por ejemplo habló de un «conundrum» cuando no pudo afectar la tasa de largo interviniendo en mercados de corto, pero luego amplió el plazo de las operaciones de la FED y «normalizó» la situación). Y a esto se alude cuando se habla de «determinación monetaria del interés». Por que nadie duda que la tasa de interés es un fenómeno asociado a cuestiones monetarias y relacionado con la economía real. Pero la cuestión es si el banco central puede influir o no sobre la rentabilidad.
      La posición de Marx, creo, puede ser discutible y estaríamos años y nunca la podríamos saldar (lamentablemente, nunca terminó Das Kapital). Pero me parece que reconocer una posición alternativa da a lugar a una interesante discusión. Ud. dice «el Banco Central no puede violar las leyes económicas», y pone como ejemplos la Convertibilidad y Bretton Woods. Esto me lleva a pensar «cuál es el sentido de una ley económica que tarda 35 años en operar»? Una cosa es, por ejemplo, la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia, sobre las que muchos han dicho «naahh, es una tontería que opera en un plazo muy largo» pasando por alto que tiene una implicancia directa: nos dice para dónde se mueven los precios relativos hoy. En cambio, con la tasa de interés y el tipo de cambio, por ejemplo, no tenemos ningúna ley. Entonces que sabemos sobre estas variables cuando decimos «se tiene que ajustar a las leyes económicas»? Es casi lo mismo que decir «las fija el Banco Central según el contexto». Esa es la diferencia. Pero en ultima instancia: se impone o no la rentabilidad real del capital sobre la cuestión monetaria. Y aca entiendo que en Marx y en todos los clásicos esto es así porque el salario real fue explicado en otra parte de la teoría y no se admitió la posibilidad de que este se pueda mover. Pero si los trabajadores no representan una fuerza muy activa, es imposible alterar la rentabilidad real mediante la política monetaria (por ejemplo, subiendo las tasas)? Es uno de los hechos empíricos mejor documentados por la literatura: el efecto «Gibson» como la bautizó Keynes (la correlación positiva entre tasas de interés y precios).

      slds.

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      Emiliano Libman

      12/05/2011 at 11:06

    • Acerca de la t. de i. en Keynes, también es la crítica de Garegnani. Para sostener que la t. de i. se determina por las curvas de oferta y demanda de dinero hay que suponer que ambas son independientes. Pero es muy difícil decir que la demanda de dinero no es afectada por la oferta de dinero, cuando además se sostiene (como hace Keynes) que la demanda de dinero depende de la t. de i. que los agentes consideran «normal». ¿Por qué esa t. de i. «normal» no va a ser afectada a su vez por la oferta monetaria? Además, al margen del corto plazo, ¿qué determina la t. de i. de largo plazo? Como le dije, también Victoria Chick reconoce que en Keynes está indeterminada.
      Segundo, en este intercambio puede haber un malentendido. ¿Qué tasa es la que puede manejar el Central? La tasa de referencia, o de descuento. No puede determinar, por ejemplo, el spread que paga una empresa por endeudarse en el mercado monetario o de bonos. Tampoco puede controlar la tasa a la que endeuda el Estado. Es en este último aspecto que la crítica a la idea de que la tasa de interés es exógena (y por lo tanto es admisible cualquier nivel de deuda pública) cobra relevancia.
      Tercero, no entiendo a quién le atribuye usted la idea de que un empresario con fondos propios o prestados va a cobrar lo mismo si decide invertir que si decide colocar el dinero en el banco más un plus por riesgo. Esa idea no es de Marx, ni de Keynes. No sé quién ha planteado algo así en esta discusión.
      Cuarto, yo no afirmé que el régimen tipo cambio oro de BW violó la ley económica durante 35 años. Lo que sostengo es que hacia fines de los 60s el régimen era claramente insostenible, y que esto no implicó la caída inmediata. Lo mismo sucede con la convertibilidad y tantas otras variables que pueden ser manejadas de manera bastante limitada por las autoridades monetarias.
      Quinto, acerca del nivel de tipo de cambio, considero que desde el punto de vista del marxismo se puede demostrar que existen determinantes estructurales, que tienen que ver con productividad, ganancias, etc. (los he discutido en algunos trabajos). Algunos poskeynesianos sostienen que no existe «ley» economica alguna que lo determine, salvo la especulación. No es mi posición.
      Sexto, no comprendo qué quiere decir con que «se impone o no la rentabilidad del capital sobre la cuestión monetaria» en la teoría de Marx, y que esto «es así porque el salario real fue explicado en otra parte de la teoría y no admitió la posibilidad de que este se pueda mover». Marx jamás dijo que el salario real no se pudiera mover; la cuestión monetaria incide, y mucho en la manera en que, por ejemplo, los avances de productividad pueden mejorar o no los salarios reales; y la manera en que la tasa de interés puede incidir en los precios. En cuanto al efecto Gibson, está bien documentado empíricamente para el período que va desde los 20 del siglo XIX hasta 1913. El efecto se debilita mucho en la entre guerras, también es tenue durante Bretton Woods y prácticamente desaparece después de la ruptura de BW. No lo puedo explicar aquí, pero pienso que se puede dar una explicación coherente desde la teoría del dinero y valor de Marx para el siglo XIX, con régimen de convertibilidad al oro.

