Rolando Astarita [Blog]

Marxismo & Economía

Socialismo chavista (II)

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En esta nota seguimos examinando la afirmación de que, bajo la conducción del presidente Hugo Chávez, Venezuela está en la senda del socialismo.

Una primera cuestión a clarificar es  qué parámetros debemos tomar en cuenta para sostener que un régimen es socialista, o va en camino de serlo. Mucha gente piensa que un régimen es socialista, o que su Estado es “proletario”, si ha estatizado la mayor parte de los medios de producción. Estas personas asimilan la estatización con el socialismo; o con una sociedad en vías de convertirse en socialista. Otros planteamos que no basta con estatizar para que haya socialismo. Esto porque pensamos que el socialismo implica el control efectivo por parte de los trabajadores de los medios de producción, y que pueden existir regímenes en los que una burocracia dominante explote a los trabajadores, a través del Estado. Por otra parte, sostenemos que hay países en los que se estatizaron muchos medios de producción (Inglaterra, Francia o Austria después de la guerra; Egipto de los años 1950 y 1960, etc.), sin que dieran como resultado el socialismo.

Sin embargo, y a pesar de las diferencias, ambos enfoques pueden coincidir en un punto: si en un país domina la propiedad privada de los medios de producción, su economía es capitalista. En otras palabras, el criterio fundamental pasa por las relaciones de producción existentes, y por la dirección y dinámica con que puedan estar modificándose. Veamos entonces qué sucede con las relaciones sociales en Venezuela.

Relación social capitalista

Según el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela, (INE), en 2008 el 81,9% de la fuerza laboral pertenecía al sector privado, y el 18,1% al estatal. Esto es, después de 11 años de “avance del proceso revolucionario”, casi el 82% de la fuerza laboral está empleada por el sector privado. Es un porcentaje “típico” de cualquier otro país capitalista.

Por supuesto, también se puede discutir si los trabajadores de las empresas estatales son o no explotados por el “capitalismo de Estado” (personalmente pienso que es así), pero lo importante es que el 82% de los trabajadores de Venezuela son explotados en el sector privado. ¿Qué tiene esto de «socialismo»?

Pero además, y siempre según el INE, del total de los trabajadores ocupados, el 42,2% está en el sector “informal”. Si bien es un nivel más bajo que el 52,4% que había en 1999, se trata de un porcentaje muy alto; por ejemplo, es superior en unos 6 puntos al que existe en Argentina. Dado que los trabajadores ocupados en Venezuela son casi 11,6 millones, unos 4,9 millones actualmente están precarizados. Los trabajadores precarizados, y subsumidos al sector privado, invariablemente padecen un alto grado de explotación. Una situación habitual en gran cantidad de países capitalistas.

Desarrollo humano y distribución del ingreso

Si bien no hubo cambios en las relaciones sociales, en los 2000 sí hubo mejoras en la situación social. Los planes sociales permitieron mejorar la educación y la salud. El  índice de desarrollo humano, que elabora la ONU, pasó de 0,69 en 1998 a 0,84 en 2008. Este índice toma en cuenta la esperanza de vida al nacer; la tasa de alfabetización de adultos combinada con la matriculación en escuelas primarias, secundarias e institutos superiores; y el PBI por persona. Venezuela ocupa el puesto 61 entre un total de 179 países.

También se produjo una mejora en la distribución del ingreso con respecto a los años noventa, y a lo peor de la crisis de 2002. Venezuela posee hoy un índice de desigualdad menor que el resto de los países de América Latina, excepto Cuba. El coeficiente Gini era 0,4099 en 2008, contra un promedio de 0,51 en América Latina. Este avance en la distribución del ingreso es ocultado sistemáticamente por las fuerzas de la oposición burguesa a Chávez. Pero esto no significa que el régimen sea socialista. De hecho, la distribución del ingreso en Venezuela hoy es peor que el índice promedio de los países capitalistas desarrollados, que ronda el 0,30; en los países nórdicos, el índice es de 0,25.

Examinamos ahora con más detalle la evolución de la distribución del ingreso en las últimas décadas. Nos basamos en los Anuarios estadísticos de la CEPAL (que se construyen con los datos oficiales de Venezuela).

La serie de la evolución de la distribución de los ingresos por hogares nos muestra el agravamiento de la desigualdad de la distribución del ingreso desde 1981 a 2002.

Participación en el ingreso, por hogares, 1981-2002

20% más pobre 40% más pobre 20% más rico 10% más rico
1981 6,9 20,1 37,8 21,8
1990 5,7 16,8 44,6 28,4
1997 5 14,7 49,6 32,8
2002 4,3 14,3 48,3 31,3

Fte: Anuarios Estadísticos CEPAL 1999 y 2004.

La serie de la distribución del ingreso por persona, que arranca en 1990, es la siguiente.
Participación de las personas en el ingreso, 1990-2008

20% más pobre 40% más pobre 20% más rico 10% más rico
1990 4,3 13,1 52,1 35,7
1999 3,6 11,8 54,4 37,8
2006 4,6 14 49,8 33,4
2008 5,2 15,5 46,8 30,4

Fte: Anuario Estadístico CEPAL 2009.

Puede advertirse que la distribución del ingreso mejoró desde 2002, para ubicarse hoy, aproximadamente, en los niveles de principios de los ochenta. Sin embargo, volvemos a subrayar que nada indica que estemos en presencia de un cambio cualitativo, que habilite a hablar de un régimen socialista, o algo parecido. Después de 11 años de “revolución” el 40% de la población se queda con el 15% del ingreso, y el 10% con el 30%. Esto es típico de cualquier país capitalista «normal». Un cambio de algunos puntos porcentuales entre la parte de la renta que va a la fuerza de trabajo, y a los desocupados y sectores marginales, y la parte que se apropia el capital, no constituye un índice de transformación de las relaciones sociales subyacentes.

La misma conclusión se deriva del examen de otros indicadores. El porcentaje de hogares pobres según necesidades básicas insatisfechas en 1999 era del 29,3% y en 2008 fue 23,4% (INE, también para los datos que siguen). El porcentaje de hogares en extrema pobreza, también según necesidades básicas insatisfechas, era 10,8% en 1998 y pasó a 8,5% en 2008. El porcentaje de hogares pobres en 1999 (segundo semestre) era 42%, y bajó, en 2008 (segundo semestre) a 26%. El porcentaje de hogares en extrema pobreza era 16,9% en 1999 (segundo semestre) y fue 7% en 2008 (segundo semestre). El porcentaje de personas provenientes de hogares en situación de pobreza era 48,7% en 1999, y fue 32,6% en 2008. El porcentaje de personas en pobreza extrema era 20,1% en 1999 y quedó en 9,2% en 2008. Estas cifras son mejores que en los noventa, pero no superan a las de inicios de los ochenta. En 1981 el porcentaje de pobreza era 25%; y la indigencia era del 5,5%. Además, los actuales índices de pobreza e indigencia venezolanos están dentro de los parámetros de otros países subdesarrollados (entre ellos, Argentina). El nivel de caída del nivel de pobreza e indigencia de Venezuela, en los 2000, es comparable a la de otros países de América Latina, como Chile, Perú, Argentina y Brasil.

Comparamos ahora otros índices sociales de Venezuela con Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y México. Los datos que siguen están extraídos del Anuario Estadístico de CEPAL, 2009.

Tasa de mortalidad materna (por 100.000 nacidos vivos) año 2005

Venezuela 57
Argentina 77
Bolivia 290
Brasil 110
Colombia 130
México 60

Tasa de mortalidad de menores de 5 años (por 1000 nacidos vivos) año 2008

Venezuela 18
Argentina 16
Bolivia 54
Brasil 22
Colombia 20
México 17

Malnutrición infantil en %, menores de 5 años. Bajo peso para la edad; año 2008

Venezuela 5
Argentina 4
Bolivia 6
Brasil 5
Colombia 7
México 5

Malnutrición infantil en %, menores de 5 años. Baja talla para la edad, año 2008

Venezuela 12
Argentina 4
Bolivia 22
Brasil 11
Colombia 12
México 13

Población por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria, en %, años 2004-2006

Venezuela 12
Argentina s.d.
Bolivia 23
Brasil 6
Colombia 10
México s.d.

Gasto público en salud, en % del PBI, año 2004 (no hay datos de Venezuela para 2005-2008)

Venezuela 1,6
Argentina 4,4
Bolivia 4,1
Brasil 3,2
Colombia 2,8
México 2,7

Camas de hospital cada 100.000 habitantes, 2004 (no hay datos de Venezuela para 2005-2008)

Venezuela 0,9
Argentina 2
Bolivia 1,4
Brasil 2,4*
Colombia s.d.
México 0,7

(*) año 2005

Gasto público en educación, en % del PBI, años 2006 y 2007, según los países

País Año % de PBI
Venezuela 2007 3,7
Argentina 2006 4,5
Bolivia 2006 6,3
Brasil 2006 5
Colombia 2007 4,7
México 2006 4,8

Por otra parte recientemente se filtró en la prensa un informe elaborado por el INE, a pedido de la vicepresidencia de la nación, llamado “Encuesta Nacional de la Victimización”. El mismo dice que en 2009 se produjeron 19,133 homicidios en el país. Esto representa una tasa de 75 homicidios cada 100.000 habitantes. Colombia tiene una tasa de 37; Brasil 25; Ecuador 16; Haití 11; Argentina 5; Bolivia 2; Chile 1. Además, entre julio de 2008 y julio de 2009 fueron secuestradas 16.917 personas. También para ese período se registraron casi 1,5 millones de robos y hurtos; la tasa de delitos es de 8400 cada 100.000 habitantes. Y anualmente mueren unos 400 reclusos por la violencia en las cárceles. Si bien no puede afirmarse que exista una relación mecánica, estas cifras deberían explicarse a partir del contexto económico social existente.

Lo menos que puede decirse es que todos estos datos son difíciles de encajar en la tesis “Venezuela en marcha hacia el socialismo”.


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Socialismo chavista (II)

Written by rolandoastarita

13/09/2010 a 15:40

62 respuestas

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  1. Rolando, Cuando fue la consulta mas o menos a fines del 2007 en Venezuela, en la que entre otras cosas votaban por bajar la jornada laboral de 8 a 6 horas. Fue la única elección que perdió chavez en estos 11 años. Me gustaría saber tu opinión de cuan importante hubiera sido eso.

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    Hugo

    13/09/2010 at 21:17

    • No conozco los detalles de esa consulta, y me es difícil opinar. De todas maneras, la idea de que la forma de disminuir la desocupación pasa por disminuir la jornada de trabajo (es el sentido que se le da por lo general a la consigna), es equivocada. En Francia esa medida sirvió como caballo de Troya de las patronales para introducir la flexibilización laboral. En un artículo de hace tiempo expliqué por qué se dio ese resultado, desde el punto de vista de la teoría de Marx. Por supuesto, pueden darse casos puntuales en los que haya negociaciones entre las patronales y los sindicatos, en momentos de crisis, en los que se rebajen horas de trabajo a cambio de evitar despidos. Esto sucedió en Alemania, durante la última crisis. Pero no es la solución a la desocupación. La desocupación obedece a las leyes de la acumulación del capital, y es recreada de manera endógena por el sistema capitalista, al margen de que se reduzcan un tanto las horas de trabajo. A fines de siglo XIX en Inglaterra y EEUU se trabajaba más horas semanales que en la actualidad; pero la desocupación era aproximadamente igual que en la actualidad.

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      rolandoastarita

      14/09/2010 at 12:08

  2. Ok. Creo que entiendo eso de un ejercito de desocupados necesario para el capitalismo, que va a fluctuar según la etapa del ciclo. no? Pero, yo preguntaba si acaso eso era más que una política para reducir el desempleo sin tocar los intereses de la burguesía. Podría haber sentado un precedente de una reivindicación concreta para las clases trabajadoras del resto de los paises. Digo, si la gente trabaja menos horas y gana el mismo sueldo (en poder real adquisitivo). Obvio que el capital reaccionaría ante esto con desinversión o inflación, pero digo..no sería una ofensiva de la clase trabajadora arrancar estas medidas a los gobiernos?
    Gracias por responder!

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    Hugo

    14/09/2010 at 17:18

    • Es que el tema no es tan sencillo, precisamente por lo que decís, que la gente gane el mismo sueldo. Supongamos que se reduce la jornada laboral a 6 horas, con los sueldos promedios actuales, de entre 1500 y 2000 pesos. Dado que con esos sueldos se vive bastante mal (y muchos trabajadores, además, querrán mejorar sus viviendas, educación de los hijos, ayuda a sus familiares jubilados) debería esperarse que haya más trabajadores ofreciéndose para hacer todo tipo de trabajos a tiempo parcial; o aceptando changas precarizadas. Con lo cual podemos tener un resultado que puede no ser del todo beneficioso para la clase obrera. Por eso la consigna en todo caso debería ser baja de las horas de trabajo, con aumento sustencial de los salarios. Esto en un contexto en el cual el movimiento obrero no ha podido frenar el trabajo precarizado e informal (ronda el 36 o 37 por ciento, según INDEC). Insisto en un asunto: siempre que se plantea una consigna hay que discutir las condiciones concretas en que se va a aplicar y en particular qué fuerza se tiene para hacerla efectiva.

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      rolandoastarita

      14/09/2010 at 19:52

  3. Saludos. El análisis está interesante, pero no entiendo como comparar, por ejemplo, la malnutrición infantil de menores de 5 años en Venezuela en el 2008 con la de otros países de América Latina es de alguna manera relevante para concluir que «Venezuela no marcha hacia el socialismo». En todo caso habría que ver como ha mejorado (o empeorado) la malnutrición infantil en Venezuela desde que el gobierno de Chávez entró al poder.

    Joel

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    Joel

    15/09/2010 at 05:21

    • El argumento relevante para sostener que Venezuela no marcha al socialismo no es el índice de malnutrición infantil, sino el predominio de las relaciones sociales capitalistas, luego de 11 años de «revolución». Los dos trabajos sobre Venezuela forman una unidad; en ellos no solo muestro que Venezuela no está en marcha hacia el socialismo, sino tampoco se aparta de los parámetros habituales que caracterizan al subdesarrollo. Por ejemplo, el hecho de que no se haya elevado el índice de industrialización relativo no es indicativo de que no se haya avanzado al socialismo, pero sí del estancamiento relativo de las fuerzas productivas. El hecho de que continúe habiendo una enorme fuga de divisas, es otra característica típica del subdesarrollo.

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      rolandoastarita

      15/09/2010 at 15:43

  4. De acuerdo (y por supuesto, lo del índice de malnutrición infantil es sólo un ejemplo de los otros 7 índices sociales que incluyes para mostrar que Venezuela está más o menos igual que otrós países en América Latina). Lo que pasa es que la manera en que presentas esos datos es un poco sesgada, pues quizás en Venezuela ha habido mejorías dramáticas en algunos o todos de esos índices sociales en los últimos 11 años. Si hubiese habido una mejoría dramática en esos índices sociales (lo cual desconozco), entonces eso habría que sopesarlo con los otros datos económicos que incluyes en el análisis, y habría que modificar un poco las conclusiones a las que llegas.

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    Joel

    15/09/2010 at 18:23

    • Tomé los datos del anuario estadístico de Cepal; en otros Venezuela aparece con índices altos (por ejemplo alfabetismo), pero también los otros países de la comparación. En otros faltaban datos de Venezuela, de manera que no pude comparar. Además, dejé de lado datos que presenta la oposición y la Iglesia; también de algunos entes extranjeros. Solo tomé CEPAL, que se basan en datos oficiales del gobierno, y el INE. Algunos datos sobre distribución del ingreso son mucho más desfavorables al gobierno de Chávez, pero no los presenté para no dar lugar a una discusión secundaria. Trato de hacer las cosas con la mayor honestidad intelectual; por supuesto, puedo equivocarme. Pero intento conocer los hechos, para confrontarlos con las concepciones teóricas.

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      rolandoastarita

      16/09/2010 at 16:00

  5. La revolución socialista hoy en día resulta mucha más compleja que nunca antes. El aporte de los clásicos (Marx, Engels, Lenin, etc.) a la praxis revolucionaria es insuficiente para enfrentar los retos modernos.
    No se trata de una revolución socialista (como la cubana) que NO surge como resultado del desarrollo y subsecuente agotamiento dl modo de producción capitalista, sino del subdesarrollo que este sistema reproduce en ciertos países. Che y Fidel comprendieron en los años 60s que no estaban frente al período de tránsito puro, tal como lo viera Marx en la Crítica al Programa de Gotha, sino que se trataba de una nueva fase no prevista por él, primer período de transición al comunismo.
    Pero 50 años después, se pudiera argumentar que el proceso cubano haya podido resolver ciertos problemas sociales, pero en general, ni siquiera Fidel Castro pueda creerse que el mismo constituya un modelo de desarrollo a seguir por otros (a excepción de Chávez, quizás). Si se toma en consideración el derrumbe del socialismo a nivel mundial y el avance del neoliberalismo y la globalización (incluyendo a países como China, Vietnam y Cuba), podríamos entender que nos encontramos frente a otro paradigma mucho más complejo que el Marxista-Leninista o el Castrista-Guevariano.
    El conocimiento teórico latinoamericano es altamente académico, fundamentalmente teórico, pero en lo referente a la praxis revolucionario me parece esquemático, arcaico y por tanto inoperante. Y si ese proceso es liderado por alguien que carece de conocimiento teórico, como Chávez, ¿qué se puede esperar del socialismo del siglo XXI sino otro fracaso?

