Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Estado y medios de comunicación

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Una de las ideas centrales con que se sustentó a la Ley de Medios del kirchnerismo fue que los medios de comunicación en manos del Estado son más democráticos y pluralistas que los medios en manos de capitalistas privados. Esto porque, seguía el razonamiento, el Estado es un espacio público. Por eso las voces críticas y de los oprimidos o explotados podrían hacerse oír mejor y más ampliamente a través de los medios de comunicación en manos del Estado, que a través de los medios privados. Militantes del partido Comunista y de la izquierda peronista, en todas sus variantes, defendieron, y siguen haciéndolo, con particular entusiasmo esta tesis.

Sin ser especialista en la cuestión, en algunas discusiones dije que era escéptico acerca de esa idea. Por ejemplo, expliqué que no creía que en los regímenes stalinistas hubiera habido más libertad de prensa y comunicación que en los países capitalistas. Asimismo la experiencia argentina tampoco generaba evidencia sólida a favor de la tesis estatista. Por ejemplo, en 1974 o 1975, cuando todos los canales de televisión estaban en manos del Estado, no pareció haber más libertad informativa que en la actualidad. Y hoy no encuentro más pluralismo ideológico en el canal de televisión estatal que en TN o América. De hecho, escuché con mayor frecuencia a líderes políticos de izquierda en canales privados, que en el canal estatal (admito que es evidencia anecdótica; no conozco estadísticas al respecto).

Una explicación posible de esta situación es que en la medida en que haya medios de comunicación en manos de capitales privados, existen más posibilidades de que surjan y se mantengan contradicciones entre las diversas fracciones, y el Estado. Lo cual habilita a que se filtren las voces críticas y se expresan los intereses de los explotados. Por supuesto, en tanto exista la propiedad privada de los medios de producción, no habrá libertad real de expresión para los oprimidos. Pero lo mismo vale para el Estado. En tanto el Estado sea defensor y garante de la explotación, no habrá libertad de expresión plena para los que cuestionen esa explotación. Por eso un régimen stalinista suprimía despiadadamente toda voz crítica, así fuera de izquierda y quisiera mejorar la situación de los trabajadores. El Estado capitalista en general, también restringe y cercena las expresiones críticas y cuestionadoras.

El asesinato de Mariano Ferreyra y los medios

Muchas veces es difícil bajar a tierra las discusiones sobre temas generales, hasta que sobrevienen acontecimientos ante los cuales se ponen a prueba, de manera definitiva, las diversas posiciones. Las crisis son una de esas coyunturas. Podríamos decir que en ese punto “se acaba el verso”. La cobertura de los medios de comunicación frente al asesinato del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, constituye uno de esos puntos clave. A Ferreyra lo asesinó una patota sindical, organizada por la burocracia de la Unión Ferroviaria, que está amparada por el gobierno K. En este respecto, un aspecto clave para generar conciencia y movilización frente al asesinato era que las víctimas, esto es, los compañeros que estaban manifestando junto a Ferreyra, pudieran contar lo que había sucedido, y que sus relatos tuvieran difusión. Claramente, además, el medio de comunicación fundamental es la televisión.

Pues bien, lo sucedido en las 24 horas que siguieron al asesinato del compañero Ferreyra desacredita casi por completo la tesis “medios de comunicación estatal democráticos porque el Estado es de todos”. Los testimonios de las víctimas los pudimos escuchar en los canales privados, opositores al gobierno. El canal estatal no les dio ninguna cobertura, por lo menos en las primeras horas que siguieron al asesinato, que fueron claves. El canal privado oficialista, (CN23), por su parte, intentó en un primer momento echar la culpa a los militantes de izquierda (lo que provocó incluso el rechazo del diputado oficialista Recalde), y luego se dedicó a difundir la versión oficial acerca del “complot” de Duhalde. Tarea en la que también puso empeño el canal estatal. El objetivo fue confundir sobre lo que había sucedido y disimular las responsabilidades del Estado, el gobierno y las estructuras dirigentes de los sindicatos en el asesinato. Si tenemos en cuenta que lo esencial era lograr una respuesta movilizada, podemos concluir que los medios de comunicación del Estado jugaron un rol reaccionario. La razón de fondo es que el Estado no es neutro. No es “de todos”. Es un aparato que está al servicio de la clase dominante, o de alguna de sus fracciones. Los medios de comunicación estatal no están en el limbo.

Por supuesto, los canales privados que difundieron ampliamente los testimonios de los militantes atacados, no lo hicieron por amor a la clase trabajadora. Actuaron de esa manera, por lo menos en buena medida, debido a sus enfrentamientos y contradicciones con el gobierno, o la burocracia. De la misma manera que ante otra coyuntura, cuando les conviene, callan o tergiversan para el otro lado. Pero lo importante es que al existir esas contradicciones, el campo de la lucha obrera y popular las puede utilizar, amplificando la denuncia, y movilizando.