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      rolandoastarita

      12/05/2011 at 13:24

    • Rolo, lo ocurrido en los últimos años con las LEBAC no es una buena muestra de que el BCRA no podía manejar la tasa en pesos? Pregunto en función de esa pregunta que hace el comentarista Libman :» ¿los bancos centrales no pueden manejar ni siquiera el costo del crèdito en su propia moneda? (obviamente no el costo para una firma, que contiene una prima de riesgo sobre el costo de la deuda estatal, pero si la tasa bàsica)»

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      Gus

      15/03/2021 at 01:10

  3. buenas: rolando, soy un apasionado de la segunda guerra mundial y es mi lectura preferida cuando de pasatiempos se trata, pero entre tanto material sobre el tema no encuentro nada que me explique en que sentido esta guerra y la primera fueron luchas del capital y que su funcion fueron reacomodar la relacion entre capitalismo germano-ingles-yankee o global o lo que sea. por eso creo que estaria bueno si usted pudiese hacer una nota al respecto para explicarlo sencillamente y fundamentado como acostumbra hacer o pasar el link de algun articulo que lo trate desde una perspectiva similar a la del blog. perdon por el medio que utilizo para hacerle llegar el pedido pero no se su mail y facebook no uso por una cuestion de salud mental… un abrazo

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    ilichito

    13/05/2011 at 05:07

    • No conozco del tema, de todas maneras te recomiendo el libro de Ernest Mandel (dirigente trotskista, belga, ya fallecido), «El significado de la Segunda Guerra Mundial» (México, Fontamara, 1991).

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      rolandoastarita

      13/05/2011 at 08:56

  4. Compañero Rolo. Si me permite desviarme relativamente del foco de sus nota. Acabo de realizar una primer lectura del libro ‘Crisis y teoría de la crisis’ de Paul Mattick (padre). Había leído con anterioridad parte de la obra política de este marxista revolucionario. ‘Prima facie’ me parece un trabajo extraordinario que no solo desnuda muchas de las inconsecuencias de otros autores marxistas con los que estaba familiarizado, sino, en mi opinión, efectúa una crítica muy objetiva de los mecanismos ‘anticrisis’ keynesianos. Tengo grandes coincidencias de enfoque y algunos planteamientos críticos provisionales que pueden disolverse o profundizarse con una lectura más exhaustiva. De seguro, dado su amplio conocimiento en la literatura económica usted lo ha leído. Quisiera conocer, si le es posible, su valoración crítica.
    Gracias por la atención, no es algo que pueda discutir con alguien preparado en el ámbito de mis relaciones personales o políticas.

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    AP

    14/05/2011 at 01:03

    • No conozco ese libro de Mattick. Hace algunos años leí su libro «Marx y Keynes», y antes también «Crítica de la teoría económica contemporánea». Pienso que Mattick tuvo el mérito de haber planteado de manera rigurosa un análisis de tendencias del capitalismo a partir de la teoría de Marx. Su crítica a la idea de que con gasto público es posible salir de cualquier crisis, me parece excelente. Algunas cuestiones que planteaba en «Marx y Keynes» no se han verificado; por ejemplo, su creencia de que había una especie de tendencia casi inevitable (si no lo interpreto mal) a que el capitalsimo estatal suplantara al capitalismo privado. Pero lo más importante es que realizó una crítica a las políticas keynesianas en lo esencial correcta, y en momentos en que estaban en su esplendor. Un tema sobre el que nunca me convenció la argumentación de Mattick es su idea de que cuestiones como la evolución de la tasa de ganancia no se podían verificar, porque las categorías de Marx no se manifiestan en la superficie. Tampoco su idea de que en la URSS y regímenes semejantes existía un capitalismo estatal. Pero al marge de estas cuestiones, su obra fue original. No se limitó a repetir las verdades «consagradas» del marxismo vulgar de su época. Siempre es estimulante volver a la lectura de Mattick.

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      rolandoastarita

      14/05/2011 at 12:41

  5. Compañero Rolo. Gracias por el comentario. Yo no leí ‘Marx y Keynes’ pero hay muchos expertos que lo consideran una crítica demoledora a Keynes desde el marxismo. No me extrañaría que esté presente en ese libro la idea que la economía evolucionara hacia una forma de ‘capitalismo de estado’ generalizada. No se puede olvidar que Mattick siempre fue un consejista enemigo del modelo leninista y compartió con la izquierda germano holandesa la definición de ‘capitalismo de estado’ para la URSS muy tempranamente, cosa que la izquierda italiana hiciera recién a partir de, mas o menos, 1928. Por otra parte, esa concepción fue muy popular en esa época. Como habrá podido darse cuenta por el contenido de otras intervenciones mías, no comparto el criterio.Pero el libro al que hago referencia es mucho más actual, creo que de 1971 (Mattick murió en 1981) y consta de una extensa polémica con el ‘Capitalismo tardío’ de Mandel. Allí, por lo que he podido apreciar la tendencia al ‘capitalismo de estado’ mundial no aparece, pero sí la cuestión de la imposibilidad de cuantificar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Si bien el autor, comparte la idea con Marx y reivindica a Grossman (del que fue discípulo y con el que mantuvo una importante correspondencia)por ilustrar la dependencia de la crisis en los problemas de valorización del capital, toma distancia de su maestro y de quienes pretendan una verificación estricta. El trabajo de Grossman ya había sido criticado por Pannekoek, cuestionando los supuestos arbitrarios de sus cálculos, como, por ejemplo, la inversión constante en cada rotación o el crecimiento poblacional arbitrario. En general, el problema de la tendencia decreciente en la tasa de ganancia (o su evolución en un sentido general) lo estoy estudiando por tercera o cuarta vez. De paso aprovecho para consultarlo. La refutación de Shaik al llamado ‘teorema de Okishio’ (que en realidad es solo una formulación matemática entre otras del cuestionamiento al supuesto que el cambio tecnológico innovador hace, a la larga, descender la tasa de ganancia por incremento de la composición orgánica en valor) es, según su opinión, inconsistente, pero he leído algunos trabajos teóricos que la consideran válida en el marco de una competencia imperfecta (oligopólica). He leído, hace rato, sus notas de clase, en que explica con más amplitud el distanciamiento respecto del argumento de Shaik, y desarrolla el propio, por el cual, es la producción de bienes complejos (apoyándose en Guerrero) la responsable de la hipertrofia del capital fijo y la caída de la TG, pero no se si conoce el trabajo de Antonio Cabrera Santamaría que valida el teorema para condiciones de competencia perfecta, pero considera verosímil la posición de Shaik para condiciones de competencia oligopólica, en mi opinión, mucho más asimilable a la realidad capitalista. Si es que no lo ha leído, así como el libro de Mattick, puedo enviárselos si son de su interés. En todo caso, le solicitaría tenga bien confirmarlo por esta vía. Me interesaría su opinión experta.
    Gracias.