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    Andres

    17/09/2010 at 14:50

    • De todas formas debería haber algún criterio a partir del cual podamos decir que un régimen o sistema evoluciona hacia el socialismo. No entiendo en base a qué criterio se puede decir que hoy Venezuela se aproxima a algo que podamos llamar un régimen socialista, esto es, donde haya una socialización de los medios de producción, con control efectivo de los productores. Por otra parte, algo que me inquieta y no sé cómo responderlo, es explicar por qué países que reciben una enorme renta petrolera, no salen del subdesarrollo. El caso de Venezuela de los 2000 se ha repetido en otros lugares. Hemos visto «socialismos» (en realidad formas de capitalismo de Estado) fundados en la renta petrolera, que terminaron en callejones sin salida, incluso con planes desarrollistas más profundos y abarcativos. Mejoran un tanto la situación de los sectores populares (aunque no se desarrolla algún tipo de poder del trabajo, ya que está subsumido al Estado y las burocracias sindicales); pero no pasa de eso, en líneas generales.
      Ya fueron muchas las experiencias, aunque se sacan pocos balances; por ejemplo, de los «socialismos» argelino, egipcio, sirio, etc.

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      rolandoastarita

      17/09/2010 at 16:30

  6. Yo no sé de qué socialismo habla Chávez, pero sea cual fuere, solo en un mundo apolítico se pueda realizar una revolución socialista de manera pacífica y hasta jovial. Pero nuestra realidad es muy diferente, y las revoluciones tienen que pagar un alto precio político que cada cual paga según los recursos de que disponga. Para Chávez lo más inmediato no es socialización de Venezuela, sino afincar sobre bases políticas sólidas su proyecto y su liderazgo sobre el mismo. Y para ello necesita de alianzas sumamente costosas, y, que tan solo puede asegurar desviando recursos procedente de su producción de petróleo a costa de retrasar el desarrollo de la base técnico-material del socialismo.
    Pero más allá de Chávez (o sea, hablando en serio), quizás se trate de redefinir el socialismo contemporáneo, y aún entendido como la superación del modo de producción capitalista mediante la abolición de la propiedad privada, quedaría por redefinir concreta y fundamentalmente los objetivos a perseguir en el periodo de transición. En este periodo diferentes formas de apropiación coexisten (privada, estatal, cooperativas, etc.). No creo poder concebir que la auto-gestión, o el control de los trabajadores, sea el vehículo más apropiado para edificar el socialismo (a menos que en cada puesto de trabajo se ocupe a un guerrillero altamente consiente del proceso en general). El control obrero habrá de ser responsable a nivel de empresa; sería cuando mas una responsabilidad micro-económico. Y debe tenerse en cuenta que las relaciones socialistas también se dan con arreglo a la ley del valor; y más allá de palabras bonitas, exigir a un trabajador específico responsabilidad macro-económica, me resulta tan pueril como hablar de la responsabilidad social y altruista del capital. Y de también considerarse que en los países menos desarrollados el proceso de acumulación socialista habrá de ser extremadamente radical y arrollador para muchos, pues se trata de lograr en un periodo corto lo que no se ha logrado en siglos.

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    Andres

    17/09/2010 at 19:22

  7. Como soy nuevo en el blog voy leyendo articulos que mas me interesan en lo inmediato y agrego comentarios.
    La adhesion que genera el regimen de Chavez en millones de jovenes y de trabajadores en America Latina principalmente obedece a dos razones: la primera es «ideologica» digamos, la clase obrera no está para suprimir la propiedad privada sobre los medios de produccion y de cambio en lo inmediato. Es prisionera de una concepcion evolucionista, reformista, hoy conquistamos esto, mañana lo otro, hay que ir paso a paso, cada pais tiene sus «particularidades», etc Obviamente que esto es el trabajo de decadas del estalinismo, la social-democracia y en America Latina, el castro-guevarismo.

    La segunda razón, a consecuencia de la anterior, que esos millones no tienen claro lo que es el «socialismo».

    Cual es el criterio para determinar si un pais es o no «socialista»?? El primero que no habido ningun pais en el mundo que haya sido «socialista». Porque socialismo es un estadio superior de desarrollo de las fuerzas productivas a escala mundial que supera la productividad del capitalismo. Lo que ha habido fue regimenes de transicion hacia el socialismo, como lo fue consecuente la Rusia sovietica de 1918 a 1923, y para de contar, en los demas paises ya sea en la URSS estalinista como en el Este como en Cuba, se «respeto» la base material de esa transicion, la estatizacion de los medios de produccion, mas esos regimen se cuidaron muy y mucho de que la poblacion participase democraticamente en la elaboracion del plan central del mismo.

    Esta es la ley «general» que nos lega Marx, las fabricas, los bancos y las tierras, deben pasar a ser propiedad colectiva de un nuevo tipo de Estado, el Estado obrero, donde los asalariados a traves de las unidad de produccion discuten y resuelven sobre el plan central, reinvirtiendo el beneficio con fines sociales y no privados.

    Esta es el criterio para determinar si un pais está en transito hacia el socialismo o no lo está.

    El regimen de Chavez, por supuesto, es un regimen nacionalista-burgues que busca tener soberania frente al imperialismo para determinar tal o cual medida de gobierno que reformule el mercado interno de Venezuela. En una palabra, el chavizmo es el peronismo vestido de rojo.

    ariel

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    ariel quiroga

    03/01/2013 at 22:38

  8. Estimado Ariel
    En realidad el régimen chavista es un régimen bonapartista-burgués.
    Bonapartista por ser un régimen de poder personal, concentrado en las manos de Chávez, que actúa como un árbitro. Recordar aquí a Napoleón Bonaparte.
    La característica de este tipo de régimen es que se apoya en las Fuerzas Armadas, la Policía, y el Aparato Burocrático del Estado (Poder Ejecutivo; Poder Judicial y Poder Legislativo). En Venezuela hay que agregar al Poder Electoral, controlado totalmente por Chávez y al Poder Moral (un invento «bolivariano» de Chávez). Por ejemplo, de los 20 gobernadores chavistas que ganaron las elecciones del 16 de diciembre, 11 son militares.
    En cuanto al llamado «nacionalismo», aclaro que nunca Venezuela ha sido tan dependiente, desde el punto de vista de su economía, como ahora.
    En el año 2012 las importaciones de productos de todo tipo fueron un récord. Sólo en alimentos las importaciones significaron más de un 70% de lo consumido en el país. En este sentido, el régimen chavista ha liquidado la producción del campo.
    Ni hablemos de las empresas básicas del Estado, tales como Sidor (hierro), Alcasa (aluminio), etc. La producción de Sidor, después de nacionalizada, está por el suelo. La producción de aluminio está prácticamente agonizando.
    En cuanto a la industria privada, en manos de la burguesía «nacional», su producción también está en el suelo. Ante una moneda sobrevaluada (el bolívar), el grueso de la burguesía «nacional» se transformó en una burguesía importadora. En otras palabras, es más negocio importar que producir.
    La consigna «nacionalista» del régimen que plantea el incremento de la «producción endógena» no se ha cumplido en lo absoluto.
    Por otro lado, el régimen chavista ha privatizado parte de la industria principal del país, Petróleos de Venezuela. S. A. (PDVSA), con la formación de empresas mixtas en donde participan empresas petroleras de diversos países, entre ellos EEUU, España, Rusia, etc.
    A esto hay que agregar que varios activos que tenía PDVSA en Europa (Alemania) fueron vendidos a empresas petroleras multinacionales. Y esto también se llama privatización.
    Si a ver vamos más «nacionalista y/o antiimperialista» fue Carlos Andrés Pérez, presidente adeco, cuando nacionalizó la industria petrolera el 1º de enero de 1975.
    Por todos estos hechos considero que no se puede caracterizar al régimen chavista de nacionalista-burgués. Es un régimen bonapartista-burgués a secas.
    Por último, debido a la renta petrolera, en estos 14 años de régimen chavista ha surgido una nueva fracción de la burguesía venezolana: la boliburguesía, mejor dicho la chavoburguesía. Fracción surgida a la sombra de los negocios corruptos con el Estado: con manejos financieros (bonos entre ellos) -la banca tuvo ganancias extraordinarias durante 2012-, asignación de grandes contratos a dedo, control de cambio (Cadivi, Sitme), grandes coimas, etc. etc. etc. Este fenómeno -surgimiento de una fracción nueva de la burguesía- no es nuevo. Se ha dado varias veces en la historia económica del país. La renta petrolera ha permitido esto y mucho más.
    En fin, desde hace años no me explico porqué muchas organizaciones de izquierda, nacionales e internacionales, caracterizan al régimen chavista como nacionalista-burgués.
    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    04/01/2013 at 20:07

    • Creo que se ha hecho un abuso de la categoría «bonapartismo» (que hace referencia al gobierno de Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón). Este abuso estuvo asociado a que Marx utilizó esa categoría para hacer referencia a un gobierno que no era un directo «instrumento» de la alta burguesía, sino que encontraba apoyo en otros sectores de la sociedad. En el caso estudiado por Marx -el gobierno de Luis Bonaparte- se hace referencia fundamentalmente al campesinado.
      ¿Donde está el problema de extender esta categoría hasta los límites más lejanos? (algo que no atribuyo a La duda Metódica): en que Marx con ella trataba de explicar un fenómeno nuevo, no muy estudiado, como era el hecho de que una formación económica capitalista (en un lugar preciso y en un momento determinado) no tuviera un gobierno ligado directamente a la voluntad de la gran burguesía, pero no por ello dejaba de ser un gobierno burgés.
      Marx, tenía a mano otra categoría: cesarismo, pero hubiera sido un poco criterioso para explicar un fenómeno social que distaba mucho de lo que significaba esa categoría (habría que ver en que sentido lo usa, pero Gramsci habla muchas veces de «cesarismo» para describir ciertas situaciones políticas de su sociedad comtemporánea). Por el contrario, en el marxismo del siglo XX se ha generalizado el uso de «bonapartismo», a mi entender por la adicción del cierto marxismo catequístico de etiquetar con palabras que estuvieran dentro de las «sagradas escrituras», para suponer el conocimiento e ciertas situaciones.
      No hay categorías supra históricas, pero hay algunas que sirven para estudiar cuestiones que pueden repetirse en distintos lugares y tiempos históricos (por ejemplo «explotación», o «lucha de clases»), algunas un poco menos (por ejemplo «nacionalismo», «liberalismo») y otras que son muy ajustadas en espacio y tiempo. Este último es el caso de «bonapartismo», pues Marx le imprimió una carga conceptual que involucra situaciones, relaciones de fuerzas, actores políticos, fuerzas sociales, personajjes históricos, etc.
      Antes de etiquetar, es mejor conocer el caso concreto. Creo que es el mejor remedio.
      ¿Para qué discutir si es más o menos nacionalista si no hay acuerdo en la categoría nacionalista?
      ¿Privatizar algunas áreas de la economía o ser corrupto invalida llamar «nacionalista burgués» a un gobierno? ¿o en realidad polemizamos con la idea romántica de la izquierda de que un gobierno burgués no hace más que estatizar y tiene una conducta incorruptible?
      Si no están muy claras las categorías que pueden englobar el chavismo, creo que lo mejor es conocer el fenómeno, y luego -si es posible- utilizar categorías englobadoras

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      Roberto

      05/01/2013 at 12:31

    • Estimado Roberto
      Lo único que hice en la caracterización del régimen chavista es reflejar los hechos que se han manifestado durante 14 años.
      Cuando asumió Chávez en el año 1999, fue evidente que se produjo un cambio de régimen. De un régimen democrático burgués, que se caracterizaba por un equilibrio relativo entre los diferentes poderes -Ejecutivo, Legislativo y Judicial- se pasó a un régimen de poder personal absoluto, que se apoya en los tres pilares que destaqué en mi comentario: las Fuerzas Armadas, la Policía y el aparato burocrático del estado.
      Cuando se habla de la burocracia del estado, estamos diciendo que Chávez controla totalmente, además del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Electoral y el Poder Moral. Además Chávez tiene el control total de las Fuerzas Armadas y la policía.
      ¿Como caracterizar a este régimen entonces?
      No es un régimen democrático-burgués normal, tampoco es una dictadura y mucho menos fascismo. Es algo cualitativamente diferente. Es algo intermedio entre la democracia burguesa y una dictadura.
      Cuando uno busca antecedentes históricos de este tipo de régimen inmediatamente se destaca el régimen de Napoleón Bonaparte. Régimen de absoluto poder personal desde el año 1799 hasta el año 1814. Es importante destacar que aquí no me estoy refiriendo al Dieciocho Brumario de Marx, donde caracteriza al régimen del sobrino de Napoleón.
      Por estas razones, evaluando estos hechos, he caracterizado al régimen chavista como régimen bonapartista burgués.
      En cuanto al nacionalismo, este se destaca por reivindicar la independencia política y la independencia económica. Venezuela es un país políticamente independiente desde el siglo XIX. Y económicamente dependiente desde siempre. Destacando aquí que el régimen chavista, gran defensor del nacionalismo y de la lucha contra el imperio, ha profundizado la dependencia económica, desde todos los puntos de vista.
      En cuanto al surgimiento de una nueva fracción de la burguesía, que destaco en mi comentario, esto está dirigido a las organizaciones de izquierda que defienden el «socialismo nacionalista pequeñoburgués» del chavismo. Es un régimen tan «socialista» que desde su seno surgió una nueva fracción de la burguesía venezolana.
      En cuanto al cesarismo planteado por Gramsci, considero que es el bonapartismo de regímenes de la antigüedad. El cesarismo moderno, de la época del dominio de la burguesía, se llama bonapartismo.
      Para llegar a estas conclusiones me he basado en gran medida en los artículos de Trotski sobre la lucha contra el fascismo en Alemania y el análisis que hizo del régimen estalinista en la Revolución Traicionada, en donde lo caracteriza como un régimen bonapartista.
      Otro autor importante que ha influido en mi posición es la del trotskista George Novack en su libro Democracia y Revolución. Desde los griegos hasta nuestros días. En ese libro tiene un capítulo titulado Bonapartismo, Dictadura, Fascismo.
      Este último libro lo tengo en formato digital. Si lo quiere, se lo envío por e-mail, si me suministra su correo electrónico.
      Dice Novack que el bonapartismo tiene un viejo linaje histórico. Y es verdad. Los regímenes de Lázaro Cárdenas en México, Perón en Argentina, Nasser en Egipto, entre otros, lo demuestran claramente.
      Y esto no es un abuso de la categoría «bonapartismo» como Usted destaca en su comentario.
      Saludos cordiales

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      ladudametodica

      05/01/2013 at 14:50

    • Porque la caracterizacion «nacionalista-burgues» hace referencia a la base material del regimen, de que forma se reinvierte la plusvalia, de tal forma que quede en el mercado «nacional» y bonapartista-burgues hace referencia a la super estructura de ese regimen nacionalista, la «forma» exterior de su sistema de gobierno.
      Ahora, ambos conceptos, «nacionalista» y «bonapartista» son un esquema para comprender mas el fenomeno en profundidad. Porque en verdad ya no surgen en el mundo regimenes «nacionalistas» o sea que constituyan la «nacion» como tal, ya todas las naciones estan constituidas. Y tampoco es un regimen bonapartista pleno, por cuanto permite elecciones libremente desde hace 14 años.
      Lo que nunca se ha dicho: «la realidad es mas rica, mas contradictoria». Y otra frase que tampoco nunca se ha dicho: » Gris es el arbol de la teoria y verde el arbol de la vida»
      saludos

