Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Emisión monetaria y una crítica desafortunada

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En diversos escritos he sostenido que el financiamiento de los déficits fiscales mediante emisión monetaria genera la desvalorización de los billetes, de manera que disminuye su valor adquisitivo. He planteado que esta tesis está de acuerdo con la teoría monetaria de Marx; y que no significa aceptar la teoría cuantitativa del dinero. De hecho, Marx fue muy crítico de la teoría cuantitativa, y sin embargo sostuvo que la emisión de billetes podía tener efectos inflacionarios (ver por ejemplo «Oro, teoría cuantitativa y Marx», en este blog).

Pues bien, por estos días me han acercado una crítica que me dirige un economista llamado Fabián Amico, que la ha hecho circular dentro de Economistas de Izquierda. Amico me hace numerosos cargos, todos en el mismo sentido: mis posiciones coinciden con las ideas más reaccionarias de los economistas de la derecha. En particular, sostiene que mi postura sobre las consecuencias del financiamiento de déficits con emisión monetaria, me emparenta con los monetaristas “más rudimentarios” (sic). Amico afirma:

“Esto es otro acercamiento íntimo de RA (Rolando Astarita) a lo más ortodoxo de la teoría económica. Primero, supone que hay neutralidad de la moneda, como los monetaristas más rudimentarios, ya que una mayor masa de dinero no tendría efectos reales y solo subiría los precios. Segundo, considera que la moneda es exógena, es decir, que cae desde unos helicópteros del BCRA, como decía Friedman, y no tiene nada que ver con las necesidades de la economía capitalista ni con su intercambio con el mundo. Pero además RA usa una cita muy dudosa de Marx tomada de la Contribución, donde no queda nada claro si Marx habla de su propia concepción o se refiere a Hume (un precursor del cuantitativismo). Pero si vamos a usar argumentos de autoridad, va esta cita de Marx totalmente cristalina: “Los precios no son altos o bajos porque circula mucho o poco dinero, sino que circula mucho o poco dinero porque los precios son altos o bajos” (Grundrisse).

La crítica de Amico denota una incomprensión de la teoría de Marx que es bastante habitual, y es conveniente clarificar. El tema es que Marx afirma, efectivamente, que los precios son altos o bajos no porque circule mucho o poco dinero, sino que circula mucho o poco dinero porque los precios son altos y bajos. Pero Marx también afirma que la emisión monetaria desvaloriza el billete. Las dos afirmaciones están contenidas en la teoría de Marx, y las dos son perfectamente compatibles. La primera afirmación es el eje de la crítica de Marx a la teoría cuantitativa. Esto es, dados los precios, y dada la velocidad de circulación y la masa de mercancías, solo circula la cantidad de dinero necesaria, y el resto se atesora. Marx no adhiere a la idea monetarista de que la velocidad de circulación del dinero sea constante, o estable (o que sean estables los “encajes monetarios”); y otorga toda su importancia a la creación de medios de circulación monetaria a partir del crédito (créditos monetizados, que de todas maneras deben distinguirse conceptualmente del dinero propiamente dicho). Sin embargo, Marx  también sostiene que la emisión de billetes sin el respaldo correspondiente, los desvaloriza. He explicado esta posición de Marx en Monetarismo Criollo. A fin de clarificar el asunto, en primer lugar voy a explicar el porqué de esta posición de Marx, y su coherencia. En segundo término, presento los pasajes de Marx que no dejan lugar a dudas de que ésa es su posición y no la de Hume. En tercer lugar, voy a explicar por qué negar este efecto de la emisión es un error grave, que solo lleva agua al molino de las soluciones fantasiosas de los problemas del capitalismo.

La lógica de Marx sobre la emisión

Lo primero que debe entenderse es que Marx distingue las leyes de la circulación del dinero (aquí encaja su crítica a la teoría cuantitativa) de lo que él llama la “ley específica de la circulación de billetes” (Marx, 1999, t. 1, p. 156), que dice que la cantidad de papel moneda (estamos hablando del billete de curso forzoso) que ha de circular representando simbólicamente al oro o la plata habría de limitarse a la cantidad de oro o plata que circularían si no estuviera el billete. Si la cantidad de papel supera esa medida, esto es, la cantidad de monedas de oro o plata que dice representar, inevitablemente terminará por representar simbólicamente una menor cantidad de oro o plata. La cuestión es de lógica elemental. Supongamos que el respaldo está compuesto por 1 kilogramo de oro, y hay 100 billetes de un peso. Cada billete por lo tanto representa 0,01 kilogramo de oro. Supongamos ahora que el Estado duplica la cantidad de billetes (por ejemplo, para pagar sus deudas) y ahora son 200 los billetes en circulación. Cada billete pasa a representar 0,005 kilogramos de oro. De manera que si antes el precio de una mercancía era, supongamos, $10 (=0,1 kilogramo de oro), ahora será de $20 (=0,1 kilogramo de oro). Esto se debe a que ahora hay que representar la misma cantidad de oro con más billetes. Todo lo cual no tiene punto que ver con la teoría cuantitativa. Aquí lo único que se está diciendo es que el valor del signo depende de la relación entre su cantidad, y el dinero mercancía en lugar del cual circula, y al que representa. Por eso constituye un grueso error confundir esta relación específica entre signo y respaldo, con la teoría cuantitativa. Observemos que la misma relación se puede establecer en el caso en que el billete en circulación sean pesos, y el respaldo sean dólares o euros.