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    AP

    14/05/2011 at 23:25

    • Acaban de enviarme en versión digital el libro de Mattick. Voy a leerlo en los próximos días, Acerca del teorema Okishio, la explicación que doy está efectivamente en este blog, un poco resumida (también discutida en respuesta a una crítica que me hizo un grupo español) y en la página un poco más extendida. El argumento de que el teorema Okishio funciona en competencia perfecta es increíble. Me hace acordar a esos espantapájaros que a veces se agitan en el marxismo para predisponer en contra. Jamás puede ser competencia perfecta cuando Okishio asume que el cambio tecnológico en principio se produce en una (o algunas) empresas de avanzada; que estas empresas tienen ganancias extraordinarias (¿dónde diablos hay competencia perfecta??); que luego la presión de precios obliga al resto a incorporar la nueva tecnología; y que como consecuencia de esta nueva tecnología, bajan los precios al nuevo valor (tiempo de trabajo socialmente necesario). El problema es que Shaikh, a fin de «dar» con el resultado esperado, supone que la empresa innovadora no se guía por la tasa de ganancia. Esto es, el cambio innovador se realiza pero no consigue aumentar su tasa de ganancia, porque solo le interesa ganar mercado. Se trata de un supuesto «ad hoc» para que luego le encaje el planteo de caída de la tasa de ganancia cuando se generaliza el cambio tecnológico. Dos cuestiones sobre esto: a) en cualquier caso Shaikh estaría reconociendo que tal como lo planteó Marx (esto es, con sus supuestos) la ley de todas maneras no se cumple. No veo que sea una muy buena defensa de la ley frente al teorema Okishio; b) tiene que suponer, además, que para el conjunto de la economía la tasa de ganancia constituye un criterio decisivo de inversión, pero no lo es para la empresa innovadora. ¿Por qué no lo es en este último caso? ¿Simplemente porque «tenemos» que hacer encajar a toda costa la ley de la tendencia decreciente?
      Por último, una observación acerca de los trabajos de Mattick. Como dije antes, valoro muchísimo su obra. De todas formas, hay un problema con la afirmación de que las variables de Marx no tienen manifestación «de superficie», y es que se corre el riesgo de convertirlas en un «en sí» (casi kantiano). En concreto, con la tasa de ganancia, sucede que es una variable «de superficie». De lo contrario no podría ser una variable tan clave a la hora de decidir la inversión.

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      rolandoastarita

      15/05/2011 at 15:05

  6. Compañero Rolo. Sobre el tema Mattick. Me alegra que ya le hayan proporcionado el libro. Yo también hablaba de una versión digital, no tenía pensado llevárselo personalmente. No me parece que este autor se deslice a los imperativos categóricos. Puede haber ciertas interpretaciones canónicas de las leyes puestas de manifiesto por Marx, como la LTDG, pero no creo que aluda a fuerzas ideales, sino subyacentes al proceso de acumulación y que deben interpretarse en el resultado de un proceso dinámico, como la formación de la TG. De todos modos, no hay que olvidarse que el propio Marx confirió a la LTDG carácter de ‘Ley histórica’. Los denodados esfuerzos que la mayoría de los marxistas hacemos por demostrarla, tal vez sean también el producto de la seducción que ejerce el absoluto. Pero es solo una posibilidad. En esa tónica, me parece demasiado enfervorizada su respuesta acerca de la cuestión del Teorema de O. las objeciones de Shaik. No da para calentarse. Yo no agito ningún espantapájaros contra O. ni me deshago en alabanzas por S. por su espectacular chapa de marxista institucionalmente reconocido. Jamás leí donde O. presume ubicar su teorema, ni tampoco alguna elaboración de contexto que provenga del autor, solo versiones de segunda mano que ponen el acento en la demostración matemática. Sabía que el autor había introducido objeciones al mismo, como, por ejemplo, que era imposible presuponer una tasa salarial constante, pero me enteré por usted que postuló la posibilidad matemática de una caída en la ganancia máxima, lo que, en lo limitado de mi conocimiento, me parece una reafirmación ‘por absurdo’ de su teorema y las conclusiones que del mismo se desprenden, vale decir, que la tasa de ganancia nunca puede caer por consecuencia del cambio tecnológico eficiente, salvo en el infinito. Pese a ello, sigo pensando que su trabajo matemático (así como el de Roemer) sí se desarrollan en condiciones de competencia perfecta, es decir, propia del universo matemático, con elevadas dosis de abstracción. La objeción de Shaik, según la entiendo, se refiere no solo al problema del margen vs tasa, sino a condiciones de competencia imperfecta que presuponen la coexistencia dinámica de tasas de ganancia diferenciales entre las cuales existen ‘barreras’ que obligan al capitalista innovador a incorporar tecnologías reductoras de costos que, aumentan el margen, pero, empujan a la baja la tasa de ganancia generando un arrastre promedial sobre la TG del conjunto de las ramas de la producción.
    Es posible que el argumento ni liquide la discusión, pero no creo que ello responda meramente a una deshonestidad teórica para defender la caída de la TG por cambio tecnológico. Lo mismo podrían decir los defensores del teorema (y sus reformulaciones) que tributan a la teoría del estrangulamiento de las ganancias por elevación del salario real, de todos aquellos que buscan soluciones alternativas a las que también se le pueden encontrar fallas. Tengo que estudiar mejor el interesante ejemplo que usted ofrece en sus notas sobre la posibilidad de fases de renovación tecnológica que implican caída en la tasa de ganancia. El error de Marx habría consistido en sacar una conclusión intuitivamente correcta, pero teóricamente mal fundamentada al hacerla surgir del cambio tecnológico ahorrador de trabajo. En una primera mirada me da la impresión que las restricciones del teorema de O. también serían generalizables al caso ‘elevador de la CVC’ que usted presenta. En primer lugar, si partimos del axioma de la maximización del beneficio asimilada a la elevación en la TG y la elección racional de técnicas funcionales a este objetivo, no parecería posible el cambio tecnológico que usted propone, aunque ‘Eppur si muova’. La influencia del frenesí competitivo o la lucha por extraer infinitesimales cuantos de plusvalor relativo (dos planos del movimiento de la lucha de clases) no parecen dos causas muy distintas a las que podrían operar contranatura en el caso de bienes simples. En segundo lugar, la elevación del salario real que requeriría, podría ser interpretada como la verdadera causa de la caída de la TG.
    Me parece muy seductora la teoría de las periódicas ‘revoluciones tecnológicas’ que implican una violación al axioma del cambio tecnológico maximizador de la tasa de beneficio. Pero tengo que estudiar mejor la lógica del asunto y su ejemplo numérico. Sin dudar de la justeza de sus cálculos, me da la impresión que sería posible manipular las cifras para obtener el resultado estimulante de la TG aún en este caso. Aunque nunca fui una luminaria de las matemáticas haré un intento sin garantía de éxito y sin que ello signifique llevarle la contra, ni tratar de hacer encajar las cosas en algún dogma preconcebido.
    Le agradezco por su dedicación a este blog. Que tenga una buena semana.