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      ariel quiroga

      12/01/2013 at 01:12

    • Estimado Ariel
      ¿A qué llama usted permitir «elecciones libremente desde hace 14 años»?
      Con todo respeto le digo que es evidente que Usted no vive en Venezuela. Si viviera aquí podría observar muchos detalles que, lamentablemente, desde la distancia no se detectan.
      Cuando se plantea que un régimen bonapartista, de poder personal, se apoya en tres pilares fundamentales: las FFAA, la policía y el aparato burocrático del Estado hay que entender a fondo qué significa esto.
      En Venezuela el aparato burocrático del Estado está formado por cinco poderes: el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Moral -un invento de Chávez, basado en un escrito de Simón Bolívar- y por último el Poder Electoral, llamado Consejo Nacional Electoral (CNE).
      Desde hace 14 años el líder bonapartista tiene en sus manos el control ABSOLUTO Y TOTAL de TODO este aparato.
      El Poder Electoral es completamente chavista. Es un apéndice directo de Chávez. En otras palabras, el árbitro electoral no es tal árbitro. Sólo arbitra a favor del partido oficialista.
      Desde la Constitución de 1999, el CNE eliminó totalmente el financiamiento de las campañas electorales a todos los partidos políticos del país. Esto pone en desventaja, desde el vamos y como es lógico, a los partidos de oposición. Y le voy a decir por qué.
      Como ejemplo, en la campaña presidencial de 2012 el gobierno aumentó el gasto público en más de un 40% comparado con el año 2011. Tiraron la casa por la ventana con tal de ganar las elecciones.
      Una parte gigantesca de los recursos del aparato burocrático del Estado se colocaron a la orden de la campaña electoral. Aquí entran más de dos millones de empleados públicos, vehículos, propaganda, construcción de viviendas (Misión Vivienda), se distribuyeron más de dos millones de aparatos electrodomésticos, gratis o a precios irrisorios. Recursos de todo tipo, inimaginables, estuvieron a favor de la campaña electoral.
      En otras palabras, todo el aparato burocrático del Estado se transformó en una maquinaria electoral gigantesca. Además, hay que recordar en este aspecto que el Presupuesto Nacional de Venezuela se calcula con la mitad del precio del barril de petróleo. Lo que sobra de los ingresos petroleros es una inmensa chequera, sin control de ningún tipo, en manos de Chávez.
      Los cálculos de especialistas de campañas electorales no pudieron determinar, ni siquiera en forma aproximada, cuanto gastó el régimen chavista en esta campaña. Lo que si saben es que fueron varios miles de millones de dólares.
      A todo esto hay que agregarle varios «detalles» más, tales como la persecución política y exilio a posibles candidatos fuertes de la oposición, control total y absoluto de las redes de televisión, radios y periódicos estatales transformados en aparatos de propaganda permanente del régimen, ademas de las innumerables cadenas presidenciales, etc. etc. etc.
      Para darle otro ejemplo, en las últimas elecciones parlamentarias el Consejo Nacional Electoral, viendo que no le daban los números, modificó los distritos electorales aplicando la técnica del gerrymandering (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Gerrymandering). El resultado de esta manipulación electoral fue que el chavismo sacó 30 diputados más que la oposición. ¿Como se explica esto cuando la oposición sacó el 52% de los votos?
      Por último, a pesar de todo el gigantesco ventajismo electoral, absolutamente descarado, la oposición sacó el 45% de los votos -6.600.00 votos-.
      Algo debe andar mal dentro del régimen chavista. Está perdiendo votos.
      Por último, estimado Ariel, repito la pregunta: ¿Esto es permitir «elecciones libremente desde hace 14 años?
      Más bien no han sido elecciones libres, sino PLEBISCITOS. Y esto es un aspecto típico del bonapartismo.
      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      12/01/2013 at 19:23

  9. ahhhhhh ……. ahora entiendo … «bonapartismo» al estilo ladudametodica es distinto a bonapartismo tal cual los usa el resto de la humanidad… es para hablar de Napoleón Bonaparte. Ta bien, continúo preocupado por lo que piensa el resto de la humanidad, entonces
    saludos

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    Roberto

    05/01/2013 at 20:07

    • Compañero Roberto. Con todo respeto, su ironía me parece innecesaria. El concepto de ‘bonapartismo’ y especialmente su aplicación concreta es materia de amplia discusión y no se puede descalificar recurriendo al ‘resto de la humanidad’. Por fuera de la elite intelectual y una pequeña vanguardia ilustrada, al resto de la humanidad le suena a menos que nada. Por otra parte, la vinculación que establece el compañero de Ladudametódica a la hora de rastrear el origen del concepto no es para nada descabellada. Veamos lo que dice un experto en Revolución Francesa como Luca Scuccimarra: ‘Analizado desde la amplia perspectiva de la historia constitucional y social, el devenir del modelo político bonapartista tiende a diverger, entonces, de modo parcial, del bonapartismo como concepto clave de la política decimonónica y como instrumento conceptual fundamental de su propia representación histórica. Si es cierto, de hecho, que del bonapartismo como concepción política completa se empezará a hablar solo como consecuencia del ascenso político de Luis Bonaparte, el futuro Napoléon, lo es también que la propuesta de este último no representa más que una relectura -revisada y corregida- de las principales cuestiones político constitucionales puestas al día por el primer bonaparte a lo largo de su fulgurante parábola histórica. Como demuestra la propia raíz léxica del concepto, es aquí donde nace y se desarrolla aquella plusvalía política e ideológica a la cual el término bonapartismo intentará otorgar una expresión conjunta, conjugando de manera irreversible las formas del prestigio familiar y el privilegio dinástico con la adhesión a un concreto modelo de articulación de las relaciones políticas y sociales. Y es aquel extraordinario banco de pruebas constitucionales que en Francia acompaña al proceso de normalización de la ruptura revolucionaria al que, por ello se debe hacer referencia si se quiere entender en toda la complejidad de sus elementos constitutivos la especificidad de una fórmula política destinada a condicionar de manera profunda los sucesivos desarrollos de la historia europea’ Apoyarse en tal o cual ‘Napo’ por tanto, no parece lo más relevante, sino, entender el trasfondo sociopolítico del proceso sobre el que se construye la categoría específica -la estabilización de la inercia revolucionaria-. De ahí que Marx y Engels consideraron progresivo al primer bonapartismo y reaccionario al segundo, que también hicieron extensivo a Bismark. La proyección del concepto en Trotski al estalinismo, intenta una síntesis como manifestación híbrida inconclusa e inestable de la reacción termidoriana. Pero meterse en eso es asunto más complejo. En relación a los países atrasados, la posición de Trotski está fuertemente cruzada por la contradicción entre periferia colonial y semicolonial oprimida e imperialismo. No se trata solo de ‘bonapartismo burgués’ sino, de ‘bonapartismo sui géneris’ un fenómeno que acompañaría el proceso emancipatorio inacabado, en línea con las provisionales tesis de Oriente y de Bakú de la Tercera Internacional que quedaron sujetas a una rediscusión que nunca tuvo lugar y de las cuales se desprendía el FUA (Frente único antimperialista) también conocido como FRA (Frente revolucionario antimperialista). El concepto de ‘Bonapartismo sui géneris’ presuponía la posibilidad de dos facetas, una reaccionaria, dirigida contra las masas y en alianza con el imperialismo y una progresiva o ‘de izquierda’, basada en concesiones al pujante proletariado y dirigida contra los intereses imperialistas. Este concepto también se hallaba asociado a una visión análoga del ‘Frente Popular’ en la periferia lo que conllevó un cierto embellecimiento de estas formaciones burguesas. No puedo desarrollar aquí toda la discusión ni mi posición al respecto. Mas que discutir si el régimen chavista encaja en determinadas categorías, como ‘bonapartismo burgués’ o ‘cesarismo plebiscitario’ (categoría bastante análoga en Gramsci que reconoce las mismas dos vertientes que Trotski), en mi opinión sería importante determinar si se está en presencia de alguna forma de bonapartismo progresista que justificaría el apoyo crítico por parte de los revolucionarios. Yo opino que el contexto histórico actual lo hace completamente perimido, lo que no obsta la posibilidad de una puntual unidad de acción frente a un golpe por parte de una opción más reaccionaria o el apoyo a hipotéticas medidas de autodefensa nacional frente a la remota posibilidad de que estas se constituyeran y siempre y cuando no exijan la subordinación del proletariado.
      Saludos.

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      AP

      09/01/2013 at 21:27

  10. Estimado Roberto
    ¿De donde viene la palabra bonapartismo, de Napoléon Bonaparte o de su sobrino Luis Bonaparte?
    Me olvidaba de comentarle que debido al interés que he tenido por la caracterización del régimen chavista me dediqué a leer varias biografías de Napoleón I y me di cuenta, no se si el «resto de la humanidad», lo cual me tiene sin cuidado, que el término bonapartismo, caracterizado por ser un régimen de poder personal, que actúa como un árbitro de la nación, no viene del régimen de Luis Bonaparte. Por eso le decían Napoleón El Pequeño.
    Recuerde que el capítulo I del libro Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte de Marx comienza con el famoso párrafo siguiente: «Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío.»
    En otras palabras, la farsa era el «crápula» de Luis Bonaparte, Marx Dixit.
    No se que interpretación le da Usted al término bonapartismo. La interpretación mía se basa en la tragedia, Napoleón Bonaparte, y no en la farsa, su sobrino Luis Bonaparte, tal como dice Marx.
    Por lo tanto, estimado Roberto, usted está equivocado en su apreciación, igual que el «resto de la humanidad».
    Saludos cordiales

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    ladudametodica

    05/01/2013 at 20:52

    • AP: es cierto lo que dice sobre la ironía, era innecesaria.
      Pero en el resto no tenemos acuerdo.
      En mi opinión la categoría «bonapartismo» es utilizada por Marx como herramienta para explicar la forma en que se organizó el gobierno de Luis Bonaparte. Este personaje utilizó muy bien el prestigio adquirido por su tío, en esto creo que hay acuerdo, pero las páginas y páginas del «18 brumario» describe la sociedad francesa de las décadas en que Luis Bonaparte gobernó la organización política de ese país. En ese libro Marx no nos está explicando la vida política y social de la Francia de Napoleón Bonaparte…. sino La Francia de Luis.
      Bonapartismo, para el marxismo, tal cual se ha conocido en la literatura marxista y no marxista… hace referencia al gobierno de Luis Bonaparte, no de Napoleón. Creo que esto está demasiado claro como para generar controversias, aunque en esto me puedo estar equivocando.
      Otra cosa es si esta categoría en cuestión es apropiada para describir tantas situaciones tan diferentes de la Francia de 1850 a 1870. Creo que aquí hubo un abuso.
      Por ejemplo, querer meter a presión la categoría «bonapartismo» en períodos de la historia latinoamericana en donde tiene un peso determinante la situación de dependencia, inexistente en Francia de Bonaparte (Napoleon o Luis), donde no hay tendencias monárquicas importantes, y donde la situación del campesinado y su implicancia social es totalmente distinta.
      Hubo una exageración, una necesidad de etiquetar (reafirmo mi opinión de que es una práctica del catecismo marxista) ante el desdén por conocer.
      Todo gobierno que no encaje en el panorama de una burguesia en la represión del proletariado, o que se enfrente a una porción importante de la burguesía más concentrada, es «bonapartismo».
      Fíjese, hablando de usos exagerados, que me habla de «bonapartismo sui generis», es decir único en su especie, a toda una serie de casos en la lucha de las naciones por su emancipación. Es decir un único en su especie que ocurrió en más de la mitad del planeta. Cada vez que un gobierno burgues, a partir de su orientación política, económica y social lleve más o menos exitosamente su enfrentamiento con un sector importante de la burguesía estaríamos ante situaciones de «bonapartismo». Con esta categoría se intentó comprender fenómenos como el peronismo, Vargas en Brasil, Nasser en Egipto, etc.
      Trotsky es uno de los referenciados por AP para demostrar la utilidad de «bonapartismo» para situaciones distintas a las que le dio origen. Pero, en una muestra de «elasticidad» en el uso y abuso de la categoría «bonapartismo» Trotsky caracteriza el gobierno de Petain en la Francia ocupada por los Nazis de «bonapartismo senil». Tengo la impresión de que en este autor, en un estudio más profundo que este debate entre compañeros, vamos a encontrar la utilización de «bonapartismo» a disestra y siniestra, con adjetivos que pretendan «ajustarlo» más apropiadamente a cada caso.
      El desafío, a mi entender, es poder dar cuenta de gobiernos burgueses con apoyo de masas que enfrentan a sectores de la burguesía, sin «atajos» cognitivos. Cómo el consenso y la movilización de masas son utilizados por organizaciones burguesas que toman algunas reivindicaciones obreras o campesinas o enarbolando ideas nacionalistas,etc., en cado caso particular sin apurarse por generalizaciones y, a partir de dos o tres características más o menos comunes -y algún adjetivo que venga al caso- poner la etiqueta.
      Fíjese AP que estamos discutiendo la similitudes entre el gobierno de Bonaparte (Luis, para mí, Napoleón para usted) con Chavez. Cuando este último no es asimilable de tal manera a procesos más cercanos -como el peronismo- que nos permita algún grado de generalización más o menos útil.
      Saludos

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      Roberto

      10/01/2013 at 10:16

    • Estimado ladudametodica: pasé por alto que ud me ofrecía un libro de Novack. Me interesa darle una ojeada.
      mi correo es

      robertoparodi@hotmail.com.ar

      Desde ya muchas gracias

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      Roberto

      10/01/2013 at 10:21

    • Compañero Roberto. Le agradezco la respuesta y también el descargo. En lo que respecta a las diferencias, creo que no me he dado a entender de modo suficientemente claro. No es un problema de tíos o sobrinos, sino de la respuesta política al proceso que subyace -la estabilización de una revolución- el elemento medular de la categoría. Coincido en que hay que ser cauteloso en extrapolar mecánicamente una categoría a un escenario concreto distinto al que le diera orígen y precaverse de no transformarla en un cajón de sastre, en que entra cualquier cosa. El uso en Trotski puede ser discutido en muchos aspectos, ya sea en lo que respecta al estalinismo, como en relación a los países dependientes. No puedo desarrollar la discusión aquí, pero he dado varias pistas sobre las que puede abrirse el debate. Me da la impresión que usted no me comprendió adecuadamente y piensa que reivindico el uso indiscriminado de esta categoría. Ejemplo: siempre me pareció errónea la posición de Trotski sobre el ‘carácter dual’ del frente popular en los países atrasados. Este aspecto está asociado a las dos caras de Jano del bonapartismo (o como le querramos llamar) y condiciona la caracterización y actitud política de los revolucionarios respecto de estos regímenes de arbitraje por medio de un líder carismático. Estas insuficiencias teóricas se reflejan en políticas concretas y tremendos debates entre corrientes que no puedo desarrollar aquí sin abusar de este espacio.
      Saludos.

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      AP

      10/01/2013 at 11:55

    • Estimado Roberto
      Ya le envié por e-mail el libro prometido de George Novack: Democracia y Revolución. Desde los griegos hasta nuestros días.
      En cuanto a la caracterización de Bonapartismo, o régimen bonapartista, creo que la cuestión no es difícil desde el punto de vista teórico. Cuando se caracteriza a un régimen hay que apoyarse en los hechos que están a la vista.
      El sistema capitalista puede tener diferentes tipos de regímenes: democrático burgués, bonapartismo, dictadura y fascismo.
      Un régimen democrático-burgués se destaca por la independencia relativa de sus tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Existen muchas variantes del régimen democrático burgués.
      En un régimen bonapartista no existe la independencia relativa de los poderes. Por lo tanto no es un régimen democrático-burgués, tampoco es una dictadura, tampoco es fascismo. Es otro tipo de régimen.
      ¿Cuáles son sus características entonces?
      Los elementos que se destacan son los siguientes, a nuestro entender:
      1º) Es un régimen de poder personal, que actúa como un árbitro de la nación.
      2º) Es un régimen que tiene tres pilares fundamentales: las FFAA, la Policía y el Aparato Burocrático del Estado.
      3º) Cuando se habla de todo el aparato burocrático del Estado se está considerando al Poder Ejecutivo -obvio-, al poder Legislativo (Cámara de Senadores y Diputados o Asamblea Nacional) y al Poder Judicial. El líder bonapartista tiene en sus manos el CONTROL ABSOLUTO de los tres poderes.
      4º) El líder bonapartista no tiene problemas en permitir elecciones. Estas elecciones, en su gran mayoría, tienen un carácter plebiscitario.
      Para aclarar más esta caracterización, dice George Novack en su libro:
      «…El bonapartismo lleva a un límite extremo la concentración de poderes en la dirección del estado, algo ya discernible en las democracias imperialistas contemporáneas. Todas las decisiones políticas importantes están centralizadas en un único individuo dotado de extraordinarios poderes de emergencia. Habla y actúa no como servidor del parlamento, como el premier, sino en su propio derecho, como el «hombre del destino» que ha sido llamado a rescatar a la nación en su hora de peligro mortal.
      Aunque el «hombre a caballo» usurpe la autoridad por la fuerza extraparlamentaria o bajo una cobertura legal, la ejerce por decreto. Su régimen no necesita desmantelar o descartar completamente las instituciones o partidos parlamentarios en seguida; lo que hace es volverlos impotentes. A lo mejor, les permite sobrevivir garantizando que jueguen meramente papeles supernumerarios y decorativos. Ya se limiten a dar el visto bueno o a resistir los mandatos que vienen desde arriba, éstos prevalecen como ley del territorio. El dictador puede pagar un hipócrita tributo a la tradición del consenso popular por medio de plebiscitos ocasionales en los que el pueblo es preguntado para ratificar alguna propuesta del gobierno. Pero esta consulta puramente formal normalmente va acompañada de una atmósfera de intimidación, en la que los propagandistas de la camarilla dominante predicen las más horribles consecuencias a menos que la proposición sea confirmada…»
      «…Desde la Revolución Francesa, dicho país ha sido el hogar clásico del bonapartismo burgués. El «hombre a caballo» entra en la escena, escribe Trotsky, «en aquellos momentos de la historia en que la aguda lucha de los dos campos eleva al poder del estado, pudiéramos decir, por encima de la nación, y garantiza, al menos en apariencia, una completa independencia respecto de las clases —en realidad sólo la libertad necesaria para defender a los privilegiados.»
      La dictadura de Napoleón I cumplía estos requisitos. El pequeño corso concentró el poder supremo en sus manos derrocando al Directorio con el golpe de estado del 18 Brumario (9 de noviembre) de 1799, durante la recesión de la Revolución Francesa. Como primer cónsul y emperador, declaraba la guerra y dirigía los asuntos del estado con mano firme y en su propio nombre y para mayor gloria de la burguesía francesa.
      La leyenda de sus triunfos ayudó a su sobrino, infinitamente menos dotado, a llegar a presidente y luego a emperador una vez que la burguesía hubo aplastado a las masas insurgentes en la revolución de 1848. Napoleón el Pequeño maniobró con los representantes de los lealistas, los republicanos burgueses y la pequeña burguesía democrática enfrentados entre sí, y derrocó la república constitucional con ayuda del ejército, la policía y el aparato del estado y el apoyo de la reaccionaria población rural. La burguesía industrial, en particular, saludó el golpe del 2 de diciembre de 1851, que disolvió la Asamblea Nacional Legislativa y selló el monopolio del poder ejecutivo de Napoleón. El segundo Bonaparte arrebató el poder político a la burguesía sólo para protegerla contra las masas.»
      Esta descripción que hace Novack del régimen bonapartista, es un retrato hablado del régimen chavista en Venezuela. También es un retrato hablado de Lázaro Cárdenas en México, Perón en Argentina (1946-1955) y de Nasser en Egipto.
      Lo sucedido esta semana en Venezuela -Chávez enfermo, sin poder asumir su tercer período el 10 de enero- demuestra fehacientemente la caracterización de lo que es un régimen bonapartista. El Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial, como decimos por aquí, se limpiaron el «rabo» con la Constitución de Venezuela. Hicieron lo que les dio la absoluta y real gana.
      Por otro lado, ninguno de estos regímenes fueron progresistas o «sui generis» como lo planteó Trotski sobre Lázaro Cárdenas.
      A la luz de la historia han sido regímenes que significaron un desastre para la clase obrera de dichos países, incluyendo a Venezuela.
      Estimado Roberto, la verdad es que no entiendo cual es la dificultad teórica. La historia nos ha dado muchas herramientas para clasificar exactamente, científicamente, desde el marxismo, cualquier régimen que se ha presentado en la historia del capitalismo. Sobran ejemplos en este aspecto.
      Rolando, perdona la extensión del comentario. No es mi estilo, pero este asunto para mi tiene una importancia política tremenda en Venezuela. Muchas organizaciones de la izquierda nacional e internacional se han «roto los dientes» debido a su caracterización errada del régimen chavista.
      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      10/01/2013 at 19:59

  11. No me convence demasiado la caracterización como «bonapartista» de algunos regímenes democráticos.

    En lo concreto, cualquiera que agarra un manual de derecho administrativo, por ejemplo, puede leer que en realidad la división de poderes no existe, sino que estamos ante una división funcional del poder, ya que el poder del Estado es único. Y estoy hablando de textos dogmáticos hasta la médula, alejados completamente del materialismo histórico.