Los pasajes de Marx

Vayamos ahora a los pasajes de Marx. Empiezo con los Grundrisse, donde Marx se refiere al tálero de papel prusiano, que funcionaba como dinero de curso forzoso. El tálero de papel no era legalmente convertible, y no constituía una asignación sobre la plata, en cuyo lugar circulaba. Explica Marx: “Un tálero de papel dice representar el mismo valor de un tálero de plata. En el caso de que fuera quebrantada seriamente la confianza en el gobierno o que dicho papel moneda fuera emitido en proporciones superiores a las necesidades de circulación, el tálero de papel dejaría de equivaler en la práctica al tálero de plata y se depreciaría en cuanto ha caído por debajo del valor expresado en su título” (Marx, 1989, p. 56, t. 1; énfasis agregado). Es importante destacar que, según Marx, al margen de la disposición legal, la relación entre el billete y la plata se establecía de hecho en el mercado, a través del precio de la plata. Señalemos también la importancia de que exista confianza en el mercado en que la plata se puede comprar por determinada cantidad de billetes. O sea, no es necesario que exista, en términos de valor, una masa de respaldo equivalente a los táleros billetes que circulan. En Inglaterra, durante el siglo XIX, la cantidad de oro que tenía en reserva el Banco de Inglaterra era muy pequeña, en comparación con la masa de billetes que circulaban. Pero en la medida en que había confianza en que se podían convertir al precio oficial, la libra se mantenía estable. Sin embargo, cuando sobrevenía la crisis, había que decretar la inconvertibilidad, y el valor del billete se establecía en el mercado no oficial del oro (donde se pagaba una prima por sobre la denominación oficial). Vemos ahora el pasaje de la Contribución de la crítica de la economía política que (Amico sospecha), representaría la posición de Hume. Escribe Marx:

“… la cantidad de los billetes de papel está determinada por la cantidad de dinero de oro que los mismos representan en la circulación, y puesto que solo son signos de valor en la medida en que lo representan, su valor está simplemente determinado por su cantidad. Por lo tanto, mientras que la cantidad del oro circulante depende de los precios de las mercancías, el valor de los billetes de papel circulante depende exclusivamente, por el contrario, de su propia cantidad” (Marx, 1980, pp. 107-8; énfasis agregado).

Como si previese las malas interpretaciones, Marx explica que la emisión parece abolir la ley económica (que dice que los precios de las mercancías no están determinados por la cantidad de dinero): “La intervención del Estado que emite papel moneda con curso obligatorio -y solo tratamos de esta clase de papel moneda- parece abolir la ley económica. El Estado, que en el precio monetario solo bautizó con un nombre a un peso de de oro determinado, y que al amonedar solo estampó su ello sobre el oro, parece transformar ahora, en virtud de la magia de su cuño, el papel en oro” (ídem, p. 108). Aclaremos que es esta “magia” la que encandila a los reformistas que piensan que emitiendo mucho papel el Estado puede curar crisis, desocupación y todas las demás miserias generadas por el capitalismo. Pero sigamos con Marx: “Puesto que los billetes de papel tienen curso obligatorio, nadie puede impedirle poner forzosamente en circulación un número tan crecido de los mismos cuando quiera e imprimir sobre ellos denominaciones monetarias deseadas, como 1 libra esterlina, 5 libras esterlinas, 20 libras esterlinas” (ídem). Aquí el economista que tiene mal digeridas algunas vagas ideas sobre dinero exógeno y helicópteros, exclama indignado “Marx anticipaba a Friedman…!!!”. Continúa Marx:

“Es imposible arrojar fuera de la circulación a los billetes que ya se hallan dentro de ella… Separados de su existencia funcional, se transforman en indignos colgajos de papel. Sin embargo, este poder del Estado es mera apariencia. Podrá lanzar a la circulación la cantidad de billetes de papel que quiera con la denominación monetaria que desee, pero con este acto mecánico cesa su control. Una vez que la circulación se adueña de él, el signo de valor o papel moneda sucumbe a sus leyes inmanentes” (ídem). El pasaje es importante porque evidencia los límites que Marx veía a la posibilidad del Estado de generar, por mera emisión de billetes, poder de compra adicional en la economía. Al margen de la denominación del billete, esto es, al margen de lo que dice representar, el mismo “sucumbe a las leyes inmanente”. ¿Cuáles son esas leyes propias, inmanentes, objetivas, que algunos quisieran ver suprimidas? Pues que el valor del billete depende de la relación entre su cantidad y el respaldo en lugar del cual circula. Por eso sigue Marx:

“Si la suma del oro requerido para la circulación de las mercancías fuera de 14 millones de libras esterlinas, y el Estado lanzase a la circulación 210 millones de billetes, cada uno de ellos con la denominación de 1 libra esterlina, estos 201 millones se transmutarían en representantes de oro por un monto de 14 millones de libras esterlinas. Sería lo mismo que si el Estado hubiese convertido a los billetes de libra esterlinas en representantes de un metal 15 veces menos valioso, o de una parte de peso de oro 15 veces menor que antes. (…) Puesto que ahora el nombre de libra esterlina indicaría una cantidad de oro 15 veces menor, todos los precios de las mercancías se elevarían 15 veces, y de hecho entonces 210 millones de billetes de libra esterlina serían tan necesarios como antes lo eran 14 millones. En la misma medida en que se hubiese incrementado la suma global de los signos de valor, se hubiera reducido la cantidad de oro que representa cada uno de ellos. El alza de los precios solo sería la reacción del proceso de la circulación, el cual equipara por la fuerza los signos de valor a la cantidad de oro en cuyo lugar pretenden circular” (ídem, pp. 108-9; énfasis agregados). Después de referirse a la falsificación monetaria, Marx vuelve con una formulación inequívocamente “cuantitativista” a los ojos del economista que no entiende la teoría cuantitativa, ni la teoría de Marx: “La proporción en la cual el signo de valor, sea de papel o de oro y plata falsificados, representa a pesos de oro y plata calculados según el precio monetario depende no de su propio material, sino de la cantidad del mismo que se halla en circulación (ídem, p. 109). Y todavía más adelante, insiste en que el fenómeno parece contradecir la ley económica, porque las leyes de la circulación aparecen invertidas:

“En la circulación de los signos de valor, todas las leyes de la circulación real de dinero aparecen invertidas y puestas cabeza abajo. Mientras que el oro circula porque tiene valor el papel tiene valor porque circula. Mientras que, con un valor de cambio determinado de las mercancías, la cantidad del oro circulante depende de su propio valor, el valor del papel depende de su cantidad circulante. Mientras que la cantidad del oro circulante aumenta o disminuye con el aumento o la disminución de los precios de las mercancías, éstos parecen aumentar o disminuir con el cambio en la cantidad de papel circulante” (idem, p. 110). Digamos también que en El Capital, al explicar cómo se puede desvalorizar el billete, expresa la misma idea contenida en estos pasajes.

Ahora es momento de preguntarse: ¿Qué tienen que ver todos estos pasajes y posiciones con la teoría cuantitativa? ¿Cómo se puede sostener que en estos pasajes Marx está coincidiendo con Ricardo, Fisher o Friedman? Además, ¿qué tiene que ver esto con Hume? ¿Dónde está citado aquí Hume, ni siquiera aludido? ¿No puede entenderse algo tan elemental, como es que un signo toma valor en relación al elemento que representa, y por lo tanto se desvaloriza conforme aumente su cantidad, y el referente no lo haga? Repito, ¿qué tiene que ver esta posición con un apoyo a la teoría cuantitativa? ¿O al helicóptero de Friedman?

Las ilusiones del reformismo

Además de la significación que puede tener comprender algunos fenómenos monetarios, que con frecuencia están mal digeridos en la izquierda populista, lo más importante es entender que por fuera o al margen del trabajo productivo, es imposible generar poder de compra (esto es, valor) para acrecentar el producto de un país, o sacar a una economía capitalista de una crisis. A lo largo de la historia ha sido común que este tipo de soluciones fantasiosas impregnen proyectos del más diverso tipo. Es que si el Estado pudiera emitir billetes libremente, sin que el billete perdiera su poder de compra, se habría encontrado una forma fácil de generar riqueza haciendo funcionar “a la máquina de imprimir”. ¿Para qué preocuparse entonces por déficits fiscales, impuestos, o cosas similares? Es por esto que Marx en El Capital hablaba de las fantasías sobre la posibilidad de que el Estado pudiera realizar “curas milagrosas económicas” manipulando la emisión monetaria (Marx, 1999, pp. 123-4). Y también advertía contra las falacias de que “es posible superar gracias al incremento de los medios de circulación las contradicciones que emanan de la naturaleza de la mercancía, y que por consiguiente se manifiestan en la circulación mercantil” (ídem, p. 148). La escasez de los medios de circulación no son la causa de los estancamientos que experimentan los procesos de producción y circulación, aunque (Marx tenía presente la legislación bancaria inglesa de 1844) la escasez de los medios de circulación podía producir paralizaciones, o agravar innecesariamente las crisis. En carta a Engels del 25 de febrero de 1859, escribía que “la suma de los valores o la riqueza de un país puede acrecentarse tan solo por el aumento de los productos reales, y nunca por el aumento de la cantidad de dinero…”. Y en Teorías de la plusvalía se refería a la apologética burguesa que piensa que los gastos estatales intensos, los “gobiernos fuertes” y el aumento de las deudas del Estado, constituyen los acicates necesarios de la producción. Aunque de otro tenor, la idea de que la emisión de billetes puede aumentar por encima de todo respaldo, está en línea con estas ilusiones. La crítica a esta ilusión encaja en otro conjunto de ideas que defiendo (las crisis son inevitables, las políticas keynesianas no sacan a los países de las crisis, el capitalismo sale de las crisis aumentando la explotación de los trabajadores, el gran capital entiende mejor esta lógica que el reformista pequeño burgués enredado en sus fantasías, etc.) que exasperan a la izquierda estatista y popular, siempre ilusionada con el Estado y sus habilidades. En otras notas trataré otros temas de la crítica de Amico, que pueden ser de interés para analizar y discutir.