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    AP

    16/05/2011 at 01:41

    • No comprendo por qué se ataca al teorema Okishio con el argumento de la «competencia perfecta». El teorema respeta todos los supuestos de Marx que subyacen a su ley de la caída de la tasa de ganancia: a) el cambio tecnológico lo realiza una empresa para obtener plusvalías extraordinarias; b) la maquinaria que se introduce debe tener un valor menor al trabajo pago que desplaza, c) las empresas del resto de la rama son obligadas a introducir el cambio tecnológico porque de lo contrario son eliminadas; d) al generalizarse el cambio tecnológico los valores (o precios de producción) están determinados por el tiempo de trabajo socialimente necesario; e) el salario real permanece constante, por lo cual aumenta la plusvalía relativa, dado el aumento de productividad. Estos son los supuestos de Marx. ¿A esto le llama usted «competencia perfecta»? Si es así, confieso que no sé qué es competencia pefecta, pero en cualquier caso debería rechazarse entonces la ley de Marx por haber incurrido en el mismo «pecado» que Okishio.
      Por otra parte, acerca del empleo de la matemática. Okishio procede correctamente. Toma los supuestos de Marx y demuestra matemáticamente por qué no se puede obtener el resultado que obtiene Marx. De esta manera coloca la discusión en el nivel correcto: hay que volver a discutir los supuestos. En este respecto, hay algo importante: según Marx, a partir de sus supuestos, la inversión de capital por obrero a largo plazo tiene que aumentar. Pues bien, a largo plazo, con los supuestos de Marx, es imposible que eso suceda. Y esto no se debe a la competencia perfecta, sino a la ley del valor trabajo. Este es el centro del problema a debatir.

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      rolandoastarita

      16/05/2011 at 08:55

  7. Compañero Rolo. Ante todo, lo felicito por el homenaje a Mattick. Para mi también fue un importante descubrimiento y fuente de valiosas ideas. Pero, por ahora, por muy importante que sea, no estoy concentrado en el revival de ocasión del ‘keinesianismo’ kirchnerista que comparten, además de la K los mismos intereses de conciliación de clases. A lo que he querido aludir con lo de la ‘competencia perfecta’ es que la válvula de escape que introduce Shaik es homologada a la existencia de una competencia imperfecta ligada a la existencia de barreras para la movilidad de los capitales que, como usted lo ha explicado, no están presentes ni en Okishio ni en Marx. Buen punto. El mecanismo postulado por Shaik lo expliqué en el anterior post y no lo voy a repetir aquí. Se puede estar de acuerdo o no, pero coincido en que no está presente en los planteos de Marx sobre el descenso de la tasa de ganancia. Lo mencioné por que en sus notas usted dice que no alcanza a entender como la hipótesis de Shaik explicaría la baja de la TG. También en sus mismas notas afirma que los supuestos de Okishio y Marx no son exactamente iguales (puede ser que se refiera a que O. no toma en cuenta el capital total a la hora de calcular la evolución de la tasa) pero en su respuesta no aparece diferencia a considerar. El punto es que, suponiendo que la la aparición de plusvalías extraordinarias por productividad genere una elevación transitoria de la TG del capitalista innovador, la competencia que se ha supuesto generaría una rápida nivelación en torno al beneficio medio, con lo cual, esta desaparecería. Sería necesario que estas innovaciones impactaran tan decisivamente sobre el conjunto de la producción capitalista para que se generalizara una elevación significativa de la tasa de beneficio medio. Es un escenario hipotéticamente posible. En todo caso lo que podría derivarse es que la TG no tiene por que caer. Pero Marx fue más allá y extrajo como consecuencia que la TG debe caer paulatinamente y el largo plazo al compás del progreso de la fuerza productiva del trabajo. Damos por descontado que Marx conocía el efecto abaratador del capital fijo generado por el aumento de la productividad que ubicó como contratendencia, pero a ello contrapuso el aumento del número de máquinas por trabajador (Como en el caso de cualquier mercancía la productividad acrecentada baja el valor objetivado por unidad, pero se distribuye en un número mayor). También era consciente de que la amortización de las máquinas resultaba menos onerosa que su contrapartida en salarios con lo cual aumentaban los beneficios. Pero de ello no sacó la conclusión que, necesariamente, aumentaba la TG. Su descenso general fue conectado a otros factores, como la disminución tendencial del trabajo vivo empleado que implicaba la acumulación o las limitaciones objetivas al aumento de la tasa de explotación por amplificación de la plusvalía relativa, que, en largos plazos, incidiría negativamente sobre la TG, desalentando la inversión.
    Lo que hizo Okishio fue cuestionar que el aumento de la productividad generara, en condiciones instantáneas y con prescindencia del capital fijo, un descenso de la TG, cuando, su efecto, matemáticamente demostrable sería el inverso. Sin entrar en el análisis de la demostración específica, para la que no estoy debidamente preparado, no hace falta ser demasiado inteligente para darse cuenta que, si la productividad afecta igualmente a ambos términos del denominador de la fórmula de la TG, la tasa de explotación aumenta, con lo cual la TG debe subir por prolongación del trabajo no remunerado sin aumento de la composición en valor del capital, con lo cual, la hipótesis que asume el autor, respecto de su descenso empíricamente comprobable, se liga ineludiblemente a la elevación del salario real, resucitando la teoría del ‘profit squeeze’. Queda la alternativa de postular otras hipótesis, que es lo que usted hace en su trabajo, por lo que podría haber otra causa básica involucrada en el descenso de la tasa de ganancia, presumiblemente en determinados ciclos, sola o combinada con otras variables. Eso es una nueva teoría de la crisis. No la LTDG de Marx que sería una congetura indebidamente fundamentada. En este punto y sin que ello signifique objeción moral, o se está con uno o con el otro. Donde Marx ve una TG en histórico descenso, Okishio pone su inverso, con lo cual, de no existir factores exógenos, la TG solo caería en picada en el instante previo a la automatización absoluta. Más allá de la cuestión de la generalización al capital fijo, que, en teoría debería dejar inalterada la cuestión, veo un problema. La maximización del beneficio es sobreentendida en acuerdo con la acumulación del capital. Si partimos del supuesto que el capital es ‘valor que se valoriza’ (en una proporción creciente conforme progresa la extracción de plusvalía) el esquema de Okishio daría lugar a una situación paradojal en la cual la capitalización máxima de los beneficios en perpetuo ascenso, redundaría en un capital que se valoriza en el marco de la desvalorización general, es decir que se valoriza relativamente en contraste con una desvalorización absoluta de su magnitud. Dado que los precios son la expresión monetaria de los valores, se estaría en presencia de una deflación permanente. Un escenario dificil de imaginar y más aún de ubicar concretamente.
    Nuevamente, gracias por su atención.