    Diferenciar al bonapartismo de la república, por la cuestión de la división del poder, me parece que es un poco ingenuo. En todo caso, la división de poderes no es determinante en la caracterización.

    Por otra parte, la naturaleza de la democracia parlamentaria incluye la posibilidad de que exista un bonaparte. Es más, exacerba esa posibilidad a medida que el capital se concentra y se centraliza. Si en el parlamento estaban representadas diferentes fracciones de la burguesía y de la pequeña burguesía (estoy hablando de la época en que se escribió el 18 brumario) resulta claro que, a medida que estás pierdan poder social, porque fracciones importantes se proletaricen, van a dejar de estar representadas por políticos «de su clase» en dicho parlamento. De hecho, había un señalamiento, de parte de los revolucionarios, de que la democracia parlamentaria se correspondía con la época de la libre competencia, pero no con la época de los monopolios. No es ilógico que los parlamentos actuales se parezcan más a escribanías, donde la disputa se da entre personales políticos, representantes de una misma clase (luchas de camarillas). Cada vez es más innecesario el parlamento y lo que se elige es al político que mejor pueda representar los intereses de la clase dominante. Para lo único que sirve el parlamento es para generar consenso, para mantener la hegemonía.

    No puedo imaginar poder más concentrado que el del partido único de la burguesía yanqui, dividido en dos fracciones (demócrata y republicana) que gobiernan desde hace más de 200 años. Sin embargo, no se caracteriza a los gobiernos yanquis como bonapartistas.

    La forma republicana de gobierno intentaría replicar, a nivel estatal, una sociedad civil de iguales. Es ficción desde el mismo momento que el Estado es un aparato al servicio de la burguesía, una de cuyas características es el poder concentrado, y de que la sociedad se encuentra dividida en clases, división que el Estado debe reasegurar. Incluso, los primeros organizadores de nuestro país, como Alberdi, creían que era necesario tener reyes, con el nombre de presidentes.

    Las concesiones a las masas: toda democracia capitalista debe realizarlas si la burguesía quiere asegurar su dominación por ese medio. Tomando este tipo de características, todos los regímenes democráticos serían bonapartistas. Sin embargo, la posibilidad de hacer esas concesiones está determinada por la existencia de una base material que lo permita y la concreción dependerá de la fuerza que tengan las masas para arrancárselas a la burguesía. Esto puede ocurrir sin que exista un bonaparte que parta y reparta.

    Hay aspectos que se toman como determinantes, para caracterizar al bonapartismo, que no parecieran serlo. Habría que ver en concreto qué es lo que caracteriza a un régimen como bonapartista, para diferenciarlo de otros regímenes que no lo son. Porque sino, la categoría pierde toda su utilidad, ya que parece que es aplicable a todos.

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    LGJP

    11/01/2013 at 15:47

    • Roberto mas arriba dice que Marx utiliza el termino «bonapartismo» en referencia Luis Bonaparte…No, es en base al regimen de Napoleon Bonaparte, «la duda metodica» tiene razón, analiza el regimen del sobrino sobre la caracterizacion del primero, para mostrar las coincidencias y diferencias, por eso lo de «tragedia» y «farsa».
      Marx no escribió «El 18 Brumario de Luis Bonaparte» para fundamentar el «bonapartismo», fue uno de los tantos escritos para periodicos para poder ganar la diaria, y resultó una aplicacion de como se utiliza la concepcion materialista de la historia. El mismo titulo lo dice «El 18 Brumario de…» o sea que hubo un primer «18 Brumario»..

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      ariel quiroga

      12/01/2013 at 01:22

  12. Es para discutirlo, pero me parece que lo fundamental es que el bonaparte viene a detener un proceso revolucionario. Para esto no puede presentarse como representante de la clase dominante sino todo lo contrario, se presenta como representante de toda la nación en general, pero con una cara progresista. Se ofrece como el personal político capaz de encaminar pacíficamente ese proceso revolucionario, cuando en realidad su función es detenerlo. Las concesiones no son algo característico sino una consecuencia de la situación, que exige descomprimir, y separar a las masas de su vanguardia irreductible. La concentración de poder en una persona, obedece a que debe tener la mayor capacidad de maniobra posible para, como decía Perón en «Conducción Política», permitir que otros hagan un 50%, pero cuidando que no sea el 50% fundamental. Si no puede aparecer como un representante fiel de la clase dominante, deberá estar en condiciones de presentarse como representante de las masas, para lo cual deberá poder estructurarlas y utilizarlas como masa de maniobra. En países con grandes partidos de base obrera, es probable que el Bonaparte sea integrante de alguno de éstos, por lo que será, en rigor, un representante de una fracción de la clase obrera.

    También puede surgir como consecuencia de la necesidad de un desarrollo capitalista relativamente autónomo, lo que exige negociar en mejores condiciones con el imperialismo. Ante una situación de debilidad relativa de la burguesía autóctona, surge el movimiento nacionalista que se apoya en las masas. Obviamente, si quiere utilizarlas como masa de maniobra, deberá hacerles concesiones y regimentarlas.

    Me parece que la caracterización de bonapartismo es inseparable de una situación política que amenace la dominación de la burguesía, sea por vía de la exacerbación de la contradicción principal (burguesía – proletariado), o de la secundaria (burguesía imperialista – burguesía autóctona). En ausencia de tal situación, no toda concentración de poder, no toda concesión, no toda unificación detrás de un determinado personal, es bonapartismo.

    A su vez, Bonaparte puede surgir para detener un proceso que amenace la dominación burguesa pero, luego de cerrado, convertirse en el mejor representante político de la burguesía, en una situación en la que su dominación ya no esté amenazada (reflujo general). En ese caso, deberá cambiarse la caracterización y reconocer que ya no estamos ante un bonapartismo, sino ante la hegemonía de la burguesía.

    pd: (recordar discurso de Perón en la Bolsa, en 1944).

    Discurso de Chávez, página 104:

    «Entonces en más de una ocasión a mi me ha tocado frenar, por eso lo digo sin pretensiones de ningún tipo saben, yo creo que incluso a la derecha venezolana, así lo digo y lo digo con mucha seriedad, no tiene nada esto de ironía ni mucho menos de cinismo, no, no, yo creo que todavía Hugo Chávez hace falta y yo creo que a la misma derecha venezolana le conviene que Hugo Chávez siga siendo el Presidente de Venezuela por un tiempo más. A la misma derecha, analicen bien y sacaran sus propias conclusiones, sólo se los digo para la reflexión, los empresarios, los banqueros, la burguesía nacional, porque aquí tenemos que garantizar la estabilidad nacional, tenemos que garantizar la paz nacional y…»

    Haz clic para acceder a Rendici_n_de_Cuentas_2011.pdf

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    LGJP

    11/01/2013 at 16:03

    • Compañero LGJP. En mi opinión ha dado en el clavo con el elemento esencial del bonapartismo. Operar sobre un proceso revolucionario para preservar el dominio del capital, ya sea en el plano de la lucha entre clases antagónicas o entre fracciones desigualmente desarrolladas de la burguesía. No remarqué con el suficiente énfasis este elemento en mi respuesta al compañero Roberto. Según mi enfoque, hay una raíz común con el fascismo, aunque este último represente una respuesta paroxística frente al ascenso independiente del movimiento obrero. En alguna ocasión, a determinadas formas de bonapartismo, se les denominó dictaduras semifascistas. El problema sigue residiendo en determinar si es lícito considerar la existencia de regímenes bonapartistas ‘de izquierda’ por el hecho que apelen a algunas nacionalizaciones (capitalismo de estado) o manifiesten ocasionales pujas de reparto con el imperialismo. En mi opinión, los oropeles ‘socialistas’ con que se revisten estos regímenes no habilita se les considere tales, los llamados países de ‘orientación socialista’ como les llamaban los viejos manuales del PCUS nunca se orientaron hacia el socialismo, ni fueron formas de transición en ese sentido. Otro tanto puede decirse de regímenes no identificados con el socialismo, pero que apelaron a reformas sociales para granjearse el apoyo de las masas proletarias. Por otra parte, la táctica de ‘apoyo critico’ ‘entrismo’ ‘rebasamiento por izquierda’ nunca dio los resultados esperados, por lo menos si se la establece como una estrategia de largo plazo, que es lo que en general se hizo. Pienso que buena parte de los desastres políticos, cuyas consecuencias aún pagamos, están ligados a la generalización como estrategia de posiciones tácticas de supervivencia concreta. Las propias Tesis de Oriente son un ejemplo de ello y de ahí en más toda la orientación tributaria a los movimientos considerados ‘nacional revolucionarios’ con bonapartismo ‘sui géneris’ o sin el.
      Saludos

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      AP

      11/01/2013 at 23:08

  13. Conozco las tesis de oriente, y las tesis sobre la cuestión colonial. Mariátegui escribió unas tesis presentadas a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana (Buenos Aires, junio de 1929), llamadas Punto de vista antiimperialista, donde se aparta de las tesis de oriente expresamente, haciendo diferenciaciones sobre el papel del nacionalismo en las semicolonias asiáticas y en América Latina, diferencias basadas en las características de las burguesías de Asia y de América Latina.

    http://amauta.lahaine.org/?p=1916

    Este apartamiento expreso de las tesis de oriente no es, sin embargo, un apartamiento de la política de la III Internacional, en sus primeros cuatro congresos.

    Michael Lowy ha rescatado dos documentos de la IC de los años 1921 y 1923, donde se dicen, expresamente, cosas como: luchen contra las burguesías de sus países (se refiere a los países latinoamericanos) y estarán luchando contra el imperialismo (ver páginas 81 a 91 en el siguiente link).

    http://books.google.com.ar/books?id=EG0w0C_AzYcC&pg=PA9&lpg=PA9&dq=%22michael+lowy%22+*+%22el+marxismo+en+america+latina%22&source=bl&ots=0EFUf5d75P&sig=-DmDRzLWkq8TjlDfXjMGgmjCPuU&hl=es&sa=X&ei=oIbxUPfAEoeG8QShr4DABQ&ved=0CFIQ6AEwBg#v=onepage&q=%22michael%20lowy%22%20*%20%22el%20marxismo%20en%20america%20latina%22&f=false

    Se trata de un tono completamente diferente a de las tesis de oriente y a las tesis de la cuestión colonial. Sin embargo,también en estos últimos textos, la IC planteaba reiteradamente la cuestión del mantenimiento de la independencia de clase respecto de los movimientos nacionalistas e incluso su combate cuanto estos movimientos impidieran la organización independiente del proletariado.

    Si el nacionalismo en su momento era expresión de la necesidad de un desarrollo capitalista relativamente autónomo, y recurría eventualmente a la fraseología antiimperialista y a algunas estatizaciones, me parece que ya no le queda más que la otra cara, la abiertamente anticomunista. Más aún cuando las relaciones capitalistas se encuentran desarrolladas por completo.

    El problema de la política revolucionaria es cómo llegar a las masas, y ser escuchados por éstas, cuando siguen una política reformista, relativamente exitosa. El punto fundamental, me parece, es mantener la independencia de clase sin caer en el gorilismo.

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    LGJP

    12/01/2013 at 13:12

    • Coincido con el enfoque general. Es cierto que las propias tesis sobre la cuestión nacional y colonial y más aún, ulteriores resoluciones, contienen llamados a la formación de partidos comunistas, la lucha contra la burguesía local y la independencia de clase. Pero este perfil se pierde en la ambiguedad teórica matricial que fuera luego la piedra de toque en que se apoyaría el estalinismo para desarrollar la teoría de la ‘revolución democrático antimperialista’ como fase histórica mediadora en la periferia capitalista. Lo que fue un desastre táctico en la Turquía de Kemal Pashá Atattaturk, se convirtió en orientación funesta y conscienzudamente preparada por los organizadores de derrotas de Stalin (China¡) Las tesis parten de un supuesto falso, la división del mundo entre ‘pueblos opresores’ y ‘pueblos oprimidos’ y deslizan como justificación peregrina de la alianza con fuerzas ajenas a los intereses del proletariado, la existencia de una ‘burguesía revolucionaria’ luego reconvertida a ‘movimiento nacional revolucionario’ante las objeciones surgidas. El propio Lenin marcó la provisionalidad de tales caracterizaciones y explicó que la táctica se relacionaba con el intento de debilitar al frente imperialista en conflicto con la Rusia Soviética y en la perspectiva de la revolución europea que aún latía. La Tercera no volvió más sobre el punto en ulteriores congresos y demás está decir que el entuerto no pudo clarificarse. Si bien Trotski tomará la posta de la impugnación de las aberraciones teóricas y políticas del estalinismo, mediante la formulación de la teoría de la revolución permanente y sus tesis, el problema de las alianzas y objetivos tácticos no fue resuelto completamente y la táctica de FUA permaneció como vía de escape para justificar múltiples desviaciones respecto de la línea proletaria, incluso en un contexto histórico que había variado profundamente. Los trabajos que presenta, en una primera mirada, me parecen sobresalientes, especialmente el análisis concreto de Mariategui, los voy a leer con la debida atención. Lo último. ‘mantener la independencia de clase sin caer en el gorilismo’. Es una fórmula correcta, pero tan solo una fórmula. El problema consiste en traducirla en política frente a cada escenario concreto. Me tomo el atrevimiento de preguntarle en que consistiría en el caso de la Venezuela de Chávez y si considera hay alguna corriente que la refleja a nivel de la propia Venezuela o internacional. A la larga, es la única manera de contrastar el entendimiento acerca de la naturaleza de estos regímenes y la posición de los revolucionarios frente a debates teóricos de larga data.
      PD: Esta pregunta la dejo abierta también para otros compañeros que han opinado sobre el tema del real o ficticio curso socialista inaugurado por el chavismo o sobre la real o ficticia ‘progresividad’ del régimen en lo que respecta a las posibilidades de organización independiente del proletariado.
      Saludos

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      AP

      12/01/2013 at 16:58

  14. Es que todo depende de la situación en que esté el partido revolucionario, qué tipo de desarrollo tiene.

    Por ejemplo, un partido revolucionario, durante el intento de golpe de estado de 2002, habría tenido que salir a la calle con las masas e intentado dirigirlas. Eso, forzosamente requiere preparación previa, participación de los revolucionarios en los diferentes frentes de masas. Requiere estar preparado para enfrentar la represión, para proponer (y estar en condiciones de dirigir) la toma de los medios de comunicación, la toma de fábricas para enfrentar eventuales lockouts patronales, la toma de centros de distribución de alimentos, etc. En un hecho de masas con fue la movilización popular contra el golpe, no es necesario ser una súper organización para hacer eso, pero sí requiere organización previa y decisión. Para tener esto es necesario que el partido ya tenga algún tipo de intervención y desarrollo entre las masas venezolanas. Una organización de ese tipo, podría haber salido fortalecida del golpe y ser un punto de referencia para los trabajadores, sin necesidad de hacerle ninguna concesión a Chávez. Esto no es garantía de que los trabajadores rompan con las ilusiones reformistas, pero sin ese tipo de intervención, es seguro que no habría tal ruptura.