Bibliografía citada:

Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.

Marx, K. (1989): Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858, México, Siglo XXI.

Marx, K. (1980): Contribución a la critica de la economía política, México, Siglo XXI.


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Emisión monetaria y una crítica desafortunada

Written by rolandoastarita

30/04/2011 a 18:47

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15 respuestas

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  1. Brillante, profesor.

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    Ignacio

    30/04/2011 at 21:59

  2. Compañero Rolo. Según lo que he podido leer en su artículo, la crítica de Fabián D’Amico le endilga el sambenito de ‘monetarista’ por el hecho de reconocer que la emisión por encima del respaldo real deprecia el valor de la moneda y en consecuencia determina el alza de los precios. De este hecho económico verificable, y que, por supuesto, no es el único factor incidente en el nivel de precios, el economista crítico pega un salto acrobático y concluye que todo aquel que lo reconozca es un admirador de Alsogaray. Peor aún, que su reconocimiento implica pensar que los precios no son la expresión monetaria de los valores contenidos en las mercancías, sino, de la oferta de dinero. Me cuesta entender en que cabeza cabe semejante razonamiento, salvo en la de aquellos que consideran a la emisión sin respaldo puede posponer indefinidamente la incidencia de la ley del valor. Sería interesante conocer que teoría sostiene F.D. acerca de la formación de los precios y la naturaleza del fenómeno de la inflación que excluya dentro del concierto de causas, la emisión exacerbada. En lo personal, y yendo al análisis de la situación de Argentina yo sí creo que existe una emisión soterrada, destinada a financiar la fuga de capitales, que está incidiendo en la fuerte inflación presente en la realidad cotidiana pero silenciada en los guarismos oficiales. También influye la eterna lucha de Sísifo de los salarios por alcanzar los precios, que, periódicamente da lugar al traslado de los aumentos salariales a precios para mantener inalterada la ganancia patronal. Lo que en particular desearía preguntarle es acerca del grado en que las manipulaciones monetarias pueden independizarse respecto, no solo de nivel de reservas, sino, de la generación de valor genuino sobre el que se asientan. Comparto el criterio de que recurrir a la maquinita de hacer dinero, con su consiguiente correlato inflacionario, es limitado para los países que referencian su moneda en el patrón dólar, pero que hay para con la nación que detenta el patronazgo mundial ¿Cuales son su límites? ¿Es posible la fabricación de poder adquisitivo artificial por lapsos tan prolongados que representen una violación substancial a la ley del valor? Reconociendo el hecho que la inversión en metales preciosos como refugio de valor es un hecho palpable en periodos de crisis cuando la ‘fiducia’ en las monedas vacila ¿Es posible que en el caso de los EEUU, la emisión para solventar el déficit público sea un factor absorbible que genere condiciones para estimular la reactivación?
    Le agradecería sus observaciones.

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    AP

    01/05/2011 at 02:54

  3. Creo que le falta un mayor estudio de la teoría marxista, solo demuestra un conocimiento un poco criollo del tema, desconociendo los avances que se han dado en este tema por los autores postkeynesianos como marxistas y ricardianos.

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    IDVG

    01/05/2011 at 16:53

    • Los avances principales han sido dados por los poskeynesianos, no veo que los hayan hecho ricardianos. Y con respecto a los poskeynesianos, habria de todas maneras que matizar, porque en realidad la concepción del dinero circuito fue planteada prácticamente en todos sus términos actuales por teóricos franceses ya en los 60s. Y desarrollada luego por los regulacionistas (puede verse en Aglietta ya en los 70s). De todas maneras, es cierto que han aportado al conocimiento de la creación de dinero, y esto no dejo de reconocerlo. Pero esto no me lleva a desconocer los muchos problemas que tiene esta concepción y que lamentablemente muchos marxistas han pasado por alto, al aceptar acríticamente el enfoque poskeynesiano de conjunto. En especial los poskeynesianos «horizontalistas» desembocan en una posición que desconoce, o no puede asimilar, el hecho de que el dinero no solo es flujo, sino también existe bajo la forma de stocks. Incluso por esto Davidson, y otros keynesianos más ortodoxos, han señalado que esta postura no puede reconocer la existencia de preferencia por la liquidez (que juega un rol tan importante en Keynes, y lo que es más relevante, en la práctica). Lo cual es correcto; los teóricos de dinero endógeno que no llevan el horizontalismo al extremo, reconocen que en los mercados monetarios existe una relación con los tenedores de riqueza bajo la forma de stocks monetarios. Pero entonces tenemos una visión mucho más cercana a la de Marx.
      Volviendo al enfoque horizontalista puro, que es el que más aceptaciòn ha tenido, destaco algunas cuestiones: a) han dejado indeterminada a la tasa de interés, al convertirla en un fenómeno completamente exógeno. Es una posición simétrica a la del monetarismo, solo que este dejó indeterminada la masa monetaria; b) desconoce el rol de los stocks monetarios, como mencioné antes, y no puede asimilar la preferencia por la liquidez; c) no puede explicar la persistencia del rol monetario del oro (sobre lo que he tratado varias veces en el blog).
      Por último, señalo que el concepto del dinero flujo, desarrollado por los regulacionistas y luego los partidarios del llamado nuevo enfoque, que se pretende una modernización de la teoría monetaria de Marx, lleva a una inversión completa de la teoría del valor, y a una concepción neo-armonicista del mercado. En un trabajo que puede consultar en mi página web he discutido estos problemas. Pero este desarrollo está «in nuce» en la idea de que el dinero es solo flujo.
      Posiblemente en el futuro haga un pequeño resumen de la crítica en este blog. Considero que el problema es central para la comprensión de algunas de las características del capitalismo contemporáneo.