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    AP

    21/05/2011 at 03:23

    • Brevemente. El argumento de Shaikh frente al teorema Okishio no tiene punto que ver con competencia imperfecta ni con movllidad de capitales, sino con el criterio que guía el cambio tecnológico de la empresa innovadora. Segundo, lo que sostengo es que el supuesto de Shaikh explica la caída de la tasa de ganancia, pero a costa de introducir un criterio de cambio tecnológico que es incorrecto, parece creado «ad hoc» para que el resultado dé como quiere Shaikh que dé.
      Tercero, usted afirma que «Damos por descontado que Marx conocía el efecto abaratador del capital fijo generado por el aumento de la productividad que ubicó como contratendencia, pero a ello contrapuso el aumento del número de máquinas por trabajador». Marx conocía el efecto abaratador de aumento de la productividad, pero su argumento del aumento de la composición orgánica no pasa por el aumento del número de máquinas por trabajador. No tiene que ver con esto, porque ese supuesto no arregla el problema. Ejemplo: si se trabaja con una única máquina para producir máquina, y se duplica la productividad, de manera que el valor de la máquina baja a la mitad, y si el cada trabajador ahora utiliza el doble de máquinas, la relación EN VALOR entre C/L sigue igual. Es lo que viene a decir el teorema Okishio.
      Cuarto, usted afirma: «Lo que hizo Okishio fue cuestionar que el aumento de la productividad generara, en condiciones instantáneas y con prescindencia del capital fijo, un descenso de la TG, cuando, su efecto, matemáticamente demostrable sería el inverso». Sobre esto, en primer lugar, Roemer generalizó el teorema al caso del capital fijo. Segundo, yo mismo traté de demostrar la falsedad del teorema introduciendo capital fijo en mis simulaciones numéricas, sin poder refutarlo. De manera que lo del capital fijo no constituye una refutación del teorema. Pero por otra parte, ¿por qué insiste usted en lo «instantáneo»? El teorema Okishio se puede trabajar respetando las secuencas temporales «a lo Marx». Primer el cambio tecnológico de la empresa innovadora; luego la presión competitiva por baja de precios; luego la generalización de la nueva tecnología. ¿Acaso Marx hizo algo distinto cuando trató la ley?
      Quinto: empíricamente no se verifica que haya habido en EEUU una caída de largo plazo de la tasa de ganancia antes de la crisis del 30; ni antes de la crisis de 2007. Estas son las cuestiones que tenemos que tratar de explicar.