    Ahora bien, en otra coyuntura, como fueron las últimas elecciones, si hay un partido revolucionario que es referente en las luchas, que sus militantes son reconocidos por impulsar las luchas populares, por luchar junto al pueblo, podría, llegado el caso, participar con candidato y programa propios sin que ello pueda ser utilizado por el chavismo como un hacerle el juego a la derecha, porque sería un partido conocido por su lucha consecuente junto al pueblo, y por su crítica al régimen de gobierno, pero también por su lucha contra la derecha.

    Pero son supuestos. En ausencia de tal partido, si existe una vanguardia pequeña o con poca influencia, todavía, donde el grueso de la actividad se la lleva la crítica ideológica, pero con escasa vinculación a las luchas populares y con pocos militantes en los frentes de masas, me parecería a mi que no tendría mucho sentido participar con candidato propio. En ese caso no quedaría mucho más escenario que llamar a votar contra la derecha, con un planteo socialista, señalando las limitaciones y la función que cumple el chavismo. Todo depende de la fuerza e influencia que posea el partido revolucionario.

    Lenin, durante la revolución de 1905, llamaba a luchar a los obreros socialdemócratas, junto a toda la democracia revolucionaria, sin dejar de hacer la crítica a las ideologías socialistas revolucionarias, pero de tal manera que esa crítica no perjudicara la lucha en común. Era un convencido de que en el curso de la lucha en común, acompañado de la crítica ideológica, el POSDR iría ganando cada vez más obreros.

    En resumen, las masas deben ver a los revolucionarios participar en sus luchas. Sólo así los van a escuchar cuando critiquen las posiciones que esas masas defienden o adoptan. Y la crítica obviamente, como he leído bastante acá, tiene que ser fraterna, sino, del otro lado va a haber silencio de radio.

    Reitero, no creo que haya garantías que haciendo esto las masas rompan fácilmente con sus ilusiones reformistas. Pero si no se actúa así claramente no lo van a hacer.

    Un ejemplo autóctono. El PRT tiene textos bastante extensos criticando al peronismo de izquierda, caracterizando a Montoneros como reformismo armado, denunciando la vuelta de Perón para salvar al capitalismo argentino, discutiendo con las FAR su ingreso a Montoneros. Sin embargo, no le impedía desarrollar, cuando se podía, una lucha en común. En cambio, Nahuel Moreno llegó a sostener que los guerrilleros presos no eran presos políticos, negándoles apoyo, porque, según él, no desarrollaban acciones políticas. Ambos partidos se reclamaban marxistas, pero está claro que actuaban en forma muy diferente. Así las cosas, el PRT fue el partido marxista que tuvo mayor desarrollo en los frentes de masas, si los comparamos con otros partidos trotskistas formados contemporáneamente.

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    LGJP

    12/01/2013 at 19:13

    • Estimado LGJP
      Me llama mucho la atención su afirmación: «En ausencia de tal partido, si existe una vanguardia pequeña o con poca influencia, todavía, donde el grueso de la actividad se la lleva la crítica ideológica, pero con escasa vinculación a las luchas populares y con pocos militantes en los frentes de masas, me parecería a mi que no tendría mucho sentido participar con candidato propio. En ese caso no quedaría mucho más escenario que llamar a votar contra la derecha, con un planteo socialista, señalando las limitaciones y la función que cumple el chavismo.»
      Con esta frase Usted refleja exactamente el problema que tiene la mayoría de las organizaciones de izquierda tanto a nivel nacional e internacional con su caracterización errada del régimen chavista.
      Volviendo a la caracterización de este régimen: en primer lugar, el Estado venezolano sigue formando parte del sistema CAPITALISTA. Es un Estado capitalista. Por ende el régimen que gobierna a Venezuela sigue siendo BURGUES. Hasta aquí vamos bien.
      Donde vienen las diferencias entre Usted y yo, es que el régimen chavista para Usted es democrático-burgués, quizás con algunos rasgos de bonapartismo, nacionalista, antiimperialista, y por lo tanto progresivo. Todo esto con algunas limitaciones. A pesar de ser burgués es un régimen que está a la izquierda de la derecha venezolana, y por lo tanto no existen muchos problemas de principios -desde el marxismo, según Usted- en darle un voto crítico.
      Mi posición es completamente diferente. El régimen chavista es un régimen bonapartista-burgués, profundamente anti-obrero, reaccionario, con un discurso cínico, de izquierda. Y que está a la derecha de la derecha venezolana.
      Está a la derecha de la derecha, puesto que en 1999 pasamos de un régimen democrático-burgués, el mejor tipo de régimen, por sus libertades, para el desarrollo de las organizaciones de la clase obrera, a un régimen bonapartista-burgués como el chavista que le ha propinado a la clase obrera venezolana la peor derrota de su historia.
      ¿Sabía Usted que la Constitución venezolana, la Constitución de Chávez, elevó a nivel constitucional la potestad del Poder Electoral para arbitrar las elecciones sindicales? Ese artículo ha sido un desastre para el movimiento obrero venezolano. Desde esa época abundan los sindicatos y las centrales de maletín, al servicio total del régimen. En otras palabras, se ha dado una regimentación estatal del movimiento obrero venezolano.
      El bonapartismo burgués restringe las libertades democráticas, tales como la libertad sindical, la libertad de expresión -cierre de radios, de canales de televisión-, la libertad de manifestación, entre otras libertades. Es un régimen que acabó con las convenciones colectivas de los trabajadores.
      Este es un régimen que ha criminalizado las protestas obreras y populares.
      Desde el año 1959 -caída del dictador Pérez Jiménez-, hasta donde llega mi conocimiento, es el único régimen que ha condenado a prisión de siete años y medio a un dirigente obrero, Rubén González. Lo condenaron por dirigir una huelga.
      Ante este panorama, si Usted cree que este régimen merece un voto crítico en contra de la derecha venezolana, creo que está completamente equivocado. Repito, el régimen chavista está a la derecha de la derecha.
      Saludos cordiales

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      ladudametodica

      13/01/2013 at 13:51

  15. Compañero LGJP. De su respuesta destaco un aspecto: El comportamiento táctico está condicionado por el desarrollo del partido. Comparto la idea, aunque prevengo acerca de la idealización de un único partido revolucionario como forma desarrollada de la subjetividad clasista del proletariado. En un proceso revolucionario puede surgir más de un partido fiel a los intereses del proletariado y la táctica deberá sopesar la envergadura de la vanguardia clasista. Cuando digo más de un partido, naturalmente me refiero a unos pocos, no centenares de sectas, cada una de la cuales se se autotitula ‘el verdadero partido ‘, o actúa como si lo fuera, que es el panorama al que estamos bastante acostumbrados, dada la dispersión ideológica y política reinante. Pero el grado en el desarrollo del partido no es todo. La intervención política (Táctica en pequeña escala, dado que como bien decía Lenin, solo las directrices de quienes influencian amplias vanguardia pueden definirse como táctica con mayúscula) también está condicionada por los principios que emanan de la teoría y el programa. Solo son justas y aconsejables las tácticas que contribuyen al fortalecimiento de la independencia de clase y esto es válido, tanto para partidos desarrollados, como para pequeños núcleos de propaganda. En estas generales se encuadra el problema de las concesiones, en el caso que tenemos bajo análisis, al chavismo. Ante un intento de golpe es valida la unidad de acción, incluso si el partido no está en condiciones de acaudillar la lucha. La neutralidad sería contraproducente, y como claramente lo enuncia el nombre de la táctica, la unidad se da ‘en la acción’ y contra el enemigo común, no en defensa del gobierno amenazado. Pero otra cosa son las elecciones en que se enfrentan pacíficamente proyectos burgueses. El apoyo, aún crítico (levantando un programa genuinamente comunista) sería capitular a uno de los bandos, comprometiendo la independencia de clase. Yendo a algo más que los supuestos, por ejemplo, implicaría subestimar la propuesta del PSL de Orlando Chirino por abstracta y embellecer la actitud de partidos como el PCV , CMR , CMI, Marea Socialista, que apoyan ‘criticamente’ al régimen de Chavez, en realidad fungiendo como su furgón de cola. Dicho esto, por supuesto, desde mi modesta opinión y sin tomar responsabilidad general por la corriente a la que pertenece el compañero y de la que me separan profundas diferencias teóricas, políticas y metodológicas. En ausencia completa de una opción independiente, lo que se impondría sería la abstención y la propaganda, fraterna, pero clara del propio programa comunista. Su citación de Lenin no me parece adecuada. El llamado a la unidad de Lenin se daba en el marco de una revolución democrática en curso contra el zarismo, que incubaba en su seno el gérmen de la revolución proletaria, no de una supuesta revolución antimperialista y, por otra parte, no se hacía extensivo a las elecciones. Sí coincido en que un partido revolucionario (O cualquier forma embrionaria que se proponga serlo) no será escuchada si no se pone al frente de las luchas obreras, pero estas luchas también deben darse en defensa intransigente de los derechos obreros frente al régimen y serán la forma en que la propaganda marxista no aparezca desligada de la lucha concreta y caída del cielo. Respecto de la política de alianzas del PRT, sería un tema largo de discutir y el posicionamiento crítico no puede definirse exclusivamente por la política aberrante de N.Moreno y su odio cerval al guerillerismo, sobre todo después de comprobar que la cosa iba en serio y no se podía conseguir que la protagonizaran otros para beneficio de su propio oportunismo. En otro plano, el PRT solo puede catalogarse como partido marxista y trotskista por su adscripción a la Cuarta de Mandel y el recientemente fallecido ‘Ché’ Maitán, el primero viendo en sus últimos años como la corriente se le desgranaba hacia la socialdemocracia y el último vegetando en Refundación Comunista, recordando los bellos tiempos en que mandaban sin mediación a una generación a la gloria o la muerte mientras degustaban un croissant en Bruxelles. Es cierto que Santucho tomó elementos del acervo teórico trotskista que se palpan en el documento propuesto para el Tercer Congreso, pero en combinación con la GPP de Mao y Giap, dando por resultado un sincretismo teórico en que la orientación ‘vietnamita’ se impone, lo que será luego ratificado en el congreso fundacional del PRT-ERP. En cuanto a la inserción en los frentes de masas, es hasta hoy materia de grandes discusiones que van desde las visiones apologéticas de las múltiples corrientes y compañeros referenciados con esta experiencia, a las minusvaloradas apreciaciones de su detractores. Personalmente, sí creo que fue la corriente revolucionaria marxista que logró más influencia en la vanguardia de lucha, aunque de esto no puede derivarse un posicionamiento acrítico sobre sus tácticas, o la pertinencia de sus actos. Pero como diría Kipling: ‘Eso es otra historia’.
    Saludos.

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    AP

    13/01/2013 at 00:52

  16. La duda metódica:
    No estoy de acuerdo con su caracterización. Trazando paralelismos, acá en Argentina, el primer peronismo tomó muchas medidas que podían ser señaladas como de derecha: Se estatizó y burocratizó al movimiento obrero. Con esto se mantuvo a la clase obrera en carriles establecidos de antemano, y fue utilizada para servir a las conveniencias de la clase dominante. De esta manera se impidió que tomara un carácter autónomo y de defensa de los intereses auténticamente proletarios. Además de ello, con la reforma constitucional de 1949 creó el estado de prevención y alarma, que era más grave que el estado de sitio ya que podía ser declarado sin intervención del Congreso, y facultaba al Poder Ejecutivo para detener personas sin intervención judicial, durante 30 días. A su vez, a diferencia del estado de sitio, el detenido no podía optar por salir del país. Creó el estado de guerra interno, por el cual podía movilizar trabajadores como si fueran soldados, lo que hizo para acabar con la huelga ferroviaria de 1951. Fue uno de los gobiernos que más utilizó la ley de residencia (ley que regulaba la inmigración) deportando inmigrantes. Utilizó las herramientas del gerrymandering para las elecciones de 1954 (ley 14.229). El derecho a huelga no fue reconocido constitucionalmente y, de hecho, se lo atacó. Al sindicato de azúcar en la provincia de Tucumán lo destruyó a base de represión.
    Por otra parte, la incorporación de las masas a la vida política fue un aspecto sumamente positivo. Aún cuando la haya realizado con fines políticos personales tuvo como consecuencia una acentuada politización de las masas. Hizo partícipe al obrero en la vida pública, haciéndole escuchar, a través de la palabra oficial y desde los mismos balcones de la Casa de Gobierno, el planteamiento de problemas políticos de fondo, tanto nacionales como internacionales.
    He visto a Chávez, en la televisión, hablando sobre la teoría del partido marxista leninista, diciendo que esa teoría había quedado caduca, porque Marx, Engels y Lenin no habían vivido en la época de Internet. Lo he visto citando a Chomsky, criticando al imperialismo norteamericano, tendiendo un puente con Cuba y el castrismo. Por un lado erigen una estatua de Marulanda, y por el otro ha deportado a farianos y a indepentistas vascos. Ha invocado al socialismo, para tergiversarlo.
    Creo que el chavismo ha abierto la puerta a una serie de discusiones que en Argentina, por ejemplo, casi no están planteados, o si lo están, es en la periferia de las organizaciones populares que, además, no son demasiadas en relación a la magnitud de la clase obrera.
    Quiénes fueron Marx, Engels y Lenin, en qué consiste la teoría del partido marxista leninista, quién es Chomsky, qué cosas escribe o dice sobre el imperialismo norteamericano, qué es el socialismo, si el régimen venezolano lo es o no. Estos temas son abiertos por el presidente de Venezuela en cadena nacional.
    Si el chavismo fuera de derecha, estaríamos ante un régimen fascista, que apela a la movilización de las masas para aniquilar a las organizaciones obreras, y caeríamos en el mismo error en que cayeron, en 1945, los partidos socialista y comunista argentinos, que terminaron aliándose a la Unión Democrática, bajo mandato de los Estados Unidos.
    Si el chavismo fuera de derecha, habría que haber participado en el golpe de 2002 y combatido contra las masas que salieron a defenderlo.
    Pero si esto es así, que el chavismo es de derecha, hay que tratar de comprender en cambio por qué Estados Unidos lo quiso voltear y, por qué apoya a cuanto candidato se le opone con alguna chance o probabilidad de ganar.
    Uribe y Santos son de derecha. Chávez no. Aunque Chávez, y cité un fragmento de un discurso suyo ante la Asamblea Nacional, es consciente que es un defensor del capitalismo y de la burguesía nacional, por lo que reconoce que hasta la derecha lo necesita.
    Es ingenuo, a mi parecer, estar consciente de que el bonapartismo tiene que apoyarse en las masas para utilizarlas para maniobrar y, a la vez, no creer que intentará regimentarlas de acuerdo con sus intereses. El sometimiento de los sindicatos es una consecuencia obvia, de su carácter bonapartista, y no porque sea de derecha.
    Acá en Argentina, muchos apoyaron el golpe militar contra Perón (Revolución «Libertadora») del ’55, pensando que estaban derrocando a un tirano. Fueron los mismos que en su momento se aliaron a la Unión Democrática en el ’46. Algunos, aun cuando no hayan querido, terminaron teniendo una política gorila como consecuencia de caracterizar como fascista al peronismo.

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    LGJP

    13/01/2013 at 22:34

  17. AP: Cité el ejemplo del PRT como una forma de militar contra el peronismo sin caer en el gorilismo. No respecto de las políticas de alianzas. Con respecto a su influencia y desarrollo, un primer indicador es el de la bajas. Después de Montoneros es la organización que más desaparecidos tiene, lo que da una idea. Seguramente otras organizaciones como PO o las morenistas dirán que ellos no sufrieron tantas bajas porque supieron replegarse bien… Algo totalmente inverosímil con conocerlas un poco y el desprecio que muestran por las cuestiones de seguridad, lo que es una tendencia dentro del trotskismo (morenismo, lambertismo y posadismo). Para dar una idea, en el 75 PO planteaba, ante el terrorismo antiobrero, una comisión parlamentaria. Es decir, que pensaba enfrentar los métodos de la guerra civil con los de la democracia parlamentaria. Es lógico que este tipo de versiones prosperen porque son las direcciones que quedaron en pie después de la derrota de los ’70, y condenaban abiertamente a las organizaciones político-militares. Pero no me quiero salir del tema, sólo dejarlo como primera apreciación, si quiere la seguimos por otro lado.

    Usted plantea una concepción orgánica del partido revolucionario con la que estoy de acuerdo. Sólo una aclaración, si bien puede haber diferentes organizaciones que, orgánicamente, formen parte del partido revolucionario, el estado mayor debe unificarse en algún momento, lo que implica la unificación de hecho (aunque no necesariamente formal).