En definitiva, no hay por qué confiar en el Estado capitalista, ni en los medios privados. Simplemente se trata de aprovechar las contradicciones del campo enemigo (para lo cual hay que entender que tanto el Estado como el capital son los enemigos), para hacer avanzar los reclamos por mayores libertades y mejoras en las condiciones de vida de los trabajadores.


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Estado y medios de comunicación

Written by rolandoastarita

22/10/2010 a 10:24

6 respuestas

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  1. La nueva ley de medios no propone la estatización de los medios, sino algo mucho más complejo. Yo coincido con vos respecto de que la posibilidad de que se filtren las opiniones de la izquierda depende de explotar los conflictos entre sectores contrincantes de la elite. Y es cierto que eso a veces ocurre con mayor eficacia si los medios son privados. Sin embargo, creo que este análisis es insuficiente.
    En primer lugar: no hay un sólo modelo de televisión estatal. Existen televisiones estatales muy dirigidas verticalmente, como es el caso en Venezuela, y televisiones estatales que son mucho más autónomas, como es el caso de la BBC de Londres. El otro día leía, por ejemplo, que la BBC publicaba un artículo sobre una huelga en la BBC misma. Dentro de las posibilidades de la sociedad capitalista es uno de los medios más democráticos del mundo. Se trata de un sistema puramente estatal, pero cuya relativa independencia del estado lo acerca a lo que sería la supuesta autonomía de las universidades. Sería un error ver a la BBC como completamente autónoma, pero la verdad es que si bien expresa las posiciones de la elite, también refleja sus contradicciones. Se trata de un ejemplo concreto que no encaja bien con tu análisis, que me parece un tanto esquemático. La diversidad de opiniónes y la libertad de expresión no depende meramente del formato estatal o privado de los medios, sino también de la fortaleza y complejidad de cada sociedad civil. Aunque en Inglaterra el sistema esté monopolizado por el estado, se trata de una sociedad civil lo suficientemente sólida y compleja como para que no se de una dictadura comunicacional. Se expresan allí las mismas contradicciones que se expresarían en empresas privadas, porque la BBC es estatal, no controlada directamente por el gobierno como es el caso con canal 7.
    Sin embargo, la ley de medios no propone la estatización completa de los medios. Por lo contrario, lo que propone es que el estado tenga una porción más grande de la que tiene ahora, lo cual dado que igual siguen estando en minoría no me parece un problema. La segunda cosa que sostiene la nueva ley es que los medios privados no pueden ser propiedad concentrada monopólica sino que tiene que haber una diversidad de empresas privadas. Esto genera un potencial para mucho más contradicciones de las que vos señalas y potencia el mismo fenómeno que vos caracterizas como positivo. Por otro lado la ley de medios también establece que un porcentaje de los medios deben ser manejados por sociedades sin fines de lucro de la sociedad civil. Es decir, universidades, grupos de derechos humanos, ONGs, centros culturales, sociedades de fomento, etc. Esto no significa que porque lo diga la ley funcionará así, de hecho me parece la parte más utópica de la ley bajo la sociedad en que vivimos. Sin embargo, abre la puerta para luchar determinados espacios. Espacios que no creo que pasen de ser minoritarios, pero que aún así tienen un efecto positivo. Sería multiplicar fenómenos como la radio La Tribu, por ejemplo. La ley de medios establece además que lo que maneja el estado no esta bajo control directo del ejecutivo sino que hay contrabalances de las fuerzas que están en el congreso. Obviamente que con un ejecutivo muy fuerte en un país como Argentina, no sería improbable que en realidad el estado repitiera la experiencia de canal 7, pero la verdad es que existe la posibilidad de que esto genere conflictos con la oposición y que eso abra el tipo de grietas que vos señalabas…
    Sintetizando: no creo que el debate sobre el tema medios pueda reducirse a un debate privado versus estatal en el cual meramente salimos a señalar que estatizar no es la solución. Nadie está hablando de estatizar. A Clarín no se le exige que deje medios al estado, se le exige que los venda a otros privados. La idea es que la empresa de cable no sea también la de internet, la que imprime los diarios y la que tiene las radios y los canales de aire. Es decir: romper con el monopolio. No se trata de una medida revolucionaria para nada, pero si es una medida sumamente progresiva dentro del sistema. Y no se trata de una reivindicación pequeño burguesa de los medios de pequeña escala. Aún dividido el monopolio, quedarán medios de masas en escala. Lo que será más dificil es que se sienten a negociar un puñado de tipos para decidir la linea editorial de todo lo que vemos, leemos y escuchamos. No digo que se vaya a lograr meramente porque hay una ley, todo dependerá de las relaciones de fuerza. Pero en ese marco, salir a decir que lo estatal no necesariamente es mejor… aporta poco y confunde respecto de la necesidad de que Clarín y La Nazión vendan parte de sus medios.

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    Pablo (de Quilmes)

    07/11/2010 at 12:22

    • Pablo, no entiendo bien qué discutís. En mi nota jamás dije que la ley de medios proponga la estatización de los medios de comunicación. La nota ni siquiera se mete a juzgar si la ley de medios es progresista, o no. Simplemente pongo a examen un argumento que escuché durante la discusión de la ley de medios. Tampoco discuto si Clarín tiene o no el monopolio de la comunicación (pienso que además, habría que definir qué se entiende por monopolio, en ese caso).