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      rolandoastarita

      21/05/2011 at 13:53

  8. Compañero Rolo. Ante todo, una aclaración. Considero que la crisis es un fenómeno inevitable bajo el capitalismo por las contradicciones que encierra un sistema que se ve forzado a socavar los cimientos vivos sobre los que se edifica. Creo que la evolución de la rentabilidad es un aspecto determinante y compulsivo en la inversión, respecto del cual la subjetividad del capitalista es solo un instrumento
    derivado del monopolio sobre los medios de producción. Las crisis no se irán atenuando evolutivamente hasta desaparecer y no hay intervención estatal o mecanismo autoregulatorio
    que pueda evitarlas. Este hecho no lo cambia que la crisis iniciada en 2007 haya sido menor que la del treinta. Aunque podamos discutir mucho
    acerca de sus causas, las crisis surgirán en diverso grado y alcance hasta que el sistema no sea abolido por la acción consciente de los explotados.
    Concluyo que discutir las causas de la crisis en estos marcos no pone en tela de juicio los principios revolucionarios. Hago esta salvedad, para despejar cualquier sombra de duda que pueda proyectarse sobre la discusión. Dicho esto, sin dar por
    agotado un problema que requiere de inmenso estudio, por lo menos de mi parte, le acerco algunas observaciones. En primer lugar, me extraña
    que me diga de modo tan rotundo que la cuestión de la competencia no tiene ni punto que ver con la argumentación de Shaikh. En su trabajo sobre el teorema de O. afirma lo contrario:’Lo central entonces en el argumento de Shaikh pasa por distinguir entre los criterios “minimizador de costos” y “maximizador de ganancia” de los capitalistas, y señalar que el sistema capitalista no es un sistema de competencia perfecta, como parecería deducirse del esquema de Okishio’.
    En segundo lugar. En su ejemplo de ‘máquinas que producen máquinas’ lo que se demuestra es que, dado que los obreros viven de puro comburente
    gratuito provisto por la naturaleza, la tasa de ganancia se mantiene inalterada. En tercer lugar, la afirmación de Marx sobre el efecto de
    la productividad (contratendencia a la baja de la TG) no excluye situaciones alternativas en que la productividad acrecentada se ve superada por el
    aumento en la composición orgánica. Para Marx, estas alternativas son dominantes en el largo plazo.
    ‘En una palabra, el desarrollo que acrecienta la masa del capital constante con relación al capital variable reduce, como consecuencia de la productividad acrecentada del trabajo, el valor de sus elementos; impide, pues, que el valor del capital constante, aun aumentando sin cesar, se acreciente en la misma proporción que la masa material, es
    decir, el volumen de los medios de producción puesto en movimiento por la misma cantidad de fuerza de trabajo. Puede ocurrir incluso que, en
    algunos casos, aumente la masa de los elementos del capital constante aunque su valor permanezca constante o incluso disminuya”, Marx, El
    Capital, libro III, La Pléiade II: 1019.
    “…gracias a una productividad acrecentada, paralelamente, pues, al aumento del número de máquinas a precio reducido, el precio de la
    mercancía disminuye, la tasa de ganancia puede seguir siendo la misma…La tasa de ganancia podría incluso crecer si el aumento de la tasa de plusvalía estuviese ligado a una disminución sensible del valor de los elementos del capital constante, especialmente del capital fijo [consecutivamente a las ganancias de productividad]”, Marx, El Capital,
    libro III, Pléiade II:
    Como vemos, la variable Okishio es contemplada como posible, aunque, no dominante.
    La objeción de O. y sus seguidores consiste en que el cambio tecnológico no solo no ocasiona la baja en la TG, sino que, nunca podría ocasionarla puesto que contravendría el principio sagrado de la maximización del beneficio que se deriva del comportamiento racional del capitalista. Para Marx, en cambio, la
    racionalidad como reflejo intelectual se deriva de la compulsión que exige la acumulación, ante la cual el cambio tecnológico es un medio para imponerse frente a otros competidores y frente a los productores y no un fin inmanente que faculta la autoreproducción eterna, mientras las exigencias reformistas
    de los productores sean mantenidas a raya. Puede decirse que en la concepción tradicional el teorema explica la contratendencia, pero, si
    el cambio tecnológico predominante bajo el capitalismo solo pudiera ser ahorrador de trabajo y los límites de la población explotable o el
    acortamiento del trabajo necesario fueran factores sin incidencia real, la ley debería ser la tendencia creciente de la TG a la que se oponen fuerzas contratendenciales que habría que señalar como perturbaciones derivadas de las necesidades de
    ampliación del mercado, las pujas competitivas o lucha de clases por el reparto del excedente y otra sería la teoría de la crisis. En última instancia, una teoría de la indeterminación de la TG sujeta a la dinámica de múltiples variables. Sobre la
    cuestión de la TG en los EEUU, no tengo conocimiento de antes de la crisis del 30, pero desde la postguerra a la actualidad se verifica una
    caída aunque no tan acusada y mucho menos lineal. La TG sube muy fuerte en el período 1958-68 y luego en el 1982-2000, entre ambos hay una caída escalonada de veinte años. A partir del 2000 se verifica una caída, por lo menos hasta el 2009. En todos los casos se constata una disminución simétrica de la composición orgánica. Comparando los dos picos de la TG, el de 2000 es ligeramente menor. De estos datos no me parece se pueda deducir una LTDG ni una LTCG.
    Otra vez gracias por la atención y no tengo mucho más que decir por el momento.

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    AP

    22/05/2011 at 22:44

    • Tres temas: primero, le pido por favor comentarios más cortos. Segundo, el hecho de que Shaikh rechace la visión neoclásica de competencia perfecta no significa que apruebe la teoría (también burguesa) de la competencia imperfecta. Precisamente una deuda intelectual que tengo con Shaikh es que fue la persona que más me estimuló y ayudó a dejar la visión de la competencia oligopólica. Tercero, es un hecho que la tasa de ganancia se recupera desde fines de 1982 en EEUU, y hasta 2006.

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      rolandoastarita

      22/05/2011 at 23:40

  9. Estimado señor Astarita, no conozco nada de economía, pero me gustaría me explicara porqué los países del primer mundo tienen tasas que van del 0,50%(E.E.U.U.) al 1,00% (Europa) y acá tenemos tasas que superan el 20%, ¿cómo se puede ser competitivo con semejante diferencia de costo del dinero, quien va dedicarse a producir o generar riqueza con estas variables tan adversas, quien va a cumplir ese rol clasista tan imprescindible que es la burguesía dentro del capitalismo, solamente las beneficiadas en este marco son las clases rentistas y especuladoras asociadas al sistema ya sea por su participación en los negocios relacionados al comercio exterior o fogoneando desde adentro todo lo relacionado al costo del dinero(tasas), quien es el encargado de modificar este requerimiento imperioso que no permite que en el país vuelva ser negocio TRABAJAR y PRODUCIR, la economía es una ciencia social y muchos de sus colegas deberían utilizar menos la doxometría y ver que sucede en la realidad sin tanta sofisticación? mi pregunta busca en esta ciencia social por lo tanto humanista, las respuestas a cosas tan sencillas y tan humanas con VOLVER a TRABAJAR , quedo a la espera de una respuesta que aclare mis dudas,muchas gracias