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      rolandoastarita

      01/05/2011 at 17:49

  4. Profesor Astarita, me gustaría hacer algunas consideraciones. Entiendo que es un error atribuirle a los poskeynesianos la idea de que el Estado puede poner en funcionamiento la maquinaria de producción «emitiendo billetes». Así planteada, la idea es TOTALMENTE MONETARISTA y está contra de práctica todas las concepciones modernas sobre el funcionamiento de los Bancos Centrales, cosa que según recuerdo de sus cursos y notas, Ud. conoce.
    Simplemente ningún Banco Central puede inyectar billetes de forma independiente de cualquier cambio en las hojas de balances. De modo que si alguien afirma «que aumenta la cantidad de billes, etc., etc.», el olor a monetarismo es percibible (le aclaro no intento ni me interesante atribuirle a ud. dicho mote).
    Distinto es por ejemplo, si hablamos de una política fiscal expansiva. Para un poskyenesiano esto si es una forma de creación de riqueza y no hay ninguna artificialidad. Si me parece más afortunado hablar de «creación artificial» o «capital ficticio» con las políticas «monetarias putas», del estilo Quantitative Easing, que los POSKYNESIANOS MISMOS RECHAZAN y juzgan totalmente inefectivas a la hora de crear riqueza. Nadie de las escuelas que ud. menciona, que yo sepa, afirma que se puede salir de una crisis emitiendo moneda.

    Por último, entiendo que para demostrar que los acertos de Marx sobre las leyes de circulación de los billetes no son equivalentes al monetarismo de sujetos como Friedman, hace falta dar una mínima explicación de cómo y por medio de qué mecanismos los precios suben. No veo esto en sus notas, aunque presumo que el mecanismo es una devaluación de la moneda nacional, algo que de ninguna maneras es una obviedad ni un hecho empírico estilizado, con la excepción de economías con muy alta inflación. Tampoco es un hecho estilizado que las monedas centrales presenten algún límite evidente a su emisión. Más bien la empiría muestra que a lo largo de la historia global los tipos de cambio no tienen absolutamente nada que ver con la política monetaria, y que las reservas se acumulan prácticamente sin ningún tipo de limite, ni provocando ninguna tendencia previsible sobre el valor de la moneda en el largo plazo. Uno puede dar todas las explicaciones y citas de Marx que se le ocurran, pero me parece que sin especifica claramente qué mecanismos concretos están operando en el mundo contemporano, el riesgo de ser acomodado al lado de Friedman es evidente.

    un cordial saludo

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    Emiliano Libman

    01/05/2011 at 19:07

    • Aclaro que no estoy hablando de políticas fiscales expansivas, sino de monetización de déficits fiscales. En este respecto es un hecho que el Banco Central puede emitir billetes para financiar déficit fiscal. Técnicamente lo hace comprando títulos de la Tesorería General. Por este motivo se mantiene el balance entre activo y pasivo, y aumenta la cantidad de billetes. Teóricamente este dinero debe refluir cuando la Tesorería honra sus obligaciones. Pero sabemos que no siempre ha sido así (recuerde la época de los 80 en Argentina). Esta práctica ha existido en muchos países, en muchos períodos, y existe al día de hoy. Por supuesto, sostener que existe no es una idea monetarista. El helicóptero de Friedman se refiere a las operaciones de mercado abierto, y en este sentido la crítica poskeynesiana es totalmente justa.
      En cuanto al aumento de las reservas, he planteado en otras notas que no tienen por qué tener un efecto inflacionario. No adhiero en absoluto a la idea de que es necesario esterilizar la creación monetaria que proviene de la entrada de divisas. Precisamente he sostenido en este blog (puede ver la nota sobre monetarismo criollo) que aquí sí se está haciendo una concesión gratuita al monetarismo.
      Con respecto a la crítica de Marx a la teoría cuantitativa, la misma se puede entender con una mínima lectura atenta de los textos. Básicamente, además, la crítica es perfectamente aplicable a Friedman. Por último, efectivamente he asociado la inflación en Argentina a la devaluación (lo he planteado en mi último libro). En este respecto considero que mucho de lo planteado por el viejo estructuralismo con respecto al impulso inflacionario que generan las devaluaciones de la moneda son aplicables a lo sucedido a partir de 2002. Sin embargo, también estoy convencido de que la monetización de déficits alienta la inflación. Subrayo, esto no es monetarismo. Sostengo también que la teoría monetaria de Marx puede explicar los fenómenos monetarios contemporáneos. Específicamente he planteado desde hace años que es la única teoría que pudo explicar por qué se mantuvo el rol monetario del oro. Ninguna de los enfoques que parten de la idea de la desmaterializacíón del dinero han podido explicar este fenómeno (al respecto, escribí en el blog, como ya he señalado en estos comentarios).