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    LGJP

    13/01/2013 at 22:54

  18. Estimado LGJP
    Estamos en el año 2012. Si hacemos un balance histórico desde el año 1946 a esta parte: ¿Qué ha sido el peronismo para la clase obrera argentina? Mi conclusión es que ha sido un desastre. Terminó en el kirchnerismo.
    Según Usted el peronismo logró «una acentuada politización de las masas. Hizo partícipe al obrero en la vida pública, haciéndole escuchar, a través de la palabra oficial y desde los mismos balcones de la Casa de Gobierno, el planteamiento de problemas políticos de fondo, tanto nacionales como internacionales.»
    ¿Cuál ha sido el resultado de este «logro», de esta politización? Desde mi punto de vista, absolutamente ninguno. El peronismo, si algo hizo fue meter al movimiento obrero argentino en una vía muerta, sin salida, desde el punto de vista del socialismo. Con lo cual la burguesía argentina le está sumamente y eternamente agradecida al peronismo por este gran logro.
    Con el chavismo sucede lo mismo. Ha logrado meter al movimiento obrero venezolano en una vía muerta, después de propinarle una derrota histórica, de la cual aún no se recupera.
    Chávez lo sabe muy bien, tal como Usted lo citó en uno de sus comentarios. Chávez es consciente de esto y se lo ha dicho muchas veces a la burguesía venezolana.
    Y es verdad, con su liderazgo bonapartista ha sido el árbitro de muchas luchas obreras y populares en Venezuela, derrotándolas y llevándolas a una vía muerta.
    En este sentido, el bonapartismo burgués de «izquierda», pseudo socialista, es uno de los regímenes burgueses más cínicos, más anti-obreros que han existido en la historia venezolana.
    La «politización de las masas» lograda por el chavismo sólo ha servido para engancharlas mucho mejor, como furgón de cola, al tren de la burguesía.
    Saludos cordiales

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    ladudametodica

    13/01/2013 at 23:31

  19. Estimada La Duda Metódica:

    Su balance es un tanto apresurado. De 1946 hasta 2012 pasaron muchas cosas. Entre ellas, la traición del estalinismo, apoyando a la Unión Democrática en 1946 y a la revolución libertadora en 1955. Ello, para los militantes revolucionarios que vinieron años después, significó un gran obstáculo ante la desconfianza que los obreros peronistas tenían hacia a los comunistas, desconfianza que era estimulada también por las burocracias peronistas. Los obreros de la resistencia peronista que combatieron a la dictadura no hubieran comprendido jamás si alguien les decía que el peronismo era de derecha, porque la derecha era quien los estaba persiguiendo. Pasó también la experiencia desarrollista, pasó la lucha de los obreros del azúcar contra los cierres de los ingenios, pasó el Cordobazo, pasaron las experiencias de los sindicatos clasistas, pasaron las experiencias de las recuperaciones de algunos sindicatos, pasaron la serie de rebeliones populares que recorrieron el país (los «azos»), pasó la masacre de Ezeiza, pasó el Devotazo, pasaron las coordinadoras interfabriles del 75, pasó la matanza de miles de militantes por el terrorismo de estado, pasó una gran derrota de la clase obrera justamente en el momento en que empezaba a romper con las estrategias reformistas. Un resumen hasta 1980. Pasaron treinta años más de retroceso ideológico. Yo no puedo creer que para un militante sea lo mismo, por ejemplo, una etapa como la del gobierno de Menem, donde la apatía reinaba y la palabra revolución era vista como un anacronismo, de una etapa, como la del gobierno de Chávez, donde estas cuestiones las plantea la misma realidad (donde la clase obrera venezolana se enfrentó a los intentos del imperialismo norteamericano por derrocar a Chávez). Estoy seguro que debe ser muy difícil militar contra el aparato del chavismo. Pero Usted tiene la suerte de estar en una etapa en la que se puede discutir sobre lo que significa el socialismo y la revolución socialista. Aquí en la década del ’90 eso era impensado, era hablarle al viento. Ahora se puede discutir un poco más, pero también depende del lugar donde cada uno milite. Las cuestiones que están planteadas en Venezuela revelan también que la subjetividad de las masas es superior a la de otros países. Obviamente que existen las limitaciones que Usted señala. Sin embargo, esto debe ser aprovechado por los revolucionarios. Sigo creyendo que es un error dirigirse a las masas que están dispuestas a movilizarse, y a poner el cuerpo, contra los intentos golpistas, diciendo que defienden a un gobierno que es más de derecha que la oposición que es apoyada por los yanquis.

    Estoy convencido de que hay que señalar la función y las limitaciones del proceso chavista y que hay que propagandizar un programa revolucionario. Pero también estoy convencido que los revolucionarios no pueden quedar pegados a la oposición que se apoya en el imperialismo yanqui. Como decía Gramsci: «Si se admite que con cualquier actitud que se adopte se le hace siempre el juego a alguien, lo importante es buscar por todos los medios de hacer bien el propio juego, esto es, de vencer netamente…. No es necesario agregar que para los partidos es preciso evitar aún la apariencia ‘justificada’ de que se hace el juego a alguien, especialmente si ese alguien es un Estado extranjero; que luego se especule sobre esto, nadie lo puede evitar.» (El partido político)

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    LGJP

    14/01/2013 at 19:12

    • Meto una opinión en este debate: es equivocada la idea de que todo gobierno cuestionado por EEUU o las grandes potencias es, por ese mismo hecho, progresista, o que deba ser apoyado críticamente. Frondizi fue cuestionado por los sectores más «gorilas» y regresivos. Isabel Perón nunca fue una opción para los sectores dominantes en Argentina; Berlusconi fue siempre cuestionado por gran parte del establishment internacional (se refleja en las posiciones de The Economist, Wall Street Journal, Financial Times, etc.). Los marxistas no tenían por qué dar «apoyo crítico» a Frondizi, Isabel Perón, etc. por el hecho de que fueran cuestionados por la derecha. Lo cual no implica que debían tener una posición abstencionista frente al golpe de 1962, o 1976, etc. De la misma manera, aunque los marxistas no apoyamos a un gobierno burgués, defendemos medidas que favorecen a la clase trabajadora, si son atacadas por fracciones más a la derecha, etc. Ejemplo: defendemos las 8 horas de trabajo, sin por ello apoyar «críticamente» al gobierno de Alvear, que arhizo votar la ley de las 8 horas.
      Agrego que la mayoría de las veces el apoyo a gobiernos burgueses no deriva de algún golpe militar en marcha, sino de que se está de acuerdo con un programa articulado sobre el capitalismo de Estado y el nacionalismo. También, la progresividad histórica de un régimen naciolista burgués no reside en sus potencialidades para despertar conciencia de clas e, sino por el desarrollo de las fuerzas productivas a las que pueda dar lugar. Algo similar se aplicaría al stalinismo. No ha tenido nada de progresivo en lo que hace a la conciencia de clase. Espero poder desarrollar estas cuestiones en el futuro.

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      rolandoastarita

      15/01/2013 at 12:06

  20. Estimado LGJP
    Estoy de acuerdo con lo que plantea Rolando, en cuanto a que el desarrollo de las fuerzas productivas es lo que determina la progresividad histórica de un régimen nacionalista burgués. No se mide en conciencia de clase.
    En este aspecto, la política económica del régimen chavista, de «desarrollo endógeno» -nacionalista-, ha sido de involución de las fuerzas productivas. El incremento del PIB en Venezuela se da, fundamentalmente, por el incremento del precio del barril de petróleo. La producción de número barriles ha disminuido, comparada con el año 1999, año de comienzo del régimen bonapartista.
    Por otro lado, tengo un libro digitalizado, titulado Guayana: el milagro al revés, que demuestra con información muy sólida, el desastre económico que está sucediendo con las industrias básicas del estado venezolano: hierro, aluminio y sus derivados. Si lo quiere, me da su e-mail y se lo envío.
    En cuanto a la producción agrícola en su conjunto, se puede decir que ha disminuido. La política agrícola del régimen chavista es una política de puertos: importa más del 70% de los alimentos.
    En cuanto al balance histórico del peronismo y el chavismo, mi posición es que ha sido negativo, desde el punto de vista de la conciencia de clase y el desarrollo de partidos revolucionarios.
    Cuando digo balance histórico es que si se hace una suma algebraica de los hechos sucedidos, hechos positivos y negativos, utilizando un ejemplo matemático, dicha suma da negativa.
    En Venezuela existe una organización trotskista que hizo «entrismo» en el chavismo, desde el año 1999 hasta el año 2007. Esta es la corriente de un gran dirigente sindical, Orlando Chirino. Es una organización que ha sufrido el sicariato sindical, con el asesinato de ocho dirigentes. Es gente muy honesta.
    En el año 2007 rompieron con el régimen chavista argumentando que en ese año dicho régimen giró hacia la derecha. Personalmente, no veo ese giro por ningún lado. Siempre estuvo en la derecha.
    Cuando explican porqué le dieron el apoyo al chavismo durante siete largos años, plantean que en ese período «las masas lograron grandes conquistas», se «politizaron», «hablan de socialismo», etc. etc. etc..
    Estimado LGJP, leyendo sus argumentos y comparándolos con los que plantea el Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Orlando Chirino, me doy cuenta que los suyos son los mismos de esta corriente.
    Si hacemos un balance histórico de la corriente representada por el PSL, su entrismo en el chavismo, la candidatura presidencial de Chirino el siete de octubre de 2012, en donde sacó ¡¡¡4.000!!! votos, vemos que fracasaron totalmente.
    ¿Y cuál fue la causa del fracaso? Según mi opinión personal, este fracaso se debió a la caracterización errada del régimen chavista. Dicha caracterización surge de considerar que la contradicción fundamental existente hoy en el mundo es antiimperialismo-nación. Y como Chávez es «antiimperialista», por allí se fueron. El «entrismo» estaba teóricamente justificado.
    Estimado LGJP, mi posición en este punto es que la contradicción fundamental es la de capital-trabajo. Siempre lo ha sido. Ya lo dijo Marx, la clase obrera no tiene patria.
    El bonapartismo burgués de «izquierda», «nacionalista», ha sido una de las herramientas que ha utilizado la burguesía para llevar a una vía muerta las luchas obreras y populares, tanto en Argentina como en Venezuela.
    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    15/01/2013 at 15:00

  21. Compañero Rolando. Estoy de acuerdo con que ser cuestionado por los EEUU no es el único y definitivo criterio para caracterizar a un gobierno burgués como progresista. Ejemplo extremo: Noriega. La política revolucionaria no es algo tan simple como elegir el campo contrario al que se ubica el imperialismo. Dado el principio -correcto- que los socialistas no apoyamos ningún gobierno burgués, este es el que dicta la orientación política, lo que no quita la posibilidad de unidad de acción frente a los intentos golpistas apoyados por el imperialismo. En el caso de Venezuela en 2002 yo me habría ubicado del lado de la fracción popular que enfrentó el golpe, no bajo la perspectiva de la restitución de Chavez, sino, de la pelea por la toma del poder por la clase obrera. Dado que semejante perspectiva era enteramente propagandística ¿Significaría un apoyo objetivo al chavismo? Creo que sí y no me parece incorrecto en tanto que elección de mal menor. Deduzco que habría sido su posición. Si no es así, tenga bien señalarme en que falla el razonamiento. Algo bien distinto sería derivar de este apoyo circunstancial una actitud política claudicante, tipo negarse a la construcción de un partido revolucionario independiente, a enfrentar la estatización de los sindicatos, desarrollar luchas reivindicativas en aras de la colaboración ‘patriótica’ con el estado, entrar en la trampa de la ‘cogestión’ o la disolución en el PSUV. Sobre las condiciones políticas para la construcción de un partido independiente o sindicatos clasistas, no estoy muy seguro que la política de concesiones efectuadas por el régimen a fin de contener el polvorín de los sectores más golpeados de las masas populares, brinde márgenes cualitativamente mejores que los que existían bajo la alternancia de Adecos y Copeyanos. En todo caso, serían tareas permanentes a desarrollar que no he visto se hayan profundizado en el sentido de la independencia de clase, sino, más bien todo lo contrario. El argumento que más he enfrentado a lo largo de los años es la imposibilidad ‘objetiva’ de substraerse al movimiento y especialmente a la batuta del líder, quedando relegados los socialistas al rol de ‘consejeros de izquierda’ que buscan aumentar el nivel de exigencias del pueblo al gran conductor y forzar su estructura de poder, sin romperla, para operar un cambio endógeno y no confrontativo. El paradigma de esta ‘política’ es la CMI de Alan Woods, pero hay toda una corte de epígonos vergonzantes que no le van en zaga, tanto en Venezuela como Argentina y otros países. En estos casos, me parece que el tema no solo pasa por el ‘antimperialismo mal entendido’ o el embellecimiento del capitalismo de estado, sino, de toda una concepción acerca de la mecánica de la revolución y la conciencia revolucionaria. Es como si imaginaran un estadio pre revolucionario, promovido por el ascenso de los pueblos oprimidos, usurpado por líderes inconsecuentes a los que hay que motivar o inducir, apelando a su indulgencia y raciocinio. Hace poco leí una entrevista al marxista argentino Néstor Kohan, en que sintetiza bastante bien este punto de vista tipo ‘Ultima advertencia’ explicando que si Venezuela no avanza en las expropiaciones y en enfrentamiento contra los millonarios, el proyecto revolucionario será derrotado al igual que en Nicaragua. De resultas, ponerle presión a un líder valiente que puede conducir a las masas al socialismo. No es un argumento nuevo, sino, más bien un manido lugar frecuentado tanto por jóvenes ultraizquierdistas como por oportunistas veteranos. Un ‘relato’ semejante (quiero estar a la moda) se lo escuché a una compañera dirigente de Cimientos, ex trotskista, que me platicaba acerca de que en Venezuela ‘no se puede construir partido’ y que todo pasa por la maduración de las masas. Cuando le pregunté si las masas iban a hacer socialista a Chávez, me contestó sin rubor que, efectivamente, esto era posible ¿Pablismo de tercera generación? Sobre el desarrollo de las fuerzas productivas, creo que sus argumentos son irrefutables. Creo que con la oposición no hubiera sido diferente, tal vez peor. Bajo los regímenes estalinistas, creo que hubo un moderado desarrollo de las FP, pero a la retranca respecto de los países capitalistas desarrollados, lo que finalmente los llevó a una crisis irremontable y terminal. Los efectos sobre la conciencia. Se ha especulado mucho acerca del rol favorable que estos estados ejercían en la conservación de la referencia socialista. Creo que era el único aspecto positivo, herencia deformada de la degeneración de la Revolución de Octubre, pero pagado con creces con el daño ejercido contra la auténtica doctrina socialista a lo largo de su existencia y el corsé brutal impuesto a las vanguardias de lucha que surgieron a lo largo de casi cien años. Una bomba de neutrones sobre la conciencia obrera de cuyos efectos deletéreos aún no se recupera. Que hoy estemos discutiendo una ‘revolución por etapas’ conducida por líderes burgueses nacionalistas, no es una casualidad.

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    AP

    16/01/2013 at 01:52

    • Frente a un golpe contra Chávez, mi posición es de defensa del gobierno de Chávez, contra el golpe. Al respecto, a veces se ha dado una discusión casi escolástica porque algunos sostienen que ni siquiera en esa coyuntura los marxistas están apoyando a un gobierno burgués. Considero que es correcto el argumento que presentó Trotsky frente a este razonamiento, en discusiones con algunos marxistas españoles (Trotsky también remite al ejemplo clásico de la postura de los bolcheviques frente al golpe de Kornilov, en 1917).
      La idea de que con presión del movimiento de masas el régimen de Chávez puede llegar al socialismo tiene su raíz en la creencia de que el capitalismo de Estado de alguna manera nos acerca al socialismo. Aquí se identifica estatización con socialismo. Pienso que es la fuente de muchos errores entre los marxistas. Es una de las diferencias ideológicas más profundas que mantengo con buena parte de la izquierda.

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      rolandoastarita

      16/01/2013 at 10:34

    • Estoy de acuerdo con tener una posición en contra del golpe de 2002, así como Fidel y Raúl Castro estuvieron en contra del golpe militar fallido de Chávez, el 4 de febrero de 1992. Lo mismo digo del golpe militar contra Perón en el año 1955.
      En 1992 los Castro eran «íntimos» amigos de Carlos Andrés Pérez, presidente adeco. En las visitas que Pérez hizo a Cuba, siempre lo recibieron con honores.
      Desde que Chávez asumió el poder, decretó que el día 4 de febrero es un día «patriótico», de júbilo nacional en Venezuela.
      En otras palabras, según el régimen chavista, se han dado golpes militares «buenos», «patrióticos», y golpes «malos», «antipatrióticos», proimperialistas.
      Saludos

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      La duda metódica

      16/01/2013 at 13:49

  22. Ah, me olvidaba. ¿Chávez es de izquierda, o es la izquierda de la derecha?

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    AP

    16/01/2013 at 01:56

    • Estimado AP
      O más bien Chávez es la derecha de la centro-izquierda.
      Recordemos que Acción Democrática está afiliada a la Internacional Socialista desde hace décadas. Siempre se ha reivindicado como centro-izquierda. El partido Copei, demócrata cristiano, siempre se ha declarado como de centro. El resto de los partidos, Primero Justicia -demócrata cristiano-, Un Nuevo Tiempo -socialdemócrata-, etc. dicen oscilar en el mismo espectro, centro-izquierda. Algunos, como Bandera Roja y Avanzada Progresista afirman ser de izquierda.
      El candidato presidencial de la oposición, Capriles, declaró muchísimas veces en su campaña electoral que su programa económico era idéntico al de Lula en Brasil. ¿Centro-izquierda o «izquierda»?
      Todos los partidos de oposición declaran que luchan por un régimen democrático-burgués, con independencia de los tres poderes. Todos ellos afirman que están en contra de cualquier golpe militar.
      Para ellos la vía para salir del régimen chavista es electoral. Acusan al gobierno chavista de ser militarista, cuasi fascista.
      Todos los partidos de oposición son acusados de ser golpistas y lacayos del imperialismo por el gobierno chavista. Para el régimen chavista son la «derecha» venezolana.
      En fin, en Venezuela parece que es difícil saber quien es de derecha y quien es de izquierda.
      Confieso que estoy «confundido».
      Saludos

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      La duda metódica

      16/01/2013 at 17:07

  23. Compañero Rolando. Le agradezco su aclaración. Discrepo con la defensa del gobierno burgués, incluso bajo la amenaza de golpe, es un aspecto que ya habíamos discutido en ocasión de la polémica sobre Libia. Coincido con su crítica al capitalismo de estado y su asimilación al socialismo. La apología del capitalismo de estado, como pre requisito del socialismo, es cosa vieja y finca sus raíces en la socialdemocracia europea, luego heredada por el estalinismo y el trotskismo. Es un factor explicativo importante, pero no es todo. También pesa la idea de la inercia histórica y el sustituicionismo de la centralidad de la clase obrera autoorganizada en la transición socialista.