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    Alejo Alfredo Diaz

    09/12/2011 at 16:40

    • No puedo responder en un breve «comentario» una cuestión que es compleja. De todas formas, alguna observación: cuando se habla de tasas de interés, hay que tomar en cuenta las tasas de interés reales, esto es, descontada la inflación. Por ejemplo, durante todos estos años las tasas de interés reales que pagaron los bancos por los depósitos fueron negativas. Por otra parte, también hay que tener en cuenta la relación entre las tasas de interés y el ciclo económico. La tasa de EEUU a la que te referís está condicionada por la política expansiva de la Reserva Federal frente a la crisis, desde 2007; aclarando, además, que se trata de la tasa de referencia para los préstamos interbancarios entre entidades de primera línea. La tasa a la que se endeudan las empresas de EEUU no es la que fija la Reserva Federal; cuando las crisis se agudizan, las tasas exigidas a las empresas aumentan. A lo que hay que agregarle las políticas de restricción del crédito por parte de los bancos (lo que se llama «credit crunch»). Repito, son cuestiones complejas, que no puedo responder de forma mínimamente abarcativa en un comentario.

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      rolandoastarita

      10/12/2011 at 10:15

    • Señor Astarita, le agradezco su respuesta a mi inquietud, aunque no ha podido aclararla del todo debido a las cuestiones muy complejas que ellas demandan, pero lo que sí me quedó mas claro, que es más política que económica el problema de las tasas de interés y por lo que deduzco, que gran parte de lo que debaten los economistas como relativo a su ciencia pertenece mas a decisiones de gobierno y estado que referentes a su actividad específica, muchas gracias por deferencia

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      Alejo Alfredo Diaz

      10/12/2011 at 11:32

  10. Rolando,

    A ver, Ud comenta que «no debe llevarnos a la falsa conclusión de que la tasa de interés es, para Marx, una variable exógena a lo económico».
    Vale de acuerdo, no es exógena a «lo económico»…porque todo para Marx es economía política..Pero sí puede decirse que es «exógena» al la ley inmanente de la producción. Trasciende a la producción, y en este sentido se constituye como lógica a parte de la lógica de la producción. Esto se refleja en que la tdi no se vincula ni a salario ni a precios de objetos producdos(mercancias) sino a «instituciones»..financieras y estatales (pinza Estado-Bancos) …
    Pero entonces la tdi pertenece a lo que luego llama Capital Ficticio. Este Captial ficticio no está mediado, ni intermediado por la producción. Y por tanto, como afirmo una vez más: es un «capital» que no se piensa en relación dialéctica con el trabajo. Está al margen de la dialéctica marxista del capital/trabajo mediados por la economia de la producción.
    Del mismo modo, la tdi no está mediada por la economia de la producción (salarios/precios mercancías)…es exógena a esa lógica, como la lógica del capital ficticio es «trascendente» a la propia lógica de la producción.
    Que la tdi sea exógena o que el capital ficticio no sea pensable dialecticamente en confrontación con el trabajo(producción) no significa que sea exógena a la ley de oferta y demanda….no de mercancías sino de dinero. Es otro logos el de la tdi , éste que está pensado de acuerdo a oferta y demanda de dinero. Nos aproximamos en el camino, a Keynes….

    Por último, que la tdi, no esté mediada por la producción, ni determinada por ella, confirmaría que es cosa-del-capital ficticio y de su lógica extraña a la dialéctica: la lógica del diferencial. Pensemos en que la «plusvalía» de la producción es un excedente, un suma, una adición algebraica en una ecuación de producción. Mientras que la tdi, no es ningún excedente, en el sentido clásico, ni tan siquiera plusvalía de producción, sino algo distinto ontológicamente y también metodológicamente: es un diferencial no-algebraico. Los diferenciales no son algebraicos, sino que son materia del cálculo diferencial.
    La plusvalía es al algebra de la producción, como la tdi es al cálculo diferencial. La naturaleza del capital ficticio, con su tdi es un «asunto» exógeno al algebra,y a la dialéctica de la producción,
    Que sea exógeno al algebra y al logos de la producción, no implica decir que está al margen del sistema económico (es otro sistema: el del capital ficticio:el financiero y financiario).

    Esto no quiere decir, que no haya conexión entre prducción y tdi. Aunque no haya mútua determinación, o determinación unidireccional entre ellas (pej, salario y tdi), sí que hay «vínculo». Es un vínculo de «limitación», como dice Marx. La tdi está no determinada, pero sí limitada por la tasa de ganancia productiva. Esto, es que el límite al que tienden la serie de variaciones diferenciales de la tdi tiende o «debe tender» bajo la perspectiva de la producción, a un número igual al menos a la eficiencia del capital de producción. Estamos entre Marx y Keynes, pero la relación entre «lo productivo» (salarios) y «lo financiero!(tdi) es una relación expresada como «límite» de una serie . Estamos ahora no en plusvalías excedentarias expresables de forma algebraica, sino en límites que son integrales de series infiinitesimales de variaciones. Eso es lo que hace una mónada empresarial

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    ers

    07/11/2013 at 05:37

    • Respondo brevemente porque tengo mucho trabajo. Primero, la plusvalía no es capital ficticio. Segundo, el interés es parte de la plusvalía. Conclusión: el interés no es capital ficticio. Es plusvalor que surge de la producción capitalista.

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      rolandoastarita

      07/11/2013 at 08:17

  11. Gracias profesor. Se que su tiempo es oro. Pero aquí precisamente veo la «contradicción» del sistema teórico de Marx.