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      rolandoastarita

      01/05/2011 at 23:34

    • Olvidé responder otra cuestión que plantea. Es acerca de que los poskeynesianos rechazan la creación artificial de dinero implicadas en el «quantitative easing». No lo niego, pero mi polémica es con aquellos keynesianos que pretenden que se puede crear poder de compra por el solo hecho de emitir dinero, sin que esto afecte al valor del dinero. Es también la idea de que el capitalismo puede salir de las crisis emitiendo dinero, o aumentando la deuda fiscal indefinidamente, etc. Lo pongo de esta manera: si la emisión monetaria «ex nihilo» no genera desvalorización del dinero, y si no se señala ningún otro efecto perjudicial, esto implicaría que se ha generado un genuino poder de compra. ¿De dónde proviene este poder de compra extra, que no se ha generado en el trabajo productivo? Desde el punto de vista del marxismo, es imposible sostener que se pueda generar poder de compra por fuera del trabajo productivo (suponiendo un modo de producción capitalista «puro»). Desde el punto de vista del keynesianismo, la respuesta podría ser más complicada, ya que la teoría del valor de Keynes es inconsistente. De todas maneras, hasta donde alcanza mi conocimiento, jamás Keynes sostuvo que se pudiera generar poder de compra adicional imprimiendo billetes. Pero el problema sigue planteado: insisto, si se considera que la emisión monetaria por sí misma genera poder de compra, sin desvalorización del dinero, hay que fundamentar esta afirmación en alguna ley del valor.

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      rolandoastarita

      02/05/2011 at 08:36

    • Gracias por sus respuestas profesor.
      No veo cuál es el problema para un poskynesiano. ¿Por qué razón Ud. deduce que el gasto público es improductivo? ¿Acaso el Estado no puede gastar en la mismas cosas en la que gastamnos por ejemplo ud. y yo? ¿En dónde radica la improductividad del gast? ¿Pero aún si el Estado gastar en fabricar pirámides, no generaría esto demanda sobre otras ramas?
      No veo la inconsistencia con la teoría del valor; salvando que la intervención estatal altera la distribución del ingreso o la técanica vigente, los precios relativos deberían seguir siendo los mismos.

      Creo que la cuestión de fondo es de qué depende la acumulación de capital. Si intuyo correctamente, ud. plantea que depende de la rentabilidad esperada. Entonces si aumenta la demanda (cosa que cualquier Estado con capacidad para «emitir» dinero puede hacer) por qué los capitalistas no habría de incrementar la inversión? No creo que ud. dude la existencia de un ejercito de desocupados capaz de proveer brazos. ¿Cuál es el límite entonces? Los mercados financieros no son capaces de acomodar las nuevas necesidades de financiamiento?

      Me parece que es al revés, hay que explicar por qué el dinero, emitido como contrapartida del gasto público (por que si no hay déficit fiscal o superavit por cuenta corriente no hay creación neta de dinero) debe generar una suba de precios EQUIPROPORCIONAL. Yo me pregunto, hay evidencia de esto? Yo creo que la respuesta no. Me parece que la interpretación de Marx no puede sostenerse sin dar una explicación de esto; no basta con que el déficit «se un factor inflacionario», si no que los billes así emitidos deben perder valor en relación al aumento de su cantidad.

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      Emiliano Libman

      02/05/2011 at 13:02

    • Voy a tratar el tema del gasto improductivo (el bendito ejemplo de enterrar botellas, de Keynes), en una próxima nota que estoy preparando, en polémica con el conciliacionismo reformista.