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    AP

    16/01/2013 at 15:17

  24. La Duda Metódica: No estoy de acuerdo con Chirino, No estoy de acuerdo con el entrismo, ni planteo que hay que defender al chavismo. Todos mis comentarios fueron en el sentido de la necesidad de mantener la independencia de la clase obrera. Esta independencia tiene que darse tanto respecto del chavismo como de la derecha. Y no se trata de privilegiar una contradicción por sobre otra, porque en ambos sectores se trata de la contradicción capital – trabajo. Sin embargo, una fracción de la burguesía es apoyada por el imperialismo norteamericano, que conspira contra la otra fracción. Entonces, mis comentarios también quieren resaltar este aspecto: En la lucha contra Chávez, los revolucionarios no pueden quedar pegados al imperialismo. Pero que no deban quedar pegados al imperialismo (ni a la burguesía venezolana que se apoya en él), no quiere decir que deban dejar de luchar contra Chávez.

    A mi me parece, o no estoy entendiendo bien, que se subestima la cuestión de la subjetividad de las masas. Para que el partido revolucionario pueda dirigir la revolución tiene que haber ganado una influencia importante sobre las masas, porque la revolución la hacen las masas. A mi me parece que decir que Chávez, es más de derecha que la oposición, conspira contra esa tarea.

    Si, como dice la nota, la distribución del ingreso mejoró desde 2002 hasta la fecha, esto significa que hubo una mejora en la vida de las masas. Estamos de acuerdo que es temporario, que es poquísimo si lo relacionamos con lo que aumentó el petróleo en este tiempo, pero para el que no tenía trabajo, tener un trabajo precario es una mejora, para el trabajador que estaba amenazado con quedar desempleado, porque había quebrado la empresa, la posibilidad de autogestionarla (al precio incluso de explotarse aún más), es una mejora (además, le demuestra en los hechos que los patrones son innecesarios), para el que no tenía acceso a la salud, recibir la atención de las misiones, es una mejora.

    Entonces, no me parece correcto dirigirse a estos sectores, que vivieron mejoras concretas, aunque insuficientes, diciéndoles que Chávez es más de derecha que la derecha. Esto, me parece, que lleva a tener un discurso y una práctica gorila que lleva a aislarse de esa fracción de la clase obrera, que hay que ganarla para que luche contra Chávez, y contra toda la burguesía venezolana. En cambio, aprovechando que Chávez habla de socialismo, hay que dar la disputa política explicando que socialismo no es empresas autogestionadas ni cooperativismo ni estatismo capitalista. Aprovechando que los trabajadores voltean el lockout de PDVSA hay que aprovechar para denunciar la política petrolera respecto de la Cuenca del Orinoco. Aprovechando que Chávez posa de antiimperialista y procubano, hay que denunciar que es el segundo país del mundo que más petróleo le vende a EEUU. Mientras habla de revolución, entrega revolucionarios al Estado de Colombia. Hay un montón de cosas para dar la lucha ideológica contra Chávez, sin necesidad de decir que está a la derecha de la derecha.

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    LGJP

    16/01/2013 at 18:32

    • Compañero LGJP. Comparto su preocupación por tomar en cuenta la subjetividad de las masas. Personalmente, creo que sería un error, no solo táctico, sino falto de verdad, caracterizar y proclamar que Chavez está a la derecha de la oposición. Esto, por supuesto desde mi punto de vista, no habilita calificarlo como de izquierda, ni llamar a votarlo. Puede discutirse si hoy no tienden a cumplir un rol bastante equivalente, que es la caracterización del PSL y que comparten compañeros que tuvieron un rol fundacional en los albores del movimiento bolivariano, como el anciano Douglas Bravo. Por las declaraciones de Chirino, parece ser que estaban barajando la idea de que una derrota de Chavez no sería ninguna catástrofe, sino, más bien una apertura, lo que me parece bastante lineal y aventurado. Chirino declinó el apoyo al movimiento bolivariano desde el 2005 y desde entonces tuvo una orientación zigzagueante. Su plataforma actual, si bien hace hincapié en las necesidades obreras y la independencia de los sindicatos, se encuadra en las típicas recetas transicionales que eluden el problema de la toma del poder y se deslizan hacia el democratismo. Pese a ello, plantea una opción independiente, tanto del régimen como de la oposición a las que denuncia como variantes patronales. La discusión que tenemos entre manos y venimos trabajosamente desarrollando, en mi opinión y desde el punto de vista teórico se centra no solo en como mejor abrimos el diálogo con las masas, sino, en precisar si efectivamente un nacionalismo burgués crepuscular como el de Chávez, revestido de profusa retórica socialista (en realidad socialdemócrata) es, en efecto, tan progresista respecto de los intereses del movimiento obrero, comparado con el gorilismo por imperialista (No que está a la derecha, sino, cuanto a la izquierda de esta se sitúa dentro del rango de las opciones burguesas que por la fuerza de su naturaleza son enemigas del genuino socialismo) al punto que la defensa crítica de su gobierno sea inescindible de la defensa de algunas reformas preventivas otorgadas desde el estado para contener a las masas populares y ganar base social de maniobra, pero, que al mismo tiempo son beneficios adquiridos por el pueblo trabajador, como consecuencia indirecta de su lucha. El PSL venezolano hoy parece poner un signo igual entre el nacionalismo tercermundista y la reacción pro imperialista o incluso especular con que una victoria de la derecha (la derecha de la derecha) podría ser un mal menor frente a la brutal regimentación del movimiento obrero operada por el régimen. Hoy leí un análisis del PO que me parece ilustrativo de estas inconsecuencias, pese a que, en mi opinión, asume un punto de vista nacionalista. Aquí va una cita: ‘El PSL simplifica la crisis venezolana como una “polarización entre dos opciones capitalistas” (Chirino, en Primicias24.com, 16/8). A juicio de Chirino: “las candidaturas de Chávez y Capriles representan la continuación del capitalismo en Venezuela”. Tanto el puntofijismo que representa el candidato de la Mesa de Unidad Democrática, como el actual presidente, que lleva 14 años gobernando, han destruido el país…” (ídem). No son, sin embargo, ‘destrucciones’ del mismo carácter -uno representa al imperialismo; el otro, el fracaso del nacionalismo de contenido burgués. Este signo igual entre chavismo y gorilismo toma un tono más peligroso en una declaración del Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess), uno de los nucleamientos sindicales opositores, de cuya dirección participa Chirino, que dice lo siguiente: “Es indispensable la salida de este gobierno del poder, para avanzar en la lucha por los derechos de los trabajadores (…) Estamos cerca de una gran oportunidad de poner al gobierno en una situación de confrontación con el electorado y la decisión popular del pueblo venezolano, que sabrá escoger su propio destino” (Primicia 24). Con la excusa democrática, el Fadess llama al derrocamiento del chavismo por parte de los gorilas. Es cierto que el gorilaje tiene una base popular, cortesía del chavismo, que ha perseguido en forma sistemática a numerosas categorías de trabajadores. Pero su contenido no autoriza a caracterizarla como democrática, sino como derechista. Algo parecido ocurrió en la Argentina, cuando los partidos hermanos del PSL apoyaron la movilización sojera’
      Por supuesto, PO se olvida de sus propias vacilaciones a la hora de la ‘movilización sojera’ y de que, una cosa es apoyar la movilización de masas en contra de la reacción y el imperialismo cuando estos se enfrentan cuerpo a cuerpo y otra bien distinta es una compulsa electoral. No es casual que en Bolivia hayan llamado a votar por Evo Morales y se hagan los escandalizados por que haya gentes que llamen al voto crítico a Chávez. El argumento que esgrimieron era el mismo que hoy critican en otros. O sea: En Venezuela no, en Bolivia sí. Es que en tanto los revolucionarios no se planten en firme sobre la base de un programa de clase, desafiando los poderes constituidos y la espontaneidad de la masas en pos de la verdad ‘por más amarga que esta sea’ no habrá posibilidad de que una acumulación orgánica sostenida progrese. La verdad, en mi opinión( agregado para posar de modestia -chiste-) no es salir a gritar a los cuatro vientos que Chavez está a la derecha de la oposición, ni que ambos son lo mismo, sino que no hay socialismo que no sea proletario, ni mediado por la revolución proletaria y que no hay manera consecuente de enfrentar al imperialismo y la reacción, sino, con los obreros en el poder.

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      AP

      17/01/2013 at 00:02

  25. AP: Creo que vimos los resultados de un golpe victorioso en un país pequeño como Honduras. Cómo, ante la resistencia popular, el régimen de Porfirio Lobo ha aumentado la represión en todo el país. Hay asesinatos y desapariciones. Los asesinatos en el valle Aguán se han incrementado. A la base militar yanqui en Soto Cano, Palmerola, se le agregaron otras dos bases más (Puerto Lempira y Guaraja). Está claro adónde pueden llegar los golpes «democráticos» fogoneados por el imperialismo.

    Por otra parte, un ejemplo extremo, de cómo la derecha en el poder enfrenta la insurgencia popular, bajo un ropaje democrático formal, lo tenemos en Colombia, que en los últimos 20 años, la cantidad de muertos y desaparecidos, casi septuplica a la cantidad de la última dictadura argentina.

    En 2002, cuando Carmona fue puesto como presidente en Venezuela, disolvió la Asamblea Nacional, la Corte Suprema y el Tribunal Electoral. Todo eso en dos días. No olvidemos tampoco la utilización de francotiradores.

    Estoy convencido que si en Venezuela gana la derecha, va a ir por las conquistas de estos años y va a enfrentar la reacción popular y la resistencia con más represión. Creo, que nadie puede estar de acuerdo con esto. Hay que voltear a Chávez para que la manija la tomen los trabajadores, no otra fracción de la burguesía.

    Chávez sabe que es necesario para la pacificación, para encauzar la rebelión. Con lo cual puede estar pensando que todavía es necesario. También importa si ese estado de ánimo rebelde todavía existe en la mayoría de las masas de Venezuela o ya ha pasado (reflujo generalizado), En esto, le doy la derecha a quienes viven en Venezuela, porque ahí la experiencia es fundamental. Ese estado de situación es importante porque determina también el contenido de algunas tareas.

    En lo que dice del PO, estuve releyendo una discusión con el POR Masas, sobre Bolivia, y el apoyo crítico a Evo Morales. Un punto fundamental de la argumentación del PO, para ese apoyo crítico, era que las masas confiaban en Evo. Entonces ellos proponían un programa de consignas transicionales y, sobre la base de ese programa, tendiente a desarrollar, supuestamente, la conciencia de las masas, para que hagan su experiencia y se desengañen, llamaban a votar a Evo. Decían que los revolucionarios no podían prescindir del tiempo de evolución de la conciencia de las masas. Aparentemente justo. Sin embargo, es incorrecto, porque lo dice para encubrir que ellos no tienen ninguna intervención en Bolivia, para que la conciencia de las masas evolucione. Esa es una de las principales funciones del partido. Cualquier organización que intente achacar a las masas la falta de conciencia tiene que empezar por explicar qué hizo y qué no hizo para luchar contra esa falta de conciencia. Básicamente, es quizás, el argumento principal de «Clase, partido y dirección», de Trotsky.

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    LGJP

    17/01/2013 at 11:36

    • Compañero LGJP. Ya he dejado en claro que según mi parecer los revolucionarios debemos estar en la primera fila de la lucha contra los golpes militares sin asumir responsabilidad por el gobierno atacado. No estoy seguro que a un triunfo electoral de un partido o coalición de derecha se le pueda asimilar sin más a un golpe de estado. En todo caso, coincido en que un escenario semejante no significará mejores condiciones para la lucha del proletariado o una atenuación de la embestida contra este. Es más, puede ser peor el remedio que la enfermedad y lo más probable es que así sea. No veo que un triunfo electoral de la derecha mejore las condiciones para la construcción de un partido revolucionario (por lo menos no mecánicamente, dado que ocasionaría tendencias centrífugas en el chavismo, lo que puede tener algo de progresivo) ni amplíe las libertades democráticas o sindicales, tampoco que vaya a desarrollar las fuerzas de producción en Venezuela al punto de morigerar la situación de país dependiente. Nada de lo dicho, en mi opinión, habilita una ‘unidad de acción electoral’ con el movimiento bolivariano, que no tendría nada de real unidad de acción y mucho de capitulación política. Respecto de la posición de PO en cuanto al voto a Evo, no puedo repasar ahora toda la argumentación, en la cual había mucho de ‘cerrarle el paso a la derecha’, sino, me limito al planteo que usted ha presentado. No es cierto que el PO no contaba con ninguna organización, existía la OT, núcleo simpatizante en los marcos de la CIRCI. Cual era la orientación impartida por el compañero Altamira: “Los partidos, tendencias u organizaciones de diferente tipo, que no han logrado ocupar un lugar de lucha en el escenario electoral, por las razones que fuere, no pueden valerse de su propia incapacidad para desconocer el terreno que está planteado.”…. “En el caso de Bolivia, en particular, los sectores que se encuentran a la izquierda del MAS han fracasado políticamente en forma completa. No pueden presentar reclamos.” O sea, se partía precisamente del balance (no queda claro si inclusivo) de la incapacidad de construir una alternativa independiente, para justificar la política dependiente y colaboracionista. De remate, planteaba que todo aquel que ‘no la ve’ es sectario y sirve a la reacción (argumento típicamente estalinista) ¿Que podía esperarse de esta jugada magistral sino, un espectacular crecimiento de la OT? El resultado fue opuesto, se terminó virtualmente disgregando.
      Saludos revolucionarios.

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      AP

      17/01/2013 at 23:01

    • Estimado AP, quisiera hacer una sugerencia. Pienso que hay que tratar de no enredarse con el uso de las categorías «derecha» e «izquierda» aplicadas a las corrientes pro capitalistas. Tienen utilidad, pero limitada. En primer lugar, hay que tener en cuenta que una política «de derecha» no necesariamente se deriva de la «naturaleza» política de la fracción de la clase dominante a cargo del gobierno, sino de la coyuntura económica, social y política. Para ponerlo con un ejemplo, el hecho de que los K y buena parte de los que hoy son altos funcionarios del gobierno K en los 90 aplicaran medidas de «ajuste» y privatizaciones, etc., no se debió a que por entonces tuvieran alguna esencia «de derecha burguesa», sino a que respondían a la lógica con que el capital siempre responde a las crisis. De la misma manera que el ajuste que hoy está en curso no se debe a que revirtieron hacia alguna naturaleza «de derecha». Desde este punto de vista, se relativizan mucho las diferencias entre un Lavagna, Prat Gay, Lorenzino, Scioli, Alperovich, Ocaña, los Fernández, CK, Menem, etc.
      En segundo término, lo mismo se aplica a la relación con los países más desarrollados, o el sistema de dominación mundial imperialista. En este terreno pienso que es conveniente utilizar las categorías «país dependiente» o «semicolonia, o «colonia». Para ponerlo de la manera más clara posible: Argentina hoy es tan dependiente y subdesarrollada (relativamente) como en los 90. Y lo mismo puede aplicarse a Venezuela, y a otros países. Dentro de las estructuras dependientes, por supuesto, se registran cambios en la relación con el mercado mundial y el capital internacional. No es igual la relación en una fase de crisis, o caída de los términos de intercambio, que en una fase de expansión del mercado mundial, o mejora de los términos de intercambio, etc. Pero desde esta perspectiva, insisto, de nuevo se relativizan las diferencias. Cuando los K participaban activamente de la privatización de YPF (y de otras) no lo hacían porque entonces eran «agentes del imperialismo». Expresaban intereses de fracciones de la burguesía local ante coyunturas concretas.

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      rolandoastarita

      18/01/2013 at 12:06

    • Profesor Astarita, en la linea:

      «En este terreno pienso que es conveniente utilizar las categorías “país dependiente” o “semicolonia, o “colonia”.»

      Entiendo que quiso escribir: “país dependiente” a “semicolonia, o “colonia”. O ¿me estoy equivocando?

      Saludos.

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      Gerardo Daniel

      18/01/2013 at 18:44

    • Quise decir que es conveniente utilizar las categorías «dependiente», «semicolonia» y «colonia» en el sentido que las empleó Lenin (no como las utilizó y utiliza todavía hoy la mayor parte de la izquierda). Según el criterio que defiendo (lo desarrollo en «Economía política de la dependencia y el subdesarrollo»; allí también reivindico un viejo trabajo de Dabat sobre el tema, aplicado a la guerra de Malvinas) Argentina o Venezuela son países dependientes; también lo eran en los 70 o los 90. En esta perspectiva, no tiene sentido hablar de «liberación nacional» (entendida como reivindicación democrático burguesa) en un país dependiente.