    Por un lado, no puede renunciar a que la tasa de interés sea un elemento más, del capital de producción.Es decir, un elemento más de la «plusvalía».Sometiendo así la naturaleza financiera del capital-a-préstamo al yugo de la lógica marxista de la teoría del valor-trabajo o valor-producción. Y lo entiendo, pues no hacer de la tasa de interés un tipo de plusvalía, sería como saltarse las reglas de juego de la mismísima teoría del valor de Marx.

    Pero por otro lado, el capital ficticio, si entendemos que está definido en principio, por los títulos de deuda,
    debemos reconocer que el es «deuda». Es decir: el capital ficticio tiene por naturaleza, por esencia: el ser un título-de-deuda, cuyo constitutivo fundamental es el «interés», no la plusvalía. El interés o la tasa de interés es lo que define conceptualmente, al título de deuda (capital ficticio). por ejemplo: el bono o cualquier emisión de deuda sea del Estado en el mercado de deuda soberana o la empresa en el mercado de valores o incluso fuera de ella (pagarés no aceptados por la institución bursátil). Y que esto sea sí, se debe vincular al hecho que la misma teoría ortodoxa de Marx reconoce en la esencia del Capital Ficticio un capital-al-margen del capital(de producción!), como recojo de una cita suya, para abreviar:

    «…..activos financieros cuyo valor no se corresponde con algún capital real; el caso paradigmático son los títulos públicos». Lo que Ud dice «capital real» yo entiendo que es «capital de producción»o capital dialécticamente entendido bajo la teoria del valor-trabajo.

    Esta idea se refleja cuando Ud dice que: «Es que cuando un gobierno emite títulos para cubrir sus gastos corrientes, el dinero que recoge no entra en algún circuito de valorización, y por lo tanto no es capital. Por eso Marx destaca que el precio del título no representa capital, o valor en proceso de valorización.»

    Yo pienso, que no «es que no sea capital», es que «es otro modo de capitalización»: un modo a juzgar por Marx, como ficticio. Por lo tanto, el Capital ficiticio cuya esencia es el ser-título-de-deuda remite al concepto de la «tasa-de-interés». Hecho que develaría otra vez, la contradicción en el interior del sistema especulativo de la teoría de Marx sobre el capital. O es capital o no lo es. Y o la tasa de interés es deuda o es producción…….yo creo que es deuda.

    Si se entiende mi razonamiento, podemos entender que Ud también incurra en la contradicción interna al sistema teórico de Marx. Por ejemplo cuando dice: «Un pagaré o un bono del Estado solo dan a su propietario el derecho a participar de una parte de la plusvalía, bajo la forma de los impuestos que recaude el gobierno». Ud remite el bono, que es capital ficticio a la plusvalía (que es capital real, según el lenguaje marxista). Pero el bono, al emitirse, al nacer como «capital no-real» o ficticio, no participa de ningún producto del trabajo. No participa de la teoria del valor-trabajo. Esto Ud mismo lo reconoce cuando comenta que «no entra en el proceso de valorización» que es el proceso de valor-trabajo: «cuando un gobierno emite títulos para cubrir sus gastos corrientes, el dinero que recoge no entra en algún circuito de valorización,»

    un saludo.

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    ers

    07/11/2013 at 15:13

  12. Profesor Astarita, en lo fundamental de la concepción marxiana del tipo de interés entiendo y comparto su postura. Fundamentalmente podemos decir que su nivel suele ser procíclico y simplemente sube y baja según la oferta y la demanda -dentro del los límite superior que fija la tasa de ganancia-.

    Dicho esto, me gustaría saber que opinión tiene sobre la concepción que tienen Anwar Shaikh y Diego Guerrero sobre la teoría del comercio internacional -fundamentada en la teoría de la ventaja absoluta-, en la que el tipo de interés tiene un papel fundamental. En este sentido, dados dos países A y B, cuando A es más competitivo y tiene superávit en su balanza por cuenta corriente con respecto a B, este superávit tiende a aumentar las reservas bancarias y, por lo tanto, a aumentar la competencia entre el capital financiero, lo que implica una bajada del tipo de interés. A su vez, el país B menos competitivo, con déficit en su balanza por cuenta corriente tiende a endeudarse con el país A porque los tipos de interés son inferiores. ¿Comparte esto?

    En este sentido, durante los años del euro anteriores a la crisis se da el caso de que el tipo de interés real en Alemania es superior al tipo de interés en España o Grecia. Usted en sus notas sobre el caso, explica que han sido inferiores, pero ¿cuál es el motivo: La inflación, el crecimiento (mayores que en Alemania…?
    En este sentido, los tipos de interés reales no concuerdan con la teoría de Shaikh y Guerrero, entiendo que es debido a la particularidad del euro, ya que el tipo de interés nominal lo fija el BCE.

    Un cordial saludo

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    JR

    02/04/2014 at 20:31

    • Soy crítico de la explicación de Shaikh sobre tipo de cambio, intercambio desigual y las conclusiones que saca sobre los déficits de los países atrasados en su trabajo de crítica (con la que acuerdo) a ventajas comparativas. Pero no puedo desarrollarlo aquí. Dediqué un capítulo a este asunto de mi libro «Economía política de la dependencia y el subdesarrollo».

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      rolandoastarita

      02/04/2014 at 23:15

  13. Hola Rolo
    Es verdad que al subir la tasa de interes baja el dolar? o al bajar la tasa de interes sube el dolar, ya que los capitalistas llevan su dinero de los bancos a el dolar como inversion? es asi de mecanica la relacion tambien en marx?

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    alicia

    26/08/2014 at 00:00

    • La relación es así de mecánica en un escenario como el actual, en el que hay fuga de capitales, crisis de inversiones, alta inflación. Por eso se trata de maniobras de muy corto plazo, que no solucionan nada de fondo.

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      rolandoastarita

      26/08/2014 at 12:07

  14. muchas gracias rolo, en un escenario normal la tasa de interes y la huida al dolar como es? o la relacion entre la tasa de interes y el valor del dolar?

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    alicia

    26/08/2014 at 13:49


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