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      rolandoastarita

      07/11/2010 at 16:26

  2. Rolo, es cierto que no decís ninguna de esas cosas, pero yo leí tu nota y me pareció una intervención política global más que un detalle sobre un aspecto de algo aislado que alguien haya dicho… Quizá leí mal. En un contexto en el cual la ley de medios es el transfondo de la disputa central sobre este tema, es dificil no leer una referencia a la misma.
    Por otro lado, creo que tu planteo mismo de que en los medios estatales se cuelan menos contradicciones de fracciones dominantes es problemática. El caso de la BBC no encaja con lo que vos decís. O el caso de la National Public Radio (NPR) estadounidense que es una red de radios de todo USA. En la NPR se escuchan y leen cosas que ningún medio privado reproduce, y las posiciones de izquierda de todo tipo abundan, con invitaciones a todo tipo de intelectuales y activistas. Y eso ocurre ahora bajo Obama y ocurría con Bush también, porque la NPR es estatal pero tiene cierta autonomía del gobierno. Creo que es un error pensar que todo lo estatal está siempre necesariamente controlado por el gobierno. Las universidades son otra excepción en este sentido.
    Esto no significa salir a idolatrar al estado, ni plantear que la estatización de los medios es la solución a nada. Al igual que vos, pienso que mientras que los medios de comunicación no estén en manos de las masas en otro tipo de sociedad, no habrá verdadera democracia y libertad de información. Pero eso no significa que no vea que en las instituciones estatales también se cuelan las contradicciones que vos planteas. Que no ocurra en canal 7 no significa que no ocurra nunca.

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    Pablo (de Quilmes)

    08/11/2010 at 20:56

    • Pablo, es un poco cansador tener que estar precisando a cada momento que tal cosa no la escribí, cuando lo que escribo está a la vista. En ningún lado sostengo que en lo estatal nunca se puedan colar posiciones opuestas al gobierno o al sistema. Tampoco sostengo que siempre sea más fácil colarlas en los medios de comunicación privados. Solo planteo que en tanto existan contradicciones en las esferas dominantes, es más fácil colar las posiciones críticas. Esto puede suceder a veces a través de lo privado, a veces a través de lo estatal. Por ejemplo, si el gobierno en determinado momento está enfrentado a un grupo empresario, puede dar aire a trabajadores que enfrenten a ese grupo empresario; y esos trabajadores pueden no encontrar el mismo espacio en los medios privados.
      Por otra parte, el tema es pertinente porque aquí en Argentina está muy metida la idea de que el Estado es en sí mismo siempre más democrático y pluralista, y que esto se aplica a los medios de comunicación. Como digo en la nota, he tenido estas discusiones en concreto.
      Acerca de la ley de medios, no opino porque no me siento autorizado; no conozco muchos aspectos técnicos. Sí estoy seguro de algo: que lo que dicen acerca de que Clarín tiene un monopolio de la comunicación en Argentina es falso.

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      rolandoastarita

      09/11/2010 at 00:04

  3. Hola. Buen artículo rolo, sencillo, simple y claro. Solo una pregunta: ¿por qué decis que Clarín no tiene un monopolio de la comunicación? ¿No es eso lo tan protegido por el grupo, es decir, todas sus licencias? Saludos

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    martin

    02/12/2012 at 14:13

    • Justamente estoy terminando un artículo en el que vuelvo sobre la noción de competencia. Lo voy a colgar en los próximos días. Ahora adelanto que por lo general se asocia la competencia con el número. Algo así como que si hay 300 empresas en una rama, hay más competencia que si hay diez empresas. Con este criterio, algunos piensan que si hay 300 organizaciones de medios pequeñas (radios comunitarias, periódicos sindicales, canales locales, etc.) y un Estado fuerte (en materia de comunicación, órgano del gobierno, de hecho), habrá más competencia que ahora (algunos grandes grupos, muy concentrados, más el Estado que es oficialista).
      Aquí la competencia se identifica con una situación (visión neoclásica); pero la competencia depende de fuerzas y relaciones de fuerza (como lo habían visto bien los clásicos, Smith, Ricardo). Por eso pienso que hay más posibilidades para que se cuele (con alcance real) el pensamiento critico cuando hay poderes en conflicto, que cuando esos conflictos desaparecen. Por supuesto, en todo esto parto del supuesto de que nunca habrá libertades de prensa y opinión reales para los que son críticos del sistema capitalista.
      En cuanto al tema de las licencias, según me explicó un especialista, Telecentro, por ejemplo, cubre con una sola licencia lo mismo que cubre Cablevisión con 19 licencias. Y existen empresas de TV satelital que con una licencia cubren todo el país. Parece que esto deriva de la forma en que se instalaron los cables. Hasta ahora nunca encontré que el gobierno respondiera este argumento (ahora recuerdo que también se lo escuché a Julio Bárbaro).

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      rolandoastarita

      02/12/2012 at 15:16


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