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      rolandoastarita

      19/01/2013 at 09:58

    • Estimado LGJP
      Usted dice lo siguiente en su comentario: «Estoy convencido que si en Venezuela gana la derecha, va a ir por las conquistas de estos años y va a enfrentar la reacción popular y la resistencia con más represión.»
      Le pregunto: ¿Cuáles son las benditas «conquistas de estos años»? Yo no las veo por ningún lado.
      Desde que se produjo el cambio de régimen en 1999, de democrático-burgués a bonapartista burgués, la clase obrera venezolana ha sufrido una derrota gigantesca. Ha perdido conquistas fundamentales logradas en décadas de lucha.
      Hablo de derrota por las siguientes razones:
      1º) Liquidación de la libertad sindical, con el artículo introducido en la Constitución de 1999 -«la mejor del mundo», Chávez dixit-, que permite al Consejo Nacional Electoral (CNE) regir las elecciones sindicales y gremiales en todo el país. El CNE, en complicidad con el Ministerio del Trabajo, manipuló durante 14 años las elecciones sindicales como le dio la gana, creando innumerables sindicatos de maletín, logrando la atomización de las organizaciones del movimiento obrero venezolano. Existe una regimentación estatal de las centrales obreras creadas artificialmente.
      2º) Eliminó las convenciones colectivas en casi todos las instituciones estatales (ministerios, empresas, etc.) Hubo una convención colectiva famosa, de los trabajadores del Metro de Caracas, ya acordada y firmada, que Chávez, manu militari, mandó a parar, eliminándola de un plumazo.
      3º) En PDVSA, por ejemplo, los trabajadores petroleros pasaron de ser los mejores pagados del país -debido a conquistas logradas desde hace décadas mediante luchas sindicales durísimas-, a ser de los peor pagados del movimiento obrero venezolano. Y esto desde el año 2003, cuando el régimen echó a más de 20.000 trabajadores petroleros. Después de ese año, perdieron prácticamente todas las conquistas.
      Es importante destacar que en movilizaciones importantes del movimiento obrero de las empresas básicas de Guayana, por reivindicaciones muy concretas, Chávez amenazó públicamente a los trabajadores, en cadenas de televisión y radio, con aplicarles la misma «medicina» que le aplicó a los trabajadores de PDVSA, sin que le «tiemble la mano», y con «gas del bueno» -gas lacrimógeno de la «mejor calidad»-.
      Han pasado nueve años y el régimen no les ha pagado las prestaciones sociales a los trabajadores echados de PDVSA, llegando al extremo de apropiarse del fondo de ahorro, de varios millones de dólares, propiedad de los trabajadores. Según el régimen se lo tienen bien merecido por «golpistas» y «traidores a la patria».
      4º) Introducción de la tercerización, mediante cooperativas -sin ningún derecho a prestaciones sociales y otros derechos laborales-, en muchas instituciones del Estado.
      5º) En Venezuela existe el sicariato sindical y popular desde hace años. Para más detalles se puede buscar información en Internet. Por ejemplo, el PSL de Orlando Chirino ha sufrido el asesinato de ocho de sus dirigentes, mártires de la clase obrera venezolana.
      6º) El régimen bonapartista ha formado grupos de choque, sicarios, en las empresas del estado, que en muchísimas oportunidades ha disuelto asambleas obreras a tiro limpio, con heridos y muertos.
      7º) El régimen ha introducido artículos dentro del Código Procesal Penal que permite criminalizar las protestas obreras y populares. Hay varias centenas de dirigentes obreros con causas penales. El extremo de la criminalización fue la condena a prisión por siete años y medio del dirigente obrero Rubén González, de Ferrominera, por dirigir una huelga en defensa del Convenio Colectivo, incumplido hasta el infinito por la dirección de la empresa.
      8º) El famoso «control obrero» de las empresas de Guayana, aplaudido por muchas organizaciones de la izquierda nacional e internacional, en realidad es un plan del régimen para lograr «obreros controlados», como afirma Rubén González.
      9º) En el plan de desarrollo de un «Estado Comunal», el régimen propone acabar con los sindicatos, creando los «Consejos de trabajadores», con control absoluto por parte del Estado.
      Lo interesante de todo esto es que hasta el año 1999, antes de Chávez, el régimen democrático-burgués, de la «derecha» venezolana, no se atrevía a liquidar las conquistas logradas por el movimiento obrero venezolano.
      El régimen chavista si lo hizo, y en todos los niveles.
      Por último, le vuelvo a insistir, hay que entender muy bien lo que significa un régimen bonapartista desde el punto de vista de las libertades democráticas. Un retroceso total.
      Es un tipo de régimen que es más de «derecha» que un régimen democrático-burgués.
      Estimado LGJP, le vuelvo a preguntar ¿Cuáles son las grandes conquistas de estos años?
      Espero que Rolando no me «regañe» por un comentario tan largo, pero creo que lo escribí lo más resumido posible.
      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      18/01/2013 at 19:27

    • Estimado LGJP
      Aquí van varias fuentes conseguidas en Internet de los argumentos que enumeré para demostrar que no existen conquistas logradas por el movimiento obrero venezolano durante el régimen bonapartista burgués, chavista. Más bien todo lo contrario.
      Estas son algunas de las innumerables fuentes que existen en Internet.
      1º) Liquidación de la libertad sindical.
      Constitución Nacional venezolana de 1999.
      Artículo 293. El Poder Electoral tiene por funciones:
      6. Organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos en los términos que señale la ley. Así mismo, podrán organizar procesos electorales de otras organizaciones de la sociedad civil a solicitud de éstas, o por orden de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia. Las corporaciones, entidades y organizaciones aquí referidas cubrirán los costos de sus procesos eleccionarios.
      La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha protestado muchas veces el numeral 6 del artículo 293 debido a que atenta contra la libertad sindical.
      Ver: http://www.ventanalegal.com/leyes/constitucion_nacional.html
      Ver: http://laclase.info/nacionales/el-ministerio-del-trabajo-es-el-ministerio-de-los-patronos-y-las-multinacionales-orlando-
      2º) Convenciones colectivas eliminadas.
      Ver: http://laclase.info/movimiento-obrero/sin-convenciones-colectivas
      Ver: http://laclase.info/nacionales/hay-una-brutal-politica-de-estado-para-desconocer-y-criminalizar-las-convenciones-colecti
      Convención colectiva del Metro de Caracas
      Ver: http://laclase.info/movimiento-obrero/nuevamente-el-gobierno-golpea-los-trabajadores-del-metro-en-el-2009-les-robo-el-c-0
      3º) Paro petrolero de 2002-2003.
      Chávez provocó deliberadamente el paro petrolero. Así lo confesó el día 15 de enero de 2004 en el discurso donde presentó la Memoria y Cuenta del año 2003, ante la Asamblea Nacional
      “En una conversación difundida en el sitio web Venezuela.gov.ve, Chávez narra al periodista Eleazar Díaz Rangel que «nosotros tenemos aquí ya casi 4 años y no hemos podido tomar la colina de PDVSA. ¿Cómo podía aceptar yo ser presidente de un país, Venezuela, y que aquella vieja PDVSA, donde yo, presidente, no podía siquiera mover un gerente, nada. Entonces yo dije, vamos a tomar esa colina cueste lo que cueste».
      “Luego, en su reciente discurso anual ante la Asamblea Nacional, Chávez confirmó que el paro fue consecuencia de un plan elaborado desde su despacho. «Toda crisis trae eso (oportunidades), por eso es que las crisis muchas veces son necesarias, incluso a veces hay que generarlas. Lo de PDVSA era necesario aun cuando nosotros, bueno, no es que no la generamos, sí la generamos, porque cuando yo agarré el pito aquel en un Aló, Presidente y empecé a botar gente, yo estaba provocando la crisis; cuando nombré a Gastón Parra Luzardo y aquella nueva junta directiva, pues estábamos provocando la crisis. Ellos respondieron y se presentó el conflicto y aquí estamos hoy».
      Ver: http://www.youtube.com/watch?v=DhKxPNmewA0
      Ver: http://www.soberania.org/Articulos/articulo_735.htm
      Ver: http://www.soberania.org/Articulos/articulo_686.htm
      A mi entender, la provocación deliberada del paro petrolero de 2002-2003 tuvo tres objetivos.
      a) Tomar el control total de PDVSA desde el punto de vista económico y financiero.
      b) Echar a todos los gerentes petroleros que se oponían a su política.
      c) Derrotar a los sindicatos petroleros que se oponían a su política anti-obrera. Esto significó echar a más de 20.000 trabajadores a la calle. Los trabajadores que hicieron huelga sabían que si los derrotaban Chávez liquidaría todas las conquistas que lograron mediante luchas sindicales realizadas durante décadas.
      Ver: http://www.youtube.com/watch?v=DhKxPNmewA0
      Amenazas a los obreros de las empresas básicas de Guayana
      Ver: http://laclase.info/nacionales/las-palabras-del-presidente-chavez-son-una-declaracion-de-guerra-contra-los-trabajadores-
      4º) Tercerización
      Ver: http://laclase.info/nacionales/gobierno-sin-voluntad-para-abolir-la-tercerizacion
      5º y 6º) Sicariato sindical y grupos de choque
      Ver: http://www.laclase.info/movimiento-obrero/el-presidente-chavez-y-los-trabajadores-de-guayana?page=175
      Ver: http://laclase.info/nacionales/el-sicariato-como-metodo-de-intimidacion-o-terrorismo-de-estado
      7º) Criminalización de la protesta en Venezuela.
      Ver. http://laclase.info/nacionales/repudio-las-bandas-armadas-el-sicariato-y-la-criminalizacion-de-la-protesta
      Gas del bueno

      8º) Control obrero
      Ver: http://laclase.info/movimiento-obrero/yo-no-veo-un-control-obrero-sino-obreros-controlados
      Ver: http://laclase.info/teoria/guayana-control-obrero-u-obreros-controlados
      9º) Consejos de trabajadores
      http://laclase.info/movimiento-obrero/ley-organica-del-poder-popular-contempla-la-figura-de-los-consejos-de-trabajadores
      Estimado LGJP, estos pocos documentos conseguidos en Internet, existen muchísimos más, resumen hechos concretos que han sucedido en Venezuela durante los 14 años de existencia del régimen chavista, régimen bonapartista burgués por excelencia.
      Saludos cordiales

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      La duda metódica

      20/01/2013 at 20:46

  26. Compañero Rolando. Estoy de acuerdo con lo que plantea. Los excesos retóricos sobre ‘izquierdas y derechas’ pueden inducir a confusión si no son debidamente puestos en sus límites. Mirando la historia con la debida perspectiva, las diferencias de reparto entre fracciones burguesas desigualmente desarrolladas (dependientes o dominantes) señalan una atenuación de la conflictividad y una distribución de la plusvalía cada vez más conforme a la magnitud de los capitales en pugna y al grado de entrelazamiento internacional. Dado que en rasgos generales, ‘política es economía concentrada’ las diferencias entre los gestores políticos del capital, tendencialmente, se aplanan y son en esencia funcionales a los intereses circunstanciales del capital. Con particularidades de un escenario a otro, la naturaleza común de los partidos y dirigentes burgueses se pone de manifiesto si se rasca bajo la cáscara de los mitos, sean estos tan modestos como ‘la recuperación del rol de la política’ o el ‘socialismo’ que deja intacta la estructura capitalista y concita la expectativa de los explotados tras de salvadores providenciales.

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    AP

    19/01/2013 at 02:11

    • Habría que agregar que, por supuesto, tiene importancia distinguir entre un régimen democrático burgués y un régimen dictatorial, o fascista (y las corrientes políticas que defienden estos regímenes). Aquí también se incurre con facilidad en errores de caracterización, que conllevan incluso una banalización de lo que significa el fascismo, o una dictadura. Por ejemplo, hace unos años, durante una campaña electoral en la Ciudad de Bs As, una parte muy importante del progresismo (incluso de la izquierda) lanzó una propaganda en la que identificaba a Macri con Hitler. Es un reverenda «burrada», políticamente peligrosa, que lleva a la confusión (y en última instancia revela que no se comprende lo que es el nazismo).

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      rolandoastarita

      19/01/2013 at 10:04

  27. No recuerdo bien las circunstancias, pero sí, son exageraciones que pueden servir para la caricatura grotesca, tipo ‘Micky Vainilla’ pero no para la política seria. Es el reverso de la idiosincracia absurda ‘Los K son comunistas’. Lamentablemente, buena parte de la ‘izquierda’ compra estas pavadas asumiendo que los gobiernos ‘progre’ o populistas son revolucionarios o nos acercan a la revolución socialista.

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    AP

    19/01/2013 at 11:43

  28. Estimados LGJP, Ariel Quiroga, Roberto y AP
    Para enriquecer aún más la polémica sobre la caracterización del régimen chavista anexo una editorial de Teodoro Petkoff del diario Tal Cual.
    ¿Quién apoya a Chávez?
    Teodoro Petkoff
    Tal Cual
    24/05/07
    «A estas alturas del partido vale la pena preguntarse por la estructura social del poder de Hugo Chávez.
    ¿Cuál es la naturaleza del régimen? ¿Qué sectores sociales le sirven de soporte?
    Una primera aproximación permitiría definirlo como un régimen bonapartista (el calificativo alude al segundo Napoleón, llamado “el pequeño”).
    Aunque la presidencia de Chávez no surgió de un golpe de Estado militar, la columna vertebral de su poder es la Fuerza Armada Nacional. No existiendo hoy ninguna clase social a la que pudiera definirse como dominante, la institución armada, colocada por encima de las clases sociales, conducida por el caudillo, ejerce el rol de estamento dominante.
    Con el apoyo de ésta, Chávez ha venido protagonizando una suerte de golpe de Estado permanente, tragándose, uno tras otro, a todos los poderes públicos, mientras la FAN se consolida como árbitro y tutor de la sociedad. No se trata pues, de un mero gobierno militar, en el sentido en que pudo haberlo sido el de Pérez Jiménez, que, en última instancia, era vicario de intereses económico-sociales predominantes, incluyendo los del imperialismo gringo de entonces, sino de un régimen militar relativamente autónomo respecto de clases sociales.
    Pero, simultáneamente, posee una fuente de legitimidad de origen popular. No son ni la clase media ni la clase obrera los cimientos del poder chavista, pero sí es en esa inmensa masa de población urbana, que pudiera denominarse pobrecía, donde se encuentra la viga maestra de la fuerza social que respalda al régimen. No es una clase social propiamente dicha, sino el resultado de la desintegración social provocada por una economía petroestatal, incapaz de absorber las porciones crecientes de venezolanos que cada año ingresan al mercado laboral, estimados hoy en unos 400 mil. Se aglomeran allí millones de desclasados: trabajadores informales, desempleados crónicos, miles y miles de amas de casa superempobrecidas, ex campesinos engullidos por la ciudad y un extenso lumpen proletariat –todos víctimas de un sistema que va moliendo a la parte más vulnerable de la sociedad, dejando una suerte de residuo de desheredados, prestos a reciclar lo único que les queda, la pobreza y la esperanza, con cualquier caudillo carismático que se aparezca en el horizonte.
    Pero, mientras hoy la vieja burguesía venezolana, siempre débil, verdadero cero a la izquierda político, se debate entre sus convicciones y sus negocios, está naciendo una nueva burguesía, llamémosla burocrática (la “acumulación primitiva” en la cual se origina está en la corrupción administrativa), que si bien no ejerce un rol dominante en tanto que clase social, sí asume como suyos los valores del bonapartismo chavista y se siente a sus anchas con éste. Pronto, desde luego, se entrelazará, económica y socialmente, con la vieja burguesía.
    Un “regreso al futuro” puede vivirse leyendo sobre el México de 1927 en adelante, cuando de la revolución lo que surgió fue el PRI, los Azcárragas, los Slims y tutti quanti. Por ahí vamos.
    Bonapartismo más poder de los nuevos ricos.»
    Se pueden tener desde la izquierda muchas diferencias con Petkoff, pero creo que la caracterización que hace del régimen chavista es correcta.
    Esta caracterización Petkoff la desarrolla en forma más detallada en su libro El chavismo como problema.
    Este libro lo tengo digitalizado. Si alguien lo quiere me pasa su correo electrónico por este blog y se lo envío por e-mail.
    Saludos cordiales

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    La duda metódica

    25/01/2013 at 14:49

    • Compañero. Si me interesa el libro, pero por razones personales no le puedo pasar el mail por este medio. Si tuviera la amabilidad de publicar el suyo, le envío una comunicación con los datos.
      Gracias.
      PD: es bastante bueno el análisis. Sobre la base social real del chavismo había leído cosas parecidas de otros autores.
      Saludos

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      AP

      26/01/2013 at 01:58

    • Estimado AP
      Aquí va mi correo electrónico: ladudametodica@gmail.com
      Saludos

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      La duda metódica

      26/01/2013 at 10:50

    • Estimado AP
      Le mandé por e-mail lo prometido y algunas cosas más.
      Quiero verificar por esta vía si le llegó por el e-mail.
      Saludos

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      La duda metódica

      27/01/2013 at 20:47

  29. Compañero de La duda metódica. Se ha recibido todo perfectamente. Le agradezco inmensamente.
    Un saludo revolucionario.

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    AP

    27/01/2013 at 22:06


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