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      rolandoastarita

      03/05/2011 at 09:32

  5. Compañero Rolo. Leí las notas aconsejadas. Creo que es hay muchos aspectos que tendría que estudiar a fondo con la atención que merecen. De todos modos, me surge una duda particular. Usted afirma, siguiendo en este punto a quienes postulan la desmaterialización del dinero, que es imposible demostrar que el valor del oro depende del trabajo social involucrado en su producción. De ello se desprende que el oro no solo sería una mercancía cuyo valor de uso es oficiar como ‘dinero’ es decir, equivalente universal, representación de valor, medio de pago, atesoramiento, sino, una mercancía excepcional cuyo valor se establece convencionalmente, por medio de una relación ‘simbólica compleja’ pero referenciada en el dólar, según Mandel, un ‘face off’. La ‘relación simbólica compleja’ me hace recordar a las enfermedades ‘idiopáticas’ de la medicina, término de aspecto sabio que alude a causas desconocidas. Es totalmente cierto que en épocas de crisis, ingentes masas de capital se refugian en el oro, haciendo subir su precio. Pero ello no explica por que el oro debería ser un reflejo más estable del valor, si, en última instancia, ese valor no es más que un puro precio establecido por la Reserva Federal. Hay un dicho que reza: Cuando los economistas dudan, los capitalistas saben que hay que hacer’, esto explica los comportamientos defensivos, pero si el precio del oro también es simbólico, pero no arbitrario, debe existir un mecanismo para establecer por que se establece en una magnitud y no otra y ello, en mi opinión no responde a su estabilidad química particular brillo, o apego ancestral, sino, a que resulta menos permeable a las manipulaciones monetarias y refleja mejor los cambios de largo plazo en la productividad social, calculados ex ante la realización. Lo dicho no implica que el dinero no se haya ‘desmaterializado’ sino que el oro no puede ser completamente desmaterializado, por lo que, en momentos de crisis resulta un vehículo mas apto para la tesaurización como substituto de la moneda papel.
    Gracias por la atención y las referencias.

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    AP

    01/05/2011 at 23:25

    • Usted me atribuye una idea que no sostengo. No afirmo que «el valor del dinero no está vinculado de manera directa a los tiempos de trabajo social empleados en la extracción y refinación del oro». Lo que he afirmado es que el valor del dinero (por ejemplo del dólar) no está vinculado mecánica y directamente al valor del oro. Esto es, no se puede decir que los precios automáticamente aumentan cuando baja el valor (tiempo de trabajo socialmente necesario para producirlo) del oro en mayor proporción de lo que baja el valor de las mercancías. Es en este sentido que hablo de una relación compleja. Jamás sostuve que el valor del oro es simbólico. Además, cuando hablo del precio del oro, sostengo (siguiendo en esto a Mandel y otros autores marxistas) que en realidad debemos interpretar el valor del billete.

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      rolandoastarita

      02/05/2011 at 08:24

  6. Compañero Rolo. En el anterior post advertía que el tema de la relación entre el oro y el dólar y también el del efecto inflacionario de la emisión sin respaldo requieren de un estudio profundo, por lo menos de mi parte. Ello puede explicar que no haya advertido la sutil diferencia que usted establece entre una relación ‘mecánica y directa’ y una ‘indirecta simbólica y compleja’ en lo concerniente al oro y el dólar. Pese a ello, me parece, que esta relación ‘indirecta simbólica y compleja’ no está debidamente concretizada en su análisis, o por lo menos, si me permite el término, no me resulta satisfactoria. La posición se comprende mejor leyendo su articulo ‘Concepciones sobre el dinero, el rol del oro y cuestiones monetarias’ del 2006 aparecido en ‘Realidad Económica’. Allí usted cita aprobatoriamente a Loranger «… el precio de una onza de oro no expresa su costo de producción, sino corresponde bien a la definición de la unidad monetaria internacional, esto es, que un dólar americano es una cierta fracción de una onza de oro. Que esta definición se acerque o aleje de su costo de producción es otra cuestión.» [Loranger (1982), pp. 130-131] Acto seguido, explica que el precio de los stocks de oro se establece siguiendo una lógica monetaria: ‘Esto significa que el oro, una «sustancia de valor», se escinde del signo que lo simboliza al establecerse un precio de los stocks de oro acumulados. Por lo tanto el precio al que se realiza la conversión dólar-oro no tiene relación directa, ni expresa, el precio de producción. Por el contrario, el precio se establece siguiendo una lógica monetaria. Esto lo evidencia el hecho que en la refinación, comercialización y establecimiento del precio del oro intervienen los bullion bank; y es con base a ese precio que la industria del oro amplía o contrae la producción. Por eso debe insistirse que la demanda y oferta actual del oro es un fenómeno monetario, vinculado a su función de medio de atesoramiento. Se trata de una situación en este respecto muy distinta a la del siglo 19, cuando Senior sostenía que la primera causa de la utilidad del oro era la joyería y las aplicaciones para el dorado de objetos, y su uso como dinero era una utilidad secundaria[13].’
    Por ello, usted coincide con Mandel para quien el precio del oro es una expresión del valor del dólar. En conclusión, se podría decir que el oro es una especie de dólar ‘áureo’ cuyo precio no depende del costo de producción, sino, de la relación que el estado le impone con el dólar. No sería ya el dólar la expresión del valor del oro, sino al inverso. El problema consiste en establecer si esta ‘inversión’ es una mera apariencia o una determinación real que introduce profundas distorsiones en la economía. En principio, la corrida al oro que se produce en momentos de crisis parecería indicar una supervivencia del valor intrínseco del oro (mediada por el trabajo abstracto involucrado en su producción) potenciada por su alta concentración y reconocimiento internacional frente a la desvalorización del papel moneda. Pero dado que todo el tiempo no tenemos una corrida al oro, resta por explicar como las autoridades económicas acomodan el precio del oro a un dólar cuyo valor ‘intrínseco’, según las objeciones a las teorías desmaterialistas, no puede ser estimado de antemano, no siquiera con un mínimo grado de aproximación. O sea, ni las existencias de oro, ni su valor, regulan el precio del dólar, pero el valor del dólar no se puede calcular en relación a la cantidad de horas trabajadas, valor agregado etc. Entonces ¿De donde sale y como se establece el valor del dólar?
    Decir que hay que investigarlo, implica reconocer que estamos frente a un problema abierto que la teoría monetaria de Márx no alcanza a llenar.
    Según el estado de mi conocimiento, la emisión monetaria tiende a ajustarse a las necesidades objetivas de la producción y circulación de bienes y servicios. Ello no obsta que se efectúen emisiones inflacionarias cuyas consecuencias sean distorsiones acusadas de la ley económica fundamental que indica que los precios se establecen conforme los valores contenidos en las mercancías, en un proceso de transformación que admite incongruencias parciales, pero si indica que la cantidad de billetes importa y en una modesta opinión, mucho más que lo que pudo suponer Marx en su época. De esto no puede concluir que la teoría monetaria de Marx, en consecuencia con la ley del valor trabajo, fue, o en la actualidad, es equivocada, pero si insuficiente. La mejor demostración del triunfo de la ley del valor-trabajo (y sus consecuencias en la esfera monetaria) se evidencia en el colapso periódico de montañas de papeles devaluados. Pero si afirmamos que el precio del oro es ‘dólardependiente’, si afirmamos que se establece mediante una ‘lógica monetaria’ (Mandel sostuvo en varios de sus escritos que en un plano limitado hay en Márx una aproximación a la teoría cuantitativa) deberíamos reconocer que, la existencia de un último amarre al recurso áureo no implica que el valor del dólar dependa del oro, sino, de la productividad económica que representa, de alguna manera mensurada y también de las manipulaciones monetarias que se efectúen con todo el correlato distorsivo que implican sobre la transformación de los valores en precios, con lo cual, la intromisión cuantitativa importa. En mi opinión, reconocerlo, no significa capitular a la teoría cuantitativista. Una última observación y discúlpeme la extensión, pero me gustaría liberarme de este entripado. Usted ha citado a Márx cuando este afirma que, dada la óptica invertida con que se presentan las leyes de la circulación de los billetes, los precios ‘parecen’ subir o bajar. No solo en virtud del raciocinio económico, sino, de la más elemental experiencia vital, protesto de esta expresión. Si usted y yo, en el día de mañana vamos a comprar pan con 5 pesos y nos encontramos con que cuesta 10 o volvemos a buscar más dinero o nos quedamos con hambre y que el panadero cobre en pesos devaluados no nos servirá de consuelo. Los precios no ‘parecen’ subir, sino que, efectivamente suben y si ello es debido a la depreciación de la moneda, 5 no se convierten en 10 por arte de magia. Un espejismo de esta naturaleza solo podría producirse si la depreciación de la moneda hiciera subir todos los precios instantáneamente, incluido el de nuestro salario pasado. En este caso, la inflación sirve para trasladar valor del salario al capital. Si de conjunto, los precios suben a consecuencia de una emisión exagerada y si esto persiste durante mucho tiempo, ya no estamos en presencia de meras fluctuaciones de los precios en torno a los valores, sino, de una flagrante violación a la ley del valor cuya rectificación adquirirá, tarde o temprano, proporciones de catástrofe. En ello consiste la vigencia de la teoría monetaria de Márx y su supremacía sobre la teoría cuantitativa y no en la vigencia legal o informal del patrón oro.
    De nuevo gracias por la atención y disculpas por la extensión del texto.

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    AP

    07/05/2011 at 00:14

  7. Profesor, entiendo que la diferencia entre Marx y la teoría cuantitativa es que el primero relaciona los billetes con el oro o la plata, y la teoría cuantitativa relaciona el dinero con las mercancías en circulación. En la actualidad, el dinero es inconvertible al oro o la plata, todavía se puede explicar la perdida de poder adquisitivo mediante la visión Marxista teniendo en cuenta que las personas ahora no relacionan el dinero en circulación con el oro?

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    Alfonso

    15/03/2013 at 19:22

  8. Así como la calidad o “valor” de un libro no depende de la cantidad de unidades publicadas, la devalorización del dinero, de uno en particular o de todos ellos, es totalmente independiente de la cantidad de dinero que haya en circulación. Es absolutamente falso que el dinero se desvalorice por la cantidad de “circulante”. El dinero se desvaloriza, pierde poder adquisitivo, porque así fue diseñado por el hombre. La desvalorización del dinero es un fin buscado, perseguido y encontrado.
    El llamado “valor” del dinero, históricamente y siempre, proviene de la inversa del nivel de precios de lo que con él se compra, esto es, cuanto más suben (o bajan) los precios de los bienes y servicios, más baja (o sube) el poder adquisitivo del dinero que usamos para comprarlo. Y esto es así porque fue construido (diseñado) por el hombre para que así fuera. Cuánto más sube el boleto o el dólar (dinero ajeno), más baja el valor del peso (dinero nuestro). Y con él baja, obviamente, el poder adquisitivo de nuestro ingreso.

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    13acsp

    12/03/2015 at 13:15


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